Gachís, majas y toreras

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Óleo del año 1864

Gachís, majas y toreras:

Una mirada feminista del toreo.

Valor. ¿Quién lo define? ¿Acaso es valor lo que demuestra el toreo cuando encara -por gusto- la hipótesis de morir?

Conchita Cintrón. Lisboa, 1972

Las mujeres en el trabajo diario y multidisciplinar del toreo.

Ganadera Claudia Fraga. Marisol Fragoso e Issac Fonseca. Lupita Peraza. Músicos de Sistema Nacional de Fomento Musical.

Hablar de la participación de las mujeres en la tauromaquia debiera ser un asunto de todos los días, no solamente porque el mes de marzo se enfoca en la conmemoración del día internacional de la mujer, que siempre sugiere el análisis y la reflexión continua, por lo mucho que falta por avanzar en todos los ámbitos de la vida en donde participamos, pero es necesario mirar los progresos, reforzar derechos y cuestionar lo que hay que cambiar por la verdadera equidad, para conseguir una vida libre de violencia y justicia.

En el amplio mundo laboral del toreo sin parar un solo día, mientras los colores ocres iluminan el alba del amanecer, muchas mujeres emprenden faenas cotidianas, las ganaderas están al pie de sus encastes, cuidando la crianza del ganado; al toque del sol entrenan toreras, rejoneadoras y forcadas. Las periodistas están escribiendo las notas para los medios de comunicación, mientras las artistas plásticas van delineando al óleo sus técnicas, otras esculpiendo una obra a cincel o ensayando un pasodoble con un instrumento; de esta forma la actividad tauro-femenina no se detiene en los países en donde se lleva a cabo este arte, incluso en otros, porque el toreo es inspiración y no tiene fronteras.

Para comenzar a abordar el tema podría hacer una recopilación histórica de nombres y más nombres de féminas que han hecho grandes faenas y versos en el mundo del toreo, comenzando por la mitología griega con Ariadna quien con su fino hilo ayudó a Teseo a trazar los senderos para combatir al Minotauro en aquellas primeras arenas

confusas en el laberinto de Creta.

La misma Europa, que viajó en los lomos de un ensabanado toro, que ocultaba la verdadera identidad de Zeus, cuya escena interpretó llena de erotismo el gran pintor italiano Tiziano Vecellio di Gregorio, entre la época de movimientos artísticos que se caracterizó entre el Manierismo y el Renacimiento.

O también viajar en la historia para recordar a Francisco de Goya en su obra La Tauromaquia, que representa en la lámina veintidós a Nicolasa Escamilla, “La Pajuelera” alanceando un toro. Y así, seguiría transitando por diferentes siglos hasta llegar a las toreras más contemporáneas, es un asunto de historia de género, que merecen respeto y reconocimiento a su profesión.

Es sugerente hablar de significados, y tratar de vincularlos más que contraponerlos, se trata de hacer con ellos una armonía para analizar cuáles son las necesidades de la sociedad actual y engarzarlo al mundo de la tauromaquia, definir que sí se debe hacer, que no y que nunca más en el campo de desarrollo de las mujeres, sin desventajas, para ir juntos trabajando por el sendero del toro, mujeres y hombres e incluso niños, todos enfocados por un fin común, que es preservar al mismo toro de lidia, y su cadena de valor económico, artístico y cultural.

El diccionario taurino define lo siguiente: La tauromaquia, dícese del arte de lidiar toros; así como del concepto de reglas y técnicas que establece dicho arte. 1

1 Diccionario de términos taurinos. Colección, La Tauromaquia, N°4 Espasa Calpe, S.A. Madrid, 1987 Pág. 393 Ariadna Teseo y el Minotauro en el laberinto de Creta. Tizino Vecellio, El rapto de Europa.

Por otro lado, entiéndase que el feminismo es un movimiento que se define como un principio de igualdad de derechos de la mujer y el hombre, que trabajan día a día por la realización efectiva en todos los órdenes de la vida y participación social. 2

Desde antes de que se estableciera la definición de tauromaquia existían otros conceptos como la antigua práctica de la Taurocatapsia, un ejercicio llevado a cabo desde el siglo V a.C. durante la época minoica en donde la presencia de las mujeres junto al toro se ven representadas en un bajorrelieve de un fresco en de la antigua Tesalia. Con los siglos, las suertes se fueron trasformando junto al imponente toro como eje de festividades, hasta tiempo después llegar al toreo de rejones que practicaba la alcurnia en el siglo XVIII.

