Las festividades del pueblo de Huamantla, tauromaquia y sincretismo

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Las festividades del pueblo de Huamantla, tauromaquia y sincretismo.

Huamantla pueblo mágico del Estado de Tlaxcala, es un sinónimo de arraigo y tradiciones multicolores, entre ellas existen aspectos que nos recuerdan la importancia de ser un patrimonio cultural; entendiendo por ello los bienes que son tangibles e intangibles que dan identidad a sus orgullosos pobladores a través de una larga cadena de valor histórico y legado generacional con todas sus expresiones. El mes de agosto ejemplifica los aspectos que hacen de esta tierra un sitio lleno de significados que atraen las miradas de nacionales y extranjeros, eventos que están a punto de comenzar.

Desde hace una década el pregón taurino ejerce el preámbulo para abrir paso a los festejos que se llevarán a cabo, siempre otorgado por diferentes personalidades del mundo taurino que logran captar la atención de todo aficionado al llevar un toque de clarín y voz que anuncian días de festividad; lo cual no sería posible sin los elementos que lo conjuntan, como el eje de la fe depositada en la virgen de la Caridad, a quién se alaba e incluso entrelaza aspectos litúrgicos con la tauromaquia en varias aristas.

Este año será el XI pregón llamado Luces de Oro y Plata , emitido en mano a mano por los Matadores de la tierra Tlaxcalteca, Uriel Moreno, “El Zapata” y Sergio Flores, moderado por el Pbro. Ranulfo Rojas Bretón, y conducido por Don Roberto Romero Rivera; evento que será acompañado por un concierto de pasodoble de la orquesta

filarmónica infantil de Tlaxcala de los hermanos Muñoz en el recinto Real de Cantera.

Para este 14 de agosto 2023, la corrida goyesca de las luces será lidiada por Arturo Macías, Octavio García, “El Payo”, y Sergio Flores, con 3 toros de Tenopala y 3 de Felipe González.

Destaquemos que el aura religiosa que envuelve la fiesta de los toros, está presente en todo momento y se intensifica mediante la corrida nocturna de las luces que invariablemente es el día 14 de agosto, en esta localidad que año con año fortifica sus tradiciones y atrae también la atención a nivel internacional, dado que su esplendor suigéneris y el esmero de toda la comunidad, logra hacer una cohesión social entre las familias de la región y de otras más de las cercanías del Estado que se unen y participan en esta representación que va llena de sincretismo.

La corrida de las luces se instauró en el escenario de la centenaria Plaza de toros La taurina desde el año 2005, gracias a la iniciativa de Juan Antonio Hernández Bretón después de que él presenciara una corrida similar en Quito Ecuador en la plaza de toros de nombre “La Belmonte”, localizada en el barrio de San Blas en el centro de dicha ciudad. Al llegar esa idea a México, en Huamantla se le llamó en aquel entonces “la corrida de la noche que nadie duerme”, el cartel lo conformaron los Matadores Jorge Gutiérrez, Uriel Moreno, “El Zapata” y Atanasio Velázquez, con toros de Marco Garfias. Después la continuó el Matador José Antonio González “Chilolo”. 1

Algo similar ocurre en Manizales Colombia, cuyo origen es el siguiente: El festival taurino se inicia en el Teatro Fundadores y se termina en la plaza de toros, cada uno lleva una vela encendida en completo silencio, la virgen da la vuelta al ruedo. En Manizales se le atribuye a José Manuel Hoyos, uno de los fundadores de la plaza de toros, movido por el fervor de la afición taurina hacia la Virgen de la Macarena quiso que en Manizales la fiesta brava tuviera su patrona, lo que congregó a más aficionados para sumar fondos y tener una réplica, así fue desde el año 1951, la Macarena hecha en Manizales se hizo realidad, fue esculpida por el maestro Luis Fernando Cardona, vestida y adornada por Cecilia Vargas Restrepo. 2

