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Apaga el despertador y disfruta de tu mañana
Cuatro maneras de empezar el día para tener la jornada perfecta y ¡sin levantarte muy temprano! Por LIZ BAKER PLOSSER
¿QUIÉN NO SE HA VISTO NUNCA en mitad
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de una de esas mañanas caóticas en que no consigues quitarte de encima la modorra y te maldices por no haberte ido a la cama antes o haber madrugado más? Pero ¿y si realmente se pudiera no solo hacer de la mañana el mejor momento del día, sino también sacarle el máximo partido?
Exprimir la mañana no consiste en levantarte más temprano de tu hora habitual. Se trata de emplear esas primeras horas tras despertarte en prepararte para las sorpresas (reveses o posibilidades) que luego te depare el resto del día. No importa cuá les sean tus rutinas mañaneras, ni siquiera la hora a la que tu día suele empezar. Tú, y solo tú, tienes el poder de transformar tu amanecer en una experiencia más saludable y feliz.
Estoy tan convencida de que es fundamental contar con una rutina al levantarse que, incluso, he escrito un libro sobre ello. Aun cuando no seas de madrugar, estas estrategias te ayudarán a reunir la energía y la concentración necesarias para todo el día.
1 SACA PARTIDO AL GENIO QUE LLEVAS DENTRO
Según la ciencia, nuestro cuerpo está preparado para que seamos más productivos, creativos y eficaces por la mañana. Es en este momento del día cuando más y mejor nos concentramos, por lo que es el momento de ocuparnos de los proyectos más complicados. Sin embargo, esto no quiere decir que tengamos que ponernos al lío antes de que salga el sol. Tan solo replantea el horario para reservar las primeras horas a esos quehaceres más exigentes mentalmente.
2 NO DEJES PARA MAÑANA...
Antes de la celebración de un evento virtual en el que participaba como ponente, los organizadores me enviaron una modernísima cámara de tecnología punta para que dispusiera de vídeo de alta resolución para la retransmisión en directo. ¿Esa es la caja de la cámara? La aparqué por allí. Y es que me dije: “Soy una experta en nuevas tecnologías. La prepararé la misma mañana del evento”. ¿Y qué es lo que realmente pasó? Justo una hora antes del comienzo de mi intervención, estuve como loca manipulando todos los ajustes de la cámara, pero no hubo forma, aquello no iba. Y ya no había tiempo para pedir ayuda a nadie. Así que mi cara toda borrosa y difusa aparecía
junto a los definidísimos rostros de mis compañeros, cuyas cámaras conseguían captarlos a la perfección. Desde entonces el “¡abre la caja!” se ha convertido en uno de mis mantras favoritos para arrancar el día. A todos nos capacita y vuelve más fuertes el saber qué es lo que viene después, así que echa un vistazo a tu bandeja de entrada, abre ese PDF, comprueba la longitud del formulario que te espera… Así ahorrarás mucha energía mental y emocional, y posiblemente te evites esa angustia que luego te asalta en mitad de la noche.
3 ELABORA UNA LISTA DE PRIORIDADES
¿Eres más de hacer tu lista de tareas por la mañana o por la noche? La hagas cuando la hagas, siempre viene bien tener algo que tachar durante el día. De acuerdo con distintos estudios sobre consecución de objetivos, una tarea pendiente interfiere (a menudo inconscientemente) con el resto de tareas que intentas llevar a cabo. Para entendernos: esa tarea que todavía no hiciste queda colgando en tu psique, desbarajustando el espacio mental y emocional que podrías utilizar de maneras mucho más productivas.
Las personas con metas a corto plazo aún no alcanzadas rinden peor en tareas de lectura y comprensión no relacionadas con ellas, o al menos esto es lo que se ha concluido en una investigación publicada en el Journal of Personality and Social Psychology. Dicho de otro modo, esa presentación que aún no has elaborado puede evitar que te entregues al 100% a cualquier otra actividad. Pero tranquilo, tenemos un antídoto avalado por la ciencia: trazar un plan para, simplemente, aproximarte a eso que aún está en el aire te ayuda a dejarlo un poco a un lado en tu mente, con lo que libera espacio en ella para que puedas dedicarte a otra cuestión. Cuando los participantes del estudio escribían su lista de pequeños pasos para llegar a sus objetivos, se constató que los efectos negativos desaparecían.