Posteriormente surge el toreo a pie, durante el siglo XIX, las mujeres querían intervenir en este arte, una que otra seguramente lo logró, pero ocultando su género o como espontánea, no dudo que algunos se encargaron de editar sus andares en las narraciones y apuntes en las noticias de aquel entonces, en el que daban testimonio de alguna atípica hazaña que desafiaba con el “control” del espectáculo de la época en materia taurómaca, para ellos era mejor verlas sentadas en los balcones.

Del mismo modo Goya se encargó de pintar al óleo a aquellas majas en los palcos, con peinetas altas y abanicos, otras eran la belleza de las barreras o viajeras en calesas alegóricas; siempre

2 Diccionario de la Real Academia Española. dle.rae.es. https://dle.rae.es

catalogadas como ajenas al profesionalismo del arte de la lidia siendo cosificadas, tomando fotografías semi vestidas de luces para andar circulando en las redes sociales. Pero lograron desde antaño cambiar la mantilla por el capote, la peineta por el añadido y la coleta trenzada al natural para partir plaza y no corazones.

Pero veamos, ¿Por qué el afán de retomar varios ejemplos del pasado oscurantista en este texto y lo que se ha tenido que atravesar en la historia para problematizar el tema? ¿Con qué objetivo si se ha avanzado mucho en las áreas de inclusión de la mujer en el mundo de la tauromaquia?

¿Qué deberíamos hacer entonces al hablar de feminismo en la tauromaquia?

Subrayo que en términos de la relación humana que existe entre hombres y mujeres en vinculación al ejercicio profesional del arte de lidiar toros es también el resultado de una posverdad, entendiendo que este término se define como la distorsión deliberada de una realidad que manipula creencias con el fin de influir en la opinión pública y en actitudes sociales, en este caso el toreo. Muchas de las críticas que se han dicho en contra de las mujeres al final son cosas falsas, porque son simples opiniones basadas en una distorsionada y mala cultura machista de este sistema de pensamiento que lleva hasta a ponerse alterados e inquietos a varios hombres al convivir con mujeres en los callejones de las plazas de toros, porque conservan fobias misóginas, les genera una incomodidad, por falta

Es importante educar en equidad desde la infancia y hacer proyectos conjuntos, generar cohesión social a favor de la tauromaquia, mujeres, hombres, niños, aficionados, medios de comunicación. La clave de todo es el balance. La afición no es de género.

de seguridad en ellos, sobre todo a los diestros, no pueden imaginar que una mujer pueda pegarles un baño y ser las triunfadoras en una tarde de toros, su ego es muy grande; además de arrastrar hasta con supersticiones absurdas porque por más surrealista que parezca, se siguen escuchando en el ambiente prejuicios y rechazo, que quedan por desmitificar. Hablar de desarrollo significaría integrar un proyecto común entre todos los protagonistas del toreo encaminado al progreso por el bien de la misma fiesta.

Muchas de las creencias han sido basadas en mentiras, falsas especulaciones sin un sustento de realidad científica, por ejemplo, el pensar que ejecutar la suerte suprema requiere de una fuerza varonil para poderlo lograr, y no es así, en una entrevista que realicé a la Matadora Cristina Sánchez respondió: “más que ejercer fuerza es técnica, saber colocarse, es destreza”.

También a estas alturas, se enfrentan aspectos inverosímiles que no llevan muchos años; recordemos el caso de María Luisa Gaxiola, que llegó a ser autoridad en el callejón de la Plaza México, durante el año 2007-2009, ese día por casualidad hubo percances en el ruedo, como en cualquier otra tarde puede suceder, de ahí que el encabezado del periódico Excelsior del 11 de enero del 2008 fue totalmente tendencioso decía: “Maldición en La México”.

¡Qué amarillismo de parte del autor de la nota! No podemos tener en contra a nuestros “compañeros taurinos”, ni en el ruedo ni en la prensa, ni en ningún lado. Históricamente la presencia femenina la asocian al mal, como ha

sucedido hasta en las religiones, la literatura y todo ámbito, pero las toreras no son leyenda negra, ni merecen ser un subtema, ni una anécdota graciosa, pintoresca, y despectiva.

