JOSÉ FRANCISCO COELLO UGALDE
ARTEMIO DE VALLE-ARIZPE Y LOS TOROS. VOLÚMEN II 1
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Y LOS TOROS 3
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JOSÉ FRANCISCO COELLO UGALDE
RTEMIO E ALLE
RIZPE
Y LOS TOROS CON PRÓLOGO PARA LA SEGUNDA PARTE DEL LIC. LUIS RUBLÚO YSLAS
MÉXICO, 2009 5
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José Francisco Coello Ugalde. Reservados todos los derechos. 2009.
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Centro de Estudios Taurinos de México, A.C. 2009. Reservados todos los derechos. 2009.
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Fomento Cultural Tauromaquia Hispanoamericana, 2020 Reservados todos los derechos. 2020.
Se prohíbe la reproducción total o parcial de esta obra -incluido el diseño tipográfico y de portada-, sea cual fuere el medio, electrónico o mecánico, sin el consentimiento por escrito, tanto del autor como del editor. Ilustración de la portada: Universidad Nacional Autónoma de México. Instituto de Investigaciones Estéticas. Colección: Luis Márquez Romay. Nº de catálogo: 08.761206 Esta sola imagen contiene varios discursos que concentran la muy peculiar personalidad de don Artemio de Valle-Arizpe. Por tanto merece especial descripción, como la de sus “quevedos”, el anillo del día, el hábito franciscano, la pose de personaje virreinal redivivo. La cruz marfileña al fondo, el cirio y el arcón que acompañan al sillón frailero. Al frente el libro con cubierta reseca y dura de piel de becerro ostentando el título impuesto a mano y con varios siglos a cuestas…
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SEGUNDA PARTE
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PRÓLOGO ¡Qué faena esta! El autor del libro lo pensó monumentalmente. Libro como una gran Plaza de Toros, en la cual se suceden las corridas y los toreros y alguna gordeña o tuzona torera, igualmente quien “alanceaba toros bravos”. Don Artemio de Valle-Arizpe, el inolvidable caballero, el de los enhiestos bigotes, traje de tres piezas, bastón con empuñadura de plata y su infaltable libro escrito por él o de ajena autoría porque lo sostiene en lectura o consulta, es, sin ser afamado matador, el que “parte” esta Plaza, nutre de material, ejecuta las suertes y adquiere para sí, según ha llegado con los siglos a ser costumbre, las orejas, los rabos y sale a hombros, victorioso. ¿Lo imaginaría él cierta vez, contemplarse por lo menos por un libro así en justicia, taurinamente; ¡Pero qué faena esta! El doctor José Francisco Coello Ugalde, constructor de este edificio libresco, sólido, notablemente estructurado en tanto va de la literatura artesiana a toda erudición taurina y equina y festiva, estética y moral en torno; a su vez deberá merecer orejas, rabos y salir a hombros de modo semejante. También es lo justo. Cuántos cuidados, tan minuciosos; cuánta válida imaginación la suya alrededor, sí, de las páginas de Valle-Arizpe, las de ese artista barroco quien a su conjuro, palabras obedientes usuales en distintos siglos las manejó y ordenó para entregarnos libros equivalentes al Altar de los Reyes de Catedral, a lienzos según los diversos de Miguel Cabrera a lo divino y a lo humano, o a los Motetes de Ignacio Jerusalém. Ese Valle-Arizpe, a quien ahora mismo lo vemos, sabia y elocuentemente recordado por Coello Ugalde: ni se quedó en su siglo, el XX, entre los llamados arbitrariamente “colonialistas”; ni fueron varios los “paseos” coloniales, así los llamaría el historiador Manuel Toussaint, temas que atrajeron la atención de nuestro escritor para remontarse a los trescientos años de la dominación española y quedarse ahí como trasto para museo, por mucho.
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No: en este libro de Coello Ugalde vive el escritor, y vive de modo rotundo. Barroco, sí, porque al final de cuentas los mexicanos lo somos y así resultamos, exactamente a raíz de aquella fragua de tres siglos de coloniaje virreinal, aun cuando no faltaron los intereses para destruir u ocultar el arte de los antiguos aborígenes: mayas, zapotecos, mixtecos, purépechas y náhuas, quienes para ello contribuyeron –ahí los elementos arquitectónicos y pictóricos heredados en ciudades como Mitla o Uxmal-; y si a esta verdad el propio don Artemio hubiese expresado cierto gesto de desagrado porque le horrorizaba la escultura prehispánica y según contaba el académico poblano don Enrique Cordero y Torres, prefería comérsela si era de barro sencillo, como lo hiciera alguna ocasión con una flautilla azteca, en tanto tenía la manía de “deglutir” yesos, cal, etc., como un chiquillo, de cualquier modo le fue dado adquirir la cultura de los antiguos indígenas; acaso por ello, escribiría magistrales páginas acerca del mole de guajolote y los chiles en nogada, platos mestizos de México, con más de indigenismo. Dícese cómo don Artemio abundó en barroquismos por rebuscamientos lingüisticos de Castilla, pero no sin abandonar conceptualidades las que abundan en chocolates y en esas salsas moles, barroquismos tan mexicanos como los angelillos labrados en la Iglesia de Santa María Tonazintla. En este libro contemplaremos corridas de toros mexicanos sobre dibujos literarios de don Artemio, bajo un gusto asimismo barroco en investigación y lenguaje, todo integrado con sapiencia y delicia, de acuerdo con la dirección del autor don José Francisco, quien de esa manera pareciera darnos en sus páginas, un excelso grupo de retablos y mirar a través de ellos acaso un hito en la tradición que heredó México de España en la afición por los toros; y se vale de los libros de don Artemio a quien le “pisca” cualquier detalle para llevarnos ahí y observar con generosidad tanto más y convencernos de una preferencia artesiana, la cual subyace en su literatura, la que integró en casi sesenta tomos. Aún más, en este volumen que tiene el lector en sus manos, podremos apreciar otros aspectos, los cuales confirman una vigencia de aquél escritor a quien tanto admiramos y a quien no nos cansamos de leer como jamás nos cansará por su reciedumbre artística, tan a
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tono con la monumentalia heredada a una vez por fortuna, nuestra parte de hispanidad. La tauromaquia un tema discutido, pero siempre enriquecido por el arte en tantas expresiones: la música, la pintura, la escultura, etc.; en la literatura muchísimo: la poesía es abundante; y la narrativa igual. En el caso de la literatura artesiana cuentan sus novelas, sus cuentos, sus crónicas, sus historias, sus leyendas y todos estos géneros juntos, si tocamos ese singular dado en Hispanoamérica, el que desde el siglo XIX surgió bajo el nombre de tradicionismo y ese género que ha hecho célebre a don Artemio en las letras en idioma español, con intenso sabor hispanoamericano y la no menor intensidad de picaresca mexicana. Es más, el propio don Artemio cuenta con la fama de ser el mayor productor del género en estos países. El tradicionismo sin duda enriquece el idioma español con sus modismos que toca la morfología de las mismas palabras, les da otros sentidos y en todo se les asoma el alma.
El licenciado Luis Rublúo Islas, autor del presente prólogo y un entusiasta admirador de don Artemio.
En el tradicionismo, incluso el artemiano desde luego, valen las personas o los personajes, las ciudades y pueblos y los hechos documentados o no; esa mezcla de historia supuesta y verdadera con la leyenda y los mitos, los cuales acaso son más bien metáforas, tanto como que respaldan a la historiografía seria y bien averiguada, de aquellos pasajes que pudieron haber ocurrido y transmiten acaso mayores verdades que los rigurosamente documentados. Esto surgió de modo verdaderamente formal con don Ricardo Palma en Perú, si bien se
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cuenta con antecedentes en México, Argentina, Colombia y otras naciones. Esto, además, explica cómo existen coincidencias, pero cada cual con su sello. Si aplicáramos el método de este libro de Coello Ugalde a la obra de Palma, a éste escritor tradicionista ya le encontraríamos a sus diez series narrativas integrantes de sus Tradiciones peruanas pasajes de deliciosa literatura, percatándonos de sus “Tauromaquias” o apuntes para la historia del toreo, una Tradición de 1540; o, su “Lluvia de cuernos”, de 1647; o, bien “El primer toro”, relato que revive el inicio de la Plaza de Toros de Acho, en 1768. Creo, consecuentemente a esta obra de Coello, una obra pionera interesante. Y qué, si igual sistema se aplica para los tradicionistas de Colombia, don Luis Capella Toledo; de Venezuela, don Arístides Rojas; de Ecuador don Francisco Campos; de Costa Rica por los relatos de Ricardo Fernández Guardia; y aún Cuba con don Álvaro de la Iglesia; en tanto los toros han sido en mayor o en menor importancia en esos países, una tradición también como en Perú; y desde luego en México, como aquí se demuestra notablemente. Don Artemio es más célebre de lo que en México suponemos. Don Estuardo Núñez, quien también se ha ocupado de estudiar este género peculiar de la América de habla española y nos lleva más allá del costumbrismo, dice desde Lima: “…ninguno ha superado el talento fecundo de Artemio de Valle-Arizpe, que en los últimos años de su vida ha escrito cerca de una docena de volúmenes que contienen sus hermosas tradiciones…”1 Pero este libro consagrado al examen de la obra de don Artemio, ya lo apunté, no queda en un mero recuerdo taurófilo, según la inteligente cuanto cuidadosa división en “Pasajes”, con los atisbos que del tema halla el maestro Coello, más lo que él mismo sugiere: explaya la cita o cada cita de la obra de don Artemio, de acuerdo con el texto señalado en determinado libro, hace pertinente explicación ceñida a su intento por el tema y dilata todavía más su discurso con pertinentes notas eruditas y tan comedidas como útiles a los lectores, quienes si creemos deberán ser especialistas en la fiesta de toros, va mucho más allá y nos ilustra a mayor número de interesados tanto en la lectura amena, como en la investigación 1
Cfr. Tradiciones hispanoamericanas, el libro fue publicado en Caracas, 1979.
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historiográfica asimismo y entrega un cuerpo de veras enciclopédico acerca de la materia, pero desde la obra de un escritor tan sugerente.
Uno de los retratos más conocidos de don Artemio… el de los toros, parafraseando aquella frase con que se identificó a Francisco de Goya y Lucientes, a quienes sus amigos le conocían como Paco, el de los toros.
Lo agradecerán los aficionados a las letras de Valle-Arizpe, los lectores e investigadores de la etapa virreinal de México, los amantes del arte literario en sí; y los taurófilos, desde luego. Por otro lado, es natural cómo para su particular investigación, Coello Ugalde, haya dado con material de primera mano y en mucho encontró orígenes de la tauromaquia en México y abunda consecuentemente en notas tan amplias. En su investigación es riguroso y escogió como determinante cronológico, más la aparición de cada libro producido por quien fuera Cronista Oficial de la Ciudad de México –cincuenta y seis volúmenes de historias, tradiciones y leyendas de “México virreinal”- en especial, si bien existen en sus relatos hechos, magníficos retratos y circunstancias asimismo en torno a los siglos XIX y XX, con no menor atención y delicadeza, según lo hemos aceptado conceptualmente en su personalidad y estilo de escritor tradicionista, lo que quiere decir cómo el propio don Artemio a su vez extendió el uso del género tradicionista, más allá de los tiempos virreinales, al siglo XIX según lo hiciera también don Ricardo Palma; pero don Artemio aun a su siglo, el XX. Incluso él mismo generó desde sus muchísimas anécdotas, “leyendas” y consecuentemente varias convertidas en tradiciones, por las que pasó de autor escritor a personaje actor. Yo mismo así lo contemplé en un capítulo que denominé “El fantasma de don Artemio”, el que deberá
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agregarse a mi libro juvenil –permítaseme mencionarlo-, Valle-Arizpe y el arte de la Historia, México, 1968. Setenta “pasajes” taurinos derivados de los libros de Artemio de Valle-Arizpe, señala Coello Ugalde, desprendidos de veintiocho entre los cincuenta y seis que escribió, agregado Jardín perdido, el volumen de la misma serie de sus tradiciones, de edición post mortem, (1962). Contamos en el presente volumen, las “joyas taurinas”, así las llama Coello, textos artesianos derivados de otros documentos; o decires, si se toman en la cuenta sus expresiones por testimonios y entrevistas. Cuánta exquisitez para taurófilos y taurómanos quienes acepten leer y por lo mismo apreciar esta obra.
Artemio de Valle-Arizpe, el artífice, a la distancia de décadas, de un lenguaje que requirió los cuidados que él tuvo, para la contemplación pública, por las letras, con mayor justeza, otros siglos, que ya no es el nuestro, preponderantemente barrocos, como el pueblo mexicano.
Regalos propios para una gran fiesta de toros porque Coello Ugalde ofrece mucho más, aun por charlas taurinas que nos comparte, él mismo. Sus notas bibliográficas y las derivadas de archivos, son básicas, fundamentales, variadas, complementarias, las de los anexos, además de la bibliografía directa que manejó para estructurar la obra acerca de la propia bibliografía de don Artemio. Item más: el acopio de un excelente archivo gráfico, el cual incluye retratos al óleo, grabados, dibujos y fotografías, esto es, la iconografía del mismo don Artemio personaje, mas carátulas de sus libros o de libros acerca de él; y del tema taurino, ¡cómo lo agradecerán los directamente interesados a causa del tema, los toros!; y otra vez: óleos, grabados, dibujos antiguos, fotografías desde una vetustez según las halló y
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un desfile de toreros, de plazas de toros, corridas y mucha torería de México. Ahora bien, el Dr. José Francisco Coello Ugalde, un cronista verdadero, además de historiador y fino escritor, tiene ya en su haber una amplia bibliografía acerca de la tauromaquia. Cito, creo yo, una trilogía muy importante, entre sus varias obras: Primero: Relaciones taurinas en la Nueva España, provincias y extramuros. Las más curiosas e inéditas (1988); Segundo: “Cuando el curso de la Fiesta de Toros en México, fue alterado en 1867 por una prohibición”, 1996, su tesis de Maestría en la UNAM; y, tercero: Novísima grandeza de la tauromaquia mexicana. Desde el siglo XVI hasta nuestros días, Madrid, 1999. Y debemos agregar otro título: “Atenco: La ganadería de toros bravos más importante del siglo XIX. Esplendor y permanencia”, su tesis doctoral, presentada también en la Universidad Nacional Autónoma de México. Aparte ensayos, artículos y notas publicados en diversas fuentes académicas y en la prensa diaria; y casi sin apartarse de esta temática, son decenas y decenas de títulos. Es un especialista, un académico de la torería y conviene no olvidar que el Dr. Coello, primero se graduó de Ingeniero Mecánico Electricista. En fin: libro hermoso, libro sabio, libro revelador –este Artemio de Valle-Arizpe y los toros, de José Francisco Coello Ugalde-, acerca de otros libros hermosos y sabios, también reveladores, los que escribiera uno de los más grandes prosistas en la historia de la literatura mexicana: Artemio de Valle-Arizpe, el artífice, a la distancia de décadas, de un lenguaje que requirió los cuidados que él tuvo, para la contemplación pública, por las letras, con mayor justeza, otros siglos, que ya no es el nuestro, preponderantemente barrocos, como el pueblo mexicano.
Luis Rublúo. Ciudad de México, julio de 2008.
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SEGUNDA PARTE INTRODUCCIÓN. Hace ya más de 20 años, cuando Daniel Medina de la Serna y un servidor éramos ante todo amigos, me obsequiaba, como lo hacía también con el resto de la comunidad del grupo Bibliófilos Taurinos de México, A.C. (grupo al que pertenecí, desde 1985 y hasta 2003) al principio o al final de cada mes su gaceta personal denominada Mi cuarto a espadas.2 En ella y de continuo, se encontraba uno con sabrosas referencias consideradas en el ámbito de las curiosidades taurinas de todo tipo. Su primer número, salido en noviembre de 1984, incluyó una interesante visión sobre Don Artemio de Valle-Arizpe. Escritor taurino. Reconociendo el peculiar estilo y forma de escribir de Daniel Medina, me tomo la libertad y el atrevimiento de traer hasta aquí ese texto que aquí inicia. No se sabe que don Artemio de Valle-Arizpe haya sido aficionado rendido de la fiesta brava, sin embargo, por la frecuencia con que tocó el tema y por el modo como lo hizo podemos concluir que gustaba de la fiesta; no podemos encontrar en sus escritos una frase despectiva ni peyorativa y sí, en cambio, la llega a llamar bella. Era don Artemio coterráneo de Fermín Espinosa “Armillita”, pues ambos nacieron en Saltillo la otrora llamada Nueva Extremadura. Nació en 1519, perdón en 1888 y murió en esta muy leal, muy noble y hoy, por desgracia, muy promiscua Ciudad de México en 1961. Su bibliografía la componen algo más de un medio centenar de títulos, casi la mayoría sobre la vida colonial; él mismo parecía un personaje arrancado de esa época, con sus bigotes alacranados, a la borgoñona; la una mano baldada, quizá en algún lance de espada, la otra suave y fina, luciendo siempre un grueso anillo muy centelleante –pues era apasionado coleccionista de joyas, amén de serlo de libros y de bacinicas-. Es su prosa sabrosa, a pesar de su churriguerismo exaltado, entre cuyos boato y adornos hay siempre una historia bien documentada, todo tomado de fuente cierta, indubitable. Pues bien, don Artemio tocó el tema de los toros; quizá sea Virreyes y Virreinas de la Nueva España el libro donde con más frecuencia lo hizo. Ahí desfilan muchos visorreyes que gustaban de la fiesta; como don Luis de Velasco I en el capítulo “Lindo hombre de a caballo”. Hay una referencia a una corrida de toros dada por los frailes de la orden seráfica en el mismo claustro del convento de San Francisco para agasajar a los virreyes marqueses de Villa Manrique en el capítulo “La disoluta corte del marqués de Villa Manrique”. En “Un arzobispo taurófilo” nos habla de fray García Guerra que le dio con exagerada vehemencia la chifladura de las corridas de toros; sigue con este mismo dominico en el capítulo “Castigo del arzobispo taurófilo” y aun lo hace una vez más en el capítulo III de El Palacio Nacional de México que titula “La obra de don fray García Guerra”. En el capítulo “Las fiestas del marqués de Cerralvo”, de la serie de virreyes, nos habla de las corridas que no pudieron efectuarse, a pesar de los deseos del virrey, por el asalto a la Flota del feroz pirata holandés Pedro Hein. En el apartado llamado “Orgullo y vanidad contra soberbia y fatuidad” se ocupa de otro arzobispo táurico, Daniel Medina de la Serna: Mi cuarto a espada. Gaceta personal de (…) miembro de Bibliófilos Taurinos de México. 28 entregas, de noviembre de 1984 a febrero de 1987. 2
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don Juan de Ortega y Montañez; y en el nombrado “El conde y los pajes” habla de una bronca que tuvo el conde de Santiago de Calimaya, dueño de Atenco, con los criados del virrey cuando salían de una lucida corrida de toros. En “La popularidad de Gálvez” hace referencia a don Bernardo de Gálvez y las corridas que se organizaron por su toma de mando. Con “Magnífico decreto” nos deleita pintando el antitaurinismo del cacoquimio y simplón virrey Marquina y su estupendo, soberbio decreto con el que anulaba y daba por no válida una corrida efectuada días antes. En el capítulo postrero de este libro titulado “Pasquines” vuelve a hacer una breve relación de todos estos virreyes taurinos y no taurinos. En su libro Por la vieja calzada de Tlacopan nos habla de varias plazas de toros provisionales como era el uso durante la colonia: la del Puente de la Mariscala y Santa Isabel llamada de la Alameda; la del Volador3, la del jardín de Santa Isabel y la del Quemadero, frente al convento de San Diego. La Historia de la ciudad de México según los relatos de sus cronistas es una antología de diversos autores que describieron lugares y monumentos de la ciudad; en el referente a Manuel Orozco y Berra sobre el Paseo de Bucareli hace esta mención de la Plaza del Paseo Nuevo, y don Artemio en las notas 17 y 19 complementa la cita dándonos una breve relación de todas, o casi todas, las plazas que ha habido en la capital incluyendo la México de la Ciudad de los Deportes. Su libro Calle vieja y calle nueva es una historia de la avenida 16 de Septiembre e Independencia, calle esta última donde vivió y murió Bernardo Gaviño y aprovecha don Artemio el viaje para hacer una simpática, amable semblanza de los últimos días de este torero de Puerto Real. En el número extraordinario de Revista de Revistas del 19 de diciembre de 1937 don Artemio publicó un artículo que tituló “La mejor corrida de la temporada”; y en el cual nos relata la que tuvo lugar, en tiempos del virrey don fray Payo Enríquez Afán de Rivera con unos toreadores improvisados entre estudiantes y frailes. Hasta aquí los artículos de este tema que conozco, probablemente habrá otros;4 lo que sí es digno de reiterar es el tono no sólo benévolo sino entusiasta con que don Artemio trató este tema caro para nosotros; vaya un recuerdo para ese atildado viejecito de gruesos lentes de fondo de botella a través de los cuales, a modo de dos rayas horizontales, se veían unos ojos curiosos que todo lo veían y todo lo registraban de esta ciudad que tanto amó. Daniel Medina de la Serna5
Vaya pues como un pequeño homenaje para quien se convirtió en acérrimo enemigo de este autor, pero que con todo y eso, conservamos una profunda amistad. Siguiendo el lineamiento marcado en el primer volumen, aquí se continuará con la exhaustiva revisión a la obra del autor saltillense que se ha convertido en un deleite, independientemente de los gustos o animadversiones que unos y otros tengan por don Artemio. Vara en ristre y control seguro de riendas me tienen en la liza para atender estos otros títulos: La Güera Rodríguez, 1949. Sala de tapices, 1951. Fray Servando, 1951. Lejanías entre brumas, 1951. Espejo del tiempo, 1951. 3
De esta plaza del Volador nos habla más extensamente Luis González Obregón en su libro México viejo, pero es asaz distinto el tono que emplea este cronista cuando de toros se trata. 4 Como los que en esta segunda serie me ocuparé extensa y reposadamente (N. del A.) 5 Medina de la Serna: op. Cit., Nº 1, de noviembre de 1984.
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Coro de sombras, 1951. Inquisición y crímenes, 1952. Piedras viejas bajo el sol, 1952. Personajes de historia y de leyenda, 1952. Juego de cartas, 1953. Papeles amarillentos, 1954. Horizontes iluminados, 1954. Engañar con la verdad, 1955. Deleite para indiscretos, 1955. De la Nueva España, 1956. Cuando había virreyes, 1956. Gregorio López, hijo de Felipe II, su vida y su muerte en México, 1957. De otra edad que es esta edad, 1957. Cosas que fueron así, 1957. Historia, tradiciones y leyendas de calles de México, 1957. Biografía de un viejo paseo, 1957. Santiago, 1958. Anecdotario de Manuel José Othón, 1958. La casa de los Ávila, 1960. Historia de una vocación, 1960. Leyendas franciscanas de México, 1960. Sombras de un pasado, 1961. Resonancias antiguas, 1961. Jardín perdido, 1962.
En la última etapa de su vida, todavía tenía ánimos de sonreír… ¡Y vaya que lo hizo con semejante y atronadora carcajada!
Lo anterior indica que he echado andar con el resto de las jornadas y de los libros en que seguramente habré de reencontrarme con deliciosos pasajes, asuntos que ahora comparto con ustedes, todos ellos dignos del buen conocimiento acumulado por Artemio de ValleArizpe en años y años de intensa labor literaria rica y densamente recreada gracias a unos muy bien cimentados elementos literarios de que hizo gala con una pluma de la cual
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brotaban permanentemente en sus “Tradiciones, leyendas y sucedidos del México Virreinal” la voz de viejos cronistas o la larga lista de personajes, lo mismo nobles que plebeyos. Pero todo, finalmente, con firme intención de disfrutar lecturas donde el curioso pasaje taurino de otros tiempos tendrá aquí viva presencia.
Mtro. José Francisco Coello Ugalde. Col. del Valle, ciudad de México Septiembre, 2006.
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LA GÜERA RODRÍGUEZ.6 [PASAJE Nº 51]: LA GÜERA RODRÍGUEZ Y ALGUNOS APUNTES TAURINOS. ¿Quién fue aquella mujer especial, que en vida llevó el nombre de María Ignacia, Javiera, Rafaela, Agustina, Feliciana? ¿Quién, la que en buena consonancia con tal retahíla eran sus apellidos: Rodríguez de Velasco, Osorio, Barba, Jiménez, Bello de Pereyra, Fernández de Córdoba, Salas, Solano y Garfias, y nacida el 20 de noviembre de 1778? 7 Pues ni más ni menos que La Güera Rodríguez, quien encarnó el paradigma de la belleza decimonónica. Pero además, y como se apunta en la contraportada del propio libro: “En el monótono alineamiento de la decadente sociedad colonial mexicana del siglo XVIII aparece una mujer, la Güera Rodríguez, que con su belleza y forma de ser señaló en el México dieciochesco una nueva forma de sentir la vida”. Es más, fue el propio
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quien escribió en la Jornada decimaquinta de la obra en
revisión:
LAS TRES GRACIAS Y UN DISCURSO SOBRE LA NOBLEZA MEXICANA. Eufrosina, Aglae y Talía eran las Tres Gracias. Representaban, respectivamente, la alegría, la belleza y el ardor en los festines. Júpiter y Eurimone son sus padres, otros dicen que Juno fue la madre. Eurimone era hija de Apolo. Estaban encargadas de presidir el contento de los festejos particulares, tales como el baile, la música, los banquetes, el ímpetu juvenil de los juegos, los cantos, las danzas y otros entretenimientos. Eran las tres hermanas fáciles dispensadoras del bienestar y el placer. Con sus canciones y bailes diéronle grato consuelo a doña Venus, madre de don Amor, cuando perdió a su amado Adonis, lo que la hizo muy desgraciada. Venus y las Tres Gracias le decían en México a la Güera Rodríguez y a sus hijas María Josefa, María de la Paz y María Antonia. El nombre de las Tres Gracias caía de manera perfecta, a maravilla, en esas doncellas por su deslumbrante hermosura y por deleitar con 6
Artemio de Valle-Arizpe: La Güera Rodríguez. 6ª reimpr. México, Editorial Diana, 1982. 216 p. Op. Cit., p. 53. Su deceso fue en su casa morada, el número seis de la 3ª calle de San Francisco el año de 1850, el día primero del mes de noviembre, fecha que consagra la Iglesia a la festividad de Todos los Santos. Cumplió los setenta y un años, once meses más diez días, de su edad (…). 7
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sus atractivos. Tenían el garbo, despejo y donaire de la madre y de esta y del progenitor les venía la belleza.8 Diversos han sido los trabajos que otros tantos autores han dedicado a tan particular personaje. Pero no fue sólo la belleza ese elemento cautivador entre pretendientes, galanes y hasta más de un alma pendenciera. Fue su personalidad, sus alardes, la condición femenina, entonces tan restringida y marginada la que superó esos difíciles tiempos en que ser mujer en aquellos tiempos significaba nacer en medio o dentro de un pecado. Conclusión a ese destino: la vida doméstica, casarse con dote; o la religiosa, casarse con Cristo... y dote, eran dos opciones rígidamente trazadas, aunque la prostitución fue otra alternativa.
¿Acaso la “Güera” Rodríguez sería tan hermosa como la dama que aparece en este retrato al daguerrotipo?
Pero fue mal vista también por creerla influyente en decisiones de alto nivel, dada su cercanía con Agustín de Iturbide. En otro asunto, es a ella a quien le atribuyen la famosa frase de que “fuera de México, todo es Cuautitlán”. Sin embargo, como aquí el asunto es el taurino, veamos con qué nos obsequia don Artemio en ese sentido. Son pocas en realidad, y creo que se reducen a dos. Pero lo reducido no le quita lo bien documentadas y recreadas en tanto escenas de un pasado que se vincula con el acto solemne del re-descubrimiento, en la Plaza Mayor la estatua ecuestre del rey Carlos IV, cuyo trabajo estuvo a cargo del célebre escultor valenciano Manuel Tolsá. La fecha del segundo
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Ibidem., p. 191-2.
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descubrimiento9 sucedió el 9 de diciembre de 1803. Estaba rodeada por armónica balaustrada, con cuatro elevadas puertas de hierro de primorosa hechura, obra de metalista Luis Rodríguez de Alconedo. En la continuación de lo ocurrido en aquel acontecimiento, y donde Valle-Arizpe parece tener frente a sí la relación de fiestas,10 apunta con singular desparpajo las ocurrencias principales, que parecen más nota de “sociales” y no otra cosa. Entre otras cosas apunta:
Rompió el límpido cristal del aire el humeante trueno de diez piezas de artillería, unánimemente disparadas. Luego el fragor de las tupidas salvas de los regimientos de la Nueva España, de Dragones y de la Corona. Y al terminar este gran ruido se alzó al cielo un agudo estrépito de clarines y el ronco estruendo de los parches y atronaron los festivos repiques de las campanas de la ciudad entera que envolviéronla ampliamente en su música y la tornaron toda sonora. 9
El primero, a lo que se ve, ocurrió entre noviembre y diciembre de 1796. Antología de la poesía mexicana en los toros. Siglos XVI-XXI. Prólogo: Lucía Rivadeneyra. Epílogo: Elia Domenzáin. Ilustraciones de: Rosa María Alfonseca Arredondo y Rossana Fautsch Fernández. Fotografías de: Fumiko Nobuoka Nawa y Miguel Ángel Llamas. México, 1986 – 2006. 776 p. Ils. (Es una edición privada del autor que consta de 20 ejemplares nominados y numerados)., p. 162. Cuatro años quedan ya para que el décimo octavo siglo de la era cristiana concluya, cuando, ya en el poder el rey Carlos IV es celebrado con costosísimas fiestas en la Nueva España. La Descripción de las fiestas celebradas en la Imperial Corte de México con motivo de la solemne colocación de una ESTATUA EQUESTRE de nuestro augusto soberano el Señor Don Carlos IV en la Plaza Mayor, fiestas hacia 1796 (relación hacia 1804) dice: “Para completar la solemnidad de tan feliz día, y satisfacer diez y seis corridas de Toros, distribuidas en dos semanas. Con este objeto se había construido, fuera de la ciudad, y con inmediación al Paseo de Bucareli, una gran plaza de figura ochavada. Los palcos destinados al Exmo. Señor Virrey, Real Audiencia, N. C. y Tribunales se veían decorados con magnificencia, y los demás estaban vestidos de damasco de distintos colores, o pintados con bastante gusto, cuya variedad formaba una perspectiva muy graciosa y risueña. S.E. asistió solo en los quatro últimos días, porque no se lo permitieron las graves atenciones del Gobierno, y la indisposición de la Exma. Señora Virreyna. Concurrieron a esta diversión innumerables personas de todas clases, y estuvo el luxo en todo su punto; reservándose las demás circunstancias para otra pluma que tenga el tiempo necesario para expresarlas”. Lamentablemente una búsqueda exhaustiva hecha alrededor de las diversas relaciones de fiesta y otros testimonios sobre este acontecimiento, no arrojan ningún dato acerca de alguna producción poética, reduciéndose –en su amplitud-, a la narración detallada de aquel acontecimiento, en el que, por cierto, tengo ante mis ojos la “Lista de los Toreros de a pie, y de a caballo,10 y Sueldos que ganaron”. Entre los de a pie encontramos a: Manuel Moretilla, Andrés Gil, Joaquín Puerto, Cayetano Rodríguez, José González, Agustín Silva, Francisco Medina, Nicolás Bonilla, José Torres, Narciso Márquez, José Mariano Gutiérrez Altamirano, Miguel García, Juan Montesino, Francisco Robles, Joaquín Rodríguez (ni Costillares ni Cagancho; ni tampoco el excepcional caballo de Pablo Hermoso de Mendoza; sólo un homónimo). José Luis Soto, Alejandro Cortés, Gregorio Mateos, Ignacio Guzmán, José Rosales, José Félix Cardoso y José Figueroa. De a caballo: Felipe Silva, Nicolás Casas, José Ramírez, José Télles, José Paredes, Gregorio Monroy, Bartolo Monroy, José Hernández, Christóval Álvarez, Manuel Medina, José Enciso, Manuel Luna. El documento está fechado hacia el 24 de diciembre de 1796. 10
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Se abrieron las cuatro anchas puertas de la elipse y el oleaje humano se precipitó por ellas como un agua tumultuosa y contenida a la que le alzan las compuertas para que corra libre. Llenó el ambiente un apretado rumor de comentarios henchidos de admiración. Todo en la ancha plaza eran pláticas y algarabías. Un oleaje de rumor creciente. Antes de descubrirse la estatua, hubo en la Santa Iglesia Catedral gran solemnidad, ofició la misa de pontificial el arzobispo don Francisco de Lizana y Beaumont, y se cantó un solemne tedéum por la capilla catedralicia con el acompañamiento de la vasta polifonía del órgano. Asistió a esa función solemne, llena de infinitas luces de velas y de cirios y con mucha plata en el altar, no solo toda la clerecía, sino multitud de frailes de todas las religiones, y con los señores virreyes, lo más principal de la ciudad. En seguida toda esa vistosa concurrencia se trasladó al Real Palacio para ponerse a sus ventanas y balcones mientras sonaba el amplio gozo de un repique a vuelo y entre él había un estremecido son de brillante trompetería. Poco después de aquel elegante señorío tronaba de palmoteos entusiastas en una agitación de manos enjoyadas. Luego del principal asunto que convocó a la ciudad toda, y
para completar cumplidamente el festejo, hubo gran besamanos en Palacio, con magníficos refrescos, exquisitas suculencias que salieron de los conventos de monjas. Después, banquetes, paseos públicos de gala en la Alameda y en Bucareli, iluminaciones, corridas de toros, lindas comedias en el Coliseo.11 En el libro aquí reseñado,
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vuelve a citar el caso del virrey Marquina, palabras
más, palabras menos, pero que se corresponde a la misma historia o recuento del que se ocupó en otras tantas obras que engrandecen su prestigio literario. Quien sigue siendo la protagonista, la amable doña María Ignacia, Javiera, Rafaela, Agustina, Feliciano, la cual
Lució mucho su garbo y gentileza en la brillante corte del virrey Iturrigaray. Era muy afecto este señor don José, como su ostentosa mujer, doña Inés de Jáuregui y Aróstegui, a las grandes fiestas, bailes, paseos, corridas de toros, peleas de gallos, cacerías, banquetes aparatosos. Siempre andaba tratando don José de Iturrigaray de cosas de entretenimiento y gusto. Con festejos públicos solazaba al pueblo, pues que todo su afán era ganárselo con halagos para hacerlo muy de su lado, pues dizque pretendía coronarse rey de México. Del metalista y batifulla Luis Rodríguez Alconedo se decía, como cosa muy veraz, que había labrado con mucho primor la corona llena de pedrería para el nuevo soberano. La Güera Rodríguez andaba embelesada en todos esos recreos y regocijos. Nunca rehusó solaces. Siempre vivió con delicia, sumida entre regalos, sin más idea que divertir el ánimo sabrosamente.12 11 12
Valle-Arizpe: La Güera…, op. Cit., p. 105-7. Ibídem., p. 162-3.
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Pongo punto final a la revisión no sólo de un libro. Es, en todo caso algo particularmente grato si se trata de exaltar la belleza femenina. Me refiero, no podía ser la excepción a la Güera Rodríguez.
El emperador Agustín de Iturbide.
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SALA DE TAPICES 13 [PASAJE Nº 52]: QUIEN BIEN TE QUIERE... TE HARÁ HERRAR.
En este volumen,
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se ocupa apenas de un pequeño detalle, referido a dos
personajes que, por alguna circunstancia nos son familiares. Se trata de Joan Suárez Dávila y su hijo, Juan Suárez de Peralta
…don Joan el cronista, fácil, ameno y sapiente autor hípico del Tractado de la Caballería de la Gineta y Brida, del Libro de Albeitería y del Tractado del Descubrimiento de las Indias y su Conquista… y sigue el título copioso. Esta obra se ha publicado ya bajo el breve rótulo de Noticias de la Nueva España y es de una deliciosa sabrosura. Por lo demás, se ocupa de las hijas del matrimonio formado por Joan Suárez Dávila y Magdalena Peralta.
Una de ellas tuvo amores con Diego Velázquez, y la dicha Catalina, llamada la Marcaida, era galanteada asiduamente por Hernán Cortés, pero éste se resistía, asqueado, al matrimonio, después de haberla dado palabra y mano.14 Hasta aquí con el único pasaje que no es directo pero sí sesgado sobre asuntos taurinos. Veamos por qué. Y algo más diré en favor de Juan Suárez de Peralta, acudiendo a una ponencia que preparé al efecto para ser presentada en España.15 JUAN SUÁREZ DE PERALTA, PRIMER TRATADISTA TAURINO NOVOHISPANO. Cuando nos es preciso ubicar y recordar a un personaje cuyo intenso desarrollo de vida se dio hace cuatro siglos, entramos en un espacio nebuloso e incluso se mezcla con una misteriosa dosis de fantasmas que van haciendo acto de presencia conforme se va haciendo menos posible la reconstrucción de su presencia en este mundo mortal. El que fuera hijo de
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Artemio de Valle-Arizpe: Sala de tapices. México, 2ª edición. Editorial Patria, S.A., 1957. 221 p. (Tradiciones, leyendas y sucedidos del México Virreynal, 1). 14 Op. Cit., p. 7 y 8. 15 José Francisco Coello Ugalde: Tratados y tauromaquias entre México y España. Siglos XVI y XIX, ponencia presentada en el IV Congreso Internacional del Centro de Investigaciones de América Latina: Itinerarios Históricos, Culturales y Comerciales, celebrada en Castellón (España). 10 de noviembre de 2006. Sala de Prensa del Edificio de Rectorado. Itinerarios Artísticos y Culturales.
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un tal Juan Xuárez, cuya mayor fama fue haberse convertido en cuñado del capitán general Hernán Cortés, y de la navarra Magdalena de Peralta, la pareja, pasó a la Nueva España mientras se desarrollaba el episodio de la conquista. Fue más o menos entre 1535 y 1537 en que viene al mundo un niño que llevó el nombre de Juan Xuárez o Suárez de Peralta, mismo que tendría que esperar hasta su edad adulta para reprochar de sus padres toda aquella ambiciosa sed de poder a la que quedaron expuestos infinidad de conquistadores sin escrúpulos, como muchos otros que no siéndolo directamente, también manifestaron la misma detestable inclinación. Ese reproche se tradujo en su abierta y declarada actitud mantenida por la nueva generación de criollos que se identificó, además, con algunos intentos fallidos de emancipación, la primera que se registra en los anales de la historia de aquel naciente período virreinal. Solange Alberro plantea en su libro Del gachupín al criollo un aspecto que considera la aculturación de los españoles, o de cómo los de América dejaron de serlo, perfil que parece retratar el comportamiento que no solo corresponde a españoles, conquistadores, religiosos, autoridades y hasta gente llana, quienes se afanaron por observar, describir, alabar, censurar o, para ser breve, discurrir un propósito del indio durante estos tres siglos virreinales. 16 También, están presentan algunos comportamientos de criollos, mucho más declarados en el siglo XVIII que se manifiestan como síntoma original en el XVI respecto a la nueva imagen que el español americano no es, o dejó de ser, un español europeo. Porque el español de América no es idéntico al de Europa. Y si bien entre las comunidades enteras experimentan las necesidad de reforzar los rituales sociales con el fin de preservar su integridad, con mayor facilidad y rapidez los individuos aislados son presa de fenómenos aculturadores y, más adelante, sincréticos.17 Si se tuviera que hacer una síntesis de su vida y obra, nos remitiríamos a su célebre Tratado del descubrimiento de las Yndias y su conquista. Pero eso no es todo. Juan Suárez de Peralta, aquí y ahora, se convierte en un auténtico personaje que debemos abordar con sumo cuidado, en virtud de que, al verlo como un criollo inquieto e intenso a la vez, es, como 16
Solange Alberro: Del gachupín al criollo. O de cómo los españoles de México dejaron de serlo. México, El Colegio de México, 1992. 234 p. (Jornadas, 122)., p. 15. 17 Op. Cit., p. 58.
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se subraya en el título de esta conferencia: el primer tratadista taurino novohispano, por lo que la escala de ese solo aspecto nos lleva a hacer una reposada disección de su obra y su tiempo.
Caballeros reuniéndose en la plaza mayor con motivo de preparar el próximo torneo… Ilustración de Julio Prieto.
En Juan Suárez de Peralta encontramos uno de los primeros criollos convencidos del significado de la emancipación, aunque su proceder en la conjura de 1566 sigue siendo un misterio. Si supo mantenerse al margen con la astucia que supone no ser uno de los protagonistas principales a quienes se castigó con rigor. Pero llama la atención, independientemente de su exhaustiva función como cronista que fue de varios hechos importantes, su mucha información en un caso en el que la justicia de aquel entonces, se reservaba datos reveladores, sobre todo porque allí intervinieron inquisidores de riguroso talante, sometidos estos a su vez a extremadas disciplinas.18 Como vemos, Juan Suárez de Peralta gozó de una cuidada educación en unos momentos, (porque leer y escribir en la primera edad novohispana era un privilegio) en los que se antoja muy complicado el asunto escolar y las imprentas están sacando obras desde 1539. es un hecho que los misioneros y frailes que han llegado a la Nueva España desde 1524, tuvieron muy claro el objetivo de la evangelización; convertir a los indígenas de su sacrílega creencia directamente al cristianismo, fue propósito más que evidente entre las muchas y grandes empresas que se fijó la corona. 18
Juan Suárez de Peralta: La conjuración de Martín Cortés y otros temas. Selección y prólogo de Agustín Yáñez. México, 2ª edición. Universidad Nacional Autónoma de México, Coordinación de Humanidades, 1994. XIV-143 p. Ils. (Biblioteca del estudiante universitario, 53)., p. XII-XIII: La llamada conjuración de Martín Cortés, hijo legítimo de don Hernando y segundo marqués del Valle, constituye uno de los más sensacionales acontecimientos de nuestra historia, bien porque perfila prematura y muy remotamente la independencia política de México; pero sobre todo por la represión en gentes distinguidas que fueron víctimas de un complot más de palabras y deseos, que de disposiciones efectivas.
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Y el joven Juan, con 29 años nos relata en su Tratado del descubrimiento de las indias las diversas y oscuras jornadas ocurridas en 1566. No era nada fácil ocuparse ni de los hermanos Ávila, ni tampoco de los vástagos de Hernán Cortés, todos ellos bajo la misma condición de criollos. Como tratadista, debemos entenderlo en su amplia dimensión de experto en ciertas actividades, concretamente la veterinaria y en especial la alveitería, o cuidado de los caballos, así como de un libro de la jineta y la brida, de las que deja un par de obras hoy día inaccesibles, si no es por alguna reproducción o traslado que se tiene de las mismas. Sobre la segunda es de la que me ocuparé en detalle a continuación. Si bien, publicado en 1580, ese documento recoge la summa de años de permanente contacto con un medio que estaba favorecido por su orden cotidiano. El uso del caballo desde las jornadas de conquista, supuso una de las mejores herramientas como elemento de trabajo en el ámbito rural, pero también en el urbano, por lo que la reproducción de la raza ecuestre era representativa. El caballo fue pieza destacada en múltiples jornadas de celebración que las hubo en cantidades importantes desde 1526. Él, nos recuerda las memoriosas de 1536, 1552, 1566; por ser las de mayor renombre. Habiendo podido huir de sospechas generadas con el levantamiento de 1566, no lo hizo sino hasta 1589 cuando ya está en España, debido a otro asunto donde también quedó expuesto a la justicia. Juan Suárez de Peralta nace hacia el año de 1537 en la ciudad de México y muere, según los últimos datos recogidos por algunos de sus biógrafos, en la provincia de Trujillo, España en 1596. Fue hijo de uno de los mejores amigos de Hernán Cortés, Suárez nos dejó uno de los pocos relatos sobre la Nueva España y sus antecedentes históricos escritos bajo su óptica especial de criollo. Su obra, Tratado del descubrimiento de las Yndias y su conquista, está dividida en 44 capítulos y nos describe el origen de los indios y el encuentro con el continente americano para narrar después la llegada de Cortés a México y los hechos bélicos que llevaron al avasallamiento de las civilizaciones autóctonas. Una de las partes más trascendentales se refiere a los sucesos mexicanos de los cuales el autor fue testigo y actor.
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Aquí, la narración se eleva cuando trata temas netamente criollos: la vida cotidiana, las costumbres y convivencia con los indios, los acontecimientos políticos que vivió y la formación del carácter hispano-mexicano. Escribió entre 1575 y 1580 el primer tratado de veterinaria en América: El libro de la albeitería, que trata de lo que es curar cavallos, y todas las bestias de pata entera por pulso y orina... El manuscrito original, se encuentra en la Biblioteca Nacional de Madrid, fue paleografiado por el Dr. Nicanor Almarza, llegando hasta nuestros días gracias a la edición que realizara el Dr. Guillermo Quesada Bravo en 1953. 19 Durante el siglo XVI, criollos, plebeyos y gente del campo enfrentaban o encaraban ciertas leyes que les impedían montar a caballo.20 Aunque impedidos, se dieron a ejecutar las suertes del toreo ecuestre de modo rebelde, sobre todo en las haciendas. Federico Gómez de Orozco en las notas preliminares al Tratado del descubrimiento de las Indias hace un completo análisis sobre las condiciones que enfrentó Suárez de Peralta durante aquel complicadísimo proceso en que, si bien, no salió implicado, las sospechas levantadas en torno a su participación, se entretejieron de otra manera. Veamos. Varios otros procesos en donde se reclamaban bienes, fueron los que enfrentó Suárez de Peralta. Pero, entre las diversas fases que tuvo uno de esos procesos, la más grave contra los acusados Juan y Luis su hermano fue que los Gómez acusaron a su vez a la familia Suárez de Peralta de ser recién convertidos del Alcorán y secta mahomética, opinión que por otra parte no era la primera vez que se les imputaba, pues era de tiempo atrás compartida por muchas personas de Nueva España. La terminación de todo este lío fue que el Santo Oficio recogió los papeles, de donde se desprende que no había habido oportunidad de negociar con ellos, y Luis y Juan, así como Leonardo su primo, fueron severamente amonestados por su proceder. Si tanta prisa tenía Juan de irse a España (la denuncia fue hecha el 1º de marzo de 1572 ante el Tribunal de la Inquisición), ya sea por el proceso u otra causa que nos es desconocida, lo cierto es que demoró su viaje hasta el año de 1579 en que se ausentó de México. Como hemos visto por la información de don Jerónimo Cortés, en 1590 residía en la ciudad de Trujillo, España, y allá sin duda falleció, pues nunca más se encuentran noticias suyas en México.21
El principal mérito de nuestro ilustre y remoto compatriota consiste en que no sólo quiso dejarnos amenos relatos de sucedidos e historias, sino también en su afán de emplear su 19
Suárez de Peralta: Libro de Albeitería. (Primer libro de ciencia veterinaria escrito en América por los años de 1575-1580). Paleografía de Nicanor Almarza Herranz. Prólogo de Guillermo Quesada Bravo. México, Editorial Albeitería, 1953. XXIII + 310 p. Ils., facs. 20 Fue así como el Rey instruyó a la Primera Audiencia, el 24 de diciembre de 1528, para que no vendieran o entregaran a los indios, caballos ni yeguas, por el inconveniente que de ello podría suceder en “hazerse los indios diestros de andar a caballo, so pena de muerte y perdimiento de bienes... así mesmo provereis, que no haya mulas, porque todos tengan caballos...”. Esta misma orden fue reiterada por la Reina doña Juana a la Segunda Audiencia, en Cédula del 12 de julio de 1530. De hecho, las disposiciones tuvieron excepción con los indígenas principales, indios caciques. 21 Suárez de Peralta: Libro de Albeitería…, op. Cit., p. IX-XV.
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pluma en consignar el fruto de sus conocimientos y experiencia en asunto de aplicación práctica y útil, como lo es sin duda el Tratado de la Caballería de la Gineta y Brida, impreso en Sevilla el año de 1580, a raíz de su llegada a España, y dedicado a su pariente el Duque de Medina Sidonia. El motivo por el que escribió este tratado, fue, según dice el autor en el prólogo de su obra, a causa de ser el exercicio della (la caballería) tan útil y necesario a los caballeros y seguirse a su Majestad muy gran servicio y fortaleza en sus Reinos, especialmente en las Indias, rezones que le moverían también a escribir el Libro de Alveitería, que sin duda merece ser impreso, ya que todavía permanece inédito y olvidado entre los manuscritos de la Biblioteca Nacional de Madrid. En el fondo, también resulta interesante conocer un testimonio del propio Suárez de Peralta, quien afirma (…) ninguna cosa fue tan temida de los contrarios, ni más efecto hizo en ellos, que los caballos, mediante los cuales (con el auxilio divino) y el buen celo y deseo de los que en ellos iban, de servir a Dios y a su Rey, consiguieron tan alta victoria.22
Entre los capítulos que integran su Tratado… resalta lo dicho en el proemio al lector: (...) es desde el tiempo de los griegos hasta el día de hoy, especialmente el arte de la Brida, que este crece grandemente en Italia y particularmente en el Reino de Nápoles, en el que antiguamente hubo una ciudad famosísima llamada Sibaria donde tenían gran ejercicio de a caballo y era de suerte que en toda ella no se entendía sino de en ejercicios muy deleitables, no sólo en éste, mas en todos los demás. /p. 16: (...) del caballo nace el nombre y valor de los caballeros. Por tanto, los Nobles tienen la obligación más que los otros, a seguir esta virtud y así no solo los nobles, mas os viles hombres y bajos, con la fuerza y valor de este animal, se hacen cada día grandes y muy ilustres. No hay fiesta cumplida, ni juego valeroso, ni batalla grande donde él no se halle. Con ellos los Reyes, Príncipes y grandes Señores, defienden sus tierras y conquistan las ajenas”.23
Y luego, su pluma y su experiencia dan un despliegue importante de aspectos que entrañan con la práctica y ejercicio de caballeros, pero sobre todo en el uso de las sillas y las lanzas con que el desempeño de los mismos se encontraba listo para celebrar impresionantes puestas en escena en la plaza. Entre los datos relevantes encontrados en la lectura de dicho trabajo hay anotaciones como las que siguen:
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Juan Suárez de Peralta: Tractado de la Cavallería jineta y de la brida: en el qual se contiene muchos primores, así en las señales de los cavallos, como en las condiciones: colores y talles: y como se ha de hazer un hombre de á caballo (...) En Sevilla, año de 1580. México, La Afición, 1950. 149 p. Ils., p. 13. 23 Op. Cit., p. 15.
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CAPÍTULO I. EN QUE SE CONTIENE LO QUE HA DE TENER UN CABALLO PARA SER BUENO DE LA JINETA Y FALTÁNDOLE ESTO NO SE LE PUEDE LLAMAR TAL.24 SEGUNDA PARTE. CAPÍTULO II. DE LA MANERA QUE SE HA DE TENER PARA PONER LOS PIES Y EL CUERPO, UN HOMBRE DE A CABALLO BIEN PUESTO, Y CORRIENDO LO QUE HA DE HACER.25 CAPÍTULO VI. DE CÓMO SE HA DE CORRER LA CARRERA CON LA LANZA, Y LAS MANERAS DE CÓMO SE CORRE.26
En la parte que corresponde al Tratado… de la brida, advierte sobre los muchos primores y avisos para hacer un caballo de la brida, doctrinarle y saberle enfrenar con otros muchos documentos para (un caballero) ser hombre de la brida y con las posturas que ha de tener y otras cosas tocantes a este ejercicio. Lo mismo hace en el capítulo XLI cuando trata de COMO SE HAN DE CORRER LANZAS EN LA BRIDA Y DE LAS POSTURAS Y COMO SE HAN DE SACAR Y CUALES SON LAS MEJORES, A LEY DE HOMBRES DE ARMAS.27
Finalmente, apunta Benjamín Flores Hernández: (...) la entusiasta forma de estudiar la materia, el fervor patriótico con que los escritores españoles se lanzaron al análisis de los modos tradicionales de cabalgar propios de su tierra y el particular énfasis que dentro de sus páginas dieron a los enfrentamientos de los caballeros con los toros bravos, sí constituyen una particularidad típicamente hispana de la manera de abordar el asunto. Primeramente, en Italia y más adelante en Francia, desde los iniciales años del siglo XVI empezaron a divulgarse los principios de una novedosa escuela de equitación de origen napolitano que postulaba el triunfo de una caballería ligera, rápida, sobre la típica de los últimos tiempos de la Edad Media, la propia de los desafíos y de los torneos, caracterizada por la pesadez de unos equinos abrumados por el fardo de la armadura que protegía tanto a ellos como a quienes los montaban.28
Portada del “Tratado…” que Juan Suárez de Peralta tuvo oportunidad de ver publicado en Sevilla hacia 1580, donde en su interior está la acumulación de experiencias novohispanas en dos ámbitos peculiares: tanto el urbano como el rural, compendio del desarrollo y evolución tanto de las prácticas a caballo apegadas a los más rigurosos cánones, como a la que cotidianamente se vivía en el campo.
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Ibidem., p. 23. Ibid., p. 43-44. 26 Ib., p. 52. 27 Ib., p. 141-142. 28 Benjamín Flores Hernández: “La jineta indiana en los textos de Juan Suárez de Peralta y Bernardo de Vargas Machuca”. Sevilla, en: Anuario de Estudios Americanos, T. LIV, 2, 1997. Separatas del tomo LIV-2 (juliodiciembre) del Anuario de Estudios Americanos (pp. 639-664)., p. 640. 25
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Así que reafirmando cada vez más el papel protagónico que jugó Juan Suárez de Peralta como un conocedor en las prácticas caballerescas que fueron común denominador desde el siglo XVI y hasta el XVIII en la Nueva España. Si bien, su Tratado de la Caballería, la jineta y la brida… se publicó en Sevilla allá por 1580, y aún no contamos con referencias posteriores de su conocimiento en estas latitudes americanas, el hecho es que la mencionada teoría, junto con otras, pero sumada a la experiencia que seguía influyendo en la práctica, permitieron continuidad entre caballeros hispanos y novohispanos. En España, y para 1568 Antonio Flores de Benavides tradujo a Grissone,29 bien que para entonces ya debía ser archiconocida la técnica de la brida así en la península cuanto en los dominios castellanos de allende la mar, puesto que daba la continua presencia hispana en Italia no puede suponerse otra cosa. Sin embargo, los tratadistas españoles de aquel tiempo dedicados a estudiar el caballo, su monta, modo de combatir en él y demás temas afines, no sólo hicieron referencia a dicha caballería, sino que también trataron, mostrando una clara preferencia hacia ella, de la de la jineta, que gozaba de gran prestigio en todos los territorios dependientes del rey católico. Según parece, el primero de los muchos libros aparecidos sobre la enseñanza de la caballería en las imprentas de España y de Portugal a partir de la segunda mitad del siglo XVI y hasta bien entrado el XVIII, fue uno impreso en el año de 1551 en la oficina tipográfica que Cristóbal Álvarez tenía en la ciudad de Sevilla: el Tractado de la cavallería de la gineta de don Fernando Chacón, caballero calatravo. A continuación, y por espacio de más de ciento cincuenta años, no pararon los talleres de todas las ciudades de la península de tirar textos y más textos con esta temática, varios de los cuales alcanzaron la segunda y aun la tercera impresión.30
Al finalizar el siglo XV habían desaparecido aquellas formas ya poco apropiadas de caballería, lo mismo vestimentas de enormes y pesadas armaduras como aquellas expresiones que fueron de uso común durante la guerra, pero también durante los recesos de ésta, considerando el proceso de la de los “ocho siglos” entre moros y cristianos en territorio español. Lo bélico se tornó estético, lo pesado en la ligera movilidad de los combatientes que tenían ante sí los conceptos de la brida y la jineta como expresión no del campo de batalla. Sí de la plaza pública. En realidad, la técnica tradicionalmente española de montar sobre los corceles era la conocida como de la jineta, y fue ella, precisamente, la que al aparecer en los campos napolitanos en las luchas allí emprendidas por el rey de Aragón a lo largo del siglo que corre entre 1420 y 1520, trastornó todo el sentido del enfrentamiento caballeril propio de la Edad Media y del primer Renacimiento. Según Cesáreo Sanz Federico Grisson: “Reglas de la caballería de la brida, y para conocer la complesión y naturaleza de los caballos, y doctrinarios para la guerra, y servicio de los hombres. Con diversas suertes de frenos. Compuestas por el S. (…), gentilhombre napolitano, y ahora traducidas por el S. Antonio Florez de Benavides, Baeza, Juan Baptista de Montoya, MDLXVIII, en 4º, 145 f, 4 h”. Ver Sanz Egaña: “Introducción a la Sociedad de Bibliófilos Taurinos” a la obra: “Tres libros de jineta de los siglos XVI y XVII. Intr. de (...), Madrid, 1951, XLVII, 270 p., ils., facs. (Sociedad de Bibliófilos Españoles, Segunda época, XXVI)., p. XXXV. 30 Flores Hernández: Flores Hernández: “La jineta indiana …”, op. Cit., p. 641-642. 29
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Egaña, el origen y la peculiaridad de esa forma de cabalgar debe buscarse, antes que en detalles de longitud de estribos o de formas de la silla, en la anatomía típica de los equinos peninsulares, de menor tamaño y mayor nerviosidad que los nativos de otras latitudes del continente europeo. 31
Brida y jineta tienen orígenes y explicaciones totalmente distintas. La primera de ellas parece estar localizada al sur de Italia, cuando en algún momento llegaron a la península un grupo de jinetes españoles que se empeñaron en adaptarse a caballos de mejor alzada, en oposición a aquellos arabigoandaluces, mas bien bajos. El nombre más antiguo de este tipo de monta fue el de a la estradiota,32 voz derivada de los stradiotti, caballeros mercenarios de nacionalidad albanesa que servían en el ejército veneciano, los cuales debieron haber sido los primeros en tratar de aplicar los principios de la caballería ligera en el uso de equinos centroeuropeos. En cuanto a la connotación de a la brida, encontramos en el Diccionario de la academia lo siguiente: Brida es el “freno del caballo con las riendas y todo el correaje, que sirve para sujetarlo a la cabeza del animal”. De la jineta se entiende como un género de caballería africana, con frenos o bocados recogidos y estribos anchos y cortas aciones, a éstos llaman jinetes y a esotros bridones, los cuales llevan los estribos largos y la pierna tendida, propia caballería para hombres de armas”. Es el propio Benjamín Flores Hernández quien apoya lo hasta aquí analizado al apuntar que El más hondo sentido que tenía la multitud de obras y opúsculos editados por aquella época para la explicación de las diversas técnicas de andar a caballo era el de enseñar cómo, sobre ese animal (el caballo), habrían de continuar los españoles la realización de sus gloriosas acciones militares a todo lo ancho y largo del mundo. Tal cosa la indicaba claramente, por ejemplo, Juan Suárez de Peralta en su Tractado..., cuando se refería a los valiosos servicios bélicos prestados a los caudillos de su patria por los corceles puesto que, argumentaba allí: No hay fiesta cumplida, ni juego valeroso, ni batalla grande donde él no se halle. Con ellos los reyes, príncipes y grandes señores defienden sus tierras y conquistan las ajenas”. Aparte de su utilización en las campañas militares, la principal actividad en la cual habían de practicarse las reglas y disposiciones de la caballería expuestas en los tratados fue, en España, durante las centurias décimoquinta y décimosexta, la de las corridas de toros. El punto culminante, la acción más emocionante, de más riesgo, belleza y significación de las realizadas entre los tablados de una plaza pública en tiempos de la monarquía de los Austrias, resultaba la de liquidar un bravo bovino con lanza. El caballo pasó a Indias junto con las primeras empresas conquistadoras, en las cuales enseguida mostró 31
Ibidem., p. 644. Estradiota: “un género de caballería, de que usan en la guerra los hombres de armas, los cuales llevan los estribos largos, tendidas las piernas, las sillas con borrenes, de encajan los muslos y los frenos de los caballos con las camas largas; todo lo cual es al revés en la jineta. 32
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su indiscutible utilidad. Son continuas las referencias de comentaristas e historiadores acerca de los servicios prestados a los castellanos por este animal en las entradas expedicionarias en demanda de la expansión de los dominios de su soberano a través de toda la geografía del nuevo continente. Recuérdese cómo, en múltiples sitios, tardaron los indios un buen rato en salir de su asombrada creencia en que hombre y bestia conjuntaban una sola unidad. (...) entre los indígenas, debido a la obra consumada por él mismo y por sus compañeros, para el tiempo en que (Bernal Díaz del Castillo) escribía, principios del último tercio del siglo XVI todos los más caciques tienen caballo y son ricos, traen jaeces con buenas sillas y se pasean por la ciudad y villas y lugares donde se van a holgar y son naturales, y llevan sus indios y pajes que les acompañan, y aun en algunos pueblos juegan cañas y corren toros y ponen sortija, especial es día de Corpus Christi, o de Señor San Juan, o Señor Santiago, o de Nuestra Señora de Agosto, o la advocación de la iglesia del santo de su pueblo; y hay muchos que aguardan los toros aunque sean bravos y muchos de ellos son jinetes, y en especial en un pueblo que se dice Chiapa de los indios.33
Por otro lado, el papel protagónico que tuvieron los caballeros americanos no fue una casualidad. Ya lo vimos con los hechos de enero de 1572. Del mismo modo, es el mismo Suárez de Peralta en acentuar ese orgullo, tal y como lo vimos al referir en el capítulo XLI de su Tratado… en toda Italia y España se corre a lo cierto, aunque no tan galán, como en la Nueva España, a causa de que se han ejercitado muy mucho los caballeros de allá, añadiendo nuevas maneras de sacar la lanza, dándole extremadísimo aire. Y es tanta la curiosidad de ellos, que para perfeccionarse en este arte mancan los caballos en que han de correr lanzas desjarretándolos de un pie y el que viene a ser manco de esparavanes de estiman mucho [...]
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Ibid., p. 648-650.
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LEJANÍAS ENTRE BRUMAS34 [PASAJE Nº 53]: EL TORO DE ONCE. Por una coincidencia sabemos que existe desde 1700 la puesta en escena del “Toro de once”, práctica común durante las fiestas virreinales, puesto que se lidiaban toros a mañana y tarde, destinándose alguno de ellos, quizá el de menor tamaño o el que ofreciera por su cornamenta peligros menores para que los envalentonados y anónimos toreadores se pusieran al tú por tú con aquella “fiera”. Bien a bien no se sabe desde donde viene tan inveterada práctica y hasta donde dejó de realizarse, pero el hecho es que lo mismo “el toro de once” que el “toro embolado” se convirtieron en elementos complementarios de una fiesta siempre dinámica a lo largo de, por lo menos los siglos XVIII y XIX. E incluso hasta el XX como veremos más adelante. Por tal razón, y para darnos idea del significado que tenía aquel capítulo extra en las fiestas mayores, nada mejor que acudir a la siguiente apreciación vallearizpeniana.
Estaba mandado por real cédula que para honrar bien la fiesta del glorioso señor San Hipólito, en cuyo día ganaron la ciudad de México los españoles, se corrieran siete toros, y que de estos siete se mataran tres, que habían de darse por amor de Dios a monasterios y hospitales. Quedó también instituida como fiesta de la ciudad la del día de Santiago Apóstol, ordenándose que en esa fecha se lidiaran doce reses bravas. ¡Qué regocijo y qué alborozo en esas fiestas! Las vidas más recoletas, las vidas más hundidas en el tranquilo sosiego de los caserones, salían haciendo ruido, irradiando luz de felicidad. Todos miraban la ciudad como nueva, con una gracia de recién nacida entre los oros de un sol tibio y paternal. Las campanas decían su regocijo con voz más fina, al aire era más transparente, el aliento de las rosas de una sueva delicadeza que le complacía al corazón. Las casas tenían como una fisonomía benévola y clara que acogía, pareciendo que iban a referir el encanto secreto de sus intimidades. El agua murmuraba en las fuentes su límpido monólogo con sutil efusión. En las hablas que volvió compungidas el dolor o la tristeza, pasaba un temblor de júbilo. La desesperanza se teñía con un delicado matiz de optimismo y dentro de ella se agitaba la alegría como un breve cascabel de oro. Se dejaba el picote, el paño de raja, el buriel, el terciopelo rizo, la frisa, las jerguetas, las angaripolas, los insignificantes velludillos, las pardas estameñas, el vellorí, las tiesas 34
Artemio de Valle-Arizpe: Lejanías entre brumas. México, 2ª edición. Editorial Patria, S.A., 1958. 229 p. (Tradiciones, leyendas y sucedidos del México Virreynal, 4).
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bófetas, el coletón, la guinga, los anascotes, el negro tafetán, los espesos fustanes, y se trocaban por las noblezas, por las piñuelas, los tisúes, por los espolines, por los damascos, por los brocados, por los áureos jametes, por las catalufas, por los armoisines, por los rasos, por los chamelotes de colores, por los terciopelos, por los granatines, por los gorgoranes, por las frescas zarazas, por los pequines recamados. De las muñecas se desenredaban los rosarios de calambuco o de dieces de amatista o de coral, entre engarces afiligranados de oro, o de huesecillos de olivas del Monte Olivote, con medallas llenas de indulgencias, y en su lugar iban las áreas manillas, los brazaletes con perlas y diamantes jaquelados; los dedos se llenaban con los relumbres de las sortijas, de los cintillos, de las gruesas tumbagas; en los pechos fulgían las pedrerías de los broches, de los bracamantones, de los pinjantes, de los brincos, de las piochas, de los herretes, de los joyeles, de los cabestrillos, de los ahogadores, de los alcorcíes, de los pinos de oro; se abandonaban los eucologios, las novenas, los devocionarios y libros de horas para tomar, con encanto feliz, los abanicos y los guantes de olor. Si estos festejos llenaban de alegría a la gente más se alborozaba con los que se hicieron con motivo de la canonización de San Juan de Dios.35 Ojos faltaban a la admiración para aplaudir los espectáculos que inflamaron de alegría a la ciudad. La procesión por la Alameda; los carros engrandeciendo escenas de la vida del Santo; certámenes poéticos en la Universidad, en el Colegio Mayor de todos los Santos, en el de San Pedro y San Pablo y en el de Cristo; luminarias y veneros de ocote y muchos fuegos de librillos y faroles de vejiga en la mayor parte de las casas; cohetes voladores, que rayaban la noche con su oro fugaz, complicados castillos y girándulas; escaramuzas, mascaradas a lo faceto y ridículo; alegrías de juegos de cañas y toros. No se oía por las calles más que el suave roce halagador de la seda; sólo se alían fragancias delicadas que emanaban de todos los trajes. Risas y cantares cruzaban por el aire. Se alzó la plaza de toros donde el siniestro Quemadero de la Inquisición, entre la iglesia de San Diego y la Alameda. La plaza era cuadrada y se dejó dentro una ancha acequia para 35
Es probable que nuestro autor se haya remitido a dos obras que dan cuenta de aquel acontecimiento, a saber: Juan Antonio Ramírez Santibañes. Culto festivo pompa solemne con que celebró la canonización de el... padre de pobres san Juan de Dios... México: Her. Vda. Francisco Rodríguez Lupercio, 1702, y Antonio de Robles: Antonio de Robles: DIARIO DE SUCESOS NOTABLES (1665-1703). Edición y prólogo de Antonio Castro Leal. México, Editorial Porrúa, S.A., 1946. 3 V. (Colección de escritores mexicanos, 30-32)., anota entre lo más sobresaliente alrededor de dichas fiestas que en 1700 -Luminarias y fuegos (20 de octubre). -Canonización de San Juan de Dios en la ciudad de México (16-30 octubre). -Toros que hubo en aquellos días de la canonización. -Máscara (6 de noviembre). -Máscara de niños (7 de noviembre). -Toros por las fiestas de San Juan de Dios, en la plaza de San Diego (15 de noviembre). -Toros a mañana y tarde (16 de noviembre). -Mulata sentada como hombre, toreó a caballo (17 de noviembre). -Toro de once (24 de noviembre). -Toros (13-15 de diciembre).
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las naumaquias y las regatas que hubo con numerosos remeros vestidos todos con verdes lampazos de la China. Tenía el coso diez andanadas de tablas, insuficientes para contener el enorme gentío que pugnaba desde temprano por asistir a las corridas. Los palcos se forraron ya de cutí, ya de sargas listadas, ya de ruán de cofre, iluminándolas hachas de cera de Castilla o de Campeche. A todas las corridas asistieron el arzobispo-virrey don Fray Payo Enríquez Afán de Ribera, y los graves señores inquisidores, los de la Audiencia, y el Cabildo eclesiástico y el de la Ciudad. En los palcos inmediatos al del Arzobispo-virrey, muy llenos de colgaduras y de adornos, se colocaron todos los religiosos de San Juan de Dios, que tenían a su cargo el abundante obsequio de los dulces y refrescos de costumbre, todos insignes, como que eran salidos de manos doctas de monjas, y ellos mismos sirvieron al Virrey, a los inquisidores, a la Audiencia, al Ayuntamiento y al goloso cabildo eclesiástico. Su Ilustrísima don Fray Payo Enríquez Afán de Ribera regaló a los toreros con cuatro fuentes de dulces cubiertos. Los oidores y munícipes les mandaron buenas galas en dinero, y bandas bordadas los frailes juaninos. A mañana y tarde se corrían toros, y ansiosa, apresurada, salía la gente de la plaza para ir a otras fiestas. En una de las corridas de la mañana, en el alegre toro de once, una res, hostigada, corneó a un lidiador negro; lo dejó en el sitio con todos los intestinos temblorosos derramados por encima de la roja y ancha herida que le abrió en el vientre; el cornúpeta le siguió revolviendo con insistencia la cara entre el hígado y las piernas, entre los prietos bofes. Hubo largos gritos y desmayos de damas, emoción y palidez en todo el público. Al día siguiente, por el horror que produjo la roja destripada del negro toreador, se suprimió el toro de once, lo que no fue muy del agrado de la mayoría de la gente, ni menos aún de los bullangueros estudiantes. La plaza se hallaba henchida, pletórica, hervía de gritos. No soltaban al toro, pero tampoco nadie se movía de su asiento. Todos protestaban con furia, se desgargantaban a voces. Las bocas no estaban llenas más que con adjetivos atronadores. Que el toro no saldría porque estaba suprimido, se volvió a repetir, y que, por lo tanto, era inútil esperar; pero más subió la espantosa gritería y algazara. Se rompía el aire con altísimas aclamaciones, se escupían injurias y amenazas. Nadie se iba de la plaza. Pero de pronto, todos a una, saltaron a la arena con enorme guasanga numerosos estudiantes de la Universidad. Los frailes de la Merced, que se hallaban en la plaza, fueron a sosegarlos, a ponerlos en paz. Los estudiantes abrieron el toril, y saltó bufando al ruedo el toro más boyante y con más brío que se había visto; era cárdeno, calcetero, y como de seis hierbas; sus cuernos eran tan largos como palos de navío y con más punta que las más sutiles agujas. El toro escarbó la tierra, alzó el espantoso aspecto y bramó poniendo grima. Los estudiantes no se arredraron por nada de esto. Con sus capas le empezaron a sacar arriesgadas vueltas, entre los atronadores aplausos del gentío. El toro despernancó a uno, hirió a otro; a muchos los lanzó a los aires, saciándolos casi de la zona atmosférica; a los más les dio revolcones tremebundos; pero los intrépidos estudiantes no se retiraban de la lidia y seguían dándole al toro una serie notable de lances. Los padres de la Merced
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abandonaron rosarios y chancletas en el ruedo con las carreras desaforadas que emprendieron para ponerse a salvo, y el aire lo dejaron estremecido de ayes consternados, de válgames, de quejidos y de un largo ¡uy, uy, uy! Pero no todos los padres huyeron, no, sino sólo los gordos, los reverendos, los unciosos, pero los otros, ocho, diez, claro está que únicamente para cumplir con el evangélico deber de calmar a los estudiantes, no sólo se quedaron en la arena impávidos, sino que hasta trataban entre sí breves y sutiles discusiones teológicas con ergos, negos y distingos para disputarse el privilegio de plantársele delante a la fiera, y el que triunfaba en la discusión, ayudado de algún empellón eficaz, recordaba alegre sus años de mocedad y de daba a la res ceñidos lances con su ancha capa blanca, muy llenos de donaire, y con más facilidad que con la que cantaba un aleluya o se echaba una santiguada por su cara lustrosa y rozagante. Aguardaban al toro cara a cara y éste se les iba encima a los frailes y les seguía con furia las vueltas, pero ellos alargaban los brazos con la capa y se lo traían muy cerca de sí y, casi en los mismos cuernos, se la enredaban en el cuerpo, remolineándose con donaire, y todavía, como exquisito adorno, sacaban con gracia chulona un cuadril, con lo que les quedaba revolando todo su venerable hábito. Otros, con el cabo de la capa, a medio correr, le daban tres y cuatro golpes en la vista. Otros, revolvían la dicha capa en el aire haciendo floreos delicados, con mucha gracia y obligaban al toro a que la siguiera y remataban la suerte arrodillados. Aquellos mercenarios eran diestros toreadores, andaban sin ningún peligro como haciendo burla del toro y propiamente corriéndolo. ¡Qué primor! ¡Nadie había hecho aquellas lindas reboleras y faroles como sus paternidades! Aquello era la pura flor de la canela. Ya iban a poner las banderillas cuando llegó el corregidor con numerosos beleguines y corchetes y llegó también la guardia del Virrey dando disparos al aire. Se armó una gran tremolina. Un formidable alboroto llenó toda la plaza. Abundaron los contusos y golpeados. El toro hizo dar una enorme carrera a un alguacil, y ya casi lo alcanzaba cuando un mercedario se le interpuso, caritativo, extendiendo con entrambas manos el blanco hábito que se sacudía, ya de un lado y luego del otro, y así le quitó la fiera, y ya con ella tras de sí, giró de pronto, rápido, ágil, elástico, sobre los talones y la burló con gentileza, dejándola pasar bramando, llevándose enganchado en un cuerpo un jirón de la túnica de su paternidad, a quien no le importó eso, sino que se fue contoneando muy saleroso y alegre. Un corchete le dio al toro un tiro en la cabeza; con él lo puso patas arriba y ya así entró la paz que se buscaba. Los alguaciles querían recoger a los estudiantes, pero los estudiantes corrieron a encerrarse en la Universidad, y ya dentro, empezaron a tocar a rebato campana y se negaron a abrir las puertas, que golpeaban numerosos agentes de la autoridad, y desde las ventanas, balcones y azoteas les echaban una tupida lluvia de piedras. Llegó el rector y llegó también el corregidor y más ministros de la Justicia, e hicieron gente, y lograron al fin que los estudiantes abrieran las puertas, bajo promesa jurada de no castigar a nadie. Pero no cumplieron lo ofrecido, ¡qué va! Lo que los fuertes ofrecen a los débiles jamás se cumple.
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Hubo expulsiones y otros castigos mayores en toda la Universidad. ¿Y a los frailes? A los frailes no les pasó nada. ¿Por qué les había de pasar algo a sus paternidades, pues no había motivo? Sólo bajaron al ruedo a defender a los estudiantes, claro que únicamente a eso, del grande y grave peligro del toro, y tan sólo por protegerlos y ayudarlos con amor sacaron a lucir sus finas exquisitas habilidades taurómacas, que parece que tenían ya bien olvidadas.36 ¿Qué pudimos comprender tras la lectura? Ya pasaban de las once, pero
el toro no saldría porque estaba suprimido.
Es decir, algún
decreto lo prohibió de buenas a primeras, a pesar de la demanda popular porque se pusiera en marcha la celebración matinal. Pero el impulso popular pudo más que una disposición, y hete aquí que el toro ya está en la arena, donde lo mismo estudiantes que religiosos conviven desmedidamente. Sin embargo al hacerse notoria la fuerza pública que se hizo presente con objeto de detener a los revoltosos que fueron a refugiarse –grave error-, a la propia Universidad. Allí, a pesar de que intentaron a campanadas convocar a sus otros compañeros para intensificar la resistencia, finalmente fueron convencidos de que no habría castigo, pero las expulsiones y otros castigos fuertes se convirtieron en la mejor solución. Puede traslucirse la posibilidad de que este era un anejo eminentemente popular, pero que nada tenía que ver con la organización oficial. En todo caso sucedió aquello de que las costumbres se hacen leyes…; y así, tanto el “toro de once” como el “toro embolado” se fueron acomodando lentamente en los programas y las fiestas hasta que se hicieron imprescindibles. Todavía, allá por 1935 y en Ameca, Jalisco se verificó una función de “toro de once”. Claro el programa anunciaba: A las 13 hrs. Lucido toro de Once.37 En el fondo, permitir o no tal circunstancia quedaba supeditado al rigor oficial que entendía la reacción del relajamiento como válvula de escape por donde se movían los intereses de 36 37
Valle-Arizpe: Lejanías entre…, op. Cit., p. 85-91. Colección Diego Carmona Ortega. N. R. 0079
PIEZA Cartel taurino. Medidas: 20 x 29 cms. Características principales: PLAZA DE TOROS DE AMECA, JAL. A las 13 hrs. lucido toro de Once. 6 toros, 2 de ellos a muerte. Matadores: Antonio Barrera y Angel Inzunza. Estado de conservación: Regular. No tiene fecha. ca. 1930-1935.
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aquella parte que no podía protagonizar del todo su participación en los fastos que, como queda visto, estaban siendo motivados por un pretexto de carácter religioso. Y si los mercedarios sirvieron aquí como alentadores, estamos viendo entonces hasta donde podía llegar el gozo de aquella orden, misma que se sumó, hasta revolver
la dicha capa en el aire haciendo floreos delicados, con mucha gracia y obligaban al toro a que la siguiera y remataban la suerte arrodillados. Aquellos mercenarios eran diestros toreadores, andaban sin ningún peligro como haciendo burla del toro y propiamente corriéndolo. ¡Qué primor! ¡Nadie había hecho aquellas lindas reboleras y faroles como sus paternidades! Aquello era la pura flor de la canela.
Pasaba por ahí don Artemio…
Eran los días en que, bajo el mandato del virrey don fray Payo Enríquez Afán de Rivera, la canonización de San Juan de Dios se convirtió en unos de los acontecimientos de mayor aparato conocido por aquellos tiempos. Fueron célebres ciertas fiestas que por su dimensión y su boato, alcanzaron a ser consideradas por los cronistas, unos más célebres que otros para dejar sentadas auténticas relaciones de fiestas, documentos que por su naturaleza nos permite comprender, gracias al minucioso detalle, la forma en que ocurrieron no solo los festejos taurinos. También los de otro orden. Cómo vestían los caballeros, la disposición de la plaza y otras apreciaciones que poco a poco fueron definiendo el papel de las primeras expresiones periodísticas. Gregorio Martín de Guijo 38 primero y luego Antonio de Robles, dejaron sentadas las bases de ese propósito, que más tarde continuarían Castorena y Ursúa así como Sahagún de Arévalo 39 y hasta José de Gómez con su Diario curioso…40 38
Gregorio Martín de Guijo: DIARIO. 1648-1664. Edición y prólogo de Manuel Romero de Terreros. México, Editorial Porrúa, S.A., 1953. 2 V. (Colección de escritores mexicanos, 64-65). 39 Juan Ignacio María de Castorena y Ursúa y Juan Francisco Sahagún de Arévalo: Gacetas de México. 17221742. México, Secretaría de Educación Pública, 1950. 3 V. Ils., facs. (Testimonios mexicanos, Historiadores, 4-6).
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CORO DE SOMBRAS.41 [PASAJE Nº 54]: APOTEÓSIS DEL RIDÍCULO.
Los siguientes acontecimientos ocurrieron en el curso del año 1761. En buena parte del reino de la Nueva España se están reponiendo de las magníficas celebraciones en torno a la exaltación al trono de Carlos III que apenas fueron una importante caja de resonancia durante el mes de mayo. Sin embargo, la trascendencia de los hechos políticos y la delicada aplicación de estrategias militares, llevó al nuevo gobernante al siguiente asunto. Mientras
La muy noble y famosa ciudad de México estaba entre el sonoro estruendo de un inacabable repique. Se celebraban las paces que España concertó con Francia. Había encamisadas, escaramuzas, un corpulento monte carnaval, cucañas, maromas, corridas de toros con tapados y preparados y con el gracioso don Pero de Palo y con carreras de venados, liebres y perros; toros atados en las calles; regatas y vistosas naumaquias; juegos de la sortija; iluminaciones que encintaban de luces los edificios; peleas de gallos, “aves del sol”; loas, besamanos, saraos y banquetes en el Real Palacio; solemne tedéum en la Santa Iglesia Catedral. La alegría de estos festejos saltaba entre la vasta música de las campanas que era como el regocijo de la ciudad que subía a los cielos en una onda interminable, trémula y clara, y que se metía hasta lo más hondo de las piedras de las casas y las ponía palpitantes como esforzándolas para que cobraran voz y se pusieran a cantar.42 Sabemos que en 1761 se firmó el Tercer Pacto de Familia y España entró en el conflicto bélico. La guerra terminó con la Paz de París de 1763. España cedió a Gran Bretaña la Florida y territorios de golfo de México, a cambio de La Habana y Manila, conquistadas por los británicos, y la Louisiana francesa. Portugal, aliado británico, recuperó la colonia de Sacramento. Al respecto de
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Diario curioso y cuaderno de las cosas memorables en México durante el gobierno de Revillagigedo (1789-1794). Versión paleográfica, introducción, notas y bibliografía por Ignacio González-Polo. México, Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Bibliográficas, Biblioteca Nacional y Hemeroteca Nacional, 1986. 123 p. Facs., retrs., maps. (Serie: FUENTES). 41 Artemio de Valle-Arizpe: Coro de sombras. México, Editorial Patria, S.A., 1951. 222 p. (Tradiciones, leyendas y sucedidos del México Virreynal, 3). 42 Op. Cit., p. 179.
