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Alonso Sánchez, Gabriel “Gabriel Alonso”

en la enfermería. Ese día alternaba con Mariano García y Pepe Luis Vázquez, que debutaba como novillero en Madrid. El parte facultativo emitido por el equipo médico de la plaza decía así: “El diestro Félix Almagro sufre una herida contusa por asta de toro en la región supraclavicular, músculo cutáneo y aponeurosis cervical superficial medio, lesionando arteria tiroidea inferior, plexo braquial y muscular prevertebral con dos trayectorias, una por delante de los referidos músculos y de una extensión de unos siete centímetros, y otra que se dirige por detrás de dichos músculos interesando cúpula pleural. El herido ingresó en estado de shock intenso, siendo su pronóstico gravísimo”.- Doctor Jiménez Guinea”. Aunque el equipo médico hizo todo lo humanamente posible y se le puso una transfusión de sangre del abogado madrileño Mariano Arrazola, que se ofreció generosamente, todo fue inútil, falleciendo el desgraciado diestro a las once y diez minutos de la noche. Fue el primer diestro fallecido trágicamente en la plaza de Las Ventas. Se da la circunstancia de que tomara parte en la última novillada que se celebró en la plaza de toros vieja de Madrid. El diario “ABC” de Madrid le dedicó una página por su trágica cogida, terminando con este breve juicio sobre el torero: “Félix Almagro era un novillero valiente que daba cuanto tenía sin reserva. Su pundonor se vio en varios momentos de la corrida del jueves”.

Alonso sÁnchez, gabriel

“GABRIEL ALONSO”

Matador de toros natural de Fuentelapeña (Zamora). Nació el 11 de enero de 1915, y tras los rudimentos de la primera enseñanza se dedicó a las tareas del campo. Sin embargo, pronto sintió la llamada del toreo, quizás influido por la fama que entonces disfrutaba su paisano Félix Rodríguez II. Así pues, decidido a emularle se trasladó a vivir a Salamanca, donde aprendió el oficio en las ganaderías de la provincia y toreando por los pueblos limítrofes. Por fin en 1936 pudo presentarse en Madrid, en la plaza de Tetuán de las Victorias, en las primeras novilladas de primavera con tan buena fortuna que la crítica elogió su labor y la empresa lo repitió en alguna ocasión más. Poco a poco Gabriel Alonso se había hecho un hueco en el escalafón novilleril y había ganado justa fama de torero valiente. Iba a presentarse en Madrid cuando estalló la guerra civil en 1936 por lo que su carrera taurina quedó en suspenso hasta que terminó la contienda

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