Matias Massarella - Lailatu Al Qadr

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Matías Massarella misercatulo@gmail.com matijengi.tumblr.com 1ra Edición: Junio 2017, Tapa: Collage por Juan Roldan Chino_roldan@hotmail.com facebook.com/Laraiz.ilustrada Edición y diseño: Fer Nuri mimopedante@gmail www.fernuri.wordpress








Allá en los altos, en los altos de Golán, esquirlas de la carne de mi hermano explotaron en mi rostro. Hoy leo en mi teléfono que Alá escribe con sangre su canción de resistencia en nuestros cuerpos. Oriente, nacedor de soles y profetas, exiliado otra vez de sí mismo siembra sus muertos en el surco de las olas cruzando el mar sonoro para reclamarle a la Europa comida, techo y ropa. Del ave del desierto y de las mujeres y niños es el cielo más azul. Allá en los altos, allá escrito en los muros hoy leo y la canción murmuro. Alá respira en cada cosa.

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Nosotros no criamos cabras. Somos la Cabra del mundo. No recitamos poemas. Nuestras gargantas poderosas vibran su miseria hecha grito. Después del ayuno la fiesta de las flores y los frutos, el pozo de agua donde la luna ofrenda su manto. Somos la Cabra, trepada sobre árboles imposibles criamos sin hambre ni golpe a las y los hijos del mundo. Porque Alá así lo implora.


Verás los cuerpos nuestros como un enorme campo cubierto de amapolas verás nuestro silencio florecido de éxodos por esta tierra toda sentirás con los tuyos cómo arden las flores en racimos de bombas sangrará en tu puño la utópica rosa Alá renace en cada fosa.



DaĂąos colaterales



Camino a Kabul hizo autostop, paró una Toyota y ella subió: “Alá es grande, dónde vas bella joven?” el hombre preguntó. Voy a ver a mi padre, estaba en la mezquita de Abu Ul Fazil cuando estalló entre ancianos y niños un hombre. “Los infieles no saben que en el enorme cielo el infierno se dobla” Está en un refugio precario de las fuerzas humanitarias. Me llamó de una cabina de la Cruz Roja. Lo acompaña la segunda de sus esposas. Mi sobrino ha muerto hace algunas horas. “Ya se avendrá la hora de levantar la cosecha, Alá así lo quiere y lo sabe todo” Camino de Nejrab a Kabul la sombra de los drones agitó su canto demócrata. En el parche del desierto su fuego hizo tronar la tierra como un bombo.


Alá es grande y no existe allá en el cielo de arriba pero en el cielo de adentro cerca del corazón su rostro es la noche natural cubre su ojo con media luna de cimitarra su otro ojo es el lucero que titila en toda la gama de colores y su fauce es la mar rugiente que golpea con sus muertos los muros de occidente que sea dulce el nocturno que toca la muchacha en su pequeño sintetizador que sea dulce el llanto curado con besos y caricias que las únicas bombas tengan por núcleo luz de pájaros y semillas de montes.


Mi amiga abrió en la noche su linterna secreta y desde mi casa vi su llamada. Vi su llamada, luz que titila, con los picos de sus pájaros lumínicos me dijo que vaya. Vi su llamada en morse desde su casa. Yo me acerqué a su puerta esquivando la ronda nocturna de los pasos del guardia acorazado. Hermosa amada, yo me acerqué a la puerta debajo de tu ventana para que huyamos juntos de la aldea ocupada. Allí estremecido por sirenas antiaéreas y ráfagas de llamas me cayó la mañana. Yo ya no era un hombre y no habías bajado conmigo a la puerta para escaparnos.


Con su cincel de plomo esculpe en el desierto el próximo exterminio la muerte enamorada. Yo esperaba a mi amada escondido en la puerta, yo esperaba temblando bajo de su ventana a que baje mi amiga, mi más dulce hermana, pero ella no bajaba. Entre grillos y gallos como un pétreo elefante me cayó la mañana. Yo esperaba a mi amada ella ya no venía, ella ya no bajaba. ¡Ojalá que aún respires, Oh, dulce virgen de la calma!


