Los niños presentes en las corridas de toros

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Los niños presentes en las corridas de toros. “Cada niño es un artista. El problema es cómo seguir siendo artista una vez que crezca”

L

Pablo Picasso.

a tauromaquia a lo largo de la historia siempre ha sido un tema tan polémico como las religiones y la política, eternamente siendo resiliente, audaz y sabia, marcándole desde tiempos memorables un quiebro a sus adversarios o un cambiado por la espalda ante todo tipo de ataque, prohibición o incluso hechos de violencia a nivel superlativo y sigue adelante mostrando que la cultura evidencia su existir. Resulta increíble pensar quienes pueden atreverse a rayar paredes, aventar pintura a las puertas de una plaza de toros o una obra de arte con temática taurina; pero no se queda solamente esto ahí, existe toda una organización internacional con aires anglosajones en contra de la tauromaquia que además se empeña continuamente en querer prohibirla, comenzando por impedir la entrada de los niños a las plazas, lo cual parece resultar ser un acto de retroceso al totalitarismo en pleno siglo XXI. En estos tiempos, por todos lados proliferan los grupos que dicen qué hacer y qué no, al mismo tiempo promulgando que todos debemos “ser libres”, sin embargo, dentro de esa “libertad” entran las demagogias, al querer sobrepasar la decisión y el derecho de los padres al llevar a sus hijos a este espectáculo que además es familiar. Los grupos de choque osan decir que las corridas son generadoras de violencia y que es nocivo para la salud mental de los menores, lo cual es absurdo y va lleno de mentira. Ellos se plantan afuera de las plazas a agredir

verbalmente a toda la afición, usando frases tan trilladas y términos que carecen del significado correcto: “asesinos”, “tortura no es cultura” entre juegos de palabras inverosímiles cubiertas de ignorancia. No hacen un ejercicio de reflexión de nada. ¿Qué es una corrida? ¿Por qué existe la fiesta brava? ¿Para qué se torea? ¿Por qué su vigencia y origen histórico? En medio de todo este ambiente, los adultos que estamos actualmente sosteniendo la fiesta como parte de una estructura social fuimos desde niños a las plazas de la mano de nuestros abuelos y padres. Si las corridas de toros hubieran sido causa de violencia social ilimitada, sería entonces de manera generacional un semillero de delincuentes, escuela de perversidad inclinada a ser parte de una patología social que no hubiera dado cabida en ninguna geografía en la que se lleva a cabo el espectáculo desde hace siglos; pero no señores y señoras antitaurinos, este es un recurso más de la posverdad que ronda en los tiempos posmodernos entendiendo el término como una distorsión deliberada de la realidad. La tauromaquia es un hecho social vivo, son casi 500 años de celebrar corridas de toros tan solo en América, da la casualidad que muchas generaciones de niños y niñas han sido no solamente de toreros, rejoneadores y forcados, es eje de inspiración para los artistas de diversas índoles, en donde se sitúan las bellas artes; además de toda su organización laboral, en la que por supuesto están los ganaderos, gracias a ellos, se preserva la grandeza del toro de lidia como especie y el esplendor del campo bravo en donde cohabitan tantas especies animales.



Los seres humanos obtenemos valores desde la casa de acuerdo con nuestra circunstancia de vida, ahí se inculca la educación, mientras el colegio y el entorno moldean el aprendizaje académico en el cual crecemos, adquirimos costumbres, tradiciones, es como un ecosistema social y cultural, aunado por supuesto al contexto histórico, político y social que influye en la formación de los menores hasta llegar a la edad adulta. La gran mayoría de los aficionados a las corridas de toros lo somos porque recibimos este acierto desde nuestros hogares, siendo parte de una herencia que también va dentro de la educación. Qué fortuna haber sido niños así, es como poder abrir ventanas que llevan aire fresco y mirar hacia otros horizontes, todo un referente en medio de una sociedad en la que el mundo actual nos llena a todos de incertidumbre, mientras tanto, los valores del toreo nos colman de aliento para seguir adelante. También nos da por hacer semejanzas, nos imaginarnos ante circunstancias que viven los protagonistas del toreo, pareciera sentirnos en momentos como ellos al estar situados en los medios de una plaza, en donde pasamos más miedo que el mismo Juan Belmonte antes de torear. Frente al panorama internacional; nos duele la guerra de Ucrania los secuelas psicológicas y emocionales de la otra guerra global que hemos vivido como la pandemia ante La Covid 19 y sus variantes. Podría citar cantidad de problemáticas y adversidades, rescatando a la vez, que los valores del toreo nos han forjado un carácter lleno de fortaleza, teniendo como ejemplo la valentía de un matador, que una y otra vez, se levante valiente y vuelve a pararse frente al toro, incluso herido, con las cornadas más frescas que afloran en la seda de la



