DOMINGO TRES DE MARZO DEL AÑO 1946
Conun lleno completo en “El Toreo”, “MANOLETE” vestido de rosa y oro, hace por última vez el paseíllo, acompañado de Silverio Pérez y Ricardo Torres, para lidiar reses de la ganadería de La Punta. Los de su lote atendían por “Tejedor”, nº 34, cárdeno oscuro y bien armado, manseando por la plaza al que le realizó una faena memorable, brindada a Carlos Arruza, entre las mejores que hizo en México. Torería, mando, ligazón y aguante a raudales. Despachándolo de media estocada que bastó.
El público pidió los máximos trofeos que el presidente negó. En una de las fotografías, se aprecia como el subalterno le hace entrega del rabo; con cara de circunstancias no lo toma. “Alfarero”, nº 161, negro, se llamó el que cerraba plaza, el de la despedida. Buenos lances a la verónica, para cerrar con una media de antología. Solemne y majestuoso brinda al público. Al compás de las emocionantes y melancólicas notas de “Las Golondrinas”, le acompañan en el adiós, otra faena marca de la casa, comenzando con unos ceñidos estatuarios, ligando unos muletazos por el lado derecho, auténticos carteles de toros, finalizando con tres impresionantes manoletinas. No estuvo bien con la espada necesitando media que escupió el toro y otra media, más un descabello. Nadie se movió de sus asientos,
Cartel del Domingo, 3 de Marzo de 1946. Puede leerse “ despedida y beneficio de MANOLETE.
Quién cede los productos de su Beneficio a la campaña en favor del Niño Desnutrido y Pro- Alfabetización en el Distrito Federal”. Manolete, a lo largo de su carrera taurina, fue un gran benefactor con los más necesitados
siendo obligado a dar la vuelta al ruedo con toda la plaza puesta en pie, aplaudiendo y recibiendo un gran homenaje en los medios. Una de las grandes y recordadas despedidas de un espada, al grito de “¡Torero, torero, torero! Hasta que no desapareció por la puerta de salida, nadie se movió de sus asientos, una fuerte voz del tendido, gritó: ¡No te vayas! se estaba marchando el torero que más emociones y pasiones había causado en México, en toda su historia taurina. Aquella su primera campaña fue algo irrepetible, había conquistado el corazón de la afición mexicana, como nadie lo había hecho.
Al día siguiente la prensa se volcó en elogios: “En la misma forma en que Manuel Rodríguez inició su temporada en México, le dio fin la tarde de ayer. Idéntico esfuerzo sostenido, idéntica honradez profesional. La misma faena del día de su debut, supo repetírsela a uno de sus toros de su despedida, no obstante que aquel burel de entonces y este bicho de ahora eran distintos en estilo y condiciones. Ayer, por última vez en esta temporada, Manolete dejó ver el poderío de su muleta, que es capaz de tener siempre viviente la misma faena, para hacérsela al toro que le suelten, en vez de darle a cada burel una lidia diferente”. (Carlos León, en “Novedades”).
Plaza El Toreo, 3 de Marzo de 1946. Toreo de manos bajas con solemnidad, majestad y torería.
“MANOLETE, PRINCIPIO DE UNA NUEVA EPOCA DEL TOREO”
“Manuel Rodríguez trae a la tauromaquia un nuevo concepto al arte de torear. Si ello implica alguna innovación fundamental en la técnica, es cosa que los propios toreros habrán de analizar. Para nosotros, existen dos modalidades de orden técnico en el toreo manoletista: uno, el cite enhilándose con el toro y anulando la distancia entre el animal y el torero; otro, la perfección en el último tiempo de los pases. Aquello, podrá ser motivo de discusión acerca de si en un procedimiento superior
o inferior al del “cruce” con el toro; el segundo me parece indiscutible, Manuel Rodríguez--- y de ello somos testigos todos--- ha dado al remate y la ligazón de los pases la máxima belleza hasta ahora conocida: nos ha revelado la estética del tercer tiempo. Dijérase que ahí es donde Manuel Rodríguez carga el acento de la suerte...
...El recuerdo se concentra con caracteres de grabado a fuego, sobre los momentos en que un pase termina
México, 3 de Marzo de 1946. Quieta la planta y erguida la figura, como un ciprés clavado en la arena. Con toda la torería de un señor apodado Manolete.
México, 3 de Marzo de 1946. Nadie diría que esta fotografía tiene la friolera edad de 75 años. Si la analizamos en toda su plenitud, parece que fue tomada ayer mismo. Hoy esta forma de torear, se sigue cotizando a precio de oro. Sobran todo tipo de comentarios, cada cual , ponga el suyo.
México 3 de Marzo de 1946. Así no había toreado nadie, planchada la muleta, cogida por el centro del estaquillador, con una verticalidad imperiosa. Todo un cartel de toros, en el que su mano izquierda forma parte de una monumental escultura, para postre, embebida la fiera en la franela y él mirando al tendido.
para dar inmediato nacimiento al siguiente. Es el momento en que la muleta de la generalidad de los toreros se descompone; el instante en que la suerte se quiebra, se desgarra al ímpetu de la cabeza del toro en su salida; el tiempo cuya imperfección queda oculta tras el grito de la plaza que ha visto cómo pasa el cuerno cerca del torero y que ya no ve---por la emoción misma---que ese cuerno ha salido en anarquía, siguiendo su propio ímpetu arbitrario o si su camino es la roja cuesta de su muleta.