A la fecha en Manizales los feligreses veneran a la virgen, la gente lleva velas encendidas detrás de las bandas musicales, cuando está entrando a la plaza los acomodadores entregan un farolito y velas, al llegar a la puerta de cuadrillas, los toreros se unen y alzan a la virgen, apagan las luces y se encienden las velas, hay pequeños juegos pirotécnicos, apenas acaba esta vuelta al ruedo con ella y a los toreros les entregan un pequeño grano de café en oro en un estuche, después retiran a la virgen y da inicio la corrida. 3

En Huamantla estos escenarios de plaza son muy similares mediante la corrida nocturna cuando los aficionados están ocupando sus localidades y las luces se apagan, cada quién enciende su cirio e inicia el festejo con la entrada de la virgen de la Caridad, acompañada de las notas del Ave Ma -

2 cormanizales.com. Noviembre de 2019

3 Información de Neftalí Montaño, periodista y cronista taurino de Colombia.

1 Información de Juan Antonio Hernández Bretón.

ría y la voz de una soprano; dando paso a una larga comitiva que camina despacio en todo el redondel, la plaza se ilumina discretamente como si fuesen luciérnagas del campo en madrugada y el incienso semeja la niebla de la noche que logra crear un momento sublime.

Los matadores de toros por su parte poseen una fe religiosa inquebrantable que se muestra no solo en ese momento, sino también en toda su forma de vida y hace armonía con todo lo relacionado a las fiestas tradicionales como esta, en las que no solo convergen, sino que son destello de un acto de fe que alterna y se conjuga como algo sagrado. Llega el momento en el que parten plaza saliendo del patio de cuadrillas, marcan con su zapatilla una cruz en la arena que desaparecerá en poco tiempo al paso de toda la comitiva, al igual que las hermosas alfombras de aserrín que caracterizan el arte efímero entre múltiples flores y otros simbolismos marcados en los tercios del ruedo, los diestros que esa noche torean la corrida reciben la bendición del sacerdote y se reza con fervor la oración de los toreros.

Los toreros llevan imágenes religiosas algunas veces bordada en su capote de paseo acorde con sus creencias; esta prenda de hermosa representación bordada en seda y oro, tiene una analogía con las casullas de los sacerdotes y el mismo manto de la virgen en cualquiera de sus representaciones; del mismo modo llevan crucifijos al cuello como un talismán de protección, sus trajes de luces semejan ser un barroco andante colmado de guarnicionería como columnas churri -

guerescas, semejante en el acabado de un templo de dicho estilo arquitectónico en su interior, mismos detalles deslumbran en los oros del ajuar de la virgen de la Caridad, también conocida como la virgen de la Asunción.

De cierta forma la labor entre un sacerdote y un torero es similar al oficiar un ritual ceremonial ante Dios, o el toro de lidia catalogado desde antiguas civilizaciones como dios totémico y eje de alabanza ancestral, ambos protagonistas oran en diferentes momentos, ya sea frente al retablo o la audiencia que asiste a los templos y las mismas plazas de toros que son recintos espirituales en donde converge lo sagrado y profano, en esa dualidad inseparable numinosa de vida y muerte en la reflexión filosófica de la palabra del creador y el propio júbilo de la corrida que lleva destellos de gloria, riesgo y tragedia; en ella se demuestra el rasgo de humanismo más grande que es jugarse la vida ante un toro de lidia en el ruedo.

Ver torear de manera profunda es también sentir el arte con el alma y transmitido en complicidad hecha taurofilia, de la misma manera que las creencias son sólidas, armónicas, con un tinte de dramatismo como lo es el arte mismo que recopila el sentir de lo humano y se logra plasmar con verdad, como cristo lo fue en la crucifixión mediante el derramamiento de sangre; no hay ritual sin este elemento rojo escarlata, es también una eucaristía, un vino en un cáliz que lleva a la consagración del cuerpo y la sangre de cristo, con evocaciones que conducen a exclamar amén o el olé, al final son expresiones altamente sacras.

