Asì Ocurrió Por: Ing. Jesús Zárate Hernández Fotografía: Oskar Ruizesparza
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El Ciclón pasó por el Nuevo Progreso Juan José Padilla cortó una oreja en una tarde en la cual fue el fiel reflejo de su alma guerrera Juan José Padilla, el Ciclón de Jerez, es un hombre de una pieza, inquebrantable, en ese sentido, es imposible concebir que traicione su estilo guerrero. En su reaparición en Guadalajara después del trágico percance que le privó de la visión en un ojo, Padilla partió plaza con su emblemático parche pirata y la admiración de todos los asistentes. Padilla abrió fuego desde su primer toro con un tercio de banderillas que compartió con Joselito, lo más destacado fue un par al violín. En el último tercio se enfrentó ante un astado totalmente parado y rajado, que contrastó por completo con el alma luchadora del matador, por lo que abrevió su labor. Pero lo mejor del jerezano ocurrió con su segundo. Con la capa lo recibió de rodillas en dos largas afaroladas para continuar con verónicas y un quite por faroles tapatíos. Con las banderillas se sublimó y causó la locura entre los asistentes, con dos pares al cuarteo y otro al violín, fue le preámbulo de una faena intensa. Juan José no es un torero de finuras, lo suyo es la reciedumbre y así comenzó su faena de muleta, de rodillas y pegado a tablas. El toro
era peligroso y Padilla se lo pasaba cerca, con poca ortodoxia, pero a cambio toda la entrega. Después vinieron una serie de desplantes de rodillas y como colofón una estocada que le valió la única oreja de la tarde. Quien pasa por un buen momento es Joselito Adame. En su primero le pagó la cortesía a Padilla al invitarlo a banderillar. Pero ya sólo y con la muleta dio muestra de una técnica sobresaliente al dejar la muleta en el lugar perfecto para ligar los derechazos. Por desgracia la faena se le vino abajo y para colmo mató de un bajonazo. Lo más sobresaliente llegó con su segundo, un astado de comportamiento complicado al que literalmente Joselito enseñó a embestir para cuajar una faena en la que todo el mérito fue suyo. Su único pecado, y el más costoso fue el estar fatal con la espada. En el otro extremo se encontró Diego Silveti, quien no pudo con su primer toro, que le exigía más poder y técnica. En su segundo no logró destacar, por lo que regaló un tercero, con el cual tampoco consiguió el triunfo que necesitaba. Ficha técnica Plaza Nuevo Progreso, novena corrida de temporada. Buena entrada en tendido de sombra