Sin lugar a duda la novela del escritor Luis Spota. Más cornadas da el hambre, es un libro excelente para describir el contexto que vivián los maletillas en esa época, pero también entre sus páginas hay renglones de mal sabor hacia las mujeres: -Y se puso a hablar de su vida en los toros; del terrible mal que las mujeres causan a los toreros de las ingratitudes que hay en la fiesta y de mil cosas que Luis no entendía- 3

En los artículos de opinión publicados en diferentes revistas que son referente de mujeres toreras he encontrado en varias ocasiones que se refieren a ellas destacando su físico y dejan de lado su labor frente a los toros, para muestra esta referencia:

“Otra de las suicidas fue Dolores Sánchez, “La Fragosa”, una mujer de formas muy apetecibles no sabía lo que era el miedo. Desde el inicio de la lidia se entregaba al valor sin medida y claro que tuvo que pagar las consecuencias a través de cornadas de revolcones, de roturas de huesos, lo que la afligía mucho sabiendo que su encanto era la belleza” 4

En la historia las novilleras y las matadoras de toros han manifestado sus capacidades técnicas, pero el afán de los

3 Spota Luis, Mas cornadas da el hambre. Editorial, COSTA -AMIC Editores, S.A. México, 12a. edición 1881. pág. 27

4 Heredia Ramírez Rafael. Patio de Cuadrillas, Mujeres toreras. Revista, Siempre. 29/ Mayo/1997 Pág, 68

La Taurocatapsia.

Las mujeres participan como parte de un entrenamiento ceremonial saltando al toro, Siglo V a.C- Bajo relieve de la antigua Tesalia.

Acróbatas y espectadoras.

Las majas de Goya.

La cuadrilla de “señoritas toreras”- españolas todas-, que actuó en México entre los siglos XIX y XX. Dolores Pretel, “ La Lolita” era quién comandaba dicha cuadrilla.

Cuadrilla de las Noyas hacía 1897- 1902 de origen catalán.

cronistas es no aceptarlo, hay quienes viven creando y sosteniendo esta posverdad, además de minimizar su presencia en todo tipo de festejos taurinos y su participación.

Hace poco un aficionado peruano le preguntó a un periodista: ¿Usted sabe cuál ha sido una de las grandes figuras en la historia taurina del Perú?

- ¿Quién? Preguntó -él respondió¡Conchita Cintrón! – El periodista se rio-

En todos los tiempos ellas siempre han lidiado dificultades, llevan un mal manejo, parece que a propósito les tocan los peores toros del sorteo, son puestas en un cartel del calendario en fechas que el público no asiste, solo por morbo, además del dominio falocrático que bloquea su paso en las plazas de toros; hasta con el mismo público, aguantando piropos vulgares, frases detestables, chiflidos, y muchas faltas de respeto, -también el público se ha tenido que ir educando y aprendido sobre la marcha-.

Las mujeres que antes querían torear solían llamarles, “locas”, “raras”, “machorras”, “marimachas”, “incompetentes”, y otros adjetivos denigrantes, además de que las colocaban en corridas bufas, en festivales en que alternaban con las cuadrillas de toreros enanos, sin darle ningún sitio a su desempeño.

Por increíble que parezca en plena época de la posmodernidad, la intolerancia es tan grande que siguen lidiando en el ruedo, en el callejón de las plazas y las empresas misóginas, con apoderados que se “apoderan de ellas”, a la vez que tienen que sobre-

llevar hasta a sus mismos compañeros que las eliminan de los carteles para no alternar con ellas, en un ambiente que lleva un aura de machismo que aún no es posible erradicar por completo y que existe detrás de los burladeros, en las oficinas de las empresas, en esos molestos murmullos de callejón. Si en alguna tarde les va mal, esto se los magnifican, cuando pegar un petardo no es cosa de género, para muestra, ¿cuántos toreros en la historia no han tenido tardes malas? es solamente un asunto humano, perfecto no lo es nadie.

Seguramente existieron varios registros de participación en materia táurica, entre ellos carteles que son el testimonio de su desempeño en plazas de toros al igual en la literatura trabajos y escritos por mujeres, pero se fueron a la hoguera, como sucedió incluso a ellas mismas que durante la inquisición por salirse de cualquier parámetro su destino era hasta la muerte.

