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Agüin Ochoa, Ricardo “El Molinero”

esperanzas e ilusiones, quedando totalmente olvidado tras haber tomado la alternativa, que recibió quizás para irse de la profesión con la satisfacción de haber sido matador de toros. En Granada, José Aguilar Álvarez “Aguilar Granada”, taurinamente hablando quedó inédito, pues aunque estuvo anunciado para torear en 1979, la cogida sufrida en Castellón le impidió cumplir el compromiso. Así pues, no se presentó ante sus paisanos hasta que lo hizo como banderillero en el tercer festejo del ciclo ferial del Corpus de 2007, celebrado el domingo, 3 de junio, en el que su jefe de filas debutó en Granada con ganado de la ganadería de “La Quinta”, incluida ese año en la feria como novedad torista, alternando con Miguel Abellán y Juan Bautista.

Agüin ochoA, ricarDo

“EL MOLINERO”

Matador de toros y banderillero nacido en Paris el 30 de abril de 1970, donde su padre trabajaba como chofer y su madre de cocinera de la actriz Romy Schneider. De regreso a España cuando el chiquillo tenía cuatro o cinco años de edad, la familia se instaló en Zaragoza, y quizás, la proximidad de una placita de tientas en la localidad de Casetas donde tenían fijada su residencia, influyó en su afición y decisión de ser torero. “Me lo metió (se refiere al “gusanillo”) en la piel un vecino mío que andaba hace algunos años intentando ser torero. Se apodaba “El Ribereño” y fue quien me introdujo en el ambiente. Por él conocí a comienzos de los años ochenta a Roberto Bermejo, al padre de Cinco Villas, al Bayas, a Raúl Aranda, a todos los que por entonces andaban por Zaragoza metidos en el mundillo del toro”. Con 15 años, vistió por primera vez su traje de luces en Arcos de Jalón (Soria), el 15 de noviembre de 1985 alternando con Fernando Fabré y Carlos Monzón. Tras tres años toreando becerradas, debutó con picadores en la plaza de Zaragoza el 15 de mayo de 1988 alternando con Víctor Manuel Blázquez y Antonio Posada, en la lidia de novillos-toros de la ganadería de Montalvo. “En mi primera etapa como novillero las cosas surgieron con bastante dureza. Yo debuté, quizá con alguna precipitación, en el año 88. No estaba preparado, y lo pagué”. Solamente toreó ese festejo en dicha temporada, e igual sucedería en 1989. “En el 89 contacté con Aurelio Calatayud y gracias a él intervine en muchas capeas de las que anualmente se celebran en la provincia de Guadalajara. Le habló de mi a José Luis Seda-

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no y entre los dos me pusieron a torear seguido. Daba igual capeas, que novilladas formales, el caso era torear seguido. Verle la cara al toro, y muy serio por cierto, casi todos los días, durante la mayor parte del año. Toreé y maté bastantes toros durante las temporadas del 90 y 91”. Sin embargo, los datos que obran en mi archivo dicen que en 1990 sumó 6 festejos, independientemente de las capeas en las que participara que no están contabilizadas en las estadísticas de final de temporada. En 1991 toreó 5 festejos, y según el diestro “Esos dos años, 90 y 91, me abrieron muchas puertas. Cambiaron mi porvenir, y así, en el 92 conozco a Dionisio Recio que decide ayudarme, radicalmente cambia el panorama y empiezo a salir vestido de luces en plazas de importancia. El gestiona mi debut en Murcia, posteriormente en Barcelona, habla y consigue que los Lozano me pongan en Madrid. Victoriano Valencia me recuerda y me anuncia en Zaragoza...Las cosas toman otro camino y surgen contratos. Acabo la temporada con más de treinta novilladas picadas, y lo que es muy importante, con un triunfo en Las Ventas y otro en mi tierra a finales de temporada, que me hacen pensar en la alternativa, pues a lo largo de la temporada he apreciado que he ido a más y que el novillo se me queda corto. Decido, y así se lo digo a Recio, que hay que pensar en la alternativa. Sin prisas, porque no las tengo, pero le insisto en que esa es mi meta más inmediata de cara a la nueva temporada”. Ciertamente la temporada de 1992 supuso un salto cualitativo y cuantitativo en su carrera al sumar 30 corridas de novillos, una de ellas la de su presentación en la plaza de toros de Las Ventas de Madrid, el 11 de julio, de rosa palo y oro, con novillos de Palomo Linares (5), y 1 de “La Guadamilla” (6º). El novillo de su presentación se llamaba “Pinturero”, negro, marcado con el numero 35 y 435 kilos de peso. Escuchó palmas en este y cortó una oreja al de “La Guadamilla”, último de la tarde. Alternó con Jesús Romero, también debutante en Madrid, y Conrado Muñoz. Repitió actuación en el mismo coso el domingo, 6 de septiembre inmediato alternando en la lidia de reses de Román Sorando (4), y dos de Hermanos Sánchez Arjona (1º y 2º), con Paco Senda y el portugués José Luis Gonçálvez. En esta segunda comparecencia escuchó palmas en el que abrió plaza y cortó una oreja al cuarto de la tarde, segundo de su lote. En 1993 toreó de nuevo en Las Ventas, el domingo 21 de marzo, con novillos de Palomo Linares y José Perea, que debutaba, y José Luis Gonçálvez como compañeros de cartel. Silencio y división de opiniones fue el balance artístico de su actuación, pese a lo cual, volvió a hacer el paseíllo ante la cátedra madrileña de Las Ventas el lunes, 10 de mayo, 3ª corrida de la feria de San Isidro, con novi-

