Dos casas representativas de Rodolfo Rodríguez, “El Pana”.
En mi caso lo fue el matador Rodolfo Rodríguez “El Pana”, un alquimista de las esencias táuricas que hacía despertar los aromas del percal, quien sabía con un belfo de su muleta deshojar pétalos de clavel en la arena, un hombre de fe, con halos de misterio, todo un fenómeno de época que para siempre vivirá en la memoria a través de los recuerdos y espacios en donde el maestro hace sentir su presencia.
de todo el Estado que acompañó nuestra estancia, junto con una que otra nube que quizá él desplegó como ventana para vernos desde las alturas y recorrer estos sitios entrañables, tan suyos.
En una esquina hay una mesa de madera que decora una carpeta tejida
En este verano con un pequeño grupo de amigos entrañables, que son grandes aficionados, logré lo que por mucho tiempo soñé, visitar los dos hogares emblemáticos en dónde “El Pana” pasó parte de su vida, la casa de su mamá la señora Alicia, “su jechu”, como él se refería a ella, y la de el mismo torero en su tierra natal de Apizaco, Tlaxcala.
Con todo respeto a la memoria del matador. Los taurófilos de cepa siempre llevamos en la espuerta de nuestra alma a un torero que nos marcó para siempre a través de un lance de ensueño o una faena memorable, porque nuestros héroes de seda y oro habitan en el insomnio que nos provoca el toreo, ellos están presentes con tan solo leer su nombre en un cartel antiguo, esos que han ido perdiendo color al paso del tiempo, pero nos revela el recuerdo de aquel momento cumbre en el que el arte se transformó en verso por cadenciosas tafalleras o un soberbio trincherazo que nos quitó el aliento.
La calle de Zaragoza número 118 conduce a una puerta de reja en color marrón, que permite resaltar el deslumbrante carro Hyundai de color amarillo que fuera del maestro, mismo con el que se han retratado famosos diestros, como Morante de la Puebla y Juan José Padilla. El auto es una curiosidad, un atractivo dije que desafía los malos augurios sobre el color amarillo que tanto incomoda a muchos supersticiosos del mundo del toreo. El inconfundible automóvil lo manejaba el diestro por todos lados, al seguir “corriendo la legua” mismo que va vestido de detalles, calcomanías y frases épicas: “Torero abordo”, “Tlaxcala tierra de toros bravos y toreros guenos… y olé”. (Escrito sin diéresis). Del espejo retrovisor cuelga una casaquilla en armonía, en tono “canario y plata”.
Al entrar a la casa la luz por la ventana ya partía plaza en la primera estancia, todo invitaba a recorrer en silencio las demás áreas y mirar detenidamente cada cuadro al óleo, fotografías y rincones llenos de sentimiento; hay un cuadro que hace homenaje al famoso “par de Calafia”, ejecutado la tarde del 3 de noviembre de 1991. Otro reconocimiento más es el que destaca el gobierno del municipio como acreedor al mérito ciudadano.
“Morir es estar en todas partes en Jaimesecreto”.Sabines
Fue la mañana del martes 9 de agosto del presente 2022 teniendo como testigo un cielo azul en arrogancia característico
Traspasamos el lumbral, y enseguida a la derecha hay una pared que lleva una
Con la sensibilidad que mueve profundas emociones durante esta primera visita, nos dirigimos después a su casa, hoy museo; ubicada en la calle mártires del trabajo N°134 Atlayoalco, Santa Anita Huiloac. Mi menda sentía como si fuese en camino a verlo torear a la plaza; por momentos el silencio imperaba, mientras el sol poseía todo Apizaco. Al llegar a su domicilio una puerta en color café que lleva por sombrero un tejado y en los costados paredes como blancas palomas, resaltaba en una de ellas un mosaico a colores que hace remembranza a su inigualable trincherazo, a la vez describe: “Casa del Matador Rodolfo Rodríguez, “El Pana”,1952-2016”.