Hábilmente se salvaguardó alguno que otro destacado trabajo y se le dio mención, cito a María Estrada Medinilla, que escribió durante el virreinato: Descripción en octavas reales de las fiestas de toros, cañas y alcancías, con quien obsequió Mégico a su virrey, el Marqués de Villena (México 1641). 5

El Cossío menciona entre sus páginas una novela taurina escrita en el año 1886 por la Duquesa de Abrantes. 6

5 Fundación para las letras mexicanas: El Colegio de México, Centro de Estudios lingüísticos y literarios. Poesía novohispana. Antología.2t, de Martha Lilia Tenorio. Presentación de Antonio Alatorre, 2010

6 De Cossío José María, Los Toros. Tratado Técnico e Histórico. Tomo II Ed. Espasa Calpe. S.A. 1961. Pág. 426

Caricatura del libro, Las señoritas toreras.

La brillante Juana Inés de Asbaje, Sor Juana Inés de la Cruz, se refugió en un convento de jerónimas, digamos que escribió “a puerta cerrada”, para poder ejercer su intelecto; entre su gran obra, también se encuentran catorce sonetos taurinos.

Pero los años siguieron, las mujeres tenían que ocultar su identidad, desde cortarse el cabello, como María Salomé, “La Reverte”, que actuaba como “novillero”, con el nombre de Agustín Rodríguez, allá por el año de 1910.

En épocas no tan lejanas, Josefina Vicens, Villahermosa Tabasco (19111988), Tabasco y Ciudad de México, usaba como seudónimo el nombre de “Pepe Faroles”, escribía una excelente crónica taurina en aquellos colores sepia de la revista “Sol y Sombra” y “Torerías”; además de periodista y guionista de cine, autora de la obra: El libro vacío y los años falsos. Gracias a precursoras como ellas que ejercieron en este rubro su profesión, existe ahora una larga lista de escritoras y comunicólogas, entre otras profesiones ligadas a la tauromaquia, ya que es un tema multidisciplinario de abordar, no solamente en la plaza.

Históricamente a través de los registros, el espectáculo taurino ha sido dirigido y controlado por el dominio masculino en una intensa lucha de poder, como lo es todo el sistema patriarcal que rige la mayoría de las estructuras políticas y sociales en este país, y en otros más, como en España que incluso hubo una época en que se prohibió que las mujeres torearan, hasta que la torera María de los Ángeles Hernán-

dez Gómez, conocida como Ángela Hernández, nacida en España, (1946 – 2017) fue una incansable activista, logró terminar con esta restricción marcado en el artículo 49 de aquel reglamento taurino, que se había encargado de borrarlas del orbe taurómaco, esto fue en el año 1974, aquello era literalmente injusto, dictatorial y machista se tenía que pedir permiso para poder torear, ¡menudo ridículo! Ángela Hernández fue apoderada de varias novilleras, siempre trabajando por la equidad y la justicia hasta el año 1990.

Las toreras actuales le deben a las anteriores precursoras feministas haber logrado detractar estas limitantes para que pudiesen torear a pie, rejoneando, actuando como forcadas incluso recortadoras de toros con situaciones diversas e interacción en los ruedos.

Me encantaría la idea de sugerir que las toreras vistieran el color de la seda en obispo y oro, para dar una connotación simbólica de sororidad femenina y, de manera propositiva, invitar a los toreros a ser solidarios con ellas en el mismo tono puesto que también los colores de los trajes de luces han tenido una relación simbólica, ¿por qué no darle un giro a favor de ellas?

Por supuesto que también hay hombres que las han apoyado mucho, las enseñan a torear, como el Maestro Felipe Morales Guerrero, mejor conocido como Rutilo Morales a la gran Hilda Tenorio, y muchos más que quisiera mencionar, hay compañeros de ruedo que alternan sin problemas junto a ellas, los subalternos colaboran mucho en la lidia en su momento, les hacen

Feminismo y tauromaquia, una participación incluyente, no excluyente.

Mary Paz Vega, Hilda Tenorio y Lupita López. Karla Sánchez.

quites y esquivan cornadas; hay toreros compañeros de andanzas, que han ido corriendo la legua en pueblos, plazas pequeñas y han crecido en el ambiente desde que fueron niños.