llos de Martín Peñato, acartelado con Juan Carlos García y el malagueño Ricardo Ortiz. Fue una tarde de muchísimo frio, que seguramente influyó en la poca predisposición del público, por lo que El Molinero, vio como se silenciaba su labor en ambos novillos. Era la novillada número 9 de su temporada y la ultima que toreó en Madrid, la de su despedida como novillero en Las Ventas, ya que el 4 de julio siguiente recibió la alternativa en Zaragoza, nada menos que en la Corrida de la Prensa, recuperada por los periodistas de aquella ciudad. Vistió de corinto y oro, y fue Miguel Espinosa “Armillita Chico”, quien en presencia de José Miguel Arroyo “Joselito”, le cedió el toro “Sorpreso”, negro bragado, marcado con el número 42, de 491 kilos, perteneciente a la ganadería de “Los Guateles” que lidió cinco toros, y uno de Martínez Benavides, el 6º. “Anduve muy bien en mis dos toros. Apenas noté la diferencia del toro al novillo, pero la espada me privó de redondear una tarde, que sin el referido fallo con el acero, habría tenido sin duda mayor eco”. A la pregunta del Luis García, de la revista “Aplausos” de 2 de agosto de 1993, si se sentía preparado para la alternativa, el diestro respondió: “No tengo la menor duda. No la tuve cuando decidí doctorarme y ahora lo corroboro. Mi aprendizaje ha sido duro. He tenido que andar mucho por los pueblos, incluso por las capeas, por eso no he notado la diferencia, estaba seguro de que verme en la cara del toro no iba a suponer ningún escollo para mí, como así ha sido, que con el toro, por su forma de embestir, mi toreo luciría más. Sin embargo, lo auténticamente duro empieza ahora. La lucha por vestirse y situarse. Hasta ahora todo consistía en sumar novilladas. Ahora la meta inmediata no es sumar, sino convencer de que hay que contar conmigo. Ahora no valen los ensayos, ni dudas. A partir de ahora las cosas son muy diferentes. O triunfas cuando consigues un contrato o te quedas sentado en casa”. Esta y tres corridas mas toreó en lo que faltaba para terminar la temporada, la cuarta de ellas en Zaragoza, el 24 de septiembre, en la que resultó muy gravemente herido por el toro “Relicario” de la ganadería de “Castillejo de Huebra”, número 108, negro, de 523 kilos, sexto de la corrida, que le produjo grandes destrozos musculares y venosos en la región trocantérea y glútea izquierda con tres trayectorias de 30, 20 y 10 centímetros respectivamente. Esta cornada le cortó la temporada y no pudo torear la corrida de la Virgen del Pilar, el 12 de octubre, en la misma plaza. Ese año debutó en América en la plaza de Maracaibo (Venezuela), el 21 de noviembre, de verde manzana y oro, con toros de “Tierra Blanca”, alternando con Tomás Campuzano y José Antonio Valencia. Dio una vuelta al ruedo tras mandar al desolladero al toro “Soñador”,

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marcado con el número 532 y se silenció su labor en el otro. En 1994, contra todo pronóstico, solo toreó 6 corridas de toros, dos de ellas en Zaragoza y otras dos en Ejea de los Caballeros, donde se encerró en solitario con seis toros de Fermín Bohórquez el 26 de junio. La temporada de 1995 fue algo mejor, pues sus contratos subieron a 11 corridas, aunque con un marcado carácter regionalista, exceptuando su confirmación de alternativa en Madrid, el 27 de agosto, de burdeos y oro, con el toro “Palomito”, cárdeno, de 526 kilos, marcado con el número 53, de la ganadería de Molero Hermanos (5) y uno de “La Cardenilla”, que le cedió Emilio Silvera en presencia de Antonio Mondejar. Ovación y vuelta fue el resultado de su actuación. La temporada de 1996 debutó en la plaza francesa de Beziers con toros de Eduardo Miura alternando con Oscar Higares y Juan José Padilla. El Molinero, que vestía de melocotón y oro, escuchó palmas en el toro de su presentación y dio una vuelta al ruedo en el otro. Cerró la temporada con muy pocas corridas en su haber, y lo mismo sucedería en 1997. Sus contratos eran muy escasos pese a viajar a las repúblicas americanas, como hizo en 1998, temporada en la que debutó en Chota (Perú), el 25 de junio, de tabaco y oro, con toros de “La Viña” y Víctor Manuel Blázquez y Juan José Trujillo como compañeros de cartel. Ante tan pobres expectativas, decidió retirarse del toreo en la plaza de Zaragoza, el 14 de octubre de 2004, alternando en la lidia de toros de la ganadería de “Carriquiri” (5), y 1 de Juan Manuel Criado (2º), con Antonio Gaspar “Paulita” y Alberto Álvarez. El último toro que estoqueó se llamaba “Cariñoso”, con el que fue ovacionado, idéntico premio que el público le tributó en el primero de su lote. Curiosamente, el año anterior en el mes de mayo de 2003, se encerró en solitario en la plaza de toros de la localidad en la que residió: Casetas, con motivo del décimo aniversario de su alternativa de matador de toros a benefició de los jubilados de la localidad. El diestro se enfrentó a seis toros de la ganadería de Vistahermosa-Los Maños, que era la primera vez que esta vacada aragonesa lidiaba sus reses en corrida de toros. Según el diestro declaró al periodista José María Chacón, de “El Periódico”, lo hacía porque “Cumplo 10 años de mi alternativa. Esos diez años han estado marcados por el infortunio y la mala suerte y ahora es cuando mejor me encuentro técnica y profesionalmente delante de la cara de los toros. Como creo que aún tengo muchas cosas que decir me gustaría poder demostrarlo esta tarde”. Después de su despedida continuó ligado al mundo del toro como apoderado, aunque posteriormente participó como matador de toros –la última vez– en el festival que se celebró el 1 de mayo de 2006. Ese mismo año ingresó como

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