5 minute read

Capítulo VI, Los antecedentes

que consiste en utilizar machos de una raza pura con hembras de otra raza, generación tras generación.

El esquema que utilizó Antonio Llaguno para formar la ganadería fue técnicamente insuperable. La simiente, importada de España, y su descendencia, solo se apareó entre sí para formar un núcleo de raza pura que fue aumentado paulatinamente.

En México, en las ganaderías de Piedras Negras, La Laguna y Zotoluca los señores González diseñaron un sistema de apareamiento, es decir sistema de crianza y selección distinto al proyecto que se trazaron los hermanos Antonio y José Julián Llaguno, de San Mateo. El de los hermanos Llaguno fue un diseño cimentado en el ganado criollo mexicano. Sistema con el que los Llaguno separaron entre 3 mil vacas cuneras (criollas), 30 vacas que cruzaron con el pie de simiente de Saltillo, importado de España.

Fueron desde un principio lo de Zacatecas y lo de Tlaxcala, dos conceptos distintos, dos encastes independientes.

Toros únicos emanados de dos ramas obtenidas del mismo origen que hoy caminan por rutas disparejas con enfrentados conceptos por sendas separadas. (Carlos Castañeda de Gómez del Campo/ Piedras Negras, sitio, vida y memoria)

Capítulo Seis LOS ANTEDEDENTES

por Gustavo Robledo

Hablar de la Familia Garfias en San Luis Potosí, nos obliga a remontarnos años –muchos años atrás- en la unión y su origen que tiene con otra familia ganadera de nuestra fiesta potosina: la Familia Labastida y su origen taurino en la Hacienda de Santo Domingo de la Familia Peña.

La Hacienda de Santo Domingo fue desde su fundación hasta entrado el siglo XX una estancia de paso que servía como muleros y abrevaderos para quienes transportaban producto de las zonas mineras, agrícolas y ganaderas de la región para el paso de las caravanas, a la capital del País.

Era un mesón donde se detenían las caravanas, y que posteriormente fueron asentando sus reales varios grupos de inmigrantes en la zona, desarrollando diversos polos productivos agrícolas y ganaderos de los cuales Sto. Domingo formó parte.

A principios del siglo XIX el dueño de estas tierras fue rico francés

llamado Don Jesús Ivanhué, quien vivía en lo que actualmente se llama Santo Domingo el viejo; este personaje posteriormente le vendió todas estas tierras a la familia Peña.

La ciudad de Polotitlán, Edo. de México, es una localidad situada en la parte norte de esta entidad federativa, en los límites con los estados de Querétaro e Hidalgo sobre la actual Carretera Federal 57. En la época prehispánica y durante los primeros años de la conquista esta zona fue conocida como Acahualzingo y San Nicolás de los Cerritos estableciéndose las primeras encomiendas y por ende los primeros asentamientos ya formales con personajes novohispanos que asentaban sus reales en busca de negocios agrícolas, ganaderos y de comercio, sobre todo.

De entre estos personajes tiene su arribo en 1734 un español oriundo de Oviedo, don Juan Ruiz Polo, quien por su prospero desempeño logro asentar a sus descendientes como una familia ilustre y de gran fama en la localidad, lo que permitió que desde mediados del siglo XVIII y hasta pasada la mitad del siglo XIX que se elevó a categoría de Municipio, ésta pequeña villa tuviera el nombre de Polotitlán, cuyo significado toponímico aunado con la preposición náhuatl de “Titlán” que significa “Lugar de” o “donde se encuentra” mas el apellido Polo, tuvo como sencillo resultado que el “Lugar de la Familia Polo” sea hoy la ciudad de Polotitlán.

De esta ciudad, también destaca un distinguido “Polotitlense”, don José María Garfias Saldívar. Comerciante y agricultor nacido el primero de julio de 1797. con grandes dotes de ingeniero y de arquitecto, José María Garfias edificó el primer portal de Polotitlán, los mesones y la posta donde paraban los transeúntes, las diligencias y las bestias de carga que descansaban en el pueblo cuando llegaban del interior de la República. Pero, además cooperó en la construcción de la iglesia y de la escuela en la división de las calles, alineándolas y dirigiendo la mayor parte de las fincas y emprendió la grandiosa obra de surtir a este pueblo de agua.

Pues bien, vamos entonces “cerrando la pinza” de nuestra noche.

Resulta que un día, del poblado de Polotitlán, a orillas del viejo camino a Querétaro y por ende a San Luis Potosí, sale para realizar sus actividades económicas un joven comerciante llamado Teodomiro Garfias Polo, nacido en 1856, quien, por juegos del destino, en lugar de tomar una ruta hacia el sur, es decir en vez de seguir hacia la Ciudad de México, tomó rumbo hacia el norte en la búsqueda expan-

dir sus actividades en la ciudad de San Luis Potosí. Llegando –y hasta ahí llego- a hacer una parada de descanso en la Hacienda de Santo Domingo, donde recibe la bienvenida de su propietario don Miguel Peña.

Don Miguel tenía dos hijas: Carlota Peña y López, quien casó con don Manuel Labastida Pesquera. De este matrimonio en 1887 nacería don Manuel Labastida y Peña, patriarca ganadero y fundador de la dehesa de bravo Santo Domingo. La otra hija de don Miguel Peña fue doña María Senorina Alejandra Peña y López.

El destino, las reglas morales y la voz de mando de don Miguel Peña –el Señor de la casa- jugaron sus piezas para concretar lo que pudo o no pudo haber pasado.

Don Marco Garfias se refería a esta anécdota con risas y mucho pudor, en atención a la época: resulta que un día Teodomiro, muy joven estando tomándose unos pulques en los bodegones de la Hacienda de Santo Domingo, donde no existían sanitarios ni urinarios, salió “de hacer las aguas” de un lugar cercano la pequeña Senorina, y Teodomiro fue testigo de cierta desnudez y la vio en posición nada apta ante un desconocido (eso dijo don Miguel) y como no hubo poder humano que le hiciera cambiar de opinión por la afrenta visual y moral que Teodomiro había causado con una de sus hijas, le “obligó” de manera cordial cerrar un compromiso de bodas para que cuando la pequeña Senorina “estuviera en edad de merecer” contrajeran matrimonio.

Y así fue como se cerró el capítulo escrito por el destino –o más bien por don Miguel Peña- para que Teodomiro Garfias sentara sus reales en San Luis Potosí.

Una vez casados don Teodomiro y Senorina, y formada la familia Garfias Peña, el comerciante polotitlense sentó sus reales en la zona, y no solamente por la zona de Santa María del Rio.

“Sentar sus reales” es cuando se llega a un sitio con el propósito de establecerse y de adquirir poder y dominio de las cosas. Se llamaba “real” al campamento minero, especialmente se refería al lugar donde estaba la tienda del ice del campamento. De ahí procede este dicho.

Hombre de campo y sabedor de los negocios comenzó a ampliar su espectro de trabajo y así logro adquirir un buen número de haciendas. Entre las haciendas destacaron La Ventilla en Villa de Reyes y De Santiago en Villa de Arriaga, que en su época de apogeo llego a tener más de 15,000 hectáreas.

This article is from: