JOSÉ FRANCISCO COELLO UGALDE
TRATADO DE LA POESÍA MEXICANA EN LOS TOROS SIGLOS XVI – XXI.
SIGLO XX (I)
TOMO III 1985-2020
SIGLO XX 1961 EL VIENTO Aúlla, viento, aúlla. Miedo mayor el de la pena muda. Que tus manos sacudan los troncos de los árboles, y crujan lo mismo el tallo esbelto de que se hacen las flautas para mecer la cuna y el pino que señala el sitio de las tumbas. Incendiarás los campos. Del fuego que devore las mieses de los graneros, sembrarás la llanura. Como salvaje toro vendrá la noche al río y verá, en el espejo de las corrientes turbias, quemados por el fuego los cuernos de la luna. Aúlla, viento, aúlla. Mayor dolor el de la pena muda. Se romperán los diques. El agua en que se azula el tallo de los lirios hará estallar las grutas. Pastor de cataratas, llevarás al abismo rebaños de la espuma. Y más alto que el ala que más subiera un día subirán los niveles delgados de la lluvia. Aúlla, viento, aúlla. Pena mayor la de la pena muda.1 Jaime Torres Bodet. 1961 DOS BRINDIS (Al poeta que más ha cantado a los toros) Por usted, Gerardo Diego, torero de la escritura, que con alas tan segura sabe hacer –divino juego1
Op. cit., V. I., p. 420.
del ángel, arquitectura. II (Al poeta que más ha toreado, Rafael Solana) Para ti, gran Rafael del quite en verso florido, ángel al tercio caído por la escala de Luzbel. Deja un pie en el redondel y el otro, griego y sucinto, repósalo sobre el plinto. Y que Dios salve al poeta que sin hilo y con muleta es huésped del Laberinto.2 José Alameda. 1961 UNA ESTATUA DE SOMBRA Lucharon a luz entera Calderón Por más que todo pase... Se elevaba él su estatua ante su muerte. En cada gesto, en cada paso, un aire de eternidad mecía: La seriedad del que llegó a lo justo y: de aquí no se pasa. Por más que en todo pase... Como esto es indecible, iba a ti mudo lo natural que lleva a lo litúrgico, lo litúrgico que es su sacramento: Siempre el misterio que en lo más radiante de todo extrema claridad se ahonda. Como tu perfil recto, justo en gesto -en pase de aireque a eternidad de eternidad subía con millones de vida en tu estatua. Como es de sangre, así quedó lo escrito: -un torero de sombra. 2
José Alameda (seud. Carlos Fernández Valdemoro): Los arquitectos del toreo moderno. Ilustraciones de Pancho Flores. México, B. Costa-Amic, editor, 1961. 124 p. Ils., p. 5.
Y así quedó en lo escrito: -con lucha a luz entera, la estatua que tu muerte sucesiva, por tu suerte en el aire –el que no quiebra-, le alzaba día a día –tarde a tarde- a tu vida permanente. Si nos vieras, ardor sereno y quieto -de aguante, temple y mando, domando la embestida-, reflejar a tu imagen tu estatura de llama que llegó al punto de brasa, roja de vida y blanca del eterno pararse de la muerte a ti lanzada, si nos vieras..., donde ardes te verías. Pero te ves –tú mismo a ti- como aspiraste a ser, cuando la sombra en ti encendías que a un huracán quedado, en movimientos de gracia enfurecida, eternizaba. -Ya hizo su muerte en ti el blanco de gracia que la sombra fijó en su luz de vida y en tu mortal quietud se mueven todos-. No había sino aislarte totalmente en ti –tú con la fiera-, para que a una todos estuvieran contigo. Por eso los mirabas en el éxtasis de hallarlos en la luz de tu dominio que con el sol bajaba a ti en la absorta certeza de mirarse en ti, venciendo todos, dominando todos con la gracia a la fuerza y con la eternidad de un pase lento, lento al tiempo instante... También en esto es vida el universo: vida de soledad que todos nos reúne –unificafrente a la vida en gracia de la muerte. Torre que muda el cielo y no se muda y al caer forma todo a su misterio, ya hizo la muerte en ti el blanco de vida que tu sombra fijó en su luz de gracia: De un agua vertical que mueve el mundo y hasta su origen llega en tu reposo con dos golpes de luz, atravesados los dos sólo de luz -no de astas ni de espadas-, de vencedor vencido en la victoria. Sobre el redondel quieto de la arena
en círculos de luz giraba el cielo. Y era asombro del cielo en todos juntos silencio de un espanto y de una gloria, que hace y va a llorar, en la mirada. Y todo iba a lo mismo: -¡Un torero de sombra!En el silencio de aquel instante ciego, abría el ansia de perfección su rueda, y en el centro de sombra a sol -de vida a muerteel mundo se cumplía. Ángel Martínez, S.J.3 1962 Toros. …y los toros de Guisando casi muerte y casi pena mugieron como dos siglos hartos de pisar la tierra. Federico García Lorca Mil toreros se reunieron en las plazas celestiales para lidiar a los toros de cuernos de noche y plata. Cuando los toros del miedo se volcaron en la arena. Todas las madres gritaron con voces llenas de celo. Los toreros de la sierra se escondieron en sus cuevas para no ver a los toros negros, de cuernos plateados. Cuarenta toros pasaron por el puente de levante, cuarenta pares de cuernos y de ojos fulgurantes. Toros que en las noches claras ya se soñaban matando, toros que en los soles rojos P. Ángel Martínez, S.J.: Ángel, el mejor torero. Ecuador 0º 0´ 0”. México Talleres de Gráficas Menhir, S.A., 1961. s.n.p. Ils. (Una de ellas, denominada “Corrida de ángeles”, hecha por Pablo Picasso). 3
ya se soñaban muriendo. Toros negros de azabache de cuernos de noche y plata miles de toros muriendo y otros furiosos matando. La muerte en su verde jaca los rejonea por las tardes, entre las nubes de plata y las estrellas de escarcha. Abril, 1962. Hilario Galguera.4 1963 SOLILOQUIO DE UN TORO VIEJO Soy un toro desvacado, que vivo solo, apartado, de una cañada en el fondo amogotado en lo hondo de escondida encrucijada; ya no significo nada me corto de los rediles, se han tornado mis abriles en muy riguroso invierno. ya no mujo, ya no cuerno, ya se me agotó el coraje; medroso voy al aguaje, poco bebo, menos como, ya no me echo arcilla al lomo rascándola de la tierra. Bramando, pidiendo guerra y rabiando de fatiga, untándome de boñiga todita la palomilla. Ya no vale mi cuartilla aquel que fuera ejemplar aquí y en cualquier lugar. Yo varias plazas cubrí, a mis jinetes tumbé, a la capa acometí y con la pica topé, varias riatas reventé, 4
Hilario Galguera: Juego de letras. México, s.a.e., Editorial y Litografía Regina de los Ángeles, S.A. 112 p. Ils. del autor., p. 61.
de las trancas me burlé, al que se opuso, abatí, los lienzos no respete y a dondequiera que fui, fama de bueno senté. La vaca que galanteara para ponerla en calor no hubo, otro toro mejor que disputármela osara. Por tener grueso morrillo y mis cuernos tan puntales, los vacunos sementales me declararon Caudillo. Mis amos me presumían, los vaqueros, me temían, quienes mi fama admiraron en corridos la cantaron, nadie me miraba mal, pasé por buen semental, produje apreciables crías, y el que pasara sus días tan arrogante y ladino de pelo brillante, fino, tan altivo, infatigable, esgrimiendo siempre el sable con destreza y con calor como el mejor gladiador. Se espanta hoy si ladra un perro me reta cualquier becerro y éste reto lo rehuyo; ya se me acabó el orgullo, perdí aquella vanidad, que nunca fue necedad. Sin de fuerza hacer alarde cuando allá, de tarde en tarde siento que el cuerpo me pide poner una vaca en gesta; la requiero, y me detesta, y con desdén me despide sintiéndose hasta molesta. El tiempo es inexorable, no da vigor perdurable, mis astas se resecaron, mis pitones, se astillaron; aunque en rico pasto agosto, cada día, estoy más angosto inútil, menos pesado,
ya me siento muy cansado, con dificultad camino. Mas, calma mi desatino un detalle siempre grato: Ver patente mi retrato con mucha satisfacción en mi gran generación; de tal placer no me privo es mi único lenitivo, con satisfacción lo digo y por ello a Dios bendigo. Cuando apartan las vaquillas blancas, pintas, aguilillas, propias para el apareo retozonas y coquetas, melancólico las veo y me relamo las jetas, en ellas mis ojos fijos, admitiendo en mis secretos: Que las fecunden mis hijos mientras que crecen mis nietos. Ahora, en tiempo de fríos, recorriendo los vaqueros todititos los criaderos, a unos compañeros míos, cortaron de sus vacadas y arreando de sus majadas condujeron al corral, ahí, dijo el caporal: Que por tanto haber vivido no cumplían su cometido. Procedamos a castrarlos, a la engorda incorporarlos y antes de los fríos de enero, mandarlos al matadero. Si con ellos me cotejo soy de su edad o más viejo, de escapar no encuentro medio y no tengo más remedio que correr la misma suerte: Castración, engorda y muerte, por ello es que escabullido vivo apartado, metido de una cañada en el fondo, amogotado en lo hondo, de escondida encrucijada, cortado de mi vacada pidiendo al supremo Ser,
ya que eterno no he de ser, no permita que me humillen, a mí, que no me anovillen, aunque vaya al matadero. Yo prefiero en mis mogotes ser pasto de Zopilotes pero sí, MORIR ENTERO. MORALEJA ES MI CASO Y CON PRUDENCIA JUZGO CON RESIGNACIÓN, MALA LA COMPARACIÓN Y POCA LA DIFERENCIA. RANCHO “EL CABALLO”, COAH.5 Andrés Z. Barba Camarena. 1963 Color y gloria. Paja y oro era el vestido, rojo púrpura la risa. Gris y nácar el tendido Y blanco el toreo sin prisa. Manuel Capetillo al toro trapó todas las salidas, casi, al recordarlo lloro. ¿Qué amapolas extendidas! ¡Qué dominio y que donaire! ¡Qué temple maravilloso! 5
Charrería Nacional. Órgano de la Asociación Nacional de Charros, A.C. Año I, Nº 2. México, D.F., 1º de julio de 1963., p. 6-7. Del autor, Leovigildo Islas Escárcega apunta: Nadie, que nosotros sepamos –entre los escritores que difunden la charrería-, ha dado a conocer una interesante faceta de la personalidad del por todos conceptos respetable y auténtico patriarca de la charrería jalisciense, don Andrés Z. Barba Camarena: la de su calidad de cultor de la poesía, pues por condición innata es inspirado vate que en bellos poemas ha cantado las peculiaridades del agro mexicano, particularmente aquellas en que se refleja el ambiente bucólico de su encantadora provincia; donde desfilan escenas típicas, con sus características carreras parejeras, sus pintorescos herraderos, capazones y tusaderos y, en fin, todo lo que se relaciona con el ejercicio de la charrería que él ha cultivado asiduamente desde su juventud. Esta circunstancia y el hecho de haberse cumplido, el 25 de junio de 1962, las bodas de oro matrimoniales de don Andrés, nos brindan la oportunidad, y en ello encontramos verdadera complacencia, de publicar en líneas subsiguientes una de sus composiciones más pintorescas, originales y atractivas por su sabor campirano, donde el lustre prócer de la charrería, con ese su estilo inconfundible, pleno de aguda y fina ironía, con gran éxito en el simil que establece, nos solaza y al mismo tiempo nos demuestra que no es incompatible el arte de la charrería con el culto a Polimnia y por consiguiente, con la convivencia entre las musas. De él puede afirmarse como en el verso de Manuel Carpio, que: “...lo mismo cala el penco en las laderas, que tira un pial y que apareja un carro...”
¡Qué temple a pesar del aire! Hizo trepidar el coso, “Tabachín”6 toro apacible, ha sido inmortalizado por quien logra lo imposible, con un burel ya aplomado. Artista de cuerpo entero; yo te saludo asombrado, un círculo igual que un cero en la arena has dibujado. Tras tu muleta de ensueño el toro grabó su trazo, y fue el triunfo de tu empeño; yo te saludo ¡artistazo! Aquí, Manuel Capetillo para quien quiera algo de él, que esplende con propio brillo dfe oro, no de oropel. ¿Una oreja? poca cosa, Mezquino premio, a fe mía, Para obra tan portentosa De nuestra fiesta bravía. Pero el cónclave entregado, las vueltas al ruedo airosas, el público embelesado con tantas y grandes cosas. ¡Loor! Artista tapatío, bravo por tu hazaña de hombre que todavía no ha “nacío” quien de tal manera asombre. José Luis López Barrientos. 1963 TORERO MEXICANO Esbelto, de goma elástica, con otra luz y otra plástica, vino el torero de México con su sabor de onomástica y su novedad de léxico. Y aunque se ve que es el mismo cañamazo y alfabeto, 6
Esto ocurrió la tarde del 17 de enero de 1963, en la plaza de toros “México”. El toro era de la ganadería de Valparaíso.
borda un dechado, un guarismo de cismático bautismo y defendido secreto. Solo una Meca, un Califa entre el Roncal y Tarifa quiso el padre del toreo, un solo premio en la rifa el hijo del Zebedeo. Y una india matria concibe más allá del mar caribe un chamaco -¿un héroe, un golfo?y le cristiana y le inscribe con el nombre de Rodolfo. El nuevo Martín Lutero ya se estira y se apersona, y se estiliza altanero. Qué elegancia de torero la de Rodolfo Gaona. Pues su quiebro de rodillas y su larga y su verónica, su tercio de banderillas, merecen, no estas quintillas, otro Bernal y otra Crónica. Lámina pura de oro, flexible, sonora, huera, riza y desriza ante el toro el azteca meteoro de la sagrada gaonera. De pecho con la derecha va a ser el pase que estrecha Menfis, Aldamas y Bali, hieratismo con sospecha de pirámide o teocali. Después y ya en pleno cisma, las dinastías honrosas: Los Freg –sangres generosasy los Armillas en prisma de facetas espinosas. Y Garza, que es ave rara. ¿Y Arruza? –Si se alquitara su sangre, si no se cruza, ¿No es toda nuestra esa cara,
“veni-vidi-vici” Arruza?7 Gerardo Diego. 1964 LA MAÑANA DOMINGUERA Repiques de campana llaman a misa dominguera... Las mocitas presurosas salen de sus casas. Llevan un libro entre las manos su mantilla y su rosario y sonrientes cruzan por la acera... Hay alegría en la mañana dominguera. El sol resplandece luminoso y parece que en el aire se mece la algarabía... Varios chicos juegan, algunos hombres platican y ríen... ...Y una nada pasea a un niño en su cochecito... Vendedores pregoneros, globos de colores, y camisas en las azoteas que flotan como banderas... -El ensueño despierta en los rostros juveniles, los mozos piropean a las muchachas bonitas y ellas les sonríen zalameras... Raudos coches pasan en la mañana dominguera que se engalana de flores y de perfumes que da la Primavera... Toca un radio una música de “pega”, un chico grita en mitad de la banqueta pues se le ha caído el dulce que aún su boca saborea... Corre un viejo en camiseta 7
Gerardo Diego (de la Real Academia Española): La suerte o la muerte. Poema del toreo. Viñetas de Molina Sánchez. Madrid, Gráficas Valera, S.A., 1963, 234 p. Ils., p. 121-123.
porque su hijito se bajó de la banqueta... Y otra vieja pega un grito cuando el nieto solito la calle se atraviesa... En los balcones flores y pájaros con el aire cuchichean... Y una moza linda, MAS CHULA que una estrella al aire sacude airosa su dorada melena que semeja un sol que en mil pedazos se rompiera... Un joven en la esquina ansioso la espera... Luce camisa planchada y lleva en el alma una dulce quimera... De la tienda de la esquina sale una pobre anciana que entre sus manos lleva dos veladoras de amarilla cera, mientras en un cuarto todo lleno de misterios inquieto un joven visionario a su pobre madre espera... ¡¡Han dado las tres y medio en el reloj de allá afuera...!! .......... Junto al balcón una silla y en ella luce un terno torero más lindo que una gema y un capote parpadea por los brillos de los oros y las lágrimas de las perlas... .......... Baja el mozo en veloz carrera, la calle atraviesa seguido de cuatro amigos... Toma un coche... Corre... vuela... y la calle absorta se queda!!! .......... La pobre anciana reza y una gruesa lágrima por sus mejillas rueda... .......... En la esquina el mozo sigue en inquieta espera,
y sale la niña airosa y se junta una quimera: Ella lleva en el alma la vida zaragatera... Y el torero lleva en el pecho ¡¡El triunfo como bandera!! .......... Mientras la vieja sigue rezando en angustiosa espera al pie de una imagen de Cristo cuya cara centellea al palpitar de las flamas de las veladoras de cera... Madre del torero: ¡Bendita entre todas seas! Pues tú pagas un tributo de dolores y de penas mientras tu hijo triunfa o muere en el campo de pelea...!!8 Eduardo Luna. 1964 Musa errante y libre Musa errante y libre, musa de mis cinco sentidos, princesa y esclava armoniosamente risueños, tus coros entona y levanta; que tu acento vibre en los rojos triunfos de la fiesta brava la fiesta de toros. I Resuena el clarín, redobla el tambor, y entre un gran clamor inmenso, sin fin, avanza en cortejo, con rítmico paso triunfal la cuadrilla tras los alguaciles marchan los infantes por el redondel el oro fulgura, resplandece y brilla en los alambres de chaquetilla, sobre los bordados de la taleguilla en el traje toda de sedas lucientes que viste el tropel. y cual dardo de oro que los aires cruza aun suena el agudo clamor del clarín. La tarde, como una andaluza lleva en los cabellos rosas de carmín. 8
La Puntilla. México, agosto 22 de 1964, Nº 4, p. 15.
II Cubre el sol de púrpuras quemantes la arena, las gradas, las claras lumbreras; enciende en las roncas gargantas resecas las risas, los gritos, las bromas, de las muchedumbres compactas y fieras, el loco entusiasmo latino de las viejas Romas. Reviente en las almas deseos, cual rosas de pétalos rojos que riega la linfa sensual y feroz de las razas. Mil fiebres están en los ojos buscando la traza de antiguos empeños, de hazañas, de gesta... Y un trueno retumba en la plaza señal de la olímpica fiesta. III Rebota en la arena, ligero un fiero astifino, listón, capuchino, y a más botinero luciente por fino. Muestra altivamente su testuz esbelto. Mientras su arrogancia suspende a la troupe de los lidiadores. Magnífico el toro ruge y se contrae y allá una morena con hondos ardores sueña en Parsifae y una rubia sigue por mares fenicios al rapto de Europa. IV Recogen las crónicas glorias maravillosas, navarras, recortes, verónicas y los peregrinos cambios de rodillas del flamante Califa leonés: El hijo de este propio suelo, que a las elegancias del gran Lagartijo aduna los modos sobrios de Frascuelo el de los quietos pies (esto no pensaron de Aquiles los sabios de Homero cuando en las iléadas elogian al héroe de los pies ligeros). 9 Ca. 1964
Eduardo J. Barceló: Rodolfo Gaona, “El Indio Grande”. México, Publicaciones Paralelo 32, S.A., 1975. 194 p. Ils., retrs., fots., p. 138-140. También se publicó en El Eco Taurino de México. Revista de información, opinión y comentario. México, 02.04.1936, Año XI, N° 405. 9
Ofrenda de Calesero II. Oración. Tengo en el alma un santuario Y en él un sagrario Donde te he puesto a ti… En sus altares Nardos y lirios Azucenas y azahares Te ofrendan su aroma sutil… “-Hay blancos cirios De pálida llama serena Y llena la estancia La suave fragancia De los incensarios…” Y yo de pie Ante tu altar sagrado Con divina fe Sereno de emoción Prendo la lámpara votiva De mi anhelo y mi ilusión… Y antes de enfrentarme con el toro Elevo mis preces hacia TI …reluce tu altar como ascua de oro Y en el graderío Un inmenso gentío Prorrumpe en gritos de alegría Mientras en mi corazón La ilusión por ser torero Le grita a mi razón. ¡Sí… esta tarde será la mía… La TARDE DE MI CONSAGRACIÓN! Anónimo.10 1964 Corrido De El Toro o de La Morena. De por ahí abajo vengo de rezar una novena, ‘hora que vengo santito dame un besito, morena. Ese toro no de aquí, es bajado de la sierra, échenselo para fuera al señor Francisco Sierra. Ese toro no es de aquí, 10
Revista La puntilla., México, D.F., año 1, Nº 2, julio de 1964, p. 4.
es de “Hacienda Purangueo”, el que lo quiera montar no se quede con deseo. Ese toro no es de aquí, es del Rancho “La Parota”, nomás ha venido aquí a ver qué macho le brota. Mas en fin, ya me despido, yéndome para “La Unión”; aquí se acaban los versos que compuso Palemón.11 1964 LA POESÍA TAURINA. La Verónica. Como la santa lo hiciera mostrando el Rostro Divino cita el torero al bovino. Arranca entonces la fiera, va sobre el capote, pasa, y en cada lance se crece… una ovación estremece los cimientos de la plaza. La suerte de varas. El toro arranca muy fiero con fuerza de vendaval. Aprieta el palo el piquero, la sangre es un manantial y el morrillo, una amapola. El toro embiste en la suerte cada vez con más firmeza. Eduardo E. Heftye Etienne: Corridos taurinos mexicanos. Recopilación y textos de (…). México (…): El texto de este corrido fue tomado de “El romance español y el corrido mexicano. Estudio comparativo”, de Vicente T. Mendoza, pero también se puede localizar en las siguientes obras: “Lírica narrativa de México. El corrido”, Vicente T. Mendoza, Estudios de Folklore, Volumen 2, Instituto de Investigaciones Estéticas, Universidad Nacional Autónoma de México, primera edición, México, D.F., 1964, páginas 292 a 293. “Cancionero folklórico de México, Coplas que no son de amor”, tomo 3, bajo la dirección de Margit Frenk Alatorre, El Colegio de México, primera edición, México, D.F., 1980. En esta obra, las primeras cuatro estrofas o coplas del corrido se reproducen de manera aislada, en las páginas 29, 104 y 269 (las coplas se identifican con los números 5923,6449, 6451 y 7668). “El romance español y el corrido mexicano. Estudio comparativo”, Vicente T. Mendoza, Universidad Nacional Autónoma de México, segunda edición, México, D.F., 1997, página 464. Este corrido es interpretado por Oscar Chávez en el disco compacto número I, canción número 12, de la “Encerrona con Oscar Chávez., Canciones Taurinas” de Discos Pentagrama, S.A. de C.V., México, D.F., 1991. 11
Prometió pelear a muerte o una vaquilla, que sola, muge triste en la dehesa. La gaonera. Lance bello y majestuoso, lance garboso y señero, creado por aquel coloso que sabía tanto a torero. Por aquel coloso de la raza indígena, por aquel torero, glorioso titán, que llevó en sus venas sangre mexicana, sangre de la raza de Tenochtitlan. Su gloria y su nombre aún vivos están, era altivo cóndor de potentes alas, era un rey azteca vistiendo las galas de los magnos ritos de Teotihuacan. El farol. Luz de tarde, sombra y sol, luz que esplende de un farol que burla al pujante toro. La capichuela encarnada, es una vela amarrada a un mástil de seda y oro. La chicuelina. Lance de giro gracioso en que el torero, garboso, parece una estatua de oro, y su capote de brega es mariposa que juega entre los cuernos del toro. Las banderillas. Par de arena es el anillo, lleno de alegres colores. Lleva el diestro los zarcillos, que son dos tallos con flores. Cita con grácil figura, el toro va hacia su presa, que con quebrar la cintura burla la astada cabeza. Sale el torero arrogante, el toro haciendo cabriolas, y en el morrillo sangrante se lleva un par de gladiolas. La faena.
Paso a paso va el espada hacia la fiera emplazada sobre la arena candente. Va acortando la distancia hay una emoción latente y el monstruo espera con ansia. Arranca brava la fiera sobre la roja bandera que hay en la siniestra mano. Viene un pase soberano y aquella figura, enhiesta, sigue engarzando una a una esa roja media luna que es gallardía de la fiesta. El toro con su bravura en cada pase se crece y hace honor a su divisa. El torero, en su figura, es un junco que se mece cuando lo impulsa la brisa. La estocada. Mete la pierna el torero, baja el toro la cabeza y embiste pujante y fiero. El torero, con destreza, va hundiendo el brillante acero que queda en la propia yema. Se vio la suerte suprema en toda su real grandeza. De la muleta en los vuelos sale bien muerta la fiera, y se llena de pañuelos entonces la plaza entera. Y entre bellas mujeres y entre aromas nos parecen entonces los tendidos, cual si hubiera millares de palomas agitando las alas en sus nidos. Ramón del Parral.12 1964 EL TORO “BONITO”. “Bonito, el toro bonito” era de Arriba Hermanos y entre toda la camada era el toro más bonito. 12
El Ruedo en México. Revista gráfica de los toros. Año I, Septiembre 1964, Nº 1, Especial.
Miguel Bello lo cuidó cuando pastaba en la dehesa por su bondad y nobleza gran cariño le tomó. Llegó el domingo fatal en el que iba a ser lidiado y el caporal Miguel Bello estaba muy consternado. Salió “Bonito” a la plaza con gran estilo embistió y su bravura y su casta a todos los asombró. Y tocaron a matar el toro estaba en los medios y “Litri”, aquel Miguel Báez se disponía ya a brindar. Un hombre al ruedo saltó y quitándose el sombrero pa´ despedirse del toro pidió permiso primero. El toro al que le escurría la sangre hasta las pezuñas estaba arrogante y fiero y Miguel Bello en el tercio envióle su adiós postrero. “Bonito, toma Bonito” se hizo un silencio angustioso el toro quieto esperaba y Miguel pasito a paso al torazo se acercaba. Hubo un momento de duda Miguel Bello se detuvo el toro lo recordó y caminando despacio al caporal se acercó. “Bonito, toma Bonito” seguía el toro caminando y cuando a Miguel llegó este al toro se abrazó. “Adios mi toro Bonito” Bello estaba sollozando sus lágrimas se mezclaban en el morrillo sangrando.
El público puesto en pie con un nudo en la garganta entre lágrimas y gritos el indulto así pidió. El juez sacó su pañuelo y presto lo concedió; luego al guardarlo discreto una lágrima enjugó. Por la puerta de toriles siguiendo dócil a Bello el bravo toro “Bonito” por ahí desapareció. En los corrales quedó, la gente lo iba a admirar y la actriz María Conesa solía irlo a acariciar. A la dehesa lo volvieron, como semental quedó; a los pocos meses de esto desencajonando a un toro Bello estaba descuidado y el marrajo lo mató. Luego a “Bonito” vendieron y en Tlaxcala ahí quedó. Dicen que de tarde en tarde quedábase quieto el toro. Y al horizonte olfateaba parece como que oía “Bonito, toma Bonito” y que Bello lo llamaba. Edmundo Zepeda.13 1964 LOS CORRIDOS DE ZEPEDA. En la historia que aquí yo te presento tendrás ¡oh aficionado! muy en cuenta, que el toro es el único elemento que no vive del cuento, ni hace cuentas. Que muere siempre y nunca se hace guaje hermoso, casto, bravo, noble y fiero; 13
El Ruedo en México. Revista gráfica de los toros. Año I, Primera Quincena, Noviembre 1964, Nº 5, Especial.
por eso aquí rendímosle homenaje, aficionados, público y toreros. Del “Uro”, toro salvaje que no del bravo bisonte descienden todos los toros que por bravos se conocen; desde Europa hasta la China esta especie dominó y en grutas el troglodita a su modo los pintó. Unos dicen que fue en Creta en donde ya se toreaba; otros que en la Roma fue, en crueles fiestas paganas. Ofrecidas por el César de la coronada testa; entre los siglos se pierde el origen de la fiesta, que a la Iberia la llevaron aquellas huestes romanas y buena prueba dejaron, en mosaicos y monedas, por las tierras valencianas. De crueles se nos acusa al enfrentar hombre y toro pero en Suiza y en Escocia enfrentan toro con toro. Esto es a puerta cerrada, así no lo ve el turista, no hay arte y el interés: la cantidad apostada. Cuando en España echó raíces fue de nobles, distracción y en las grandes fiestas reales aervíales de diversión. Poco a poco los plebeyos demostraron su destreza, por su valor desplazando de la plaza a la nobleza. (. . . . . . . . . . . . . . . . . . . .)
Edmundo Zepeda.14 1964 EL VIRREY DE MICHOACÁN. Para Jesús Solórzano Jr., recordando el arte inmortal de aquel paisano mío y grande de la fiesta a quien se bautizara como “El Rey del Temple”. ¡Morelia de las campanas virreinales de portento! ¡Morelia de las palomas sonoras, de blanco vuelo! Deja salir de tus torres el metal del sentimiento, que hoy se ha cubierto de gloria. El Rey del Temple torero; el mejor de los mejores, el de más lírico acento, el más galán dela fiesta; el Cardenal de los ruedos; Jesús Solórzano Dávalos, el virrey de los toreros… Vestido de seda y oro Jesús se para en el tercio, el toro presto se arranca y a la arena van cayendo pulidas, justas, sedeñas, seis verónicas de ensueño, como seis monedas de oro sobre la arena del ruedo “arrematadas” con “media” piramidal como un templo. La plaza está delirante como colmena de fuego; la “charanga”, estornudando sus dianas de bronce y viento; el morcillo, en regio adorna tornan los palitroqueros, y la chorreante bravura del toro se va sintiendo solemnizar al artista triunfador, que a paso lento, va a cumplir al presidente y a brindar desde los medios. Hinca en tierra las rodillas, el toro acomete fiero; 14
El Ruedo en México. Revista gráfica de los toros. Año I, Nº 7. 1964.
templando va la muleta los pitones por el cuello… ¡se escalofrían los tendidos ante lance tan soberbio! Después, ya de pie instrumenta tres derechazos eternos, firmazos y costadillos naturales y de pecho; todo ligado y sentido, todo tranquilo y sedeño, así va la gran faena como una aurora surgiendo de la oscura y negra noche, al esplendor de los cielos. “Granatillo” y “Cuatro Letras” salen a mirar su genio. “Tortolito” y “Redactor” gozan de inmortal aliento, amén de las grandes tardes que en los españoles predios dejara como un camino de cegadores destellos. ¡Artista de los artistas! ¡pareja de arte y denuedo! ¡Morelia de las campanas virreinales a los vientos, que hoy ha toreado entre nubes de clamorosos estruendos, Jesús Solórzano y Dávalos… el virrey de los toreros…! José Daniel.15 1965 A Lorenzo Garza. Un “Astro” en el reposo. Como una nube que sus ánforas vació sobre los abismos, valles y montañas, y de inundarlo todo se sació. Así fue “El Coloso” que todo conmovió con esencia y personalidad extrañas, ya en plazas propias, como también fuereñas, que fueron llamaradas que Febo envidió. Su figura es aún faro parpadeante, frente a un mar inmenso de victorias y sobre playas de dulces añoranzas! Es aquella luz clara y alucinante que recuerdan muchos miles de memorias! 15
El Redondel. El periódico de los domingos. México, D.F., domingo 9 de febrero de 1964.
Es la pauta de promesas y esperanzas!16 Marino Galván Rábago. 1965 LOS TRES (Pasodoble) Los tres son artistas. Los tres son muy buenos. Los tres son toreros de ayer y de hoy, Tuvieron ejemplo, lo traen en las venas, Por eso torean cada día mejor. Armillita es maestro de maestros, Calesero tiene gracia y pundonor Verónicas vimos que son maravilla Pues Chucho Solórzano así las pintó. Ahora reciben ustedes muchachos Tesoro de herencia que es el valor Y ustedes responde deveras bonito Pues ya tienen todo de buen matador. La virgen los cuide los cubra en su manto. El triunfo les llene de fe el corazón. Yo con este canto rindo pleitesía A grandes toreros que México dio. Martha Limón. (Letra y música de Martha Limón S). 1965 Preludio. Tiembla a un grupo el corazón y en contagio el reloj late, no es escasa la razón si el tumulto sobre gradas trae presagios de combate. Devoto y fiel al evento, sereno y desafiante el ruedo espera encienda el encuentro. Rasga una mano el silencio del director la batuta, y empieza la escaramuza El Ruedo. Revista gráfica de los toros. México, 1965, Nº 9. “La poesía taurina”. Sección a cargo de Ramón del Parral. 16
entre el ruido y el silencio. Dejó el monstruo su letargo, olvidaba que aquel día peleábase con lo amargo la postinera alegría. Lecho con sábana abierta el redondel parecía, y ya ansiaba la reyerta que el ambiente predecía. Propio de estas ceremonias, trompetas y tamboriles sueltan nuevas sinfonías, y se mueven varoniles para responder al reto cuadrillas de juveniles. Vino entonces la locura, irremediable el momento inmunda tórnase pura con presagios de redento. Con vaivén de vivos sintiéndose muertos, moviéndose altivos toreros van a sus puestos, llevando su copa de licor de miedo para apurarla hasta la última gota, aparentando un sosiego que atormenta y no se nota. Entrega. Consuélate, torero; si esta tarde caíste tras el triunfo en un fracaso; resta un paso de llegar al borde, donde tu alma ni tu terno se oscurece. ¡Trata de buscar olvido!... cosecha palmas con delirio, así mueran los pasos que has vivido entre penas puntazos y martirio. Y que el precio de la gloria pagues cayendo con amor entre sus brazos. Topador. Con inspiración fecunda de médico, poeta y loco, el piquero razón funda
de esto no tiene poco. Como médico, veterinario; hace trot-trou a los caballos que derrota su adversario. Como poeta haces prosas en la cáscara del toro inspirado, abriendo rosas. De acuerdo no tienes mucho ni tu vales es tan poco solo el villamelón es ducho en gritarte que estás loco. Cita. Cual espectro en pegaso inquieto con frescas voces de clarines; anunciaba el festejo el viento. Ya son las cuatro, en el patio apuestos arlequines avanzan hacia el ruedo, fijo el corazón, pálido el rostro tras el triunfo con denuedo. En miles de gargantas escaparon como palomas, los gritos del deseo; tornando lo triste a marcial los autores del clásico paseo. ¡Primer platillo de la tarde que glotón el monstruo devoraba!... Hiere el viento nuevamente la voz de saeta del clarín, y el toril abrióse lentamente. Cual torrente o polvorín hace presencia furente un invitado al festín, que cual tempestad tronante aclara con rigidez: Traigo mi reino, joyas y mi oro, mi corona de puñales… ¡Soy su majestad el toro!... y regalo mi reinado, esmeraldas y rubíes, al que por su arrojo osado
me lo anuncien los clarines.17 Leonardo Campos. 1965 A LORENZO GARZA Un “Astro” en el reposo. Como una nube que sus ánforas vació sobre los abismos, valles y montañas, y de inundarlo todo se sació. así fue “El Coloso” que todo conmovió con esencia y personalidad extrañas, ya en plazas propias, como también fuereñas, que fueron llamaradas que Febo envidió. Su figura es aún faro parpadeante, frente a un mar inmenso de victorias y sobre playas de dulces añoranzas es aquella luz clara y alucinante que recuerdan muchos miles de memorias! es la pauta de promesas y esperanzas! Marino Galván Rábago.18 1965 LEYENDA DEL TORERO APARECIDO. (Leyenda del Coso “Colón” –actualmente plaza de Santa María, en la Ciudad de Querétaro). Cuentan las gentes del barrio gentes sencillas muy buenas que, en las ruinas de aquel coso, siguen cuajando faenas. Dicen que a la media noche cuando la luz de la luna se pierde por la alameda, se oye un murmullo de voces y una marcha muy torera. Cuadrillas abren las puertas y aparece ahí en escena la figura de un torero bien vestida y muy cenceña. Viene ataviado de luto 17 18
Ibidem. Ib.
de los pies a la montera; trae una capa bordada como una noche muy negra. Va haciendo solo el despeje, lleva en mano la montera, tambores de funerala se escuchan en la tronera. Con la diestra se persigna, hinca la rodilla en tierra y sus lágrimas son sangre que tiñen aquella arena. Toma muleta y espada, avanza con pasos tardos y brinda a las graderías en honor de aquel “Tío Carlos” que escribió por bulerías. Va dando la vuelta al ruedo. caen claveles reventones y rosas negras de seda; en la diestra lleva un lirio en la otra lleva una oreja. Cual lomo de negro toro la noche huye, ligera, y los clarines del alba suenan su toque de queda. Más luego, llega el silencio. la figura tan torera, toda vestida de luto, se pierde entre la arboleda. Se oye un murmullo de voces y una marcha muy torera cuando la luz de la luna teje bejucos de plata perdiéndose en la alameda… Eduardo Díaz Gutiérrez.19 1965 LA OREJA DE PLATA. Tarde serena de invierno, arena roja de sangre. Medias lunas de los cuernos 19
El Ruedo en México. Revista gráfica de los toros. Año I, Nº 10. Febrero de 1965.
que hieren la joven carne. Tarde de oreja de plata que disputan seis punteros, y el toro, que hiere y mata, se enfrenta a seis novilleros. El primero para y manda, el otro banderillea, aquel al toro le anda y este en fin, qué bien torea. Mas después surge en la arena, con estampa asaz mimbreña, entre nerviosa y serena la faz de Manolo Ureña, Y aquí vemos revividos los tiempos del Hermosilla, los tiempos de gloria ungidos, que asombraron a Sevilla. Con un cornadón de miedo y la sangre hasta el tobillo, volvió al toro con denuedo tan admirable chiquillo. La muleta en ambas manos el corazón en su sitio, Locos doctos y profanos ante el alarde inaudito. Con la espada, con el alma, a la res al fin, la mata y en triunfo que asombra y pasma gana la oreja de plata. José Luis López.20 1965 EN LA PLAZA DE TOROS. Nevaron en la plaza de toros los pañuelos. En los amplios tendidos florecieron los nardos y el sol la coruscante mantilla de sus dardos prendió a la mexicana cabeza de los cielos. Músicas, dianas, palmas… Olés bravos. ¡La oreja! En el centro del ruedo sonrió alegre la espada, al desgarrar el aire la triunfal clarinada. ¡La plaza era una copa de alegría bermeja! En los palcos de honor florecían los rojos claveles de las reinas, que plenas de sonrojos, regalaron al héroe con su mejor sonrisa. Y al posar el torero sus miradas en una 20
Op. Cit.
de las demás, vibró como rayo de luna en un claro de selva, en mitad de la liza. Jesús Zavala.21 1965 RODOLFO GAONA. Delicada esencia de jardines leoneses, elaborada por el viejo maestro “Ojitos”, que saturó no una, sino cien y mil veces Coliseos en sus fiestas de trágicos ritos. Sabiduría y arte sobrados de historia, que el pasado inundaron, y añora el presente cuando en sus tardes de sol y victoria derrama un astro su luz calcinante. Austera Majestad con sangre morena, que fue vencedor de valerosos y sabios. Petronio de seda convertido en cumbre serena, como la de los altos y viejos Vesubios. Faro enhiesto al que besa la luz del poniente, frente a un océano de añejos recuerdos. Bandera del valor y del arte aún andulante que es orgullo de una raza de bravos leopardos. Marino Galván Rábago.22 1965 “COMANCHE” La corrida se iniciaba, Ya murieron toros cinco, Se toreaba con ahínco Pero el sexto aún quedaba. Cuando el día se apagaba A iluminarse empezaba; Y cuando ya terminaba Era cuando comenzaba. Y salió aquel castaño Que “Comanche” le pusieron, Y de ese nombre hicieron El toro inmortal del año. El toro plaza cerraba, Era el último y primero Porque el único del encierro 21 22
Ibidem. El Ruedo en México. Revista gráfica de los toros. Año I, Nº 11. Marzo de 1965.
Era el toro que contaba. Raúl García lo lidió, ¡Y de qué modo lo toreó! En cada lance se recreó Y ¡qué revolera nos dio! Banderillando al toro En lo alto las ha dejado, Al quiebro ha igualado Quedando tres pares de oro. El tercio mortal ya toca Con sus notas penetrantes. Hubo una ligera pausa antes, La plaza estaba loca. Comenzó sus naturales Todos para la historia, Otra faena de victoria Y de faenas inmortales. Derechazos grandes hubo Con clasicismo y arte, En fin de todo esto aparte Muchas suertes grandes tuvo. Cuantas veces cita al toro Ya con la fuerza que tiene El cornúpeta va y viene Sobre la muleta de oro. Parecía que jugaban, Todo era una armonía Como una bella melodía, Que solos se conjugaban. Se fundían como una cosa, Con la gente se fundía ello. Era un momento tan bello ¡y qué tarde tan hermosa! Cuando el toro iba más Lo indultaron con acierto, Porque fue bravo, es cierto, Pero noble fue además. Complaciendo muchos gustos Caminando muy despacio Se fue por el espacio De la puerta de los sustos. Ahora en la dehesa crece
Porque reproductor será, Y muchas mujeres tendrá Porque bien se lo merece. Fue una faena inmortal Que de molde ha dejado, Y en los campos ha quedado Ahora un nuevo semental. Luis Castro Pérez.23 1964 – 1965 La obra que Bonifacio Gil García legó a la literatura taurina, 24 es una notable labor de investigación donde quedan plasmadas diversas muestras de expresión que no sólo es popular. También cultural, en el entendido de que se recogen manifestaciones consolidadas por años de cultivo entre diversas sociedades y ya recuperadas en antologías de esta dimensión, se convierten en un compendio de otros tantos conocimientos que reflejan el sentir de costumbres y tradiciones. En el volumen Nº 3 aparece una amplia muestra de ejemplos latinoamericanos, y corresponde un importante capítulo dedicado a México. De ese conjunto, y con la venia de don Bonifacio, es que tomaré algunos de los materiales que reunió pacientemente. V. 3, p. 132: El torito. Vaqueras. (El toro en el campo) La vaca era colorada y el becerrito era moro, y el vaquero maliciaba que era hijo de otro toro. La vaca era colorada y el becerrito era moro, y el vaquero maliciaba que era hijo de otro toro. 23
El Ruedo en México. Revista gráfica de los toros. Año I, Nº 12. Abril de 1965. Bonifacio Gil García: CANCIONERO TAURINO (Popular y profesional). Folklore poético-musical y costumbrista recogido de la tradición, con estudio, notas, mapas e ilustraciones. T. I. 848 documentos sobre toros y toreros de España, Portugal, Brasil, Filipinas y países hispanoamericanos. Por (…) (C. de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando). Madrid, Librería para Bibliófilos, Pl. de San Martín, 3, 1964. 214 p. + 83 de Ejemplificación musical. --: CANCIONERO TAURINO (Popular y profesional). Folklore poético-musical y costumbrista recogido de la tradición, con estudio, notas, mapas e ilustraciones. T. II. 848 documentos sobre toros y toreros de España, Portugal, Brasil, Filipinas y países hispanoamericanos. Por (…) (C. de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando). Madrid, Librería para Bibliófilos, Pl. de San Martín, 3, 1964. 210 p. + 54 de Ejemplificación musical. --: CANCIONERO TAURINO (Popular y profesional). Folklore poético-musical y costumbrista recogido de la tradición, con estudio, notas, mapas e ilustraciones. T. III. 848 documentos sobre toros y toreros de España, Portugal, Brasil, Filipinas y países hispanoamericanos. Por (…) (C. de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando). Madrid, Librería para Bibliófilos, Pl. de San Martín, 3, 1965. 238 p. + 32 de Ejemplificación musical. + Pequeña semblanza biográfica de Bonifacio Gil García (s/n). 24
Estribillo: ¡Upa! Toro “aí” viene el toro! Sácale vueltas, pero con modo. ¡Ea! ¡Ea! ¡Ea, torito, ea! (Gritando) -¡Toro! –allá va. -¡Lázalo, hombre! -¡Ya lo lacé! -¡Túmbalo, hombre! -¡Ya lo tumbé! ¡Ponle el cabestro! ¡Eso no sé! (Final del Estribillo) Pues si no sabes, Te enseñaré. ¡Ea! ¡Ea! ¡Ea, torito, ea! Tomado de: Gabriel Zaldívar: Historia de la música en México,25 p. 293. V. 3, p. 133-134: La vaca. La vaca ya tuvo cuates y están ahora chiquitos, mama y mama, como tú, cuando das esos besitos. Ve a ver cuál es el toro que brama tras de la loma,26 que ya no se le ven las patas, no más la cabeza asoma ya le dije al caporal, que el vaquero se mató Gabriel Zaldívar: Historia de la música en México (Épocas precortesiana y colonial) por (…) Colaboración de Elisa Osorio Bolio. México, Secretaría de Educación Pública, 1934. 324 p. Ils., facs. (Publicaciones del Departamento de Bellas Artes). 26 Este verso –apunta el autor- nos recuerda esta estrofa que es planta de una valona (décima) según expresa el profesor Vicente T. Mendoza en su notable obra La décima en México. Glosas y Valonas. Buenos Aires, 1947. Con ilustraciones y ejemplos musicales, pág. 633, procedente del rancho de “El Volantín”, Jalisco: 25
En la loma brama un toro Y abajo lo están oyendo; Las vacas en el corral Remolino están haciendo.
en la barranca del pueblo está la cueva que dejó. Tomado de: Higinio Vázquez Santana: Historia de la canción mexicana,27 p. 194. V. 3, p. 134: La vaquilla. -Vaqueros y caporales, pongan el quelele alerta, que arriba del Ojo de agua está la vaquilla muerta. Le dirás, le dirás, le dirás, le dirás, le diré, le dirás al caporal que se baje pal encino que se traiga la vaquilla con el cabestro más fino. Pero sí le dirás, le dirás, le dirás, pero sí, pero sí, pero no. La vaquilla que yo busco no es pinta ni colorada: Es una vaquilla hermosa de las llaves aserrada. le dirás al caporal que baje a Tetepexsco, que se traiga la vaquilla con el cabestro barroso. Le dirás al caporal que se baje para el plan, que me traiga la vaquilla porque ahora es día de San Juan. Tomado de: Higinio Vázquez Santana: Historia de la canción mexicana, p. 194. V. 3, p. 135: La vaquilla (con algunas variantes). (Cancionero de Mexican Folk-Ways) Le dirás a la vaquilla que no se ande ladereando, que un becerro trae al pie y otro que se le anda ahijando, para darle mamantones a ese becerro bramino. le dirás a la vaquilla que se baje para el plan, 27
Higinio Vázquez Santana: Historia de la canción mexicana, canciones, cantares y corridos, coleccionados y comentados por (…). México, Talleres gráficos de la Nación, 1931. 255 p.
para darle mamantones a ese becerro galán. Le dirás a la vaquilla que se baje pa´l estero, para darle mamantones a ese becerro grupero. La vaquilla tuvo cuates el día primero de mes; uno le mama al derecho y otro le mama al revés. la vaquilla tuvo cuates y uno de ellos está sordo: Mientras uno está durmiendo l´otro está mamando gordo. Zopilote, dile al aura que ponga el quelele alerta, que debajo de Ojo de agua está la vaquilla muerta. Tomado de: Vicente T. Mendoza: El romancero español y el corrido mexicano,28 p. 695. V. 3, p. 137 En torno a la corrida. Qué buenos están los toros. (San Pedro Piedra Gorda, Zac.) -¡Qué buenos están los toros! -Tatita, ¿me dejas ir? (bis) -Estén buenos o estén malos, tú a los toros no me has de ir (bis). -Ya se acabaron los toros, tatita, ¿me dejas ir? (bis) -Acábense o no se acaben tú a los toros no me has de ir (bis) Tomado de: Vicente T. Mendoza: Folklore de San Pedro Piedra Gorda,29 p. 154. V. 3, p. 137 El toro en la plaza. Échenme ese toro bravo. (San Pedro Piedra Gorda, Zac.)
28
Vicente T. Mendoza: El romance español y el corrido mexicano. Estudio comparativo. 2ª edición. México, Universidad Nacional Autónoma de México, Coordinación de Humanidades, 1997. XVIII + 833 p. Ils., facs. 29 Vicente T. Mendoza: Folklore de San Pedro Piedra Gorda, Zacatecas. México, Secretaría de Educación Pública, 1952. 498 p.
Échenme ese toro bravo, hijo de la vaca pinta, que lo quiero capotear delante de la tía Jacinta. Échenme ese toro bravo, hijo de la vaca mora, que lo quiero capotear delante de mi señora. Tomado de: Vicente T. Mendoza: Folklore de San Pedro Piedra Gorda, p. 166. V. 3, p. 137: La Huasteca. Salí de vestido blanco a torear una ternera; no hablo porque no hay campo, no porque mi amor no quiera; yo soy aquel que le canto, siendo mujer, a cualquiera. Tomado de: Higinio Vázquez Santana: Historia de la canción mexicana, p. 47. V. 3, p. 143 Hechos luctuosos. Los quinientos novillos. (Sierra de Chihuahua) Quinientos novillos eran, los quinientos muy livianos, y entre quince americanos no los podían llevar: Y la madre de un vaquero le pregunta al caporal: -¿Dónde se ha quedado mi hijo, que no lo he visto llegar? -Señora, yo le dijera, pero va a querer llorar; lo mató un toro frontino en las trancas de un corral. -Vaya usté y tráigame a mi hijo, que no lo he visto llegar, y llevarlo al camposanto, donde lo quiero enterrar. Tomado de: Vicente T. Mendoza: El romancero español y el corrido mexicano, p. 487. V. 3, p. 143
Apunta Bonifacio Gil García: “El mismo autor, en su obra El corrido mexicano, p. 291. “Fondo de Cultura Económica”, 1954. Trae una versión más amplia con la misma música. Sacamos las coplas que encierran interés taurino: En la partida de Kansas… En la partida de Kansas hubo una gran corrida. ¡Ay qué caminos tan largos!, no contábamos la vida… Los novillos eran bravos, no los podían embarcar, entre treinta americanos no los podían separar. Los novillos eran bravos, no los podían separar; gritaba un americano: -Que se baje el caporal. El caporal tuvo miedo y un vaquero se arrojó, a que lo matara un toro nomás a eso bajó. V. 3, p. 144 El hijo desobediente. (Parras, Coahuila) Un domingo en la mañana andando en los herraderos, como queriendo pelear, echaron mano a sus fierros. decía el mentado Felipe: Yo vengo porque las puedo. Sin permiso de mi padre he venido al herradero. Ahí le contesta el padre: hijo no seas altanero. No vengas aquí a pelear. Anda, vete pa´l potrero. Hágase de aquí, mi padre, vengo más bravo que un león, no quiera que con mi daga le traspase el corazón. Óyeme, hijo querido, por las palabras que has dado, antes que Dios amanezca la vida te habrán quitado. No siento que me la quiten, ya me la hubieran quitado; me entierran en campo verde donde me trille el ganado.
Bajaron un toro prieto, que nunca lo habían bajado; lo bajaron de la sierra revuelto con el ganado. Y a ese mentado Felipe la maldición le alcanzó. Y en las trancas del corral el toro se lo llevó. Me entierran en campo verde donde me trille el ganado, con un letrero que diga: “Aquí murió un desdichado”. Ya con ésta me despido, que me lleve la corriente, y aquí se acaba el corrido del Hijo Desobediente. Tomado de: Vicente T. Mendoza: El romancero español y el corrido mexicano, p. 655. V. 3, p. 144-145 Muerte de un caporal. (Guadalajara, Jalisco) Serían las tres de la tarde Miguel andaba coliando, y en menos de un cuarto de hora Miguel está agonizando. Rancho de Santa Isabel, un martes y día feriado, murió Miguel Rubalcaba, el caporal afamado. Decía Miguel Rubalcaba: -Me atengo a que soy buen gallo, al acionar este toro se destanteó mi caballo. ¡Ay, Dios! ¡Válgame Dios! Me duele mi corazón: ¡Qué muerte tan lastimosa, No tuvo comparación! Decía Doña Teodorita: -Su corazón le avisaba, que bien le decía a Miguel que el caballo lo temblaba. Su esposa lloraba mucho, su madre con más razón, de ver a Miguel Tendido, que murió sin confesión. Le trajeron un ministro por ver si lo administraba, no lo pudo administrar porque la sangre lo ahogaba.
Y el caballo de Miguel no es pinto ni colorado es un caballo alazán del fierro del licenciado.30 Festivos satíricos. V. 3, p. 145 el que con toros sueña… El que con toros sueña, que no se case, porque a los ocho días cuernos le nacen. Comunicado por el Prof. Vicente T. Mendoza, de México, D.F. El novillo despuntado. (De la tradición oral) El novillo despuntado de la Hacienda de Homobono, ¡uy, jay, jay! a mas de cuatro vaqueros les ha quitado lo mono, ¡pero, uy, jay, jay, qué risa me da! Tomado de: Vicente T. Mendoza: El romancero español y el corrido mexicano, p. 529. V. 3, p. 146 Los viejitos. Escena de tonadilla o zarzuela. (Chavinda, Michoacán) Viejito, ¿vamos a misa? Que la acaban de llamar. No la quiero tan devota siéntese allí a remendar. ¡Válgame Dios de los cielos! ¡Qué haré yo con este viejo! Me ha de amar, me ha de querer y me ha de ver como espejo. ¡Qué bonita está la plaza! Viejito, ¿me dejas ir? Esté feo o esté bonito, 30
Propietario de la hacienda de Santa Isabel.
a la plaza no has de ir. (Comunicó Emigdio del Río, de 13 años, en diciembre de 1939. Remitida por el Prof. Vicente T. Mendoza, de México, D.F.) Festivo-incidentales Verdad de Dios. (Chavinda, Michoacán) -Ay, Jesús, José y María. ¡Ay, qué tropezón me di!, por andar toreando un toro y un chivo de los de aquí. Estribillo: Verdad de Dios que se lo digo que sólo el cielo será testigo. Tomado de: Vicente T. Mendoza: El romancero español y el corrido mexicano, p. 536. V. 3, p. 147-149 El torito del Comercio, que a todos hace mal tercio. (Valona doble y alternativa) ¡Oh qué toro tan puntal! ¡A toditos ha arrastrado! Parece perro del mal31 según nos ha revolcado. Señores, ¡ah qué arranquera! Y qué escasez de dinero. En la república entera ya no se encuentra consuelo. A todos en general este toro ha revolcado, ninguno se le ha escapado, a toditos, por igual. Este sí es toro puntal que anda en toda la nación, a todos sin dilación nos ha causado algún mal y dicen en pelotón: -¡Ay que toro tan puntal! Hidrófobo. Según DRAE: hidrofobia. (Del lat. hydrophobĭa, y este del gr. ὑδροφοβία). 1. f. Horror al agua, que suelen tener quienes han sido mordidos por animales rabiosos. 2. f. rabia (enfermedad). 31
Al rico, al pobre y aldeano, arrieros y comerciantes, el capital más constante se lo ha llevado entre mano. Hoy todito ciudadano ya ninguno se ha parado, aunque sea el más afamado, porque a toditos embiste. -¡Hay qué lamento tan triste! ¡A toditos ha arrastrado! En Guanajuato, ¡Ay, Jesús! A toditos los mineros ya los ha dejado en cueros, del Mineral de la Luz. Ni con ponerle la Cruz a semejante animal. En Angangueo por igual, Tlalpujahua, Real del Oro, anda muy bravo ese toro, parece perro del mal. México, la gran ciudad, todos los días, diariamente se sale bastante gente por tan gran necesidad; hay mucha calamidad, todo el comercio atrasado, el arte más afamado se lamenta diariamente muy asustada la gente según los ha revolcado. A todos los minerales los ha revoleado el toro, ya ni la plata, ni el oro, ni quien saque los metales. Pronto acabarán los reales asegún lo que se espera. Por Nuevo León, La Frontera, San Miguel y los Dolores no se oyen más que clamores señores, ¡ah qué alegría! -“En la hermosa capital, pueblos, villas, y ciudades, se ven mil calamidades con este toro del mal. Ni modo de echarle un pial, porque es muy bravo y ligero, Anda todo el reino entero, deja espantada a la gente, y dice todo viviente: ¡ah qué escasez de dinero! En Querétaro, aflicción, por Salamanca y Celaya;
en el Valle32 gran batalla y en los pueblos del Rincón; en esta villa de León, Irapuato, Salvatierra, la gente se desespera; por Monterrey y el Saltillo todito es un baratillo en la República entera. por San Luis del Potosí, la hermosa Guadalajara, el toro a toditos para, los de San Blas y Tepic. En el Real de Mapimí le tienen mucho recelo; por Durango dejó el pelo, en Oaxaca gran porción, dice hoy toda la nación: -Ya no tenemos consuelo. Puebla, Córdoba y Huamantla, en Orizaba y Tepeaca, Tacubaya, Tlalnepantla, San Juan del Río y Huichapan, rancho ni hacienda se escapan. En el Real del Cardonal, Ixmiquilpan, el Mezquital, por corniños y potreros, tumba muchos carreteros. ¡Ah que toro tan puntal! embiste a los reboceros, tiendas y carnicerías, obradores, pulquerías, fábricas de cigarros; toditos los zapateros con las hormas se han tirado, los canteros ha asustado, sastres y talabarteros, albañiles, carpinteros, a toditos ha arrastrado. A las pobres comideras y a las que venden verdura, entró con gran travesura Con toditas las fruteras; revolcó a las cigarreras y a las que venden tortillas, ya les salen amarillas, ya no tienen nixtamal33 y dicen las pobrecitas: -Parece perro del mal. Ya nos dejan sin camisa, nos quitó hasta los calzones, 32 33
Valle de Santiago, Guanajuato. Maíz cocido con sal.
chaqueta ni pantalones, no podemos ir a misa. A la pobre María Luisa el rebozo le ha rasgado, toda la ha despilfarrado ¡quien lo pudiera agarrar! Nos habíamos de vengar asegún nos ha arrastrado. Las hijas de Tía Quiteria y también las del borlote, toditas andan al trote porque están en la miseria, y nos dice Desideria, que viene de la frontera: “Yo morir ya me quisiera porque andando la misión34 he oído en conversación: ¡Señores, ah, qué arranquera!” en Morelia y Zimapán, Zacatecas y Toluca, el Real del Monte y Pachuca, Huauchinango, Ozumtlán, Cuernavaca, Apatzingan, el estado de Guerrero, anda el toro muy grosero, no los deja ni dormir y comienzan a decir: ¡Cuánta escasez de dinero! Si todos los minerales trabajara la nación, cesaría la apuración sacando muchos metales. Tendrían pesos y reales, se acabaría la arranquera; al toro su mal le diera, todos con gusto y contento, se nos quitaría el tormento en la República entera. no más a los extranjeros no les ha llegado el toro; recogen la plata y oro y lo embarcan muy ligeros en buques de pasajeros con mucha seguridad, y hablándoles con verdad son los del mero comercio y todos en realidad ya no tenemos dinero. Tomado de: Vicente T. Mendoza: La décima en México, pág. 437-9. Buenos Aires, 1947, hoja suelta sin pie de imprenta. Colección Francisco Pérez Salazar. 34
Andar de aquí para allá, como hacen los misioneros.
V. 3, p. 150 Hora,35 Ponciano, mata ese toro… (San Pedro Piedra Gorda, Zacatecas) Siempre que sale Ponciano alrededor de la plaza, toda la gente le grita: “Hora, Ponciano afamado”. Estribillo: Hora, Ponciano, mata ese toro, mata ese toro, mátalo bien, mata ese toro, Ponciano. Tomado de: Vicente T. Mendoza: Folklore de San Pedro Piedra Gorda, pág. 114. México, 1952. V. 3, p. 172 De la muerte del Espartero. El año noventa y cuatro, por su arrojo y su bravura, le dio al torero más grande la muerte un toro de Miura. El Guerra, que le quería, le decía que no fuera; lugar habría de sobrarle para luchar con la fiera. pero en el tren que llegaba el empresario venía, y tanto fue y le rogó que toreó Juan García (sic) de verde y oro vestía el simpático torero llamado Manuel García y apodado el Espartero. Por todas partes se oía un grito muy lastimero, cuando supo Andalucía que había muerto Espartero. Tomado de: El romance español y el corrido mexicano, pág. 285. V. 3, p. 173: 35
El uso del adverbio no se corresponde con la connotación más celebratoria o de exaltación que tiene por habla y expresión en el ambiente popular. En todo caso, ¡Ora Ponciano! Se convierte en una frase que magnifica ese sentido heroico que tuvo en su momento este célebre personaje de la tauromaquia decimonónica mexicana.
El toro. Allá arriba brama un toro y abajo lo están oyendo; qué lejos está mi amor y más que se irá poniendo (bis). Échenme ese toro gacho, hijo de la vaca mora, que lo tengo que torear delante de esta señora (bis) Upa torito ya bajas, el toro llama a cabrito, lo llamaré, apíalo; si tú no sabes te enseñaré E, e, e, o, o, o. Variante de La Vaquilla. Véase: La vaquilla (con algunas variantes) tomadas del Cancionero de Mexican Folk-Ways. Allá viene el caporal cayéndose de borracho, diciéndole a los vaqueros: -Échenme ese toro macho. Upa torito, y allá va el toro; llama a cabrito, ya lo lacé, apíalo, hombre, y lo apialé; si tú no sabes te enseñaré. E, e, e, o, o, o. Tomado de: Higinio Vázquez Santana: Historia de la canción mexicana, p. 192. 1964 La muerte del Monstruo La vi llegar a la plaza vestida de forma extraña, era sin duda la muerte que por la plaza rondaba pensando llevarse el alma de un hombre con mala suerte. Y lo encontró aquella tarde, Tarde de mala fortuna. Fue en la plaza de Linares donde la figura hombruna de un Monstruo con alamares, perdió el genio y la figura.
Malhaya el maldito Islero, malhaya la mala suerte de aquel Monstruo del toreo, que vino a encontrar la muerte metida dentro de un cuerno. ¡Dios bendiga a Manolete” Ysaac Labrador. 1964 EL TORO “BONITO”. “Bonito, el toro bonito” era de Arriba Hermanos y entre toda la camada era el toro más bonito. Miguel Bello lo cuidó cuando pastaba en la dehesa por su bondad y nobleza gran cariño le tomó. Llegó el domingo fatal en el que iba a ser lidiado y el caporal Miguel Bello estaba muy consternado. Salió “Bonito” a la plaza con gran estilo embistió y su bravura y su casta a todos los asombró. Y tocaron a matar el toro estaba en los medios y “Litri”, aquel Miguel Báez se disponía ya a brindar. Un hombre al ruedo saltó y quitándose el sombrero pa´ despedirse del toro pidió permiso primero. El toro al que le escurría la sangre hasta las pezuñas estaba arrogante y fiero y Miguel Bello en el tercio envióle su adiós postrero. “Bonito, toma Bonito” se hizo un silencio angustioso el toro quieto esperaba y Miguel pasito a paso
al torazo se acercaba. Hubo un momento de duda Miguel Bello se detuvo el toro lo recordó y caminando despacio al caporal se acercó. “Bonito, toma Bonito” seguía el toro caminando y cuando a Miguel llegó este al toro se abrazó. “Adios mi toro Bonito” Bello estaba sollozando sus lágrimas se mezclaban en el morrillo sangrando. El público puesto en pie con un nudo en la garganta entre lágrimas y gritos el indulto así pidió. El juez sacó su pañuelo y presto lo concedió; luego al guardarlo discreto una lágrima enjugó. Por la puerta de toriles siguiendo dócil a Bello el bravo toro “Bonito” por ahí desapareció. En los corrales quedó, la gente lo iba a admirar y la actriz María Conesa solía irlo a acariciar. A la dehesa lo volvieron, como semental quedó; a los pocos meses de esto desencajonando a un toro Bello estaba descuidado y el marrajo lo mató. Luego a “Bonito” vendieron y en Tlaxcala ahí quedó. Dicen que de tarde en tarde quedábase quieto el toro. Y al horizonte olfateaba parece como que oía “Bonito, toma Bonito”
y que Bello lo llamaba. Edmundo Zepeda.36 1964 LOS CORRIDOS DE ZEPEDA. En la historia que aquí yo te presento tendrás ¡oh aficionado! muy en cuenta, que el toro es el único elemento que no vive del cuento, ni hace cuentas. Que muere siempre y nunca se hace guaje hermoso, casto, bravo, noble y fiero; por eso aquí rendímosle homenaje, aficionados, público y toreros. Del “Uro”, toro salvaje que no del bravo bisonte descienden todos los toros que por bravos se conocen; desde Europa hasta la China esta especie dominó y en grutas el troglodita a su modo los pintó. Unos dicen que fue en Creta en donde ya se toreaba; otros que en la Roma fue, en crueles fiestas paganas. Ofrecidas por el César de la coronada testa; entre los siglos se pierde el origen de la fiesta, que a la Iberia la llevaron aquellas huestes romanas y buena prueba dejaron, en mosaicos y monedas, por las tierras valencianas. De crueles se nos acusa al enfrentar hombre y toro pero en Suiza y en Escocia enfrentan toro con toro. Esto es a puerta cerrada, así no lo ve el turista, 36
El Ruedo en México. Revista gráfica de los toros. Año I, Primera Quincena, Noviembre 1964, Nº 5, Especial.
no hay arte y el interés: la cantidad apostada. Cuando en España echó raíces fue de nobles, distracción y en las grandes fiestas reales aervíales de diversión. Poco a poco los plebeyos demostraron su destreza, por su valor desplazando de la plaza a la nobleza. (. . . . . . . . . . . . . . . . . . . .) Edmundo Zepeda.37 1965 PRELUDIO. Tiembla a un grupo el corazón y en contagio el reloj late, no es escasa la razón si el tumulto sobre gradas trae presagios de combate. Devoto y fiel al evento, sereno y desafiante el ruedo, espera encienda el encuentro. Rasga una mano el silencio del director la batuta, y empieza la escaramuza entre el ruido y el silencio. Dejó el monstruo su letargo, olvidaba que aquel día peleábase con lo amargo la postinera alegría. Lecho con sábana abierta el redondel parecía, y ya ansiaba la reyerta que el ambiente predecía. Propio de estas ceremonias, trompetas y tamboriles sueltan nuevas sinfonías, y se mueven varoniles para responder al reto 37
El Ruedo en México. Revista gráfica de los toros. Año I, Nº 7. 1964.
cuadrillas de juveniles. Vino entonces la locura, irremediable el momento, inmunda tórnase pura con presagios de redento. Con vaivén de vivos sintiéndose muertos, moviéndose altivos toreros van a sus puestos, llevando su copa de licor de miedo para apurarla hasta la última gota, aparentando un sosiego que atormenta y no se nota. Leonardo Campos.38 1965 ENTREGA Consuélate, torero; si esta tarde caíste tras el triunfo en un fracaso; resta un paso de llegar al borde, donde tu alma n tu terno se oscurece. ¡Trata de busca olvido!... cosecha palmas con delirio, así mueran los pasos que has vivido entre penas puntazos y martirio. Si en los ruedos alguien mora, es la parca que implacable trémula y cercana te enamora, anhela triunfes con grandeza noble para atarte entre sus fuertes lazos. y que el precio de la gloria pagues cayendo con amor entre sus brazos. Leonardo Campos.39 1965 TOPADOR. Con inspiración fecunda de médico, poeta y loco, el piquero razón funda de esto no tiene poco. 38 39
El Ruedo en México. Revista gráfica de los toros. Año I, Nº 9. Enero de 1965. Op. Cit.
Como médico, veterinario; hace trou-trou a los caballos que derrota su adversario. Como poeta hace prosas en la cáscara del toro inspirado, abriendo rosas. De acuerdo no tienes mucho ni tu vales es tan poco solo el villamelón es ducho en gritarte que estás loco. Leonardo Campos.40 1965 CITA. Cual espectro en pegaso inquieto con frescas voces de clarines; anunciaba el festejo el viento. Ya son las cuatro, en el patio, apuestos arlequines avanzan hacia el ruedo, fijo el corazón, pálido el rostro tras el triunfo con denuedo. En miles de gargantas escaparon como palomas, los gritos de deseo; tornando lo triste a marcial los autores del clásico paseo. ¡Primer platillo de la tarde que glotón el monstruo devoraba!... Hiere el viento nuevamente la voz de saeta del clarín, y el toril abrióse lentamente. Cual torrente o polvorín hace presencia furente un invitado al festín, que cual tempestad tronante aclara con rigidez: traigo mi reino, joyas y mi oro, mi corona de puñales. ¡Soy su majestad el toro!... 40
Ibidem.
y regalo mi reinado, esmeraldas y rubíes, al que por su arrojo osado me lo anuncien los clarines. Leonardo Campos.41 1965 A LORENZO GARZA Un “Astro” en el reposo. Como una nube que sus ánforas vació sobre los abismos, valles y montañas, y de inundarlo todo se sació. así fue “El Coloso” que todo conmovió con esencia y personalidad extrañas, ya en plazas propias, como también fuereñas, que fueron llamaradas que Febo envidió. Su figura es aún faro parpadeante, frente a un mar inmenso de victorias y sobre playas de dulces añoranzas es aquella luz clara y alucinante que recuerdan muchos miles de memorias! es la pauta de promesas y esperanzas! Marino Galván Rábago.42 1965 LEYENDA DEL TORERO APARECIDO. (Leyenda del Coso “Colón” –actualmente plaza de Santa María, en la Ciudad de Querétaro). Cuentan las gentes del barrio gentes sencillas muy buenas que, en las ruinas de aquel coso, siguen cuajando faenas. Dicen que a la media noche cuando la luz de la luna se pierde por la alameda, se oye un murmullo de voces y una marcha muy torera. Cuadrillas abren las puertas y aparece ahí en escena la figura de un torero 41 42
Ibid. Ib.
bien vestida y muy cenceña. Viene ataviado de luto de los pies a la montera; trae una capa bordada como una noche muy negra. Va haciendo solo el despeje, lleva en mano la montera, tambores de funerala se escuchan en la tronera. Con la diestra se persigna, hinca la rodilla en tierra y sus lágrimas son sangre que tiñen aquella arena. Toma muleta y espada, avanza con pasos tardos y brinda a las graderías en honor de aquel “Tío Carlos” que escribió por bulerías. Va dando la vuelta al ruedo. caen claveles reventones y rosas negras de seda; en la diestra lleva un lirio en la otra lleva una oreja. Cual lomo de negro toro la noche huye, ligera, y los clarines del alba suenan su toque de queda. Más luego, llega el silencio. la figura tan torera, toda vestida de luto, se pierde entre la arboleda. Se oye un murmullo de voces y una marcha muy torera cuando la luz de la luna teje bejucos de plata perdiéndose en la alameda… Eduardo Díaz Gutiérrez.43 1965 LA OREJA DE PLATA.
43
El Ruedo en México. Revista gráfica de los toros. Año I, Nº 10. Febrero de 1965.
Tarde serena de invierno, arena roja de sangre. Medias lunas de los cuernos que hieren la joven carne. Tarde de oreja de plata que disputan seis punteros, y el toro, que hiere y mata, se enfrenta a seis novilleros. El primero para y manda, el otro banderillea, aquel al toro le anda y este en fin, qué bien torea. Mas después surge en la arena, con estampa asaz mimbreña, entre nerviosa y serena la faz de Manolo Ureña, Y aquí vemos revividos los tiempos del Hermosilla, los tiempos de gloria ungidos, que asombraron a Sevilla. Con un cornadón de miedo y la sangre hasta el tobillo, volvió al toro con denuedo tan admirable chiquillo. La muleta en ambas manos el corazón en su sitio, Locos doctos y profanos ante el alarde inaudito. Con la espada, con el alma, a la res al fin, la mata y en triunfo que asombra y pasma gana la oreja de plata. José Luis López.44 1965 EN LA PLAZA DE TOROS. Nevaron en la plaza de toros los pañuelos. En los amplios tendidos florecieron los nardos y el sol la coruscante mantilla de sus dardos prendió a la mexicana cabeza de los cielos. Músicas, dianas, palmas… Olés bravos. ¡La oreja! En el centro del ruedo sonrió alegre la espada, al desgarrar el aire la triunfal clarinada. ¡La plaza era una copa de alegría bermeja! En los palcos de honor florecían los rojos claveles de las reinas, que plenas de sonrojos, 44
Op. Cit.
regalaron al héroe con su mejor sonrisa. Y al posar el torero sus miradas en una de las demás, vibró como rayo de luna en un claro de selva, en mitad de la liza. Jesús Zavala.45 1965 RODOLFO GAONA. Delicada esencia de jardines leoneses, elaborada por el viejo maestro “Ojitos”, que saturó no una, sino cien y mil veces Coliseos en sus fiestas de trágicos ritos. Sabiduría y arte sobrados de historia, que el pasado inundaron, y añora el presente cuando en sus tardes de sol y victoria derrama un astro su luz calcinante. Austera Majestad con sangre morena, que fue vencedor de valerosos y sabios. Petronio de seda convertido en cumbre serena, como la de los altos y viejos Vesubios. Faro enhiesto al que besa la luz del poniente, frente a un océano de añejos recuerdos. Bandera del valor y del arte aún andulante que es orgullo de una raza de bravos leopardos. Marino Galván Rábago.46 1965 “COMANCHE” La corrida se iniciaba, Ya murieron toros cinco, Se toreaba con ahínco Pero el sexto aún quedaba. Cuando el día se apagaba A iluminarse empezaba; Y cuando ya terminaba Era cuando comenzaba. Y salió aquel castaño Que “Comanche” le pusieron, Y de ese nombre hicieron El toro inmortal del año.
45 46
Ibidem. El Ruedo en México. Revista gráfica de los toros. Año I, Nº 11. Marzo de 1965.
El toro plaza cerraba, Era el último y primero Porque el único del encierro Era el toro que contaba. Raúl García lo lidió, ¡Y de qué modo lo toreó! En cada lance se recreó Y ¡qué revolera nos dio! Banderillando al toro En lo alto las ha dejado, Al quiebro ha igualado Quedando tres pares de oro. El tercio mortal ya toca Con sus notas penetrantes. Hubo una ligera pausa antes, La plaza estaba loca. Comenzó sus naturales Todos para la historia, Otra faena de victoria Y de faenas inmortales. Derechazos grandes hubo Con clasicismo y arte, En fin de todo esto aparte Muchas suertes grandes tuvo. Cuantas veces cita al toro Ya con la fuerza que tiene El cornúpeta va y viene Sobre la muleta de oro. Parecía que jugaban, Todo era una armonía Como una bella melodía, Que solos se conjugaban. Se fundían como una cosa, Con la gente se fundía ello. Era un momento tan bello ¡y qué tarde tan hermosa! Cuando el toro iba más Lo indultaron con acierto, Porque fue bravo, es cierto, Pero noble fue además. Complaciendo muchos gustos Caminando muy despacio Se fue por el espacio
De la puerta de los sustos. Ahora en la dehesa crece Porque reproductor será, Y muchas mujeres tendrá Porque bien se lo merece. Fue una faena inmortal Que de molde ha dejado, Y en los campos ha quedado Ahora un nuevo semental. Luis Castro Pérez.47 1965 Letanía por la Fiesta. A don Javier Algara. Almas de toreros muertos… Llorar por la fiesta. José Cándido, Pepe-Hillo y Francisco Herrera …Llorar por la fiesta, Antonio Romero …Llorar por la fiesta Saleri Y Bernardo Gaviño. …Llorar y gemid por la fiesta. Los tres Pepetes, También vosotros …acongojados por la fiesta. Señor Manuel García “El Espartero” …Llorar por la fiesta. Antonio Montes y Valerito (¿Varelito?) …Llorar por la fiesta. También tú José Gómez Ortega “Gallito” …sangrad por la fiesta. Manolo Granero …llorad por la fiesta. Ernesto Pastor, y Manuel Báez “Litri” …llorad y gemir por la fiesta. Gitanillo de Triana …Llorar y gemid por la fiesta. Ignacio Sánchez Mejías …gemid por la fiesta. Carmelo Pérez 47
El Ruedo en México. Revista gráfica de los toros. Año I, Nº 12. Abril de 1965.
y Alberto Balderas …gemid y llorad por la fiesta. Pascual Márquez …llorad por la fiesta. Miguel Freg y Eduardo Liceaga …acongojados por la fiesta. También tú “Manolete” …sangrad por la fiesta. “Carnicerito de México” …llorad por la fiesta. Félix Guzmán, “Joselillo” y Paco Pavón …llorad y gemid por la fiesta. Vírgenes de los toreros …rogad por la fiesta. Almas de toreros vivos… ¡salvad a la fiesta! Ramón Prida Barrios.48 1965 OREJA DE ORO Hay fulgores en la arena como flores que se ofrecen a la Virgen Macarena, la Virgen más morena, patrona del valor. Fuego de la torería brilla en la oreja de oro, premio de la valentía, desplante de alegría de luz y de color. Oreja de oro, para ganarla hay que arrimarse al toro. Oreja de oro, Beso que aguarda en el castillo moro. Bello trofeo que se conquista con valor y acero. Oreja de oro para llevarla a la mujer que adoro. L. y M. de Alfredo Núñez de Borbón.49
48 49
El Redondel. El periódico de los domingos. México, D.F., 18 de diciembre de 1966. Taurina. Año I N° 8. Ciudad de México, septiembre 19 de 1965.
1965 EL AMO (RAFAEL RODRÍGUEZ) Torero victorioso del redondel, es Rafael Rodríguez torero mexicano, Coloso de los ruedos, oro de ley es Rafael… “El amo”, para lidiar, los toros. En cada lance se juega la vida y los pitones le rozan el terno y se confunde el torero y la fiera en muletazos prodigiosos de emoción, eres emblema de Noble Hidalguía y caballero de la torería… cuando Rodríguez torea, la gente grita: ¡Ay, Rafael!... eres “El amo”! L. y M. de Armando Herrera.50 1965 EL CALESERO Eres del barrio de Triana barrio castizo y taurino el que ampara siempre el milagroso cristo negro del templo del Encino. Viste todo un calvario para llegar a torero y has llegado al sitio consagrado al que muy pocos toreros pueden llegar. Calesero, Calesero tu toreo es diamantina y serpentina luz. Calesero, Calesero con capote y muleta un poeta de luz. 50
Taurina. Año I N° 9. Ciudad de México, septiembre 26 de 1965.
No hay quien pueda tu larga cordobesa igualar Tus faroles y tus caleserinas copiar y te aclama el mundo entero. Calesero, Calesero… poeta torero. No hay quien pueda tu larga cordobesa igualar tus faroles y tus caleserinas copiar y te aclama, el mundo entero. Calesero, Calesero… Poeta torero. Juan S. Garrido.51 1965 Para “Caleserito”. Maravilla de chaval, de muleta milagrosa que se abre como una rosa en el pase natural… ¡Has armado tal revuelo con tu arte singular que los ángeles del cielo salen a verte torear!... …Y hasta el gran pintor Murillo el sevillano sin par el que pintó a Dios chiquillo te va a querer retratar… O querrá pintar Ruano frente al toro tu majeza, mientras le “corres la mano” con increíble belleza… Y te hará Julio Romero de una nube de quimera fino capote torero y soñada rebolera… Maravilla de chaval niño de rostro sonriente tu cuerpo de adolescente se yergue ágil y juncal; ha formado tal revuelo tu muleta milagrosa que allá arriba en el cielo 51
Taurina. Año I, N° 12. Ciudad de México, octubre 17 de 1965.
no comentan otra cosa que tu pase natural. Carlos Colín.52 1965 LA VAQUILLA COLORADA Abre las trancas vaquero del corral de la manada que tenemos que lazar la vaquilla Colorada. Dicen que la Colorada tiene los cuernos puntales dicen que le tienen miedo vaqueros y caporales. Huy, huy, huy, huy vamos a lazar a la Colorada que tenemos que tentar. Esa vaquita trigueña viene de buenos corrales de la tierra tepiqueña la traen los caporales. ¡Esa puya picadores! ¡hay que sangrar el morrillo! que encierren en los toriles a todos los becerrillos. Anónimo.53 1965 GAONA Rodolfo Gaona tu nombre es de gloria el As de la fiesta de temple y valor. Con letras de oro te aguarda la historia la historia del arte de sangre, de seda y sol. Quedaste en la cumbre 52 53
Op. Cit. Taurina. Año I N° 11. Ciudad de México, octubre 10 de 1965.
del arte torero. La gente te aclama Califa de León. En lance valiente tu fuiste el primero Y orgullo de tu pueblo y su tradición. Dijiste adiós a la afición cuando en el mundo tu fama era entera y fuistes fiel a no volver pues tu palabra fue grande y torera la herencia fue de tu creación tus grandes triunfos y la gaonera y México entero te lleva en su corazón y grita con emoción. Olé. Dijiste adión a la afición (Se repite). José Antonio Michel.54 1965 Llegó Policarpo López… Llegó Policarpo López montado en caballo alazán caracoleando su cuado y echado el sombrero pa´tras. Pantalón tapabalazo y espuelas de plata nomás iba en busca de Rosita la linda y bonita… se iban a casar. Era la feria en el Grullo que se hace en enero señor y bajaron del potrero ganado muy bravo y puntal. La plaza ya estaba llena, qué gentío, qué barbaridad; se toreaba el toro de once que estaba en el ruedo. Lo iban a lazar. En el tendido su novia Rosita muy guapa y juncal le envió una tierna mirada que a Poli lo hizo suspirar el toro estaba en el ruedo lazado y ya con el pretal y los mozos más valientes no querían bajar. Policarpo echó pie a tierra y sonriendo a Rosita Brindó, dirigiéndose a la fiera muy macho y valiente montó. 54
Taurina. Año I, N° 19. Ciudad de México, diciembre 5 de 1965.
La soltaron y al momento cornadas por ciento mandó, pero el bravo Policarpo como buen jinete se las aguanto. Cuando se bajó del toro la gente a rabiar le aplaudió, estaba dando las gracias y el toro la reata rompió. Rápida y veloz la fiera alcanzando a Poli lo cornó y en el pecho Dios nos libre el toro un cuerno le metió. Es costumbre pa´la feria que en grupos se van a casar: ya estaban todas las mozas de blanco solo una faltó a la cita: Rosita, reina del lugar llegó vestida de negro, se puso a llorar. Han pasado ya dos años que pronto y es feria otra vez y entre las mozas de blanco, Rosita sonriente y feliz Policarpo está olvidado, qué crueles así no hay que ser Escuchen lo que les digo: cuídense del toro y de la mujer. Corrido anónimo. 1966 TOREROS MEXICANOS En estas coplas yo quiero cantar a los toreros que México dio. Hombres que llevan la gloria de ser héroes nacidos bajo su Sol. Varios Estados los vieron nacer y en sus campiñas pudieron crecer. Para más tarde por gracia de Dios lograr la fama. De Saltillo es Armillita un as de la Fiesta del Sol y a Garza dio Monterrey, la majeza de su natural. Es el amo y señor Silverio cuando en sus venas siente el calor.
Y es que tiene el valor de Reyes porque en Texcoco vino a nacer. Es Arruza un Ciclón que dio más valor al Toreo. Procuna es de los que llevan gracia, calé y torería que tienen los gitanos. Toreros son… Rodolfo Reyna.55 1966 ECOS TAURINOS A Guillermo Posadas. Las cuatro ya van a dar el público emocionado grita ya desesperado Torero, Torero, a torear. Mas tú… Cuando esté dentro del ruedo recuerda que el gran torero se formó para lucir. Naciste para darle gusto al pueblo y hacer que el Mundo entero tu ovación haga furor. Y así… cuando anuncian el festín todos esperan de ti maravillas de maestro. Torero, por ti ¡Olé! que es el precio que le otorgan al valor que hay en tu vida. M. y L. Jesús Hernández Razo.56 1966 MANOLETE (CORRIDO) 55 56
Taurina. Año I N° 28. Ciudad de México, febrero 6 de 1966. Taurina. Año I N° 30. Febrero 20 de 1966.
Voy a elevar mis cantares con un corrido a la muerte hasta llegar a Linares donde murió Manolete voy a cantarles llorando al más glorioso torero que supo morir toreando y Dios lo tiene en el cielo. Ay, Manolete, México llora por ti sabiendo tu triste suerte te guarda dentro de sí. Ay, Manolete, siempre serás inmortal el gran torero valiente, de fama internacional, la sangre que derramaste al recibir la cornada, serán claveles y rosas sobre tu capa bordada la madre patria tu suelo llorando tu despedida encencerá todo el cielo como un mantón de manila. Ay, Manolete, México llora al cantar, la virgen que fue tu suerte te tiene al pie de su altar. Ay, Manolete, astro del ruedo español contigo vistió la muerte de seda, sangre y sol. Víctor Cordero.57 1966 EL CORDOBÉS Quinientos veintrés kilos y de nombre “Cara fea” sale el quinto de la tarde muy bien puesto de cabeza. Lo pasas con una vara advirtiendo su nobleza 57
Taurina. Año I, N° 34. Ciudad de México, marzo 20 de 1966.
y se adivina en tu cara que va a dar la gran faena. Cordobés… es tu figura señera de la fiesta la primera pa´decirlo de una vez. Cordobés… pá pagarte no hay tesoros pues te pasas a los toros al derecho y al revés. Cuando te sale difícil la maniobra tú la inventas y quién sabe porqué causa tu muleta se envenena. Cordobés… es tu figura señera de la fiesta la primera pa´decirlo de una vez. Cordobés, Cordobés… con cuatro o cinco trapazos y dos o tres muletazos acabaste con el Juez: Cordobés… Cordobés… L. y M. de Agustín Lara.58 1966 CAPETILLO Entre los toreros Manuel Capetillo es como un lucero porque tiene propio brillo. Gloria de Jalisco es por lo valiente y dice la gente que es de todos el mejor. Capetillo, siempre al torear vas por la arena sembrando rosas porque sabes entusiasmar con tus verónicas milagrosas. Por el arte postinero 58
Taurina. Año I N° 35. Ciudad de México, marzo 27 de 1966.
de tu pase natural y por ese temple genial a ti te grita la afición… “TORERO” Rodolfo Reyna.59 1966 CORRIDO A CARLOS ARRUZA GANADEROS, REJONEADORES y TOREROS y AFICIÓN UNIVERSAL, que el llorar de los luceros Me permita recordar A CARLOS ARRUZA “El Ciclón”. Con capa y muleta fina torero por vocación a quien por la suerte divina lo consagró la afición “AS DE LA FIESTA TAURINA” Diecisiete de febrero de 1920 cuando nació este torero ya lo aclamaba la gente, pues venía con un lucero por el lado del Oriente. Ayúdame Divina Musa a mi forma de pensar, no hagas escaramuza que al “Ciclón! Voy a cantar llamado CARLOS ARRUZA, MAESTRO del bien torear. ¡Ay!... Actipan de las Flores tú que lo viste crecer entre pájaros cantores donde allí aprendió a leer. ¡Ay! Mixcoac de sus amores, tú quiere volverlo a ver… Por las calles de la Empresa y Avenida Revolución, forjándose una promesa le gritaba al corazón: “Si tú quieres la grandeza torearás por afición”. Por el Olivar del Conde subía, por la Barranca del Muerto, bajaba, y a la Virgen le pedía 59
Taurina. Año I N° 42. Ciudad de México, mayo 15 de 1966.
(si la suerte lo ayudaba) él, por su México sería “EL REY DE LA TORERÍA”. ¡Allá viene, Carlos, señores! montando al cuaco Ponciano gritando a rejoneadores: “YO SOY PURO MEXICANO”. y también a matadores del querido suelo hispano. Pronto su nombre llenó las plazas del mundo entero, y cuando la fama alcanzó este grandioso torero del toro se retiró para hacerse ganadero. Haciendo falta en los carteles tan famoso matador, regresó a los redondeles COMO EL MEJOR REJONEADOR montando briosos corceles de nuevo fue EL TRIUNFADOR. Ganador de mil batallas: ponte listo en el sendero y por dondequiera que vayas, que a la luz de tu lucero le robaron las medallas pa´quitarte de torero… Cuaco alazán tostado, deja ya de relinchar que este “Ciclón” afamado contigo supo triunfar… mejor quédate parado, “no te dejes ensillar”. Caballo patas de acero: ¿quién te volverá a montar? si tu AMO tan torero te hizo pa´rejonear… “No llores penco lucero, que nada le va a pasar”. ¿Por qué llora “El Faraón” en el surco del camino…? tal parece que al “CICLÓN”, por azares del Destino se le ha roto el albardón del caballo palomino…
Año de mil novecientos (por cierto sesenta y seis), fatídico veinte de mayo, -ya casi pa´ dar las seishasta Flor de Oro, su caballo, sollozaba una y otra vez… Mustia y sucia, tras la higuera a Carlos salió a esperar, y sin que nadie la viera su vida le fue a segar… ¡Ay!, deslavada calavera: como me has hecho llorar. Jinete de pecho abierto, Nunca te podré olvidar… No me digan que se ha muerto, quien sólo supo clavar en alto morrillo enhiesto a DOS MANOS ese par… MADRE MÍA DE LOS DOLORES de la Villa de Victoria, donde los mismos labradores le respetaron su historia al AS de los matadores… QUE DIOS LO TENGA EN SU GLORIA. Por JESÚS MUÑÓZ. México, D.F., a 20 de mayo de 1966.60 1966 CARNICERITO Carnicerito, valiente torero que diste tu vida con hidalguía. Jalisco, tu tierra querida se viste de luto y llora a porfía. Fuiste único de valor indomable con la muleta y con las banderillas.
60
El Redondel. El periódico de los domingos. Domingo 23 de mayo de 1971, p. 9.
Hay crespones de luto y con pena recuerdan hazañas en las cuadrillas. Hay crespones en ruedos hispanos y de México entero... que mucho te amó. Supiste morir como los grandes, como los valientes era tu amor. Letra y música: José Alberto Casillas. 1966 Laberinto. Lo creerás Ariadna…? -Dijo TeseoEl minotauro no se defendió. Ariadna vino corriendo por los hilos de platino, para entregarse a Teseo y matar al minotauro. La luz concreta produce sombras en el laberinto. Por el laberinto vienen andando varias cretenses con largas capas de seda y los senos destapados. Teseo duerme entre sus mantas blancas y recién lavadas… Sus dos espadas colgadas y sus armas preparadas. Teseo repta por las mantas fresquísimas de su cama… Buscando el cuerpo caliente de Ariadna la sonrosada. Suenan rumores de voces dentro de los laberintos las madres lloran tremendas Cuando embiste el minotauro. Teseo macizo y concreto, monta en su potro de sombra
sus dos espadas colgadas y sus armas colocadas; en el filo de su espada se refleja el minotauro, todo el laberinto grita en el choque inesperado, la encornadura rebota sobre el escudo acerado. Ariadna yace desnuda con su túnica rasgada, el minotauro sin vida rueda sobre el empedrado y el potro rompe sus cascos en los mitos olvidados. Febrero, 1966. Hilario Galguera.61 1967 Oración por Carnicerito. Carne de México y de toro Carnicerito Mexicano: Un día te transformaste en la solemne figura de evangelio que exige la liturgia sacerdotal de los toreros, ¡morir como los buenos! Y hubiste de morir, crucificado en una cruz de astas en un ruedo. Un día, el valor de los hombres se hizo sangre y surgió el torero… (Ser torero es un poco cumplir, cual Cristo joven, con un ritual de sangre y un rudo mandamiento: ser hombre, no quererse, darse todo a los pueblos y llevar corazón, escudo y lanza, cual un capote abierto…) Y morirse con muerte sonrisueña, con la sangre en la mano que no tiembla, con el muslo rasgado, el vientre abierto el corazón temblando (porque tiembla) y el pensamiento dirigido, suelto, 61
Hilario Galguera: Juego de letras. México, s.a.e., Editorial y Litografía Regina de los Ángeles, S.A. 112 p. Ils. del autor., p. 87.
a un terror pavoroso de cuernos y luceros. ¿Crucificarte en el testuz de un toro en un Calvario doloroso y nuevo antiguo siempre, y siempre renovado…! Nacer, crecer, morirse y haber sido torero… Así naciste, así creciste, así moriste, Carnicerito Mexicano Carne y sangre de México. …Entre los grandes muertos, en el fiel paraíso de los toros, duermes en paz. ¿Descansa en ella! Ya sin traje de luces, ¿descansa en paz! Ya sin los ojos abiertos al peligro, ¿descansa en paz! Cumplido ya tu viaje, ¿descansa en paz! Y que en la enorme dehesa del Universo cielo te sea recompensada la agonía de haber sido torero ¿y torero de México…!62 Ramón del Parral. 1967 La poesía taurina. Lamentación por un torerillo… (1) Soñaba en ser flor de torería. Tener el nombre dulce que tienen los toreros, entre el mimo del diminutivo, con el cariño de familia que desfigura y transfigura los nombres. Los suaves nombres del hogar que se susurran como un beso casero: Pepín, Gitanillo, Pepe Luis, Carlito. Torero y un poco fraile, enamorado de la muerte. Torero y un poco poeta, enamorado de la vida. Vida y muerte en el cruce de la cruz de muleta y estoque. A la hora de las crucifixiones y las verdades. Y soñaba, soñaba. De par en par por la puerta de cuadrillas. El cielo de los tendidos lleve gotas de confeti y relámpagos de serpentinas. Lluvia de granates y turquesas. Entre la miel de las taleguillas se enreda la travesura de los colores y las músicas. La plaza de toros “alegre y redonda como una pndereta”. Y el paseíllo coqueto, y el triunfal escalofrío del paso doble, y el torbellino del olé gitano que jalea la aventura. 62
El Ruedo. Revista gráfica de los toros. México, ca. 1965, número sin identificar.
(2) Soñaba en volver con dianas, hecho flor de torería al irse capullo de esperanza. De pronto, la capa en la carrera del toro sibilante, desmayadas las manos para engarzar verónicas; y es un enredo escultórico de un tallo de lirio que emerge en flor entre los cuernos tremendos. Y al quite, las alas de seda de las chicuelinas que se untan en suavidad de verso. Y el abanico abierto de las seis banderillas, tembloronas de ocres y amarillo, así en el arrobo del pincel de Ruano Llopis. Y las manos ágiles y los pies inmóviles, como Manolete y Silverio, como Fermín Rivera y Arruza. El revuelo de la muerte en la caricia de la muleta y el acero que desgaja la fruta madura y el cascabeleo de las mulillas inocentes y la luna creciente de los pañuelos, y el rumor de las músicas y la acuarela de los claveles. (3) Soñaba en ser flor de torería… Aquella tarde se fueron al ensayo, se fueron riendo de su carrizo infantil y su pañuelo. Estaban solos en el ruedo, solos y un bochorno de siesta que apenas movía el viento. Trajeron al novillo de los corrales, el novillo de los cuernos adolescentes tirados al amor y a los combates. Y le tendió el columpio rojo de su capote, el primer capote de luces que le fue bordando su madre todas las noches, como quien borda una casulla con una Virgen y muchas rosas. Se iba en botón el lirio. Volvería marchito sin desdoblar los pétalos. Y los cuernos bucaron la suavidad de los bordados, y se enpañó un instante el brillo de los oros, y la Virgen suspiró junto a las rosas, y era nomás la carne morena de un lirio tronchado. Hijo, ya no seas torero. ¡Por la sangre de Cristo! (4) En el aire hay un lamento olvidado, sobre la arena pesada, la tarde rueda su clavel herido, un sol amargo que se olvida de caletar la sangre negra, dos manos juntas que esperan la presencia de la ausencia. Como cuando llegaba niño con la camisilla rota que le remendaba; cuando llegó marchito el lirio que floreció en su carne. En la esquina, dos niños jugaban al torerillo. Ramón del Parral.63 1967 Toreros mexicanos. Centurias ha, que pasaron en que surcaron los mares con Hernán Cortés, al mando tras la aventura sus naves. A Cuauhtémoc atormentaron en ese afán de conquista y esta tierra avasallaron 63
El Ruedo. Revista gráfica de los toros. México, ca. 1965, número sin identificar.
en la entrega “malinchista”. Pero el águila gloriosa despertó de su letargo ¡y sacudió muy airosa! la esclavitud de su rango. Pues se adueñaron de ruedos califas y faraones con su capote señero ¡tributo de emperadores! Con más esplendor su reino volvió a lucir el Teocali dueño y señor del imperio ¡del gran clarín de la tarde! Que al rugir en Guanajuato el león con toda su gloria escudó el gran califato ¡con ese par de Pamplona! Y esta tierra de prodigio al meco vió entre su fronda un trigre airoso y altivo que desmayó a los de sombra. El tejedor del sarape de Saltillo vió a su niño lucir su toga y en pases ¡Maestro con “Nacarillo”! Un orfebre sin rival luce el cielo tapatío creador de suertes genial de inolvidable troniío. También Michoacán su historia escribió de imperialismo ¡poniendo ese rey la nota! del temple y del torerismo. Nos trajo al gran faraón Texcoco por un capricho y el Nilo se desbordó ¡cuando apareció “Tanguito”! ¿Quién ha podido olvidar? de México al gran torero que una sinfonía inmortal escribió sobre los ruedos. Mandó de grandes caudales
que en muletilla atesora “El ave de Tempestades” llevó a la cima su gloria. Nos trajo también Mixcoac un soldado de leyenda que un mantó llegó a bordar de esmeraldas en la arena. Fue “Corazón de León” aquél que con una “Oreja de Oro” se consagró y culminó sus faenas. Sin olvidar que en el ruedo glorioso de los aztecas un “Don Luis” lució sereno seda y oro en su “Brionesa”. En la capital un lienzo plasmó de grandes faenas ¡Ese torero el inmenso! genial con sus “Sanjuaneras”. Un volcán hizo erupción de hidrocálida cantera cuando toreó “un gran señor” con dramatismo y solera. Ruano Llopis se inspiró con el arte de una estatua dueño y señor del color Andrés, modeló en la plaza. Mexicano el gran Ciclón figura nón de la fiesta fue de los ruedos un sol de imponderable grandeza. Tlaquepaque en su violín le canta al gran muletero al diestro que a “Tabachín” ¡inmortalizó certero! De inspiración sin igual artistas de gran hondura y “El León de Tepatitlán” asombró con su bravura. Y de éstas frutas maduras llegó el sabor al oriente pues conquistó ese gran buda ¡un matador jalisciense!
Excelsa la Nueva España no admite en su raza esclavos aunque Malinche la ingrata entregue a los mexicanos. Claudia Romano.64 1967 Al matador de toros mexicano José Gómez Primer torero en el mundo que actuara en El lejano Oriente. Presentándose en el estadio de Tokio el 22 de mayo de 1962. José Gómez y Aladino El sol brilla en las riberas del Fujiyama, y dormido con su lámpara en la diestra bajo un árbol Aladino. Surca fantásticos mares un galeón, en la escotilla lleva luces y alamares capotes y banderillas. Abrillanta en la cubierta sus rayos el sol y afilan sus estoques las abiertas ventanas de fantasía. Que abren del ruedo las puertas sobre el festón amarillo que con exóticas cuentas tiene el Oriente prendido. Ya las pagodas despiertan y al instante el peregrino a su lámpara amonesta llamando al mago escondido. Más ¡Oh, grandiosa sorpresa! a lo largo del camino una caravana regia atraviesa por el río. Tímido calla y se acerca ¿serán patriarcas del Nilo? 64
Claudia Romano: Alamares de sangre. Poesías. México, Imprenta Franciscana, 1967. 88 p., p. 38-41.
Con esos cofres de perlas ¿y tan fastuosos vestidos? Acaso vendrán de Persia emperadores lucidos o Samurais de Nagoya ¿con tapetes prometidos? Místicos adorarán sagrados bueyes egipcios o Tauro grandioso altar ¿viene a formar con sus ritos? Estremece un torbellino ¡del gran Buda la impaciencia! Y un príncipe conmovido entra al son de las trompetas. Vestido de verde olivo con los escudos aztecas marcha garboso y altivo con su montera en la diestra. Sus ojos llevan los ritos de las morunas leyendas y terciopelos dormidos son sus pestañas serenas. Baña su cabello negro el fuego del sol naciente mientras atraviesa el cielo ¡el águila y la serpiente! Su penacho de color sobre el estadio se prende cuando el esteta el primor de su capote le tiende. Al toro su gran rival que ha llevado hasta el Oriente su bravura y al pelear Valparaíso le enciende. Borda gran Tenochtitlán maravillosos aretes desprendidos del ritual del “Teocali” de Insurgentes. Oro bruñido y coral cantares sobre la arena lentejuelas y un rosal bordados con la franela.
Comienza Tokio a cantar bajo un cielo de cerezos y las perlas a hilvanar zapatillas para el diestro. Le aclaman nubes y mar los súbditos de Hirohito le abrazan para entonar el Sakurá entre suspiros. Y al son de aquellas trompetas pisando alfombras de armiño bajo una lluvia de estrellas con alamares prendidos le siguen preciosas geishas con kimonos y abanicos. Claudia Romano.65 1968 Yo ya me puedo morir. Yo ya me puedo morir… porque ese nueve de enero del año sesenta y seis, he visto ante mi esculpir el mejor arte torero, pues resurgió el muletero con alma de Quetzalcoatl. Lleva un laurel en los ojos con estrellas de San Juan, de la bugambilia arrobos curvado como alcatraz. En la angustia de su carne puñales de ónix-sal corre en sus venas el fuego de tequila y de mezcal. Las auroras de la tarde cantan a gloria triunfal porque resurgió el torero con alma de Quetzalcoatl, corazón de bronce fiero altivo como el nopal. Lleva consigo el aliento del genio –rara virtud-, y en su muleta el portento del temple y la lentitud. Se apellida: ¡Capetillo! Nombre de pila: ¡Manuel! 65
Op. Cit., p. 77-80.
Auténtico jalisquillo; su capote es alarido. ¡Sangre de rojo clavel! Con la muleta el primero, arte y sentimiento unidos, asombro de muletero por los dioses elegido. Señor que creaste los toros y diste a los hombres arte, dotaste al mejor de todos con alguito de tu parte. Yo ya me puedo morir… Porque en una tarde sola he visto el toreo surgir con rubores de amapola. Como hizo con “Tabachín” el de la lidia encantada, a “Sireno” y a “Chulín” también los llevó a la fama aquella tarde sublime de torera inspiración, cuando a la afición entera le sangrara el corazón. Yo ya me puedo morir… ¡Canten cielos de Jalisco, que todo sepa latir desde los llanos al risco! ¡Colores de Tlaquepaque, sones de la tierra mía, tu torero con empaque, de solera en celosía, y a esta en la cumbre más cara de la afición mexicana! ¡Que vibre Guadalajara y se haga canción Chapala! Porque es tapatío Manuel -barro de tierra benditay nadie torea como él. ¡Con esa hondura exquisita! Yo ya me puedo morir Porque ese nueve de enero del año sesenta y seis, he visto ante mí esculpir el mejor arte torero, pues resurgió el muletero ¡Con alma de Quetzalcoatl! Juan Manuel Alférez Chavarría.66
1968 66
Claridades. Edición de enero de 1968.
EL HOMBRE QUE PONTIFICA. Con motivo de una disputa entre Intelectuales. El hombre que pontifica debe cumplir con su ejemplo. Si dice que hay que luchar, luche por el bien del pueblo, “Hay que elevar la política al rango de arte supremo”… Pues nada más convincente que dejar de echar chifletas desde atrás de la barrera, y demostrar que torea en el centro de los ruedos que para el caso sería incorporarse a un partido, luchar, luchar, con denuedo, y no ser por más tiempo “cuentistas” de la política, pitonisos, dilettantis, pues no es de hombres responsables “dirigir” las grandes masas o a todo nuestro pueblo, sin conocer a las masas ni formar parte del pueblo. Lo digo sin sonrojarme que no soy ningún pontífice. Miguel Aroche Parra.67 1970 …Y NI UN CAPOTE SIQUIERA! A Carlos Arruza, en su muerte, sin un capote al quite en la carretera. Y tantas veces al quite tantos capotes de brega, y ni uno, ni uno siquiera en la carretera. La muerte taurina tiene ancha vida en las dehesas; entre mugidos camina, 67
Miguel Aroche Parra: 28 poemas de Amor y Vida. México, Editora y Distribuidora Nacional de Publicaciones, S. de R.L., 1968. (Año de la Olimpiada de la Paz). 103 p., p. 67-8.
de mugidos se alimenta, se levanta entre pitones, entre pitones se acuesta. Si alguien la quiere buscar, la encuentra; si no la sabe burlar seguro que allí se queda con toda la muerte en vilo y toda la vida en tierra. Y tú, por las dehesas, golfillo valiente con tu risa a cuestas. La muerte taurina tiene redonda vida en la arena; lleva el sol en los pitones pero la sombra en las cepas. Si alguien la quiere retar, la encuentra; si no la sabe burlar, seguro que allí se queda con toda la muerte en andas y toda la vida en tierra. Y tú, por las arenas, torero valiente con tu risa a cuestas. Y ésa, ésa, ésa fue la culpa de tu muerte en la carretera. Te pusiste la sonrisa por bandera y a la muerte no le gusta que se rían de ella; y tú te reíste tanto, tanto de ella. A pie, mexicano junco casi arcángel de la arena, tu sonrisa tras un lance aromaba las barreras. Sembrando de banderillas el huerto de la fiereza sonreías, sembrador satisfecho de la siembra. Duque de una aristocracia torera y retetorera eras, muleta en la mano, arco suave de muñeca doctorada en poderío;
y, en tu mano, la muleta era una roja sonrisa descarada y zalamera yras la que la muerte iba moriendo rabia y arena. Tan en tu risa te estabas que ni tú te dabas cuenta de que, al perfilar la suerte, la espada en tu mano era, más que una espada, una risa fina, acerada y certera que iba dejando a la muerte muerta de rabia en la arena. Y, solo en el redondel, y, montera en mano, eras risa vestida de luces, que por ser de luces era dos veces risa ofensiva ante la muerte tan seria. Luego, cuando caballista, arcángel ya con espuelas, jineteabas tu risa alta sobre las barreras, y esos hijos señoritos de las garrochas camperas, que son los rejones, iban abriendo ante los tendidos las risas de sus banderas. De las manos te brotaban dos risas banderilleras para dejarlas de pie, como risas centinelas sobre el muro de la muerte mugidora de la arena. A la muerte no le gusta que se rían de ella; cuanto menos que le pongan dos risas a cuestas… Si hasta enseñaste al caballo a reirse de ella…! Cuantas veces frente al toro, frente a ella, la llamaba, la citaba con los cascos con la arena como diciendo: qué tanto pitón ni tanta fiereza…? Tú presumes de correr…? mi orgullo es la ligereza, tu presumes de bravura…? muéstrala;
tú presumes de pitones…? alas traigo en mi defensa. Que mira cómo te cito, te espero… vamos?, qué esperas?, caracoleo si quieres, si quieres, doy una vuelta, y otra vuelta más, si quieres, y todas las que tú quieras. Que a mí asustarme no pueden ni pitones ni fiereza; que por algo soy quien soy y me lleva quien me lleva. Firme sobre tu caballo tú te esponjabas ante ella como diciendo también: te espero… vamos… qué esperas? Alas opondré a tus astas, a tu embite, ligereza, y nobleza a tu bravura y agilidad a tu fuerza. Que a mí asustarme no pueden ni pitones ni fiereza; pues ya vez lo bien que voy sobre quien tan bien me lleva. Y esa, esa, esa, esa, esa fue la culpa de tu muerte en la carretera. Te pusiste la sonrisa por bandera, y a la muerte no le gusta que se rían de ella. Y tú te reíste tanto, tanto de ella… Y en una tarde de sombras se echó la memoria a cuestas, (¡qué mala buena memoria!); se recorrió las dehesas en las que, toreramente yanto te burlaste de ella; (ay, sus alforjas de ira, qué repletas); visitó los redondeles y, apoyada en las barreras, (ay, sus alforjas de rabia qué repletas) fue recordando las tardes en que, con suerte diversa, tú quedabas risa en pie, y ella tirada por tierra. (Ay, sus alforjas de muerte, qué repletas).
Se armó de rencor antiguo, se calzó de rabia nueva, comió fríos, bebió fríos porque así más fría fuera su venganza, y la muy retraicionera, (ay, sus alforjas de ira, rabia y muerte, qué repletas), friamente, friamente se vistió de caminera para esperar y esperarte en la carretera. Y tantas veces al quite tantos capotes de brega, y ni uno, ni uno siquiera en la carretera…? Cobarde, retraicionera! No pudiste darle alcance entre las barreras y ahora lo vas a esperar en la carretera…? Cobarde, retraicionera! No pudiste ajar su risa entre las barreras y ahora la vas a estrujar en la carretera…? Cobarde, retraicionera!! Mas no podía esperarte; era mucha prisa, era mucha prisa por matarte en la carretera y ella no tenía tiempo de esperarte en la carretera. Y, atosigada de prisas, ahogada de prisas negras se subió a un toro tremendo de pistones y de bielas, -faros por pitones, costillar de hierro, químico mugido, mecánica fuerza-, y allá se fue contra ti, y allí quedaron en tierra sangre, venas y una risa sin vida en la carretera. Y tantas veces al quite tantos capotes de brega, y ni uno, ni uno siquiera
en la carretera…? Perdóname que te diga (la ira mueve mi lengua); pero sesenta cornadas, y setenta, y setentas veces siete y más cornadas te hubieran dado, para que tú te vistieras con una muerte taurina tras una vida torera, antes que la traicionera, que la muy… retraicionera te sorprendiera en la carretera sin un caballo siquiera, sin un callejón siquiera, sin siquiera un burladero de viento en la carretera, sin un capote siquiera, sin una pluma siquiera, sin siquiera un aire taurino al hilo de la carretera. Y tantas veces al quite tantos capotes de brega, y ni uno, ni uno siquiera en la carretera!!! Manuel Benítez Carrasco.68 Ca. 1970 CALESERO Calesero se le nombra, porque asombra al mundo entero, con su porte majestuoso de torero. Y es tan fino y portentoso, como el vino que espumoso de un gran “chato” perfumado se derrama; de la rara inspiración tiene las fuentes, y al nacer en un rincón 68
Media verónica. La revista taurina de América. México, Nº 2, 15 de septiembre de 1970, p. 20-1.
de Aguascalientes; da a su tierra que le ama eternamente, los laureles de la fama que le ciñen en la frente. ...Calesero, Calesero...! es el grito jubiloso, cuando un lance milagrero asombra al coso, trepidante de emoción hasta los arcos; ...¡Calesero, Calesero...! Yo te he visto gran torero con los ojos florecidos por el llanto, al pensar que te hallas lejos de unos ojos que no ocultan su quebranto, añorando brillantísimos festejos en tu plaza postinera de San Marcos.69 José Daniel Ca. 1970 Fuego de pobres. Nadie sale. Parece que cuando llueve en México, lo único posible es encerrarse desajustadamente en guerra mínima, a pensar los ochenta minutos de la hora en que es hora de lágrimas. En que es el tiempo de ponerse, encenizado de colillas fúnebres, a velar con cerillos algún recuerdo ya cadáver; tiempo de aclimatarse al ejercicio de perder las mañanas por no saber qué hacerse por las tardes. Y tampoco es el caso de olvidarse de que la vida está, de que los perros como gente se anublan en las calles, y cornudos cabestros llevan a su merced tan buenos toros. No es cosa de olvidarse de la muela incendiada, o del diamante engarzado al talón por el camino, o del aburrimiento. A la verdad, parece. Pero sin olvidar, pero acordándose, pero con lluvia y todo, tan humanas 69
José Daniel: Sol de arena. México, s.p.i., ca. 1970. 93 p. Ils., fots., p. 66-67.
son las cosas de afuera, tan de filo, que quisiera que alguna me llamara sólo por darme el regocijo de contestar que estoy aquí, o gritar el quién vive nada más que por ver si me responden. Pienso: si tú me contestaras: Si pudiera hablar en calma con mi viuda. Si algo valiera lo que estoy pensando. Llueve en México; llueve como para salir a enchubascarse y a descubrir, como un borracho auténtico, el secreto más íntimo y humilde de la fraternidad; poder decirte hermano mío si te encuentro. Porque tú eres mi hermano. Yo te quiero. Acaso sea punto de lenguaje; de ponerse de acuerdo con el tipo de cambio de las voces, y en la señal para soltar la marcha. Y repetir ardiendo hasta el descanso que no es para llorar, que no es decente. Y porque, a la verdad, no es para tanto. Rubén Bonifaz Nuño.70 1971 Ciclón eterno. A la memoria de Carlos Arruza. Para don Alfonso de Icaza. Como ráfaga torera que arrza con los lamentos cruza “El Ciclón” –luz y díael ruedo del firmamento. -Los aires sobre sus aires-Los ecos sobre sus ecosMontando pegaso agreste hijo de pegasos tiernos) y vistiendo traje corto (hecho con manta de cielo) Te vuelvas por los espacios cortando soles enteros. -Revolera de infinitos-Capote de cruz y vientoAlcance de tus alcances -girasol de terciopelo100 poemas mexicanos…, op. Cit., p. 253-4. Además, sobre el autor: Córdoba, Veracruz, 1923. Traductor de los clásicos griegos y latinos, explorador profundo del México antiguo, y humanista comprometido con la sociedad y la cultura populares. Su poesía es enorme. 70
Fenicio entre los fenicios torero entre los toreros. ¡Ay! que rejon le has clavado al astro del universo y qué par de banderillas pusiste con tu silencio. Cómo adornas el morrillo de ese cometa tan fiero y qué estocada le has dado -con tu estoque de talentoa esa estrella de casta -torito de cinco cuernosEquinoccio de alelhíes corazón de jade y hierro. Cómo te aplauden los santos cómo te gritan… ¡torero! Cómo se ajuarea la Virgen con encajes y luceros. Y allá va, en jaca alada enjaezada con fuego: Arruza, Ciclón del Arte. Arruza, Ciclón eterno. Ramón Prida Barrios.71 1971 La plaza “Nacho Treviño” ¡Caramba con el empuje de este niño! Me comentaba ayer un buen aficionado al conocer que se había culminado el noble empeño de Nacho Treviño, y en verdad que es loable dicho empeño pues el hombre ha bregado tesonero al construir ese coso tan torero del cual es Nacho, apasionado dueño. Pidió un “bull dozer” para aplanar terrenos, el hombre puso ladrillo tras ladrillo y poco a poco fue tomando brillo lo que sólo era un sueño de los buenos, se le acabó la lana y cruzó el río, trabajó, casi, casi, de bracero, extraña ocupación para un torero y regresó a cumplir el desafío. Su arduo trabajo merece recompensa, en su plaza ya se oyen los clarines hoy se la estrena don Manuel Martínez, tan tenaz lucha merece que se venza. 71
El Redondel. El periódico de los domingos, en su edición de mayo de 1971.
