El toreo como un arte pedagógico para los niños

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El toreo como un arte pedagógico para los niños.

“Cada niño es un artista. El problema es cómo seguir siendo artista una vez que crezca”.

La tauromaquia a lo largo de la historia siempre ha sido un tema tan polémico como las religiones y la política, siendo resiliente, audaz y sabia, en términos taurinos, marcándole desde tiempos memorables “un quiebro” a sus adversarios ante todo tipo de ataque, prohibición o incluso hechos de violencia a nivel superlativo porque incomoda el esplendor de su naturaleza, como si fuese una actividad perseguida en el medievo, pero sigue adelante mostrando sus profundas raíces culturales que evidencian su permanencia y existencia.

En los últimos años en esta sociedad el verbo prohibir im -

pera y se conjuga en todos sus tiempos mientras la intolerancia lo galardona, aunque se incomoden algunos grupos en la diversidad cultural que vivimos se encuentran las corridas de toros con un profundo arraigo en nuestro país, no se pueden arrancar estas páginas de la historia de México en la que por generaciones niños y niñas han sido parte de ella, esto es un hecho sociológico vivo.

Pareciera que cada atentado contra la fiesta resultara ser un acto de retroceso al totalitarismo en pleno siglo XXI, por todos los puntos cardinales proliferan los grupos que quieren controlar vidas ajenas e imponer

sobre otros sus ideas, tienen armado un discurso en el que indican qué hacer y qué no, al mismo tiempo promulgando que todos debemos “ser libres”, sin embargo, dentro de esa falta de respeto están las demagogias al querer sobrepasar la misma libertad, en este caso, me refiero directamente a la decisión de los padres al inculcar educación taurómaca y llevar a sus hijos a las plazas, sitio en donde el espectáculo lleva un goce familiar, además de ser una rica tradición en la que se sustenta toda una cultura milenaria que sigue latente en pleno siglo XXI.

No es ningún acto tremendista decir que las corridas de toros también son parte de una enseñanza que tiene una base formativa, que se cultiva de manera progresiva y didáctica, estudios científicos y hechos basados en la evidencia lo comprueban.

Resaltemos que la pedagogía es una ciencia social interdisciplinar, por ello entra en la reflexión de los métodos educativos para los seres humanos desde temprana edad . Esta disciplina a la vez es un conducto de otras formas de enseñanza provenientes de materias humanísticas como la sociología, la psicología, antropología, filosofía y otras más.

Retomo las aportaciones de María Montessori, quién subrayó que la educación es un proceso natural llevado a cabo espontáneamente que se va adquiriendo mediante experiencias con el medio, aplicable en varios rubros.

Cito también a John Dewey, un brillante pedagogo norteamericano quien aportó referentes muy valiosos en sus teorías habl ó de la importancia sustentada en la experiencia práctica para el aprendizaje, rompió con esque -

mas de la educación tradicional, utilizó el nombre de “escuela activa”, que a pesar del tiempo en que este procedimiento surgió y fue tan apropiado que se sigue llevando a cabo en varias instituciones académicas en donde los chicos participan, exponen, investigan, interactúan, cuestionan y proponen, no solamente son receptores de un discurso impartido por el docente a la vez se inculca que cada acto lleva responsabilidad.

Aunque parezca utópico la cultura del toreo debiera estar contemplada en el plan de enseñanza como una asignatura escolar a varios niveles académicos, porque también es otra vereda de conocimiento e investigación a través de sus amplios planos de abordaje, así como de sensibilización y apreciación artística para comprender tanto su propia riqueza histórica como el impacto que conlleva a inspirar otras artes.

Esto ha sucedido, por ejemplo, para estudiantes de licenciatura en el departamento de filosofía, y de las artes en la universidad de La Sorbona, París, desde 2005, se impartió el tema abordando la corrida, titulado: “Espacio de expresión moderno de virtudes heroicas y como forma de manifestación artística viva”. Lo asegura una de sus profesoras, la historiadora Araceli Guillaume-Alonso. Por tal motivo, la temática táurica es una puerta que pasaporta a grandes dimensiones de aprendizaje, estimula la comprensión para apreciar el arte que gira al entorno de esta misma matriz artística, se estima el valor del campo y sus grandes ecosistemas en donde se cría el ganado bravo, resulta sugerente para desarrollar un análisis que se abre a otras

materias, por citar a algunas se encausa hacía áreas de filosofía, como en ciencias biológicas y zootécnicas, por eso ha tenido campos de referencia para especialistas en sus áreas.

Qué mejor que los pequeños sean los iniciados y se les enseñe a descubrir el mundo que conlleva el toreo, y la grandeza de una corrida, de igual manera pueden ir descubriendo que en el arte taurino también hay muchas materias de estudio de acuerdo

a su edad, como las matemática, puesto que torear se divide en tercios, la geometría existe, porque que se torea a compás, la plaza es un círculo, hay burladeros cuadrados y rectangulares, la física lleva la fuerte embestida del toro, así progresivamente todo suma; su enseñanza debe adaptarse a diversas edades, desde la niñez, la adolescencia y la edad adulta, el toreo lle -

va grados mayores de entendimiento, toca áreas humanísticas, como la historia, la ética , y otras ciencias, en sí, es un tema multidisciplinario todo es viable para formar un proceso cognitivo de aprendizaje.

A falta de ello, actualmente los diversos grupos taurinos han trabajado en talleres y actividades para los niños y adolescentes dada la necesidad de trascender y enseñar el también llamado “Arte de Cúchares”, y contrarrestar todo lo que les dicen algunos maestros, hoy en día muchos con posturas antitaurinas que han subordinado las corridas como un hecho anacrónico, y lo que es peor, “violento”.

Junto a los niños he tenido la oportunidad de haberles explicado la tauromaquia, comenzando por saber qu é representa la palabra arte, ellos dan sus propios ejemplos. Entendamos que

arte significa la actividad humana dedicada a la creación de las cosas bellas. 1

En cuanto a pedagogos destacados tanto la táctica de Montessori como de Dewey, más allá de ser utilizada en la enseñanza para los estudiantes de escuelas, otros instructores en educación la usan constantemente ya que aplica en muchas temáticas de ilustración de vida; enfocándome al tema de abordaje me he apoyado en esta dinámica.

