La importancia de la comunidad taurina

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La importancia la comunidad taurina. “El tipo de entendimiento sobre el que se da la comunidad, precede todos los acuerdos y desacuerdos” Zygmunt Bauman

El toro de lidia y su tauromaquia son un referente histórico, todo un encuentro transcultural heredado en América, por lo tanto, a través de los siglos forma parte de la memoria colectiva que la hace respaldar su importancia teniendo como legado un cúmulo de vestigios desde tipo arqueológicos, obras de arte, vasta literatura y más; logrando la preservación de esta especie y en la vocación que surge en los jóvenes novilleros que otorgan una continuidad al elegir esta profesión y ejercer el rito del toreo en el marco actual de la posmodernidad. De la tauromaquia y su expansión europea hacia el nuevo continente se encargó la conquista, quedando registrada esta hazaña que da referencia a través de la quinta carta de relación de Hernán Cortés, “el 24 de junio de 1526, se corrieron ciertos toros en regocijos de cañas y otras fiestas”. 1 Fue el inicio de un alcance muy fértil, se organizaron un caudal de conmemoraciones entorno a las fechas religiosas y fiestas especiales de los conquistadores, todo era expectación en colectividad para contemplar el esplendor de este encuentro que lleva inmersa la naturalidad de la vida y la muerte, el eros y tánatos lo que somos en esencia y nos identifica; tiempo atrás en esta cultura, ya existía un profundo culto a la muerte. Pero la fiesta es eso y más, va colmada de misterios que conjugan elementos matizados de simbolismos, en medio de un despertar de emociones que con el tiempo transmitieron un sentimiento con tal profundidad que fue forjando su propio público en torno a su idiosincrasia, enlazando toda una complicidad de lealtades conjuntas. Toros y toreros existen y coexisten, son amantes que se dan cita en las arenas de las plazas o en la entraña de un ruedo de tientas en la intimidad del campo bravo; ambos protagonistas, algún día tuvieron sus primeros espectadores, incluso el toro por sí solo como animal emblemático dotado de características específicas, eje ceremonial de culturas atávicas propició todo un colectivo social mismo que lo sublimó dándole un valor totémico. Con la formación de las corridas los protagonistas establecieron un sistema social de jerarquías que determinó la repartición de trabajo a través de múltiples profesiones y oficios, el espectáculo crecía, paralelamente produjo aforos macrosociales estableciendo todo un vínculo y una intensa actividad que fue crisol por todas las geografías en donde proliferaron los festejos, de tal manera fueron los inicios de una nueva comunidad intercultural. La tauromaquia siempre ha generado grupos de personas que han vivido sus procesos, “haciendo fiesta y afición”, la que ha transitado por largas épocas presenciando la obra magna de los diestros a través de faenas bordadas de arte, entrega y valor; al mismo tiempo siempre despertando filias y fobias con tan profundas pasiones que inco1 Cortés Hernán. Cartas de relación de la conquista de México. Ed. Espasa Calpe, México. Novena edición. 1985.300 pág.