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El famoso Pacto de Familia que firmó con tan poco consejo el enciclopedista Carlos III llevó al infeliz Carlos IV a declararle guerra a Francia porque le arrancó la cabeza al infortunado hijo de San Luis que, por cierto, admiró mucho a las gentes que fuese colorada la sangre real que tiñó la guillotina tal y como la de cualquier desgraciado ganapán y que no tuviera el color azul como se pensaba que sería la del flordelisado monarca.43 Duros, difíciles momentos de una España que empieza a complicar su escenario político. Una más bien futura pero pronta aplicación de las reformas borbónicas, así como la expulsión de los jesuitas serán centro de avances y conflictos que provocaron una aceleración en el estado de cosas de aquel imperio que ingresaba a uno de sus más complicados destinos y que serían definitivos al iniciar el siglo XIX.
El rey Carlos III.
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Ibidem., p. 180. Además: La aventura de la historia. Año 8 Nº 91. Mayo de 2006. Jordi Canal: Mayo de 1976: Una fiesta fratricida. Montejurra. Un caso extremo, que quizá no tenga ninguna relación con este asunto, lo encontramos casi dos siglos después, cuando en 1957 Carlos Hugo de Borbón Parma, se comprometió a cumplir “con los deberes y los sacrificios que me impone el título de Príncipe de Asturias”. El capítulo descarnado de Montejurra ese mismo año tiene el agregado de la “invención” de un príncipe, esto es, el proceso de transformación de un universitario francés en pretendiente al trono español. Por tal motivo, se denominó asimismo como el “príncipe rojo”, declaración que hizo en 1977 al decir que su sangre no era azul sino muy roja –el apodo “príncipe rojo” lo llevaría siempre con fiereza-. Y es que como apunta Jordi Canal, en diciembre de 1968, como consecuencia del giro izquierdista y antifranquista –sin olvidar el inminente nombramiento de Juan Carlos como sucesor de Franco-, los Borbón Parma fueron expulsados de España. Y es que Carlos Hugo impulsaba, desde el desenlace de la guerra civil española la reivindicación del carlismo, entelequia que concluyó violentamente en los hechos de mayo de 1976 en Montejurra, que es un monte cercano a Estella (en la región Navarra), la ciudad que fue corte del pretendiente Carlos VII durante la Segunda Guerra Carlista en 1873.
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PIEDRAS VIEJAS BAJO EL SOL. 44 [PASAJE Nº 55]: LA HISTORIA VIEJA, PERO SIEMPRE NUEVA, DE UNAS ALMOHADAS DURAS. Son los tiempos en que el gobierno del conde de Peñalva ha concluido en Yucatán. Entonces gobernaba don Luis Enríquez de Guzmán, conde Alba de Liste, quien asignó a don Martín Robles y Villafaña, caballero santiaguista, como el todas las “calidades que han de sobresalir en un gobernante para hacerlo bueno” en cargo tan importante.
El 19 de noviembre de 1652 tomó posesión de su cargo. Tuvo a su llegada solemne recibimiento y se gastó mucho en juegos y fiestas en su obsequio. Por dondequiera se le alababa con himnos y loores muy grandes. Congratulábanse unos a otros y con mucho regocijo se daban mil parabienes por tener tal gobernante, a quien además de ofrecerle la debida reverencia, le prometían sus fuerzas y ayuda.45 Tras el acto protocolario, dióse a atender los asuntos de su alto y digno cargo. Entre otros, el caso de un mulato, de Valladolid para mayores señas, y de nombre Miguel Moreno de Andrade, quien ocupó el cargo de gobernador de la mencionada villa. Un grave error en sus funciones fue haber expedido cierto edicto en que proveía la encomienda de Chemax – entonces sin ocupante- a don Fernando de Aguilar, descendiente de un conquistador lleno de hazañas. Sin embargo hubo inconformes que se sintieron ofendidos ante el ventajoso otorgamiento que devino fuerte polémica entre los principales de Valladolid quienes veían en Moreno de Andrade la viva muestra del funcionario abusivo en el desempeño de su cargo. Ya todos esperaban que la justicia pusiera freno a tales incongruencias. El día esperado por fin llegó.
Había en la casa gran número de gente para presenciar con insana delectación el castigo ejemplar que se le iba a imponer al mulato por todos sus incontables desmanes. Miguel Moreno de Andrade llegó ataviado con mucha seda crujiente y alhajas. Con todo sosiego entró en la casa; paso a paso, tranquilo y sereno, atravesó con andar airoso las salas en las que se agolpaban muchísimos curiosos, llenos de ansia por satisfacer sus venganzas y de humillarlo con su vista y con sus risas al verlo caer de su esplendor cuando recibiera el tremendo castigo que merecía por sus largos delitos. Pero el pasmo abrió todos los ojos cuando el señor gobernador, don Martín de Robles y Villafaña, salió muy sonriente y 44 45
Artemio de Valle-Arizpe: Piedras viejas bajo el sol. Primera Edición de Editorial Diana, México, 1981. 222 p. Op. Cit., p. 8.
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comedido a recibir al bellaco y lo estrechó entre sus brazos, llamándole su grande y buen amigo. Lo condujo al estrado con mucho comedimiento como si le recibiese señalada honra con su vista, y se puso a hablar con él muy despacio, con dulce afabilidad. A todos los que estaban allí de la gran sorpresa que recibieron se les olvidaron los movimientos y quedáronse como estatuas. A los pocos días, más, mucho más subió el asombro de los vallisoletanos cuando le confirió el título de Teniente de Gobernador. Salió de Valladolid el íntegro don martín Robles y Villafaña con otras almohadas de buen alto para que tuviera mejor reposo su sueño, sin pensar ya con desasosiego en el porvenir.46 Podríamos decir que cualquier parecido con la realidad de nuestro presente es pura coincidencia, pues siguen siendo prácticas comunes y corrientes entre los señores de la política, y más cuando esta se debe a favores y ventajosas propuestas. Pero, ¿qué pasaba en 1652, a propósito de fiestas y toros? En la ciudad de México, al celebrarse una fiesta más en memoria del “protomartyr” San Felipe de Jesús, Jacinto de la Serna elaboró un Sermón... En la Fiesta... a el insigne Mexicano protomartyr del Iapón San Felipe de Jesus... México: Vda. Bernardo Calderón, 1652. No tengo hasta ahora idea precisa si en torno a aquellas fiestas, se incluyeron las de toros. En la Puebla de los Ángeles se entonan Villancicos Que se Cantaron En los maytines, y fiesta de la limpia Concepción... Puebla: Juan de Borja, 1652? (Sin encuadernar). Gregorio Martín de Guijo, en su célebre Diario de 1648 – 1664,47 reporta las siguientes noticias de 1652: -Fiesta de nuestra Señora de la Concepción. Gran celebración. Procesión, misas, toros y máscaras (23 de enero). -Iglesia de la Piedad, día de la Purificación de nuestra Señora, apertura de la iglesia, casa y convento a nuestra Señora de la Piedad (acudió a ella todo el reino) (2 de febrero). -Máscaras. Celebra sus años el virrey con toros, lidiados en el parque (3 de septiembre).48 46
Ibiidem., p. 11. Gregorio Martín de Guijo: DIARIO. 1648-1664. Edición y prólogo de Manuel Romero de Terreros. México, Editorial Porrúa, S.A., 1953. 2 V. (Colección de escritores mexicanos, 64-65). 48 Op. Cit., p. 199-200: Martes 3 de septiembre y algunos días antes de éste, después del día de San Luis, celebró el virrey cumplimiento de sus años con toros, que se lidiaron en el parque, con tablados que se armaron, y dieron los toros los condes de Calimaya y Orizaba, y Fr. Jerónimo de Andrada, provincial del orden de la Merced, y el día referido y el siguiente hicieron los mulatos y negros de esta ciudad una máscara a caballo con singulares galas, y todas las naciones, y armada una cuadrilla de punta en blanco que ésta salió de casa don Andrés Pardo de Lagos, oidor más antiguo de la real audiencia, con nota de todo el pueblo, así por esta permisión como porque la cuadrilla que representó a los españoles se pusieron hábitos de Santiago, Calatrava, Alcántara, San Juan y Cristo en los pechos, y rodearon toda la ciudad, y luego a hora competente entraron en dicho parque a vista del virrey y audiencia y de los tribunales con el de la inquisición, que fueron convidados del virrey. 47
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-Muerte de la Condesa Da. Luisa de Albornoz y Legazpi con asistencia “de toda la nobleza del reino” (18 de mayo). -Venida de la Virgen de los Remedios. Hubo un “grande concurso de gente que le salió a recibir...”. Repique, luminarias, etc. (17 de junio). -Procesión de la octava de Corpus. Hubo comedia (19 de junio). -Consagración del señor arzobispo, con asistencia de diversas personalidades (25 de julio). -Entrada del señor arzobispo, quien fue recibido con arco de colgaduras y acompañado por diversas órdenes religiosas y el pueblo (3 de agosto). -Entrada del virrey duque de Alburquerque. Arco en forma acostumbrada (15 de agosto). -Pendón transferido por la dilación de la entrada del virrey (24 de agosto). -Honras al obispo de la Habana. Túmulo muy honrado, con asistencia del virrey, audiencia y religiones (1° de octubre). -Juramento de defender la Concepción de Nuestra Señora, celebrada en medio de gran aparato (5 de octubre). -Entierro y honras del señor arzobispo. Asisten: virrey, audiencia y tribunales. (15 de noviembre). -Fiesta al Santísimo Sacramento (23 de noviembre). -Toros (22, 23 y 25 de diciembre).
Concretamente en la península, y en otras épocas, se tienen estos dos registros: -Antonio Sebastián de Solís y Barbosa: Descripción expresiva de la plausible pompa y majestuoso aparato con que la Muy Noble y Leal Ciudad de Mérida de Yucatán dio muestras de su lealtad en las muy lucidas fiestas que hizo por la exaltación al throno del muy Católico y muy poderoso monarca el señor don Fernando VI..., 1748.49 -Juan Francisco del Castillo: Noticia de las funciones hechas por la M. N. y M. L. C. de Mérida de Yucatán en la proclamación del Rey nuestro señor Don Carlos IV, verificada el día 4 de noviembre de 1789, obra que se encuentra en el Archivo de Indias de Sevilla.50 Año muy nutrido, aquel de Nuestro Señor de 1652, en que además de todo, un hecho tan aislado como el protagonizado por Martín Robles y Villafaña y Miguel Moreno de Andrade varió la paz de tan grata provincia.
Los señores de a caballo se van trotando, trotando hasta desaparecer. En medio de una nube de polvo el toreo se hace pueblo. Fuente: Archivo General de la Nación (A.G.N.)
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Manuel Romero de Terreros (C. De las Reales Academias Española, de la Historia y de Bellas Artes de San Fernando): APOSTILLAS HISTÓRICAS. México, Editorial Hispano Mexicana, 1945. 236 p. Ils., retrs., p. 120. 50 Op. Cit., p. 121.
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Haber traído hasta aquí una cita vaga refiriendo alguna insinuación respecto al tema taurino, nos habla de que la mayoría de los documentos que se consultan para el caso, presentan un síntoma parecido. El hecho de que se anote “se gasto mucho en juegos y fiestas…” es señal de una síntesis en el cúmulo de actividades lúdicas celebradas no sólo en ese punto de la geografía novohispana. Fue un signo recurrente a lo largo y ancho de dicho territorio, y esto puede entenderse por el hecho de que no en todas las poblaciones existía una imprenta, y mucho menos el papel suficiente para una edición decorosa en cuanto a número de ejemplares se refiere. Está comprobado que existe una pléyade de autores que para bien o para mal dejan testimonio de sus quehaceres literarios o seudoliterarios. Los hay que están convertidos en personajes de fama (tal es el caso de Bernardo de Balbuena, Sor Juana, Alonso Ramírez de Vargas o Joseph de Abarca, por mencionar a los de mayor prestigio).
[PASAJE Nº 56]: POR LAS GALAS DE UN VESTIDO, A LAS TOCAS DE UN CONVENTO.
Dentro de la amplia gama de pasajes rubricados bajo la etiqueta Tradiciones, leyendas y sucedidos del México Virreynal, este otro es un interesante recuento de las graciosas y gozosas historias entregadas por don Artemio. Son los tiempos del marqués de Cruillas.51 El parecido protagónico que la sola lectura insinúa es mera casualidad, pues entre Josepha Ordóñez, que es de otra historia y otros libros no incluidos aquí, se encuentra un cercano espejo en tanto género; no de protagónicas aventuras en la persona de doña Margarita María de Álvarez de Quesada. Además de su belleza, era admirada por lo galante que se sabía lucir en fiestas, recepciones, saraos, acudiendo al Coliseo; incluso a la plaza de toros como está dicho a continuación:
Otra vez se le contempló en “unas alegrías de juegos de cañas y toros”, y fueron las miradas de los numerosos espectadores a posarse en su persona cuando, como gala, dio a los toreros y
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Don Joaquín de Monserrat, Marqués de Cruillas, del 6 de octubre de 1760 al 24 de agosto de 1766.
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a los hombres arriesgados que subieron al “monte parnaso” unas anchas bandas de seda, bordadas en oro, con largos flecos.52 Hasta aquí la cita de A de V-A. Lo interesante, como decía, es que entre Josepha y Margarita encontramos semejanzas que las convierte –y vuelvo al término más apropiado- en “espejos”. Por un lado Margarita fue mujer que se hizo apreciar por la sociedad. Josepha, también conocida como la “Gachupina” en todo caso, y como Ismaela Arrieta, otra actriz cómica de la época, se caracterizaron por su disoluto proceder, que escandalizó tanto hasta concebirlo como hijo del relajamiento. Margarita y Josepha que coincidieron por casualidad en una misma época, se hacían ver frecuentemente en la plaza de toros, un espacio donde el peso de las autoridades seguía marcado con gruesa línea. Debido a que Josepha Ordóñez devolvió en la plaza de toros cierta tarde una montera cuajada de monedas, 53 incomodó al Virrey en turno, dando motivo a que se abriera causa y persecución contra la Ordóñez. La Álvarez de Quesada, por el contrario era mucho más morigerada. Sin embargo, lo que vemos como telón de fondo es la muy vigilada presencia de mujeres que, durante el virreinato protagonizaron más allá de lo permitido en su vida ordinaria, lo que las convertía en asunto público y por ende motivo de
Valle-Arizpe: Piedras viejas…, op. Cit., p. 187. María del Carmen Vázquez Mantecón: Los días de Josepha Ordóñez. México, Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Históricas, 2005. 243 p. Ils., fots., facs. (Serie Historia Novohispana, 74)., p. 36. Se acostumbraba que los estoqueadores antes de matar al toro pidieran la venia a las autoridades presentes. Así lo hizo en esa ocasión (mayo de 1766) “El Andaluz” quien solicitó permiso del virrey y del comandante general, pero lo que llamó la atención es que lo hizo también con Josepha Ordóñez. También existía la costumbre de que las personas de distinción tiraran pesos o “galas” a los toreros que hacían una buena faena. Josepha se hizo notar por dar galas en profusión por medio de su hijo José María, de siete años, a quien llevaba ricamente vestido y con dinero en el bolsillo de la casaca y el cual, con mucha gracia, arrojaba las monedas excediendo a lo que solían dar las autoridades. Esto seguramente motivó al “Andaluz” a ir expresamente ante la lumbrera de ella a pedirle la venia y según diría alguno a decirle: “a la salud de Vuestra Señoría y del Señorito”, que daría a Josepha el honor de ser la primera mujer plebeya en estas tierras a la que un toreador brindara la muerte de un toro. Ese asunto que en la plaza es notorio, pero normal, se tomó como una provocación que molestó al virrey y subalternos, por lo que se inición una averiguación secreta en contra de la cómica Josepha Ordóñez por el modo “escandaloso” y el “descaro” con el que se presentó en la plaza de toros durante siete días en celebración del casamiento de los príncipes de Asturias. El escándalo según ellos estaba en que “con nota y reparo universal de todos” había asistido con vestidos muy lujosos, uno distinto cada día –cuando las mujeres plebeyas de entonces tenían sólo dos vestidos-, había arrojado con profusión pesos a los toreros y de uno de ellos, “El Andaluz”, había recibido “tratamiento de señoría” a la vista del virrey Cruillas, de la Real Audiencia, el comandante general Juan de Villalba, el visitador José de Gálvez y demás Tribunales y Cabildos. Señalaron que todas las autoridades habían notado y reparado esas “demostraciones escandalosas” que según ellos “ofendían a Dios y al respeto de la justicia” y, sobre todo, que eran ajenas “al estado e infeliz fortuna de la Ordóñez”. 52 53
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rumores. Aunque por “asunto público” no necesariamente las conducía a una descalificación respecto a sus comportamientos. Se entiende, en todo caso que para Josepha Ordóñez o Ismaela Arrieta, eran estas actrices forjadas en el principal escenario teatral de la época: El Coliseo. El que hayan trascendido sus esquemas junto a Margarita María para instalarlos en la propia plaza de toros, sitio más que adecuado para dar rienda suelta a toda una serie de circunstancias, se convierte en la perfecta extensión de sus propósitos en cuanto a ser punto de todas las miradas, ya por su encanto, ya por su donaire. Ora por su altivez y hasta por la urgencia de hacer relevante el género del que son representantes legítimas, a pesar de la falocracia en que están insertas en esos momentos. Al respecto, apunta María del Carmen Vázquez Mantecón: Pilar Gonzalbo54 señala que el límite entre lo público y lo privado podríamos atisbarlo en las fiestas y celebraciones, que ve además como “otra faceta de la vida cotidiana”. También alude a la cotidianeidad que encuentra en las fiestas al señalar que en ellas se expresan los símbolos y valores comunes de la mentalidad de los distintos grupos. Según ella es precisamente por su carácter excepcional de ruptura de la rutina que pueden reflejar la forma en que se vive la cotidianeidad. Sin embargo, apunta que la ruptura del orden cotidiano que significarían las fiestas es “aparente” porque están sujetas a normas muy precisas que determinan los tiempos, los espacios, las jerarquías y las formas de participación.55
Finalmente, para darnos una idea de cuantas cosas ocurrieron en aquel año de 1766, donde parecen coincidir estas tres mujeres peculiares, que desde luego no se mencionan, pero que deben haber acudido a la plaza de toros, recomiendo la lectura y paleografía de un documento de 1766.56 Y es que Margarita María Álvarez de Quesada murió en olor de santidad, recibiendo a lo largo del tiempo que duró el sepelio sólo muestras de respeto por buena parte de la sociedad. Llevaba como última prenda un hermoso vestido que fue motivo de enorme admiración. Sin embargo, esa misma prenda la lució días más tarde en el Coliseo y muy quitada de la pena Ismaela Arrieta, lo que ocasionó escandalosa sospecha que sólo pudo
Pilar Gonzalbo, “Historia de la vida privada en Nueva España”, en Historia mexicana, V. XLII, Nº 2, 1992, p. 366. 55 Vázquez Mantecón: Los días de…, op. Cit., p. 13. 56 José Francisco Coello Ugalde, Benjamín Flores Hernández y Julio Téllez: Un documento taurino de 1766. Interpretación histórica y reproducción facsimilar. México, Instituto Politécnico Nacional-Centro de Estudios Taurinos de México, 1994. 132 p. Ils., facs. 54
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aclararse al momento de decir que fue (…) de quien obtuvo tan infortunada pieza que manchó el honor de la entonces famosa actriz cómica Arrieta.
Marqués de Cruillas.
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PERSONAJES DE HISTORIA Y DE LEYENDA. [PASAJE Nº 57]: UNA EMBAJADA. En 1614, Japón tenía ante España una situación inestable, fruto de las intrigas provocadas por los holandeses en el sentido de que Mauricio de Nasau, su representante, hábil embajador y mejor leguleyo, informaba al gobierno japonés sobre las intenciones de establecer una fuerte base de operaciones contra Manila y las colonias españolas de Portugal, para seguir hostilizando con mayor actividad a España que les negaba su independencia por la que luchaban sin conseguirla. Por tal motivo, el príncipe de Yuso, Daté Masumane, tuvo a bien enviar una suntuosa embajada al rey de España y de las Indias, don Felipe III y a Su Santidad el Papa Pablo V, gracias, entre otras cosas, a los buenos oficios de otro habilísimo miembro del clero, el Padre Fray Luis Sotelo, de la observancia franciscana y diestro en teología y medicina. Tan diestro, que se hizo nombrar embajador, con lo que tenía motivo para regresar, temporalmente a su lugar de origen: España. Pero en realidad, el auténtico embajador, era el capitán de los arcabuceros Rocuyemon Faxicura, un potentado nipón de altos vuelos. Junto a esta designación, Sotelo, orquestador y consejero de Faxicura, nombró a dos franciscanos más como hombres de confianza. Además, se integraron otros ciento cincuenta ilustres caballeros nipones, asistidos de criados lujosísimos. Pero eso no fue todo. Se sumaron a esa misión diplomática opulentos comerciantes que traían fardos de curiosas y ricas mercaderías, sedas lisas y bordadas, lacas, perfumes, marfiles, porcelanas; cosas todas de maravilla.
El 25 de enero de 1614 ancló en Acapulco la nave de gran porte, toda empavesada y con pendones reales, que conducía a esta misión. Después de las señales de paz, los cañones del puerto y los del castillo la saludaron con nutridas salvas que enteraron a toda la ciudad de los personajes que habían arribado por lo que, en el acto, se llenó de alborozo por todos los ámbitos y acudió en masa a presenciar su desembarco, echándose encima, precipitadamente, lo mejor que tenía en sus arcones y en sus armarios, traspasados de sutil perfume. Las autoridades acudieron, al instante, a recibir y honrar a los huéspedes con demostraciones y cortesías delicadas, extraordinarias, dignas del gran señor a quien representaban. Desde luego los arcabuceros bajo bandera desplegada, y sonando sus
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atambores, sus largas trompetas y pífanos, los escoltaron después de las cordiales bienvenidas, preñadas de dulzura y halagos, del Castellano y del Alcalde Mayor, hasta la Casa Real que se entapizó y alhajó con lo más suntuoso que había en la ciudad, brocateles, guadamecíes, tapetes de terciopelo, cortinajes rojos galoneados, altos, solemnes muebles de talla. El Castellano despachó rápidos correos a dar parte al virrey, don Diego Fernández de Córdoba, marqués de Guadalcázar, del inesperado arribo de los embajadores y en el acto tornaron los correos con órdenes de Su Excelencia de que se les auxiliara con provisiones abundantes para que hicieran buena su jornada y no pasaran trabajos, y les envió muelles carrozas de camino y cabalgaduras para todo el séquito, además de pajes y lacayos. En Acapulco les hicieron a los dos embajadores –recuérdese que son el Padre Fray Luis Sotelo y Rocuyemon Faxicura- grandes y lucidos festejos, tanto civiles como eclesiásticos, que los japoneses veían suspensos y atónitos, con asombrada curiosidad, ponderando el lujo con que todo se realizaba. Se ordenó a todas las villas y pueblos del tránsito que recibieran a los embajadores y a sus acompañantes con toda gala y agasajo, y así lo hicieron los ayuntamientos, dándole agradable albergue en las Casas Reales, después de haber pasado por arcos de triunfo y sobre tapetes diseminados de pedacillos de oro en los que el sol ponía la viva lumbre de un reflejo, inquieto e innumerable. Se les festejaba con danzas de indios, juegos de listones, carreras a pie y a caballo, montes parnasos, alboradas y serenatas, y todo ello entre plumas policromas, entre flores abundantes, entre banderolas y flámulas. Todo les causó un estupor maravilloso. Comidas y bebidas, las más deliciosas de la tierra, iban a sus mesas en vajillas de plata pesada. Todo el mundo usaba con ellos de particular fineza que complacía dulcemente al ceremonioso Rocuyemon Faxicura y a sus compatriotas, en cuyos ojillos inquietos, vivos, siempre estaba saltando el deleite. México estaba lleno de grande alborozo. Desde el Tecpan de Santiago Tlatelolco hasta el Palacio Virreinal, se removía alegre un enorme gentío. Todas las ventanas tenían cortinaje o guirnaldas de flores; no había un balcón que no estuviese colgado de paramentos bordados o de tapices o de reposteros heráldicos; en los pretiles volaban flámulas, ondeando largamente sus colores. Por dondequiera se asomaban las damas, sobresaliendo sus bustos gráciles, titilantes de joyas, de la amplitud de la falda de lama argentina o de sedas briscadas, como una gran rosa invertida; tenían en las manos el leve, fragante pañuelo o una flor o el abanico de nácar; miraban la abigarrada confusión de la multitud en tanto que los caballeros, galantes, envueltos en rasos y terciopelos bordados, las servían con rendimiento, ofreciéndoles en bandejas y en salvillas de plata, hermosa diversidad de confituras, pastelillos dorados, vasos de hipocrás, con agua nevada o con clarea o con aloja. Por fin, ya estaban aquí.
Fueron recibidos, entre otros por el arzobispo, el Ilustrísimo Señor don Juan Pérez de la Serna acompañado de otros tantos personajes. (…) En su alojamiento todo se hacía
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arreglado a una suntuosidad exquisita y refinada. Cada día el Embajador y los caballeros japoneses de su comitiva, vestían un traje distinto, de pomposas telas holoséricas que abrían los ojos de admiración a sus numerosos y constantes habitantes. En ningún momento se detuvo la profunda expresión de gozo para celebrar aquella peculiar avanzada diplomática que llegó a México, que había tomado la vía del Pacífico, en vez del largo camino del Cabo de Buena Esperanza para alcanzar como punto final de aquel largo recorrido la península española.
Fuente taurina de Acámbaro, Guanajuato.
Fastos extraordinarios son los que se desarrollaron en aquellos días, desde el arribo en enero de 1614 al puerto de Acapulco, así como a su llegada a la ciudad de México, hecho que ocurrió durante los días de duelo por la semana santa, por lo cual las autoridades tuvieron que esperar el tiempo prudente para celebrar con toda la magnificencia posible aquella visita efímera. Dice don Artemio que hubo entre aquella comitiva muchos japoneses –setenta y ocho para ser exactos- quienes estaban deseosos de convertirse a la religión cristiana, por lo que el propio arzobispo los confirmó.
Decidió también el embajador Rocuyemon Faxicura hacerse bautizar, pero tanto el Virrey como el Arzobispo y el Padre Fran Juan López, comisario general de la Orden seráfica, le dieron su parecer de que lo hiciese en España, en la corte del Rey Católico, y él acató este consejo maduro y sano, negando ya su propia voluntad, pues tenía a gran conveniencia suya el aceptarlo. Y como todo gran principio tuvo un remate esplendoroso.
Salió de México el Embajador nipón, asegurando que no perdería jamás la memoria de los favores recibidos. Le hicieron lucido acompañamiento y guarda infinidad de señores de la nobleza más alcurniada, además de una numerosa escolta de soldados hasta la ciudad de la Puebla de los Ángeles en donde el corregidor, don Tristán de Arellano, tanto para celebrar
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la fiesta de Pentecostés, como la llegada del ilustre Embajador, dispuso corridas de toros, juegos de cañas y otros torneos en que compitieron en habilidad y lujo los más señalados caballeros de la levítica Angelópolis. Tres alegres días pasó allí entre espectáculos y fiestas el magnífico Rocuyemon Faxicura y luego hizo el camino para Veracruz, posando en los conventos de los padres franciscanos, en donde lo servía y regalaba la comunidad con mucho cuidado, pues el provincial de Puebla envió cartas de aviso a todos los guardianes para que lo aposentaran, y en los pueblos y villas, aparte de hallar grande agasajo y estimación, le hacían magnífico recibimiento y le obsequiaban con esplendidez. Así, con grata acogida en todas partes, entró en Veracruz muy aclamado el embajador Rocuyemon Faxicura y tuvo solemne recibimiento y bellas fiestas. Pasó a San Juan de Ulúa y el general de la flota, el castellano de la fortaleza y el alcalde mayor, junto con los vecinos más principales, lo celebraron, haciéndole el debido homenaje con otros nuevos y grandes festejos. Visitó la fortaleza entre las nutridas salvas de la artillería y el largo toque de trompetas y redobles de tambores y después, en un galeón de gran porte, todo empavesado, embarcó en la mañana del 10 de junio de 1614, navengando de conserva en la flota comandada por el general don Antonio de Oquendo hasta llegar a playas de España.57 ¿De qué documentos se valió don Artemio de Valle-Arizpe para nutrir uno más de sus sucedidos del México virreynal? Hasta donde dan mis alcances, revisiones y demás búsquedas, no hay dato de que se haya impreso en aquel año, al estilo de la de los cronistas de la época una de las peculiares relaciones de fiestas. Por ese entonces, seguía en la Nueva España Mateo Alemán, quien a raíz de la muerte de fray García Guerra se le pierde la pista. Otras posibilidades son Bernardo de Balbuena, Mateo Rosas de Oquendo y el presbítero Arias de Villalobos, pero no hay información de unos y de otros. Las fuentes más precisas podrían ser algún diario escrito en torno a la descripción de la ruta que siguió este nutrido grupo, así como las actas de Cabildo, tanto las de la ciudad de México como las de la Puebla de los Ángeles, agradeciéndole al bueno de don Artemio su impresionante despliegue imaginativo para enriquecer y matizar un hecho que fue todo un acontecimiento, desde el 25 de enero hasta el 10 de junio de 1614 en que tan singulares visitantes se convirtieron en el centro y motivo de unos festejos sin par hasta entonces.
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Artemio de Valle-Arizpe: Personajes de historia y de leyenda. México, Editorial Patria, S.A., 1953. 227. (Tradiciones, leyendas y sucedidos del México Virreynal, 9)., p. 69-77.
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Este pasaje, el de Una embajada tiene otras tantas aristas con las que se puede presuponer el inicio de la ruta de comercio entre México y China a través de la famosa nao de China, ese conjunto de embarcaciones que se encargaron de traer y llevar una infinidad de elementos comerciales, aumentando notoriamente lo que durante muchos años legitimó un ritmo comercial sin precedentes. Por otro lado, no importando la jerarquía del o los personajes que aquí estuvieron, durante enero y junio de 1614, el hecho es que la sola razón de su visita era motivo para exaltar ese hecho con el apoyo de las autoridades, civiles y eclesiásticas, contribuyendo con su presencia la sociedad en su conjunto sin rangos ni distinciones. Es decir, el gozo popular en pleno se desarrolló con una muy bien concertada y festiva razón. No cita Valle-Arizpe el lugar o los lugares precisos donde se celebraron las fiestas, pero el ámbito urbano era espacio más que suficiente para dar cabida a toda aquella grandilocuencia, instalándose los arcos triunfales por diversas rúas que luego formaron parte de la ruta que seguían personajes al paso de su celebrada recepción. Es de suponer que las fiestas de toros y de cañas y otros torneos se celebraran en la entonces plaza mayor de la Puebla de los Ángeles.
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JUEGO DE CARTAS [PASAJE Nº 58]: LA JURA DE FERNANDO VI.58 Habiéndome ocupado en otra parte de la presente obra del mismo asunto, complementaré el presente pasaje con algunas noticias que refieren el mismo hecho, aunque escritas por otros tantos autores. Rondemos por el tiempo, encaminémonos a paso acelerado por las calles saturadas de la historia y detengámonos ahora frente a una puerta la que, al abrirse, descubre a doña María Teresa Medrano quien nos entrega el siguiente soneto: En la proclamación de Fernando VI (1747) Del caos informe el dedo soberano a luz saca las obras en seis días; porque sólo en un seis las mayorías puede ostentar el resto de su mano. No sin oculto al parecer arcano muestra en España iguales bizarrías, cuando en Fernando sólo monarquías de un senario Perfecto forma ufano. La Monarquía Española, al mundo entero ya en perfección numérica compite, pues de Fernandos es el sexto esmero: Y porque más su innúmero acredite, como Dios se remite a lo primero, a sus obras Fernando se remite.59
Precisamente estamos en los días en que se proclamaba al monarca español en territorio novohispano. Para tan significativo acontecimiento, el padre José Mariano de Abarca escribió una importante relación de fiestas intitulada El Sol en León....,60 acontecimiento iniciado el 58
Artemio de Valle-Arizpe: Juego de cartas. Por (...) Cronista de la ciudad de México. México, Editorial Patria, S.A., 1953. 222 p. (Tradiciones, leyendas y sucedidos del México Virreynal, VIII)., p. 145-163. 59 Salvador Novo: Mil y un sonetos mexicanos. Selección y nota preliminar por (...). 3ª ed. México, Editorial Porrúa, S.A., 1971. 253 p. (“Sepan cuantos...”, 18)., p. 73. 60 Biblioteca Nacional: R/1748/M4ABA: Abarca y Valda, José Mariano de: El Sol en León. Solemnes aplausos con quien el rey nuestro señor D. Fernando VI, Sol de las Españas, fue celebrado el día 22 de febrero del año de 1747 en que se proclamó su Magestad...por la Muy Noble y Muy Leal, Imperial Ciudad de México... México, María de Ribera, 1748, 36, 306, 20 p. Cfr. Coello Ugalde: Relaciones taurinas en la Nueva España, provincias y extramuros. Las más curiosas e inéditas 1519-1835. México, Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Bibliográficas, 1988. 293 p. facs. (Separata del boletín, segunda época, 2)., p. 123-168.
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martes 14 de noviembre en la plaza del Volador.
Fernando VI.
Para 1749, las fiestas de la proclamación de Fernando VI no se consumieron sino que, por el contrario, su efervescencia continuaba activa. Fue así como la Nueva Vizcaya se suma con una relación más: Hércules Coronado...,61 conteniendo a su vez descripciones taurinas y una pequeña muestra poética. Anota José Cosío: Si preguntamos a los astrónomos, y mitólogos, cuál fue la causa de poner el signo de Tauro allá en el cielo, cual la razón de colocarse este bruto feroz entre los Astros, nos responderán desde luego con Higinio, que por haber conducido a las espaldas hasta la sila de Creta sin lesión a Europa (...) Pues si es tal la belleza, y felicidad de Europa, que la venera un animal tan fiero, que un bruto tan horrible como un Toro sabe hacerle espaldas; que mayor obsequio pues de consagrársele en los triunfos invictos de Alcides, que el sacrificio de los Toros en sus aclamaciones, y en sus fiestas. Y ahí puede grabársele esta letra, que como escrita en Salamanca toca, y le viene bien a Europa, sin otra mudanza, que una sola línea: Galán vizarro Toro… (1749) Galan vizarro Toro, divisando de lejos el estrado, se fulminó bifulco rayo alado, temiendo en la tardanza su desdoro; mas de las ideas del fiel decoro se halló tan sorprendido del abanico al aire, Ya en la primera parte de este trabajo, y en pasaje Nº 1, me ocupé del asunto, acudiendo a la obra aquí consultada: Juego de cartas, de ahí que no sea lógico volver a repetir con las mismas palabras un mismo asunto. En todo caso, sólo complemento con algunos otros pasajes que complementan el presente pasaje. 61 Biblioteca Nacional: R/1749/M4HER/Cossío, José, edit. Hércules Coronado, que a la augusta memoria, a la real proclamación, del prudentísimo, serenísimo, y potentísimo señor D. Fernando VI Rey de las Españas, y legítimo emperador de las Indias, le consagró en magníficas fiestas y gloriosos aparatos, la muy ilustre, y leal ciudad de Durango, cabeza del nuevo Reyno de Vizcaya, quien lo saca a luz... por mano del Sr... México, Colegio Real y más antiguo de San Ildefonso, 1749 / (22). 96 p. Cfr. Coello Ugalde: Relaciones taurinas..., op. Cit., p. 174-181.
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que equivocó el favor con el desaire volante entre aprehensiones de corrido. No obstante cortesano, y generoso hace espaldas a Europa victorioso; con que haciendo paréntesis de bruto, de discreto merece el atributo.62
OTRAS FIESTAS.-Para tener idea cabal y aproximada de lo que fueron y significaron otras tantas celebraciones sobre un mismo hecho, vale la pena incorporar otros datos que al igual que el de José Mariano de Abarca y recreado por
A de V-A con el acierto que le caracterizó,
veamos cómo un hecho tan significativo: la asunción al trono de uno más de los borbones resultó por demás importante, al grado de que por lo menos son siete los autores que se ocupan del asunto. 1749. DESCRIPCION de las demostraciones Con que fe particularizó El Comercio de la Ciudad de Guadalaxara, Reyno de la Nueva Galicia, Los días 14 de Octubre, y figuientes de 1747 años. En la proclamación, que su Noble Ayuntamiento Solemnizó a Nro. Catholico Monarcha El Señor D. FERNANDO VI. Rey de España, y de las Indias, que Dios guarde muchos años. A cuya Invicta Magestad la dedican atentos los Diputados que la fufcriben. (Con licencia de los Superiores.) Impreffa en México por la Viuda de D. Joseph Bernardo de Hogal. Calle de las Capuchinas. Año de 1749.63 Augusto iluminado, justa literaria, palestra métrica... en la Coronación de Fernando VI... México, 1747. Pedro José de Arizpe: Colosso eloquente... en la solemne aclamación de... Fernando VI... México: María de Ribera, 1748. SOLIS Y BARBOSA, Antonio Sebastián de Solis y Barbosa: Descripción expresiva de la plausible pompa y majestuoso aparato con que la Muy Noble y Leal Ciudad de Mérida de Yucatán dio muestras de su lealtad en las muy lucidas fiestas que hizo por la exaltación al throno del muy Católico y muy poderoso monarca el señor don Fernando VI..., 1748.64
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José Francisco Coello Ugalde: Relaciones taurinas..., Op. cit., p. 181. Guillermo Tovar de Teresa: Bibliografía novohispana de arte (Segunda parte) Impresos mexicanos relativos al arte del XVIII. México, Fondo de Cultura Económica, 1988. 414 p. Ils., facs., p. 273-274. 64 Manuel Romero de Terreros (C. De las Reales Academias Española, de la Historia y de Bellas Artes de San Fernando): APOSTILLAS HISTÓRICAS. México, Editorial Hispano Mexicana, 1945. 236 p. Ils., retrs., p. 120. 63
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PAPELES AMARILLENTOS
Esta obra contiene aspectos de rica y variada circunstancia que dejarán entender, mientras transitemos por El paseo del Pendón, presenciemos los Aparatos costosos y plausibles júbilos así como los Torneos y juegos por Carlos III, escuchando las escandalosas notas del Jarabe gatuno y oyendo lamentos a cual más nostálgicos en Así paga el diablo, que son las piezas que nos permiten realizar un recorrido, desde 1527 y hasta 1826, fecha de la última de las cartas en que don Artemio configuró sus tradiciones, leyendas y sucedidos…
[PASAJE Nº 59]: EL PASEO DEL PENDÓN. Con esta y las siguientes cartas que son, en lo particular, una delicia, es improbable que tenga algo que hacer, que decir o que escribir. Al final de cada una de ellas, y en discretos Posdatas, incorporaré datos complementarios que sirvan como mero acotamiento a ciertos detalles mencionados en tan maravillosas misivas que transcribo tal cual aparecen en el volumen ahora consultado.
Alonso querido, ¿qué no quieres creer, en el lujo que te he contado que hay en esta ciudad de México? Ello es la pura verdad y no son cosas urdidas en el telar mi fantasía. Recuerda que se han dado severas pragmáticas para detener el uso inmoderado de la plata en la Nueva España. De plata son aquí las herraduras de los caballos y hasta los recipientes para los usos más viles. Ya está prohibido hacer bufetes y braseros de plata, sólo se permiten labrar braserillos de hasta cuatro marcos y se permiten, también, sillones de ese metal, siempre que sean lisos, sin relieves, ni personajes, ni otra labor. También, recuerda, los rigurosos “capítulos de reformación” expedidos por nuestro rey don Felipe IV moderando el lujo de la gente del virreinato. No olvides, tampoco, las paternales disposiciones de una ley suntuaria de Felipe II, en que pone límite a los excesos de sedas, plata y oro, así fuesen finos como falsos, bordados, encajes, joyas, esmaltes, piedras y perlas, ordenando que cuando estuviere hecho se consignara en un registro ante las justicias de las villas y ciudades. En la misma pragmática se ordena, ya lo sabes, que los hombres no pueden andar en coche, porque se hacen afeminados, sino sólo las señoras, debiendo ir siempre descubiertas y sin que puedan acompañarlas más que sus padres, hermanos o maridos. Se pone tasa a todas las prendas de vestir, en especial a las lechuguillas, prescribiendo la cantidad de tela que en ellas ha de entrar y el tamaño que han de tener, motivo por el cual esa disposición ha sido llamada Pragmática de las lechuguillas. Si porque te describo estas ricas magnificencias con los pobres colores de mi pluma, te quedas pasmado, ¿qué sería si las vieras como yo las he
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visto, desplegadas en todo su soberano y opulento esplendor? Acabo de contemplar el Paseo del Pendón y estoy maravillado de su pompa. Es algo lleno de suntuosidad que suspende y encanta. Es una fiesta de color para los ojos. A los españoles esta brillante celebración les levanta el orgullo en el alma y a los indios les agrava su vieja tristeza, su tristeza ancestral, recordándoles su vencimiento. En sus ojos, ante lo magnificente del cortejo, hay una niebla de melancolía, una húmeda añoranza por el bien perdido. El 13 de agosto de cada año, con el Paseo del Pendón, se conmemora la gran victoria alcanzada por los españoles conquistadores con la toma de la ciudad de México. Es una fiesta cívica y religiosa a la vez. Se le dan gracias a Dios por haber permitido que se sojuzgaran estos anchos dominios. Con muchos días de anticipación invita el Ayuntamiento al virrey y a los oidores. A Su Excelencia le envía una gran fuente con dulces, un sombrero y un par de guantes de los de ámbar, y a cada uno de los oidores una gorra con plumas blancas. Después se hace el convite a todos los tribunales y a la nobleza, para que contribuya con su persona y lujo a la mayor esplendidez de la fiesta. A todo caballero que siendo convidado deje de concurrir sin causa justa, se le impone multa de quinientos pesos. Con esta sanción ya supondrás que nadie falta. Desde Palacio hasta San Hipólito, por las calles de Tacaba, para la ida del cortejo, y las calles de San Francisco, para su vuelta, no se ven sino preciosos adornos, arcos triunfales de ramas y de flores, unos de sobria y elegante sencillez y otros de complicada arquitectura barroca, muy llena de columnas, estatuas, molduras, frisos, con altares e imágenes y capillas de cantores y ministriles. Todas esas calles flamean de banderolas, se agitan de espléndidas colgaduras. No hay una ventana ni un balcón que no tenga un tapiz, un repostero, un paramento bordado o, cuando menos, un alfamar o una cortina. Ventanas y balcones se alegran con el encanto de las damas ataviadas con sus mejores trajes y sus joyas más ricas, de las que se desprenden constantes reflejos que parece que están haciendo saltar en el aire los abanicos. En todas esas rúas hay la más agitada policromía y un fino temblor de esplendores. La víspera de San Hipólito, el día 12, a las dos de la tarde, se coloca el estandarte real entre rojos cortinajes de seda, en el balcón del centro de las Casas Consistoriales, y allí le dan guardia dos granaderos y se le hace una salva de veintiún cañonazos. La nobleza, vestida con el rumboso fausto con que se engalana en las grandes ocasiones, va a media tarde, en numerosos coches, a la casa del Alférez Real, acompañada de los dos oidores más modernos. Al llegar bajan de los coches y entran al zaguán todo alfombrado y con las paredes colgadas de tapices, de pantallas, de cuadros. Jamás suben las escaleras, lo tienen ordenado por ley, sino que en el zaguán esperan lo necesario al regidor, a quien le toca ser el Alférez. Se van los coches, y los pajes y lacayos les llevan allí a sus señores los caballos costosísimamente enjaezados con muchas sedas, aljófares, terciopelos y plata. Montan en los briosos corceles, llevando delante al Regidor.
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El regidor va siempre armadote punta en blanco y su caballo en guisa de guerra, con armas resplandecientes. A su lado se colocan los oidores y toda la comitiva lujosa, deslumbrante, lo va siguiendo hasta llegar al Ayuntamiento. El Corregidor hace entrega del pendón al Alférez Real, y el Alférez jura devolverlo. El pendón es de damasco verde, con forro de sirgo gris y lleno de bordados y trencillas de oro tirado, con farpas en las escotaduras y al centro el escudo de la ciudad, hecho en gran realce y orlado con esta leyenda: NON IN MULTITUDINE EXERCITUS CONSISTIT VICTORIA, SED IN VOLUNTATE DEI.
Agregándose a la comitiva el Ayuntamiento con sus maceros y oficiales, se dirige luego, con lenta solemnidad, al Real Palacio, en cuyos balcones, cubiertos con paños de damasco, están el virrey, los oidores, todos los tribunales y el Claustro de la Universidad. El cortejo, con el pendón, entra en Palacio y en el patio principal aguarda a que baje Su Excelencia y sus numerosos acompañantes. Monta por fin el virrey en un engualdrapado caballo y va al frente de la comitiva acompañándolo, el oidor decano y el Alférez Real que conduce el estandarte y tras ellos, por riguroso orden de antigüedad, marchan los oidores, los regidores, todos los tribunales, los alguaciles, colegios y la nobleza, la fastuosa nobleza de esta tierra, entre la que muchos caballeros luces las armas abolladas y viejas, pero resplandecientes de gloria, con que lucharon sus antepasados en las jornadas de la conquista. Repican con alborozo las campanas de todas las iglesias y se oyen muchas músicas de añafiles, chirimías, sacabuches, trompetas, albogues, tamborines y atabales. Todo este largo acompañamiento de caballería que ostenta lo más primoroso y exquisito de sus riquezas, llega a la iglesia de San Hipólito, donde el señor Arzobispo y su cabildo, revestido con preciosos ornamentos de oro, empiezan las vísperas y las prosiguen los numerosos cantores con acompañamiento de órgano, de violas, de dulzainas, de cedras, de rabeles, de cítolas, de flautas, de arpas, de gigas y de bandurrias de sonidos saltadores. Acabadas que son las vísperas regresa la preciosa comitiva con el mismo orden con que llegó a San Hipólito. Se deja al Virrey en Palacio, el pendón en la Casa de Cabildos y al Alférez se le acompaña hasta su morada, en donde todos los que componen la numerosa comitiva son agasajados con una suculenta merienda, abundante de todos los exquisitos regalos de esta tierra: conservas, colaciones, bebidas frescas, dulces, pasteles, helados. El día 13, día de San Hipólito, vuelve por la mañana a desfilar la vistosa procesión con el mismo orden y lujo extraordinario del día anterior, hasta la iglesia del glorioso Santo. El arzobispo celebra misa de pontifical y se dice un sermón laudatorio, exhortando al pueblo cristiano a dar gracias a Dios, señor nuestro, puesto en aquel lugar en que se alza el templo en que estuvimos congregados, murieron muchos españoles en una espantosa carnicería, cuando aquello de la Noche Triste. Después del besamanos vuelve el pendón, como la víspera, a las Casas Consistoriales, el Virrey se queda en la suya y en la del Alférez entran a
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comer una infinidad de caballeros. Ni el Virrey, ni los señores oidores, jamás toman parte en el espléndido banquete, porque les está terminantemente prohibido por el Rey, con órdenes severas, y es por esto que, cuando se les convida para el paseo se les regalan dulces, guantes y gorras emplumadas. Todo ese día está expuesto el pendón en los balcones del Ayuntamiento y al retirarlo, a las seis de la tarde, se le despide con una salva de veintiún cañonazos. El día de San Hipólito, hay lidia de toros, siete toros son los mandados que se corran; hay paseos, hay danzas, hay pasos de armas. En todas partes hierve alegre el gentío. Este gentío es de españoles, los criollos no asisten a esos festejos. Los indios no salen de sus casas, pues es recordarles su derrota. Así es la suntuosa fiesta del Pendón en esta Muy Noble, Muy Leal y Muy Ilustre ciudad de México, en la que cada quien luce lo mejor que tiene en caballos, en coches, en trajes, en armas, en joyas. Ya te contaré de otras fiestas públicas y te contaré, además, de algunas en las casas nobles; pero lo mejor es que tú vengas a verlas, de paso harás fortuna. Deja ya los viejos alfares de doña Ana y el Hospital de Simón Ruiz; aquí, con la sutil maña que tienes para los pleitos, ganarás dineros bastantes hasta para comprar, si lo deseas, el castillo de la Mota. ¿Cómo está doña Sol? Te abraza este tu fiel. Lázaro Ojeda de Castro. Para el señor Alonso Grajales. En Medina del Campo. Desde México, el 8 de Septiembre Del año de gracia de 1686.65 Primero que todo, remito al amable lector a que consulte el Anexo Nº 1 en esta obra, con objeto de que conozca algunas otras apreciaciones, proporcionadas tanto por don Joaquín García Icazbalceta como por un servidor, con el objeto de que se entienda plenamente el significado de esta importante conmemoración festiva, que alcanzó a celebrarse entre 1527 y 1815, año en que desapareció, debido a la aplicación de criterios del nuevo estado de cosas que se dio en el proceso del México independiente.66 65
Artemio de Valle-Arizpe: Papeles amarillentos. México, Editorial Patria, S.A., 1954. 242 p. (Tradiciones, leyendas y sucedidos del México Virreinal, X)., p. 69-74. 66 María José Garrido Asperó: Fiestas cívicas históricas en la ciudad de México, 1765-1823. México, Instituto Mora, 2006. 191 p. (Historia política). La autora de este trabajo, se ocupa amplia y detalladamente de los acontecimientos que fueron modificando la que se convirtió en una fiesta cívica histórica que, conmemoraban las hazañas fundadoras, las que repetían los orígenes, debían contribuir a fijar simbólicamente en la comunidad celebrante el fundamento ideológico que legitimaría el sistema de dominación y que
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Pendón Real de Carlos I de España.
[PASAJE Nº 60]: APARATOS COSTOSOS Y PLAUSIBLES JÚBILOS.
Mi buen Juan Vicente: Estamos de plácemes, sólo buenas nuevas, bendito sea Dios, tengo ahora que comunicarte en esta carta. Ya quedó bien resuelto lo del estanco de la pólvora. Ramón Medinaveytia remató el asiento de pulques por nueve años, así es que ya sabes las ganancias que nos tocan; a Gumersindo Millán, tu cuñado, se le nombró almotacén del Ayuntamiento y ya Aldonza ha entrado, felizmente, en meses mayores; allá por carnestolendas, se cumplirán los días de su parto. La Virgen de la Buena Leche y la del Mayor Dolor la amparen como se lo he rogado. Ella está muy serena, yo soy el de las inquietudes, el inapetente, parezco el grávido, el que está en estado. Como por esas tierras de Dios en que vives, amado Juan Vicente, es como si te hallaras fuera del mundo, te contaré en esta carta los plausibles júbilos que en esta noble ciudad de México hemos tenido y te será grato saber todas estas nuevas en las apartadas soledades en que te encuentras muy por tu gusto, ocupado en labrar suculenta fortuna. Has medrado y mejorado muy aprisa cada día te ves, según sé, con nuevos y grandes acrecentamientos. Que funcionaría como la estructura integradora de la sociedad, de la que partiría toda la organización social. (p. 19). Además apunta en su página 52: El gran problema de la fiesta de la conquista fue que con el tiempo su significado histórico fue reinterpretado por los criollos capitalinos e incorporado a su discurso político. La fiesta que había conmemorado todos los años el acontecimiento histórico que daba sentido a la existencia del virreinato y su capital, que legitimaba la relación de dominio establecida desde el 13 de agosto de 1521, que había sido la ceremonia peninsular por excelencia –donde se lucían los símbolos de la monarquía absoluta y en la que sólo participaban los representantes del gobierno-, comenzó a ser pensada por los criollos del Ayuntamiento como la que conmemoraba y simbolizaba sus pretendidos derechos de gobierno. Ésta era la única fiesta de la ciudad en la que los protagonistas eran los criollos del Ayuntamiento. Si bien se rendía culto a la monarquía, era esta corporación de gobierno la figura a destacar. Por lo tanto, fue el 10 de agosto de 1822 cuando la comisión eclesiástica propuso que el 13 de agosto, día del santo patrón de la ciudad de México, san Hipólito, debía quedar solamente como fiesta de guarda eclesiástica (ya había perdido la figura de fiesta cívica histórica) y que “para borrar el acuerdo ignominioso de nuestra depresión” se prohibiera el paseo del pendón y demás solemnidades que en dicho día se acostumbran hacer.
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sigan tus cosas tan en viento en popa que bien te lo mereces y que no encuentres allá, y en donde quiera, sino prósperos sucesos. Con los magníficos negocios que haces pronto vendrás aquí hecho un Fúcar. No sé si ya llegarían las nuevas a esa provincia de la Nueva Extremadura que ya tenemos desde el 9 de Febrero de este año de gracia otro rey en el trono de las Españas, Su Majestad don Luis I, a quien Dios guarde, debido a la abdicación que en su persona hizo su padre don Felipe V, y como el señor marqués de Casa-Fuerte que ahora nos gobierna con sabia mano, conoció muy niño al Rey actual, se afanó exquisitamente en que las fiestas de la jura alcanzaran rumboso lucimiento y lo logró con el empeño que él sabe poner en todos los negocios para que salgan de excelente manera y nadie tenga queja, pues que no ignoras que este nuestro Virrey es justo, prudente, honrado. Todas las virtudes lo acompañan y por eso es que tiene el amor y el respeto de todos los de esta tierra. Estaban reunidos en cabildo los regidores -19 del pasado junio- cuando fue un capitán de la guardia palatina a llevarles un pliego real por mandato del Virrey. Recibieron a este señor dos de los capitulares más modernos y se les dio luego asiento al lado del más antiguo y después de otras cortesías exquisitas se puso en pie, dijo que era portador de un pliego importante para la Nobilísima Ciudad y lo entregó al señor Corregidor saliendo en seguida acompañado de los mismos munícipes que lo habían introducido en el salón. Este papel real era la larga cédula de Su Majestad dirigida Al Consejo, Justicia y Regimiento, caballeros, escuderos, oficiales y hombres buenos de la ciudad de México y en la que el mismo rey don Luis I, comunicaba su exaltación al Trono, porque su padre, “con libre, espontánea y absoluta voluntad, motu proprio, cierta ciencia, y con especial acuerdo y reflexión sin haber sido rogado, inducido ni violentado”, renunció en su real persona como príncipe jurado de España, legítimo inmediato y próximo sucesor de todos sus reinos, estados y señoríos, así de España como de las Indias, por lo que mandaba que se alzaran pendones en su nombre haciendo las demás solemnidades y demostraciones públicas que en semejantes casos se requieren y acostumbran. El Ayuntamiento acordó hacer lo mandado por Su Majestad Católica y después el corregidor, don Gaspar Madrazo y Escalera, y en seguida de él, cada uno de los regidores, por orden de rigurosa antigüedad, se fueron hincando de rodillas en un cojín de terciopelo y se pusieron los pliegos reales sobre la cabeza en señal de acatamiento, manifestando que tenían por rey y señor natural a don Luis I y que le obedecerían en todo con sumisión y lealtad. Pasaron en seguida todos los munícipes al Real Palacio, bajo mazas, y allí fueron a besar la mano a Casa-Fuerte y a conferenciar con él acerca de la proclamación del nuevo rey de España y de sus Indias y del levantamiento por él de los pendones reales. Tras de algunas juntas muy amigables acordaron los señores Justicia y Regimiento de la Nobilísima Ciudad, que las fiestas de la jura fuesen idénticas a las celebradas en honor de Felipe V cuando su exaltación al trono, año de 1701, y se fijó día para la suntuosa solemnidad, que fue el 25 del pasado mes de julio. Aprobó el Virrey esa fecha e hizo un cumplido elogio del celo, amor y fidelidad del Ayuntamiento.
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Todo México iba a diario a la Plaza Mayor a ver las obras que allí se hacían para la celebración de tan magnífico acto. Se armaban tres extensos tablados, uno frente al Real Palacio, otro frente a las Casas Consistoriales y uno más frente a las del Arzobispo, y se llenaron luego de magníficos adornos, tapices, alfombras, cortinas, pantallas de plata de martillo y de otras piezas también de plata, muebles preciosos, retratos de Su Majestad, tibores, en todo lo cual quedábase extasiada la admiración de la gente, que no cesaba de alabarlo todo con excelente voluntad. Cada día llegaban a la ciudad largas caravanas que venían a presenciar la jura; casi toda la Puebla de los Ángeles se trasladó a esta metrópoli. Se dice que pueblos enteros, de los cercanos, se despoblaron para acudir a las festividades magníficas que hemos presenciado, que los caminos se veían llenos de viandantes, todos contentos, unos venían en coches, otros venían en caballos, en mulas o en pollinos de tardo andar y una infinidad a pie, los más con canciones en la boca para entretener la marcha y acortar el cansancio. Tomo de un papel la relación de estos festejos deslumbrados y te ruego que mandes pronto un traslado de esta mi carta al pobre de Cristóbal Matienzo, a la Colonia del Nuevo Santander, para que sepa y admire cómo fue el precioso festival que tuvimos y que perdió por andar en busca, gambusino infatigable, de esas minas fantásticas de las que dice tiene cabal noticia por unos papeles viejos que dejó escritos un padre mendicante de San Francisco. Quiera el cielo que este pobrecito de Dios no resulte en lo fantaseador un nuevo Fray Marcos de Niza que vio deslumbradoras Quiviras y Cíbolas y cuando fueron a buscar esas ciudades de prodigio habían ya desparecido y sólo las miraron las cambiantes fantasmagorías de las nubes. Ojalá que esas minas no se les deshagan a nuestro primo como leves villanos. En cumplimiento de lo mandado y acordado para que se alcen pendones por la majestad católica de nuestro rey señor don Luis I, que Dios Guarde muchos años, se reunieron en las casas del Ayuntamiento el martes 25 de julio, día del apostol señor Santiago, don Gaspar Madrazo y Escalera, montero de Cámara de Su Majestad y corregidor de esta ciudad, don Clemente del Campo Zárate, el sargento mayor don Lorenzo de Gorostiaga, alcaldes ordinarios, don Rique Calderón Salgado y Castilla, teniente general y Alguacil Mayor, don Miguel de Cuevas Dávalos y Luna, don Francisco de Ursúa Munárriz que es el conde de Fresno de la Fuente, don José Hurtado de Mendoza, conde del Valle de Orizaba, don José Cristóbal Avendaño, don José Antonio Dávalos y Espinoza, don Juan Antonio de Coz y Cevallos y don Juan de la Peña, todos ellos regidores y a quien tú bien conoces, y junto con el escribano mayor de Cabildo, nuestro amigo, don José del Barrio Lorenzot, y del tesorero mayor don Jimeno de Urquiaga, y, además, con otros muchos señores principales de México, todos a caballo ricamente aderezados, en paseo público. Iban por delante de ellos veinticuatro trompeteros y timbaleros, montando buenos caballos con luengas gualdrapas de damasco. Iban vestidos de paño de grana, franjeados de holanda y también con grandes franjas de oro y con las banderillas de los clarineros de lo mismo, con las armas de esta ciudad; seguían los ministros de vara de la Audiencia
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ordinaria y después de estas, los tenientes de alguaciles mayores de ella; muy lucidos seguían los dos porteros almotacenes con sus ropas rozagantes de terciopelo carmesí, gorras y zapatos de lo mismo y con las mazas al hombro y luego toda la caballería incorporada con la Ciudad, en cuya forma fueron a las casas de don Juan de Baeza, regidor y alférez real, el cual con diferentes señores que lo acompañaron, montó a caballo y recibió al Ayuntamiento y caballería, volviendo en seguida el paseo en la misma forma, pero trayendo ya al Alférez Real al lado derecho del señor Corregidor. En las Casas Consistoriales se apearon todos estos magníficos señores y subieron a su sala capitular que estaba preciosamente adornada y pusieron en medio el estandarte real y a sus lados se colocaron los cuatro reyes de armas vestidos con coletos de ante, con cordones de plata, calzón y cabos de primorosa tela azul de Milán con flocadura de oro tirado, botillas blancas guarnecidas también de oro y botones de lo mismo, espuelas plateadas, sombreros con largas plumas blancas y azules, medias de este mismo color, bastón dorado con corona en la punta, las gramallas o cotas eran de terciopelo carmesí, con sus cuatro escudos de las armas reales de Castilla y León bordadas de oro y argento en el pecho, en las espaldas y en las amplísimas mangas. El Alférez se quedó en la sala y volvió la Ciudad a salir a la calle y a montar en seguida y el paseo fue en la misma forma desde las Casas de Cabildo, por la delantera de la Alhóndiga, hasta la puerta del Real Palacio. En la principal se apearon el Corregidor, los munícipes y los alcaldes ordinarios, y pasaron formados de dos en dos a un salón en el que ya estaba el señor virrey don Juan de Acuña, marqués de Casa-Fuerte, junto con los señores de la Real Audiencia, los contadores del Tribunal de Cuentas y los oficiales reales. Recibió en pie el Virrey a la Ciudad y a su lucido acompañamiento y después de haber hablado muy bien el Corregidor bajó a la plaza el de Casa-Fuerte con todos sus numerosos acompañantes y después subió con ellos al tablado que estaba inmediato al Palacio, unido a él por una amplísima escalera que descendía revestida de rojo de una de las ventanas. Esa plataforma era de treinta varas de Oriente a Poniente y quince de ancho y se contaban en ella hasta trece columnas con sus arcos muy gallardos mirando hacia la calle de San Francisco, con el retrato de Su Majestad en el medio, cubierto con una vistosa tela de tisú de plata. Al lado derecho estaban los asientos de Su Excelencia y los de los Tribunales y a la izquierda los de terciopelo carmesí de la Nobilísima Ciudad. Después de haber tomado asiento todo el mundo, se levantó el Procurador Mayor don Miguel de Cuevas Dávalos y Luna en unión de Barrios Lorenzot y pidió, en un discurso, el permiso al señor Virrey para ir a entregar el estandarte real y habiéndolo otorgado el Marqués en otra compuesta oración, bajaron del tablado los dos caballeros ya nombrados, junto con los demás regidores, y volvieron a motar en sus respectivos caballos y se fueron en paseo por delante de Palacio para tomar luego por el frente del Portal de Mercaderes, hasta llegar a sus casas de Cabildo en donde se volvió a apear la Nobilísima Ciudad. Ya en la sala el Corregidor entregó el pendón real al alférez don Juan de Baeza, diciéndole que se lo daba para que lo alzase a nombre del rey don Luis I, que Dios Guarde,
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y lo pedía por testimonio, a lo que le respondió el Alférez con voz muy arrogante que así lo haría, con lo cual volvió a organizarse el desfile en la misma forma vistosa en que llegó, sólo que ocupaba el Alférez el lado derecho del entonado Corregidor a quien rodeaban los cuatro enhiestos reyes de armas en sus caballos, aderezados con sillas jinetas de tela azul de Milán, con los estribos y demás guarniciones de plata y con trenzas moriscas encarnadas y celestes de listón de Francia. Tomó el desfile por la calle de la Monterilla para ir a coger luego la de Capuchinas y terciar después por la del Espíritu Santo, hasta la esquina de la Casa Profesa de la Compañía de Jesús, y de allí dio vuelta por San Francisco para ir recto hasta el Real Palacio, y al llegar junto al tablado, bajaron todos los munícipes de sus cabalgaduras y subieron a él con los maceros por delante. El Virrey los recibió puesto de pie lo mismo que los señores de la Real Audiencia y los de los Tribunales. El Alférez Real, el Corregidor, uno de los capitanes de la guardia y el Escribano Mayor de Cabildo, llegaron con el pendón hasta donde estaba el Virrey y le dijo el Alférez con una magnífica voz: “Esta Muy Noble, Insigne y Muy Leal Ciudad de México por sí y como cabecera de todo este reino de la Nueva España, quiere alzar pendón y aclamar la católica majestad del rey don Luis I de este nombre, nuestro señor, que Dios guarde, y para que este acto se haga y sea con toda la solemnidad y autoridad que se requiere, suplica a Vuestra Excelencia le alce en su real nombre”. Dicho esto, el Virrey tomó el pendón y mandó a los dos reyes de armas más antiguos pedir silencio, puesto cada uno de ellos a cada lado del tablado, a los cuales fueron para decir en alta voz, una voz estentórea que llenó toda la plaza, “¡Silencio!, ¡Silencio!, ¡Silencio!, ¡Oíd!, ¡Oíd!” y entonces el marqués de Casa-Fuerte, habiendo salido unos cuantos pasos delante de su asiento, dijo: “¡Castilla, Nueva España!, ¡Castilla, Nueva España!, ¡Castilla, Nueva España! Por el Rey Católico don Luis I nuestro señor, rey de Castilla y de León, que Dios guarde muchos y felices años”. Al terminar esto alzó en alto el pendón a todo lo que le dieron de sí los brazos y respondió en coro la Real Audiencia, los Tribunales y el Ayuntamiento: “¡Amén!, ¡Amén!, ¡Amén!, ¡Viva!, ¡Viva!, ¡Viva!”, y lo mismo exactamente, gritó la enorme multitud que llenaba de lado a lado la Plaza Mayor, ventanas, azoteas y demás lugares, y entre ese férvido griterío de entusiasmo, se descubrió el retrato de Su Majestad. Se amotinó la gente frente al tablado porque todos lo querían ver de cerca. Con una bandera encarnada que se tenía prevenida a posta, se hizo seña hacia uno de los lados del tablado y en el acto empezaron a dispararse los pedreros que se hallaban emplazados en Palacio y, a cuyos tiros, correspondían salvas de fusilería de todas las compañías formadas en la Plaza Mayor, así de las del Comercio como de las de la Real Casa de Moneda y de otra llamada de los Pardos, alineada en la plazuela del Volador y empezaron con esos tiros los repiques a vuelo en la Catedral y en todas las iglesias; no hubo una sola campana en la ciudad que permaneciera callada en ese instante solemne, todas unieron su estruendosa algarabía.
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Entregó Su Excelencia el estandarte al Alférez Real quien se puso con él en medio del tablado con los cuatro reyes de armas, dos a cada lado, y se hizo seña con la bandera blanca prevenida para el caso, con la cual cesó la salva y el repique general y, entonces, los reyes de armas más antiguos volvieron a pedir silencio a la multitud y con la vista fija en el rostro agraciado del Rey nuestro señor, dijo el Alférez: “¡Castilla, Nueva España”, ¡Castilla, Nueva España!, ¡Castilla, Nueva España!, por el católico rey don Luis I nuestro señor, rey de Castilla y de León, que Dios guarde muchos y felices años”. Y levantó a lo alto el estandarte real e inmediatamente respondieron todos los señores como en la ocasión pasada, primero el Virrey, después la Audiencia, Tribunales y Ciudad y en seguida, el enorme gentío. Se volvió a hacer otra señal con la bandera encarnada y se rompió en la amplitud de nuevo repique y en otra salva de fusilería y en nuevos disparos de los pedreros, hasta que el Virrey mandó ondear la bandera blanca para que cesara todo aquel enorme y alegre estruendo. Se puso Su Excelencia en pie y después de mandar hacer el silencio con los reyes de armas, se colocó en una esquina de las del tablado y repitió a voz en grito la aclamación, volvieron otra vez los repiques y los nutridos tiros, se callaron de nuevo y el Alférez, en el otro extremo, hizo otra idéntica proclamación y tornaron las campanas y los numerosos disparos hasta que la bandera blanca los apaciguó, entonces los cuatro reyes de armas, uno en cada ángulo de la vasta plataforma, dijeron a coro por tres veces y mirando al pueblo: “¡Castilla, Nueva España, por el rey nuestro señor Luis I, que Dios guarde muchos y felices años!” Volvió a tremolarse la bandera encarnada y surgieron las descargas y los numerosos y alborozados repiques. Tomó asiento el Virrey, la Real Audiencia, los Tribunales, la Ciudad, se puso el estandarte en un pedestal de plata cincelado junto al Alférez Real, quien acompañado luego del Corregidor, del capitán de la guardia de Su Excelencia, del Escribano Mayor de Cabildo y de los reyes de armas, le pidió licencia al marqués de Casa-Fuerte para ir a hacer la función a las demás partes y luego que Su Excelencia dio esa venia, se despidió con todos sus acompañantes, después de haberle hecho el acatamiento y reverencia al retrato de Su Majestad. Los regidores volvieron a montar a caballo e hicieron el paseo tomando por la calle arzobispal, frente a las casas principales de Su Ilustrísima y en el tablado que allí se puso para este acto, subieron el Alférez Real, el Corregidor y los del cuerpo de la Ciudad con los maceros y los cuatro reyes de armas y después de haber hecho todos el acato de rigor a la efigie del nuevo soberano, los dos reyes de armas más viejos pidieron silencio por tres veces seguidas y por otras tres veces seguidas y por otras tres dijeron: “¡Oid!” y luego el Alférez Real exclamó: “¡Castilla, Nueva España!, ¡Castilla, Nueva España!, ¡Castilla, Nueva España! ¡Castilla, Nueva España!”, por el católico rey nuestro señor, a quien Dios guarde por muchos y felices años” A lo que se respondió lo mismo que en la Plaza Mayor y pasó a otra de las esquinas del tablado y se ejecutó lo propio e igual cosa se volvió a hacer en otra esquina.
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Acabada esta función volvieron a motar los señores regidores, tras la rendida reverencia al retrato del Rey y tomaron por la calle de Santa Teresa, siguieron por la de las Escalerillas de la Catedral, hasta la esquina de la Cruz que llaman de los Talabarteros y continuaron por el Empedradillo y Portal de Mercaderes, para parar al fin a las Casas de Cabildo, cuyos altos y bajos, así como todas las calles por donde anduvo el paseo, estaban muy colgadas sus balcones, ventanas y paredes con mucho adorno y hermosura. Subieron al tablado que se puso muy lleno de paramentos frente a ellas y tras las respetuosas y grandes reverencias a la real efigie de Su Majestad se hizo, en la misma forma y con igual solemnidad, la proclamación que fue ya la última. En seguida subieron los señores munícipes a la sala del Ayuntamiento junto con muchos caballeros principales de la ciudad e hizo entrega del estandarte el Alférez Real al Corregidor, diciéndole haber ejecutado la proclamación que se le ordenó hiciera, levantándolo en nombre del rey nuestro señor don Luis I, que viva dilatados y felices años, y que le dejaba en la sala capitular, y que de todo lo hecho se le diese testimonio. Se recibió el dicho estandarte y se le puso en el balcón principal de las Casas Consistoriales en un alto pedestal de plata, con los cuatro reyes de armas haciéndole guardia. Con esto acabó el regio acto de levantar pendón y aclamar la persona de nuestro rey y monarca, felicísimo don Luis I de este nombre, cuyo acto vino a terminar como a la una de la tarde. Se llevó al Alférez Real a su casa en la misma forma en que se le trajo. El real estandarte quedóse en el balcón hasta las nueve de la noche, acompañado de los cuatro estirados reyes de armas, que era de admirar que no se moviesen, parecían hechos de piedra y debieron de haber caído rendidos de cansancio los infelices hombres, eternas les parecían esas horas de largo plantón. Además, hubo esa noche luminarias y fuegos frente a las Casas Consistoriales; frente al Real Palacio Virreinal también se quemaron lindos castillos de cohetería entre la ruidosa algazara de la multitud. A más de estos festejos, los de la Real, Pontificia e Insigne Universidad de México tuvieron más esplendor, se divirtió con ellos más el gentío, pues hubo preciosos carros alegóricos, hubo fuegos de artificio, castillos, girándulas, cohetes voladores, que rayaron fugazmente la noche con sus mil colores y hubo un certamen poético del que mucho se ha hablado. ¿Cómo la Universidad de México, “emporio de ciencias, Atenas de estas Indias Septentrionales”, se iba a quedar sin celebrar la gloriosa exaltación al trono del nuevo rey? Imposible pensar lo contrario y así fue como se hizo, con todo el exquisito primor que acostumbra, fiestas excepcionales, sobresalientes. Fueron el 27 del mes de julio. Para el desfile de carros se eligió el ancho atrio de la Universidad, habiéndose ordenado antes que los estudiantes pobres se vistiesen para no gastar mucho, de figuras ridículas que movieran a risa, pero que los de caudal o como se les dice acá, de firma, se ataviaran con las galas más costosas que pudieran y que hicieran compañía y guarda en torno del carro principal. El Virrey con toda su corte acudió a estos alegres festejos estudiantiles y les dio más realce con su lujo y el de su brillante acompañamiento de ricos caballeros que lucieron todos
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sus esplendores en trajes y en alhajas. El rector y los maestros estaban en otro tablado con sus ínfulas, sus becas y sus mantos. Antes de que principiara el festejo se les ministró a los de la corte, a los catedráticos, y a los numerosos invitados de calidad, un abundante refresco de las más exquisitas y sabrosas cosas que se pueden imaginar aquí, donde se hacen tantas delicias de esas y muy a la perfección, por las manos ilustres y excelsas de las monjas. Dijo un ingenio a este propósito: que aquello era mucho en paladares que han probado la salsa de las letras. Entre una apretada multitud, que iba, que venía, que ondulaba constantemente, con rumor de mar agitada, pasó el precioso desfile de los carros. Ancianos me han dicho que no se habían llegado a ver tan preciosos en esta ciudad de México, lo mismo que las comparsas que traían en esta ocasión las más peregrinas figuras que puede concebir la fantasía. Para que los viejos dijeran eso, siendo que ellos son los que se aferran con más tenacidad a lo de su época, porque aseguran que cualquiera tiempo pasado fue mejor, visto a través de los rosados cristales de la distancia, ya comprenderás que esto fue verdaderamente magnificente para que los moviera a decir de manera espontánea que este espectáculo fue el mejor que habían contemplado sus ojos pecadores. Pasaron cuatro carros abriendo marcha, era los jocosos con los que la gente rió a más y mejor y, principalmente, con el primero de ellos, en el que iba ante un gran facistol muy historiado, sosteniendo un enorme libro abierto, un asno flaco y tras de él estaba un marrano, un carnero lanudo y un cabrito muy balador y los estudiantes hostigaban a estas pobres bestias para que no estuvieran silenciosas. En grandes lienzos iban muy bien pintados osos, leones, tigres, caballos, gatos, perros, ciervos y los estudiantes rugían, relinchaban, maullaban, rebuznaban, ladraban haciendo escalas. Este carro significaba: En aplausos tales, se juntan las fieras con los racionales. Tras de este carro iba otro muy grande y también aderezado a lo ridículo y con el cual mucho se alborozó la crecida concurrencia. Iba en él un escuadrón de soldados muy deshilachados, con sólo una bota y la otra pierna desnuda, empuñaban armas viejas, inservibles, arcabuces sin cañón o arcabuces sin llaves o bien sin culata, puños de espadas, pedazos de hoja, cuchillos cebolleros, cachicuernos o rotos de matarife, y los más de ellos esgrimían jeringas con las que sin cesar echaban agua de olor sobre la multitud que se reía mucho de la rociada y tomaban el líquido de un recipiente enorme que iba en el carro mismo en el que estaba figurado un gran turco que huía. Su significado era que nadie ni nada podría resistir las victorias de Luis I. Muy oculto estaba este significado. El tercer escuadrón lo componía un sin fin de gatos, de todos los colores imaginables, montados a caballo del modo más chistoso del mundo, no paraban de maullar haciendo escalas agudas, agudísimas, y rodeaban a una cocinera cochambrosa y gorda que parecía
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más bien elefanta empreñada con inmundo disfraz de mujer y repartía a los chilladores micifuces tajadas de carne que iban a parar a la plebe que se disputaba los sabrosos trozos entre gritos y atropellándose por seguir a ese carro tan munificente y alimenticio. También se le echaban gruesos trozos de humeante barbacoa que dizque era de caballo porque los iban sacando de unas grandes cabezas de corceles que estaban a los lados, con lo cual se quería simbolizar la lealtad al Rey. No entendí tampoco este simbolismo. Muy recóndito estaba. El cuarto carro era graciosísimo. Se hallaba lleno de viejas muy viejas, con ridículos mantos y tocas negras, con las que pregonaban su estado de viudas; unas eran jorobadas, otras con sus vientres abultadísimos, que no parecía sino que debajo de las pingajosas enaguas traían oculto un globo ya próximo a elevarse, y todas ellas cargaban a niños de pecho. La más anciana iba echada en un lecho desvencijado, haciendo entender que acababa de dar a luz, a su lado estaba un anciano barbudo y tembloroso que figuraba ser su marido y junto a él la comadrona puesta en jarras con aires de satisfecha y que fue quien ayudó en el terrible trance. Este carro alegórico quería expresar el parto de la tierra que aunque es vieja es fecunda, y el deseo de que el nuevo monarca viviese eternamente. Esta máquina se detuvo ante el Virrey y entonces un estudiante recitó preciosísimamente, como un cómico del Coliseo, un romance en el que daba buena explicación del símbolo. Seguía una compacta tropa de soldados griegos, escoltando a los dioses del olimpo, todos ellos con mantos multicolores, bordados, llenos de flecos de oro y de plata. Júpiter los presidía con un rayo dorado en las manos, que iba blandiendo de un lado para el otro y con ese movimiento constante le salían reflejos que simulaban los relámpagos; tras de él iban los demás dioses ataviados como tales, llenos de joyas que los hacían un solo resplandor. Tras de este estupendo cortejo caminaba el carro que era el Helicón, en cuya cima iba el blanco Pegaso, desplegando sus grandes alas a cuyo cobijo estaban las nueve musas con sus atributos especiales, cada una de ellas para distinguirse entre sí, pues se confundían unas con otras por su belleza extremada, en tarjas doradas traían escritos versos, ya en latín, ya en castellano. Se leían con avidez estos renglones y muchísimas personas los copiaban de prisa. También estaba allí el rey Luis I junto con un apuesto estudiante que representaba a Apolo, que lo iba coronando y a sus pies se encontraba otra tarja muy retorcida de puntas con un docto epigrama latino. Frente al estrado del Virrey dijo un muy lindo romance la musa Caliope, con el acompañamiento de una blanda música de violines, arpas, cítaras y guitarras; terminaba de este modo aludiendo al querido Marqués de Casa-Fuerte, como buen colaborador que, indudablemente será del soberano: Y claro está que tendrá su monarquía eterna dura, si un príncipe como vos valerosos, invicto, Acuña,
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su perpetuo imperio, como en Casa-Fuerte vincula. Así la goce, ojalá, con tan próspera fortuna, que Macedonio en poder y que en tranquilidad Numa, al templo abierto de Jano aplique las cerraduras. Tras de este lindo carro de las musas marchaban veinticuatro indios vestidos de grana, tocando clarines y timbales. El agudo son lo soltaban los clarines y parece que lo recogían en el acto los timbaleros, para pulirlo sobre el parche con los palillos con los que redoblaban afanosos. El carro de los estudiantes ricos era una preciosidad que encadenaba a él todos los ojos. Se adornaban estos mancebos con lujo magnífico y entre sus galas se veían los diversos colores de las facultades en que estudiaban. Iban vestidos a la romana, con mascarillas y medias botas, con las cabezas rizadas ceñidas de laureles y se adornaban con muchas perlas y diamantes, en brazaletes, en anillos, en pulseras, en ajorcas. Cabalgaban en caballos fosos muy bien enjaezados, todo lo que llevaban encima era de gran riqueza. A su paso se levantaba en mil exclamaciones la admiración de todo el mundo. Tras de este largo cortejo de estudiantes acaudalados desfilaba una garrida multitud de amazonas, aderezadas también con gran magnificencia, lucían encajes, terciopelos, tisúes, plumas, infinidad de joyas de oro y de plata todo lo cual hacía una deliciosa, insuperable “música para los ojos”, según dijo un cronista. Causaba después admiración el concurso de Venus y Adonis. Gallardo doncel éste, deslumbradora damisela la diosa pagana. ¡Y qué vestidos los de ambos! No son para descritos. Hasta un olor suave iban esparciendo. Los rodeaban cinco niños que representaban las cinco facultades que hay en la Universidad y cada mancebillo de éstos llevaba en tarjas versos relativos a cada ciencia, distinguiéndose, además, por los colores con que se adornaban, así un vestido azul de joyante seda, era la Filosofía, otro amarillo, la Medicina, otro rojo representaba a la facultad de Leyes, un ropaje verde a la de Cánones y uno blanco a la Teología, la ciencia de las ciencias. Era una verdadera maravilla ambulante el carro de la Universidad. En él se extasiaban los ojos, no se querían apartar de su belleza, de su exquisita gracia, estaban en deleite viendo ese primor en el que se descubrían mil preciosidades. Allí había oro en gran cantidad, mucha plata e infinitas joyas, como ninfas de soberbia hermosura, con trajes flotantes, leves de coloraciones discretas, azul desleído, verde débil, rojo pálido, amarillo tenue y blanco, representaban a las facultades y llevaban los nombres de Lealtad, Gratitud, Elección, Cortesanía y Aclamación e iban en torno de un ostentoso trono de tisú de plata.
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ANÓNIMO. Perspectiva de la Plaza Mayor de Madrid. h. 1634. Madrid, Museo Municipal. Fuente: LA PLAZA EN ESPAÑA E IBEROAMÉRICA. EL ESCENARIO DE LA CIUDAD. Madrid. Museo Municipal de Madrid, Ayuntamiento de Madrid, 1978. Catálogo de la Exposición (...) Inaugurada en el Museo Municipal de Madrid en Junio de 1998. 157 pp. Ils., Maps., p. 43.