Ojalá que el dios Tauro dé a Sabinas, en ese Nuevo León, crisol taurino de Lorenzo el Magnífico, de Manolo el divino, las taquillas más gordas y las faenas más finas. Alfonso López Barrenquy. Mayo de 1971.72 1971 Volapié. Pueblo español. I Deshecha ya, al parecer, anacrónica patraña, los toreros mexicanos están de moda en España, pues con su arte, su valor e inobjetable apostura, comprueban muy bien que son toreros de envergadura. Al través de ardid artero y hasta ofensivo, en un plano, allá se ha subestimado al torero mexicano; y por ese ardid artero, hecho consuetudinario, lo tenían catalogado como factor secundario. Pero Manolo Martínez, según informes que apiño, fue el primero de los nuestros que le puso Jorge al niño. Su primera temporada fue triunfal a cada paso; sin embargo, en la segunda, conato hubo de fracaso. Entonces, Curro Rivera saltó a la lucha, garante; lo mismo hizo Eloy Cavazos, el diminuto gigante; Lomelín formó la tercia, y ésta, plena de alegría, tremoló, al fin, el pendón de la azteca torería. II Hoy se ve que por doquier, sin falacias ni bemoles a los nuestros estimulan los públicos españoles. ¿Qué mucho que un Cañabate,73 pletórico de veneno, muchas veces se revuelva en un palmo de terreno, y contra los mexicanos se obstine en echar el resto, embistiendo –este es un simil- con estilo descompuesto? ¿Qué mucho que otros sujetos de la misma cuerda o laya, por su mexicanofobia, adopten torcida raya?
72
El Redondel. El periódico de los domingos, en su edición del 23 de mayo de 1971. El autor se refiere a Antonio Díaz Cañabate, célebre periodista, aunque como se percibe, pésimo en sus apreciaciones hacia los mexicanos. 73
La justicia se abre paso, según nota que se externa, priva ya taurinamente una corriente fraterna, y el torero mexicano tiene allá espléndido sol, merced al franco respaldo del noble pueblo español. Lamberto Ortega Peregrina.74 1972 Los maletillas de Guadalajara A Pacorro Páez Guadalajara prueba cien años de torero. Desde antes del comienzo empieza el descarte pues cincuenta renuncian a demostrarle su arte. ¿Qué quedará, al final, sólido y duradero? De los otros cincuenta del glorioso sendero, otra más, no sabrá lo que es ganar dinero, el dinero que Tauro, tan avaro, reparte. Una élite escogida seguirá en la carrera buscando demostrar, con ansia perentoria, que es el arte torero su vocación sincera y quizá algunos lleguen a pasar a la historia. ¡Qué proporción fatal, tan alevosa, espera a los cien torerillos, soñadores de gloria! Alfonso López Barrenquy.75 1972 A mi amigo Carlos Arruza. En el tercio del cielo, donde todo es distinto, En esa plaza de alma en la que el Juez Eterno, que regula la vida, otorga y niega premios, añorando las montas en tu cuaco retinto reviviendo faenas en un brillante terno, pasas la otra existencia en la que no hay apremios. Estás junto a poetas, como tu tío, bohemios, que lograron salvarse del fuego, del infierno, algunos por sus versos y los más, por sus obras que exhibidas al mundo en variados proscenios fueron de lo dramático a lo sencillo y tierno saliendo triunfadoras de maldad y zozobras. Los clarines que tú oyes, ya no son los taurinos, las palmas que tú escuchas, no son de aficionados pero en tu alma hay el gozo del deber bien cumplido; 74 75
El Redondel. El periódico de los domingos, en su edición del 27 de junio de 1971, p. 3. El Redondel. El periódico de los domingos, en su edición del 30 de abril de 1972.
los rejones en lo alto o esos pases divinos, los lances a pies quietos, los pares igualados o tu amor a la patria en la que habías nacido. A esa patria que amaste, sin olvidar a España, la patria que supiste enaltecer con tu arte, la patria mexicana, la que nunca negaste en la brillante ruta de tu triunfal campaña pues si alguno insinuara que tú eras de otra parte con verdades y acciones, maltrecho lo dejaste, “sin olvidar a España”, la tierra de tu madre, porque el hijo no niega la sangre que viene y tú fuiste buen hijo y también un buen hombre, un grandioso torero y un cariñoso padre, tu vida fue un ejemplo para todo el que tiene por meta, realizar algo que al mundo asombre. Allá donde tú estás, en aquel azul ruedo, la ingratitud no existe, ni el odio, ni el rencor, ni el complejo de los seres pequeños, ni el olvido, por eso amigo Carlos no tengo ningún miedo de que lleguen a tu alma que sólo brindó amor, murmullos de este mundo ingrato y corrompido. Alfonso López Barrenquy.76 1972 El viejo torero retirado. ¡Qué tristes son las noches de aquel viejo torero cuando sueña, despierto, con la gloria que añora! ¡Qué tristes son las noches en que recuerda y llora al sentir que su triunfo fue sólo pasajero! Vuelve a verse, de joven, pisando el claro albero donde diera la cátedra del arte que él adora y, en su diestra, imagina la “espada cantadora” que hace ya muchos años, le dio fama y dinero. Toda su vida actual le parece incolora Por más que haya logrado presente lisonjero su vacío se asemeja a una triste dolora, y su soñar despierto es grato y placentero cuando vuelve a escuchar una ovación sonora. ¡Porque nacó torero y morirá torero! México, D.F., Febrero de 1972. Alfonso López Barrenquy.77 1972
76 77
El Redondel. El periódico de los domingos, en su edición de mayo de 1972. El Redondel. El periódico de los domingos, en su edición de febrero de 1972.
A Manolo Martinez por su faena a Cachurro. Si es que hay algo, en la fiesta de genial ayer lo supo el pueblo al contemplarte, ayer, Manuel, enloqueció al mirarte torear con esa clase sin igual. Hasta el mismo aire deseaba tocarte Pues no estaba seguro que eras real, no podía creer que aquella vertical pudiera conservarse con tal arte lo mismo en esos pases del desdén que en aquel natural, que fue un remate. Pusiste en su lugar a cada quien, confirmaste tu fama de primate y cambiaste la plaza en un Edén pues, lo que hiciste ayer, no tiene “cuate”. México, D.F. Abril de 1972. Alfonso López Barrenquy.78 1972 CORRIDO DE LOS SANTOS DE VALOR San Ignacio de Loyola, San Vicente Ferrel, fueron a torear un toro al rancho de San Miguel. San Pedro no estaba allí, él andaba remudando; pedacitos le hizo el fuste una burra reparando. Luego salió San Felipe con gusto de buena gana, échenmelo contra el lienzo le tiraré una mangana. Luego salió San Fernando en una yegua tusada, pedazos de calzonera por el viento le volaban. Luego salió San Antonio en su caballito arisco, con sus espuelotas grandes que le prestó San Francisco. Luego salió San Martín en un prieto salpicado, 78
El Redondel. El periódico de los domingos, en su edición de abril de 1972.
que él iba a torear el toro que tenía valor sobrado. Luego se le dejó caer San Gaspar y San Simón, hombre que ha sido partero no puede ser toreador. También el Señor Santiago hombre de bastante honor, aquí termina el corrido de los santos de valor.79 1972 Dos toreros… Dos toreros ha dado Aguascalientes, dos toreros de estilos diferentes. Uno artista genial, de rasgos bellos, de sedeña actitud, de trazos tersos: una comparación no encaja en ellos, porque son en el fondo bien diversos. El artista genial dentro del ruedo, aunque no manifiesta gran denuedo, dueño es de inspiración, valor y gracia. Hijo del barrio popular de Triana, es de aquellos que dan aristocracia a la fiesta bestial pero más sana. Los lances que deslumbran a las gentes, del artista genial de Aguascalientes, han aumentado el arsenal taurino, dejándole a la fiesta una heredad; son lances de primor, de corte fino, que pasarán a la posteridad. Siempre pudo encontrarse colocado en el sitio a los grandes reservado; mas debido a su frágil corazón -en lenguaje taurino, por supuesto-, fue haciéndose olvidar de la afición y a punto estuvo de perder el puesto. Sin embargo, al brindar adiós postrero a su tierra natal Aguascalientes y a la noble afición capitalina, en actitud gallarda, sabia y fina, 79
Mario Colín: El corrido popular en el Estado de México. Dibujos de Jesús Escobedo. México, Imprenta Casas, S.A., 1972. 556 p. Grabs., ils. (Biblioteca Enciclopédica del Estado de México, XXV)., p. 366-367. (Este corrido lo escuché –apunta Mario Colín-, en Tlatlaya).
su triunfo fue de magistral torero. Haciendo saborear a a quellas gentes el arte igual de “El Calesero” reverdeció laureles imponentes. El otro, sin dejar de ser artista, de inmediato pasó a engrosar la lista de los toreros revolucionarios. De gran valor, un corazón bien dado, serenidad y arranques temerarios, pronto se halló en la cumbre colocado. En él arraiga innata la destreza; su arrojo encierra la brutal belleza de la fiesta sin par, de la que ha sido unión indisoluble de arte y ciencia. de férrea voluntad, su ansia ha crecido demostrando con ella inteligencia. Sin excepción, corrida tras corrida, se entrega a la afición, juega su vida en arranques sin par; su anhelo inmenso es conquistar del público el favor, y de éste el corazón queda en suspenso para después volcarse en gran clamor. Su popularidad de prisa avanza; ¡es una realidad, y no esperanza! Su ascenso es en verdad algo imponente, ganado a base de tenaz fiereza; impetuoso y brutal como el torrente que arrastra sin piedad cuanto tropieza. De San Marcos es hijo preferido, De ese barrio por todos conocido como punto central de hermosa feria; mas de toda la urbe en la extensión, aun entre gente reposada y seria, Rafael Rodríguez es la admiración. Luis Efrén de la Torre Aguilar El-hombre-que-no-cree-en-nada.80 1972 A los subalternos. Treinta y nueve años de grata unión lleva ya el Sindicato de Subalternos 80
Jesús Antonio de la Torre Rangel: Aguascalientes 1900: toros y sociedad y otros escritos taurinos. Aguascalientes, Instituto Cultural de Aguascalientes, 2008. 156 p., p. 108-10. Originalmente, fue publicado este trabajo poético en “Algo sobre poesía taurina”, en México en la Cultura, suplemento de Novedades, México, 23 de abril de 1972.
que integran castoreños y sobrios ternos con un claro sentido de agrupación pues siempre han superado los conflictos internos, poniendo por delante su ideal de asociación para dar la batalla a cualquier división que pudieran causar los factores externos. Todo eso está muy bien y es digno de mención, de ejemplo y de homenajes tiernos a los que quiero aunar toda mi admiración. Lo que no está muy bien y sí es de los infiernos, porque va en detrimento de toda la afición, es que haya subalternos que se sientan eternos. México, D.F., agosto de 1972. Alfonso López Barrenquy.81 1972 A Gabriel Soto Gallardo. Un niño que se viste de torero y su traje le parece negro entero. Esa usual pregunta al que guió su mano y, como respuesta, un eco lejano. Una ida a la plaza, lenta y dolorosa, como si se fuera tras de una carroza. La plegaria: un beso. El rezo: un rosario. La espera al clarín: un doble calvario. Un pisar la arena sintiendo que es tierra, como la que cubre a aquel que se entierra. El saludo al juez: mirando hacia el cielo, sintiendo que se abre, a su planta, el suelo. Sesenta segundos de silencio, luego y un dolor que quema como sal y fuego. Toril negro, toro negro, negro todo y el ruedo que se abre, sin ningún recodo donde Gabriel Soto esconda su pena. El deber sagrado de hacer la faena, parar y sufrir, templar y sentir, mandar y gemir, torear y morir, y con cada lance y con cada pase el niño se acaba y el hombre ya nace al saber que aguanta cualquier embestida, ya sea la de un toro, ya sea de la vida. México, D.F. Agosto de 1972 Alfonso López Barrenquy.82 1973
81 82
El Redondel. El periódico de los domingos, edición del domingo 6 de agosto de 1972, p. 8. El Redondel. El periódico de los domingos, edición del domingo 20 de agosto de 1972, p. 2.
LA TARDE La tarde es una incógnita en el tiempo y en el tiempo es comunión con el misterio. Las cuatro como notas de salterio derramadas en áurea pandereta, caen y se pierden con aladas voces... Hay relinchos y coces en el patio, donde el ansia se agolpa tras los petos de los equinos mártires. -Ágil paloma cruza el arco tenso, del azul toldo que cobija el ruedo-. El toro sale, embiste -alarido y demenciasobre los burladeros indulgentes... Y el humano de luces se planta a medio ruedo con la dulce inconsciencia de un niño que se aposta a media calle.83 ALFÉREZ 1973 Peraza y Manolo Arruza. Yo bien sé que Humberto es un hombre genial para plasmar en bronce la hermosura. No le tiene secretos la escultura; les da vida, con un arte sin igual, a momentos taurinos de locura. Hombres y fieras, en conjunción vital, ha perpetuado ya, en yeso y en metal mas lo reto a esculpir una figura, basándose en la foto que ha salido adornando este REDONDEL en su portada: la de Carlos Arrruza, revivido, poniendo un par con una gracia alada, 83
Juan Manuel Alférez: Poesía y retratos taurinos de (...). México, 1973. 153 p. Ils., con viñetas de Cobo, José Daniel, Luis Solleiro y J. Álvarez., p. 22-23.
Manolo, en el aire, y el toro, que ha embestido Y sólo una pata tiene apoyada. México, D.F., septiembre de 1973. Alfonso López Barrenquy.84 1973 Derechazo. La espada oculta en el vuelo gracioso del engaño que gira a la cadencia que el torero, con magnificencia, le señala con un compás hermoso, las plantas firmes, gallarda presencia, el cite abierto y el salir airoso para citar de nuevo, presuroso, y repetir la grata quintaesencia. Si no eres natural porque la espada no queda libre en ese diestro brazo con el que debe darse la estocada, eres también muy bello y es tu trazo como el del natural, de gracia alada y de mérito igual, mi derechazo. México, D.F., diciembre de 1973. Alfonso López Barrenquy.85 1974 CAGANCHO ¡Que sí! ¡Que sí! ¡Que ér nasió calé! ¡Y la mejcla der so´y la luna dio a su pié´er colo´aseituna de to´o buen gitano oléj. ¡Salió ar mundo sin pena ninguna a vivi´atorea´y a da´volapie, la gloria der triunfo ejtuvo a zu pie´ y fue er Barrio de Triana... zu cuna! ¡Con zuz ojo´de verde ejmerarda, con zu eztampa de gitano moro er mar fario le vorvió la ejparda invocando a la Torre del Oro y zacó cárse´o zacó guiijnarda´ dejándolo´vivo´o matando toro!86 84
El Redondel. El periódico de los domingos, 30 de septiembre de 1973, p. 8. El Redondel. El periódico de los domingos (alguna edición del mes de diciembre de 1973). 86 Alfonso López: CATORCE TOREROS / CATORCE MOMENTOS / CATORCE SONETOS Y UN HOMENAJE AL RECUERDO. México, 1974. 15 p., p. 8. 85
ALFONSO LÓPEZ 1974 RECUERDAME Cuando sonaban clarines. y pasodobles. Y había toros. Y muerte en la primavera ...no quiso Dios que me fuera... ¡Ay, Amapola! Cuando se oigan clarines y pasodobles. ¡Recuérdame cuando me muera!87 Conchita Cintrón. Guadalajara, 1974. 1974 Cristo en cruz... Cristo en cruz, con sólo verte sé que la suprema suerte ya no es sólo matar bien. Es saber morir también. Perfilar la propia muerte ¡qué faena cien por cien! Maestro. Qué alta lección. Fiera cornada. Derecho te fue al costado el pitón. Te ha matado un cornalón. ¿Dabas un pase de pecho? ¿O un pase de corazón? Aunque esa herida –es más cierto y más te duele y te humillafue un remate de puntilla que te clavaron ya muerto. Te alzó en el aire. Y en vuelo -¿quién rasgó en el templo el velo?quedaste ensartado, Cristo. también yo, entre tierra y cielo, en un calvario imprevisto -¿Gané el cielo? ¿Perdí el suelo?87
Conchita Cintrón: ¿Por qué vuelven los toreros? México, Editorial Diana, 1977. 234 p. Ils., fots., p. 38-39.
Rota seda y piel me he visto. Te fuiste en sangre. No había transfusión ni enfermería. Juntaste muerte y faena. Tu sangre la plaza henchía y el cielo se enrojecía viendo tan roja la arena. Qué bien puesto. Y qué valiente. Descubierto. Sin engaño. No de perfil. Frente a frente. Sin aliviarte, indulgente, con falso quiebro o amaño. Tan ceñido y apretado que sales de la faena todo de sangre manchado. Pero no de sangre ajena, de tu espalda y tu costado. Sin ceder. Torero bueno. Sin enmendarte. Así es como en tu propio terreno te atornillaste en tus pies. A pies y manos, dos pares, -¿banderillas?- haz y en vés, te lo quiebran de través... Porque no nos desampares. Porque temples, mandes, pares, porque no escapes por pies. Sobre tu desnuda piel bordó tu sangre en decoro, rosa tras rosa, un vergel... Traje de luces fue aquel. Vestido de grana y oro salvaste al mundo, Manuel. Eres del pie a la cerviz una inmensa cicatriz vestida de oro y de grana. Tu piel, calado tamiz, a cicatrices me gana. ¿Quién ya de heridas se ufana, si ante ti soy aprendiz? ¿Qué toro te empitonó? ¿Cuántos años? ¿Cuánto peso? ¿Zurdo? ¿Burriciego? ¿Avieso? -Y, ¿a qué me preguntas eso, si eres tú quien me mató?
Humillas, última suerte, sobre el pecho la cabeza. ¿Quién la ahormó con tal destreza? Justa. Baja. Quieta. Inerte. ¡Ya puede venir la muerte, Dios rindió su fortaleza!88 Ramón Cué Romano, S.J. 1974 ANDAR A CABALLO. Qué lindo es andar a caballo Salirse a los campos buscando aventuras Cruzar las barrancas Correr las llanuras Besar unos labios que sepan a miel Calar esos cuacos que les sobra ley Andar los caminos sin rumbos marcados Borrar los cariños de tiempos pasados Sentir el orgullo de ser de a caballo De los hombres de ayer que estrechan la mano Mirar con la vista siempre pa´lante Sin que haya una mancha que ensucie mi frente Sufrir un fracaso con toda entereza Que nada nos haga perder la cabeza Vivir en el mundo peleando un ideal Morirse en la raya… Como hombre cabal. Francisco Barrena M.89
88
Ramón Cué Romano: España vista por un mexicano. 2ª edición. México, Impresora Azteca, S. de R. L., 1974. 1114 p., p. 1036-38. 89 Col. del Lic. José Amalio Ballesteros. Ubicado en el rancho “Yeregé”, Municipio de Contepec, Michoacán, en marzo de 2011.
1974 El despertar del arte. Toreaste con sobriedad Bellos pases, hilvanando Pero diste uno distinto Que aún lo estamos recordando. Viendo ese bello trasteo La plaza entera exclamó Ha despertado un artista ¡SOLÓRZANO DESPERTÓ! Tu arte estaba dormido La gran faena lograste cuajar Justo Chucho, es que le llames A ese pase, “El Despertar”. Galo Plaza. 1974 SOLÓRZANO EMPERADOR Eres rubio Emperador, el único y el primero,
el más artista torero, Jesús, tú, eres el mejor. Es tu verónica hermosa, de arco iris y seda, un vuelo de mariposa, un lamento que se queda, …Eres rubio Emperador. La banderilla en tus manos, es un Cetro Imperial, es sollozo celestial, y alegría de los humanos. …Eres rubio Emperador. Cuando la muleta tomas, el tiempo su marcha detiene, las flores dan sus aromas y la historia te retiene. …Eres rubio Emperador. Con esa muleta bruja, perfumas, tú solo el coso, haces que la tierra cruja, con tu toreo tan garboso. …Eres rubio Emperador. Los demás en vidrio beban, como Emperador que eres, y mientras todos te admiran, en Vaso de Plata bebes. Manuel Obregón Sánchez. 1974 La culminación de las corridas… La culminación de las corridas es la muerte y, a veces, inclusive la del torero. Esta es la mayor limitación y a la vez la mayor grandeza de la fiesta. Ahí en la plaza todo culmina, nada queda, siempre nos remite a lo fugaz, a lo pasajero. ¿Y no somos así los humanos? ¿Qué se parece más a nuestra condición humana, un monumento de piedra y granito
o una corrida de toros? Antonio de Bradomín. 1974 JESÚS SOLÓRZANO, TORERO y CABALLERO. Pasodoble taurino. Letra y música de Jaime Rojas Palacios. Acá tenemos un torero, Jesús Solórzano llegó. Es un señor y un caballero. ¡Qué suerte tiene la afición! Ya hay en el ruedo novedades en los tres tercios, de verdad; prestancia, temple, claridades y extra elegancia al muletear. Heraldo del renacimiento del arte de bien torear. Es gráfico el real movimiento de la órbita mágica de tu percal. Impacto en el sentimiento de tu verónica ideal. en ti todo es refinamiento y en copa de plata siempre beberás. El redondel huele a torero hoy que Solórzano salió. Excelsior, sol banderillero, la prensa a un tiempo te nombró. Por esto logras ovaciones y el éxito ya es nacional. Avance de las tradiciones, mañana será universal. 9 de abril de 1974. Jaime Rojas Palacios. 1974 El médico de plaza. A los congresistas de Cirugía Taurina. Hoy un hombre en la plaza, cada día de corrida, que sufre si su ciencia se ve obligado a usar
porque eso significa que, muy a su pesar, habrá un torero herido a quien salvar la vida. Cuando el toro ha rasgado, con su cuerno asesino, terno y carne del torero, y la sangre caliente ha bañado la seda, por la cornada hiriente, las manos de aquel hombre se vuelven del destino, ha llegado el momento que odiara su conciencia, el momento de actuar en un día de corrida, la vida del torero depende de su ciencia y ya su diestra mano le desbridó la herida, liga, sutura, cose, y pide a la Providencia porque, a la horrenda muerte, la derrote la vida. Alfonso López Barrenquy90 1974 Toreo a porcentaje. “Si llenas el coso, entonces te pago todo, de acuerdo con lo convenido. Tres cuartos de plaza, queda definido, aunque te apodere el genio de Gago, que un cuarto menos habrás conseguido. Media plaza o menos, sin ningún halago, recibe una nada y, como un buen mago, liquida los gastos que hayas tenido”. Un arreglo así quizá lo aguantes, pues un empresario un poco malaje y nada bohemio, como los de antes, con las cuentas puede hacerte “guaje” si no te define cuáles alternantes serán la base para el porcentaje. Alfonso López Barrnquy91 1975 TORO BRAVO Ha terminado la lidia y la bravura roja del toro tiñe de rojo la arena. Tiembla, herida, la fiera extendiendo su cuello de sangre, y envuelta en un marco de angustias, vencida se desploma Cuernos blancos sin lunas, 90 91
El Redondel. El periódico de los domingos, 17 de noviembre de 1974. El Redondel. El periódico de los domingos, 1° de diciembre de 1974.
ojos negros sin soles, casta brava cortada por el viaje de una espada.92 Conchita Cintrón Sevilla, 1975. (Corrida de Guardiola) 1975
Octavio Paz, poeta, ensayista y crítico de excepcional categoría. En su obra aparece el tema taurino, en versos cristalinos y misteriosos a la vez. Aquí, la muestra: Ella cierra los ojos y en su adentro Ella cierra los ojos y en su adentro está desnuda y niña, al pie del árbol. Reposan a su sombra el tigre, el toro. Tres corderos de bruma le da al tigre, tres palomas al toro, sangre y pluma ni plegarias de humo quiere el tigre ni palomas el toro: a ti te quieren.
En un fragmento de prosa poética, "Trabajos del poeta", éste se ha acostado pero no consigue dormir y explora, con la lucidez de la vigilia involuntaria, su personal laberinto de la soledad. La metáfora taurina surge con naturalidad en su mente, en su pluma: ... Me siento en la cama, pero no puedo dormir. Mis ojos giran en el centro de un cuarto negro, donde todo duerme con ese dormir final y desamparado con que duermen los objetos cuyos dueños han muerto o se han ido de pronto y para siempre, sueño obtuso de objeto entregado a su propia pesadez inanimada, sin calor de mano que lo acaricie o lo pula, sin presión de pulso que interrumpa su bruto dormir a pierna suelta o, más exactamente, a pierna muerta, arrancada de un tronco todavía vivo que se retuerce mientras ella ronca, ahíta de silencio y de reposo, materia satisfecha y anestesiada por su propia satisfacción, mineralizada por la ausencia del cuerpo que la obligaba a vivir y condolerse. Mis ojos palpan inútilmente el ropero, la silla, la mesa, objetos que me deben la vida pero que se niegan a reconocerme y a compartir conmigo estas horas. Me quedo quieto en medio de la gran explanada egipcia. Pirámides y conos de sombra que finge una inmortalidad de momia. Nunca podré levantarme. Nunca será otro día. Estoy muerto. Estoy vivo. No estoy aquí. Nunca me he movido de este lecho. Jamás podré levantarme. Soy una capa donde embisto, capaz ilusorias que tienden toreros enlutados. Don Tancredo se yergue en el centro, relámpago de yeso. La ataco, mas cuando estoy a punto de derribarlo siempre hay alguien que llega al quite. Embisto de nuevo, bajo la rechifla de mis labios inmensos, que ocupan todos los tendidos. Ah, nunca acabo de matar al toro, nunca acabo de ser arrastrado por esas mulas tristes que dan vueltas y vueltas al ruedo, bajo el ala fría de ese silbido que decapita la tarde como una navaja inexorable. Me incorporo: apenas es la una. Me estiro, mis pies salen de mi cuarto, mi cabeza horada las paredes. Me extiendo por lo inmenso como las raíces de un árbol sagrado, como la música, como el mar. La noche se llena de patas, dientes, garras, ventosas. ¿Cómo defender este cuerpo demasiado grande? ¿Qué harán, a kilómetros de distancia, los dedos de mis pies, los de mis manos, mis orejas? Me encojo lentamente. Cruje la cama, cruje mi esqueleto, rechinan los goznes del mundo...
92
Cintrón: ¿Por qué vuelven...? Op. Cit., p. 139-140.
Esta es una respuesta -una más- a los que identifican la fiesta de los toros con el casticismo localista, cerril, la ideología derechista o la incultura.93 1975 EL TORERO ¡Hombre forrado con seda y con oro y rellena de miedo que buscas la fama y el dinero esquivando a esa noche de las dos lunas en cuarto menguante clavado en la arena del desierto rodeado de vida En el que la muerte quiere saludarte Y a la que desprecias Armado tan solo Con el abanico de la débil trama Con el abanico del color de sangre. Surge victorioso de la cruenta lucha Impide a las lunas Desgarrar tu seda y romper tu carne Y húndele a la noche tu rayo de luz Para que amanezca con un sol radiante Y toda la vida Que rodea al desierto Que rinde a tu paso!94 1975 La corrida. ¿dónde está el toro? ¿dónde la arista del encono? el matador toca el estoque pero todos en la plaza matan la bestia es mil ojos la muerte nos mira a todos Mariano Flores Castro.95 1975 El torerito. (Para Rodrigo) 93
José María de Cossío: LOS TOROS. TRATADO TÉCNICO E HISTÓRICO. Madrid, Espasa Calpe, T. VII, 1088 p., retrs., fots., p. 295-296. Además: Roldán: Poesía universal..., op. cit., V. II., p. 89-90. 94 Alfonso López: RECUERDOS Y EXPERIENCIAS. VI Ciclo de conferencias, 1975. México, 1975, 15 p., p. 9. 95 Revista de Bellas Artes. Mayo-junio / 1975 / Nueva época, Nº 21. Poemas de Mariano Flores Castro, p. 20.
Cuando era niño. El torerito jugaba con su capote de seda figurando con los vuelos faroles y revoleras. El torerito soñaba con los cuernos de azabache de los toros del ensueño, berrendos de luna clara. El torerito soñaba con zodiacos y con soles, con plazas llenas de gritos, con banderillas y flores. El torerito quería torear con sombras y luces, los negros toros de miedo con su muerte en los testuces. El torerito cantaba con canto de ruiseñores, queriendo matar los toros con estoques de colores. El torerito lloraba por no torear en la arena, vestido de filigrana con hilos de muerte y pena. Diciembre de 1974. Hilario Galguera.96 1975 Coplillas con son taurino. Este río bautismal hoy lleva una agua taurina con rumor de chicuelina y espuma de natural. Y la cuna y el pañal, tengas o no tengas miedo, ya te están oliendo a ruedo y a capote de percal. Tres tiempos tiene el vivir 96
Hilario Galguera: Sueños y variaciones. México, s.a.e., s.e. 93 p. Ils. del autor., p. 38.
como tres el torear: parar, templar y mandar, nacer, vivir y morir. Ya estás puesto en el cartel y, doctorado en cristiano, vienes, lagrimilla en mano, al humano redondel. A ver cómo te paseas, a ver que toro te sale, a ver si vale o no vale y a ver como lo toreas. Ojo, alerta, firme paso, Bien tomada la distancia; saliendo con elegancia, sea con gloria o con fracaso. Que en el tercio acompasado del toreo y de la vida, lo que importa es la medida del tiempo bien toreado. Manuel Benítez Carrasco. México, D.F., febrero 5 de 1975. 1975 A Rodolfo Gaona. ¿Y usted piensa que ya murió Gaona, esa amalgama de indio y de gitano que toreando llegó a ser el amo entre los grandes de la fiesta hermosa? ¡No! No ha muerto nuestro genial matador, aunque entre nosotros ya no está ahora. Sólo escribió una más de las estrofas del hermoso himno a torero tan caro. No ha muerto porque vive la gaonera, porque vive su estampa de torero, porque vive su paso por la arena, porque vive, también, el par más bello. No ha muerto para nadie de su tierra aunque ya no esté aquí, sino en el cielo. Alfonso López Barrenquy.97 1975 A Carlos Arruza. No pudiste tener vejez hermosa 97
El Redondel. El periódico de los domingos, en su edición del 25 de mayo de 1975, p. 3.
porque no estaba escrito en tu destino, un accidente cortó tu camino pero no tu existencia esplendorosa, sigues viviendo, Carlos Ruiz Camino, en el recuerdo de todo aquel que goza rememorando la hazaña gloriosa que fue lucha en el mundo taurino. Lucha que fue, valiente y decidida, para sobresalir de tanta escoria; lucha que fue tu tesonera vida para escalar las cumbres de la gloria. Cada año más, desde tu despedida, es uno más que cumples en la historia. Alfonso López Barrenquy.98 1976 Ya está usted vestido, ¡Torero! Ya está usted vestido, ¡Torero! Ya le adelanté la historia Que se vivirá en el Ruedo Hoy que es domingo de feria, En ésta tarde de Toros Que le dará a usted la Gloria.99 1976 VAMOS A VESTIRLO, TORERO Vamos a vestirlo, Torero, que son las tres menos cuarto y ya el Sol desde el Tendido está calentando el Ruedo, porque en punto de las cuatro hay que salir al Paseo. Préndale a la Virgen el cirio y que presencie la Faena de ponerle el atavío. Déjeme contar las prendas; camisa, corbatín, calzoncillo, faja, taleguilla y montera. Y tú, mozuelo de espadas, apresta las banderillas, sácale brillo al estoque, 98
el Redondel. El periódico de los domingos, en su edición del 1° de junio de 1975, p. 6. El origen de la tauromaquia. Primer tomo. Obras coordinadas por la astróloga Guadalupe Ramírez de Hoppe (al parecer, el título de esta ficha, corresponde a un autor que solo firmó como Gare). México, Casa Veluz, 1976. 28 p. Ils., retrs., fots. p. 28. 99
limpia bien las zapatillas y ve arreglando el capote que hoy será fiesta bravía. Un pasodoble y Flamenco se paseará por la arena, habrá Manoletinas, Gaoneras, y un quite por la derecha como paloma de fuego, ¡volará con el capote, prendido de la montera! Y yo, junto al burladero, sin respiro en cada suerte, también sacaré un pañuelo para limpiarme la frente, rogando que entre los cuernos no lleve el toro la muerte. Con este terno dorado llegará el Torero a la plaza y en airosa Alternativa recibirá el Mano a Mano. Mil pañuelos y una diana pedirán oreja y rabo, y todos a una voz le gritarán... ¡MATADOR!... Ya está usted vestido, ¡Torero! Ya le adelanté la historia que se vivirá en el Ruedo hoy que es domingo de feria, en ésta Tarde de Toros que le dará a usted la Gloria. Sólo falta que persigne su estampa de lentejuela ante el Altar de esa Virgen, que es su Madrina Primera y cuando corte la oreja bríndesela a Esta Tierra porque es la TIERRA DE TODOS, que en el TOREO NO HAY FRONTERAS!...100 1976 EN LA MITAD DEL RUEDO EL SOL ENTRADA
100
Op. cit., p. 26-28.
Suena el clarín, repican los timbales, la multitud se agita vibrando de alegría y del oscuro túnel, cual desbordado río, brotan oros y sedas a raudales. En el albero el sol planta su lozanía y en tanto en los remotos campos, los caporales siguen a paso lento a los bravos sementales que son el condimento de la fiesta brava. El pasodoble borda arabescos triunfales y de pronto se apaga su rotunda armonía, porque el rey de la fiesta asoma su osadía venteando la muerte con su par de puñales. Llenan la Plaza México hombres y mujeres cabales, de mano en mano pasa la bota bien curtida y mientras unos ojos lánguidos me convidan al amor... los recuerdos en mi alma agitan sus señales.101 1976 LOS CUATRO EVANGELISTAS EL ÁGUILA, CURRO (Alzas el vuelo a las celestes cumbres y en soberanos giros te recreas). EL TORO, MARIANO (Bravo y noble a la par del astado que en la lidia es tu entrega constante) EL LEÓN ES ELOY (Invicto y generoso, nomás trofeos detrás de tus pisadas) Y EL HOMBRE ES MANUEL (Un destello de Dios el alma humana, creadora, como tú, de armonía y perfección).102 1976 ¿Ángel? Fue un ángel vivo el que cruzó la plaza? ¿Ángel? Fue un ángel vivo el que cruzó la plaza? Fue Eloy, dijo la gente, sólo ví su salero. Él dice, yo les brindo mis toros a mi raza pero es su estoconazo el que lo hace el primero. Curro Rivera, no habrá nadie en el mundo 101 102
Salvador de la Cruz: En la mitad del ruedo el sol. México, ediciones ascaola, 1976. 38 p. Ils., fots., p. 5. Op. Cit., p. 27.
que tenga tu majeza, tu don, tu poderío, el hacerte del toro marcándole los tiempos, el llamarlo con una juvenil alegría. Cruzas el ruedo erguido con sonrisa inocente, terciado tu capote de lujo, y a tus plantas brotan los cascabeles que jubilosos cantan tus lances, tus remates, tus pases deslumbrantes. Y de Mariano Ramos ese gran albedrío de andarle siempre al toro con la muleta en celo, con planta de torero, de lidiador entero, con ese pundonor que a su alma le da brío.103 1976 MANOLO MARTÍNEZ Olé, gritó el caporal y olé, repitió la gente al ver que, puesto de frente, Manolo dio un natural. Y ese pase del desdén es la oración del torero que en los medios del albero dice: amén. Yo canto la finura y el sentimiento azteca de rango mexicano, de indígena manera, canto la lentitud, la sorpresiva espera, la intuición del torero, su reunión con la fiera. Salirse de la suerte con desgano y desdén, como salirse en falso del edén. La pipa para el café para los toros el puro: Para el ruedo el gran conjuro de los pases de Manuel. Manuel Rodríguez Martínez Martín Rodríguez Manuel Ole wa-llah por Dios clamó el tendido viendo que iluminabas con tu pañosa el ruedo, y que un tardo burel estando quedo se iba contigo al cielo, con tu arte embravecido. No el sorbo de la tarde caliente y enjoyada bebido en cosas tuyas, chicuelinas de ensueño. 103
Ibidem., p. 29.
No ese transfigurarte de súbito en los tercios, fraternal con el toro, con su suerte y destino. No el sortilegio mágico que esparce tu muleta redimiendo las culpas de oscuro redondel, sino sólo tu pase, tu pase del desdén. No tu pañosa, tu envidiada pañosa, lengua de fuego y flámula inflamada que al burel acaricia, o bien lo catequiza en medio de un estruendo de ovaciones y olés, sino sólo tu pase, tu pase del desdén Ese momento en que la tarde oscura me sacude con áridos reclamos de la muerte, y en la que tú levantas, sobre sus restos tristes, el alba de una rosa mojada en el sueño tu pase del desdén. No el suspenso, no el grito, no el tornar en un punto, apartando del tiempo, ensimismado, un cosmos de belleza en esta pobre creación de los mortales, sino sólo tu pase, tu pase del desdén. La pipa para el café para los toros el puro, para el ruedo el gran conjuro de los pases de Manuel.104 1976 Corrido de Manolo Martínez. Voy a cantarles, señores, al estilo que me sé: aquel cinco de febrero del año setenta y seis, toreó Manolo Martínez en Querétaro otra vez; se encerró el mejor torero con seis bravos toros, seis de las vacadas de Garfias y de la de San Martín, tres y tres de cada una en la fiesta de postín. Llegaron los invitados y llegó el Gobernador Antonio Calzada Urquiza, el principal promotor. 104
Ibid., p. 31-37.
La plaza Santa María se llenaba hasta el reloj; Nicolás González Jáuregui no cabía en sí de emoción, porque Manolo Martínez jugando su corazón iba a torear esa tarde de plena consagración. Y Nicolás le rezaba rezos a Nuestro Señor, porque Manolo engarzara la joya de su valor, en los vuelos de la capa, o en el profundo dolor del ritmo de su muleta -cadencia de giro y sonarmonía de movimiento, poética en ascensión, y sinfonía que alumbra la viril enunciación; Porque vacíase la espada, sin tregua ni cesación, en lo alto del morrillo, cima sangrante de sol, cantal de las banderillas por donde mana el crúor de la casta de los toros bravos, de herencia mayor, estirpe de alto linaje que ennoblece su blasón. Todo profundo en su imagen, profundo en su corazón, Manolo está más adentro, más allá de la razón, porque Manolo Martínez es de otra dimensión. Es un color sin espectro; sonido sin diapasón; metáfora indescriptible del poemario mayor; apogeo de la excelencia, cima de lo superior; singular y único verbo de propia conjugación. ¡Qué dulzura de toreo! Qué ternura al torear con un ritmo religioso que no dejaba tocar,
el diamante de los cuernos en los trastos de lidiar. Aquel cinco de febrero del año setenta y seis, toreó Manolo Martínez en Querétaro otra vez, encerrado con seis toros, seis faenas a los seis, pero dos para la historia de lo que quede por ver; la de “Como Tú”, indultado, y la del cincuenta y tres, legendario “Saleroso” -el que brindara Manuel al Gobernador Calzadaque inmortalizó después. Toreó Manolo y expuso, lo que había que exponer: El mando de su muleta, la eficacia del poder, el estilo de la forma, el arte de su saber, la poesía de su muñeca desmayada, pero fiel y el dulce son en la rima del ritmo de su vaivén. Torero Manolo y la tarde ya no quiso anochecer; y ese día del calendario tuvo que prevalecer. Toreó Manolo Martínez en Querétaro otra vez, aquel cinco de febrero del año setenta y seis; y eso lo ha dejado dicho aquí, Rodolfo Siller.105 1976 ¡MANOLETE! He querido cantar la valentía en todos los órdenes, sin despreciar ni omitir ninguno. Eduardo E. Heftye Etienne: Corridos taurinos mexicanos. Recopilación y textos de (…). México (…) (…) Apunta lo siguiente: El corrido dedicado a Jorge Aguilar El Ranchero, que fue escrito por el también tlaxcalteca Héctor de Jesús González Pérez, Hachegé, hace referencia al inesperado fallecimiento del citado diestro, con algunas evocaciones al campo bravo tlaxcalteca mexicano y al toreo campirano, valiente y sentimental de El Ranchero. 105
Este romance, lo dediqué a un grande y admirado amigo, señor de los ruedos, pontífice de la fiesta brava y arquetipo del sacrificio en aras del arte: Manuel Rodríguez, “Manolete”. ¿Por qué no bulle Sevilla? ¿Por qué está triste el ambiente? ¿Por qué están solas las plazas y, en la calle de las Sierpes, háblanse medias palabras tras los forjados candeles, entre castas celosías y morunos ajimeces? ¿Por qué no cortan las niñas los reventones claveles que pierden densos olores en los maceteros verdes? ¿Por qué en Córdoba, la blanca, el sol sus luces convierte en llamaradas de fuego que dan al tomillo muerte y agostan los alelíes? ¿Por qué el alto minarete de las torres de Granada entre las nubes se pierde en vez de mostrarse airoso, cual se mostraba otras veces? ¿Por qué están tristes los hombres y sollozan las mujeres? ¿Por qué se ocultan las mozas? ¿Por qué no corta el ambiente el gracioso tintineo de las campanas alegres…? Porque en Linares, un toro de Miura, hirió a Manolete. Iba vestido de oro con una rosa de muerte que abrió pétalos de sangre sobre el rosa de su veste. Cayó en la suerte suprema. Cayó como los valientes, entre filigranas de arte de su creación, su suerte. Jugó con la astada fiera, burló su furor cien veces. Estaba con sangre escrito su cruel destino de muerte.
Su sangre tiñó la arena iris de dolores crueles que levantó el alarido ronco y triste de la gente. Era un legítimo Miura con divisa negra y verde, como el toro que a Espartero dio el noventa y cuatro muerte. ¡Llora, llora Andalucía! Ya no volverás a verle… Ya están velando en Linares el cuerpo de Manolete… Las danzarinas campanas su alegre canto convierten en llanto de bronce vivo con intervalos de muerte. Las blondas se tornan negras. los mantones se obscurecen, lloran perlas de rocío los andaluces claveles… Al Cristo de los faroles temblor de cirios conmueve; están más tristes sus ojos, su dolor más imponente… ¡Llora, llora, Andalucía! Ya no volverás a verle!... ¡Ya están enterrando en Córdoba el cuerpo de Manolete! México, D.F., 19 de agosto de 1947. Delfín Sánchez Juárez.106 1977 La vida. A mi madre: María de los Ángeles Cabral, Vda. de Torres (Jerez, Zac.). Con una copa de vino amargo, como la vida, ahora y siempre yo brindo por su MAJESTAD: LA VIDA. ¡Ay, qué amargo es este vino! Saboreemos lo amargo, 106
Delfín Sánchez Juárez: Poemas y corridos. México, s.e., 1976. 164 p. Ils., p. 129-131.
que por Dios, por Dios lo digo, de bueno debe haber algo en este sabor amargo. ¡Ay que amarga es esta vida! ¡Qué embestidas tan feroces! ¡Qué bravo toro de lidia! ¡Qué afilados los pitones! Y el que se salga del ruedo que se olvide de la vida; mejor que correr con miedo, es morir en la embestida. Y el que ruede por la arena debe pararse enseguida y seguir frente a la bestia; aquí no hay enfermería. La vida vive en la fiesta donde la vida peligra siempre. La vida es torera que se enfrenta noche y día a las astas de una bestia: Si hay estocada efectiva habrá un toro que no cuenta habrá pitos o alegría habrá cojines o vueltas habrá de oírse un clarín habrá de abrirse el toril y habrá otro toro en la arena siempre mientras haya vida mientras la muerte no venga a suspender la corrida. La vida vive en la fiesta donde se alegra la vida cuando un pase arranca olés, un remate arranca aplausos y cuando el estoque arranca las dos orejas y el rabo para que grite la Plaza: Torero, torero, Bravo. La vida vive en la fiesta donde se amarga la vida, cuando es el toro el que juega con quien debe hacerle lidia: El burel desarma tira
y sobre arena revuelca a la vida ésta se libra de las astas asesinas recobra el arma y las fuerzas y va hasta el burel y cita con valor y con vergüenza con el capote echo trizas con desponos de muleta con un pie sin zapatilla con las rodillas sangrientas con restos de casaquilla con cara sucia de arena. Y con toda el alma herida y casi muerta de pena porque la Plaza le grita: MALETA, FUERA, MALETA. La vida vive en la fiesta donde se indigna la vida cuando alguien sale del ruedo por temor o por desidia, para ir al burladero de una cómoda embestida, para torear desde fuera sin escuchar a la Plaza que grita: Cobarde, Muera. La vida vive en la fiesta donde se acaba la vida cuando enrojece la arena con la muerte de una herida producida por la bestia. Y el monstruo de mil cabezas Hace mil muecas de angustia Mientras fríamente piensa: cayó herido por maleta. ¡Ay, qué amargo está este vino! Saboreemos lo amargo, que por Dios, Madre, te digo, de bueno debe haber algo en este sabor amargo. Con una copa de vino amargo, como la vida, ahora y siempre yo brindo por su MAJESTAD: LA VIDA. Enrique Torres Cabral. Zacatecas, 1977.
1977 A JOSÉ GONZÁLEZ “CARNICERITO” Clava un par de banderillas José González, en tablas, y el hervor de los tendidos crece, sube y se agiganta, resbalando sus rumores de gloria, por la imantada faja, donde los pitones abrieran rosa escarlata. Y hay volar de siemprevivas y de margaritas blancas, cubriendo de azahar el manto que se cobija la plaza. Estornudan los timbales agudos de la “charanga”; dianas cazadoras suben el monte de sus espaldas; hay floración de rosales de seda y sol, en el alma, y el torero fulge y brilla como una joya de plata, embriagado por el vino de la multitud que canta.107 1977 A MANOLO MARTÍNEZ Cuando torea Manolo con grandeza, sus faenas son una sinfonía, que convierte lo trágico en belleza y transforman la angustia en armonía. Sus lances tienen sello de realeza, su chicuelina es ala en agonía, sus naturales tienen la justeza de notas en arpegio o melodía. En su pase de pecho hay dimensión, suena en su honor inmensa la oración y el público se entrega por entero. Es éxtasis supremo la emoción, se vuelve manolista la afición y la plaza se aroma de torero.108 Enrique Guerrero 107 108
José Daniel: Sol de arena, op. cit. Enrique Guerrero: El ABC del toreo. México, s.a. y s.e., 1977, p. 97.
1977 ¡MANOLETE! He querido cantar la valentía en todos los órdenes, sin despreciar ni omitir ninguno. Este romance, lo dediqué a un grande y admirado amigo, señor de los ruedos, pontífice de la fiesta brava y arquetipo del sacrificio en aras del arte: Manuel “MANOLETE”. ¿Por qué no bulle Sevilla? ¿Por qué está triste el ambiente? ¿Por qué están solas las plazas y, en la calle de las Sierpes, háblanse medias palabras tras los forjados candeles, entre castas celosías y morunos ajimeces? ¿Por qué no cortan las niñas los reventones claveles que pierden densos olores en los maceteros verdes? ¿Por qué en Córdoba, la blanca, el sol sus luces convierte en llamaradas de fuego que dan al tomillo muerte y agostan los alelíes? ¿Por qué el alto minarete de las torres de Granada entre las nubes se pierde en vez de mostrarse airoso, cual se mostraba otras veces? ¿Por qué están tristes los hombres y sollozan las mujeres? ¿Por qué se ocultan las mozas? ¿Por qué no corta el ambiente el gracioso tintineo de las campanas alegres…? Porque en Linares, un toro de Miura, hirió a Manolete. Iba vestido de oro con una rosa de muerte que abrió pétalos de sangre
Rodríguez
sobre el rosa de su veste. Cayó en la suerte suprema. Cayó como los valientes, entre filigranas de arte de su creación, su suerte. Jugó con la astada fiera, burló su furor cien veces. Estaba con sangre escrito su cruel destino de muerte. Su sangre tiño la arena iris de dolores crueles que levantó el alarido ronco y triste de la gente. Era un legítimo Miura con divisa negra y verde, como el toro que a Espartero dio el noventa y cuatro muerte. ¡Llora, llora Andalucía! ya no volverás a verle… Ya están velando en Linares el cuerpo de Manolete… Las danzarinas campanas su alegre canto convierten en llanto de bronce vivo con intervalos de muerte. Las blondas se tornan negras. los mantones se obscurecen, lloran perlas de rocío los andaluces claveles… Al Cristo de los faroles temblor de cirios conmueve; están más tristes sus ojos, su dolor más imponente… ¡Llora, llora Andalucía! ya no volverás a verle!... ¡Ya están enterrando en Córdoba el cuerpo de Manolete!... México, D.F., 29 de agosto de 1947. Delfín Sánchez Juárez.109 1977 EL REVERSO DE LA MEDALLA.
109
Delfín Sánchez Juárez: Poemas y corridos: Escenas campiranas. México, Manuel Porrúa, 1977. 141 p., p. 129-131.
En la plaza de la hacienda, un veinticuatro de agosto, mató “Er niño de los Pinos” a un toro tuberculoso. Era Justo de la Sierra tío abuelo del Camborio, más gitano que Sevilla, más calé que el cante jondo, mejor torero que el Gallo y más castizo que un ocho. Por no deslumbrar la tarde lidió, vestido de corto, un ratón negro bragado con ambiciones de toro. Los afeitados pitones se los pasó por el codo, con la vista en los tendidos presumiendo de buen mozo. Y no hubo sangre en la fiesta porque la prudencia es oro. Lo mató de tres sablazos uno por el hipocondrio, el segundo en las costillas y el tercero de buen modo, amén de diez descabellos pues todo el bicho era toro. Las orejas en las manos galopó por todo el coso y espectadores comprados sacaron al “niño” en hombros. sólo un pañuelo flotaba; el mundo se volvió loco; las mujeres delirantes, le ofrendaron por su arrojo tres flores de zempasúchil y un ramo de gordolobo. Para terminar la fiesta abrióse el cielo, piadoso, empapando al asesino de lo que pudo ser toro, y que llegó sin pulmones esquelético y cirroso a morir de aburrimiento un veinticuatro de agosto.
Delfín Sánchez Juárez.110
1978 ESCRITO EN LA ARENA (8 de febrero) Dime, orilla de paz, tierra erizada de hostiles centinelas que amenazan mis pobres huesos sin descanso, ¿dónde podré encontrarla, dónde su ternura alienta? Deja, déjame que bese sus manos de jazmín sedente, y luego abrásame en tus lenguas polvorientas. No me importa la muerte, no me importa la muerte lenta que me das. No quiero sino verla otra vez, saber que soy un rumor en su vida. ¡Ay, tierra, tierra, vive mi corazón dos magnitudes: soy un rosal, un toro rojo soy! Aspira su bramido, oye su aroma. Amaré su fulgor hasta ser polvo. EN EL FUEGO (Fragmento) esta esperanza, sí... Graves olivos De la campiña bética, labriegos atezados de sol, hazas doradas donde el granará húmedos huertos, claras islillas en el río que aún lleva mi niñez asomada a sus espejos, alamedas sonoras de noviembre, caminos vecinales, arrieros de vara al cinto y cordobés terciado, jazmines de la noche, toros negros, soberbia la testuz brillando al aire, a mis pupilas volveréis de nuevo. Promesa es esta sangre que ahora fluye del costado de un pueblo erguido ante la muerte, la esperanza brotándole a la luz como un venero.
110
Op. Cit., p. 133-4.
CULPABLE ANHELO (A don Agustín Millares) Minotauro del sueño, monstruo ardiente, de compactas tinieblas construido, tu laberinto guardas como un nido de funerales ramas, febriscente. Se te ensombrece con la luz la frente y en el sollozo escondes el bramido. ¿Eres ausencia, eres memoria, olvido? ¿Eres memoria del olvido ausente? Hollar te siento mi ansiedad, mi duda: Quisiera huir y en tu razón se escuda esta pasión que a desvelarte avanza. Minotauro del sueño, acorta el vuelo y muéstrame la orilla de tu cielo o de una vez destruye mi esperanza.111 Juan Rejano, poeta trasterrado. 1978 LA MUERTE DE UNA TARDE GANADERA La luna riega sus rayos con desparpajo denuedo. Mustios jirones de manta se ven en el firmamento. Se revuelvan los borricos cansados de la jornada. Se oyen ayes lastimeros parturientos de las vacas. El Tlachiquero regresa ebrio de pulque a su casa. Cruzan mantos en el cielo alados faunos silvestres. Los toros en el potrero tiran bramidos de muerte. Los coyotes al acecho esperan que den las siete. Los bueyes están dormidos a la mitad del camino. Sueños hermosos les bordan 111
Roldán: Poesía universal del toro..., op. cit., V. I., p. 440-441.
sus trabajos lastimeros. El camposanto reluce luciérnagas encendidas. Los jagüeyes se reflejan en mil fantasmas murientes. El sultán ya se prepara a cortejar a su amada. Las otras vacas celosas esperan otra jornada. El ganadero medita inteligente su oficio; y se ilusiona su mente cuando imagina sus triunfos. La noche cubre la tarde. La ganadería enmudece. Las veladoras se apagan; y la ilusión reverdece.112 1978 ¡QUÉ MARAVILLA! Fue una faena de hechizo con sonar de cascabeles, fue sentimiento bendito. Tres naturales ligados con otros tantos de pecho, como si fueran bordados. Dos ayudados por alto barriendo el lomo completo con un valor espartano. Vinieron dos trincherillas que fueron todo un portento de gracia ¡qué maravilla! Un pase de rodilla en tierra de los cuernos a la cola, que aplaudió la plaza entera. Mató pronto y recibiendo haciendo suerte perfecta; ¡así se torea en el cielo!113
112 113
Héctor de Jesús “Hachegé”: Tlaxcala de grana y oro. México, s.a. (hacia 1978), 102 p., p. 63. Ysaac Labrador: Anecdotario Taurino. México, 1978. 249 p. Ils., fots., p. 229.
YSACC LABRADOR. 1978 A LOS TOROS...!!! Fiesta, musa inspiradora del que se acerca, del que la quiere del que la vive. Van recorriendo caminos polvorientos y con sed buscando un trago de triunfo que les aumenta la fe. Fiesta, concierto de pasodobles mensajeros de alegría, de tragedia y de tristeza entre ecos de algarabía. Muleta de vuelo brujo manejada con maestría que ondeas ante las astas llena de arte y de alegría. Eres la gran esperanza del chaval que cobijas en las noches de penumbra con mugidos de dehesa. 1978 TORERILLO Vago... le han dicho acabarás pordiosero y él con la cara gacha se encaminó p´al potrero. Arriba el sol se ocultaba en la punta de los cerros dejando paso a la luna que por allá se asomaba. Un vientecillo calaba se aproximaba el invierno y una tórtola cantaba acurrucando a su dueño. Se sentó al pie del encino echó la cara p´atrás viendo una nubecilla que se alejaba fugaz.