Al entrar a la sala y el comedor existe toda una galería de fotografías, reconocimientos, cuadros al óleo, carteles emblemáticos, un baúl que fue rehén del tiempo repleto de más carteles enmarcados, un capote en pie muy palmado , pero que conserva el alma de algún quite por mariposas, tafalleras y medias verónicas de postín.
Todo este espacio lleva un orden perfecto, por sorpresa uno se mira de pronto en el largo espejo del comedor y se sitúa en un sueño al pensar en el murmullo de innumerables charlas familiares en la intimidad de este hogar, junto a su querida Alicia, honorable señora, que solamente él, le decía con cariño, “Licha superstar”.
Mientras el asombro crecía nos encontramos al fondo de la sala con un resguardo que forma parte de su espiritualidad, todo un místico lugar cubierto de un cristal que protege una urna del matador que custodia en lo alto un crucifijo, también se encuentra la virgen de los toreros, La Macarena, un retablo de oración; espuertas y fundones, su sarape de Saltillo, la montera, dos ternos, un capote de paseo, su traje corto, un habano, un capote de brega firmado por Antonio Ferrera, así como el arquetípico letrero de cuando estuvo en huelga de hambre en busca de una oportunidad, entre otras cosas
Conmás.
a ganchillo y sobre ella, la foto de Doña Alicia una mujer con personalidad única y una mirada profunda que solamente llevan las madres de los toreros; junto a ella otros retratos que dan el sensible ambiente de todo unLamemorial.vitrina
cabeza de toro, junto a ella una palma bendita de Semana Santa y dibujados los cuatro hierros representativos de emblemáticas ganaderías tlaxcaltecas en donde están repartidas parte de las cenizas del torero: García Méndez, Jaime Rodríguez, Zacatepec y Haro.
todo esto y más objetos y avíos es imposible no sentir un nudo en la garganta y bordar el llanto, recordar que “El Pana” nos rescató de cualquier letargo de temporada taurina ofrendando hasta su vida para reafirmarnos que el toreo mexicano es de tal autenticidad como el sol al amanecer tras los volcanes, la siembra del maíz, la crianza de los toros bravos y la femoral expuesta a la vera de un pase que lleva el rezo en los labios y remata en un forzado de pecho en un solemne olé.
Gracias a Rodolfo Rodríguez, por seguir dándonos tanto, a través de su
alberga cantidad de objetos que recopilan historia, hay un libro bellísimo del autor David Cordero, que destaca en la portada al matador quién luce traje de charro y su característico puro en la boca. Las fotografías interiores son una explosión de color, vida y movimiento que siempre inspiró a tantos artistas a través de su enigmática personalidad, siempre de luces y sombras, romanticismo y hechizos al torear a “Rey Mago” y hacer en otras tantas faenas, del pase “el imposible”, “lo posible”, lleno de arte y enigmas.
¡Ay maestro cuánto duele su ausencia!Seagradece
el hacernos comprender que en lo más oscuro de un túnel de un patio de cuadrillas, la luz está en quererla conquistar. Ningún torero llevará su garbo como él, con aquel sombrero de ala ancha, gazné de seda y clavel en la solapa, quién podría sostener conversaciones llenas de prosa y poesía; diestro de montera a zapatilla de coleta natural y moño zaino, piel ajada en su rostro por los soles en su oficio de sepulturero y el cruce de carreteras de aventón, hombre mito, de
Torero de zapatillas con moñas negras y lustrosas llenas de azares, gitano de aventurada montera que hacía volar en los altos cielos de las plazas, el de los brindis más atípicos, sumando puertas grandes y menudos petardos, heterodoxo en lingüística, torero que besaba la arena, daba una mordida a una baguette al dar la vuelta al ruedo, este es el torero que tanto se echa de menos y en esta su morada su energía
espíritu rebelde, que sigue viajando con el lío al hombro y la cachucha de medio lado, por algo fue “el último romántico del toreo”, quien se fue en calesa al infinito de los cielos de arenas doradas, antes de que la posmodernidad líquida no lograra comprender sus andares de leyenda escrita en azabache y oro, y viera las rutas que marcaron los diamantes de las cornamentas de los toros en su cuerpo.