modan a quienes no la conocen y que incluso, no tienen el mínimo interés de hacerlo, pero sí de agredir la libertad de elección de otros; siempre bajo este contexto, todas sus etapas históricas ha sido una fortaleza, a pesar de que nunca han faltado los altercados, varias prohibiciones y la manera nefasta de querer impedir su devenir futuro. En pleno siglo XXI la tauromaquia como la política y la religión se le mira en campos hostiles, se infiltran las miradas de otros que luchan por derrocar su existencia, nada nuevo o extraño, pero el radicalismo de hoy es infinito y cargado de violencia inaudita; hay grupos que se toman todo el tiempo para actuar como si fueran algoritmos humanos o agentes operativos de las actividades taurinas para detectar y atacarlo todo, hackean las plataformas de Internet, nos llenan de insultos a través de las redes, en el entorno de las plazas y más, quieren controlar el libre albedrío de otras voluntades; a la vez ellos hablan de “libertad”; dentro de lo más preocupante es que organizan foros cargados de mentiras, sin ningún sustento de investigación científica, cuando se les cuestiona algo su actitud es negada, asumen el papel de un debate bizantino. La organización de los aficionados en la medida de nuestras posibilidades hemos trabajado por tratar de salvaguardar la tauromaquia en algunas ciudades y países en los que hay actividad taurómaca, en algunos lo hemos logrado, la alianza taurina cuenta con un tejido social internacional en la que estamos inmersos toda una comunidad taurina, que hoy en día, debe más que nunca unir esfuerzos y trabajar unidos por el bien de su futuro, pues esta labor genera un carácter de entendimiento implícito y repartido en tareas que se puedan cumplir. El concepto de comunidad es tan importante que debe rescatarse urgentemente. Para la Real Academia Española el significado refiere: El conjunto de personas vinculadas por características e intereses comunes. 2 En términos de sociología la comunidad es: 1. Subgrupo que tiene muchas características de la sociedad, pero en pequeña escala y con intereses comunes menos amplios y coordinados. Implícitas en el concepto de “comunidad” encontramos un área territorial un grado considerable de conocimiento y contacto interpersonal y cierta base especial de cohesión que la separa de los grupos vecinos. La comunidad disfruta de una autosuficiencia más limitada que la sociedad, pero dentro de dichos límites existe una asociación más íntima y una simpatía más profunda. En ella puede darse cierto nexo especial de unidad tal como la raza, el origen nacional o la afiliación religiosa, 2. La totalidad de sentimientos y actitudes que ligan a los individuos en un grupo de la naturaleza del descrito bajo el número anterior.3 En este sentido armoniza y enlaza un interés por preservar lo que nos da identidad y pertenencia, la fiesta es parte de nuestras tradiciones, nos ofrece toda una base cultural, es motivo de inspiración artística e incluso intelectual, es toda una actitud de vida debido a que nos refrenda la esperanza de no caer en el nihilismo, hace sentir plenitud y goce; es digno ser aficionados, acudir en familia y llevar a los niños, ya que también hermana y da sentido de pertenencia, vincula a través de la amistad, e incluso ante los claroscuros que existen como todo órgano social nos hace reflexionar, hacer propuestas y enmendar para corregirlo con rectitud y compromiso, siempre es bueno tener un análisis crítico. 2 https://www.rae.es Diccionario de la Real Academia Española. 3 Fairchild Pratt, Hernry. Editor. Diccionario de sociología, Ed. Fondo de Cultura Económica. 1975. Pág., 53. 317 Páginas.


La corrida puede en una tarde llevar el dramatismo de presenciar un percance, por ello somos la mirada solidaria que contacta con el compañero en el tendido de una plaza, nos une la plegaria y retomamos la valentía de un ser humano vestido de luces que se juega la vida ante un toro de lidia. Ser taurófilo es pertenecer a una esfera social que demarca una diferencia, si ser “diferente” siempre ha llevado un alto precio, hoy en día en la sociedad que todo lo prohíbe, inhibe, lo juzga y lo excluye genera una violencia, una sociedad supuestamente incluyente, tolerante y abierta a la diversidad respetaría el derecho profesional de los toreros y sus cuadrillas, al mismo tiempo a la afición quienes estamos cansados de tener que vivir persistentemente a la defensiva, cuidando nuestro trabajo e incluso hasta blindándonos de la intimidación que existe en el entorno de la comunidad y hasta el ciberespacio que siempre nos acosa. En términos de antropología desde épocas pasadas, la aldea, representaba un nexo que unía fuerzas al trabajar en conjunto, se repartían las labores y evaluaban todo tipo de logro a veces relacionado con los calendarios y las estaciones del año, acompañado de pensamiento mítico o mágico que implicaban una celebración entre música, cánticos y flores; a la par se llevaban a cabo rituales de sacrificio de algún animal, la colectividad se reunía alrededor del fuego mientras se asaba y lo comían, era un festín de reunión y convivencia social. Más allá de que organizaran una ceremonia de este tipo, en el transcurso de la vida cotidiana también se rendían muestras de apoyo ante todo aquello que fuera un imprevisto, alterara o rompiese la armonía y la estabilidad que pudieran acechar el orden social la seguridad de la comuna o la vulnerabilidad de su interior; estas características no son anacrónicas, siguen existiendo en condiciones grupales que ayudan hasta en el crecimiento individual y social. Trasladando un parámetro de comparación que se sitúa en la contemporaneidad las corridas de toros cumplen con signos arquetípicos de algunos elementos de antaño dadas sus profundas raíces y rasgos propios; pero del mismo modo, existe el factor exógeno en el que están siendo enérgicamente amenazadas, es entonces cuando la fuerza de la comunidad debe fortificarse para el cuidado de su integridad vigorizando su solida-