Ese instante es el de la culminación del pase manoletista. Allí, se cumple toda la exigencia del imperio y toda la limpieza de su arte nuevo severo y simple. La muleta se abre con la generosidad y la fuerza de un crepúsculo; y el toro queda prendido en la exigencia crepitante de un incendio. El engaño se comba, terso y duro como si fuese un abanico de acero en fundición; y el toro, que, resbalado sus domados pitones sobre uno de los lados de la muleta, vuelve por el otro dócilmente, sin solución de continuidad en muchas ocasiones, trazando sobre la arena el arco negro del perfecto toreo en redondo. Arriba, el torero---espiga de oro---, ha permanecido erguido y sobrio, siguiendo con la vista los pitones; y ha sido solamente en el centro de la suerte cuando la cintura se ha quebrado en un ademán leve y recio, para permitir al brazo todo el imperio y cargar inquebrantablemente el acento del muletazo. De ahí que, eslabonados
los pases agudos son los pases por alto de acento grave, el toreo de Manolete resulta tan reposado, tan fuerte y luminoso como un romance.
Pero eso son otras cuestiones. Lo importante es hacer notar cómo el toreo de Manolete nos descubre “la estética del tercer tiempo” que la generalidad de los toreros--salvo en escasas grandes faenas--habían mutilado. Y con ello, el toreo adquiere, de pronto, una insospechada perfección y limpieza.
Con todo, más importante que el cite y el tercer tiempo es el concepto del toreo que Manolete representa. Alguna vez lo hemos denominado “el toreo funcional” al compararlo con la manifestación de belleza moderna en otras regiones del arte. Y funcional es, en efecto, el toreo de Manolete.
Manolete recoge de la tradición el principio de que el toro debe ser dominado antes de ser utilizado como motivo de los escarceos bellos; recoge de lo moderno el afán de plástica, de ansiedad estética. Y conjuga entonces el concepto de lidia con el de belleza, sobre la base de los elementos más simples del toreo tradicional; el pase con la izquierda, el pase con la derecha y el pase por alto. Así surge su toreo: eficacia y plástica dentro de una misma concepción. Maridaje de la tradición y del presente en un arte sobrio y de líneas simples. Toreo moderno. Y plenamente podemos llamarle así, toreo moderno, porque su actitud
México, 3 de Marzo de 1946. Las zapatillas mirando el viaje del toro, dándole el pecho solemne, majestuoso y mayestático . Una manoletina con toda su verdad y actualidad.
frente al toro es otra distinta de la del toreo tradicional. En tanto que éste se amolda a las condiciones del toro, y hace a cada uno de ellos la faena adecuada, el toreo moderno de Manuel Rodríguez hace que el toro se amolde a él; le hace la faena “inadecuada” en un juego de arriesgada paradoja. Sólo que---y en ellos están las hondas raigambres clásicas de Manolete--- esa faena “inadecuada” no es hecha conforme a los antojos arbitrarios, sino con elementos tan puros como el pase natural y tan aceptados como el pase con la derecha.
Y lo grande de este fenómeno que ahora contemplamos con Manuel Rodríguez, es que se trata del principio de una nueva época del arte de torear. Una época que no es iconoclasta, es el sentido de destruir la tradición; sino que se la apropia y la mejora poniéndola al día. Es algo así como “la nueva edad media” del toreo”. (El Tío Carlos, en “El Universal”)
Preciosa y precisa la captación del célebre periodista, de lo que venía a ser la Tauromaquia de Manolete.
Silverio Pérez, lidió a “Rollizo”, nº 60, y a “Limonero”, nº 102. Ricardo Torres, lidió el lote compuesto por “Limeño”, nº 36, negro bragao. Brindado a Carlos Arruza, y posteriormente al público. “Peluzón”, nº 129, negro, fue el quinto, al que le cortó la oreja.
En “El Redondel”, “Ojo”, sentencia
México, 3 de Marzo de 1946. La faena exitosa primera campaña Mexicana. La trofeo, pedido por el público. Su vergüenza Su cara mordiéndose
lo anteriormente descrito: “Hasta antes de Manolete todos los toreros, sin excepción daban lidias diferentes a los diversos cornúpetas, según sus características, de acuerdo con la teoría de que era más lógico que el ser racional se amoldara al irracional, que viceversa.
Pero he aquí que Manolete transforma a los toros y los trastea a su modo haciendo que todos y cada uno de ellos, se ajusten al imperioso mandato de su muleta mágica. Caso admirable y único que nos obliga a ratificar en todas sus partes nuestra afirmación de que haciendo caso omiso de las diferencias que pueda haber entre el toro de ayer y el de hoy, nadie ha toreado con la franela como Manolete.
Manolete, dígase lo que se quiera, ha venido a revolucionar nuevamente al toreo, y si Belmonte acortó las distancias, echando por tierra las teorías de los terrenos del toro y del torero, Manuel Rodríguez ha venido a establecer el aguante, demostrando con hechos que a todos los toros se les puede parar.
Tan es así, que nuestros propios toreros, algunos de ellos con sapiencia indiscutible y muchos años de práctica de la profesión, se han “manoletizado”.
Y si en los días del fenómeno de Triana quien no se amoldó al “belmontismo” tuvo que retirarse, ahora, en la época del “Monstruo” de Córdoba, quien no se sienta con faena ha sido de las mejores en aquella La presidencia ha negado el máximo vergüenza torera, le hace no tomarlo. el labio, lo dice todo.
México, 3 de Marzo de 1946. Aquella despedida, está recogida en la historia de la Plaza El Toreo, como una de las más grandiosas. Las flores que le arroja el público, no caben en sus manos, Alfredo David tiene que ayudarle. Una sonrisa majestuosa del torero cordobés, en prueba de agradecimiento, al oír como toda la plaza le grita : ! Torero, torero, ¡torero!
tamaños para aguantar, tendrá que ir pensando en dedicarse a otra cosa”.
