Diario de viaje maría garcía, lidia ivars, nibanya garrido y gustavo fessy

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Diario de viaje Soy Don Juan Manuel y vivo en Castilla, voy en busca de una historia para narrar.

Vivo en Córdoba, pero voy a viajar al reino de Murcia para buscar al protagonista de mis historias, aprovechando que he heredado el título de gobernador del reino de Murcia. El viaje fue duro, ya que mi caballo se había malherido una de las patas traseras, tuve que hacer una pequeña parada en el reino de Jaén donde me hospedé en un hostal, el hombre que trabajaba en el hostal me empezó a caer bien, porque me preguntaba sobre mis historias y me daba muchos consejos. Ese hombre se llamaba Patronio y me dijo que quería acompañarme en mi viaje hasta Murcia. Estuvimos dos meses en Jaén en los cuales Patronio ,a partir de fábulas, me ayudaba a decidir y a crear parte de mi historia. Se nos ocurrió la idea de recrear cuentos del folclore europeo como las fábulas de Fedro o Esopo. Tuvimos que ir a un curandero para que la pata de mi caballo mejore, pero a la mañana siguiente, mi fiel caballo murió. Me sentí muy apenado ya que


había sido criado por mí y le conocía desde que era un hermoso potrillo. Patronio y yo tuvimos que comprar otro caballo, porque no teníamos monedas suficientes para comprar dos. Valió la pena, ya que cogimos al más bello y fuerte para nuestro largo viaje y para ir los dos juntos cabalgando. Yendo a Murcia pasamos por la mayoría de pueblos del reino de Jaén, la gente nos trataba muy bien y fuimos conocidos por ir de reino en reino pensando en una historia para narrar. En uno de aquellos pueblos conocimos a una hermosa dama llamada Catalina. Catalina era una joven, pero casada dama. Yo me enamoré de ella aunque Patronio me daba consejos de que no la amara porque su marido era el gran señor feudal. Yo le escribía romances aunque ella nunca contestaba porque lo veía como un amor imposible. Me disgusté mucho, pero Patronio sabía como animarme con sus largas, pero sabias historias. Después de dos meses intentando conseguir a Catalina, decidimos seguir con nuestro viaje. Por fin llegamos al reino de Murcia donde nos hospedamos en el castillo del señor feudal más fuerte del reino. A Patronio y a mí nos trataron muy bien, ya que sabían que iba buscando una historia y querían ser los protagonistas de ella. Allí conocí al conde Lucanor, un gran hombre que quería preservar o acrecentar su honra, hacienda y estado. Decidí que era el hombre perfecto para mi historia, lo hablé con Patronio y el estuvo totalmente de acuerdo conmigo. Estuve unos dos años con él viviendo en su castillo y fue el tiempo suficiente para poder escribir, con la ayuda de Patronio, un apólogo. Decidí volver con mi caballo al reino de Jaén y dejé a Patronio con el conde porque él le necesitaba más que yo. Patronio le ayudaba con las mismas fábulas con las que me ayudaba a mi, por eso, estaba seguro de que le sería de gran ayuda. Yo me llevé el caballo que compramos entre los dos y el conde Lucanor le regaló uno a Patronio para poder ir al bosque a pensar sus grandes consejos. Regresé a Jaén para buscar a la que intentó ser mi amada, la dama Catalina. Tuve una gran notícia nada más llegar, porque el que era casado con ella murió recientemente, así que le volví a escribir romances. Mis romances eran sinceros y ella por fin me contestaba, Catalina y yo fuimos felices y por fin pude acabar de escribir mi libro. Jamás regresé a Córdoba, me quedé en el reino de Jaén con mi amada Catalina.


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