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patio y llegar al huerto se respira mucha paz, de frente luce una gran cruz en donde descansa otra parte de su esencia bajo el cobijo de un enorme árbol; en este sitio de total intimidad la vida
ejerce su ciclo a través de las flores de la lavanda que visten de obispo, mientras las golosas abejas no dejan de acudir a estas flores les favorece el clima fresco de la región, también imperan las nopaleras y árboles frutales, tras la puerta del huerto destacan las hojas de parra y racimos de uvas verdes.Esteespacio
fértil invita a emitir una oración por el gran Matador Rodolfo Rodríguez, a miles de aficionados nos envenenó con el arte y sentimiento de su toreo, con su capote de fascinación que le dio el apodo de “El Brujo de Apizaco”, hombre de inigualable filosofía de vida, la que cabía en su hatillo, rompía con todos los cánones, podría haber tenido un mano a mano pero con el gran psicomago y artista Alejandro Jodorowsky y entablar un diálogo ante el arte de la vida, al final ambos son tan jondos como el mismo Tarot.
El torero de cabello cárdeno hacía de cada cornada una medalla de honor, al emprender los paseíllos de aquel único andar se elevaba en la arena, surgía el incienso y se desplegaba en toda la plaza al dibujar el primer lance; nadie con el alma tlaxcalteca como él, era capaz de extraer el más fino aguamiel en un natural, bajaba la luna con el temple más profundo en un muletazo y nos hacía llorar.
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Cambiando de habitación se encuentra la cocina que tiene una ventana con hermosa vista al huerto, tanto la mesa central y la loza perfectamente guardada en la alacena conjugan una escenografía llena de armonía en este cálido lugar en que el maestro lograba otras grandes faenas
un cúmulo de historia y momentos inolvidables impresos en diferentes formas, que muestran aquella ansia novilleril que llevaban los gachós de aquella época cuando andaban nómadas por las carreteras contando estrellas en la madrugada, sufriendo frío, con sus avíos acuestas sorprendidos por la pañí. También marcados los tiempos y los cambios como matador cuando llegaba a la plaza de manera épica en calesa, firmando autógrafos por todos lados.
trigo entre las manos y estoques luminosos que le dieron el don de inmolar al dios tótem ancestral, el toro de lidia.
Retomo a Jaime Sabines, es verdad que morir es estar en todas partes en secreto, usted habita en todos lados, su espíritu reposa entre el campo bravo, las plazas de toros, en el vuelo de una gaonera, el rapacejo de un alamar, el aroma de un habano, entre las páginas de
un libro, fotografías y óleos de los artistas que inspiró, en la pluma de algún chalao que quiso darse las tres al intentar escribir su biografía; pero le faltó tinta y sobre todo, en la historia de la tauromaquia más profunda que pudo haber dejado arraigada en este país de nopales y cielos descarados de azules intensos. Usted no ha palmado , sigue siendo leyenda viva y un romántico de mirada pícara escondido en la sonrisa más recóndita de un clavel gitano.¡Arriba
Fotos y Texto: Mary Carmen Chávez Rivadeneyra
El tiempo se detuvo en esta casa, recinto abierto como una ermita en donde solamente se escucha el sutil canto de las aves, y el aleteo de las mariposas que gravitan este jardín de recolección de frutos por parte de su hermana Marina, que sigue dando a la afición alegrías a través de las manzanas, ciruelos y peras de su casa para hacerlos dulce y tradición en mermeladas artesanales como una extensión de este hogar que nos ha permitido visitar esta tarde de verano.
“El Pana”!
Con agradecimiento especial al Contador Luis Mariano Andalco, Azucena Gasca, Marina y Francisco Esquivel y Don Fernando Moreno.