En México, a lo grande, se había consolidado la “Época de Manolete”,
ese “Antes y después de Manolete”, en la historia del toreo. Que hoy en día sigue vigente.
Siguieron las corridas en México, sin la presencia de Manuel Rodríguez, aquello no parecía lo mismo, la
temporada se había acabado con el adiós de Manolete, desde el día de su presentación, diciembre de 1945, hasta el 3 de marzo de 1946, la euforia taurina de la era cordobesa, desbordó todos los pronósticos.
Aquel México lindo y querido había conquistado el corazón noble, valiente y sencillo de todo un señor del toreo, apodado MANOLETE. Bastaron sólo tres meses.
México, 3 de Marzo de 1946. Nadie se mueve de sus asientos, en el centro del platillo agradece la ovación interminable del público. ¡Camino de la puerta de salida una potente voz grita ! ¡No te vayas!
Toda la prensa se volcó en elogios. En Multitudes, del 5 de Marzo, puede leerse: “MANOLETE “ .” El Monstruo de Córdoba, se despidió del público de México con un triunfo absoluto e indiscutible. La gente, puesta de pie le pidió que volviera, ovacionándolo largamente mientras él, en el centro del ruedo, se despedía conmovido”
ALGUNOS DE MIS
Tarjeta postal de mi Córdoba, matasellada el 27 de mayo de 1933
Bonita postal enviada desde Zaragoza a Buenos Aires, 30 de mayo de 1993
Me gusta mucho la pintura de Ruano Llopis.
La fiesta de los toros es el gran espectáculo al que acuden en masa los aficionados.
Las escenas taurinas, circulan por todas partes
Los niños se divertían jugando al toro por las calles.Todos querían
querían ser toreros.
Los seis carteles siguientes, son los descritos en
las tres hojitas anteriores, de mi puño y letra.
Eldomingo, 20 de abril del año 1941, moría en Sevilla, la señora viuda del Marqués de Villamarta, esa misma jornada se anunciaba en la Maestranza sevillana, la última corrida del ciclo ferial, con el hierro de la fallecida, para los espadas Pepe Bienvenida, Juanito Belmonte, Manuel Rodríguez “Manolete” y Pepe Luis Vázquez, estos dos últimos, tomaron parte en las tres corridas anunciadas en la feria.
No era la primera vez que se enfrentaban Manolete y Pepe Luis juntos al hierro Villamarta, el 9 de octubre del año 1938, se repartieron cinco orejas y un rabo de una brava novillada.
Don Eduardo Miura Fernández, debutaba como ganadero de la legendaria divisa, el día 19, saliendo triunfador Pepe Luis, al cortarle las dos orejas al tercero de la tarde. De nuevo Córdoba y Sevilla luchan por ostentar el cetro del toreo. La afición está dividiéndose con los nombres del cordobés y el sevillano. Posiblemente, el triunfo del Rubio de San Bernardo con los Miura, espoleó al diestro cordobés.
Manuel, ha comenzado la temporada con buen pie, triunfando en las Fallas de Valencia, en Barcelona el día 30 de marzo y en Madrid, el 3 de abril en la corrida pro-damnificados del incendio en Santander.
En el hotel Inglaterra, Guillermo, mozo de espadas de Manolete, ha colocado
Abono temporada, Sevilla 1941
Cartel para
la silla con un terno nazareno y oro confeccionado por el sastre sevillano Manfredi. Manuel cada vez que actuaba en la Maestranza, estrenaba en vestido de torear. Un grupo de aficionados, amigos y paisanos del torero le acompañan, se han trasladado desde Córdoba, para verle torear, no podía faltar Domingo Roca.
Camará viene del sorteo: “Manolo, la corrida es muy bonita, esta tarde te voy apretar bien los machos”. El torero, como siempre, calla. Su lenguaje está en el ruedo ante el toro.
Ya en la plaza, los animales que salen por la puerta de chiqueros, quieren rendir un póstumo homenaje a su dueña, dando un buen juego para que los lidiadores triunfen.
Salta al ruedo maestrante el séptimo de tarde, de nombre “Ilustrado”, como todos sus hermanos de un brillante pelo negro.
Pocas veces el Guadalquivir, a su paso por Sevilla, se va a sentir tan cordobés, el templo que lo ungió matador de toros, lo va a ungir Califa, con un Pepe Luis, testigo de la coronación.
El duende de su capote, la magia de su muleta, la verticalidad a raudales, la verdad de su estocada, la seriedad con los trofeos conquistados de las dos orejas y el rabo del bravo animal; estando en el albero su montera, como testigo de un brindis para toda la plaza, harán que Don Fabricio, escriba algo portentoso a ese monumento del
Tres tardes seguidas en el albero sevillano. La del día 20, jornada cumbre de Manolete
Documentación gráfica fotógrafo Mari
Ritmo
arte de torear levantado en la Cátedra del Toreo. Arquitectura moderna del arte de torear, lleno de solemnidad, majestad, personalidad magia y torería. La tarde cumbre de Manolete en el marco de Sevilla.
Primer aldabonazo en su incipiente carrera taurina, el triunfo hispalense, le abrirá muchas puertas, Manuel, quería volar pronto con las águilas.
Lo lleva en la sangre, será torero, una primerísima figura del toreo.
Don Fabricio, el martes, 22 de abril, en la página 11, del diario ABC, edición de Andalucía, le abre las puertas del califato, al escribir: “Las campanas de Córdoba, plañideras porque había muerto Guerrita, trocaron anteayer el afligido son en alegre repique de gloria, porque Manolete, legítimo sucesor de aquel coloso, superó hasta la sublimidad el memorable arte de su ascendiente. No alcanza nuestro recuerdo nada semejante: de tanta justeza y elegancia, de tal calidad como la faena del cordobés al séptimo de Villamarta.