Volaban sus pensamientos mientras sus ojos cerraba soñaba con grandes triunfos y la gente lo aclamaba. 1978 SUEÑO Y REALIDAD El toro castaño de afiladas astas que pasta tranquilo por esas dehesas. Imagen de sueños citando de largo correrle la mano es sueño de esos. Soñando en trofeos en las manos diestras sólo es realidad para los maestros. Zumba el clamor que aturde el oído muchos sin lograrlo ahora se han ido. 1978 TORERO!!! Cuando le dijeron que ya estaba viejo llegó silencioso y se miró al espejo ondas arrugas rodeaban sus ojos y su pelo negro se ponía canoso. Se sentó a la orilla de su catre viejo levantó la vista un tanto nublada y vio sus carteles de fecha atrasada. Era por demás no podía aguantar se cubrió la cara y comenzó a llorar él buscó la fama con ansia anhelada soñó con la gloria y encontró cornadas. Vivir el pasado siendo un ignorado llorando en silencio no, no es ser amargado. 1978
PROHIBIDO Se mece el viejo mezquite que está junto a la vereda a un lado se ve la cerca es la que marca la veda. Allí pastan los toros de mejor nota de tienta los de estampa más bonita cárdenos, negros y moros. Sangre brava, casta fina que prefieren las figuras. Esos quisieron torear los que sueñan por soñar y buscan sin desmayar la manera de triunfar.114 1978 PUREZA Ya te vas le dijo la amada llorosa tengo miedo que te pase otra cosa. Quizá recordaba cuando lo curaba con agua de sal y pedazos de gasa fueron duros golpes en la pierna izquierda que un toro sin nombre le dio por la tierra. No vayas le dijo así yo te quiero aunque sea muy pobre y no tengas dinero. Pero él llevaba muy dentro esa cosa que se llama fiesta y se quedó rezando se quedó, se quedó llorosa.115 1978 Negra faja y corbatín… Negra faja y corbatín negro, con un lazo negro, 114
Octavio H. Leyva: PASAJES TAURINOS. Apuntes taurinos de Emilio Armas. (s.e. y s.p.i). México, 1978. s.n. 115 Op. Cit.
sobre el oro de la manga, la chupa de los toreros… De negro los mayorales y en la hacienda un lazo negro… Lloran zumo de azándar y de limones, desgarrados, los flecosd de los mantones. Su torera figura ha quedado plasmada en el bronce callado y duradero, no podrá ya escapar a la inmortalidad está prendido contra toda mudanza y todo olvido. Mariano Rodríguez.116 1978 EL ALGUACILILLO Todo de negro vestido y bien montado en su jaca, llega el buen alguacilillo hasta el señor Juez de plaza a pedir venia o permiso. Pide las llaves airoso, las entrega al torilero. Después se planta garboso al frente de los toreros y empieza lo más hermoso. Da comienzo la corrida al final del paseíllo, ruge la plaza encendida, se marcha el alguacilillo y en la plaza todo es vida.117 Isaac Labrador. 1978 SALUD MAESTRO Llevando en mi sentir lo que tú evocas, mencionaré primero a "Tapabocas" que viniera a acallar los torpes juicios de aquellos que al desear significarse, valiéndose de burdos artificios, 116 117
El Redondel. El periódico de los domingos, edición del 10 de septiembre de 1978, p. 7. Labrador: Anecdotario taurino..., op. cit., p. 13.
por su mendacidad sin inmutarse, intentaron quitarte el don de artista. Mas surgieron también "Urón", "Flautista" y el estupendo toro "Chocolate", con los cuales tu acción no fue un combate, sino la suavidad limpia y sencilla donde imperó el toreo de maravilla, que con tenacidad quieren negarte quienes jamás supieron lo que es arte. Los grandes triunfos del torero nuestro tuvieron base en la labor completa: ¡Capote, banderillas y muleta le dieron privilegio de Maestro! Y también tuvo glorias bien ganadas al cobrar fulminantes estocadas. Se impuso su toreo de izquierda mano, ya fuera con dominio o bien por brillo; en España domando a "Cortijano", en México toreando a "Nacarillo" y, si no me equivoco, a "Mexicano". Con "Pituso", "Jumao" y "Clarinero", faenas que admirara el "mundo entero", se logró acrecentar la extensa lista de los toros así inmortalizados, sin excepción, con gran saber lidiados en su envidiable calidad de artista. ¡Tu historial es muy amplio, Gran Maestro! no sólo por tu acción en suelo nuestro: luciste esplendoroso por España donde quedó imborrable tu campaña. Toreando a "Clavelito" y a "Centello" uniste lo científico a lo bello. Si la envidia causó boicot posible España se rindió ante lo invencible. Por cinco lustros sorprendiste al mundo con tu toreo científico y profundo, yéndote, al fin, cubierto de laureles, ¡maestro insigne de los redondeles! La afición nacional, ya convencida, libre también de envidias y de engaños, segura en tu valer, pese a los años, satisfecha, entusiasta y conmovida, por tu ciencia, tu arte y tu coraje, con unción te dedica un homenaje;
y aprovecha, oportuna, este momento, erigiendo en tu honor un monumento.118 Luis de la Torre "El-hombre-que-no-cree-en-nada" 1978 Currito. Doncel que a las primeras Colgaste el trapo; Ya no te echas al ruedo Sino al colmao, Por hacerle la rueda, Noche con noche, A una lista pavita Que, con su gracia, Con sus melindres Y con su garbo, Si no de la coleta, Te trae del rabo.119 Adam Rubalcava. 1978 El Monosabio. Elemento escondido detrás de una mampara al que opacan las luces de cada paseíllo, que no permiten verle los rasgos de la cara porque sol y alarido le niegan todo brillo. Si acaso, alguno indaga lo extraño de su nombre cuyo remoto origen poca gente conoce, pero inédito queda, al aclamarse al hombre que saluda en el tercio, como preludio de goce. El platillo candente que condimenta el toro, lo sazona nuestro hombre con algo de aserrín, antes de que el torero lo “guise” para el foro, delicado “gorumet” y de arte, el paladín. El biombo de caballos lo tapa nuevamente y como el toro de hoy no provoca ya tumbos, su labor sigue siendo del todo indiferente pues la vista del pueblo enfila hacia otros rumbos. El peligro latente de la cornada artera, a veces tarda tiempo en mostrarnos su saña, pero el hombre de rojo, detrás de la barrera, 118
Luis de la Torre ("El-Hombre-Que-No-Cree-En-Nada", seud.): FERMÍN ESPINOSA "ARMILLITA". Significativo homenaje por (...). 2ª ed. México, ediciones ACÁ, 1978. 32 p. , p. 29-32. 119 Adam Rubalcava: Toda llena de gracia. México, Gobierno del estado de México. Fonapas, 1978. s.n.p. (Colección poesía).
ha visto que un torero se quiebra como caña y, sin pensar en nada, se dirige a la arena, a salvar al guiñapo al que el toro destroza, y quita a cuerpo limpio, con la mente serena, sin temer a la fiera que las ropas la roza. El drama de la fiesta, le hiere de verdad, cuando lleva al torero, herido, a la camilla, aunque derrota al miedo y, si hay necesidad, él tapona la fuente que abrió la taleguilla. Por eso, monosabio, te rindo pleitesía. Porque sé que no buscas la gloria ni el dinero y porque has demostrado tu enorme valentía, al tratar de salvar la vida de un torero. Alfonso López Varrenquy.120 Ca. 1978 Romance del torero viejo. Y decía el viejo torero -con más cornadas que arrugasante su fiel cantinero: -No es que no aprendí el oficio; lo que pasa es que en la plaza para surgir el primero a hombros cual triunfador, hay quie tener mucho juicio y no inconsciente valor. Eso, mi amigo y las dudas en cornadas se traducen que a uno lo echan para atrás ¡ay, cuantas tardes de luces y yo no llegué jamás! Tenía el cuerpo burilado por las astas de los toros; sus arrugas eran chorros de recuerdos acuñados por el tiempo en tardes de luces y oros de épocas tal vez mejores. Sus ojos eran dos soles de cansados resplandores donde bullían cosas bellas… Y decía el viejo torero: -¡Cantinero, cantinero, dame otra caña de vino que me quiero emborrachar! Hoy es tarde de domingo y yo… ¡No voy a torear! 120
Excelsior, edición del 11 de octubre de 1979, p. 7-D.
Juan Manuel Alférez. 1979
Se ha visto en algunas corridas, que las banderillas se desprenden con suma facilidad del morrillo, quedando dispersas por todo el ruedo. Como extraña coincidencia se notó más en los toros lidiados por Manolo Martínez, durante el primer festejo de esta temporada grande, ya que ambos bureles terminaron sin banderillas antes de la estocada. Esto deja de ser verdad en la fiesta, por lo que se pide la intervención de las autoridades. 22 de enero de 1979 A los toros de Manolo se les caen las banderillas, quizá ya busque acomodo sin arriesgar las costillas. Este mal antitaurino va cundiendo cada vez; después querrán un bovino con los cuernos al revés. Por favor autoridades protejan a la afición, destierren las falsedades fajándose el pantalón121 1979 PLAZA MÉXICO 18 de marzo de 1979 DUODÉCIMA CORRIDA Toros de: CAMPO ALEGRE Rejoneador: GASTÓN SANTOS Matadores: MARIANO RAMOS “CURRO” LEAL y LA ALTERNATIVA DE RODOLFO RODRÍGUEZ “EL PANA” “El Pana” llegó en calesa a tomar la alternativa, la gente de emoción presa estaba a la expectativa.
121
Álvaro Sánchez Zamora: Epigramas taurinos. Dibujos de Rodolfo Francisco. México, Imprenta Anguiano, S.A., 1980. 96 p. Ils., p. 13.
Astados de Campo Alegre, fueron bravos casi todos; ojalá cunda la fiebre y siempre se lidien toros. De Heriberto fue el primero, Gastón se llevó gran susto, quería vuelta el caballero con el público a disgusto. En los dos que le tocaron se vio frío al de la viga, cierto que no le ayudaron, él tampoco se prodiga; Sin estar del todo mal Mariano no ha convencido, regaló octavo animal, faena de calidad instrumentó “Curro” Leal; Recibiendo lo mató al dejar toda la espada, una oreja le cortó y en el otro no hubo nada. Dos anhelos ha logrado “El Pana” con mucho gozo: Recibir el doctorado y haber llenado el gran coso; Con la diestra ha hilvanado derechazos muy sentidos y también ha desatado la pasión en los tendidos.122 Ca. 1979 PLAZA MÉXICO 5 de agosto de 1979 toros de: SAN MATEO – Tequisquiapan SAN MARTÍN – MIMIAHUAMPAN REYES HUERTA – LOS MARTÍNEZ Como único espada: MANOLO MARTÍNEZ En su corrida mil. Para este acontecimiento la tarde era un poco fría, buena entrada la que había 122
Op. cit., p. 34-35.
más del noventa por ciento. De obispo y oro vestido Manolo para este día; la lluvia a ratos caía y así las 1000 ha cumplido. De diferentes vacadas seis astados se corrieron, las orejas que trajeron casi estaban despegadas. A don Rodolfo que en gloria de Dios se debe encontrar, brindó el primer ejemplar Martínez en su memoria. Un San Mateo fue el que abrió lances bien ejecutados, muletazos desligados pinchó y al tercio salió. Faena brava y templada al de Tequisquiapan hizo, con toro agarrado al piso oyó una ovación cerrada. Precioso el de San Martín, gran puyazo de Contreras, con estocada certera cortó una oreja por fin. De un Mimiahuapan muy bueno otra oreja y lento arrastre, a éste lo lidió con arte en un palmo de terreno. El de don Reyes tumbó dando al piquero un porrazo, apenas salió del paso pues cuatro veces pinchó. De Los Martínez fue el sexto y hubo sólo voluntad, en honor a la verdad pinchó y mató con defecto.123 Ca. 1979 TOROS EN MÉXICO – FIESTA DEL PUEBLO124
123
Ibidem., p. 61-62.
Fiesta gallarda, maja y soberana, fiesta gallarda, maja y colorida, la que es luz y valor, esencia y filigrana, tiene juegos de muerte y está llena de vida. Fiesta que es sombra y luz en sus arenas, fiesta de antigua y larga trayectoria, que siente el pueblo que fluye por sus venas y la siente ligada a sus héroes y a su historia. Dan principio en la patria sus hazañas toreras, en la vieja plazuela llamada del Marqués, cuando volvió Cortés de su viaje feliz que hizo a Las Hibueras. Reunida años después la Real Audiencia, que presidía don Nuño de Guzmán, expidieron un bando, bajo su presidencia, ordenando que hubiera, una fiesta de toros, sin importar su costo cada trece de agosto, porque en fecha como esa, cayó Tenochtitlan con todos sus tesoros. Fueron surgiendo plazas por toda la ciudad y de esto que les hablo, fueron las más famosas, por su notoriedad, la Plaza El Volador y la Real de San Pablo. Nuestro glorioso Hidalgo, que nos dio independencia, fue gran aficionado a cosas del toreo y criaba toros bravos, de rancia procedencia en su finca llamada: Hacienda El Jaripeo. En la gesta gloriosa y casi hasta su fin, lo siguió un diestro hispano, al que hizo capitán, Agustín se llamaba y era “El Marroquín” y con él fue aprehendido en Acatita de Baján. Allende y Abasolo, gloriosos insurgentes y don Ignacio Aldama, fueron muy aclamados, porque fueron también, grandes aficionados y toreros valientes. Y don Ponciano Arriaga, también fue buen torero, don Santos Degollado, jinete consumado, que en traje de etiqueta, se quedaba pegado, al lomo de un novillo respingón y matrero.
Dice Enrique Guerrero: “Mi poema que obtuvo el primer lugar en el concurso poético taurino organizado por la “Porra Libre de México” y la Delegación Benito Juárez, de la que era Delegado el Sr. Cuauhtémoc Santana. 124
Los toreros del pueblo, surgían por todos lados, y surgió el primer ídolo, fue charro y campirano, al que en delirio loco y muy entusiasmados, le entonaban un coro, gritando: ¡Ora Ponciano! También Lino Zamora fue de los preferidos, que el alma popular cantaba en sus corridos. y nuestro gran Reverte, aquel que como nadie, daba a los toros muerte. Después vino Gaona, aquel que en cada toro, escribía las hazañas de su gloriosa historia, aquel que hizo que unidas, en un eterno coro, las campanas de León, sigan tocando a gloria. Vinieron más toreros, a cual más de notable, cuya lista sería grandiosa e interminable, dejaré que sus nombres y que su gloria enhiesta, sigan siendo los astros del cielo de la fiesta. De la fiesta grandiosa, hermosa y colosal, de la fiesta pagana, jerárquica y ritual, Donde minutos antes los toreros actuantes, se alejan de las gentes y van muy reverentes. Y allá en la Capilla el as se arrodilla y con su alma pide para que lo cuide su Virgen Morena, mientras en la plaza donde el sol abrasa, bailan en el aire con sin par donaire las notas toreras de “La Macarena”. Van a empezar los juegos con la muerte, todos repiten: ¡Suerte!, ¡Suerte!... El portón ya se ha abierto y entran con paso incierto los arlequines de oro de corazón de roble, hay anhelos de triunfo y hay honda incertidumbre, mientras a los tendidos llegan rayos de lumbre y se oyen los acordes de un bello pasodoble. Se cambian los percales por el oro y va a salir el toro. Corren los férreos cerrojos
del toril y la barrera y allí se clavan los ojos en espera de la fiera. Es inmensa la emoción, ya asoma el toro la testa y un grito de la afición saluda al rey de la fiesta. Presenta el diestro el percal para el toreo inicial. Como la Santa lo hiciera mostrando el Rostro Divino cita el torero al bovino. Arranca entonces la fiera, va sobre el capote, pasa y en cada lance se crece, una ovación estremece los cimientos de la plaza. Y vienen los picadores que también son lidiadores. Cita con garbo el primero, arranca el toro muy fiero con fuerza de vendaval; aprieta el palo el piquero, la sangre es un manantial y el morrillo una amapola. El toro embiste en la suerte cada vez con más fiereza, prometió pelear a muerte a una vaquilla, que sola, muge triste en la dehesa. Y entre alternados convites empieza el tercio de quites. Luz de tarde, sombra y sol, luz que esplende de un farol que burla al pujante toro, la capichuela encarnada, es una vela amarrada a un mástil de seda y oro. Viene ahora la gaonera, lance de añeja solera. Lance sin par y grandioso, lance garboso y señero, creado por aquel coloso que sabía tanto a torero.
Por aquel coloso de la raza indiana, por aquel torero, glorioso titán, que llevó en sus venas, sangre mexicana, sangre de la raza de Tenochtitlan. Su gloria y su nombre aún vivos están, era altivo cóndor de potentes alas, era un rey azteca, vistiendo las galas, de los magnos ritos de Teotihuacan. Y este tercio se termina con la alegre chicuelina. Lance de giro gracioso en que el torero, garboso, parece una estatua de oro, y su capote de brega, es mariposa que juega entre los cuernos del toro. Están ya listos los peones para clavar los arpones. Mar de arena es el anillo, lleno de alegres colores, toma el diestro los zarcillos, que son dos tallos con flores. Cita con grácil figura, hace gala de destreza y con quebrar la cintura burla la astada cabeza. Sale el torero, arrogante el toro haciendo cabriolas y en el morrillo, sangrante, se lleva un par de gladiolas. Tres veces la misma escena. Ahora viene la faena. Paso a paso va el espada hacia la fiera emplazada. Al cite arranca la fiera sobre la roja bandera que hay en la siniestra mano, viene un pase soberano y aquella figura, enhiesta, sigue ligando una a una esa roja media luna que es gallardía de la fiesta. El toro, con su bravura,
en cada pase se crece y hace honor a su divisa. El torero, en su figura, es un junco que se mece cuando lo impulsa la brisa. El cornúpeta va y viene entre pases soberanos, hasta que al fin se detiene, iguala y junta las manos. Mete la pierna al torero, baja el toro la cabeza y el lidiador, con destreza va hundiendo el brillante acero que queda en la propia yema, se vio la suerte suprema en toda su real grandeza. De la muleta, en sus vuelos, sale bien muerta la fiera y se llena de pañuelos entonces, la plaza entera. Y entre bellas mujeres y entre aromas, nos parecen entonces los tendidos, cual si hubiera millares de palomas, agitando las alas en sus nidos. Y cuando todo ha concluido se vacía la plaza entera, el sol se va del tendido, dando una larga torera. Así es la fiesta, que es luz en las arenas, fiesta de antigua y larga trayectoria, que siente el pueblo, que fluye por sus venas y la siente ligada a sus héroes y a su historia.125 Enrique Guerrero “Guerrerito” 1979 Elegía en romance libre a Carmelo Pérez. ¡Ya murió Carmelo Pérez Un toro lo amortajó Desnudo de cera y plata Entre claveles cruzó! Toro melado y ardiente 125
Guerrero (seud. “Guerrerito”): El ABC del toreo..., op. cit., p. 101-107.
Torero todo labrado en cera flor de Campeche. Cera del llanto más triste ni al agonizar sonriente Manos de barro caliente Ojos, oscuros, de tigre Largo vestido amarillo Con cascabeles de lana Corbata verde-membrillo La capa de brillo rojo sobre los cuernos, la capa y el torero lento, frío. ¡Ai viene el toro, Carmelo! Y Carmelo arrodillado en cera y listó bordado. Virgen cairel de la gloria entre la muerte y los cuernos muerto, sin morir, templado el capote de Carmelo lento sueño de oro y barro. ¡Ya murió Carmelo Pérez Un toro lo amortajó Desnudo de cera y plata Entre claveles cruzó! Con la flor del aire limpia el sudor de su sudario Sangre en los ojos tenía y en la sonrisa cansancio Viene en su busca la muerte -él solo salio a encontrarlamáscara sobre silencio festón de luto la faja Imagen todo ceniza color de cera y de plata. Cascabeles que no suenan la tragedia sencilla, simple, sin gritos, gota de sangre y de tierra (Consumido oropel de banderilla de la arena levantan su madera que la sangre apolilla grito a grito…) ¡Ya murió Carmelo Pérez Un toro lo amortajó Desnudo de cera y plata Entre claveles cruzó!
Bernardo Ortiz de Montellano.126 1979
MANOLO MARTÍNEZ. PASODOBLE. Manolo Martínez torero que con bellas filigranas de tu arte pinturero haces rugir las gargantas de todita la afición. Muy sereno y elegante te veo partiendo plaza portando un traje de luces de color verde manzana que el sol hace brillar. Con el capote eres grande una figura sin par con la gracia que toreas cuando das la chicuelina y rebolera al rematar. Cuando coges la muleta al empezar a templar se agiganta tu figura de torero consagrado que a la gente hace vibrar. Manolo eres un torerazo cuando das el trincherazo y después un derechazo confirmando así tu sitio como as del redondel olé. Letra y música de Carlos Fonseca Zaragoza.127
126
Bernardo Ortiz de Montellano: Sueño y poesía. Nota preliminar de Gilberto Cantón. México, Universidad Nacional Autónoma de México, Coordinación de Humanidades / Dirección General de Publicaciones, 1979. 325 p. (p. 304-305) (Colección Poemas y ensayos). 127 Toros. México, D.F., año II Nº 19, 1979, p. 16.
1979 CALAVERAS TAURINAS DE PEPE SILVA128
1979 LA DÉCIMA DEL MARTES. Plaza México. DOMINGO 30 DE DICIEMBRE DE 1979. 3ª corrida. Toros de TEQUISQUIAPAN. Matadores: MANOLO MARTÍNEZ, “CURRO” LEAL y la alternativa de Silvano González “GALLITO”.
128
Mundo Taurino. Año II, N° 23. Noviembre de 1979.
Hubo un encierro muy fino y expectación por Manolo pero la suerte intervino; muy “espléndido” el padrino obsequió un toro de “bolo”. La oreja fue concedida, librando bien cada escollo “Curro” Leal sigue hacia arriba; “Gallito”, en la alternativa, se vio tierno, casi un pollo. Álvaro Sánchez.129
A propósito del marco impresionante en que se convirtieron simultáneamente aquellas “plazas mayores”, es el mismo José Alameda quien escribiendo el soneto “La Plaza de los Felipes”, parece obsequiarnos con el toque de la alucinación producida gracias a un ambiente que ocasionaba condiciones emotivas muy fuertes: 1980 La España que lidiaba en esta plaza… La España que lidiaba en esta plaza remedo fue de la que fue guerrera, encerrada en su mundo se dijera Que de sus piedras hizo su coraza. Este Madrid, España que se abraza a sí misma, ensimismado espera que sea de su prez lo que Dios quiera y a Dios deja el destino de su raza. El Madrid cortesano y prisionero se olvida de Toledo y de su gesta y de la del soldado marinero que América sello, cresta por cresta. Sólo hay un mundo ya y es el postrero, fácil Madrid de cuernos y de fiesta.130 1980 LA PELEA La sangre, cual capa de torero 129
ESTO. Edición del 2 de enero de 1980. José Alameda: 4 LIBROS DE POESÍA. I. Sonetos y Parasonetos. II Perro que Nunca Vuelve. III Oda a España y Seis Poemas al Valle de México. IV Ejercicios Decimales. Apéndice I: Primeros Poemas. Apéndice II: Tauro lírica Breve. México, Ediciones Océano, S.A., 1982. 239 p. Ils. (Poseo el ejemplar 625 de 1000 que firmó y numeró el autor)., p. 38. 130
arrojada en el miedo de la huida, empapa el muelle césped, (fue el primero en herir aquel toro zaino). Más rehecho, el bello cárdeno sangriento, avanza torvo y lento, levanta la cabeza y cobrando vigor desconocido, indómito y mortal se arroja con fiereza y al caer cual un rayo en su rival, sepulta todo el cuerno enfurecido en el centro lustroso de su vientre rotundo y lujurioso. Larga herida de grana y de coral, deja ver las entrañas del vencido, pone hielo en sus ojos y en sus patas, y lo hace rodar sobre las matas, exangüe y tembloroso... El toro victorio, zahareño y retador, lanza un mugido, que el eco va alargando por toda la extensión de la sabana, Haciéndolo más dulce y más sonoro la paz augusta bajo el sol de oro que va cayendo en tarde virgiliana.131 Otilio González.
Versos dedicados a Fermín Espinosa “Armillita” 1980
Cierro esta participación entonando los versos majestuosos de un gran escritor español que encontró en México su segunda patria, legándonos aquí lo mejor de sus experiencias. Me refiero a Carlos Fernández Valdemoro, “José Alameda”, quien escribió un soneto hermoso dedicado a Manuel Rodríguez Sánchez MANOLETE así: Estás tan fijo ya, tan alejado… Estás tan fijo ya, tan alejado, que la mano del Greco no podría dar más profundidad, más lejanía a tu sombra de mártir expoliado. Te veo ante tu Dios, el toro al lado, en un ruedo sin límites, sin día, a ti que eras una epifanía y hoy eres un estoque abandonado. Bajo el hueso amarillo de la frente, 131
Mariano A. Rodríguez: Armillita El Maestro..., op. cit., p. 30-31.
tus ojos ya sin ojos, sin deseo, radiográfico, mítico, ascendente, fiel a ti mismo, de perfil te veo, como ya te verás eternamente, esqueleto inmutable del toreo. Ca. 1980 ALEGRÍAS TLAXCALTECAS Tlaxcala de grana y oro a la salida del sol. Toros bravos que arremeten cornadas en el clazol. Son las ferias de mi tierra dos poemas y una canción. Las mujeres de mi pueblo ¡puritito corazón! Los hombres de mi terruño trabajan de sol a sol. Y no admitimos rivales en nuestras cosas de amor. Campo bravo tlaxcalteca te traigo aquí mi canción. No me olvido de tu cielo ni me olvido de tu sol. Tlaxcala de grana y oro a la salida del sol toros bravos que arremeten cornadas en el clazol.132 Héctor de Jesús “Hachegé” Ca. 1980 CORRIDO JORGE AGUILAR “EL RANCHERO” Tlaxcalteca, cien por ciento campirano y buen torero fue valor y sentimiento Jorge Aguilar “El Ranchero”. El veintisiete de enero a las doce horas cabales murió en “la raya”, “El Ranchero” 132
Héctor de Jesús (seud. “Hachegé”): Tlaxcala de grana y oro, op. cit., p. 1.
bordando tres naturales. Fue el año de ochenta y uno que no olvidaremos nunca. Un ataque inoportuno, lo mató en Coaxamalucan. Tlaxcala llora con pena y lo llora el mundo entero. ¡Sabemos que tu faena la terminaste en el cielo! La Malinche se lamenta con ayes de sufrimiento, pues fue testigo en la tienta de ese terrible momento. Los toros braman inquietos. Las vacas se arremolinan. Los bueyes se quedan quietos y los pájaros, no trinan. Los caporales se agachan con lágrimas lastimeras. Los “maletillas” se marchan a soñar glorias toreras. Ya me voy, ya me despido ténganlo ustedes presente: Que el torero que se ha ido fue el mejor y el más valiente.133 Héctor de Jesús “Hachegé” 1981 SANGRE BRAVA Sangre brava en pie de guerra a la escucha del clarín, que abandona la dehesa para poder embestir a la plaza, al burladero, a la seda y al rubí y pelearle palmo a palmo a la muerte carmesí. Elegancia en el trapío y la embestida sin fin... Junto a un ramo de claveles y el beso de una gachí. En tanto por campo nuestro 133
Ibidem., p. 73.
va mirando el mayoral, sobre caballo tordillo que perfuma el romeral: A los chotos que se pegan a las ubres del chortal, al aire de las encinas y al pasto del temporal.134 1981 ROMANCE A EDUARDO LICEAGA Por Manuel Martínez Remis La Virgen de Guadalupe le busca en los olivares. El hijo se le ha perdido por los caminos de Cádiz. Del campo de Gibraltar llegó el caballo del aire; es un caballo careto que se ha escapado de un naipe. Sobre el caballo una sombra, y con la sombra un mensaje. -“¿Qué no te encuentre llorando cuando se acerque a abrazarte”La sonrisa de la Virgen le da envidia a los rosales. Con orgullo, en carne viva, le fue contando a los árboles: -“Yo tengo un hijo torero que es más esbelto que un sauce”Un fuerte olor a vainilla volaba en las soledades. Luce el campo verde, al sol, como si fuera un “sarape”. Los arroyos se llenaban de secretos maternales, y los pájaros de Dios daban música al romance. -“Siempre quiero que se quede, y él siempre quiere marcharse; se pone su traje de oro 134
Abraham Domínguez Vargas: Taurolira. Ilustrado con esculturas de Humberto Peraza. México, 1981. 124 p., p.
y se lo lleva la tarde”La hoja seca de un olivo iba dibujando un lance. -“Sangre vasca y mexicana en el corazón le arde; de Monterrey a Tampico no hay ninguno que le iguale. ¡Tengo los brazos abiertos para que, al llegar, descanse!”Ya está brillando la luna y están durmiendo los ángeles. -“Desde que mi hijo torea me estoy volviendo cobarde.”Por caminos de sudario volvió con el gesto grave vestido de seda y oro, roto de angustias el talle, con jazmines en la cara y amapolas en el traje. Un estoque en la derecha, con las lágrimas brillantes y una muleta en la izquierda llena de heridas mortales. -“Me he escapado de la Plaza, no se lo digas a nadie. Quiero llegar en seguida al camino de los mares. México me está llamando; siento su voz en la carne. ¡Quiero una Plaza más ancha y voy a buscarla, madre!” Por las sendas de la muerte se marchitaba el vendaje; el abrazo de la Virgen quedó cubierto de sangre. La Virgen de Guadalupe lloraba en los olivares: -Que los montes y las nubes de su camino se aparten. Que no despierten su sueño, que no lloren... que no hablan... Que nadie le diga nada,
¡que va muerto y no lo sabe!135 1981 Y AHORA QUÉ, ME DIGO Y SANGRO A MARES... Y ahora qué, me digo y sangro a mares, Toro ignorado al fin de la corrida, Dueño del fiel estoque que al clavarse Me hace de la derrota el instrumento. ¿Triunfa el amor o sólo es que sentimos Que perdemos la fecha, nunca el arco; Guerrero fui y hoy guardo ya la espada, Pues el valor se mide acero en vaina. Amar un solo cuerpo es la batalla Donde la sed saciada sólo es tregua Para alzarse otra vez en la derrota. Y surcar ese cielo enajenado Bien vale la pena otro combate, Aunque sólo de guerra sea mi vida.136 Vicente Quitarte 1981 Villancico torero. A Ignacio Mariano de las Casas. El reloj de santa Rosa sigue aprisionando el tiempo y los botaretes, firmes, fieles guardianes del templo. En san Agustín trazaste encajes en la cantera y linda joya legaste a la humanidad entera. Cinceles de brujería 135
José Alameda (seud. Carlos Fernández Valdemoro): Crónica de sangre. 400 cornadas mortales y algunas más. México, Grijalbo, 1981. 195 p. Ils., fots., p. 15-127. Dice Alameda: la inserción del siguiente poema, como las de cuentos aparecen en este libro, no está determinada en modo alguno por consideraciones literarias, ajenas al propósito de la edición, sino por la relación que mantienen con el personaje, cuya fisonomía puede en ciertos casos completarse así. En el actual, no puede por menos de verse con gran simpatía humana que un escritor español haya dedicado este romance a un torero mexicano, a raíz de su trágica muerte en tierra española.-Nota de J.A.). 136 Vicente Quirarte: Fra Filippo Lippi: Cancionero de Lucrecia Buti. México, Universidad Nacional Autónoma de México, Escuela Nacional de Estudios Profesionales Acatlán, Ediciones Fin de Siglo.1981. 109 p. Ils. (Colección “La palabra y el canto”)., p. 81.
burilaron tus atlantes martillos de hechicería en trazos tan elegantes. Estípites que trazaste con tus manos prodigiosas cariátides que forjaste con falanges milagrosas. Yo quiero beber el agua de tus señoriales fuentes para sentir la frescura de tus manos transparentes. Canteras de brujería san Agustín, sinfonía santa Rosa, antología y los perros, armonía. Que los siglos te respeten queretano de gran raza se perdieron tus cenizas tu señorío nos abraza. De ti verónicas sueñan los toros en el potrero, cuando los vaqueros duermen lejos del agostadero. Y con qué fino sentido das tu luz al mundo entero, cuando el farol invertido te convierte El Calesero. Capote de verde trigo que llevas en tu esclavina, gracia de Manuel Jiménez convertida en chicuelina. Y cuando la lluvia azota y cae nieve en elpotrero, con qué cariño tú arropas el cuerpo del novillero. Mas si de carne morena surge el torrente rubí, en vendas túy te conviertes la sangre huele a alhelí. Si tú has servido de lecho al cuerpo del novillero, también sirves de sudario cuando se muere un torero.
Oh, mi capa de torear, por eso te quiero tanto, 0orque arropaste al crío la Virgen calmó su llanto y el niño no tiene frío. Caballos de nieve y luna que galopan por el río, donde san José y la Virgen lloran temblando de frío. San José se despoja de su capa verde y gualda, para arropar aquel niño en su temblor de esmeralda. De ahí naciste mi capa, capa de torero y manto, porque arropaste al crío, la Virgen calmó su llanto y el niño no tiene frío. Capa mía cuando te bordan en manos de la Maestra la Giralda te envidiara para iniciar una fiesta. Eres hermana gemela de la taurina zahona, cuando en larga Cordobesa te dibujaba Gaona. Eduardo Ruiz Gutiérrez.137 1981 ADIÓS AL RANCHERO El Ranchero ya se va… las palomas se remontan y se dirigen al cielo, a este cielo de Tlaxcala el mejor del mundo entero, que vistió de azul y plata al ver nacer al torero. No volverán esas aves que se llevan en su vuelo aquellas grandes faenas que realizara el maestro 137
El Heraldo de Navidad. Invierno de 1981-1982. Queretaro, México, 1982. 138 p. Ils., fots., p. 132-33.
con la muleta en la izquierda en los medios de los ruedos y en las cumbres del toreo. ¿Quién no recuerda la tarde que inmortalizó a “Montero”… y esa faena de ensueño que le bordó a “Bogoteño”, a “Náufrago” y a “Viajero”, “Arriero”, “Joronguito” y “Sol”? y otras tantas, muchas más que en México y en España no se olvidarán jamás. Algunas tardes también te vestiste de corinto del corinto de tu sangre que dejaste en el ruedo en esa arena insaciable de la sangre del torero, pero a la que hay que regar para llegarse a consagrar. Como en la puesta del sol el astro que se retira con brillante resplandor al cortarte el añadido has añadido a tu historia el nombre de “Forjador”. Vete orgulloso “Ranchero”, vete tranquilo torero, que la huella que dejaste, en tu paso imperecedero no la borrará ninguno, así se llame el Primero. Mariano Muñóz González.138 1982 CON MOTIVO DE USTED Y DE LA LUNA Con motivo de usted y de la luna, del cielo azul y de los dulces ojos, haré apotegmas contra mi fortuna con buena letra, pero en versos cojos. En vez de pencil usaré el pensil Versos que quedaron plasmados en el monumento ubicado en los pasillos de sombra, en la plaza de toros “México”, tal y como se encuentra hoy día. 138
donde florece la galana rosa y aromático y verde el perejil nefasto al loro y a la mariposa. Usaré del ayer y del antaño precedidos de un "ay", ay, cuando añoro cosas que acontecieron este año. Y aunque nacida en provinciano rancho será usted mi princesa azul y oro como el terno de luces de Cagancho.139 Renato Leduc. 1982 LA BARAJA TAURINA Los ases de la baraja sus hazañas frente al toro, con su sangre se formaron... en sus épocas de oro. Reyes y ases los llamaron, a otros de menor valor... Algunos de menos emblema, pero todos con honor. Rey de oro, rey de copa, rey de basto, rey de espada, algunos de una corrida... Otros de una temporada. Se fueron entrelazando, los naipes con su color... Jugando siempre la vida y ver quien era el mejor. No vamos a discutir... el arte, ni valentía... Cada quien en su lugar, muchas veces se moría. A unos les dio la gloria, a otros sufrir y muerte... Pero a todos en el ruedo les dejó probar su suerte. Se arriesgaban en la plaza, fraguando mejores proezas... 139
José Ramón Garmabella: RENATO POR LEDUC. México, Editorial Océano. México, 1982, 364 p., p. 317. Este soneto procede del trabajo denominado "Breve Glosa al libro de Buen Amor”.
Siempre buscando agradar... al monstruo de mil cabezas. Sangre y arena, seda y oro... Fiesta brava hombre y toro.140 1982 Corrido de “Platino”. Voy a cantar un corrido que me aprendí allá en Tlaxcala, de un torito presumido que a todos trajo de “un ala”. De pinta era colorao de allá de Coaxamalucan; no hubo caporal montao que se le acercara nunca. Tampoco las alambradas le impidieron a “Platino” tener sus enamoradas, con las que siempre convino. Una vez un caporal, Agustín que se llamaba, quiso meterlo al corral pero nomás, nunca entraba. Otro día tocó a Tomás que era un vaquero afamado, arrearlo con los demás, pa’ quitarle lo ufanado: Y “Platino” se voltea con su casta y su bravura, agujereando la zalea del caballo y su montura. Don Felipe el ganadero desde ahí lo sentenció: ora de veras que en enero tu suerte, ya te cambió. El cartel era de muerte: Luis Procura el mexicano, el cordobés “Manolete” y Vázquez el sevillano. 140
Emilio Sosa Bravo: Éxitos y poesías. México, 1984. s.p.i. – s.n., p. 62-63.
En suerte tocó a “Platino” que lo lidiara Manolo; y el toro antaño ladino parecía torearse solo. ¡Qué nobleza y qué bravura del gran toro tlaxcalteca!; no había en la plaza cordura desde la ceca a la meca. Año del cuarenta y seis cómo o recuerdo yo; “Platino”, sin un arete al carnicero se dio. Lentamente las mulillas lo arrastraban sin dolor. Hoy nomás mis estribilllas te recuerdan con amor. . . Hachegé141
José Alameda, poeta mayor de los toros en el siglo XX. El caso de la obra poética de José Alameda es de particular importancia. Y esa importancia, por consecuencia es capital. De ahí que se tenga que escribir capítulo aparte. Un personaje que a pesar de la gran distancia que nos separa de su desaparición, sigue vigente por muchas razones. Un intelectual completo, lector insaciable y propagador de la cultura no sólo taurina. También de órdenes universales de la que poseía amplio conocimiento. Quizá en este momento no tiene caso mencionar la gran labor periodística y de difusión que se comprometió realizar durante 50 años, destacando en ello su personalidad inconfundible con la que a las generaciones recientes nos produce una sensación de respeto.
Eduardo E. Heftye Etienne: Corridos taurinos mexicanos. Recopilación y textos de (…). México (…): El texto de este corrido fue tomado de la obra “Don Felipe González: mis 70 años como ganadero de Coaxamalucan (1917-1987)”, de Héctor de Jesús González Pérez, Hachegé, y se puede localizar en todas las obras del mismo autor que a continuación se mencionan, con algunas pequeñas diferencias en su texto: “Tlaxcala de grana y oro”. Héctor de Jesús González Pérez Hachegé, edición del autor, Tlaxcala, México, 1982, páginas 25 a 26. “Don Felipe González: mis 70 años como ganadero de Coaxamalucan (1917-1987)”, Héctor de Jesús González Pérez Hachegé, Talleres Gráficos del Estado de Tlaxcala, S.A. de C.V., Tlaxcala, México, 1988, página 62. “Sol y arena”. Héctor de Jesús González Pérez Hachegé, Gobierno del Estado de Tlaxcala, Colección Tlaxcallan, serie Voz en vuelo, Tlaxcala, México, 1998, páginas 55 a 57. “Parnaso Manoletista, 800 poemas dedicados a Manolete 800”, Fernando del Arco de Izco, colección El Albero, volumen 10, Egartorre Libros, primera edición, Madrid, España, 2005, página 419. 141
Su poesía es dueña de valores incalculables, que probablemente no ha sido valorada en su real y auténtica dimensión. En Seguro azar del toreo encuentro el libro modelo donde se expresan los mejores trabajos del poeta, conducidos por un leit motiv de todos sus paradigmas, que no fueron muchos: José Gómez Ortega Joselito, Rodolfo Gaona, Domingo Ortega, Juan Belmonte, Francisco de Goya, Ignacio Sánchez Mejías, Luis Castro El Soldado, Manuel Rodríguez Manolete, Conchita Cintrón, y Antonio Machado. Me resulta tan bella la justificación del libro que ahora se analiza, que no puedo más que reproducirla en justo homenaje al Maestro o don José, como solía llamarle cuando le saludaba afectuoso. “Seguro Azar” es el título de un libro de Pedro Salinas. El libro nada tiene que ver con los toros. El título, sí, aunque el poeta no lo hubiera podido sospechar. La reunión de esas dos palabras, en principio antagónicas –seguro azar- es como la cifra verbal del toreo, con su tensión y su emoción de antagonismo resuelto. Aunque sea resuelto un punto, para replantearse el siguiente. La conciliación de lo contradictorio, como base de planteamiento, sólo se da en el toreo. Ni en la música, ni en la pintura, ni en alguna otra de las artes, acontece que la materia sea opuesta, adversaria, hostil, como lo es el toro. Y que de esa hostilidad pueda lograrse, asombrosamente, la armonía. Tal situación es lo que a juicio de algunos, rebaja al toreo y, por lo que tiene de lucha material, se niegan a considerarlo como arte. Juicio superficial. Al contrario: es un arte enriquecido por el drama. Amplitud y restricción, tiempo y espacio, cálculo y osadía, improvisación y regla, disciplina y ruptura... En armonizar lo antagónico está la clave del toreo, su interés, su gracia, su permanente drama, pues todo debe salir bien, aunque todo pueda salir mal. El azar es la levadura del toreo. Por eso, lo que “se trae hecho” –trampa contra el azar- no sirve. Extremando la idea, podríamos decir que la “doctrina” misma es una especie de trampa –la trampa doctoral-. Razón de que los toreros demasiado técnicos, o demasiado “canónicos”, no suelan ser favoritos de los aficionados de más fina sensibilidad. Lo que hay en ellos de genérico, de previsto, de “preparado”, se opone, aunque no siempre –pero si en principio- a la llama creadora. Aunque pueda parecer ociosa la observación, hay que subrayar que todo esto debe tomarse como relativo. Baste un ejemplo. Entre los toreros más cerebrales –en apariencia- que hayan existido, está Fermín Espinosa “Armillita”, y sin embargo cuando se ponía la muleta en la izquierda y lograba su verdadera realización estética –lejos ya del campo de lo mental, embebido en el mundo sensible del arte- la tensión emocional de la plaza era asombrosa, insuperable. El fenómeno de la transformación se da siempre en el arte, pero más acusadamente en el toreo, donde toda metamorfosis cabe, por ser un arte puramente “en vivo”. Aunque se sepan cosas y se tengan noticias y vivencias del pasado que nos ayuden a comprender sobre la marcha, no hay que confiar demasiado en ellas, sino tener presente que el toreo está reciennacido y recienmuriendo a cada paso.142
Ahora bien, para manifestar mi admiración por este enorme poeta, quizá poco valorado, a pesar de trabajos como Sonetos y parasonetos, Seis poemas al Valle de México, Oda a España, Perro que nunca vuelve, Ejercicios decimales o hasta sus trabajos discográficos,143 reproduzco a continuación –en justo homenaje a su trayectoria-, los poemas que incluyó en el libro ahora mencionado. 1983
142
Carlos Fernández Valdemoro (Seud. José Alameda): Seguro azar del toreo. México, Salamanca ediciones, 1983. 92 p. Ils., retrs., facs., p. 7. 143 Cita sobre los dos discos LP que le fueron publicados.
EL TORERO Para Guillermo Infante, director de RCA, primer editor de mi poesía. (“De ti me fío, redondo, seguro azar”. Pedro Salinas). Con amplitud de palacio y rigor de minutero, debe ajustar el torero su tiempo por el espacio. Ni de prisa, ni despacio. Y un tanto como al azar, al aire de su persona, como Fuentes o Gaona, maestros del bien andar. Entre osar y precisar está el juego en que culmina -no en la rígida doctrinala gracia de torear. Saber ver, saber estar. Y el diablo del oficio transportado a sacrificio por la pasión de crear. Que todo venga a quedar con la capa y la muleta como lo dijo el poeta: perfecto, seguro azar.144 1983 ENCOMIO DE JOSELITO (Para Andrés Gago, que alcanzó a verlo) Fue Joselito el primero en oficio, el más seguro, y fue también el más puro por su entrega de torero. ¡Qué prodigio en el albero, qué dominio en el doncel, qué natural, qué verónica! (...que maravillosa crónica si yo fuera en el papel como en la arena era él).145
144 145
Op. Cit., p. 9. Ibidem., p. 11.
1983 ESTAMPA DE GAONA CON “GALLITO” (A la memoria de mi padre, Luis Fernández Clérigo, amigo y admirador de Rodolfo). Huraño, cenceño, altivo, quieto en la estampa te veo, como cuando estabas vivo en la suma del toreo. Te da los palos José -las banderillas, tu suerte-. El lo sabe –y yo lo séno por competir, por verte. Por ver en tiempo y espacio el milagro de ajustar los pies al verso de Horacio. Y salir como al entrar, andando, abriendo despacio tu gloria, de par en par.146 1983 LA CABEZA DE DOMINGO ORTEGA (A mi hermana María Victoria -“Picuqui”-, su esposa) No en los bronces de la raza que modeló Julio Antonio, sino con una tenaza hija de Dios o el Demonio fue labrada esta cabeza. Una cabeza que reza en lenguaje de Berceo, con el que dio su belleza, su sencillez al toreo. ¡Que gran pieza de museo! Estos planos decisivos en que gime la escultura sólo Dios los hace vivos con barro de agricultura, dejando a Satán burlado. Ningún artista ha logrado 146
Ibid., p. 17.
cobrar tan soberbia pieza, ni nunca nadie ha soñado tan rotunda una cabeza. Más allá del bien y del mal y la historia pasajera, debe Dios un pedestal -en piedra, que es lo inmortala esta cabeza torera.147 1983 DÉCIMA A LORENZO GARZA A don Ramón Aguirre Velázquez, garcista. (“Este es el de Monterrey: sismo y estatua”. -Alfonso Junco, “Corrido de Lorenzo Garza”). Domeñador de ti mismo con el don de componerte desde el pase de la muerte hasta el borde del abismo, fuiste por adentro un sismo, y una estatua por afuera, pues lo prodigioso era que, impávido el ademán, ocultabas un volcán debajo de la pechera.148 1983 EL TOREO POR DENTRO (A José Pagés Llergo y a Silverio Pérez) II 149
147
Ib., p. 19. Ib., p. 21. 149 Ib., p. 23-24. La primera parte pronuncia este importante discurso: I Hay muchos puntos de vista, muchos enfoques, muchos “emplazamientos de cámara” para ver el toreo. Desde arriba, cuando se le contempla en área de conjunto, se percibe su mecánica y su dinámica, su teoría de enlaces. Se difumina el drama y en cambio se perfila lo que el toreo tiene de ballet, que es desde luego lo más aparente, lo menos entrañable de su juego. Después, desde la barrera. Aquí se pierde panorama. Pero aparece algo insospechado para quienes han solido verlo de lejos. Se oye el ruido del toreo. No la música, porque la música va por dentro. Pero sí la voz del torero, el ronco estertor del toro, a veces su lamento. El tropezar de la pezuña contra el terrón de arena. Y el sonido de navaja barbera del cuerno que rasga el capote. 148
Dibujo de muerte, círculo de asedio y la vida en medio centrando la suerte en las zapatillas. Cuánta luz por fuera, visto desde lejos cuántos azulejos de gracia torera. Pero qué dureza, qué fiebre interior puebla de rumor tu sorda cabeza. Todo se desliza unísono y fiel, mas nadie el cruel fervor de la liza penetra. Tu sientes el calor del toro y olvidas el coro ronco de las gentes, que tan sólo ven la figura grácil y ese ritmo fácil de grato vaivén con el que de lejos el toreo engaña. Pero no su entraña, Más cerca, desde el lado de allá de las tablas, el torero que en ese momento no está en acción, ve a su colega frente a los cuernos y oye su respiro, que hace un extraño dúo con el del toro. Y relaciona zapatilla con belfo y paso con derrote. Vamos acercándonos al drama, lejos ya el ballet. Más cerca. Desde el puesto del torero. Se siente la vitalidad del toro, su resoplido, las orejas móviles que denuncian intenciones, las texturas –“calidades”, que diría un pintor-, algunos tienen el pelo como borra; otros, como de abrigo de nutria; los ojos redondos, lisos, por donde el toro comunica con su sistema planetario. Y todos sus signos orgánicos, en una unidad que explica cómo el toro es en parte igual a todos sus hermanos, pero en definitiva distinto y único. Lo que no sabemos es cómo verá el toro al torero, qué “pensará” de ese extraño y obstinado satélite, que lo reta, lo esquiva y lo ronda, y que será a la postre su brillante y enjaezado verdugo. Pero todavía queda algo más íntimo. Lo que el torero siente dentro de sí. Ese reflejo cenestésico del toreo, no en el alma, en el cuerpo del torero. La tensión orgánica, inevitable aun bajo la disciplina y la contención del movimiento aprendido, de la estatuaria profesional. El rumor lejano del público, que penetra también a la cabeza del gladiador, un cierto zumbido y, a veces, un cierto soplo acre. Y la sensación de que todo nos rodea y nos dibuja, como si el mundo fuera un molde, que nos conforma a presión. ¿Será eso, es eso lo que el torero lleva en sí mientras está con el toro?... Inútil preguntarlo. El torero, aunque fuera del ruedo sea un hombre inteligente, es para su profesión fundamentalmente instintivo. El instinto vive en presente, no lo olvidemos. Y el torero responde en presente. Habría que entablar con él un diálogo cuando está con el toro. Pero ¿quién puede entrevistar a Teseo en el Laberinto, ante el Minotauro? El torero dice después lo que está sintiendo después, no lo que sintió antes. Diálogo inútil. “Es incomparable el gozo de torear” –suele decir el torero-... En realidad, lo incomparable es el gozo de recordarlo. Se confunden los términos y se le atribuye simultaneidad, a impresiones que son sucesivas. Hay un “collage” en el tiempo. Algo psíquicamente claro, pero que el torero negará siempre.
nunca los reflejos de la flor cautiva, que dentro del alma, a fuerza de calma se deshoja viva. III Me mira el toro. Lo miro. ¿Bajo su mirada dura hay un paño de ternura? La tarde es un gran suspiro, y cuando del toro tiro y su belleza completa pasa bajo mi muleta, voy sintiendo que a mi mando se va su masa templando con rotación de planeta. IV En su ojo que fulgura, sorprendo un punto de miedo, acicate a mi denuedo, espuela de mi aventura. Si con muñeca segura a su natural salida lo va llevando mi brida, lo siento bravo y cobarde, en tanto su sangre arde entre la muerte y la vida. V Avanzando la cadera llevo al toro a su lugar, mientras siento palpitar la tarde, naranja entera. Contactos de primavera que crujen en mi capote me dan el divino brote de un añadido de luz para cuadrar al testuz un quite con estrambote.150 1983 EL CAPOTE DE BELMONTE Para Aurelio Pérez y Javier Creixell, creyentes en Juan y en sus epígonos. 150
Ib., p. 25-27.
(“Y tan alta vida espero, que muero porque no muero” -Teresa de Jesús). Este capote que implora la bendición de la muerte y la convoca en la suerte queriendo ensanchar su hora, da una tentación agónica con la mortal atadura que mantiene la cintura presa en su media verónica. Y en la verónica entera, determinada en su centro hacia la muerte por dentro y hacia la gloria por fuera. Con su juicio sumario, la leyenda así lo quiere y lo convierte a diario en capote literario que muere porque no muere.151 1983 ANTE EL CUADRO DE MANET “EL TORERO MUERTO” (A José Luis Cuevas) El arte, lento y largo, le depara el llegar paso a paso hasta la orilla y hacer realidad la maravilla de verse con la gloria cara a cara. Igual que con la muerte, que esperara provisto de su capa más sencilla, sabiendo que la seda ya no brilla y el reloj en el pecho se le para. Puntual a la cita, el gran torero quieto en su muerte está sobre la arena, dócil al sueño, a Dios, al minutero, Sin luces, sin memorias y sin pena, a la hora infinita del gran cero, en el vacío de la plaza llena.152 1983 151 152
Ib., p. 29. Ib., p. 31.
A FRANCISCO DE GOYA, PINTOR DE LOS TOROS (Para Fernando Gamboa). A fuerza de colorido, a fuerza de democracia y de dar tal tapiz gracia casi hasta darle sonido, de la luz arrepentido huyes buscando la muerte. Tan española es tu suerte que dentro del callejón te traspasa el corazón el toro del aguafuerte.153 1983 LUIS CASTRO “EL SOLDADO” (A Jesús Arroyo) El tiempo ha profundizado tu mirada y está en ella, como en tu frente, la estrella de lidiador: de soldado. Y es también el que te ha dado el porte de antiguo jefe, porque tu estampa refleje lo que fuiste frente al toro, Huitzilopoztli de oro, planta, estilo, regla y eje.154 1983 EL TORO DE LA CAPEA (Para Manuel Martínez Flamarique “Chopera” y su esposa Cecilia). Polvo resopla el toro acorralado en la plaza de un pueblo de Castilla bajo la luz tirante y amarilla que muerde como un perro su costado. Ayer, forraje y pastos en el prado te ofrecían los mismos que en la villa atizan hoy con pica y banderilla tu asombro de inocente condenado. 153
Ib., p. 33. Ib., p. 35. Por su parte, el Lic. Miguel Romo Medina escribió hacia 1990 unos versos dedicados a este importante torero mexicano. 154
Estás entre la plebe que te hostiga y la fuente de piedra, sin amparo, sin Dios, sin hierba, sin un asta amiga, Sin todo lo que siempre te fue caro. Y no habrá nunca nadie que te diga por qué este crimen de este pueblo raro.155 1983 A IGNACIO SÁNCHEZ MEJÍAS, EVOCANDO A LORCA Para Ofelia Guilmain. (“Oh, ciudad de los gitanos ¿quién te vio y no te recuerda?” Federico García Lorca, “Romancero de la Guardia Civil Española”). Ignacio: Si él hubiera podido ver venir el irse de tu vida capitana y en la pequeña plaza provinciana la fecha de tu día de morir, con la interrogación en que concuerda el tiempo vivo y el adivinado es a ti a quien hubiera preguntado: ¿Quién que te pudo ver no te recuerda?156 1983 HOMENAJE A MANUEL MACHADO (A Javier Bailleres Gual) “Y antes que un tal poeta, mi deseo primero, hubiera sido ser un buen banderillero” -Manuel Machado. Sabio poeta Manuel, lidiador sin pretensiones que juega a pares o nones su literario cartel. Con la gracia de un luzbel defenestrado157 en Sevilla,
155 156
Ib., p. 37. Ib., p. 39.
mientras más baja, más brilla, cae al ruedo, cita al toro y clava el dardo sonoro de su inmortal banderilla.158 1983 DÉCIMA A CONCHITA CINTRÓN (Para Gabriel Alarcón III) Por el ruedo del ensueño te sueño toda de oro y todo de negro el toro, fundidos en un empeño casi verdad, casi sueño. Y me pregunto por qué ni siquiera en sueños sé cómo juntas, amazona, la elegancia de Gaona con la llama de José.159 1983 ORIGEN DE ANTONIO ORDOÑEZ (A Pepe Arjona, en Sevilla, y Luis Ariza, en México, ordoñistas por los siglos de los siglos). Algo que viene del mar y sube a Ronda. Un ceceo entre el hablar y el callar. Desde el mar, que es quietud y es balanceo, algo se siente rondar, quizá el rumor del toreo. Cuando le vi torear fue sin estremecimiento, era sólo un mecimiento como del aire al pasar. Quizá del aire al pensar un mágico pensamiento. Sin patetismos de hondura, ni la falaz tesitura de abrir de más el compás. Ni un paso, un nudo, de más: 157
Dice José Alameda que Defenestrar es tirar por la ventana. De fenestra, fenestrae, en latín, la ventana. Famosa es la “Defenestración de Praga”, en que los protestantes de Bohemia arrojaron por la ventana a los emisarios del Emperador Matías, originándose así la guerra de los Treinta Años (1618). 158 Ib., p. 45. 159 Ib., p. 47.