ridad y compañerismo. Cada feria taurina llega por su naturaleza al tener la cohesión de las otras comunidades diferentes en labores, pero iguales en objetivos, porque el toro de lidia une el trabajo del campo y la ciudad, hay claramente una definición geográfica en los


estados de la república y sus ganaderías regionalmente les da el carácter de comunidad rural, aparentemente aisladas por distancia geográfica, pero estrechamente vinculadas a la vez con el trabajo de la comunidad urbana, llámese empresas, asociaciones, institutos que fomentan las actividades culturales, como coloquios, conversatorios, programas de televisión, plataformas especializadas de internet y más organismos que conjuntamente alcanzan a relacionarse con la comunidad taurina internacional, como parte de la capacidad integral y vinculación que ejerce el fenómeno social taurómaco con los países activos. La República Mexicana cuenta con 259 ganaderías de bravo, en 24 estados ganaderos y 13 delegaciones estatales. 4 Para ello hay 82,800 hectáreas destinadas a la crianza del toro bravo. 5 Se cuenta con diversas asociaciones formales, como La Asociación Nacional de Matadores Novillos y Similares, Asociación Nacional de Ganaderos, la Unión Mexicana de Picadores y Banderilleros, Asociación de Monosabios. Agrupación Mexicana de Empresarios Taurinos, a la par circundan los grupos de trabajo formados por la afición, como Bibliófilos Taurinos de México, El Centro de Estudios Taurinos de México, algunos Institutos, peñas taurinas, y las porras de las plazas, entre otros. Los países que desarrollan actividad taurina actualmente son: España, el sur de Francia, Portugal (de forma incruenta) México, Perú, Colombia, Venezuela, en la ciudad de Mérida y Yuracuy, en Ecuador particularmente en la ciudad de Ambato que conserva la tradición. Cada país impregnado de su propia cultura hace lo propio por continuar sosteniendo la práctica del arte del toreo, trabajan logrando hacer el ejercicio social de comunidad en tiempos en que impera el individualismo, es retomar un valor que fortalece la naturaleza del hombre como ser social y el valor del trabajo en equipo, esto muestra el carácter de cada nación que la preserva en su geografía, todas estas partes componen una enorme entidad que muestra la capacidad humana de vincularse e identificarse culturalmente al actuar con el mismo designio, el mundo taurino lleva también una serie de características propias, ejemplos hay múltiples, el hecho usar un lenguaje determinado como el argot, que tiene la peculiaridad de haber salido de lo local y se difundirse hacia lo exterior y habitual, puesto que llega a pronunciarse entre otras personas de manera espontánea, muchas veces no saben de dónde provienen los significado, aun así se emite por cualquier persona aunque no sepa de toros o tenga afición, porque incluso se acomoda a las similitudes de la vida, hay miles de personas que algún día han dicho “al toro por los cuernos”, “aguanta vara”, el lenguaje llega a tener una parte creativa y lúdica. La fiesta, su celebración y afición lleva suma de voluntades, comparte ayuda mutua, en nuestro caso, sin ser toreros nos deseamos hasta la buena suerte, “nos hacemos un quite” “un avío”, los toreros, subalternos, rejoneadores y forcados, nos han dado su ejemplo, si es preciso salen a quitar el toro a su alternante “a cuerpo limpio”, también en la fiesta se llega a trabajar por altruismo. Hoy se debe sostener el compromiso de dar de sí por la preservación de la actividad taurina en todas las entidades y en particular en la Ciudad de México. En los tiempos actuales hay una amplia gama de clasificaciones para hablar de 4