Por otro lado, se encuentran las escuelas taurinas, los jóvenes principiantes que quieren ser toreros, aprenden técnica y práctica para torear, con la guía de sus maestros quienes son en la mayoría matadores de toros, así como se les explica poco a poco la cultura de la fiesta. Pero

1 Moliner María, Diccionario, pág. 260 Tomo I

el toreo ha desbordado los cosos y también ha sido algarabía en el patio de algún colegio durante un recreo a través del juego, y algún día en una clase con el llamado “toreo de salón”. Me alegro de haberlo logrado al explicarlo impartiendo algún formulario taurino algunas veces sola o con la ayuda de una matadora de toros dentro de un aula escolar, teniendo un toro figurado con un par de pitones, capote y muleta, banderillas, divisas, un traje de luces completo y sus accesorios montera, zapatillas, llevando a la vez, los elementos que conjugan una escenografía en una tarde de corrida, como un poco de arena de la plaza México para sentirla y hacer un ejercicio de percepción de un elemento tan simbólico, también escucharon un pasodoble en una grabación, disfrutaron el significado de una divisa, sus colores hechos con listón a mano; incluí un poco de pastura

para que supieran qu é come un toro, muchos niños ahora no tienen contacto con el campo.

La experiencia ha sido fantástica para los chicos quienes algunos no conocen la fiesta porque no está a su alcance, ellos la aprecian, la dibujan con acuarelas, y en colores, la modelan con plastilina y surge la inquietud de querer conocer una plaza de toros. Todo esto me llevó después a seguir ampliando el contexto de enseñanza y emprendí un proyecto para escribir un libro titulado “Mi capote de paseo” y explicar entre sus páginas una apreciación del toreo conforme a su edad, y también fomentar la lectura en familia.

Otra forma de introducirlos fue hacer una ofrenda de día de muertos en el área cultural del colegio, titulada, “Los toreros hacen el paseíllo a la eternidad”. Se utilizaron objetos reales y otros

de cartonería, la arena para complementar la escenografía fue del arenero del área de preescolar del colegio. De esta forma comprenden que hablar de la muerte también es parte de la vida, en nuestra cultura hay un culto hacía ello a través de nuestras celebraciones y homenajes en los altares del día de muertos que también poseen un arraigo antropológico, lleva toda una mística, es una muestra de identidad y hay quien lo han representado a través de su propuesta artística, como el ilustrador y grabadista José Guadalupe Posada Aguilar.

Aprender de manera lúdica sensibilizando a los niños es todo un acto de compromiso, no porque el objetivo sea que todos se hagan toreros o protagonistas de esta actividad, que también por un lado se necesita un refrendo generacional, como toda herencia formativa, pero sí

es importante sembrar semillas de jóvenes entendidos, personas que en un futuro pueden continuar su afición o no, con toda la libertad de elegirlo, pero que sí respeten y conozcan un tema como parte de su bagaje educativo, que hallen el valor de una tradición cultural, por ejemplo, del mismo modo que se les explica en una clase de historia personajes ilustres de diversas épocas y culturas, si leen biografías como la de Alejandro Magno, Emiliano Zapata o Miguel Hidalgo, no está de más que por cultura general sepan también quién fue Manuel Rodríguez Sánchez, “Manolete”, Carlos Arruza, o Uriel Moreno, “El Zapata”; si escuchan un poema de Federico García Lorca, recuerden que el gran poeta granadino catalogó la tauromaquia como la fiesta más culta del mundo, autor de grandes obras de teatro y elegías entre ellas, La muerte de Ignacio Sánchez Me -

jías. Al final, el toreo forma y no deforma la educación de nadie.

También aprenden en qué país está edificada la plaza de toros más grande del mundo, como lo es la Monumental Plaza México o alguna otra como la Maestranza de Sevilla o la de Acho en Perú y la localicen en un mapa en los diferentes continentes.

Enseñar conlleva un amplio abanico de abordaje que se acerca a entender los procesos históricos y sus diferentes metodologías, se puede contemplar la evolución que ha tenido el toro de lidia como una interesante especie dentro de la variedad de razas ya que hay diferente ganado, tanto de arado, abasto, crianza, rodeo, de lidia; a su vez, vacas bravas y vacas de producción natural de leche.

Es fascinante conocer los distintos períodos históricos y la

evolución del Bos taurus primigenius, el uro silvestre , el paso que tuvo por su ruta mediterránea y otras diferentes topografías dentro de Europa y Asia; desde ahí los niños comienzan a hilvanar la relaci ón y el valor de una especie animal de carácter ancestral que fue representado desde el período paleolítico en las paredes y techos de las cuevas de Altamira, Teruel, Lascaux en Francia, entre siluetas de bisontes, aves y otros animales plasmados entre las rocas y arcillas con aquellos tonos en vivos colores ocres extraídos de la naturaleza, mismas pinturas rupestres que por cierto descubrió una niña de nombre María Sanz de Santuola, quien acompañaba a su padre el arqueólogo, Marcelino Sanz, allá por el año de 1868, dato que a los niños les causa mucho asombro al contarles esta historia e

imaginarla dentro de aquellas cuevas oscuras llenas de miste -

rios del pasado, misma narrativa que prosiguen al ir los pequeños dibujando el primer boceto en sus cuadernos, suceso en el cual, empiezan a hacer una inicial relación entre las ciencias naturales y sociales materias que llevan en la escuela primaria en sus clases.

Sí miramos el pretérito y nos preguntamos de qu é manera los niños y niñas de otras generaciones adquirieron la afición taurina, no se centra precisamente en toda una estrategia de bases científicas sociales para demostrar el a, b, c, del toreo con táctica, sensibilidad y acompañamiento como en estos tiempos, dado el desprestigio con el que es juzgado el toreo en la sociedad actual y en las familias que por otras razones no conocen ni van a la plaza.

La fiesta ahora es presa de ignotos e incomprendida por

muchos que quieren intervenir negativamente en su trayecto histórico, sin haber acudido jamás una corrida y mucho menos a una ganadería aunado a la mínima apertura para conocerla la califican sin argumentaciones, las corrientes, seudo animalistas manipulan a base de mentiras, mientras los ganaderos cuidan sus cabañas bravas, hacen su arduo trabajo, son el ejemplo vivo de la entrega diaria en el cuidado de sus toros y vacas de crianza junto a la presencia de cientos de especies en un santuario en donde reina la paz y belleza natural con enormes extensiones de campo abierto. No se conoce ningún antitaurino que preserve toros de lidia en su propia ganadería y cuide el entorno ambiental que esto representa y que tanto les preocupa.