Mientras otros artistas han incorporado el arte y el sentimiento de las mujeres en el ruedo y las han pintado, esculpido, incluso se han inspirado sus obras caso del Maestro Justo Algaba quién diseñó un traje de luces que el mismo explica y representa la belleza de la mujer; lleva un tono especial en la seda que es de color negro, el sastre dijo: “el traje se hizo para un homenaje a Joselito, “El Gallo”, es en negro, porque nadie sabe lo que va a suceder en el futuro, por ello la oscuridad es un vestido de belleza bordado en oro”.

Por otro lado los reglamentos en la historia han sido limitantes, les ha faltado ser verdaderamente incluyentes con las mujeres que ejercen el toreo, y más allá de lo que describen en cada inciso, deben practicar con la realidad a la hora de actuar, tener ética, honestidad al momento de alternar en una corrida, si es que se dice y se quiere caminar en una verdadera democracia en vías de un futuro acorde con las necesidades de pensamiento contemporáneo, ya bastante tenemos con los antitaurinos, para todavía lidiar con malajes, que arremeten sucio y truncan espacios a todas, ya sea novilleras, matadoras de toros, rejoneadoras, forcadas u tras profesionales.

Imagine usted, ¿qué hubiese pasado si siempre les hubiesen permitido haber toreado? seguramente habría varias mujeres hechas unas figuras del toreo

sumando el escalafón para beneficio de la misma tauromaquia y su grandeza, pero se quedaron cortos; la misma humanidad tendría áreas de crecimiento científico, intelectual y artístico, pero arbitrariamente el control de su participación ha sido castrante, retrógrada y ciego. El toreo por lo tanto no es asunto de género si acaso es de género literario.

Cabe la pregunta a los hombres que prohibieron el toreo y los que aún en este tiempo se resisten y piensan, ¿tienen hechos y evidencias, hay una razón científica que delimite la técnica y el ejercicio del toreo femenino? ¿O siguen basados solamente en un rancio pensamiento que no tiene hechos y axiomas que pruebe su verdad? Mientras esto sucede su opinión es similar a la de un islamista que piensa que todo occidente y Europa debe volar, porque Alá lo dice en un discurso extremista.

El toro de lidia, cual sabio dios totémico, es el único que por su parte embiste limpio, él no sabe de sexos, no tiene idea si lo lidia una mujer o un hombre, el toro va al cite, pero las malas construcciones culturales impuestas en la historia para las mujeres han sido las cornadas que no dan los toros, sino la sociedad machista.

Hay que entender que la democratización más objetiva y lógica es la participación de todos y todas, en los ámbitos de la vida social en el que las mujeres merecen un trato digno al ser partícipes de la labor táurica.

Recordemos que la historia nos sitúa y nos da las bases para toda reflexión

Las actividades en la plaza de toros.

María Luisa Gaxiola Fue autoridad de callejón de la Plaza México en 2007-09 Monosabia Guadalupe Del Cielo. Gabriela Roldán Inspectora de callejón. Rocío López Alguacil de Plaza en Las Ventas de Madrid. Dolores Sánchez, “La Fragosa”. Las Forcadas. Recortadora. Cristina Sánchez.

Conchita Cintrón, “La diosa rubia del toreo”, Nació en Chile en Autofagasta y se nacionalizó Peruana, (1922-2009).

Las Ventas, Madrid, España. Plaza de toros de Acho, Lima, Perú. Plaza de toros de la Real Maestranza de Caballería de Sevilla, España.

presente, el arraigo y pasado taurino es fundamental para ver en qué se debe fijar la atención, sirve como referente en lo que es preciso refrescar como la sangre de un toro bravo y modificar los modelos caducos que ya no encajan en la actualidad, pensar en nuevos paradigmas en fortalezcan una tauromaquia de verdadera inclusión, en vías de una vigencia posmoderna del también llamado arte de birlibirloque, mismo que conserva el nombre pero con la apertura de adaptarla con valores que vean un futuro progresista y no ser excluyentes con sus protagonistas, cubriendo las necesidades y demandas de una vida participativa basada en hechos tangibles.

