David Mendoza Vega
LA LECCIÓN Como de costumbre, jugando, pretendo enseñarle algo a mi sobrinito. Esta vez quiero que piense en el gentilicio. -¿Cómo se le dice a una mujer que es de Bogotá?- le pregunto. -Mujer- responde. -¿Pero cómo se le dice a una mujer de Bogotá para distinguirla de una mujer de, digamos, Medellín?- insisto. -Pues, una mujer y otra mujer- resuelve con infinita sabiduría a sus cuatro años de edad.
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