Por siglos la tauromaquia no llevó un proceso definido de enseñanza, todo era empírico, porque se vivía de una manera tan natural que la afición se adquiría sin ningún complejo en los países ciudades, pueblos y comunidades rurales en las que por naturaleza se celebra y saben que todos los animales tienen un instante de muerte, desde una gallina, cerdos, chivos, conejos, peces, y muchas especies más, a diferencia que el sacrificio del toro bravo lleva un ritual que se divide en tercios de lidia, que asimismo lleva matices litúrgicos, como también el sacrificio de un cordero lo ha sido por siglos para rituales de otras culturas como la celebración religiosa de la pascua samaritana, en Israel y todo es digno de respeto. Una sociedad desprovista de rituales sumergida en la vorágine del mundo actual sería algo anómalo, vacío para las nuevas generaciones, sea cual sea la cultura que los identifica.

Siempre los niños han dado vida a las plazas, ellos evalúan las mejores preguntas aportan frescura, magia, preservan el encanto y la capacidad de asombro ante lo que viven. En los festejos taurinos en nuestro país los pequeños gozan ir a los toros, son parte de la sociología infantil que se ejerce en el tendido, ese “público chiquito” es más grande de lo que parece son como esferas que gravitan alrededor de la fiesta y van adquiriendo conocimiento y cultura de plaza.

Durante la época de oro de la tauromaquia en los años cuarenta, si por algún motivo no se podía asistir a la plaza se escuchaba por todos lados la trasmisión por la radio, o la televisión, se leía la nota en los periódicos dominicales, las conversaciones taurinas eran el tema de sobremesa en la mayoría de los hogares, los cafés y restaurantes,

hasta el juego de infancia en las banquetas era “echar el toro”, se aprendía de forma dinámica, sin prejuicios, porque era parte de las tradiciones y prácticas de las colonias de la ciudad de México, o en la provincia del interior del país, incluso de ahí surgía algún novillero que tenía vocación, eran tiempos de convivencia sana, no existía tecnología que distrajera el contacto humano y la mirada de un niño hecho un figurón del toreo; los olés eran expresados con sentimiento, mientras las familias aplaudían esas monumentales faenas de barrio sobre las calles; de esta forma se iba estructurando a la vez una identidad y arraigo entre la gente; en medio del juego y la realidad, México tenía afición por todos lados y no existía el índice de inseguridad y violencia que actualmente vivimos. Hoy, los niños están en sus casas y la delincuencia habita en las calles.

La asistencia de los chiquillos a las plazas de toros era habitual, ya se les daba por hecho la clase abierta, similar a vivir una práctica de campo, toda una completa enseñanza a los cinco sentidos en donde se enaltece el oído al escuchar un pasodoble, la vista al mirar el colorido de la plaza, el tacto al bajar al ruedo y sentir la arena, tocar el relieve bordado de un traje de luces cuando saludan a un torero, el gusto, al paladear lo agridulce de una intensa faena; también la plaza es un concepto oloroso por ello, el olfato se sensibiliza más, se perciben múltiples aromas desde los más agradables y desagradables, así es la vida, sin mentiras, entre tantos elementos más, acompañados con el sol que sonríe a carcajadas en las ganaderías, en los cortijos hechos de piedra o en cualquier recóndito lugar sumergido en pequeñas comunidades.

Hoy en las redes sociales ante una fotografía taurina el sistema por antonomasia las censura y suscribe bajo advertencia: “contenido delicado”, “este programa puede contener escenas de violencia”, “no apto para menores de edad”, mientras lo que se oculta se trata de un lance a la Verónica o un muletazo de ensueño, en el impacto prohibicionista digital. Pero Internet es lo realmente peligroso para un menor sin un adulto que lo acompañe a navegar y lo proteja, para eso no hay filtros; además del amarillismo en las noticias, las series llenas de violencia, la pornografía colgada en los puestos de revistas, la “música” con letras subversivas y misóginas, para eso no hay censura.

Hoy en día pocos tienen la fortuna de asistir a una tarde de toros, si alg ún chaval es aficionado lo etiquetan por ser “el

diferente”, hecho que conlleva a una gran carga emotiva entre la sociedad en la que interactúa, es el que va a contracorriente de la gran mayoría, es como un mito, alguien “extraño”, hay casos en que quizá su padre o madre puede ser torero o algún protagonista de la fiesta, ¡ qué orgullo! pero qué mal que quizá algunos no lo respeten y sea incluso víctima de “bullying”, sin embargo, ser un profesional de la tauromaquia es tan digno como cualquier otra carrera.

La profesión de un matador de toros a pie o a caballo a través de un rejoneador, un subalterno, un forcado es de las más difíciles de llevar a cabo, requiere una total disciplina y entrega, aquí se forja el carácter, fortalece la mentalidad para resolver las más grandes vicisitudes siempre se está en el filo de la vida y la muerte, ahí se gesta toda una

enseñanza por algo el título del libro del escritor Víctor Gómez Pin es La escuela más sobria de vida.

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El contenido de valores que tanto énfasis hago se encuentra en esta profesión en varias escenas, por ejemplo cuando hay un percance en el ruedo no se actúa como si solamente fuera un simulacro, inmediatamente surge el compañerismo y solidaridad que ejercen los toreros haciendo muchas veces entre ellos “un quite a cuerpo limpio”, este es un valor de solidaridad en una sociedad que se ha tornado individualista, se necesita siempre del otro, de actuar y alertarnos entre nosotros si el peligro o percance se presenta en nuestro “ruedo de la vida”, en este código de espejo con la plaza y sus fenómenos so -

2 Gómez Pin Víctor. La escuela más sobria de vida. Tauromaquia como exigencia ética. Ed. Espasa Calpe, S.A. 2002. 252pp.

ciales que vivimos a diario, También para esto se organizan corridas benéficas para niños con capacidades diferentes.

La fiesta conlleva un alto valor humanístico, digno de rescatar para la juventud, hoy en día frente a lo que es todo tan superficial como si se pareciera caminar sobre el mar, es entonces la pregunta ¿cómo pueden los jóvenes de las actuales generaciones comprender la tauromaquia que tiene profundidades de enormes dimensiones y no quedarse en el Iceberg de su puesta en escena? La respuesta es no convencerlos, pero sí educarlos al respecto, para ello, que mejor desde la infancia.