Se detuvo este aparatoso carro frente al señor Virrey con dulce acompañamiento de música cantaron un romance, cada una de ellas una parte, con voz que iba subiendo en simétrica armonía a solicitar la capilla empírea. La aclamación entonó el final en el que aludíase a Su Excelencia, fue eso como un arroyuelo en el que mecía y se remecía deliciosamente el oído: Que hoy a su aplauso Minerva provoca las consonancias de los cisnes, que este lago ha convertido en Castalia; a que métricos discursos, y en armonías templadas, siendo común el sentido, digan con singular alma; que viva Nestóreos siglos, asegurando en la espalda de su Casa-Fuerte el reyno que ha heredado por su casa. Este carro magnífico y deslumbrador fue el último del desfile inolvidable y fue a pasar por el palacio del señor Arzobispo para que Su Ilustrísima don José Lanciego y Eguilaz, lo mirase y escuchara la loa que a los sones de la misma música de arpas, tiorbas y flavioletes, se le volvió a entonar entre una compacta muchedumbre que no se cansaba de ver aquella resplandeciente belleza, pues el ojo se alegra con la vista de las cosas lindas. Recorrió este soberbio carro muchas calles de la ciudad, las mismas por donde fueron los otros y las comparsas alegres, y ya muy de noche regresaron entre aclamaciones entusiastas del gentío que anduvo solazándose en sus deleites. Por la noche, hubo numerosos juegos de artificio en la Plaza Mayor que aunque enorme, no era suficiente para contener a la multitud que allí se aglomeró y que llenaba todas las calles que van a desembocar a ella. Aparte de los innumerables cohetes que subieron por el
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cielo volcando en la noche sus fugaces rosas de maravilla, ardieron muchos castillos de pólvora, pero tres de ellos fueron los que más admiración causaron: una jarra rebosante de flores, un árbol pomposísimo y una alta columna llena de mil arquitecturas y rematada por el águila sobre el célebre nopal. Después de acabar de arder y de sacar figuras simbólicas en innumerables y trémulos colores, descubrió unos versos que descifraba la gente mientras sonaban tambores y clarines y, al deshacerse, estalló en vivas ardientes y en aplausos, llena de un entusiasmo inenarrable en que nadie cabía en sí de contento, todo el mundo tenía gozo inestimable como si cogiera la flor del placer. La Universidad, como no podía menos de ser, abrió con buenos premios un certamen literario que despertó singular entusiasmo entre los doctos y aficionados a las buenas letras. El rector y algunos maestros de mucha fama formaron el jurado que iba a calificar en la justa poética. El día del concurso se adornó vistosamente toda la ilustre casa de arriba a bajo. Por donde quiera se veían colgados grandes tapices y cortinajes; retratos bajo doseles de terciopelo y de damasco; espejos entre preciosas enmarcaduras doradas; había también muchísimas alegorías con inscripciones latinas y por donde quiera se pisaba en la suavidad de alfombras ricas. Sobre todo este lujo, sobresalía el suntuoso aderezo de la capilla y el de la Aula Máxima. Aquí, reemplazando a la cátedra, se alzó un complicado Monte Parnaso encima del cual estaban puestos los retratos de Felipe V y de Luis I, ambos de muy buen pincel. En uno de sus lados, el derecho, tomó asiento el jurado calificador tras de una mesa encubertada de rojo en la que se hallaban las preciosas cosas de plata que ofrecían en premio la Universidad, el Virrey, la Audiencia, el Tribunal de Cuentas y el Ayuntamiento. Los alabarderos, de gran uniforme, vigilaban la entrada para no dejar pasar sino a los que fuesen invitados, que aun así a codo y hombro se abrían paso entre la multitud que pugnaba inútilmente por penetrar, curiosa de ver y oír. A media tarde fue el festival. Llegó el virrey Casa-Fuerte con un crecido cortejo de señores y con los de la Audiencia y con los del Ayuntamiento y los erguidos del Tribunal de Cuentas. Se les condujo a la capilla en donde se cantó un tedéum con acompañamiento de gran orquesta y después pasó todo aquel lujoso señorío al Aula Mayor, General como también se le dice, junto con la nobleza de la ciudad, la clerecía, el cabildo eclesiástico y los superiores de los conventos. Era magnificente el aspecto que ofrecía el anchuroso salón, todos los colores se mezclaban y de donde quiera salían fulgores de joyas en un continuo cintilar. Músicas ocultas tocaban dulces, deliciosos sones, con los que se acompañaban los versos que se recitaron y cantaron para dar a conocer a los justadores en la “palestra ingeniosa”. Vino en seguida el significado del concurso que en buena prosa leyó un maestro. A cada una de las cinco facultades le correspondió una corona alegórica. La primera fue un epigrama en latín compuesto sólo de cuatro dísticos; un soneto encadenado y dos décimas de consonantes agudos y en que cada verso terminara con L. para la segunda corona se pidieron diez senarios yámbicos puros; una octava ecoica y una
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canción imitando aquella de don Luis de Góngora que empieza: Abre dorada llave y con sus mismos concursantes. La tercera corona era para la glosa de una quintilla en cinco décimas; un romance con doce coplas con asonantes en U y en A y cuatro octavas de versos partidos que tendrían que hacer ocho redondillas de a siete sílabas cada una. En la cuarta corona, sáficos adónicos latinos con cinco estancias imitando a Horacio; diez quintillas y un soneto paranomástico que todo él acabase en Co y en la última corona se pedían unos versos en tres metros; asclepiadeo, imitando a Horacio, en el cuarto glicónico con cuatro estancias; dos coplas en verso de arte mayor al antiguo modo, de doce sílabas con su censura en el medio, y un romance acróstico de doce coplas en asonantes de I y E y cuyas iniciales y finales digan Luis Primero, Rey. Para todas estas coronas hubo numerosos concurrentes a quienes después de leer sus trabajos, ingeniosísimos, elaboradísimos, les entregaban los premios y luego se les decía una quintilla graciosa o bien un epigrama a modo de vejamen, mientras que los coros, acompañados de la música, entonaban un canto que era una pura delicia para los oídos. Todo el mundo salió muy complacido de este lucidísimo festival universitario en el que se derrochó mucho ingenio y saber, pues bastante gusta la gente de estos doctos certámenes y de éste se habló con encarecimiento por todo México, porque en él “desahogó lucido el gran entendimiento de esta mexicana minerva, en las ya aplaudidas métricas cadencias, la ardiente llama del encendido amor que a la luz de la razón había concebido su sabia y reconocida lealtad”. Casi es un libro el que te escribo, querido Juan Vicente, describiéndote estos aparatos costosos y plausibles júbilos, y sin otra cosa más qué decirte, sino que sirvas a Dios y al Rey, echo mi firma. Pero antes, ¡mira que lo olvidaba!, dí a María Josefa que fui a la Concepción y por el torno hablé con Sor Plácida y me dijo que ya escribió el recetario de todos los dulces que deseas, pero que el cuadernillo lo está adornado Sor Mónica de San Juan con unas orlas de flores y pájaros que están primorosas como todo lo que pinta esta madre, y que al terminar este lindo trabajo te enviará el recetario y que ya sabes, que todo él está bien experimentado. Y ahora sí echo la firma. Damián Castorena. A don Juan Vicente Cerralvo de Loayza, que guarde Dios. En Guanajuato. Ciudad de México día 11 del mes de agosto, año de 1724.67 Entre las relaciones que se publicaron a raíz del acontecimiento que ahora analizamos, existen por lo menos las siguientes seis: 67
Valle-Arizpe: Papeles…, op. Cit., p. 75-97.
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Patricio Antonio López: General aclamación de la lealtad mexicana; en la más solemne jura de... Luis Primero... México, 1724. Cristóbal Ruiz Guerra y Morales: Letras felizmente laureadas y laurel festivo de letras que con ocasión de la jura de nuestro amado rey Luis Fernando el primero, brotó a influjos, no a golpes de Minerva, en el celeste suelo de su Real y Pontificia Academia, Atenas de las Indias Septentrionales...Por (...), de la Orden de San Juan de Dios... México: José Bernardo de Hogal, 1724. Dionisio Levanto. El sol de el oriente, y de el occidente aplaudidos, en la solemne fiesta... por la coronación de... Luis Primero... México: Her. Vda. Francisco Rodríguez Lupercio, 1725. Francisco del Valle y Guzmán: Relación de las fiestas... con que la... Ciudad de Durango... celebró la Regia Proclamación de... Luis Primero... México: José Bernardo de Hogal, 1725. Pedro Ramírez Del Castillo: Hércules coronado, justa académica palestra ingeniosa, parnasso de las musas mexicanas, en que se representa, alegorizada... la devida, affectuosa Coronación por el siempre Augusto, Invicto, amado Monarcha Phelipe V. De su carísimo, feliz, y esclarecido Hijo Luis I. Rey aclamado de las Españas, Compendio de las felicidades de la Monarquía Española, augustíssimo pronóstico de las prosperidades de este Nuevo Mundo... discurrida por el Doct. D. Pedro Ramírez del Castillo... Cathedrático de Eloquencia... -- México, imp. por Joseph Bernardo de Hogal. [1724] 20p. Fr. José Arlegui: Elogio de Luis I. de España en las fiestas con que celebró su coronación la ciudad de Durango, por (…). México, por Hogal, 1725.68
Ignorando qué fuente fue la consultada por Valle-Arizpe, el hecho es que el contenido es una amplia referencia que tiene que ver con el punto más alto, con la cúspide de una expresión festiva que había llegado al cúlmen definitivo, para dar paso de manera definitiva al protagonismo de los de a pie. No es la primera vez que estos personajes, hasta entonces todavía secundarios, se deja ver, sobre todo si recordamos que en las fiestas de 1734 69 (es decir, diez años después de la aquí reseñada) aparecen los nombres de algunos de quienes ya debemos considerar como toreros de profesión,70 llevados ya por un propósito eminentemente crematístico. 68
José de Jesús Núñez y Domínguez: Un virrey limeño en México: Don Juan de Acuña, marqués de CasaFuerte. México, Museo Nacional de Arqueología, Historia y Etnografía, 1927. XXVIII-416 p. Ils., facs., p. 374. 69 Salvador García Bolio: “Plaza de Toros que se formó en la del Volador de esta Nobilísima Ciudad: 1734. [Cuenta de gastos para el repartimiento de los cuartones de la plaza de toros, en celebridad del ascenso al virreynato de esta Nueva España del el Exmo. Sor. Don Juan Antonio de Vizarrón y Eguiarreta]”. México, Bibliófilos Taurinos de México, 1986. XX + 67 p. Ils., facs 70 Op. Cit., p. IV: (…) la mayoría se entera “que se elijieron y nombraron para entrar a lidiar los toros que se jugaron en la Plazuela del Volador, Ocho toreadores de a pie, cuya Cabeza, y disponedor es Phelipe de Sn Thiago el cual irá acompañado por: quatro de a Cavallo y por Nicolás Velasques, que andará con los Dominguejos, “parándolos”, que fueron once “dos pa. La primer Sem.a y nuebe para ls Seg.da” los cuales llaman la atención por lo bien arregladas que van las “cavezas de Madera adornadas con Sombreritos”. “Y otros que aiudaron a Cuidar los Galgos”. En la f.50 se apunta que: Ytem: por dozcientos setenta y siete pessos y / seis reales, que se pagaron á Phelipe de / Santiago, Capitan delos toreadores de a pie, / enesta forma: por el costo de Quatro doze / nas de Vanderillas de papel y flores de / Oropel, á quatro pesos. Diez y Ocho doz.s / de solo papel á tres pessos; Doze docenas / de fuego á tres pessos
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Letras felizmente laureadas…, 1724.
Ya para 1725, Nicolás Fernández de Moratín expresaba una idea que aquí desarrollo. Con la diversión de los toros, España, que vive intensamente el espectáculo sostenido por los estamentos, va a encontrar que estos no tienen ya mayor posibilidad de seguir en escena, pues El agotamiento que acusa el toreo barroco se vio, desde los primeros años del siglo XVIII, acentuado por el desdén con que Felipe V, el primer rey español de la dinastía francesa de los Borbones trató a la fiesta de toros.71 y quatro reales. Cien / to y veinte pessos por su salario y el delos / siete compañeros á razon de quinze pesos / á cada uno, devengando enlas dos semanas / que torearon. Cinco pessos á Nicolas Ve / lazquez que andubo parando los domin / guijos. Seis pessos y seis reales que se / dieron alos dhos. para zapatos en la pri / mera semana. Veinte y Ocho pessos de / comidas que se dieron alos referidos, en / (f. 51) Por la suma de emfrente / en los Ocho dias delas dos Semanas, á dos / reales á cada uno delos 8. de a pie, 4. de / á Cavallo, al dho. Velazquez, y a otro Mozo / que andubo con los Galgos; con mas seis / pessos dados á Thojas Navarijo toreador / de á cavallo por el trabajo de haver ido ala / Hazienda dela Goleta a reconozer los toros / y de dha. Cantidad otorgo el rezivo que / pareze a fox.s 9… 277 p. 6t. 71 Pedro Romero de Solís, Antonio García-Baquero González, Ignacio Vázquez Parladé: Sevilla y la fiesta de toros. Sevilla, Servicio de Publicaciones del Ayuntamiento de Sevilla, 1980 (Biblioteca de temas sevillanos, 5). 158 p. ils., p. 62. Una idea de corte totalmente opuesto pero que es interesante considerarla, la ofrece Enrique Gil Calvo en Función de toros. Una interpretación funcionalista de las corridas. Madrid, Espasa-Calpe S.A., 1989. 262 p. Ils. (La Tauromaquia, 18)., p. 144. 1.-La institucionalización de las corridas es consecuencia de un hecho crucial, acaecido durante el siglo XVII, en la articulación de la estructura española de clases. 2.-Ese hecho, trascendental para todo el posterior desarrollo de la España moderna y contemporánea, supone la auténtica diferencia específica de la estructura de clases española, que así la separa y distingue del resto de estructuras de clase europeas. Y consiste en la inversión de la función de liderazgo: las clases antes dirigentes -durante el imperio de los Habsburgo- dimiten de su liderazgo social, cuya función queda así vacía y vacante. Consiguientemente, y en ausencia de élites dirigentes, el casticismo más plebeyista se impone, el liderazgo se invierte y son ahora las élites quienes imitan modos y maneras del vulgo y la plebe. 3.-En consecuencia, a resultas del casticismo de las élites, y vacante la función de liderazgo social por ausencia dimisionaria de quienes debieran desempeñarla, se produce en ensimismamiento y tibetanización de la nación española, que queda así clausurada -colapsada y bloqueada- por su desarticulación social invertebrada. Estos planteamientos que el autor destaca a contrapelo de la obra Goya y lo popular de José Ortega y
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De tal suerte que lo mencionado aquí, no fue en deterioro de dicho quehacer; más bien provocó otra consecuencia no contemplada: el retorno del tumulto, esto es, cuando el pueblo se apodera de las condiciones del terreno para experimentar en él y trascender así el ejercicio del dominio. Sin embargo "José Alameda" (Carlos Fernández Valdemoro) dice que el carácter que Felipe V tiene de enemigo con la fiesta es refutable. Refutable en la medida en que La decadencia inevitable de la caballería y el cambio social con que la clase burguesa va desplazando a la aristocrática bajarán pronto al toreo del caballo.72
Sobre esta transformación, Néstor Luján ofrece factores testimoniales de acentuado interés al tema. Señala Como una de las causas principales el cambio de manera de montar: pues se pasó de la ágil "a la jineta" a la lenta brida, con lo cual era difícil quebrar rejones. Con este sistema, es lógico que, refrenados los caballos se usase la vara de detener, que es la de los picadores. Sea como fuere, el caso es que las fiestas de toros a caballo empezaron a desaparecer. Con la gran fiesta de 1725 (del 30 de julio de 1725), afirma Moratín que se "acabó la raza de los caballeros". Y entonces, como paralelamente a esta desgana de los próceres por lo español, se desarrollaba un movimiento popular totalmente contrario, empiezan a tener éxito las corridas de a pie.73
Ahora bien, en lo fundamental, y como llegó a suceder cuando trabajé otras relaciones de fiestas,74
me
preocupaba
profundamente
saber
cómo
habían
sucedido
aquellas
celebraciones y bajo qué circunstancias de contenido, por lo que la presente narración satisface a plenitud esa pretensión.
[PASAJE Nº 61]: TORNEOS Y JUEGOS POR CARLOS III.
Amigo queridísimo: Te escribí con fecha 25 de mayo contestando a tu carta tan cargada de noticias sobre mi casa y apenas se fue entre las cajas del correo, cuando llegó a mis manos tu otra misiva -14 de mayo- reclamándome la contestación. Con el mismo ímpetu ardoroso con que tú llegaste a México, con ese mismo llegué yo y estaba convencido de que a poco andaría como se cuenta de los soldados de Pizarro, con Gasset, también se anteponen a la tradicional concepción de la permuta del toreo a caballo por el de a pie, debido a movilizaciones ideológicas de la cúpula monacal. 72 José Alameda (seud. Carlos Fernández Valdemoro): El hilo del toreo, Madrid, Espasa-Calpe, 1989 (La Tauromaquia, 23). 308 p. ils., retrs., p. 41. 73 Néstor Luján: Historia del Toreo. 2a. edición. Barcelona, Ediciones Destino, S.L. 1967. 440 p. ils., retrs., grabs., p. 13. 74 José Francisco Coello Ugalde: Relaciones taurinas en la Nueva España, provincias y extramuros. Las más curiosas e inéditas 1519-1835. México, Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Bibliográficas, 1988. 293 p. facs. (Separata del boletín, segunda época, 2).
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caballerías cargadas de oro pagando a los deudores; pero no fue así, sino que poco a poco clima y hombres me fueron venciendo y yo no les sabía oponer más que esta pasividad mansa que me ha dado Dios. Allá en mi tierra, en la gentil Castilla, como se le llama delicadamente en el poema del Cid, era yo un oscuro y aquí sigo siendo más ignorado. Ignorado, triste y enfermo, sin calor de hogar. Yo bien sé que la vida no es dolor, ni es tristeza, ni es resignación, sino que es goce fuerte, amplio y fecundo; lo sé, pero ¿qué quiere?, yo estaré triste hasta la muerte, mi alma es un páramo con ceniza, allí no hay flores ni gorjeos de agua. Ojalá que tu vida siga abriéndose como ahora, codiciosa de deleites. Tú volverás a España poderoso y rico; yo, ¡ay de mí!, digo con el férreo Ruy Díaz y casi con un sollozo como él: ¡Non sé si entraré más en todos los míos días!... Me está consumiendo una negra melancolía por verme como me veo. Sólo en días pasados se me fue un poco de ella al presenciar cómo hizo esta ciudad la jura de nuestro rey Carlos III. Mi amigo, bueno si los hay, don Francisco de Ceballos Palacio, ha hecho una menuda relación de esos juegos y torneos, y tomo de él, con su licencia, un traslado que es el que te mando y eso sales ganando tú, pues sabes lo desmañanado que soy para escribir. Este es: Habiéndose prevenido y dispuesto por los señores alcalde mayor, don José Eulogio de Cárdenas por el orden de Santiago, y alférez real, don Pedro Romero de Terreros, del Orden de Calatrava, todo lo necesario para el acto de la jura de nuestro Católico Monarca el señor don Carlos Tercero (que Dios prospere), el día veinte y seis del próximo pasado mes, como a las cuatro de la tarde, juntos todos los caballeros y nobleza de esta ciudad y del Real del Monte, el señor contador don José Fajardo, el teniente general, teniente de alguacil mayor de esta Jurisdicción, y los gobernadores y repúblicas de los pueblos, en la casa de la morada del señor alcalde mayor, éste, conociendo ser hora competente, montó a caballo y a su imitación lo ejecutaron todos los concurrentes, y se formó el paseo, vistosísimo, tanto por la variedad de lucidas y ricas galas que vestían los jinetes, como por los jaeces y pulidos aderezos de los caballos, en que se esmeró la economía, trayendo los mejores y más bien enseñados del movimiento de brazos, con bridas de terciopelo bordadas de oro y plata, con flecos y pasamanos de lo mismo, que hacían vistosa armonía a los reflejos del sol por estar la tarde serena y tranquila; envolviéndose en regocijos las campanas, tanto de la iglesia parroquial como las de los conventos de San Francisco y San Juan de Dios, que al comenzar el paseo soltaron sus lenguas en alegre repique. Y de este modo llegaron hasta la casa de la morada de dicho señor Alférez Real, cuyas azoteas estaban adornadas de flámulas y gallardetes y sus paredes exteriores de vistosas colgaduras; entrados en ella, y desmontados, llegaron a la sala principal, que esta ricamente entapizada y su pavimento guarnecido de alfombras, en las que dicho señor Alférez Real recibió la comitiva con comedimiento y cortesía; en la cabecera de esa sala se dejó ver un sitial de riquísimo damasco carmesí, con pasamanos de oro, bajo el cual, en un pedestal de plata a martillo, estaba fijo el real estandarte, formado del mismo damasco y en su medio, con todo primor bordados de realce de oro y plata, las armas de Castilla y León, como
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principales de nuestro soberano monarca; y delante de dicho real estandarte dos cojines de terciopelo carmesí con bordados y pasamanos de oro. Y hecha la salva correspondiente por el Alférez Real a todos los concurrentes, montó éste a caballo y, a su imitación, todos a excepción de los señores Alcalde Mayor y Contador que, como padrinos, se quedaron a pie para poner, como lo ejecutaron, en manos del señor Alférez Real el real estandarte, y ya montados se pusieron a sus lados y siguió el paseo en derechura desde su casa a la plaza principal en la que, delante del Portal de la Alhóndiga y con inmediación del Oficio Público, estaba construido un magnífico tablado en estructura jónica, compuesto de cinco arcos, con primorosas columnas en cuyas bases, por la parte principal, se dejaban ver de recorte y delicado pincel las cuatro partes del mundo con todas las insignias correspondientes a sus climas y en las dos columnas que miraban al Norte y Sur y que hacían extremo al tablado, otras dos estatuas que representaban a Castilla y León, cuyos escudos tenían en las manos junto con los mantos con que adornaban su vestuario. Y en el banco o cimiento de dicho tablado, y en medio de los arcos en lo alto y bajo, se leían primorosísimos versos latinos y castellanos, tanto de arte mayor, como en décimas, cuartetas y liras; en el centro de dicho tablado curiosamente adornado con persianas de tisú y damasco carmesí con pasamanos de plata, pantallas a martillo de la misma materia, lucidos espejos con marcos dorados, y en su techo colgados vistosos candiles de plata; en medio de dicho tablado se hallaba un respetuoso sitial del mismo damasco carmesí, con pasamanos de oro, y de la misma materia la cubierta de la mesa que estaba bajo de él, delante de la cual estaba un pedestal de plata a martillo y dos cojines de terciopelo carmesí con pasamanos de oro. Llegado que fue el paseo a dicho tablado, desmontados los gobernadores de los pueblos de esta jurisdicción, y la nobleza y acompañamiento, fueron subiendo a él y tomando sus lugares en los asientos que a este efecto estaban prevenidos. Los señores padrinos, en tanto desmontaba el señor Alférez Real, recibieron el real estandarte, el que volvió a coger dicho Alférez Real en la primera grada y subió con él arbolado hasta fijarlo en el pedestal, y quedándose en pie y destocado, se corrió una cortina de damasco carmesí, descubriéndose el vivo retrato de nuestro católico monarca, en cuya presencia el señor Alférez Real, hincada una rodilla, en presencia de los circunstantes, puesta la mano izquierda sobre la estampa de Cristo Crucificado (que acaso, habiéndose abierto el misal en un atril de plata que estaba sobre la mesa, para que pusiera la mano sobre los cuatro Evangelios, le cupo el principio del sagrado canon para más solemnizar el acto), y la diestra sobre la cruz de su Orden que trae al pecho, por sí y en nombre de esta Muy Noble y Muy Leal Ciudad de la Asunción, Real y Minas de Pachuca, juró el reconocer y tener por nuestro rey y señor natural, al señor don Carlos Tercero (que Dios prospere), guardándole fidelidad y vasallaje, con toda sumisión, y en su defensa y en la de nuestra Santa Fe, cuando necesario fuere, agotar sus moradores sus causales y derramar hasta la última gota de su sangre. Fenecido que fue este solemne juramento, puesto en pie al señor Alférez Real y cubierta la cabeza, los señores padrinos pusieron en sus manos el real estandarte, con el que terciando
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el cuerpo, sin volver la espalda a la efigie de nuestro soberano, salió al arco del medio de dicho tablado y estando así en pie, los reyes de armas, que para este fin se crearon y vistieron con los trajes correspondientes, con altas, claras e inteligibles voces dijeron: “¡Atención, atención, atención! ¡Silencio, silencio, silencio!”, y con efecto pausó el rumor tanto de la plebe como el de las campanas, y el señor Alférez Real, arbolando en alto con la mano izquierda el real estandarte y con la derecha insinuando al pueblo, dijo en claras y bien distinguidas voces: ¡¡Castilla, Nueva España, Noble y Leal Ciudad de Pachuca! ¡Viva felices años!”, regocijándose las campanas con solemne repique al que acompañó la descarga que unísona hizo la compañía militar de infantería que, regida por su capitán don Juan Antonio González de Rivas y demás oficiales correspondientes, lucida y uniformemente vestida, ocupaba el cuerpo diestro de dicho tablado, porque el siniestro lo ocupaba la compañía de caballería, con su capitán don Francisco Antonio de Lecuona y demás oficiales, todos con espada en mano. El señor Alférez Real, acabada la primera proclamación, tiró gruesa cantidad de monedas hechas para este fin y pasándose a los arcos de los lados, repitió la misma proclamación y efusión de monedas de uno y otro lado, y en la última arrojó la fuente en que estaban, que era de plata a martillo de pulido y costoso artificio, y la compañía repitió las descargas, según los actos de proclamación, respondiendo con el mismo júbilo la plebe, y el numeroso repique de las campanas de la parroquia y de los conventos de esta ciudad. Se volvió a formar el paseo que principiaban los gobernadores, delante de los cuales iban los clarines e instrumentos músicos, siguiendo después los reyes de armas, a quienes seguían los caballeros y nobleza real y sus dos padrinos, en cuya inmediación marchó la compañía de infantería, con sus oficiales rica y costosamente vestidos de uniforme azul y vuelta encarnada, para resguardo del real estandarte. Seguía el coche del señor Alférez Real, forrado de terciopelo carmesí, con ribetes de pasamanos de oro, frisos y tallas dorados, y del mismo modo aderezado en toda su estructura, con tiros largos y lucidas libreas, guarnecidas y franjeadas por todas las costuras, y doce cocheros y lacayos. Después seguía la compañía de caballería, uniformemente vestida, con lucimiento de uniforme encarnado y vuelta azul, con espada en mano, para contener los alborotos que en semejantes ocasiones suele levantar la plebe; y a dicha compañía de caballería seguían distintos coches, así del señor Alférez Real, como los de otros señores del paseo; y de esta forma anduvo éste las calles de esta ciudad de Pachuca que estaban aseadamente compuestas de colgaduras, hasta volver al referido tablado, en el que el señor Alférez Real fijó el real estandarte que quedó custodiado con centinela de granaderos, que se mudó por cuartos toda la noche hasta el día siguiente. Llegada que fue la comitiva a casa del señor Alférez Real, sentados todos e el mismo orden con que habían estado en el paseo, se ministró, a las personas decentes que para ello estaban prevenidas, espléndido y cumplido refresco, así por lo perteneciente a la diversidad de nevados, como de dulces y exquisitos vinos de Europa, que se sirvieron no sólo a la nobleza que acompañó al paseo, sino también a lacayos de ésta y demás gente popular que concurrió a la casa, quienes agradecieron el obsequio repitiendo alegres vítores. Después
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siguió festivo sarao con acordes músicas, que se continuó por tres noches. Y la de este día, a la hora regular de la oración, se iluminó el tablado con las antorchas de purísima cera que estaba en las pantallas y candiles, haciendo vistosa armonía. Cerrada que fue la noche, se siguió con los fuegos que habían comenzado la del día veinte y cinco, quemándose en cada una, hasta la del veinte y siete, tres árboles de lucidas armonías y variedad de fuegos, con toros y otras graciosas travesuras que los hicieron vistosos, y lo que más los aplaudió fue el haberse quemado en la plaza principal y frente al tablado magnífico que sirvió para la jura, el que hacía lucida vista, por estar, como ya queda asentado, encendidas todas las luces de los candiles y pantallas de que estaba adornado, a las que se agregaban las de las luminarias de la iglesia parroquial y las de las casas que hacen círculo a la plaza, extendiéndose este lucido incendio a la plaza de toros, que se iluminó con un hachero compuesto de diez y seis braseros que se fijó en su medio y novecientos cuarenta y cinco faroles de vejiga con que se guarnecían los balcones o lumbreras, siendo general la iluminación por todas las calles de esta ciudad, haciendo eco a los fuegos principales, los cohetes, bombas y tiros que disparaban los vecinos, de tal suerte, que en las expresadas tres noches, viendo de lejos la ciudad de Pachuca no habría quien la juzgase sino por Mongibelo o Vesubio, según las numerosísimas luces que destellaba. El día siguiente, que fue el veinte y siete del citado mes de junio se volvió a juntar toda la nobleza y los gobernadores de los pueblos con tan lucidas o mejores galas que la tarde antecedente, en la casa de la morada del señor Alcalde Mayor, en donde se formó el paseo, y a pie caminaron hasta la del señor Alférez Real, quien los recibió con cortés comedimiento y luego, si dilatarse nada, salió acompañado de la referida nobleza y gobernadores, dirigiendo su camino para el tablado de la jura, al que habiendo llegado, subió el Alférez Real y sus padrinos los que, quitando el real estandarte del pedestal en que estaba y haciendo antes reverencia, lo pusieron en manos del señor Alférez Real, quien con la misma veneración lo recibió y siguió el paseo para la iglesia parroquial cuyas campanas no cesaron con el repique desde que el paseo salió de la casa del señor Alcalde Mayor. Llegado a dicha iglesia, cuarenta pasos fuera del cementerio, salió bajo de cruz alta y ciriales don Ignacio Espino Barros, cura de esta ciudad, con todos los clérigos de ella, cerrando la procesión Fray Juan de Peñafiel, a quien acompañaban por ministros Fray Bernardino de Jesús Carballido y Fray Juan Antonio Velasco, con un riquísimo y costoso ornamento de tela de oro y así en aquel sitio recibió el estandarte real, y al entrar éste en el cementerio, donde estaba formada la compañía, su capitán Juan Antonio González de Rivas y su teniente don Manuel de Castañares, en estilo militar airosamente jugaron los espontones y el alférez don José Marcelo González arboló la bandera, batiéndola tres veces con aire, y los soldados rindieron las armas, y al llegar el real pendón a la puerta de la iglesia hicieron acorde y lucida salva. Acabada la misa, se volvió a formar el paseo al que siguió la cruz, ciriales, señor cura, clérigos y ministros como al principio, para salir de la iglesia, a cuya puerta, un negro vestido de rey, dijo una elegante y bien concertada loa a honor de la exaltación de nuestro
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Católico Monarca. Al salir el real estandarte y entrar en la casa del señor Alférez Real, por la infantería se hizo acorde salva. Puesto en el lugar que estaba el antecedente día, en diferentes salones, que para este fin estaban dispuestos, se dio un espléndido y cumplido banquete con toda diversidad y variedad de manjares, frutas, nevados, vinos y ramilletes, habiéndose cubierto la extensa mesa por cuatro ocasiones, y después hubo mesas francas para todos los que quisieran entrar, que fue una enorme y alegre muchedumbre. Acabada la mesa principal, el señor Alférez Real por su mano fue repartiendo a los concurrentes las monedas, así de oro como de las de plata, que había esparcido la tarde antes en el público, y lo mismo hizo con todos los soldados y oficiales de ambas compañías, así de infantería como de caballería. El día lunes, once del mismo mes, dio principio la fiesta de toros, para cuyo efecto se solicitaron los más fogosos y mejores de los que se crían e este reino, como se experimentó en su lid, sin desgracia alguna, por la destreza y conocimiento de los lidiadores; esa diversión, desde el citado día hasta el jueves, se continuó por la mañana y tarde, haciéndose por las tardes más gustosa y lucida la función con las carreras de moros y cristianos, adornados aquéllos del vestido correspondiente, con marlotas de lama de distintos colores y con sobrepuestos bordados de oro y plata, galón y fleco de lo mismo, y los cristianos en cada día salían con diferente traje, uno a lo militar, otro a la española, con cuera y mangote, otro, con gabanes y chupas correspondientes, y el último con casaquitas de montar, todas ropas lucidas. No fueron de menos consideración los caballos que servían a este efecto, porque, a la primera entrada de la plaza que la rodeaban juntos los moros y los cristianos, hasta colocar al Gran Turco en el suntuoso y bien adornado castillo que estaba a su testera, donde quedaba entre acordes músicas, entraba con ademán de movimiento y al tiempo de correr, demostraban su destreza, tanto en su agilidad como en la docilidad de su boca. Y en la primera entrada, puesto el Gran Turco en el castillo, como queda dicho, se dividían los cuatro trozos de moros y cristianos, cada uno a su puerta, estándose a pie quedo, en tanto que los maestres de campo, en caballos de violenta partura, dividían la plaza con diferentes labores, y retirándose éstos comenzaba la carrera de moros y cristianos, haciendo diversidad de juegos y bien encadenados enlaces, sin perder ninguno el sendero de la labor, en que se notaba una primavera en la compostura y adorno de los unos y los otros, tanto en sus cuerpos como en las vaqueras sobre que cabalgaban. Fenecida esta primera semana de toros y fiestas reales, siguió otra de sólo toros, sin que en ninguno de los referidos días se quedara toro vivo de los que entraron a la plaza, y todas las ocho tardes dio refresco de dulces y agua nevada el señor Alférez Real a todas las personas de distinción y nobleza que concurrieron al real tablado; y los abundantes dulces que quedaban en las fuentes, después del preciso cumplimiento, se vertían en la plaza para que los cogiese la plebe; y acabada la fiesta de toros, por la tarde, para que no faltase diversión por la noche, se iluminaba la plaza de la misma forma que se iluminó las tres noches de los fuegos, sin que faltasen en los tablados músicas que lisonjeaban el oído de los que la paseaban, ni a su inmediación gustosos manjares, a propósito para paladear y
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complacer el apetito. Y para obviar excesos, que en semejantes ocasiones acaecen, rondaban la ciudad y parajes ocasionados, patrullas de soldados de infantería y caballería, destinados para este efecto, durante la diversión desde la oración a las nueve de la noche, en que, habiendo acabado de dar vuelta la retreta cuidaban las patrullas de retirar gente, y que no quedase luz ninguna en la plaza ni en sus inmediaciones. En todas estas funciones, a más del lucimiento referido, tuvo la felicidad de no haberse experimentado ningún aciago sucesos, con que se manifestó la tranquilidad de los ánimos de los moradores de esta ciudad y su jurisdicción, y el sobrado gusto con que sólo tiraron a celebrar la proclamación de nuestro Soberano. Como ya no tengo ahora nada qué decirte, me concreto a echar la firma y a enviarte un abrazo, pero antes digo que Dios quiera darnos muerte con que lo conozcamos. Alberto Muñoz de Cárdenas De Pachuca el 13 de julio de 1760, para mi amigo y señor don Santiago Bolvás, en su casa de la calle de la Joya de la ciudad de México.75 A de V-A consulta la obra: Testimonio
de la Elección de Alférez Real en el señor Don
Pedro Romero de Terreros, en la Jura del Sr. Don Carlos III (ms.) del citado Francisco de Ceballos Palacio. Además hubo otras relaciones o descripciones de fiestas que se ocuparon del mismo asunto y que son: José Francisco Suárez y Torquemada; El tercero por antonomasia, o muy rey tres veces coronado, el Sr. D. Carlos III... en su feliz proclamación... México, s.f. IDEAL MERCURIAL Y DESCRIPCIÓN BREVE DE LA PLAUSIBLE JURA QUE DE NUESTRO CATÓLICO MONARCA REY, Y SEÑOR NATURAL EL SR. D. CARLOS III (QUE DIOS GUARDE) Celebró el Ilustre, y Leal Vecindario del Pueblo de XALAPA DE LA FERIA el día 30 de Mayo de 1761. CON LA ASISTENCIA De los Comercios de Europa, y América, que en la ocasión entienden en la Feria actual de la Flota, que dio fondo en la Real Fuerza, y Castillo de San Juan de Ulúa, el día 4 de Septiembre del año de 1760. DALA A LA LUZ LA TIERRA, Y LA DEDICA A los Señores Curas el Dr. D. Joseph Zuárez, y el Lic. D. IGNACIO FERNÁNDEZ ÁLVAREZ, el primero Cura por su Majestad de Xalapa de la Feria, en este Obispado de la Puebla, y el segundo Cura por su Majestad de San Agustín de la Real Corona en el Obispado de Guatemala, quienes lo remiten a la Estampa. CON LAS LICENCIAS NECESARIAS. Impresa en México, en la Imprenta del Real y más Antiguo Colegio de San Ildefonso, Año de 1761.76
Valle-Arizpe: Papeles…, op. Cit., p. 116-126. Leonardo Pasquel: IDEAL MERCURIAL Y DESCRIPCIÓN BREVE DE LA PLAUSIBLE JURA QUE DE NUESTRO CATÓLICO MONARCA REY, Y SEÑOR NATURAL EL SR. D. CARLOS III (QUE DIOS GUARDE) Celebró el Ilustre, y Leal Vecindario del Pueblo de XALAPA DE LA FERIA el día 30 de Mayo de 1761. Prólogo por (...). México, Editorial Citlaltépetl, 1958. 30 pp + ils. Facs. (Suma Veracruzana, Serie Historiografía). 75 76
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Amorosa contienda de Francia, Italia y España sobre la augusta persona del Señor D. Carlos III exaltado al trono español: certamen poético, métrica palestra, ingenioso combate a que para decidirla con délphicos oráculos, métricos alegatos, y minervales instrumentos, convoca las racionales musas de su docto floreciente parnaso la Real y Pontificia Universidad de México, en cuyo nombre la dedica a sus reales plantas / Proponíala al Dr. Y Mtro. Don Juan Gregorio de Campos Martínez, catedrático de Astrología, México, Impresa en el R. I. Y más antiguo Colegio de San Ildefonso, 1761, 208 p.77 Existe una referencia que procede de la Latin American Manuscripts, con el catálogo G 135 b(1), Anónimo, “Fiesta de toros a jura del rey Carlos III, 17 de noviembre de 1760”. 78 EXPLICACIÓN de el Arco erigido en la puerta de el palacio Arzobispado de México, a la gloria de el Rey N. Señor D. Carlos III. en el día de su Solemne proclamación 25 de Junio 1760 por la lealtad de N. Illmo. Sr. Arzobispo el Sr. Dr. D. Manuel Joseph Rubio, y Salinas de el consejo de su magestad, &c. -- [México]: Impressa en el Colegio Real y mas Antiguo de S. Idelfonso, [1760] 19, [1] p. Eugenio González Maldonado: Rasgo épico de la solemne proclamación que celebró al Rey... D. Carlos III. de Borbón... al obsequio del Coronel D. Eugenio González Maldonado.-- México, imprenta de la Bibliotheca Mexicana. [1760] 49p.
Ángel y Rafael Peralta en la plaza Mayor de Madrid.
Siendo la obra de Francisco de Ceballos Palacio un documento por demás raro, y cuyo paradero se desconoce hoy día, el hecho es que dicho manuscrito se convierte en otro de esos importantes sustentos que permiten entender la forma en que –a los ojos del cronista-, se desarrollaron los fastos referidos, ocupándose a detalle en mencionar la articulación que las autoridades de la Muy Noble y Muy Leal Ciudad de la Asunción, Real y Minas de Pachuca tuvieron en sumarse a las otras celebradas en otros tantos sitios del reino de la Nueva España, como ocurrió en la propia ciudad de México o Xalapa, Veracruz. Y no son las autoridades. También la importante participación del pueblo y otros tantos protagonistas que,
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María del Carmen Vázquez Mantecón: Los días de Josepha Ordóñez. México, Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Históricas, 2005. 243 p. Ils., fots., facs. (Serie Historia Novohispana, 74)., p. 214-215. 78 Ibidem., p. 113.
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al llamado de tan elevada convocatoria se sumaron al festejo que duró varios días, y donde no faltaron las corridas de toros. Es de sobra mencionar algo más de la visión de nuestros dos cronistas: el propio Ceballos Palacio y la recreación, muy lograda por cierto que consigue Artemio de Valle-Arizpe.
[PASAJE Nº 62]: EL JARABE GATUNO.
Como sé bien, amigo mío, que te caen muy en gracia tanto las disposiciones gubernamentales de nuestro señor virrey, don Félix Berenguer de Marquina, y lo que hace y dice este bondadoso tontucio, por eso te mando aquí copia ad pedem literae, del último de los mandamientos que ha dado Su Excelencia, aunque, ciertamente, no es chistoso como aquel que dictó cuando celebróse una corrida de toros de la que el pobre señor no tuvo ningún conocimiento por retenerlo en cama una enfermedad, pero cuando se enteró del festejo taurino ahí fue lo bueno, dictó el incomparable decreto por el que dispuso que esa corrida se tuviese por nula y sin ningún valor.79 Hasta aquí la cita, de la que ya nos hemos encontrado con cosa semejante en algunos pasajes anteriores, reunidos en la primera parte de esta obra. Lo que llama la atención, en
A de V-A dispone, para el caso del “Jarabe gatuno”, e incluso De chile, de dulce y de manteca80 “Tradición, leyenda y sucedido…” precedente en los
todo caso, es el hecho de que para
Papeles amarillentos, en que sí menciona un decreto por demás espejo del pensamiento –si es que gozaba de tal privilegio- nuestro Félix Berenguer de Marquina.
A de V-A señala en los apuntes epistolares de Lisandro Balarezo lo siguiente: No se ha visto en ley alguna mayor mezcolanza. Revuelve muchos asuntos en mixtura candorosa. Habla de las deshonestidades de los perros callejeros; de los incendios; de los papalotes que empinan los muchachos; de la impúdica desnudez de la plebe; de los bailes; de las pulquerías y pulperías; de las “diligencias naturales” que despachan los indios en la calle; de los cocheros que traen mulas broncas; de las muchas torpezas que se cometen en las casas de baños; de la conservación de los montes; del inmoderado lujo de los trajes y de lo indecente que son los de las damas; y habla Su Excelencia de otras cosas así de inconexas, ya lo verás, en las que anda su ingenuidad y se adivina su azoro y sus pacatos aspavientos.81 Valle-Arizpe: Papeles…, op. Cit., p. 192. Ibidem., p. 182-191. 81 Ibid., 185. 79 80
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Ese decreto debe haberse firmado, si alguna deducción puede tenerse al disponer de la fecha que establece A de V-A el 4 de enero de 1801. Respecto al Jarabe gatuno, nuevamente A de V-A nos dice:
Una tarde salió por la ciudad don Félix a dar un paseo a pie como lo acostumbra, no tanto para esparcir y entretener el ánimo, sino por ver qué es lo que observa de mal hecho y así mejorarlo luego con sus decretos que le dicta su buena fe. Vio en esa ocasión, en la plazuela del convento de Santa Isabel, que bullía una fiesta popular con ocasión de que un gremio de menestrales celebrada a su santa patrona la Virgen de las Nieves, que tiene altar en la iglesia de ese monasterio de monjas, vio allí, digo, el señor Virrey, que entre un grande y animado corro danzaban dos parejas y quedóse Su Excelencia, según lo dijo después, muy admirado de las violentas contorsiones indecorosas que hacían aquellos hombres y mujeres alocados. Se escandalizó el pacato Virrey con tales movimientos, que le parecieron impúdicos, agitaciones provocativas, al son de una musiquilla bulliciosa, a cuyo ritmo acelerado se acomodaban aquellos meneos lúbricos y aquellos mil sacudimientos de hombros y caderas, así como los grotescos ademanes, acompañados de mil gesticulaciones chistosas, que no estaban para el Excelentísimo Señor, sino llenas de malicias temerarias y formaban parte principal de tal baile, que le dijeron se llamaba jarabe gatuno.82 Pues por el tan “escandaloso” jarabe gatuno, el “escandalizado” Marquina 83 mandó suprimir los “deshonestos movimientos, acciones y canto… que causaban rubor y desagrado aún a las Personas de menos delicada conciencia.”
El legendario Francisco Romero, dibujo de Miranda que se reprodujo en la Historia del toreo de Francisco Bedoya. 82
Ib., p. 193-194. …Teniente General de la Real Armada, Virrey, Gobernador y Capitán General de esta Nueva España, Presidente de su Real Audiencia, Superintendente General Subdelegado de la Real Hacienda, Minas, Azogues y Real Ramo del Tabaco, Juez Conservador de éste, Presidente de su Real Junta y Subdelegado General de Corres en el mismo reino, que eran los largos títulos que ostentaba este personaje. 83
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Y también, como se concluye, aunque aún no ha sido posible localizar el dicho “decreto”, fue como intentó prohibir la ya varias veces citada corrida. Recordemos que, durante el reinado de Carlos IV, Marquina ocupó el quincuagésimo quinto lugar en el cargo de virrey de la Nueva España, del 30 de abril de 1800 al 4 de enero de 1803. Heriberto Lanfranchi en su obra indispensable apunta que en 1800 y el 30 de abril tomó posesión de su cargo el virrey don Félix Berenguer de Marquina, quien desde el primer día mostró ser enemigo de las corridas de toros. Se opuso terminantemente a que las hubiera en su recibimiento, no permitiendo que el Ayuntamiento capitalino las dispusiera, tal como era su intención, y como ya se había empezado a construir un coso en la plazuela del Volador, prefirió pagar de su bolsillo lo que se había gastado, antes que dar el permiso correspondiente para que se efectuaran. Mientras duró su mandato, hasta 1802, no dejó que se celebrara un solo festejo taurino en la ciudad de México.
Lo mismo, o casi igual refiere del año 1802. A principios de año, el virrey Marquina, alegando estar delicado de salud, renunció a su cargo. Fue la Audiencia la que gobernó en su lugar, mientras llegaba a la Nueva España su sucesor. 84
Por lo tanto, la constante del autor saltillense de aprovechar la ocasión en cuanto aparece en escena don Félix es para descargar sobre él los más duros ataques, las más severas críticas que además, a lo que se ve, son acordes al tipo de gobierno que tuvo el señor Berenguer, un personaje ciertamente oscuro e incomprendido, si no se le ha valorado en su justa dimensión y más si es por el hecho de sumar constantes desaciertos durante su gobierno, que con esto último… se ha dicho todo.
[PASAJE Nº 63]: ASÍ PAGA EL DIABLO.
Un atribulado Adeodato Lebrija, fecha desde su exilio forzoso en Burdeos, a 12 de febrero de 1826 una carta enviada a su amigo Adalberto Quiñones, quien vive por entonces en la calle de la Acequia Nº 20 de la ciudad de México. Lebrija, narra las amargas jornadas que han vivido en esa persecución que lo ha llevado y a otros patriotas españolas hasta, por lo menos ese grato rincón francés, en tanto ponen tierra de por medio evadiendo al “rey intruso85 y a sus malhadadas tropas francesas, que tantos males nos acarrean”.
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Heriberto Lanfranchi: La fiesta brava en México y en España 1519-1969, 2 tomos, prólogo de Eleuterio Martínez. México, Editorial Siqueo, 1971-1978. Ils., fots., Vol I., p. 114 y 116. 85 Se refiere, no podía ser otro que a José Bonaparte.
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Escribe, y con mucho disgusto de un tal Pedro de Zavalza, dado a los saraos, a la vida gozosa que compartía con
Mariscales y sus encopetadas mariscales, amigas estas señoras de aventuras con majos, manolos y toreros, y hasta para complacerles el gusto convidaba entre otros, a los famosos lidiadores Alfonso Alarcón86 y a “Sentimientos”.87 Lamenta haber estado cerca del tal Zavalza, porque entre chismorreo y chismorreo, ese rumor creció tanto que llegando a oídos de Fernando VII, este creía que “todos éramos partidarios ardientes de la francesada y se me impuso pena de cárcel, pero para escapar de esa vergüenza tomé las de Villadiego y vine, en voluntario destierro, a esta bella de Burdeos”. Se le perseguía injustamente, según su reproche, porque incluso “ayudé con mi dinero y mi persona a instaurar la monarquía borbónica”. En ese nuevo espacio, conoció, mientras tanto, el bueno de Lebrija, a Nicolás Fernández de Moratín, el autor de “El sí de las niñas”, o a Goya y Lucientes (“…es mucho hombre este don Francisco el de los toros”).
España venía siendo regida por dinastías que habían ido nacionalizándose. Extranjera era la casa de Borgoña, llamada generalmente casa de Austria. Felipe el Hermoso y Carlos V, cuando vinieron a España eran enteramente flamencos. El Emperador llegó a hacerse un español cabal. Extranjera también era la dinastía de Borbón. Una dinastía extranjera más, no representaba nada extraordinario. Así disculpo yo a los afrancesados. Y de la calle Croix-Blanche se dejaban ir don Francisco de Goya, de la de Fossés de I´Intendance Nº 20 Moratín y Lebrija; y algunos más a la cafetería de otro español, un tal Poch para dar rienda suelta a paliques de alta intensidad patriótica y nostálgica a la vez.
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José María de Cossío: Los toros. Tratado técnico e histórico. Madrid, Espasa-Calpe, S.A. 1974-1997. 12 v., V. 3, p. 13. Alfonso Alarcón (El Pocho). Matador de toros, creo que andaluz; pero residiendo en Madrid desde los principios de su carrera taurina, en esta plaza desarrolla sus actividades. En 1775 comienza a actuar como banderillero con Pepe-Hillo, apareciendo en Madrid en 1786, y sin interrupción los años siguientes, hasta 1804. En cuanto a Juan Núñez “Sentimientos” (vid. p. 675), apunta Cossío: Matador de toros sevillano, de no largas habilidades, pero del que han quedado testimonios tan expresivos de su carácter y anécdotas tan pintorescas y reveladoras. Su nombre apareció por primera vez en carteles de Madrid de 1795, pero es seguro que debió torear antes en Sevilla. El mote le debió precisamente a su tierna sensibilidad,en tan buena opinión tenida que con tal remoquete trataban de caracterizarle. 87 Valle-Arizpe: Papeles…, op. Cit., p. 222.
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Don Paco, así siempre le llama don Leandro, habla mucho de toros e ilustra sus conversaciones taurómacas con actitudes de matador o gallardas de banderillero, según es la suerte que describe. Una tarde de ésas don Francisco, después de marcar hechuras, se sienta algo tambaleante en la silla que abandonó para hacer sus demostraciones. Moratín le pregunta: -En serio, don Paco, ¿es verdad que ha matado usted toros? El pintor ochentón contesta gallardo: -¡Toma! Mas de veinte. -Sería eso cuando mozo. -De mozo y de maduro, -contestó amoscado. -¿Y no le daban… respeto? -Yo no temo a nadie teniendo el estoque en la mano. Golpeó con fuerza el suelo con la contera de su bastón y dijo con chulona fanfarronería, como subrayando su dicho. -¡Eso es!88 El recuento en la carta sigue acumulando esa terrible circunstancia que es fruto de una ciega persecución. Afortunadamente la remata diciendo que ha comprado a don Francisco de Goya “unas litografías o aguasfuertes suyas, de la serie pintoresca que llama Corridas de
pues tengo, ¿qué te parece?, el buen antojo de regalarte con ellas. Ya verás qué deliciosos primores. toros,
Hasta aquí don Adeodato Lebrija.
Heredia ilustró, Cumplido publicó. Escena fascinante de la REAL PLAZA DE TOROS DE SAN PABLO. La fiesta poco a poco va mostrando signos de lo que ya es para la tercera década del siglo XIX. Fuente: Colección del autor.
88
Ibidem., p. 228.
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CUANDO HABÍA VIRREYES.
[PASAJE Nº 64]: UNAS BURRAS MEXICANAS CAMBIAN LA OPINIÓN DEL REY. El apunte del que ahora me ocupo, ocurre en los tiempos del virreinato de don Juan de Acuña, marqués de Casa-Fuerte.89 Para mayor precisión, entre los años de 1727 y 1730 en la pujante región de Guanajuato.
Desde los comienzos del 1727 se dio principio a los trabajos para perforar el tiro general de la mina de Rayas, de inagotable abundancia. Ciento ochenta años llevaban aquellas profundidades de parir montes de plata. Tenían en sí concebida mucha riqueza e iban echando a luz lo que atesoraban. A esta mina, por sus enormes rendimientos, la llamaban “asilo de ricos y consuelo de pobres”. Con el nuevo tiro de doscientas seis varas de hondura se iban a acrecer sus productos con grandísima afluencia. El 18 de julio del año de 1730 se llegó al término señalado. Se puso fin a trabajos tan grandes. Por tal motivo, el dueño de la mina, el rico don José Sardineta y Legaspi, además “hombre rico y limosnero” dispuso
festejar con gran solemnidad la conclusión del dicho tiro. Saraos elegantes y largos banquetes habría en su casa, también comidas copiosas para el pueblo, castillos de cohetería por los mejores polvoristas, juegos de cañas y gran mascarada. Aparte de estas fiestas y regocijos celebraríase gran función religiosa para alabar a la Majestad Divina, darle gracias por haberle otorgado tanto y concederle con generosa mano sus deseos y peticiones. Habría, igualmente, rogativas para que el costosísimo tiro diera los resultados que se apetecían y no hubiese en él mal suceso. Y desde allá llegó invitación para que la visitara el mismísimo don Juan de Acuña, marqués de Casa-Fuerte. Ante sus muchas actividades, tuvo que nombrar a un representante, en la persona del marqués de Castañiza, “poderoso y elegante magnate de la estirada corte virreinal, y, además, su muy amigo y compadre”. Junto a él también iba en tan reducida comitiva don Jaime Villuendas, gentilhombre del servicio palatino.
¿Para qué hablar también de los magníficos festejos, corridas de toros, músicas, juegos de sortijas, estafermos y listones, carreras a pie con ricos premios, comidas y cenas 89
Artemio de Valle-Arizpe: Cuando había virreyes. México, Editorial Patria, S.A., 1956. 233 p. (Tradiciones, leyendas y sucedidos del México Virreinal, XII).
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opulentísimas que se dieron con mucha diferencia de manjares y vinos de los más rancios viduños españoles? Ricos y pobres banquetearon espléndidamente. ¿Para qué describir las ostentosas funciones de iglesia en las que se gastaron arrobas y más arrobas de cera y montañas de rosas” ¿Para qué referir que a lo profano, lleno de algazara festiva, así como a lo religioso, con vislumbres de joyas eclesiásticas, perfumes de flores y humaredas balsámicas de incienso y estoraque, asistió el señor obispo, muchos militares y todos ellos de gran uniforme, numerosos clérigos, los prelados de las religiones y demás altas dignidades de los conventos y todo lo más principal y de alcurnia en la ciudad y sus entornos.90 Pues bien, pequeño el recuento, no tan rico y abundante como las minas mismas, pero al fin y al cabo, y con motivo de la conclusión de “las obras ciclopeas del tiro general de Rayas”, sucedieron estos memorables sucesos.
Don Juan de Acuña, Marqués de Casafuerte.
Pero la ausencia de Casa-Fuerte se hizo notoria. Y es que era una oportunidad de “plata” para el rico minero Sardineta y Legaspi plantearle al propio don Juan de Acuña lo que le hicieron de su conocimiento amigos que habían estado en Cádiz, advirtiéndole que en ese punto del reino,
quieren que ya no se acuñe aquí más moneda fraccionaria, ¡mire qué cosa!...
pues alegan que al pagarles con ésta los importadores de acá, se perjudican gravemente en sus intereses. En nada digo yo, se resientan estos señores por recibir por un peso columnario o de mundos y mares, como también se les dice, su exacto equivalente en monedas chicas, pero ellos afirman, obstinadamente, que no, y así lo han pedido al soberano.
90
Op. Cit., p. 155-157.
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A lo que se ve, Cádiz ya no necesitaba de los mineros mexicanos (aunque sí la corona). Pero volviendo al recuento de este curioso pasaje, llama la atención el título del mismo. Pues bien, en un momento, tras los agasajos que seguían celebrando por el motivo de tan poderosa convocatoria, Sardineta pidió a sus invitados visitar la hacienda de beneficio de la célebre mina de Rayas, sita a poca distancia de la boca de ésta. Se llamaba esa hacienda San José de las Burras, nombre viejo que tenía el lugar donde la establecieron. Con deliberada intención, José Sardineta mostró las características de funcionamiento en la mencionada propiedad, donde se molía afanosamente el metal, hasta que lanzó lo que más que una pregunta, era un pronunciamiento donde se acumulaba el enojo y la desilusión al mismo tiempo:
¿Es posible, señores, que las “burras” sean más inteligentes y comprensivas que el Virrey todos aquellos que lo rodean? Porque ellas trabajan constantemente con delicia y ardor y ayudan así a que mis sufridos operarios y yo laboremos para cooperar al engrandecimiento de la Nueva España, nos empeñamos en que sea rica y feliz, en tanto que nuestros sabios gobernantes tratan de empobrecernos para proteger a los señores comerciantes de ultramar que no hacen nada por México. ¿Qué hacen por él? ¡Nada! Solamente sacar dinero y más dinero con aquellos que nos venden, porque está puesto entre los actos prohibidos por real mandamiento el comprar cosa alguna en otros países, en donde hay también bueno y hasta mejor con menos coste. Son amigos que solamente vienen a su gaje. Nos quitan, no nos dan. Se hacen ricos a nuestra costa. Las “burras” valen más, mucho más, que los marqueses y condes que quieren poner trabas a nuestras labores.91 A su regreso a la capital de esta Nueva España, tanto Castañiza como Villuendas informaron a Casa-fuerte de aquello que presenciaron en San José de las Burras, pero sobre todo comentaron al virrey quien de inmediato solicitó a su Majestad que diera su real negativa a los comerciantes de Cádiz. Al poco tiempo llegó la respuesta a estos territorios: Un no rotundo a los de Cádiz. Y con ella… no dio lugar a que se les lograsen sus deseos, como termina apuntando A de V-A.
91
Ibidem., p. 161.
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LA CASA DE LOS ÁVILA. [PASAJE Nº 65]: LA MALDICIÓN.
Los Avilas en la ciudad de México eran caballeros de estimación, gente de alto bordo, muy adinerada. Tanto tienes, tanto vales. Dineros son calidad. Si a la fiesta, sarao o paseo, no concurrían los Ávila, se decía que no estuvo lucido, porque sin ellos faltaba siempre su mejor ornamento. En consonancia con el esplendoroso lujo de su casa, ellos se ataviaban con exquisita elegancia de catalufas, de damascos, gorgoranes y brocados, y sobre éstos vertían sus luces multicolores la variada pedrería de las alhajas. En los dedos sortijas relucientes; del cuello colgaba siempre gruesa cadena áurea con afiligranado medallón; hebillas de metales preciosos en las chinelas de fiesta, y en las altas botas de cordobanes bien adobados, espuelas de plata con largos retintines, cuando salían a ruar por esas calles a caballo en las que iban levantando admiraciones; en los sombreros con largas plumas o en las gorras con grueso mazo de martinetes o de garzotas, fulguraban deslumbrantes joyeles de rubíes, o de esmeraldas, o de perlas o de valiosos diamantes. El puño de la espada cincelado con magnífico primor.92
Eran los momentos más intensos de la conquista… Ilustración de Julio Prieto.
[PASAJE Nº 66]: LEALTAD CON QUIEN NO LA TIENE.
A los hermanos Alonso de Ávila y Gil González de Alvarado les tocó morir ignominiosamente en el cadalso. A él los llevaron por sentencia de justicia porque conspiraban contra don Felipe II, haciendo conciliábulo con otros caballeros y banderizos que por cabeza de rebelión tenía al fachendoso y despótico don Martín Cortés, marqués del Valle, quien con gran pompa acababa de llegar de la Metrópoli y en México, con este fausto 92
Artemio de Valle-Arizpe: La casa de los Ávila. Por (...) Cronista de la Ciudad de México. México, José Porrúa e Hijos, Sucesores 1940. 64 p. Ils., p. 11-12.
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motivo, no se trataba de otra cosa sino de fiestas y galas y “así las había más que jamás las hubo” para continuamente agasajarlo. A poco se hicieron conciertos y capítulos con el fatuo y altanero señor, para que se alzara con la Nueva España, cuya gobernación a él y sólo a él le tocaba por mejor derecho, esto le decían constantemente sus parciales y añadían con insidia, que esta ancha tierra era suya y muy suya por haberla conquistado su padre don Hernando con sólo su esfuerzo y su dinero, sin que Su Majestad para entrar en posesión del reino, diera un solo soldado de sus reales ejércitos o un triste maravedí o siquiera un negro ochavo moruno. Don Martín sería el rey de México y sabríalo amparar y regir con toda justicia, se repartiría con equidad toda la tierra y “nombrando condes y marqueses, pondría alrededor de su trono una nobleza indígena íntimamente ligada con la monarquía mexicana”. Había por entonces en la Nueva España un enorme disgusto entre los descendientes de conquistadores y pobladores, porque el Soberano despachó cédula con las “nuevas leyes” en las que se disponía, de manera terminante, que las encomiendas solamente durasen el tiempo de tres vidas y que luego pasaran a ser propiedad inviolable de la Corona y como ya estaba dueña de esa hacienda la tercera generación, pronto se extinguiría ésta y ya la vasta riqueza encomendada no pasaría a sus deudos, sino a formar parte del patrimonio real con lo cual sus hijos –alegaban los desposeídos-, quedarían desamparados de los bienes de sus padres. Acababan las Nuevas leyes para siempre jamás con las prerrogativas, propiedades y antiguos derechos que se creían de por vida, y, por lo mismo, invulnerables. Como los inquietos Avilas también eran ricos encomenderos de gran caudal, pues poseían Cuautitlán, Xaltocan, Zirándaro, Izmiquilpan y Guaimeo, formaban entre los disconformes, y, además, alentaban y persuadían al orgulloso don Martín Cortés de que debería cuanto antes de independizar la Nueva España de las Metrópolis, para con esto coronarse rey con toda justicia, y así ellos y todos los demás descendientes de conquistadores y pobladores, conservar en quieta perpetuidad sus ricos heredamientos, derivándose de padres a hijos. Esto era aliento y cebo para atrapar partidarios y muchos los hubo. Y es que los Avilas tuvieron el atrevimiento de afirmar:
“¡Cuerpo de Dios! Nosotros somos gallinas; pues el rey nos quiere quitar el comer y las haciendas, quitémosle a él el reino y alcémonos con la tierra y démosla al marqués, pues es suya, pues su padre y los nuestros la ganaron a su costa, y no veamos esta lástima”. Otros que también eran libres de lengua, afirmaban con descaro: “Felipe II es un tirano a quien es preciso quitar, haciéndolo entender, que en el país hay hombres que saben defenderse y defender sus intereses”. Alonso de Ávila había dicho a boca llena, públicamente y sin ningún recato: “No le suceda al rey lo que dicen: quien todo lo quiere, todo lo pierde, y otras boberías” irrespetuosas para la real persona las “que Alonso las pagó muy pesadamente”.93 93
Op. Cit., p. 29-32.
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Con un juicio concreto y acelerado encima y
Con esposas y cepos también fueron encarcelados muchos señores principales, mezclados en la fracasada conspiración libertadora, así como varios clérigos y frailes; estos quedaron presos en sus respectivos conventos y aquéllos en la casa arzobispal, bien vigilados unos y otros por alertas guardianes que no les quitaban ojo de encima. A los Avilas les hicieron proceso en un santiamén, pues “los oidores dejaron todos los negocios ordinarios y pleitos, y dieron en sólo este”. Les tomaron estrecha cuenta de su culpa y se pronunció sentencia, que, a pesar de mantenerse inconfesos, fue para los dos hermanos el ponerles pena de la vida y pérdida total de todos sus bienes, con lo que quedaron sus familias muy alcanzadas, a un pan pedir, lidiando con la pobreza. No podía dejar de salir el fallo de su condenación.94
La conjuración de Martín Cortés en 1566. Ilustración de Julio Prieto.
[PASAJE Nº 67]: EL MIEDO ENTRE DOS DEBERES.
El despreciativo marqués del Valle sí conspiraba, claro que sí, pero con dos caras como Jano, la una vuelta, respetuosamente hacia el rey, fingiéndole lealtad, y la otra hacia sus parciales que querían ponerlo en el trono de México, cosa ésta que él se creía merecer. Pero no se decidía don Martín a estar con franca firmeza de un lado o del otro. Tenía muy amigables conversaciones con los oidores, ante los que no dejaba de afirmar de mil maneras su respeto y fidelidad al soberano, ser acatador de sus mandatos y maldecía, así como enojado, a los infidentes y a los que no lo amaban; a sus fieles partidarios no les daba la ayuda necesaria para que llevaran a feliz término sus propósitos de liberación. (…) Aparte de destierros, perdimentos de bienes y crecidas penas pecuniarias a muchos caballeros apalabrados para el alzamiento; en su hermano el bastardo don Martín para que confesara lo que sabía y que nunca descubrió, ejecutaron todo género de tormentos. Lo hicieron pedazos en el suplicio; fueron degollados Alonso y Gil de Avila y más tarde ahorcaron a los señores Gómez de Victoria y a Cristóbal de Oñate y el bigardo que pagaba la Ciudad como 94
Ibidem., p. 33.
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ajusticiador, les quitó la cabeza de los hombros a los hermanos Quesada, don Pedro y don Baltasar. “Con un hombre atrevido, con un aventurero lleno de decisión, se hubiera trabado la guerra civil en la Colonia, y triunfante o no la revuelta, los hombres aparecerían grandes; grandes en afrontar el peligro, grandes en el arranque de sus pasiones, grandes en saber morir”. No tenía don Martín Cortés más que el enorme peso de la gloria de su padre don Hernando. El carecía de todo; orgullo, arrogancia y presunción era lo suyo. Se le desterró de México y a poco le quitaron la confiscación a sus bienes que eran cuantiosos y ya vivió en España con suntuoso lujo, muy halagado, que era lo que le gustaba y por lo que se derretía, luciendo muy soberbio su claro apellido, hasta que la muerte lo hizo suyo. Fue tierra como los demás.95 Dejo hasta el final de estos apuntes la participación de un personaje que así como participó, no se involucró del todo o no fue involucrado, debido a una extraña inmunidad que lo salva de cosas peores. Me refiero a Juan Suárez de Peralta en quien encontramos a uno de los primeros criollos convencidos del significado de la emancipación, aunque su proceder en la conjura de 1566 sigue siendo un misterio. Supo mantenerse al margen con la astucia que supone no ser uno de los protagonistas principales a quienes se castigó con rigor. Pero llama la atención, independientemente de su exhaustiva función como cronista que fue de varios hechos importantes, su mucha información en un caso en el que la justicia de aquel entonces, se reservaba datos reveladores, sobre todo porque allí intervinieron inquisidores de riguroso talante, sometidos estos a su vez a extremadas disciplinas. El papel protagónico que tuvieron los caballeros americanos no fue una casualidad. Ya lo vimos con los hechos de enero de 1572 (pasaje Nº 28). Del mismo modo, es el mismo Suárez de Peralta en acentuar ese orgullo, tal y como lo refiere en su Tratado… en toda Italia y España se corre a lo cierto, aunque no tan galán, como en la Nueva España, a causa de que se han ejercitado muy mucho los caballeros de allá, añadiendo nuevas maneras de sacar la lanza, dándole extremadísimo aire. Y es tanta la curiosidad de ellos, que para perfeccionarse en este arte mancan los caballos en que han de correr lanzas desjarretándolos de un pie y el que viene a ser manco de esparavanes de estiman mucho [...]
Pero por sí solos, han sido capaces de demostrarnos el impresionante estado de cosas que se vivió durante aquel intenso año de 1566. El recuento que nos obsequia nuestro autor 95
Ibid., p. 43-45.
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basta y sobra para que, entre los placeres de Martín Cortés, se miren los entresijos desgraciados en que estuvieron envueltos los Avilas. Del mismo modo, la presencia insinuante y no que se registra de manera intermitente en la persona de Juan Suárez de Peralta, pero sobre todo el intento fallido de apoderarse de un control que terminó en drama.
Entre los castigos que perpetró la inquisición, se encontraba aquel en que los acusados eran conducidos en esta forma.
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RESONANCIAS ANTIGUAS [PASAJE Nº 68]: LO QUE TRAJO UNA CAIDA. Transcurre 1697 y es el 2 de febrero. Ese día hizo su entrada pública a la ciudad de México el virrey don José Sarmiento Valladares, conde de Moctezuma y de Tula. 96 Ya le habían celebrado en Veracruz, Jalapa, Tlaxcala, Puebla de los Ángeles con mayor o menor boato según fuera la abundancia de cada población.
En todos los lugares del tránsito salían a recibir al nuevo Visorrey, rendirle parias y darle la bienvenida, las autoridades y los gobernadores de los indios que le decían en su idioma arengas de cumplido. Ostentaban las divisas o banderas de sus pueblos de origen levantadas en mástiles de colores y el cuerpo de ciudad portaba sobre sus vestidos luengas mantas de algodón con los timbres policromos de sus familias y pueblos. Y los nobles caballeros indígenas llevaban los extremos de largas cintas multicolores atadas al freno del corcel braceador que montaba Su Excelencia. Y el virrey ya se encuentra en Chapultepec
(…) última parada del extenso trayecto, el conde de Moctezuma recibió a los Tribunales, inclusive al temeroso de la Santa Inquisición. Hubo tocotines de los indios y corridas de toros en su honor por diestros toreadores que ejecutaron muchas, varias y riesgosas suertes, y se admiraron las no menos atrevidas de hábiles volatineros volteando en el aire sobre tirante marona (…) Estos hermosos y fascinantes apuntes que, a no dudar proceden de alguna “relación de fiestas…” que hasta ahora no ha sido posible localizar,97 (sin faltar los de Antonio de Robles)98 demuestra que entre su inspirada pluma y la descripción misma se fue dando un 96
Artemio de Valle-Arizpe: EL PALACIO NACIONAL DE MÉXICO. MONOGRAFÍA HISTÓRICA Y ANECDÓTICA. México, Imprenta de la Secretaría de Relaciones Exteriores, 1936. 538 p. Ils., fots., retrs. planos., p. 469. El período del que fuera trigésimo segundo virrey de la Nueva España fue del 18 de diciembre de 1696 al 4 de noviembre de 1701. 97 Los únicos datos de que dispongo para explicar lo apuntado, son las obras de: Matías de Esquerra: La imperial Aguila renovada para la inmortalidad... México: Guillena Carrascoso, 1697. José Gómez de Parra: Ciertos, si felices, prenuncios onerosos, si honorosos, empleos de un heroyco príncipe al exemplar de la siempre virgen María... a la entrada del... señor don Joseph Sarmiento, virrey... Puebla: Her. Capitán Juan de Villa-Real, 1697. 98 Antonio de Robles: DIARIO DE SUCESOS NOTABLES (1665-1703). Edición y prólogo de Antonio Castro Leal. México, Editorial Porrúa, S.A., 1946. 3 V. (Colección de escritores mexicanos, 30-32). Año de 1697 -Entrada del conde de Moctezuma por virrey (2 de febrero). -Fiesta de los betlemitas en la Catedral (10 de febrero). -Ahorcados (21 de febrero).
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hermoso equilibrio donde el detalle se desborda en gozo placentero para con toda esa expresión tener la mejor idea de aquellos acontecimientos. Y si, compruébenlo con el siguiente apunte:
Del Palacio salieron los Tribunales y la Real Audiencia, “en forma de paseo a caballo”, para ir a la engalanada plazuela de Santa Catarina en la que desmontaron para ocupar sus asientos respectivos en un elevado cadalso con mucho adorno de tapices y espejos, para allí esperar al Virrey, quien llegó rato después en coche, del que fue a montar el caballo ruano que se le tenía prevenido, enjaezado con mucho primor; la montura un promontorio de plata, la mantilla de rojo terciopelo galoneado y reluciente de orfrés con el pomposo ornamento de grandes borlones, las riendas también de terciopelo con aljófares. Le dio el decano el parabién con frases de pulida retórica y acto seguido se organizó la vistosa comitiva con gran sonar de trompetas. Por delante venían hasta veinticuatro clarineros y otros tantos timbaleros del Ayuntamiento, con sus rojas libreas que llameaban bajo el sol, iban a caballo con largas gualdrapas carmesíes; les seguían los ministros de Vara, los tenientes de la Ciudad y los de Corte, el Tribunal del Real Protomedicato y el del Consulado y en altas mulas burreñas gualdrapeadas de terciopelo, los estirados bedeles de la Real y Pontificia Universidad, delante el rector, claustro mayor y numerosos maestros con sus ínfulas y becas con los colores de sus respectivas facultades; continuaban los porteros del Cabildo, al hombro sus mazas relucientes, todos los regidores, el alguacil mayor, el mayordomo, el contador, el secretario de Cabildo y los fiscales y los Alcaldes de Corte y los ordinarios. Los oidores acompañaban al Virrey. Daban guardia los vistosos alabarderos y detrás de ellos marchaban gentilhombres, pajes, secretarios de cámara y demás familias y cerraban la comitiva “los caballos de respecto, guardia de caballería e infantería del Real Palacio, las estufas de Su Excelencia, habiéndola estrenado muy ricas, forradas de terciopelo con guarniciones y flecos de plata y vidrios cristalinos”. La nobleza competía entre sí en la magnífica suntuosidad de los trajes, “gallardía de los caballos, en lo vistoso de los jaeces y arneses y en el número y costo de criados y libreas”. Sólo ver este séquito de ostentosos señores, era un gran espectáculo, gala de los ojos. El caballo ruano que montaba el conde de Moctezuma era un alto alazán, brioso y braceador, al que regía con arte admirable, pero al pasar por el arco que estaba en Santo Domingo, tal vez al levantar Su Excelencia el brazo para agradecer las aclamaciones o bien por otra causa ignorada, se asustó el nervioso corcel y dio hacia un lado un bote rápido y con él sacó de la silla al señor Virrey, quien perdiendo los estribos salió disparado como si lo -Honras de la reina en Jesús María (9 de marzo). -Ahorcados (14 de marzo). -Ahorcados (29 de abril).
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aventaran unos fuertes resortes que de pronto se distendieran y echó magnífica voltereta en el aire y con formidable golpe cayó todo despatarrado en el suelo y a gran distancia voló su pomposa peluca, quedándole ridículamente descubierta la cabeza pelada a rape…99 Y quedando, como quedó fuera de juicio… Con lento paso, el señor José Sarmiento Valladares fue reponiéndose en su salud. Sin embargo, pronto fue depuesto del gobierno de la Nueva España por Luis I para que su lugar lo ocupara de forma provisional el arzobispo don Juan de Ortega y Montañez. 100
Antonio Rius Facius: Relación De los más sobresalientes autores mexicanos en el pasado y presente siglos, que escribieron bellas y entretenidas obras CON LA PROSA DE LA NUEVA ESPAÑA. Reunidos y comentados por (...) hijo y vecino de la muy noble y muy leal ciudad de México. Portada del libro impreso en 1968.
99
Artemio de Valle-Arizpe: Resonancias antiguas. México, Editorial Patria, S.A., 1961. 255 p. (Tradiciones, leyendas y sucedidos del México Virreinal, XV)., p. 43-53. 100 Valle-Arizpe: El Palacio…, op. Cit., p. 469. Esta fue la segunda ocasión que Juan de Ortega Montañez, Obispo de Michoacán ocupó el cargo. La primera como trigésimo primer virrey, del 27 de febrero al 18 de diciembre de 1696 y la que nos ocupa, ya como trigésimo tercer virrey, transcurrió entre el 4 de noviembre de 1701 y el 27 de noviembre de 1702.
101
EL CASO DE BIOGRAFÍA DE UN VIEJO PASEO.
En el extenso catálogo de obra producido por Artemio de Valle-Arizpe, y en la página promocional que se incluyó en algunas de las ediciones, bajo el concepto “Obras del mismo autor”, no se menciona el título que aquí se comenta, y cuya publicación “corresponde” a 1957.101 Con la aparición de sus “obras completas” que edita el Fondo de Cultura Económica, los dos primeros tomos apenas dibujan algunos bocetos que con atinada línea va trazando Juan Coronado, responsable de dicha tarea. Pero en ambos, sin luces al respecto de esta Biografía… Lo mismo sucede en el libro de Luis Rublúo. 102 Total: un absoluto misterio.
Esta placa, reluciente y pulida se encontraba en la casa de don Artemio.
Biografía de un viejo paseo nos sugiere sólo dos cosas: los apuntes extensos y sabrosos que pudo preparar Valle-Arizpe en torno al paseo de “Bucareli”, después llamado del “Paseo Nuevo” que cruza una buena parte del corazón de esta ciudad peculiar, sin que faltaran anécdotas, recuerdos, nombres, muchos nombres y desde luego, todo lo relativo al tema taurino, pues en dicho lugar y en diferentes épocas aparecieron, y desaparecieron también plazas de toros como la del “Quemadero”, que no estaba precisamente sobre tan 101
Vid. Bibliografía. OBRAS I. Notas introductorias de Juan Coronado, T. I., p. 44. Luis Rublúo Yslas: VALLE ARIZPE Y EL ARTE DE LA HISTORIA. México, Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística. Estudios de humanismo histórico, 1968. 93 p. Ils., retrs. 102
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emblemático sitio, sino que muy cerca de él, junto al quemadero de la inquisición, al pie del templo de San Diego. También se deben tomar en cuenta la del “Paseo Nuevo” y más tarde la del “Paseo” y la del “Coliseo”. En cuanto a la otra sugerencia, esta puede sustentarse en la teoría personal de que pudo tratarse de la semblanza de toda una vida, en la que el autor saltillense acumuló infinidad de recuerdos y pasajes, cada uno cargado de inspirados fraseos salidos de la prodigiosa pluma del reconocido cronista de la ciudad de México.103 Un asunto semejante ocurre con Jardín perdido (obra que nos ocupa más adelante), y que no cita Juan Coronado, pero que se publicó por la editorial Patria, S.A. en 1962, un año después de la muerte de don Artemio. Diversos son los papeles sueltos, ese otro tanto de escritos que no salieron publicados sino hasta mucho tiempo después.104 En algunos casos porque el propio Artemio de Valle-Arizpe se negó divulgar, quedando como correspondencia sostenida con amigos o familiares, tal y como es su sentir en el intercambio epistolar sostenido con el autor de la Visión de Anáhuac. Esto lo veo como un síntoma normal tratándose de un autor que vivió solo, soltero, y que por más disciplina y más atildado que haya sido a lo largo de su larga trayectoria como escritor, suele perderse el control de ciertos papeles o documentos cuyo destino, a veces, queda en manos de terceros. Pero también de la decisión rotunda de quien termina incomodándose luego de haber esbozado si no cosas terribles, sí al menos los efectos de ciertos deslices que la memoria o la exaltada pasión suelen dictar.105 103
Historia de una vocación se convirtió, en todo caso, en el libro autobiográfico por antonomasia. Serge I. Zaïtzeff (Compilador): Cortesía norteña. Correspondencia entre Alfonso Reyes y Artemio de Valle-Arizpe. México, El Colegio Nacional, 1999. 131 p. 105 Op. Cit., p. 108. Esta afirmación la encontramos en una carta que A de V-A, dirige a A. R. en septiembre de 1955 y en la cual se niega rotundamente a ver publicados sus apuntes denominados “El abrigo de Martí”. Carta fechada el 11 de febrero de 1955 y reproducida por Guillermo Sheridan en Vuelta, núm. 215, octubre de 1994, pp. 65-66. se trata de la versión reducida que Valle-Arizpe le mandó a Reyes. La carta, a continuación. Buzón de fantasmas De Artemio de Valle Arizpe al abate González de Mendoza. HISTORIA DE OTRO SOBRETODO En alguna evocación que hizo Alfonso Reyes de Pedro Henríquez Ureña, platica que cuando el dominicano vivía en Minnesota, vacacionó en Madrid. Recuerda Reyes: “Pero se me apareció vistiendo el abrigo de José Martí. Así como suena. Acababa, creo, de pasar por Cuba. Alguien, no sé quién, quién, no sé cómo, había conservado el sobretodo del apóstol cubano y se lo cedió por si le hacía falta en el viaje”. En la carta (resumida) redactada después de leer la evocación del redondo Reyes, el espigado espíritu de don Artemio le platica al Abate González de Mendoza este otro capítulo en las aventuras del temperamental abrigo, empaque de fantasmas. 104
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DE ARTEMIO DE VALLE ARIZPE México, a 11 de febrero de 1955 Mi muy querido amigo: Alfonso Reyes me había convidado a almorzar en su casa, calle de Pardiñas, allá por la Gindalera, y como yo tenía concertado un viaje a Toledo para esa misma tarde cité a unos amigos en el domicilio de Reyes para de allí ir a tomar el tren. Se vino de repente un gran frío y yo no llevaba gabán. Entonces Alfonso me ofreció uno, bondadosamente, pero yo ¡claro!, lo rehusé porque creía que era uno suyo y que si me lo pusiera tenía la certeza de que de lo ancho me sobraría gran trecho, y en cuanto a lo largo luciría yo un holgado chaquetín, un abrigo pulmonar, pues apenas me cubriría menguada parte de la espalda. Pero no, el que me ofrecía Alfonso no era un chiquitín de los suyos, sino uno largo, de paño grueso, que Henríquez Ureña dejó olvidado al marcharse a Minnesota. Y para que supiese yo qué clase de prenda me prestaba, me dijo que era nada menos que el abrigo de José Martí, que unas parientas de este héroe versificador y versificado se lo prestaron a Pedro en iguales circunstancias que él me lo facilitaba a mí y también, como ellas, con mucho ruego de que cuidara aquella reliquia veneranda. Era negro. Estaba bastante maltratado por el quita y pon del héroe durante mucho tiempo en sus largas andanzas. Me lo puse y, oiga usted, Abate, en el acto me quiso salir un grito estentóreo: “¡Muera España y Viva Cuba libre!“. Este alarido patriótico se elaboró en mí, que duda cabe, por indudable endosmosis. Después que apacigüé por causa del abrigo los ardorosos impulsos, me quedó un gran rebumbio en el cerebro que me impelía a escribir una arrebatada proclama y un par de cuartetos, ya no me acuerdo si a una nube, a una flor o a un colibrí. Llegamos a Toledo con un frío que pelaba, y al atravesar el puente de Alcántara, vimos que andaban en él dos perros trabados en singular combate a causa de una perra disoluta. Uno de los galanes le clavó los dientes a su contrincante en la garganta, y eso fue un zarandearlo de aquí para allá y de acá para acuyá, y azotarlo de lo lindo sobre el histórico pavimento de la puente toledana. Lo soltó al fin y se fue, ladrando de gusto por la señalada victoria que obtuvo, con la dama libidinosa, y entre ladrido y ladrido le iba oliendo con gran deleite el trasero y con el olisqueo se contoneaba toda la hembra licenciosa, y se alejaron quién sabe a dónde a satisfacerse y creo con fundamento ésto y no a contemplar el Alcázar. Al perro derrotado le quedó una gran rabia hirviéndole en el cuerpo, y para no desperdiciarla, sin más ni más se me echó encima indebidamente, ya que no tuve ni arte ni parte en su fracaso. Enardecido, el maldito chucho me buscaba las pantorrillas para sacar de ellas, afanosamente, un buen bocado, pero como le asesté un rotundo bastonazo en la cabeza, se la desvié, y como él insistía en utilizar los dientes, medio atontolinado como estaba por el porrazo, los fue a clavar en los bajos del abrigo del gran héroe de Cuba, a los que les clavó los dientes con la misma ferocidad que tenía aquel mitológico Can Cerbero. Se lo di a una camarera del “Hotel Castilla”, en donde nos hospedamos, para que le echara una labor de aguja a aquel siete mayúsculo, digo monumental, ya que en los números no hay mayúsculos ni minúsculos, todos son uno y lo mismo. La camarera dijo que sí haría el zurcido pues que era magistral en esos menesteres y que ya vería su trabajo. Y lo vi, y ¡bueno en efecto lo hizo la maldita! Al otro día busqué a la moza y no apareció. Nos fuimos a callejear, a ver iglesias penumbrosas y después a la Vega a almorzar en la Venta de Aires. ¡Magnífica minuta! Gruesa tortilla de huevos con chorizo y patatas magras en tomate, perdices estofadas, mazapanes, fruta del tiempo y vino de la tierra. Al terminar el prendío, hablábamos del entierro del Conde Orgaz cuando se nos apareció el Marqués de Saltillo y nos invitó a ir a Illescas y ver en la iglesia del Hospital de la Caridad, antes de que acabase la luz de la tarde, las pinturas del Greco. Con ese grato incentivo accedimos a marchamos, pero antes pasaríamos al hotel a liquidar la cuenta, recoger bártulos y, sobre todo, el sobretodo del héroe cubano, campeón de la libertad. ¿Y qué pasó? Pues qué había de pasar, lay!, casi nada, que la que tomé por camarera no lo era ni en su vida lo había sido de aquel hotel, sino una peripuesta lagarterana que fue a vender huevos o quesos. ¡Válgame Dios! Expliqué al gerente el gran valor histórico del roto gabán, preciada reliquia de José Martí; expliqué quién fue el excelso hombre y lo mucho que hizo por la libertad de Cuba. El tal gerente, de ojillos verdes encuevados debajo de unas cejas foscas y muy untuoso él, me ofreció buscar la prenda y enviármela a la Legación. Pero como ese sujeto era buen patriota, tanto como Martí, no se ocupó mucho del asunto pues ya sabía que gracias a Martí se le fue la Cuba para siempre a la madre España. Este fue el triste fin que tuvo el abrigo y no sé qué lagarterano friolento habrá acabado disfrutando de la prenda. Eso de que yo había de perder ese sobretodo, estaba escrito desde el principio del mundo. Caramba, ya he “maquiniado” mucho y ya no le cuento más, sino que aquí echo la firma. Saludos a Conchita. Lo quiere su amigo.