Todo el pasado en temática de toreras que practican este arte ha sido de alguna forma pensado desde el androcentrismo por el sistema cultural en que vivimos, para empezar, siempre manejaron frases diciendo. “El toreo es cosa de hombres”, mientras las mujeres en este ambiente como en otros, también han pasado por abuso de poder, acoso, prohibiciones y hasta supersticiones oscurantistas en torno a su presencia en los ruedos, pero también fuera de ellos.

¿Qué tanto es verdad la equidad, libertad, inclusión y respeto a los derechos, ni que decir de ese lenguaje tendencioso que afecta tanto al referirse a ellas? Cómo decirle en las redes de publicidad a la joven novillera “damita”, así en diminutivo al hablar de Luz Elena Martínez, cuando se iba a presentar por primera vez en la plaza Arroyo, teniendo una gran cantidad de léxico como característica relevante en la tauroma-

quia; al final el lenguaje es el reflejo de la sociedad, si algo distingue los términos taurinos es su repertorio y conceptualizaciones. Por favor que la marea de la falta de elegancia en el lenguaje actual no empañe el sitio que merece una torera. ¡No hay que dirigirse a las mujeres como damitas, madres, hermosas, reinas y divinas!

Para llegar a lo normal y no paranormal, es necesario hacer énfasis en la realidad de situaciones, desde las que parecieran más lógicas, veamos un ejemplo: en la plaza México a la hora del sorteo hay un palco en donde deben estar las mujeres, separadas de los hombres, de otra forma, en este momento, no pueden pasar al otro lado, lo cual resulta un límite que incomoda; es importante despejar los espacios de la plaza como los lugares en que se necesite trabajar.

Por otro lado, se trata también de dejar de exacerbar claveles y dar más carteles, (pero carteles no sexistas, esos que arman solo para que ellas puedan torear) y siguen marginando la posibilidad de alternar con toreros, a eso le dicen ser “incluyentes”. ¿Será que produce miedo pensar que, en el apogeo de las trayectorias de matadoras de la talla de Cristina Sánchez, Mary Paz Vega, Hilda Tenorio era factible que abrieran la puerta grande y ellos no? ¿Es por ello, más cómodo eliminarlas de corridas mixtas?

Pero lamentablemente hay otros códigos de exclusión cada temporada, me refiero al silencio y a la ausencia de sus nombres, que representa una clara forma de lenguaje, incluso en las escuelas

María Salomé, “La Reverte”.

Todo un enigma su presencia en los ruedos, rompió cánones atentando contra el “decoro” de la época. Alternó con Machaquito y Lagartijo, también hay alternantes solidarios.

Dos toreras cuña Encarnación y Lolita, vestidas de luces con bordados cargados de guarnicionería y montera de época.

Juana Inés de Asbaje, y Josefina Vicens, dos mujeres más que en épocas tan distintas no tenían libertad para ejercer su intelecto.

María de los Ángeles Hernández Gómez, mejor conocida como Ángela Hernández fue una feminista a quien se le deber haber trabajado arduamente para derogar la prohibición impuesta por Juan de la Cierva, lográndolo en el año 1974.

de tauromaquia ha brillado en ocasiones su ausencia más que un alamar tocado por el sol, eso también representa un rechazo.

Esto se esparce como una brisa en todos lados del mundo taurino, hay tientas en algunas ganaderías en donde no son invitadas, solamente va un grupo cerrado de hombres, mientras la actividad de las mujeres es más fuerte, en las cocinas de los cascos ganaderos, trabajando al cien y haciendo arte de la gastronomía mexicana aportando todo para que al final, se alimenten propios e invitados en el campo bravo. Lo ideal sería que cada quien ejerza sus diferentes roles de trabajo pero ver a las novilleras igual, en activo y no negarles oportunidades.

Los libros registran todo, a la torera, Dolores Sánchez, “La Fragosa” le trascriben:

¡Se llama La Fragosa, señorita torera, con mucho aguante pero pensando…

¿no estaría “La Fragosa mejor fregando”. 7

Recuerdo las voces del tendido de la plaza México cuando se presentó la matadora madrileña ¡Cristina a la cocina! Y lo peor, es que el público se reía en colectividad, esto es inadmisible.