El sociólogo francés Zygmunt Bauman definió las sociedades contemporáneas como líquidas, todo es factible a ser volátil, desechable y escurridizo, es una descripción acorde con la

vida diaria; habiendo aspectos en toda cultura que llevan arraigo como el toreo algo que no puede diluirse, “evaporarse” en tan solo decir se acabó, por grupos extremistas que actúan bajo amenazas descalificando el valor de toda una cultura, por el contrario, es un hecho que más allá de justificarse, es un resguardo que contiene vestigios arqueológicos y sociológicos, que justifican siglos de práctica, al mismo tiempo hay aspectos que se han adaptado a los cambios sociales en cada siglo que la hacen coexistir, por otro lado hay toreros de dinastías y generaciones que han elegido en sus vidas, esta profesión y todo un origo de procedencia, lo que significa tener un desaf ío frente a un toro bravo que se da cita en un ruedo entre azares de gloria y muerte.

En el mundo de los toros una gran faena es el equivalente

a percibir “el arte efímero” a diferencia que en ese sutil momento, el espíritu del artista trasciende a toda la plaza mediante un poema de percal que se filtra en el sentir de la afición en donde también están los niños presentes, lo interesante es que lo perciben, son espontáneos y sensibles, ellos en un futuro elegirán por sí mismos ir a la plaza una y otra vez o elegir lo contrario por libre convicción, no por prohibiciones radicalistas e impuestas.

Todo el tiempo ha habido niños que quieren y sueñan con

ser toreros, pareciera que la fiesta escoge a los que serán sus intérpretes, mientras la ronda generacional ha sido más extensa que el mismo hilo de Ariadna en el laberinto de Creta, retórico es el imaginario al pensar que el primer torero mitológico fue Teseo, quién enfrentó al Minotauro, la historia misma borda el toreo

hasta el Matador Morante de la Puebla, Andrés Roca Rey o Issac Fonseca.

La tauromaquia indica procesos históricos, desde el citado paleolítico, y todas las épocas subsecuentes, la edad de hierro con la forja de rejones y espadas para su propio uso, pasa por el medievo, el renacimiento, la edad moderna y posmoderna, siempre retoma elementos de la riqueza de su pasado y atuendos del siglo XVIII, como la creación de los ajuares goyescos de antiguos jubones, redecillas de madroños, añade siempre la creatividad en todo, también en estilos y sentimientos por diversos artistas que participan en la organización de cada festejo y los diestros que desempeñan su labor en el ruedo.

El alguacil viste para el paseíllo en un traje confeccionado en raso y terciopelo negro a la

usanza de Felipe IV de España con sobrero de pluma y golilla al cuello de la corte del siglo XVII. El traje de luces en sus hechuras lleva muchos simbolismos, colores, bordados especiales, en sus hombreras va la influencia bonapartistas, las medias rosas de seda las adorna una espiga de trigo que representa la fertilidad del campo; todo el terno es un lujo que lleva bordado el oro entre lentejuelas, canutillo y rapacejo de plata, como si fuesen cientos de espejitos luminosos que simbólicamente con sus reflejos espanta cualquier miedo que pueda tener un niño; ellos miran estos trajes como si fueran una fantasía de príncipes, reyes y reinas que ven partir plaza como personajes que salen de un cuento y que habitan en sus oníricas vidas en que los toros negros llevan cornamentas hechas de lunas astifinas.

Las generaciones actuales tan convulsas viven en el desencanto de todo, incluyendo las usanzas de valores y rituales, exigen nuevas significaciones, rompen con lo establecido, desde el lenguaje, el tipo de alimentación, humanizan animales restándoles su libertad al grado de pasear perros en carriola y comprarles ropa por temporada en los cientos que atuendos que venden en la industria de las tiendas para animales que antes no existían, y hoy son parte del consumismo, desmedido; ya los perros no pueden ejercitarse, ni los gatos desarrollar su instinto natural al cazar pájaros y trepar árboles, son los nuevos “perri-hijos” y “gati-hijos”, es una forma de distorsionar el instinto natural, de cada especie para llenar los vacíos humanos, estas personas son animalistas de parque, mientras la naturaleza nos guste o no ante la mirada humana seguirá

siendo, tan salvaje, ruda, cruda, sucia, sádica y tan real como ver un león cazando un antílope de la manera más feroz en la cadena alimenticia o una araña devorando un insecto atrozmente en su perfecto contorno de filigrana casi transparente de su telaraña, mejor diseñada que el mismo Dédalo pudo crear.

Está de moda querer tergiversar lo que por naturaleza es determinado en los animales y cada una de sus etologías, pero es lo más “cool” darles caracterizaciones y sentimientos afines a lo que por egocentrismo es la especie humana. Al final ir en contra es tendencia, es ser “influencer”, por ello vale decir en estos tiempos ser antisistema, antirreligioso, antisocial, antivacunas y antitaurino, como “nuevo valor” de rechazo social inculcado en los niños y en los adolescentes.

Hoy en día la tauromaquia

para muchos estorba como parte de la cultura de este país, es más fácil excluir que incluir, siempre presionada por los grupos de choque en los ocho países que la practican, sin embargo los niños y jóvenes que se educan con esta concepción de aficionados llevan una mirada diferente en su estructura de pensamiento, su paradigma de análisis se encausa a tener varias posibilidades para enfrentar sus dilemas personales, un torero da ejemplo de triunfo y retos diferentes, imaginan la gloria, el mismo peligro, pero siempre se encumbran a pesar de tener una mala tarde o un percance grave, ellos nos dan su ejemplo de cómo librarse de la embestida de un toro y sus cornadas, aprender a sobrepasarlo todo y salir airosos, porque también hay “Miuras” e “Isleros” en las veredas de nuestro día a día.

El mundo del toro conserva dentro de sus riquezas toda una terminología, y una lingüística sumamente interesante, lleva un argot que incluso proviene de legua romaní o sánscrit a, evocar un profundo olé que emana del árabe ¡wa-llah, significa por Dios, que se emplea en sentido admirativo. 3 Así se cimenta una connotación que da significados de alabanza, alegría, aprobación individual o grupal.