Manolete, con la magia de su toreo señor, emuló a Josué y detuvo el tiempo en el reloj de la Maestranza, cuyas pasmadas manecillas quisieron guardar la hora inicial del acontecimiento.
Paró el diestro al bravo animal con unos lances a la verónica, modelo de temple y mando, sin el más leve movimiento de pies; repitió la magnífica suerte en su quite, al que siguieron---en gracia de homenaje
Manolete en la Maestranza de Sevilla
Riesgo
Duende Torería
al compañero---otros fantásticos de Vázquez y Bienvenida, y una vez banderilleado el de Villamarta, con presteza y facilidad, Manolete brindó en el centro del ruedo, y esta vez la montera cayó boca abajo para fracaso de la superstición. El cordobés tomó al bravísimo toro con tres ayudados estatuarios, y seguidamente, en terreno donde apenas si cabían toro y torero, ligó cuatro soberbios naturales con el de pecho, sin que las zapatillas se despegasen del suelo siquiera un ápice. Toreo inimitable, reposado, plácido, dominador, serio, verdadero; movido el toro con el engaño en torno a la gigantesca figura del lidiador, mediante el insuperable jugar de los brazos; tan ajustado que no cupiera huelgo entre el espada y los pitones de la res.Y en el mismo terreno y con idéntico reposo, una serie de redondos, formidable el tercero, y otros de costadillo, magníficos, y el desbordante desgranar de adornos rematados con un molinete incopiable. Finalmente, la estocada al volapié, en lo alto, hasta las cintas guapamente ejecutada la suerte que hace desplomarse al de Villamarta, dando al aire las pezuñas. Clama el público entusiasmado, y el presidente concede las orejas y el rabo, trofeo ciertamente escaso, aunque mayor no lo haya para la faena genial lograda en un momento de feliz inspiración. No pudiera soñar esto la más optimista fantasía. Queden tranquilos los cordobeses, que si hogaño murió el Guerra, en Manolete se perpetúa y se mejora el limpio linaje de los Rafaeles.
Manolete, además, realizó la genial faena, que algún día contaremos a
Maestría
nuestros nietos como algo memorable por único”.
Un espectador gritó: “Córdoba queda en Sevilla, que nadie la mueva” . Cuando aparece el duende se hace dueño de la escena sin que el interprete pueda cambiarla. “Que viva La Lagunilla, donde vive ese torero, que en la feria de Sevilla conquistó al mundo entero”.
“Dejame Paco, añadir unas letras a las tuyas. Por primera vez me llamaron sucesor del linaje de los Rafaeles, Sevilla siempre me quiso mucho, incluso más, mucho más que mi querida Córdoba, de la que me siento muy orgulloso por haber nacido bajo su cielo taurino.
He sido de los pocos toreros cordobeses, que admiraron con devoción los sevillanos. Córdoba, es así, pero me siento cordobés por los cuatro costados, si volviese a nacer, en Córdoba”.
Gracias, Manuel, por dejarme compartir contigo tu diario, en definitiva eres el que aportas todos los eventos, lo mío se cierne en ordenar fechas, fotos, carteles, documentos, prensa y todo tipo de material recogido de tu gran legado, de tu inagotable legado artístico y personal.
Cada día doy gracias a Dios por muchas cosas, una de ellas, por ser tú el aire que mueve mi cometa. Hoy, 20 de abril del año del Señor 2021, a los ochenta años de aquella inolvidable jornada, podemos seguir diciendo: La tarde cumbre de Manolete en la
Misterio
Aguante
Ser
Maestranza de Sevilla, no sólo para la historia de Manuel Rodríguez, sino, para la historia del toreo de todos los tiempos.
Ni IV, ni V, ni VI.... III Califa de la santísima trinidad del califato taurino cordobés. El padre, Lagartijo, el hijo, Guerrita y el espíritu santo, Manolete. Hoy, por boca de don Fabricio, se lo estamos contando a nuestros nietos, como algo memorable, único, añadimos irrepetible.
Les invito pongan de fondo el pasodoble Manolete, al tiempo que saboreen las imágenes de aquella tarde, recogidas por varios fotógrafos: Mari, Serrano y anónimo, seguramente de alguno de los amigos que se desplazaron desde Córdoba.
Quietud
Belleza Escultura
Triunfo Grandeza
Manoletismo
Califato
Actualidad Gloria
Califato
Único
Amistad: Fragero, Domingo Roca, Manolete, Piédrola , Antonio Flores y José Flores “Camará”
Pasión: Pepe Bienvenida, Juanito Belmonte, Manolete y Pepe Luis en tarde para el recuerdo
Un avión sobrevoló, testimonio
sobrevoló, casualmente, por la Maestranza como testimonio de una Tauromaquia de altos vuelos
Se pararon las manecillas del reloj
Cumbre
Seriedad
Facilidad
Añoranza: caminito de Córdoba
Tradición
Crónica de ABC, del martes 22 de abril de 1941. Parece que fue ayer
Carta de su apoderado, “... Josė Flores, apoderado del mejor torero Termina diciendo
20 de mayo de 1941.
torero que ha tenido Córdoba y España”. diciendo Camará
Torero para pintores, escultores, poetas, escritores...