Perfecta la singladura, anchuroso el horizonte. Ponte donde quieras, ponte simplemente bajo el Sol, él te mostrará el sendero del arte puro español, el que sigue el gran torero cuando viene a torear hasta Ronda, desde el mar.160 1983 I (La Plaza de los Felipes) La España que lidiaba en esta plaza remedo fue de la que fue guerrera, encerrada en su mundo se dijera que de sus piedras hizo su coraza. Este Madrid, España que se abraza a sí misma, ensimismado espera que sea de su prez lo que Dios quiera y a Dios deja el destino de su raza. El Madrid cortesano y prisionero se olvida de Toledo y de su gesta y de la del soldado marinero que América selló, cresta por cresta. Sólo hay un mundo ya y es el postrero, fácil Madrid de cuernos y de fiesta. II (La Plaza de los Alfonsos) Un silencio de piedra, un gran olvido, allí, la estatua. Y en la estatua misma, sobre el hombro del rey, el breve cisma, de un pájaro que canta envanecido. Canta en medio de un mundo que abolido en su propio vacío se ensimisma, el tiempo para y el silencio abisma y el intruso cantor huye aturdido. Cráter de España, piedra, casi hueso, es la plaza reliquia de una vida que de golpe se para en su proceso 160
Ib., p. 49.
sin encontrar ya nunca la salida. Apagado volcán, gusto por eso esta plaza en el tiempo detenido.161 1983 LOS ALGUACILILLOS DE LA PLAZA DE TOROS DE MADRID (A Victor López “El Vito”, en Caracas) Los caballos al paso, los alguaciles marchan al frente de la tropa barroca y ordenada. Pajes absolutistas de una antigua baraja, sobre sus anacrónicos caballos de mudanzas. Con su polvo de siglos viven entre semana doblados en la cómoda que guardan las infantas. Y en el séptimo día los sacan a la plaza con sus ropillas cortas y sus caderas anchas. Maduros y obstinados, lentamente cabalgan. Raros supervivientes de la Historia de España.162
Y no pueden faltar aquí dos versos complementarios, finales para este grato homenaje, apenas en su mínima expresión, que ha merecido el papel y la trascendencia de José Alameda. 1983 El soneto de las ascuas. En este ocaso, con la mar al pie y barcos de amarillos aparejos teñidos por los últimos reflejos del día, que ya casi se nos fue, ascua de ayer, el corazón te ve y quiere que te alumbren a lo lejos las mismas ascuas de estos oros viejos 161 162
Ib., p. 52-53. Ib., p. 55.
con que se muere el sol. Pero no sé dónde estará tu corazón ahora; menos, lo que estará en tu corazón. Sólo sé que hay belleza en esta hora de melancólica consumación, en que el día se rinde y se desdora como las ascuas de nuestra pasión.
Como el escultor Humberto Peraza grabara a punzón estos versos en el busto que ahora se encuentra en la plaza de toros de León, Guanajuato, y en correspondencia a ese gesto, Alameda escribió –de artista a artista- la siguiente décima: 1983 A Humberto Peraza La emoción de la escultura cuando esculpido me ví, fue verme fuera de mí reducido a forma pura, deshabitada figura. Prisionera de tal suerte la imagen en bronce inerte tiene una emoción real, pues anticipa, inmortal, el vacío de mi muerte.163 José Alameda.
1983 SANGRE BRAVA ¡Fuertes arterias henchidas de brava sangre que lanza su indómita rebeldía en prodigiosas hazañas! ¡Chorros de sangre que brotan de las fuentes de la raza! ¡Sangre caliente y heroica, noble sangre de la casta! Perdidos ya los Imperios, el mundo en absurda danza, tus fuerzas no se contienen en los vasos, ¿sangre brava!
163
Ib., p. 59-60.
Necesitas de un escape donde fluyan, liberadas, entre rojos borbotones, tanta fuerza y tanta savia. La pandereta del Coso te brinda ocasión muy clara: ¡Brotan así fuentes nuevas y las arterias descansan!164 Rafael Andrés. 1983 EL ESCUDO A Fermín Rivera ¡Cómo desgarran tus carnes los toros, Fermín Rivera! Pero después del embroque en que la muerte te acecha ¡Cómo resurge pujante tu casta brava y torera! ¡Tal parece que la entraña de donde arranca esa fuerza formáranla duros bloques de canteras de tu tierra! ¡Quince años llevas regando sangre roja por la arena y aún tienes los mismos bríos de los chavales que empiezan! ¡Derrochas a pleno sol la voluntad tesonera, Espejo de gallardías. ¡Quince años de dura brega envuelto en la fuerte llama de tu capote de seda! Vivo pregón de tesoros que nuestras minas encierran, dilapidas por el mundo las riquezas que nos quedan. Oro puro es tu valor; plata fina tu paciencia, y es resplandor de los bronces el brillo de tus faenas. Rica amalgama de todo, crisol que todo lo emplea, lleva tu pecho un escudo 164
Rafael Andrés: Sangre brava [romances taurinos] y Otros poemas. Viñetas de Sangre brava: Luis Chessal. Ilustraciones de Otros poemas, y portada: Carmen Cardenal. San Luis Potosí, 1993. 73 p. Ils., p. 13.
de maravillosa fuerza que te hace salir triunfante en los peligros que acechan: ¡Los hijos que por ti rezan y la mujer que te espera! Con ese escudo inviolable no habrá cornada certera. Con ese escudo ya tienes de vida la prenda cierta, ¡Aunque broten rojas flores de tus arterias abiertas!, ¡Aunque desgarren los toros tus carnes, Fermín Rivera!165 Rafael Andrés 1983 EL ENCIERRO Ante el grupo escultórico de Just que remata la puerta principal de la “Plaza México” A la jaca encabritando, la puya al hombro terciada, el mayoral andaluz ante las fieras cabalga. Incendian el horizonte fulgores de vivas llamas y entre reflejos de fuego el fiero tropel avanza. ¡Medias lunas que recortan la luz del cielo sin mancha los afilados pitones dolor y muerte presagian. ¡Ay, medias lunas siniestras! ¡Ay, relucientes guadañas! ¡Cuántos mocitos valientes su duro derrote aguardan! Avanza el negro cortejo. ¡Ya resuenan sus pisadas con seco golpe que anuncia la pujanza soberana que habrá de llevar la muerte al pandero de la Plaza! El corazón mejor puesto ante este grupo temblara ¡Que son los toros más bravos de los campos del Jarama! 165
Op. cit., p. 25-26.
¡Mocitos, los que esperáis que arribe ya la camada! ¡Las medias lunas siniestras que el horizonte destaca habrán de cortar el aire dibujando una cornada! ¡Que el corazón valeroso y vuestra sonrisa amarga truequen el derrote cruel por la burla ovacionada! Entre rojizos fulgores de la tarde que se apaga incendiando el horizonte, el fiero tropel avanza. ¡Que Dios quiera proteger a los chavales que aguardan”166 Rafael Andrés. 1983 Plazas viejas... Plazas viejas... Plazas nuevas... Plazas, rabos y orejas... ...Qué ilusión..., que tu solito te muevas... Qué ilusión, enamorao... y, gritón. Jovencillo, audaz y meditabundo, llegó a la plaza el chiquillo... Y quiso arrancarle al mundo el grito de ¿torerillo! ¡torerillo! Mil millas de sufrimiento, y un mar de lágrimas reta; soñando con la muleta y, un toreo con sentimiento. Un mozalbete arrojado... con un valor temerario, un chaval atormentado... seguro de que en su horario, ...la hora ya había llegado. ¡Torerillo! ¡Torerillo! ¡Torerillo! Muchas penas y congojas 166
Ibidem., p., 63-64.
vio pasar el torerillo, hambre... dolor, y, las hojas de un calendario sin brillo. Se soñó grande Belmonte, Luis Castro, o gran Manolete... un torero de renombre, en plazas de gran membrete. Cada pena era un gran pase trazado con alma y vida, porque el torero se hace, es casta comprometida... Y el torerillo sabía que pa´ser luz encendida... El pecho había que tallarle, reglando hasta la vida.167 1983 Juan Silveti El Tigre de Guanajuato. ¡Torero más singular! Que demostró su arrebato, ¡A los toros asustaba! “El Tigre de Guanajuato” Los toreros alternantes… Quedaban en la barrera… ¡Admirando las proezas…! Del “hombre de la regadera” Le dijeron muchas veces… Dentro y fuera del ruedo, Que torero mas valiente… Este “Don Juan sin medi” A los toros más bravíos, Se los mand´re a los infiernos, ¡A todos dominaba! ¡Hasta moderle los cuernos! ¡Inconfundible figura! Cpm su toque campirano, Con su pistola y su puro, ¡De charro muy mexicano! En el sombrero y chaqueta, Se vio machismo deberas… No llevaba virgencitas… ¡Les pintaba calaveras! 167
Gastón Adrián Sáenz Martínez: CANTARES Y VERSOS. México, 1983, 83 p.
¡El Calendario Azteca bordado! ¡En el capote de paseo! ¡Nadie lo ha vuelto a lucir! ¡En mis recuerdos lo veo! Todavía lo estoy mirando, Plantado en el callejón, Fumándose su gran puro… Y acariciando su mechón. Ya se fue don Juan Silveti ¡Hombre de muchas agallas! El que filmó “Juan sin miedo” ¡Lo recuerdan las pantallas! Emilio Sosa B.168 1983
Es posible que existan en la memoria popular textos orales relacionados con el ritual del chocolomo,169 pero no he podido recopilar documentos –como dice Francesc Ligorred Perramon- que hagan referencia, en concreto, a este acontecimiento. Aunque, en marzo de 1983, tuve la oportunidad de grabar, en Santa Elena, la canción Ay, coten uaye matador (El matador), que se presenta a continuación y cuya autora fue doña Berta Arana. Ay, coten uaye matador (El matador) Ay, coten uaye matador bic a con ten u poI le uacxoo, turnen leti u poI le uacxoo Emilio Sosa B.: La Fiesta Brava… y yo. Poemas taurinos. México, s.l.e., 1983. 90 p. Ils., p. 36. Francesc Ligorred Perramon: “El chocolomo:tradiciones mayas y costumbres españolas”. El chocolomo constituye uno de los capítulos olvidados dentro de los estudios de las tradiciones, de la historia y de la antropología de los mayas peninsulares. De hecho, los temas relacionados con la ganadería y con la pesca han sido poco tratados hasta fechas recientes en comparación con los abundantes análisis sobre sistemas de trabajo en Yucatán que hacen referencia a la agricultura; ya sea la tradicional milpa (veneración por el maíz) o el cultivo, también tradicional por su amargo recuerdo para los campesinos mayas, del henequén (esclavitud). Existe una excepción muy ilustrativa: la apicultura. La producción de miel en Yucatán ha generado una serie de fenómenos sociales y culturales que giran en torno a las abejas mayas y a las abejas extranjeras, y que pertenecen, por igual, a los espacios de la realidad y del mito. El presente ensayo pretende aportar notas acerca del chocolomo, pues es necesario un trabajo de campo más diversificado (regional) y prolongado para definir este tema. Pero sí estamos en condiciones de asegurar la novedad del chocolomo como objeto de estudio etnológico, ya que apenas existe bibliografia al respecto fuera de algunos datos de carácter gastronómico. Otro aspecto a tener en cuenta es la riqueza etnocultural del chocolomo que, dentro de los sistemas de trabajo entre los maya-yukatekos, afecta a diferentes niveles: formas de producción, recursos alimenticios, organización social y aspectos rituales. Este ensayo se presentó como ponencia en el XIII Congreso Internacional de Ciencias Antropológicas y Etnológicas (Ciudad de México, 1993), para luego ser publicado, en Mérida, en el Nº 153 del suplemento cultural Unicornio (¡Por esto!), correspondiente al 27 de febrero de 1994. Finalmente, ese mismo año, apareció una versión, con el título "El chocolomo: tradición y/o mestizaje entre los mayas contemporáneos de Yucatán", dentro de la obra Sistemas de trabajo en la América Indígena (Coord. Claudio Esteva Fabregat), editada por la Biblioteca Abya-Yala (Nº 13, pp. 211-226) en Quito, Ecuador. 168 169
in conmah ti doña Viviana. Ay, coten uaye matador bic a con ten le u may e uacxoo turnen leti u may e uacxoo in conmah ti coxbe Cervera. Ay, coten uaye matador bic a con ten le u zeboo le uacxoo, turnen leti u zeboo le uacxoo in conmah ti coxbe Cervera. Aquí me siento a cantar sin malicia y atención; Lakin cu tah, Chikin cu bin, leti zazecunti tyacoo cah. Niña hermosa techoo hach cichpami yoko cah; yacun ten cin yacun tech. Tux tunaa talek, tuncuruchuh; Talen tun Campech tuncuruchuh; Baax tun ta tazah tuncuruchuh; Chan hunppe niña, tuncuruchuh; Baax tun u kaba, tuncuruchuh; María Fidelia, tuncuruchuh; Cux tun u mama, tuncuruchuh; María Viviana, tuncuruchuh; Cux tun u tata, tuncuruchuh; Juan Casanova, tuncuruchuh. Asi lo ven, así lo ven, tome la burundanga Ilevalo a dónde quieras. Traducción: Ay!, ven acá matador no me vayas a vender la cabeza del toro, porque la cabeza del toro se la he reservado a doña Viviana Ay!, ven acá matador, no me vayas a vender la pezuña del toro, porque la pezuña del toro se la he reservado al viejo Cervera. Ay!, ven acá matador,
no me vayas a vender el sebo del toro, porque el sebo del toro se lo he reservado al viejo Cervera. Aquí me siento a cantar sin malicia y atención; surge por el Oriente, se desvanece por el Poniente, e ilumina la faz de la tierra. Niña hermosa tú eres la más linda del mundo, quiéreme para que te quiera yo. ¿De dónde vienes? , tuncuruchu; Vengo de Campeche, tuncuruchu; ¿Qué trajiste? , tuncuruchu; Una niña, tuncuruchu; Cómo se llama? , tuncuruchu; María Fidelia, tuncuruchu; ¿Quién es su mamá? , tuncuruchu; María Viviana, tuncuruchu; ¿Quién es su papá? , tuncuruchu; Juan Casanova, tuncuruchu. Así lo ven, así lo ven, tome la burundanga llévalo a dónde quieras.170 El tema de la canción y la presencia de palabras y versos en castellano hacen pensar que nos encontramos ante una composición de origen netamente colonial (o más reciente), pues la influencia del castellano, en general ausente de los textos poéticos mayas (en verso), se encuentra representada aquí por ciertos signos lingüísticos lexicales y gramaticales (Ej. el sustantivo "matador"). Hay también un recurso literario propio de la lírica espafiola: la repetición periódica de un verso o secuencias de versos completos (estribillo): Ay, coten uaye matador. De la misma forma parecería actuar la expresión tuncuruchuh (lechuza); Andrés Tec Chi y Ma Luisa Góngora Pacheco recogen, dentro del volumen correspondiente a cuentos sobre apariciones de la colección Maya Dziibo 'ob Bejla'e (1994), los textos X-Wáay Tunkuruchu) (La mujer Tunk'uruchú) y Tunkuruchu), juntúul ch'iich' bisaj t'aan (Tunk'uruchú, el pájaro mensajero). En relación con el viejo Cervera, quizás tenga algo qué ver con don Antonio Cervera, dueño del rancho Santa Rosa y alcalde de Bolonchén en 1840, ya que esta población se halla en el camino que va de Sta. Elena a Campeche. 1983 Encuentro de Carlos Arruza y Manuel Rodríguez. 170
Este material fue publicado en el libro U Mayathanoob ti Dzib (Las Voces Mayas de la Escritura). Ediciones de la Universidad Autónoma de Yucatán, México, 1997., p. 181-193.
Dos toreros de los grandes, con dos toritos de viento. Cállate, San Rafael, ni pierdas de vistas el ruedo, montera en mano, Manuel, se acerca hasta el burladero y cosa rara en Manuel está temblando en el ruedo. Ante los ojos de Dios Carlos le sale al encuentro y el abrazo dura un siglo, reaccionan los dos toreros y gritan santos y santa y hasta los santos más serios, se tiran al redondel y se lo llevan en hombros; mientras sonríe Manuel, porque al torito de viento lo torea San Rafael y la Virgen Mexicana le está tirando un clavel. Y también sonríe Dios que no sabe lo que hacer viendo al cielo alborotado, taurino a más no poder. Los santos le traen a Carlos que se arrodilla a sus pies y Dios guiñándole un ojo con su bondad sin medida, le tiende a Carlos los brazos ¡y se acabó la corrida! Y se acabó la corrida cuando el Ciclón mexicano torea de maravilla, que hasta Dios (con) entusiasmo le tiró ¡las zapatillas! Por A. Rivero.171 1984 ADIOS, VALENTE ARRELLANO SALÚM. I
171
Revista taurina Palmas y pitos. Querétaro, diciembre de 1983, p. 19.
Fue un domingo doce De julio de ochenta y uno Cuando vi torear a un chiquillo De nombre: Valente Arrellano. Qué valor tan espartano Ojalá y nunca claudiques Y sigas por ese camino A donde llega siempre; El elegido. Norteño, norteño, norteño De Torreón del mero norte Vecino de Gómez Palacio Pisas fuerte con buen paso. Con tus dieciséis añitos Y con el arte que atesoras Conquistarás te lo juro A todo el mundo taurino. Hoy toreaste con valor A un novillo mal picado Y el juez de “La Florecita” Te ha negado la orejita. Valente, Valente, Valente Valiente, valiente Arellano Naciste para torero Y serás: torero caro. II Con una entrega total Que ha rayado a lo genial Has vuelto loca a la gente Valente Valiente, Valente valiente. Ya marcaste nueva pauta Para los que quiera llegar Con tu valor tremendista Nuevas normas de torear. Domingo siete de octubre Otoño de ochenta y dos Orejas y rabo has cortado La plaza “México” te ha consagrado. Pues con la muerte has jugado Que las fuerzas cósmicas de ayuden Para llegar al sitial Tú: sí mereces llegar Arellano: eres genial.
III Adiós Valente Si es que existe gloria eterna De esa gloria tú ya gozarás Fuiste un valiente en la tierra Valiente Valente, Valiente Arellano. Naciste un predestinado Con un valor temerario En tragedia o como fuera Así tenías que morir. En triste amanecer de un sábado Agosto 4 del año 84 Como si fueras un toro Con tu moto te mataste. Pero no has muerto Valente Solo tu materia sí. Porque tu alma y tu recuerdo Nunca jamás morirán. Adiós Valente Arellano Salúm Vamos a portarnos bien Para encontrarnos un día Si es que existe: gloria eterna. Adiós Valente Arellano Adiós Valente Arellano. Manuel Méndez Becerra. 1984 CABALGATA Equino masacote programado cabalgata en desorden y a destajo mojigangos en loco desparpajo bailoteando “el novillo despuntado”. Charros en el recorte pespunteado con pistola colgada por el fajo alternando en el hípico relajo con jinetes de cuaco devaluado. Banda municipal arriba al trote a la plaza teñida en suave ronce y prosigue el magnífico borlote, del corneta en platea resuena el bronce
y sale del toril un matalote el cornudo y bragado “toro de once”. Ismael Aguayo Figueroa.172
1984 FIESTAS TAURINAS DE VILLA DE ÁLVAREZ. Calendas de febrero, costumbrista afamado y taurino novenario, toreros de parchado silabario y payaso de grito tremendista. Mediodía de gastrónoma entrevista glotón recibimiento tumultuario, la tarde es de jinete temerario en lomos del cebú de Buenavista. A tu célebre plaza petatera llegar en garañón con gente a nancas (sic) a lanzar de manganas la primera, o gritar los olés desde tus bancas paladeando cuernitos de solera con boleto de gradas o de trancas. Ismael Aguayo Figueroa.173 1984 ADIOS, VALENTE ARRELLANO SALÚM. I Fue un domingo doce De julio de ochenta y uno Cuando vi torear a un chiquillo De nombre: Valente Arrellano. Qué valor tan espartano Ojalá y nunca claudiques Y sigas por ese camino A donde llega siempre; El elegido. Norteño, norteño, norteño De Torreón del mero norte 172
Ismael Aguayo Figueroa: Retrato nostálgico de una ciudad. Colima, México, Talleres de Litoarte, S. de R.L. EDISA, 1984. 137 p. Fots., p. 83. 173 Op. Cit., p. 85.
Vecino de Gómez Palacio Pisas fuerte con buen paso. Con tus dieciséis añitos Y con el arte que atesoras Conquistarás te lo juro A todo el mundo taurino. Hoy toreaste con valor A un novillo mal picado Y el juez de “La Florecita” Te ha negado la orejita. Valente, Valente, Valente Valiente, valiente Arellano Naciste para torero Y serás: torero caro. II Con una entrega total Que ha rayado a lo genial Has vuelto loca a la gente Valente Valiente, Valente valiente. Ya marcaste nueva pauta Para los que quiera llegar Con tu valor tremendista Nuevas normas de torear. Domingo siete de octubre Otoño de ochenta y dos Orejas y rabo has cortado La plaza “México” te ha consagrado. Pues con la muerte has jugado Que las fuerzas cósmicas de ayuden Para llegar al sitial Tú: sí mereces llegar Arellano: eres genial. III Adiós Valente Si es que existe gloria eterna De esa gloria tú ya gozarás Fuiste un valiente en la tierra Valiente Valente, Valiente Arellano. Naciste un predestinado Con un valor temerario En tragedia o como fuera Así tenías que morir.
En triste amanecer de un sábado Agosto 4 del año 84 Como si fueras un toro Con tu moto te mataste. Pero no has muerto Valente Solo tu materia sí. Porque tu alma y tu recuerdo Nunca jamás morirán. Adiós Valente Arellano Salúm Vamos a portarnos bien Para encontrarnos un día Si es que existe: gloria eterna. Adiós Valente Arellano Adiós Valente Arellano. Manuel Méndez Becerra. 1984 La Puya. La Puya a los Picadores con su brazo fuerte, es reguero ardiente que en algunas veces protesta la gente. Pero si supieran que en su casaquilla y en su pantorrilla llevan peso enorme como un penitente. ¿Por qué les protestan? no sean exigentes, al toro, se le debe picar; para sangrarlo y descongestionarlo. Para deleitarnos luego con la gran faena que el torero labra en la candente arena. En pocas palabras: sin en picador las corridas de toros ya no existirían; y al toro de lidia
nadie torearía. La puya a los Picadores, La puya a los Picadores. Manuel Méndez Becerra. 1985 A Eloy En el difícil arte de Romero supiste conquistar tamaña gloria, que tu nombre será imperecedero en los anales de tu larga trayectoria. Con tu vida salvaste a veces compañeros y tu calidad humana siempre fue notoria, pues no ha habido ni habrá en toda la historia quien te supere en valor, vergüenza y gloria. Escucha, Eloy Aunque jamás tu notoria enjundia fue desmentida y te granjeó en la vida consideración, honor y gloria, es de tu ejemplar historia éste el más bello momento: que del viril sentimiento al interpretar el juicio se pongan a tu servicio justicia, caridad y talento. Despedida a Eloy Quien le vio llegar bravo y sereno cuadrándose en la testa erguir el busto y levantar la frente y mirar así a la fiera con el valor tranquilo del que sabe despreciar lo que se arriesga; Quien le vio liar y perfilarse del burel en línea recta lanzándose sobre el mismo impetuoso cual rápida centella, quedando entre las armas con que el toro busca en vano su defensa y revolverse firme en el terreno todo a un tiempo, con la fiera que con el corazón herido se sobrecoge
y muerta rueda por la arena; Quien lo vio salir por tantas veces con la victoria bien cierta en esa lucha singular y extraña de valor y de destreza, siempre así, siempre igual, siempre triunfante, nunca con la suerte adversa sabe que al verle aquí de despedida es duelo y no tarde fiesta, la que el público en la plaza celebra. Porque sin él no queda quien sepa dar aquellas estocadas y de aquella manera. Mas, bien merece descansar tranquilo quien en la ardiente arena su azarosa existencia el eco de las palmas que hoy escucha por mucho que luego se envejezca, no ha de extinguirse nunca; será el eco de su gloria perpetua. Ricardo Torres Martínez.174 1985 TERCIO DE CANTOS I Cuando un toro perdonado vuelve a su ganadería, si el ganadero cantara (échele usté don Mariano) seguro le cantaría: Yo bien sabía, torito, torito, yo bien sabía, que al portarte tan cabal, volverías, volverías. Y si los toros cantaran seguro que aquel torito (¿no sería Cielito lindo?) le contestaría: No es que el perdón yo pedía portándome tan cabal; 174
ELOY CAVAZOS. Edición especial de El Norte. 23 de marzo de 1985.
no es que el perdón yo pedía es que pensé que tenía muchas vacas que rondar en el campo todavía. II Cuando un toro perdonado vuelve a su ganadería, si el ganadero cantara (vamos a ver don Mariano) seguro le cantaría: y yo te mandé a la muerte y tú la gloria me das; olé los toritos nobles que devuelven bien por mal. Y si los toros cantaran, seguro que aquel torito (¿no sería Caporal?) le contestaría: Yo la gloria conseguí; peleando bravamente yo la gloria conseguí no la quiero para mí, para mí la hierba verde y la gloria para ti. III Cuando un toro perdonado vuelve a su ganadería, si el ganadero cantara (vamos allá, don Mariano) seguro le cantaría: Pídeme torito mío, lo que tú quieras y más, porque no hay como esta gloria que tú me acabas de dar. Y si los toros cantaran seguro que aquel torito (¿y no sería Tejón?) le contestaría: Brillando en el pastizal; yo sólo quiero el rocío brillando en el pastizal y en el pelo presumío
de aquella vaca pinta que me trae loco perdío.175 Manuel Benítez Carrasco. 1985
José Alameda publicó en aquella memoriosa serie “Signos y contrastes” lo que sigue: Seguimos con Zorrilla en México. Seguimos con don José de Zorrilla y con sus versos. Aunque ahora no sean de toros. Pero se refieren a México, a su hospitalidad, que ensalza, y a la anécdota de una representación del “Tenorio”, que relata co gracejo. Se trata de un escrito de Zorrilla, que vale la pena reproducir: Emigré: me dí a la mar y esperando en el olvido una muerte hallar sin ruido en México fui a parar. .......... Sobre mí un anochecer un nublado se deshizo y entre el agua y el granizo me dejó una hacienda ver. Eché a escape y me acogí de la hacienda entre la gente, como franca lo consiente la hospitalidad allí. Celebrábase una fiesta, que en aquel país no hay día que en hacienda o ranchería no tenga una dispuesta. .......... Y al fin de un día de broma que nada en Europa iguala, todo el mundo entra en la sala y sitio en el baile toma. Entré e hice lo que todos; y cuando creí que al sueño se iba a dar, dí yo al dueño gracias por sus buenos modos; mas, mi caballo al pedir, asiéndome de la mano, me dijo el buen campirano soltando el trapo a reir: ¡Y hay que se le antoje dejar ahora el jolgorio? Vamos, venga usté a la troje y verá el Don Juan Tenorio. Y a mí, que lo había escrito sin saberlo él, me metía 175
Eligio Ruiz Villanueva: Perfil de un ganadero. Mariano Ramírez. México, Imprenta Madero, S.A., 1985. 82 p. Ils., fots., facs., p. 24-25.
y allí al paso me salía mi personaje precito. Mas ¡Ay de mí, cuál salió! Lo hacía un indio otomí en jerga que el diablo urdió; Tal fue mi “Don Juan” allí, que ni yo lo conocí, ni a conocer me dí yo. José Zorrilla.176 1985
Con motivo del terremoto que ocurrió la infausta mañana del 19 de septiembre de 1985 en la ciudad de México, y del que quedaron terribles recuerdos, el 13 de octubre siguiente, se realizó en la plaza de toros “México” un inolvidable festival que reunió a figuras tan importantes como “Joselito” Huerta, Antonio Chenel “Antoñete”, “Manolo” Vázquez, Alfredo Leal, Jaime Rangel y Eloy Cavazos. De ese acontecimiento quedaron estos versos: Seis toreros y una plegaria. Tengo las manos dormidas y lágrimas en los ojos; por una tarde de sombra y sol, en que palomas heridas volando entre abrojos rodearon a un girasol. Las manos se me durmieron por el aplauso constante en la tarde inolvidable en que seis toreros dieron destellos de gran diamante. ¡Para la historia, señores! Esa tarde en homenaje a los seres que ahora lloran; para el torero las flores, para el doliente el mensaje de oración adonde moran. Tarde de sol y sombra, sol por ser cálido rayo la fiesta de gran fulgor; sombra por el hálito que asombra del vivir de nuestro hermano en la tristeza y dolor. Después del garboso paseíllo, un minuto de silencio, y mudo quedó el albero, el sol opacó su brillo y una lágrima rodó por el rostro del torero. Un charro y los trajes cortos 176
El Heraldo de México. (Sección Deportes, columna taurina de José Alameda.). 19 de noviembre de 1985.
¡qué prestancia y donosura! Portando el percal al brazo, emoción en los seis rostros que lidiarán la bravura en ayuda al triste acaso. Seis toreros retirados de la arena del pandero, y el triunfo y la ovación; pero nunca olvidados porque es recuerdo imperecedero la entrega del arte y el corazón. Presentes, Sevilla y Madrid, arte de quintaesencia, conocimiento y finura, capotes de encaje y organdí, espada, señera presencia cual constancia de figura. Y de México, cuatro diestros que de recuerdos colmaron el corazón del taurino; con sus quites y faenas el ambiente perfumaron con la esencia de arte fino. La gargante tengo seca por aspirar polvo de oro en eso se convirtió del redondel la arena por la bravura del toro y las mágicas faenas. Y los ramos de claveles que los diestros recogieron se volvieron gran corona de pétalos y laureles que los ángeles les dieron a las almas que se fueron. Lágrimas tengo en los ojos y un nudo en la garganta por ese arte esparcido y postrado así de hinojos doy gracias el haber oído la gran plegaria al Creador ¡MÉXICO, MÉXICO, MÉXICO…!177 J. “Hernán” Luengas. 1985 MANOLETE. Al Lic. Óscar Realme. 177
El Redondel. El periódico de los domingos. México, año LVII, Nº 2948 del 20 de octubre de 1985, p. 5 de la segunda sección.
Andar es muy fácil. Lo difícil es andar sin premura. Pasear por el miedo del ruedo grave y con figura. Cuando un cordobés es torero su capa es la túnica. Esencia y decencia: las dos cosas juntas. ¿Quién ha visto, si no es entre sueños, la estatua segura, arriscada de gracia, de arte y de celo, crispada de angustia, caminar paso a paso, despacio, buscándole sitio a su tumba? Pedro Garfias.178 1985 El siguiente material lo localicé en esta curiosa publicación:
178
Pedro Garfias. Antología poética. Selección y prólogo de Juan Rejano. Prólogo a la segunda edición de Arturo Souto. México, Universidad Nacional Autónoma de México, Dirección General de Difusión Cultural. Dirección Editorial, 1985. (Textos de Humanidades). 244 p., p. 211. Sobre el autor: Pedro Garfias (1901-1967), poeta español que llegó a México en 1939 (en el emblemático SINAIA). El poema elegido para el presente Compendio…, se publicó en Viejos y nuevos poemas (México, 1951).
Al interior de la misma aparecen varios versos dedicados a Eloy Cavazos:
En uno y otro caso no aparece autor alguno a quien atribuirle su paternidad.
1986 Manolo Sánchez “Torero”. Aquél que murió soltero aquél que ya está en el cielo aquél que entregó su vida en las astas de Islero. Islero así se llamaba, el toro que lo mató; A Manuel Rodríguez Sánchez “Manolete”. Fue genial. Ha surgido ya un chaval con la prestancia de aquél. Mexicano, de Tacuba camino de Hernán Cortés. Manolo Sánchez un novillero en embrión cuídate mucho chaval para que puedas llegar. Hace tiempo no surgía en la máxima Universidad… Hablo de la plaza “México” un novillero genial. Manolo Sánchez torero… Ya te gritó el coso entero si tu quieres: llegarás y la gloria a tus pies tendrás Y la gloria a tus pies tendrás.179 Manuel Méndez Becerra. 1987 VUELTA AL RUEDO En una tarde de toros 179
Manuel Méndez Becerra era un personaje peculiar. Vendedor de todos aquellos menjurjes y preparados a base de ajo, siempre trajeado, siempre con el pelo “relamido”, siempre cortés, amable, era uno más de esos protagonistas en la fiesta: el aficionado-apasionado que lo dejan todo por estar presentes en la tarde que esperan como la de una consagración milagrosa, nunca antes vista. En muchas ocasiones, saludarlo en las afueras de la plaza “México”, significaba soportar su habitual perfume, pero siempre amable, sacaba de su raído portafolios no una, varias hojas con la leyenda siguiente: “Palabras del Compositor Manuel Méndez Becerra, compositor de canciones, baladas y rancheras”. Eso era Méndez Becerra, un compositor del que nadie supo de su existencia, pero tenía el alarde habitual de darse a conocer en los múltiples obsequios que me hizo de sus “canciones, baladas y rancheras”. Si en el recuento de estos materiales apareciera alguna otra cita del viejo amigo, la incluiré sin duda alguna.
Alonso imponente está con su montera en la mano un brindis dedicará. Como clavel en su diestra la roja muleta va lleno de arrojo y solera el péndulo traza ya... Ha heredado de los genios su manera de torear es coloso de los tercios que domina por igual. Es el Rey de los toreros y amo del redondel por valiente ¡vuelta al ruedo! Que la gloria es para él. ¡Torero! ¡Torero! Gritan al verle pasar Y con el garbo en su terno gracia predica al andar. ¡Torero! ¡Torero! la afición vuelve a gritar al ver que en sus manos luce su valor hecho verdad.180 Patricia Landa. 1987 VOLAPIÉ I En pie Garbo y Fiereza frente a frente; fiereza sin mugir, Garbo de oro; furiosamente cuernos en el toro y en el torero espada fríamente. Dos muertes reto a reto y cara a cara; una, Toledo en punta, prevenida; otra, partida en dos, recién traída de rumiar yerba verde y agua clara. El Garbo se perfila, y altanero avanza, dobla, engaña, hunde el acero y sale del encuentro con limpieza. Patricia Landa: El perfil de un torero. “Pasión en los ruedos”. México, Ediciones Mariscal, S.A., 1987, ils.. 384 p., p. 70. 180
Quedando al fin al hilo de la muerte, -gloria y botín de la suprema suerteel Garbo en pie y en tierra la Fiereza. II En tierra la Fiereza, ya sin ira, y el Garbo en pie, decapitado el miedo. ¡Con qué gracia y nobleza sobre el ruedo venció una muerte y otra muerte expira! Blanca toda la plaza se conmueve como una hoguera de nevado fuego, y el Garbo, que de sangre estuvo ciego, ahora marcha más ciego con la nieve. Mas ¡ay! Si de la trágica porfía garbo y Fiereza juntamente ruedan heridos a cornada y volapié. Pero más doloroso todavía, si del encuentro con la muerte quedan el Garbo en tierra y la Fiereza en pie.181 Manuel Benítez Carrasco 1987 NO HAN DE DEJARTE, NO, SOBRE LA ARENA No han de dejarte, no, sobre la arena, derrumbado peñón, cegada fuente, para que el hielo invada lentamente la oreja tibia y la encendida vena. Te arrastrarán con prisa las mulillas alegremente a látigo trotando, antes de que la muerte enfríe el blando huerto de sangre de las banderillas. ¡Ay, fiereza cortada en flor! Despojo de cinturas, capotes y alamares, mar de furia sin pulsos y sin olas. Más que caritativamente rojo brilla y rebrilla por tus costillares un ramo de sangrientas amapolas.182
181
Manuel Benítez Carrasco: Frente al toro y al poema. Ilustraciones de José Caballero. 8ª ed. México, Ed. Diana, S.A., 1987. 110 p. Ils., p. 51-52. 182 Benítez Carrasco: Op. Cit., p. 55.
Manuel Benítez Carrasco. 1987 El poeta y los toros. Andrés Henestrosa. Si Manuel Rodríguez Lozano, en vez de darme aquel libro hubiera puesto en mis manos un boleto para ir a ver los toros, yo hubiera intentando ser torero o novillero, iguales cuando lo son grandes: sólo un gran novillero llega a gran torero: el gran torero es un gran novillero que creció. El gran novillo es el gran toro: el toro es un novillo grande. El autor de Azul, Rubén Darío, correspondía en mi sentir a Rodolfo Gaona, el autor del “par de Pamplona”. Y a cada una de las faenas que vi, o de las que tuve noticias, le busqué correspondencia con grandes páginas literarias. Cada torero tenía su equivalente en las letras, y al revés: cada escritor el suyo en la tauromaquia. Poetas rondeños y poetas sevillanos. La espada del torero es la pluma del poeta, y al revés: la pluma es par de la espada. ¿No se dijo que eran hermanas la pluma y la espada? Algunos las manejaron con igual pericia, sin estorbar la una a la otra. La pluma no embota la espada. La de escribir un soneto es tan peligrosa y mortal como el soneto de una faena: en las dos está de por medio la muerte, se juega la vida. Sortean la muerte, se juega la vida. Sortear la muerte, burlarla, jugar con ella al escondite son cosas propias de la literatura y de la tauromaquia. Como hay el gran torero menor hay el gran poeta menor. Lope, Góngora, Quevedo, grandes plumas, grandes espadas, autores de grandes páginas, de grandes faenas quería decir. ¿Por qué habría llamado Baltazar Gracián torero de la virtud a Séneca? ¿Y los grandes poetas y los grandes toreros menores cuál el ejemplo, o cuáles los ejemplos? Como no hay poetas ni toreros menores, y esa clasificación no pasa de ser una equivocada ocurrencia, no hay ejemplo ni ejemplos que poner. Lo que un poeta mayor no logró decir, viene un poeta considerado menor y lo dice, con lo que se equiparan. Un quite, una suerte bien logrados, bien dibujados, bien escritos, el torero considerado menor se equipara con el máximo: diestros, sabios, maestros: igualmente diestros, sabios y maestros los dos. Hay en la tauromaquia como los hay en la literatura poetas y prosistas: el poeta sería el sevillano y el prosista rondeño. Pero, ¿cuál es mayor? Iguales los dos. Cada uno en lo suyo, con tal de que salga victorioso del apurado y mortal tránsito. Todos los géneros literarios se dan en el toreo. Todos los recuerdos y las licencias también. La improvisación, la ocurrencia, inesperada, repentina como se da en las letras se da en los toros. De ahí la suerte que llevan el nombre de quien las inventó, de quien se le ocurrió: gaonera, chicuelina, sanjuanera, cordobesa. Hay metáforas, símiles; asonancias, consonancias; cuenta silábica; rima, ritmo, cadencia; reticencias, pausas, puntos suspensivos en los dos ejercicios: en el ejercicio de la pluma y en el ejercicio de la espada, las dos de acero. Con sangre y con tinta, dos cosas que son una sola y única cosa, se firman por esa rúbrica, las grandes páginas del poeta y del torero. ¿Qué quiso decir Federico Nietzsche cuando dijo: “Escribe con sangre y aprenderás que sangre es espíritu”. Pensaba en las letras, claro, pero, ¿no también en todo otro oficio, en el toreo, por ejemplo, que tanto tiene del mester literario por lo peligroso y de provocar a la muerte? ¿No fue el mismo poeta y filósofo alemán quien aconsejó vivir peligrosamente? Si Manuel Rodríguez Lozano en vez de convidarme a leer un libro me hubiera invitado a los toros, habría intentado ser novillero, que es como se llama al torero en ciernes. Tarde vi a Gaona, a Sánchez Mejías, a Belmonte; los vi cuando ya iniciado yo en las letras, lo que tanto monta, monta tanto. No fui el novillero que pude ser y me quedé novillero de las letras. Y como si Rodríguez Lozano lo adivinara me pintó novillero, no sé de cual de los corrales: si el de los toreros o el de los escritores, tan parecidos.183
183
El Búho, suplemento de cultura de EXCELSIOR. Domingo 3 de mayo de 1987.
1987
Escribe Gabriel Zaid: Algún intruso sorprendió escribiendo a José Ortega y Gasset, y le preguntó sobre qué: - Sobre la corrida de ayer. - Pero, don José... iusted escribiendo sobre toros? - Nada, tenía ganas de escribir. La anécdota recoge dos o tres cosas notables: las ganas de escribir, sin las cuales no se entiende la prosa de Ortega (ni, en general, la animación de los buenos prosistas); la intrusión villamelona, que estorba la faena con su admiración impertinente; la salida por peteneras, más elegante que insistir en el filosofema: “Yo soy yo y mi circunstancia, y si no la salvo a ella no me salvo yo.” Hay que salvar las circunstancias de la vida mexicana en el papel, la tela, la pantalla. Necesitamos espejos de la realidad nacional para asumirla y asumirnos, con libertad cada vez mayor. Los villamelones de la cultura sienten que algunos temas son indignos del arte, que ciertas realidades no merecen teoría. Quizá por eso, tantas realidades nacionales siguen esperando historiador, analista, enciclopedia, centro de información, museo. No hay un museo taurino en México, ni un centro de información sobre la fiesta, ni una enciclopedia, ya no digamos un anuario internacional del toreo preparado en México. Y, como esos espejos que reflejen el mundo y nos ayuden a asumirlo, nos hacen falta reflexiones, teorías de nuestra experiencia. La vida mexicana (no ante todo como mexicana, sino como vida) merece ocuparse de sí misma, ni más ni menos que la vida ateniense o madrileña. Hacen falta teoremas a partir de la vida en México; en particular, sobre la vida frente al toro. Hacen falta tauremas. A la creación de un nuevo modo de torear, lento, sensual, prolongado, como una eyaculación retenida, que fue surgiendo en México y cuajó por el arte de Silverio Pérez, corresponde la creación de una palabra lenta, sensual, prolongada, por el arte verbal de la afición mexicana. Señalar este cambio de acento en la vida de México frente al toro es la gran aportación de este libro. 184 Hace años escribí un poema, cuyo espíritu de humor y de homenaje en el entusiasmo erótico se desdoblaba en el humor y el homenaje de aludir a un pasodoble y una corrida de toros. La faena era celebrada en el acto por Silverio Pérez y en el entusiasmo épico por Agustín Lara, que tuvo la genial ocurrencia de inventar un palco celestial, desde donde Carmelo (olvidado de Dios y de la gloria) está en extasis contemplando a su hermano torear gloriosamente. Alabando su manera de hacerlo… Alabando su manera de hacerlo iQué bien se hace contigo, vida mía! Muchas mujeres lo hacen bien pero ninguna como tú. La Sulamita, en la gloria, se asoma a verte hacerlo. Y yo le digo que no, que nos deje, que ya lo escribiré Pero si lo escribiese te volverías legendaria. Y ni creo en la poesía autobiográfica ni me conviene hacerte propaganda.
184
Gabriel Zaid, se refería en 1987 a la entonces reciente aparición del libro de Guillermo H. Cantú: Silverio Pérez o la sensualidad del toreo. México, Editorial Diana, 1987. 288 p. ils., fots.
Nunca me imaginé, al escribir este homenaje a una mujer, a Lara y a Silverio, que años después escribiría otro par a un libro titulado precisamente Silverio o la sensualidad en el toreo.185 Ca. 1988 PARTIR PLAZA El boceto más bello del toreo es el aparecer de los toreros seductores y bellos cual dios Eros, en el coso buscando un gran trofeo. Más brillantes que un rico camafeo cincelado por hábiles plateros, bosquejo son de príncipes señeros a quien el hado obsequia a su deseo. Tarde de luz, de música y poesía en que el diestro ejecuta su faena con garbo, con prestancia y bizarría. Y en esa plaza de bellezas llena vuelcan ellos con fina gallardía los colores del iris en la arena.186 José Zavala Paz. 1988 SOL Y SOMBRA Ese par de banderillas no lo mejora ni un ángel! y va la tarde rodando entre alaridos de fiesta: Moneda de oro en las manos milagreras de la suerte. La pasión es un clavel que multiplica sus pétalos si se mancha el corbatín con la sangre del burel. Y hay bronca y hay tremolina si la mano del temor -a medio hacer en el airedesbarata una orticina. -Ese farol apagado Gabriel Zaid: “De toros y tauremas”. En Vuelta Nº 123 (febrero de 1987)., p. 63-64. José Zavala Paz: Lides de la lidia. Morelia, Michoacán, Talleres Gráficos de La Voz de Michoacán, ca. 1988. 77 p. Ils., fots., facs., p. 76-77. 185 186
yo lo hago mejor, ¡maleta! Y va la tarde rodando Entre alaridos de fiesta: Moneda de oro en las manos entreabiertas de la muerte.187 José Jayme. 1988 TARDE DE TOROS A las cuatro de la tarde el júbilo parte plaza, y el espolón de la muerte previene sus negras ansias. Más solo que nunca estuvo el torero es una estatua que pone al sesgo un destello de luz sobre la tragedia. Miedo y fiebre se disputan las manos que están toreando. Inspiración enraizada en el terrón del peligro. Llegan y pasan los cuernos en ruta de media luna, van y vienen en un tiempo estremecido de angustia. Qué cadencia en el engaño, qué ritmo entre pausa y pausa. ¡Con razón es un gitano de mil pesetas por diana!... Y el júbilo desgañita sus imnúmeras gargantas, y la muerte codiciosa redobla el paso silente para alcanzar a su presa antes que la noche llegue.188 José Jayme
187
Rafael Montejano y Aguinaga: Centenario de la Plaza de Toros del Montecillo. San Luis Potosí, S.L.P. Cincuenta Años de Toreo. Última Corrida. Cornada y Muerte del Cuate. Su Demolición. (1888-15 Julio 1988). (Extractos del Libro: “Historia del Toreo en San Luis Potosí”). San Luis Potosí, Al Libro Mayor, S.A. de C.V., 1989. 46 p. Ils., retrs., facs., fots., p. 20. Poema de José Jayme de su libro “Romances Bárbaros”. San Luis Potosí, 1948. 188 Op. cit.
1988 NACENCIA DEL TORO Gestación de nueve meses. ¡Dolor zaino del parto! Traje de luces el cielo -capote de lino glauco-. Nacencia de sangre brava las tortolicas cantaron. Suena el viento su clarín y un paso doble los pájaros. Arde el aullido del lobo. El viento da un trincherazo donde enhebra la vigilia astas de madre en el campo. La fiesta brava empezó, el recental nació macho, será bravura en la lid por genes hereditarios. Ruedan los copos su frío en invernales carámbanos; en las ubres de la madre el bramido se ha apagado. Al correr la primavera se mama los cuatro cuartos de calostros y rocíos y arroyos enarenados. Cumplidos los ocho meses por corral estrecho y largo abandona la majada de encinares y altozanos. Le llevan al herradero para poder señalarlo. Hay que cuidar su osamenta. ¡El fuego lo deja herrado! Ayuda del mayoral hácele corte del rabo, le señala las orejas y se le llama “Gallardo”. En la tienta, incontenible. El tiempo revuela en años y a los cinco, en la plaza que venga a ceñirse un guapo con este pelo de noche -astado de finos rasgos-. Qué estampa de vibración para espadas y caballos... Y ojimorenas gentiles con un clavel en los labios
atruenan palmas fastuosas ante el trapío de “Gallardo”.189 Abraham Domínguez Vargas. 1988 PELEA Reina la calma en el campo, pesado sopor lo invade; un cárdeno rumia echado mirando el sol de la tarde; de pronto se despereza, se yergue entre los huisaches, va al azufre del pilón entre espinos del paraje; berraquea tozudamente donde siente la presencia de un congénere en el aire. Retador alza la cara en un giro que hace alarde de pujanza que es un reto y en el reto se complace. Otro bravo le contesta “como recogiendo el guante” y genes de la bravura al fin, levantan baluartes. Hay en el prado concierto -¡sordos mugidos rivales!escarba el que desafía con pezuña lacerante...190 Abraham Domínguez Vargas. 1988 SANGRE BRAVA Sangre brava en pie de guerra al acento del clarín abandona la dehesa para poder embestir a la plaza, al burladero, a la seda, al rubí, y pelearle palmo a palmo a la muerte en el mandil. Elegancia en el trapío, la embestida es un cautín para abrir canales rojos 189 190
Domínguez Vargas: TAUROLIRA., op. cit., p. 36-37. Ibidem., p. 37-38.
aunque pueda sucumbir ante un ramo de claveles y el beso de una gachí. Entre tanto, campo abierto va mirando al mayoral sobre caballo tordillo que perfume el romeral, a los chotos que se pegan a las ubres del chortal al aire de las encinas y al pasto del temporal.191 Abraham Domínguez Vargas. 1988 ¡Qué cosecha de claveles… ¡Qué cosecha de claveles estaba entregando Alberto!192 ¡Qué cosecha de claveles en esa tarde de invierno! ¡Borbotones de claveles nacidos allá en los tercios! Después, sólo una carroza que se lleva los recuerdos, esas tardes ahora intactas con alamares de fuego, con clarines enjoyados, con vencedores aceros, atadas en un minuto con parvos listones negros… Pedro Rafael.193 1989 TEORÍA DEL MIEDO Sentir cómo la sangre bulle, en suspenso arde, se agota y se congela en la laguna misteriosa, oscura del silencio donde se ahoga el miedo.
191
Ibid., p. 38-39. El autor se refiere al diestro Alberto Balderas, muerto en las astas del toro “Cobijero” de “Piedras Negras”, la tarde del 29 de diciembre de 1940 en el “Toreo” de la Condesa. 193 Manuel Horta: PATIO DE CUADRILLAS. Antología de la prosa taurina de (…). Selección y prólogo de Raúl Horta. Ilustraciones de Antonio Navarrete. México, Edamex, 1988. 85 p. Ils., p. 56. 192
La duda ahí rebulle como un eco, golpeando palmo a palmo, gota a gota, cuando la razón huye cobarde y en derrota. Sentir como un espasmo lumínico y armónico el relámpago negro del entusiasmo agónico. Ahí reside el miedo... El miedo de los hombres que en un ruedo, han de pulsar los juegos malabares del ancestral instinto –vida o muertede la supervivencia. ¿Qué inconsciencia o audacia prepotente, mueven sombras y luces en el vértice mismo de la muerte...? ¡Quién lo sabe! Tal vez, iluminado por místico designio, sólo el torero descifrar podría la metafórica teoría de este germen del Miedo.194 Alférez 1989 MIURA 1947 Al horario puntual de luz y sombra La jornada de seda da comienzo. En punto el animal traza la furia Sobre la arena. Una capa torea su embestida. Su resoplar es grave porque anuncia. Cuando la muerte acecha con puñales. 194
Juan Manuel Alférez Chavarría (Alférez): POESÍA Y RETRATOS TAURINOS de (...). Apuntes de: Cobo, Álvarez, Solleiro y José Daniel. Presentación de Roberto Diéguez Armas. Prólogo de Rafael Solana. 2º ed. México, Banco Nacional del pequeño comercio, SNC, Miguel Ángel Porrúa, 1989. 125 p. Ils., p. 17-18.
Bien afilados. Un caballo salpica su negrura. Con un rojo dolor. Seis largas luces Azules y plateadas le iluminan. Los costillares. El toro pone el riesgo ante el estoque. La muerte lo penetra. Al mismo tiempo. Entre sus cuernos se desgarra un vientre. Y se desangra. Eduardo Lagagne.195 1989 EL DEL CRISTO NEGRO ¡Calesero, Poeta del Toreo! ¡Calesero... Calesero...! Del Cristo Negro, torero, de Aguascalientes, trianero, pinturero sin rival. Eres artista genial milagro del primer tercio; tus faroles se hacen verso en los vuelos del percal. Tus pares al cambio son rejones al corazón de la afición... Con la muleta un poema dejas escrito en la arena, y sangra en cada faena el clavel de la emoción. Señor de la Fiesta Brava, toreas como no soñara ¡el mejor de los toreros! Es tu larga cordobesa donde la gracia y belleza logran cabal expresión por tu apostura y majeza. Sales de la suerte altivo con tu capote encendido y la ovación... La muleta es en tu brazo -péndulo de seda y oro195
Torerísimo. El coleccionable taurino de hoy con la solera del ayer. Número piloto (ca. 1989).
paleta que hace del toro Luminoso pincelazo. ¡Calesero... Calesero! ¡Pintor-Poeta del Ruedo olé, Calesa torero!196 Alférez 1989 A VALENTE ARELLANO Fuiste grito de angustia y alarido de triunfo al rojo vivo en río de sangre desbordado. Incontenible en la arena de los ruedos nada ni nadie pudo detenerte. Y los rezos y ruegos de tu gente devota te pusieron a salvo en la derrota. Pero náufrago eterno en el río luminoso ya se cernía el invierno sobre tu primavera florecida como herida mortal, inclemente, Valente Arellano. Y no caíste, no, ante las astas del toro que te diera nombre y fortuna, fama y jerarquía. Fuiste víctima más del cruel asfalto, de la velocidad, del sobresalto, de la tecnología desesperada que en una madrugada al borde y desamparo del Valle del Silencio dejó en suspenso el tesoro más caro, el valor más amado de la Fiesta de Toros. 196
Op. cit., p. 101-102.
Y te lloramos todos Valente Arellano, pero muy, mucho menos de lo que te queremos, de lo que te admiramos. Oíste el gran reclamo y te apagaste, lucero del ruedo Nazareno. Mas no te olvidaremos por hombre y por torero de los ruedos primero VALENTE ARELLANO.197 Alférez 1989 El torerillo herido. Un camastrón de Hospital donde quince años floridos se desgajan en lacerías, algodones y suspiros… Un ambiente irrespirable de cloroformo, esparcido por los ámbitos del cuarto, en estertores de abismo… Junto a la cama, atisbando si la fiebre ha descendido el mozo de estoques -¡bueno!-, el compañero sumiso que es pregonero de glorias y colega de suplicios… En la penumbra angustiosa percíbese un rayo vivo: Es la lámpara que alumbra la fe del hombre perdido, y ante la bendita imagen de la Madre de Dios mismo, los tristes ojos febriles del mozalbete caído, imploran vida y perdón… ¡misericordia y alivio!... -“¡Virgencita de mis penas, flor de todos los martirios, apiádate, por tu Hijo, de este novillero herido!...” La Guadalupana escucha la plegaria de aquel niño 197
Ibidem., p. 113-114.
-¡quince años, no más, señor, son quince nardos floridos!Pero la gloria siniestra que el mocito ha perseguido trázale el camino amargo del dolor y del cilicio y nadie sabe en qué punto terminará aquel martirio… Si de ésta sale con bien… ¡son percances del oficio!... Pero si la muerte quiere recoger al chavalillo, ¿qué compensación encuentra tan estéril sacrificio?... ¡Un duelo breve en la prensa! ¡El recuerdo de un amigo! ¡El llanto de alguna moza! …¡Y al olvidar!... ¡Todo es olvido! El torerillo lo sabe, lo presiente en su delirio… Por eso se angustia tanto y la pena le ha vencido, que entre todas las tragedias que la fiesta trae consigo ¡no hay pena como la pena del novillerito herido!... Rafael Andrés.198 1989 FERMÍN RIVERA. “Hombre de Gran Tradición”. Hombre de gran tradición Nacido en tierra tunera, Claro, me estoy refiriendo Al diestro Fermín Rivera. Fermín, tu nombre ha quedado Escrito con letras de oro En la historia potosina. En la historia de los toros. Tu huella ha quedado firme En los ruedos que pisaste, En México y en España Con hechos lo demostraste. Lidiando toros de casta, 198
19.
Programa Monumental Guadalajara 89´. Programa oficial de la feria de octubre en Guadalajara, Jal. 24 p., p.
Con bravura y gran estampa, En esas tardes gloriosas, Te entregaste en cuerpo y alma. Yo te rindo este homenaje De intención buena y sincera, Que Dios te guarde por siempre Maestro Fermín Rivera. Alejandro Torres.199 1989 La Montera. Montera que estás guardada Que ya nunca sacaré Ya me vencieron los años Ya jamás torearé. Te acuerdas cuando te tuve El día que yo te compré Era una plaza muy chica La plaza de(l) Redondel. De ahí vinieron los triunfos Que ya no te contaré. Te voy a hablar de mi vida La que muy atrás dejé. Dicen que yo era muy bronco Que por eso me acabé Pero ese fue siempre el sello Con el que yo caminé. Eramos los cuatro amigos Amigos a más no poder Era el Gitano y el Mora El tercero era el Joder. Me decían El Papelero Del pueblo de abajo fui Yo nunca tuve dinero Y todo lo conseguí. Once cornadas yo lleo Que de toros recibí Eso se olvida muy pronto Pero no lo que viví. Fueron amores sinceros 199
Ubicado en el Centro Taurino Potosino, S.L.P. Alejandro Torres, cantante y compositor potosino.