En la plaza se aprecian los ciclos de vida que ayudan a entender mejor los menesteres y duelos, sin minimizar las cosas reales, por ejemplo, la pérdida de un familiar o ser querido, al igual que puede ser una mascota en donde hay un sentimiento innegable, que se sobrelleva explicándolo puesto que los niños van adquiriendo el referente de que 3 Diccionario de términos taurinos. Espasa Calpe, Colección La Tauromaquia, pág. 304

existe la muerte como una verdad. En sociedades de enormes menesteres pensar como torero los hace reflexionar, elevan sus pasos, les da heroísmo, valentía de enfrentar la vida cara a cara al mundo, los reivindica y adquieren hasta fe y confianza en sí mismos, en el mañana que siempre es un desafío porque hay logros y errores, tardes cumbre y percances, es también toma de decisiones y compromisos ineludibles, es saber apreciar cuando una montera va en el aire como golondrina de azares.

Hoy quedan menor cantidad de niños aficionados porque el arte del toreo de ser un fenómeno social masivo se ha reducido por diversas causas, no todos tienen a su alcance poder acercarse a esta cultura, ir a la plaza, escuchar que existe, hay un hueco generacional que impactó en los adolescentes y mayores

de edad y un poco más arriba de los veinte años, por ello, resulta importante, tomar recursos distintos para seguir inculcando la fiesta brava y no perder su riqueza, retomar su sucesión de valor generacional, que es un instrumento educativo, formativo lleno de valores y rituales que si se retoman y explican adecuadamente, ayudarían a restaurar su señalamiento oscurantista, al que tanto han querido tratar como un subtema, una pieza que no encajara en el pensamiento que genera discusiones bizantinas, pero que lleva impreso un alto contenido humanístico y su relación con el entorno cultural que la enaltece.

Las familias al acudir a las corridas de toros ejercen su libertad ante los arranques de los prohibicionistas que surgen de un día para otro, que son tan inquisitivos como suspender tem -

poradas de ferias, programas de televisión, cancelar seminarios académicos en las universidades, en donde se supone cabe el universo mismo a través de la ciencia, la razón y el saber, es como querer quemar los libros en hogueras medievales.

Los paradigmas de la tauromaquia llevan profundidad que respalda la sapiencia y el arraigo de todo un culto al toro como tótem venerado desde civilizaciones antiguas preservado hasta hoy. Al instruir a los pequeños van aprendiendo cosas importantes diferencian de los animales fieros como un león, los de abasto y consumo, los domésticos que son de compañía, los toros bravos y la significación de cada uno en su reino y su presencia en la naturaleza, atesoran qué tanto vale la vida de un insecto, crustáceo o un reptil hasta la importancia de conocer el por -

qué de un toro de lidia y un torero que lo consagra en su ritual de muerte a través de la suerte suprema, esa que reconocerán en el lenguaje de adultos como “la hora de la verdad” a la que ningún ser vivo se escapa.

Pero que también es el único animal que puede obtener el indulto dadas sus características de bravura y comportamiento en la plaza y regresar al campo bravo como semental y empadre de su linaje, conocido como reata.

Es rescatable saber por qué los toros y los humanos siguen teniendo una convivencia atávica e indisoluble en los tiempos líquidos de la posmodernidad en lo que todo es sujeto de disolución, mientras el toreo es una estructura sociológica que incluye a niños, jóvenes y adultos coexistiendo en una plaza de toros en una armonía de festividad, siempre estrechando juntos

su paso por la historia, si en la mitología griega hubo Minotauro, mitad toro mitad hombre, nuestra animalidad nos permite relacionarnos con la naturaleza, fundirnos en ella y explicar incluso la profundidad de varias creencias, como la existencia de aquellos nahuales, 4 que describen los libros para explicar los códices y creencias mesoamericanas que también tomaban formas de animales especiales, con características espirituales.

En los infantes también la simbología como el toreo se enseña de manera gradual va formando apreciaciones y hasta una actitud de vida, es una táctica para instruir los procesos, digamos que eludir palabras como la sangre, el dolor o la muerte es antinatural; lo que pasa en el

4 Diccionario de RAE. Nagual, en la mitología popular, animal simbólico que representa el espíritu protector de una persona.

ruedo es un paralelismo de circunstancias diarias.

Así como hay mitos, los ritos son importantes. Una forma de defender la infancia es informar, hablarles de cada tema con la verdad de una manera adecuada a la edad, es como enseñar a un niño a aprender a conocer su cuerpo y sus funciones, lo mismo aplica en este mundo táurico, qué mejor si va con un acompañamiento guiado, a través de diferentes materiales, libros, fotografías, videos, visitar un museo como el de Huamantla, Tlaxcala,

o algún otro como los que existen en España, hasta vivir la gran experiencia de visitar una ganadería y ver una tarde de toros en una plaza.

Los grupos contrarios se plantan afuera de las plazas a agredir verbalmente a toda la afición, no les importa que haya menores de edad, también los in -

sultan, usan frases tan trilladas y términos que carecen del significado correcto: “asesinos”, “tortura no es cultura” entre juegos de palabras inverosímiles que solamente son tendencia y van cubiertas de ignorancia, sin evidencia científica.

Con todo respeto, retomo la situación del niño de ocho años originario de Valencia, Adrián Hinojosa que padecía cáncer y expresó abiertamente que su ilusión era querer ser torero; comentario que en pocos momentos desató un mar de insultos a través de las redes sociales, cientos de agresores escribían, ¡ que se muera!, ¡ que se muera! Situación preocupante, al grado que su padre tuvo que emprender acciones legales para denunciar las ofensas. El pequeño lamentablemente falleció en el año 2017.

Esa es la “ ética ” de los se -

res que detestan la tauromaquia, deseando la muerte a un menor un ser de su propia especie, además de provocar un daño emocional a su familia y a la propia comunidad taurina que también nos adolece. Ante los extremistas cabe la pregunta, ¿en dónde está el respeto por la infancia, por la libertad y los límites ante los sueños de un niño que además estaba combatiendo una enfermedad terminal? ¿En dónde está la mesura y sensibilidad hacía él y sus padres? ¡Vergüenza es la actitud inmoral de los taurófobos!

Es importante hacen un ejercicio de reflexión que conlleva a muchas aristas, empezando por el respeto al prójimo. Con pensar que con erradicar la tauromaquia se evita la supuesta “violencia” y que se quiere vivir en un ambiente “más sano” que tanto pregonan es una mentira, la intimidación y la barbarie está

en la sociedad que desglosa este tipo de comentarios y agresiones ilimitadas, si a algunos no les gusta exigen que se extinga, esta es una forma de dictadura, ¿en dónde queda la autonomía?

Resalto que la libertad humana, también se sustenta en ofrendar la propia vida, la que un Matador de toros, entrega en el ruedo ante un toro de lidia en su obra de arte y regocijo de su creación, y eso es una valía.