La Córdoba de Manolete, año del Señor 1941. Recordar es volver a vivir
“Manolete. La más alta representación de los diestros cordobeses. !El Gran Califa de la Tauromaquia!”. Podemos leer en el semanario “Madrid Taurino”. El tercero de la dinastía califal del toreo, todo un genio, todo un cordobés, todo un hombre, todo un torero para la historia de todos los tiempos, apodado: MANOLETE
Mi autógrafo
Córdoba, 26 de mayo de 1944. Mi madre con mi sobrina Loli y Manolo, hijo de Guillermo.
Toda la ilusión de mi vida, era comprarle a mi madre una casa donde poder disfrutar de la familia y encontrar el descanso tan merecido, de aquellos sufrimientos que conllevan el haber sido esposa de dos toreros, y ahora, madre de otro diestro. Mi ilusión de ayer, convertida en realidad hoy.
Recién estrenado el palacete, que, obsequié a mi querida madre con todas las comodidades de la época a mi alcance, se celebró la feria de mayo en Córdoba, compuesta por dos corridas de toros y una novillada, durante los días 25, 26 y 27 de mayo de 1944.
Aprovechando que estaba anunciado en las dos primeras tardes, invité a un buen número de amigos para que conociesen mi nueva residencia. Los periodistas Ricardo García K-Hito y Antonio Bellón vinieron de Madrid, el primero hizo un bonito trabajo en las páginas del semanario DIGAME, publicado el siguiente 30 de mayo, con el título:
“EN
LA JAULA DEL MONSTRUO”
“He penetrado en la jaula del monstruo, como Marqueríe penetró en la jaula de los leones. La nueva jaula del monstruo se yergue graciosa en el paseo de la Victoria. Trilogías de arcos dorados al sol. Mármoles.
Mi nueva jaula
Mis trajes de luces
Mis camisas y batín
Trajes, botines, zapatos y fundón de los estoques
Uno de mis armarios con trajes de calle, trajes cortos y zapatos
Y entre los mármoles de los patios, guijarros claros y oscuros, que trazan dibujos severos.
Califato, Medina Zahara en pie. Cruzan las sombras de Hixem II y de Almanzor y ríe con IbuAbú Aurora, la favorita. Mientras, las arañas que penden del techo en los grandes salones lloran lágrimas de cristal, como lloró Boabdil por la Alhambra perdida.
Mis pañuelos
Baños lujosos. El mismo culto al agua que Alhaken, que Abderramán... Un despacho sobrio, el del monstruo. Dos pisos espléndidos y la terraza con nueva teoría de arcos bajo los cuales se ejercita el torero.
Desde allí se contempla muy cerca el óvalo estrecho en que, convierte la perspectiva los tejados de la plaza de toros, y desde el óvalo llegan a los oídos de la madre los clamores del triunfo.
La jaula dorada. El sueño de ayer convertido hoy en realidad.
Lleva el torero sobre los hombros desnudos una toalla, que empapa aún el agua que destilan sus cabellos rebeldes, acabados de peinar. Prendidos en la camiseta, junto al corazón, los escapularios.
Camará maneja el abrochador para atrapar los botones de la taleguilla, botones de marinera infantil. Esa labor de atar los machos y ajustar los alamares
Mis corbatas y zapatos
Mi despacho
Capote de paseo con la imagen bordada de la Virgen de Los Dolores Programa oficial Feria de mayo
sobre la rodilla está siempre reservada a Camará.
El espada inicia una leve flexión sobre las piernas para comprobar el juego perfecto de las articulaciones.
Apoyándose en un bastón avanza doña Angustias penosamente, trabajosamente. Sus grandes ojos se entornan para captar perfiles.
Con Manolete y su madre viven en el nuevo edificio tres sobrinas del diestro, nietas de Lagartijo Chico.
En la antigua casa de La Lagunilla residen dos hermanas de Manolete.
Llega Juanito Belmonte con su batín negro de herraduras blancas. Juan es hoy huésped de honor del prócer tauromáquico, como lo fue ayer Juan Mari Pérez Tabernero.
Se aproxima la hora de la corrida.
Volvemos de nuevo a la frescura de los patios marmóreos. en el garaje, dos grandes automóviles, devoradores de kilómetros, se mueren de sed; sed de petróleo. Allí está la cuadra modernísima, pulquérrima, que albergó ayer a los corceles de Álvaro Domecq.
Quema el sol de mayo la jaula dorada y sobre el mármol blanco
Mi dormitorio
Folleto comercial Feria de mayo 1944
Cartel de mano. Feria de 1944
de la escalinata se quiebra y hiere la vista.
A través de las gafas negras, a las que acudo presuroso, busco ese letrero que hay que poner enseguida sobre los hierros de la puerta de entrada: “Monstruo hispánico. Ejemplar único.”
...De Guerrita a Manolete. El Califa ha muerto. ¡Viva el Califa!”
A mis buenos amigos y compañeros Juan Mari Pérez Tabernero y Juanito Belmonte, les invité para que se vistiesen de luces en mi nueva residencia, disfrutamos de lo lindo toreando de salón en mi dormitorio. Y, sobre todo, ensayando la suerte suprema a petición de Juan Mari.
Luis Bellón, hermano de Antonio, gran aficionado a la fotografía, me hizo un amplio reportaje en el patio; el Conde de la Corte, Federico Ugalde, Benito Arana, los miembros de mi cuadrilla, mi apoderado Pepe Flores, el empresario de Barcelona, Pedro Balañá y otros tantos, disfrutaron como invitados en mi recién estrenada morada.