Noche confunde mis sentidos ni una nube en la noche del cielo nada de nubes de tormenta noche árabe en la que me recitas poemas de 4 jóvenes brasileños en luna de calma confunde noche con día tibio ay sol espiralado del misil tierra aire ha amanecido a la fuerza por ausencia de los gallos el canto de los obuses con su coro de gritos y corridas en el mercado todos los colores se fundieron en gris marrón mediodía oscurecido por nubes no vaporíferas me lees la suerte en el vino luego besamos la tierra cuando termine la guerra iremos a la ciudad sagrada pediremos que nunca vuelva entre llantos y cantos murmurando por labios besados Alá será el regalo.


Sí, no puedo dejar de pensar en el cóctel de flores y balas. Cruzando el surco del mar sonoro en una balsa. Todas un calco las vidas de todos los refugiados. Nos cubre la bóveda vemos las estrellas pero no los radares. Si muere mi amada en el surco deberé dejarla. Está entrando el agua.


Digerí todo pero como el beso queda el vino en el recuerdo de la lengua pensé en los balcanes en méxico y las fosas que sabrá el verde redimir con su avance amé y fui amado la noche de los fuegos hicimos sarcásticos chistes de atentados cuando vimos el meme de Aylán ahogado el desierto queda vivo como la boca de sed en su vino ausente de reseca vid amé y fui amado herido a un costado la noche de los barcos inhumanitarios digerí todo como esperando la Lailatu Al Qadr la noche de la predestinación que es mejor que mil meses para hacer y pensar algo digno de Alá el más grande


Digerí por última vez pan y queso de cabra después de todo la puerta del Arraián solo estará abierta para el ayunante digerí todo pero como el beso en el recuerdo de la lengua queda el poema.


Intifada, piedad de los muyahides, revoluciòn de las piedras. “Prefiero mil golpes de espada a morir en la cama, prefiero el temblor del sahra' a morir sin Su Beso…” ¡Oh Allàh! Hay un sendero que va de la niña a la mujer y del joven al viejo. El surco de las olas ya guarda las simientes y yo escribo en libretas a los poetas apedreados por tener dulces labios. Ashraf Fayad es mártir de tu ausencia, de tu falta sembrada en nuestros restos. Abu Nuwas exiliado en Egipto es mártir de tus sectarismos y de yihadíes en tinieblas. Federico es el mártir mozárabe de la terrible España en contra de las olivas morenas. Aron Atabek el poeta mártir no por muerte más por estar amordazado, lo mismo para el caso.


Como Nizar Qabbani yo caí en las fauces de una época cuya épica devora al poema y no quiero ser mártir, por eso canto a los ojos de la niña y a la rosa de la sangre. ¡Que trémula crepite adentro!


El poema es un cristal finĂ­simo sepultado en una pila de excremento allĂĄ donde no hay agua en medio del desierto. Solo hay un modo de darle brillo: Limpiarle la mierda con la lengua.


No es este mundo vestigio recuperado de la infancia entre palmeras la arena el sol el mapa de los pasos de las y los amados no lo es y no porque no quiera el pez vencer al pájaro y el perro morder por fin al amo Lo está siendo Atiza sal reseca al fuego en la arena una bomba y el vidrio mostrando su cristal morboso expande puntas de filo como estrella hilos de luna en la daga un beso sabido último

Ya Lo Dijo Evangelion: EL MÁRTIR SOMOS TODXS.


Es la estación lluviosa la que espera Se han borrado los bordes de los días Mi amigo, te he esperado Con tu ausencia en mis brazos Respondiste mi seña A un led de distancia Refugiada en plegarias Esperé que llegaras Pero nunca viniste Pero nunca llegaste Ojalá que aún respires Le susurró a los pájaros Y si acaso hayas muerto En las manos del guardia Te recuerdo en el beso Del vino y el poema Que Alá ha memorizado.


El joven escolar adicto a los palíndromos, y a todo artilugio de la lengua materna para hacer de la vida una cosa más noble que la triste materia terrestre de las cosas se la pasa los días pintando caligramas de todo lo hermoso. “Lo hermoso de la vida es estar vivo para vivirla de modos hermosos”.



Editorial de FantasĂ­a Junio 2017



Editorial de FantasĂ­a


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