Los supuestos animalistas se habrán cuestionado ¿Qué harían con el toro de lidia sin las corridas? ¿A dónde iría esta especie que se debe a su propio sacrificio? ¿Por qué existe la fiesta brava? ¿Quiénes son los toreros? ¿Para qué se torea?

¿Por qué su vigencia y origen histórico?

Si se habla de bienestar animal no hay mejores profesionales que los ganaderos de bra -

vo, y los médicos veterinarios, especialistas en este ganado, si se aman a las variedades el reino animal como dicen los contrarios entonces sería factible ir a defender a los traficantes de especies, su venta en mercados negros, no atacar a los que preservan los encastes de bravo y su entorno natural a base de tantos cuidados y entrega diaria, santuarios que son verdaderos hábitat en las que congenian cientos de variedades. Debieran exigir que se acabe con los animales en situación de calle o que viven en las azoteas, hacer brigadas para llevar agua a las comunidades apartadas que año con año padecen agudas sequias para que el ganado de no muera de deshidratación, pero para eso nadie se preocupa, mucho menos se organiza.

En medio de todo este ambiente, los adultos que estamos

actualmente sosteniendo la fiesta como parte de una estructura social fuimos desde niños a las plazas de la mano de nuestros abuelos, madres y padres. Si las corridas de toros hubieran sido causa de violencia social ilimitada, hubiese sido de manera generacional un semillero de delincuentes, escuela de perversidad inclinada a ser parte de una patología social que no hubiera dado cabida en ningún país en el que se lleva a cabo el espectáculo taurino desde hace siglos; pero no, este es un recurso más de la posverdad que ronda en los tiempos posmodernos entendiendo el término como una distorsión deliberada de la realidad.

Existe un estudio científico hecho por el Dr. Juan Alberto Cárdenas Medina, psiquiatra y paidopsiquiatra que hizo una evaluación llamada “Impacto emocional y conductual que ge -

neran las corridas de toros en una muestra de niños y adolescentes del centro y bajío de la República Mexicana”, en noviembre de 2017.

El resultado fue: No existe evidencia científica que demuestre que participar como espectadores o en prácticas en escuelas taurinas cause estrés postraumático en las niñas, niños y adolescentes. Tampoco existe evidencia científica irrefutable que pruebe que la participación en las corridas de toros o en espectáculos taurinos es un detonador de violencia. 5

La tauromaquia es un he5 Cárdenas Medina Juan Alberto. Evaluación del impacto emocional y conductual que generan las corridas de toros en una muestra de niños y adolescentes del centro y el bajío de la República Mexicana. Clínica de especialidades. Neurocom. 2017. Pág. 47 file:///C:/Users/ragal/Documents/Libros%20 de%20tauromaquia/JUAN%20ALBERTO%20 C%C3%81RDENAS%20MEDINA%20(2).pdf

cho social vivo, son casi 500 años de celebrar corridas de toros tan solo en América, da la casualidad de que, muchas generaciones de niños y niñas han sido no solamente de toreros, rejoneadores y forcados, es eje de inspiración para los artistas de diversas índoles, en donde se sitúan las bellas artes; además de toda su organización laboral, en la que, por supuesto el epicentro de esta cultura está en el campo de crianza de los ganaderos.

Los seres humanos obtenemos valores desde la casa de acuerdo con nuestra circunstancia de vida, ahí se inculca la educación, mientras el colegio y el entorno moldean el aprendizaje académico en el cual crecemos, adquirimos costumbres, tradiciones, es como un ecosistema social y cultural, aunado por supuesto al contexto histórico, político y social que influye en la

formación de los menores hasta llegar a la edad adulta. Dichos valores que tiene el toreo aplicado correctamente nos permiten crecer como personas y por lo tanto suma positivamente a la sociedad.

La gran mayoría de los aficionados a las corridas de toros lo somos porque recibimos este acierto desde nuestros hogares, siendo parte de una herencia que también va dentro de la educación, palabra tan amplia como un capote de cara al sol. Qué fortuna haber sido niños así, es como poder abrir ventanas que nos llevan a mirar hacia otros horizontes, todo un referente en medio de una sociedad en la que el mundo actual nos llena a todos de incertidumbre, mientras tanto, los valores del toreo nos colman de aliento para seguir adelante.

Al ver torear también nos da por hacer semejanzas, hay una

inspiración de gallardía, pareciera sentirnos en momentos como ellos al estar situados en los medios de una plaza y armar la “marimorena”, nos imaginarnos las duras circunstancias que viven sus protagonistas, también sentimos el miedo humano, como el que describía el mismo Matador de toros Juan Belmonte, a quién apodaban “El Pasmo de Triana” quién decía que un día antes de la corrida, “crecía más la barba”.

También los aficionados, chicos y grandes adquirimos un sentimiento de torería gracias a eso seres vestidos de oro y plata, sabemos “tirar pa´lante”, ponerle un pellizco de arte y valentía a la vida, lo que se traduce a estilo y carácter, el sentir el toreo nos lleva a entender la supremacía de una obra artística y ef í mera; la fiesta nos brinda un cúmulo de metáforas que nos dan aliento en medio del desafío diario en era

de la incertidumbre y sus complejidades en el mundo posmoderno.

Frente al panorama internacional; los niños y jóvenes se enteran de temas que corren por las redes de manera vorágine, cuestionan todo, del mismo modo nos duelen temas mundiales como la guerra de Ucrania las secuelas psicológicas y emocionales de la otra guerra global que hemos vivido como la pandemia ante La COVID 19 y sus variantes. Podría citar cantidad de problemáticas y adversidades, rescatando a la vez, que los valores del toreo nos han forjado y hasta hemos aprendido a “apretarnos los machos” de nuestra taleguilla imaginaria, teniendo como ejemplo la valentía de un matador, que una y otra vez, se levanta esforzándose y vuelve a pararse frente al toro, lleno de arrojo y pundonor, incluso herido, con

las cornadas más frescas que afloran en la seda de la taleguilla dibujando un clavel herido cuyos pétalos se marcan en sus muslos con sangre, y vuelven a la cara del astado, a su vez vemos la bravura que ejerce un toro de lidia en la arena, creciéndose ante cualquier tercio de la lidia peleando con raza y bravura.