taleguilla dibujando un clavel herido cuyos pétalos se marcan en sus muslos con sangre, y vuelven a la cara del astado, a su vez vemos la bravura que ejerce un toro de lidia en la arena, creciéndose ante cualquier tercio de la lidia. La verdadera violencia esa de la que se jactan está en la falta de atención ante el daño del tejido social que ha afectado a nuestro país, que ve “normalizados” muchos actos de crisis humanitarias, como la gran cantidad de migración, la trata de personas, la pornografía infantil, el hecho de que las personas salgan de sus casas y jamás regresan, llevando mayor carga la alta cifra de mujeres violadas y desaparecidas; esa es la gravedad que afecta en extremo a todos los ciudadanos en este país que nos demacra y hiere tanto. Ejercer violencia sobre la infancia es también el trabajo infantil, sufrir el analfabetismo, la desnutrición de miles de nuestros niños que al final son víctimas de la falta de un sistema que se comprometa por ellos y no tomar la tauromaquia como un rehén para intereses políticos, diciendo que les afecta en su vida. Nada como un país educado, en ello está el cimiento para el desarrollo y el progreso, ahí es donde debieran ocuparse, cuidar la salud y propiciar el deporte, poder llevar una vida libre de violencia. Prohibido debería de ser que los menores se expongan en la calle ante la inseguridad que vivimos y nada los proteja, ilegal debiera ser todo lo que afecte la integridad y el abuso de los niños, entre tantos ejemplos más. El público infantil en los cosos no es un riesgo, ellos aprenden junto a sus padres que los toreros son seres humanos dignos, que su trayectoria desde novilleros es también una forma de trabajo, hay algunos que alternan estudios de otro tipo, matadores de



toros con un título universitario como Diego Silveti que cursó la carrera de Relaciones Internacionales, o como la abogada Hilda Tenorio que además fue niña torera y es Matadora de toros; otros diestros se dedican cien por ciento a su profesión no necesitan una oficina y una Laptop, sí sus avíos para torear, todas son formas de elegir su campos laborales, y merecen respeto. Los chicos aprenden de los diestros su gran honorabilidad, pundonor y profesionalismo, porque la tauromaquia lleva integrados grandes elementos de contenido humanístico, los toreros y sus cuadrillas saben ser compañeros dentro y fuera del ruedo, los pequeños siguen a los toreros les llama la atención todo, desde su ropa que es todo un llamativo ajuar, proveniente desde el siglo XVIII que también ha tenido cambios y adaptaciones bellísimas con delicados bordados hechos a mano, llevan siempre como artistas la faena hecha en su mente como parte de su creatividad para el desarrollo de su obra efímera, al torear trazan un fino lance con su capote en la arena por ello un niño en la plaza logra captar ese instante que aprecian sus ojos y sale de su tierna garganta su primer cántico hecho olé, desde ahí se hechizan como lo hace una hada a las flores, en la plaza lo hace un rayo solar al contacto con la lentejuela del oro de un terno, la magia está echada en cada momento de azares, el toro lo eleva, hay veces que se lo logra la perfecta armonía en arcoíris. Las grandes faenas ejemplifican la intensidad de la vida, son reflejo del otro ruedo el que no lleva arena, sino caminos a veces sinuosos al abrirse paso durante la interacción constante entre unos y otros en los retos de la vida diaria, en la escuela, el trabajo, en un hospital. El torero es símbolo de esfuerzo y entrega, el toro, por su


Matador Daniel Luque quien el jueves 28 de Abril de 2022, abrió la puerta del Príncipe de la Plaza la Real Maestranza de Caballería de Sevilla. Las fotografías corresponden a su visita a la plaza de toros Nuevo Progreso de Guadalajara, en clase práctica con la afición tapatia.