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Así que Biografía de un viejo paseo es hoy un libro perdido, que podría estar en la colección del autor que pasó al “Ateneo Fuente”, sito en la Universidad de Coahuila. Si los efectos de aquel incendio de que nos habló en su momento el Dr. Pablo Pérez y Fuentes no llegaron a convertir en cenizas y olvido tan valiosa referencia, esperamos la sorpresa de su redescubrimiento para la inmediata publicación con el consiguiente cobro de conciencia por parte de las autoridades de su Saltillo natal.
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JARDÍN PERDIDO.106 [PASAJE Nº 69]: ASÍ FUE. La única referencia a esta “Tradición, leyenda o sucedidos del México Virreinal” tiene que ver con
don Gaspar de Baeza quien fue miembro del “Honrado Consejo de la Mesta, después
juez de Hospitales y Colegios, en seguida regidor perpetuo y maestro mayor de Hostas, Postas y Correos, y como a tal, y a menos que no fuera su voluntad expresa, no se le podía obligar a que saliera en fiestas y en regocijos de juegos de cañas ni en ningunos otros que hiciera la Nobilísima Ciudad…107 Basta, por pequeña cita que haya sido, para mencionar el papel que jugaba uno más de los funcionarios del gobierno virreinal, del que bien a bien no se tiene idea precisa de la época a la que remonta su escrito A de V-A. Lo que interesa aquí es que un funcionario con semejantes cargos, comprados o no, legítimos o no tal y como lo acostumbraron ciertos personajes de aquel período, debía cumplir con ciertas responsabilidades establecidas por un protocolo que la costumbre convirtió en ley, es decir aquella condición que se había generado entre las autoridades a raíz de la celebración de determinados festejos en que de una concesión originalmente moderada para legitimar la presencia de los diversos estamentos gubernamentales en una plaza de toros o festejo público, se pasara a la obligación forzosa de fijarles lugar o sitio a veces en condiciones privilegiadas para estar allí, ya en los regocijos de juegos de cañas, en las de toros; quizá en el Coliseo o en autos de fe. Estos privilegios con el paso de los años se convirtieron en auténticas controversias que, de la disyuntiva se pasó a la decisión rotunda de limitar el espacio público a la presencia más bien decorativa de unas autoridades que si bien solo cumplían con las formalidades, no hacían otra cosa que reducir las posibilidades de
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Artemio de Valle-Arizpe: Jardín perdido. México, Editorial Patria, S.A., 1962. 207 p. (Tradiciones, leyendas y sucedidos del México Virreinal, XVI). Esta obra, junto con Biografía de un viejo paseo no aparece incluida ni en la introducción a las obras completas que edita el Fondo de Cultura Económica, ni tampoco en la que preparó en 1968 Luis Rublúo Yslas. La pregunta que me hago al respecto es saber si Biografía de un viejo paseo no fue modificado en tanto título por este de Jardín perdido. Considérese lo anterior como un mero presupuesto. 107 Op. Cit., p. 143.
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acceso a una buena parte de la población citadina novohispana. Esta lectura puede entenderse a lo largo de varias cuentas de gastos, sobre todo durante el siglo XVIII en que el espectáculo, lo mismo de cañas en combinación con toros, fue adquiriendo un sentido crematístico que afectaba la posibilidad de mejores ingresos, ya fuera para cubrir todos los gastos generados o para permitirse la posibilidad de que de las ganancias se contara con excedentes para cubrir gastos de la obra pública, cosa que ocurrió con frecuencia. Sin embargo, Gaspar de Baeza, a lo que se ve, funcionario de altos vuelos “…y a menos que no fuera su voluntad expresa, no se le podía obligar a que saliera en fiestas y en regocijos de juegos de cañas ni en ningunos otros que hiciera la Nobilísima Ciudad”.
“El palo ensebado”, “cucaña”, o “monte parnaso” fue una representación novohispana que durante el siglo XIX adquirió fuerte protagonismo en las corridas, sobre todo durante la hegemonía de Bernardo Gaviño. Fuente: Antonio Navarrete. TAUROMAQUIA MEXICANA, Lám. Nº 13. “La cucaña taurina”.
Por lo que puede entenderse, este señor Baeza gozaba de un cierto privilegio que, en función de su jerarquía estaba o no obligado a presenciar y hacerse partícipe de todo el aparato gubernamental, como lo marcaron tanto protocolos como usos y costumbres. La pugna por las “lumbreras”, esos lugares de privilegio de que gozaban funcionarios mayores o menores; la Universidad o los miembros de la iglesia, devino tremenda discusión, concluida con el racionamiento de las mismas, a pesar de los muchos disgustos generados por tal medida de control.
[PASAJE Nº 70]: LA CASA DE LOS JÁUREGUIS.
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Era famosa la casa de los Jáureguis. Estaba en el estrecho y tortuoso callejón de Mecateros. Eran los tiempos en que un grupo de monjas había ido a refugiarse a aquel lugar sombrío, mientras su convento era arrasado por las piquetas liberales. Aquellas monjas refugiadas tuvieron que convivir con una señora alta, vestida de negro que religiosamente, y como ellas, todas esposas de Cristo, rezaba las oraciones. Había duda de que la misteriosa señora de negro fuera una de las señoras de la casa. La historia de un aparecido se intensifica en este relato vallearizpeniano. El propio Artemio se recrea en ello. Dice que las monjas exclaustradas fueron descubiertas y huyeron de la casa, junto con las dueñas, pero no de la extraña “señora de negro”. La casa padeció el abandono hasta que la compró el bibliófilo don José Herrera quien, sin hacer caso de los dimes y diretes la arregló a su gusto. Pero los “duendes y ánimas en pena” de que fue advertido el señor Herrera hicieron su aparición. Le ocurrieron cosas raras al señor don José quien después de sospechar que habría dinero en algún muro de la vetusta casa y dar inicio a la labor de encontrarlo, la “señora de negro” se le apareció para advertirle que allí no encontraría nada. Fueron pocas las palabras que pronunció aquella figura
vestida de negro, con el pelo todo enmarañado sobre
la cara; llevaba esa dama un niño entre los brazos y una vela en la mano… Con el paso de los años, el callejón de Mecateros hacía esquina con la calle de 5 de mayo. En 1881 se dio la orden de echar abajo las casas del lado Sur… una de las cuales era la de “los Jáureguis”. Cuenta
A de V-A que en uno de los muros apareció emparedada, una rugosa
momia de mujer. Sobre la cara llena de pliegues hondos y negros, caía el pelo en largos mechones apolillados. Entre sus brazos resecos tenía el cuerpo de un niño, que era ya como una tosca maraña de raíces resquebrajadas. En su pecho, agrietado y áspero, titilaban sangrientos los rubíes de un afiligranado medallón de oro. De la historia de dicha casa, se desprende el hecho de que vivió en ella doña Inés de Jáuregui,
dama grácil, alta, afable, de largas manos blancas. Y al remitirse a mejores tiempos
dice A de V-A
Hubo en México unas bellas fiestas de estafermos. Doña Inés de Jáuregui lució en ellas el gallardo encanto de su persona, toda cintilante de diamantes, de esmeraldas, de rubíes, y
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envuelta, suntuosamente, en el esplendor de sedas briscadas. En esas fiestas se admiró la destreza y arrogancia de un caballero. Golpeaba con su lanzón en el escudo del estafermo, y éste al voltear no lo tocaba tan siquiera con sus saquillos de arena y sus bolas de hierro, sino que, con gran agilidad y sonriendo, pasaba adelante. Doña Inés de Jáuregui se embelesó mirándolo, se le fue el alma hacia él, con deleite. Se llamaba don Pedro Solares.108 Pero el tal Pedro de Solares no era un hombre ideal para doña Inés, dada su vida relajada. Terminó engañándola de todo a todo. Del amor perdido se pasó a
las agrias, las vehementes
disputas, los malos tratos; largos días, para doña Inés, de tristeza y de lágrimas. Y el tal don Pedro Solares, ambicioso como era, dominante y autoritario también, encontró otra forma de abusar de doña Inés. De su cuello pendía un medallón de rubíes. Ya se imaginarán vuesas mercedes que pasó con aquel ambicioso delirio de don Pedro de Solares. Pero lo que no se imaginan es que su delirio llegó al extremo de amenazarla de muerte cosa que consumó emparedándola en un muro, cegado de su locura… Y allí termina este relato. Pasando de la imaginación por la que muchas generaciones de antepasados novohispanos creyeron a pies juntilla este asunto de “vivos y muertos”, de apariciones y sobresaltos, me concentro en la parte que aquí me ocupa. Desconozco hacia qué época remonta el suceso en el que coincidieron doña Inés y don Pedro. Eran tiempos seguramente en que discurría el siglo XVII, uno en los que más y mejor se desarrollaron festejos de gran tronío y aparato. Dicha práctica ya era común desde un siglo atrás en la Nueva España.109
Fiesta de toros en la plaza Mayor de Madrid, con motivo de las nupcias de Carlos II y Mariana de Austria, asunto que ocurrió la jornada del 4 de mayo de 1690. 108
Ibidem., p. 183. Antonio Bonet Correa: “Arquitecturas efímeras, Ornatos y Máscaras” (p. 41-70). En: DÍEZ BORQUE, José María, et. al.: Teatro y fiesta en el barroco. España e Iberoamérica. España, Ediciones del Serbal, 1986. 190 p. Ils., grabs., grafcs., p. 43-45.Las batallas y combates simulados, los torneos fingidos con estafermos y las otras lides y juegos a la ginetas muestran los aspectos arcaizantes de las fiestas barrocas. 109
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Superó esa práctica cuasi medieval un nuevo apartado que se integró por demostraciones caballerescas sentadas en sillas jineta y brida, para jugar cañas de manera más concertada, junto con los estafermos, bohordos, alcancías y otros objetos que se lanzaban en concertada armonía las cuadrillas que intervenían en aquellos torneos, mismos que quedan testimoniados en diversas relaciones de fiestas como las que siguen. Durante el siglo XVII se mantienen firmes las expresiones del toreo caballeresco, dominantes en la vieja y nueva España. Creció notablemente la afición de personajes de la nobleza, cuyas hazañas quedaron plasmadas en versos y relaciones de fiestas, que hoy son testimonio curioso. Tan es así que la poetisa María de Estrada Medinilla escribió en 1640 y, por motivo de la entrada del virrey don Diego López Pacheco (...) Marqués de Villena, la Descripción en Octavas Reales de las Fiestas de Toros, Cañas y Alcancías, con que obsequió México a su Virrey el Marqués de Villena. Dicha obra aunque desaparecida (ya veremos que no),110 es muestra del esplendor taurómaco que se vivía por entonces. La misma autora en otra obra suya escribe: "que aun en lo frívolo, como son los toros, los juegos de cañas y las mascaradas, las que se celebran aquí serán mejores que las que puedan celebrarse en España". Y es que su afirmación contenía un sentido profundo de realidades y de diferencias, marcadas seguramente, por un efecto que comenzó a aislar a España del resto del mundo, y desde luego, de sus colonias, a las que afectó un fenómeno conocido como "tibetanización".111 Balbuena, Bernardo de: GRANDEZA MEXICANA del Bachiller (...), Dirigida al Ilustrísimo y Reverendísimo Don Francisco García de Mendoza y Zúñiga, Arzobispo de México. Del Consejo de su
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La Maestra Dalia Pérez Hernández, que pertenece al SEMINARIO DE CULTURA LITERARIA NOVOHISPANA IIB-UNAM, me comenta haber localizado dicho documento, mismo que se encuentra trabajando en su aspecto crítico. Tal información me fue proporcionada en el mes de septiembre de 2006. 111 Un tema que de siempre me ha causado especial inquietud es el de la forma en que los americanos aceptaron el toreo, tras el proceso conquistador, lo hicieron suyo y después le dieron interpretación tan particular a este ejercicio convirtiéndose en una especie de segunda sombra que ya de por sí, proyectaba el quehacer español. Segunda sombra pues sin alejarse del cuerpo principal se unía a la estela de la primera, dueña de una vigencia incontenible. Sólo que al llegar a América y desarrollarse en nuevos ambientes se gestó la necesidad no tanto de cambios; sí de distintas interpretaciones. Y esto pudo darse -seguramente- por dos motivos que ahora analizo: el criollismo americano y la "tibetanización" desarrollada en la península ibérica. Para mayor información, véase en bibliografía: La poesía mexicana en los toros… de mi autoría.
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Majestad. CON PREVILEGIO. En México por Melchior Ocharte. Año de 1604. 112 Alemán, Mateo: Sucesos de D. Frai García Guerra, Arzobispo de México, a cuyo cargo estuvo el gobierno de la Nueva España. A Antonio de Salazar Canónigo de la Santa Iglesia de México, mayordomo y administrador general de los diezmos y rentas de ella: Por el Contador Mateo Alemán, criado del rey nuestro señor. Con licencia en México. En la emprenta de la Viuda de Pedro Balli. Por C. Adriano César. Año de 1613.113 Elogio descriptivo a las fiestas que la Majestad del Rey Felipe IV hizo por su persona en Madrid a 21 de agosto de 1623 años, a la celebración de los conciertos entre el Serenísimo Carlos Estuardo, Príncipe de Inglaterra, y la Serenísima María de Austria, Infanta de Castilla. Al Duque adelantado, etc. Quien yerra obedeciendo, no desmerece errando. En esta confianza se atreve este papel a las manos de Vuestra Excelencia, y en ésa no teme a las demás. Guarde nuestro Señor a Vuestra Excelencia. El licenciado don Juan Ruiz de Alarcón y Mendoza. Con licencia. En Madrid, por la Viuda de Alonso Martín. Véndese en la torre de Santa Cruz. 4º 8hs. foliadas. Ramírez de Vargas, Alonso: Descripción poética de las fiestas reales que se celebraron en México por el nacimiento del príncipe don Carlos, por (...). Imp. Por Juan Ruiz, México, 1662. 114 1668. Ramírez de Vargas, Alonso: Descripción de la alegre venida y vuelta de la milagrosa imagen de Nuestra Señora de los Remedios a esta Ciudad de México el año de mil seiscientos sesenta y ocho, por causa de la gran sequedad y epidemia de viruelas, &. C. Sácala a luz en esta nueva impresión D. Joseph de Barreda. Cádiz. Impresa por Jerónimo Peralta, 1725.115 1670. Ramírez de Vargas, Alonso: Descripción poética de la máscara y fiestas que a los felices años, y salud restaurada de el Rey Nuestro Señor, Carlos II (que Dios guarde), hizo la nobleza de esta imperial Ciudad de México, cuya disposición logró el cuidado de el muy ilustre Señor Conde Santiago de Calimaya, Adelantado de la Isla Filipinas &. C. y del Señor Don Diego Espejo Maldonado, caballero de la orden de Santiago, Alguacil Mayor que fue de la Contratación de Sevilla y Corregidor actual de ésta de México. Celebrando en los años de Su Majestad los deseados a la prorrogación del Excelentísimo Señor Marqués de Mancera, Virrey de esta Nueva España. Que escribía D. (...). Conságrala a Su Excelencia. Con licencia. Impreso en México. Por Juan Ruiz. Año de 1670. 116 1677. Ramírez de Vargas, Alonso: SENCILLA NARRACIÓN, ALEGÓRICO FIEL TRASUMPTO, DIBUJO EN SOMBRAS Y DISEÑO ESCASO DE LAS FIESTAS GRANDES CON QUE SATISFIZO EN POCA PARTE AL DESEO, EN LA CELEBRADA NUEVA FELIZ DE HABER ENTRADO EL REY NUESTRO SEÑOR, DON CARLOS SEGUNDO (QUE DIOS GUARDE), EN EL GOBIERNO, EL ILUSTRÍSIMO Y EXCELENTÍSIMO SEÑOR MAESTRO DON FRAY PAYO ENRÍQUEZ DE RIBERA, DEL CONSEJO DE SU MAJESTAD, DIGNÍSIMO ARZOBISPO DE MÉXICO, VIRREY, GOBERNADOR Y CAPITÁN GENERAL DESTA NUEVA ESPAÑA Y PRESIDENTE DE LA REAL AUDIENCIA, QUE EN ELLA RESIDE, Y A CUYA ALTA PROTECCIÓN LA DIRIGE SEGURO Y LA CONSAGRA HUMILDE DON ALONSO RAMÍREZ DE VARGAS. Con licencia en México. Por la viuda
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José Francisco Coello Ugalde: Relaciones taurinas en la Nueva España, provincias y extramuros. Las más curiosas e inéditas, 1519-1835. México, Instituto de Investigaciones Bibliográficas, Universidad Nacional Autónoma de México, 1988. 293 p. Facs., p. 44-47. 113 Op. cit., p. 52-54. 114 Dalmacio Rodríguez Hernández: Texto y fiesta en la literatura novohispana (1650-1700). Prefacio de José Pascual Buxó. México, Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Bibliográficas y Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, 1998. 280 p. (Estudios de Cultura Literaria Novohispana, 13)., p. 173. 115 Rodríguez Hernández: Texto y fiesta…, op. Cit., p. 175. 116 Ibidem., p. 176.
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de Bernardo Calderón. Año de 1677.117 Ignacio Santa Cruz Aldana, escribió una Relación de las reales fiestas [por] los felices años de Carlos II. México: Por los Herederos de Juan Ruiz, 1677. Desafortunadamente, como apunta Dalmacio Rodríguez Hernández, no hemos localizado esta relación escrita en verso; conocemos algunos fragmentos que Méndez Plancarte reprodujo en sus Poetas Novohispanos.118 Relación de las fiestas con que la ciudad del puerto de la Veracruz aclamó por su rey al señor don Felipe V, Puebla, 1701, y cuya fecha es tenida por lo menos hasta hoy, como la más antigua de las que corresponden a obras históricas veracruzanas, impresas en su tiempo. Aunque este documento no se ha podido localizar, JOAQUÍN DÍAZ MERCADO cita en su Bibliografía del Estado de Veracruz, México, 1937, p. 319, la referencia que, a su vez, hace de aquella obra ANTONIO RODRÍGUEZ DE LEÓN PINELO en su epítome, T. II, Col. 857, con el nombre de Carta de la Veracruz, en que se contienen las fiestas, i aclamación del Rei N. S., Don Felipe V, debiendo advertirse que en este último dato se asienta como fecha de publicación la de 1601, la cual se supone equivocada ya que el rey Felipe V ascendió al trono en el año de 1700.119 Heredia, Antonio: Relación de las fiestas con que la Ciudad de la Puebla celebró el nacimiento del Príncipe D. Luis I. Por D. (...). Puebla de los Ángeles, 1708.120 Breve relación de las alegres demostraciones que hizo la siempre Noble y Leal siempre Ciudad de Nuestra Señora de los Zacatecas, en el nacimiento de Nuestro Príncipe y Señor Don Luis Fernando en los días veinte y tres y veinte y cuatro de este corriente mes de julio y año de 1708, datos que se recogen en la publicación denominada “El Pregonero…”,121 y que a su vez fueron localizados en diversas actas de cabildo del propio Archivo Histórico de de Estado de Zacatecas. 122 GIL RAMÍREZ, José. Esphera mexicana. Solemne aclamación... en los... aplaussos... al feliz nacimiento del... infante d. Philippe Pedro... México: Vda. Miguel Ribera Calderón, 1714. LEVANTO, Dionisio. El sol de el oriente, y de el occidente aplaudidos, en la solemne fiesta... por la coronación de... Luis Primero... México: Her. Vda. Francisco Rodríguez Lupercio, 1725. VALLE Y GUZMÁN, Francisco del. Relación de las fiestas... con que la... Ciudad de Durango... celebró la Regia Proclamación de... Luis Primero... México: José Bernardo de Hogal, 1725. ABARCA Y VALDA, José Mariano de. El sol en León. Solemnes aplausos con que el rey... Fernando VI... fue celebrado... México: María de Rivera, 1748. DESCRIPCION de las demostraciones Con que fe particularizó El Comercio de la Ciudad de Guadalaxara, Reyno de la Nueva Galicia, Los días 14 de Octubre, y figuientes de 1747 años. En la 117
Ibid., p. 178-179. José Pascual Buxó (Editor): La producción simbólica en la América colonial. Interrelación de la literatura y las artes. Con la colaboración de Dalia Hernández Reyes y Dalmacio Rodríguez Hernández. México, Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Bibliográficas, Seminario de Cultura Literaria Novohispana: CONACYT, 2001. 600 p. (Serie estudios de cultura literaria novohispana, 15). Dalmacio Rodríguez Hernández: “La imagen de Carlos II en la Nueva España: festejos reales en 1676” (p. 173191)., p. 176. 119 Op. Cit., p. 12. 120 José Toribio Medina: La imprenta en la Puebla…, op. Cit., p. 169. 121 “El Pregonero de la muy noble y leal Ciudad de Nuestra Señora de los Zacatecas”. Órgano de difusión del Archivo Histórico del Estado de Zacatecas. 2ª época, año 2004, Zacatecas, abril-mayo, Nº 4 y 5. 122 Archivo Histórico del Estado de Zacatecas. Fondo: Ayuntamiento. Serie: Actas de Cabildo. Lb. 10, fojas varias. 118
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proclamación, que su Noble Ayuntamiento Solemnizó a Nro. Catholico Monarcha El Señor D. FERNANDO VI. Rey de España, y de las Indias, que Dios guarde muchos años. A cuya Invicta Magestad la dedican atentos los Diputados que la fufcriben. (Con licencia de los Superiores.) Impreffa en México por la Viuda de D. Joseph Bernardo de Hogal. Calle de las Capuchinas. Año de 1749. 123 IDEAL MERCURIAL Y DESCRIPCIÓN BREVE DE LA PLAUSIBLE JURA QUE DE NUESTRO CATÓLICO MONARCA REY, Y SEÑOR NATURAL EL SR. D. CARLOS III (QUE DIOS GUARDE) Celebró el Ilustre, y Leal Vecindario del Pueblo de XALAPA DE LA FERIA el día 30 de Mayo de 1761. CON LA ASISTENCIA De los Comercios de Europa, y América, que en la ocasión entienden en la Feria actual de la Flota, que dio fondo en la Real Fuerza, y Castillo de San Juan de Ulúa, el día 4 de Septiembre del año de 1760. DALA A LA LUZ LA TIERRA, Y LA DEDICA A los Señores Curas el Dr. D. Joseph Zuárez, y el Lic. D. IGNACIO FERNÁNDEZ ÁLVAREZ, el primero Cura por su Majestad de Xalapa de la Feria, en este Obispado de la Puebla, y el segundo Cura por su Majestad de San Agustín de la Real Corona en el Obispado de Guatemala, quienes lo remiten a la Estampa. CON LAS LICENCIAS NECESARIAS. Impresa en México, en la Imprenta del Real y más Antiguo Colegio de San Ildefonso, Año de 1761.124
Pero sobre todo, como lo afirmo en una de las partes de mi libro 125 sobre la poesía mexicana en los toros: El regocijo se desbordaba en banquetes, correr toros,126 comedias, cañas,127 juego de la alcancía,128 juego de la sortija,129 fiesta de los encamisados,130 fuegos de artificio. El respeto
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Ib., p. 273-274. Leonardo Pasquel: IDEAL MERCURIAL Y DESCRIPCIÓN BREVE DE LA PLAUSIBLE JURA QUE DE NUESTRO CATÓLICO MONARCA REY, Y SEÑOR NATURAL EL SR. D. CARLOS III (QUE DIOS GUARDE) Celebró el Ilustre, y Leal Vecindario del Pueblo de XALAPA DE LA FERIA el día 30 de Mayo de 1761. Prólogo por (...). México, Editorial Citlaltépetl, 1958. 30 pp + ils. Facs. (Suma Veracruzana, Serie Historiografía). 125 José Francisco Coello Ugalde: La poesía mexicana en los toros. Siglos XVI – XXI. (Aportaciones Histórico Taurinas Nº 31). Prólogo: Lucía Rivadeneyra. Epílogo: Elia Domenzáin. Ilustraciones de: Rosa María Alfonseca Arredondo y Rossana Fautsch Fernández. Fotografías de: Fumiko Nobuoka Nawa y Miguel Ángel Llamas. México, 1986 – 2006. 776 p. Ils. (Es una edición privada del autor que consta de 20 ejemplares nominados y numerados)., p. 33-35. 126 César Oliva: “La práctica escénica en fiestas teatrales previas al Barroco” (p. 97-114). En DÍEZ BORQUE, José María, et. al.: Teatro y fiesta en el barroco. España e Iberoamérica. España, Ediciones del Serbal, 1986. 190 p. Ils., grabs., grafcs., p. 108-109. Correr toros. Ya se hace mención a esta fiesta en el Código de las Siete Partidas. Se trata de acosar al toro por hombres de a pie. Cuenta con gran participación popular, aunque el juego encierra su peligro, como atestiguan los cuatro fallecimientos en Tudela del Duero, en 1564. Entre sus innumerables variantes, estaba el acoso a caballo, como la principal: también diversas suertes, como el alanceo y la garrocha. La corrida no terminaba con la muerte del toro, aunque sí eran asaetados. 127 Op. Cit. Juegos de cañas. El caballero llevaba en una mano la caña, especie de fina lanza de madera, y en la otra, un escudo. Los hombres se agrupaban en cuadrillas, formadas por tres, cuatro, seis u ocho miembros. Cada grupo arrojaba sus cañas sobre el otro, volviendo grupas rápidamente, pues eran atacados por aquellos. El que los perseguidores se convirtieran en perseguidos, y éstos en aquellos, proporcionaba al juego un continuo movimiento, que duraba horas y horas. 128 Ibidem. Juego de la alcancía. Los caballeros se tiraban unos a otros, también dispuestos en grupo, gruesas bolas de barro secado al sol, del tamaño aproximadamente de una naranja. Al ir tales bolas rellenas de flores, y romperse en tales batallas, se esparcían por el lugar agradables olores, al tiempo que “la batalla” alcanzaba notable espectacularidad. 124
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y “fidelidad” en catafalcos y lujos funerarios. Entre gula y templanza de la destreza; entre el misterio espectacular de la cabal muestra del carácter caballeresco como señal orgullosa de una España que poco a poco se va quedando en el recuerdo, el siglo XVII es esa maravillosa y propicia región temporal donde ocurrieron semejantes grandezas. A todo esto se agregaba un calendario celebrativo que operaba al ritmo tanto de las estaciones como del santoral sin faltar el cumplimiento del rito ancestral. En palabras de Borque nos dice por tanto lo que va a ser la fiesta durante el barroco: “simular, ocultar, aparentar, crear nuevas realidades aparenciales, dar forma a los mitos...” tan inmediatos a todo lo desarrollado en el teatro, otra importante forma de expresión desbordada. No faltaban las mojigangas, forma primigenia de mascarada festiva, en la que el uso de trajes ridículos era señal del espíritu de simulación tan propio del teatro. Esto es, que entre la plaza y el teatro hubo un permanente sincretismo del cual la plaza pública, sitio propicio para la celebración oficial o religiosa, y también la profana, se benefició con un decorado magnífico que hizo suyo a partir de las expresiones del teatro, el cual, sin lugar a dudas compartió entre una infinidad de invisibles hilos conductores. En medio de aquella “comunicación”, y con la decidida participación de protagonistas y espectadores, la respuesta que se tuvo fue un “desenfreno y un vértigo de la fiesta, que momentáneamente alteraba el orden, con lo que se recuperaba no sólo la estabilidad de clases sociales, sino también el oscuro origen de la moral y de la religión”, como lo apunta Antonio Bonet Correa. Y es que el mundo caballeresco y medieval fue aprovechado con objeto de reafirmarle poder e influencia en unos momentos en los cuales, la fiesta de toros, en cuanto tal, pudo encontrar condiciones propicias para su mejor organización e incluso para su primitiva codificación, con lo que habrán de verse las primeras condiciones de profesionalización, lo que no la distanciaba de su composición original. 129
Ibid. Juego de la sortija. Los participantes lanzaban sus caballos sobre una serie de sortijas que penden a 2 ó 3 metros. Se trata de introducir la punta de su lanza por tales sortijas, que eran de hierro, de una pulgada de diámetro. 130 Ib. Fiesta de los encamisados. Se celebra la víspera de San Juan. “Fiesta que todas las naciones celebran”, dice Ginés Pérez de Hita en sus Guerras civiles...
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La ornamentación del barroco taurino permite una constante exhibición de diversas puestas en escena, ricas todas, y cada una de ellas diferentes a las demás, de no ser porque la lidia o el juego con un toro representa en sí misma la antítesis de la monotonía, en el entendido de la existencia de aquellas riquezas teatrales y parateatrales incorporadas ya sin ningún tipo de prurito o de inconveniente. Torneo y teatro en el mismo sitio, manifestación que, con sus variantes temporales, así como la llegada de nuevos modos y modas, se extendería hasta ya muy avanzado el siglo XIX. De ahí que en toda fiesta se reflejan las pasiones, los temores y las esperanzas de un pueblo o de una colectividad. En la época barroca, en especial en España, en la que la preocupación esencial era la salvación individual del hombre, la fiesta, fenómeno colectivo, estaba plena de contrastes. Frente al libre albedrío personal se oponía el rígido orden político y social. La sumisión al dogma y a la monarquía estaba fuera de discusión, de la misma manera que cada individuo pertenecía, sin posibles cambios, a un estamento o clase social. La fiesta era un espejo que devolvía a cada participante su papel e imagen en el mundo, fuera de su propio destino escatológico. De ahí que la fiesta estuviese organizada de acuerdo con las clases sociales, que cada una tuviese su puesto en ella, que pagase la parte que le correspondía, que desfilase o participase con sus comitivas y juegos y levantase sus propias arquitecturas efímeras. Aparte la ordenación general de la fiesta a cargo del Ayuntamiento, hay que contar con los ornatos y las luminarias que corrían a cuenta de las órdenes religiosas y de particulares adinerados. Pero no se puede comprender bien la fiesta si no se precisan cuáles eran sus partes y sus tiempos, los distintos actos y desfiles públicos. En la fiesta barroca, había la fiesta de los nobles, encargados de protagonizar los juegos de cañas, de sortijas, batallas simuladas, corridas de toros, cabalgadas, parejas y otros ejercicios y destrezas ecuestres. Junto con ella había la fiesta de las corporaciones o instituciones intelectuales –Universidades y Colegios- que sacaban sus carros y hacían sus mojigangas, justas poéticas u otros actos de carácter literario. A estas fiestas hay que añadir las que organizaban los conventos y las parroquias, con sus altares callejeros, procesiones, funciones y ejercicios piadosos de carácter festivo. Por último, debe añadirse la fiesta popular y “carnavalesca” de los gremios. Cada oficio concurría con sus cuadrillas y comparsas de a pie. Su cortejo era variopinto y de divertido aspecto. Su participación era la más proteica y numerosa. Abierta la marcha del desfile con los lucidos y elegantes juegos de equitación de los nobles, acababa con el mundo más a ras de tierra y pleno de simbolismos grotescos de lo popular (...) El fondo secular y milenario que compone el magma de la fiesta barroca se hace evidente al analizar sus componentes. Las jerarquías sociales constituyen su rígida estructura. Los nobles y la equitación son sus principales participantes en tanto que actores que se muestran al público con sus atributos de clase privilegiada. Son como galanes de cine, héroes valerosos y sin tacha que igual caracolean un caballo que alancean un toro o saludan al rey, el cual era su primo, el primero entre los pares. Cuando el rey Felipe IV bajó de su balcón a la plaza para abatir una fiera, como sucedió en una corrida de la Plaza del Parque en Madrid, de un arcabuzazo “sin perder la mesura real”, tal como lo cuenta José Pellicer de Tovar en su Anfiteatro de Felipe el Grande (1631), hacia un acto de valor y destreza en el que su condición de rey quedaba exaltada a lo máximo. Las batallas y combates simulados, los torneos fingidos con estafermos y las otras lides y juegos a la ginetas muestran los aspectos arcaizantes de las fiestas barrocas. Acabada la Reconquista y a medida que el feudalismo decaía, tomó auge la vida urbana y cortesana. Los nobles que habían abandonado sus solares y posesiones provincianas en el campo al habitar en la ciudad, sólo pueden mostrar su condición guerrera en las paradas y ejercicios militares de las fiestas. Su campo de batalla será la palestra de la Plaza Mayor, el Coso o la Corredera de una ciudad, luciendo su virtual valentía ante el rey, las damas y el público popular, buscando su aplauso y aclamaciones. Pero en donde todavía se hace más evidente el fondo viejo y ancestral de la fiesta barroca es en las mojigangas, en las que los enmascarados con figuras de animales recordaban el substrato totémico de la
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fiesta. En todas las fiestas la realización de las mojigangas, que desfilaban con carros y cortejos haciendo un largo recorrido por la ciudad, correspondía a los gremios.131
Nada más parecido, como legítimo espejo de la realidad, lo vamos a encontrar en la fiesta novohispana, eso sí, con sus peculiares diferencias envueltas en el particular carácter americano. En ese pequeño universo de posibilidades, en la medida en que se acentuara la recreación, magnificencia y esplendor, tanto en los escenarios como en la forma de vestir y hasta de actuar de parte de los actores y los espectadores, en esa medida se lograba alcanzar con creces el propósito de toda la organización: una fiesta lucidísima que excitara en su totalidad los fines para la cual fue concebida, lo mismo para exaltar el motivo religioso, oficial o profano no dejando espacios por cubrir, porque Toda fiesta barroca aspiraba a dejar un recuerdo imperecedero para aquellos que tuvieran la fortuna de asistir a su celebración. También a causar la envidia universal de aquellos que, viviendo en otros lugares, no habían podido acudir al lugar mismo de la fiesta. Para dejar memoria y satisfacer la curiosidad de los lectores se creó un género –el de las Relaciones o Triunfos- que hacían el relato detallado de las solemnidades y describían minuciosamente los Cortejos, Carros, Arquitecturas y demás Ornatos efímeros. Obras literarias situadas entre el periodismo actual de reportaje informativo y la escritura laudatoria de tipo político, están en los mejores casos, ilustrados con grabados. El libro más bello de su género en el barroco español es el de Torre Farfán, Fiestas de la Santa Iglesia Metropolitana y Patriarcal de Sevilla al Nuevo Culto del Señor Rey San Fernando (Sevilla, 1671), en el que un tomo in folio se reproducen en láminas desplegables las obras efímeras de Murillo, Valdés Leal, Herrera el Mozo, Bernardo Simón Pineda, Arteaga, etc..., ejecutadas para tan fastuosas fiestas.132
Y en efecto, con tan fastuosas fiestas, motivo de este estudio, donde el asunto taurino no deja de aparecer, insinuarse o desbordarse, concluyo la revisión a la obra integral de don Artemio de Valle-Arizpe, cronista insigne, cronista de la ciudad de México, desde aquel 10 de febrero de 1942 en que ocupó la vacante dejada por otra eminencia, don Luis González Obregón.
Antonio Bonet Correa: “Arquitecturas efímeras, Ornatos y Máscaras” (p. 41-70). En: DÍEZ BORQUE, José María, et. al.: Teatro y fiesta en el barroco. España e Iberoamérica. España, Ediciones del Serbal, 1986. 190 p. Ils., grabs., grafcs., p. 43-45. 132 Antonio Bonet Correa: “Arquitecturas efímeras..., op. Cit., p. 52. 131
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PEQUEÑAS JOYAS TAURINAS DE DON ARTEMIO DE VALLE-ARIZPE. I El deslumbrante oficio de una pequeña, pequeñísima misión para fortalecer la figura de “cronista de esta muy noble, insigne y muy leal ciudad de México” lo asumo en una de sus más ignoradas pero no por ello una de las más intensas partes, luego de una designación 133 que me ha sido conferida por el consejo de la Crónica de la Ciudad de México y que acepto en acto responsable y gozoso al mismo tiempo. Cuando tal noticia llegó a mis oídos, de inmediato fijé mi pensamiento en don Artemio de Valle-Arizpe, célebre cronista del que ya he logrado un profundo estudio (libro que ahora tienes en tus manos, paciente lector), esperando lo compartan conmigo del mismo modo, el mejor homenaje que puedo hacer en su memoria por motivo de su abundante producción, de la cual –también ya se comprobó-, se desprenden diversos pasajes con tema taurino, asunto de mi muy personal especialización. Pero el quehacer de los cronistas no es un asunto reciente. Recordemos la “tira de la peregrinación” y otros códices pre o post-hispánicos que dan cuenta de diversos asuntos, tanto de la vida cotidiana, como de los oficios rituales, de la economía. De las guerras. También de la conquista. Allí encontramos todo, o casi todo hoy día perfectamente traducido luego de muchos años de intenso trabajo de investigadores que han podido hacer los diversos traslados e interpretaciones de aquel conjunto de jeroglíficos y figuras para entender mejor cómo era que vivían aquellos grupos sociales de antes de la conquista. Y luego de esta y con esta también se dispone de un cúmulo importante de documentos, cartas, crónicas donde personajes centrales, Hernán Cortés y sus Cartas de Relación… contrastan en jerarquía y personalidad con simples soldados como Bernal Díaz del Castillo que legara en su Historia verdadera de la conquista de la Nueva España todo un recuento, entre amargo y doloroso, de no haber sido uno de los más beneficiados. Pero, en tanto soldado raso, uno más de los de abajo, con una cultura básica y suficiente, es posible entender todas y cada una de sus palabras que armaron verdaderos hilos de pensamiento, cuyas miradas observan 133
Integrante de la Asociación de Cronistas del Distrito Federal y zonas conurbadas, A.C., como Cronista temático, con ingreso en el mes de septiembre de 2006.
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también el nuevo horizonte al que se enfrentan todos aquellos conquistadores desde que llegan a estas tierras en abril de 1519. ¿Y qué podemos decir de los misioneros que divulgaron su labor evangelizadora? Sólo rendirnos en respetuoso saludo a sus quehaceres que hoy día permiten conocer parte de la entraña de aquellas cosas que pasaron, que sucedieron… precisamente a los ojos de quienes con paciencia pudieron concebir auténticos relatos, abundantes crónicas que son vivo testimonio de otro tiempo, tal y como a su manera lo dejara plasmado don Artemio de Valle-Arizpe en obras que llevan títulos tan sugerentes como: Historia de la ciudad de México, según los relatos de sus cronistas, De otra edad que es esta edad, Historia, tradiciones y leyendas de calles de México o Sombras de un pasado, sólo por mencionar cuatro de las más de cincuenta que nos legó el autor saltillense. Pero en todas ellas, el propósito, la declaración de principios que es misión de quien asume tan celebrado nombramiento quedó más que justificado en el largo e intenso quehacer de don Artemio. Y no quiero dejar de recordar otros nombres, como el de Bernardo de Balbuena, a Juan Francisco Sahagún de Arévalo Ladrón de Guevara, Presbítero, primer Historiador, y Cronista General de la Insigne Ciudad de México, Reinos, y Provincias de Nueva España cuyo nombramiento fue hecho hacia 1734. A su colega, don Juan Ignacio María de Castorena y Ursúa y luego, muchos años más tarde, a Guillermo Prieto. Sin embargo, no puedo olvidar al cúmulo de célebres cronistas de la ciudad, cuyas virtudes se consideraron por primera vez en la persona del gran Luís González Obregón. De igual forma con Salvador Novo, José Luís Martínez o Guillermo Tovar y de Teresa, que, junto al propio Artemio de Valle-Arizpe, dejaron y han dejado incalculable estela de obra y esfuerzo por impulsar la memoria de esta ciudad de México. Por eso, al asumir ahora el compromiso que como “cronista temático” debo cumplir ante el Consejo de la crónica de la ciudad de México, me siento halagado en grado sumo. Por otro lado, la etiqueta de “cronista” en los territorios taurinos adquiere varias connotaciones. La crónica en cuanto tal, hoy día ha desaparecido. Esa fue una bandera ondeada por personajes cuya formación estuvo cimentada bajo una formación universal. Sus plumas eran
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de privilegio. Me referiré rápidamente a casos como los de Carlos Cuesta Baquero, Carlos Quiroz, Rafael Solana –padre e hijo-, Carlos Septién García, Manuel García Santos, Enrique Bohórquez. Pero sobre todo, a José Alameda, seudónimo de Luís, Carlos, José, Felipe, Juan de la Cruz Fernández y López-Valdemoro, considerado por la generación que me precede y a la que pertenezco, como el mejor cronista de toros de los últimos tiempos. Hoy día, cronista, así, en minúscula, no dice nada que no sea duda o confusión. Incluso, se entiende como una calificación peyorativa. ¿De quien provienen ciertos escritos, mal estructurados, esquemáticos y sin aliciente literario que los fortalezca? Provienen de un conjunto de personajes que no merecen ser calificados como cronistas sino de diletantes advenedizos. La crónica taurina se encuentra injustamente representada por aquellos que apenas dan para ver las cosas de aquí a la distancia de la nariz. La crónica taurina fue, en otros tiempos gozo de quienes las escribían, pero también de quienes las leían. Hoy, aquellos trabajos publicados a plana entera, y firmados por algunos de los personajes que ya he referido, se convierten en auténticos modelos a seguir, nada comparables con esos mensajes “telegráficos” con que hoy día suelen obsequiarnos en la prensa escrita, la radio, la televisión. Incluso la “Internet” no siempre personas preparadas para ello. Su obra, si es que así puede llamarse a tal asunto, no es más que la acumulación de mensajes tendenciosos, pobres en elementos que nos dan una vaga idea del acontecimiento que requiere de unos factores vistosos pero no agobiantes; de una literatura viva pero no decadente y menospreciada. El mundo se ha transformado radicalmente. Ha cambiado la forma no el fondo y en ello, se va la vida de un género que merece recuperar su esplendor: la crónica en cuanto tal. No basta poseer una credencial, o formar parte de un determinado grupo, sino demostrar con su capacidad y su imaginación desbordante lo rico e intenso que puede ser la descripción de un hecho, un viaje, la detenida interpretación de una obra estética, cualquiera que esta sea para entender, por vía de la literatura el sinfín de expresiones que pueden descubrirse nada más de todo aquello que vemos, pero que no observamos.
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Mi compromiso es, en estos casos hacer la crónica de la fiesta de toros desde que se aposentó en nuestras tierras, allá por el lejano 1526 y hasta hoy, con el apoyo de herramientas tan útiles como la historia, la estadística, la arqueología, la sociología y otras tantas materias del pensamiento humano que nos ayuden a comprender el devenir de un espectáculo que hemos hecho nuestro, permeándolo de un carácter y una forma de ser tan peculiares que por algún misterioso motivo resulta diferente a la forma en como se representa en España, por ejemplo. Y es que, en esencia son la misma cosa, pero con ropajes que marcan entre uno y otro la diferencia de la que hablo.
Rodolfo Gaona Jiménez, figura central del toreo mexicano durante el primer cuarto del siglo XX. A decir de José Alameda, es el primer gran diestro que universaliza el toreo nacional.
II Guardo unos apuntes manuscritos que pergueñé en 1988. En ellos, hice intento todavía inmaduro para tributar un homenaje a don Artemio de Valle-Arizpe que hoy, a casi 20 años de distancia se concreta felizmente. Con tranquilidad y satisfacción, descubro un par de anécdotas que supe conservar, oídas de un buen amigo mío, don Guillermo Ernesto Padilla, quien lo conoció, más no se si lo trató tanto como Pablo Pérez y Fuentes. Pues bien, desempolvando los viejos infolios de mi producción, van aquí los apuntes tal y como los escribí en aquel entonces.134 Estoy en casa de Don Guillermo Ernesto Padilla, extraordinario aficionado a los toros y quien, aparte de las muchas cosas que hemos platicado ampliamente en otras ocasiones, 134
Esta entrevista fue concedida por Guillermo Ernesto Padilla el 17 de julio de 1988.
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me refiere tener gratos recuerdos de don Artemio de Valle-Arizpe y haberle escuchado dos muy interesantes y curiosas anécdotas taurinas. Tengo frente a mí a don Guillermo. Voy a pedirle que nos platique cómo fue que conoció realmente a Valle-Arizpe. Le cedo el micrófono. Pues sí, ingeniero. Voy a contarle a usted la forma en que conocí a don Artemio de ValleArizpe. Yo le había visto caminar por alguna calle de México pero sin tratarlo. Era una figura muy significativa, muy original. Muy alto él, con un sombrero redondo, tirando a hongo, a bombín, sus grandes lentes de aros oscuros, su bigote a la Kaiser, cuyas puntas estaban lanzadas hacia arriba. Pero la casualidad, porque no fue otra cosa, me llevó a tratarlo así haya sido de una manera muy breve en una librería de México. En las calles de la Palma, casi esquina con 5 de Mayo había una librería 135 de unos hermanos, muchachos catalanes (no recuerdo su apellido), allá por 1956. Resulta que eran muy aficionados a los toros, buenos aficionados. No se perdían una corrida en la plaza México, y tenían en uno de sus aparadores, siempre, los libros de toros nuevos que iban recibiendo. Me hice cliente de ellos y luego, pues trabamos amistad y charlábamos bastante largo, allí en la librería. En una de esas ocasiones, pasaba por ahí don Artemio de Valle-Arizpe que era también cliente de estos muchachos libreros. Al presentarse en la puerta –yo estaba de espaldas- oí que uno de ellos le dijo: “Pase don Artemio”. Voltee yo la vista, y sí, en efecto, era nuestro cronista de la ciudad de México en aquel tiempo, el ilustre escritor don Artemio de Valle-Arizpe. Pasó, nos saludó, me presentaron con él y al darse cuenta que estábamos charlando de toros, terció él en el tema. Y contó dos anécdotas. Voy a tratar de recordarlas en este momento. Se sentó don Artemio de espaldas al aparador central de la librería, en una banquita que había ahí, y recordó que allá por 1919, siendo él me parece que era Secretario o segundo secretario de la legación de México en España, tenía varios amigos mexicanos radicados en Madrid, con los que acostumbraba pasear, ir al café, incluso ir a los toros. Una tarde toreaba Rodolfo Gaona con José Gómez Ortega “Joselito” y otro torero en la plaza de Madrid. De 135
Podría tratarse de la Librería Herrero, ubicada en la calle de 5 de mayo Nº 39.
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todos era sabido, las sucias maniobras de “Joselito”, también conocido como “Gallito” para fastidiar, para aburrir a Rodolfo Gaona y hacerlo volver a América. Esto lo sabían los públicos, lo sabía todo el mundo taurino. Se sabía en México. Y don Artemio con sus amigos fueron a ocupar unas barreras de primera fila de sol. Se hizo el paseo de cuadrillas, Rodolfo estaba en la arena lidiando a su toro y “Joselito” pasó por el callejón por debajo de donde estaba el grupo de mexicanos. Entonces, contaba don Artemio, que él siempre había acostumbrado a usar el bastón. Llevaba un bastón dice él -“¡así de gordo!”-. Al pasar José se levanta don Artemio y le dice: -José, José… Volteó “Joselito” a verlo… -Mira, como le hagas una de las tuyas hoy a Rodolfo, ¡te voy a romper esto en el espinazo! Y le mostraba amenazador el bastón aquel… Desde luego que me hizo gracia la anécdota, sonreí, la festejé, pero tal parece que a los hermanos aquellos españoles, catalanes para mayor seña, como que no les hizo mucha gracia. De ahí paso don Artemio a otra, a otro de sus recuerdos taurinos. Si me permite el Ingeniero Coello, daremos curso a la otra anécdota. Contaba don Artemio que cuando era adolescente, ya tenía la afición por los toros, le gustaba ir a las plazas. Y tenía un grupo de amigos, traviesos como él, que andaban… pues ya se metían al circo, se metían a los toros, se metían a los títeres, a los espectáculos propios de su edad en aquella época. No recuerdo a qué plaza asistieron, una plaza aledaña al Distrito Federal, pero no era precisamente la antigua plaza de toros “México” de la Piedad.136 Y entraron los muchachos, se situaron en un tendido, probablemente en el tendido de sol y presenciaron una pésima corrida, los toros broncos, peligrosos, difíciles, mansos, con todas las agravantes. Y los toreros: con mucho miedo. Han de ver sido algunos de aquellos tantos maletas que padecía la afición mexicana por aquellos tiempos. El disgusto
Es probable, en todo caso, que se haya tratado de la de “Chapultepec”, inaugurada en 1902 y que funcionó hasta 1908 en que fue demolida. 136
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del público pues, había subido de grado. Toda la tarde fue de bronca, de rechiflas tremendas, hasta que arrastraron al último cornúpeta. Entonces don Artemio y sus amigos idearon una venganza, un desquite por la tarde tan mala. La gente salió echando pestes contra toros y toreros. Se subieron a lo más alto de la plaza, se pusieron de acuerdo para orinar hacia fuera de la plaza. Así es que, al mismo tiempo de desabotonar los delanteros de sus pantalones se pusieron a arrojar aguas al vacío. Éstas caían sobre un puesto de aguas frescas que estaba justo abajo y entre el público que iba saliendo de la plaza por una de sus puertas. En esos momentos fueron descubiertos los muchachos traviesos por los gendarmes que corrieron, subieron las escaleras para atraparlos en los tendidos. Ellos, los muchachos, más ligeros, corrieron hacia otra puerta y ya bajaban por las escaleras cuando los gendarmes casi les echaban mano. Viéndose perdido don Artemio que era tal vez de los más chicos, se le ocurrió gritar con toda la fuerza de sus pulmones: “¡Los toros!, ¡los toros!” La gente, creyó que se habían escapado algunos toros de los corrales, y entonces aquello fue un pandemonium, porque donde quiera: hombres corriendo, señoras que se caían, chiquillos que lloraban, puestos que se venían por tierra; una verdadera confusión. Y en medio de un terregal, don Artemio y sus amigos lograron escapar. Salieron a toda carrera por la calzada, hasta llegar a un lugar donde pasaban los trenes eléctricos que habría de conducirlos al centro de la ciudad. Festejamos la anécdota de don Artemio, que desde luego la contó con matices muy graciosos. Me preguntaba el Ing. Coello, cómo había yo notado la personalidad, el carácter de don Artemio al platicar, al conversar. Pues a mí me dio la impresión de un gran conversador, pintoresco, festivo, simpático, con una gran facilidad para echar mano de infinidad de términos y vocablos. Le daba mucho color a sus pláticas. Una vez que terminó él de contarnos aquellos pasajes taurinos de su vida, se despidió y con su paso cortito, muy cortito que tenía él, salió de la librería y yo no le volví a ver más.
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Ese es el recuerdo, la impresión que yo conservo de aquel gran personaje que fuera nuestro segundo cronista de la ciudad de México y que dejara tantas obras escritas sobre las que el Ing. Coello está haciendo una consulta taurina exhaustiva, que lo llevará seguramente a lograr una gran compilación para una futura obra que será deleite, un auténtico regalo para los aficionados taurinos. Muchas gracias Ingeniero. A usted don Guillermo, muchas gracias. He ahí lo que para este servidor representa la obra de uno de los más eminentes Cronistas de la ciudad de México, al ocuparse de un asunto que bien podría resultar irrelevante. Sin embargo, su sola pluma y esa enorme capacidad narrativa así como lo bien articulado de sus ideas, con el concurso de una bien sustentada cantidad de fuentes, permitieron que su obra siga siendo motivo de fascinación, pero también dueña de interrogantes que todo historiador debe hacerse al reflexionar sobre documentos que refieren el pasado para ponerlo en el preciso y más equilibrado de los presentes. III Los datos de que me ocupo a continuación proceden de un sabroso intercambio epistolar sostenido entre Artemio de Valle-Arizpe y Alfonso Reyes (1918-1959)137 y que revelan algunas ocurrencias taurinas contadas en por lo menos cuatro cartas en las que se encuentran tales citas. 1.-La de A de V-A a A.R. del 20 de septiembre de 1922. Refiere en ella las virtudes y defectos de la ciudad de México.
Tres cosas me han sorprendido en esta ciudad: lo asquerosamente sucio que es el pueblo bajo, el tráfico vertiginoso que hay por todas las calles, llenas de millares de vehículos que no corren sino vuelan atropellando a diestra y siniestra y no les importa chocar con tal de salir adelante, esto es algo que marea; y la fiebre de construcción rayana en locura que domina a todos los habitantes de México –por un decreto han quedado exentos de contribuciones federales y municipales los que inician construcciones en este año. La mayor parte son al estilo colonial, mucha línea retorcida, mucha filigrana churrigueresca en las 137
Serge I. Zaïtzeff (Compilador): Cortesía norteña. Correspondencia entre Alfonso Reyes y Artemio de Valle-Arizpe. México, El Colegio Nacional, 1999. 131 p.
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piedras, Tezontle, azulejos; la casa de (Rodolfo) Gaona138 tiene en la fachada grandes tableros con retratos de virreyes, muchas gentes creen que son Pepe-Hillo,139 Cúchares140 y otros coletudos de antaño.141 2.-La que A de V-A envía a A.R. el 2 de junio de 1934.
Sírvase anotar mis señas nuevas; Calle Ajusco Nº 16 Colonia del Valle. Cerca de mi casa vive Bernardo, su hermano a quien saludo muy a menudo. A Alejandro (Quijano) sólo lo veo cuando hay toros.142 3.-La que A. de V-A envía a A.R. el 8 de diciembre de 1937.
¿A propósito, a Alberto Pani también le han extraído un ojo, porque le vino una iritis y glaucoma a consecuencia de un tremendo botellazo que recibió en el cráneo el año pasado, en un alboroto de la plaza de toros.143 4.-Y ya en tono totalmente humorístico, el propio A de V-A comentaba a A.R. en la carta del 7 de agosto de 1948:
Dígame qué libros míos le mandé últimamente para completarle los que le falten de la serie de “Tradiciones, leyendas y sucedidos del México virreinal” Como padece Ud. insomnios los aprovechará bien por sus grandes cualidades somníferas y papaveraceas. Creo que hasta hacen dormir de pie a un loco furioso.144 Finalmente, Zaïtzeff incluye una opinión del escritor michoacano Mariano Silva y Aceves sobre A. de V-A.: Otro diplomático escritor también y caballero sin tacha. Es un amante apasionado de lo vetusto y de lo añejo y ha podido cavar hondamente en nuestras tradiciones virreinales. En España sorprendió su fecundidad y los timbres arcaicos de su prosa. Pudo lograr ricas ediciones de su novela Ejemplo, de sus relatos de gracia conventual que tituló Vidas milagrosas y de otros tres o cuatro libros más que no han llegado a nuestras playas. 138
Se refiere a Rodolfo Gaona Jiménez (1888-1975). Gaona fue, en opinión de José Alameda el primer gran torero universal que surgió de nuestro país. En su formación tuvo mucho que ver la influencia de Salvador Sánchez Frascuelo y Manuel Molina Lagartijo, alfa y omega, lo apolíneo y dionisíaco, gracias al puente, al vaso comunicante que resultó en toda esa aventura el banderillero español Saturnino Frutos Ojitos, su maestro. 139 José Delgado (alias) Pepe-Hillo, Pepe-Illo o simplemente Illo. Célebre torero, nació en Sevilla el 17 de marzo de 1754, y murió víctima de su arrojo en Madrid el año de 1801, a los cuarenta y siete de edad y treinta y dos de profesión. Quiso dejar a sus sucesores una instrucción teórica del modo de torear, reduciendo a reglas aquel arte en su Tauromaquia. No ha faltado quien dispute a José Delgado la invención de esta obra; pero consta que la compuso él mismo, aunque la dio a luz corregida por un amigo suyo José de la Tixera). De El Mosaico Mexicano. Nota escrita por José Justo Gómez de la Cortina y Gómez de la Cortina, Conde de la Cortina. Véase: Poliantea. Prólogo y selección de Manuel Romero de Terreros. México, Universidad Nacional Autónoma de México, 1944. XXV-182 pp. (Biblioteca del estudiante universitario, 46)., p. 140-143. 140 Francisco Arjona Cúchares. 141 Op. Cit., p. 37. Todo parecido con la realidad de este 2006 es mera coincidencia. 142 Ibidem., p. 56. 143 Ibid., p. 73. 144 Ib., p. 99.
125
La nota saliente de Valle-Arizpe es la curiosidad minúscula, la que más atormenta pero que hace ver las cosas a la distancia de la nariz. Alguien ha dicho que denuncia miopía tal modo de apreciar, pero en el caso de este escritor tradicionalista, lejos de ser un demérito aquilata su sentido, casi femenino de ver al mundo y dar un gran valor al espíritu errante que le ha llevado a recorrer toda Europa pormenorizadamente. ¿Cuántos secretos menudos tendrá recogidos este buscador incansable que nunca abandona la luna de su curiosidad incisiva! Un libro de viajes, copioso y ameno, tendrá que salir algún día de su pluma, que para entonces, quizás, habrá dejado de vestir gola y vellorí y andará más conforme con los usos y modas de este siglo pecador.145
Como puede verse, hasta la visión de las pequeñas cosas, de los detalles –quizá sin importancia- alcanzan a
A de V-A para formar un perfil que permite a su vez, entender con
mayor precisión su peculiar personalidad de hombre del pasado en pleno siglo XX.
Vista de la Plaza de toros de CHAPULTEPEC, corrida de aficionados celebrada el 15 de septiembre de 1904. ROSELL, Lauro E.: PLAZAS DE TOROS DE MÉXICO. Historia de cada una de las que han existido en la Capital desde 1521 hasta 1936. Por (...) De la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística, y del Instituto Nacional de Antropología e Historia. México, Talleres Gráficos de EXCELSIOR, 1935. 192 pp. Fots., retrs., p. 109.
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Ib., p. 73. Recogido de la edición de Mariano Silva y Aceves, Un reino lejano (México: Fondo de Cultura Económica, 1987), pp. 165-166.
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IV Cierro el presente capítulo con una nota que tal y como apareció, así la publico. 146
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Sol y Sombra. El Semanario taurino Nacional. Año I. México, D.F., Lunes 11 de Enero de 1943, Nº 9.
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ANEXOS Reúno aquí algunas notas complementarias escritas bajo el mismo tenor, pero que, por su extensión, es imposible incorporar en los pies de página, para evitar las dificultades que representa la lectura. Además, dan una idea general sobre el contexto de los pasajes abordados a lo largo de la obra de Artemio de Valle-Arizpe. NÚMERO 1: FUNCIONES DEL PENDÓN O MEMORIA DE LA CONQUISTA. CELEBRACIÓN EN LA NUEVA ESPAÑA DEL DÍA DE SAN HIPÓLITO.147 La fiesta de San Hipólito (13 de agosto) se convierte en uno de los hitos virreinales de gran trascendencia cívica y política, junto a la gran celebración del día de la virgen de Guadalupe (12 de diciembre), la de Nuestra Señora de los Remedios (1º de septiembre), o el de la fiesta que recuerda la beatificación de San Felipe de Jesús (5 de febrero). Tal conmemoración fue instaurada desde temprana edad –como veremos más adelante-, incluso antes del virreinato mismo, como una forma de rememorar la capitulación del último reducto indígena que combatió valiente y férreamente, durante la guerra sostenida entre soldados españoles respaldados por aquellos pueblos cempoaltecas, chalcas, totonacas y tlaxcaltecas, entre otros, que hicieron alianza con los hispanos. A partir de esos momentos comenzó el período colonial que abarcaría tres siglos de esplendor. Desde 1528 y hasta 1812 en que fue abolida, año con año la fiesta del santo patrono de la ciudad, misma que bajo la organización correspondiente de parte de los diputados de fiestas, y con la colaboración de la iglesia, los diferentes gremios, a saber: Arquitectos, Escueleros, cereros y confiteros, curtidores, tiradores de oro y plata, cobreros, tosineros, coleteros, gamuseros, loseros, entalladores, pasteleros, cerrajeros, sastres, toneleros, herreros, sombrereros, armeros, sayaleros, zapateros, pasamaneros, bordadores, sederos y gorreros; silleros, tenderos de pulpa, carpinteros, organistas, beleros, guanteros, algodoneros, figoneros, carroceros, herradores, tintoreros, fundidores, obrajeros, mesilleros, cajoncillos, surradores y un largo etcétera más, así como por el pueblo, se convirtió en una de las fiestas de mayor ámpula durante todo ese tiempo. En el Inventario general de los libros, autos y papeles de Cabildo de esta N. C. de México, su mesa de propios, junta de pósito, cofradía de N. S. de los Remedios, existentes en el archivo y escribanía mayor. ejecutado y extendido por el Lic. Dn. Juan del Barrio Lorenzot, abogado de la Real Audiencia del Ilustre Real Colegio Contador sustituto de propios, quien lo ofrece a la misma N. C., documento localizado en el Archivo Histórico del Distrito Federal, con el número de volumen 430-A, y que abarca de los años 1657 a 1779, aparece reseñado, bajo el rubro de Cédulas ( C ) Reales ( R ) originales y testimonios de otras, la siguiente indicación: f. 16: Cédula para que se observe la costumbre en la Fiesta de N. S. San Hipólito, su fecha 8 de agosto de 1703, en 1 f. Por lo que me parece importante citar ahora las notas que preparó Joaquín García Icazbalceta, planteándonos un interesante panorama sobre “El paseo del Pendón”, en el cual nos dice lo siguiente: EL PASEO DEL PENDÓN La primera disposición para solemnizar la fiesta data del 31 de julio de 1528. En cabildo de ese día se acordó “que en las fiestas de S. Juan e Santiago e Santo Hipólito, e Ntra. Sra. De Agosto se solemnice mucho, e que corra toros, e que jueguen cañas, e que todos cabalguen, los que tovieren bestias, so pena de diez pesos de oro”. A 14 de agosto del mismo año se mandaron librar y pagar cuarenta pesos y cinco tomines de oro, que se gastaron en el pendón y en la colocación del día de San Hipólito en esta manera: 147
José Francisco Coello Ugalde: Aportaciones Histórico-Taurinas (en adelante AHT) Nº 4, 16. 4 p.
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“cinco pesos y cuatro tomines a Juan Franco de cierto tafetán blanco: a Pedro Jiménez, de la hechura del pendón y franjas, y hechura, y cordones y sirgo (seda), siete pesos y cinco tomines: de dos arrobas de vino a Diego de Aguilar, seis pesos: a Alonso Sánchez de una arroba de confites, doce pesos y medio: a Martínez Sánchez, tres pesos de melones”. Por este acuerdo se viene en conocimiento de que el Pendón que se sacaba en el paseo, no era el que había traído Cortés, como generalmente se cree, sino otro nuevamente hecho, cuyos colores eran rojo y blanco. Aquí no se habla todavía del paseo, aunque es de suponerse que para él se hizo el Pendón; pero el año siguiente de 1629 se fijó ya el orden que con corta diferencia se siguió observando en lo sucesivo. He aquí lo que se dispuso en el cabildo de 11 de agosto: “Los dichos señores ordenaron y mandaron que de aquí adelante todos los años, por honra de la fiesta del señor Santo Hipólito, en cuyo día se ganó esta ciudad, se corran siete toros, e que dellos se maten dos, y se den por amor de Dios a los monasterios e hospitales, y que la víspera de la dicha fiesta se saque el Pendón de esta ciudad de la Casa del Cabildo, y que se lleve con toda la gente que pudiere ir a caballo acompañándole hasta la iglesia de San Hipólito, y allí se digan sus vísperas solemnes, y se torne a traer dicho Pendón a la dicha Casa del Cabildo, e otro día se torne a llevar el dicho Pendón en procesión a pie hasta la dicha Iglesia de San Hipólito, e llegada allí toda la gente y dicha su misa mayor, se torne a traer el dicho Pendón a la Casa del Cabildo, a caballo, en la cual dicha Casa del Cabildo, esté guardado el dicho Pendón, e no salga de él; e en cada un año elija e nombre de dicho cabildo una persona, cual le pareciere, para que saque el dicho Pendón, así para el dicho día de San Hipólito, como para otra cosa que se ofreciere”. Y el día 27 del mismo mes se mandaron “librar e pagar a los trompetas doce pesos de oro, por lo que tañeron e trabajaron el día de Santo Hipólito”. Este año, tal vez por estreno, fueron largamente recompensados los trompetas; pero lo desquitaron al siguiente, porque en cabildo de 28 de agosto de 1530 se acordó “que no se les diese cosa ninguna” Esta ceremonia del Paseo del Pendón se verificaba también en otras ciudades de las Indias, y señaladamente en Lima el día de la Epifanía. El orden que debía guardarse en el paseo fue materia de varias disposiciones de la corte, con las cuales se formó una de las leyes de Indias. Veamos cómo se practicaba en México, según refiere un antiguo libro: “Tiene ya esta fiesta tan gran descaecimiento (1651) como otras muchas cosas insignes que había en México, y aunque uno u otro daño, por la diligencia e industria del regidor que saca el estandarte real, se adelante mucho, en ninguna manera puede llegar a lo que fue antiguamente, aunque se pudieran nombrar algunos regidores que en esta era han gastado más de veintidós mil pesos en adelantar y celebrar por su parte esta festividad”. Mas para que se crea lo que fue cuando se vea lo que es al presente, será bien traer a la memoria algo de la descripción que a lo retórico hizo el padre fray Diego de Valadés en la parte IV, capítulo 23, de su Retórica Cristiana, que vio en México lo que algunos años después escribió en Roma, en latín, año de 1578. Dice lo siguiente: “En el año de nuestra Redención humana de 1521, el mismo día de San Hipólito, 13 de agosto, fue rendida la ciudad de México, y en memoria de esta hazaña feliz y grande victoria, los ciudadanos celebran fiesta y rogativa aniversaria en la cual llevan el pendón con que se ganó la ciudad. Sale esta procesión de la Casa del Cabildo hasta un lucido templo que está fuera de los muros de la ciudad de México, cerca de las huertas, edificado en honra del dicho santo, adonde se está agora edificando un hospital. En aquel día son tantos los espectáculos festivos y los juegos que no hay cosa que allí llegue (ut nihil supra): juéganse toros, cañas, alcancías, en que hacen entradas y escaramuzas todos los nobles mexicanos: sacan sus libreas y vestidos, que en riqueza y gala son de todo el mundo preciosísimos, así en cuanto son adornos de hombre y mujeres, como en cuanto doseles y toda diferencia de colgaduras y alfombras con que se adornan las casas y calles. Cuanto a lo primero, le cabe a uno de los regidores cada año sacar el pendón en nombre del regimiento y ciudad, a cuyo cargo está el disponer las cosas. Este alférez real va en medio del virrey, que lleva la diestra, y del presidente, que va a la mano siniestra. Van por su orden los oidores, regidores y alguaciles, y de punta en blanco, y su caballo a guisa de guerra, con armas resplandecientes. Todo este acompañamiento de caballería, ostentando lo primoroso de sus riquezas y galas costosísimas, llega a San Hipólito, donde el arzobispo y su cabildo con preciosos ornamentos empiezan las vísperas y las prosiguen los cantores en canto de órgano, con trompetas, chirimías, sacabuches y todo género de instrumentos de música. Acabadas, se vuelve, en la forma que vino, el acompañamiento a la ciudad, y dejado el virrey en su palacio, se deja el Pendón en la Casa de Cabildo. Van a dejar el alférez a su casa, en la cual los del acompañamiento son abundante y exquisitamente servidos en conservas, colaciones, y de los exquisitos regalos de la tierra, abundantísima de comidas y bebidas, cada uno a su voluntad. El día siguiente, con el orden de la víspera, vuelve el acompañamiento y caballería a la dicha iglesia, donde el arzobispo mexicano celebra de pontifical la misa. Allí se predica el sermón y oración laudatoria con que se exhorta al pueblo
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cristiano a dar gracias a Dios, pues en aquel lugar donde murieron mil españoles, ubi mil ia virorum desubuere, donde fue tanta sangre derramada, allí quiso dar la victoria. Vuelve el Pendón y caballería, como la víspera antecedente. Y en casa del alférez se quedan a comer los caballeros que quieren, y todo el día se festeja con banquetes, toros y otros entretenimientos”. Hasta aquí Valadés. “En la víspera y día de San Hipólito se adornaban las plazas y calles desde el palacio hasta San Hipólito, por la calle de Tacuba por la ida, y por las calles de San Francisco para la vuelta, de arcos triunfales de ramos y flores, muchos sencillos y muchos con tablados y capiteles con altares e imágenes, capillas de cantores y ministriles. Sacábanse a las ventanas las más vistosas, ricas y majestuosas colgaduras asomándose a ellas las nobles matronas, rica y exquisitamente aderezadas. Para el paseo, la nobleza y caballería sacaba hermosísimos caballos, bien impuestos y costosísimamente enjaezados; entre los más lozanos (que entonces no por centenares, si por millares de pesos se apreciaban) salían otros no menos vistos, aunque por lo acecinado pudieran ser osamento y desecho de las aves, aunque se sustentaban a fuerza de industria contra la naturaleza, que comían de la real caja sueldos reales por conquistadores, cuyos dueños, por salir aquel día aventajados (por retener el uso del Pendón antiguo), sacaban también sus armas, tanto más reverendas por viejas y abolladas, que pudieran ser por nuevas, bien forjadas y resplandecientes. Ostentaban multitud de lacayos, galas y libreas. Clarines, chirimías y trompetas endulzaban el aire. El repique de todas las campanas de las iglesias, que seguían las de la Catedral, hacían regocijo y concertada armonía”. Como esa solemnidad se verificaba en lo más fuerte de la estación de las lluvias, sucedía a veces que la comitiva, sorprendida por el agua, se refugiaba en los primeros zaguanes que encontraba abiertos, hasta que pasada la tormenta, continuaba su camino. Sabido por el rey, despachó una cédula en términos muy apremiantes, prohibiendo que tal cosa se hiciera, sino que a pesar de la lluvia continuase adelante la procesión, y así se cumplió. Por ser muy grandes los gastos que la fiesta ocasionaba al regimiento encargado de llevar el pendón, la ciudad le ayudaba con tres mil pesos de sus propios. Andando el tiempo decayó tanto el brillo de esa conmemoración anual de la conquista, que en 1745 el virey, por orden de la corte, hubo de imponer una multa de quinientos pesos a todo caballero que siendo convidado dejase de concurrir sin causa justa. La ceremonia, que en sus principios fue muy lucida, vino después a ser ridícula, cuando el paseo se hacía ya en coches, y no a caballo, y el pendón iba asomado por una de las portezuelas del coche del virrey. Las cortes de España la abolieron por decreto de 7 de enero de 1812, y la fiesta de San Hipólito se redujo a que el virrey, audiencia y autoridades asistieran a la iglesia, como en cualquiera otra función ordinaria. Inútil es decir que hasta esto cesó con la Independencia. JOAQUÍN GARCÍA ACAZBALCETA.148
Este es pues, lo que se puede anotar y recoger sobre un majestuoso acontecimiento sobre lo que fue la significativa fiesta del “paseo del Pendón” o “memoria de la conquista”.
Retrato de un joven Artemio de Valle-Arizpe. 148
Francisco Cervantes de Salazar: México en 1554. Tres diálogos latinos traducidos: (Joaquín García Icazbalceta). Notas preliminares: Julio Jiménez Rueda. México, 3ª edición, Universidad Nacional Autónoma de México, Coordinación de Humanidades, 1964. VIII-130 p. (Biblioteca del estudiante universitario, 3)., p. 124129.
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NÚMERO 2: “En búsqueda de lo que no está perdido. Relaciones taurinas novohispanas: de la sorpresa a los nuevos hallazgos”.149 Hace algunos años tuve oportunidad de ver publicado un trabajo de magnitudes importantes. 150 En dicho estudio están contenidas aproximadamente 100 citas sobre relaciones de fiestas taurinas. Muchas de ellas tocan apenas el tema, pues tratan la generalidad de festejos y celebraciones habidos para recordar la llegada de un virrey, las bodas reales, nacimiento de infantes de casas reinantes como la de los Austrias y los borbones; canonización de santos, o por la culminación de obras públicas como la del acueducto de Querétaro, entre otros. Apenas unos cuantos son en su totalidad reseñas taurinas. Tal es el caso de la Descripción en Octavas Reales de las Fiestas de Toros, Cañas y Alcancías, con que obsequió México a su Virrey el Marqués de Villena en 1640 de María de Estrada Medinilla que desgraciadamente no ha podido localizarse. También del año 1786: Pasajes de la Diversión de la Corrida de Toros por menor dedicada al Exmo. Sor. Dn. Bernardo de Gálvez Virrey de toda la Nueva España cuyo autor es Manuel Quiroz y Campo Sagrado (manuscrito). En todos ellos existe completa narración de cómo se desarrollaron los fastos, quiénes intervinieron, cómo vistieron, en qué plaza celebraron las demostraciones entre otros interesantes datos que dan cuenta cabal de la fiesta novohispana, convirtiéndose al fin y al cabo en noticia y antecedente de lo que durante el siglo XIX será la crónica de toros, propiamente dicha. Ahora que han pasado algunos años encuentro en dicha recopilación una serie de defectos importantes como, por ejemplo: un levantamiento de información apoyándose de la cronología -para llevar un orden- pero sin más cuerpo que unos cuantos datos, dándole al tratamiento un aire de positivismo y desde luego visiones generales realizadas antes de acumular una experiencia académica durante mis estudios de posgrado en la facultad de Filosofía y Letras en la Universidad Nacional. Luego de asimilar todo ese aprendizaje las perspectivas son diferentes. Asimismo, y por el hecho de continuar las investigaciones en torno a la actividad torera novohispana en apoyo de fuentes distintas, encuentro datos que pueden dar soporte a un capítulo que bien podría integrarse como enriquecimiento, traducido en joyas bibliográficas localizadas en paseos de deleite y de sorpresa por esas páginas de libros maravillosos. A continuación reproduzco lo que podría ser un capítulo nuevo al estudio de amplias proporciones mencionado en la apertura de este breve ensayo. Me apoyaré en la obra de Guillermo Tovar de Teresa: Bibliografía novohispana de arte, primera y segunda parte. Impresos mexicanos relativos al arte de los siglos XVI al XVIII, consciente de que la edición de José Mariano de Beristain y Souza: Biblioteca Hispano Americana Septentrional es también fuente de invaluables datos al respecto (pero no consultada en esta ocasión). Sin faltar los trabajos de José Toribio Molina: La imprenta en Oaxaca, Guadalajara, Veracruz, Mérida y varios lugares. 1720-1820; Felipe Teixidor: Adiciones a la imprenta en la Puebla de los Ángeles; José Toribio Medina: La imprenta en la Puebla de los Ángeles. Y la última de ellas, recién consultada, la de Dalmacio Rodríguez Hernández: Texto y fiesta en la literatura novohispana (1650-1700). Prefacio de José Pascual Buxó. México, Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Bibliográficas y Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, 1998. 280 p. (Estudios de Cultura Literaria Novohispana, 13). [1] 1579. Morales, Pedro de: Carta del Padre Pedro de Morales de la Compañía de Jesús Para el Muy Reverendo Padre Everardo Mercuriano, General de la misma Compañía. En que se da relación de la Festividad que en esta insigne Ciudad de México se hizo este año de setenta y ocho, en la 149
José Francisco Coello Ugalde: Aportaciones Histórico-Taurinas AHT Nº 1, 9. 10 p. José Francisco Coello Ugalde: Relaciones taurinas en la Nueva España, provincias y extramuros. Las más curiosas e inéditas, 1519-1835. México, Instituto de Investigaciones Bibliográficas, Universidad Nacional Autónoma de México, 1988. 293 p. Facs. 150
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colocación de las Santas Reliquias que nuestro muy Sancto Padre Gregorio XIII, les embió. (...) Con licencia en México. Por Antonio Ricardo, Año 1579.151 [2] 1604. Balbuena, Bernardo de: GRANDEZA MEXICANA del Bachiller (...), Dirigida al Ilustrísimo y Reverendísimo Don Francisco García de Mendoza y Zúñiga, Arzobispo de México. Del Consejo de su Majestad. CON PREVILEGIO. En México por Melchior Ocharte. Año de 1604. 152 (Otras ediciones: 1829, Madrid, Miguel de Burgos; 1860, México). [3] 1613. Alemán, Mateo: Sucesos de D. Frai García Guerra, Arzobispo de México, a cuyo cargo estuvo el gobierno de la Nueva España. A Antonio de Salazar Canónigo de la Santa Iglesia de México, mayordomo y administrador general de los diezmos y rentas de ella: Por el Contador Mateo Alemán, criado del rey nuestro señor. Con licencia en México. En la emprenta de la Viuda de Pedro Balli. Por C. Adriano César. Año de 1613.153 [4] 1646. Castillo (Fr. Jacinto): Descripción histórica de las públicas demostraciones de alegría con que se celebró en Antequera de Oaxaca la elección de provincial del M.R.P.M. Fr. Martín de Requena. Por Fr. Jacinto Castillo. México, 1646, 4º.154 [5] 1649. Salmerón, Pedro: Relación de la consagración del suntuoso Templo de la Catedral de Puebla, hecha por el Excmo. é Illmo. Sr. D. Juan de Palafox, su Obispo y Virey de la Nueva España. Con las fiestas, y regocijos, que la Ciudad hizo en ella. Por D. (...) Puebla de los Ángeles, 1649. Contiene la descripción del Templo, las ceremonias de la consagración, las fiestas que hizo la Ciudad y la despedida del Prelado consagrante á los reinos de Castilla. 155 [6] 1659. Gutiérrez de Arjona, Pedro: Genealógico Athlante, Mercurial Augusto Que en la festiva pompa, Universal Júbilo y comunes gozos, consagró la Ciudad de Antequera, su Cabildo y Regimiento a los felices Natales del PRINCIPE NUESTRO SEÑOR, DON PHELIPE PROSPERO que Dios guarde. Dispúsolo y ahora lo escribe el licenciado (...), Colegial y Rector que fue del Colegio Viejo de Nuestra Señora de Todos Santos de la Ciudad de México, Abogado de su Real Audiencia, Regidor, y Correo Mayor de la Ciudad de Antequera, y Alcalde Mayor de las cuatro Villas del Marquesado del Valle de Oaxaca. Refiérela a la GRANDEZA DEL EXCELENTÍSIMO SEÑOR DUQUE DE ALBURQUERQUE Virrey desta Nueva España. En la Imprenta de la viuda de Bernardo Calderón, año de 1659.156 [7] 1662. Ramírez de Vargas, Alonso: Descripción poética de las fiestas reales que se celebraron en México por el nacimiento del príncipe don Carlos, por (...). Imp. Por Juan Ruiz, México, 1662. 157 [8] 1663. Arjona Pedro de: Augural MITHOLÓGICO, que la ciudad de Antequera, dedicó al Serenísimo Príncipe de las Españas Don CARLOS IOSEPH Nuestro Señor; en los felicísimos días de la Augusta celebración de sus natales. Escrivíalo, y disponíalo, el Licenciado (...), Colegial, y Rector, 151
Guillermo Tovar de Teresa: Bibliografía novohispana de arte (Primera parte) Impresos mexicanos relativos al arte de los siglos XVI y XVII. Prólogo de José Pascual Buxó. México, Fondo de Cultura Económica, 1988. 382 p. Ils., facs., p. 35. 152 Op. Cit., p. 44-47. 153 Ibidem., p. 52-54. 154 Ibid., p. 110. 155 José Toribio Medina: La imprenta en la Puebla de los Ángeles. 1ª edición facsimilar. México, Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Bibliográficas, 1991. L-823 p. Facs., p. 18. 156 Tovar de Teresa: Bibliografía novohispana…, op. Cit., p. 175-176. 157 Dalmacio Rodríguez Hernández: Texto y fiesta en la literatura novohispana (1650-1700). Prefacio de José Pascual Buxó. México, Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Bibliográficas y Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, 1998. 280 p. (Estudios de Cultura Literaria Novohispana, 13)., p. 173.