Que quizás no respondí Porque yo traía una mira Y hasta que lo conseguí. Ya no tengo esos amigos Y la fama ya perdí. Ahora soy un pobre rico Que se aburre de vivir. Solo dos cosas yo tengo Que son buenas para mi: La mujer con la que vivo Esa sí no la perdí. Ya no tengo ni un vestido Ni capotes de torear; Solo te guardo montera Para que me acompañes más. Quiero llevarte a mi tumba A ti sola, a nadie más. Tú que supistes mis miedos Mis triunfos y mucho más, Mis triunfos y mucho más. Abel Flores El Papelero. 1989 Rey David David Silveti. Como los grandes hombres: A pesar de las adversidades te has consagrado David. Rey Davud; David Silveti. Domingo 28 de mayo del año de ochenta y nueve dos faenones lograste entregando el corazón en divina inspiración. El gentío emocionado, de emoción casi llorando en la plaza que da y quita, la plaza “México” grande. Sigue la herencia Silveti ya son tres generaciones de toreros tan geniales todos han sido mandones.
Como los grandes hombres a pesar de las adversidades te has consagrado David; Rey David: David Silveti. Manuel Méndez Becerra. 1990 Tengo envidia. Tengo envidia del sol y de las nubes, del viento, aunque sea “malaje”, del tiempo y de los siglos, y del mismo firmamento. Tengo envidia de las tardes de corridas de ese aire de fiesta que se respira, de las notas del clarín al viento, y de las huellas de los toros de “bandera”. Tengo envidia de la arena ensangrentada, de los viejos relojes de las plazas, de las puertas de toriles y cuadrillas, y de los palcos y las altas graderías. Tengo envidia del rumor juicioso de la gente, del horario que da principio las corridas, del recuerdo de los años idos, y del umbroso pórtico de la tauromaquia. Tengo envidia del sol, del viento, de los siglos Y de todas las cosas que han visto mucha fiesta. Tengo envidia, mucha envidia. Francisco Díaz Puebla.200 1990 GOLLERÍAS Claveles, sobre la arena. Ojos que peinan el ruedo. Euforia de plaza llena. fervorín en tono quedo. Barrunto de la verbena. Acusa mucha bravura, 200
Francisco Díaz Puebla, La Tauromaquia de Tito Osuna. ¿Nuevo León?, s/f, s/e, p. 33.
por la pelea tiene prisa, es toro de raza pura, ¡solera de su divisa hecha con sangre de Miura! Sale un chaval... pinturero, vestido de lila y oro, donoso, abril retrechero. ¡Quiere a fuerzas el dinero y la fama, que da el toro! Cita de largo... hay hombría. Acude el toro... hay nobleza. Cumbres fundidas ¡Belleza! ¡Pinceladas de hidalguías en murales de pureza! El clarín, tunde la nota y sale el negro listón; contra el burladero azota su casta. Aparece el peón. El aire en suspenso flota lo corren suave... en la suerte, enseña poder y celo. Tauro ¡Júpiter del cielo! Viene por sangre y por muerte, viene por llanto y por duelo. Clava los pies en la arena, abre la capa sedeña. Un ¡aaah! Que todo lo llena. La rancia escuela rondeña bullente en jocunda vena. Verónicas pulidas, de orfebrería. Revoleras con soles por pedrerías... Chicuelina –mortaja, volantinera, girándula que baja. Salen los picadores... varazo impío. (Remembranza de fiesta retrotraída) quieren restar al toro y su poderío; su lista, el rojo tiñe, y, contraída, más fiereza echar fuera, en desafío, por esa injusta sangre, allí vertida. diamantes altaneros, cadencioso, arrogantes se yerguen ¡tempestuosos! Usía, ya ordena el cambio. Las banderillas, desean que ponga el diestro, de maravillas; el chaval, ambicioso de gloria o muerte, accede de inmediato, bregar la suerte. Hasta los medios planta, su andar... y otea... Grácil alza los brazos, va y zigzaguea. Toro y chaval son ramo de garambullo, en balcón mortecino, de puro orgullo. Par en tablas... y al quiebro, como pintado,
en un lienzo gitano transfigurado. El último es galleado... fino. Natura, no quiere más hoy tarde. Es la locura. ¡Ay!... Clarín desgarrador. Impaciente pide espada. ¡Espera que el viento cruja, no lo vuelvas a la nada! ¡Deja envolverle un capote, es faraón de manada! ¡Tenle clemencia y espera, su carne está desgarrada! Ya no verás los luceros de su pradera sangrada. Mugen por él las vaquillas, lloran, están enlutadas. ¡No!... ¡Un toro-toro, tan noble, no merece la estocada! En la diestra, la muleta, de hinojos sobre la arena, contra las tablas, serena, cita, la muleta quieta. Arranca el toro y, completa, es la suerte ejecutada; por el tendido, coreada, por el diestro, repetida; temple y son a la medida ¡seda, con sangre manchada! Pá que vea uté... señó... ¡esta criatura, atravesó er atrántico, hijo mío... Con su ejtampa cañí... sangre je Miura ¡pintaico y no más, e su trapío! Ji que curro ejtá joy er chavalillo... Pintiparao ¡Jesú! Si e un trianero. ¡Le sobra pandereta ar cingarillo! ¡Ta bañao con lú je lo romero! El trincherazo cantan los serafines. Derechazos, de hondura, purificados; el natural, jaleado por querubines; los pases de la firma, son rubricados. Molinetes con fuego y señorío; manoletinas, trémulas de gloria. Los cambios en la cara, a su albedrío. Fanfarria de trompetas en victoria más... la hora suprema, se aproxima (siempre existe un adiós que nos lastima) y el chaval se prepara con doblones. Al toro... quieto... firme, allí en el ruedo, ha de hundirse una cruz hecha en Toledo, partidora de vida y corazones. Lía la muleta... se cuadra, tiene que entrar a matar. Rito ancestral, sanguinario, el que ahora va a ejecutar.
Avisa al toro... con calma y por derecho, va a entrar. Se despide del astado, su muerte va a recordar. Consagración clamorosa del chaval y toro impar. Llora y mata, torerillo, hoy es tu día de mandar. Eres un amo en la fiesta, no volverás a implorar. Adiós hambres y penurias, calvarios que han de pasar, los que sienten a la fiesta y que deciden torear. Se vacía... el estoconazo y una muerte fulminante, cierran con broche flamante la lidia de ese torazo. La tarde tiende al ocaso con mantón y oscuro velo; admira el coraje y celo de los dos protagonistas, y anota este par de artista ¡para llevarlos al cielo!201 Pedro Melgarejo Vivanco. 1990 A MANOLO MARTÍNEZ Sobre la arena irrumpe la furiosa verdad del toro, arcilla que destella olas de asombro y alas de centella que iluminan la tarde esplendorosa. En suave conjunción, la mano airosa del matador se acopla a la querella del bruto: en su percal brilla la estrella que guía aquel incendio hacia la rosa. Contra viento y marea, fluye el brío que habrá de sucumbir en la certera quietud, como la yedra fatigada,
201
Ramos Absalón: TAURIDIA. Op. cit., p. 106-110. Dice al respecto el autor: GOLLERÍAS. Llegó a manos nuestras un poema de corte taurino. Cierto es que existen muchos, pero de un veracruzano, pocos; independientemente de su estructura literaria (pentasílabos, heptasílabos, sonetos y décimas alternados) que bien vale la pena analizar; encontramos en la composición una auténtica corrida de toros, narrada en buen romance taurino. Se advierte después del soneto y de la décima, bellos cuartetos endecasílabos llenos de acento andaluz, que nos hacen evocar el estilo de Blasco Ibáñez.
porque el diestro, al brindar su poderío y detener el tiempo en su carrera, levanta una columna sosegada.202 Alí Chumacero. 1990 Sin ti, no. Despliego las alas, quiero cantar, pero la soledad tiene algo de fantasma y se me atasca el grito en las cunetas fangosas de la noche. Abrumada de tedio, a duras penas entiendo mi destino de perro castigado: sumisa, fiel, con el gruñido roto. Al punto, mi conciencia confusa se arrodilla, amenaza con romper el aire. Los ojos sembrados de estrellas se deslíen, abren las esclusas, el caudal poderoso se desborda y aquí estoy: curvada, dolorida, con el garfio del frío hincado en las honduras; pensando en los signos de Dios, en los talentos no multiplicados, en Lot y la estatua de sal, y el desierto reverberando dentro… De improviso, se oye el bramido de mis toros en celo que embisten contra las trancas. Los maderos crujen, se astillan, ceden bajo el impacto, y ya está, corro a tu lado, abrevo en ti, y en mis llanos sedientos la linfa mágica de tu ser se me vierte y anega mi corazón de una dulzura misteriosa y fértil. (. . . . . . . . . . . . . . . ) Sin ti, no. (. . . . . . . . . . . . . . .) Enriqueta Ochoa.203 1990
202
Cantú: Manolo Martínez..., op. cit., p. 11. Enriqueta Ochoa: Enriqueta Ochoa de bolsillo. Introducción y selección de textos Sergio Monreal. Torreón, Patronato del Teatro Isauro Martínez, Presidencia Municipal de Torreón, Universidad de Guadalajara / Xalli, Consejo Nacional para la Cultura y las Artes y el Programa Cultural de las Fronteras, 1990. 137 p. (Escritores de bolsillo), p. 53 y 54. 203
A LUIS CASTRO SANDOVAL. ¡Soldado!... va por ti te brindo los recuerdos y el hondo sentimiento. de muchos allá, otros de aquí herederos de tu generoso gesto. Tu fuerte carácter venció al miedo, y abriendo la casaca saltó el corazón al ruedo. Eras invariable dándote con los toros en la plaza con ruido… mucho ruido, con las almas, quedo… muy quedo. Luis…, querido amigo, ¡cuánto duele perderte! Añoro aquel domingo, hoy fresco en mi mente, que de toros y toreros tanto me narraste. Por ti conocí tu gloria, torero de época, torero de historia, afloraba de tu boca con entusiasmo inusitado. el recuerdo interminable donde los pies de roca, inmóvil templabas el muletazo lances de figura imborrable, ciñéndote valiente y calado torero y torero apenas se toca. Regresaste a tu sendero viejo camino ya recorrido, llevándome de banderillero experimenté tu tiempo vivido. ¡Ahí fue donde aprendí!... Y no podré olvidar, a la fiesta brava he alcanzado amar. Jamás en la plaza de toros a tu lado estaré, y sensibles mis poros, transpirando tu afición con tu memoria asistiré. Matador decano fuiste, ahora lo es Paco Gorráez,
y así como te definiste: Fenómeno alzando de dotes, surcas hoy tan diferente la arena de la eternidad. Ni las pinceladas de Ruano Llópis, ni las mejores instantáneas, ni el perfeccionado lápiz, gravaron las magnificencias de las faenas matizadas a porrista y consentido de torrecilla, y en tu terno de inmortal el rosa y la plata de la taleguilla, acarician reverentes el sitial donde tu figura descansa ya. Fenómeno de San Mateo, con templadas verónicas a la cita acudió, con rítmicas chicuelinas y media certera estocada, al cárdeno salpicado perpetuó. Extrañaré el vino tinto que en tu casa se bebió, paladeando juntos el platillo que Amparito con español instinto a nuestro paladar otorgó. Hablar ya no podríamos, pero repasaré con agrado cuánto en charla recorrimos. tus satisfacciones, tu enfado, tu pena y tu suerte y haciendo a este lado… tu familia a quien tanto amaste, fatal e irremediable al encontrar la muerte, practicaste, tú El Soldado bello remate con capote, bordado con dulce alegría, que como hombre y torero la vida día con día pudo brindarte. Miguel Romo Medina.204 1990 La tarde de la cogida.
204
Hidrocálido. Lo más moderno en periodismo. Aguascalientes, 16 de noviembre de 1990, p. 10.
¡Esquila de mil colores! ¡Campanas de pedrería! Así giró entre clamores la tarde de su agonía. Se abrieron todas las flores del Carmen de Andalucía entre los bordados primores de la camisa, y tenía como una fuente encarnada en la flor de la cornada… Así murió el diestro aquel, Gitano como aceituna, ¡y era esa noche la luna Como sangriento clavel! Xavier Sorondo.205 1990 POEMA TAURINO. I Tarde soleada, rumbosa y taurina. la multitud, con paso presuroso, cruza en desorden las puertas del coso para gozar su fiesta vespertina. Un gran cartel se anuncia y se avecina: Dos matadores, a cual más famoso, exhibirán su arte prodigioso, su valor y destreza masculina. El público invade los tendidos, llena los palcos, sube a la azotea. Un ramillete la vista recrea: lindas mujeres, cabellos floridos, ojos vivaces, labios encendidos, salpican de color a la asamblea. II Las cuatro son, y el alguacil sombrío, al ruedo sale con gesto cordial. En su caballo, de trote marcial, cruza la plaza y aplaude el gentío. 205
Antonio Rius Facius: POEMA TAURINO. México, s.l.i., 1990. 12 p. Ils., de Ramón Espino Barros. Antonio Rius Facius, fue dirigente de la Asociación Católica de la Juventud Mexicana y miembro del Comité Ejecutivo del PAN.
La cuadrilla, luciendo su trapío, pisa la arena con paso triunfal. Brillan los ternos al sol invernal y el ruedo cobra fugaz señorío. Abren la marcha los dos matadores, y los peones la ovación declinan. Cabalgan los pesados picadores; detrás las mulas de arrastre caminan. Los monosabios son unos señores que a todo atienden y en servir se obstinan. III Un pasodoble alegre y torero. El juez de plaza ordena el llamado. La puerta de toriles se ha cerrado y el toro corretea, hosco y fiero. Arremete con fuerza al burladero. Un peón, con capote desplegado, Llama al burel, que al verse provocado embiste saleroso y altanero. Salida brava de encastado toro, de fúlgidos ojos y negros deseos. Con la pezuña escarba en la arena, baja el testuz, apunta contra el oro de los bordados sus cuernos ateos, y en su embestida la capa cercena. IV El diestro corre al toro suavemente, en medio del aplauso y la algazara. El picador, empuñando su vara, espera la embestida, frente a frente. Se lanza el toro, con vigor creciente, contra el caballo, cuyo peto ampara. En el morrillo se clava la vara pero el burel se muestra resistente. El noble bruto, sintiéndose herido, al tormento se crece codicioso, y más da contra el penco desvalido. El picador se torna cauteloso; retira su caballo dolorido que soporta el embate, pesaroso.
V En los terrenos del toro se mete para librarlo del feroz castigo; mueve la capa frente a su enemigo y, tras del quite, se aleja el jinete. Sólo queda metido en este brete el lidiador, aislado y sin abrigo; firme en su sitio, en deuda consigo, incita al toro, que al fin le arremete. Bajas las manos, la capa extendida, rítmica ola que besa la arena; una verónica suave y ceñida plasma en la tarde su gracia serena, y siguiendo al burel en su embestida, espontánea ovación la plaza llena. VI Un chato de dorada manzanilla es el tercio de alegre colorido: seis rehiletes sobre el lomo herido del burel, que le clava la cuadrilla. Firme como hierática estatuilla, presto a ocupar el sitio prevenido, esgrime, frente al toro resentido, en cada mano una banderilla. Está el torero a distancia escasa, mueve los brazos y al astado excita; corren a un tiempo y al toro rebasa. En ese instante prende en su morrillo Los arpones de lujo cuando pasa y se aleja bramando en el anillo. VII Avanza el matador con galanura. Montera en mano, ante el juez de inclina. Discreto las barreras examina y levanta la vista hacia la altura. Sobrio y cordial, el brindis apresura, y al encuentro del toro se encamina con estoque y muleta granadina. El silencio acompaña su apostura.
Extiende su muleta frente al toro y con ella escribe una elegía, acompañado por ¡olés! en coro. El diestro da lección de torería: se cambia la pañosa a medio foro y borda un natural de antología. VIII Ha concluido, al fin, la faena. El toro se muestra reservado pero no cede su genio encastado; baja el testuz y resopla en la arena. El matador, con destreza serena, busca que el toro esté ya igualado. Fija su cuerpo, un poco encorvado, tras del engaño se arroja sin pena. Hunde el estoque de templado acero. El toro se estremece, mal herido, y aún derrota con instinto fiero. Lanza a los vientos su postrer mugido. Rueda por tierra. Cumple el puntillero, y queda solo el matador erguido. IX El aplauso formal se hace revuelo; de alegría satúrase el ambiente. La banda, con su música estridente, impulsa a un pasodoble raudo vuelo. En la arena la víctima del duelo. El diestro se retira, sonriente; hay petición de oreja entre la gente y el juez da la señal con un pañuelo. Tradición secular, tarde de toros; espíritu de una raza dominante, resumen de celtíberos y moros. Asoma la tragedia a cada instante, envuelta entre las sedas y los oros de la fiesta más brava y arrogante. Antonio Rius Facius.206 1990 206
Op. Cit.
ENVÍO. Las tardes luminosas se extinguieron. La ciudad destruyó, en forma aviesa, la plaza “El Toreo”, de la Condesa, donde enormes faenas se esculpieron. Los pinceles de Ruano207 no supieron del brillo de unos ojos de turquesa; y el olvido cubrió con nube espesa los nombres de los diestros que se fueron. Los sonetos taurinos de Sorondo,208 el saber de Fermín,209 la noble suerte del pase natural, dado en redondo, el temple de Solórzano,210 la muerte de Balderas…211 imágenes de fondo de un pasado para siempre inerte. Antonio Rius Facius.212
1991 Ni cerca ni distantes el desnudo rigor novilleril de esta temporada, jóvenes de arrojo y llaga, sin inscripciones que celebren su presencia, tácitos en el olvido de anónimas zapatillas, sólo consiguen evocar la vieja rutina de la fiesta. Esa muerte lenta, sin rostro; ese cansado trajín de los cornúpetas… las tardes sedientas esperan la llegada de un adalid que prometa, que desentrañe con conocimiento los misterios de la lidia. El regio aroma ganaderil, las voces del tendido, el vaho que huele a miedo, la ardiente arena y el recio restallar de la pasión anunciarán su llegada. Y una tarde de otoño guardará en su memoria la huella de muchas voces, el acero oxidado de sangre y húmeda divisa con perfumes de laurel. 207
Se refiere al pintor valenciano Carlos Ruano Llópis. Se refiere al escritor y poeta Xavier Sorondo con cuyo poema “La tarde de la cogida” se da apertura a la presente publicación. 209 Fermín Espinosa “Armillita”. 210 Jesús Solórzano Pesado. 211 Alberto Balderas. 212 Rius Facius, Ibidem. 208
Y así una tarde y otra tarde, hasta encender la llama en el ruedo, donde resuena la voz del visitante profano, el pan cotidiano de la fiesta. Y así se sucederán las tardes, una y otra, hasta dejar en el olvido esa cruz de silencios indescifrables, de nostalgias. Ni cerca ni distantes. Sólo una promesa. Tan sólo una. Vive. Aún. Miguel Ángel Carranza213 1991 Juegos lúbricos… Cuando comienza el paseíllo, torero, yo te celebro me abandono y gozo. El discreto aroma de tu fragancia me embriaga; Dios la ha destinado para saciar mi sed. Línea y ritmo, suaves ondulaciones, flor de mi llanto, hilo de seda. El juego de luz y de sombra y el movimiento de tu cuerpo inflexible, el hombre se busca, se busca incansablemente. Ofréceme tu sangre y serás el dueño de mi cantar ya no tendrás más la mirada fugaz –aún quedan milesya no mirarás la sangre de tus muertos ni te alimentarás de ella; siempre la muerte y el llano, siempre tu misma identidad, siempre, siempre… Para mí solo, en mí solo, falso cautivo de follajes, mírate rodeado de mi mirada, como el fruto en deleite, en una boca donde su forma muere. El ve, quiere, sueña, toca, mi carne le gusta y hasta sobre mi lecho, a este viviente yo vivo de pertenecer. Romped mi cuerpo, bebed mi ser, el nacimiento del viento, la frescura del mar, corramos a la onda del brote viviente. Ya en la tierra confundo tus pasos. ¿Amor u odio de mí mismo? Ahora no hay burlas ni razones, ¡Pero vamos… todo huye!, desembaraza tu garganta, sólo quiero el sentir de tu murmullo, hunde tu lengua hasta tocar mi ser desnudo y vuelve a mí dulcemente, hasta que me rodee el conocimiento y la paz. Ahora sí sé que Dios es todo mi ser. Lorenzo de M. y Valdemoro.214 213 214
Torerísimo. El coleccionable taurino de hoy con la solera del ayer, Nº 3, 1991, p. 30. Op. Cit., p. 45.
1991 Señores aquí les vengo a contar… Señores aquí les vengo a contar sucesos con varias fintas, lo que le pasó a Vanegas, Posada, Castro y “Cañitas”. Don Antonio, ancestro de Vanegas, trajo a Manilla y Posada, a su imprenta a trabajar para hacer calaveradas. Un siglo después, quién diría, los grabadores muerteros adornarían otra gacetilla, donde hay sones, corridos y toreros, casi igual que aquellos días que imprimía noticias y sucesos, hoy gustaremos de trazos de ésos próceres moneros. Así como los grabados dieron vida y alegría a las hojas de corridas, sucesos, toros y pendencia. Hoy aquí los disfrutamos con una gran simpatía, figuran en varios tonos ¡Vivan Posada y Manilla! Ahí les va la segunda parte, según me lo platicaron, no le quito ni agrego arte, así me lo aseguraron. En ésta, entran otras gentes entre sí se la jugaron, todas ellas muy valientes y don Arsacio Vanegas, adelante. Es por todos conocido que don Arsacio Vanegas, nieto de Antonio Vanegas, siguió de empresario-editor. Pero por algún motivo, de unos cubanos patriotas, fue su protector, dándoles “cuernos de chivo” Es durante el 56, del novecientos que corre Arsacio y Blas “el luchador”,
los traían sudando el boge. El Ché, los Castro y la sublevación, se alistaban con vehemencia, sabía que su consistencia, les daría su premiación. Sólo que el joven Raúl, quiso que su entrenador le enseñase a “echar trapazos”, pues quería se mataor. Entonces Vera, “Cañitas”, le instruyó en la torería, a saborear capotazos y el garbo de gitanería. Ya está listo el muchacho, la novillada era inminente, incluso se apretó los machos pero le dijeron: es inconveniente. El terno se viste solamente cuando con otros rapaces se abre plaza seriamente y a enfrentarse a los marrajos. Su traje de luces, aprobado, por Chávez “el Flaco”, tenía muchos matices, elegante en oro y tabaco. Y lo que siempre es de usanza: nunca se deja de probar, un traje aunque sea de Isunza, antes de ir a torear. A Fidel le fueron avisar, Tu hermanito se va de torero, en Cuajimalpa va a debutar, le dicen “Cubano novillero”. Rápido una junta militar enjuició al joven guerrillero, ¡olvida el toro, ponte a fajinar! La patrina nos llama, no serás torero. Ora es el cincuenta y nueve, en Cuba triunfó la Revolución, Raúl Castro desfiló en La Habana dejó su montera en su otra nación. Qué tendrá el toro que conmueve, A los hombres les llega con pasión, a Raulito por poco y lo mueve, a trocarlo por su Revolución. Y aquí termino cantando
esta anécdota especial, lo que “Cañitas” toreando, nunca pensó en nada igual. Ser maestro de un cubano, torero muy singular, que otros toros fue a lidiar: Paz, Justicia y Libertad. Vuela, vuela palomita llévales esta “noticia”, la encerrona de Óscar Chávez, está que es una delicia. Diles que habrá una gran tocada con música para torear, sones, polkas y corridos ¡Como sólo Chávez, los sabe cantar! Antonio Zedillo Castillo.215 1991 ¡JAPA TORITO GALÁN! La hermosa bestia en el corazón de las culturas populares de México. Ven aquí torito, Ven aquí, galán Que son la torera Que te va a matar. Esta bella e impresionante muestra de música asociada a los toros y al toreo, hace evidente la importancia económica y simbólica que cobró en todo México, desde la Conquista, el ganado mayor y en especial el toro. Cómo no iba a dejar honda huella ese hermoso animal, si con la introducción del ganado mayor vinieron nuevas formas de percibir el mundo y la vida y se trastocaron la economía y valores de las culturas indígenas organizadas alrededor del maíz. La ganadería como forma de vida y cultura posée dos mitades muy distintas. Una es oscura y tiene que ver, sobre todo, con la erosín del suelo agrícola provocada por la irracional, inmoderada cría de ganado, tanto mayor como menor. También se relaciona con la exhibición de un conjunto de valores que exaltan la vida trashumante del criador de ganado, al mismo tiempo que oponen, en desventaja, la actividad agrícola y su forma sedentaria de vivir. La negra mitad de la ganadería se originó en la época colonial. Las disposiciones reales y las del gremio de ganaderos incluían el derecho de introducir ganado en cualquier terreno no cultivado y en los campos agrícolas, una vez efectuada la cosecha; también prohibían cercar tierras labrantías. Esas y otras disposiciones en favor de los ganaderos desquiciaron la vida de los macehuales, es decir, de las comunidades indígenas campesinas. Es un hecho que la actividad ganadera benefició por largo tiempo, casi exclusivamente, a españoles y criollos. Como se sabe, en la Colonia, a los indios sólo se les permitió criar algunas cabezas de ganado menor, aunque nobleza y comerciantes indígenas si pudieron tener estancias de ganado mayor. Ejemplo colonial de la cría de ovejas son dos territorios indígenas: el valle poblanotlaxcaltecas y la Mixteca Alta y Baja. Antonio Zedillo Castillo, “Grabadores, revolucionarios y toreros. Vanegas, “Cañitas” y Castro”. Texto incorporado en el cuaderno adjunto que acompaña la presentación del álbum musical conocido como “Encerrona con Óscar Chávez”. México, 1991. 35 p. Ils., p. 27-8. 215
A pesar de su mitad oscura, la ganadería se introdujo en el corazón de las culturas indígenas y contribuyó a elaborar o reelaborar multitud de expresiones simbólicas. Así por ejemplo, en todo México encontramos una gran variedad de juegos y danzas relacionados con toros, vacas y becerros. Allí está “La vaca de cal” de la huasteca y “El Toro de petate” de los Altos de Chiapas; juegos, ambos, en donde una persona portal el animal figurado, baila, corre y es perseguida por la alegre concurrencia. También están las danzas del valle poblano-tlaxcaltecas (casi todas de Carnaval, como los dos juegos antes mencionados); llámense danzas de Vaqueros, Toreadores, Chivarrudos o Toriteros, en ellas el bailarín central asume el papel del toro y el episodio final es la representación de su muerte. Dice la cuarteta final que cantan los participantes en una versión poblana de la danza de Toreadores: Campanita de oro, pájaros de abril, cántenle a mi toro que ya se va a morir. En todos los casos, el toro de cartón, petate, carrizo o papel y cohetes, es una hermosa artesanía efímera, pues su destino es la muerte figurada. Este Toro o Torito no es exclusivo de las comunicades indígenas, ya que está presente en incontables fiestas campesinas celebradas en todo el país. Su presencia tan extendida nos recuerda lo hondo que caló en México el ganado vacuno. “El torito de luces y tronidos” es, quizás, el último y más sutil gozoso eslabón de una cadena simbólica que se inicia en los antiguos juegos cretenses (¿o en la región de las cuevas de Altamira?), que continúa en las diversiones conocidas como "pamplonadas”, y que pasa, desde luego, por la Fiesta Brava, con todo y las peculiaridades que tuvo en el México de los siglos XVIII y XIX, como las banderillas de fuego y los cohetes en los cuernos del toro verdadero. El torito de luces y tronidos parece ser un delicado presente de agradecimiento a la naturaleza por los dones que otorga a la humanidad; parece representar una ofrenda. ¿Y qué otra cosa si no una ofrenda, es la música expresamente compuesta para acompañar la fugaz vida de esos animales figurados? Breves y alegres, como luces de bengala, son las formas musicales purépechas llamadas “toritos” compuestas e interpretadas para acompañar la efímera vida de la artesanía homónima. Breves y alegres, también, son el torito y el toro grande, piezas tradicionales que los mayas de Yucatán hacen sonar en ciertos precisos momentos de sui generis corridas de toros y de bailes llamados “vaquerías”. En otro sentido, entre culturas indígenas existen ceremonias de aseguramiento agrícola en donde el toro es figura central. Por ejemplo, los huicholes incluyen la muerte ritual de un toro o un becerro, como uno de los actos culminantes de diversas fiestas, entre ellas las efectuadas en época de cosecha; en ese tiempo, la tradición dicta efectuar el sacrificio del animal, al amanecer, al son de un violín y una guitarra. Los huicholes, pues, incorporaron al toro a las prácticas simbólicas que aseguran su continuidad como grupo. Otro ejemplo de complejos ceremoniales indígenas, en los cuales el toro es elemento central, se practica entre los mayas de Yucatán, en el contexto de las fiestas patronales. Dentro de esas festividades aparecen símbolos que fusionan elementos culturales indígenas y españoles, como sería el caso de rezas y ofrendar a X-Juan-Thul, protector del ganado. En esos días de celebración, se efectúan corridas de toros en un ruedo que tiene en medio un palo de ceiba adornado con ofrendas vegetales y alimenticias; además, ese ruedo está limpio de malos vientos, ya que, con anterioridad a la corrida, el sacerdote indígena los explusó de los cuatro puntos cardinales. En dichas fiestas patronales de los mayas peninsulares, las vaquerías consisten en alegres bailes frecuentados, sobre todo, por jóvenes casaderos. En esas vaquerías, al son de piezas especiales, las parejas representan un toro sui generis, pues las muchachas asumen el papel de toro y los jóvenes el de toreros. El ganado se incorporó a la vida material y simbólica de los mexicanos y en un lugar muy especial quedó el toro. La importancia de esta betia puede advertirse en un elemento cultural importantísimo: el español de México, el hablado y cantado en zonas no urbanas; en ambas modalidades
encontramos un sorprendente acento en el animal y no en el hombre que lo cuida o mata. Además, en el medio rural se habla de toros y toritos, pero no se usan los innumerables sinónimos que sí utilizan los ibéricos y en general los aficionados a la Fiesta Brava. Asimismo, es interesante hacer notar que, los múltiples sones compuestos por series de coplas nombran con más frecuencia a los toros, toritos, vacas y becerros, que a los vaqueros, toreros, o caporales. La excepción, en el canto popular, se encuentra en algunos géneros como el corrido o el pasodoble, en donde se relatan los triunfos o la muerte violenta de toreros y, ocasionalmente, de otros personajes. La mitad llena de luz de la ganadería originó celebraciones muy diversas. Entre ellas, hay unas que están en vías de desaparecer, ante el cambio tecnológico en la cría de ganado. Se trata de los coleaderos, jaripeos, rodeos o herraderos, fiestas que, con esos y otros nombres, se organizaban como remate de la actividad denominada en la época colonial rodeo y que consistía en reunir el ganado en un terreno cercado para contarlo, marcarlo, distribuirlo, etcétera. Esas celebraciones tuvieron un fuerte matiz competitivo y de lucimiento individual; en ellas se elogiaba la destreza de los jinetes (inseparables personajes asociados a la cría de ganado), pero también se aplaudia la montada de toros y becerros y, no faltaban las veces que alguien ejecutaba, el toreo de a pie. Es natural que la bella bestia haya calado tan hondo en las zonas de cría de ganado. Así pues, no es extraño que, además de los sones instrumentales destinados al baile (en muchos lados llamados toros, toritos y medios toros) que acompañan jaripeos y corridas, podamos escuchar sones cantados que se conocen por designaciones tales como toro (a secas), torito, torito jarocho, toro rabón, medio toro, toro sacamandú, toro sin caporal, toro gacho, toro requesón, becerro, vaquilla o novillo despuntado. Toda la música incluída en este álbum resalta la mitad luminosa de la ganadería, actividad que fue la mayor riqueza del México colonial, después de la minería. Los ganados aportaron en todo el territorio innumerables beneficios a la población; entre otros, proporcionaron alimento abundante, medios de locomoción y de transporte, materiales de vestido y de calzado, también compañía y diversión. Podemos escuchar sones y tantos otros de igual o parecido nombre, entre otras, en las siguientes regiones: costa sinaloense, costa de Nayarit, sur de Jalisco, costa chica de Guerrero y Oaxaca, cuencas de los ríos Balsas y Tepalcatepec (la primera en límites de Guerrero y Michoacán y la segunda dentro de ese último Estado), región tixtleca (del estado de Guerrero), costa veracruzana de sotavento y región huasteca. En esas y otras zonas del país no es raro encontrar aquella copla que dice: Échame se toro pinto, hijo de la vaca mora, que le voy a echar un lazo delante de esta señora! o esta otra: ¡Soy toro sin caporal, que paseo por donde quiera, no estoy impuesto al corral ni a que me lace cualquiera. El que me quiera torear que se atranque bien la cuera. Esta otra estrofa que también se canta en muchos lados: Arriba braman los toros, abajo los están oyendo. Las hijas del caporal, ¡qué buenas se están poniendo!
El estribillo que sigue ha viado, prácticamente, a todas las regiones antes enumeradas: ¡Lázalo, lázalo! Lázalo ya que se va! ¡ay, güerita! si me tienes voluntad. Además del repertorio musical común, en cada región que fue o es ganadera, se mantienen tradiciones independientes: en un lado pueden ser ciclos de leyendas, en otro, un buen repertorio de refranes relacionados con la ganadería, o bien, se puede encontrar artesanía de cuero, o también otro tipo de tradiciones, como la conservada en la región tixtleca y en la calentana de la cuenca del Balsas, que consiste en un valioso repertorio tradicional de poesía satírica y fantástica, que en buena parte aborda el tema de las fiestas de herradero, con todo y sus competencias, las cuales pueden desarrollarse entre animales de todo tipo o entre santos varones que en el cielo están: San Agustín victorioso, San Vicente y San Joaquín, bablaron de un herradero; y dijo San Agustín: mediante Dios, lo primero, tengo pensada una cosa: de hacer un buen herradero, una fiesta primorosa… La letra de los sones que aluden a la actividad ganadera entremezclan el tema de las relaciones amorosas; ese tema a veces es tratado de manera lírica y otras de forma picaresca, en tanto que las alusiones a la ganadería poseen un tono de bravata, en ocasiones irónica y casi siempre festiva. Como quiera que sea, esos cantos subrayan el gusto por la vida, son optimistas, e indudablemente pertenecen al México rural. En el México ajeno a los centros urbanos, la música asociada a la ganadería utiliza un instrumental muy variado. Algunas danzas se acompañan con el teponaztle, de origen prehispánico; otras con el cuerno procedente de la península ibérica. Hay danzas y bailes que se interpretan al son de la marimba (de origen africano) y otros lo hacen con una gran variedad de cordófonos nacidos en España, pero re-creadas en territorio mexicano. A los instrumentos ya mencionados habrá que agregar muchos otros, ya que hay zonas del país en donde las orquestas acompañan danzas y bailes; en otras partes las agrupaciones de instrumentos llamadas bandas son las encargadas del lucimiento de sencillas o bien montadas corridas de toros y también, de resaltar expresiones dancísticas. Como se apuntó, la plaza de toros de los mayas peninsulares es lugar de reunión de una sociedad casi homogénea en su pobreza; en cambio, el ruedo citadino –vigilado y reglamentado por el poder-, es un espacio en donde se reconoce una sociedad muy contrastada. La realización de la corrida maya es una obligación de la comunidad con sus deidades; la organización de la Fiesta Brava citadina, en buena parte, depende del capricho de los gobernantes. La afición o desagrado por la Fiesta, de un virrey, corregidor, alcalde, presidente o gobernador, influye en la continuidad o suspensión de ésta. Una muestra de esa influencia está en la interrupción de corridas, en la ciudad de México, en la época de Carranza, y por el contrario, su florecimiento en los años de gobierno de Obregón y Calles. La memoria opopular recuerda a sus héroes toreros, sobre todo por medio de cantos que pueden dividirse en dos partes: una de ellas incluye pasodobles y canciones dedicadas a recordar y alabar actuaciones sobresalientes; la otra, está compuesta por corridos. El tema frecuente en estos último es el desenlace fatal, que puede sobrevenir en el ruedo o fuera de él. Ejemplos clásicos de este tipo de
corridos son los de Bernardo Gaviño, que relatan su muerte en la plaza de toros, y los de Ponciano Díaz y Lino Zamora, famosos toreros muertos trágicamente fuera del ruedo. El acento en lo trágico también se advierte en corridos que relatan faenas ganaderas, uno de ellos es el de “Los quinientos novillos”, que se centra en la muerte de un vaquero. Pero si el desenlace fatal es una característica temática que unifica corridos sobre toreros y vaqueros, la forma de éstos, en cambio, puede ser muy diferente. Por ejemplo, existen distintas versiones del corrido de Bernardo Gaviño que están compuestas en décimas, en tanto que muchos ejemplos del corrido de Lino Zamora se presenta en cuartetas, a las cuales se añade un estribillo con la primera parte fija y la última cambiante, como este: Rosa, rosita flor matizada; al toro siempre mataba de la primera estocada. La música asociada a la Fiesta Brava se presenta en dos vertientes, de una parte, un repertorio cantado, que ya se comentó en el párrafo anterior. La otra, es música instrumental y se interpreta en el caso taurino. En este repertorio predominan las formas llamadas oberturas, marcha y pasodoble; los dos últimos géneros tan marciales, tan marcados de compás, quizá subrayen simbólicamente la presencia del poder, que siempre ha vigilado y reglamentado la Fiesta Brava. O tal vez ese tipo de música sea el adecuado para acompañar el toreo actual, con un ritual muy rígido, en donde la única posibilidad de libertad está en la interpretación artística del toreo y su cuadrilla. Como quiera que sea, el toreo siempre ha sido una representación repleta de sentidos, desde su introducción en México, en los primeros años de la Colonia, en el ruedo se escenificaba la supremaciía de los hombres apoyados por la espada y el caballo. Pero más tarde, con la tensión entre dominados y dominadores, en el espacio sagrado se fueron superponiendo otros sentidos: posiblemente algunos expresaban a los dominados; tal vez la muerte del toro alguna vez representó la del conquistador. Pero habrá que matizar esa interpretación, pues los actores de las culturas campesinas, especialmente los indígenas, no pretenden, ni esperan vencer a la naturaleza; lo que desea su corazón es agradarla, tributarle y hacer un pacto con ella. Quizá las culturas campesinas ven en la bella y poderosa bestia una representación de la naturaleza con sus dos sentidos: uno, el don que apoya la vida, otro, la fuerza destructora de ella. Irene Vázquez Valle.216 1991 ...Airosa, templada Poesía dedicada a Jorge Gutiérrez. ...Airosa, templada, zapatilla negra, fija, muñecas de fina plata, chicuelina enlentecida. -El reloj cobija la tarde en preciosa obra y pinturería; airoso quite lleno de alarde; Irene Vázquez Valle, “¡Japa torito galán” La hermosa bestia en el corazón de las culturas populares de México”. Texto incorporado en el cuaderno adjunto que acompaña la presentación del álbum musical conocido como “Encerrona con Óscar Chávez”. México, 1991. 35 p. Ils., p. 29-31. 216
propio del dominio, la casta, la maestría. ...La arena reta la sed y el torero lancea la gloria, se inclina la maestría a merced; Gutiérrez, quita en la noria. Tu fuerza se come la calma, la calma se arropa y es mía; pasa torerito del alma: mía la gracia en algarabía, mía la gracia en torería... Escena aguda y reposada, de luces se busca la muerte, convoca al aire la suerte de una estocada... De castigo, ordenando, mandando, ¡conquistando! ...Montera negra de morita, sastre delicado y sereno, la aguja en despacioso freno a la muerte que solo invita... Brindis en manicomio de ovación, gesto sereno de humanidad, llegará el momento de la lección batiendo palmas a la eternidad... Solitaria la figura, tenue brisa del redondel; muleta, corazón y finura en el medio, un clavel... El animal embebe el círculo, cincelado en enlentecimiento, el engaño se hace nulo y por medio, el sentimiento... En la embestida va la muerte, en los espacios de la noria; que me queda la misma gloria, cuando así cargo la suerte... Sangre poderosa en el morrillo, muleta de cara orfebrería, así se esculpe la torería; en el lienzo plano del anillo...
...Vaya desborde extraño de magia calmada en su furia, quieta la rabia, como pirámide azteca, seca en historia derechazos de maestro, se implanta la gloria. ...Se proyecta en su misma sombra, en el callejón largo y solitario, su toreo se impone como una tromba, joya legítima de este triste muestrario. Remate de curva precisa, ignorando cualquier doblez, dócil ha hecho la premisa, y el toreo con altivez. Caprichoso toreo de certeza, dinamismo estático que se ensilla, melancólica traza de belleza, que te aplauden las banderillas... ¡Sutileza sentida en el estaquillador, afianzando en alto relieve su toreo! Natural expandido, razón técnica duplicada en caudales de oro, una raza, natural sangre étnica en tu repertorio, soberano tesoro... Antes, naturales enraizados en la cara de la arena, frenética, salpicada, con pena, en el murmullo inmenso, extasiados olés, gloria plena. Sobre el natural, escarlata denuedo buscando enlentecida finura, un lienzo de arte hace en el ruedo, por naturales suprema escultura. En su piel poderosa se serena su tormentosa fuerza enamorada, que en los duros huesos va encerrada para tronar volando por la arena... La imposibilidad se hace en la embestida marcando muletazos de roja hermosura, los pitones acechantes buscando heridas, marcando airosamente una lenta arquitectura... Ademán con cabos de azabache, hermoseando la sabiduría, ni un segundo para el bache,
es monumento de torería... -El sentido de estar seguro... exaltados por la pasión... Cautivando la imaginación sin muletazos prematuros... Faena por naturales, al filo de la tarde cornada por astifino, luces de la enfermería, ni se miente ni se engaña, comenzó la oscuridad, la tragedia de verdad, ¡tu corazón en mi entraña! De nadie: sólo tuya la realidad ante el toro, terrible escena demarcando la pasión. ¡Inmensa! ¡Humana!, precisada en el decoro, tu espada certera, hundiéndose, ¡bajando el telón! La plaza ruge, inquieta ruleta, sangre y empuje, espada y muleta. Tensión dramática; un largo momento, alejada la danza, cero empirismo, tu filosa espada calmando el tormento, soberanía en la sangre, poder ¡gutierrismo! Faena en silencio, sangre y candor, poderoso y recio, estambre y dolor... A hombros, siempre a hombros que rotula. La tarde, la tarde, entierra civilizaciones en las ruinas de Tula... Ese quehacer personal, es difícil superarlo, y aparenta por igual, es constante al rematarlo.217 César Dao Colina.
César Dao Colina: Jorge Gutiérrez. Torero de época. “El rincón del Temple”. México, Editorial Delta, 1991. 101 p. Fots. 217
1991 HAIKÚS Presiente el ave que la ama el toro. Escalofrío. Gabriela Rábago Palafox.218 1991 CARTA PATRIA. Los tiempos cambian padre mío Pero también yo me divierto en la fiesta de toros La sangre en el ruedo me recuerda a las flores Como el flirteo con mi madre confirma tu vida cotidiana. No fui el médico que los ancianos esperaban Ni el sueño ni el maravilloso futuro Depósito antiguo Soy sólo el hijo que se maravilla con la luciérnaga Que se embriaga con la belleza de las muchachas El tipo que en las buhardillas Recoge las carcajadas verdes de los amigos Como una mariposa cegada por la luz (. . . . . . . . . .) José Buil.219 1991 ALAMBIQUE (. . . . . . . . . .) La negativa como el curvo aguardar del volapié, era entonces, cuando regresaba a pastizal y abrevadero, que otro astado se acercaba, iba, tarascándola. Ambos: embistes que coreó el vacío, mientras yo, exento de materia gris, no compuse verbos sobre el órgano cenital de sus caderas; costillares acerqué para no embodegar mis desamparos; el cólera pulmonar de los tendidos, el índice de la lumbrera, el pasado meridiano del que llegó, desde un túnel, a dar de rojo naturales muertos, después sería de manos en la oscuridad, de hambre en la habitanza de urdir, grave y suficiente piel de primavera, el rostro que ha llegado a poner un cúmulo de descubrimiento en mis venosidades, y regresa a su callada condición de loba, mientras yo, quebranto un cortaplumas y mido el orden de otras latitudes. Arturo Córdoba Yust.220 Gabriel Zaid: Asamblea de poetas jóvenes de México. Presentación de (…). México, Editorial Contenido, S.A. de C.V., 1991. 290 p., p. 34. 219 Op. Cit., p. 91-92. 218
1991 ESPECTÁCULOS. En el edificio sagrado e invulnerable suena el despertador de la vanidad desnaturalizada las conjugaciones vengadoras para el Dios examinado el baño de anestesia seguido de tu peine cabalístico los zapatos mojados: “mi amigo maestro es el viento” “i fell so lonely this morning” es una poesía tosca o negligente dice el conferenciante acatarrado y canta el gallo del atardecer en si ritual cíclico aquí todavía sin adioses y tan a gusto la imaginación vampiresca va a celebrar una gran Fiesta Taurina en medio del desierto y los tres corazones Esperando su turno a la mejor la Mater Dolorosa se aparece por ahí el reloj marcador quítense un zapato hagámonos la extrema unción ojalá porque se tiene que ir a las nupcias del vecino en la noche funesta para el Zurdo Flores ni borracho estaba ¿quién? Óscar Hernández.221 1991 EDSON… Édson Édson Galindo Toreas Con primor muy a lo lindo Édson Édson Galindo. De mi lindo Monterrey Donde han nacido figuras, Garza, Manolo y Eloy Ha nacido otra figura. Qué bella es nuestra fiesta Eterna de sangre y sol, 220 221
Op. Cit., p. 78. Ibid., p. 180.
Por eso ha nacido un sol Que se llama Édson Galindo. Por eso ha nacido un sol Que se llama Édson Galindo, Que se llama: Édson Galindo. Manuel Méndez Becerra. (Compositor de pasodobles y canciones). 1991 El siguiente poema, que pertenece a la creación del padre Ramón Cué, S.J., lo reprodujo Carmen Madrazo en La última tarde, un libro de obligada lectura. Hoy quiero hablarte, Cristo. Hoy quiero hablarte, Cristo de una mujer no sé quién es. Ni el nombre. No la he visto. Ni la quiero ver. Prefiero adivinarla, lejana y misteriosa, mientras siento el placer de llevar todo el cuerpo cubierto, rosa a rosa, por la mano calada y pudorosa de esa bella mujer. ¿Cómo se llamará? ¿Carmen, Concha o Dolores? ¿O Gabriela, o Pastora? Yo solamente puedo llamarla Bordadora. Y soñar que este traje de luces con sus flores nació jardín de raso terso, en sus bastidores cuando ella se inclinaba sobre él como la aurora. Me volcó por la espalda las rosas a brazadas. Tan cerca de mi piel, tan apretadas, que han hundido en mi carne su raíz y semilla. Si hago un desplante airoso, las rosas deshojadas, van resbalando en pétalos de curvas perfumadas cubriendo hasta los machos, toda la taleguilla. Mi capote es el Parque de María Luisa entero bordado en miniatura; y para el paseíllo me lo ciño y aprieto con cuidado y esmero, pues lleva tantas flores que a mí se me figura que se me van a ir cayendo mientras cruzo el albero. ¿Guardan mis lentejuelas chispas de sus miradas? Si las miro parecen mil ojos que me miran. ¿Llevo en mis alamares sus lágrimas colgadas? A veces sobre el pecho en un temblor suspiran cual si en mí se apoyaran dos mejillas mojadas. Y esa rosa bordada sobre mi corazón, ¿No gritará en su hoguera roja de mil puntadas su secreta ilusión? Yo solo sé, Señor, que ella, la bordadora
ha cubierto de flores, rosa a rosa mi piel. Donde quiera que apunte la cornada traidora tendrá primero el toro que partir un clavel. Adelantó tu amor, mujer madrugadora, antes ya que la herida, el bálsamo y la miel. Todo resbala lejos, sin tocarme, en los ruedos: Música, palmas, olés, pañuelos, griterío… Tan sólo tú estás cerca, palpas mi escalofrío y en tus rosas me tocas con pudorosos dedos. Señor, vengo a pedirte por esa bordadora que al tocarme, vestido de luces me ha dejado. Y perdona otra mano de mujer pecadora que me vistió de sombras. Los dos hemos pecado. Dale a mi bordadora para alfombrar sus pasos, tantas flores como ella bordó sobre mis rasos. Y por ese capullo que su aguja furtiva bordó mi corazón, ábrele ya la rosa viva de su ilusión. Tú me entiendes, Señor, porque a ti, Magdalena, presintiendo tu muerte, te fue ungiendo los pies con su nardo y sus lágrimas. Y su boca morena se adelantó a los clavos, que vinieron después. ¡¡Bendícemela, Cristo, que así es mi bordadora buena!! Ramón Cué, S.J.222 1991 En el mismo volumen, páginas más adelante, se encuentra otro poema que pertenece al mismo creador del anterior. Soy el arenero. ¡Plaza! Soy el arenero. ¡Plaza! que la tengo que limpiar. ¡Adiós, torito! Te llevan. Tras ti borrando tu estela, yo soy como el agua del mar. Con una espuerta de arena tapo la sangre, toro. Y tu sangre también torero, si la hay. Quién las distingue en el ruedo? Las dos lo manchan igual. Todo lo iguala el rastrillo. ¡Y aquí no ha pasao ná! El arenero va y viene. Mi rastrillo viene y vá. Aquí borro una verónica y allá borro un natural. 222
Carmen Madrazo: La última tarde. La última tarde en EL PROGRESO. Jalisco, Editorial Conexión Gráfica, 1991. 122 p. Ils., fots., retrs., p. 21-2.
Aplasto vuelos de capas que el aire guarda en fanal. Tu vuelta al ruedo, torero, la voy borrando en zig-zag. Recojo una banderilla. Un clavel. Y al levantar mi rastrillo sobre el hombro como rúbrica final, borro música y aplausos, pitos y palmas. Total que queda el albero limpio. ¡Y aquí no ha pasao ná! Suena el clarín, ¡un momento! que el arenero se va. Otro toro, otro torero y siempre vuelta a empezar. Mulillas. Los areneros. ¡Y aquí no ha pasao ná! Señor, y en el ruedo inmenso que es la vida, ¿no es igual? Con un trote de mulillas, ¿no habrá areneros detrás? Sacan al muerto. Se tapa todo lo que hay que tapar. Suena el clarín de otro toro. ¡Y aquí no ha pasao ná! Ramón Cué, S.J.223 1992 Sangre y capote fundidos… Sangre y capote fundidos en un trasteo que logra lo imposible arena y pasión así lo atestiguan en un lenguaje simbólico que nos acerca a Dios y nos aleja del infierno.224 Gerardo Kuri Lara. 1992 Elegía de Claveles Por Fermín Espinosa “Armillita”
223
Op. Cit., p. 52-3. Pablo Pérez y Fuentes: ARMILLITA. Colección homenaje a los Ases de la Fiesta, editada por la Hermandad Taurina. José Luis Carazo “Arenero”. México, Magazine de Servicios Gráficos, 1992. 34 p. Ils., retrs., fots. 224
El capote al hombro lento te encaminas por el viento curvo de los pasodobles y las serpentinas. Ala, esbelto, noble verde chaquetilla, rozas los pitones, como el aire herido roza las esquinas. Perfil estatuario de azul dinastía. Coloso en la plaza de arcángel elegancia. Pase de rodillas. “Oreja de Plata” en la alternativa. Verónica neta. Signo de prestancia. Ruedo. Sangre. Euritmia. “Oreja de Oro”. Escultura rítmica. Prodigio en el coso del viejo “Toreo”. Tarde de mantillas. La Virgen Morena -mesticés cobriza-, guarda oreja y oro que tú le ofrendaste, cual rojas primicias. Torero mayúsculo. Plenitud magnífica. El pase de pecho y los naturales. Asombro y albricias. “El Toreo” antiguo, señor, ¡qué corrida! “Pardito” y “Jumao” -¿vendaval, o toros?-. El asombro ardía. De México a España. De Perú a Sevilla. ¡Qué ríos de olés sobre los tendidos por tus suertes lívidas! El reto ante el toro, y tú, de rodillas. La muerte a la espalda. De pie el respetable. El arte y la mística. El destino, el coso. Los trances, la lidia. El toro, el instinto. El mundo, la arena.
Y la muerte, vida. Nunca nadie pudo -tardes aturdidas-, en los cosos plenos de azoro y de dianas, tales maravillas. Escultura insólita de elegancia líquida al clavar, certero, sobre los bureles pares de banderillas. Bautismo de gracia nadie resistía al viril encanto de tu arte en el ruedo, genio y paisajista. Estoque en el aire. La muerte moría al preciso golpe de tu roja espada hasta el puño hundida. La Virgen Morena toreaba y blandía estoque y muleta contigo en la arena, torera divina. ¿Quién podrá olvidarte? la sabiduría de tu arte en el ruedo escribe en la historia páginas no escritas. En cada potrero, de noche y de día, braman los bureles y añoran, nostálgicos faenas y corridas. ¡Qué lección de estética! ¡Qué alarde de hombría! Solo tú, maestro en todos los ruedos. ¿Quién juega a la muerte, como tú, “Armillita”? La Guadalupana, morena y taurina, te ofrece un manojo de celestes rosas y Juan Diego graba –inédita tilma-, en tu pecho el signo de América Hispánica, la Virgen Morena, Reina Mexicana de la torería.225 Fray Jerónimo Verduzco. 1992 225
Op. cit., p. 5-7.
ARMILLITA PASEÍLLO: Los toros en la fiera desbandada y los siglos bermejos sin historia, toreros por millares en la gloria. bullen cascos ubicuos en manada, los caballos tirados y de cuajo, hacen la bella fiesta, al arte majo. En rosa amanecer de una leyenda, anida casta egregia, del toreo, gran Ignacio Rodríguez al jaleo, por “Armillita” cálida la ofrenda, lo cobijan así Pedro y Fermín, Juan, el buen Chato y Zenaido, jardín de la brega preciosa, ala torera, vestidos de oro, con rancia solera, en las muletas el fuego, y acero en estoque mortal; las banderillas: Palillo con arpón y florecillas, con innata elegancia de agorero. Negros, berrendos, cárdenos, bragados, cascabeleras sus ganaderías, cuatreños y castaños, lejanías, trapíos arrogantes y encornados. Las plazas llenas, fieltro en los sombreros, joyas en las mujeres; de toreros el maestro torea, rojo el ruedo arde su sentir ígneo, de Toledo a Lima, desde México a Madrid soberbia fama corre de adalid; al inicio asombroso becerrista y cuando novillero, el izquierdista. Oreja pura plata, alternativa en la justa ganada que motiva, cohetes, vivas, gritos, voz nativa. LA BORLA: El Domingo de Cristo Rey, primero ya doctor, de San Diego “Maromero”, “Coludo”, desrabado, es el zaguero. Suave lance, verónica encantada, zarcillos en la cuna del astado, pase fino bajando, muy templado, niño y señor solemne ángel soñado;
aguja, torería clase Armilla seda y oros con golpes, taleguilla y chaleco del tono, la camisa blanca, su corbatín de tela lisa al igual que la faja de listón, tejido punto obispo que le alisa piel de torero, cúspide y pasión. En esa encopetada Covadonga, con “Madrileño”, triunfo de inmortal un año en doctorado se prolonga sitio primo con gloria colosal, gana a ley el capote, ¡el triunfal! “Hechicero” un volcán de “San Mateo” manda por naturales, el toreo, ligados los de pecho le infundió; labra hermosura: “Oreja de Oro” dio. MAESTRO DE MAESTROS: De rodillas doblón a “Pinturero” de “La Punta”, torazo, él ¡torero! Luego con “Mexicano” y “Navajero”, el rabo de “Arribeño”, del “Centello” de “Aleas”, con tabaco terno en ello, esa faena madrileña, cumbre de su arte, los tres tercios en la lumbre, los finos naturales, ¡maravilla! Fabuloso con Juan en la cuadrilla. A hinojos molinete, su creación, “Bonito” y “Carcelero” honda ovación morada del coloso, Capital con plaza de madroños, de metal, “Volador”, “Candilejo”, sin el rabo, torea, armonía, grande al cabo. “Clavel” en Barcelona, ¡mire un tío!, orejas, patas, turmas, rabo, ¡lío! Poder de “Tapabocas” su poder, aguanta a “Clarinero” desde largo, serial al “Nacarillo” con muleta, las tandas a “Pituso”, insigne ser, sarga como al “Payaso” de letargo, de luz al “Chocolate”, pizpireta, de cristal “Barrendero”, una azucena, no narro “Chaparrito” alta faena. Banderilla “Arrempuja” en el Bilbao y del miedo un conflicto echando vaho, rompen las torerías relaciones, el as estremeció estas dos naciones, agreden, envidiaron buena fe, más grande que la mesa de café.
