VII.- ¿Qué significa vestirse de luces? Luis Miguel Dominguín comentó un día: “Yo antes de enfundármelo para ir a la plaza, le hablé… ¡Qué hay amigo! Aquí adentro estamos tú y yo solos, y allá afuera el mundo que vamos a conquistar”. En una atmósfera mística, donde una guitarra toca algún palo de flamenco, está el ajuar reposando en una silla deslumbrando a todo aquel que lo mira, mientras el torero sale fresco de la regadera, limpio su cuerpo, digno para emprender el rito. Hay movimiento en la habitación, por más íntimo que parezca, el diestro es observado por su apoderado, su mozo de estoques, o alguien más, por mucha confianza que exista, la gente intimida. El torero agacha la cara y expone la nuca a las manos del apoderado o mozo de estoques para colocarse el añadido. El torero o torera al vestirse de luces vive una serie de sensaciones que van desde la angustia y el miedo hasta lo sensual y erótico que representa sentir la ropa, sus texturas, el olor a nuevo, o usado, lo ajustado de las prendas. Aparece el rito de vestirse y desvestirse que es un acto tan íntimo, como preparase para hacer el amor, en esa danza macabra y erótica que dura la lidia, Algunos animales durante su apareamiento, su cuerpo o plumaje se torna llamativo, brillante curvilíneo y atrae la atención de la hembra, en este caso es el toreo lleno de glamur y de brillos deslumbrantes quien se acerca al astado para vivir esa danza voluptuosa entre él y el toro de lidia. La calzona se resbala por las piernas y los glúteos del torero, las medias se deslizan por la punta de los dedos hasta quedar prensadas por una liga, la taleguilla ayudada por una toalla entre piernas recorre las pantorrillas los muslos y el abdomen del torero, mientras acomoda sus genitales. Se procede a ir ajustando los machos que se encuentran a un costado de las pantorrillas, cada entrada por el orificio de los ojales, y cada jalón es como apretar fuerte el miedo para esfumarlo, reforzando la hombría o valor de mujer decidida. Viene la camisa impoluta llena de holanes y botonaduras, el toreo siente una gota de sudor recorrer por las axilas, de su cuello cuelga una medalla, con una serie de amuletos. Anteriormente ya puesta la camisa
Los tirantes