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los diferentes grupos sociales, pareciera un caleidoscopio por ejemplo las “generaciones de cristal”, que dada su hipersensibilidad, se rompen de un suspiro, se desmayan ante la palabra sangre o muerte, no sé en dónde encuentran el significado de la existencia, pero en su actuar usan el filo y hasta las astillas de su epidermis “de cristal”, se adhieren cobijados a otros para intervenir como antitaurinos, usan pancartas que dicen “La tortura, no es cultura”, faltos de entender que hay términos que ni siquiera aplican para un animal. Ellos también han creado su propia comunidad y actúan en relación con sus bandos, algunos de ellos se declaran “animalistas”, son la contracultura del toreo, operan de otra forma, llevan rasgos marcados de patología que irrumpen sin recato hasta en la integridad física de los aficionados, acechan los entornos de las plazas, avientan objetos y pintura a las obras de arte, como a las esculturas, usan grafiti para escribir groserías en las puertas de los cosos, han atentado prendiéndole fuego a la plaza de toros artesanal situada en Villa de Álvarez Colima, “La Petatera”. ¡No hay límites! En medio de la vorágine de la posmodernidad, todo lo que no agrada, pareciera querer eliminarse como un archivo en computadora con tan solo oprimir una tecla, el respeto por las minorías se extravió en medio de lo vertiginoso de la vida, una buena faena nos hace sentir un remanso, es detener el tiempo a través de un lance en la arena, todos convergemos en la plaza y presenciamos la corrida entendiendo sus tercios al morir el toro y cerrar su ciclo. En el transcurso de la corrida se conservan actos de ceremonia, rituales de cortesía, los espectadores ondean en sube y baja de emociones hay momentos de algarabía y otros de silencios colectivos que imperan en toda la plaza durante la lidia, sobre todo cuando el diestro va a llevar a cabo la suerte suprema, pero también se rompe el silencio y los sonidos festivos emergen entre aplausos y la exclamación del propio olé, las flores siguen presentes entre claveles frescos llenos de frenesí y otros más que van bordados en canutillo en el terno del héroe triunfante que también puede surgir de la propia comunidad, el público lo alaba y celebra al dar la vuelta al ruedo de la plaza que simboliza el infinito en un centro de verdad. La cohesión y permanencia de un sector reunido para disfrutar de una tarde de toros nos hace afines, pero requiere la suma de esfuerzos, pareciera ser una utopía pensar “en comunidad” en los tiempos en que todo se fragmenta, diluye, y hasta se volatiza; pero no, el término no es obsoleto, por el contrario, es momento de echar mano de ello, del poder que fortalece este recurso y el compromiso que otorga corresponder con todas sus implicaciones. La estructura social taurómaca de los países que llevan a cabo el desarrollo del espectáculo requiere hoy más que nunca la unión de su pueblo que ha tenido al paso del tiempo un refrendo generacional, ya no en demasía como lo era en épocas pretéritas, pero no por eso, deja de merecer un respeto por ser la tauromaquia una expresión que engloba parte de la multiculturalidad que hoy en día enfrentan cantidad de ataques abolicionistas de un día para otro y que no cesan, se pueden presentan dictámenes y suspensión de corridas en cualquier Estado de la República, así nos sorprendió arbitrariamente la noticia en la Ciudad de México el pasado 26 de mayo, sin importar que también el toreo es un derecho laboral y un despropósito querer prohibirla. Cabe decir que quisiéramos ver la pronta movilización de los matadores de toros y sus principales protagonistas y por qué no, el apoyo de los toreros extranjeros, puesto que la plaza de toros México también ha sido su plaza, la de las múltiples oportunidades