La verdadera violencia de la que debiesen preocuparse está en la falta de atención ante el daño del tejido social que ha afectado a nuestro país y a otros que ve “normalizados” muchos actos de crisis humanitarias, la gran cantidad de problemas que padece la infancia, como la trata de menores, la pornografía infantil, la inseguridad, el analfabetismo, la violencia extrema y patológica hacia las niñas que las lleva a la muerte que nos demacra y hiere tanto, el trabajo infantil forzado, la desnutrición de

miles de nuestros niños que al final son víctimas de la falta de un sistema que se comprometa totalmente por ellos y no tomar la tauromaquia como un rehén para intereses políticos, diciendo que les afecta en su vida; la fiesta taurina es un espacio de sano esparcimiento que aporta mucho a su desarrollo integral.

Nada como un país educado, en ello está el cimiento para el desarrollo y el progreso, ahí es donde debieran ocuparse, cuidar la salud, propiciar el deporte, el arte y poder llevar una vida libre de crímenes que a diario suceden y quedan impunes. Atentar contra la tauromaquia y mitificarla de sin razón es solamente un constructo de las sociedades que hoy en día son intolerantes a todo lo que no les place desde su egoísmo, pisando la libertad de los otros.

que los menores se expongan en la calle ante la violencia que vivimos y nada los proteja, ilegal debiera ser todo lo que afecte la integridad y el abuso de los niños, somos el primer país con problemas de obesidad y diabetes infantil, hay cientos de infantes que viven explotación laboral, entre tantos ejemplos más.

El público de menores de edad en los cosos no es un riesgo, ellos aprenden junto a sus padres que los toreros son seres humanos dignos, que su trayectoria desde novilleros es también

Prohibido debería de ser

una forma encausada de trabajo, hay varios diestros que alternan estudios de otro tipo, matadores de toros con título universitario por citar algunos, como a Diego Silveti que cursó la carrera de Relaciones Internacionales, o la abogada Hilda Tenorio que además fue niña torera y es Matadora de toros; otros diestros se

dedican cien por ciento a su profesión no necesitan una oficina y una Laptop, sí sus avíos para torear, todas son formas de elegir sus campos laborales y merecen respeto.

Los chicos aprenden de los diestros su gran honorabilidad, y profesionalismo, porque la tauromaquia lleva integrados grandes elementos éticos , los toreros y sus cuadrillas saben ser compañeros dentro y fuera del ruedo, los pequeños siguen a los coletas, les llama la atención todo, desde su atuendo que es todo un llamativo ajuar, proveniente desde el siglo XVIII que también ha tenido cambios y adaptaciones bellísimas con delicados bordados hechos a mano, llevan como artistas la faena construida en su mente como parte de su creatividad para el desarrollo de su obra efímera, al torear trazan un fino lance con su capote en la arena,

por ello un niño en la plaza logra captar ese instante que aprecian sus ojos y sale de su tierna garganta su primer cántico hecho olé, desde ahí se hechizan como lo hace una hada a las flores, en la plaza lo hace un rayo solar al contacto con la lentejuela del oro de un terno, la magia está echada en cada momento de azares, el toro lo eleva, hay veces que se logra la perfecta armonía en arcoíris, es inspiración para diversos artistas que lo hacen verso.

Las grandes faenas ejemplifican la intensidad de la vida, son reflejo del ruedo el que no lleva arena, sino caminos a veces sinuosos al abrirnos paso durante la interacción constante entre unos y otros en los retos de la vida diaria, en la escuela, el trabajo, en cualquier espacio de relación y cohesión humana.

El torero es símbolo de esfuerzo y entrega, el toro, por su

parte va al encuentro luciendo su fuerza, ambos parecen expandir un incienso en un palmo de terreno, ese que hay entre los sueños de alcanzar el triunfo, los niños son capaces de sentirlo en sus emociones, cada corrida les da elementos distintos a lo ordinario y la vida sumergida en la modalidad de los juegos de Internet, el toro despierta los cinco sentidos, la tauromaquia es la narrativa épica que se desarrolla en los cosos que debieran tener la oportunidad de vivir todos los niños y niñas, los aficionados amamos verlos en la plaza, educarlos a través de esta puesta en escena, como un referente de la vida y la muerte misma en su ciclo infinito.

Así, mientras constantemente un sector ejerce la taurofobia y se aferra al prohibicionismo, los taurófilos sumamos esfuerzos, ofreciendo nuestra

aportación. Desde el año 2015 se llevó a cabo el curso de verano impartido por Juan José Palacios y Arleth Torres, en Huamantla llamado “Juguemos a los Toros”, es didáctico, lleva entre lo lúdico toreo de salón, asisten toreros a platicar con los niños sobre su profesión, hay matadores que han dado demostraciones a los niños acerca de su entrenamiento, el cuidado de su alimentación y su salud, a la vez explican cómo se lleva a cabo el ritual de vestirse de luces, después los pequeños van a la plaza a verlos torear.

En este marco infantil teniendo como recinto el Museo Taurino de Huamantla en Tlaxcala el pasado mes de julio el taller reanud ó con gran fuerza, ya que por dos años se impidió por causas de la pasada pandemia.

Tauromaquia Mexicana en la plaza de toros Vicente Segura

de Pachuca Hidalgo, incluye en sus tendidos un espacio llamado “palco infantil”, que se inauguró por vez primera desde el mes de octubre de 2018, y dos corridas durante 2019, y una más en 2022, misma actividad que se ha replicado en la provincia de Juriquilla, Querétaro; en una ocasión el domingo 21 de agosto de 2022 se llevó a cabo en Chicavasco, Hidalgo. Con esta actividad, ver a los niños interactuar en el tendido de la plaza, en su propio espacio, entretejen una sociología infantil que incluso enseña una impecable forma de comportamiento durante el festejo, ellos entre sí comentan la corrida, exclaman el olé cuando lo sienten, dan una espontánea ovación, también guardan silencios y cuestionan las diferentes situaciones, fomentando afición, es fascinante su capacidad de asombro.

El pasado 9 de abril del 2022, se inauguró en el municipio de Texcoco la primera plaza de toros en el mundo para niños, “Cinco Villitas”, ubicada en Santiago Cuautlalpan, Texcoco, un extraordinario concepto pensado en la infancia y su formación taurina a futuro, en dicho acto se dieron cita en su plaza los empresarios, Lucero Domínguez, y Luis Marco Sirvent, junto al Matador Juan José Padilla, quién develó la placa y enseñó clase práctica del toreo. Había un c úmulo de chavales, manolas, y pequeños aficionados acompañados de sus padres, además de niños de la escuela taurina hidalguense, que dirige el Matador Luis Gallardo.