Mi madre tenía una cara de satisfacción enorme, yo no cabía en el pellejo viéndola disfrutar, lo que me hizo escribir de puño y letra: “El ser célebre es incomodo en muchos momentos, pero no en éste, muy grato para mí. Manuel Rodriguez “Manolete Cordoba-24-5-44”
Córdoba, 25 de mayo 1944. Sobre la cómoda de mi habitación una antigua fotografía con mi madre y las imágenes de mi devoción: La Virgen de los Dolores, el Cristo de los Faroles y San Rafael. Todos ellos venerados en Córdoba, El Cristo de la Salud, venerado en Écija (Sevilla)
Córdoba, 25 de mayo 1944. Antonio Bellón junto a mi hermana Teresa, Eufracia esposa de Guillermo, Soledad otra de mis hermanas y mi sobrina Loli.
Córdoba, 25 de mayo 1944. La cama de mi habitación, aparece si hacer, por haber acabado de levantarme para vestirme de luces. En la pared, la hornacina con la imagen de la Virgen de Los Dolores y la cómoda con las estampas religiosas de mi devoción.
Córdoba, 25 de mayo 1944. Con el “Pipo”, Domingo Roca y Juan Mari Pérez Tabernero.
La Arruzafa de Córdoba, 25 de mayo 1944. Con el “Pipo”, Juan Mari, Enrique León y Paco Nátera.
Córdoba, 25 de mayo 1944. Con Juan Mari, Domingo Roca y el “Pipo”
Córdoba, 25 de mayo de 1944. Debajo del famoso emparrado, frente a mí, Ricardo K-hito y Antonio Bellón.
Córdoba, 25 de mayo de 1944. Aparezco un poco tapado por un señor con sombrero.
Córdoba, 25 de mayo de 1944. El gentío a la espera de mi salida del ruedo.
Entrada del 25 de mayo de 1944.
Tarde para el recuerdo.
Córdoba, 25 de mayo de 1944. Me acompañan, con camisa blanca, Ángel Porritas, Juan Mari. Visto un terno azul y oro.
Con el toro “Presidiario”, al que le corte las dos orejas y el rabo. Faena brindada a mi amigo Álvaro Domec.
Me gustaba mucho fumar
Córdoba, 26 de mayo de 1944. En el patio de mi casa, acompañado por Federico Ugalde y el Conde de la Corte.
Córdoba, 26 de mayo de 1944. Luis Bellón al lado de la fuente, con el azulejo de San Rafael.
Córdoba, 26 de mayo de 1944. Con Benito Arana, Federico Ugalde y Conde de la Corte.
Córdoba, 26 de mayo de 1944. Me acompañan Federico Ugalde, Alfredo David, Cantimplas y “Pinturas”
Córdoba, 26 de mayo de 1944. Federico Ugalde, Conde de la Corte, Alfredo David, Camará, Juan Mari, Pedro Balañá, “Pinturas”, Benito Arana y varios amigos.
Córdoba, 26 de mayo de 1944. En el patio de mi jaula, con los esportones de capotes y estoques, visto de rosa pálido y oro
En mi querida ciudad natal
Tres orejas y un rabo le corté a “Colorado” y “Corregido”
Se me nota en el rostro la satisfacción que siento.
Córdoba, 26 de mayo de 1944. Liándome el capote de paseo, acompañado por mi primo “Pelu”
Córdoba, 26 de mayo de 1944. Con las almohadillas bajo el brazo, Federico Ugalde. Al fondo la silueta de mi apoderado Pepe Camrá.
Córdoba, 26 de mayo de 1944. Aquella tarde hice un gran esfuerzo, mis paisanos quisieron sacarme en hombros, algo que no me gustaba. Salí de la plaza escoltado por la autoridad, para evitarlo.
Nota de gastos, del 24 al 27 de mayo de 1944
Crónica de R. Capdevila, titulada: CENIT DE UN TORERO
Hoja del semanario “Dígame”, del 30 de mayo de 1944, con la crónica de Ricardo K.Hito: EN LA JAULA DEL MONSTRUO.
El día uno de abril llegaba el esperado parte: “La guerra ha terminado”, quedan atrás casi tres años de horrores, miles de vidas perdidas y una nación destruida a cañonazos, durante los años 1936 a 1939.
El clima bélico afectó, como es natural, profundamente al planeta taurino, los toreros vivían el conflicto como podían, al igual que el resto de los españoles. Pegando tiros unos contra otros, como cualquier españolito, en la zona que eran requeridos. Incubándose una generación de novilleros, a esperas del final de la contienda, para abrirse paso en el escalafón superior, capitaneado al final del desastre por la rivalidad veterana Marcial Lalanda-Domingo Ortega.
En el escalafón de noveles destaca uno con una afición desmedida: Manuel Rodríguez, joven promesa con un toreo que impresiona y conmueve a los espectadores a base de un derroche de valor, nunca mejor dicho, a prueba de bomba, cogiéndole la guerra en Córdoba. Combatiendo en el Ejército Nacional en tres frentes: Peñarroya, Villafranca y Extremadura, al ser llamado a filas por el Regimiento de Artillería número 1, asentado en Córdoba, bajo las órdenes del coronel Manuel Aguilar Galindo.
Como un españolito
Pese al conflicto se siguieron dando festejos taurinos en ambos bandos, en unos se proclama ¡Viva España!, y en otros ¡Viva la República!, convirtiéndose Sevilla, en la capital del taurinismo.
Desde julio de 1936, a primero de abril de 1939, un mocito cordobés, que había debutado con picadores en Tetuán de las Victorias, el uno de mayo de 1935, con el obligatorio parón, alterna el traje de luces con el atuendo militar, facilitándoles los superiores permisos para poder abandonar las trincheras, y cumplir sus compromisos en el frente taurino.