Desde las alturas llegué a escuchar en la Plaza México: ¡que cambien al médico de plaza por un ginecólogo”,

7 Boado Emilia y Cebolla Fermín, Ed. Felmar. Madrid, España, 1976 Pág, 80

“Mamacita, que te coja un toro”, “Lupita, si no puedes matarlo con el estoque, mátalo a besos”.

Por años en el ambiente táurico y no hace mucho, aún en la década de los años setenta y ochenta, se usaba un lenguaje despectivo y lleno de violencia, con frases muy tendenciosas y nadie las analizaba, es más se transmitían, se daban por hecho; como una forma de “normalizar” la violencia de género y lo que es peor, se decían entorno a las mujeres supersticiones de mal agüero, como si se siguiera arrastrando el pensamiento medieval en donde se le atribuían a las mujeres todo el mal de la humanidad antes ya mencionado como parte de las desobediencias divinas.

¡Qué tal esta joya que se dice entre toreros!

¡Aléjate de las mujeres, que no te toquen antes de torear, dan mala suerte! Lo que no saben algunos hasta la fecha, es que desde antaño la coleta y el añadido fue tejido con cabellos sedosos de mujer y sus ternos los bordaron por horas ellas.

Otra más: “torero casado, torero acabado”.

Por otro lado, el lenguaje dentro del toreo demarca conceptos que también habría que detenerse a analizar, no importa que ya sabemos a qué se refieren y lo que dan a entender o a la hora de llevar a cabo durante la lidia, pero llevan una carga emotiva y de connotación masculina inconsciente y con simbología que sugiere un análisis Freudiano.

Justo Algaba sastre de toreros.

La creación de este vestido esta dedicado a la mujer, representa la elegnacia de las grandes damas en las fiestas.

“Torero mandón”.

“Apretar los machos”.

“El a-po-de-ra-do”

“De poder a poder”.

“Cortarse la coleta”.

Por otro lado, en los reglamentos de la plaza ninguna mujer podía estar en el callejón, llegué a ver a fotógrafas ejercer su profesión desde las barreras.

La Matadora Hilda Tenorio una vez comentó que, en la ciudad de Venezuela, un juez de callejón le dijo: ¿Tú qué haces aquí? ¿Te puedes salir por favor?

Ella se río, él se enojó más. No tenía idea de quién era, no aceptaba que estuviera en ese terrero.

Antes ellas mismas se decían torero; hay que dejar claro que para referirse a estas profesionales es apropiado decirles “toreras”, no es “la torero”, sin embargo, es correcto decir la piloto, la juez, la soldado. también en el leguaje se han feminizado profesiones, varias por cuestión lingüísticas, pero más que los artículos o las vocales el desempeño femenino está situado hoy en día en todas las labores técnicas y profesionales.

Entre el público se esconden y afloran a la vez situaciones que descalifican por parecer “femeninas”, van desde silbar a un torero que se adorna al poner un par de banderillas, también los toreros han roto en llanto, como David Silveti, El Juli y muchos más, ¡y qué bueno! Las lágrimas tampoco tienen género, pobres niños y jóvenes que los educaron diciendo que llorar es de “viejas”; todos estos constructos hay que desmitificar, al final somos androginia y

simplemente humanidad.

El toreo femenino no es denigrante, ni chungo, por el contrario, debiera merecer un análisis diferente en el sentido histórico de su construcción social hasta la actualidad en la que sigue habiendo mujeres que quieren torear enriqueciendo el espectáculo, puesto que abren campos en terrenos de estudio histórico, y sociológico, en materia de derechos en una sociedad impregnada de misoginia.

Debemos cuestionarnos, ¿por qué ha costado tanto trabajo que una mujer vista de alguacil y parta plaza, o que hubiera monosabias, una juez de plaza, una apoderada? Hoy en día ya las hay, recuerdo a la monosabia poblana Guadalupe Del Cielo; la misma Matadora Cristina Sánchez ha sido apoderada de Antonio Ferrera, pero el camino ha sido sinuoso, falta incorporar más.

También un acto de poca sororidad, es decir, que si a algunas mujeres se les han abierto las puertas para ejercer sus oficios y profesiones sin tantas limitantes no se acepte que hay otras que no han tenido esa fortuna, desmentirlo es necesario, por algo es justo exaltarlo muchas no pudieron vencer la violencia hacia ellas y decidieron dejar esta profesión, no por el toro, por el mal manejo de las empresas en este sistema patriarcal.