Ese día brilló el toreo de Alejandro Moreno “Castelita”, la peninsular Mariángel Segovia, “La princesa maya” y Daniel Iván, “El Dany”. Además de haber par -

ticipado varios niños y niñas caracterizando la labor y compromiso que se lleva a cabo en cada tarde de toros, desde el papel del juez de plaza, los monosabios, el cuerpo médico, y más profesionales, con una actitud formidable, la organización fue sin duda lo que llamamos los aficionados “una puerta grande”.

En una corrida de toros pareciera que se viaja a otro tiempo es como entrar a las páginas de un libro, la plaza da una bienvenida en colores, se goza la expresión de las bellas artes, se ven corceles bien peinados, los toreros visten trajes de luces provenientes de un diseño sobre seda y bordado en oro y plata; la fantasía e imaginación de los niños crece al pensar en “la puerta de los sustos”, que es por donde sale el toro, pero también existe la “puerta del príncipe” que es por donde los toreros que triun -

fan cruzan y son llevados a hombros, disfrutan al ver una serpentina dibujada con un capote de brega y ver al toro de lidia en su esplendor.

Juegan con los sobre nombres de los toreros, les causa gracia pensar en José Delgado Guerra, “Pepe Illo”, un susto les da al pensar en el “Monstruo de Córdoba que era “Manolete”, o Rodolfo Rodríguez, “El Pana”, el mismo “Brujo de Apizaco”, a los niños les da risa pensar que hace muchos años hubo un torero, Rafael Molina, “Lagartijo” y otro más Francisco Olvera, alias “el Berrinches”.

Una apreciación fantástica que lograron hacer mis propios hijos a corta edad fua la asociación de circunstancias, esas referencias que les dio la imagen viva del toreo y la forma de también aplicar el argot taurino.

¡ Ya se “palmó” el gato!

¡La luna está astifina!

¡Olvidé mi libro, qué petardo!

¡Mamá péiname a la Lorenzo Garza, como el “ave de las tempestades”!

¡Busquemos al duende sentadito en el hombro de Morante!

Los chiquillos juegan con sus mascotas a ponerles pintas como el color del pelaje de los toros, hay perros “cárdenos”, “castaños”, “berrendos”, los niños y niñas pueden entrar al colegio partiendo plaza, una niña peinar su cabello a la Conchita Cintrón, y alguno otro quiere vestirse de azul rey y oro.

En el toreo se aprende a tener serenidad, temple, control de sí mismo, entrega, compañerismo, puntualidad, honor, discipli -

na, pundonor, espiritualidad, fe, perseverancia, valentía, arrojo, unión, civismo, y hasta vergüenza torera que se aplica mejor que nada en la vida.

Ejemplos de niños que fueron a la plaza y se hicieron Matadores son varios, nacionales y extranjeros, por citar tan solo a algunos está Eloy Cavazos, Joselito Adame, Hilda Tenorio, Julian López, “El Juli”, entre muchos más.

Otros han usado el sobrenombre de niños, Pedro Gutiérrez Moya, “El niño de la Capea”. Paco Camino, “El sabio niño de Camas”.

La fiesta ha sido inspiración para compositores como Francisco Gabilondo Soler, “Cri-Crí” que además de haber sido novillero compuso entre sus canciones para niños: “Los enanos toreros”, que con sinfonía taurina la letra

dice así:

Domingo por la tarde

En lo alto brilla el sol; La plaza ya está llena por ver al matador, Ha dicho nariz verde

Qué a ver quién es mejor,

Si él o Panza Roja que presumen de valor.

Qué suelten al perro con cuernos de cartón.

¡ Allá va Panza Roja con tal indecisión

que su gran barrigota ya que es de otro color!

Y en cuanto sale el toro, se arranca con furor y el tonto panza roja se llevó un revolcón.

Pero como es valiente con gracia lo toreó.

Y todos los enanos le aplauden a rabiar

¡ Que viva nariz verde lo queremos ver torear!

Domingo por la tarde en lo alto brilla el sol;

De nuevo mano a mano el flaco y el panzón

Afirma nariz verde que nadie hay como él

Pues ese Panza Roja ya perdió mucho cartel.

Que saquen al perro con cuernos de papel

Chuchuca otro enano salió a banderillear

Temblando como gato que acaban de bañar

Al salir Nariz Verde el perro embistió

Y el par de banderillas las puso a su entender

En la cola del toro y salió a todo correr.

Y don Pimpirulando por no quedar atr á s Trepado en unos zancos salió con los demás.

Y en la mitad de ruedo el viejito barbón Se puso de Tancredo arrancando la ovación. 6

Qué bueno que una plaza de toros reciba a los niños y vivan una aventura de epopeya, es interesante que levanten la vista de los teléfonos móviles, las tablets y contemplen el colorido de la plaza, vean un brillante paseíllo, viajen en la armonía de un arrullo de capote, sientan el guiño del duende que ocupa una barrera, aspiren el aroma a un clavel, rescaten que la vida también lleva inciensos de ceremo -

6 Las 100 clásicas de Cri Cri. Volumen 2 Los enanos toreros.

nia y ritual en una plaza de toros entre soles y lunas llenas.

Bibliografía y referencias:

Cárdenas Medina Juan Alberto. Evaluación del impacto emocional y conductual que generan las corridas de toros en una muestra de niños y adolescentes del centro y el bajío de la República Mexicana. Clínica de especialidades. Neurocom. 2017. Pág. 47 file:///C:/Users/ragal/Documents/ Libros%20de%20tauromaquia/JUAN%20ALBERTO%20C%C3%81RDENAS%20MEDINA%20(2).pdf.

Gaitán Lourdes. Sociología de la infancia, Análisis e intervención social. Ed. Síntesis,

S.A. Madrid, 2006.263 páginas.

Gabilondo Soler, Francisco, “Cri Cri”. Volumen 2 Los enanos toreros.

Gómez Pin Víctor. La escuela más sobria de vida . Tauromaquia como exigencia ética. Ed. Espasa Calpe, S.A. 2002. 252pp.

Moliner María, Diccionario, pág. 260

Nieto Luis Manjón. Diccionarios Ilustrado de términos taurinos. Colecció la tauromaquia. 4 Espasa Calpe. 450 páginas.

Wolff Francis, 50 razones para defender las corridas de toros. Ed. Almuzara, 2010. 99 páginas.

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