EXCELSO: Y la bella Sultana al vivo rojo abriendo el Saltillo su cerrojo. Criador de toros bravos y triunfante escuela y majestad: él, sol andante supremo torear, bello en el arte; amante de su Patria, cual ninguna, amó la hispanidad, unidad y una. Jesús dijo: -¡milagro y luz mirarte! Orejas, “Armillita”, rabos, patas, los toros a los vientos suaves atas, sutilmente sentidos y sin verlos, es sensible tu espíritu al tejerlos. Toreador en embrujo genial matas-. Es el arte precioso, su cadencia, temple, flor mexicana, ¡qué portento! Manda los toros, fino, suculencia, firme la zapatilla, con talento y ninguno más grande en el intento, y con Dios su toreo en el momento. La Luz Guadalupana con su reja luce la que llevó, la gran “Oreja de Oro” y su corazón, a ella los deja. El toro, colorado; él vertical. Padre Nuestro: “Armillita” es colosal. En declive su lleva el paño abajo y hasta arriba el espíritu al trabajo, rezaba el alma toreando bajo. Y la alta “Saltillera”, capa al brazo, nacida de pasión buena, saluda al sepia Santo Cristo, sangra suda y al torero lo estrecha, hijo en abrazo. Y su planta espigada en banderillas en la emotiva lidia breve espacio, alada flor, presteza y maravillas saliendo del encuentro muy despacio ¡qué cierta su factura entre las astas! Sube ardida emoción en finas castas. Suerte en la yema, acero sin un yerro, negro rodar cornúpetas ya muertos es precioso muriendo en todo fierro, tropel azul de cuernos por la arena y tras los cascabeles toros yertos,
sonrisa rubia, tez greca morena. Luces marfil caminan, es el hombre, lucida gualda ráfaga a su paso golondrinas relámpago en el hombro. Presente, “Armillita”, para mí, su nombre; señor, maestro, temple, ensueño el ruedo, por el arte y sapiencia dice puedo porque todo fraguó de oro y de mimbre. Natural sube su ánima hasta el cielo, el ocre que refulge hasta el relente, de los toros la sangre en alto vuelo ante mi alada raza, limpia gente, dignidad generosa, alma sin velo. Cantan ganaderías por oteros de los pastos bravíos, voz estallan; sigilo, noche turbia sin toreros, sabe Dios hijos dónde los pies vayan. ENVÍO: Los odres de sus toros inmortales reventarían en mil memoriales. Es el grandioso, inmenso, el primero, en verdad el supremo rey torero.226 Dr. Pablo Pérez y Fuentes. 1992 FERMÍN ESPINOSA “ARMILLITA” Torero inmortal Fermín Espinosa “Armillita”, torero inmortal tu sigues viviendo en tu suelo natal; todos dicen que “Armillita” es el amo de los ruedos, por el portento de ser el mejor de los toreros, por su arte y su valor, el maestro de maestros, emociona la afición y al morir sigue viviendo... En tardes de fiesta con pie varonil sale el maestro a matar o morir, torero en el alma de la multitud, no ha habido torero más grande que tu. Luce en los ruedos el traje de luz cual grande torero del cielo azul, su grácil figura gira en el ruedo, 226
Ibidem., p. 11-15.
lleva en el paso el ritmo torero, su cuerpo flamingo y su paso postinero se mueve al ritmo de su faena. ¡Torero! Abre con el capote, precioso en las banderillas, cierra con la muleta, mata de una estocada, corta rabo y oreja, la gente lo ovaciona con vivas y con olés y los sombreros rodando hasta sus pies, la figura de “Armillita” se eterniza allá en los ruedos y su estampa está aquí en su suelo. Fermín Espinosa “Armillita”, torero inmortal, tu sigues viviendo en tu suelo natal. Fermín Espinosa “Armillita”, torero inmortal tu sigues viviendo en tu suelo natal.227 Dora Elia Aguilar Gaona. (Versión memorizada por “El Saltillense”) 1992 FIGURA SOBERANA ¿Quién es el guapo de la torería que irguiendo su figura soberana, embebe en su capote gualda y grana a la fiera indómita y bravía? Quien puede ser. Con singular maestría, uno tras otro natural engrana, a los acordes de sonora diana en la fiesta de luz y de alegría. Es el más bravo de la gente moza, el que con su arte con su gozo incita, el que en la lid que asombra y alboroza, ni consejo ni ayuda necesita. Ese docto chaval es “Armillita”228 Mariano Rodríguez. 1992 En un sentido homenaje que se le dedicó a Rafael Solana, la reconocida poeta Griselda Álvarez, de quien no tenía ubicado ningún trabajo en torno al tema de los toros, es ella quien le tributa el siguiente POEMA DEDICADO A RAFAEL SOLANA Como un hombre de libros y de arte has logrado vivir tu vida plena 227 228
Ibid., p. 21. Ib., p. 23.
muy cerca de los toros, en la arena donde sangre y belleza se comparte. Hallas en el soneto fiel baluarte de tu prestigio sólido: la escena en el teatro repites goce y pena que tu creador espíritu reparte. Un hombre sin rencor si te examinas. Hoy la amistad de jura vasallaje, pues con tanta cultura y disciplinas ¡qué fácil es rendirte un homenaje!
Y de la misma autora colimense, va este soneto, también en honor del creador de Debiera haber obispas: EN TU CUMPLEAÑOS A mi amigo Rafael Solana Equis aniversario, ¡qué bien cuenta un año más para quien tanto ha dado en novela, en teatro apasionado, o en los toros, estética sangrienta! Tu sostenido periodismo orienta, tu ejemplo de trabajo es obligado, y aunque esté como el mío remendado en nuestro corazón vives sin renta. Apoyador tenaz, al que se inicia sabes brindar tu gran nobleza humana, tu estímulo como primicia; siembras alumnos, cepa mexicana que seguirá tu huella vitalicia: Maestro en todo, Rafael Solana. Griselda Álvarez.229 1992 La lidia. Alto el testuz y de furor bragado, rayo te arrojas; hurto a la embestida siniestra el corazón, y de salida sangre y no luces mírome al costado. Por obra de la gracia dominado has de quedar a ley, mientras la vida me juego en cada lance, desvalida frente a la media luna de pecado. 229
RAFAEL SOLANA HOMBRE DE LETRAS, DE TEATRO Y DE TOROS. México, Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, Instituto Nacional de Bellas Artes, 1992. 16 p. Fots., retrs. (Una vida en el teatro, 2), p. 7.
Tiendo muleta en contrición mojada; no un derrote imprevisto me desarme ni el aire me descubra en una suerte. Y en el Sol un relámpago la espada, que pueda hacer la cruz, al entregarme a ciegas en el trance de la muerte. Roberto Cabral del Hoyo.230 1992 El corrido. Aguascalientes, 1943. I En la llanura del cielo los luceros, sorprendidos por la astuta madrugada, fueron perdiendo sus brillos. El reloj de la parroquia dejó caer hasta cinco campanadas; allá, lejos, hubo un coro de ladridos, y contestaron los gallos con sus clarines de vidrio. Entre los altos jarales al otro lado del río, aparece un centenar de jinetes amarillos cuyos caballos se azuzan en réplica de relinchos. Ya la garita del puente cambió los primeros tiros, que se alejaron rodando por el aire amanecido. ¡Ya crece la polvareda! ¡Ya se corona de gritos la torre! ¡Ya se reparte la alarma entre los vecinos! ¡Ya parecen esquitera los disparos en el río! En la mitad de la plaza 230
Roberto Cabral del Hoyo: Casa sosegada. Obra poética 1940-1992. 1ª ed. México, Fondo de Cultura Económica, 1992. 476 p. (Tezontle), p. 156.
el jefe Pedro Trujillo -chispas de fiebre los ojos, par de pistolas el cinto,231 valiente como los buenos y como un roble macizoa gritos anda reuniendo a sus treinta campesinos: -“Chueco, ¡tú con los muchachos…! ¡Me le tupen a los tiros pa´l lado de la Huertita…! Y tú, Chon, junto con Sixto, te pintas pa Cueva Grande pa que nos traigan auxilio. ¡Sube a la torre, Crescencio! Ándele usté, don Cirilo, váyaseme por los maestros pa que nos echen corridos…” Preparada la defensa, cual burbujas, en el tibio sol naciente, los disparos revientan en blanquecino penacho de humo, y el eco prolonga los estampidos. El arpa y la jaranita, la guitarra y el requinto se afina, y canta un viejo con bronca voz de barítono: “…Qué bonito era Bernal en su caballo retinto con su pistola en la mano peleando con treinta y cinco…” ¡Cómo arrebata la sangre la música del Corrido! Crescencio desde la torre se desploma en el vacío, mordida la maldición entre los labios mordidos. El máuser ya se desprende de las manos de Remigio; Remigio tiene en las manos volcados los entresijos. Un emisario se acerca a la distancia de un grito proponiendo a los del pueblo la rendición, y Trujillo, 231
Quizá lo correcto sea: “par de pistolas al cinto”.
entre dos escupitajos, de rabia descolorido -cruz de cananas al pechocontesta: ¡No nos rendimos…! En vano miden sus ojos el gusano del camino. Son polvaredas del viento, no de tropeles amigos. Arrecia la granizada. pasan silbando al oído las balas. Surcan los aires enjambres enfurecidos. Abejas de plomo liban rojos claveles sombríos, entre los que ya la muerte anda formando su nido. Y dominando el tumulto, torvo, vibrante, magnífico, el jefe Pedro dispara de pólvora ennegrecido. Uno a uno van cayendo los oscuros campesinos. Sobre el fortín de la torre, sucio y rasgado el corpiño, con la cabellera suelta por la espalda, y oprimido el pecho por un sollozo punzante como cuchillo, posando sobre los muertos sus ojos negros y vivos, pasa en el viento, flotando, la Musa de los Corridos. II Señores, soy el Corrido. Señores, vengo a cantar. No porque soy hombre pobre me vayan a despreciar. Vénganse mis valedores, mis buenos compas del rancho, y estamos ya recordando las glorias del sombrero ancho. China de los ojos negros, la del andar tan garboso, cobíjame con tus trenzas
debajo de tu rebozo. Rosa, Rosita, Rosaura, vamos todos a entonar al compás de las guitarras el corrido popular. Ya sabrán que el otro día dijo una persona fina: -Ese corrido, señores, cuando canta, desafina. Vuela, vuela, palomita, dile a la gente letrada que yo soy la voz del pueblo y que no les pido nada. De las fronteras del norte hasta Chilpancingo soy el Corrido Mexicano por dondequiera que voy. Que lo cuenten los que saben cómo tengo el corazón, que lo digan Rubén Campos y Francisco Díaz de León. Coahuila y Aguascalientes, Michoacán, Puebla y San Luis y Guanajuato y Durango les pueden hablar de mí. En la feria de Texcoco murió Bernardo Gaviño. ¡Cómo me pudo, señores, lo de aquel torito indino! El diecinueve de marzo del año de ochenta y dos cayó Valentín Mancera. Se oyó de nuevo mi voz. Allá en el noventa y cuatro me fui para Mazatlán. Heraclio Bernal andaba en su caballo alazán. Volví después a sonar con cariño y mucho esmero para recordar al hombre que fue Macario Romero. Cuando a Benito Canales
el gobierno lo mató, en mis coplas, sin embozo, su claro nombre cantó. El año noventa y nueve se nos fue Ponciano Díaz. Por mi boca dijo el pueblo lo mucho que lo quería. Con Madero y con Zapata, con Carranza y Obregón, en potro bruto cantando gané la Revolución. Desde el diez al diecinueve pasé las noches en vela entre los labios morados y secos del centinela. En Torreón, en Zacatecas, en Celaya tuve cita, y supe de los amores de aquella linda Adelita. Mi general Felipe Ángeles fue fusilado y también por él me puse de luto, porque era un hombre de bien. Después, cuando a Pancho Villa se lo echaron a traición, como si fuera Dorado lloraba mi corazón. Señores, soy el Corrido. Señores, vine a cantar. No porque soy de los pobres me vayan a despreciar. Soy los recuerdos del viejo, la diversión de la gente, azote de los traidores y gloria de los valientes. Junto al Señor del Encino vivo en el barrio de Triana. Traigo en mis coplas envuelta toda el alma mexicana. Adiós, mis chinas hermosas. adiós, charros del Bajío. Quédense con Dios, mis muertos, en el camposanto frío.
Ya con esta me despido, para San Marcos me voy, porque, como soy del pueblo, siempre con el pueblo estoy. Vuela, palomita blanca, diles a todas las gentes que el Corrido vino a ser la Feria de Aguascalientes. Roberto Cabral del Hoyo.232 1992 La tía Carmen. Era muy joven cuando la casaron -y muy bella juzgando por un daguerrotipocon el hijo segundo de unos ilustres condes treinta años mayor que ella, y quedó viuda a los veintiocho. Hizo votos perpetuos, íntimos, de castidad y se encerró en su hacienda que a caballo y al frente de dueñas y monteros recorrió hasta el paraje más abrupto. (. . . . . . . . . .) Pavor de espadas y de maletillas en las corridas tradicionales de la Feria los famosos y fieros “confesados”, encastados, bien puestos de pitones, de hermosa enjundia y traza, con los que se lució Lino Zamora, que lidió alguna vez Ponciano Díaz. Si hubo algunas exequias memorables en la región, fueron las suyas. Horas y horas doblaron las campanas, la casa se llenó de confesores; misereres, trisagios, de profundis, misas de San Gregorio, impetraban, lloraban, ascendían al cielo en oración interminable. (. . . . . . . . . .) En su capilla medio en ruinas veinte veces hollada y profanada, 232
Op. Cit., p. 218-224.
veinte veces saqueada veinte veces en nuestras luchas revolucionarias, atiborrada de indulgencias, sin un solo cenzontle que le cante, entre la incuria y el olvido duerme la “Señora Condesa”. Disfrute en Dios su gloria bien pagada. Roberto Cabral del Hoyo.233
1994 Luz de luna. Tropel de luces, sangre y colores para un chiquillo que quiere llegar, con gesto altivo, la vaca enfrenta con luz de luna sobre el corral. ¡Je toro! grita impaciente… ¡Je toro! vuelve a gritar… Cuando la vaca embiste al frente, con pie en firme la ve llegar… Por la mañana los caporales de un fango rojo ven el corral, y en una esquina encuclillado ven al chiquillo durmiendo ya… Ya no hay luces, ya no hay colores ya no hay luna ni solador… solo una madre que arrodillada besa al chiquillo en su sopor… Dante Octavio Hernández Guzmán.234 1994 ¡¡Torero!! Una mañana de abril en el coso te observé con tu traje de gentil enfrentando un Pastejé. Brillaba la filigrana, sobre pasamanería 233
Ibidem., p. 419-422. Dante Octavio Hernández Guzmán: Los toros en la poesía (Fiesta de toros). Antología poética. Recopilación: (…). Orizaba, Ver., Talleres de Comunidad Morelos, S.A. de C.V., 1994. 24 p., p. 20. 234
en un traje color grana y en el pecho, la virgen Santa María. Las zapatillas lustrosas y las medias encarnadas, los alamares brillosos, la taleguilla apretada. Un estoque de Navarra un corbatín en azur, un capote de Granada, la mirada fría en azul. Una verónica firme con gaoneras al final, bregando por chicuelitas para el caballo arrimar. Con banderillas temible, con par de cortas gallear acomodando la suerte para empezar a trapear. Con brindis para el tendido y permiso al presidente, te encontramos sumergido en muletazos valientes. Con derecha y naturales de rodillas y arrojado con temple has enfrentado quinientos kilos cabales. Con un forzado de pecho, has rematado la tanda y el burel toma como hecho humillar ante el que manda. Pisas terrenos del toro con arrojo y valentía aunque el animal sentía tu presencia y gran aplomo. Con el estoque luciste, clavando hasta la empuñadura, como torero creciste de México a Extremadura. Dante Octavio Hernández Guzmán.235 1995 235
Op. Cit., p. 22-3.
VIEJO TRAJE Este viejo traje carga arena de mil plazas. Tiene cates, tiene cornadas; ha sentido el miedo de mi cuerpo y de mi alma Este viejo traje que un día brillara con remates de oro y plata orgulloso bajo el sol. Está embebido de mi sangre y mi sudor y en las tardes de desgracia acompañado ha mi dolor. A este viejo traje vencido por el tiempo no lo tiro ni lo vendo porque fue mi compañero siempre digno en todo momento, porque lleva en sí las medallas de una guerra librada con honor y aunque ya no brille orgulloso bajo el sol para siempre yo lo guardo, pues dejado ha sus remates de oro y plata bordados profundo en el fondo de mi corazón.236 Jorge de Jesús Gleason, “El Glison” 1995 ¿DÓNDE ESTÁ EL MIEDO? Y el miedo, ¿dónde está el miedo? ¿Tal vez está tocando a la puerta de mis sentidos? ¿O tal vez se encuentra dentro de mí y no me doy cuenta? ¿O será que ya me ha atravesado completamente y salió por la puerta de atrás sin hacer ruido ni dejar huella? No lo sé, estoy tan ocupado pensando sin pensar en lo que pronto va a suceder que no tengo tiempo para Averiguar dónde está el miedo. Mis manos no sudan ni tiemblan, mi boca en lugar de estar seca y con sabor a centavo esboza una sonrisa y yo estoy ahí, tranquilo, platicando, siendo amable, firmando autógrafos automáticos y sacándome fotos anónimas, yo estoy ahí, pero como si no estuviera. ¿Y el miedo? ¿Dónde está el miedo? No lo sé. ¿Dónde se debe sentir el miedo? ¿En las piernas, que deberían flanquear? ¿O en el corazón, que debería de latir más aprisa de lo normal? ¿O en la mente, que debería de gritarme al oído que yo estaba loco y ordenarme a salir corriendo de ahí? ¿Dónde está el miedo? ¿Está en mí y en mis compañeros toreros que siempre al darnos la mano 236
Jorge de Jesús Gleason (El Glison): De la mujer, del toro y de la vida. Poemas... 2ª reimpr. México, Ed. Diana y Grupo Financiero BanCrecer, 1995. 95 p. Ils., fots., p. 32.
y suerte desearnos parece como si embarcáramos en buques distintos Y aunque en el mismo mar navegamos, no sabemos si nos encontramos al final del camino? ¿Dónde está el miedo? ¿Miedo a qué? ¿Miedo a morir? Si hay algo cierto en la vida es precisamente eso, la certeza de que hay que morir, ¿Y para qué vivir sin ser torero? Cuando de esto un poco se ha probado todo lo demás pierde significado. ¿Dónde está el miedo? ¿Miedo a ser mutilado, a sufrir horribles dolores y a quedar marcado? Las piernas sanan o por otras hechas de palo se reemplazan, los dolores y la pena de quedar marcado no es pena sino orgullo, que así no te ha dejado un perro, sino un toro bravo. ¿Dónde está el miedo? ¿Miedo al fracaso, a la burla, al agravio? Los romanos con sus dedos inclinados arriba se han quedado, ¿y tú? Tú está aquí abajo y sólo aquí se puede saber qué es lo que está pasando, los de arriba, los de arriba sólo están observando. ¿Dónde está el miedo? ¿A veces en barrera de primera fila y grita y se hace notar, otras callado y discreto en la gradería y en ocasiones en algún palco oscuro se oculta como queriendo disimular; pero siempre está ahí, no puede faltar, es el primer invitado ya que sin él todo el toreo no tendría significado. El reto estriba en tenerlo, sentirlo y vencerlo. Ya sólo quiero agregar que aunque parezcan cosas distintas, la vida del ruedo y el ruedo de la vida vienen siendo las mismas, y las mismas leyes en ambas hay que saber aplicar.237 Jorge de Jesús Gleason, “El Glison” 1995 PONCIANO Ramaje en oro bordado, en el terno de aquel mozo, 237
Op. cit., p. 74-75.
de rizada cabellera y bigote bien cortado, retrato que es bien esbozo, de una figura torera... En el ruedo de aquel coso, del Paseo de Bucareli, y al toque del clarín, parte plaza el famoso, caporal que fue de Atenco, hoy de rojo corbatín... En las manos su muleta, borda los naturales y aquel hombre del retrato, es cántico de saeta, pases que a raudales, regala en momento grato. Matador del meti-saca, espada de filo abierto, de aquellos pasados días, fulgor que el tiempo no opaca, gran matador del acierto llamado ¡Ponciano Díaz...!238 J. Hernán Luengas. 1995 TORITO DE PUNTAS FINAS Torito de puntas finas ¡Cómo has salido a la arena! ¿Te deslumbró acaso el sol? O el brillante arlequín que de hinojos te espera en medio del redondel? Zaíno de gran estampa cuando en los toriles estabas en aquellas negras trancas, ¡dime torito lo que pensabas! Extrañabas la campiña...? O el árbol del pirul, o aquella noble riña en una tarde garzul? Entre sombras encerrado, 238
J. Hernán Luengas: Brillo en la arena. Poemas Presentación de Rafael Vázquez Carreño. Óleo de portada y dibujos interiores, del autor. México, Tipográfica Hernán, 1995. s.n.
tus dos astas afilabas en el tablón y cercado donde luceros buscabas. Son las cuatro y el clarín, que se abra la puerta avisa y sales impetuoso al fin portando bella divisa. Te revuelves en la arcilla, te ciega el rayo dorado del sol que cálido brilla en el albero colmado. Torito, ¡estás nervioso! ¿Quién es el que está ahí? Será él tan valeroso, que se enfrenta así a mí? Bien, pues a ese rojo capote, trizas con mi diamante lo haré y con certero derrote al valiente, abatiré! Qué es esto ¡no lo encuentro! Un resplandor me ha cegado un giro de escarlata viento, aturdido me ha dejado. Torito de puntas finas, bien te veo adornado, con ese par de aretes que al quiebro te han clavado. Tu sangre es noble y pura y resbala por tu piel, semejando la hermosura de pétalos de clavel. Has peleado con bravura, llevando en tus puntas oro, el oro que viste el “figura” de seda y verde moro... ¡Me ha atravesado el acero! Mi entraña está herida y aunque he peleado fiero ¡noble, entrego mi vida! Contigo, triunfó el torero y enjaezadas mulillas entre ramos de claveles, te dan vuelta al pandero,
¡torito de puntas finas...!239 J. Hernán Luengas. 1995 INVOCACIÓN FINAL ¡Oh! Toro de Zeus, vuelve. Emerge de las aguas marinas, desborda el mare nostrum y llénalo de magia y mito. Pero ante todo de verdad: “Por tu estampa por tu peso por tus años”. Toro de Minos, vuelve, y pon en su lugar a quien se atreve a desafiar tu laberinto. Pero vuelve pronto que tu culto se apaga. Y si tú no retornas a morir en las doradas arenas del ignoto jardín de las Hespérides, se extinguirá tu leyenda para siempre. Porque cada vez que tú mueres, toro de Zeus, toro de Minos, renacen en las gotas de tu sangre, la savia indescifrable de la “fiesta”. Porque tú, toro de Zeus, toro de Minos, eres: carne de Europa, misterio de Tartessos, pasión de Pasifae.240 Luis Alejandro Mora Barba. 1995 ¡Hasta siempre Paisano!
239 240
Op. cit. Luis Alejandro Mora Barba: El enigma de la fiesta. México, Plaza y Valdés, 1995. 133 p. Ils., fots., p. 127.
Gran Maestro eres Capea, grandes faenas has bordado, con el toro que mi tierra crea, tu arte nos has regalado. Salamanca te vio nacer como el hombre mortal, México te vio florecer como el torero inmortal. Tu entrega, pundonor y valor, conjugó el arte y la maestría, vino de exquisito sabor, que te llevo a la idolatría. “Manchadito”, “Samurai” y “Guitarrero” son parte de esta gran historia, del toreo puro y verdadero, de Pedro en su trayectoria Tu adiós en Guadalajara, fue en los ocasos de enero, para que en versos contara, tu despedida de torero. En tarde única y sin rubores, “Pinturero” fue tu enemigo, y con los máximos honores, inmortalizaste a un amigo. Y la México se llenó, para decirle ¡hasta luego!, tres toros de Garfias lidió entregando a Dios su ruego. “Piropo” fue el indicado para despedir al paisano, su destino fue acatado y noble le tendió su mano. Torero y toro en la arena; Pedro torero, toro bravo; y después de excelsa faena le tumbo las orejas y el rabo. ¡Hasta siempre Pedro hermano!, hoy culminas tu vida torera como diestro muy mexicano ¡de las zapatillas a la montera. Raúl García.241 241
UN TOQUE DE POESÍA, aparecido en el portal de internet OPINIÓN Y TOROS, edición del 11 de abril de 2008. El Maestro Pedro Gutiérrez Moya “El Niño de la Capea”, así como Manolete y Paco Camino, fue uno de los toreros hispanos consentidos de la afición mexicana, en especial por los aficionados de la Plaza México y los del Nuevo Progreso de Guadalajara, ya que en sus ruedos dejó impresas páginas imborrables en la tauromaquia de todos los tiempos. Estuve presente en sus despedidas de las plazas antes señaladas, resultando los dos hechos, un par de recuerdos perennes, para todos los taurinos que los disfrutamos. “El Capea” como toda figura impuso condiciones, en cuanto a ganado y alternantes; como en aquélla triste y poco grata confirmación de su hijo en la México; pero nadie podrá negar su capacidad torera y su pundonor siempre que pisaba cualquier ruedo. Creo que como yo, muchos de los que somos aficionados hoy en día, nos enfermamos del “mal de montera”, gracias a este diestro español, que marcó una época gloriosa del toreo
1995 Calaveras taurinas (Orizaba) Amado Luna. Amado, ya se marchó debido a que no ha toreado la flaca se lo llevó por estar siempre tapado. (. . . . . . . . . .) Cristina Sánchez (Novillera) Cristina llegó a Orizaba vistiendo de tabaco y plata creyendo que aquí encontraba rabo, orejas y pata… Pero la parca escondida detrás de un gran burladero creyéndola María la Bandida la arrastró a su agujero. Anónimos.242 1995 HOMENAJE A UN SEÑORÓN DEL TOREO, EN SU DESPEDIDA COMO MATADOR DE TOROS. PEDRO GUTIÉRREZ MOYA “EL NIÑO DE LA CAPEA”. En un ruedo de amapolas, obispo y oro en la seda don Pedro Gutiérrez Moya “El Niño de la Capea”; impávido ante los cuernos los torea por madreselvas borrando tedio de ayeres con luz y arte y esencia, ciñendo las medias lunas en plástica pinturería. Por salamanqués, el Duero, mundial. Fue tanto el cariño de la afición azteca por el “Capea”; y del “Capea” por México, que su adiós definitivo de los ruedos fue en la México, plaza y aficiónque lo consagró como “coterráneo” aquel día de ese famoso grito de “¡Regala un toro, Paisano!”. Ese fue el inicio de un romance, entre la México y su torero. Quede este sencillo pero sentido homenaje, -obra de un servidor, escrito la misma noche de su adiós definitivo, la tarde del domingo 5 de febrero de 1995, al regresar a Guadalajara en tren procedente de la Ciudad de México-, a uno de los toreros que han marcado mi vida taurina. ¡Gracias Paisano! 242 Programa de mano: A los toros. Coleccionable. Año II, Nº 6, Domingo 12 de noviembre de 1995. Orizaba, Ver.
le da su porte y solera, y el Tormes en Campo Bravo vinillo de las Batuecas; al salmantino el linaje es ídolo en nuestra tierra, tierra que es rubia de trigos y por sus soles morena. Echa el valor por delante -¡que venga el toro!¡que venga! Toro con casta y trapío torero puro –canela-. Con la muleta su mando alarga pelambre negra en elipse voluptuoso sin la más mínima enmienda. ¡Romántico del toreo! Siempre corazón e idea, maestro, virtud, ingenio ¡cien nuevas suertes engendra! A su figura flexible los pechos de las mozuelas embisten con sus pitones de rosas en primavera. Corre lento el natural un martirio que recrea y en los terrenos del toro tangencia con la derecha. Frente a cuernos del astado, frente a las puyas esbeltas, frente a cara del toro es toda enjundia y entrega; multiplicase en los pases imagina, siente, crea… Cuando con su vida cita a negra muerte suprema, el pitón busca en corales sangre que las puntas beban. Estocada con tronío, los rubíes en la querella y todo el coso un ¡olé! al “Niño de la Capea”. Abraham Domínguez.243 1995 Hace cincuenta años. I 243
Espontáneo. Nueva perspectiva de la fiesta brava. León, Guanajuato. Año 4, Nº 38, febrero de 1995, p. 24.
La Plaza Revolución lucía su mantón de seda, y sonaban las guitarras, las palmas y castañuelas. Los claveles sevillanos abren su carne morena, en rayos al sol de tarde y a sándalos de sorpresas. Santiguando el paseíllo sobre la candente arena camina erguido Procuna… y completan cartelera: Lorenzo Garza “El Magnífico”, y como espada tercera: el gran Antonio Velázquez, con seis de Xajay en puerta. PROCUNA ES EL TRIUNFADOR II El toro contra el cristal, la furia contra el salero. Procuna, hondo torero alarga bien el percal. ¡Verónicas en rosal! arenas calientes, finas, donde brillan dos espinas bajo el grito del olé. ¡Cuánto valor se le ve en quites por chicuelinas! III De un serafín la fragancia; muleta y pierna delante; “El Xajay”, presto, cargante, acude con resonancia. Procuna, ¡toda elegancia! naturales conjuntando, imprime su ley de mando con derechazos en suerte, transformando aquella muerte: ¡En media luna pasando! IV
Siempre tan firme y torero. ¡El coso hasta las banderas! Procuna en sus Sanjuaneras luce desplante y salero… cuando prepara el acero, el instante enorme crece. ¡El público palidece! y el vaciar es el axioma donde el toro se desploma y en la arena desfallece. V La Plaza ¡Perla de Ormuz! mantillas y madroñeras que cubren las caballeras lunares de traje y cruz. Rabo y orejas de luz y pata por la maestría; por su arte y valentía plantado cual ángel de oro luce su porte sonoro de amo en la torería. VI ¡Apoteótica faena! limpieza, valor y mando, que me pregunto ¿hasta cuándo volveré a ver esto en la arena? Y ante su triunfo mi vena te entrega olivo y laureles en reto de redondeles… Porque el arte acata orejas, rabo y pata que coloco en tus pinrreles. Abraham Domínguez Vargas.244 1995 Al Espontáneo. (Por sus cinco años de vida) Para ser buen “Espontáneo” 244
17.
Espontáneo. Nueva perspectiva de la fiesta brava. León, Guanajuato. Año 4, Nº 39, marzo de 1995, p. 16-
y lograr gloria y fortuna, se necesita ante todo: valor y fe, como ninguna. Para ser buen “Espontáneo” hay que tener el coraje de doblegar con linaje y provocar el clamor. Para ser buen “Espontáneo” hay que traerlo en la sangre y así lidiando al toro salvaje pensando en ser el mejor. Para ser buen “Espontáneo” hay que demostrar primero con el arte que bien puedes enfrentarte haciendo a un lado el temor. Para el buen matador, tú ya tienes la figura con todo el porte y vigor, que en la historia ya perdura. Hazlo así ¡Oh Espontáneo! Y saldrás en gran figura. Ma. Del Rocío Espinosa de los Ángeles.245 1995 Muleta de Roble y Luna. Luna de noche moruna. Recuerdos en la calesa. Un toro bravo, zaíno que cuando muge, retiemblan los álamos que circundan tu mole de felpa negra. Empitonando la noche se corta de la dehesa; y un chavalillo valiente, sangre gitana, la crencha rebelde como su estirpe, el pulso firme, de atleta que va buscando cerraos al toraco se le enfrenta. Le sale con los tamaños y su cintura de penas lenta gira tras los brazos boyantes de la tristeza. Vienen los pases mandones -los primeros de la escuela245
Espontáneo. Nueva perspectiva de la fiesta brava. León, Guanajuato. Año 5, Nº 42, junio de 1995, p. 6.
uno… dos… tres, cuatro ¡cinco! Con que recorta a la fiera la gorra de terciopelo -su improvisada montera-; su vara de blanco roble donde cuelga la muleta, y su valor y su temple -regia raigambre torera-. La luna se cae de cuajo -redondo beso en la escenatan blanca, que emocionada trazó una circunferencia en torno de dos figuras pintando una cordobesa. ¡Olé! gritaron a coro en el balcón las estrellas y los olivos vecinos sonaron sus castañuelas entre las sombras del monte y el hambre de la miseria, mientras el toro mugía jadeante sobre la yerba. Abraham Domínguez Vargas.246 1995 Puntillero de puntilla… Puntillero de puntilla que nunca de frente clavas. Quédate con su bravura que a él no le sirvió de nada. Pero matarlo de frente, hinca tu arpón por la cara. Que no digan los ingleses que rematas por la espalda… Juan Morales Rojas, El Puntillero.247 1995 PUNTILLERO. Con traje de subalterno ¡pero qué garbo y vergüenza! Rey de galas ¡qué gran rey! Recio roble de firmeza. Lleva capote por manto parrón de las rojas venas, 246 247
Espontáneo. Nueva perspectiva de la fiesta brava. León, Guanajuato. Año 5, Nº 43, julio de 1995, p. 10. Espontáneo. Nueva perspectiva de la fiesta brava. León, Guanajuato. Año 5, Nº 44, agosto de 1995, p. 5.
la puntilla por su cetro el diamante reverbera. tras aquel estoconazo el toro rodó en la arena y florece en la puntilla epílogo de grandeza. Abraham Domínguez Vargas.248 1995 Sólo quedan los nombres de las cosas… Sólo quedan los nombres de las cosas y sus rastros en el derrumbe, como una fuente callada y la humedad de los sueños en la hierba del jardín. El instinto digital de la mirada busca un asidero entre las hojas de los árboles que se derraman. (Esperábamos que los días se cumplieran como la noche de nuestra primera felicidad.) Todo pasa como un segundo, igual que la fusión de la idea y el golpe; de tal modo que anclamos nuestros corazones y el amuleto de los nombres queridos. En ello nos va la suerte del suspiro y la hondonada del deseo. En el arduo régimen de tu silencio aprendí este estilo de náufrago en cada frase que escribo. Y que el amor está hecho de pausas, que surgen de pronto flores y fauces. Y mi hechiza melancolía como un farol de pacotilla. * (Sobre las sábanas, entre los pliegues nacen los laberintos.) El amor es un frágil sueño que atraviesa las puertas del día. Por eso volvemos al texto, para editar la fractura del tiempo. Y aun así, tantas veces fallé en la recuperación de tu imagen. 248
Op. Cit.
¿Cómo salvarnos de la separación si no es a través de estirar el recuerdo? Por eso mi quieta decadencia de náufrago que escribe y mi afición a los toros, para ver cómo los toreros se acercan de nuevo después de la cornada. Todo jardín es una ruina o un naufragio, pero hay que ver la insistencia de las flores y el esfuerzo de las luciérnagas, cómo las plantas buscan en lo alto y aún persiste la madrugada como una luz que restaura las ruinas de la noche Álvaro Quijano.249
1996 DOS POEMAS A LA MÉXICO CINCUENTENARIO GLORIOSO Cincuentenario glorioso el trayecto de esta plaza, un desfile de toreros De singular arrogancia y también de torerillos que se prenden y se apagan. Arena maravillosa, perentoriamente gualda, llena de triunfos inmensos, plena de sol y de palmas donde se han jugado toros de las mejores vacadas. Cincuentenario glorioso que se mira a la distancia cintilar como una rosa derrochadora de hazañas, donde se ha dormido el tiempo y el espacio en su prestancia; llena de lances de asombro, plena de faenas bravas, sinfónica de ovaciones, eres la voz de mi raza, donde la sangre se mide con aplausos que arrebatan, 249
Poema tomado de Álvaro Quijano: Este jardín es una ruina. México, Trilce Eds., 1995. 63 p.
pintando en los corazones la redondez de tu casa. Plaza de toros que cumples cincuenta años de añoranzas, cincuentenario glorioso, ¡Dios te guarde, soberana! PLAZA DE TOROS QUE TIENES... Plaza de toros que tienes la cara de sol y sombra vives entre el sí y el no, eres triunfo, eres derrota. Plaza de toros que tienes la cara de sol y sombra crisol de anhelos despiertos cofre de ilusiones rotas. Plaza tan cerca y tan lejos, plaza de sol y de sombra cómo te miro en los sueños de mis noches tenebrosas, cómo me veo recorrerte las manos de arena, sordas, con mis manos llenas, llenas, de claveles y de rosas. Pero a veces pienso que eres como la luna en la sombra... Que sólo se ve brillar, pero que nunca se toca.250 José Daniel Gómez Campos. 1996
LA CANDELARIA EN TLACOTALPAN: FIESTA QUE SE ACERCA E INSINUA VALORES TAURINOS ANCESTRALES. 251 Confieso que nunca he estado en Tlacotalpan, pero la primera impresión que puedo tener de dicho rincón veracruzano es de un lugar que ha conservado tradiciones a pesar de que el tránsito de muchas, muchas generaciones, épocas y acontecimientos del más diverso catálogo las han modificado, quizás en su forma, pero no en su fondo. La esencia original sigue allí, convocando a la comunidad, al pueblo a celebrar el acontecimiento mayor que la pone a la delantera de las fiestas con que el carnaval en el puerto de Veracruz toma verdadera fuerza, en medio de una condición -la fiesta- que lo prepara para un auténtico estallido de alegrías y nada más que alegrías... Tantas, que hasta un rey, para ser rey debe ser feo y así, coronarlo como su Alteza Serenísima. 250
ANUARIO TAURINO DE MÉXICO 1995-1996. Edición coordinada por Leonardo Páez. México, EDITAURO, 1996. 128 p. Ils., fots., p. 52. 251 José Francisco Coello Ugalde: Aportaciones Histórico-Taurinas Nº 17. (s.a.e.)
La fiesta de la Candelaria hace despertar a los tlacotalpenses desde días antes de la celebración mayor, para lo cual van preparando cuidadosamente todos los ingredientes que participan en ocasión tan esperada año con año. Uno de aquellos elementos es “el del toro”, ocasión en que los ganaderos de la región sueltan por calles y todos los caminos transitables seis toros mismos que cubren un itinerario que consiste en atravesar el río Papaloapan, no se si con objeto de purificarlos de todos los malos espíritus del lugar, hato conducido por el grupo ganador en la regata organizada para el efecto. Los toros sin ser de casta o para la lidia, se convierten efímeramente en protagonistas cuya insinuante aproximación al “encierro” pamplonica nos dice que también año con año, despierta la ciudad con el “chupinazo”, como preámbulo o aviso de que la fiesta del 7 de julio día de san Fermín ha comenzado. Mascarada, toros y mojigangas son tres pretextos que desde el 31 de enero, 1º y 2 de febrero se organizan para dar pie al acontecimiento por el que todo mundo se reúne: acompañar y venerar por las calles a la imagen de la virgen de Tlacotalpan, que es la de la Candelaria, misma que pasean en alguna de las embarcaciones elegidas para el caso, en una celebración que por lo mismo, es tan característica en su forma, que por eso no se parece a ninguna otra. Allí está pues el auténtico sello de los valores y del carácter mexicano. Es difícil saber desde que momento comienzan a darse estas celebraciones, pero la lógica nos dice que unidas la razón católica y la festiva, como dos consecuencias de la colonización española, el calendario fue dictando desde muy temprana edad del virreinato el complejo riguroso de ocasiones en que la celebración de un santo se complementaba con festejos de diversa índole. En este caso, “los toros” en Tlacotalpan no fueron la excepción y aunque su configuración original devino en lo que hoy día conocemos, esto no lo desliga de seguir manteniendo la tradición paralela, la que en otros sitios de nuestro país ha quedado en desuso, pero no perdida, puesto que aún se conserva ese espíritu de celebración, aunque sea de forma individual, siendo Aguascalientes y su feria de san Marcos, uno de los raros casos que aún mantienen entre sus celebraciones las corridas de toros. Hace ya 481 años, al dar inicio la empresa española para conquistar estas tierras, el puerto de la villa rica de la Vera Cruz fue el sitio primero por donde infinidad de cabezas de ganado, en sus distintas modalidades -mayor y menor-; porcino, vacuno, caballar ingresaron para constituir la permanencia alimenticia y de reproducción con que permitieron mantener sus costumbres estos hombres casados con la aventura pero también a la decisión de afirmarse y establecerse de ahí en adelante en estas tierras. Las toscas pisadas del mucho ganado que atravesó los médanos, selvas, sierras, montañas, hasta introducirse de lleno en tierra firme, quedaron grabadas para seguir rutas comerciales perfectamente establecidas. Desde el punto de vista ceremonial conservan, como ya se dijo, una esencia que se une a lo sagrado, a la celebración religiosa, pretexto que también se ha unido al cúmulo de historias de la que Tlacotalpan, con su fiesta de la Candelaria nutre el calendario litúrgico que en dicho lugar alcanza a la exaltación y la rebasa entre sones jarochos y toda esa gama de realidades por y para la diversión. La fiesta de la Candelaria en Tlacotalpan es pues, motivo para acercarnos a un vestigio que no ha caído en desuso; se ha fortalecido y a unos meses de la transición de siglos y milenios asistimos una vez más a su celebración que viene y seguirá efectuándose cada dos de febrero. Para confirmar todo lo anterior, espero algún día integrarme al mágico ambiente que se da en aquel fascinante espacio veracruzano. Veracruz no ha sido un estado que se caracterice por su afición a los toros en considerables proporciones. Orizaba y Córdoba mantienen la costumbre -y a mucha honra, dirán sus pobladores-. Pero es parte del territorio por donde pasaron todos esos testimonios
vivos que más tarde se integraban en las fiestas del interior del país. En viejo grabado del siglo XIX hay una vista aérea que incluye una plaza de toros, extramuros de la ciudad. La imprenta en Orizaba legó dos importantes documentos, que no por insignificantes dejan de ser testimonio bibliográfico convertido en “joya”. Se trata de la Tauromaquia de “Pepe Hillo”, segunda edición mexicana, corregida al estilo de las suertes del país y aumentada con el uso del manejo de la reata y el jaripeo. Tal curiosidad salió de la imprenta “Popular” de Juan C. Aguilar en 1887. Un año después la misma imprenta saca a la luz RECUERDOS DE BERNARDO GAVIÑO.252 La primera de ellas se debe a Luis G. Inclán. El autor de ASTUCIA también ocupó su entusiasmo creador en la imprenta de la que se sirvió para editar sus obras. Pero además las ilustraba. Todos los rasgos estilizados propios del tlalpeño son semejantes en muchas ilustraciones que enriquecieron el cartel taurino al mediar el siglo XIX 253 y cuya autoría, muchas de ellas pertenecen al propio Inclán. A fines del siglo XVIII se celebraron fiestas en el puerto de Veracruz para proclamar al nuevo soberano Carlos IV. Ajustándose a la costumbre entonces en boga, se efectuó el remate de la plaza de toros, subasta celebrada públicamente por medio de pregones. En dicha ocasión fue el alarife o maestro albañil José Rodríguez Conde quien obtuvo la autorización del ayuntamiento, previo ofrecimiento de cien pesos por cada corrida, presentando el plano de la plaza, misma que debía ser como las de España indicando, además: el número de corridas, selección de los toros y caballos, algunas disposiciones para los ganaderos y picadores, el costo de las entradas ya fuera en sol o en sombra, variando el precio en los diferentes estratos sociales. En dicha ocasión se sometieron las fiestas a ciertas medidas que se tomaban en caso de “nortes”, disponiéndose que las celebraran por las tardes, evitando así el intenso calor. Además, el último toro de cada una de las veintiún corridas era el “embolado” que con el tiempo y sobre todo, durante el siglo XIX sería un complemento en las corridas de toros efectuadas en diferentes rincones del país. De las 32 condiciones establecidas por José Rodríguez Conde sobresalen las siguientes: 4.-Que los encierros han de ser al abrir las puertas, para que el ganado, como que estará más descansado pueda lucir, y no como anteriormente, que estaba a las diez del día, por cuya causa para la tarde estaban estropeados; 6.-Que las veinte y una corridas de toros no han de ser seguidas sino tres en cada semana en los días lunes, jueves y sábado, por razón, de que están en ellos más francos los vecinos de esta ciudad; 7.-Que si el norte, o mal tiempo no permitiese, la diversión en las subsiguientes hasta cumplir dichas veinte y una corridas; 10.-Que los chulos que vienen a esta plaza, son los mejores, que hay en el reyno a cuyo efecto tengo tratado, con Tomasillo (¿Tomás Venegas, “El Gachupín Toreador?), y el Zambrano (¿”El 252
RECUERDOS DE BERNARDO GAVIÑO. Rasgos biográficos de su vida y trágica muerte por el toro CHICHARRÓN en la plaza de Texcoco, el 31 de enero de 1886. Versos de su testamento y canción popular a PONCIANO DÍAZ.Véase: LECTURAS TAURINAS DEL SIGLO XIX (Antología). México, SociculturInstituto Nacional de Bellas Artes, Plaza & Valdés, Bibliófilos Taurinos de México, 1987. 222 pp. facs., ils., p. 97124. 253 Francisco Montes (seud. Paquiro): ESPLICACIÓN DE LAS SUERTES DE TAUROMAQUIA QUE EJECUTAN LOS DIESTROS EN LAS CORRIDAS DE TOROS, SACADA DEL ARTE DE TOREAR ESCRITA POR EL DISTINGUIDO MAESTRO FRANCISCO MONTES. México, Imprenta de Inclán, San José el Real Núm. 7. 1862. Edición facsimilar presentada por la Unión de Bibliófilos Taurinos de España. Madrid, 1995.
Zamorano”?), para después de las fiestas de México; 21.-Que a las once del día por ser estilo de la tierra (aunque en mi contra) se correrán dos toros, y a la tarde diez; 22.-Que todos los toros han de ser puntuales (¿puntales?), de los mejores que hayan en estas inmediaciones; 23.-Que en tales cuales corridas el último toro saldrá en volado (sic) para los aficionados; 24.-Que en cada corrida habrá sus diversiones extraordinarias; 26.-Que la plaza se ha de hacer a similitud de las de España, con diferencia de una andanada de Balcones menos que llevaría ésta; 31.-Que dicha plaza (levantada en la plazuela de Cossío) quedará hecha a toda satisfacción, y así por su pintura, tamaño, fábrica y demás se hará memorable. Como lucida la Ciudad con las fiestas, que se hicieren; y 32.-Que por cada corrida ofrezco cincuenta pesos a causa de que los costos que tiene dicha plaza son excesivos obligándome con la correspondiente fianza a cumplir lo que ofrezco bajo las condiciones expuestas. Veracruz 26 de agosto de 1789.254
De todos estos datos se desprenden situaciones de suyo importantes. Como por ejemplo: En el punto Nº 4 encontramos detalles que nos dicen que las corridas comenzaban muy temprano, por la mañana, motivo por el cual los toros llegaban muy estropeados, por lo que se decide hacer las fiestas por las tardes, además de aprovechar que los fuertes vientos ocasionados por los “nortes” (Nº 7), seguramente más fuertes por las mañanas que por las tardes, afectaban el buen desarrollo de las corridas. Seguido a esto, el punto Nº 6 dice que los días lunes, jueves y sábados eran los mejores, por estar francos los vecinos de la ciudad, señal de que no eran dos, sino tres los días de asueto que se permitían tener por aquel entonces. Además, don José Rodríguez Conde tuvo el privilegio de contratar a Tomás Venegas y al “Zamorano” dos reconocidos espadas, quienes cumplieron tales compromisos “para después de las fiestas de México” hacer lo mismo en el puerto veracruzano. Lástima que la ausencia de Ramón de Rosas Hernández “El Indiano” se hiciera notoria, pues era obligada su participación. Ramón era un diestro de color, nacido en suelo veracruzano que por aquel entonces había viajado a España, donde actuó durante un buen tiempo por aquellas tierras. La costumbre señalaba que se corrieran dos toros por la mañana, lo que indica ser indicio del “toro de once”, hábito que se hizo común “por ser estilo de la tierra” (Nº 21). ¿Toros “puntuales” o “puntales”? (Nº 22) de lo mejor de estas tierras, sugiere que por “puntualidad” en cuanto tal existen condiciones inmejorables de juego, o porque salían a la plaza en puntas. La duda nos asalta. Pero no hay duda de que con el último, el capítulo de “toro embolado” (Nº 23), parte novedosa del espectáculo que aparece consolidada desde aquel entonces era toda una garantía como culminación jocosa en la que participaba el frente popular, extasiado ya de tanto ver torear, luego de 10 toros (y si hacemos cuentas, resulta María Elena López Godínez y Juana del Carmen Santos Medel: “Juegos, fiestas y prohibiciones en el siglo XVIII (Investigación de archivo)”. Veracruz, Instituto Veracruzano de Cultura, 1991. 57 p. Facs. (Cartapacios)., p. 37-38. 254
que en 21 días de toros, se corrieron 252 toros. ¡Una barbaridad! no igualada ni siquiera en temporadas de nuestros tiempos, que con todo y toros de regalo o de aquellos que sustituyen a otros por alguna razón se llega a dar tal cifra. Y las diversiones extraordinarias (Nº 24) no eran sino complementos fascinantes y alucinantes también de varia invención, aspecto que, como vemos, desde estas épocas deja ver que no solo era la corrida por la corrida. Esta permitía que se agregaran o se enriqueciera con otras manifestaciones extrataurinas que le daban un sentido de intensidad y con ese sello, continuaron dándose en casi todo el siglo XIX, sin ignorar que vendrían dándose con tal vehemencia desde el mismo siglo que culminaba con toda la ilustración a cuestas, pero que seguramente ya hubo fuertes insinuaciones desde el XVII, cuando el mestizaje también aporta su influencia a un espectáculo que deja de ser todo lo español que era desde el XVI, pero eso sí, enriquecido con sellos de originalidad americana, sin perder su esencia. Cambiaba la forma, pero no el fondo. En los últimos años del XVIII novohispano las plazas (Nº 26) como proyecto arquitectónico tendiente a lo “efímero” guardaban proporciones semejantes, tanto que el diseño rectangular seguía predominando, aún y cuando comienza a insinuarse el ruedo en toda su expresión, ruedo como forma actual que ya mantienen todas las plazas del orbe taurino. Que fue construida al estilo de las de España, pero con la diferencia de una andanada de balcones menos, punto representativo de que la influencia hispana seguía dictando las modas y las formas, con la sola diferencia de que había océano Atlántico de por medio y un espíritu americano esperándolas aquí. Con una auténtica visión empresarial, pero consciente de su papel como responsable de lo que representaba ser el encargado de organizar aquel conjunto de festejos, garantizaba ofrecer “cincuenta pesos a causa de que los costos que tiene dicha plaza son excesivos obligándome con la correspondiente fianza a cumplir lo que ofrezco bajo las condiciones expuestas” (Nº 32). ¡Cómo han cambiado los tiempos! Con toda seguridad, cualquier empresarios de nuestros tiempos está obligado a esto, para lograr un buen balance entre los resultados mismos del espectáculo, pero también de los ingresos, egresos, pérdidas y ganancias que naturalmente forman parte de la estructura económica a la cual se debe la realización de las fiestas. Como vemos, la actividad taurina en el actual estado de Veracruz no es lo que pensábamos al comenzar estos apuntes que despertaron nuestra curiosidad por lo que significa Tlacotalpan y sus fiestas y ese todo de diversiones que en otras épocas llenaron y han llenado el entorno del territorio jarocho. No he pretendido hacer la historia del toreo en Veracruz, que para eso hay mejores plumas, investigadores más competentes que yo, quienes estando directamente enclavados en su estado, nos pueden legar un trabajo superior al pretendido con estos vistazos. Décimas llaneras. En un alazán carete que se llama Pico Blanco, de buen paso, largo el tronco, que con bríos acomete la res que al monte se mete y arronza zarzas y cardos, voy con rumbo hacia Los Sardos. La tropa que se ha formado con la punta del ganado lleva seis cabestros tardos.
Con un joven mayoral que se apellida Mulato juntamos el Ganso al Gato al parar en Cascajal. Y damos puerta al corral de la primera parada disponiendo la emblasada del pintoresco San Juan. cuatro botes flanquearán al ganado en la pasada. Me pongo a llamar cabestro del otro lado del río. Y a nuestro Dios le confío y al medio reparo diestro, de los embalses maestro crucemos sin contratiempo. Y aprovechando el buen tiempo de la Loma de Gujuapan salimos a Nopalapan, donde llegamos a tiempo. ¡Qué bonito es Nopalapan”, la hacienda que antaño fuera de Veracruz la primera. De gente de Tlacotalpan nacida en el Papaloapan, donde la casta vaquera tuvo familia llanera, como los toros bravíos que remontando los ríos se hizo la ley ganadera. Y paramos en El Bayo, el rancho de los Rivera. Como si en la primavera refrescase mi caballo, contra el bravo sol de mayo con mis más fieles vaqueros los señores ganaderos se sentaron a su mesa; agradecí la nobleza de estar entre caballeros. Reanudamos la jornada para dormir en La Unión y encontramos la ocasión de echarnos un “toreada” que no pudo hacernos nada, pues “los toros” de limón levantan el corazón y aligeran la fatiga,
y no pican como hormiga sino pican la razón. Se dilata la llanada casi venteando en Los Sardos. Y olor sentimos de nardos y de la tierra mojada. Se presiente la llegada… Felipe Rosario, El Ñoco, arranca de galopada, alejando una vacada que se viene sobre El Choco. Llegamos poquito a poco… Limpio verdor de mis llanos alfombrados por la grama, donde el recental nos brama y hacen coro sus hermanos. ¿Quién con sus versos galanos los pudiera describir, si siento que al escribir me tiemblan de amor las manos? ¡Llanero en todos los llanos seré siempre, hasta morir!255 Guillermo Cházaro Lara. 1996 Con los repiques y el gallo… Con los repiques y el gallo se bañan amo y caballo. En el embalse hay un amo: el amo de su caballo, y en esta trova proclamo su antigua ley campirana. La soga veracruzana, nuestro recio valentón, dobló al toro cimarrón, que era rey de las sabanas cuando pitaba altanero, y el bravo lazo llanero le quebrantó el corazón. La fiereza bailón al son que tocaba el pial vaquero: Los dos raudales del toro se desbordan en la plaza; abierto en toril de guasa está “La esquina del toro”, 255
Ricardo Pérez Monfort: Tlacotalpan, la Virgen de la Candelaria y los sones. 1ª reimpr. México, Fondo de Cultura Económica, 1996. 161 p. (Colección popular, 468)., p. 22-24.
Goyo Mondongo y su coro, con la veste colorada, encienden una toreada con toros de cacahuate, y esos toros dan el mate al torero en la toreada. Piraguas engalanadas que vienen de la regata embalsan en La Mulata los toros de la llanada, que reparten las cornadas en fiero juicio de Dios, ya que su suerte es atroz en la desigual batalla. La gente no pone raya a este toreo tan feroz; el pueblo aguanta los dos raudales de toros bravos, tira tapujos y clavos de la rutina y el tedio, que la Virgen está en medio para liberar esclavos.256 Guillermo Cházaro Lagos. 1996 Dicen que ese toro es malo… Dicen que ese toro es malo, que es muy bravero y muy retozón; a más de cuatro vaqueros les ha quitado lo cachetón. Este toro no es de aquí, es del rancho La Parota. Nomás ha venido aquí a ver qué macho le brota. Este torito que traigo lo traigo de Nueva Cork y lo vengo manteniendo con cerveza “Superior”. Los toros son los que braman debajo de los ocotes; las mujeres son las que aman a los hombres más grandotes.257 Anónimo. 256 257
Op. Cit., p. 130. Ibidem., p. 150.