Yo organizo mi lista de cosas pendientes en tres columnas. Esta es una estrategia que aprendí de mi amiga Phoebe Jonas, actriz y consejera profesional. Su método me ayudó a no frustrarme por la longitud de mi lista de pendientes, y además me proporcionó una hoja de ruta para avanzar y hacer todo lo que debo hacer. Estas son las columnas.
LO IRRENUNCIABLE Todo eso que, sí o sí, tiene que estar hecho hoy. Intenta anotar una hora al lado de cada tarea innegociable. En mi caso, por ejemplo, sería así: salir a correr, 6:00 h. Preparar el almuerzo de los niños, 7:15 h. Dejarlos en la parada del bus del colegio, 8:04 h. Asistir a la reunión de personal, 10:30 h. Y así sucesivamente.
LO MANUAL Siempre pienso en lo que anoto en esta columna como tareas para hacer sobre la marcha, donde y si puedo hacerlas. Cosas como introducir mis tarjetas de crédito en Apple Pay en un teléfono nuevo o actualizar el navegador de mi portátil. Y sí, sería genial poder hacer todo esto, pero ya lo haré cuando se pueda.
LO FLOTANTE Todas esas tareas que mi cabeza querría llevar a cabo en los próximos 30-60 días, como contestar un correo electrónico no urgente o pegarle un telefonazo a una amiga para ponernos al día. Sería fantástico marcarlas como hechas, pero tampoco deberían suponernos un estrés.
APROVECHA TAMBIÉN EL FIN DE SEMANA
Las mañanas de los fines de semana no son solo para salir a hacer recados. Yo me recreo en ellas y las utilizo como trampolín para pegar el salto a la nueva semana que empieza y combatir los miedos del domingo, los cuales, según una encuesta de LinkedIn, invaden al 80% de los trabajadores. Me he dado cuenta de que el mejor antídoto para la ‘ansiedad anticipatoria’ del lunes es un plan de juego. Para ello, intenta lo siguiente.
HACER LA TAREA MÁS ODIOSA A PRIMERA HORA DEL FINDE
Con los primeros rayos de sol del sábado, acaba con esa tarea urgente que realmente tienes que hacer pero que no te apetece un pelo. “El terminar eso que más temes y menos te apetece te transmite sentimiento de éxito y te evita esa ansiedad anticipatoria que aparece al creer que vas a tener que robarle un rato de diversión a esos dos días”, explica Katherine King, profesora de psicología clínica en William James College.
PLANIFICA TU SEMANA
Para comenzar el lunes triunfando, dedica un rato del domingo por la noche a tu agenda para el día siguiente. Un truco: desarrolla la habilidad de adivinar cuánto durarán las tareas y distribúyelas en franjas horarias realistas. A mí, el saber que para escribir y editar necesito periodos de tiempo sin interrupciones me ha ayudado a cuidarme y a no sobrecargar mi agenda ni con reuniones ni con otras obligaciones. Puede que para comprar no te haga falta una hora, pero sí para cambiar el aceite del coche. Estructura el día con sus condiciones.
4 CÉNTRATE EN LO DIVERTIDO
Mis mañanas tienen algo innegociable: el café. Me fascina cada una de las fases del proceso: oír cómo se prepara en mi cafetera, servirlo en mi taza, calentarme las manos al rodearla con ellas, inhalar su aroma y saborear ese primer sorbo. Y atesoro especialmente ese momento en que, como por arte de magia, mi confusión mental parece que se disipa.
Creo que, a día de hoy, no se me ocurriría intentar salir a entrenar por la mañana o hacer cualquier cosa sin antes prepararme una buena dosis de cafeína caliente que me espabile.
He de decir que conozco a mucha gente que para despertar el cerebro y el cuerpo prefiere optar por un vaso de agua caliente con un chorro generoso de limón. También están quienes no se pueden resistir a un buen smoothie para afrontar el día con energía. Y, cómo no, los que se deleitan con un bol de avena en remojo. Cada persona debería empezar el día con aquello que más le activa. Y no dejes de disfrutar el momento previo a esos sorbos o mordiscos matutinos.
LA EXPERTA: LIZ BAKER PLOSSER
es redactora jefe de Women’s Health USA y autora del nuevo libro Own Your Morning, del que se ha extraído este artículo.