Meses después de finalizada la encarnizada lucha, en una España conmocionada, rota y abatida, con el único horizonte de sobrevivir y recomponer tanta tragedia, José Flores “Camará”, experto taurino, negociador inteligente y duro, comunica que su poderdante es reclamado por la Asociación de la Prensa Sevillana, para que se doctore en tauromaquia en el ruedo maestrante.
La noticia no cae bien en Córdoba, sus paisanos no entienden cómo es posible que en la pasada feria de mayo haya toreado dos novilladas, y a poco más de un mes, anuncie su doctorado en españolito más.
Cartel para la historia.
Su traje heliotropo y oro.
Sevilla. Un torero cordobés con abolengo taurino, tomando la alternativa en el ruedo sevillano, con pocas fechas por medio, es poco entendible en la ciudad que le vio nacer.
Los carteles en la calle anuncian: “Plaza de Toros de Sevilla. El domingo 2 de julio de 1939. Año de la Victoria. ¡Gran Acontecimiento Taurino! Corrida de Toros Organizada por la Asociación de la Prensa. Se lidiarán seis hermosos Toros de Don Clemente Tassara, antes de Parladé, para los famosos diestros Manuel Jiménez CHICUELO, Rafael Vega de los Reyes y Manuel Rodríguez MANOLETE que tomará la alternativa”.
Siendo la primera que se celebra en todo el territorio nacional, una vez finalizado el encarnizado enfrentamiento entre españoles.
El mozo de espadas desde los comienzos de su carrera, Curro Molina, no verá a su maestro doctorarse, al haber fallecido el lunes 27 de marzo, en el Hospital de Agudos, aquejado de una cruel enfermedad, sustituyéndole en el cargo Guillermo González Luque.
En la habitación número 9, del Hotel Roma, está todo preparado, la silla dispuesta por Guillermo, luce un vestido de color heliotropo y oro, confeccionado para la ocasión, por el sastre sevillano de toreros Manfredi.
“ Mirador “, un buen mozo.
Sevilla, 2 de julio de 1939. En la parte superior de la fotografía, de puño y letra, escribe plaza de Sevilla el día 2 de julio del año 1939 año de la Victoria “. Chicuelo le entrega “ Suerte Manolo, recuerdos a tu madre doña Angustias
Los honorarios ascienden a 12.000,00 pesetas, de las cuales, ofrece 2.000,00 a la tesorería de la Asociación.
Tarde exitosa en la que Chicuelo cortó las dos orejas y el rabo al cuarto. Rafael Vega no cortó trofeos, realizando una gran faena al más bravo de la tarde, lidiado en quinto lugar. Manuel cortó una oreja al de la ceremonia, “Mirador”, N.º 6, negro zaíno y un buen mozo. En el libro de registro de la ganadería figura con el nombre de “Comunista”.
El martes 4 de julio, en la página 17 del diario ABC, Juan M.ª Vázquez, escribe: “... En el ambiente expectante y ruidoso que es alma y sal de los grandes entradones, comenzó la función. Su primer capítulo, la estimuladora ovación dedicada a Manolete, que de ella hizo participes a sus famosos compañeros. de cartel, al terminar el paseíllo.
escribe Camará: “ Alternativa de Manolete en la entrega los trastos ceremoniosamente y le dice Angustias “.
Logró el valiente cordobés un gratísimo doctorado. Gordo, bien puesto, alto de agujas, el negro zaíno de su alternativa---¡un buen mozo! --- hizo pasar un mal susto a Viruta al alcanzarlo cuando se acogía al burladero del 7. Allí mismo toreó al bicho de capa Manolete, reposado y ceñidos, y los aplausos ganados se repitieron en el primer quite. ...picada por Catalino... y luego de banderillear bien Cantimplas y Blanquito, llegó el instante,
Recibo de capa.
Sevilla, 2 de julio de 1939. “ Vengo a torear “. Sevilla, 2 de julio de
Sevilla, 2 de julio de 1939. Ritmo, cadencia y serenidad. Sevilla, 2 de julio de 1939.
que podemos llamar histórico, de hacerse un nuevo matador de toros. Con gesto y palabra de amigo, Chicuelo puso en las idóneas manos de Manuel Rodríguez los trastos de matar, y allá fue el neófito, después de saludar a la presidencia, a ofrecer a la plaza entera las primacías de su ascenso. Con la serenidad en él habitual, obligando mucho al toro, bastante quedado, desarrolló el cordobés una excelente faena, durante la cual, luego del ayudado, el alto y el de pecho, acometió el natural, con ceñimiento extremado, y a continuación, ya en el centro del anillo, unos adornos de sobria traza, muy toreros. Magistralmente, como él sabe, ejecutó el volapié despacio, bajando la muleta y cruzando impecablemente, y la estocada, que quedó en todo lo alto, hizo rodar al bicho, tras agonía breve y dura, sin necesidad de puntilla. Las orejas y la ovación circular y entusiasta refrendaron el ingreso del joven paisano de Guerrita en la más alta categoría del arte.
En el resto de la sesión, fue Manolete el buen torero que todos conocíamos...”
En la página 18, del mismo diario, puede leerse: “ Un agasajo a Manolete”.
“De espalda a la carretera, al aire libre de la noche, frente al anchuroso campo nazareno, a las once de la noche del domingo se de 1939. Señorío en la Maestranza.
Sevilla, 2 de julio de 1939. Nueva torería.
Sevilla, 2 de julio
Sevilla, 2 de julio de 1939. Para soñar.
Sevilla, 2 de
celebró en la recién estrenada Venta de Marcelino, la comida íntima dispuesta en honor de Manolete, por un grupo de sus admiradores de Córdoba y Sevilla.