Cito como un reconocimiento a algunas toreras de todos los tiempos, a Ignacia Ruiz “La Barragana”, María Aguirre, “La Charrita Mexicana”, Rosita Salesas, “La Sorianita”, María Cobián, “La Serranita”, Carmen Lucera, “La Garbancera”, Laura Lopez Cívico, “La Frascuela”,

Torear es un arte sin género si acaso, es de género literario.

María Aguirre, “La Charrita Mexicana”. Dolores Pretel, “Lolita”. Ignacia Ruíz, “La Barragana”. Raquel Martínez. Karla De los Ángeles. Paola San Román. Marbella Romero. Abigail Zamata. Patricia Mc Cornick. Elizabeth Moreno.

Ellas en todo lugar: El asombro en el tendido, bordando el terno.

Carteles

Juana Fernández, “La Guerrita”, actuó al lado de Ponciano Díaz, en Tenango del Valle, Edo, de México, hacía 1897 Juanita Cruz, Madrid, (1917.1981) fue pionera del toreo a pie. Patricia MacCormick, Raquel Martínez, las rejoneadoras Karla Sánchez y Léa Vicens, Gabriela Zatarain, Lupita López, Marbella Romero, Elizabeth Moreno, Ximena Linares, María del Mar Santos de España, Conchi Ríos, de Murcia España, la Peruana Abigail Zamata, entre muchas más.

Las gachís, majas, toreras, rejoneadoras, forcadas, monosabias, en los ruedos, más todas aquellas las actuales profesionales que presiden en los diferentes capítulos de Tauromaquia Mexicana como Sonia Cristina López en Pachuca Hidalgo, María Fernanda Torres, Ciudad de México, Lourdes Llanos, Tlaxcala, Gabriela Roldán, Veracruz, Mariana Fernández, en Querétaro, Gabriela Cortés en Puebla, María Luisa Gaxiola, Ciudad de México, han hecho un gran trabajo.

Todas han llevado sus nombres a largas listas de mujeres contribuyendo a la tauromaquia. Las toreras son mujeres de arena, mujeres de luna, que portan la seda, el oro y la coleta natural.

Mary Carmen Chávez Rivadeneyra.

Socióloga.

Ciudad de México, marzo de 2023.

Carteles de la época.

Las obras escritas por mujeres son muchas, aquí algunos ejemplos.

Portadas de la biblioteca de Mary Carmen Chávez Rivadeneyra.

Mujeres activas de tauromaquia mexicana Sonia López, Lourdes Llanos, Mariana Fernández, Gabriela Cortés, María Luisa Gaxiola, Gabriela Roldán, María Fernanda Torres.

La tauromaquia lleva nombre de mujer, como lo es también un lance a la Verónica.

CRÉDITOS

Diseño: Oskar Ruizesparza

José Francisco Coello Ugalde Historiador carteles y fotos antiguas

Internet

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BIBLIOGRAFÍA.

Boado Emilia y Cebolla Fermín. Las señoritas toreras.

Historia, erótica y política del toreo femenino.

Ed. Felmar Colección punto crítico Nº 8 Madrid, 1976. 392 pág.

Cintrón Conchita, ¿Por qué vuelven los toreros? Ed. Diana, segunda edición, 1987

Diccionario de términos taurinos. Colección, La Tauromaquia, N°4 Espasa Calpe, S.A. Madrid, 1987

Diccionario de la Real Academia Española. dle.rae.es.

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De Cossío José María, Los Toros. Tratado Técnico e Histórico. Tomo II Ed. Espasa Calpe. S.A. 1961.

FCTH. Justo Algaba, Pasado, presente y futuro.

Fundación para las letras mexicanas: El Colegio de México, Centro de Estudios lingüísticos y literarios. Poesía novohispana. Antología.2t, de Martha Lilia Tenorio. Presentación de Antonio Alatorre, 2010

Spota Luis, Mas cornadas da el hambre. Editorial, COSTA -AMIC Editores, S.A. México, 12a. edición 1881. pág. 27

Hemerografía:

Diario Milenio, Suplemento: “El ángel exterminador”, 15 dic. 1997

Revista Siempre. 29/Mayo/1997

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