que los ha forjado en sus trayectorias profesionales, La Monumental de Insurgentes ha sido recinto de cantidad de alternativas y plaza de consagración, espacio recreativo temporada tras temporada. En el año 2016, en Valencia España, los toreros cansados de las amenazas prohibicionistas salieron a las calles encabezando una gran marcha, con una propuesta de reivindicación ante la censura, la pancarta decía: “Los Toros, Cultura, Raíces y Libertad de un Pueblo”, los matadores iban tomados de los brazos, como una cadena humana, con paso muy firme en su andar, parecían ser una escena fílmica, pero fue tan real como El Guernica, seguramente Belmonte, Manolete, Silverio Pérez y hasta Iván Fandiño unieron sus espíritus en complicidad desde el azul y oro de los cielos. Los matadores hispanos sacaron la casta fuera del ruedo, llenos de pundonor y valentía, de igual forma durante la pandemia ante La Covid-19 escribieron sobre sus cubre bocas la frase. “La cultura no se censura”, como respuesta a otro conflicto, que quiso abolir la fiesta, el suceso se dio a conocer en las redes sociales. En nuestra ciudad han sucedido este tipo de jornadas un par de veces, uniéndose otros grupos de tradiciones arraigadas, como la charrería y la agrupación que organiza las peleas de gallos, pero nunca sobra una tercera vez de la participación taurina. Hoy en día la inconformidad por esta imposición anticonstitucional merece una protesta no solamente grabando un video de parte de los toreros, la presencia es importante, por el bien de su derecho laboral y de expresión artística, también está la comitiva que ejecuta el paseíllo, las asociaciones y la afición que como espectadores merecemos respeto, todos somos parte de este hecho social vivo que se debe unir cuantas veces sea necesario. Si las redes sociales tienen alto impacto, lo tiene la voz en vivo, las pantallas son “los burladeros posmodernos”, es necesario el vínculo humano, como un paseíllo encabezado por alguaciles, matadores, subalternos monosabios, autoridades de plaza y toda la comitiva que constituye a los actuantes y aficionados a las corridas de toros. La fiesta brava a su vez proporciona gran número de empleos para cientos de trabajadores, llámese artesanos, transportistas, servicio de restaurantes etcétera, que generan un importante derrame económico, por lo mismo no se puede permitir que alguien emita una medida tan amenazante, porque atañe los derechos de otros ante la vulnerabilidad de pérdida de empleos y de la satisfacción libre de disfrutar el arte de un espectáculo que da referentes estéticos, filosóficos, artísticos y espirituales. ¡Basta de taurinos de closet, de armario, cajón de buró, los de doble o triple moral! Ser taurófilo no es un desprestigio, es un orgullo, estamos cansados de tanta violencia que nos hace vivir esquivando cornadas y arreones, es urgente la unión y función social de cada uno de nosotros. El sociólogo Emili Durkheim otorgó el nombre de constricción social, al entender que los grupos a los que formamos en parte ejercen una influencia que condiciona nuestro comportamiento, articulemos la fiesta para visualizarla a futuro, ¡hagamos comunidad!, La tolerancia ante la pluralidad forma coexistencias que llevan el colorido de varias culturas, pero al final somo una sola humanidad, quisiera pensar que la tauromaquia tendrá la expresión de un matador de toros en un periodo artístico que se denomine la “tardo posmodernidad” y brillen los alamares del respeto y la libertad. Mary Carmen Chávez Rivadeneyra


Bibliografía y fuentes: Bauman Zygmunt, Comunidad en busca de seguridad en un mundo hostil. Ed. Siglo XXI. Tercera edición. 153. Pág. Cortés Hernán. Cartas de relación de la conquista de México. Ed. Espasa Calpe, México. Novena edición. 1985.300 Pág. Giddens Anthony, Sociología, Ed. Alianza Universidad Textos. 1993. 863 Pág. Pratt Fairchild, Henry. Diccionario de sociología, Ed. Fondo de Cultura Económica. 315 pág. 1975 https://www.rae.es Diccionario de la Real Academia Española. https://anctl.mx/ole/


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