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que fue del Colegio Viejo de N. Señora de Todos Santos de la Ciudad de México, Abogado de la Real Audiencia de esta Nueva España y Regidor de dicha ciudad (...) En México, por la Viuda de Bernardo Calderón, año de 1663.158 [9] 1664. Ramírez de Vargas, Alonso: ELOGIO PANEGÍRICO FESTIVO APLAUSO iris político, y diseño triunfal de Eneas verdadero, con que la Muy Noble, y Leal Ciudad de México, recibió al Exmo. Señor D. ANTONIO SEBASTIÁN DE TOLEDO, Y SALAZAR; MARQUÉS DE MANCERA. Señor de las Cinco Uillas, y de la del Marmol, Caballero de la Orden de Alcántara: Administrador perpétuo de Puerto Llano; del Consejo de Guerra Virrey, Gobernador, y Capitán de esta Nueva España (...) A quien lo consagra DON (...). Con licencia: en México, por la Viuda de Bernardo Calderón, año de 1664.159 [10] 1668. Ramírez de Vargas, Alonso: Descripción de la alegre venida y vuelta de la milagrosa imagen de Nuestra Señora de los Remedios a esta Ciudad de México el año de mil seiscientos sesenta y ocho, por causa de la gran sequedad y epidemia de viruelas, &. C. Sácala a luz en esta nueva impresión D. Joseph de Barreda. Cádiz. Impresa por Jerónimo Peralta, 1725. 160 [11] 1670. Ramírez de Vargas, Alonso: Descripción poética de la máscara y fiestas que a los felices años, y salud restaurada de el Rey Nuestro Señor, Carlos II (que Dios guarde), hizo la nobleza de esta imperial Ciudad de México, cuya disposición logró el cuidado de el muy ilustre Señor Conde Santiago de Calimaya, Adelantado de la Isla Filipinas &. C. y del Señor Don Diego Espejo Maldonado, caballero de la orden de Santiago, Alguacil Mayor que fue de la Contratación de Sevilla y Corregidor actual de ésta de México. Celebrando en los años de Su Majestad los deseados a la prorrogación del Excelentísimo Señor Marqués de Mancera, Virrey de esta Nueva España. Que escribía D. (...). Conságrala a Su Excelencia. Con licencia. Impreso en México. Por Juan Ruiz. Año de 1670. 161 [12] 1677. Ramírez de Vargas, Alonso: SENCILLA NARRACIÓN, ALEGÓRICO FIEL TRASUMPTO, DIBUJO EN SOMBRAS Y DISEÑO ESCASO DE LAS FIESTAS GRANDES CON QUE SATISFIZO EN POCA PARTE AL DESEO, EN LA CELEBRADA NUEVA FELIZ DE HABER ENTRADO EL REY NUESTRO SEÑOR, DON CARLOS SEGUNDO (QUE DIOS GUARDE), EN EL GOBIERNO, EL ILUSTRÍSIMO Y EXCELENTÍSIMO SEÑOR MAESTRO DON FRAY PAYO ENRÍQUEZ DE RIBERA, DEL CONSEJO DE SU MAJESTAD, DIGNÍSIMO ARZOBISPO DE MÉXICO, VIRREY, GOBERNADOR Y CAPITÁN GENERAL DESTA NUEVA ESPAÑA Y PRESIDENTE DE LA REAL AUDIENCIA, QUE EN ELLA RESIDE, Y A CUYA ALTA PROTECCIÓN LA DIRIGE SEGURO Y LA CONSAGRA HUMILDE DON ALONSO RAMÍREZ DE VARGAS. Con licencia en México. Por la viuda de Bernardo Calderón. Año de 1677. 162 [13] 1688. Valtierra, P. Manuel de: Sol en León, ascendencia esclarecida. ✝ Exaltación gozosa. ✝ Discurrida en las empressas, y Symbolos Políticos de el Arco Triumphal, que erigió la Ciudad de la Puebla de los Ángeles, para el día diez, y feis de Octubre de ochen- ✝ ta y ocho deftinado a la Solemne, y ✝ [ ✝ ] feliz entrada de [ ✝ ] el Excellentissimo Señor Don Gafpar de la Cerda, Sandobal, Sylva, y Mendoza, Conde de Galve, Gentilhombre de la Camara de fu Mageftad, Señor de las Uillas de Sacedon, y Tortola, Caballero del Orden de Alcantara, y comendador de Zalamea, y Ceclavin (...) Con Licencia, en la Puebla de los Ángeles, en la Imprenta Nueva [ ✝ ]. Plantiniana de
Tovar de Teresa: Bibliografía novohispana…, op. Cit., p. 186-188. Ibidem., p. 188-189. 160 Rodríguez Hernández: Texto y fiesta…, op. Cit., p. 175. 161 Ibidem., p. 176. 162 Ibid., p. 178-179. 158 159
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Diego Fernández de León.-[ ✝ ] Por el P. Manvel de Valtierra de la Compañía de Jesvs.163 [14] 1691. Métrica panegyrica descripción De las plaufibles fieftas, que, á dirección del Exmo. Señor Conde Galve, Virrey, y Capitán General defta Nueva-España, fe celebraron, obfequiosas, en la muy Noble, y leal Ciudad de México, al feliz Cafamiento de Nuestro Catholico Monarcha D. Carlos Segundo, con la Auguftiffima Reyna y Señora Doña Maria-Ana Palatina del Rhin, Babiera, y Neuburg. Verfifica fu narración, vn corto Ingenio Andaluz, hijo del Hafpalenfe Betis; cuyo nombre fe ommite, porque (no profeffando efta Ciencia) no fe le atribuya á oficio, lo que folo es en él (aunque tofca) habilidad. Dedicado a la Excelentiffima Señora Doña Elvira de Toledo, y Osorio, Condefa de Galve, Virreyna defta Nueva-Efpaña, á cuyos pies fe poftra el Author. Con licencia. En México: por Doña María de Benavides Viuda de Juan de Ribera en el Empedradillo. Año de 1691. 164 [15] 1701. Montoya y Cárdenas, Ambrosio Francisco: Diseño festivo del amor. Obstentativa muestra de la lealtad, acclamacion alegre Con que la muy noble, Augufta Imperial Ciudad de la Puebla de los Ángeles en el dia diez de Abril del año de 1701. Juro por fu Rey, y Señor natural al Invinctiffimo Señor D. Phelipe V. de efte nombre, Monarcha Supremo de dos Mundos. Que efcrivia D. (...) Clérigo Presbytero defte Obifpado de la Puebla. Impresso: En la Puebla, poa (sic) los Herederos del Capitan Juan de Villa Real, en el Portal de las flores.165 [16] 1701. Isla (José Francisco de): BUELOS de la Imperial Aguila Tetzcucana, A las radiantes Luzes, de el Luminar mayor de dos Efpheras. Nuestro Inclito Monarca, el Catholico Rey N. Sr. D. Phelippe Qvinto [Que Dios guarde] Cuia fiempre Augufta Real Mageftad, aclamó jubilosa la Americana Ciudad de Tetzcuco, el día 26 de Junio de efte año de 1701. Siendo Alferes Real en ella El Cap. don Andrés de Bongoechea y Andvaga, Alcalde, que fue de la Santa Hermandad, por los Hijofdalgo de la Villa de Oñate, fu Patria en la Noble Provincia de Guipufca, en la Cantabria. Descrivelos [Con vna Pluma de fobredicha Aguila, de fu Patrio nido] Joseph Francisco de Isla: Dedicándolos Al Cap. Don Miguel Velez de la Rea, Cavallero del Orden Militar de Santiago, Diputado Mayor de la Contratación de la Flota de Efpaña, etc. De cargo del Almirante General D. Manuel de Velasco. Con licencia: En México, por los herederos de la viuda de Bernardo Calderón. 166 [17] 1701. Amescua (Miguel de): RAMILLETE Compuefto de las mas hermofas fragantes flores, que en varias y diverfas eftaciones de tiempos llevó la antigüedad en fus mas floridos Heroes, Y EN NVESTRO TIEMPO En el Parayfo de Efpaña, y en los huertos de las Indias fe juntaron EN LAS ROSAS DE CASTILLA, Y FLORES DE LIS, QUE FORMAN La Amenifsima Persona, y Floridifsima Mageftad del Fuavifsimo Señor Rey de Europa, y Emperador de la America D. PHILIPO QUINTO, (QUE DIOS GUARDE) A quien con Real aparato y fumptuosa pompa el Lunes 25 de Iulio de efte año de 1701, aclamó por Rey en nombre de todo efte Reyno, Don Ivan Baptista Pandvro nuevamente electo por Alferes Real, con assistencia de la Real Audiencia, y Cavildos Ecclefiaftico, y Secular. Y autorifado del muy illuftre Señor DOR. DON ALONSO DE CEVALLOS Y VILLAFUTIERRE del Orden de Alcantara del Confejo de fu Mageftad, Fifcal que fue del Tribunal del Santo Oficio de la Inquifision de la Nueva Efpaña, Governador actual defte Reyno de la Nueva Galicia, y Prefidente de la Real Audiencia que en él refide. Sacada a Luz Por el Capitán DON MIGUEL DE AMESQUA Tehforero de la Santa Cruzada, quien por fin, y en nombre de etta Ciudad de Guadalaxara la dedica, y confagra como á fu dueño, y Señor A la Sacra Catholica, y Real Mageftad del Rey nueftro Señor. Con licencia: en México por los Herederos de la Viuda de Francifco Rodríguez Lupercio, en la puente de Palacio. Año de 1701.167 José Toribio Medina: La imprenta en la Puebla…, op. Cit., p. 71. Tovar de Teresa: Bibliografía novohispana…, op. Cit., p. 335. 165 José Toribio Medina: La imprenta en la Puebla…, op. Cit., p. 156-158. 166 Guillermo Tovar de Teresa: Bibliografía novohispana de arte (Segunda parte) Impresos mexicanos relativos al arte del XVIII. México, Fondo de Cultura Económica, 1988. 414 p. Ils., facs., p. 11-16. 167 Op. Cit., p. 17-19. 163 164
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[18] 1701. MENDIETA REBOLLO (Gabriel): SVMPTUSO, Festivo Real Aparato, en que explica su lealtad la fiempre Noble, Illuftre Imperial, y Regia Ciudad de México, Metropoli de la America y Corte de fu Nueva-Efpaña. En la Aclamación del Mvy Alto, Mvy Poderoso, Mvy Soberano Principe. D. PHELIPE V su catholico dveño. Rey de las Españas. Emperador de las Indias (que Dios Guarde, quanto la Criftiandad ha menefter) Execvtada Lunes quatro de abril del año de 1701. Por D. Migvel de Cvevas Davalos y Lvna, Alferez Mayor en Turno Annual de México; Assistida de Sv Real Audiencia, y Tribunales. Auytorizada por el Exmo. Sr. D. Joseph Sarmiento Valladares, Cavallero del Orden de Santiago, Conde de Moctezuma y de Tula, Visconde de Ylucan, Señor de Monte-Rozano de la Pefa, Alguacil Mayor, propietario de la Inquificion Mexicana, Virrey, Governador, y Capitan General de la Nueva-Efpaña, y Prefidente de fu Real Audiencia. Escriviala Don Gabriel de Mendieta, Revollo, Hijo de efta Imperial Ciudad de México, y Efcrivano Mayor de fu Ayuntamiento. Impreso, en México, en la imprenta de Juan Joseph Guillena Carrafvofo. Año de 1701. 168 Citado en: ROMERO DE TERREROS, Manuel (C. De las Reales Academias Española, de la Historia y de Bellas Artes de San Fernando).169 [19] 1701. Festivo y Real Aparato, conque explicó su lealtad, la muy Noble e Ilustre Ciudad de Pátzcuaro, Provincia de Michoacán, en la aclamación de la Católica Majestad de Felipe V, Rey de las Españas y de las Indias, que Dios guarde, como la Cristiandad ha menester, ejecutada el jueves 5 de mayo de 1701, por el Regidor, Don Antonio de Cabrera que hizo el oficio de Alférez Mayor, por Superior Secreto del Real Acuerdo, que dio la facultad al Ilustre Cabildo de esta Ciudad en caso de legítimo impedimento del Alférez Mayor de esta Ciudad que lo es Don Miguel de Peredo, Caballero de Orden de Calatrava. En Archivo General de Indias (Sevilla, España). Sección Audiencia de México, legajo 1116, Índice de cédulas que se hallan en los libros de Cámara de 1670 a 1719, folio 376.170 [20] 1701. Noticia de la Real acclamacion, que debió hazer, é hizo la muy noble, y muy leal Ciudad de los Ángeles en la Jura de la Cesarea, y Cathólica Magestad del Señor D. Philipo V. Rey de ambas Españas.171 [21] 1708. Heredia, Antonio: Relación de las fiestas con que la Ciudad de la Puebla celebró el nacimiento del Príncipe D. Luis I. Por D. (...). Puebla de los Ángeles, 1708. 172 Otro dato que corresponde a la misma celebración, pero ocurrido en la ciudad de Zacatecas, es el que lleva el siguiente título: Breve relación de las alegres demostraciones que hizo la siempre Noble y Leal siempre Ciudad de Nuestra Señora de los Zacatecas, en el nacimiento de Nuestro Príncipe y Señor Don Luis Fernando en los días veinte y tres y veinte y cuatro de este corriente mes de julio y año de 1708, datos que se recogen en la publicación denominada “El Pregonero…”,173 y que a su vez fueron localizados en diversas actas de cabildo del propio Archivo Histórico de de Estado de Zacatecas. 174 168
Ibidem., p. 19-25. Manuel Romero de Terreros (C. De las Reales Academias Española, de la Historia y de Bellas Artes de San Fernando): APOSTILLAS HISTÓRICAS. México, Editorial Hispano Mexicana, 1945. 236 p. Ils., retrs. 170 Enrique Soto González: FIESTAS REALES Y PONTIFICIAS EN PATZCUARO. Pátzcuaro, Michoacán, Talleres Gráficos del CREFAL, 1991. 107 p. Ils., grabs. 171 Felipe Teixidor: Adiciones a la imprenta en la Puebla de los Ángeles. Primera edición facsimilar. México, Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Bibliográficas, 1991. 620 p. Facs., p. 91. 172 José Toribio Medina: La imprenta en la Puebla…, op. Cit., p. 169. 173 “El Pregonero de la muy noble y leal Ciudad de Nuestra Señora de los Zacatecas”. Órgano de difusión del Archivo Histórico del Estado de Zacatecas. 2ª época, año 2004, Zacatecas, abril-mayo, Nº 4 y 5. 174 Archivo Histórico del Estado de Zacatecas. Fondo: Ayuntamiento. Serie: Actas de Cabildo. Lb. 10, fojas varias. 169
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[22] 1709. Gómez de la Parra, José: Famosos trivmphos y victoriosos tropheos, qve el día 15. de Jvlio del año de 1708, el primero de el feftivo triunfo, que celebró el Illmo. V. Dean y Cabildo, Sede Bacante, de la Santa Iglefia Cathedral de la Ciudad de la Puebla de los Ángeles en la Nueva-Efpaña en honor de la Immaculada Concepción de Maria SS. N. S. fu titular, para dar gracias á Dios N.S. por el feliz Nacimiento de fu Alteza. El S.r D. Lvis I. Principe de las Astvrias. Prenvncio a la fiempre Augufta y Catholica Mageftad de El S.r D. Felipe V. Rey de Efpaña y Emperador de las Indias, su excelfo Padre (...) Con licencia: En la Officina de D. Joseph Perez.175 [23] 1709. Heredia, Antonio de: Elogio Genethiaco, festivo pean, que en un carro triumphal en las fiestas, conque esta muy Noble, y Cefarea Ciudad de la Puebla de los Ángeles. Celebró el feliz nacimiento de nuestro príncipe y señor D. Lvis Felipe execvto el comercio de ella, por mandato del Señor Don Jvan Joseph de Veitia Linage, y dirección de los Capitanes de fus Compañías del Batallón. A quien lo dedican. El Bachiller Antonio de Heredia, Médico y natural de dicha Ciudad. Con licencia de los Superiores: En la Puebla en la Imprenta de D. Joseph Pérez, año de 1709. 176 [24] 1711. OROZCO (Juan Felipe de): RELACIÓN De la plaufible Real folemnidad con que efta Ilustre, y Leal Ciudad de Durango, Caveza del Reyno de efta Nueva Vifcaya, celebró la Jura de nueftro Principe de las Afturias (+) el Señor (+) D. LUIS FERNANDO, Como heredero de los Reynos de Efpaña por Primogenito de nueftro Monarcha, señor PHILIPO QVINTO Emperador de efte NuevoMundo, á quien Dios profpere, y guarde dilatados años. Sacala a luz, Don Jvan Phelipe de Orozco, y Molina Fator, y Contador de la Real hazienda, y Caja de efte Reyno, Alferez Real de efta Proclamación, echa á 20 de Henero de 1711. Y la dedica al Exc. Sr. D. Fernando de Alencafter Noroña, y Silva Duque de Linares, Marques de Valde-fuentes y de Govea, Conde de Portoalegre, Comendador mayor de la Orden de Santiago en el Reyno de Portugal, Gentilhombre de la Camara de fu Mageftad, y de fu Confejo, fu Virrey lugar Theniente, Governador, y Capitan General defta NuevaEfpaña, y Prefidente de su Real Audiencia. Con licencia de los Superiores, en México, en la Imprenta de Miguel de Ortega, y Bonilla. Año de 1711.177 [25] 1712. MONTAÑO (Tomás): VOZES DE LA LEALTAD alborozos de la fidelidad. Solemnidad plaufible, que en acción de gracias por los felices fuceffos de las Efpañolas armas, y trumphos de fu invenfible Monarcha D. PHILIPPO V qve Dios Guarde. Confagró la Santa Yglefia de Valladolid de Michoacán, y fu meritiffimo Prelado el Ill. Sr. D.D. PHELIPE IGNACIO TRUXILLO, y Guerrero de el Confejo de fu Mageftad, Obifpo electo de Michoacán, A quien las dedica el que las predicó, y descrive, el DR. Y MRO. D. THOMAS MONTAÑO, Prebendado de dicha Santa Iglefia, Juez Superintendente del Colegio de San Nicolas de dicha Ciudad, y Examinador Synodal del Obifpado de Michoacán. Con licencia de los Svperiores, impresso en México, por los Herederos de la Viuda de Francisco Rodriguez Lupercio, en la Puente de Palacio. Año de 1712. 178 [26] 1720. PISCINA ZACATECANA. Descripción de las fiestas que se hicieron en la solemne dedicación del templo de San Juan de Dios de Zacatecas. Por D. Juan Santa María Maraver, presbítero, natural de dicha ciudad. México, por Rodríguez Lupercio, 1720. 4º. 179 [27] 1749. DESCRIPCION de las demostraciones Con que fe particularizó El Comercio de la Ciudad de Guadalaxara, Reyno de la Nueva Galicia, Los días 14 de Octubre, y figuientes de 1747 años. En la proclamación, que su Noble Ayuntamiento Solemnizó a Nro. Catholico Monarcha El Señor D. FERNANDO VI. Rey de España, y de las Indias, que Dios guarde muchos años. A cuya Invicta 175
Ibidem., p. 171-172. Teixidor: Adiciones a la imprenta…, op. Cit., p. 101 y 304. 177 Tovar de Teresa: Bibliografía novohispana…, op. Cit., p. 47. 178 Ibidem., p. 53-54. 179 Ibid., p. 364. 176
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Magestad la dedican atentos los Diputados que la fufcriben. (Con licencia de los Superiores.) Impreffa en México por la Viuda de D. Joseph Bernardo de Hogal. Calle de las Capuchinas. Año de 1749. 180 [28] 1768. Breve descripción de los sucesos festivos, con que la ciudad de Puebla de los Angeles celebro el decreto de su santidad, de 12 de septiembre del año pasado de 1767 de la fama de santidad, virtudes y milagros en general del v. señor D. Juan de Palafox y Mendoza. Puebla de los Angeles: Colegio Real de San Ignacio de la Puebla de los Ángeles, 1768. 45 p.: retr.; 20 cm. Con licencia: en Madrid en la Imprenta de D. Manuel Martín. 181 [29] 1769. Ruiz, Tomás Antonio: Succinta descripción de las fiestas que en esta ciudad de la Puebla se hicieron a la noticia gustosa de haver aprobado el Summo Pontifice la fama de Santidad, Virtudes y Milagros en General del Ven. Ilmo y Excmo. Sr. D. Jvan de Palafox y Mendoza, en cuyo asunto es tan interesado, por lo mucho que le venera, el Ilmo. Sr. Dr. D. Francisco Fabian y Fvero nuestro amado Principe. Es fu Autor D. (...), Vicario de esta dicha Ciudad.182 [30] 1809. García Quiñones, José: Descripción de las demostraciones Con que la muy Noble y muy Leal Ciudad de la Puebla de los Ángeles, segunda de este Reyno de Nueva España, Con su Presidente el Señor D. Manuel de Flon, Conde de la Cadena, Gobernador Político y Militar en ella, Intendente en su Provincia, Coronel de los Reales Exércitos, y Comandante de la segunda Brigada: El Illmo. Sr. Dr. D. Manuel Ignacio González del Campillo, del Consejo de S.M. meritisimo Obispo de esta Diócesis, con su M.I.V. Sr. Dean y Cabildo (...) En la Imprenta de D. Pedro de la Rosa. Año de 1809.183 [31] 1814. Relación de las fiestas con que en la ciudad de Guadalaxara, capital del Reyno de la Nueva Galicia en la América Septentrional se celebró la libertad y regreso de nuestro amado Soberano el señor Don Fernando VII. á la capital de sus dominios. En la oficina de Don José Fructo Romero.184 [32] 1604. El poeta Arias de Villalobos, nacido en Jerez de los Caballeros y vecino de México, escribió una barroca descripción de las fiestas de la Jura de Felipe IV llamada Obediencia que México, cabeza de la Nueva España, dio a la Majestad del Rey Don Felipe de Austria... En este libro está, además, un discurso en verso “del estado de la Ciudad de México”, por lo cual don Genaro García, cuando lo reeditó, en 1907, le llamó México en 1623, aun cuando este discurso versificado había sido escrito años antes.185
Estas 32 diferentes noticias, sobre otros tantos acontecimientos, llenan un espacio siempre dispuesto a presentar luces de nuevo brillo que van apareciendo en el horizonte de la historia taurina de la Nueva España, que, como vemos, nos presenta curiosos hechos que van contando historias sobre ese pasado que parecía escaso y pobre en información. Aquí, tan sólo, al escudriñar en las fuentes consultadas al efecto, encontramos que las fiestas son elemento imprescindible, gozo popular del que no se sustrae la población novohispana, siempre al tanto de la llegada de noticias de ultramar, o por los acontecimientos que al surgir 180
Ib., p. 273-274. José Toribio Medina: La imprenta en la Puebla…, op. Cit., p. 419. 182 Ibidem., p. 645. 183 Ibid., p. 682-683. 184 José Toribio Molina: La imprenta en Oaxaca, Guadalajara, Veracruz, Mérida y varios lugares. 17201820. México, Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Bibliográficas, 1991. 116 p. Facs., p.79-80. 185 Francisco de la Maza: LA MITOLOGÍA CLÁSICA EN EL ARTE COLONIAL DE MÉXICO. México, Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Estéticas, 1968. 251 p. Ils., facs. (Estudios y fuentes del arte en México, XXIV)., p. 50. 181
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aquí, daban pie a la conmemoración. Y aunque extemporánea, la celebración colectiva, cerraba el círculo de aquella “invadida felicidad” mostrada, desde las autoridades hasta el pueblo llano.
Obra de Germán Gedovius.
NÚMERO 3: Adiciones de impresos novohispanos cuyo espíritu y contenido se declaran taurinos. 186 Visitando una vez más a la mí Universidad Nacional, me dejo llevar por una de las rutas más maravillosas que puede hacer quien se considere deseoso del aprendizaje: una librería. Efectivamente, al pasar frente a Rectoría, donde se encuentra esa “tienda del saber”, encontré un fabuloso volumen, obra de José Pascual Buxó, para mejor detalle el cual, luego de su rápida revisión y lectura tuve como resultado una cantidad notable de nuevos datos que se agregan a los ya viejos apuntes que tuve a bien realizar en tres diferentes épocas al respecto de la concentración de datos sobre descripciones de fiestas en el virreinato.187 Respecto a la obra del reconocido maestro universitario José Pascual Buxó,188 me parece oportuno realizar un nuevo apunte que fortalezca la visión que tenemos hoy en día sobre el inmenso bagaje al que acudieron diversos autores novohispanos para explicarse, y explicarnos a través del tiempo, cuál fue el significado que representó para ellos un numeroso conjunto de fiestas y celebraciones que ocurrieron a lo largo de aquel periodo histórico como reflejo de la intensidad que proyectó no solo el estado. También la iglesia, como dos de los fundamentos estamentales capaces de estimular no solo el gozo inicial debido a las noticias de ellos generadas, sino por todo el proceso echado a andar con toda esa maquinaria en la que participaron infinidad de personajes quienes al disponerse y sumarse a la conmemoración ¡Oh, cuántos plazeres España sintió / en todos lugares haziendo alegrías, / fiestas las noches y fiestas los días (...), según reza el romance de Juan del Enzina, se daba como resultado 186
José Francisco Coello Ugalde: AHT Nº 18, 1. 11 p. José Francisco Coello Ugalde: Novísima grandeza de la tauromaquia mexicana (Desde el siglo XVI hasta nuestros días). Madrid, Anex, S.A., España-México, Editorial “Campo Bravo”, 1999. 204 p. Ils, retrs., facs. --: Relaciones taurinas en la Nueva España, provincias y extramuros. Las más curiosas e inéditas 15191835. México, Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Bibliográficas, 1988. 293 p. facs. (Separata del boletín, segunda época, 2). También a este otro: José Francisco Coello Ugalde: AHT Nº 1: Curiosidades taurinas de antaño, exhumadas hogaño y otras notas de Nuestros días Nº 1. “En búsqueda de lo que no está perdido. Relaciones taurinas novohispanas: De la sorpresa a los nuevos hallazgos (ya citada párrafos arriba). 188 José Pascual Buxó: Impresos novohispanos en las bibliotecas públicas de los Estados Unidos de América (1543-1800). México, Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Bibliográficas, 1994. 285 p. Ils., facs. (Serie Guías). 187
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una memoria sin igual, traducida en las ya mencionadas relaciones o descripciones de fiestas, asunto que por su particular naturaleza, vuelvo a estudiar, agregándose los datos que aporta Buxó en su obra aquí consultada. [33] Pág. 31: Relación de la grandiosa victoria que... el señor Príncipe Filiberto de Austria... Alcanzó en Mar... México: Iuan Ruyz, 1624. (Copia fotostática). nypl. [34] Pág. 35: BOCANEGRA, Matías (atribuido): Addición a los festexos que... se hizieron al Marqués mi señor... México: Bernardo Calderón, 1640. hsa [35]
--: Comedia de San Francisco de Borja... México, 1640. yale (México He 93M 055)
[36] Pág. 37: TORRES, Nicolás de: Festín hecho por las morenas criollas de la muy noble... ciudad de México. Al recebimiento del excmo. Señor Marqués de Villena... México, 1640. yale, hsa [37] Viage de tierra y mar, feliz por mar y tierra que hizo el Virrey Marqués de Villena. De Cristóbal Gutiérrez de Medina. México: Iuan Ruyz, 1640. hsa, dlc, rpb (2.9; A43-1675), jcb. [38] BOCANEGRA, Matías (atribuido). Zodíaco Regio, templo político, al... Marqués de Villena... México, 1641 (Incluye Viage por tierra y mar del Excellentissimo... Marqués de Villena, pt. 4). hunt [39]
--: Viage por tierra, y mar de... Diego López Pacheco y Bobadilla. México: Robledo, 1641. University Microfilms, Inc. 300 N. Zeeb Rd. Ann Arbor, Mich. 48103 (tienen un “microfilm negativo” incompleto). [40] Pág. 41: CALDERÓN, Jacinto. Relación de el grave apparato con que la... Provincia de Oaxaca... celebró... su capítulo provincial... México: Juan Ruyz, 1646. rpb? (4.4) [41] SÁNCHEZ, Miguel. Triumpho de San Elías, predicado... a la solemne fiesta que le celebra su día. México: Francisco Robledo, 1646. sutro, bnme [42] Pág. 46: SERNA, Jacinto de la. Sermón... En la Fiesta... a el insigne Mexicano protomartyr del Iapón San Felipe de Jesus... México: Vda. Bernardo Calderón, 1652. nypl, ind. [43] Villancicos Que se Cantaron En los maytines, y fiesta de la limpia Concepción... Puebla: Juan de Borja, 1652? (Sin encuadernar). ind (PQ 7296 .A1 V72) [44] Pág. 47: GUEVARA, Juan de. Felicissima entrada y recebimiento que... México hizo a... Francisco Fernández de la Cueva. México: Vda. De Bernardo Calderón, 1653. (Faltan p. 3-4). txu (Gz 972.02 AL 15 Yg), bnme
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[45] Marte catholico, Astro político, Planeta de héroes y Ascendiente de Príncipes, que... dedica la... Iglesia Metropolitana de México al... Duque de Alburquerque... México: Vda. De Bernardo Calderón, 1653. txu, bnme. [46] Pág. 48: CRUZ, Mateo de la. Relación Que La... Ciudad de los Ángeles embia... De La Solemne Fiesta del Patrocinio de la Virgen... Puebla: Vda. Juan de Borja, y Gandía, 1656. nypl, jcb, bnme. [47] Pág, 49: FERNÁNDEZ DE CASTRO, Gaspar. Relación ajustada, diseño breve y montea sucinta de los festivos aplausos con que desahogó pequeña parte de los inmensos júbilos de su pecho en la regocijada nueva del feliz nacimiento de nuestro deseado príncipe Don Felipe Próspero. México. Juan Ruiz, 1658. txu (Gzz 946.052 F 335 Bf). [48] Pág. 50: DÁVILA GALINDO, Juan. Atlante alegórico, político diseño del gobierno prudente de un príncipe acertado. Que la... ciudad de los Ángeles dedicó en los emblemas, y poesías dela real portada. Al excelentissimo... Juan de Leyva, y de la Cerda... Puebla: Vda. Juan de Borja, 1660. txu (Gz 972,02 B227 Yd). [49] Pág. 51: FERNÁNDEZ OSORIO, Pedro. Júpiter Benevolo. Astro Ethico Político, Idea Simbólica de Príncipes. Que en la sumptuosa fábrica de un arco triunfal dedica… la ilustrísima Iglesia Metropolitana de México al Excmo. Señor D. Juan de la Cerda y Leyba, Conde de Baños... México: Vda. De Bernardo Calderón, 1660. txu (Gz 972.02 B227 Yf). [50] RIBERA, Diego de. Descripcion breve de la plausible pompa y solemnidad festiva... México: Vda. De Bernardo Calderón, 1661. txu (Gz G282.7 P752).
Don Artemio, tocado de peculiar sombrero de bombín…
[51] Pág. 57: PEÑA PERALTA, Alonso de la, y Pedro Fernández Osorio. Pan mystico: numen simbólico, symulachro político que... erigió.... la... imperial metropolitana iglesia de México a... Fr. Payo Enríquez de Ribera... México: Vda. De Bernardo Calderón, 1670. sutro (BL 820.P2 P46 –Spanish, Non-circulation-), txu (G 868.72 P37 // G 972.02 P197 v.2 no. 2). [52] MORALES PASTRANA, Antonio de. Solemne, plausible, festiva pompa... a la beatificación de... Rosa de Santa María... México: F. Rodríguez Lupercio, 1671. En Fiestas. banc (F 1207 F045 no.4 x), bnme.
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[53] RIBERA, Diego de. Poética descripción, compendio breve, de la pompa plausible, y festiva solemnidad,... en la sumptuosa dedicación de su... templo. México: Vda. De Bernardo Calderón, 1671. yale, txu (Gz G868.72 p75 no.5). [54] Festivo aparato, con que la Provincia Mexicana de la Compañía de Jesús celebró... glorias inmortales de San Francisco de Borja... México: Juan Ruyz, 1672. txu (GZ G 271.5 F429), bnme. [55] Pág. 58: GÓMEZ DE SOLÍS, Luis. Sagrado augusto panegyris... con el milagro de la naval citroia, que del turco... México: Vda. De Bernardo Calderón, 1672. rpb (mf 5.7; A43-1696), dlc, bnme. [56] Pág. 59: RIBERA, Diego de. Breve relación de la plausible pompa, y cordial regocijo, con la que se celebró la dedicación del Templo... México: Vda. De Bernardo Calderón, 1673.189 ind, txu (Gz G 972.5 R355), bnme. [57] LIZARZA, Manuel Ventura de. Panegyrico en alabanza de n. Seraphico padre san Francisco... México: Francisco Rodríguez Lupercio, 1674. rpb (mf 15.7; A44-4902), ind, dlc, jcb, bnme. [58] Pág. 65: RAMÍREZ SANTIBAÑES, Juan Antonio. Pierica narración de la plausible pompa con que entró en... México, el... conde de Paredes... México: Francisco Rodríguez Lupercio, 1680. txu (Gz 972.02 P197 v.3, no.7). [59] SIGÜENZA Y GÓNGORA, Carlos de. Glorias de Querétaro. México: Vda. De Bernardo Calderón, 1680. (Contiene también Primavera indiana). hsa, ind (Mendel BX 1431 .Q4 s5), jcb (BA 680 S 579g). [60] Pág. 66: Géminis alegórico... triumphal pompa, y festivo diseño... que... Puebla... consagró... a la... entrada del... virrey... México: Francisco Rodríguez Lupercio, 1681. txu (G 868.72 G284). [61] Pág. 95: RAMÍREZ DE VARGAS, Alonso. Zodíaco ilustre de blasones heroycos... gyrado del sol político... México: Guillena Carascoso, 1696. rpb (mf 8.9; A44-4361), dlc, txu (G 282.042 V428 v.2, no.5). [62] Pág. 96: ESQUERRA, Matías de. La imperial Aguila renovada para la inmortalidad... México: Guillena Carrascoso, 1697. txu (G 282.042 V428 v.2, no.4). [63] GÓMEZ DE PARRA, José. Ciertos, si felices, prenuncios onerosos, si honorosos, empleos de un heroyco príncipe al exemplar de la siempre virgen María... a la entrada del... señor don Joseph Sarmiento, virrey... Puebla: Her. Capitán Juan de Villa-Real, 1697. banc (F 1207 S42 v.4:12 x). [64] Pág. 103: ESTRADA MEDINILLA, María. Relación... a una Religiosa prima suya. México: Francisco Robledo, s.f. (hacia 1640-1641). A propósito de esta Breve Relación… existe un trabajo de Lillian von der Walde, “Los certámenes literarios del XVII y un documento de la época”, en Signos. Anuario de Humanidades 1990, t. I. Universidad Autónoma Metropolitana - Iztapalapa, México, 1990, pp. 121-143, que es un excelente estudio crítico. 189
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hsa. [65] Pág. 109: RAMÍREZ SANTIBAÑES, Juan Antonio. Culto festivo pompa solemne con que celebró la canonización de el... padre de pobres san Juan de Dios... México: Her. Vda. Francisco Rodríguez Lupercio, 1702. rpb (mf 10.1; A44-4547), dlc, leh. [66] Pág. 113: XARDÓN, Antonio. Nuevo sosticio entre León, y Virgen para exaltación de España el Sagitario Horóscopo Astrono-Mystico al feliz nacimiento de... Don Luis I... México: Her. Juan José Guillena Carrascoso, 1708. nypl, bnme [67] Pág. 114: GÓMEZ DE LA SANCHA, Lorenzo Antonio. Resurreción panegyrica... en las exequias de el illmo. Señor doctor d. Manuel de Escalante Colombres, y Mendoza... México: Vda. Miguel Ribera Calderón, 1709. rpb (mf 18.8; A44-5143), banc, dlc, bnme. [68] Pág. 115: SAN MIGUEL, Juan de. Sermón... en acción de gracias por el feliz nacimiento del príncipe de España... Luys Fernando... México: Her. Juan José Guillena Carrascoso, 1709. nypl, banc, bnme. [69] TORRES, Miguel de. Desmedidos excesos de el más fino amor regulados por la vara de oro de la mayor charidad... México: Her. Vda. Francisco Rodríguez Lupercio, 1709. En Sermones varios. banc (F 1207 S42 v.6:11 x), bnme [70] Pág. 118: CASTORENA Y URSÚA, Juan Ignacio de. Razones de la lealtad, cláusulas de la finesa en elogio de... Philipo V... s.l., 1711. banc, bnme. [71] DAÑÓN, Pedro. Claridad de ojos, apercion de oídos, y verdad de palabras, que manifiestas a vista de el desengaño, las glorias... que... consiguó... D. Philippo Quinto... México: Vda. Miguel Ribera Calderón, 1711. nypl, jcb, bnme. [72] Pág. 119: México plausible con la triumphal demostración... Por la victoria de... Phelipo V... México: Her. Juan José Guillena Carrascoso, 1711. (Imperfecto) rpb (mf 11.6; A26-5072), dlc, banc, bnme. [73] Pág. 120: VERDIGUER ISASI, Lucas de. Acción gratulatoria... por la feliz victoria q. Su Magestad... alcanzó... México, 1711. banc, bnme. [74] --: México plausible... en acción de gracias, por la victoria del... Philipo Quinto... en los campos de Brihuega y Villaviciosa... México: Her. Juan José Guillena Carrascoso, 1711. ¿? (DP 194.3 .M47 Rare Book Collection), bnme [75] Pág. 123: GOROSPE YRALA, Diego de. Relación de las aclamaciones festivas... que con solemnizó... Manila... la jura... del... príncipe... Luis Felipe Fernando de Borbón... México: Vda, Miguel Ribera Calderón, 1713. rpb? (51.7) [76] Pág. 137: MORELOS, Antonio. Agradecimientos que esta muy noble, y leal ciudad de Guadalaxara... México, 1721.
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jcb. [77] Pág. 140: Triumphal Pompa, que la... Ciudad de México, dispuso a la entrada del Exmo. Señor, Marqués de Cassa Fuerte... México: José Bernardo de Hogal, 1722. banc, jcb. [78] Pág. 143: LÓPEZ, Patricio Antonio. General aclamación de la lealtad mexicana; en la más solemne jura de... Luis Primero... México, 1724. harv. [79] Pág. 144: RAMÍREZ DEL CASTILLO, Pedro. Hércules coronado, justa académica, palestra ingeniosa... México: José Bernardo de Hogal, 1724. rpb (mf 16.2; A44-5123), dlc, bnme [80] RUIZ GUERRA Y MORALES, Cristóbal. Letras felizmente laureadas y laurel festivo de letras que con ocasión de la jura de nuestro amado rey Luis Fernando el primero, brotó a influjos, no a golpes de Minerva, en el celeste suelo de su Real y Pontificia Academia, Atenas de las Indias Septentrionales...Por (...), de la Orden de San Juan de Dios... México: José Bernardo de Hogal, 1724. dlc (DP 195 .R9), wash, nbme. [81] Pág. 145: LEVANTO, Dionisio. El sol de el oriente, y de el occidente aplaudidos, en la solemne fiesta... por la coronación de... Luis Primero... México: Her. Vda. Francisco Rodríguez Lupercio, 1725. rpb (mf 20.3; A44-5162), dlc, jcb, bnme. [82] Pág. 147: VALLE Y GUZMÁN, Francisco del. Relación de las fiestas... con que la... Ciudad de Durango... celebró la Regia Proclamación de... Luis Primero... México: José Bernardo de Hogal, 1725. wash, bnme. [83]
Pág. 150: AGUIRRE Y VILLAR, José de. Estatua de la Paz... México, 1727. jcb, bnme.
[84] Pág. 152: LÓPEZ, José. Solemne jura de la soberana reyna de la América María Santissima... México: José Bernardo de Hogal, 1727. rpb (mf 86.5; A48-37), dlc, jcb, wash, bnme. [85] Pág. 155: GUERRERO Y VILLANUEVA, Nicolás Gil. Canonización festiva de la cordera del cielo, la esclarecida virgen Santa Inés de Monte Policiano... México: Her. Vda. Francisco Rodríguez Lupercio, 1728. rpb (mf 21.14; A44-5181), dlc, nypl, bnme. [86] LARRIMBE, José. Canonización festiva de la cordera del cielo, la esclarecida virgen Santa Inés de Monte Policiano... México: Her. Vda. Francisco Rodríguez Lupercio, 1728. En Sermones varios. banc (F 1207 S42 v.11:15 x), bnme [87] Pág. 156: Relación de los desposorios de los príncipes... México: Imprenta Real del Supremo Gobierno, 1728. tul (RBC 946 R382) [88] Pág. 162: XIMÉNEZ DE BONILLA, Joachin Ignacio, et. Al. El segundo quince de enero de la corte mexicana. Solemnes fiestas... a la canonización del mystico doctor san Juan de la Cruz... México: José Bernardo de Hogal, 1730. nypl, berk, ind, rpb (mf 23.5; A44-5222), dlc, jcb, bnme.
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[89] Pág. 165: CABRERA Y QUINTERO, Cayetano. Viva copia del magnánimo, sagrado machabeo Joan Hyrcano, el ilmo señor doctor don Joan Antonio de Vizarrón, y Eguiarreta... México: José Bernardo de Hogal, 1732. rpb (mf 24.11; A44-5232), dlc, banc, bnme. [90] Pág. 169: MORENO Y CASTRO, Alonso Francisco. La Divina Generala de las armas españolas en Italia... en acción de gracias por la coronación del señor infante don Carlos rey de Nápoles... México: José Bernardo de Hogal, 1734. rpb (mf 24-22; A44-5243), dlc, banc, bnme. [91] Pág. 175: ESPINOSA, Isidro Félix de. El peregrino septentrional Atlante: ... fr. Antonio Margil de Jesús... México: José Bernardo de Hogal, 1737. dlc (BX 4705 .M3252), tul, rpb, yale, hunt, txu, new, hsa, bost, nypl, jcb, ohio, bnme. [92] Pág. 178: NAVARRETE, Francisco Antonio. Relación peregrina de el agua corriente, que para beber... goza la... ciudad de Santiago de Querétaro... México: José Bernardo de Hogal, 1739. banc, yale, bnme. [93] Pág. 180: ALDRETE, Pedro de. Ardientes luces, o lucimientos ardorosos... en las honras... a... D. Matheo de Hijar, y Espinosa... México: José Bernardo de Hogal, 1742. nypl. [94] Pág. 183: CABRERA Y QUINTERO, Cayetano (Atribuido) Métrico indicio, y representación panegyrica del triumphal areo... al recibimiento... del excmo. Sr. D. Pedro Debrián y Augustin, conde de Fuenclara... México, 1743. banc (F1207 S42 v.56:10), yale. [95] Pág. 185: Rasgo épico en que se decanta la feliz victoria, que las armas españolas obtuvieron contra la armada inglesa... México: Vda. José Bernardo de Hogal, 1743. banc (F 1207 S42 v.56:12 x), jcb. [96] Pág. 186: ELIZALDE ITA Y PARRA, José Mariano Gregorio. Gloria de México en la mayor exaltación... María Santísima... en su triumphante assumpcion a los cielos... México: Vda. José Bernardo de Hogal, 1744. nypl, bnme. [97] Pág. 194: ABARCA Y VALDA, José Mariano de. El sol en León. Solemnes aplausos con que el rey... Fernando VI... fue celebrado... México: María de Rivera, 1748. banc, rpb (mf 29.13; A44-3154), dlc, bnme. [98] Pág. 199: LAZCANO, Francisco Javier. Guadalupano Zodiaco para recibir de la escogida como do Sol María Señora Nuestra los más propicios influxos... México: María de Rivera, 1750. dlc (17 1855) [99] Pág. 206: ORRIO, Francisco Xavier Alexo de. Breve noticia de las fiestas en que la muy ilustre ciudad de Zacatecas explicó su agradecimiento en la confirmación del patronato de Nra. Sra. De Guadalupe... México: Her. María de Rivera, 1754. rpb? (36.6) [100] Pág. 209: ABARCA Y VALDA, José Mariano de. Loa, y explicación del arco... en la entrada que hizo... el... marqués de las Amarillas... México: Bibliotheca Mexicana, 1756. rpb (mf 34.3; A44-5655), dlc.
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¡Don Artemio, qué serio!
[101] Pág. 215: HERBOSO, Pedro. Sermón panegyrico en las fiestas de la publicación del breve en que... Benedicto XIV confirmó el patronato... a... Guadalupe... México: her. María de Rivera, 1757. rpb (mf 34.23; A44-5068), dlc, banc, utah (Film F 1203 T73 reel 73), bnme. [102] Pág. 222: Breve noticia de las fiestas, en que la... ciudad de Zacatecas explicó su agradecimiento en la confirmación del patronato de Nra. Sra. De Guadalupe... México: Her. María de Rivera, 1759. rpb (mf 36.6; A44-5636), dlc, hsa, bnme. [103] Pág. 272: MARTÍNEZ, Diego. Elogios de Carlos Quarto... México: Felipe de Zúñiga y Ontiveros, 1791. dlc, yale, bnme. [104] Pág. 273: MORENO, Manuel Antonio. Públicas celebraciones de celebridad y júbilo... en la gloriosa proclamación... al trono supremo de las Españas, de los señores don Carlos IV y doña María Luis de Borbón... México: Felipe de Zúñiga y Ontiveros, 1791? rpb? (56.6) [105] Pág. 274: SARTORIO, José Manuel. La felicidad de México en el establecimiento de la v. Orden Tercera de Siervos de María... México: Felipe de Zúñiga y Ontiveros, 1792. ind, banc, nypl, jcb, yale, bnme. [106] Pág. 279: Inscripciones en celebridad de la real imagen de nuestro católico soberano Carlos IV... México, 1796. jcb, yale, bnme. [107] Pág. 282: BEZANILLA MIER Y CAMPO, José Mariano Estevan de. Mutuos empeños del patrocinio de la Virgen Nuestra Señora en la augusta persona del Señor Rey Don Felipe II... México: Mariano José de Zúñiga y Ontiveros, 1800. nypl. [108] Pág. 283: CASAUS Y TORRES, Ramón Francisco. Sermón eucarístico... en las fiestas reales... por la feliz exaltación de... Pío VII... México: Mariano José de Zúñiga y Ontiveros, 1800. nypl, hsa, berk, jcb, bnme. [109] Pág. 285: SUÁREZ Y TORQUEMADA, José Francisco. El tercero por antonomasia, o muy rey tres veces coronado, el Sr. D. Carlos III... en su feliz proclamación... México, s.f. rpb (mf 37.11; A44-5631), dlc, ind, banc.
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[110] LASCANO, Lucas: Palestra ingeniosa, que a la dedicación de el convento Hospital de N.P.S. Juan de Dios, celebraron los ingenios zacatecanos en el día 25 de febrero de el año 1718. Segundo de la fiesta [s.p.i.] Biblioteca Nacional: R/1720/M4SAN IDENTIFICACIÓN DE LAS ABREVIATURAS Banc: Bancroft Library, Berkeley. Berk: University of California, Berkeley. Bnme: Biblioteca Nacional de México. Bost: Boston Public Library. Dlc: Library of Congress. Harv: Harvard University Library. Hsa: Hispanic Society of America. Hunt: Huntington Library. Ind: Indiana University, Bloomington. Jcb: John Carter Brown Library. Mich: Michigan University, Ann Arbor. New: Newberry Library, Chicago. Nypl: New York Academy of Medicine. Ohio: Ohio State University, Columbus. Sutro: California State Library-Sutro, San Francisco. Tul: Tulane University, New Orleans. Txu: Texas University, Austin. Utah: Utah University, Salt Lake City. Wash: Washington State. University, Pullman. Yale: Yale University. OTROS [111] VILLASEÑOR CERVANTES, José María: Festivas demostraciones en Jalapa en la inauguración al trono del rey nuestro señor don Fernando VII. Dedícalas a su majestad que dios guarde el ilustre ayuntamiento y por su comisión las escribe don José María Villaseñor Cervantes, oficial de la Dirección y Contaduría generales de la Real Renta del Tabaco, Colector interno de la Real Lotería de la ciudad de Puebla, Secretario por su majestad de la Intendencia general del ejército acantonado y su Ministro Contador interino. (Prólogo de Leonardo Pasquel). México, Citlaltépetl. [Edición facsimilar de la de 1809]. [112] SOLIS Y BARBOSA, Antonio Sebastián de: Descripción expresiva de la plausible pompa y majestuoso aparato con que la Muy Noble y Leal Ciudad de Mérida de Yucatán dio muestras de su lealtad en las muy lucidas fiestas que hizo por la exaltación al throno del muy Católico y muy poderoso monarca el señor don Fernando VI..., 1748.190 [113] CASTILLO, Juan Francisco del: Noticia de las funciones hechas por la M. N. y M. L. C. de Mérida de Yucatán en la proclamación del Rey nuestro señor Don Carlos IV, verificada el día 4 de noviembre de 1789, obra que se encuentra en el Archivo de Indias de Sevilla.191
190
Manuel Romero de Terreros (C. De las Reales Academias Española, de la Historia y de Bellas Artes de San Fernando): APOSTILLAS HISTÓRICAS. México, Editorial Hispano Mexicana, 1945. 236 p. Ils., retrs., p. 120. 191 Op. Cit., p. 121.
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[114] IDEAL MERCURIAL Y DESCRIPCIÓN BREVE DE LA PLAUSIBLE JURA QUE DE NUESTRO CATÓLICO MONARCA REY, Y SEÑOR NATURAL EL SR. D. CARLOS III (QUE DIOS GUARDE) Celebró el Ilustre, y Leal Vecindario del Pueblo de XALAPA DE LA FERIA el día 30 de Mayo de 1761. CON LA ASISTENCIA De los Comercios de Europa, y América, que en la ocasión entienden en la Feria actual de la Flota, que dio fondo en la Real Fuerza, y Castillo de San Juan de Ulúa, el día 4 de Septiembre del año de 1760. DALA A LA LUZ LA TIERRA, Y LA DEDICA A los Señores Curas el Dr. D. Joseph Zuárez, y el Lic. D. IGNACIO FERNÁNDEZ ÁLVAREZ, el primero Cura por su Majestad de Xalapa de la Feria, en este Obispado de la Puebla, y el segundo Cura por su Majestad de San Agustín de la Real Corona en el Obispado de Guatemala, quienes lo remiten a la Estampa. CON LAS LICENCIAS NECESARIAS. Impresa en México, en la Imprenta del Real y más Antiguo Colegio de San Ildefonso, Año de 1761.192 [115] Relación de las fiestas con que la ciudad del puerto de la Veracruz aclamó por su rey al señor don Felipe V, Puebla, 1701, y cuya fecha es tenida por lo menos hasta hoy, como la más antigua de las que corresponden a obras históricas veracruzanas, impresas en su tiempo. Aunque este documento no se ha podido localizar, JOAQUÍN DÍAZ MERCADO cita en su Bibliografía del Estado de Veracruz, México, 1937, p. 319, la referencia que, a su vez, hace de aquella obra ANTONIO RODRÍGUEZ DE LEÓN PINELO en su epítome, T. II, Col. 857, con el nombre de Carta de la Veracruz, en que se contienen las fiestas, i aclamación del Rei N. S., Don Felipe V, debiendo advertirse que en este último dato se asienta como fecha de publicación la de 1601, la cual se supone equivocada ya que el rey Felipe V ascendió al trono en el año de 1700. 193 [116] El Carmelo regocijado y con él la Corte Imperial de México y otras ciudades del Reyno, con fiestas de Canonización sin segundas del Santo más aplaudido de Dios, y celebrado de los hombres, por más amante de la Nada, y más negado del Mundo, San Juan de la Cruz Carmelita descalzo, Coadjutor y compañero de su Madre Santa Teresa de Jesús en la Reformación del antiguo y Religioso Carmelo y Doctor Místico de la Católica Iglesia. Descríbelas como testigo de vista, modo histórico y con visos de Panegírico y Poético, por mandado de sus Prelados y en nombre de su muy Religioso convento de Carmelitas Descalzos de San Sebastián de México, uno y el menor de los hijos del nuevo Santo Canonizado Natural y Profeso de en Andalucía, este año de 1729, en que se comenzaron a celebrar en México el día 6 de Enero y prosiguieron los siguientes.194 [117] Dice Artemio de Valle-Arizpe que don Juan de Guevara, capellán del convento de Santa Inés e ingenio conocido en la ciudad de México, escribió una muy celebrada comedia, y la descripción de la entrada del Virrey Duque de Alburquerque, año de 1653.195 [118] Ignacio Santa Cruz Aldana, escribió una Relación de las reales fiestas [por] los felices años de Carlos II. México: Por los Herederos de Juan Ruiz, 1677. Desafortunadamente, como apunta Dalmacio Rodríguez Hernández, no hemos localizado esta relación escrita en verso; conocemos algunos fragmentos que Méndez Plancarte reprodujo en sus Poetas Novohispanos.196 192
Leonardo Pasquel: IDEAL MERCURIAL Y DESCRIPCIÓN BREVE DE LA PLAUSIBLE JURA QUE DE NUESTRO CATÓLICO MONARCA REY, Y SEÑOR NATURAL EL SR. D. CARLOS III (QUE DIOS GUARDE) Celebró el Ilustre, y Leal Vecindario del Pueblo de XALAPA DE LA FERIA el día 30 de Mayo de 1761. Prólogo por (...). México, Editorial Citlaltépetl, 1958. 30 pp + ils. Facs. (Suma Veracruzana, Serie Historiografía). 193 Op. Cit., p. 12. 194 Artemio de Valle-Arizpe: Doña Leonor de Cáceres y Acevedo y Cosas tenedes. Madrid, Tipográfica Artística, 1922. 236 p. Ils., p. 140. 195 Artemio de Valle-Arizpe: Historia de la ciudad de México según los relatos de sus cronistas. México, 5ª ed., Editorial Jus, 1977. 531 p., p. 396-397. 196 José Pascual Buxó (Editor): La producción simbólica en la América colonial. Interrelación de la literatura y las artes. Con la colaboración de Dalia Hernández Reyes y Dalmacio Rodríguez Hernández.
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[119] Sebastián de Castrillón, participa en la elaboración del Festivo aparato con qve la provincia mexicana de la Compañia de Jesvs celebró en esta Imperial Corte de la América Septentrional, los immarcescibles lauros, y glorias immortales de S. Francisco de Borja, grande en la pompa de el mvndo, mayor en la humildad de religioso, y maximo en la gloria de canonizado : IV entre los duques de Gandia, III. Entre los generales de su religión: primero en las virtudes, y sin segundo en todo, publicado en México por la imprenta de Ivan Rvyz en 1672. 130, [50] h.: il.; 20 cm. Biblioteca Nacional, Fondo Reservado (RSM 1672 M4FES). [120] Enciso, Joaquín y del Callejo, Josef: Sinceras demostraciones de júbilo, con que el Real y Pontificio Seminario Palafoxiano de S. Pedro y S. Juan de la Ciudad de la Puebla de los Ángeles en la América Septentrional concurrió a celebrar la solemne Proclamación de nuestro Augusto Soberano el Señor Don Fernando VII, de Borbón el amado, y del glorioso triunfo de las armas españolas por su rescate y defensa, contra la perfidia del Emperador de los franceses Napoleón I… y la dedican a la Ínclita Nación Española. México, Imprenta de Arizpe, 1808. [121] Larrañaga, Francisco: Colección de los adornos poéticos, distribuidos en los tres tablados que la Noble Ciudad de México erigió y en que solemnizó la proclamación y jura de nuestro amado soberano Don Fernando VII, el día 13 de agosto de 1808. Siendo Alférez Real el Regidor Perpetuo de este solemnísimo Ayuntamiento Don Manuel Gamboa, dispuesto todo de orden de la misma N.C. por (…) México, Imprenta de Arizpe, 1809. [122] Sencilla manifestación de las funciones con que la Villa de San Miguel el Grande solemnizó la jura de las Tres Garantías, y la sanción de la Independencia del Imperio Mexicano, celebrada en la Villa de Córdoba, que por encargo del muy Ilustre Ayuntamiento de dicha Villa, escribiera un religioso del Convento de San Francisco y un individuo distinguido de la Compañía de Milicias…, México, Imprenta de don Mariano Zúñiga y Ontiveros, 1822. [123] Descripción de las fiestas celebradas en la Imperial Corte de México con motivo de la solemne colocación de una estatua ecuestre de nuestro augusto soberano el Señor D. Carlos IV en la plaza mayor (1796). México. [124] Reales preceptos ejecutados en Acreditadas observaciones de afectos, con que la muy Noble, Insigne, y Leal Ciudad de Tlaxcala manifestó desempeñó, assí en los sentimientos por la falta de nuestro Rey, y Señor DON CARLOS SEGUNDO de gloriosa memoria, como en el crecido júbilo a la Jura de la católica Magestad de nuestro Rey, y Señor DON PHELIPPE QUINTO, Que Dios guarde. Celebrada El Primero día de Mayo de este año de 1701. al cuydadoso desvelo del Capitán y Sargento mayor D. MARTÍN DE HERRERA Y SOTO MAYOR. Gobernador y Theniente de Capitán General de dicha Ciudad y Provincia por su Magestad A quien El capitán ANTONIO CARLOS DE CASTAÑEDA, originario de ella D.C.O. Impreso: En la Puebla en la Imprenta de los Herederos de el Capitán Juan de Villa-Real, en el Portal de las Flores.197 [125] Colección Lafragua: LAF 117.163: Relación descriptiva de jura del señor don Fernando VII. Celebrada en la ciudad de Valladolid de Michoacán los días 24, 25 y 26 de agosto de 1808, impreso
México, Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Bibliográficas, Seminario de Cultura Literaria Novohispana: CONACYT, 2001. 600 p. (Serie estudios de cultura literaria novohispana, 15). Dalmacio Rodríguez Hernández: “La imagen de Carlos II en la Nueva España: festejos reales en 1676” (p. 173191)., p. 176. 197 Alejandro González Acosta: Crespones y campanas tlaxcaltecas en 1701. México, Universidad Nacional Autónoma de México, Seminario de Cultura Literaria Novohispana, Instituto de Investigaciones Bibliográficas, Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, 2000. 241 p. Ils., facs. (Estudios de Cultura Literaria Novohispana, 14)., p. 9-10.
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en México, calle de Santo Domingo, 1808.198 [126] Elogio descriptivo a las fiestas que la Majestad del Rey Felipe IV hizo por su persona en Madrid a 21 de agosto de 1623 años, a la celebración de los conciertos entre el Serenísimo Carlos Estuardo, Príncipe de Inglaterra, y la Serenísima María de Austria, Infanta de Castilla. Al Duque adelantado, etc. Quien yerra obedeciendo, no desmerece errando. En esta confianza se atreve este papel a las manos de Vuestra Excelencia, y en ésa no teme a las demás. Guarde nuestro Señor a Vuestra Excelencia. El licenciado don Juan Ruiz de Alarcón y Mendoza. Con licencia. En Madrid, por la Viuda de Alonso Martín. Véndese en la torre de Santa Cruz. 4º 8hs. foliadas. [127] Parece interesante lo que Francisco Fernández del Castillo menciona en estos términos: (Hernán) Cortés en su viaje a las Hibueras se lastimó seriamente un brazo y no habiendo podido curarlo los médicos que había en México, envió por uno a España que se llamaba Pedro Muñoz, quien jamás consiguió mejoría para Don Hernando; pero como era un pícaro muy charlatán, arregló que el Marqués le diera ciertas tierras y más tarde, con motivo de las fiestas que se celebraron en México para conmemorar las paces entre España y Francia (1536), él fue comisionado de arreglar uno de los números, que representaba el castillo de Rodas defendido contra los infieles y después, se le encargó que escribiera la descripción de los festejos y con tal motivo se le llamaba “el caballero de Rodas”.199
Este asunto es importante mencionarlo, pues el dicho Pedro Muñoz pasaría por convertirse en el primer autor que cumpliera con escribir aquella descripción de los festejos que por la trascendencia de los mismos, era pertinente dejar evidencia. Sin embargo, esa fecha tan temprana para editar un libro no le debe haber permitido a Muñoz conseguir ese propósito. En la Bibliografía mexicana del siglo XVI de Joaquín García Icazbalceta se cita que en 1533, el obispo fray Juan de Zumárraga afirmaba la mucha necesidad y conveniencia de que hubiese en la Nueva España una imprenta y molino de papel... Pero no fue sino hasta 1539 que Juan Cromberger, impresor, y Juan Pablos, cajista, se trasladan a México con la intención de ejercer el arte de la imprenta.200 Por otro lado se tiene noticia de que en un acta de cabildo de la ciudad de México se registra a un Esteban Martín como “imprimidor”, avencidado en ésta desde 1534, no existe testimonio posterior que nos permita considerarlo como tal; sin embargo, algunos estudiosos del tema no excluyen la posibilidad de que Esteban Martín se haya dedicado a imprimir, mediante la aplicación de técnicas rudimentarias, estampoas religiosas que emplearon los misioneros al inicio de la evangelización, y por tanto corresponde a Juan Pablos el honor de ser el primero en contar con un taller formal para ejercer el oficio de impresor en el Nuevo Mundo. 201 Así que es el Manual de Adultos y la Doctrina breve muy provechosa de las cosas que pertenecen a la fe católica y a nuestra cristiandad, el 198
Este, y los siguientes cuatro datos, provienen del trabajo de Salvador Cárdenas Gutiérrez: De las Juras Reales al Juramento Constitucional: Tradición e innovación en el ceremonial novohispano, 1812-1820. en: LA SUPERVIVENCIA DEL DERECHO ESPAÑOL EN HISPANOAMÉRICA DURANTE LA ÉPOCA INDEPENDIENTE, varios autores. México, Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Jurídicas, 1998. INSTITUTO DE INVESTIGACIONES JURÍDICAS, Serie L. CUADERNOS DEL INSTITUTO, d) Historia del Derecho, Núm.2. 199 Francisco Fernández del Castillo: Doña Catalina Xuárez Marcayda, primera esposa de Hernán Cortés y su familia. México, Editorial Cosmos, 1980. 194 + XII. Ils., fots., p. 29-30. 200 Joaquín García Icazbalceta: Bibliografía mexicana del siglo XVI. Catálogo razonado de libros impresos en México de 1539 a 1600. con biografías de autores y otras ilustraciones. Precedido de una noticia acerca de la introducción de la imprenta en México. Por (…). Nueva edición, por Agustín Millares Carlo. 2ª edición, revisada y aumentada, Fondo de Cultura Económica, 1981. 591 p. Ils., facs. (BIBLIOTECA AMERICANA, proyectada por Pedro Henríquez Ureña y publicada en memoria suya. Serie de LITERATURA MODERNA. Historia y Biografía)., p. 42. 201 Margarita Bosque Lastra (coord.): Tesoros bibliográficos mexicanos. México: primera imprenta de América. México, Universidad Nacional Autónoma de México, INAH, y Museo Nacional de Historia, 1984. 127 p. Ils., fots., facs., p. 23.
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ejemplar completo más antiguo hasta ahora conocido.202 [128] Otra obra que, a mi parecer debe considerarse como fuente de registro sobre festejos, y en este caso particular, los ocurridos en 1566, es la de Luis González Obregón: Semblanza de Martín Cortés.203 En ella se refieren dos acontecimientos: el de la llegada de Martín Cortés, hijo del Capitán General don Hernán Cortés y de doña Juana de Zúñiga entre los años de 1562 y 1563, para lo cual se le recibió entre grandes fiestas: Al llegar a Coyoacán, villa que pertenecía al marqués, le recibieron como hubieran podido recibir al mismo rey en persona, pues le acompañó la flor y nata de la tierra, entre ella D. Luis de Velasco, el hijo del virrey; y fue de verse la grandeza y el acompañamiento con que se le recibió, gastándose sin cuento el dinero “en galas, juegos y fiestas”.204
Otro asunto, bastante mezclado con la conjura que, en 1566 ya empezaba a tomar tintes riesgosos, y que terminó más adelante con la detención y ejecución de los hermanos Ávila, es que habiendo dado a luz doña Ana Ramírez de Arellano (esposa del marqués) dos mellizos, el marqués decidió bautizarlos demostrando con ese pretexto su poder y riqueza, aspecto que se capitalizó “con grande aparato y ostentación, celebrando fiestas dignas de un rey, que duraron de seis a ocho días”. 205 [129] Ceremonial de la N[obilísima] C[iudad] de México por lo acaecido el año de 1755. 206 Por su parte, la Bibliografía mexicana del siglo XVI de Joaquín García Icazbalceta, aunque no nos da suficiente información, es el primer referente de gran dimensión por donde se puede revelar la aparición de otros tantos elementos ricos en detalles sobre relaciones de fiestas, labor que continuaré realizando, con objeto de reunir los más datos posibles para integrar la nómina de dichas descripciones ocurridas durante el virreinato. [130] José Ramón Malo: Diario de sucesos notables (1832-1864). Arreglados y anotados por el P. Mariano Cuevas, S.J. México, Editorial Patria, S.A., 1948. 2 Vols. Ils. [131] Lawrence Anderson: EL ARTE DE LA PLATERÍA EN MÉXICO. México, Editorial Porrúa, S.A., 1956. 373 p. Ils., fots. Lo encontrado en esta fuente es importante en la medida en que las pequeñas citas, localizadas en diversas actas de cabildo, se convierten asimismas en referencia que atienden diversos motivos de celebración. Veamos algunos ejemplos. CAP. V.-LA PLATERÍA DEL SIGLO XVII. (Las fiestas, p. 122-126): Las fiestas de esa época fueron de gran importancia en la vida de la colonia. Generalmente se 202
Op. Cit., p. 24. Por largo tiempo se sostuvo que la Escala Espiritual para llegar al cielo, de San Juan Clímaco había sido la primera obra impresa en la Nueva España; pero nuevas investigaciones nos permiten saber que el primer libro editado fue la Breve y compendiosa doctrina cristiana en lengua mexicana y castellana, que contiene las cosas más necesarias de nuestra santa fe católica para aprovechamiento de estos indios naturales y salvación de sus ánimas, salida de las prensas de Juan Pablos en el año mismo en que comenzaba a funcionar su taller (1539). No se conoce ningún ejemplar, mas la información está registrada por el historiador y cronista dominico Dávila Padilla en un documento incluido en las Cartas de Indias. 203 Luis González Obregón: Semblanza de Martín Cortés. México, Fondo de Cultura Económica, 2005. 95 p. (Centzontle). 204 Op. Cit., p. 16 y ss. 205 Ibidem., p. 67 y ss. 206 Ceremonial de la N[obilísima] C[iudad] de México por lo acaecido el año de 1755. Transcripción, prólogo y notas de Andrés Henestrosa. México, Organización Editorial Novaro, S.A., 1976. 124 p. Ils., retrs.
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organizaban a instancias del virrey, por lo que eran planeadas cuidadosamente por el Cabildo. El plan y resultado de ellas siempre se registró en las actas de Cabildo y a ello debemos sus muchos y curiosos detalles.207 La primera relación de una fiesta de importancia que se encuentra en las actas de Cabildo del siglo XVII, fue la de San Ignacio, acordada en Cabildo del 5 de julio de 1610, la que debió tener verificativo el 30 de los mismos mes y año. Para la vispera de San Ignacio que es a treinta de este mes se pregone públicamente por toda esta ciudad máscara de día pública y para la noche se pregonen luminarias y fuegos generales que empiecen desde prima noche hasta las diez de la noche y esta misma noche haya en estas casas de cabildo mucha cantidad de luminarias que nada este vacío y muchos fuegos en librillos y en la forma que se suele y en los corredores veinticuatro hachas de cera negra repartidas por ellos y mucha cantidad de cohetes y ruedas de cohetes y delante de las casas del cabildo en la plaza dieciséis pipas llenas de leña que se quemen todo lo cual haga el señor Álvaro de Castrillo con todo el lucimiento y repartiendo de suerte duren estos fuegos el más tiempo se pueda y en la azotea del cabildo haya trompetas y chirimías y atabales. Y el día del santo junta la ciudad sin que falte ninguno en forma de ella lo más lucida rica y galanamente vestida con todos los bordados recamados adornos y joyas y lo mejor que se pudiere hallar y precisamente todos los caballeros regidores lleven botas blancas y se junten en las casas del cabildo para desde alli ir todos juntos a donde diere orden el señor corregidor. Y el mismo día después de comer asistan en las azoteas del cabildo las trompetas, atabales y chirimías y por todo el dicho día y a la noche haya los mismos fuegos que la noche antes y en la misma forma lo cual haga el mismo señor comisario Álvaro de Castillo. Y asimismo acordó la ciudad que dentro de la octava del bienaventurado San Ignacio a seis de agosto haya una sortija en la calle de la casa profesa en la que atraviesa por delante de la iglesia para la cual esta ciudad nombra por mantenedor al señor don Francisco de Solis y Barraza, alferez a quien le ofrece hacer ayuda de costa de un mil ducados de Castilla por que con ellos puedan más fácilmente lucir aquel día, sin tanta costa suya, para lo cual se nombra por comisario y que tome a su cargo tablados, telas y contra telas en la forma que fuere necesario al señor don Francisco de Solis y Barraza. Y asimismo acordó la ciudad que toda la octava de la dicha fiesta se den toros de balde a las personas que los quisieren correr en sus calles y barrios con su interés. Y asimismo acordó la ciudad que a veinte y uno de agosto esté esta plaza aseada para poder correr en ella cincuenta toros en los dos días en los cuales a de haber premios para quien diere mejor lanzada, y asimismo para toreadores de a pie a quien mejor lo hiciere y estos días haya carrera en la plaza y caballeros que toreen todos los más que se pudieren con esto parecerán muy bien estos días y serían de mucha alegría y el mandar cerca de la plaza para los toros lo mande hacer el señor don Francisco de Solis, alferez sin costa de la ciudad sacándolos a remate o dándolos a destajo como le pareciere. Asimismo, acordó la ciudad que se de colación el día de la sortija y el primero de los toros.
Más adelante, llama la atención este pasaje: (...) el 24 de enero de 1621 paseó por las calles de la ciudad una MÁSCARA QUE LOS ARTÍFICES DEL GREMIO DE LA PLATERÍA EN MÉXICO, Y DEVOTOS DEL GLORIOSO SAN ISIDRO EL LABRADOR, DE MADRID, HICIERON EN HONOR DE SU GLORIOSA BEATIFICACIÓN: COMPUESTA POR JUAN RODRÍGUEZ ABRIL, PLATERO. Salió de las casas del Mariscal de Castilla, situadas entonces en la calle de San Juan de Letrán, y duró desde las dos de la tarde hasta las AVES MARÍAS. Encabezaban la mascarada una alegoría de la Fame, en caballo blanco, vestido de tela rosado y tocado vistoso. “Seguíalo un bizarro labrador, montado en un caballo morcillo, el más pequeño de los que se conocían en Nueva España y de los mejores brazos y traza que se puede pintar, hermosísimo de crin, con rico y vistoso jaez. El que hacía de labrador llevaba una máscara de plata, calzón y camisa ricamente fabricados de pita; caperuza, sayo y polainas de paño pardo con todos los vivos guarnecidos de jacintos engastados en oro, y todo el campo lleno de mucha diversidad de piedras preciosas, diamantes, rubíes, esmeraldas, girasoles, perlas y otras muchas joyas de oro, en tanta copia que no es posible hacer suma de sus riquezas. Llevaba en la mano una asta de plata melcochada, y pendiente de ella un excelente retrato con las armas de 207
Entre las más interesantes de las que no cito por carecer de espacio, se cuentan las que aparecen en las actas de Cabildo para los días 25 de Julio de 1624, 3 de Julio de 1640 y 8 de Octubre de 1642.
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Madrid. Delante de sí, llevaba el Santo por grandeza y ornato, todos los caballeros andantes, autores de libros de caballería: don Belianis de Grecia, Palmerín de Oliva, el Caballero Febo, etc., yendo el último, como más moderno, don Quijote de la Mancha, todos de justillo dorado, con lanzas, rodelas y cascos, en caballos...” (Manuel Romero de Terreros: Las Artes Industriales en la Nueva España. México, 1923).
CAP. VI.-LA PLATERÍA DEL SIGLO XVIII. (Las fiestas, p. 168-189): La primera de importancia que registran las actas de Cabildo del siglo XVIII, fue con motivo del “feliz y deseado nacimiento de nuestro príncipe y señor don Luis Fernando... Príncipe de las Asturias”. El Cabildo (del 4 de febrero de 1708) recibió el aviso del virrey, duque de Alburquerque para que ese mismo día, así como la iniciativa del mismo virrey respecto de la fiesta que la ocasión demandaba: El glorioso asunto del feliz natalicio del Príncipe de las Asturias con que el celo ha premiado la justicia y heroicas virtudes de nuestro amado monarca y señor don Felipe V y perpetuado el consuelo de tan leales vasallos, como lo son los españoles, pide demostraciones de júbilo y celebridad que complementan y llenan el amor y fidelidad que rebosan los corazones de los que habitan estas distancias y para que no se les dilate este consuelo; he resuelto que el lunes seis de el corriente mes se de principio a las fiestas prevenidad con la solemne novena de gracias a la milagrosa imagen de María Santísima de los Remedios en esta iglesia catedral y que las noches de los mismos nueve días, se tengan luminarias generales, fuegos artificiales y comedias en este real palacio a que se han de seguir las fiestas de toros y otras festivas y públicas demostraciones que ocupen los días que falta hasta el de ceniza, reservando otras para después de pascua de resurrección, de que participo a esta muy noble y leal ciudad para su concurrencia a todo con las cormalidades que en semejantes felices sucesos se hubieren guardado.-Señalado con la rúbrica de su excelencia.-México, 4 de febrero de 1708.-Y debajo dice a esta muy noble y leal ciudad...
En el acta del día siguiente, y luego de amplia descripción sobre cómo los diversos gremios entendieron el significado de la noticia, se desarrolló una máscara que fue ampliamente descrita en dicho documento. PROCESIÓN PARA LA JURA DEL PATRONATO DE LA VIRGEN DE GUADALUPE (1757). (...) puede decirse, con algo de hipérbole, que todos deseaban la proclamación del patronato de esta advocación de María Santísima, y sin él las fiestas hubieran estado igualmente lucidas. Era costumbre en México atravesar en las calles por donde pasaban las procesiones arcos de flores o de pañuelos, y solían suspenderse en medio de ellos pañuelos recogidos u otros aparatos que llamaban mundos, llenos de flores o de obleas o de papel picados en menudos pedazos, de colores diferentes, los cuales, tirando por medio de una cuerda, se abrían dejando caer sobre la imagen que se festejaba aquella luvia de objetos. No faltaron mundos en esta ocasión, aunque algo diferentes de los ordinarios: unos con la forma común, contenían palomas u otras avecillas y a otros se les dio la figura de un indio con la tilma recogida en las manos y al descogerla derramaba flores, dejando ver la imagen de Guadalupe, según cuentan fue la aparición.
[132] Amorosa contienda de Francia, Italia y España sobre la augusta persona del Señor D. Carlos III exaltado al trono español: certamen poético, métrica palestra, ingenioso combate a que para decidirla con délphicos oráculos, métricos alegatos, y minervales instrumentos, convoca las racionales musas de su docto floreciente parnaso la Real y Pontificia Universidad de México, en cuyo nombre la dedica a sus reales plantas / Proponíala al Dr. Y Mtro. Don Juan Gregorio de Campos Martínez, catedrático de Astrología, México, Impresa en el R. I. Y más antiguo Colegio de San Ildefonso, 1761, 208 p.208
208
María del Carmen Vázquez Mantecón: Los días de Josepha Ordóñez. México, Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Históricas, 2005. 243 p. Ils., fots., facs. (Serie Historia Novohispana, 74)., p. 214-215.
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Carcaja a tambor batiente… Caricatura de Cabral.
NÚMERO 4: CATÁLOGO DE CONMEMORACIONES: GUIJO Y ROBLES (1648 – 1703).209 Hace algún tiempo, elaboré el “CATÁLOGO DE CONMEMORACIONES Y MOTIVOS DE CONCENTRACIÓN POPULAR, SEGÚN GREGORIO MARTÍN DE GUIJO Y ANTONIO DE ROBLES (1648 – 1664 y 1665 – 1703, respectivamente)”,210 con el cual fue posible entender, en parte, el diverso motivo de convocatorias y reuniones masivas que se generaron en ese período específico del virreinato. Como veremos a continuación, las citas recogidas son apenas un referente del numeroso significado en el que un amplio conjunto de pretextos generó aquellas movilizaciones sociales detectadas en 55 años, los cuales representan poco menos de la sexta parte que corresponde al total del espacio de dominio español. A este “Catálogo...” se agrega, no podía ser de otra forma, la obra de José Manuel de Castro SantaAnna, quien, a lo que parece, realizó sus obras con el mismo título de Guijo y de Robles, como lo veremos más adelante. [133] GREGORIO MARTÍN DE GUIJO: 1648 – 1664.211 1648 -Auto del Santo Oficio. Entre otro de los juzgados fue Martín Garatuza (30 de marzo). -Día de la Exaltación de la Cruz. Reedificación de la Cruz del cementerio de la Catedral, jubileo de las cuarenta horas en ella y procesión de sangre, religiones y cofradías, por la peste. (14 de septiembre). 1649 -Procesión de la Cruz del Santo Oficio. Procesión entre muchos caballeros de hábito y la nobleza del reino con toda gala y bizarría (10 de abril). -Auto general de la fe en la plazuela del Volador (17 de abril). -Colocación de suntuoso retablo en una capilla de la catedral. Hubo procesión con el Santísimo Sacramento y varias misas (21 de octubre). 1650
José Francisco Coello Ugalde: AHT Nº 70, 12: “Ensayo y notas sobre una conferencia de la Dra. Dolores Bravo: Fiesta pública y escenificación del poder”. México, 2004. 15 p. 210 José Francisco Coello Ugalde: Aportaciones Histórico-Taurinas Nº 70, 12: “Ensayo y notas sobre una conferencia de la Dra. Dolores Bravo: Fiesta pública y escenificación del poder”. México, 2004. 15 p. 211 Gregorio Martín de Guijo: DIARIO. 1648-1664. Edición y prólogo de Manuel Romero de Terreros. México, Editorial Porrúa, S.A., 1953. 2 V. (Colección de escritores mexicanos, 64-65). 209
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-Día de la Purificación de Nuestra Señora (catedral), en medio de gran fiesta. (2 de febrero). -Auto de la fe en la Catedral (13 de marzo). -Paseo víctor del Doctor de Miguel de Ibarra por varios conventos –facetamente, con espadas desnudas- (14 de marzo). -Colocación del altar de Santa Rita (Convento de San Agustín). Acudieron diversas órdenes religiosas y mucha gente del pueblo. (22 de mayo). -El Vicario general de la Merced, Fr. Pablo Arias de Soto tomó posesión con grandes júbilos y festejos (22 de junio). -Juramento del señor virrey (Conde de Alva de Lista). Bienvenida, recepción, toros y tocotines de los indios (esto último en Chapultepec). (28 de junio). -Entrada del virrey entre gran ceremonia. Te deum laudamus, arco triunfal y otros (3 de julio). -Máscara de los Estudiantes de la Compañía. Máscara a “lo faceto” que se decía en “hacinamiento de gracias de la venida del señor virrey...” (7 de julio). -Auto de la Inquisición (10 de julio). -Bendición de la iglesia de San Lorenzo con mucha y variada asistencia (11 de julio). -Dedicación de la iglesia de San Lorenzo (16 de julio). -Ordenó el arzobispo al hijo del virrey, con corona y grado en medio de júbilo (5 de agosto). -Altar nuevo, colateral dedicado a Nuestra Señora del perdón, con muy solemne fiesta (5 de agosto). -Fiesta de San Hipólito (13 de agosto). -Visita del Sr. Virrey con motivo de “haberse hecho a la vela la flota”, visita a varios conventos, entre música, bailes y regalos (14 de agosto). -Consagración del arzobispo de Filipinas (4 de septiembre). -Sermón del obispo de Segovia. Concurrió todo el reino (17 de septiembre). -Publicaciones y procesión de la devoción del Rosario. Procesión (con) tanto número de gente que no se había visto mayor concurso (2 de octubre). -Muerte del Sr. Arzobispo Juan de Mañosca. Un día después, embalsamado, acudieron a misa de requiem varias órdenes (12-13 de diciembre). 1651 -Maitines de Reyes. Ocurrió mucha gente de todos estados (5 de enero). -Honras del señor Arzobispo. Asistió el virrey, audiencia, tribunales, todas las religiones y mucho número de gente (15 de enero). -Consagración de óleo. Jueves santo (6 de abril). -Fiesta de la Cruz en el Rastro. Los rastreros celebraron la fiesta con una lucida máscara de indios, misa, simulacros militares. El turco en el remate del castillo. Participación y compañía del virrey a la plaza, donde hubo tres días de toros. Similar aparato, con el “que se alborotó el reino”, tuvo lugar en diciembre del año anterior (7 de mayo). -Festejo del conde de Alva, acompañado de la nobleza del reino, paseó con notable concurso de gente en bizarros caballos (29 de junio). -Procesión de sangre para mitigar el colixtle, con rogativa en catedral. (13 de octubre). -Fiesta de Santa Teresa con asistencia del virrey y audiencia, a más de las religiones (15 de octubre). -Toros.212 1652 212
Gregorio Martín de Guijo: DIARIO. 1648-1664. Edición y prólogo de Manuel Romero de Terreros. México, Editorial Porrúa, S.A., 1953. 2 V. (Colección de escritores mexicanos, 64-65). Vol. I., p. 179-180. Atrás se ha dicho la peste de fríos y calenturas que sobrevino a los naturales en algunas doctrinas de indios en esta ciudad, y procesiones públicas que hicieron, y saltó a muchos españoles que los padecen; y siendo sabedor de ello el virrey, dio licencia para que se lidiasen toros enfrente del balcón de palacio, y se lidiaron por octubre y a 6 y 7 de noviembre, y estándolos lidiando, andaba por la calle una procesión de sangre que salió de Santa María la Redonda.