1996 EL TORO DE TLACOTALPAN. Yo vivía en un pastizal junto a los seres humanos; y parecían mis hermanos el patrón y el servicial. A nadie nunca hice mal: tenía para alimentarme, nunca hube de imaginarme cambio tan grande en mi vida, que la daba por sabida y la usaba en solazarme. Pues no había novedad ni cambios en mi existencia, todo era tener paciencia. Hoy les cuento la verdad: que, en mi cotidianidad, de pronto me transportaron; en una isla me dejaron y yo feliz me sentía; pastizal también tenía, ni siquiera me cercaron. En una alegre mañana del primero de Febrero llegaron varios vaqueros de gran pial y gran mangana; uno en su yegua alazana con silla bordada en pita que una jarocha bonita pronto había de compartir. Creí que me iba a divertir... ¡Qué mañana tan maldita! Zacate recién cortado y volando las gaviotas, no tuve la más remota idea de lo planeado. Un caballo aparejado luego a mi lado se puso y a la reata le dio uso para echar una lazada, a sacudir se dispuso. Uno que vino de Lerdo las dos patas me amarró, a empujones me sacó como si arrastrara un cerdo. luego, yo ya no me acuerdo
cómo fue que llegué al río sacudiéndome con brío y sin poderme soltar. ¿Cómo les podré explicar lo que fue el destino mío? Yo nunca aprendí a nadar, ni lo había necesitado pero ahora, o me iba ahorcado o algo hacía para flotar. Ya no podía respirar, ora el agua, ora la reata, los que iban en las regatas me cruzaron “con honor” y yo, pleno de temor, ya ni les eché bravata. -¡Bendito sea Dios! ¡La orilla! Mis patitas puse en firme y, antes de pensar en irme, la gente me hizo cerquilla. No sólo fueron cosquillas: hubo piquetes, jalones; tenían muchos pantalones para jalarme la cola mas es la agresión en bola recurso de valentones. Subí con trabajo el bordo para llegar hasta el muelle mas los tipos, como bueyes me empujaban con gran morbo. De pronto, me quedé sordo con tanta gritonería de la multitud que había rodeándome con placer, mas no pude comprender qué era lo que me pedían. mi cabeza sujetada Pensé yo: -Me tienen miedo-, y ya procedía a echarme para así demostrarles que soy tranquilo y que puedo no levantarles ni un dedo. Pero, ay Dios, qué desazón, porque luego de un tirón vuelven a ponerme en pie. ¿y qué quieren? no lo sé, lo digo de corazón. Suenan cohetes, se arrebatan y yo me asusto también,
pero uno me tiene bien agarrado con la reata que, a manera de corbata me marca la dirección con un severo jalón indicando continuar y hasta una esquina llegar, recibiendo otro empujón. Quesque “La Esquina del Toro” hace constar un letrero colgado de un esquinero con gran pompa y gran decoro. Yo lo miré con azoro aunque no soy muy letrado, pues tiene un toro grabado. A un ladito de la plaza creí que esa era mi casa, y allí me quedé sentado. Pero me seguían meneando; traía una oreja mochada, la cola ya amoratada, los pulmones reventando. Ya todo estaba sangrando mas querían que me moviera y, para que lo supiera, entre dos me restiraban las reatas, que ya me ahogaban del cuello hasta la mollera. ¿Y cuántas calles pasé? No lo tengo en la memoria. Vi las trancas, una noria y la conciencia se me fue. Con agua me reanimé y seguí en loca carrera hasta cierta corralera que está al lado de una calle. -¡Quién sabe ya dónde me halle! Mas, seguro, no es la Gloria. Entre sangre que se estanca logré conservar la vista, me encontraba en una pista redonda, con grandes trancas. Y llegó montado en ancas un torero improvisado de rojo capote armado pintado con sangre tibia, mas no soy toro de lidia, y allí me quedé parado.
Al fin, creo que se cansaron de no hacerme reaccionar y pronto, ya sin pensar, con cuchillos se acercaron. Gracias a Dios, me mataron y hoy, que ya tengo destellos de saber, que son tan bellos, comprendo, y quiero gritar: -Si algo quieren desquitar, ¡pues que se maten entre ellos!-. Zarina Palafox.258 1997 A RAFAEL RODRÍGUEZ DOMÍNGUEZ “EL VOLCÁN DE AGUASCALIENTES” Dolido sigo estando al transitar con pesadumbre, quise y quedé esperando ese soplo de inspiración... pero invadió la incertidumbre. Confundido mi corazón lastimado se encoge, ¡pero hay que tomar resolución y exhumemos al arcano!... misteriosos y volátiles secretos tarde o poco temprano, y aún recónditos surgen sin engaño. De principio a fin historia valiente entretejida, por natural instinto tu pasión definida, de la primera novillada en el cuarenta y ocho ha ido, entrega excesiva ya registrada. Siempre en el ruedo arrimarte en cada embestida y otorgándote cuanto se pudo; con tu ansia desmedida, cortaste orejas y rabo como ninguno. ¡Cuánto te aventuraste en España y México!... Ana Zarina Palafox Méndez: Déjame cantarte un verso… o varios. Trova femenina con estructuras tradicionales. México, s.p.i. 1996. 36 p., p. 20-21. 258
Peligrosamente temerario, muleta y capote esperando tu lujuria, expresas en contraste tu alma loca de taurino. Fiel a tu devoción, en cuerpo y alma cumpliste con hombría, por ello y quedo expiró la sinrazón. Tu rival fue la muerte, en cada cambio fue tanta tu suerte, que morir en tanto, sangre seca e inerte... ¡Figura para desenterrarte! ¡Aquí estoy sepulturero!... sumándome con la hoz deposito a un amigo verdadero y con tenue voz te entrego a un torero. Si bien partiste a España alternando con Pepe Luis Vázquez, ante el toro de Torrecilla y con voluntad ilimitada, rasgando la taleguilla con miedo para quien se empaña, manchaste de pasmo tus luces. Te dejo novillero solo en tu pensamiento, en lo alto del otero, a distancia de tu tumba abono el lamento que produce tu ausencia. Fuerza en tu entendimiento, flaqueza en la inocencia, frenesí del merecimiento excitación con tu vehemencia. Cuántos con duda les convenció tu decisión, cada enemigo lidiado al saltar de toriles, con espíritu atrevido, bravo y manso fue tu devoción. Después de Carnicerito y Briones, surge también Procuna,
te consagras en Albores, y aquellos tres Mosqueteros... Córdoba, Capetillo y Rodríguez hacen de la México su cuna, temporada de osadores. El instinto de una vocación largó tu mirada, y al abrir el portón con vida consagrada... Que para algunos rechinó, tantos de muchos tu precio se invocó. Aquí continúa el fin de sólido eslabón, epopeya ensalzada con arte y valor. tu aquella profunda aflicción, ahora navega en su confín. Tu nombre Rafael perpetuado en mi ciudad; orgullo del arcángel expresan calidad, y apostrofando al artista confirman el genio... que es inmortal. ¡Cuántos matadores quiero! Y a ti en especial... por valiente y diestro. Te ví desvolcanarse pleno y certero, hombre fuerte, cariñoso y entero, sufriendo a un hijo que adelantó tu muerte... ¡Volcán!... ¡Hoy te recuerdo!259 Miguel Romo Medina.260 Un torero con inspiración: Rafael Rodríguez. 1997 Por los caminos de Dios.
“LA TAUROMAQUIA EN AGUASCALIENTES”, publicada por Foro Taurino Abril de 1997. Coordinador y editor: Amado Silveti. 124 p. Ils., fots., p. 55. 260 Aguascalentense, político y funcionario público. 259
La fría luna de invierno sobre el cuerpo entumecido reflejaba la silueta sobre el polvo del camino. Una gorrilla de lado, el cuerpo juncal erguido. Un bulto bajo el brazo, y el alma, de torerillo. Sola y desnuda la noche llena de luna y de frío de luceros y de sombras cual fantasmas del camino. Los luceros en lo alto coqueteaban con sus guiños mientras la luz de la luna llena el alma de suspiros, suspiros que el alma llenan de ilusión, anhelo, olvido. Olvido. Para las penas, que van del brazo conmigo. Muchacho, ¿de dónde vienes que vas temblando de frío? Madre, vengo de la lucha que por aquellos caminos le voy librando a la vida que se ha ensañado conmigo. Soñando que era uno de esos luceros que están prendidos allá en lo alto del cielo me he cegado con su brillo y pensé si el alcanzarlos era para mi prohibido. El brillo de los luceros se posaba en los vestidos bordados en seda y oro ¡ay, quién pudiera lucirlos! En el ruedo de la noche hacían el paseíllo todos los toreros que en mi vida he conocido. Allí bordaron faenas como nunca hubiera visto toreando, solo para ellos, con suavidad y con ritmo. Suave, despacio sin prisa
como ángeles sensitivos iban engarzando pases como cuentas de zafiros. El corazón anhelante como un potro enloquecido quería salirse del pecho que se me ahogaba en suspiros. Salté al ruedo sin pensarlo y me puse frente al bicho. Una. Cien. Quién sabe cuántas cuántas veces vi venirlo. Sentí que se me enroscaba como el fajín al vestido. Y me fui quién sabe dónde y no sabré definirlo. Cuando estaba en el momento más sublime concebido, el alba del nuevo día, me dejó solo y marchito. Se iba la luz de la luna. Los luceros encendidos apagaban sus fulgores y en el polvoso camino, el corazón sollozante, como gotas de rocío, dejaba lágrimas negras, lágrimas de torerillo. Muchacho ¿de dónde vienes que vas temblando de frío? Vengo… de un viaje lejano con el corazón… herido. Rafael Rodríguez. 1997 Rojo. Color de la fiesta... Rojo. Color de la fiesta roja pasión. El tendido. Rojo y oro la bandera que remata el graderío. El rojo asoma de lo alto del tendido al color de la barrera, en el suave capotillo.
El color de la muleta y también en el vestido que lleva al cuerpo el torero por todas partes ceñido. Rojo y ceñido aquel lance tan ajustado y ceñido que cuando roce la seda rojo dejará el vestido. Rafael Rodríguez. 1997 Cuánto te añoro aún Una cruz en lo alto de una iglesia. Una cruz de oración y de incienso. Una cruz enlazada entre mis manos. Una cruz de listones y de acero. Una cruz en lo alto del morrillo. Morrillo de colores pleno. Rizos de papel en banderillas. Roja sangre y puño acero. Aletear de pañuelos que se agitan. Alas de triunfo que remontan vuelo. Los ojos centellantes pierden brillo. El hocico balbuceante apunta al cielo, inflamando mi pecho de alborozo al rodar sin vida el toro fiel. Fiel y brava fue su lucha. Sin temor mis pasos frente al reto. Una vida que sigue, otra se apaga, mientras la tarde se viste de luceros. Hoy mi vida transcurre lenta y suave, cual agua que corre el arroyuelo, y de su cristalino recorrer, emanan viven, vibran y afloran los recuerdos. Recuerdo de existencia placentera, de gloria y de sonetos, a sus aguas se asoman las estrellas, quiebran su luz hasta llegar al lecho de aquel arroyuelo que retrata la digna majestad del toro negro. Diamantino fulgor sobre sus astas, amplio, severo y arrogante el pecho. Suave sus pasos sobre la campiña, hondo bramar junto a su paso lento ¡Cuán lejos te has ido de mi vida!
¡Cuánto te añoro aún! ¡cuánto te quiero! No importan mis carnes desgarradas ni mi sangre regada sobre el ruedo, ni tampoco las tardes de desdicha ni tristeza que hiera mi recuerdo. No podría olvidarte, aunque quisiera. Vivirás siempre en mí. ¡Cuánto te quiero! Fiesta de luz, de triunfo, de alegría de arrogancia y bravos toros negros. ¡Cuán lejos te apartas día tras día! Mas no sé vivir sin ti, sé que no puedo...261 Rafael Rodríguez. 1997 José Cueli No pudo Armillita en Madrid (La Jornada, Mayo de 1997). Miguel Espinosa, Armillita, y Eulalio López, El Zotoluco, hicieron el paseíllo esta semana en corridas de la feria madrileña de San Isidro, que se celebra en la torerísima monumental plaza de Las Ventas, sin conseguir imponerse a la conocedora y difícil afición de la capital española. El toreo mexicano siguió sin poder dar un Do de pecho fuerte, en la primera plaza del viejo continente, como la dieron en su época Rodolfo Gaona, Armillita padre y Carlos Arruza, indiscutiblemente el gran triunfador de España al pelearle las palmas --tarde a tarde-- al legendario Manuel Rodríguez Manolete. El toreo de Armillita y El Zotoluco fue sólo de bocetos desdibujados por la falta de acento personal. Manchas de color perdidas en la tarde festiva, galanura fugitiva que apenas era y parecía no estar en ningún lado, imprecisa, con la inseguridad de lo no mentalizado. Desganadas fueron las participaciones de los diestros mexicanos desde las primeras intervenciones, que después se esfumaban en las fugas de color en las tardes nubladas. El toreo mexicano pasó, quedó en desmadejamiento convaleciente, permaneció en la fantasía de los toreros sin poder expresarse. Los pases, que flotaban en la entraña azteca como forma de diferir la muerte, se perdían inasibles del sol, a su vez enmascarado, a la sombra madrileña. Los versos toreros ondulados de sensualidad eran tan velados que sólo ellos mismos los vivían, desconectados del público. No podían, no pudieron manifestar su mexicanísimo toreo, terminando por desilusionar. En capotes y muletas se quedó la poesía mexicana de El Zotoluco y Armillita, que no consiguieron calentar el delirio negro de la muerte emocionada y dejaron que Enrique Ponce y Joselito -una vez más-, se disputen la supremacía del toreo, con su quehacer torero, geometría de líneas y gestos singulares, matizados de un estilo personal, un carácter que les permite sobresalir. Enrique Ponce y Joselito tienen ese fondo de finura, precisión y gracia que vienen tras la lucha que da el cotidiano torear, con toros de verdad, y que requiere de alma y coraje. La mano firme y flexible, para con naturalidad pasar al toro. La vida torera que surge conducida por la mente, en sueño sobre el redondel. Y no es que Armillita no posea cualidades para triunfar en grande; es que parece faltarle el coraje para imponerse. Debajo de la muleta de Miguel, que es un velo, hay poesía, sensualidad y melancolía; elementos del alma artista. Pero sólo aparecen el oficio y la técnica bien aprendidas por Armillita de su padre; le falta el desafío y el coraje necesarios para encumbrarse y ser... Material tomado del video “Rafael Rodríguez”, bajo la producción de Julio Téllez. Ed. Planeta-Agostini. Además: Carmen Madrazo Solórzano: Rafael Rodríguez. El volcán de Aguascalientes. Libro testimonial. Guadalajara, Jalisco, Editorial Pandora, S.A. de C.V., 2005. 367 pp. Ils., fots., p. 341-2. 261
1997 Manolete en México. (……….) II La plaza de “EL TOREO” recibe la embajada que de su brava fiesta la noble ESPAÑA envía: Calientes voces mezclan su extraña algarabía cruzando el sol azteca de la arena dorada. ¡Qué suavidad al viento la verónica alada! ¡Qué dominio en el pase de inmóvil valentía! ¡Qué nudo en las gargantas al fulminar la espada con su ciclón de aceroa la fiera bravía! ¡MANOLETE está herido! Se funden sangre y sol formando el invencible pabellón español, y en los ojos del diestro una lágrima brilla… ¡En el clamor de triunfo que al torero acompaña, va el abrazo que México envía a nuestra España, la madre generosa que espera en la otra orilla…! Antonio García Copado.262 1997 ANTONIO MONTES Cara de cirio de iglesia. Terrible y profundo ceño ojos que el sol no sostiene corazón de pecho entero Antonio Montes espera quién saber qué toro negro.
A MANOLO GONZÁLEZ De Sevilla viniste templando el aire. Nuestra vieja Giralda quedó mirándote y el giraldillo le contó muchas cosas Antonio García Copado: “Dolor en la muerte del Califa” (Sonetos a la memoria de Manolete). En: Antonio Murciano: El arte y la Muerte de Manolete en la Poesía Española. Antología del cincuentenario (19471997). Sevilla, Guadalquivir, S.L. ediciones, 1997. 272 p. Ils., p. 81. El autor, es de origen español. 262
de su chiquillo. Grande la plaza, pesan mucho los ojos, no es la Maestranza donde toreas sintiéndote tan sólo como el que sueña. Y toreaste, el aire te dolía como la tarde, y te crecías, parecías un monte de nieve ardida. Tu capote un espejo donde miraban gracia los ojos negros, tu corazón un pedazo de España, viejo león. Una oreja te dieron y la tiraste. El ruedo era un delirio de voces grandes. Cuatro vueltas al ruedo, sin enmendarte. ¡Qué bueno es México! Te alentaban los pasos ojos morenos. Manolo, Manolillo, Manuel González. Te llovieron las palmas de los cabales. Las palmas de los hombres tocan de balde.
CARLOS ARRUZA Poder salir despacio poder, poder plantar las piernas poder, poder torear tranquilo poder, poder clavar arriba poder, poder templar, mandar, y poder matar bien.
Eso es el toreo el de hoy y el de ayer, Carlos Arruza puede. ¡Ríndete! Sobre los ojos pesa el sol y pesa sobre las piernas la fatiga. sobre la sangre pesa el genio y pesa sobre la frente la injusticia sobre la casta pesa todo el mundo ¡y pesa la verdad más todavía! Arte dominio y pecho color de sangre viva. ¿Recuerdas al pobre Manolo? El frío crujía en su torno. Crecía la pena en sus ojos. Qué de corazones briosos. La lucha implacable ante el toro. Los brazos abiertos del todo. En el pecho del uno el sollozo. En el pecho del otro el arrojo. En la plaza creciendo el asombro. ¿No te acuerdas del pobre Manolo? Parecía una estatua de plomo ¡y sonaba los mismo que el oro! Eres el mejor pero no estás solo porque te acompaña la sombra del toro. Pedro Garfias.263 1997 “El corrido de rentoy” (dedicado a “El Redondel”) Es el rentoy de la muerte un corrido popular… se refiere a “Manolete” y se lo voy a cantar. “Manolete” y el “Islero” se iban a jugar la vida, como en palenque de gallos se hizo grande la partida. 263
José María Barrera López: Pedro Garfias. Poesías y prosas taurinas. Edición preparada por (...). Osuna, Sevilla, Diputación de Sevilla. Área de Cultura “Luis Cernuda”. Fundación de Cultura “García Blanco”, Ayuntamiento de Osuna, 1997. 154 p. De “La ronda de los toreros muertos” se han elegido para esta ocasión los siguientes poemas numerados: VIII, Antonio Montes, XI, Manolo González y XIV, Carlos Arruza., p. 36, 3940 y 45-46 respectivamente.
El juego se concertó en la ciudad de Linares un día 28 de agosto, a las cinco de la tarde. Llegaron aficionados de muy lejanos lugares, a presenciar el encuentro de enemigos tan mortales. Antes de sonar la hora el lleno era ya completo, la gente sufrió estrujones por conseguir un boleto. Al comenzar la corrida algo ya se presentía, mas nadie se imaginó que Manolo moriría… “Manolete”, muy erguido enfrentóse a aquella fiera, ¡Yo nomás quiero matarte! ¡Yo también a ver si puedo! El diálogo se entabló en la plaza de Linares. Los dos tenían buena casta, ¡los dos jugaban iguales! Con sorpresa para todos el juego quedó empatado, “Manolete” al cementerio, el toro descuartizado… El Cristo de los Faroles haya acogido a Manolo, ya que siempre fue creyente, hasta el último momento. Aquí termina el corrido del rentoy y de la muerte… Dediquemos un recuerdo al querido “Manolete”. Manuel Mendoza Flores.264
264
Datos proporcionado por Eduardo Heftye. “El redondel”. México, D.F.,del domingo 5 de octubre de 1997. Además: Fernando del Arco de Izco: “Parnaso Manoletista, 800 poemas dedicados a Manolete 800”. Madrid, 1ª ed., Egartorre Libros, 2005, colección El Albero, Vol. 10, p. 240.
1997 TARDE DE LUCES. Ahora creo que era una invitación a la violencia. Soplaba el viento del norte en tal forma, que tiraba las hojas y los tiernos frutos de todos los árboles. Así, de pronto me sorprendí corriendo por el patio, lleno de ansiedad. Como que buscaba llenar con energía todo mi cuerpo de color. Cabalgaba descalzo en las ráfagas frescas. Y en consecuencia, como en un rito implícito, también mi perro se unía al desgaste de energía. Correteaba delante y detrás de mí. Y yo, en una chispa de ingenio y fantasía, tomaba una falda vieja y rota de mi madre para convertirla en el capote que en forma provocativa ondeaba en mi patio convertido en plaza. Con la magia de la imaginación, mi perro era la bestia que embestía y yo, su amo, el torero. Salvador Aburto Morales.265 1997 Tu y yo. Y dicen que nos peleamos, que nos odiamos, que la muerte el uno al otro deseamos, no se imaginan que en realidad nos amamos. Que nos necesitamos, que si no fuera por ti, con mi vida, no sé que haría, y si no fuera por mí, tu ya no existirías. Y dicen que es algo falso, que es predispuesto, que es arreglado y hasta barbárico, no entiende que es un llamado desde el pasado, que es instintivo, que es inherente, a nuestra forma de ser y actuar. Que existe desde el principio de nuestras vidas, desde el momento en que nos cruzamos en el camino, ya varios miles de años atrás, que es visceral, que rebasa el querer pensar. Cierto es que tu me has herido, cierto es también que te he matado, 265
http://cdigital.dgb.uanl.mx/la/1080077438/1080077438.html. Universidad autónoma de Nuevo León. Salvador Aburto Morales: Tiempo cautivo. Pról.. de Eligio Coronado. Monterrey, Universidad Autónoma de Nuevo León, Facultad de Artes Visuales, 1997. 53 p. ils., p. 29.
pero tu y yo sabemos que al huerto de nuestra pasión, hay que regarlo con sudor, sangre y dolor. Y es tan sólo el precio justo, para poder ser y hacer, simple y llanamente lo que queremos, Yo torero y tu… toro bravo. Jorge de Jesus Gleason.266 1997 Que viva el niño torero.267 Qué pasa, niño torero, Que cuando pisas un ruedo Eres hombre de verdad, Qué pasa, niño torero, Qué pasa en tus sentimientos Cuando sales a torear, México entero, Niño Torero, Te recibe con aplausos Porque cada tarde sales Con las ganas de triunfar… Porque, ¡vamos! la lección de torerismo Que dictaras aquel domingo Para siempre se quedó En el alma y en el corazón entero. ¡Que viva el Niño Torero! Que este ruedo iluminó. Qué pasa, niño torero, Cuando pones banderillas Parece que el sol más brilla, Porque llegas a la casa Como lo hiciese el mejor. Si toreas por chicuelinas, Las bordas de fantasía, Y aquel sombrero de charro Desde el tendido cayó. Qué pasa Niño Torero Qué pasa dentro de ti… Porque, ¡vamos! la lección de torerismo Que dictaste aquel domingo Para siempre se qedó En el alma y en el corazón entero. 266
La Afición. Jueves 31 de julio de 1997, p. 21. En 2018 se lograron rescatar diversas piezas históricas correspondientes a la ganadería de Santín. Entre otros objetos, se encontraba un plano que muestra el fraccionamiento de aquella propiedad agrícola y ganadera. A sus espaldas fue colocado un pliego en papel amate color claro, donde aparece un poema manuscrito dedicado al “…niño torero”. Como hecho reciente de mayor impacto, se encuentran las actuaciones que, como novillero tuvo Julián López “El Juli” hacia 1997, de ahí que decidiera remitir la elaboración del presente escrito a ese año. (Nota del Compilador). 267
¡Que viva el Niño Torero! Que como un hombre lloró …y fue llanto de emoción y sentimiento De vivir aquel momento, Que fue lleno de pasión Por el arte que se encierra en un torero En ese Niño Torero! Que este ruedo iluminó. José Saci (sic) Complementando ese acontecimiento, incluyo a continuación las notas que escribí acerca de esa posible tarde triunfal que rememoran estos versos. JULIÁN LÓPEZ YA PUEDE ATREVERSE A DECIR: EGO SUM QUI SUM O LO QUE ES LO MISMO, “SOY EL SER DE LOS SERES, EL SER SUPREMO”. CRÓNICA PARA LA NOVILLADA DEL 21 DE SEPTIEMBRE DE 1997. Estos últimos días de agitada vida nacional (la presencia de 1,111 zapatistas que vinieron a la ciudad de México con un objeto concreto: lograr la creación del Frente Zapatista de Liberación Nacional; así como la violencia más absurda registrada en colonias consideradas como de alto peligro por el mínimo indispensable de seguridad) han ocasionado, entre otras manifestaciones sociales que nuestro país se conmueva. Sin embargo, hubo también un pretexto diferente que alteró las condiciones de estabilidad y de reposo que se venían presentando en el ambiente taurino. La tarde del 21 de septiembre de 1997 tuvimos oportunidad de gozar de dos distintas faenas colmadas de lo que tanto ha hecho falta en una temporada novilleril en plena senda final. Julián López “El Juli” y Jerónimo Aguilar se alzaron como triunfadores luego de haber cuajado cada quien una faena llena de trazos frescos, capaces de sacudirnos la abulia que acumulábamos por montón. El Lic. Adolfo Lugo Verduzco envió un encierro parejo de presentación, bravo, justo para una tarde que necesitaba aire fresco, en medio de tanto ahogo. A dos de sus pupilos les fue concedido el arrastre lento lo cual dice mucho, novillos que tocaron en suerte a los triunfadores quienes aprovecharon cada cual con sus virtudes, pero también con sus limitaciones el juego ofrecido por los astados. El resto cumplió dignamente, fueron eso, bravos y no se dejaron hacer monerías, e incluso hubo más de alguno que desarrollara sentido de manera muy rápida lo que puso en trance difícil a sus presuntos “matadores”. “El Juli” que va madurando a pasos muy rápidos demuestra estar preparado para hazañas mayores, puesto que entiende muy bien el quehacer taurino que ha ido asimilando y justo es comentar, este muchacho tiene virtudes de las cuales, es el primero en reconocer. Nada más tomar el capote fue suficiente para verle dar una serie de lances a la “verónica”, prodigiosas, bellas. Su labor en banderillas puede superarla en la medida en que entienda -como creo que lo entenderá- los terrenos, el momento justo de la reunión, y sobre todo, la colocación de los palitroques, puesto que algunos de sus pares son perfectos, aunque otros dejan algo que desear al verse obligado a adelantar la suerte. Su cualidad mayor también la vimos en la faena de muleta en la cual engarzó una serie de pases muy bien instrumentados, sin enmendar el terreno, pega un pase y con un leve giro de la pierna de la salida ya está listo para dar el siguiente y todo, en un solo sitio que eso es un mérito que debe destacarse. Combinó la faena con detalles muy bellos y eso ocasionó que la afición se pusiera en pie celebrando y festejando con fuerza. La estocada, ligeramente caída, mató a su enemigo bajo estruendosa ovación luego de que sufrió un percance sin consecuencias. Petición general, dos orejas y vuelta al ruedo que lo consagran. En el quinto estuvo simplemente poderoso porque el novillo desarrollaba sentido como un torbellino. Vemos con esto que Julián no solo es maestro con toros de gran cualidad, bravura y nobleza como su primer enemigo. También puede, y como no, con astados que, en lo que resta de su larga carrera profesional encontrará a tutiplén. Donde hay poderío y capacidad está garantizada una gran carrera. Si este privilegio lo sigue
haciendo suyo Julián López, entonces podrá decir ego sum qui sum o lo que es lo mismo, “soy el ser de los seres, el Ser supremo”. Jerónimo Aguilar, sobrino nieto de Jorge Aguilar “El Ranchero” tiene más semejanza en cuanto a su forma de torear con Manuel Capetillo que con el recordado torero tlaxcalteca. De todas formas, en uno y en otro se manifestó un estilo de torear mexicano a la española. Esto es, hay un notorio ambiente de languidez que solo ellos, junto con Silverio Pérez han sido capaces de expresar. Por eso fueron ídolos y por eso siguen siendo recordados como toreros de forma y estilo profundamente nacionalistas. Si bien con la capa demostró detalles y entre ellos, varios lances por fregolinas en combinación con gaoneras, se superó con la muleta. Su faena por naturales fue de menos a más. Poco a poco empezó a darse cuenta de las virtudes de su enemigo y un poco más asentado le pegó varias series de naturales estupendos que conmovieron el entusiasmo popular. Desafortunadamente su falta de experiencia lo arrinconó y perdió la brújula al grado de que teniendo oportunidad de rematar esas series de naturales espléndidos, con otros pases de igual o mejor manufactura, simplemente ya no sucedió tal situación. En medio del desconcierto se va tras el acero dejando una estocada caída pero suficiente para tirar patas pa´rriba al cornúpeta. El buen amigo Jesús Dávila concedió una oreja -justa y merecida- pero comenzó a sufrir el hostigamiento de los aficionados al grado del insulto, y de una bronca que amenazaba subir rápidamente de volumen, por lo que no tuvo más remedio que conceder el segundo auricular -contra su voluntad- mismos que, al entregarlos el alguacil, provocaron la división de opiniones. Un buen sector de la asistencia se inclinaba por el primer y contundente juicio de la autoridad al conceder la oreja, pero aquí influyó terriblemente la pasión, por encima de la razón. Este tipo de comportamiento colectivo sale fuera de control y por más argumentos racionales manifestados para poner orden, esto simplemente se derrumba. El caos termina apoderándose de los muchos asistentes (los verdaderos aficionados aquí, son ajenos al clima donde se sumergen otro tipo de criterios) y las buenas intenciones se quedan en eso. Se han venido haciendo acusaciones sin ton ni son al respecto del reglamento taurino que recientemente se puso en vigor, pero más que al documento, a sus autores intelectuales y entre ellos, al propio presidente de la Comisión Taurina, el Lic. Guillermo H. Cantú a quien han confundido, pensando que se trata de un funcionario más de la delegación o del gobierno capitalino. Si el señor, por alguna razón personal se retira antes de que concluya la corrida, es su problema, está en su derecho, pero por ningún motivo es una autoridad, como sí lo es el señor juez, representante del gobierno en la plaza de toros. Cantú no es más que un aficionado en el tendido, y en eso todos como aficionados, tenemos el derecho de retirarnos o no, según convenga con nuestros intereses particulares. Lamentablemente se ha convertido en un personaje público del que incluso, piden su cabeza, como si se tratara de un perseguido, de un asesino. No dejemos que la pasión provoque la pérdida de la razón. Pensemos con la cabeza y no con el estómago. ANÁLISIS COMPLEMENTARIO El sentimiento mexicano del toreo en estos momentos se llama Jerónimo, y se apellida Aguilar. Pero también es caos, angustia, una especie de agonía gozosa a la que rendimos tributo, identificándonos con la muerte y con la vida, para ir y regresar como si de verdad nada hubiera pasado. En esto pensábamos cuando llegó Jerónimo, a unirse a un largo estilo que hoy encuentra un nuevo abanderado. Estilo que comenzó forjando Silverio Pérez en plena época de nacionalismos, búsqueda para decir lo nuestro y que les tocó a Revueltas o a Moncayo en la música. A Agustín Yáñez o Juan Rulfo en lo literario; Emilio el “indio” Fernández y Gabriel Figueroa en el cine. Silverio fue el primero en definir un estilo tan mexicano que se separa de todo un intenso significado por hacer y expresar el toreo, a su manera. Mucho tiempo había pasado desde la última vez que una expresión de esos alcances no había causado emoción. Rafael Ortega y Alberto Huerta han estado muy cerca de semejante gozo. Ortega tiene un sello campirano y torero, que por eso se alzó triunfante la temporada 96-97. En él tengo firmes esperanzas de que repita hazañas y gestas como las presenciadas en aquellos momentos.
En cuanto a Huerta, sobrino de Joselito Huerta, se tiene a un novillero que puede cuajar, posee mucho arte, pero además, un estilo propio que si lo afina y lo mejora, estaremos ante uno de los capítulos donde pueden escribirse infinidad de pasajes importantes que ya estaremos pendientes de relatarlos e incluirlos en su expediente personal. Ha tenido recientemente una experiencia por Europa, luego de dejar atrás larga convalecencia ocasionada por un percance que ya superó. El caso de Jerónimo tiene una situación muy particular. Su expresión estética está muy ligada al sentimiento mexicano por la alegría y por la muerte; al más rotundo “desmadre” o a la más parca discreción. He ahí un mexicano más que dice las cosas toreando. Puede ser tan desigual como el informal que llega tarde a la cita y tan explosivo como el novio que lleva serenata a la amada, acompañado de un trío o un mariachi. Jerónimo, no cabe duda es un mexicano que sufre como nosotros y comparte con nosotros un pasado lleno de contrastes, un ayer que nos pesa y que se nos olvida enfrentando un duro presente. En Jerónimo parece que vemos a un indio que no está reñido con el español. No tiene ninguna visión de los vencidos que lo ciegue, lo acose. Ese trauma quedó atrás. Hoy es muy otro. Hoy, ya somos mestizaje, para bien o para mal. Dos sangres circulan por nuestras venas y a veces son tan fieles una a la otra como enemigas. Y ese caos o esa maravillosa congruencia emerge de nuestras profundidades, de nuestro ser. Así, nuestra madre la indígena, nuestro padre el español tienen ahora en sus mestizos hijos el reto histórico de enseñarles la lección de lo que han sido sus vidas para entenderlos luego a ellos. Jerónimo Aguilar, ¿no fue acaso un conquistador? Jerónimo es de Tlaxcala y al vestirse de luces “a la española” funda muchas razones. ¿Conquistará y convencerá a la afición? Quienes vieron a Rafael Rodríguez, afirman que no sabía torear, cada tarde se inmolaba, era un elemento del sacrificio..., hasta que aprendió la lección y su quehacer mejoró y maduró. Un poco antes “Joselillo”, ídolo de multitudes, con la facultad del valor y del carisma, movía bajo fuertes presiones que ejercieron público y prensa hasta el absurdo. Rafael y José Laurentino fueron una muestra cabal del mestizaje que refiero, cada cual en su personal estilo y con su destino también. Años después “Joselito” Huerta y, en cierta medida, Mariano Ramos lograron proyectar desde sus raíces la asimilación del toreo. Jerónimo desciende de Jorge, el “Ranchero” Aguilar. Este fue un gran torero marcado con señal de fuego por la influencia mestiza. Nació en la hacienda ganadera de Piedras Negras, se formó al abrigo de una estructura que funcionaba gracias a un soporte de cabezas de ganado español así como por toreros hispanos que dejaron sus experiencias en ese maravilloso campo bravo. De alguna manera el influjo debe haber llegado al espíritu de Jorge que no negaba su origen ni el de la influencia a la hora de torear. Jerónimo, en medio de su particular estilo viene conmocionando y creando algo que de pronto se ha perdido: la pasión, algo tan indispensable en el toreo. 1997 COMENTAURO El domingo pasado, en Tijuana, el juez impuso una multa a Rafael Ortega por haberle faltado al respeto; también estará vetado para actuar en las plazas de esa población. En cosos de esa ciudad le decretaron un veto, pues contra la autoridad tuvo falta de respeto; no hay que olvidar jamás lo que es profesionalismo, pues respeto a los demás es repeto a uno mismo.
Álvaro Sánchez.268 1998 Ganadero tlaxcalteca. Ganadero tlaxcalteca sangre charra y andaluza; ¡qué buen torero en la tienta, qué científico en la cruza! ¡Qué buen jinete en el lienzo, qué gallardo en las coleadas; y en tu hacienda tlaxcalteca ¡qué bien cuidas tus camadas”. Ganadero tlaxcalteca Cid Campeador mexicano; biznieto de Xicoténcatl cruzado con sevillano. Hoy te rindo mi tributo gran señor de los potreros. Sigue, sigue ganadero: sigue por esos senderos. Grandes muchas son las glorias que ha dado Coaxamalucan; Rancho Seco y Piedras Negras, lo mismo que Zotoluca. Ganadero tlaxcalteca de noble estirpe tu cuna: Cuántas leyendas se cuentan, de toros de La Laguna. Nobles son los de Las Huertas, Mimiahuapam, Soltepec; quien no recuerda inmortales, de allá de Zacatepec. Toros de Haro, Zacapexco, La Trasquila, Iturbe Hermanos. Todos han puesto muy alto la divisa de sus amos. Y luego que yo me acuerde, también Atlanga es Tlaxcala. Buenos también han salido los toros de Tepetzala.
268
Álvaro Sánchez, Comentauro, publicado en Ovaciones del 30 de agosto de 1997, p. 30.
Ganadero tlaxcalteca, que orgulloso en los carteles, has puesto a tu patria chica coronada de laureles. Sé escrupuloso en tus tientas gran señor y ganadero: Que la afición te lo pague y sigas siendo el primero. Héctor de Jesús, Hachegé.269 1998 El monosabio. ¡Olé!, torero valiente. Mira qué toro tan noble grita el público inclemente sin acordarse del pobre. Del pobre que se la juega sin muleta y sin estoque; del monosabio tan hombre, de ese que anda sin capote. No saben cuál es tu nombre, ni saben cuál es tu suerte; pa´ mi monosabio humilde: ¡Eres torero valiente! Ahora sales en un quite cuerpo a cuerpo con valor: Mira al público impasible, ¡No se escucha ni un clamor! Y cuando el toro sus astas clava en tu cuerpo, los diarios mustios publican… “un monosabio fue muerto”. Sin mencionar ni tu nombre, ni tus hijos, ni tu vida, que al fin monosabio humilde fuiste un paria que se olvida. ¡Olé! torero valiente, ¡olé!, monosabio pobre, que sin muleta ni estoque, te juegas tu vida de hombre. 269
Héctor de Jesús González (seúd. Hachegé): Sol y arena. Tlaxcala, Gobierno del estado de Tlaxcala, 1998. 111 p. (Tlaxcallan. Serie: Voz en vuelo), p. 42-3.
Héctor de Jesús, Hachegé.270 1998 COMENTAURO. 1998 COMENTAURO. Plaza “México”. Domingo 29 de abril de 1998. Durante los festejos del pasado fin de semana, hubo varios triunfos de toreros jóvenes; enhorabuena, pues ese es el único camino. Van los de la nueva hornada triunfando abriéndose paso, bien, pues casi no hacen nada los que ya están en su ocaso; dicen que la juventud es un divino tesoro, más si con buena actitud se la juegan frente al toro. Álvaro Sánchez.271 Plaza “México”. Domingo 27 de diciembre de 1998. Octava corrida. Toros de Rancho Seco para el rejoneador Luis Carredano, los forcados mexicanos y los matadores Alfredo Lomelí, Rogelio Treviño e Iñaki Elías. Tedio con el caballero y emoción con los forcados, siendo buenos cuatro astados dio la vuelta el ganadero; Lomelí a Carrillero desorejó y en un rato salió del anonimato, Treviño con pundonor, salvando Iñaki su honor al matarlos de inmediato. Álvaro Sánchez.272 1999 Manolo Martínez Todo lo hizo, y lo hizo bien Manuel Manolo Martínez; pero el demonio, en mítines, 270
Op. Cit., p. 94-5. Álvaro Sánchez, Comentauro, en Ovaciones del 29 de abril de 1998, p. 30. 272 Álvaro Sánchez, Comentauro, en Ovaciones del 2 de enero de 1999, p. 30. 271
lo mandó a los parafines... ¡con un paso del desdén! Eloy Cavazos Don Eloy Cavazos fue un veneno para el toro, Belcebú, de azul con oro, tras un ¡aja! Muy sonoro, ¡le mató de volapié! (El Diario de Monterrey, 1° de noviembre de 1999). 1999 SANGRE Y ARENA De entre danzas las siluetas se van formando a veces la arena se salpica y otras se llena de luces. Con el astado por delante los toros se convierten en fortaleza en lunas o bailarinas según las sombras de sangre y arena.273 María Eugenia Gutiérrez 1999 Comentauro. Décimo novena corrida. Toros de Santiago para: Rafael Ortega, Manolo Sánchez y Humberto Flores. Floja entrada y otra vez le faltó al encierro casta, también así se las gasta ese magnánimo juez, soltándole a Rafa tres que realizó el toreo terso pues en gran racha anda inmerso, pechó con lo peor Humberto, y Sánchez con desacierto de hace 8 días fue el reverso. Álvaro Sánchez.274
Tomado de la invitación que da a conocer la exposición de María Eugenia Gutiérrez: “Círculo Mágico. Dibujos, Tapices y Esculturas”, que se presentó en el Hotel Calinda & SPA, de Tlaxcala, en octubre de 1999. 274 Ovaciones. 9 de marzo de 1999. 273
2000 VIERNES 12 DE MAYO DE 2000 * Los crímenes de Pita Amor /y III * *Elena Poniatowska En el mismo año de 1949 en que se publica Polvo, Diego Rivera retrata a Pita Amor en homenaje a ese libro, desnuda y escribiendo su nombre en el polvo. Ya he hablado del escándalo que causó el desnudo, pero más alboroto se armó cuando se descubrió que Pita había escrito, provocativamente, en la parte trasera del lienzo: ''A las siete y veinte de la tarde del veintinueve de julio de 1949 terminamos este retrato, al que Diego y yo nos entregamos, sin límite de ninguna especie". Tres años antes, en 1946, había fallecido su madre Carolina Schmidtlein de Amor y Pita, obsesiva, se sintió responsable de su muerte: Mi madre me dio la vida y yo a mi madre maté. De penas la aniquilé. Mi madre ya está dormida. Yo estoy viva dividida mi crimen sola lo sé llevo su muerte escondida en mi memoria remota. ¡Ay qué sanguinaria nota! ¡Ay qué morado tormento! ¡Ay qué crimen en aumento! ¡Ay qué recuerdo tan largo! Qué recuerdo tan amargo. Cuando murió su madre, doña Carolina Schmitlein, Pita gastó toda su herencia, absolutamente toda, en vestidos y maquillajes, trapos y fruslerías. Esas fueron las inversiones que otros acostumbran hacer en bienes raíces. Empezó a atormentarse como consta en uno de sus libros, Mis crímenes. Declaró que la había matado como más tarde escribiría que mató a su hijo Manuelito. Sin embargo eso no impidió que su vida siguiera siendo un torbellino. Muy joven, Pita conoció a José Madrazo de 60 años -dueño de la ganadería de toros La Punta-, quien la cautivó. Tenían una relación muy libre y abierta, y fue quizá el único hombre a quien Pita quiso realmente. Su conducta escandalizó a sus familiares, pero Pepe Madrazo se convirtió en su generoso y desinteresado mecenas. Pita conservó durante muchos años su relación y continuó también con sus hábitos festivos: le gustaba provocar, no tenía límites en sus hazañas, su carácter osado y desvergonzado arrasaba con todo el mundo. Acompañaba a Pepe Madrazo a los toros y varios toreros se enamoraron de ella. Si le preguntaban que cuántos hombres la habían enamorado, decía: ''Mira, toreros, cinco; escritores, seis; banqueros, siete; aristócratas, tres; pintores, cuatro; médicos, ocho" y así seguía pícara contándolos por decenas con los dedos de sus manos enjoyadas. Un primer hijo a los 38 años Después de doce años de cultivar su airada pluma, después de los halagos de sus amigos y de la fidelidad de un público tumultuoso, después del homenaje de sus fans, después de disfrutar de una vida social desenfadada, Pita Amor decide tener un hijo a los 38 años. Cuando se lo comunica, Pepe Madrazo le retira su pensión y no la vuelve a ver. Impaciente, Pita se instala en la clínica con mucha
anticipación y su embarazo le produce una profunda crisis nerviosa lo mismo que la cesárea. Pita no soporta la idea de haber sido operada; siente que han profanado su cuerpo, ''estoy perforada, agujerada". De la maternidad, la llevan a su departamento en la calle de Duero. Pita sabe a ciencia cierta que va a ser incapaz de cuidar al niño y su hermana mayor, Carito, se hace cargo de Manuelito. Mimí recibe a Pita cuando es dada de alta y, para borrar todo rastro de su pasado, Pita quema y regala todas sus pertenencias. Un año y siete meses después el pequeño Manuel muere ahogado en casa de Carito y Raúl Fournier, al caer en una pileta con agua. Maté yo a mi hijo, bien mío lo maté al darle la vida. A partir de ese momento comenzó su camino descendente. Pita vive sola, no quiere ver a nadie, nadie puede consolarla y sólo repite una y otra vez: ''A esta edad, a esta edad", refiriéndose al año y medio de vida de su hijo. ¿Por qué estoy sola llorando? ¿Por qué estoy sola viviendo? ¿Por qué, pensando y rondando, mi sangre voy consumiendo? ¿Qué no se oyen mis lamentos? ¿Qué no se oyen mis clamores? ¿Qué no, mis contentamientos, tienen sabor a dolores? Cuando nada me rodea, pero todo me obsesiona, cuando la dicha me crea, pero el dolor me aprisiona. ¿No es de justicia un camino aunque deba ser fatal? ¿No es menester que el destino me libere de este mal? Vida personal, silencio De un día para otro, Pita se retiró. Escogió el aislamiento. Lejos de las candilejas, no volvió a aceptar un solo programa de televisión, que nadie la abordara en la calle, que nadie supiera de ella. Descuidó su aspecto físico, tiró a la basura todos sus maquillajes. Finalmente en 1972, después de diez años, aceptó dar un recital en el Ateneo Español y recitó poesía mexicana, desde Sor Juana hasta Pita, pasando por Salvador Díaz Mirón, Manuel José Othón, Manuel González Montesinos, Alfonso Reyes, Enrique González Martínez, Renato Leduc, Xavier Villaurrutia, Ramón López Velarde, Roberto Cabral del Hoyo, y el recital tuvo un éxito enorme. No cabía una persona más en el Ateneo. Cuando terminó su último poema, duró 15 minutos la ovación. La sala entera se puso de pie. Algunos se limpiaban las lágrimas. Muchos jóvenes asistieron a su recital, entre ellos su sobrino, el niño Roberto Sepúlveda Amor por quien ella sentía predilección y a quien empezó a visitar continuamente porque le recordaba a Manuelito, su hijo. Zabludowsky ''es monísimo'' Le concedió una entrevista a Jacobo Zabludowsky, para la televisión, ''porque es muy mono, monísimo". Zabludowsky la admiraba y siempre la ayudó porque, además de gustarle su poesía, Pita
fue la primera mujer que se impuso en la televisión; Pita era su propio floor manager, dirigía las cámaras, ordenaba las luces, mangoneaba al staff y si no le obedecían los agarraba a patadas con su piecito de alfiletero; insultaba con su boquita de carretonero, hacía y deshacía a su antojo sin que trabajador alguno se atreviera a protestar. Su insulto más socorrido era: ''indio". Más impositiva que María Félix, más mala, todos la obedecían estupefactos. Y eso a Zabludowsky siempre le llamó la atención. Le parecía una diosa intemporal, rugiente e inmarcesible y se preguntaba cómo era posible que con esa vida disoluta pudiera Pita producir una obra tan hondamente angustiada. Pita volvió a dar recitales en que la ovación duraba más que una vuelta al ruedo. Pita Amor juraba y perjuraba que era superior a Sor Juana, ''porque ella está muerta y yo estoy viva"; muertos también los protectores que le granjearon su belleza, su talento y su desparpajo, como Alfonso Reyes y Manuel González Montesinos, no le quedó más que el autoelogio y decretar: ''Yo soy la diosa". Muchos le creyeron. Nunca más volvió a hablar de su pasado. Si concedía una entrevista solía decirle al entrevistador: -No tolero la estupidez. Si me va a preguntar sobre mi vida, mejor váyase. Humillaba a quienes pretendían franquear la barrera. Si estaba de buen humor respondía a las preguntas recitando a Quevedo, García Lorca y Elías Nandino. Al final de sus días, la reacción de los espectadores ante su extraordinaria megalomanía era siempre una: la risa. En la Zona Rosa lo que solía imperar frente a ella era el miedo. Impactaban sus extravagancias y su temperamento desbordante, pero no era difícil descubrir en Pita Amor la imagen viva de los estragos que provoca la falta de autocrítica. Al final, lo que pareciera un exceso de autoestima se convirtió en una egolatría desorbitada. En la Zona Rosa, entre las calles de Génova y de Amberes, Pita fue rescatada en varias ocasiones por el anticuario Ricardo Pérez Escamilla que la protegía y por Pedro Friedeberg y Wanda Sevilla que la invitaban a su casa. También la galería de Antonio Souza le dio albergue en el momento más crítico. Año tras año solíamos celebrar la Navidad en casa de Carito Amor y Raoul Fournier, en San Jerónimo, y Pita llegaba con dos o tres bolsas de plástico de la Comercial Mexicana e iba repartiendo sus regalos: una pasta de dientes, un jabón, una crema de afeitar, una caja de Kotex que resultaban sumamente originales al lado de los regalos tradicionales de corbatas y marcos de Pewter. Al rato ya no hubo ni eso, sino unos dibujos hechos en cartulinas del tamaño de una baraja que ponía en nuestras manos como los sordomudos lo hacen en los cafés de banqueta. Bastante hago con ser genial Nunca trabajó. ''Trabajar es de criadas" protestaba. Alguna vez se lo sugerí y me respondió: ''¡Oyeme, escuincla, bastante hago con ser genial!". Para sobrevivir, vendió la mayoría de sus cuadros a Lola Olmedo. En la Zona Rosa le dio por repartir a 20 y a 50 pesos esas pequeñas cartulinas con una cara garigoleada de colores (la suya), la mayoría francamente graciosas. La invitaban a cenar en algunos restaurantes del rumbo pero su forma altanera de ser y su soberbia la volvían temible. ''¡Córranle, vámonos que allí viene Pita!". Se esfumaron enamorados y amigos. Con una rosa en la cabeza y su bastón en la mano, Pita era sin embargo parte de la Zona Rosa, un personaje único que todos buscaban en el primer momento para huir después de haberla tratado. Se enojó con Jesusa Rodríguez cuando comenzó a imitarla en El Hábito. Asidua primero al bar, donde ocupaba un sofá completo y se apoderaba del baño durante horas, no regresó jamás después de aquel sketch que consideró una afrenta a su estatura mitológica. Otra gran imitadora de Pita Amor es Miriam Moscona. Lo cierto es que Pita Amor era capaz de agotarle la paciencia al mismísimo Job. Beatriz Sheridan, Susana Alexander -que le montó todo un espectáculo-, Jesusa y Liliana que le brindaron no sólo drinks como los llamaba Pita (y que van desde ''whisky on the rocks" hasta ''medias de seda") sino su amistad, Martha Chapa que hizo de ella dos excelentes dibujos y la alimentó durante meses, optaron por apartarse de ella en algún momento para poder descansar, tomar fuerzas y volver a enfrentarla. Carlos Saaib, joven poeta que sostuvo con ella una amistad de 20 años y que en el momento en que más necesitaba le brindó su casa y acudió a todos sus ''¡Carlooos!" en el edificio Vizcaya, en la calle
de Bucareli, un día no pudo más y se la devolvió a Mariana y a Juan Pérez Amor, quienes se hicieron cargo de ella hasta el fin de sus días. Patricia Reyes Spíndola, mujer fina, generosa y solidaria, si las hay, dio muestras de una lealtad a toda prueba y quería sincera y profundamente a Pita. A veces, Pita era capaz de verse a sí misma con una extraordinaria lucidez: ''Entre las deficiencias de mi personalidad existe mi ocio. Desde muy niña rondé de allá para acá sin lograr disciplinarme ni en estudios ni en juegos, ni en conversaciones. De mi ocio brotaron mis primeros versos y es en mi ocio maduro donde he ido engendrando el acomodo de mis palabras escritas." Polvo, ¿por qué me persigues como si fuera tu presa? Tu extraño influjo no cesa, y hacerme tuya consigues: pero por más que castigues hoy mi humillada figura, mañana en la sepultura te has de ir mezclando conmigo. Ya no serás mi enemigo... ¡Compartirás mi tortura! Pita es importante para las generaciones venideras porque rompió esquemas al igual que otras mujeres de su época que fueron catalogadas de locas y los casos de Nahui Olin y de Pita Amor son emblemáticos. El rechazo y la censura las volvieron cada vez más contestatarias y las dos hicieron del reto y de la provocación su forma de vida. Michael Schuessler, su biógrafo, recogió uno de sus múltiples epitafios, pues pensando en su propia muerte hizo varios: Es tan grande la ovación que da el mundo a mi memoria que si cantando victoria me alzase en la tumba fría en la tumba fría me hundiría bajo el peso de mi gloria. 2000 Caballero en la plaza... Caballero en la plaza a caballo y a pie dio tremendas batallas. La muerte que no pudo matarle cara a cara en aviesa hurtallida le tendió la emboscada. Hay lágrimas juntas México con España una palabra sola que describa su casta, su porfía su empeño.
Su poder, su arrogancia torero fue de época pero hombre es la palabra. Como pisaba fuerte aún suenan sus pisadas.275 Pedro Garfias. 2000 CHUFLILLAS TAURINAS AL TÍO SAM En Cavite, Puntillero, mataste al toro español cuando el toro estaba muerto. Mataste al toro alemán puntillero, después de que Francia dio sangre y huesos. Lo volviste a matar puntillero, luego que Inglaterra y Rusia pasaron sobre sus muertos.276 Pedro Garfias. 2000 TORERO VIEJO Eres un torero viejo cansado de caminar hoy que te vi, estabas triste tenías ganas de llorar. Tu camino ya acabado no te dejó descansar lo regaste con tu sangre para poder caminar. Tus triunfos que eran tus glorias no las volverás a ver; esas ya te abandonaron ya tienen otro querer. Ellas andan con un joven arrogante y con valor, 275 276
Ramón Macías Mora: El signo de la fiesta. Madrid, Egartorre, S.L., 2000. 231 p. Ils., retrs., fots., p. 131. Op. cit., p. 133.
que no le teme a la muerte que no le importa el dolor. Yo soy un torero viejo que con las glorias viví y gocé de sus amores que con el tiempo perdí. Juntos quizás las soñamos para alcanzarlas sufrí también me costó mi sangre que en el camino perdí. Yo sé bien que está sufriendo en ese espejo me ví. Tu cara estaba muy triste. yo la figura perdí. Las glorias siguen muy guapas otros amores tendrán muchos toreros ya viejos de celos se morirán... De celos se morirán.277 Abel Flores “El Papelero”. 2000 Matar al minotauro… Para la lucha con el Minotauro el hombre se preparó como nunca. Sabía que si no vencía su ciudad no llegaría a tener grandeza y gloria. Afuera del laberinto la hija del rey esperaba. Dándose valor, calculando su fuerza, ahora que veía venir al Minotauro con toda su furia y poderío, se figuró un instante con la amada de su región de colmenas, de olivos y cipreses bajo el verano tórrido. Eso le dio más fuerza. La batalla fue terrible y muchas veces dudó de la victoria, pero al fin, golpeó de tal forma al Minotauro, que lo hizo padecer y pagar por cada crimen cometido. Con la alegría de la victoria buscó el hilo que la mujer le dio para salir. El hilo no estaba. No le importó hallar de inmediato la salida. Conocía de laberintos y salir de éste sólo costaría más tiempo. Comprendió que la mujer se creería engañada. Pero cómo explicarle que no. Marco Antonio Campos.278 Abel Flores (seud. “El Papelero”): Torero viejo. Dibujos de Cristóbal Álvarez. México, Impresora Solart, S.A. de C.V., 2000. 220 p. Ils., p. 218. 277
2000 El Torito / El Toro Zacamandú Este torito que traigo Lo traigo desde Jalapa Lo traigo desde Jalapa Este torito que traigo Y lo vengo manteniendo Con cascarita de papa Este torito que traigo Lo traigo desde Jalapa Lázalo (lázalo) Lázalo que se te va Échame los brazos mi alma Si mi tienes voluntad Lázalo (lázalo) Lázalo que se te fue Échame los brazos mi alma Y nunca te olvidaré Este torito que traigo Lo traigo desde Campeche Lo traigo desde Campeche Este torito que traigo Y lo vengo manteniendo Con azúcar, pan y leche Este torito que traigo Lo traigo desde Campeche Lázalo (lázalo) Lázalo que se te va Échame los brazos mi alma Si mi tienes voluntad Lázalo (lázalo) Lázalo que se te fue Échame los brazos mi alma Y nunca te olvidaré Este torito que traigo No es pinto ni colorado No es pinto ni colorado Este torito que traigo
278
Esta obra apareció originalmente en: Bestiario inmediato. México, ediciones Coyoacán, 2000, p. 112. Además: Del mito al rito. Sirenas y otros animales. Antología poética. Alejandro García (compilador). México, Alforja, arte y literatura, A.C., Expertos en Impresión, S.A. de C.V., 2006. 78 p. (Poesía en el andén)., p. 71.
Es un torito barroso De los llanos de Alvara’o Este torito que traigo No es pinto ni colora’o Lázalo (lázalo) Lázalo que se te fue Échame los brazos mi alma Y nunca te olvidaré Lázalo (lázalo) Lázalo que se te ha ido Échame los brazos mi alma Para quedarme dormido Ay . . . Ay no más, no más Ay no más, no más Mañana voy al rodeo A aprender a mangañar A aprender a mangañar Mañana voy al rodeo Ay no más, no más Ay no más, no más Ay no más, no más Ay no más, no más Porque me parece feo Que todos sepan lazar Que todos sepan lazar Y yo nada más los veo Ay no más, no más Ay no más, no más A la rumba rumba A la rumba iré A la rumba rumba A la rumba rumba iré Yo nunca he sido casada Yo nunca he sido casada Con usted me casaré Con usted me casaré Dominio público.279 Ca. 2000
279
www.conjuntojardin.com
Abel Flores “El Papelero”.