En la confección del atuendo de los toreros intervienen sastres de ambos sexos, pero en el caso de la virgen de Huamantla lleva en su diseño complicidad femenina, ya que su labor es hecho solamente por mujeres quienes se reúnen continuamente en una casa de la calle Ignacio Allende, hoy museo llamado “Casa Carito”, en honor a la señora Carolina Hernández Castillo, quién llevó a cabo este trabajo artesanal que dejó como legado y dirección a su cargo a sus sobrinas y otras mujeres dando continuidad a las nuevas generaciones de bordadoras en el arte del manejo de la aguja, y el trazo de finos remates y acabados en el que participan señoras de diferentes edades en este arte que cumple 60 años calando raso en hilos de oro, símbolos que dan un lenguaje al atuendo religioso, además de llevar incrustaciones de piedras de brillantes tonos que portan canutillo de oro y plata, lentejuelas, cristales, perlas, cordones, rapacejos, camarañas, bordados de punto de cruz, y otros que conforman espirales, cadenas, cruces, flores, relieves de pasamanería, briscado, estrellas y muchas más analogías simbólicas en relación con la eucaristía; todo esto es una forma de expresión, una en la que siempre predomina el color blanco, azul cielo y oro que destella el manto en su paso por las calles llenas de incienso y devoción.

Pero preguntémonos ¿Qué significa la corrida de las luces como patrimonio cultural para México? Sin duda, es todo un fenómeno social y ceremonial que da carácter e identidad no solamente a Huamantla, sino a todo México que pone los ojos en esta región tlaxcalteca durante estas fechas significativas, para admirar la expresi -

vidad de los mexicanos que pintan de colores su pueblo amado que conserva un legado, que es toda una herencia milenaria y transcultural como la propia lengua castellana y las corridas de toros que se arraigaron en este país que son parte del patrimonio.

Con todo este contexto, el arte se borda y desborda en las calles en el paseíllo más largo que puede existir al ir la virgen entre sus calles, recorriendo a partir de las 12:00 de la noche y hasta las 8:00am, 10 kilómetros, cerca de 100 calles entre incienso y rezos, siendo llevada en un carruaje mediante una ornamentación decorada con flores e iluminación en una alabanza humana custodiada por todo su pueblo, y una cadena de niñas llamadas “las Malinches” que van vestidas de manta y paisajes pintados en sus vestimenta, llevan un velo de la misma tela que cubre su cabeza, siendo todo esto un atuendo de origen otomí que se combina con una unión entre ellas al ir tomadas de las manos junto a la virgen, quien va sobre los tapetes de flores de colores que son tan fugaces como lo es un lance en la arena, un suspiro en el aire y la vida misma; así son las alfombras hechas por las manos de sus propios fieles pobladores. Toda una procesión llena de misticismo, inciensos, oración, cánticos, cohetes, y muchos aromas tanto de alimentos típicos de la región como buñuelos, tamales y elotes que muerde un niño y saborea; el mismo libro del Popol-Voh nos recuerda que estamos hechos de maíz desde tiempos atávicos, al final todo es parte de la tierra fértil de cosecha y vida del pueblo de México.

Huamantla es lograr hacer comunidad social de familias y amigos que

abren sus puertas para compartir con el prójimo lo que esta tierra cultiva; y ya entrada la aurora que colorea el cielo del amanecer, deslumbra la silueta del contorno del volcán de la Malinche, Malintzin, mientras permanece el eco de los olés de la corrida de las luces y los mismos destellos que emana la virgen divina, la que cubre con su manto a todo el pueblo mágico de estrellas fulgorosas de la tierra más taurina que pueda tener México, Tlaxcala y su suigéneris paseo de madrugada hechos pétalos de flores que nos remiten a pensar el polvo que somos y nos convertiremos por toda la eternidad.

Créditos

Autor

Mary Carmen Chávez Rivadeneyra

Diseño

Oskar Ruizesparza

Fotografía

Manolo Briones

Ángel Sainos

Oskar Ruizesparza

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