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-Fiesta de nuestra Señora de la Concepción. Gran celebración. Procesión, misas, toros y máscaras (23 de enero). -Iglesia de la Piedad, día de la Purificación de nuestra Señora, apertura de la iglesia, casa y convento a nuestra Señora de la Piedad (acudió a ella todo el reino) (2 de febrero). -Máscaras. Celebra sus años el virrey con toros, lidiados en el parque (3 de septiembre). 213 -Muerte de la Condesa Da. Luisa de Albornoz y Legazpi con asistencia “de toda la nobleza del reino” (18 de mayo). -Venida de la Virgen de los Remedios. Hubo un “grande concurso de gente que le salió a recibir...”. Repique, luminarias, etc. (17 de junio). -Procesión de la octava de Corpus. Hubo comedia (19 de junio). -Consagración del señor arzobispo, con asistencia de diversas personalidades (25 de julio). -Entrada del señor arzobispo, quien fue recibido con arco de colgaduras y acompañado por diversas órdenes religiosas y el pueblo (3 de agosto). -Entrada del virrey duque de Alburquerque. Arco en forma acostumbrada (15 de agosto). -Pendón transferido por la dilación de la entrada del virrey (24 de agosto). -Honras al obispo de la Habana. Túmulo muy honrado, con asistencia del virrey, audiencia y religiones (1° de octubre). -Juramento de defender la Concepción de Nuestra Señora, celebrada en medio de gran aparato (5 de octubre). -Entierro y honras del señor arzobispo. Asisten: virrey, audiencia y tribunales. (15 de noviembre). -Fiesta al Santísimo Sacramento (23 de noviembre). -Toros (22, 23 y 25 de diciembre). 1654 -Fiesta de la Concepción entre grandes demostraciones de la Real Universidad (17 de enero). -Máscaras “a lo grave” y a “lo faceto” (29 de enero). -Cumpleaños del rey en medio de saraos con asistencia mayúscula (8 de abril). -Dedicación de la Iglesia nueva de la Merced (30 de agosto). -Salida del Conde de Alva de Lista en medio de gran demostración popular (17 de octubre). -El suceso de las cuarenta horas (6 de septiembre).214 1655 -Fiesta continua del Santísimo Sacramento por todo el año (1° de enero). -Fiesta de la Concepción de nuestra Señora en la Universidad (20 de enero). -Anatema (14 de marzo). 213
Op. Cit., p. 199-200: Martes 3 de septiembre y algunos días antes de éste, después del día de San Luis, celebró el virrey cumplimiento de sus años con toros, que se lidiaron en el parque, con tablados que se armaron, y dieron los toros los condes de Calimaya y Orizaba, y Fr. Jerónimo de Andrada, provincial del orden de la Merced, y el día referido y el siguiente hicieron los mulatos y negros de esta ciudad una máscara a caballo con singulares galas, y todas las naciones, y armada una cuadrilla de punta en blanco que ésta salió de casa don Andrés Pardo de Lagos, oidor más antiguo de la real audiencia, con nota de todo el pueblo, así por esta permisión como porque la cuadrilla que representó a los españoles se pusieron hábitos de Santiago, Calatrava, Alcántara, San Juan y Cristo en los pechos, y rodearon toda la ciudad, y luego a hora competente entraron en dicho parque a vista del virrey y audiencia y de los tribunales con el de la inquisición, que fueron convidados del virrey. 214 Ibidem., p. 264. Domingo 6 de diciembre a las dos horas de la tarde, hizo junta el virrey del cabildo eclesiástico y todos los prelados de las religiones y doctrinas de dentro de la ciudad, para disponer desde 1ª de enero se diese principio, empezando por la catedral, a tener descubierto el Santísimo Sacramento tres días cuarenta horas, y acabado en la catedral las parroquias, y luego las religiones y conventos de monjas y partes donde hubiese Sagrario, y acabado el turno volviese otra vez a dar principio la catedral de suerte que todo el año estuviese descubierto y se celebrase con toda autoridad y sermón que quedó asentado.
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-Años del rey (8 de abril). -Apertura de la iglesia de la Concepción (13 de noviembre). 1656 -Mejoría del virrey (21 de enero). -Muerte de una negra de la virreina (24 de enero). -Dedicación de la Catedral (1° de febrero). -Traída de la Virgen de los Remedios (16 de septiembre). -Auto particular de inquisición (20 de octubre). -Fiesta del rey (12 de noviembre). -Aviso de estar la flota en la Habana (13 de noviembre). -Rogativa por la flota (2 de diciembre). 1657 -Capilla nueva (19 de julio). 1658 -Parto de nuestra reina (20 de marzo). -Fiesta al parto de la reina del príncipe Felipe Próspero (28 de abril). -Mascarada “a lo faceto” (1° de mayo). -Toros (20, 21 y 22 de mayo). -Justicia de catorce personas por el pecado de la sodomía (6 de noviembre). -Celebración de la edad del señor príncipe Próspero (28 de noviembre). 1659 -Fiesta de Corpus (26 de mayo). -Segundo parto de la reina nuestra señora, infante (13 de julio). -Entrada del Conde de Baños (16 de septiembre). -Asistencia del virrey al convento de San Jerónimo (30 de septiembre). -Pregón del Santo Oficio (1° de octubre). -Fiestas (desde el 13 de octubre). -Procesión del Santo Cristo de la Columna (5 de noviembre). -Procesión del auto general de la fe (18 de noviembre). -Toros (22 de noviembre). 1661 -Años del rey (8 de abril). -Traída de Nuestra Señora de los Remedios (14 de junio). -Segunda octava de la virgen (3 de julio). -Muerte de una nieta del virrey (11 de agosto). -Colación de nuestra Señora Copacabana (5 de octubre). -Apertura de la iglesia de San José de Gracia (26 de noviembre). 1662 -Años de la virreina (25 de mayo). -Comedia (11 de junio). -Procesión de la bula de la Concepción (16 de julio).
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-Procesión de Nuestra Señora Santa María la Redonda (14 de agosto). -Procesión de la Concepción en la catedral (2 de septiembre). -Fiesta de la Concepción en el convento de Santo Domingo (10 de septiembre). -Fiesta de la Compañía en la Profesa (14 de septiembre) -Fiesta de la Concepción (17 de septiembre). -Auto de fe (30 de septiembre). -Fiesta en San Jerónimo (8 de octubre). -Fiesta en el Carmen (5 de noviembre). -Fiesta en Jesús María (5 de noviembre). -Fiestas reales con toros (7 de noviembre). -Fiesta de la Merced (19 de noviembre). -Fiesta de Balvanera (19 de noviembre). -Fiesta en Santa María la Redonda y fiestas en Santa Catarina Mártir (25 de noviembre). -Fiesta en el Hospital real de Indios y fiesta de la platería, esta última con toros (8 de diciembre). -Fiesta en San Bernardo (10 de diciembre). -Santa Catarina, reedificación y apertura (22 de enero, sic.). 1663 -Traída de la Virgen de los Remedios (26 de junio). 1664 -Auto de fe (4 de mayo). -Pendón asistido del señor obispo virrey (12-13 de agosto). -Entrada del virrey en Chapultepec. Hubo toros. (7 de octubre). -Entrada del de Mancera en el gobierno. Hubo toros en Chapultepec (15 de octubre). -Primera asistencia del virrey en la iglesia de San Lucas (18 de octubre). -Segunda asistencia, en la iglesia de Nuestra Señora del Carmen (19 de octubre). -Edad del príncipe (16 de noviembre). -Asistencia del virrey a Catedral. Fiesta del Patrocinio de Nuestra Señora (9 de noviembre). -Entrada del señor arzobispo Cuevas (10 de noviembre). -Posesión del señor arzobispo (15 de noviembre).
(Hasta aquí Gregorio Martín de Guijo).
El niño Artemio de Valle-Arizpe, en su natal Saltillo.
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[134] ANTONIO DE ROBLES (1665 - 1703).215 1665 -Entierro Del señor arzobispo (4 de septiembre). -Dedicación de la iglesia de Jesús Nazareno (11 de octubre). -Vísperas y oración fúnebre del señor arzobispo (25 de octubre). 1667 -Venida de nuestra Señora de los Remedios (11 de mayo). -Novenario a nuestra señora (12 de mayo). -Beatificación de San Pedro Arbúes. Fuegos en la plazuela y toros (17 de septiembre). -Remate de las bóvedas de catedral con muchas fiestas (22 de diciembre). 1668 -Auto de la fe de Santo Domingo (3 de febrero). -Venida de nuestra señora de los Remedios (13 de junio). -Beatificación de Santa Rosa del Perú (12 de febrero en Perú). 1669 -Fiestas del pendón (12 y 13 de agosto). -Fuegos, luminarias, máscaras de 84 caballeros y toros (2 de septiembre). 1670 -Años del rey nuestro señor D. Carlos II (6 de noviembre). -Recibimiento del señor arzobispo (8 de diciembre). -Azotados por el santo oficio (9 de diciembre). 1671 -Dedicación de la iglesia de Balvanera (7 de diciembre). -Anuncio de la publicación de la beatificación de Santa Rosa del Perú (1°-12 de marzo). 1672 -Fiestas de canonización de San Francisco de Borja (25 de enero y 14 de febrero). -Máscara (7 de febrero) -Ahorcado (14 de mayo). -Fiesta a Santa Rosa de Viterbo (4 de septiembre). 1673 -Casamiento de la hija del virrey (28 de mayo). -Dedicación de la iglesia de las capuchinas (10 de junio). -Siete hombres quemados por sodomitas (13 de noviembre) -Entrada del duque de Veraguas a Chapultepec (16 de noviembre). 215
Antonio de Robles: DIARIO DE SUCESOS NOTABLES (1665-1703). Edición y prólogo de Antonio Castro Leal. México, Editorial Porrúa, S.A., 1946. 3 V. (Colección de escritores mexicanos, 30-32).
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-Entrada del virrey a la ciudad de México (8 de diciembre). 1674 -Celebración de los años del rey, comenzaron con los toros (7 de noviembre). 1675 -Dedicación de San Cosme (13 de enero). -La Universidad celebra la fiesta a la Purísima Concepción de nuestra Señora con comedias y torneo a lo “faceto” (27 de enero). -Máscara ridícula (6 de febrero). -Torneo y toros por fiesta de la Universidad (8 de febrero). -Día de Corpus (13 de junio). -Entrada del visitador de San Agustín (10 de octubre). -Años del rey con comedia en palacio (6 de noviembre). -Toros a los años del rey (11, 19 y 20 de noviembre). 1676 -Se pregona se bata moneda de oro y de que saliesen todos los ministros de la Casa de la Moneda a caballo; hubo muchos arcos y atabales (23 de mayo). -Toros por la entrada del rey en el gobierno (6-21 noviembre). -Máscara de caballeros (25 de noviembre). -Fiesta de los gremios por la entrada de S. M. al gobierno (8 de diciembre). 1677 -Carreras de caballos en San Sebastián (20 de enero). -Fiesta de la Universidad (24 de enero). -Fiesta del rey en Tacuba; cañas y toros (25 de enero). -Fiesta, sermón y comedia (9 de agosto). 1678 -Auto del Santo Oficio (20 de marzo) -Azotados (22 de marzo). -Venida duodécima de Nuestra Señora de los Remedios (30 de mayo). -Octava de Corpus (16 de junio). -Vuelta de nuestra Señora de los Remedios (19 de junio). -Procesión al hospital (¿de indios?) con muchos fuegos, loas y estandartes (8 de octubre). -Toros (22, 23 y 24 de noviembre). -Toros (4, 5 y 6 de diciembre). -Primera piedra de Santa Teresa (8 de diciembre). 1679 -Carrera de 8 caballeros delante del balcón de Palacio (27 de junio). -Toros y maroma (11 de diciembre). -Toros. Uno en zancos, toreó. (13 y 14 de diciembre). 1680
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-Dedicación nueva capilla de Nuestra Señora de Loreto (5 de enero) -Día de la Epifanía, misa, sermón y mucho concurso (6 de enero). -Dedicación en San Felipe Neri de una colateral (29 de enero). -Fiesta de la Universidad (18 de febrero). -Fuegos, hachas, luminarias (5 de abril) -Fiesta en San Agustín (28 de agosto). 1682 -Toros (11 de enero) -Certamen de la Real Universidad (18 de enero) -Fiesta de las escuelas (25 de enero) -Día de Corpus (8 de mayo) -Fiesta del rey (29 de noviembre). 1683 -Fiesta de la Universidad (21 de febrero) -Años de la reina (21 de abril) -El Corpus (17 de junio) -Bautismo del hijo del virrey (14 de julio) -Víctor o toma de grado de un bachiller (22 de julio) -Entrada del arzobispo (4 de octubre) -Fuegos de la cruzada y sarao con asistencia de los virreyes (28 de noviembre). -Toros en el Volador (2, 9, 13, 23, 28 y 30 de diciembre). 1684 -Toros en la plazuela de la Trinidad. Cañas y máscaras (segunda quincena de junio). -Los años del hijo del virrey (5 de julio). -Años del rey (6 de noviembre). 1685 -Fiesta de Nuestra Señora de la Concepción en la Universidad (13 de mayo). -Venida de nuestra Señora de los Remedios (2 de junio). -Bendición de la cruz para la nueva iglesia de San Bernardo (23 de junio). 1686 -Fiesta en la real Universidad de la Limpia Concepción de Nuestra Señora (3 de febrero). -Toros en Chapultepec (11 de noviembre). -Asiste el virrey a la fiesta de los Betlemitas (27 de diciembre). 1687 -Acto de la Universidad al Virrey (21 de enero). 1688 -Años del virrey. Hubo carreras y comedia (6 de enero). -Auto en Santo Domingo (8 de febrero). -Fiesta de nuestro padre San Pedro (11 de julio).
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-Toros y moros y cristianos en la plazuela de Jesús Nazareno, a la celebración de la cruz (5 de octubre). -Entrada del virrey en público (4 de diciembre). -Fiesta de Jesús Nazareno, por la dedicación de iglesia nueva (7 de diciembre). -Fiesta de Jesús Nazareno (8 de diciembre). -Fiesta de la congregación de San Pedro en la dedicación de la iglesia de Jesús Nazareno (15 de diciembre). -Años de la reina (22 de diciembre). 1689 -Fiestas de la Cruz de la Trinidad. Se lidiaron toros en la plazuela de la Santísima Trinidad (24 y 25 de enero). -Toros en San Pablo y moros y cristianos (10 de mayo). -Elección de rector de la cofradía del Santísimo Sacramento (2 de julio). -Toros en la casa del conde de Santiago (11-14 de julio). -Repetición del hijo de D. Diego Franco (16 de agosto). -Fuegos de la cruzada de noche (26 de noviembre). 1690 -Azotado (21 de febrero) -Auto en Santo Domingo (5 de marzo) -Azotado (6 de marzo) -Fiesta de la Santísima Trinidad (21 de mayo). -Fiesta de Corpus Christi (25 de mayo). -Toros en el parque de Palacio con tablados (14-15 de junio). -Toros (19 de junio). -Fiesta de la congregación de San Pedro en la Octava de la dedicación de San Bernardo (2 de julio). -Fiesta de la Trinidad (9 de julio). -Fiesta de San Bernardo (20 de agosto). -Fiesta en el hospital de Jesús Nazareno (8 de octubre). 1691 -Bandera arbolada para China (11 de enero). -Víctor del Dr. D. Juan de Brisuela (4 de febrero). -Matrimonio de la Condesa de Santiago (2 de mayo). -Máscara curiosa (9 de mayo). -Máscara de los plateros (10 de mayo). -Máscara del conde de Santiago (11 de mayo). -Toros, cañas –de los de Amozoc-, con castillo y tienda de campo, en el Volador (28-31 de mayo). 1692 -Fiesta de Nuestra Señora de los Remedios (10 de agosto). -Procesión de sangre de San Sebastián (30 de septiembre). -Fiesta de la limpia Concepción de nuestra Señora (7 de diciembre). -Pregón de la canonización de San Juan de Dios (8 de diciembre). 1693 -Certamen en San Agustín (18 de enero).
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1694 -Paseo para la borla en Teología del Dr. D. Manuel Mendrice (23 de agosto). -Fuegos y luminarias en la calle de Tacuba (7 de diciembre). 1695 -Años del virrey (11 de enero). -Visita de los virreyes a la Santísima Trinidad, donde hubo comedia (31 de enero). -Ida de la Virgen de los Remedios (7 de marzo). -Fiesta de la Merced (30 de octubre). -Años del rey (6 de noviembre). -Toros en Chapultepec (15 de noviembre). 1696 -Auto en Santo Domingo (15 de enero). -Azotados (16 de enero). -Fiesta de San Juan Sahagún (13 de febrero). -Entrada del virrey (27 de febrero). -Lutos por la muerte de la reina (30 de octubre). -Honra de la reina en Catedral (24 de noviembre). -Honra de la reina en Santo Domingo (10 de diciembre). -Procesión del Santo Cristo de la Columna (13 de diciembre). 1697 -Entrada del conde de Moctezuma por virrey (2 de febrero). -Fiesta de los betlemitas en la Catedral (10 de febrero). -Ahorcados (21 de febrero). -Honras de la reina en Jesús María (9 de marzo). -Ahorcados (14 de marzo). -Ahorcados (29 de abril). 1698 -Honras del señor arzobispo (2 de septiembre). 1699 -Azotados (18 de febrero) -Fiesta de corte (14 de mayo) -Auto de la fe (14 de junio). 1700 -Luminarias y fuegos (20 de octubre). -Canonización de San Juan de Dios en la ciudad de México (16-30 octubre). -Toros que hubo en aquellos días de la canonización. -Máscara (6 de noviembre). -Máscara de niños (7 de noviembre). -Toros por las fiestas de San Juan de Dios, en la plaza de San Diego (15 de noviembre).
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-Toros a mañana y tarde (16 de noviembre). -Mulata sentada como hombre, toreó a caballo (17 de noviembre). -Toro de once (24 de noviembre). -Toros (13-15 de diciembre). 1701 -Fiesta en Santiago Tlatelolco. Asistió el virrey (16 de enero). -Pregón de luto por el rey Carlos II (16 de marzo). -Tarasca nueva de siete cabezas que anduvo dentro de la Catedral (26 de mayo). -Auto en el Santo Oficio (22 de julio). -Toros por el virreinato del señor arzobispo en la plazuela de San Diego (13-15 de diciembre). 1702 -Recepción del palio por el señor arzobispo (6 de enero). -Toros en San Diego (23-25 de enero). -Posesión del virreinato (27 de noviembre). -Toros en Chapultepec (28 de noviembre). -Toros en Chapultepec (2-3 de diciembre). -Fiesta de la Concepción en la Universidad con máscara ridícula. (10 de diciembre). 1703 -Auto del Santo Oficio (18 de mayo). -Arribo de ocho salteadores negros y mulatos (...) acompañados de mucha gente (31 de mayo). -Vuelta de los virreyes a la ciudad. Toros (4-6 de junio). -Toros de los virreyes a la ciudad. Toros. (4-6 de junio). -Toros que se jugaron en Chapultepec a los años de la señora virreina (25 de junio). -Fiesta de San Ignacio de Loyola en la casa Profesa con gran solemnidad (21 de julio). -Toros en Chapultepec, en honor de los años de la hija de los señores virreyes (30 de julio-1° de agosto). -Toros en Chapultepec a los años del señor virrey. Carreras de los de Toluca, que vinieron a celebrarle los años con dichos toros y juegos de cañas y alcancías. (9 de noviembre). -Toros en Chapultepec (10 de noviembre). (297 acontecimientos). Por su parte José Manuel de Castro Santa-Anna: Diario de sucesos notables (1752-1758)., cita los siguientes acontecimientos: [135] Diario de sucesos notables (1752-1758). México, Imprenta de Juan R. Navarro, Calle de Chiquis Nº 6, 1854. T. V, comprende los años de 1752 a 1754 (260 p.). 15 de diciembre de 1752 (p. 57-58): Refiere un desagradable hecho ocurrido en la plaza de Guadalajara. “Corre por cierto que en la justa de toros, que el mes pasado hubo en (...) en la anual festividad de Nuestra Señora del Rosario”, se hicieron de palabras el coronel Dr. José Basarte y D. Fermín de Cheves y Amescua, presidentes que fueron de la real Audiencia de Guadalajara. Al menos, en esta cita encontramos que en la Nueva Galicia se efectuaban dichas fiestas relacionadas con Nuestra Señora del Rosario. 17 de enero de 1753 (p. 92): Con el motivo de ser necesarios reales para entender la villa del santuario y real colegiata de Nuestra Señora de Guadalupe, su protector el señor oidor D. Domingo de Trespalacios, consiguió licencia de S.E. para que se corrieran toros en la plaza de San Diego, y el producto que ministrasen los cuartones se aplicase por dicha fábrica (...) el público tuvo a mal que
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para una obra tan pía se destinasen reales que continuamente acarrean muchos pecados mortales. 28 de enero de 1753 (este día y tres antecedentes) (p. 96): Se continuaron los toros en la plazuela de San Diego; en ambas semanas hubo un toreador muerto y ocho heridos: feneciese la diversión de esta tarde con un corpulento monte carnaval, que se fabricó en la medianía de la plaza, en el que había varias vestiduras de medias, calzones y chupas, becerros, carneros, cabritos, cerdos, pavos, gallinas, perdices, palomas, pájaros, cenzontles, jamones, lomos, longanizas, roscas de pan y de biscochos, todo género de frutas, de vituallas y hortalizas; y habiéndose tendido las compañías de infantería y caballería circunvalando la plaza por evitar cualesquier alboroto que pudiera acaecer, hizo S.E. señal con el pañuelo, y asaltando la plebe el monte, en muy poco tiempo quedó destruido, llevando cada cual la prensa que pudo adquirir, no dejando el más leve fragmento ni de vigas, petates y tablas, quedando muchos estropeados y sin ningún útil. [136] Diario de sucesos notables (1752-1758). México, Imp. de Juan R. Navarro, Calle de Chiquis Nº 6, 1854. T. VI, comprende los años 1754-1756 (269 p.) 5 de noviembre de 1755 (p. 180): De Puebla escriben, que el 27 del próximo pasado llegó a aquella ciudad el Exmo. Sr. Marqués de las Amarillas, quien hizo su entrada pública (corriéronsele tres días de toros). 24 de noviembre de 1755 (p. 188): Plazuela del Volador, vistosamente colgada, principiaron los toros en obsequio de la llegada de SS.EE; en mañana y tarde se lidiaron catorce toros, sin que se hubiera experimentado ninguna desgracia, continuáronse otros cuatro días, siendo los concursos numerosísimos, y en todos ellos se logró el que no se experimentase ninguna fatalidad; dio S.E. muchos premios a los toreadores de a pie y de a caballo que demostraron su habilidad. 1º de diciembre de 1755 (p. 190): La mañana del 1º se lidiaron toros en la referida plazuela del Volador, con la misma concurrencia que la antecedente semana, no se experimentó desgracia alguna, continuando el siguiente día en la misma conformidad. 3 y 5 de diciembre de 1755 (p. 190-2): La mañana y tarde del 3, continuaron los toros, y aunque fueron belicosos, no hubo ninguna desgracia. Continuaron los toros el día 5 por mañana y tarde, en la que hubo carreras de moros y cristianos, que ejecutaron con gran destreza. [137] Diario de sucesos notables (1752-1758). México, Imp. de Juan R. Navarro, Calle de Chiquis Nº 6, 1854. T. VII, comprende los años 1756-1758 (262 p.). 26 de julio de 1756 (p. 16): La mañana del 26 pasaron SS. EE. [los virreyes D. Agustín de Ahumada Villalón, Marqués de las Amarillas, y Dª Merced Luisa de Ahumada y Bruna, Marquesa de las Amarillas] al pueblo de San Ángel a la casa de Campo del Sr. Oidor decano D. Francisco Antonio Chávarri, quien les tuvo un ostentoso festejo, siendo correspondiente el banquete y refresco: concurrieron a esta función muchas personas de distinción, y en aquel pueblo había varias familias que pasaron a él con el motivo de celebrarse en el convento de Carmelitas el Corpus y Señora Santa Ana, y divertirse en las amenidades que ofrece aquel país: mantuviéronse SS.EE. en el siguiente día 27, por haber corridas de toros y otras diversiones, que les fue preciso estarse hasta después del anochecer, restituyéndose a esta ciudad a las once de la noche. 30-31 de diciembre de 1756 (p. 77): En los días próximos de Pascua se celebró en la ciudad de Xochimilco, distante de esta capital cinco leguas, la confirmación del patronato de Nuestra Señora de Guadalupe, con misas y sermones, procesión, toros y otros grandes festejos a costa de su devoto vecindario: fueron crecidos los concursos que pasaron de esta ciudad y de los lugares circunvecinos. 30 de mayo de 1758 (p. 258): La mañana del 30, días de S.M. el Sr. D. Fernando VI, que dios
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prospere, en la santa iglesia catedral hubo misa de gracias (...) Concurrieron también muchas señoras principales, y al anochecer se ministró un amplio refresco, siguiendo luego un festejo que duró hasta la media noche: háse construido en este pueblo (de San Ángel) una hermosa plaza de toros con crecido número de cuartones, sus barreras, lumbreras y tendidos cubiertos, primorosamente pintada, que tenía de costo 4,000 pesos, y que principiarán a correr el día 5 del próximo venidero; festejo con que obsequian a SS. EE. El actual gobernador y justicia mayor del Estado y marquesado del Valle, por estar aquel lugar dentro de su gobierno. [138] Diario de sucesos notables, escrito por C. (...) y comprende los años de 1675 a 1696). En: Documentos para la historia de México, T. VIII. México, Antigua librería de la voz de la Religión, de T.S.G. calle de San Juan de Letrán número 3, 1854. (96 p.). -Junio de 1684 (p. 28): En este mes hubo toros y juegos de cañas en la plazuela de la Santísima Trinidad a la fiesta de la Santa Cruz. -5 de octubre de 1686 (p. 40): El día 5 entró el nuevo virrey a Chapultepec, amaneció purgado (...). Al día siguiente, hubo toros en Chapultepec y gran concurrencia. -14 de junio de 1690 (p. 57-58): El día 14 de este mes se jugaron toros en el parque de palacio con tablados de toreo. Lidiaron el conde de Santiago y otros caballeros; revolcó un toro a un criado de dicho conde, y lo hirió. ¿Dónde estaba este parque? No puedo decirlo; presumo que donde está el jardín botánico y cuartel que en 1809 se construyó para la columna de granaderos después de hecha la prisión del Virrey Iturrigaray. -12 de enero de 1695 (p. 90): El día 12 hubo toros en la Piedad, en celebridad de los años del virrey. El Conde de Santiago y otros caballeros torearon en su obsequio. En 1º de noviembre de 1821, torearon varios de los llamados generales en la plaza de San Pablo en obsequio de Iturbide: distinguiéndose como buen garrochero (Luis) Quintanar. -(p. 96): Hasta aquí este Diario: lo demás que sigue en una hoja rota está ilegible. Él es como las poesías antiguas del primer poeta de los antiguos romanos Enio, de quien se dice que en medio de mucha basura tenían uno ú otro grano de oro. Recójalo el que pretendiere escribir la historia de aquellos tiempos, pues yo tendré mucho gusto de haberle preparado este trabajo. Y la siguiente página es el inicio de: El diario curioso de México de D. José Gómez. Cabo de Alabarderos. Está publicado en lo que se creyó conveniente en los primeros números del Museo mexicano del año de 1848, tomo primero. Documentos para la historia de México. México, Antigua Imp. De la Voz de la Religión, de T.S.G. calle de San Juan de Letrán número 3. 1854. 156 p. (Incompleto). Este documento se torna en un aporte más, aunque sólo contiene algunas referencias bastante vagas y breves sobre el tema taurino. [139] De la obra de María del Carmen Vázquez Mantecón: Los días de Josepha Ordóñez,216 y a propósito de que Según varias opiniones, la diversión de toros es la que más inquietaba a la gente y era tal el gozo, que incluso el público disfrutaba con la vista de la plaza vacía de espectadores, por su profusión de adornos, tapices, damascos y luces. Cuando las corridas eran en la noche, en cada cuartón se ponía una linterna “para que con la luz se eviten ocasiones de culpas”, ya que todos reconocían también que era de ver y “maravillar” la hermosura, riqueza y galantería de las mexicanas que no se perdía una de esas funciones.
Existe una referencia que procede de la Latin American Manuscripts, con el catálogo G 135 b(1),
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María del Carmen Vázquez Mantecón: Los días de…, op. Cit.
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Anónimo, “Fiesta de toros a jura del rey Carlos III, 17 de noviembre de 1760”. 217
Don Artemio, convaleciente…
[140] Gustavo Curiel: “Fiestas para un virrey. La entrada triunfal a la ciudad de México del conde de Baños. El Caso de un patrocinio oficial. 1660”. En: Patrocinio, colección, y circulación de las artes. XX Coloquio Internacional de Historia del Arte. México, Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Estéticas, 1997. 826 p. Ils., facs. (p. 155-193). (Estudios de Arte y Estética, 46). [141] Gustavo Curiel: “Fiesta, teatro, historia y mitología: las celebraciones por la paz de Aguas Muertas y el ajuar renacentista de Hernán Cortés, 1528”. En: El arte y la vida Cotidiana. XVI Coloquio Internacional de Historia del Arte. México, Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Estéticas, 1995. (p. 95-124). (Estudios de Arte y Estética, 36). [142] Descripción del modo que se conduxo, elevó y colocó sobre su base la Real Estatua de Nuestro Augusto Soberano Don Carlos IV. Y de las fiestas que se hicieron con este motivo. S.p.i. 8º c/marquilla, 12 p. Encuadernado en pasta dura, en piel.218 [143] REF. 0135 // 1792 /10 / 24: SAN LUIS POTOSÍ, cd. El Ayuntamiento de San Luis Potosí informa al virrey Revillagigedo que don Pedro Alonso de Alles remitirá medallas de oro, plata y cobre para que sean enviadas al monarca y su familia. Se detalla que las de oro son once, veinte de plata y veinte de cobre, y a quiénes deben otorgarse. Se incluyen los testimonios de amor y fidelidad sobre la proclamación del nuevo monarca Carlos IV y una descripción detallada de los festejos, adorno de las calles y casas, así como actos relativos al evento. Archivo General de la Nación, Ramo: Policía, Vol. 111, exp. s/n, fs. 381, 400.219 [144] REF. 0140 // 1810 /09 / 14 MÉXICO, cd. Cuentas de los gastos erogados con motivo del recibimiento del virrey don Francisco Xavier Venegas, entregadas por el licenciado don José Ramón de la Peza en representación del fallecido regidor Ignacio José de la Peza, su tío. Se describen muebles –entre ellos una cama imperial charoladas, obra de Manuel Tolsá, a quien se pagaron 750 pesos-, ropas de cama, adornos y telas, candiles, enseres de casa, diversos muebles, alimentos, bebidas, vinos, dulces y golosinas, adorno de las calles, flores y los gastos para recibirlo a su entrada a la ciudad. Archivo General de la Nación, Ramo: Policía, Vol. 129, exp. 1, fs. 1, 78. 220 217
Ibidem., p. 113. Subasta de libros antiguos celebrada el 29 de octubre de 2005 en la galería Louis C. Morton. Dato bajado del portal correspondiente a dicha galería. 219 Delia Pezzat Arzave: CATÁLOGOS DE DOCUMENTOS DE ARTE. archivo General de la Nación, México. Ramos: Policía, Ayuntamientos, Caminos y Calzadas. Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Estéticas, 2002. 138 p. Ils., fots., planos (Catálogos de Documentos de Arte, 28)., p. 53. 220 Op. Cit., p. 54. 218
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[145] Relación y descripción del Templo Real de la Ciudad de la Puebla de los Ángeles en la Nueva España, y su Catedral. Que de orden de su majestad acabó, y consagró a 18 de abril de 1649 el Ilustrísimo y Reverendísimo Señor Don Juan de Palafox y Mendoza, del Consejo Real de las Indias, y Obispo de esta Diócesis: Su despedida, y salida para los Reinos de España. Con dos cartas Pastorales del mismo Ilustrísimo Señor sobre la materia. Escrita por el Licenciado D. Antonio Tamariz de Carmona, Cura, y Vicario por su Majestad del Partido de Teziutlán. Dedícala al Excelentísimo Señor D. García de Avellaneda y Haro, Conde de Castillo, Gentilhombre de la Cámara de su Majestad, Comendador de la Obrería en la Orden de Calatrava, de los Consejos de Estado y Guerra, y Presidente en el Real, y Supremo de las Indias.221 En dicho documento, se incluye la consagración del Real y suntuoso templo de la ciudad de los Ángeles. Colocación del Santísimo sacramento, solemne novenario y festivas aclamaciones del pueblo.222 [146] En la parte correspondiente al siglo XVIII, y en el año particular de 1732, se tenía por cierto que, la relación de fiestas que rememoraba el “buen suceso de la empresa contra los otomanos en la restauración de la plaza de Orán”, escrita en romance octosílabo, fue inspiración del bachiller don Bernardino de Salvatierra y Garnica. Sin embargo, menciona José de Jesús Núñez y Domínguez El señor (Nicolás) Rangel consigna que de esas célebres fiestas “hizo una relación en quintillas el Bachiller don Bernardino de Salvatierra” y que “por más diligencias que se han hecho no ha sido posible encontrar unos ejemplares de esta descripción”.223 Sin embargo, en una nueva búsqueda emprendida en el catálogo de la Biblioteca Nacional, ha aparecido la siguiente ficha del Fondo Reservado: Nº Sistema: 000555341. Colección: Archivos y Manuscritos (BN-FR). Clasificación: MS. 29 Clas. Local: MS.29. Autor principal: Cabrera y Quintero, Cayetano de, 1698-1775. Título: Borradores de Cabrera 4 [manuscrito]. Descripción: [1], 295 h. núm., [1]: il.; 22 cm. Idioma: spa. Nota: Título tomado del lomo Signaturas antiguas en la cubierta: 462 (en tinta negra), # 550 (en tinta roja). M.F.: Cto. S. Fpe. Neri. Sellos en tinta: Biblioteca Nacional México. Departamento de Manuscritos Estampas e Iconografía. Papel de trapo, con filigranas. Reclamos en algunas hojas. Deteriorado (Manchas). Con: Comedia famosa y [palabras tachadas] nueva El Iris de Samalanca --Discursos christianos y politicos en el govierno de la monarchía de España en el reinado de Phelipe IV el Grande / por Antonio Hurtado de Mendoza --Lo que mucho vale mucho cuesta... --Horóscopo hispano en el nuebo [sic] reinado de n[uest]ro catholico monarcha Philipo V --Breve discurso sobre las fiebres en particular la que oi es tan fatal a los yndios con su verdadera curación --El muerde quedito-- Viva copia de el magnánimo, sagrado machabeo Joan Hyrcano, el illustríssimo señor doctor d. Joan Antonio de 221
Antonio Tamariz de Carmona: Relación y descripción del Templo Real de la Ciudad de la Puebla de los Ángeles en la Nueva España, y su Catedral. Puebla, Gobierno del Estado de Puebla, Secretaría de Cultura, 1991. XXVI + 195 p. Facs. (Bibliotheca Angelopolitana, VII). 222 Op. Cit., p. 61-74. 223 José de Jesús Núñez y Domínguez: Historia y tauromaquia mexicanas. México, Ediciones Botas, 1944. 270 p., ils., fots., p. 28.
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Vizarron, y Eguiarreta... --El alva hermosa y fria... --Fiestas de gobierno que hizo Mex[i]co a la toma de Orán: quintillas --[Apuntes de aritmética] --Elementos geométricos. --Preludio geométrico para la inteligencia y práctica del thaumaturgo óptico, o, Prospectiva curiosa necesario --Preguntas varias de un discípulo al maestro Cortés, curiosas, y una parte provechosas --El arte maestra: discurso sobre la pintura que muestra el modo de perficionarla con varias invenciones y reglas practicas pertenecientes a esta materia --Forma del tablero-- Tractado vnico para jugar con destresa el juego de damas llamado marro– Lances sueltos pa[ra] dar a escoger curiosos. Resumen: Volumen misceláneo de obras atribuibles a Cayetano Cabrera y a otros autores, sobre teatro, geometría, filosofía, astrología, poesía, pintura, juegos de damas, etc. Pues bien, varias cosas son de llamar la atención. Por un lado, el hecho de que la mencionada ficha refiera a obras de Cayetano de Cabrera y Quintero. Pero además, al hecho de que entre ese conjunto de trabajos, reunidos como “Borradores de Cabrera”, se incluyan las “Fiestas de gobierno que hizo México a la toma de Orán”, y que tales “Borradores” se encuentren escritos en quintillas, lo que nos haría presumir sobre el hecho de que no siendo Bernardino de Salvatierra y Garnica el autor, pero sí Cayetano de Cabrera y Quintero, esto confirma –en parte-, lo dicho por Nicolás Rangel. Se trata sí, de una relación o descripción de fiestas escrita en quintillas. Pero no es de Salvatierra y Garnica sino de Cabrera y Quintero. Será de mucha utilidad acceder a tal manuscrito para asegurar el presupuesto aquí planteado. Sugiero consultar, de manera adjunta la siguiente ficha, que proviene del mismo Fondo Reservado: [147] Nº Sistema: 000360716. Colección: Archivos y Manuscritos (BN-FR). Clasificación: MS.10191 Clas. Local: MS.10191. Título: Cuenta de toros en la celebridad de la restauración de Oran y Mazaelquibir [manuscrito]. Año: 1731-1734. Descripción: [66] p. en 50 h. cosidas; 31 cm. Nota: Ciudad de México. 34 hojas son de papel con sello real tercero de 1731-1732, y sello real de un cuarto de 1733-1734, de Felipe V. Algunos ms. ológrafos del escribano real Pedro de Marchena. Papel de trapo con marca de agua. Deterioro y manchas en el papel. [148] Biblioteca Nacional de México. Fondo reservado. Nº Sistema: 000392078. Título: Triumphal pompa, y festivo aparato en que bajo la idea del Dios Apolo, se sombrearon las heroycas empressas [microforma]: de el excmo. señor D. Juan Francisco de Guemes y Horcasitas, theniente gl. de los Reales Exercitos, Governador, que fue, de la ciudad de la Habana actual Vi-Rey, Governador, y capitan general de esta Nueva-España, y presidente de la Real Audienica, y Chancilleria, &c: en el sumptuoso arco, que para su publico ingresso erigió al afectuoso esmero de la nobilissima, e imperial Corte Mexicana. Lugar: Cambridge, Mass. Editorial: General Microfilm Co: Omnisys Co. Año: [199-]. Descripción: 1 carrete de micropelícula; 35 mm. Series: Medina, Biblioteca Hispanoamericana; carrete 41. Contenido parcial: Contiene: Relacion comica, e individual noticia de el Arco Triumphal, que para la publica entrada de el Excmo. señor D. Juan Francisco de Guemes y Horcasitas... erigió la nobilissima, é imperial ciudad de México.
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[149] Biblioteca Nacional de México. Fondo reservado. Nº Sistema: 000391975 Autor principal: Ibarreta Ribera, Pedro Ignacio. Título: Breve descripción de la fabrica, y adornos del templo de la Compañía de Jesús de Zacatecas [microforma]: con una succinta relación de las fiestas con que se solemnizó su dedicación: sácanla a luz, y la consagran al ss. patriarcha Señor S. Joseph los seis ilustres caballeros, patronos de la solemnidad, y lucimientos de la dedicación. Lugar: Cambridge, Mass. Editorial: General Microfilm Co: Omnisys Co. Año: [199-]. Descripción: 1 carrete de micropelícula; 35 mm. Series: Medina, Biblioteca Hispanoamericana; carrete 41. Contenido: Contenido: Fabrica del templo --Templo de la mayor gloria de Dios: sermón panegyrico, prediado en las estrenas, y dedicacion de la Iglesia del Colegio de la Compañía de Jesús de la ciudad de Zacatecas / por el Dr. D. Pedro Ignacio Ibarreta Ribera --El templo de la admiración, sermón panegyrico, en el dia veinte, y cinco de mayo, segundo del triduo solemne: que se celebró en Colegio de la Sagrada Compañía de Jesús, de la muy ilustre y leal ciudad de Zacatecas, en la dedicación de su magnífico templo a Maria Santíssima nuestra señora, con el título de su concepción puríssima / por el R.P. Fr. Francisco Joseph Caballero --Rasgo épico descriptivo de la fabrica, y grandezas del templo de la Compañia de Jesus de Zacatecas. Zacatecas, 1729. [150] Biblioteca Nacional de México. Fondo reservado. Nº Sistema: 000345215. Autor principal: Rodríguez de Arizpe, Pedro Joseph. Título: Colosso eloquente, que en la solemne aclamación del augusto monarcha de las Españas D. Fernando VI-- erigió sobre brillantes columnas la reconocida lealtad, y fidelísima gratitud de la Imperial y Pontificia Universidad Mexicana, Athenas del Nuevo Mundo--. Lugar: México. Editorial: Nuevo Rezado de D. María de Ribera. Año: 1748. Descripción: xcviii, 174 p.: il.; 21 cm. [151] Biblioteca Nacional de México. Fondo reservado. Nº Sistema: 000557185. Clas. Local: 574 LAF. Autor principal: Ribera, Diego de. Título: Breve relación de la plavsible pompa, y cordial regocijo, con que se celebro la dedicación del templo del ínclito mártir. San Felipe de Jesús, titular de las religiosas Capvchinas, en la muy noble, y leal Ciudad de México. / escríbela el Bachiller D. diego de Ribera. Lugar: México. Editorial: Por la Viuda de Bernardo Calderón. Año: 1673. Descripción: 38 h.; 20 cm. Nota: Enc. en perg. Port. Orlada. Apostillas impr. [152] Biblioteca Nacional de México. Fondo reservado. Nº Sistema: 000341649. Colección: Monografías (BN-FR). Clasificación: RFO252.8 MIS.3. Autor principal: Rivera, Diego de.
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Título: Descripción breve de la plavsible pompa y solemnidad festiva, que hizo el religioso convento de San Ioseph de Gracia, de esta civdad de México, en la sumptuosa dedicación de su nueva, hermosa y admirable templo, celebrada sábado 26, de noviembre de 1661. Lugar: México. Editorial: Viuda de Bernardo Calderón. Año: [1661]. Descripción: [20] p. il.; 21 cm. Nota: Bartholomé Navarro de San Antonio --Sermón panegyrico, de el glorioso confesor San Roque, por Manuel de Valtierra --Oración evangélica de los Dolores de la Madre de Dios el pie de sv crvz, por Jvan Manvel de Bvstamante y Medrano --Sermón panegírico, que en la solemne fiesta con que celebra el Convento de nuestro padre Santo Domingo de la ciudad de los Ángeles a la Sagrada Virgen Santa Rosa de Santa María, por Sebastián de Santander --Sermon en la solemne fiesta que el Santo Tribunal de la Inquisición de esta Nueva España haze a su ínclito patrón S. Pedro Martyr de Verona su inquisidor… Real convento de Santo Domingo de México, por Diego de Arellano. Panegyrica oratio ia laudem fidelissimi illius magni servi fundatoris eximij Congregationis Oratorij de Urbe Divi Philippi Neri Quam in Oratorio Civitatis Angelopolitanas Americas Septentrionalis, por Josephvs Gomes de la Parra --Sermón del edicto del Sto. Tribunal de la Inquisición, Geronymo de Colina. Oración evangélica del milagroso índice de la providencia ínclito patriarca San Cayetano, por Antonio Delgado y Buenrostro --Seláh mystico de la iglesia nuestro esclarescido padre y señor San Pedro, por Igancio de Torres –Sermón del primer día de pasqva, del espiritv Santo, por Pedro de Avendaño Suárez de Sousa --Sermón fvnebre exemplar sin exemplo en la mverte de la señora Geronyma de la O y Santa Marina, por Manvel Martin Con: Encuadernado con: Theorica de la prodigiosa imagen de la Virgen Santa María de Gvuadalupe de México, por Ioseph Vidal de Figveroa --Epitome de el nacimiento, vida y martiryo del B. Pedro Arbves, por Antonio Calderón de Benavides -Panegyrica dedicación de el templo, para la mejor heroyna de las montañas Saneta Isabel --por Felipe de Santoyo Garcia --Sermon qve en la solemníssima festividad de la gloriosa Resurrección de nuestra vida Christo Señor Nuestro, predicó Iuan de Gorospe Sermon qve en la festividad, este año de 85 transferida de la Aparición de Nuestra Señora de Guadalupe. [153] Biblioteca Nacional de México. Fondo reservado. Nº Sistema: 000020789. Colección: Monografías (BN-FR). Clasificación: RSM1635 M4MAR. Autor principal: Marmolejo, Pedro de. Título: Loa sacramental en methapora de las calles de México: representada en las fiestas que celebró, en honra del Santísimo Sacramento / por Pedro de Marmolejo; representóla Diego de Cornejo. Lugar: En México. Editorial: por Francisco Salbago, en la calle de S. Francisco. Año: 1635. Descripción: [8] p.; 16 cm. Nota: Texto a dos columnas. Port. con grab. Ils. Enc. en piel. [154] Biblioteca Nacional de México. Fondo reservado. Nº Sistema: 000561361. Colección: Archivos y Manuscritos (BN-FR). Clasificación: MS.36. Clas. Local: MS.36. Título: Loa que se representó en la ciudad de Santiago de Querett[ar]o en las fiestas que hizo d[i]cha ciudad a la coronación, y jura de n[uest]ro catholico monarcha d[o]n Luis Primero [manuscrito]: Muestran con ella su lealtad los texedores de obrages.
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Descripción: h. num. 82-83; 22 cm. Idioma: spa. Nota: Anotaciones numéricas en el reverso de la h. 83. Con: Sermón de los dolores de María Santíssima Señora N[uest]ra predicado en el Convento de Religiosas de S[an]ta Clara de la Ciudad de Santiago de Querétaro en la annual celebridad que haze el b[achille]r d[o]n Nicolas de Armenta. [155] Biblioteca Nacional de México. Fondo reservado. Nº Sistema: 000559488. Colección: Archivos y Manuscritos (BN-FR). Clasificación: MS.31. Clas. Local: MS 31. Título: Acción cómico-alegórica, que en applauso y recibi[mi]ento a los exc[elentísi]mos señores d[on] Augustin, y d[o]ña María Luisa de Ahumada y Villalón, marqueses de las Amarillas, virreyes de esta Nueva Hespaña etc. se representan en el Colegio de S[an] Miguel de Beth[le]n de esta ciudad de México, año de 1756. Descripción: [2] h. en bl., h. num. 105-112v; 23 cm. Idioma: spa. Nota: Reclamos. Deteriorado (Manchas). Con: Borradores de Cabrera, v. 6. [156] Biblioteca Nacional de México. Fondo reservado. Nº Sistema: 000560053. Colección: Archivos y Manuscritos (BN-FR). Clasificación: MS.31. Clas. Local: MS.31. Autor principal: Cabrera y Quintero, Cayetano de, (1698-1775). Título: Nuevo Ulysses, delineado según el original del grande Homero, en las tablas de Odyssea y espendido en el arco triumphal, que la primada Nueva España Santa Iglesia de México, erigió en sus puertas al ingresso del excelentissimo s[eño]r d[on] Pedro Cebrián Augustín [...] virrey gobernador, y capitán general de esta Nueva España. [manuscrito]. Lugar: [México]. Editorial: José Bernardo de Hogal. Año: [1743]. Descripción: h. num. 232-239v; 23 cm. Idioma: spa. Con: Borradores de Cabrera, v. 6 Contenido: Contenido: Descripción y representación panegyrica del arco triumphal, que a las puertas de su real templo erigió al publico ingresso del exc[elentísi]mo s[eño]r d[on] Pedro Cebrián, y Augustín, conde de Fuenclara, grande de primera clase &c. virrey governador, y capitan general de Nueva España; la primada de ella en México, Santa Iglesia Metropolitana año de 1743. [157] Biblioteca Nacional de México. Fondo reservado. Nº Sistema: 000558884. Colección: Monografías (BN-FR). Clasificación: RLAF604 LAF. Clas. Local: 604LAF. Título: Relación puntual y verídica del ornato pompa y aparato conque el día diez de octubre del año de 1746, hizo su entrada publica nuestro amado monarcha el muy alto y muy poderoso Señor Don Fernando VI (que Dios guarde) en su corte de Madrid. Lugar: México.
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Editorial: por Viuda de Joseph Bernardo de Hogal. Año: 1747. Descripción: [4] h.; 21 cm. Nota: Enc. en pergamino. Deteriorado (Manchas). [158] Biblioteca Nacional de México. Fondo reservado. Nº Sistema: 000550991. Colección: Monografías (BN-FR). Clasificación: RLAF404LAF. Clas. Local: 404LAF. Título: Celebra la muy noble, y leal ciudad de México, con magestuoso aparato, singular regocijo, y pompa festiva juramento de defender la inmmaculada concepción de la Virgen Maria Nuestra Señora, el tercero día del novenario que se celebró en el convento de el Seráphico Padre San Francisco, el día siete de octubre de 1653: con assistencia del excmo. sr. D. Francisco Fernández de la Cueva, Duque de Albuquerque. Edición: reimpr. Lugar: México. Editorial: Joseph Bernardo de Hogal. Año: 1733. Descripción: [3] p. il.; 30 cm. Nota : "Con licencia" Port. con grab., il. Enc. en perg. Deteriorado (Manchas). Desencuadernado. Con: Encuadernado con: Ordenan[z]as de la muy noble, y muy leal ciudad de México, Cabe[z]a de los Reynos de la Nueva España --Ordenanzas, que se han de observar, y guardar en la muy nobilíssima, y leal ciudad de México, del reyno de Nueva España... --Ordenanzas de la fiel executoria formadas para su gobierno por la muy noble, y muy leal imperial ciudad de México, en el año de mil setecientos y veinte y ocho, confirmadas por Real cédula de seis de mayo de mil setecientos veinte y quatro, reimpressas con licencia en el de mil setecientos cincuenta y cinco --Mapa para la tassa de las onzas del pan, que deba darse por medio, según los precios , costos y gastos respectivos a la harina, reducida a tortas de pan cocido --Ordenanzas de la fiel executoria formadas por la nobilíssima ciudad de México en el año de 1718, para el mejor régimen y gobierno de aquella república... --Ordenanzas para el régimen y govierno de los tenderos y tiendas de pulpería, dadas por la muy noble, leal, insigne, e imperial ciudad de México... --[Bando (22 ago. 1755). Prohibición del consumo y fabricación de bebidas embriagantes, para combatir el mal del alcoholismo en México] --[Bando (18 nov. 1740). Real fábrica y estampa de Naypes de la Nueva España y sus reynos] --[Bando (26 sep. 1753). Comercio y alcabalas de la Ciudad de México y sus egidos] --Ordenanzas de el nobilissimo arte de la Platería, hechas, y mandadas observar por el excellentissimo señor Marqués de Cadereyta, Vi-Rey de esta Nueva-España --Ordenanzas para el govierno de la labor de monedas, que se fabricaren en la Real Casa de Moneda de México, y demás de las Indias, en quanto fueren adaptables a esta -Reglamento para todos los presidios de las provincias internas de esta governación, con el número de oficiales, y soldados, que los han de guarnecer... --Los muy ilustres señores Murcia mandaron imprimir las Ordenanzas que tiene para el goviernos della, y de su campo, y huerta, aprovadas por la Magestad católica de N. Rey, y señor D. Carlos Segundo, y por sus antecesores... [159] Biblioteca Nacional de México. Fondo reservado. Nº Sistema: 000324136. Clas. Local: 613LAF.
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Título: Breve resumen de los festivos aplausos con que la cathólica magestad del rey nuestro señor D. Fernando sexto, (que Dios guarde) fue proclamada, y exaltada al real trono de España el día 10 de agosto de 1746 en la villa , y corte de Madrid. Edición: Reimpr. Lugar: México. Editorial: En la Imprenta de la viuda de D. Joseph Berbardo de Hogal. Año: 1747. Descripción: 16 p.; 20 cm. Nota: Signaturas: A-A4. Incluye viñeta. [160] Biblioteca Nacional de México. Fondo reservado. Nº Sistema: 000341678. Colección: Monografías (BN-FR). Clasificación: RFO252.8 MIS.5. Autor principal: Castillo, Pedro del, s. XVII. Título: Sermón de la Inmacvlada Concepción de la Santísima Virgen María, Reyna de los Ángeles, y señora nvestra. Descubierto el Santísissimo Sacramento del Altar, y en ocasión, que la nobilíssima ciudad de Oaxaca, dio principio a las fiestas reales de la coronación, y nuevo govierno de N. Rey y señor Carlos Segvndo (que Dios guarde) y señalado el día, como de su affecto, por el Illmo. y reverendíssimo señor M. D. FR. Thomas de Monterroso Lugar: México. Editorial: Francisco Rodríguez Lupercio. Año: 1677. Descripción: [29] p.; 20 cm. [161] Biblioteca Nacional de México. Fondo reservado. Nº sistema: 000398123 Autor principal: Ribera, Diego de Título: Descripcion poetica, de las fvnerales pompas qve a las cenizas de la magestad augusta de d. Philipo Quarto... que descanse en paz y a la plausible universal acclamacion á la jura de la magestad de don Carlos Segvndo... [microforma] / escrívela el bachiller d. Diego de Ribera. Lugar: Cambridge, Mass. Editorial: General Microfilm Co.: Omnisys Co. Año: [199-] Descripción: 1 carrete de micropelícula; 35 mm. Series: Medina’s Biblioteca Hispanoamericana; carrete 151. [162] Biblioteca Nacional de México. Fondo reservado. Nº sistema: 000559147. Colección: Monografías (BN-FR). Clasificación: RLAF 622 LAF. Clas. Local: 622 LAF. Autor principal: Concha y Burgos, Juan de la. Título: Obligacion sagrada, desempeño glorioso, religioso cvlto, y plavsible festexo que al nuevo patron de su mineria S. Nicolas de Tolentino consagro el año de 1672, el real de Guanaxuato, a solicitud de vn religiosos agustino, hijo de la provincia de Castilla cuya relación / escribe D. Juan de la Concha, y Burgos. Lugar: México. Editorial: Por la Viuda de Bernardo Calderón. Año: 1673. [163] Biblioteca Nacional de México. Fondo reservado.
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Nº sistema: 000392927. Título: Celebra la muy noble, y leal ciudad de México, con magestuoso aparato, singular regocijo, y pompa festiva juramento de defender la inmmaculada concepcion de la Virgen Maria Nuestra Señora, el tercero dia del novenario que se celebró en el convento de el Seraphico Padre San Francisco, el dia siete de octubre de 1653. [Microforma] Con assistencia del excmo. sr. D. Francisco Fernandez de la Cueva Lugar: Cambridge, Mass. Editorial: General Microfilm Co.: Omnisys Co. Año: [199-]. Descripción: 1 carrete de micropelícula; 35 mm. Series: Medina’s Biblioteca Hispanoamericana; carrete 44. [164] Biblioteca Nacional de México. Fondo reservado. Nº sistema: 000342503. Colección: Monografías (BN-FR). Clasificación: RFO M868.108 MIS.1 Autor principal: Fernández Ossorio, Pedro. Título: Ivpiter benevolo astro ethico politico, ideas symbolica de principes Qve en la svmptvosa fabrica de vn arco trivmphal dedica obseqviosa, y consagra festiva la illvstrissima iglesia metropolitana de México Al Exmo señor D. Iuan de la Cerda, y Leyba, conde de Baños, marqves de Leyba. Lugar: México. Editorial: Vda. de Bernardo Calderon, Año: 1660. Descripción: 41 [i. e. 14] h.: il.; 22x35 cm. [165] Biblioteca Nacional de México. Fondo reservado. Nº sistema: 000557185. Clas. Local: 574 LAF. Autor principal: Ribera, Diego de. Título: Breve relación de la plavsible pompa, y cordial regocijo, con que se celebró la dedicación del templo del inclito mártir. San Felipe de Jesús, titular de las religiosas Capvchinas, en la muy noble, y leal Ciudad de México. / escríbela el Bachiller D. diego de Ribera. Lugar: México. Editorial: Por la Viuda de Bernardo Calderón. Año: 1673. Descripción: 38 h.; 20 cm. Nota: Enc. en perg.
Hay tantas maneras de apoyar la cabeza…
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[166] Biblioteca Nacional de México. Fondo reservado. Nº sistema: 000341649. Colección: Monografías (BN-FR). Clasificación: RFO 252.8 MIS.3. Autor principal: Rivera, Diego de. Título: Descripcion breve de la plavsible pompa y solemnidad festiva, que hizo el religioso convento de San Ioseph de Gracia, de esta civdad de México, en la sumptuosa dedicacion de su nueva, hermosa y admirable templo, celebrada sabado 26, de noviembre de 1661. Lugar: México. Editorial: Viuda de Bernardo Calderón. Año: [1661]. Descripción: [20] p.: il.; 21 cm. Nota: Bartholome Navarro de San Antonio -- Sermón panegyrico, de el glorioso confesor San Roque, por Manuel de Valtierra -- Oración evangélica de los Dolores de la Madre de Dios el pie de sv crvz, por Jvan Manvel de Bvstamante y Medrano -- Sermón panegirico, que en la solemne fiesta con que celebra el Convento de nuestro padre Santo Domingo de la ciudad de los Ángeles a la Sagrada Virgen Santa Rosa de Santa María, por Sebastián de Santander -- Sermón en la solemne fiesta que el Santo Tribunal de la Inquisición de esta Nueva España haze a su ínclito patron S. Pedro Martyr de Verona su inquisidor (…). [167] Biblioteca Nacional de México. Fondo reservado. Nº sistema: 000341645. Colección: Monografías (BN-FR). Clasificación: RSM 1612 M4VAL. Autor principal: Sánchez, Miguel, 1594-1674. Título: El David seraphico, de la solemme fiesta qve la Real Vniversidad de México celebró a la Immacvlada Concepcion de la Virgen Maria madre de Dios: en qve ratificó el jvramento de sv defensa / a deuoción del Bachiller Miguel Sanchez Presbytero. Lugar: México. Editorial: por la Viuda de Bernardo Calderón. Año: 1653. Descripción: [4], 29 h.; 19 cm. [168] Biblioteca Nacional de México. Fondo reservado. Nº sistema: 000335458. Título: Celebra La mvy noble, y leal civdad de México, con magestvoso aparato, singular regocijo, y pompa festiva, juramento de defender la Immaculada Concepción de la Virgen María Nuestra Señora, el tercer del Novenario que se celebró en el Convento del Seráfico Padre San Francisco, el día siete de Octubre de 1653. Con assistencia del Excelentissimo Señor D. Francisco Fernandez de la Cueva. Lugar: México. Editorial: Por la Viuda de Bernardo Calderón. Año: 1653. Descripción: 16 p.; 29 cm. [169] Biblioteca Nacional de México. Fondo reservado. Nº sistema: 000342491. Colección: Monografías (BN-FR). Clasificación: RFO 726.6409752 MEX.e Título: Esphera de Apolo y theatro del sol, exemplar de prelados en la svntvosa fábrica, y portada trivnfal, qve la mvy avgvsta, y esclarecida iglesia metropolitana de México erigido, en festivos aplavsos a la venida del ilvstríssimo señor don Marcelo López de Azcona meritíssimo colegial mayor del colegio de San Ildefonso de Alcalá. Lugar: En México.
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Editorial: Por la Viuda de Bernardo Calderón. Año: 1653. Descripción: [31] p.: il.; 21 cm. Nota: Incluye al final fotocopia de la obra: Relación de la fiesta qve hizo el Colegio de san Hermenegildo de la Compañía de Iesvs, los tres días de pasqva de espiritu santo de este año de 1653. [170] Biblioteca Nacional de México. Fondo reservado. Nº sistema: 000398045. Título: Transformacion theo politica ydea mythologica de príncipe pastor sagrado proteo, alegorizada en imágenes, descifrada en números [microforma]: qve en el aparato magnifico del triumphal arco y padrón glorioso, en el fausto día de su plausible recibimiento dispuso y consagró al ilustmo. y rev.mo señor D. D. Francisco de Agviar Seijas y Vlloa. Lugar: Cambridge, Mass. Editorial: General Microfilm Co.: Omnisys Co. Año: [199-]. Descripción: 1 carrete de micropelícula; 35 mm. Series: Medina’s Biblioteca Hispanoamericana; carrete 151. [171] J. Arroniz, Ensayo de una historia de Orizaba, s.l., 1867, plasma palabra por palabra la Relación verídica… de la concesión del título de villa a aquella población. En la Colección de documentos para la historia de la guerra de la independencia de México, 6 vols., México, 1877-1882, hay una Relación verídica… sobre la proclamación de Fernando VII. 224 [172] Gabriel Miqueo: Breve descripcion de el templo, o iglesia parrochial mayor de la muy noble, y leal ciudad de Nuestra Señora de los Zacatecas.Y succinta relación de las fiestas, con que se solemnizó su dedicación. Por el Br. D. Gabriel Miqveo... Sácanla â luz los dos nobles cavalleros Don Juan Montaño y D. Antonio Saenz de la Escalera... México, En la imprenta del... Colegio de S. Ildefonso, 1753.225 [173] Festivo obsequio al mysterio de la concepcion de la reyna de los Angeles, la siempre Virgen Maria, celebrado (como titular) en su convento de la concepcion de la ciudad vieja, o almolonga; y executado por orden de nuestro gran monarca, y Senor Felipe IV, el grande, en la publicacion del Decreto sacro... que... despacho por el año de 1662. Su breve descripción, y general epílogo de las demás fiestas en esta ciudad de Guatemala, escrivió el Padre Fray Estevan de Avilés... quien con todo afecto lo consagra al M.R.P. Fray Miguel Rumbo... Guatemala. En Guatemala, Por Joseph de Pineda Ybarra, Impressor, y mercader de libros, 1663. "Licencia" de Joseph de Guzmán y de Antonio Álvarez de Vega. 14 p.226 [174] Breve descripción de los festivos sucesos de esta ciudad de la Puebla de los Ángeles: Anexando la succinta descripción de las fiestas que en esta ciudad de la Puebla se hicieron / por D. Thomas Antonio Ruiz. En honor del venerable siervo de dios, Don Juan de Palafox y Mendoza. Panfleto original publicado en Puebla en 1768 con motivo de la canonización del arzobispo Palafox y Mendoza. Incluye poemas de José Muñóz, Diego Miguel Quintero, Manuel del Castillo y Tomás Antonio Ruiz. 50 p.
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Ángel López Cantos: Juegos, fiestas y diversiones en la América Española. Madrid, Editorial MAPFRE, 1992. 332 p. (Colección relaciones entre España y América XI/10)., p. 47. 225 Universidad Iberoamericana. Libros antiguos y raros: BX1431.Z13 M62.1753. 226 University of Austin. Colection “Netiee Lee Benson”, así como las tres siguientes.
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[175] Orpheo festivo, que entre serio, y jocoso decanta las fiestas, que celebro el sagrado Monte Carmelo a la canonizacion del Senor San Juan de la Cruz; sv avtor Don Pedro Manvel de Gama... México: Impr. Real del Superior Govierno, de los Herederos de Miguel de Ribera Calderón, 1729. 8 p. [176] "Prometheo alegorico que la insigne iglesia metropolitana de México, dispuso en su entrada, al Exmo. señor, don Jvan Antonio Vázquez de Acuña, marqués de Cassa Fverte"... México, J. B. de Hogal, 1722.227 Los siguientes datos proceden de: The Mexican Pamphlet Collection, 1605-1888. From the holdings of the Sutro Library, California State Library. [177] Acosta Enriquez, Josef Mariano. Laberinto en honor de nuestra Señora de Guadalupe hecho por Don Josef Mariano Acosta Enriquez -- [México, s.n., 1785] 1-L. 31-1 / 2 x 42cm. [178] EXPLICACIÓN de el Arco erigido en la puerta de el palacio Arzobispado de México, a la gloria de el Rey N. Señor D. Carlos III. en el día de su Solemne proclamación 25 de Junio 1760 por la lealtad de N. Illmo. Sr. Arzobispo el Sr. Dr. D. Manuel Joseph Rubio, y Salinas de el consejo de su magestad, &c. -- [México]: Impressa en el Colegio Real y mas Antiguo de S. Idelfonso, [1760] 19, [1] p. [179] ESCLAMACIONES de los agradecidos Mexicanos.-- [México], imp. de Alejandro Valdés. [1823] [2]p. 31cm. [180] González Maldonado, Eugenio. Rasgo épico de la solemne proclamacion que celebró al Rey... D. Carlos III. de Borbon... al obsequio del Coronel D. Eugenio González Maldonado.-- México, imprenta de la Bibliotheca Mexicana. [1760] 49p. [181] Breve relación de las funciones que hicieron en los dias 31 de Enero, 2 y 7 de Febrero de 1790. Los patrones del noble arte de platería en debida demostración de su amor y lealtad por la exâltacion á el trono de nuestro amado soberano el Sr. Don Carlos IV. baxo de la direccion del Sr. D. Modesto dde Salcedo y Somodevilla, caballero de la Orden de San Juan, ... Dada a luz por los patrones del mismo noble arte. Con las licencias necesarias. -- México: por D. Felipe de Zúñiga y Ontiveros, en el mismo año, [1790] [2], 18 p., [1] [182] [El Patriota De Puebla, Pseud.]. Demostraciones de júbilo en Puebla y Veracruz por la presidencia del Señor Guerrero. -- México, imp. de Rafael Nuñez. [1829] [2]p. 31cm. [183] Ramírez Del Castillo, Pedro. Hercules coronado, justa academica palestra ingeniosa, parnasso de las musas mexicanas, en que se representa, alegorizada... la devida, affectuosa Coronación por el siempre Augusto, Invicto, amado Monarcha Phelipe V. De su carísimo, feliz, y esclarecido Hijo Luis I. Rey aclamado de las Españas, Compendio de las felicidades de la Monarquía Española, augustíssimo pronóstico de las prosperidades de este Nuevo Mundo... discurrida por el Doct. D. Pedro Ramírez del Castillo... Cathedrático de Eloquencia... -- México, imp. por Joseph Bernardo de Hogal. [1724] 20p. [184] Campos y Martinez, Juan Gregorio De. El Iris, diadema inmortal. Descripción de los festivos aplausos con que celebró la feliz elevación al trono de Nro. Rey, y señor el Sr. D. Fernando sexto,
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Además: José de Jesús Núñez y Domínguez: Un virrey limeño en México: Don Juan de Acuña, marqués de Casa-Fuerte. México, Museo Nacional de Arqueología, Historia y Etnografía, 1927. XXVIII-416 p. Ils., facs.
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catholico monarca de los Hespañas,... escribíala el Dr. Don Juan Gregorio de Campos y Martínez. -México, imp. por la viuda de D. Joseph Bernardo de Hogal. [1748] 1 p.l., [30], 78p. [185] [Colombini y Camayori, Francisco]. Canto lírico anacreóntico que con el justo y plausible motivo de celebrar los dias de nuestra Exma. Señora Vireyna Poña Rosa Gastón de Apodaca, dixo y en fiel testimonio de su profundo respeto, tiene el honor de dedicar a S. E. el Teniente Coronel Conde de Colombini, agregado al Real Cuerpo de Inválidos de esta Nueva España. -- México, imp. de D. Alexandro Valdés. [1818] 1 p.l., 11p. [186] CONVITE a los devotos que quieran acompañar los Carros y Victores el 25 de diciembre de 1831. -- [México, s.n., 1831] 1-L. 15-1 / 2cm. [187] Elizalde Ytta y Parra, Joseph Mariano Gregorio. La Corona sin término. Oración panegyrica con que el dia 6 de Diciembre de 1747 años celebró en la Iglesia de el Hospital de la Concepcion, y Jesus Nazareno de la Ciudad de México la feliz coronación de nuestro Rey, y Señor D. Fernando Sexto, (que Dios guarde) Catholico Monarca de las Españas, y Augusto Emperador de las Indias. El Real tribunal de el protomedicato, con assistencia del Exmo. Sr. D. Juan Francisco Guemez de Horcasitas Virrey de esta Nueva España,... que predicó el Dr. y Mro. D. Joseph Mariano Gregorio de Elizalde Ytta y Parra, Rector que ha sido dos veces de la Real Universidad... -- [México, s.n., 1747] 1 p.l., 45p. [188] Descripción joco-seria de la entrada publica, que hizo en la mui noble [i]mperial ciudad de México en dia 31. de Octubre de 1771. El excmô. señor [?]rei D. Antonio Maria Bucareli, y Ursua, Henestrosa, Laso de la Vega, Villasis, y Cordova, [ca]ballero del orden de S Juan, Comendador de la Bóbeda Toro en el mismo orden,... &c. Dispúsola D. Thomas Antonio Ruiz. -- [México]: En México la imprenta de D. Felipe de Zúñiga y Ontiveros, calle de la Palma, año de 1771. [8] p. [189] Callejo, Bernardo Del. Manifiesto ó relacion descriptiva de las demostraciones de Júbilo en el dia 16 de Setiembre que dá la comision patriótica por cuyo encargo la hizo el ciudadano Bernardo del Callejo año de 1827. -- Puebla, imprenta del gobierno. [1827] 38p. 10p. [190] Explicacion / de los adornos / simbólicos i poeticos / del Arco de Triunfo, / que para la entrada / pública i solemne / del Excmô. Sr. / Frei Don Antonio Maria / de Bucareli i Ursua / Henestrosa Laso de la Vega Villasis i Córdova, Caballero / Comendador de la Bóbeda de Toro en el Orden de San / Juan, Teniente General de los Reales Egércitos de S. M. / Virrei Gobernador i Capitan General de esta N. España, / Presidente de su R. Audiencia, Superintendente General / de la R. Hacienda, Presidente de la Junta del Tabaco, / Conservador de este Ramo i Subdelegado General / del Establecimiento de Correos Marítimos / en este Reino &c. &c. / Erigio / esta Nobilisima e Imperial / Ciudad de México. / El dia 31 de Octubre de 1771. / Por D. Joachin Velasquez de Leon / Colegial Maior Antiguo de Santa Maria de Todos / Santos, Abogado de la Real Audiencia, i Catedrático / de Matematicas de la Real Vniversidad. / Con las licencias necesarias -- [México]: Impresa en México por D. Felipe de Zúñiga i Ontiveros calle de la Palma, año de 1771. [2], 22 p. [191] V. S., J. V. L. C. N. D. Explicación breve de los arcos y aparatos festivos, que para celebrar la exaltacion al trono de España D. N. R. C. el Señor D. Carlos Tercero, erigieron los professores de la plateria de tirar y batir el oro y plata. Por el Lic. D. J. V. L. C. N. D. V. S. -- [México], imp. de la Bibliotheca Mexicana. [1761] 1 p.l., [35]p. [192] Valverde, Diego Benedicto. El triunfo de Carlos en el carro de Apolo. Loa para el festejo que en la feliz exaltación del Señor Don Carlos IV. (que Dios guarde) al trono de España, hicieron los dos gremios de pulperos y panaderos de la ciudad de Veracruz... Su autor el Br. D. Diego Benedicto Valverde. -- México, imp. Por D. Felipe de Zúñiga y Ontiveros. [1790] [6], 29, [1] p.
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[193] Álvarez, José Maria. Relación de las solemnidades con que se celebró la jura de la Constitucion politica de la nacion española en el pueblo de Teutitlán del Valle. -- Méjico, Imp. de D. Alejandro Valdes. [1820] [4]p.228 [194] Barazabal, Mariano. Al primer cumple años de nuestro Rey constitucional el Señor Don Fernando Séptimo. Canto épico. -- [Méjico], oficina de Don Alejandro Valdes. [1808] [4]p. [195] [El Mexicano, Pseud.]. [Demostraciones de gozo en el gran dia del Imperio] -- México, Imprenta Imperial de D. Alejandro Valdés. [1822] [4]p. [196] [En la solemne coronación del Señor Don Agustin I, Emperador de México.] -- México, imprenta Imperial del Sr. Valdés. [1822] 4p. [197] [PLAUSIBLE aclamación a nuestro querido Emperador Agustin Primero] -- México, imp. de D. Mariano Ontiveros. [1822] [4]p. [198] DESCRIPCIÓN de las fiestas celebradas en la Imperial Corte de México con motivo de la solemne colocación de una estatua equestre de nuestro Augusto Soberano El Señor Don Carlos IV. 1798. -- México, n. p. [1798] 16p. [199] Descripción de las solemnidades de Zacatecas en los dias 16 y 18 de Setiembre de 1833. -Zacatecas: Imprenta a cargo de Pedro Piña, [1833]. 75, [1] p. [200] AGUASCALIENTES, MÉXICO. Proclamación de nuestro Augusto Soberano el Señor Don Fernando VII hecho por la Villa de Aguas Calientes, Reyno de la Nueva Galicia, á 16 de Octubre de 1808. -- México, oficina de Doña Maria Dolores de Jauregui. [1809] 8p.
Reflexivo.
[201] RELACIÓN descriptiva de la función de jura del señor don Fernando VII, celebrada en la ciudad de Valladolid de Michoacán los dias 24, 25 y 26 de Agosto de 1808. -- México, Imp. en la calle de Santo Domingo. [1808] 12p. [202] Elogio de Carlos IIII: rey de España y de las Indias / su autor Manuel Antonio Valdés. -México: Felipe de Zúñiga y Ontiveros, 1791. xix p.; 20 cm. [203] Castillo, Joseph Del. El salomón de España. Oración panegyrica, con que el dia 1 de mayo de 1761 años celebro en la iglesia del hospital de la concepcion, y Jesus Nazareno de la ciudad de
Tal “Relación…” fue localizada en la colección “Basave” de la Biblioteca “México”. Su colocación es: 086 / M6 / V600 / F.98. 228
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México la feliz coronación de nuestro rey. Y señor Don Carlos III... que predico el P. ... -- México, Imp. del Real y mas antiguo de San Ildefonso. [1762] [10] p., 37p. [204] DESCRIPCIÓN del modo con que se conduxo, elevó y coloco sobre su base la real estatua de nuestro augusto soberano el Señor Don Carlos IV. y de las fiestas que se hicieron con este motivo. -México, s.n., [1803] 12p. [205] Larrañaga, Bruno Joseph De. Poema heroyco en celebridad de la colocación de la estatua colosal de bronce de nuestro católico monarca el Sr. D. Carlos Quarto, Rey de España y Emperador de Las Indias, por D. Bruno Joseph de Larrañaga, Tesorero Mayordomo de la N. C. de México. Con las licencias necesarias. -- [México]: En la oficina de don Mariano de Zúñiga y Ontiveros, año de 1804. [6], 16, [2], VI, [2], 10 p. [206] Cantos de las musas mexicanas con motivo de la colocación de la estatua equestre de bronce de nuestro augusto soberano Carlos IV. -- México: Mariano de Zúñiga y Ontiveros, 1804. [10], 138 p. ; 24 cm. [207] Campos Martinez, Juan Gregorio De. Amorosa contienda de Francia, Italia, y España sobre la augusta persona, de el señor D. Carlos III. exaltado al throno español ... proponíala el Dr. y Mro. D... - [México], Imp. del Real, y Mas-Antiguo Colegio de S. Ildefonso. [1760] 22p. [208] A los felices dias del excmo. Señor Don Juan Ruiz de Apodaca conde del venadito, virey, gobernador y Capitan General de Esta N. E. &c. &c. &c. -- [México: s.n., 1817?] [2] p. [209] V. C., J. M. Júbilo de Xalapa y su exército acantonado en los dias 27 y 28 de Julio de 1808. Poema de D. J. M. V. C. -- México: Imprenta de Arizpe, calle de la Monterilla, [1808]. [2], 16p. [210] Iturralde y Revilla, Jose Maria De. Canto heroico que con motivo de la restauración de la constitución política de la Monarquía española, jurada por nuestro católico Monarca el Sr. D. Fernando VII. (Q. D. G.) en 9 de Marzo de... decia el Lic. D.... -- Méjico, Imp. de D. Alejandro Valdes. [1820] [1]p., 7p., [5]p., 15cm. [211] Anfriso, Pseud. Los días á nuestro virey el excelentisimo señor D. Juan Ruiz de Apodaca, Conde del Venadito, etc. etc. etc. por el ciudadano... -- Méjico, Imp. de Ontiveros. [1820] 1.l. 15cm. [212] Quiros Campo Sagrado, Manuel. Plausible encomio. En celebridad de la Constitución de la Monarquía Española, sancionada por las cortes generales y extraordinarias, compuesto por D.... visitador de la Renta del Tabaco en el año de 1820. Endecasílavos. -- México, Imp. de Ontiveros. [1820] 8p. [213] C., J. A. En feliz anuncio de los dias de nuestro catolico, amado monarca el señor Don Fernando VII. Dixo... -- [México, s.n., 1807-1809]. 4p. [214] Gonzalez y Zúñiga, Anna Maria. Florido ramo, que tributa en las fiestas de Maria Santissima de Guadalupe la Imperial Corte Mexicana, compuesto por Dna.... nacional de México... -- México, En la Imprenta del Nuevo Rezado, de Dona Maria de Ribera: En el Empedradillo. [1748] [15]p. [215] Elogio de Felipe V: rey de España, al qual se adjudicó el segundo premio de eloquëncia por la Real Academia Española, en junta que celebró el dia 22 de junio de 1779. Su autor el doctor Francisco Xavier Conde y Oquendo. -- México: MDCCLXXXV. por Don felipe de Zúñiga y Ontiveros en la calle del espiritu Santo, [1785] [2], 32 p. [216]
Fr. José Arlegui: Elogio de Luis I. de España en las fiestas con que celebró su coronación la
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ciudad de Durango, por (…). México, por Hogal, 1725.229 [217] Lic. Isidro Berdugo, Santa Cruz, Guardiola y Guzmán. PLAUSIBLES demostraciones de la muy ilustre, y leal Ciudad de Nuestra Señora de los Zacatecas, en la Coronación, y Jura de Nuestro Rey, y Señor D. Luis I. (Que de Dios goze). Escríbelas el Lic. (…), Abogado de las Reales Audiencias de Gualaxara, y México y Alcalde ordinario que ha sido en ella. Dedícalas A el Rey Nuestro Señor Don Phelipe Quinto (Que Dios guarde); El General Don Martín Berdugo, Haro Dávila y Torre, Tesorero, oficial Real de la Hazienda, y caxa de ella; Theniente de Capitán General de sus Fronteras, y de las de San Luis Colotlán, Santo Domingo Thenzompa, Sierra de Tereque, y de más agregados Corregidor por S.M. y conferido en el empleo de General por el Excmo. Señor Virey Marqués de Valero; Juez Conservador del Ramo de Reales Alcabalas por la Real Audiencia de Guadalajara. Con licencia de los Superiores. En México: Por Joseph Bernardo de Hogal. En la calle de la Monterilla. Año de 1729.230 En el portal denominado “Cervantesvirtual”, se localizaron estos datos de interés: [218] Por decreto de siete de julio del mismo año de 1725 imprimió, Joseph Bernardo de Hogal las Fiestas reales hechas en la ciudad de Durango a la jura de los Serenísimos Príncipes. 231 [219] Por decreto de doce de abril del mismo año de veinte y cinco, imprimió, Joseph Bernardo de Hogal las Fiestas que hicieron en la provincia de Yucatán de la jura de nuestro rey y señor. 232 [220] Rasgo breve de la grandeza guanajuateña: generoso desempeño con que celelro [i.e. celebro] la regocijada dedicacion del sumptuoso templo de la sagrada Compañia de Jesús... â su Smâ Patrona y madre la Sra. de Guanajuato, madrina del nuevo templo. [México]: Colegio Real de San Ignacio de la Puebla, 1767. 77 p.; 21 cm.233 [221] Díaz del Castillo, Antonio. Mano religiosa del M.R.P. Fr. Joseph Cillero... guardián del Convento de la assumpcion de Toluca en la magnifica obra de la sacristía y tres primorosos altares que en dicho convento ideó, hizo y dedicó el dia 8 de diciembre de 1729... [con] los quatro sermones que se predicaron en su dedicacion con la descripción de la obra y las alegres fiestas de los doze Núñez y Domínguez: Un virrey limeño…, op. Cit., p. 374. Ibidem., p. 375-6. Véase referencia 242. 231 Véase referencia Nº 82 de esta misma relación. 232 Cervantesvirtual:http://www5.cervantesvirtual.com/cgibin/htsearch?config=htdig&method=and&format=long&s ort=score&words=hogal. Historia de la imprenta en los antiguos dominios españoles de América y Oceanía. Tomo I - Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes: ...Carrascoso. Miguel de Ortega y Bonilla. Herederos de la viuda de Miguel de Ribera Calderón. Juan Francisco de Ortega y Bonilla. José Bernardo de Hogal. Pasa de España a México como oficial de la Tesorería del Ejército. Hace viaje a la corte en busca de licencia para fundar imprenta. Novedades que introduce...: “TESTIMONIO DE INFORMACIÓN DADA POR DON JOSÉ BERNARDO DE HOGAL, TÍTULOS Y CERTIFICACIONES CONDUCENTES AL EMPLEO QUE OBTIENE DE IMPRESOR MAYOR DE ESTA NOBILÍSIMA CIUDAD DE MÉXICO”. A pesar de los importantes trabajos de Eguiara y Eguren, Beristáin y Souza, José Toribio Medina, así como de las importantes colecciones como las de García Icazbalceta, Fernández de Orozco y otros bibliófilos reconocidos, así como de los fondos que se encuentran en bibliotecas y centros de estudios de gran escala, tanto nacional como extranjero, es imposible tener hasta hoy una relación exacta de todos aquellos trabajos que salieron de imprentas tan características como la de Joseph Bernardo de Hogal. No existe, hasta el momento, un trabajo que reúna en condición de catálogo ese tipo de datos, por lo que la labor, a lo que se ve, tendrá que ser más bien detenida y reposada. 233 En: Latin American History and Culture. Series 4: The Mexican Rare Monograph Collection. 1548-1861. From the holdings of the Sutro Library, California State Library Primary Source Microfilm an imprint of the Gale Group., p. 27, referencia 71 Nº 5. 229 230
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días de su celebridad. México: Imprenta real del superior govierno, de los Herederos de la viuda de Miguel de Rivera Calderón, 1730. 4º [13] ff., 160 pp.234 [222] Diego García Panes: Diario particular del camino que sigue un virrey de México. Desde su llegada a Veracruz hasta su entrada pública en la capital […] [1793], transcripción de Alberto Tamayo, estudio introductorio de Lourdes Díaz-Trechuelo, Madrid, CEHOPU / CEDEX (Ministerio de Obras Públicas, Transportes y Medio Ambiente), 1994. [223] Miguel Ángel Cuenya Mateos: Fiestas y virreyes en la Puebla colonial, Lecturas históricas de Puebla 29, Puebla, Gobierno del Estado de Puebla, Secretaría de Cultura, 1989. [224] Nancy H., Fee: “La entrada angelopolitana: Ritual and Myth in the Viceregal Entry in Puebla de los Ángeles” en The Americas, vol. 52, núm. 3, Washington, Academy of American Franciscan History (Tam), 1996, 283-320. [225] Antonio Joaquín de Rivadeneyra Barrientos: Diario notable de la excelentísima señora Marquesa de las Amarillas virreina de México, desde el puerto de Cádiz hasta la referida corte, escrito por un criado de su excelencia D.A.J.R.B.F.D.M. México, Imprenta de la Biblioteca Mexicana, 1757 (Viaje de la Marquesa de las Amarillas descrito en verso por don (…). Impreso en México en 1757, y ahora reimpreso con notas de Manuel Romero de Terreros y Vinent, Marqués de San Francisco), publicado en el tomo V de los Anales del Museo Nacional de Arqueología, Historia y Etnología, México, Imprenta del Museo Nacional de Arqueología, Historia y Etnología, 1914. [226] Beatriz Berndt León Mariscal: “Discursos de poder en un nuevo dominio: El trayecto del Virrey Marqués de las Amarillas de Veracruz a Puebla, las fiestas de entrada y el ceremonial político”.235 [227] Relación breve de las Fiestas que el Colegio de la Compañía de Jesús de la Insigne Ciudad de los Ángeles ha hecho en la Canonización de San Ignacio, su Patriarca y Fundador, y de San Francisco Xavier, Apóstol del Oriente, y Beato Luis Gonzaga. Puebla de los Ángeles, 1623…236 [228] Juana Martínez Villa: “La fiesta regia en Valladolid de Michoacán. Política, sociedad y cultura en el México Borbónico”. Tesis que, para obtener el título de MAESTRA EN HISTORIA, Presenta (…). UNIVERSIDAD MICHOACANA DE SAN NICOLÁS DE HIDALGO, INSTITUTO DE INVESTIGACIONES HISTÓRICAS dentro del PROGRAMA DE MAESTRÍA, OPCIÓN HISTORIA DE MÉXICO. Director de Tesis: Marco Antonio Landavazo. Morelia, Michoacán; febrero de 2006. 104 p. [229] Otro testimonio del nivel de perfección y de la complejidad con los que se organizaban las ceremonias cívicas, lo encontramos en las descripciones asentadas en las actas de Cabildo en ocasión de los preparativos para festejar las bodas de Felipe III a finales de 1599. en ellas se describen con todo detalle los pormenores del festejo: corridas de toros, encamisadas, castillos, juegos de sortijas, etcétera, especificando el tipo y materiales de los vestuarios, orden de salida y recorrido de las cuadrillas en el torneo, y presupuestos pormenorizados de cada actividad a realizarse. (Archivo de la ciudad de México, tomo 644ª, p. 6-13).237 [230] El siglo XVII concluyó con los solemnes festejos organizados para la canonización de San Juan de Dios desde el 23 de octubre al 15 de noviembre del año de 1700. En esta ocasión el entusiasmo de las autoridades civiles y religiosas, de los gremios, y de los criollos y naturales dio por 234
The Philadelphia Rare Books&Manuscripts Company, lista 236: Impresos novohispanos, 27 p., p. 6. “Relaciones” Nº 101, Revista de la Universidad Michoacana. Invierno 2005, Vol. XXVI, p. 227-259. 236 “Fiestas Jesuitas en Puebla. 1623”. Puebla, Gobierno del Estado de Puebla, Secretaría de Cultura, 1989. (Lecturas Históricas de Puebla, 20). 46 p. ils. 237 Giovanna Recchia: Espacio teatral en la ciudad de México. siglos XVI-XVIII. México, INBA-CITRU, 1993. 145 p. ils., fots., planos., p. 19. 235
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resultado una de las fiestas más largas y más complejas que involucró nuevamente a toda la ciudadanía, que se distribuyó en todos los espacios, rincones y recorridos urbanos posibles. Los festejos incluyeron múltiples corridas de toros que se habían vuelto, para aquel entonces, el espectáculo más codiciado para la sociedad del tiempo, y el que reunía, en jerárquica distribución, a toda la comunidad novohispana que las aprovechaba para dar en el coso el espectáculo de sí misma. Asistieron tanto los virreyes como los religiosos, a pesar de las repetidas prohibiciones de concurrir a este tipo de eventos; la Audiencia, el Cabildo eclesiástico y el de la ciudad intercambiaron dulces y golosinas. Las corridas de toros cumplían entonces la función social que más tarde será característica del teatro dieciochesco y decimonónico, y que todavía no lograría el coliseo de comedias, considerado más bien lugar de diversión y esparcimiento de las clases populares. La realización de estas corridas llama especialmente la atención entre las diversas manifestaciones festivas de esta celebración. Según la descripción de Artemio de Valle-Arizpe, que no ha podido ser confirmada hasta la fecha por otros documentos, se conjuntaron, en esta ocasión, dos tipos de representaciones: lidia de toros y naumaquia, que desde la primera, realizada en la plaza Mayor en el siglo XVI, no se había vuelto a representar: Se alzó la plaza de toros donde el siniestro quemadero de la Inquisición, entre la Iglesia de San Diego y la Alameda. La plaza era cuadrada y se dejó dentro una ancha acequia para las naumaquias y las regatas que hubo con numerosos remeros vestidos todos con verdes lampazos de China. Tenía el coso diez andanadas de tablas insuficientes para contener el enorme gentío que pugnaba desde temprano para asistir a las corridas. Los palcos se forraron ya de cutí, ya de sargas listadas, ya de ruán de cofre, iluminándolas hachas de cera de Castilla o de Campeche (…)238
La influencia italiana, filtrada por la corte española, es evidente en este tipo de espectáculos; de hecho desde hace tiempo era frecuente en Europa este tipo de combate, y uno de ellos se había llevado a cabo en 1589, en ocasión de la boda de Fernando I con Cristina de Lorena. 239 [231] Guillermo Tovar de Teresa: “Arquitectura efímera y fiestas reales”, en Artes de México, Centro histórico de la ciudad de México, Nº 1, otoño 1988. (p. 42-55). [232] Arias de Villalobos: “Canto Intitulado Mercurio”, en Documentos inéditos y muy raros para la historia de México, México, publicados por Genaro García, Librería de la Vda. de Ch. Bouret, tomo XII, 1907. [233] Carlos Arvizu García: “Las fiestas populares y las plazas de Querétaro, uso del espacio público en el virreinato”, en Cuadernos de arquitectura virreinal, México, UNAM, Facultad de Arquitectura, División de Posgrado, Nº 4, 1987. [234] De María José Garrido Asperó: Fiestas cívicas históricas en la ciudad de México. 17651823. México, Instituto Mora, 2006. 191 p. (Historia política). Este es un libro de reciente aparición en el que se hace un estudio crítico muy importante sobre la participación que tuvieron las autoridades políticas o religiosas en el tramo neurálgico de la ilustración, y donde además nos refiere otros asuntos que despertaban el mismo interés para intensificar la fiesta. [235] María José Garrido Asperó: “Las fiestas celebradas en la ciudad de México. De capital a la Nueva España a capital del imperio de Agustín I. Permanencias y cambios en la legislación festiva” en Manuel Ferrer (coord.), Los pueblos indios y el parteaguas de la independencia de México, 238
Artemio de Valle-Arizpe: Lejanía entre brumas. México, Editorial Patria, 1951, 229 p. (Tradiciones, leyendas y sucedidos del México Virreinal, IV)., p. 86-89. Se trata de “Toro de once”. Valle-Arizpe debió consultar alguna relación de fiestas, aún sin localización precisa, que describiera con tal detalle ese y otros asuntos como el que nos ocupa aquí. 239 Recchia: Espacio teatral…, op. Cit., p. 57-58.