parte va al encuentro, ambos parecen expandir un incienso en un palmo de terreno, ese que hay entre los sueños de alcanzar el triunfo, los niños son capaces de sentirlo en sus emociones, cada corrida les da elementos distintos a lo ordinario y la vida sumergida en la modalidad de los juegos de Internet, el toro despierta los cinco sentidos, la tauromaquia es la narrativa épica que habita en los cuentos que debieran tener la oportunidad de vivir todos los niños y niñas, pero mucha veces no está a su alcance por ello se está trabajando por difundir más la tauromaquia a nivel infantil por parte de los aficionados que amamos verlos en la plaza y educarlos a través de esta puesta en escena, como un referente de la vida y la muerte misma, en su ciclo infinito. Así, mientras constantemente un sector ejerce la taurofobia y se aferra al prohibicionismo, los taurófilos sumamos esfuerzos, ofreciendo nuestra aportación. Desde el año 2015 se llevó a cabo el curso de verano impartido por Juan José Palacios y Arleth Torres, en Huamantla llamado “Juguemos a los toros”, es didáctico, lleva entre lo lúdico toreo de salón, asisten toreros a platicar con los niños. En este marco teniendo como recinto el Museo Taurino de Huamantla junto con la presencia de los niños de las escuelas taurinas de Tlaxcala, presentamos junto al Matador José Luis Angelino el libro titulado, “Mi Capote de Paseo”, escrito y enfocado para niños y adolescentes que se introducen a la tauromaquia. Próximamente, este curso reanudará, después que lo impidieron las causas de la pandemia. Tauromaquia Mexicana en la plaza de toros Vicente Segura de Pachuca Hidalgo, incluye en sus tendidos un espacio llamado “palco infantil”, mismo que ya se inauguró en Apan Hidalgo y en Querétaro, esperemos que cada



plaza logre lo mismo; ver a los niños interactuar entre sí en el tendido entretejen una verdadera sociología, que incluso enseña a los adultos una impecable forma de comportamiento fomentando afición, es fascinante. El pasado 9 de abril, se inauguró en el municipio de Texcoco la primera plaza de toros en el mundo para niños, “Cinco Villitas” ubicado en Santiago Cuautlalpan, Texcoco, un extraordinario concepto pensado en la infancia y su formación taurina a futuro, en dicho acto se dieron cita en su plaza los empresarios, Lucero Domínguez, y Luis Marco Sirvent, junto al Matador Juan José Padilla, quién develó la placa y enseñó clase práctica del toreo. Había un cumulo de chavales, manolas, y pequeños aficionados acompañados de sus padres, además de niños de la escuela taurina hidalguense, que dirige el Matador Luis Gallardo, brilló el toreo de Alejandro Moreno “Castelita”, la peninsular Mariángel Segovia, “La princesa maya” y Daniel Iván, “El Dany”. Además de haber participado varios niños y niñas caracterizando la labor y compromiso que se lleva a cabo en cada tarde de toros, desde el papel del juez de plaza, los monosabios, el cuerpo médico, y más profesionales, con una actitud formidable, la organización fue sin duda una puerta grande. De este modo abril celebró en grande el mes de los niños, dejando claro que la tauromaquia ejemplifica valores y reivindica muchos de los rituales que actualmente en medio de la vorágine de la vida la juventud ha perdido, hasta la capacidad de atesorar el tiempo, las plazas ejercen el don de respetar la puntualidad, el respeto a los demás, enseña humildad, entrega, valor y hasta ayuda a recuperar la vergüenza a través de un acto de torería.



Sigamos unidos haciendo comunidad taurina en esta época de difícil irresolución en la que los valores de la tauromaquia siguen rescatando incluso a los mayores de caer en el nihilismo mientras los niños, pueden tener el acierto de ser aficionados, sustentar la tauromaquia en un futuro y continuar con esta ronda generacional tan importante, pero sobre todo hacer de ellos grandes personas y seres humanos. ¡Muchas felicidades a todos los niños y niñas taurinos del mundo! Mary Carmen Chávez Rivadeneyra

Créditos. Texto: Mary Carmen Chávez Rivadeneyra. Fotografía y diseño Oskar Ruizesparza. Los derechos son reservados y propiedad de Mary Carmen Chávez Rivadeneyra, la reproducción total o parcial, por cualquier medio, ya sea impreso, digital, electrónico o calcado será sancionado conforme a la ley autoral. Sol y Sombra, Anguila No. 3745, Loma Bonita Residencial, Zapopan Jal., México, Cel. 044 333 440 4001, oskart@fcth.mx copyright©


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