Con el agasajado ocuparon la presidencia los que acababan de ser sus compañeros en la tarde luminosa de su doctorado en el Arenal, Chicuelo y Rafael Vega. A derecha e izquierda de los tres famosos toreros tomaron asiento el gobernador civil de Córdoba, señor Valera Valverde, y el presidente de la Asociación de la Prensa sevillana...
Manolete, con el gesto de ejemplar modestia que le es peculiar, dio las gracias al público de Sevilla, “que tanto lo quiere y le ha ayudado”.”
Entre los cordobeses se encuentra Rafael Sánchez, “El Pipo”, solicitándole a su torero un autógrafo en la invitación: “De los mejores Cordobese que asistieron en mi banquete a mi amigo Rafael Sanchez. Manolete”.
También lo firmaron Manuel Jiménez Chicuelo y Rafael Vega, padrino y testigo de la alternativa, respectivamente.
julio de 1939. Valor y aguante a raudales.
de julio de 1939. Córdoba, en Sevilla.
Sevilla, 2 de julio de 1939. Poderío y rumbo torero ante un buen morlaco.
Sevilla, 2 de julio de 1939. El toro y el toreo a sus pies.
Reverso de la estampa del Cristo de la Salud.
Suerte Manuel, a través de tu Cristo de la Salud.
Sevilla, 2 de julio de 1939. Invitación del banquete ofrecido en la Venta de Marcelino.
Reverso de la invitación, con dedicatoria de Manolete a Rafael Sánchez, y las firmas de Rafael Vega y Chicuelo.
Página 17 del diario ABC, martes 4 de julio de 1939, con la crónica de la alternativa de Manuel Rodríguez.
Cabeza disecada de “ Mirador”
La tarde del 28 de junio del año 1943, marcó mi vida profesional por un acontecimiento inesperado.
Ese día actuaba en la plaza de toros de Alicante acompañado por Antonio Bienvenida y Manolo Escudero, con reses de la ganadería del Conde de la Corte. Al primero de mi lote de nombre “Tolosano”, número 63, de pelo negro muy bragao, cuya faena me fue premiada con las dos orejas, el rabo y una pata.
Salta al ruedo el cuarto, un precioso y bravo animal, de nombre “Afligido”, número 72, de pelo colorao ojinegro, bragao y meano del que me concedieron los mismos trofeos que en el primero de mi lote.
Mis queridos amigos y excelentes críticos taurinos Ricardo García “K-Hito” y Antonio Bellón, presenciaban la corrida, al primero le brindé mi faena.
Desempolvemos la historia para que nos cuente aquel magno acontecimiento de la mano de su autor, el prestigioso “K-Hito”, que así decía en las páginas de su “Dígame”, de fecha 29 de junio: “El Monstruo ha surgido con todo su esplendor, con maravillosa potencia, en esta plaza recoleta e intima de Alicante. Ha sido hoy, 28 de junio de 1943. Vaya la fecha con versales de oro al libro de las grandes efemérides. ¡El Monstruo, el Monstruo!, creado por el Greco, estilizado hasta
dejar sólo en su línea sintética el trazo preciso que resume al más grande torero de todas las épocas.
Manolete ha revuelto la afición dormida de este pueblo mediterráneo, que desborda sus galas en el mar azul. No se habla más que de su arte ingente. Contra los ventanales del hotel donde Manolete firma autógrafos aplastan la gente las narices para ver mejor al torero de Córdoba.
¿Qué ha pasado? Preguntan los que no fueron a los toros. ¿Qué ha sucedido? Dígame usted la verdad, por terrible que sea. La verdad, señor, es ésta: que Manolete, el Monstruo, ha tenido una de sus mejores tardes; que ha cortado las orejas de sus dos toros, provocando el delirio popular; que los espectadores, ebrios de entusiasmo, gesticulaban, más que gritaban, en los tendidos. Ha pasado que hemos visto lo que la más delirante imaginación no pudo concebir. Es preciso más tiempo para hablar serenamente de lo ocurrido. El público, y con el público la crítica, está aún bajo los efectos de un colapso, de un traumatismo enorme.
¡Manolete con los toros bravos y nobles, pastueños y suaves, del Conde de la Corte, las reses de lidia que luce en los ijares zarcillos de Oro! ¡Manolete con el toro grande, con el toro de peso, toreando al natural con la languidez de las veintiséis dinastías de Faraones! Bueno; pero ¿qué ha pasado?
Espere, que aún no hemos recuperado el habla. Hay quien ha salido de la plaza a las ocho y cuarto, y a las nueve, por efecto de la conmoción sufrida, sigue diciendo tonterías.
El Monstruo, señor!
Manolete ha toreado prodigiosamente de capa y muleta a sus dos toros y los ha matado de sendas estocadas en el hoyo de las agujas. Manolete toreó con esa suavidad y maestría que le ha llevado a la cumbre del Himalaya taurino.
El cuarto toro tuvo la gentileza de brindármelo. No pude tomar notas ni en el primero ni en el cuarto, absorto contemplando al descomunal torero; se me cayó el cuaderno, perdí el lápiz… ¡el Monstruo, el Monstruo!
¡Y qué corrida la del Conde de la Corte, el mejor ganadero de reses bravas! Toros con tipo y arrobas, con empuje, con genio y con nobleza. Día 28 de junio de 1943, en Alicante. Apunte usted la fecha”.
Cuando fui a recoger la montera del brindis, mi buen amigo, mejor persona y gran crítico taurino Ricardo, me arrojó su block de notas, donde con letras enormes, escribió: “¡MONSTRUO!”.
A partir de aquella fecha, mi apodo Manolete, tuvo un gran acompañante, me identificaban y llamaban con el nombre de Monstruo. Generalizada también, para resaltar las genialidades de otros toreros.