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México, IIJ-UNAM, 1999 (Serie Doctrina Jurídica, 2). [236] María José Garrido Asperó: “Los regocijos de un Estado liberal: la discusión en las Cortes generales y extraordinarias de Cádiz sobre las fiestas que celebrarían a la monarquía liberal”, Secuencia. Revista de Historia y Ciencias Sociales, Instituto Mora, Nº 50, mayo-agosto de 2001, México, pp. 190-205. [237] María José Garrido Asperó: “La fiesta de la conquista en la ciudad de México durante la guerra de independencia”, Estudios de Historia Moderna y Contemporánea de México, Nº 27, enero-junio de 2004, México. [238] María José Garrido Asperó: “La fiesta de San Hipólito en la ciudad de México, 1808-1821”, tesis de licenciatura, México, FFyL-UNAM, 1996. [239] Verónica Hernández Márquez: “La fiesta de la independencia de México: su proceso de institucionalización de 1821 a 1887”, tesis de maestría. México, FFyL-UNAM, 2002. [240] Marco Antonio Landavazo: La máscara de Fernando VII: discurso e imaginario monárquicos en una época de crisis. Nueva España, 1808-1822, México, COLMEX/Universidad de Michoacán/El Colegio de Michoacán, 2001. [241] Víctor Minués: “Reyes absolutos y ciudades leales. Las proclamaciones de Fernando VI en la Nueva España”, Tiempos de América, núm. 2, 1998, pp. 19-33. [242] Francisco de Solano: Las voces de la ciudad. México a través de sus impresos, 1539-1821, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 1994. LXX + 330 p. (Biblioteca de Historia de América, 9). Este mismo texto, con algunas variantes, incluso en el mismo título: “Las voces de la ciudad de México. Aproximación a la historiografía de la ciudad de México”, aparece en: La ciudad. Concepto y obra. (VI Coloquio de Historia del Arte). México, Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Estéticas, 1987. 289 pp. Ils., fots., facs. (Estudios de Arte y Estética 19). (El material de Francisco de Solano aparece de la página 55 a la 77). Por considerar de vital importancia sus apreciaciones al respecto del tema que ahora nos convoca, quiero traer aquí su segunda sección, denominada La ciudad festiva. Los momentos de regocijo fueron numerosos durante el periodo colonial máxime cuando el marco urbano era, a la vez, sede de la capitalidad de un virreinato. Al tiempo de la festividad municipal se añadían las ocasiones en las que debían festejarse determinadas fechas nacionales y todo el ancho capítulo abierto por la generosidad con que la capital recibía a sus autoridades. Manifestaciones multitudinarias hechas para fustigar el gozo masivo, como la masiva diversión para provocar contentos y motivar intercomunicación entre pueblo y autoridad. La misma característica abierta al entusiasmo se orienta con la muerte. Las exequias, los duelos, los funerales, los túmulos a los virreyes muertos en ejercicio, el dolor por los monarcas y sus familiares fallecidos a millares de kilómetros de distancia auténticamente se vivía, doloridamente, con participación multitudinaria de toda la ciudad: unida tanto para el regocijo como para la tiniebla. La misma generosidad para estos actos se refleja en la literatura que los comenta y trata. Un elevado número de folletos, textos, recogen estas manifestaciones masivas, que muestran una cara visible ciudadana, tan importante como el puesto que México adquiere en el Mundo Hispánico. Así este apartado contaría con las siguientes subdivisiones:
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Fiestas municipales Fiestas nacionales Festejos con motivo de la llegada de autoridades Participación en acontecimientos políticos españoles Túmulos, exequias, duelos. Esta historiografía señala cómo la ciudad intenta divertirse. Frente a la monotonía de la rutina, la festividad rompe con alboroto la igualdad de los días anodinos, en donde hasta la comida es semejante todos los días. En el cómo se gasta el tiempo festivo, en el cómo se emplea, y en qué proporción de participación tienen las clases sociales son aspectos que pueden encontrarse en esta manifestación que obtiene tan rica historiografía, de la que se presentan ciento treinta y tres ejemplos de otros tantos textos que describen la circunstancia de un determinado regocijo. 240 Las fiestas municipales se suscriben a unas cuantas. La ciudad corre con los gastos de luminarias, castillos y fuegos de artificio, comedias y juegos de lanzas, toros y cañas, pago de cera, aceite, sermón y estipendio por las misas. Todo ello para alegrarse masivamente por el patrocinio de sus santos patronos. Ante la inseguridad y la incertidumbre que vive la ciudad colonial, se apagan las angustias mediante la protección solicitada a los patronos. Los días de fiestas grandes se hallan dedicados: a San Hipólito, el 13 de agosto; a la Virgen de los Remedios, el 1º de septiembre; el 11 y 12 de diciembre a la Virgen de Guadalupe. En la primera ocasión, además el municipio salía corporativamente con todo boato y lujo exterior posible, desde el cabildo a la catedral, y luego a la iglesia del santo, para verificar el homenaje y el paseo del pendón: ceremonia que se ejecutaba desde que Carlos V lo fijara en real cédula en 1530 “en celebridad de la rendición de esta ciudad a las armas católicas”. Junto a estas fiestas grandes, que se celebraban conforme a su talla, un número elevado de fiestas de tono menor, para celebrar los otros patronos de la ciudad: San José, San Antonio Abad, San Felipe de Jesús, San Bernardo y San Antonio de Papua, San Francisco Javier, San Isidro, la Candelaria y el Corpus. Veinticinco obras se recogen, desde 1579 a 1810, que hablan de fiestas muy varias: bastantes de ellas, procesiones de la Virgen de los Remedios, desde su ermita a la ciudad; lo mismo que a la Virgen de Guadalupe, pero también gozos por la beatificación o canonización de santos españoles: Santa Teresa de Jesús, Juan de la Cruz, Juan de Dios, Francisco de Borja, en una sola ocasión con pasión de paisanaje la de Felipe de Jesús. En otras ocasiones la festividad venía provocada por motivos gubernamentales: proclamaciones de nuevos monarcas y juras de la población, festejos por los cumpleaños o días onomásticos de los reyes, lo mismo que por sus casamientos o el nacimiento de sus hijos. Una verdadera identidad entre capital de virreinato y dinastía reinante se verifica desde bien temporano: historiográficamente desde 1557 en que se imprime el “comentario de la jura hecha al invictísimo rey don Felipe II”. La última de las manifestaciones, en 1809, en que se efectuó la jura de Fernando VII. Entre ambas se registran dieciséis ejemplos. Cada una de estas festividades se verifica con aparato y plena participación de la ciudad. Pero donde la ciudad colonial se singulariza de los otros núcleos urbanos occidentales del tiempo moderno es en los festejos surgidos con motivos de la llegada de las autoridades. Virreyes y arzobispos son acogidos con una generosidad y un aparato que sólo la inventiva del barroco podría haberse atrevido a desarrollar con tamaña categoría. El fervor de la acogida se montaba en torno a un arco, el arco triunfal que representaba no sólo una obra maestra de la arquitectura en madera, sino ocasión de otros tantos motivos de piezas literarias, pictóricas, escultóricas en yeso o estuco. Además de reflexión de literatura política en donde emblemas y jeroglíficos, junto a elementos decorativos, cifraban las virtudes que la ciudad esperaba de sus gobernantes: a veces, tan intrincados los emblemas, que precisaban de explicación. Dramatismo y exuberancia que son elementos de raigambre en un México cada vez más seguro de su categoría de ciudad privilegiada de ciudad capital. Los arcos triunfales se suceden en catarata, sobre todo desde 1640 a fin del XVII [e incluso Dicha “historiografía” no fue incluida en el texto publicado en México. Seguramente deberá aparecer en el texto que apareció en Madrid en 1994. 240
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hasta bien entrado el XIX o al comenzar el XX. N. del A.], acompañados siempre de una literatura que perpetúa los asombros y las admiraciones. Arcos que seguirán montándose durante el Setecientos, pero con ánimos más sosegados, como si las ansias del siglo XVII se hubieran envejecido. Es justamente en estos arcos que la ciudad levanta en honor de sus autoridades donde se observa el destino capitalino: la literatura que recoge estas actividades efímeras –muy numerosa, por cierto, cuarenta y seis títulos- es puntual en destacar el papel de la ciudad de México: es, se la define, “metrópoli del imperio occidental”, “corte ilustre del occidental imperio”, y “siempre noble, ilustre, imperial, regia ciudad de México, metrópoli de América y Corte de su Nueva España” y no son títulos vanos, sino que actúa tal como proclama. Pero lo verdaderamente significativo es el papel que los acontecimientos del mundo hispánico tienen y obtienen en la ciudad de México. se viven en una tal sincronía que denotan la perfecta preocupación por las coyunturas políticas hispánicas, capaces de interesarse por sucesos que afectaban a una misma extendida comunidad. El mismo fervor que se muestra por la alegría, se dedica a la muerte. A la que se ha ido habituando durante la vida, como un entrenamiento, educando al fiel a través de oradores, predicadores. Los ayes, duelos, exequias, funerales, epitafios y oraciones fúnebres se levantan, también, como espectáculo y fenómeno de masas, pero ciertamente como escenificación del sentimiento final, y como otro ejemplo vivo más que recordarle al vecino de México que “la vida es un río que va a dar al mar que es el morir”. Como homenaje de la ciudad a las autoridades fallecidas en su cargo, como a pontífices, y familia real. La misma agilidad de un arte breve, que dura lo que dura un llanto, el aparato de los arcos triunfales se paraleliza con los túmulos. Es casi la misma idea, el mismo decorado, el mismo sentimiento de servir de portada –al buen gobierno uno, a la eternidad los otros-, tratados del mismo modo: cargado y recargado de emblemas, figuras, símbolos, jeroglíficos en loor del difunto. Túmulo y arco triunfal tenían que “inventarse”. Las claves de los inventos y las soluciones de los jeroglíficos se imprimieron, junto a la descripción de los fastos y de los lamentos, junto a los nombres de los artistas, de los músicos. Denotando siempre niveles culturales y profesionales de artífices y artesanos, que obtenían con él un merecido reconocimiento. Elementos todos que se conjuntan a las oraciones fúnebres y a los sermones de regocijo: los opúsculos repletos de datos sobre la ciudad en gozo y sobre la ciudad doliente. Todo ello crea un estilo y un comportamiento. No sólo masivo, sino individual. Por eso, cuando el ciudadano se alegra o se conduele en su propio nivel a su propia escala, y a su propia estatura, imita la grandilocuencia de la fiesta: ya fuese para alegrarse, como para morir. 241 Esta obra, la de Francisco de Solano,242 contiene un número de otras tantas referencias que por su naturaleza y curiosidad, no me resisto incluirlas a continuación. HISTORIAS GENERALES DE LA CONQUISTA. FUNDACIÓN Y DESCRIPCIONES DE LA CIUDAD DE MÈXICO. [243] p. 6, ref. XXXV: LANDÍVAR, Rafael. 1781. rusticatio Mexicana seu rariora quaedam ex agris mexicanis decerrpta ataque in libros dcem distributa a R.- / Mutinae (Módena) / (Otras ediciones: México 1889, 1924, 1941). DESCRIPCIONES DE LA CIUDAD DE MÈXICO. [244] p. 12, ref. 6: CORNEJO, Diego de: 1635. Loa sacramental en metáphora de las calles de México, representada en las fiestas que celebró en honor de Santísimo Sacramento. México, Francisco de Solano: “Las voces de la ciudad de México. aproximación a la historiografía de la ciudad de México”. En: La ciudad. Concepto y obra. (VI Coloquio de Historia del Arte). México, Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Estéticas, 1987. 289 pp. Ils., fots., facs. (Estudios de Arte y Estética 19)., p. 68-72. 242 Francisco de Solano: Las voces de la ciudad. México a través de sus impresos, 1539-1821. Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 1994. LXX + 330 p. (Biblioteca de Historia de América, 9). 241
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Francisco Salbago. [245] p. 13, ref. 15: GONZÁLEZ DE COSSÍO, Francisco. 1735. La nobilísima Ciudad de México a los reales pies de V.M… sobre el paseo del estandarte. Madrid. [246] p. 13, ref. 16: GONZÁLEZ DE COSSÍO, Francisco. 1735. La nobilísima Ciudad de México a los reales pies de V.M…. dice que se haya en precisa obligación para indemnizar a los regimientos capitulares del gravámen en los gastos de los recibimientos de los sres. Virreyes. México. [247] p. 15, ref. 27: SEDANO, Francisco. 1800. Noticias de México recogidas desde el año de 1756. México. (Otras ediciones: 1800, 1974). VIDA DIARIA. NORMATIVA VIRREINAL SOBRE CIUDAD DE MÉXICO [248] p. 43, ref. 245: 1770 BANDO de 5 de noviembre, del virrey Marqués de Croix, prohibiendo que durante las corridas de toros salten espectadores a la plaza, así como otras medidas para el mejor orden en las corridas. AGN, Bandos VII, 87. [249] p. 43, ref. 246: 1770 BANDO del virrey Marqués de Croix por el que se expresan los nombres de los toreros y las castas de los toros que van a lidiarse durante los festejos: señalando las calles en donde han de situarse los coches de los espectadores. AGN. Bandos, VII, 88. NORMATIVA DE GOBIERNO [250] p. 50, ref. 315: 1772. BANDO de 5 de febrero, del virrey D. Antonio Ma. de Bucareli, mandando hacer demostraciones de júbilo por el nacimiento del Infante Don Carlos Clemente. AGN. Bandos, VIII, 17. [251] p. 50, ref. 316: 1775. BANDO del virrey D. Antonio María de Bucareli, ordenando hacer fiestas por el nacimiento de la Infanta Dª Carlota. México. [252] p. 50, ref. 320: 1778. BANDO de 13 de enero, notificando el nacimiento de la infanta Dª María Luisa, hija de los príncipes de Asturias. AGN. Bandos. X, 299. [253] p. 50, ref. 323: 1780. BANDO de 16 de agosto, notificando el nacimiento del Infante Don Carlos Domingo, hijo de los príncipes de Asturias. AGN. Bandos, XI, 191. [254] p. 51, ref. 328: 1784. BANDO de 12 de enero, comunicando los nacimientos de los mellizos Infantes Don Carlos y Don Felipe. AGN. Bandos, XIII, 4. [255] p. 51, ref. 334: 1785. CIRCULAR de 23 de febrero de la Real Audiencia Gobernadora pidiendo se festeje el nacimiento del Príncipe Don Felipe, primogénito de los Príncipes de Asturias. AGN. Bandos. XIII, 338.
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En su casa… en su calle…
[256] p. 51, ref. 336: 1786. BANDO de 14 de enero, del virrey Conde de Gálvez, notificando los matrimonios de los Infantes Don Gabriel y Doña Carlota Joaquina con la Infanta de Portugal y del Príncipe de Beira, y animando a que se hagan demostraciones festivas. AGN. Bandos, XIV, 4. [257] p. 51, ref. 338: 1788. BANDO de 16 de agosto notificando el nacimiento del Infante Don Carlos Ma. Isidro, hijo de los Príncipes de Asturias. AGN. Bandos. XIV, 367. [258] p. 52, ref. 342: 1789. BANDO de 2 de diciembre, notificando el nacimiento de la Infanta Doña María Isabel, hija de los Reyes. AGN. Bandos. XV, 98. [259] p. 52, ref. 344: 1791. BANDO de 27 de julio, del Conde de Revilla Gigedo, avisando el nacimiento de la Infanta Da. María Teresa; hija de SS.MM. AGN. Bandos. XVI, 40. [260] p. 52, ref. 346: 1792. BANDO de 27 de septiembre, del Conde de Revilla Gigedo, comunicando el nacimiento del Infante Don Felipe María Francisco, hijo de los Reyes. AGN. Bandos. XVI, 191. [261] p. 52, ref. 351: 1794. BANDO del 26 de agosto, comunicando el nacimiento del Infante Don Francisco de Paula, hijo de los reyes. AGN. Bandos. XVII, 465. [262] p. 53, ref. 355: 1796. BANDO de marzo, notificando los enlaces entre los Infantes D. Antonio (hermano de Carlos IV) CON Dª María Amalia (hija del Rey) y de Dª María Luisa (hija del Rey) con el Príncipe de Parma, animando festejarlos, como costumbre. AGN. Bandos. XVIII, 270. ACTIVIDADES CONSTRUCTIVAS. CONSTRUCCIÓN DE TEMPLOS Y MONUMENTOS. [263] p. 104, ref. 925: BÁRCENA VALMASEDA, Miguel. 1648. Relación de la pompa festiva y solemne colocación de una santa y hermosa cruz de piedra que el Ilmo. Sr. Don Juan de Mañozca, arzobispo de México… trasladó al cementerio de esta iglesia catedral de México. Y del célebre novenario, jubileo de cuarenta y ocho horas y procesión de sangre que se tuvo por la peste y necesidades públicas de la monarquía y de este Reino. México. Hipólito de Ribera. [264] p. 105, ref. 934: RIBERA, Diego de. 1661. Descripción breve de la plausible pompa y solemnidad festiva que hizo el religioso convento de San José de Gracia de esta Ciudad de México
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en la suntuosa dedicación de su nuevo, hermoso y admirable templo, celebrada sábado 16 de noviembre de 1661. escribióla el Bach. D. (…), y dedica a D. Juan de Navarro Pastrana, patrón insigne de dicho convento. México, viuda de Bernardo Calderón. [265] p. 106, ref. 943: RIBERA, Diego de. 1673. Breve relación de la plausible pompa y cordial regocijo con que se celebró la dedicación del templo del ínclito martir San Felipe de Jesús, titular de las religiosas Capuchinas en la muy noble y muy leal Ciudad de México. México, viuda de Bernardo Calderón. VIDA FESTIVA. FIESTAS MUNICIPALES. [266] p. 163, ref. 1479: 1663. Descripción de las fiestas que hizo la Ciudad de México a la concepción purísima de María. México. [267] p. 164, ref. 1481: JESÚS, José de. 1668. Descripción métrica de la venida de la milagrosa imagen de Nuestra Señora de los Remedios a la Ciudad de México, fiestas y novenario que se le hicieron, y vuelta a su santuario. México, viuda de Bernardo Calderón. [268] p. 164, ref. 1491. FERNÁNDEZ NAVARRO, Andrés. 1733. Celebra la muy noble y leal Ciudad de México, con majestuoso aparato, singular regocijo y pompa festiva, juramento de defender la Inmaculada Concepción de la Virgen nuestra señora. Reimpresión. México, José de Jáuregui. VIDA FESTIVA. FIESTAS NACIONALES. [269] p. 167, ref. 1505: VELÁZQUEZ DE VALENCIA, Diego. 1666. Elogio de Felipe IV el Grande. México, viuda de Bernardo Calderón. [270] p. 167, ref. 1506: ARJONA, Pedro. 1670. Relación en prosa y verso de las fiestas a la beatificación de Santa Rosa de Lima. México. [271] p. 167, ref. 1508: MOYANO, Beltrán. 1671. Elogio poético de Santa Rosa de Lima: descripción de las fiestas que hizo la Ciudad de México por su canonización. México. [272] p. 167, ref. 1509: ROBLES, Nicolás. 1673. Noticias en verso castellano de las grandezas y magnificencia con que la Ciudad de México celebró la fiesta del santo rey Don Fernando III de Castilla. México, viuda de Bernardo Calderón. [273] p. 167, ref. 1513: SANTA CRUZ ALDANA, Ignacio de. 1677. Relación de las reales fiestas, cesáreos jubileos y augustos regocijos con que solemnizó los felices años del Rey nuestro señor Don Carlos II la muy noble, leal Ciudad de México, imperial corte y cabeza de esta Nueva España. México. Herederos de Juan Ruiz. [274] p. 168, ref. 1514: CORTO INGENIO ANDALUZ. 1691. Métrica panegírica, descripción de las plausibles fiestas que, a dirección del Excmo. Sr. Conde de Galve, virrey, se celebraron, obsequiosos, en la muy noble y leal Ciudad de México al feliz casamiento de nuestro católico monarca Don Carlos II con la augustísima Reina y Señora Doña María Ana, palatina del Rhin, Neoburgo y Baviera. Versifica su narración un (…), hijo del hispalense Betis, cuyo nombre omite porque (no profesando esta ciencia) no se le atribuya al oficio lo que sólo es en él (aunque tosca) habilidad. México. María Benavides, viuda de Juan de Ribera. [275] p. 168, ref. 1517: GONZÁLEZ DE VALDEOSERA, Miguel. 1707. Genetliático elogio, prognóstico felice en la expectación del real augusto parto que esperamos. Novenario que ofreció a la soberana patrona la Virgen de los Remedios, en la santa iglesia catedral metropolitana de México,
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esta Muy Noble y Leal, Imperial Corte mexicana en festiva demostración del júbilo que tuvo con la noticia cierta del preñado de nuestra amada, católica reina Da. María Luis Gabriela de Saboya, en ardientes votos y humildes deprecaciones, dirigidas al colmo del buen alumbramiento de parto tan deseado. México. Juan José Guillena Carrascoso. [276] p. 169, ref. 1530: ORCOLAGA, Diego Ambrosio de. 1713. Las tres gracias manifiestas en el crisol de la lealtad de México, donde con universales celebró su aplauso por espacio de tres semanas, el fausto y dichoso natalicio del serenísimo infante de las Españas El Sr. D. Felipe Pedro Gabriel, que prospere la Divina Majestad para columna de la fe y aumento de su monarquía. México. Herederos de Juan José Guillena. [277] p. 169, ref. 1531: GIL RAMÍREZ, José. 1714. Esphera mexicana. Solemne aclamación y festivo movimiento de los cielos, delineado en los leales aplausos que al feliz nacimiento del serenísimo Señor Infante Don Felipe Pedro, que Dios prospere, consagra, dividida en los ilustres globos que la componen, la muy noble y muy leal Ciudad de México. México. Viuda Miguel de Ribera. [278] p. 170, ref. 1536: RUIZ GUERRA Y MORALES, Cristóbal. 1724. Laurel festivo de letras que con ocasión de la jura de nuestro amado rey y señor Don Luis Fernando I brotó… por el célebre suelo de su real pontificia academia, Atenas de las Indias Occidentales y ofrece en nombre de esta ilustre y muy leal Universidad el P. Fray (…). México. José Bernardo de Hogal. [279] p. 170, ref. 1537: VERDIGUER ISASI, Lucas de. 1724. El segundo sin segundo Salomón, el Sr. Don Luis Fernando, rey y señor de las Españas. Sermón que al juramento que solemnemente hizo el Excmo. Sr. Don Juan de Acuña, marqués de Casa Fuerte, virrey, con asistencia de todos los tribunales y de la nobilísima y leal Ciudad de México, predicó en la santa iglesia catedral el 26 de julio de 1724 el Dr. (…). México. Herederos Viudad Miguel de Rivera. [280] p. 170, ref. 1542: SALVATIERRA GARNICA, Bernardino. 1732. Descripción de las fiestas y corridas de toros con que celebró México la reconquista de Orán por las armas católicas de Felipe V, por D (…), natural de México. México. Herederos Miguel de Ribera. [281] p. 171, ref. 1544: ANGUITA, Juan Ubaldo. 1747. El monarca del corazón: elogio del Sr. Don Fernando VI, rey de España. México. Imprenta Real. [282] p. 171, ref. 1546: RODRÍGUEZ DE ARIZPE, Pedro José. 1747. Augusto iluminado, justa literaria, palestra métrica para cuya ingeniosa minerval arena lucidamente sombreada con los ilustres pinceles de gloriosas preseas en el inmortal volumen de la heroicidad romana, la imperial, pontificia, leal y erudita Palas de México convida a los adalides canoros y esforzados cisnes del occidental Casto para que, en dulces cadencias, celebren obsequiosos la plausible coronación de nuestro católico monarca Fernando VI, aclamando rey de las Españas, emperador de este Nuevo Mundo. Por (…), catedrático de elocuencia en el Pontificio, Real Colegio Seminario de esta Corte. México. María de Ribera. [283] p. 171, ref. 1549: RODRÍGUEZ DE ARIZPE, Pedro José. Coloso elocuente que en la solemne aclamación del augusto monarca de las Españas Don Fernando VI erigió sobre brillantes columnas la reconocida lealtad y felísima gratitud de la Imperial y Pontificia Universidad Mexicana, Atenas del Nuevo Mundo. México, María de Ribera. [284] p. 171, ref. 1551: GONZÁLEZ Y ZÚÑIGA, Ana María. 1750. Enjugando llanto de Melpómene en la solemne jura de nuestro rey y señor Don Fernando VI, que Dios guarde, y regocijo contenido con la muerte del Sr. Don Felipe V. México. María de Ribera. [285] p. 172, ref. 1553: CAMPOS MARTINEZ, Juan Gregorio de. 1760. Amorosa contienda de
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Francia, Italia y España sobre la augusta persona del Sr. Don Carlos III, exaltado al trono español. Certamen poético, métrica palestra, ingenioso combate a que para decidirla con délficos oráculos, métricos alegatos y minerales instrumentos convoca las racionales musas de su docto floreciente Parnaso la Real Pontificia universidad de México. México. Imprenta del Colegio de San Ildefonso. [286] p. 172, ref. 1560: 1786. Rendido y fiel obsequio en festiva demostración de los felices días del Excmo. Sr. Don Bernardo de Gálvez, conde de Gálvez, virrey. México. José de Jáuregui. [287] p. 172, ref. 1561: VALDÉS, Manuel Antonio. Apuntes de algunas de las gloriosas acciones del Excmo. Sr. Don Bernardo de Gálvez, conde de Gálvez, virrey… hacíalos, en un romance heróico, Don (…), autor de la Gazeta Mexicana. México, Felipe de Zúñiga y Ontiveros. [288] p. 172, ref. 1563: MARTÍNEZ, Diego. 1791. Elogio de Carlos IV rey de España y de las Indias. México, Felipe de Zúñiga y Ontiveros. [289] p. 173, ref. 1564: PÚBLICAS DEMOSTRACIONES de celebridad y júbilo que este Real Tribunal del Protomedicato de Nueva España hace en la gloriosa proclamación y exaltación al trono supremo de las Españas de los señores Don Carlos IV y Doña María Luisa de Borbón, su digna esposa…. 1791. México, Felipe de Zúñiga y Ontiveros. [290] p. 175, ref. 1572: AYROLO CALAR, Gabriel de. Canción y jeroglífico que se hizo a la entrada de México del virrey Marqués de Montesclaros. En “Pensil de príncipes y varones ilustres”. 1617. Sevilla, Fernando Rey. [291] p. 175, ref. 1574: MUÑOZ MOLINA, Juan. Elogia en verso del Excmo. Sr. Marqués de Cerralbo, virrey. México, 1631. [292] p. 175, ref. 1575: ADICIÓN… a los festejos que en la ciudad de México se hicieron al Marqués de Villena, mi señor, con el particular que le dedicó el Colegio de la Compañía de Jesús. México, 1640, Bernardo Calderón. [293] p. 175, ref. 1579: ESTRADA Y OROZCO, Sabina. Relación de las dos entradas del Excmo. Sr. Don Diego López Pacheco, Marqués de Villena, Duque de Escalona, virrey, y del Ilmo. Sr. Don Juan de Palafox y Mendoza, Obispo de Puebla y Visitador General de este Reino. México, 1640, Francisco Robredo. [294] p. 175, ref. 1581: RÍOS ZAVALA, Juan de los. Mexicus animata: Oratio panegyrica in Academia Mexicana prolata curam Excmo. Dom. Marchione de Villena Nova Hispaniae pro Rege. México, 1640. [295] p. 175, ref. 1582: Viaje por mar y tierra del virrey Marqués de Villena. Aplausos y fiestas en Ciudad de México. México, 1641. [296] p. 176, ref. 1585: GUEVARA, Juan de. Progresos, recibimientos y festejos que se hicieron al Ilmo. Sr. Don Juan de Mañozca, arzobispo de esta Ciudad de México. México, 1645, Francisco Robredo. [297] p. 176, ref. 1586: ALAVES PINELO, Alonso de. Astro mitológico político que en la entrada y recibimiento del Excmo. Sr. Don Luis Enriquez de Guzmán, Marqués de Alva de Liste, virrey, consagró la ilustrísima, nobilísima y muy leal Ciuydad de México, metrópoli del imperio occidental en el arco triunfal que erigió por trofeos a la inmortalidad de su memoria. México, 1650, Juan Ruiz. [298] p. 176, ref. 1588: Entrada faustosísima en México de su virrey el Excmo. Sr. Duque de
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Alburquerque. México, 1650, viuda de Bernardo Calderón. [299] p. 175, ref. 1594: SALAZAR Y TORRES, Agustín de. Elogio panegírico y aclamación festiva, diseño triunfal y pompa laudatoria de Ulises verdadero, consagrada al Excmo. Sr. Don Francisco Fernández de la Cueva, Duque de Alburquerque, virrey, la muy leal y la muy ilustre imperial Ciudad de México, como a su defensor en la guerra y como a su conservador en la paz. México, 1653, por Hipólito de Ribera. [300] p. 177, ref. 1598: CASTELLANOS, Francisco. Alegoría del Apolo délfico para idea del gobierno de un nuevo príncipe: en la entrada triunfal del Marqués de Mancera, virrey. México, 1664, por Bernardo Calderón.
Atendiendo a las visitas con el más delicado de los afanes. UNAM, Instituto de Investigaciones Estéticas. Colección: Luis Márquez Romay. Nº de catálogo: 08.766053
[301] p. 177, ref. 1601: RIBERA, Diego. Narración de la espléndida demostración con que celebró México la entrada de su virrey el Excmo. Sr. Marqués de Mancera. México, 1664. [302] p. 177, ref. 1602: VELEZ DE GUEVARA, Juan. Feliz entrada en México de su virrey Don Antonio Sebastián de Toledo, Marqués de Mancera, en 15 de octubre de 1664. México, 1664, por la viuda de Bernardo Calderón. [303] p. 177, ref. 1604: PÉREZ QUINTANILLA, Miguel de y Diego de Ribera. Histórica imagen de proezas, emblemático ejemplar de virtudes del original Perseo: prevenido en oráculos mitológicos y descifrado en colores poéticos que, a los congratuladotes fastos y aparato célebre, dispuso para la felice entrada y recibimiento del Excmo. Sr. Don Pedro Colón de Portugal, Duque de Veragua, virrey, la santa iglesia catedral metropolitana de México. México, 1673, por la viuda de Bernardo Calderón. [304] p. 178, ref. 1605: CARRILLO Y ALBORNOZ, Alonso. Descripción en verso, de la celebridad con que entró en México su nuevo virrey el Excmo. Sr. Conde de Paredes. México, 1680. [305] p. 178, ref. 1608: RAMÍREZ SANTIBAÑEZ, Juan Antonio. Relación piérica de la solemnidad con que recibió la Ciudad de México a su virrey el Escmo. Sr. Conde de Paredes. México, 1680, por Francisco Rodríguez Lupercio. [306] p. 179, ref. 1623: Serenissimus princeps Fernandus de Lancaster. Versos latinos a su ingreso en México. México, 1711, por los Herederos de la Viuda de Francisco Rodríguez Lupercio. [307] p. 180, ref. 1632: CARRANZA, Francisco Javier. Alabanza poética a la entrada del Excmo. Sr. Duque de la Conquista, virrey. México, 1739. [308] p. 181, ref. 1637: Triunfal pompa y festivo aparato en que bajo la idea del dios Apolo se sombrearon las empresas del Excmo. Sr. Don Juan Francisco Güemes y Horcaditas, virrey, en el
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suntuoso arco que para su público ingreso erigió el afectuoso esmero de la nobilísima e imperial corte mexicana. México, 1746, por Imprenta Real. [309] p. 181, ref. 1640: URRUTIA DE VERGARA y ESTRADA, Manuel. Eneas español: poética idea del arco que erigió esta nobilísima e imperial Ciudad de México a la pública entrada del Excmo. Sr. Don Agustín de Ahumada, Marqués de las Amarillas, Virrey. México, 1756, por los Herederos de la Viuda de José Bernardo de Hogal. [310] p. 181, ref. 1642: RESTÁN, Juan Nepomuceno. Erguido Olimpo o el más elevado de los montes trasladado al ameno plantel de esta Septentrional América. Ajustada idea en que esta metropolitana iglesia de México sombrea, admirada, la frondosidad de las heroicas empresas y celebra el primer ingreso en ella del Excmo. Sr. Don Joaquín Currana Cruillas, Marqués de Cruillas, virrey. México, 1761, por la Imprenta Real del Colegio de San Ildefonso. [311] p. 181, ref. 1644: CUEVAS AGUIRRE, José Ángel de. Arenga que, a nombre de la muy noble, insigne y muy leal Ciudad de México, hizo don (…), regidor decano de su ayuntamiento en la solemne y pública entrada del Excmo. Sr. Don Antonio María de Bucareli y Ursúa, virrey. México, 1771, por Felipe de Zúñiga y Ontiveros. [312] p. 181, ref. 1644 A: RODRÍGUEZ MANSO, José Antonio. Rendido coloquio entre la Muy Ilustre Ciudad de la Habana y la Nobilísima de México, en amoroso afecto al Excmo. Sr. Virrey de esta Nueva España Don Antonio María de Bucareli. México, 1771, por José Antonio de Hogal. [313] p. 181, ref. 1645: RUIZ, Tomás Antonio. Descripción jocoseria de la entrada pública que hizo en la muy noble, imperial Ciudad de México el día 31 de Octubre de 1771, el Excmo. Sr. Don Antonio María de Bucareli, virrey. México, 1771, por Felipe de Zúñiga y Ontiveros. [314] p. 182, ref. 1647: CUEVAS AGUIRRE Y AVENDAÑO, José Ángel de. Arenga que, a nombre de la muy noble, insigne y muy leal Ciudad de México, hizo don (…), regidor decano de su ayuntamiento en la solemne y pública entrada del Excmo. Sr. Don Matías de Gálvez, virrey. México, 1771. [315] p. 182, ref. 1650: FLOREZ, Manuel Antonio. Bando del 27 de noviembre del virrey D. (…) prohibiendo la concurrencia, por la noche, a la plaza de toros durante las fiestas que celebraban su llegada. México, 1787. AGN. Bandos, XIV, 257. [316] p. 182, ref. 1651: MARTÍNEZ, Diego. Excusa que de Calíope de no haber venido con sus hermanas las musas a celebrar el virreinato del Excmo. Sr. Don Alonso Núñez de Haro y Peralta, arzobispo de México. México, 1787, por Felipe de Zúñiga y Ontiveros. [317] p. 182, ref. 1652: BRANCIFORTE, Marqués de. Bando del 17 de noviembre del virrey (…) dando reglas y pautas para las fiestas de toros que se celebrarían con motivo de su llegada al gobierno del virreinato. México, 1794. FIESTAS DE ASOCIACIONES Y CORPORACIONES CIVILES Y ECLESIÁSTICAS [318] p. 184, ref. 1654: HINOJOSA, Antonio. La vida y milagros de San Jacinto y las notables fiestas que la insigne Ciudad de México hizo a su canonización. México, 1597, por Pedro Balli. [319] p. 185, ref. 1663: Festejo del Colegio de la Compañía de Jesús de México al virrey Marqués de Villena. México, 1640, por Bernardo Calderón.
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[320] p. 185, ref. 1670: Festivo aparato con que la provincia mexicana de la Compañía de Jesús celebró, en esta imperial corte de la América Septentrional, los inmarcesibles lauros y glorias inmortales de San Francisco de Borja, grande en la pompa del mundo, mayor en la humildad de religioso y máximo en la gloria de canonizado. México, 1670, por Juan Ruiz. [321] p. 185, ref. 1672: RIBERA, Diego. Festiva pompa con que se celebró en México el nuevo patronato del ínclito patriarca San José. México, 1680. [322] p. 186, ref. 1680: ÁVALOS, Pedro. Elogio de San Juan de Dios, pronunciado en la fiesta con que el cabildo metropolitano de México celebró su canonización. México, 1702. [323] p. 187, ref. 1687 A: CABRERA Y QUINTERO, Cayetano de. Aguila mística aparece, exaltada en los ápices del Carmelo: Arco triunfal que erigió, en la solemne procesión, con que la religión observantísima de los Carmelitas Descalzos de esta provincia de Nueva España, celebró en México la canonización de su reformador, y patriarca, San Juan de la Cruz, en nombre de todo el sagrado Orden de Predicadores el sapientísimo Colegio de Santo Domingo de Poerta Coeli, a esmeros del Rev. P. M. F. Francisco Xavier de Sousa, actual rector de dicho colegio. México, 1730, por José Bernardo de Hogal. [324] p. 187, ref. 1688: XIMÉNEZ DE BONILLA, Joaquín Ignacio. Solemnes fiestas que a la canonización del místico Doctor San Juan de la Cruz celebró la provincia de San Alberto, de carmelitas descalzos de esta Nueva España. México, José Bernardo de Hogal. [325] p. 188, ref. 1700: Breve relación de las festivas demostraciones de celebridad que hizo este Real Tribunal del Protomedicato en la gloriosa aclamación y exaltación al trono supremo de las Españas de los señores Don Carlos IV y Doña María Luisa de Borbón. México, 1791. LA CIUDAD DE MÉXICO EN LA TRANSICIÓN (1808-1821). VIDA FESTIVA. [326] p. 248, ref. 2197: DÍAZ CALVILLO, José Ignacio. Deseos de la Nueva España manifestados a su amado soberano el Sr. D. Fernando VII de Borbón en el día de su cumpleaños, el 14 de octubre de 1808. México, 1808. [327] p. 248, ref. 2202: RUIZ DE CONEJARES, Francisco Alonso. La jura de Fernando VII en México, por el Dr. (…). México, 1808. [328] p. 250: ref. 2226: VILLASEÑOR CERVANTES, José María. Poesías que para el plausible día en que la nobilísima Ciudad de México juró solemnemente la constitución política de la monarquía española disponía don (…) contador general de la renta de lotería de Nueva España. México, 1820, por Juan Bautista de Arispe. [329] p. 251, ref. 2228: LEAL DE GAVIEA, P. José. El regocijo mexicano por la deseada y feliz entrada del Excmo. Sr. Don Francisco Venegas, virrey de esta Nueva España. México, 1810, por Mariano de Zúñiga y Ontiveros. [330] p. 251, ref, 2229: SIERRA, Francisco de. Pronóstico de la felicidad americana, natural y debido desahogo de un español americano por el feliz arribo a estas provincias del Excmo. Sr. D. Francisco Javier Venegas, virrey. México, 1810, por Mariano de Zúñiga y Ontiveros. [331] p. 251, ref. 2230: COLOMBINI, Conde de. Parabien al Excmo. Sr. D. Juan Ruiz de Apodaca, virrey… con el plausible motivo y en celebridad de su feliz llegada a esta capital. México, 1816, por Alejandro Valdés.
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[332] El arte efímero en el mundo hispánico. México, Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Estéticas, 1983. 389 p. ils. (Estudios de arte y estética, 17). Varios autores. Entre otros: [333] Antonio Bonet Correa: La fiesta barroca como práctica del poder. (pp. 43-84). [334] Elisa Vargas Lugo: Las fiestas de la beatificación de Rosa de Lima (pp. 85-105). [335] Marco Díaz Ruiz: La fiesta religiosa como articulación de la vida citadina. Las dedicaciones de los templos, siglos XVII y XVIII. (pp. 107-126). [336] Zurián de la Fuente, Carla Isadora: Fiesta barroca mexicana y celebraciones públicas en el siglo XVII: la inmaculada Concepción de Nuestra Señora. México. (…), 1995. 109 h.; 28 cm. Tesina (licenciatura). Universidad Nacional Autónoma de México, Facultad de Filosofía y Letras, Colegio de Historia. [337] Salvador García Bolio: GAZETA DE MÉXICO, 1722, 1728-1742. Recopiló (...). México, Bibliófilos Taurinos de México, s.a.e. 80 p. Ils., facs. De este documento, que recoge las noticias más relevantes en su sentido estrictamente taurino, no puedo dejar de mencionar también el enorme trabajo de los dos autores fundamentales de la misma. Tanto a Castorena y Ursúa como a Sahagún de Arévalo. [338] Juan Ignacio María de Castorena y Ursúa, Juan Francisco Sahagún de Arévalo: GACETAS DE MÉXICO. CASTORENA y URSÚA (1722) – SAHAGÚN DE ARÉVALO (1728 a 1742). Introducción por Francisco González de Cossío. México, Secretaría de Educación Pública, 1950. 3 V. (Colección “Testimonios mexicanos”, 4-6). Reinaba el Borbón Felipe V. A su vez, el alter ego novohispano era el XXXVII virrey, D. Juan de Acuña y Bejarano, Marqués de Casa-Fuerte, quien gobernó del 15 de octubre de 1722 al 17 de marzo de 1734, día en que murió. Las primeras tres décadas que comprende el reinado de la casa de los borbones puede decirse que alcanza niveles importantes en cuanto a celebraciones de índole varia, misma que son recogidas por diversos cronistas, así como por aquella publicación periódica, la Gazeta de México (1722-1742), bajo la égida de Castorena y Ursúa así como de Sahagún de Arévalo Ladrón de Guevara, quien anunciaba en gaceta posterior a estos hechos lo siguiente: D. JUAN FRANCISCO SAHAGÚN DE ARÉVALO LADRÓN DE GUEVARA, Presbítero, primer Historiador, y Cronistas General de la Insigne Ciudad de México, Reinos, y Provincias de Nueva España; suplica a los Señores Prelados Eclesiásticos, y Seculares de las Capitales le comuniquen las novedades que allí acaecieren dignas de la luz pública, para que en los meses futuros se participen á el público.243
Para entender la importancia de aquella publicación respecto a las diversiones públicas, pero sobre todo, y a lo que parece, por su amplia difusión, misma que no quedó al margen de los acontecimientos inmediatos, lo comprobaremos con dos ejemplos como sigue: En la Gazeta de México. desde primero, hasta fin de Enero de 1729 (Núm. 14), se registra el hecho de las fiestas celebradas en honor a la canonización de San Juan de la Cruz. Dichas fiestas iniciaron el 15 de enero y, para el día 24
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Juan Ignacio María de Castorena y Ursúa, Juan Francisco Sahagún de Arévalo: GACETAS DE MÉXICO. CASTORENA y URSÚA (1722) – SAHAGÚN DE ARÉVALO (1728 a 1742). Introducción por Francisco González de Cossío. México, Secretaría de Educación Pública, 1950. 3 V. (Colección “Testimonios mexicanos”, 4-6)., p. 234. Gazeta de… Nº 86, desde principio, hasta fines de enero de 1735, p. 234.
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Se corrieron toros, y representaron comedias con el mismo motivo, y se hicieron otras demostraciones de júbilo, y regocijo, de las cuales no se hace aquí mención, porque según se discurre, se dará a luz libro, en que muy por extenso, se individúen de estas fiestas las más menudas circunstancias, para que los que no pudieron verlas, logren oírlas.244
Pero no fue sino hasta que en la Gazeta de México. desde primero hasta fin de Agosto de 1730. (Núm. 33), se diera a conocer el hecho de que, entre los libros y cuadernos nuevos, se publicó Un libro en cuarto, cuyo título es: El Segundo quinze de Enero de la Corte Mexicana. Solemnes Fiestas, que a la Canonización de el Místico Doctor San Juan de la Cruz celebró la Provincia de San Alberto de Carmelitas Descalzos de esta Nueva España. 245
El siguiente caso corresponde a 1732. En la Gazeta de México. Desde primero hasta fines de Diciembre de 1732 (Núm. 61), se notifica que han sido publicadas en un cuaderno las Quintillas, intituladas: Descripción segunda de las Fiestas, que celebró esta Nobilísima Ciudad de México, a la feliz Restauración de la Plaza de Orán, en África. Escrita por el Br. D. Bernardino de Salvatierra y Garnica; impresos donde esta Gazeta. 246 “…impresos donde esta Gazeta”, con “licencia, y privilegio del Exmo. Sr. Virrey. En México…, por el entonces célebre Joseph Bernardo de Hogal, Ministro, e Impresor del Real Tribunal de la Santa Cruzada. Hogal no sólo emprendió la labor editorial al contar con la infraestructura necesaria para publicar y divulgar las diversas obras que entonces salían de su imprenta, ubicada en la célebre calle del Puente del Espíritu Santo. Como ya quedó de manifiesto en el documento publicado en 1732 que se incluye para el siglo XVIII en el presente “Tratado…”, o sea la Descripción Poética / de las / Fiestas / con que la Nobilísima / Ciudad de México / celebró / el buen sucesso / de la empressa / contra los otomanos / en la restauración / de la plaza de Orán / Con Licencia de los Superiores. / En México por Joseph Bernardo de Hogal / Ministro, e Impreffor del Real, y Apostólico Tribunal / de la Santa Cruzada en todo este Reino. Año de 1734 (Debe decir 1732 N. del A.) Sin embargo, entre los versos 129 a 140 aparece el que, a mi parecer es un mensaje cifrado que, a la letra dice: Declamando el triunfo, el que el laurel de Tulio ciñe, quien con su humildad guarnece cuanto piensa, y cuanto dice. Que borre mi voz su fama, mis respectos no permiten; el mio cese, y hable solo, su Magistral Panegyris. Que para esto es bien sus letras, las de las Prensas fatiguen; pues tanto como en los moldes, en sus Afectos se imprimen
Por ello, y bajo la sugerencia ya indicada me parece que detrás de tales conceptos se encuentra su propio autor: Joseph Bernardo de Hogal. [339] Manuel de Quiros y Campo Sagrado: Carneros caros, y cuernos baratos: boleras burlescas, compuestas por D.M.Q.C.S. México, Oficina de María Fernández de Jáuregui, 1812.247 244
, Op. Cit., V. I. (1722 y 1728 a 1731), p. 151. Ibidem., p. 269. Cabe aclarar que uno de los autores de dicha obra fue Joaquín Ignacio Ximénez de Bonilla. 246 Ibíd., V. II. (1732 a 1736), p. 78. 247 Este dato procede del portal “Búsqueda de libros de Google” que me llevó a la dirección http://worldcat.org/wcpa/oclc/19928264?lang=es 245
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[340] Bernardo José García García: Breve descripcion de los festivos sucesos de esta ciudad de la Puebla de los Angeles: Anexando la succinta descripcion de las fiestas que en esta ciudad de la Puebla se hicieron / por D. Thomas Antonio Ruiz. En honor del venerable siervo de dios, Don Juan de Palafox y Mendoza. 2ª ad. México, 1768. 50 p. El texto incluye poesías de: Jose Muñoz, Diego Miguel Quintero, Manuel del Castillo, and Tomas Antonio Ruiz. 248 [341] Pedro Manuel de Gama: Orpheo festivo, que entre serio, y jocoso decanta las fiestas, que celebro el sagrado Monte Carmelo a la canonizacion del Senor San Juan de la Cruz; sv avtor Don Pedro Manvel de Gama... Mexico: Impr. Real del Superior Govierno, de los Herederos de Miguel de Ribera Calderon, 1729. (8 p.) ; 19 cm.249 [342] Bruno Francisco Larrañaga y José Rapahel Larrañaga: El Sol triunfante. Aclamación de las proezas y honores políticos y militares de el Excmo. Señor D. Bernardo Gálvez, Conde de Gálvez. (ca. 1785). México, Frente de Afirmación Hispanista, A.C., 1990. 147 p. Ils. (Edición facsimilar). [343] Salas, Pedro de, 1584-1664. Thesavrvs poetarvm, liber secvndvs: elegantes ex classicis & illustrioribus poetis formulae componendo carmini & poetices candidatis pueris vtilissimae: cvm licentia. Mexici: apud Franciscum Robledo, 1641.250 [344] Avilés, José López de: Debido recverdo de agradecimiento leal a los beneficios hechos en Mexico por sv dignissimo, y amadissimo prelado, el ill.mo r.mo ex.mo señor maestro d. fr. Payo Enriquez, Afan de Ribera / Escribialo Ioseph Lopez de Aviles. Mexico: en la imprenta de la viuda de Francisco Rodriguez Lupercio, 1682.251 [345] Amescua, Miguel de. Ramillete compuesto de las mas hermosas fragantes flores: que en varias, y diversas estaciones de tiempos llevó la antiguedad en sus mas floridos heroes, y en nvestro tiempo en el parayso de España, y en los huertos de las Indias se juntaron en las rosas de Castilla, y flores de lis, que forman la amenissima persona, y florìdissima magestad del suavissimo señor rey de Europa, y emperador de la America d. Philipo Quinto... a quien con real aparato, y sumptuosa pompa el lunes 25. de iulio de este año de 1701, aclamó por rey en nombre de todo este reyno, don Ivan Baptista Pandvro... con assistencia de la Real audiencia, y cavildos ecclesiastico, y secular, y autorisado del muy illustre señor dor don Alonso de Cevallos, y Villagutierre... / sacada a lvz por Miguel de Amesqua... quien por si, y en nombre de esta ciudad de Guadalaxara la dedica, y consagra como á su dueño, y señor a la sacra catholica, y real magestad del rey nuestro señor. Mexico: Por los herederos de la viuda de Francisco Rodriguez Lupercio, en la puente de Palacio, 1701.252 [346] Ramírez Santibáñez, Juan Antonio. Culto festivo pompa solemne conque celebrô la canonizacion de el esclarecido padre de pobres san Juan de Dios patriarcha, y fundador de la sagrada religion de la Hospitalidad, en su convento hospital de esta imperial corte de Mexico su illustre provincia de el Espiritu Sancto, en cuyo nombre lo dedica al señor d. Andres Pardo de Lagos... su autor el br. d. Juan Antonio Ramirez Santibañez. Mexico, Por los herederos de la viuda de Francisco Rodrigues Lupercio, en la puente de palacio, 1702.253 [347] Mexico plavsible. Con la triumphal demostracion de la santa Yglesia metropolitana, en accion de gracias, por la victoria del muy alto, muy magnifico, y muy poderoso monarcha Philipo V. nuestro 248
The Library Catalog: UTNetCAT. The catalogo of the University of Texas Libraries. Op. Cit. 250 Spanish and Latin American Imprints to 1800. Parte 1: Mexican Imprints, 1554-1750. 251 Op. Cit. 252 Ibidem. 253 Ibid. 249
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rey, y señor, conseguida en los campos de Brihuega, y Villaviciosa. Solemnizada el dia doze de julio de 1711. Con asistencia del exmo. señor vi-rey duqve de Linares... Dispuesta, y costeada por el venerable dean, y cabildo sede vacante, dedicada a Sv. Mag. catholica en el Supremo, y real consejo de las Indias. Con licencia. En Mexico, por los herederos de Juan Joseph Guillena Carrascoso, en el Empedradillo [1711?].254 [348] Río, Alfonso Mariano del. Aclamaciones panegyricas de gratitud, y alabanza, en la renovacion plausible de el templo primero, y mayor de la provincia de el Santo Evangelio. Por fr. Alphonso Mariano del Rio... El dia diez de diciembre del año de mil setecientos y diez y seis, que celebró, y costeó la venerable Tercera orden; tercero, y vltimo de la dedicacion, con su annual fiesta de la purissima concepcion patente el santissimo sacramento. Quien tambien lo dedica, a n. m. r. p. fr. Ioseph de Pedraza... Mexico, Miguel de Ribera Calderon [1717?].255 [349] García Rendón, Miguel. Dedicacion de glorias, y gloria de la reedificacion del sacro, y real templo de militares reales redemptores de la Merced, en la ciudad, y corte de Guadalaxara, que discurriò, y predicò el r.p.pdo.fr. Migvel Garcia Rendon... el dia de la purificacion de la gran Señora, tercero, y vltimo de la plausible fiesta, que consagrò reverente, y solemnizô festivo Su real convento en la nueva reedificacion de Su renovada yglesia perfectamente acabada: por el señor licenciado d. Antonio del Real, y Quesada, del Consejo de Su Magestad, su oìdor fiscal en la Real audiencia, y corte de Guadalaxara. A quien debidamente se consagra, y à cuyas generosas expensas se dá à la estampa. Con licencia de los superiores. Mexico, En la imprenta nueva plantiniana de Juan Frãcisco de Ortega Bonilla, en la calle de Tacuba, 1721.256 [350] Goycoechea, Juan de, 1670-1734. Celestial signo, horoscopo feliz a la inuencion milagrosa de la santa crvz dibvjada primero en las estrellas de el cielo, que descubierta en los senos del Calvario, panegyrico historial en la fiesta titular de la nobilissima Archi-cofradia de cavalleros de la santa veracruz, dedicalo al excm.o sr. d. Francisco Fernandez de la Cueva Enriquez duque de Alburquerque... La misma ilma archi cofradia, y su meritissimo rr. el sr d. Pedro de Gorraez Beavmõt, y Navarra predicôlo el r. p. Jvan de Goycoechea... Con licencia de los superiores, en Mexico, Por los heredèros de Juan Joseph Guillena Carrrascoso., en el Empedradillo, 1709.257 [351] Levanto, Dionisio, b. 1673. El sol de el oriente, y de el occidente aplaudidos, en la solemne fiesta, que el Convento de predicadores de Oaxaca hizo en accion de gracias, a su ssmo. patriarcha Domingo, por la coronacion de n. rey, y señor don Luiz I. (que Dios guarde) y por la renuncia de el señor don Philippo v. Oracion panegyrica, que en dicha celebridad en el dia 19. de noviembre de 1724. años, dixo el m. r. p. m. fr. Dionysio Levanto ... Dada à la estampa por el illmo. y rmo. sr. mrô. don fray Angel Maldonado ... Quien lo dedica a n. amado rey, y señor, don Luiz I. Con licencia de los superiores. En Mexico, Por los herederos de la viuda de Francisco Rodriguez Lupercio, en la puente de Palacio. Año de 1725. [352] Sosa, Antonio de. Sermon panegyrico, que el dia tres de octubre de el año de 1728. domingo, en que la iglesia celebró la solemnidad del rosario, y batalla naval, y dia en que la ciudad de la Trinidad hizo la fiesta en accion de gracias por los desposorios de los serenissimos señores principes de España, y Portugal, predicò en la parrochial de la citada ciudad, patente el santissimo sacramento el licdo. d. Antonio de Sossa... Sacalo a luz el Cabildo, y regimiento de la dicha ciudad de la Trinidad, quien lo dedica ã nuestro principe, y señor don Fernando, legitimo heredero de la corona de España. Con licencia de los superiores. Mexico, Por Joseph Bernardo de Hogal. En la calle nueva de la Monterilla, 1729.258 254
Ib. Ib. 256 Ib. 257 Ib. 258 Ib. 255
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[353] Celebra la muy noble, y leal ciudad de Mexico, con magestuoso aparato, singular regocijo, y pompa festiva juramento de defender la immaculada concepcion de la Virgen Maria Nuestra Señora, el tercero dia del novenario que se celebrò en el Convento de el seraphico padre san Francisco, el dia siete de octubre de 1653. Mexico: J. Bernardo de Hogal, ministro, ê impressor del real, y apostolico Tribunal de la santa cruzada en toda este reyno, 1733. [354] Cabrera y Quintero, Cayetano: (d. 1775). Julio maximino, verdadero, bajo cuyos heroycos hechos, y altas prendas symbolizó el estudio las del excmo, sr. d. Pedro Cebrian, y Augustin, conde de Fuen-Clara. Y se expressaron en el Jano bifronte, y triumphal arco, que â su publico ingresso erigiò la capital de estos reynos, imperial Mexico. [Mexico, 1743?].259 [355] Abad, Diego José, 1727-1779. Breve descripcion de la fabrica, y adornos del Templo de la Compañia de Jesus de Zacatecas: con una succinta relacion de las fiestas con que se solemnizò su dedicacion: sacanla a luz, y la consagran al ss. patriarcha señor s. Joseph los seis ilustres caballeros, patronos de la solemnidad, y lucimientos de la dedicacion. Mexico: Por la viuda de d. Joseph Bernardo de Hogal, 1750.260 Noticia de la Real acclamación, que debió hazer e hizo la muy noble y muy leal Ciudad de los Angeles en la Jura de la Cesarea y Catholica Magestad del Señor D. Philipo V, Rey de ambas Españas, el día nuebe y diez de Abril de este año de 1701, siendo Alférez Mayor el Señor D. Bartolomé Antonio Joseph Ortíz de Casqueta, Cavallero del Orden de Santiago, Marqués de Altamira [13 hojas sin foliar y adornos tipográficos]. Texto publicado por José Toribio Medina en Adiciones a la Imprenta de la Puebla de los Ángeles, 1640-1821, Santiago de Chile, 1908, t. III, pp. 91-97 [Reprint series of J. T. Medina's bibliographical works, Amsterdam, 1965]. 261 [356] Aparte de la literatura dedicada a la exaltación de Felipe V, son varios los autores que se han ocupado de las proclamaciones tanto de los Austrias como de los Borbones: R. Ramos Sosa, Arte festivo en Lima virreinal, Sevilla, 1992 (la referencia a las juras de Felipe II, Felipe III, Felipe IV y Carlos II, en pp. 73-88); J.M. Morales, Cultura simbólica y arte efímero en Nueva España, Sevilla, 1991, pp. 57-94 (Carlos III, Carlos IV y Fernando VII, ya que, como se dirá más adelante, lo que toma por jura de Felipe V no es tal proclamación); G. Tovar de Teresa, "Arquitectura efímera y fiestas reales: la Jura de Carlos IV en la ciudad de México en 1789", Boletín del Museo e Instituto "Camón Aznar", Nº XLVIII-IL (1992), pp. 353-377; V. Mínguez Cornelles, Los reyes distantes. Imágenes del poder en el México virreinal, Castellón, 1995 (su cita será recurrente a lo largo de este trabajo, ya que es uno de los pocos historiadores del arte que tratan en profundidad el tema de las aclamaciones reales en el ámbito novohispano), "El rey sanador: meteorología y medicina en los jeroglíficos de la jura de Fernando VI", en el Catálogo de la exposición Juegos de agudeza e ingenio: La pintura emblemática en la Nueva España, México, 1994, y "Reyes absolutos y ciudades leales. Las proclamaciones de Fernando VI en la Nueva España", Tiempos de América, Nº 2 (1998), pp. 19-33. Pese a ser una obra de carácter general, son de gran interés las referencias de M. Chocano Mena, La América colonial (1492-1763). Cultura y vida cotidiana, Madrid, 2000 (especialmente pp. 141145). No obstante, la consulta a la bibliografía muestra que las entradas virreinales tampoco han merecido mucha atención por parte de los estudiosos contemporáneos. Aparte de los literarios y conocidos opúsculos redactados (por encargo) por Carlos Sigüenza y Góngora, sor Juana Inés de la Cruz y un extenso ramillete de egregias plumas locales, son escasas las evocaciones a las entradas virreinales entre los estudios contemporáneos, cf. J.I. Rubio Mañé, El virreinato, México, 1983, t. I, cap. IX, pp. 115-197 ("Viaje de los Virreyes de Nueva España a su destino, llegada y recepción"); J.M. 259
Ib. Ib. 261 En Internet, http: //maytediez.blogia.com/2007/040601-fiestas-en-honor-de-un-rey-lejano,-la-proclamacionde-felipe-v-en-america.php: Marina Alfonso Mola: FIESTAS EN HONOR DE UN REY LEJANO. LA PROCLAMACIÓN DE FELIPE V EN AMÉRICA. Universidad Nacional de Educación a Distancia.UNED/España. 260
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Morales Folguera, Cultura..., pp. 97-153 (pese a su pretensión, no es un estudio exhaustivo); V. Mínguez Cornelles, Los reyes Imágenes del poder en el México virreinal, Castellón, 1995, pp. 3145; A. Lorente Medina, La prosa de Sigüenza y Góngora y la formación de la conciencia criolla mexicana, Madrid, 1996..., pp. 11-16; y M. Chocano Mena, La América colonial (1492-1763). Cultura y vida cotidiana, Madrid, 2000, pp. 145-147.262 [357] La imagen de la monarquía en Hispanoamérica a través de la prensa es el objeto de un bien documentado artículo de D. González Cruz, "Las bodas de la realeza y sus celebraciones festivas en España y América durante el siglo XVIII", en Espacio, Tiempo y Forma, IV/10 (1997), pp. 227261.263 [358] Jesús Antonio de la Torre Rangel cita, a su vez a Luis Weckman, quien menciona que, en el curso de 1729: Los indios en un principio parodiaban las corridas haciendo por ejemplo danzar al son de un tamboril a un toro contrahecho de utilería, pero acabaron por aceptarlas de buen grado, pues a principios del siglo XVIII informa Matías de Escobar, Michoacán se había convertido en una verdadera Andalucía. En efecto, en la Americana Thebaida, Escobar describe con detalle las corridas anuales de Tzintzuntzán y Tiripitío y cuenta que los naturales de esos sitios montaban caballos enjaezados con tal arte que exceden a los celebrados (jinetes) jerezanos (y) lidian con notable valor.264
Por lo tanto, es la dicha obra Americana Thebaida la que se convierte en otro de esos interesantes documentos que refieren el acontecer taurino con el detalle que merece, en este caso, la participación o protagonismo de los naturales de una zona tan específica como es el actual estado de Michoacán.
Este es uno de los diversos retratos que se le hicieron en su etapa de juventud.
Datos provenientes del “Catálogo antiguo teatro escolar” 265 “ciberpaseo de la literatura. [359] 929 Autor: MORALES, Pedro de, en cuanto autor de la Carta o relación enviada al P. General Everardo Mercuriano sobre las fiestas organizadas en honor de las reliquias, supuestamente de santos, que él mismo había logrado en Roma, pudo también participar con otros jesuitas (si es que no debe considerársele autor principal, aceptando la opinión de Othón Arróniz), en la preparación de los mismos festejos, junto a quienes designan las fuentes como autores de la representación mayor, la Tragedia del Triunfo de los Santos, los PP. Juan SÁNCHEZ BAQUERO y Vincencio o Vincenzo 262
Op. Cit. Ibídem. 264 Luis Weckman: La herencia medieval en México. T. I. Ed. El Colegio de México. México, 1984, p. 164. En: Aguascalientes 1900: toros y sociedad y otros escritos taurinos. Aguascalientes, Instituto Cultural de Aguascalientes, 2008. 156 p., p. 26. 265 http://parnaseo.uv.es/fmi/wp/cgi?-db=Catalogo-Antiguo-Teatro-Escolar_Server&-loadframes 263
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LANUCHI [o LANUCCI, derivado del italiano LENOCI], jesuitas, maestros de latinidad y retórica en el Colegio de San Pedro y San Pablo en 1578. Juan SÁNCHEZ BAQUERO (n. Puertollano, Ciudad Real, España. m. Oaxaca, 1619), pasó a Nueva España en 1572 con los primeros jesuitas. Fue profesor en los colegios de Valladolid (México), Guadalajara (México) y en la Ciudad de México. De 1594-1600 fue Rector de Oaxaca y, a partir de la última fecha, superior de la Casa Profesa de México de 1600 a 1619, hasta unos meses antes de morir. V. LENOCI o LANUCHI, jesuita siciliano (n. Siracusa, Italia, 1542- m. Mesina, Sicilia, Italia,19 sept 1592), era un consumado latinista. Después de enseñar (1561-1564) en Catania y, cursadas la filosofía y teología en Mesina, fue destinado finalmente a Nueva España (1574), como prefecto de estudios y, sobre todo, para establecer un curso de Humanidades. En 1575 ya enseñaba retórica en el Colegio de San Pedro y San Pablo de México. Su labor en el recién fundado Colegio Máximo de México fue intensa y muy conocida; destacó por su creatividad como autor dramático en los actos públicos a los que cada año asistían las autoridades. Su presencia en el colegio, sin embargo, fue breve (1574-1579), porque pronto mostró deseos de dejar la enseñanza. Salió de México en 1579, regresando a su patria. Título: Juego de cañas y danza de lanzas y adargas. Lugar de representación/composición: Ciudad de México (Nueva España), calles de la ciudad. , Fecha: 1 y 9 noviembre 1578. Características: durante la procesión del primer día de los festejos por la llegada de las reliquias, ante el tercero de los arcos de triunfo, frente al Seminario de San Pedro y San Pablo. Se volvió a representar el último día de la octava. Impreso: Relación en la Carta del Padre Pedro de Morales de la Compañía de Jesús, para el muy Reverendo Padre Everardo Mercuriano, General de la misma Compañía, en que se da relación de la festividad que en esta insigne Ciudad de México se hizo este año de setenta y ocho, en la collocación de las sanctas reliquias que nuestro muy santo padre Gregorio XIII les embió. Edición príncipe en México, por Antón Ricardo, 1579. Edición moderna: por MARISCAL HAY, Beatriz, Carta del Padre Pedro de Morales de la Compañía de Jesús, para el muy Reverendo Padre Everardo Mercuriano, General de la misma Compañía, en que se da relación de la festividad que en esta insigne Ciudad de México se hizo este año de setenta y ocho, en la collocación de las sanctas reliquias que nuestro muy santo padre Gregorio XIII les embió. México, El Colegio de México, 2000. Estudios y referencias: MARISCAL HAY, Beatriz, Carta del Padre Pedro de Morales de la Compañía de Jesús, para el muy Reverendo Padre Everardo Mercuriano, General de la misma Compañía, en que se da relación de la festividad que en esta insigne Ciudad de México se hizo este año de setenta y ocho, en la collocación de las sanctas reliquias que nuestro muy santo padre Gregorio XIII les embió. México, El Colegio de México, 2000. El Colegio de México, 2000, 47ss. Descripcion: Después de varias recitaciones y grandes espectáculos, salieron del zaguán del seminario: <doze niños collegiales, vestidos a la romana, de sedas de diversos colores, hechos para este propósito, con sus morriones de lo mesmo y con mucha riqueza de oro, perlas y plumería, lanças y adargas en las manos, y en ellas, esculpidas con oro y plata, las insignias de su collegio con diferentes vandas de seda, que mucho agraciavan las adargas. Y al son concertado de tres instrumentos hizieron sus entradas y, repartidos en sus puestos, ymitando al commún exercicio de los cavalleros, hizieron un gracioso juego de cañas, tirando a coyuntura y conpás muchos huevos de aguas de olor, y remataron el juego con una dança de lanças y adargas... (Mariscal, 2000a, 66). [360] 936 Autor: ANÓNIMO, jesuita. Título: “Los tres salvadores del pueblo de Dios: Gedeón, Josué y Sansón”. Lugar de representación/composición: Ciudad de México (Nueva España), por las calles. Fecha: domingo, 27 de noviembre, 1622. Características: Durante la procesión para celebrar la canonización de Ignacio de Loyola y Francisco Javier. Texto: No se conoce.
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Bibliotecas: MADRID, Academia de la Historia, Jesuitas, tomo 112, sign. 9-3685, fol. 180r. Estudios y referencias: SCHURHAMMER, Jorge, “Fiestas con motivo de la canonización de Javier en Méjico (1622)”: Estudios javerianos, Madrid, Instituto Santo Toribio de Mogrovejo, 1953, pp. 265305, primera edición de la Relación de estos festejos, titulada: Relaçión de las fiestas que se hicieron en esta ciudad de méxico en la canonisaçión del glorioso S. ygnacio y s. Francisco Javier, en 26 de nobiembre de 1622, I por todo su ochavario. ALONSO ASENJO, Julio, en “‘No se podía haser más’: Relaciones de las fiestas por la canonización de Ignacio de Loyola y Francisco Javier en México (1622) y Puebla (1623). Texto crítico, paleográfico y anotado”: TeatrEsco, 2 (2007), 1- 83: nueva edición -con desconocimiento de la de Schurhammerde la Relaçión de las fiestas... ELIZALDE, Ignacio, San Francisco Xavier en la literatura española. Madrid, CSIC, 1961, p. 154s, que transcribe el párrafo correspondiente de la Relación. HERNÁNDEZ REYES, Dalia, "Modalidades teatrales en los festejos por la canonización de Ignacio de Loyola y Francisco Javier (México, 1622)", en Permanencia y destino de la litearatura novohispana. Historia y crítica. José Pascual Buxó, ed., con la colaboración de Dalia Hernández y Dalmacio Rodríguez Hernández. México, UNAM, 2006, pp. 216s. HERNÁNDEZ REYES, Dalia, “El teatro de la Compañía de Jesús en las festividades religiosas de la Nueva España (1600-1630)”: Bulletin of the Comediantes, 58, Nº 1, 2006, 94-98, en p. 95. HERNÁNDEZ REYES, Dalia, "Modalidades teatrales en los festejos por la canonización de Ignacio de Loyola y Francisco Javier (México, 1622)", en Permanencia y destino de la litearatura novohispana. Historia y crítica. José Pascual Buxó, ed., con la colaboración de Dalia Hernández y Dalmacio Rodríguez Hernández. México, UNAM, 2006, pp. 209-224. GONZÁLEZ ACOSTA, Alejandro, “Ecos javerianos en la Nueva España: Festejos a San Ignacio y San Francisco Xavier en México (1622) y Puebla (1623)”, en I. Arellano, A. González Acosta y A. Herrera en San Franciso Javier entre dos continentes, Madrid, Universidad de Navarra Iberoamericana - Vervuert -Biblioteca Indiana, 7-, 2007, p. 99. Descripcion: Gran aparato en el marco de fiesta barroca [361] 1007 Autor: ANÓNIMO, jesuita. Título: Representación. Lugar de representación/composición: Puebla, Colegio del Espíritu Santo (Nueva España). Fecha: enero 1600. Características: en la octava de la fiesta de la Epifanía, para celebrar la dedicación del templo del Colegio del Espíritu Santo, con colocación de reliquias de santos; hubo festejos conmemorativos, que incluían certámenes, procesiones, juegos de cañas y de sortija, etc. Estudios y referencias: PÉREZ DE RIVAS, Andrés (1645), Historia de los triumphos de nuestra santa Fee entre gentes las más bárbaras y fieras del Nuevo Orbe: conseguidos por los soldados de la milicia de la Compañía de Jesús en las misiones de Nueva España. Reed.: México, Siglo XXI Editores-Difocur, 1992: I, IV, 5. JOHNSON, Harvey Leroy, An Edition of "Triunfo de los Santos" with a Consideration of Jesuit School Plays in Mexico Before 1650. University of Pennsylvania Press, Philadelphia / Filadelfia, 1941, 22s. HERNÁNDEZ REYES, Dalia, “El teatro de la Compañía de Jesús en las festividades religiosas de la Nueva España (1600-1630)”: Bulletin of the Comediantes, 58, Nº 1, 2006, 90s. DE MIGUEL MARTÍNEZ, Emilio y Javier SAN JOSÉ LERA, Teatro colegial en Nueva España. Texto y contexto de ‘El esposo por enigma’ (1646). Salamanca: Semyr [Documenta, 2], 2006, 25--27 (datos de la Carta Annua de 1600 referidos a la representación). [362] 1024 Autor: - Estudiantes de los jesuitas... Título: Máscaras. Lugar de representación/composición: Ciudad de México (Nueva España), por las calles de la ciudad.
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Fecha: 7 y 11 febrero 1672. Características: Fue uno de los festejos por la canonización de san Francisco de Borja. Hubo dos máscaras, la una grave (domingo, día 7); la otra, “faceta” (11 febrero). Ejecutadas por los estudiantes: "salieron más de cuatrocientos enmascarados y muy lucidos carros" (Robles). Estudios y referencias: ROBLES, Antonio [1665] Diario de sucesos notables (1665-1703), 3 vols., en Antonio Castro Real (ed.), México, Porrúa, 1946, 2, 122s. OSORIO ROMERO, Ignacio, Colegios y profesores jesuitas que enseñaron latín en Nueva España (1572-1767), México, UNAM, 1979, 156. 158-160. Descripcion: Máscara grave: cinco cuadrillas, con participación de 300 estudiantes. Representó la genealogía, cargos, dignidades y estados de Francisco de Borja. Máscara faceta: participaron 400 estudiantes disfrazados de locas, astrólogos, viudos, toreros... (Osorio). [363] 1031 Autor: ANÓNIMO, jesuita. Título: Paseo, máscaras o mascarada, o mojigangas callejeras; danzas y mitotes, más alguna representación / representaciones teatrales y otros espectáculos. Lugar de representación/composición: Puebla (Nueva España), por sus calles. Fecha: sábado, 7 de enero, a lunes, 16 enero 1623. Características: Durante los festejos de la octava de celebración de la canonización de San Ignacio de Loyola, S. Francisco Xavier y por la beatificación del Beato Luis Gonzaga. En la iglesia de la Compañía, ante la catedral y por las calles de la ciudad de Puebla a pie, en carros, según espectáculos; ejecución por los estudiantes de los colegios de Compañía en Puebla. Texto: Ficha general. No se conoce el texto de las representaciones. Bibliotecas: MADRID, Academia de la Historia, Jesuitas, tomo 112, sign. 9-3685, fol. 171-177v (núm. moderna). Estudios y referencias: ANÓNIMO: Relation Breue de las fiestas que el colesio de la Comp de JHS de la insigne Ciudad de los Ángeles [abreviado: De los Ang.es] ha echo en la canoniçasión de su patriarca y fundador, S. Francisco Xauier [Xavier; Javier] Apóstol de Oriente y del Beato Luis Gonzaga, Publicada por: SCHURHAMMER, J., “Méjico y Javier. Un documento inédito sobre su culto”: Manresa, 24, 1952, 321-332. CASTRO MORALES, Efraín, modernizada y anotada, en Fiestas jesuitas en Puebla, 1623. Puebla: Gobierno del Estado de Puebla, 46 (Lecturas Históricas de Puebla, 20), 1989. ALONSO ASENJO, Julio, “‘No se podía haser más’: Relaciones de las fiestas por la canonización de Ignacio de Loyola y Francisco Javier en México (1622) y Puebla (1623). Texto crítico, paleográfico y anotado”: TeatrEsco, 2 (2007) -sin conocimiento de la ed. de Castro Morales-. OSORIO ROMERO, Ignacio, Colegios y profesores jesuitas que enseñaron latín en Nueva España (1572-1767), México, UNAM, 1979, p. 232s -una sección-. Estudios y referencias en: ELIZALDE, Ignacio, San Francisco Xavier en la literatura española. Madrid, CSIC, 1961, p. 155 recoge datos de la Relación. ELIZALDE, I., “El antiguo teatro de los colegios de la Compañía de Jesús”: Educadores, IV, 1962, 667-684, en p. 683. OSORIO ROMERO, Ignacio, Colegios y profesores jesuitas que enseñaron latín en Nueva España (1572-1767), México, UNAM, 1979, 231-233. HERNÁNDEZ REYES, Dalia, “El teatro de la Compañía de Jesús en las festividades religiosas de la Nueva España (1600-1630)”: Bulletin of the Comediantes, 58, nº 1, 2006, 94-98. ALONSO ASENJO, Julio, “‘No se podía haser más’: Relaciones de las fiestas por la canonización de Ignacio de Loyola y Francisco Javier en México (1622) y Puebla (1623). Texto crítico, paleográfico y anotado”: TeatrEsco, 2 (2007). GONZÁLEZ ACOSTA, Alejandro, "Ecos javerianos en la Nueva España: Festejos a San Ignacio y San Francisco Xavier en México (1622) y Puebla (1623)", en I. Arellano, A. González Acosta y A.
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Herrera, eds., San Francisco Javier entre dos continentes. Madrid, Universidad de Navarra Iberoamericana - Vervuert, Colección Biblioteca Indiana, 7, 2007, 89-100. Comentario: Osorio, en p. 231, da como fecha de inicio de los festejos el 12 de enero (<con las vísperas al mediodía>). Pero en el documento se lee <los siete de enero> (como confirma también la lectura de Schurhammer), que era en efecto sábado. Acabadas las fiestas de la Compañía, empezaron las de la ciudad el 17, martes, y duraron toda la semana con toros, cañas y otras manifestaciones. [364] 2156 Autor: ANÓNIMO, jesuita. Título: “En el día de Europa, torneo y coloquio de las virtudes de la Religión de S. Francisco Javier [Xavier], Fe, Esperanza y Caridad, contra los vicios de la Idolatría: Infidelidad, Envidia y Presunción”. Lugar de representación/composición: Ciudad de México (Nueva España), por las calles. , Fecha: jueves, 30, 1622. Características: Durante la octava de celebraciones por la canonización de Ignacio de Loyola y Francisco Javier, en la Casa Profesa de la Compañía, por la noche. Actores, muchachos de hasta trece años. Texto: No se conoce. Bibliotecas: MADRID, Academia de la Historia, Jesuitas, tomo 112, sign. 9-3685, fol. 201r y v. Estudios y referencias: SCHURHAMMER, Jorge, “Fiestas con motivo de la canonización de Javier en Méjico (1622)”: Estudios javerianos, Madrid, Instituto Santo Toribio de Mogrovejo, 1953, pp. 265305, primera edición de la Relación de estos festejos, titulada: Relaçión de las fiestas que se hicieron en esta ciudad de méxico en la canonisaçión del glorioso S. ygnacio y s. Francisco Javier, en 26 de nobiembre de 1622, I por todo su ochavario. ALONSO ASENJO, Julio, en “‘No se podía haser más’: Relaciones de las fiestas por la canonización de Ignacio de Loyola y Francisco Javier en México (1622) y Puebla (1623). Texto crítico, paleográfico y anotado”: TeatrEsco, 2 (2007), 1- 83: nueva edición -con desconocimiento de la de Schurhammerde la Relaçión de las fiestas... HERNÁNDEZ REYES, Dalia: "El teatro de la Compañía de Jesús en las festividades religiosas de la Nueva España (1600-1639)": Bulletin of the Comediantes, 58.1 (2006), 89-102, pp. 94-98. Descripción: Cada una de las virtudes, en un breve coloquio de remate, presentan a los vencidos vicios encadenados a San Francisco Javier en estatua. [365] 2156 Autor: ANÓNIMO, jesuita. Título: “En el día de Europa, torneo y coloquio de las virtudes de la Religión de S. Francisco Javier [Xavier], Fe, Esperanza y Caridad, contra los vicios de la Idolatría: Infidelidad, Envidia y Presunción”. Lugar de representación/composición: Ciudad de México (Nueva España), por las calles. , Fecha: jueves, 30, 1622. Características: Durante la octava de celebraciones por la canonización de Ignacio de Loyola y Francisco Javier, en la Casa Profesa de la Compañía, por la noche. Actores, muchachos de hasta trece años. Texto: No se conoce. Bibliotecas: MADRID, Academia de la Historia, Jesuitas, tomo 112, sign. 9-3685, fol. 201r y v. Estudios y referencias: SCHURHAMMER, Jorge, “Fiestas con motivo de la canonización de Javier en Méjico (1622)”: Estudios javerianos, Madrid, Instituto Santo Toribio de Mogrovejo, 1953, pp. 265305, primera edición de la Relación de estos festejos, titulada: Relaçión de las fiestas que se hicieron en esta ciudad de méxico en la canonisaçión del glorioso S. ygnacio y s. Francisco Javier, en 26 de nobiembre de 1622, I por todo su ochavario. ALONSO ASENJO, Julio, en “‘No se podía haser más’: Relaciones de las fiestas por la canonización de Ignacio de Loyola y Francisco Javier en México (1622) y Puebla (1623). Texto crítico, paleográfico y anotado”: TeatrEsco, 2 (2007), 1- 83: nueva edición -con desconocimiento de la de Schurhammerde la Relaçión de las fiestas...
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HERNÁNDEZ REYES, Dalia: "El teatro de la Compañía de Jesús en las festividades religiosas de la Nueva España (1600-1639)": Bulletin of the Comediantes, 58.1 (2006), 89-102, pp. 94-98. Descripción: Cada una de las virtudes, en un breve coloquio de remate, presentan a los vencidos vicios encadenados a San Francisco Javier en estatua. [366] ISLA, JOSEF FRANCISCO DE (S.J.): La mojiganga teológica. Descripción de la fiesta que hicieron los jóvenes teólogos en la ciudad de Salamanca en 1781 (sic). 235 p. Datos tomados de una edición publicada en Madrid el año de 1930. Sin embargo, la mojiganga no se celebró en 1781, sino en 1726. Sospecho que esta obra, llevando el nombre de un mismo autor que en 1701 publicó lols “Buelos de la Imperial Águila Tetzcucana…” (vid. p. 185-187 de este mismo Tratado de la poesía mexicana en los toros. [367] Cifra feliz de las dichas imponderables, que se promete la Monarchia Hespañola baxo el suspirado Dominio de su Augusto Soberano D. Fernando VI (que Dios prospere). Deduxose del Senario, que le pertenece en el Orden Chronologico de los Señores Reyes de este nombre. Sirvio de assumpto a la lid ingeniosa, justa literaria, certamen poetico, con que la humilde lealtad y reconocida, gratitud del Real, y mas antiguo colegio de S. Ildephonso de Mexico, Seminario de la Companhia de Jesús, celebró el dia 23 de Enero del año de 1748. la exaltación al Solio de su Augustisssimo Protector. Sacalo a luz, el mismo real, y mas antiguo Colegio; y lo dedica a la Reyna de Hesperia, y Gloriosa Emperatriz del Nuevo Mundo Nra Sra la Sra Doña Maria Magdalena, Josepha, Teresa, Barbara de Portugal. Con licencia: En Salamanca en la Imprenta de Santa Cruz. 286 p. 266 [368] METRICA PANEGYRICA DESCRIPCION de las plausibles fiestas, que, a direccion del Exmo Señor conde de Galve, Virrey, y Capitan general desta Nueva España, se celebraron, obsequiosas, en la muy Noble, y leal Ciudad de Mexico, al feliz casamiento de Nuestro Catholico monarcha D.CARLOS Segundo, con la Augustissima Reyna, y Señora Doña MARIA-ANA Palatina del Rhin, Babiera, y Neuburg. Verifica su narracion, vn corto Ingenio Andaluz, hijo de el Hispalense Betis; cuyo nombre se ommitte, porque (no professando esta Ciencia) no se le atribuya a oficio, lo que solo es en el (aunque tosca) habilidad). DEDICALO A la Excelentissima Señora Doña ELVIRA DE TOLEDO, Y OSORIO, Condesa de Galue, y Virreyna desta Nueua-España a cuyos pies se postra el Author. 1691. México, María Benavides, viuda de Juan de Ribera. 36 p.267 [369] Ara de Apollo, Asylo asegurado de la Nueva España En el Ingreso del Exc. Señor D. Joseph Sarmiento de Valladares. Cavallero del Orden de Santiago, Oydor de la real Chancillería de Granada, y Consejero de el real Consejo de Ordenes por su Virrey, Governador, Capitan General, y Presidente de la real Aydiencia de Méico. Idea De la portada que erigió a su recebimiento La Santa Iglesia Catedral de la Puebla de los Ángeles. Con Licencia: en la Puebla, por los Herederos del Capitan Iuan de Villa-Real, en el Portal de las Flores. Año de 1697.268 [370] CABRERA Y QUINTERO, C. [atribuido]. Sainete y fin de fiesta al recibimiento de los Excelentísimos Marqueses de las Amarillas, Virreyes de este Reino, en el Colegio de San Miguel de Belem. [manuscrito].269 [371] Certamen poético, palestra de ingenios en la campaña de el discurso a la solemne dedicación del Templo de México de el Glorioso Padre, Patriarca y doctor de la Iglesia San Agustín, que se 266
http//rosalia.dc.fi.udc.es/RelacionesSucesosBusqueda/FindEdition.do?relationCode=cfdldiq1&editionCode=1 &isConditionalSearch=true&startIndex=1&count=20 267 http://rosalia.dc.fi.udc.es/RelacionesSucesosBusqueda/FindEdition.do?relationCode=MPDdlpf1&editionCode =1932&isConditionalSearch=true&startIndex=1&count=20 268 Judith Farré Vidal: Espacio y tiempo de fiesta en Nueva España. (1665-1760). Madrid, Universidad de Navarra, Iberoamericana, Vervuert, Bonilla Artigas Editores, 2013. 311 p. Ils., facs. (Biblioteca Indiana, 35), p. 295. 269 Op. Cit., p. 296.
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fabricó desde sus primeros cimientos, hasta la cúpula o fanal consagrado a la Invicta y Real Magestad de el Invencible y Catholico Rey Carlos Segundo y sin segundo en lo piadoso de zelo, como a su patrón. Con licencia en México. Por los herederos de la Viuda de Bernardo Calderón. Año de 1692.270 [372] Festivo Aparato, con que la Provincia Mexicana de la Compañía de Jesus celebro en esta Imperial Corte de la America Septentrional, los inmarcesibles lauros, y glorias inmortales de S. Francisco De Borja, Grande En la Pompa de El Mundo, Mayor en la humildad de Religioso, y Maximo en la gloria de Canonizado: IV entre los Duques de Gandia, III, entre los Generales de su Religión: Primero en las virtudes, y sin segundo en todo. Dedicado, Al Exmo. Señor D. Antonio Sebastian de Toledo, Molina, y Salazar, Marques de ManzerA, Señor de las cinco Villas, y de la del Marmol Teniente General de el Orden de Alcantara: Comendador de Puerto-Llano en el Calatra-ba: tres vezes Capitan General de Alcantara: Comendador de Puerto-Llano en el Calatra-ba: Tres vezes Capitan General de Mar, y Tierra, en el Reyno del Pe-rú: y otras tantas Embaxador en Venecia, Francia y Alemania: Go-vernador del Ducado de Milán, y de los exercitos Catholicos en toda la Lombardia, y Piamonte: Expurgador del Olandés en defensa del Reyno de Chile: Virrey Governador, y Capitan General desta Nueva España, y Presidente de la Real Chancillería. Con Licencia: Impresso en Mexico, en la Imprenta de Juan Ruyz, 1672.271 [373] Geminis Alegorico de la casa del cielo de Medina: Triumphal pompa, y festivo diseño de Castor, y Pollux, Astros benévolos de superior esfera, billantes estrellas de la Monarchia Española, Que la muy noble, y leal ciudad de la Puebla de los Angeles consagró en Poemas, y delineó en símbolos a la feliz entrada del Exmo Señor Don Thomas Antonio Lorenzo, Manuel de la Cerda, Manrique de Lara, Enriques, Afam de Ribera, Puerto-Carrero y Cardenas, Marques de la Laguna, Conde de Paredes, Cavallero del Orden de Alcantara, Comendador en ella de la Moraleja, Capitan General del Mar Oceano, Costas y Exercitos del Andalucia del Consejo, y Camara De Indias. Virrey y Capitan General de la Nueva-España, y Presidente de su Real Chancilleria. Dignissimo Hermano del Exmo. Señor Duque de Medina Coeli, Alcala y Segorbe, Primer Ministro de N. Catholico Rey. Con Licencia, en Mexico, Por Francisco Rodríguez Lupercio. Año de 1681.272 [374] Antonio de Morales Pastrana. Solemne, plausible, festiva pompa... a la beatificación
de... Rosa de Santa María... México: F. Rodríguez Lupercio, 1671.273 [375] RAMÍREZ DE VARGAS, A., Zodiaco illustre de Blasones heroicos, gyrado del Sol Politico, imagen de príncipes que occutó en su Hercules Thebano la Sabiduria Mythologica Deziphrado en poeticas ideas, y expresado en colores de Pinturas que en el Festivo Aparato de el Triumphal Arco en el mas fausto dia dispuso al Exmo. Señor Don Joseph Sarmiento Valladares Cavallero del Orden de Santiago, Conde de Moctesuma, y de Tula, Visconde de Ilucan Señor de la Villa de Monterrosano, y de la Pesa, del Consejo de su Magestad, Virrey Governador, y Capitan General de esta NuevaEspaña, y Presidente de la real Audiencia, y Chancilleria, que en ella reside la Santa Iglesia Metropolitana de Meico. Compuesto y ahora descripto por D. Alonso Ramirez de Vargas. Con licencia en Mexico en la Imprenta de Juan Joseph Guillena Carrascoso. Año de 1696. 274 [376] Sol en Leon, ascendencia esclarecida, exaltación gozosa. Discurrida en las empresas, y Symbolos Politicos de el Arco Triumphal, que erigió la Ciudad de la Puebla de los Angeles, para el dia 270
Ibidem. Ibid. 272 Ib., p. 296-7. 273 José Pascual Buxó: Impresos novohispanos en las bibliotecas públicas de los Estados Unidos de América (1543-1800). México, Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Bibliográficas, 1994. 285 p. Ils., facs. (Serie Guías). 274 Farré Vidal, Espacio y tiempo…, op. Cit., p. 298. 271
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diez, y seis de Octubre de ochenta, y ocho destinado a la Solemne, y feliz entrada de el Excelentissimo Señor Don Gaspar de la Cerda, Sandobal, Silva, y Mendoza, Conde de Galve, Gentilhombre de la Camara de su Magestad, Señor de las Villas de Sacedon, y Tortola, Caballero del Orden de Alcantara, y Comendador de Zalamea, y Ceclavin, Alcayde perpetuo de los Reales Alzazares Puertas, y Puentes de la Imperial Toledo, y del Castillo, y Torres de la Ciudad de Leon Virrey-Governador y Capitan General de esta Nueva-España, y Presidente de la Real Audiencia, etc. A quien una, y otra vez lo dedica, y Consagra. Con Licencia, en la Puebla de os Angeles, en la Imprenta Nueva Plantiniana de Diego Fernandez de Leon. 1688. Por el P. Manuel de Valtierra de la Compañía de Jesus.275 [377] Villerías, J, de. Descripcion de la mascara y paseo con que la Real Universidad, Nobleza y Pueblo de esta Imperial Corte de Mexico celebró la possesion de la Cathedra de Visperas de Theologia que obtuvo el Rmo. P. M. Fr. Joseph de las Heras, del Orden de Nuestra Señora de la Merced, Redencion de Cautivos, Maestro del Numero de su Provincia, Doctor Theologo y Maestro en Artes por la Real Universidad de esta Corte, Cathedratico que fue en substitución de Visperas de Sagrada Theologia, Propietario después de la Prima de Philosophia y hoy Propietario de la de Visperas de Sagrada Theologia, rector que fue del Colegio de S. Pedro Pasqual de Bethlem, Comendador del Convento grande de Mexico y Provincial actual de estas Provincias de NuevaEspaña de dicho Real Orden. Escriviala Don Joseph de Villerias, quien la dedica al Señor Don Joseph Diego de Medina y Picazo, Secretario de Camara y Thesorero de la Real Casa de Moneda, a cuyas instancias y expensas sale a la luz publica. Con licencia de los Superiores. En Mexico: por los Herederos de la Viudad de Francisco Rodríguez Lupercio. En Puente de Palacio. Año de 1721. 276
NÚMERO 5: FIESTAS DE CORTE: UN MOTIVO DE CELEBRACIÓN MÁS EN EL VIRREINATO. EN SU CONTEXTO, LAS CORRIDAS DE TOROS FUERON SUSTENTO IMPRESCINDIBLE.277 En el “Inventario general de los libros, autos y papeles de Cabildo de esta N.C. de México..., 1798”, información que “ejecutó y extendió” el Lic. Juan del Barrio Lorenzot, abogado de la Real Audiencia del Ilustre Real Colegio Contador substituto de propios, y localizada en el Archivo Histórico del Distrito Federal, en el volumen 430ª se reunieron muchas notificaciones como la que ahora se comentan: f. 20: Testimonio de Cédula: Sobre reforma de días de fiesta de corte, su fecha 23 de junio de 1746, en 3 f. --: Testimonio de Real Cédula, por la que se manda se guarde por fiesta de corte y como feriado el día 12 de octubre en que se celebra a Ntra. Sra. Del Pilar de Zaragoza, su fecha 5 de octubre de 1751, en 1 f.
En ambos documentos, encontramos una referencia concreta al hecho de las fiestas de carácter profano y religioso celebradas durante el virreinato, mismas que quedaron sujetas a un “calendario litúrgico”, pero también a los acontecimientos que se iban presentando conforme surgían de la corte, o de todos aquellos pretextos como los de la llegada de un nuevo virrey o un arzobispo, el fin de una guerra, entre muchos otros motivos. Por otro lado, las fiestas de tabla (así también llamadas por estar consideradas en aquel impresionante contexto de celebraciones novohispanas), fueron aquellas que, incrustadas en el ámbito cotidiano y por costumbre, consideraron entre otras, a la fiesta barroca concepcionista como celebración política, religiosa y cultural en Nueva España que dogmatizaban su condición. Carla Isadora Zurián de la Fuente en su tesina: “Fiesta barroca mexicana y celebraciones 275
Op. Cit., p. 299. Ibid., p. 299. 277 José Francisco Coello Ugalde: AHT Nº 4, 17. 5 p. 276
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públicas en el siglo XVII: La Inmaculada Concepción de Nuestra Señora”, Universidad Nacional Autónoma de México, Facultad de Filosofía y Letras, 1995, dice: “A los vínculos sociales que entretejen el trabajo y la fiesta, se añade el religioso preámbulo solemne; vínculo que re-liga al hombre, en la soledad y precariedad de su vida, con la ecclesia y lo divino. Aunque la fiesta no necesita de exordios políticos o teológicos para justificar su sentido lúdico y libertario, lo sagrado, en buena parte de los casos, estará presente en ella” (pág. 4). Es interesante mencionar que durante el barroco surgieron formas artísticas y culturales que utilizaron el “pavor demoníaco” elevando el temor hacia los santos y el temor a Dios, pavor que se manifestó en forma de devoción, devoción reflejada en la grandiosidad de la fiesta pública. De ahí la celebración de obras teatrales con una fuerte carga religiosa pero también profana. El carácter religioso elevó templos, santuarios, iglesias y capillas en medio de un sentido celebratorio. Además toda su iconografía fue motivo en diferentes fechas y por diferentes motivos de manifestaciones donde la fiesta fue pretexto, magnificándolo con corridas de toros, peleas de gallos, mascaradas, representaciones de comedias -tanto en Palacio como en el patio del Hospital Real-, juegos como el palo encebado, la cucaña, los danzantes enmascarados, los fuegos de artificio, las carreras de caballos, las obras teatrales y muchas otras diversiones que desde fines del siglo XVI tuvieron espacios permanentes que enmarcaron la intrincada sociedad barroca novohispana. Para el XVII, la fiesta fue instrumento y símbolo de poder. A través de su desenfreno y su vértigo, que momentáneamente alteraba el orden, se recuperaba una cierta estabilidad tanto en los estratos sociales como en el misterioso origen de la moral y de la religión. La fiesta con su mágico poder, con su hacer visible lo maravilloso e inenarrable, dejaba en suspenso la monotonía y creaba un espacio y un tiempo utópicos, aminoraba el peso de las obligaciones y los problemas de jerarquía social. Frente a estos divertimentos, la gente podía olvidarse de la enfermedad, del hambre, de las pasiones reprimidas y se abría a ese deseo lúdico e irrefrenable de diversión que se abriga en el fondo de toda colectividad humana. La mayoría de las fiestas cuyo motivo y contenido se constreñían al espectro religioso, fueron una mezcla de devoción y diversión popular, que al cabo de los años mostraban variantes, aunque de seguro la ostentación era otro de los elementos que marcaban la dimensión entre la multitud de imágenes que entonces se veneraban. En el estudio de Carla Isadora Zurián de la Fuente, aunque referido a un solo motivo: la Inmaculada Concepción de Nuestra Señora, fiesta del 8 de diciembre, parece encontrarse la organización que atañe al resto de las otras fiestas, sustentadas por “fiestas de precepto u ordinarias”, “extraordinarias o excepcionales” y “universitarias”, por lo que considero necesario tomar algunos elementos de su larga y completa descripción, para explicar lo que quedó sentado en las dos citas que acompañan el presente análisis. En principio debe valorarse si estos tres conceptos regían no solo en las fiestas concepcionistas, sino en el grueso de las otras de carácter religioso, sobre todo, en aquellas donde la magnitud de su importancia así lo ameritaba. La fiesta de precepto u ordinaria se desarrollaba en medio de intensos y detallados trabajos que vestirían la procesión, con la que iniciaban las celebraciones religiosas en la iglesia, capilla o convento elegido para llevar la imagen o donde ocurría asimismo por motivo de otros pretextos. Terminadas estas celebraciones se pasaba a las fiestas profanas, donde se realizaban corridas de toros, fuegos artificiales, luminarias, juegos de cañas, mascaras, torneos y certámenes poéticos en medio de los excesos permitidos. De ese modo, Antonio de Robles ya registra en su “Diario de Sucesos Notables” las celebradas en diciembre de 1676, fecha muy temprana, pero que ya revela un bien
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organizado espectáculo, donde participan lo mismo las instituciones religiosas que las del gobierno en una muy bien articulada estructura. Allí estaban los múltiples gremios, destacando el de los plateros. Las fiestas extraordinarias o excepcionales respondían de inmediato a la sola llegada de los influjos del mandato monárquico, haciendo de la fiesta un festejo solemne y suntuoso, pues tanto el virrey como el arzobispo comenzaban un despliegue organizativo en mancomunión con todas las autoridades políticas y religiosas. De aquella jerarquía se pasaba a la meramente administrativa, haciendo suyos los compromisos tanto el Cabildo Eclesiástico como el Ayuntamiento, mismos que iniciaban también el ensanchamiento respectivo. La causa mariana, que aquí nos apoya, manejó hasta cinco motivos que obligaron a la celebración de este tipo de “fiestas extraordinarias”, por lo menos durante el siglo XVII: 1.-La decretal Sanctissimus Dominus Noster, promulgada el 12 de agosto de 1617 por Paulo V. 2.-El “Voto de Sangre”, acuerdo tomado por las Cortes de España el 6 de septiembre de 1621 durante la jura de Felipe IV, por el cual “todos los diputados de los reinos se obligaron a observar el misterio de la Inmaculada Concepción...” 3.-La decisión de celebrar perpetuamente, a partir de 1653, la fiesta de la Concepción de Nuestra Señora en la Real Universidad de México, motu propri. 4.-El “Juramento de defender la Concepción de Nuestra Señora”, a través de la Cédula Real que trajo el duque de Alburquerque el 15 de agosto de 1653. 5.-La bula Sollicitudo Omnium Ecclesiarum, emitida por Alejandro VII el 8 de diciembre de 1661, que condenaba, bajo acto inquisitorial o excomunión, cualquier opinión donde se pusiera en entredicho la pureza de la Concepción, y se favorecía el culto y festividad a toda costa. Cumplidos estos requisitos, que de seguro privaron de manera similar en el resto de las festividades con carácter religioso, más que profano, iniciaban los actos públicos, levantándose en la Plaza Mayor o en la del Volador un coso apropiado para las justas, escaramuzas, torneos, juegos de cañas y, evidentemente las corridas de toros. Se nombraba un Alférez, quien “sacaría a remate” y montaba los tablados en las plazas, repartiendo a las autoridades los asientos que comúnmente se les daban en fiestas reales. También hacía las invitaciones de los señores virreyes, Real Audiencia, arzobispo, Cabildo Eclesiástico, Inquisidores, nobleza, marqueses y corregidor, y por último, paseaba a las autoridades por las calles principales, para que observaran los aderezos de las casas y los arcos y altares dispuestos. A estas personalidades se les ofrecía una colación, de la que fue encargado el Regidor. Mientras tanto, al Obrero Mayor se le ordenaba la confección de un ruedo “de manera que se corriera bien, echándole la cantidad de arena que fuera conveniente. Al obligado de las carnicerías se le mandaba comprar los sementales (sic), que generalmente ascendían a cien cabezas, y el Mayordomo del Ayuntamiento, prevenía las garrochas y varas que fuesen necesarias para la corrida. El Alguacil Mayor, Alcalde Ordinario y Tesorero debían seleccionar las cuadrillas de toreros, jugadores y contrincantes... recomendando el Cabildo a estos caballeros (funcionarios), que mandaran confeccionar las libreas muy lucidas y curiosas y con tanta liberalidad como pudieran, atento al mucho honor que se les hacía poniendo en sus manos este cuidado tan extraordinario, siendo en servicio de Nuestra Señora la Virgen María, suplicándoles que se alargaran muy mucho, pues la Ciudad, en cuanto podía, estaba dispuesta a hacerlo. (op. cit., p. 86-87).
Finalmente, lo que se refiere a las fiestas en la Real Universidad, estas quedaban comprometidas por las propias instituciones universitarias para su suntuosa celebración. Entre las primeras ocurridas en el virreinato, se encuentra la que Carlos de Sigüenza y Góngora anota en su Triunfo Parténico, ocurridas en enero de 1653, que ocurrieron en medio de “excesos grandes..., altares, sermones panegíricos, declamaciones, certámenes,
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poesías, jeroglíficos, comedias, máscaras y torneos. Aunque la fiesta más representativa hecha por la Universidad fue la de 1653, y aunque a lo largo de esta segunda mitad del SVII están descritas alrededor de seis más, la de 1653 estuvo mejor documentada, reiterando que fue Sigüenza y Góngora quien dejó el más rico testimonio. Finalmente se puede comprobar que dos poderes: el político y el eclesiástico se involucraron para organizar cada cual, en medio de recursos impresionantes, el despliegue de tan significativas fiestas, sustentadas en el pretexto del fervor, fuese este mariano, fuese guadalupano, fuese el dedicado a la señora de los Remedios; de Nuestra Señora del Pilar de Zaragoza y al otro conjunto importante de figuras religiosas, o debido al pretexto de índole profana, convocada por las diversas noticias llegadas allende el mar, surgidas desde la fuente de la corona, o porque llegaron a esta Nueva España más de medio centenar de virreyes y otra multitud de pretextos, que siempre encontraron en la fiesta la mejor manera de celebrar aquella multitud de asuntos, incluidos en dicho concepto las llamadas fiestas de corte que hasta aquí revisamos.
Don Artemio presumiendo la decoración de su casa, donde siempre, el toque de esos objetos antiguos, lo distinguió. UNAM, Instituto de Investigaciones Estéticas. Colección: Luis Márquez Romay. Nº de catálogo: 08.766054
NÚMERO 6: BREVES DATOS SOBRE LAS “FIESTAS VOTIVAS” CELEBRADAS EN LA NUEVA ESPAÑA. 278 El año de 1775, el Sr. Visitador, a la postre, don José de Gálvez, hizo al Cabildo un curioso encargo: Billete del Illmo. Sr. visitador para que esta N. C. le informe el origen de las fiestas votivas, año de 1775, en 1 f.279
Que años más tarde, en diferente acervo o ramo, se plasma en esta forma: Billete del Sr. Visitador (José de Gálvez) para que esta N. Ciudad le informe el origen de las fiestas votivas, que celebra anualmente, cuyo establecimiento no consta por ordenanza. 6 f.280
278
José Francisco Coello Ugalde: AHT Nº 4, 18. 3 p. Fuente: Archivo Histórico Del Distrito Federal. Acervo: Inventario General de los libros, autos y papeles de Cabildo de esta N. C. de México, su mesa de propios, Junta de Pósito, Cofradía de N. S. de Los Remedios, Existentes en el archivo y Escribanía Mayor. Ejecutado y extendido por el Lic. Dn. Juan Del Barrio Lorenzot, abogado de la Real Audiencia del Ilustre Real Colegio Contador Sustituto de Propios, quien lo ofrece a la misma N. C. PERÍODO: 1798. VOLÚMEN: 1 VOL: 430ª, Autos de visitas y providencias dadas en su virtud, f. 140. 280 Op. cit., ACERVO: VISITA DE GÁLVEZ. PERÍODO: 1766-1807. VOLUMEN: 1 VOL.: 2294, 41 EXPEDIENTES. Año de 1790, exp. N° 11. 279
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En realidad se han tenido bastantes dificultades para dar con el paradero de tales fiestas, pero si como “votivas” se entienden a las fiestas expiatorias, de ofrecimiento o de dedicación, estamos frente a aquellas que, por su índole o carácter religioso, que las hubo, y muchas durante el virreinato, se celebraron constantemente, siendo su origen el milagro, y en México, el milagro principal que viene celebrándose es el de la aparición de la virgen de Guadalupe, aparte de los efectos “milagrosos” ofrecidos por un conjunto importante de imágenes que se utilizaron para paliar inundaciones, sequías, epidemias. Ahí está el caso de la Señora de los Remedios, como uno de los casos más evidentes de “salvación”. De igual forma, el “Santo señor de Chalma”, era otra de las figuras centrales que resultaban importantes para atenuar estas contingencias naturales. Sin embargo, pocas son las relaciones de fiestas que se ocupan en atender el caso, y menos las que refieren concretamente la condición de “fiestas votivas”, de las cuales encontramos mencionada alguna de ellas en la larga lista levantada por José María de Cossío en su monumental enciclopedia LOS TOROS. TRATADO TÉCNICO E HISTÓRICO.281 En algún momento me ocupé de realizar un trabajo de las mismas características. 282 Allí tuve oportunidad de reunir alrededor de 100 diferentes citas de todo el período virreinal, pero por ahora llama la atención un par de ellas, fuera de ese contexto, que también trabajé en un anexo que lleva el título: “En búsqueda de lo que no está perdido. Relaciones taurinas novohispanas: de la sorpresa a los nuevos hallazgos”. Me refiero a las fiestas celebradas en 1579 y 1668: 1579 Morales, Pedro de Carta del Padre Pedro de Morales de la Compañía de Jesús Para el Muy Reverendo Padre Everardo Mercuriano, General de la misma Compañía. en que se da relación de la Festividad que en esta insigne Ciudad de México se hizo este año de setenta y ocho, en la colocación de las Santas Reliquias que nuestro muy Sancto Padre Gregorio XIII, les embió. (...) Con licencia en México. Por Antonio Ricardo, Año 1579.283 1668 Ramírez de Vargas, Alonso Descripción de la alegre venida y vuelta de la milagrosa imagen de Nuestra Señora de los Remedios a esta Ciudad de México el año de mil seiscientos sesenta y ocho, por causa de la gran sequedad y epidemia de viruelas, &. C. Sácala a luz en esta nueva impresión D. Joseph de Barreda. Cádiz. Impresa por Jerónimo Peralta, 1725.284
En la información que arroja el ACERVO revisado, se encuentra la cita que podría darnos el complemento para estas “breves notas...”, puesto que se menciona a la Cofradía de N. S. de los Remedios, corporación que debió atender la organización no solo de los encargos producidos por las circunstancias de la naturaleza y su correspondiente cumplimiento, otorgando a los solicitantes no solo el auxilio espiritual, sino que además incorporaban a tales movilizaciones la figura de bulto de la milagrosa Señora de los Remedios, figura connotada que en muchas ocasiones reparó el daño, alejando las lluvias, o convocándolas; trayendo salud al común de los enfermos en una epidemia de 281
José María de Cossío: Los toros. Tratado técnico e histórico. Madrid, Espasa-Calpe, S.A. 1974-1998. 12 v. Vol. 2: APÉNDICE I. RELACIONES DE FIESTAS (p. 560-578). 282 José Francisco Coello Ugalde: Relaciones taurinas en la Nueva España, provincias y extramuros. Las más curiosas e inéditas 1519-1835. México, Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Bibliográficas, 1988. 293 p. facs. (Separata del boletín, segunda época, 2). 283 Guillermo Tovar de Teresa: Bibliografía novohispana de arte (Primera parte) Impresos mexicanos relativos al arte de los siglos XVI y XVII. Prólogo de José Pascual Buxó. México, Fondo de Cultura Económica, 1988. 382 p. Ils., facs. (p. 35). 284 Dalmacio Rodríguez Hernández: Texto y fiesta en la literatura novohispana (1650-1700). Prefacio de José Pascual Buxó. México, Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Bibliográficas y Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, 1998. 280 p. (Estudios de Cultura Literaria Novohispana, 13) (p. 175).
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grandes dimensiones y siendo el principal punto de atención para realizar, después de reparadas las demandas, las suntuosas fiestas, como la que se celebró en el año de 1668. Por su parte Araceli Guillaume-Alonso apunta: Del mismo modo, con ocasión de la fiesta votiva de un santo, la procesión de la mañana y los regocijos de la tarde serán (sobre todo durante los dos primeros tercios del siglo XVI –en España-) las dos caras de la celebración, los componentes indisociables de la fiesta. Entre estos regocijos, una vez más, los taurinos ocupan lugar destacado. Se encuentran en las relaciones ejemplos tan numerosos de ello que resulta difícil resumirlos: traslados de una imagen de la Virgen de una iglesia a su ermita, o de la reliquia de un santo o del Santísimo Sacramento, construcción de una iglesia, etc.285
Sin más datos que proporcionar, creo haber reunido los datos más destacados al respecto de las “fiestas votivas”. No se si en su momento, haría lo mismo el Cabildo y de esto exista algún documento dentro del mismo Archivo Histórico del Distrito Federal. Probablemente la respuesta se encuentre revisando el acervo correspondiente al Santuario de Nuestra Señora de los Remedios, que abarca el período de 1579-1865, y donde seguramente también podrían encontrarse algunas otras noticias sobre fiestas celebradas en torno a dicha figura. 389 expedientes, distribuidos en 22 volúmenes pueden resultar una aventura inimaginable. “Algunas nuevas consideraciones para el toreo, a través de una lectura de Mariano Picón-Salas”.286 En 1944 apareció un importante trabajo del eminente venezolano Mariano Picón-Salas.287 Fue esta una completísima visión sobre la forma de ser y de pensar que se dio en territorio americano, cuyo encuentro, accidental o no; provocado o no, logró de la cultura en el nuevo continente un escenario de suyo interesante y valioso, por ende sin desperdicio alguno. La reseña que pretendo para este libro, busca acercarnos al territorio taurino, para comprender ciertas situaciones que definieron lo que han dado en llamar la “fusión” cultural. Por ejemplo, Pedro Henríquez Ureña, en su NOTA dice de entrada: La cultura colonial, descubrimos ahora, no fue mero trasplante de Europa, como ingenuamente se suponía, sino en gran parte obra de fusión, fusión de cosas europeas y cosas indígenas. De eso se ha hablado, y no poco a propósito de la arquitectura: de cómo la mano y el espíritu del obrero indio modificaban los ornamentos y hasta la composición (...) La fusión no abarca sólo las artes: es ubicua. En lo importante y ostensible se impuso el modelo de Europa; en lo doméstico y cotidiano se conservaron muchas tradiciones autóctonas. Eso, desde luego, en zonas donde la población europea se asentó sobre amplio sustrato indio, no en lugares como el litoral argentino, donde era escaso, y donde además las olas y avenidas de la inmigración a la larga diluyeron aquella escasez. Las grandes civilizaciones de México y del Perú fueron decapitadas; la conquista hizo desaparecer sus formas superiores: religión, astronomía, artes pláticas, poesía, escritura, enseñanza. De esas civilizaciones persistió sólo la parte casera y menuda; de las culturas rudimentarias, en cambio, persistió la mayor parte de las formas. 288
Lo que debe entenderse de inmediato es el proceso de encuentros que se asimilaron para convivir en un nuevo ambiente. Ambas culturas no buscan desaparecer, se afanan en demostrarse mutuamente lo que son. El tiempo hace entender que las dos formas comprendan que el maridaje es necesario y que reñir no es la solución. Es cierto, la conquista, como dice Henríquez Ureña “hizo desaparecer sus formas superiores” de 285
Araceli Guilaume-Alonso: La tauromaquia y su génesis (Siglos XVI y XVII). Lectura combinada con un texto en francés: NAISSANCE DE LA CORRIDA (XVIe-XVIIe siècles). Prólogo/Préface de Bartolomé Bennassar. Bilbao, ediciones Laga, 1994. 255 p. Ils. (Colección “Almadía” de biografía y ensayo), p. 45. 286 José Francisco Coello Ugalde: AHT Nº 7, 12. 5 p. 287 Mariano Picón-Salas: DE LA CONQUISTA A LA INDEPENDENCIA (TRES SIGLOS DE HISTORIA CULTURAL HISPANOAMERICANA. 8ª reimpr. México, Fondo de Cultura Económica, 1982. 261 p. (Colección popular, 65). 288 Op. Cit., p. 9-10.
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dos grandes civilizaciones, como las de México y el Perú. No obstante, y a pesar de lo agresivo del proceso, esto trajo como consecuencia que su espíritu quedara presente en un medio que se construye alentado por las diferentes aportaciones en el trayecto de varios siglos. Picón-Salas maneja una frase contundente que dobla los esquemas sobre las discutidas y encontradas propuestas que existen al respecto de lo que significó el encuentro de dos culturas en un momento histórico definitivo. Apunta: José Ortega y Gasset ha dicho que el español se transformó en América, pero no con el tiempo, sino en seguida: en cuanto llegó y se estableció aquí.289
Esto es, al asimilarse se logró entre ambos el objeto de integración que surgió tras las jornadas militares de la conquista. Y como ya sabemos, tras la conquista violenta surgió la espiritual. De ambas emanó un concepto conciliador que se sujetó a la aceptación del dominador sobre el dominado hasta que -en cierto modo- fue posible mantener la relación, sin que faltaran los estados de desequilibrio determinados por un conjunto de manifiestas inconformidades de tipo social. El aspecto político, pero fundamentalmente el religioso mantuvieron firmeza, como paliativos frente al descontento que tuvo dos fuentes esenciales: la económica y social. Desde luego, la enorme influencia del espíritu americano pudo adherirse a las formas de vida que se desarrollaron durante la época colonial, y en esto, el toreo no fue la excepción. Todo el esquema que establecieron los abanderados de la tauromaquia del más rancio sabor hispano, se permeó de la esencia brotada de este continente. Sin embargo no se desconoció el valor de las raíces que incluso, fomentaron y cultivaron muchos personajes de la tauromaquia novohispana. En todo caso, esa ánima vino a enriquecer la escenografía que ganó en colorido, dado -a veces- lo estruendoso de su interpretación. Toreo con alma híbrida. Por eso, el español tuvo que adecuarse de inmediato al nuevo terreno que pisaba. Y ese español establecido en América, resignado a no poder regresar a su patria, pero decidido a quedarse en una nueva, creó una escenografía que no olvidaba sus más hondas raíces, pero daba al escenario la oportunidad de incorporar elementos con los que representó la obra que otros siguieron, probablemente desmembrados en el universo de las castas que devino representación de una gran concierto del que la Nueva España primero; México después, hicieron suyo al grado de que conformaron y definieron su carácter, hasta obtener lo que somos hoy. Por eso El mestizaje americano consiste en mucho más que mezclar sangres y razas; es unificar en el templo histórico esas disonancias de condición, de formas y módulos vitales en que se desenvolvió nuestro antagonismo. Ni en la más coloreada historia de Herodoto pegada todavía a los linderos angostos del mundo clásico, pudo contarse una experiencia humana tan ambiciosa, una tan extraordinaria confluencia de elementos disímiles, aquella mezcla de pánico y maravilla que hacía decir a Bernal Díaz junto a los muros de Tenochtitlán “que parecía a las cosas de encantamiento que cuentan en el libro de Amadís”.290
El mestizaje, fruto del antagonismo no podía quedar convertido en un mero proyecto sin alma. La conquista y luego la colonia enseñaron subrepticiamente, y haciendo a un lado el culto al pesimismo, que el sentido de vida que comparten marido y mujer a la fuerza (válgase, tras penosa búsqueda lo que parece ser la metáfora más indicada) tuvo en sus hijos mestizos o criollos la mejor de sus experiencias. Que siguieran manteniendo abiertamente el conflicto, fue debido a esa razón propia de la naturaleza en que se desarrollaron. O era uno, o era el otro. La experiencia demostraba que ni estos -los americanos- ni aquellos, -los españoles- podían soportar de nuevo el episodio vergonzoso de la injuria llamada dominador sobre dominado. De ahí que la independencia se convirtió en la consecución de aspiraciones populares y llegó en momento propicio para que
289 290
Ibidem., p. 12-13. Ibid., p. 50.
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el español viera en la tierra mexicana ya no un teatro para la aventura militar efímera, sino sitio para arraigar y quedarse, y que el indio colabore, también, en la formación de la nueva sociedad, es entonces el designio de un Cortés, en el que coincide curiosamente con el de un organizador religioso como Zumárraga.291
Fue así como la magnitud de aquella experiencia recayó en esas dos enormes baldosas influyentes que siguen causando controversia, al grado de que casi quinientos años después, el trauma y la experiencia perviven. Casualmente el toreo transitó en terreno imparcial; por eso su capacidad se sobrepuso y hasta se sirvió de una y de otra circunstancia. Con la de Cortés que apenas instruía para levantar en una ciudad destrozada -México-Tenochtitlán-, la fastuosa capital del reino de la Nueva España, ya celebraba en compañía de sus soldados un primer festejo, limitado en la majestuosidad que posteriormente alcanzarían multitud de fiestas. Así, el 24 de junio de 1526 los militares dejan las lanzas para atravesar los “ciertos toros” que nos cuenta el propio conquistador Hernán Cortés en su “quinta carta de relación” en vez de hacerlo con valientes guerreros indígenas. Del mismo modo, la iglesia tomó como pretexto esas mismas fiestas para celebrar infinidad de conmemoraciones emanadas del calendario litúrgico que enriqueció el esplendor. Aunque también el opuesto, como sentido profano se adhiere a los pasajes taurinos que alcanzan con la presencia del “diablo” una más de sus facetas. “El diablo es personaje familiar en las crónicas inquisitoriales, un diablo también barbarizado por el medio americano, que en su trato con indios y negros aprendió las más toscas recetas”, dice al respecto el autor, debido, por cierto al siguiente caso recogido en el auto de fe del 6 de abril de 1646 contra el zambo mexicano Francisco Rodríguez, “de edad de cuarenta y tres años, de oficio cochero y vaquero”, quien se denunció de “que había tenido pacto con el demonio, dándole adoración y héchole escritura de esclavitud por nueve años y que cumplidos, lo llevase consigo al infierno”. La ventaja que, según la literatura de los inquisidores, habría obtenido Rodríguez en el sobrenatural negocio (en testimonio del cual el diablo le ofreció “una figura suya, estampada en un pergamino”) era “poder pelear con mil hombres; alcanzar las mujeres que quisiese por más pintadas que fuesen; el poder torear y jinetear sin riesgo alguno; ir y venir en una noche a esta ciudad y a otras partes, por muy lejos que estuviese y otros atroces y gravísimos acontecimientos, indignos de referirse por no ofender los oídos de los católicos”. El caso de Rodríguez, que la justicia moderna resolvería mandándolo al sanatorio, merece de la Inquisición mexicana que el penitente se exhiba con “vela verde en las manos, soga a la garganta, coraza blanca, abjuración de leví, doscientos azotes” y el conocimiento del infierno en vida, remando en las galeras de Terremate.292
Aquí me detengo a examinar el significado de este aspecto, el opuesto, el que se deja llevar por un abierto y declarado contrasentido que representa valores excesivamente “puritanos”, como si no faltaran hasta “beatas embaucadoras” para empañar el horizonte. Y es que el “diablo” se posesionó como historia oscura en la mentalidad de muchos novohispanos y más tarde de mexicanos decimonónicos (incluso, hasta nuestros días) con esa fuerza que hace creer sinfín de pasajes. Pero el diablo también se convirtió en un personaje indispensable en infinidad de representaciones que llegaron al teatro mismo. En los toros no fue la excepción. Incluso, existen pasajes como los de una célebre corrida efectuada allá por 1843 (véase la décimo octava parte de mi libro NOVÍSIMA GRANDEZA DE LA TAUROMAQUIA MEXICANA: “Fenómenos y otras rarezas incluidas en las corridas de toros”). Sin embargo, recalca Picón-Salas: Lo bizarro y lo peregrino sirven a este juego, a la vez cortesano y erudito, que entretiene los ocios de la minoría. Asentada ya la vida en las capitales de los virreinatos, cerrado el ciclo épico de la Conquista, se superponen sobre la inmensidad semibárbara del medio americano estas formas de complejo refinamiento.293 291
Ib., p. 77. Ib., p. 116. 293 Ib., p. 131. 292
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Refinamiento que la literatura vino a consolidar, a reafirmar los significados de la presencia ajena y forzada de los españoles en territorios conquistados y colonizados. No les resultó fácil desembarazarse del “trauma” conque convivieron generaciones completas, las cuales se enfrentaban permanentemente pretendiendo ocupar orgullosamente el papel protagónico, mismo que se encargaba de dirigir las conciencias hasta lograr el derecho de la libertad con la independencia, espacio que liberó a nuestros antepasados del pesado yugo de verse y sentirse representado por figuras ajenas, con las que, a contrapelo apenas si se logró algún avance significativo, en el entendido de que el carácter mexicano buscaba un mejor papel en el escenario. Este libro: DE LA CONQUISTA A LA INDEPENDENCIA, aunque viejo postulado, sigue vigente en el mar de las explicaciones sobre lo que fueron ayer, y sobre lo que somos hoy, ese conjunto de pobladores del espacio geográfico americano, forjados por un interminable número de circunstancias que afectaron -pero que también beneficiaron- su propio entorno. Cada nación, cada región también se han posesionado de un carácter propio, inconfundible a la hora de hacer el recuento necesario para valorar y decir que de cinco siglos para acá, la vida no ha representado un fracaso. Más bien, una afortunada respuesta de significados que nos constituyen, fundados en la rica experiencia, donde el sacrificio de muchos otros nos imprime suficiente fuerza para continuar, metidos en el proyecto que cada país busca día con día.
Portada del libro Valle-Arizpe y el arte de la historia, del Lic. Luis Rublúo Yslas, quien tuvo oportunidad de conocerlo personalmente en sus años mozos.
NÚMERO 7: EL CIRCO MÁXIMO, DESBORDANTE RELACIÓN DE FIESTAS NOVOHISPANAS EN 1677.294 Actualmente vengo poniendo al día un viejo trabajo que, entre 1986 y 1987 vio publicados algunos capítulos en el desaparecido semanario El Redondel. El periódico de los domingos. Me refiero a La poesía mexicana en los toros. Siglos XVI-XX. Originalmente llegaba hasta el siglo anterior, pero las circunstancias obligan actualizarlo. Es una obra ambiciosa que pretende mostrar el paso de este olvidado quehacer literario a lo largo de casi cinco siglos, en una obligada tarea de reconstrucción y reinterpretación. Entre la inmensa gama de elementos, aparece uno que, por sí mismo merece una reposada atención. Y bien, llegamos a lo que se puede considerar el primer gran ejercicio literario que dedica buena parte de la obra al asunto taurino. Se trata del Romance de los Rejoneadores que es parte de la Sencilla Narración... de las Fiestas Grandes... de haber entrado... D. Carlos II, q. D. G., en el Gobierno, México, Vda. De Calderón, 1677. Dicha obra celebra las Fiestas por la mayoridad de D. Carlos II, 1677. El Capitán D. Alonso Ramírez de Vargas ofrece una delectación indigenista en esta Sencilla Narración... y refulgen los romances para los rejoneadores -una de las más garbosas relaciones taurinas al gusto de Calderón-...
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José Francisco Coello Ugalde: AHT Nº 18, 2. 5 p.
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D. Carlos II, el postrer Habsburgo de España, había tenido un bello rasgo de piedad Eucarística, cediendo su carroza a un Sacerdote que a pie llevaba el Viático a una choza, etc.; tal lo narró una Copia de Carta escrita de Madrid (México, 1685), realizada con varios sonetos de ingenios de esta Corte. Así, en el Anfiteatro de Felipe el Grande, de Pellicer (Madrid, 1631), una bala certera de Felipe IV, fulminando a un Toro, había hermanado -cada uno con su soneto- a Lope y Calderón, Quevedo y Montalván, Rioja y nuestro Alarcón, Valdivieso y Jáuregui, Esquilache y Bocángel...; y estotra gallardía de Carlos II, -regia humildad católica, y con el oro viejo de la tradición de la Casa de Austria-, merecía, más que el tiro de Felipe, el lírico aplauso. Debo empezar por recordar que las relaciones o descripciones recrean las “grandes alegorías” como por ejemplo: proclamaciones reales, entradas, esponsales, bodas, nacimientos, bautizos, canonizaciones de santos, etc. En todo esto, el autor procuraba no sólo deleitar sino hacer revivir las jornadas festivas de manera que el lector de la Relación lograba tener la sensación de ver “las fiestas por segunda vez”.
Entre otros, el Capitán Alonso Ramírez de Vargas rememora los festejos que la Ciudad de México rindió a Carlos II con motivo de su entrada en el gobierno, estando como virrey de la Nueva España, el Arzobispo fray Payo Enríquez de Ribera. Aparecen en la reseña la representación de la comedia El lindo don Diego (“Primera festiva función”); corridas de toros (“Circo máximo”); máscara de los caballeros y máscara de los gremios, en la cual se describen cinco carros alegóricos y uno de juegos pirotécnicos. El autor alterna prosa y poesía y tiene como tema de comparación los juegos circenses de la Antigüedad clásica, para lo cual hace intercalar las voces de Talía, Polimnia, Urania, Clío, Melpómene, Terpsícore, Calíope, Erato y Euterpe (musas respectivamente de la comedia, los himnos, la astronomía, la historia, la tragedia, danza, la poesía heroica, la poesía amorosa y la música. Ramírez de Vargas, por su parte muestra las razones con que fray Payo de Ribera y la ciudad, y el Ayuntamiento, y sus habitantes celebraron la buena nueva: Y saltando en tierra el gentilhombre, en breve tiempo llegó la nueva, tantas veces feliz cuantos son los reinos y vasallos que la esperaban: entrando la majestad augusta de nuestro rey y señor don Carlos Segundo (que Dios guarde de largas edades) en el gobierno de tan dilatada monarquía. Fue de tanto alborozo esta nueva para Su Excelencia, como a quien tanto le toca y tanto se desvela en que Su Majestad sea bien servido, y, generalmente, para todo este Orbe Occidental, que a las primeras alegres voces de la noticia, los más recatados semblantes rebosaron a la exterioridad el regocijo, desahogando por las claraboyas de los ojos como fieles parleros del corazón.
Por tal motivo tañeron las campanas, asomaron las luminarias, hubo acción de gracias y luego, los juegos circenses, que Así fueron los que celebró esta muy leal Ciudad de México, dimanados del consejo y real acuerdo; con asistencia de Su Excelencia que los consagró a la deidad mejor de los consejos: a Carlos Segundo, Neptuno Ecuestre, dueño dignísimo de ambos mares, cuyo imperioso tridente no hay istmo que no penetre, no hay golfo que no avasalle. CIRCO MÁXIMO FEROCES BESTIAS ERAN LAS QUE CONTENDÍAN en la arena de los anfiteatros, y particularmente el toro, sacrificado a Neptuno; así Silio Itálico: Festivo empleo fue para el vulgar alborozo el juego de los toros, que con intermisión de mayores ostentaciones duró seis días (que fueron a partir del día 16 de noviembre de 1676). Esta orden se observa en los juegos circenses, dando lugar a la plebe para el vulgar regocijo, de donde también se llamaron plebeyos, sin dejar de ser grandes. Las fiestas se celebraron en la plazuela de toros del Volador, cuya planta fue un cuadro suficientemente proporcionado, en el que quedó “fabricado un laberinto hermoso de madera, tan bien discernido y conmensurado en gradas, aposentos, escaleras, separaciones, toldos,
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puertas y descombramiento que el menos ingenioso Teseo (aun con la muchedumbre que los ocupaba), sin necesidad de conductores, los distinguiera y sin auxilios industriosos los penetra”. Esta fábrica tan conforme “a la de los anfiteatros de los juegos circenses...” sirvió para todo aquel conjunto de celebraciones, ocupada por lo más principal de la ciudad. Quien la despejó fue el señor conde de Santiago, asistido hasta por 24 lacayos, vestidos de bien costosas y sazonadas libreas. Apenas desocupó la plaza, encaminándose al tablado dispuesto para la nobilísima ciudad mexicana, cuando haciendo reseña los clarines para que se echase toro... Diose al primer lunado bruto libertad limitada, y hallándose en la arena, que humeaba ardiente a las sacudidas de su formidable huella, empezaron los señuelos y silbos de los toreadores de a pie, que siempre son éstos el estreno de su furia burlada con la agilidad de hurtarle –al ejecutar la arremetida- el cuerpo; entreteniéndolos con la capa, intacta de las dos agudezas puntas que esgrimen; librando su inmunidad en la ligereza de los movimientos; dando el golpe en vago, de donde alientan más el coraje; doblando embestidas, que frustradas todas del sosiego con que los llaman y compases con que los huyen, se dan por vencidos de cansados sin necesidad de heridas que los desalienten. Siguiéronse a éstos los rejoneadores, hijos robustos de las selvas, que ganaron en toda la lid generales aplausos de los cortesanos de buen gusto y de las algarazas vulgares. Y principalmente las dos últimas tardes, que siendo los toros más cerriles, de mayor coraje, valentía y ligereza, dieron lugar a la destreza de los toreadores; de suerte que midiéndose el brío de éstos con la osadía de aquéllos, logrando el intento de que se viese hasta dónde rayaban sus primores, pasaron más allá de admirados porque saliendo un toro (cuyo feroz orgullo pudo licionar de agilidad y violencia al más denodado parto de Jarama), al irritarle uno con el amago del rejón, sin respetar la punta ni recatear el choque, se le partió furioso redoblando rugosa la testa. Esperóle el rejoneador sosegado e intrépido, con que a un tiempo aplicándole éste la mojarra en la nuca, y barbeando en la tierra precipitado el otro, se vio dos veces menguante su media luna, eclipsándole todo el viviente coraje. Quedó tendido por inmóvil el bruto y aclamado por indemne el vaquero; no siendo éste solo triunfo de su brazo, que al estímulo de la primera suerte saboreado, saliendo luego otro toro –como a sustentar el duelo del compañero vencido-, halló en la primera testarada igual ruina, midiendo el suelo con la tosca pesadumbre y exhalando por la boca de la herida el aliento. Ardió más el deseo de la venganza con el irracional instinto en otros dos, no menos valientes, que sucesivamente desocuparon el coso, como explorando el circo (a) los agresores, y encontrando(se) con otros igualmente animosos y expertos; hallaron súbitamente a dos certeros botes, castigado su encono y postrada su osadía, sirviendo tanto bruto despojo de común aclamación al juego. Admirado juzgó el concurso no haber más qué hacer, así en la humana industria como en la natural fuerza, y a poco espacio se vio la admiración desengañada de otra mayor que ocasionó el espectáculo siguiente. Fulminóse a la horrible palestra un rayo en un bruto cenceño y vivo, disparando fuego de sus retorcidas fatales armas, a cuyo bramoso estruendo, opuesto un alanceador montaraz tan diestro como membrudo, a pie y empuñada un asta con las dos manos, cara a cara, le seseó con un silbo a cuyo atractivo se fue el animal con notable violencia; y el rústico –prendiéndole el lomo con osadía y destreza, firme roca en los pies, sin apelar a fuga o estratagema- se testereó con él, deteniéndole con el fresno por tres veces el movimiento, sin que el toro –más colérico cuanto más detenido- pudiese dar un paso adelante; tan sujeto que, agobiando el cuerpo para desprenderse del hierro, se valió deste efugio para el escape, dejando al victorioso por más fuerte, que no contento aspiraba a más triunfo buscándole la cola para rendirlo, acompañado de otro, que con una capa –imperturbable- lo llamaba y ágil lo entretenía. Afijóse en su greñudo espacio, y dando a fuerza de brazos en el suelo con aquella ferocidad brumosa, se le trabaron ambos de las dos llaves; y concediéndole la ventaja de levantarse, le llevaron como domesticado de aquella racional coyunda a presentar a Su Excelencia, con tanto desenfado que –ocupado el uno en quitarla le melena de los ojos- lo llevó sujeto el otro sin haber menester al compañero por algún rato; siguiéndose a esto, que caballero el uno sobre el toro, sin más silla que el adusto lomo ni más freno que la enmarañada cerviz, rodeó mucha parte de la plaza, aplaudidos entrambos con víctores y premios; siendo éstos muy parecidos a los tesalos, que concurrían en el Circo Máximo, como cuenta Suetonio Praeterea Thesalos quites, qui feros tauros perspatia circi agunt, insiliuntque de fesos et ad terram cornibus detrabunt. Ni paró el festivo juego sólo en la orgullosa fiereza de los toros, valor y maestría de los rejonistas (que fueron premiados con los mismos despojos de su brazo), sino que sirvió también de admiración entretenida ver a uno déstos correr una tarde no menos regocijada que las demás en un ligero caballo hijo del viento; y
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en el mismo arrebato curso, saltar de la silla al suelo y del suelo a la silla por varias veces, ya a la diestra, ya a la siniestra, sin que le estorbase la velocidad al bruto ni el jinete le impidiese la carrera; antes sí lo paró y sujetó cuando quiso. Este ejercicio de agilidad conseguían felizmente los romanos, licionados en unos ecúleos de madera; haciendo esto con estudiosa continuación, por donde estaban sueltos y prestos a bajar y subir sin tardanza en las escaramuzas y tumultos de la guerra (...) (...) De grande gusto y entretenimiento fueron las cinco tardes que duraron estos juegos plebeyos, ejercitados a uso deste Nuevo Mundo; pero de mayor estimación y aprecio para los cortesanos políticos (fue) otra, de las más plausibles que puede ocupar sin ponderaciones la Fama y embarazar sus trompas, en que a uso de Madrid, mantuvieron solos dos caballeros airosos y diestros en el manejo de el rejón quebradizo y leyes precisas de la jineta en el caso: don Diego Madrazo, que pasó de la Corte a estos reinos en los preludios de su juventud, y don Francisco Goñi de Peralta, hijo deste mexicano país; dos personas tan llenas de prendas cuantas reconoce esta ciudad en las estimaciones con que los mira. Y porque Polimnia significa la memoria de la Fama (según Diedma), cuidadosa de que las verdinegras ondas del Lete no escondieran en la profundidad del olvido los aseos robustos con que desempeñaron valientes la lid más trabada que las que admiró Italia (en sus espectáculos venatorios); pidiendo la venia al Délfico Padre, pasó con invisible vuelo desde las amenas frescuras del Premeso hasta los sudores ardientes del circo cantando así:
En este conjunto de retratos seleccionados, se observan una serie de circunstancias que llaman poderosamente la atención. Me refiero a ciertos asuntos que van revelando el avance de la tauromaquia, tal y como se desarrolló en aquel último tercio del siglo XVII, pero que mostraba ya suficiente capacidad de integración, como aquella presencia de los plebeyos, como toreadores de a pie, o la forma en como queda descrita tanto la lidia como la fiereza de los toros, sin dejar de admirarse por los lances tanto de don Diego Madrazo, “que pasó de la Corte a estos reinos en los preludios de su juventud, (como de) don Francisco Goñi de Peralta, hijo deste mexicano país...” Hasta aquí con la hermosa descripción de Ramírez de Vargas, ingenio, de los más brillantes que la colonia nos legó, agraciado con singular pluma, capaz de enriquecer junto con su imaginación lo imposible de vestir en otros.
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El frailesco Artemio de Valle-Arizpe. UNAM, Instituto de Investigaciones Estéticas. Colección: Luis Márquez Romay. Nº de catálogo: 08.766050
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NÚMERO 8: ANÁLISIS HISTÓRICO-JURÍDICO DE LA NOBLEZA INDIANA DE ORIGEN PREHISPÁNICO. 295
Pasen, pasen por aquí. Este crucifijo de nácar, tiene incrustaciones de piedras preciosas, diría don Artemio. UNAM, Instituto de Investigaciones Estéticas. Colección: Luis Marquez Romay. Nº de catálogo: 08.766055
1.-LA NOBLEZA INDIANA DE ORIGEN PREHISPÁNICO. 296 No es mi propósito el realizar un estudio de los grupos dirigentes en la época prehispánica, ya que la rica diversidad cultural existente en lo que los españoles designaron genéricamente como Reinos de las Indias, harían necesario un estudio pormenorizado de este sector social en cada uno de estos pueblos, lo que excedería los límites temáticos y espaciales que nos hemos impuesto a la hora de realizar este breve análisis. Heterogeneidad que sin embargo deberían tener en cuenta aquellos investigadores que, temerariamente, tratan en unas líneas de sintetizar una serie de características propias de las élites prehispánicas de una determinada región americana, pretendiendo con posterioridad atribuírselas como norma general- a toda las élites continentales en la época precolombina. Por tanto, en esta ocasión, únicamente abordaremos el estudio de esos grupos de poder o nobleza indiana de origen prehispánico durante la época de la dominación española. Las diferentes culturas que existieron en el continente americano antes de la llegada de los españoles poseyeron diferentes estructuras sociales -más o menos complejas- en las cuales y como rasgo común entre todas ellas, había un grupo dirigente que detentaba el poder y regía los destinos de las poblaciones y territorios sometidos a su mando. Estas élites fueron las que los españoles se encontraron al descubrir y conquistar el Nuevo Mundo y fueron ellos, los que utilizando una terminología europea, identificaron a las élites prehispánicas, bien con la realeza, o bien con la nobleza europea del momento, según los casos. De este modo, cuando los conquistadores se encontraron con un gobernante que tenía sometidos bajo su dominio amplias extensiones de territorio e incluso tenía por vasallos a los soberanos de regiones más pequeñas, procedieron a identificarlo en status con los emperadores del viejo continente -caso del Vieio-Tlatoani mexica, Motecuzohma II y del Sapay Inca del Tahuantinsuyu, Atau-Huallpa [Atahualpa]-. Mientras que a los miembros de sus respectivas familias, generalmente los denominaron príncipes. Así Fray Bartolomé de las Casas pudo sostener que los nobles indígenas eran "(...) tan príncipes e infantes como los de Castilla". 295
Miguel Luque Talaván: ANÁLISIS HISTÓRICO-JURÍDICO DE LA NOBLEZA INDIANA DE ORIGEN PREHISPÁNICO, por (...), Doctor en Historia de América. CONFERENCIA en la ESCUELA "MARQUÉS DE AVILES" DE GENEALOGÍA, HERÁLDICA Y NOBILIARIA de la ASOCIACIÓN DE DIPLOMADOS EN GENEALOGÍA, HERÁLDICA Y NOBILIARIA. Jueves, 19 de diciembre de 2002, Salón de Actos del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (C.S.I.C.). Madrid © MIGUEL LUQUE TALAVÁN Registro Territorial de la Propiedad Intelectual de la Comunidad de Madrid. Número: 9.007 Madrid, 04/12/2002. 296 Este anexo guarda una notable relación con el [PASAJE Nº 28]: MOCTEZUMA Y ATAHUALPA EN LA CORTE DE LAS ESPAÑAS, que forma parte del Libro de estampas de nuestro autor.
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Mientras que Juan de Matienzo, en su Gobierno del Perú, afirmó que "Caciques, curacas y principales son los príncipes naturales de los indios". Y en los conocidos Lexicón de Fray Domingo de Santo Tomás y de Diego González Holguín, así como en la obra de Ludovico Bertonio, fueron incluidas varias voces consagradas a identificar a la sociedad prehispánica, asimilando sus títulos antiguos a los de la sociedad peninsular. Pero los soberanos sometidos a la autoridad de Motecuzohma II y de Atau-Huallpa, también tenían por vasallos a señores de menor importancia. En ambos casos, la Corona les designó genéricamente -a ellos y a sus descendientes-, desde 1538, como caciques, término de procedencia caribe -popularizado desde el primer viaje colombino- Por otra parte, todos los indios que ejercían magistraturas o el gobierno de estancias o barrios bajo el control de Motecuzohma II, Atahu-Huallpa o de cualquiera de sus soberanos vasallos o de los vasallos de estos, recibieron la denominación de "principales". Sin embargo, no todos los territorios de las Indias estaban habitados por culturas en tan avanzado estado de desarrollo como las sociedades mexica e inca. En el Nuevo Mundo, abundaban los pequeños territorios sobre los cuales un jefe local ejercía su poder. Estos, a los ojos de los conquistadores, no podían ser comparados en status a Moctecuzohma II ni a Atau-Huallpa, por lo que les dieron también el nombre de caciques. El reconocimiento de los derechos de los señores naturales y de sus descendientes fue uno de los puntos más polémicos planteados al inicio de la dominación española. Y a pesar de que fueron muchos los argumentos lanzados en contra de tales derechos, lo cierto es que pudieron más las opiniones expresadas por Fray Bartolomé de las Casas, secundadas por numerosos autores a lo largo del siglo XVI -principalmente franciscanos-. Finalmente la Corona reconoció los derechos de los señores aborígenes en 1557. Aunque como señala Delfina Esmeralda López Sarrelangue, a los deseos de justicia que impulsaron tal decisión, hay que añadir motivos políticos y económicos que decantaron la Real decisión en favor de los señores naturales. La Corona reconoció la nobleza de unos y otros a través de diversas disposiciones. Carlos II, por Cédula de 22 de marzo de 1697, estableció la equiparación de los descendientes de familias indígenas nobles con los hidalgos castellanos, debiéndoseles guardar desde ese momento las mismas preeminencias que a los hidalgos de Castilla, pudiendo así ejercer desde esa fecha los "puestos gubernativos, políticos y de guerra, que todos piden limpieza de sangre y por estatuto la calidad de nobles". Asimismo se les otorgaron numerosos escudos de armas con los que aderezar su condición social; y por Real Cédula de 26 de marzo de 1698, se les autorizó a usar el tratamiento honorífico de "Don", antepuesto a su nombre. Incluso, ingresaron en alguna de las cuatro Órdenes Militares y en la Real y Distinguida Orden de Carlos III. Como ejemplo, citamos a Don Melchor Carlos Inga, caballero de la Orden de Santiago -desde 1606- y a su hijo, Don Juan Melchor Inga, caballero de la misma Orden -desde 1627, ambos descendientes del Inca Huayna Capac y de la Coya Añas Calque. Si bien es cierto que este grupo nobiliario no era homogéneo ya que podemos distinguir dos grupos dentro de la nobleza indiana de origen prehispánico en la época colonial. El primero de ellos, fue el representado por los miembros del linaje los soberanos Motecuzohma II y Atau-Huallpa. Mientras que el segundo, estaba compuesto por los caciques. A continuación, pasaremos a analizar brevemente a estos dos grupos, prestando una mayor atención al segundo, debido a que el ejercicio de las facultades gubernativas tuteladas que la Corona les reconoció como descendientes de los antiguos señores naturales, les colocaron en un lugar preeminente no sólo en el seno de sus comunidades indígenas sino también en el de la sociedad colonial indiana.
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Parece perderse en su propia casa, entre tantas y tantas piezas de un arte virreinal que supo atesorar. UNAM, Instituto de Investigaciones Estéticas. Colección: Luis Márquez Romay. Nº de catálogo: 08.766056
2.-SITUACIÓN NOBILIARIA DEL LINAJE DE LOS SOBERANOS MEXICAS E INCAS EN LA SOCIEDAD INDIANA Y PENINSULAR (SIGLOS XVI-XIX). Los familiares de los emperadores Motecuzohma II y Atau-Huallpa, últimos soberanos de sus respectivos estados, gozaron, en virtud de este parentesco, de especial consideración por parte de los monarcas españoles y de las más importantes familias tituladas castellanas. Los primeros, además de reconocer su nobleza de sangre, les distinguieron desde el siglo XVI hasta el siglo XIX con diversas mercedes honoríficas, tales como la concesión de Títulos de Castilla y hábitos de las órdenes militares peninsulares. Los segundos, entroncaron frecuentemente con ellos, siendo resultado de este mestizaje nobiliario el hecho de que aun hoy existan descendientes de la unión de linajes nobles originarios del Viejo y del Nuevo Mundo. Algunos de los descendientes de Motecuzohma II fueron agraciados por los monarcas españoles -desde el siglo XVII y hasta el siglo XIX- con títulos de Castilla, en recuerdo de sus reales antepasados. Así, el Rey Felipe IV distinguió en 1627 a Don Pedro Tesifón de Moctezuma de la Cueva, caballero de la Orden de Santiago y nieto segundo del último soberano mexica, con los títulos de Conde de Moctezuma y Vizconde de Ilucán. La III Condesa de Moctezuma, Doña Jerónima de Moctezuma y Jofre de Loaysa contrajo matrimonio con Don José Sarmiento de Valladares, que llegó a ser virrey de la Nueva España. Doña Jerónima de Moctezuma murió antes de que a su esposo le nombraran virrey y cuando este nombramiento se produjo, el Rey Carlos II le autorizó a seguir utilizando el título condal de su esposa, aunque con la nueva denominación de Conde de Moctezuma de Tultengo. Por los méritos contraídos durante su estancia en la Nueva España, el Rey Felipe V le concedió además, el 17 de abril de 1708, el título de Duque de Atrisco, con Grandeza de España de Primera Clase. Posteriormente, el Rey Carlos III otorgó la Grandeza de España de Primera Clase al Condado de Moctezuma de Tultengo. Ya en el siglo XIX, un descendiente del primer poseedor de la merced, Don Antonio María Marcilla de Teruel Moctezuma y Navarro, XIV Conde de Moctezuma de Tultengo, fue creado por la Reina Isabel II, Duque de Moctezuma de Tultengo, denominación que aun hoy mantiene este título nobiliario. También, el Rey Felipe V concedió en 1718 a Doña María Isabel de Moctezuma y Torres, Dama de la Reina, el título de Marquesa de Liseda. Asimismo, la Reina Isabel II otorgó en 1864 el título de Marqués de Moctezuma, a Don Alonso Holgado de Moctezuma, Teniente Coronel de Infantería y maestrante de la Real Maestranza de Caballería de Ronda. Vasta revisar las genealogías de estos y otros individuos del linaje de los Moctezuma para darse cuenta de la gran cantidad de nobles españoles, titulados o no, que, desde el siglo XVI y hasta nuestros días, han emparentado con esta noble familia. Por señalar únicamente dos ejemplos, citaremos en primer lugar el caso de Doña María Isabel Francisca de Zaldívar y Castilla, descendiente al mismo tiempo del Rey Pedro I de Castilla y del Vlei-Tlatoani Motecuzohma II, que contrajo matrimonio con Don Nicolás Diego de Vivero, IV Conde del Valle de Orizaba. También, Doña Juana María de Andrade Rivadeneira y Moctezuma, novena nieta del Vlei-Taltoani Motecuzohma II, casó con Don Justo Alonso Trebuesto Davalos Bracamonte, IV Conde de Miravalle. En lo que se refiere a los descendientes legítimos del último Inca del Perú, el Rey Carlos I, por Real Cédula dada en Valladolid
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el 1 de octubre de 1543, legitimó a los numerosos hijos naturales de Don Alonso Tito Uchi Inga -a petición de éste-, hijo de Huáscar y nieto del Sapay Inca Huayna Capac. Además y por este mismo documento, el monarca español autorizó a los hijos varones de Don Alonso Tito Uchi Inga a ejercer cualquier oficio Real, concejil y público, pudiendo ostentar sus blasones en sus casas y reposteros, pudiendo poner además una cadena Real en su puerta. Poco tiempo después, Carlos I reconoció, a través de una Real Cédula dada en Valladolid el 9 de mayo de 1545, a Don Gonzalo Uchu Hualpa y Don Felipe Tupa Inga Yupangui, hijos del Sapay Inca Huayna Capac y nietos del Sapay Inca Tupa Inga Yupangui, una nobleza de muy alto rango. Por su parte, el Rey Felipe III concedió, el 1 de marzo de 1614, el título de Marquesa de Santiago de Oropesa, unido a la dignidad perpetua de Ad elantada del Valle de Yupangui, a Doña María de Loyola y Coya-Inca, Señora de Loyola y representante legítima de los antiguos soberanos incas del Perú. Doña María de Loyola Coya-Inca, I Marquesa de Santiago de Oropesa, I Adelantada del Valle de Yupangui y Señora de Loyola, era pariente de San Ignacio de Loyola. Se da la circunstancia de que ésta dama contrajo matrimonio con Don Juan Enríquez de Borja, nieto de San Francisco de Borja. Doña María, era hija de Don Martín García de Loyola, Señor de Oñaz y de Loyola y caballero de la Orden de Calatrava, Capitán General de la Guardia del virrey del Perú -en 1569-; Gobernador del Potosí -en 1579-; y Gobernador y Capitán General del Reino de Chile -en 1591-, y de Doña Beatriz Clara Coya, Señora del Valle de Yucay, hija única y heredera del Inca Sayri-Tupac, soberano del Tahuantinsuyu y de su mujer y sobrina la Coya Cusi Huarcay. Debemos señalar también que hubo parientes de los Sapay Inca que mantuvieron relaciones con los conquistadores, fruto de las cuales nacieron bastantes hijos, llegando incluso algunos de ellos a emparentar con las principales casas nobiliarias españolas.
Su biblioteca era rica en documentos virreinales y de otras circunstancias curiosas.
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NÚMERO 9: REVELANDO IMÁGENES TAURINAS MEXICANAS. 297 A cuantas personas tengo el gusto de conocer, pero que, por circunstancias de edad, hoy día rebasan con facilidad los 70 u 80 años, suelo preguntarles si en algún momento tuvieron oportunidad de ver en la plaza de toros al genial escritor y cronista de la ciudad de México, don Artemio de ValleArizpe. De todos ellos, que son pocos en realidad, ninguno tiene presente ese detalle. Y es que ya corrieron 51 años de la muerte del autor de tantas “tradiciones, leyendas y sucedidos del México Virreynal”.
Sin embargo, la imagen que ahora viste la presente colaboración, tiene para mí un significado muy especial porque podría ser el único testimonio gráfico que sobre el personaje aludido existe hasta estos momentos asistiendo a una plaza de toros. Pero tampoco estoy seguro de las afirmaciones que voy a presentar a continuación. En principio, se trata de la plaza de toros “El Toreo” de la ciudad de México. Deben estar corriendo los años 30 del siglo pasado y este grupo animoso de respetables caballeros, de seguro se dispone para presenciar algún festejo programado. Lo que puede apreciarse es aquella fantasmal imagen que presentaba el que, por otro lado es el memorable escenario de la colonia Condesa.
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Esta nota la publiqué en el blog: APORTACIONES HISTÓRICO-TAURINAS MEXICANAS http://ahtm.wordpress.com/ que se encuentra bajo mi responsabilidad desde diciembre de 2010. La liga es la siguiente: http://ahtm.wordpress.com/2012/04/18/revelando-imagenes-taurinas-mexicanas-no-34/
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Las celosías, el esqueleto en que se quedó toda su vida le dieron tan particular como peculiar sello, revestido de incómoda publicidad que aparecía por todas partes y la presente imagen no es la excepción. Todos ellos visten a la usanza de una época en que ciertos usos y costumbres establecieron salir a la calle vistiendo los señores trajes bien cortados, todos salvo unos cuantos- van tocados de sombrero, y alguno más calzando polainas. También se aderezan de bastones símbolo más de prestancia que para uso por razones que todos conocemos.
¿Valle-Arizpe y Ruano Llópis? Entre todos ellos, don Artemio aparece al centro, llevando sus típicos “quevedos” y cruzando graciosamente la pierna derecha misma que cae sobre el primer peldaño de la escalinata. A su diestra, es decir a la izquierda nuestra, aparece quien debe ser el pintor valenciano Carlos Ruano Llópis, recién llegado a nuestro país y que ya se le ve por las plazas con su habitual señorío. Poco más arriba, y un tanto a la derecha de nosotros, pareciera ser el Gral. Pablo González Garza, característico no sólo por las batallas libradas años antes durante la Revolución, sino por el hecho de ostentar un abundante bigote. Sin sombrero y con corbata de moño, también aparece debajo de González el que posiblemente sea el periodista Jerónimo Coinard o Merchand (ustedes sabrán disculpar mi inseguridad en la identificación de este personaje). Por encima del que lleva la gorra de militar, aparece un joven José Pagés Llergo o por lo menos su fisonomía así lo declara.
Pablo González en la parte superior. Jerónimo Merchand o Coignard, abajo a la izquierda. Es así como ciertos trabajos de reconstrucción del pasado, requieren de minuciosas tareas que no sólo son de carácter histórico. Parecieran aliarse las arqueológicas como para recuperar testimonios gráficos que como el presente, ofrecen un alto grado de dificultad para su identificación o calificación.
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Don Artemio en plena etapa de madurezâ&#x20AC;¦, a pesar de la marcada juventud.
FIN DE LA SEGUNDA PARTE
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251
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252
Rebautizo de Nuestras Calles. La calle Artemio de Valle-Arizpe.
253
254
ÍNDICE SEGUNDA PARTE
Pág.
PRÓLOGO
9
INTRODUCCIÓN.
17
LA GÜERA RODRÍGUEZ. [PASAJE Nº 51]: LA GÜERA RODRÍGUEZ Y ALGUNOS APUNTES TAURINOS.
21
SALA DE TAPICES. [PASAJE Nº 52]: QUIEN BIEN TE QUIERE... TE HARÁ HERRAR.
26
LEJANÍAS ENTRE BRUMAS. [PASAJE Nº 53]: TORO DE ONCE.
36
CORO DE SOMBRAS. [PASAJE Nº 54]: APOTEÓSIS DEL RIDÍCULO.
42
PIEDRAS VIEJAS BAJO EL SOL. [PASAJE Nº 55]: LA HISTORIA VIEJA, PERO SIEMPRE NUEVA, DE UNAS ALMOHADAS DURAS. [PASAJE Nº 56]: POR LAS GALAS DE UN VESTIDO, A LAS TOCAS DE UN CONVENTO.
44 46
PERSONAJES DE HISTORIA Y DE LEYENDA. [PASAJE Nº 57]: UNA EMBAJADA.
51
JUEGO DE CARTAS. [PASAJE Nº 58]: LA JURA DE FERNANDO VI.
56
PAPELES AMARILLENTOS. [PASAJE Nº 59]: EL PASEO DEL PENDÓN. [PASAJE Nº 60]: APARATOS COSTOSOS Y PLAUSIBLES JÚBILOS. [PASAJE Nº 61]: TORNEOS Y JUEGOS POR CARLOS III. [PASAJE Nº 62]: EL JARABE GATUNO. [PASAJE Nº 63]: ASÍ PAGA EL DIABLO.
59 63 78 86 88
CUANDO HABÍA VIRREYES. [PASAJE Nº 64]: UNAS BURRAS MEXICANAS CAMBIAN LA OPINIÓN DEL REY.
91
LA CASA DE LOS ÁVILA [PASAJE Nº 65]: LA MALDICIÓN. [PASAJE Nº 66]: LEALTAD CON QUIEN NO LA TIENE. [PASAJE Nº 67]: EL MIEDO ENTRE DOS DEBERES.
94 94 96
RESONANCIAS ANTIGUAS [PASAJE Nº 68]: LO QUE TRAJO UNA CAIDA.
99
255
EL CASO DE BIOGRAFÍA DE UN VIEJO PASEO.
102
JARDÍN PERDIDO. [PASAJE Nº 69]: ASÍ FUE. [PASAJE Nº 70]: LA CASA DE LOS JÁUREGUIS.
106 107
PEQUEÑAS JOYAS TAURINAS DE DON ARTEMIO DE VALLE-ARIZPE.
117
ANEXOS NÚMERO 1: FUNCIONES DEL PENDÓN O MEMORIA DE LA CONQUISTA. CELEBRACIÓN EN LA NUEVA ESPAÑA DEL DÍA DE SAN HIPÓLITO. NÚMERO 2: EN BÚSQUEDA DE LO QUE NO ESTÁ PERDIDO. RELACIONES TAURINAS NOVOHISPANAS: DE LA SORPRESA A LOS NUEVOS HALLAZGOS. NÚMERO 3: NUEVAS ADICIONES DE IMPRESOS NOVOHISPANOS CUYO ESPÍRITU Y CONTENIDO SE DECLARAN TAURINOS. NÚMERO 4: CATÁLOGO DE CONMEMORACIONES: GUIJO Y ROBLES (1648 – 1703). NÚMERO 5: FIESTAS DE CORTE: UN MOTIVO DE CELEBRACIÓN MÁS EN EL VIRREINATO. EN SU CONTEXTO, LAS CORRIDAS DE TOROS FUERON SUSTENTO IMPRESCINDIBLE. NÚMERO 6: BREVES DATOS SOBRE LAS “FIESTAS VOTIVAS” CELEBRADAS EN LA NUEVA ESPAÑA. NÚMERO 7: EL CIRCO MÁXIMO, DESBORDANTE RELACIÓN DE FIESTAS NOVOHISPANAS EN 1677. NÚMERO 8: ANÁLISIS HISTÓRICO-JURÍDICO DE LA NOBLEZA INDIANA DE ORIGEN PREHISPÁNICO. NÚMERO 9: REVELANDO IMÁGENES TAURINAS MEXICANAS.
129
BIBLIOGRAFÍA
229
ÍNDICE
255
256
132 139 154 208
211 216 221 225
257
258
259
260