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Loreto Gonzรกlez ร kt arez
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Y LLCTUKA DL LA bIbLIOTTCA DE 6RADO
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Número Tres. Otoño de 2006
Consejo de redacción: Fernando Flórez Villaranzo Xosé Lluis Rodríguez Alberdi |osé Luis Rodríguez Tamargo Gustavo Adolfo Femández Fernández
Portada
Diseño y maquetación:
Ilustración
Gustavo Adolf o Femán dez
F
ernéndez
2/
Diseño del logotipo del Foro: Luis RodrÍguez Tamargo
José
Publicación estacional (trimestral) de difusión gratuíta 500 elemplares
D.L:
Ilustración de ). L. Rodríguez Tamargo
4901,487-2006
Edita: Biblioteca Municipal de Grado "Valentín
Andrés Alvarcr" C/ Cerro de la Muralla s/n
Loreto González Alv arez
Encuentros con Autor 4/La Astarianá: De la desolación al sonrojo Fernando Flót ez Villaranzo
Narrativa 8/Drummore 10/No sé qué 11/Desequilibrio 12/Un día más 13/Memorias de un escultor
Fernando Martínez Ñvarez
óscar,.
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Roberto García Echevarría Remy
33820 Grado (Asturias)
98575 4813 biblioteca@ayto-grado.es
Ensayo
www.bibliotecaspublicas.es/ grado/
L4/Ideologsas para el futuro
Luís Arias Argüelles-Meres 18/Leyendo "Conversaciones con Goethe en los úlümos años de su vida", de ]ohann Peter Eckermann Antón Areces
Asociación Cultural "Valentín Andrés" acvalentinandres@yahoo.es w
ww.valentinandres.com
AuIa de las Metáforas "Femando Beltrár" auladelasmetaforas@ayto-grado.es
Poesía Subvenciona: cajAstur
23/Elsueño real 23/Echarte de menos
Concejalía de Cu1tura del Ayuntamiento de Grado
cultura@ayto-grado.es
Carlos Granda Busto 27 /LaLtn de la Nevera Carlos Granda Busto 27 /Poélca Carlos Granda Busto 29/Uncielo de tormenta Rocío Hernández Triano 28 / Antrf elicitac ione s Teresa Fernánde z-B arb ón 29/Lanieta de Munch Carlos Barral 29/Esperanza María ]osé Fernández 30/No fue suficiente distancia Covi ]uez
Filmación e impresión:
Ilustraciones interiores: Andrés Alonso Moutas Loreto González Álvuez Remy
No está permitlda la reproducción
total o parcial de los textos, ilustraciones e imágenes incluídos
el
consentimiento previo de sus autores.
Alejandra Sirvent
26/Casas
Gráficas SUMMA S.A. (Llanera)
en esta revista sin
ZL/DelAlma lavoz 25/EL pinu y el carbayu
Carlos Iglesias Díez Carlos Iglesias Díez Pablo Rodríguez Medina
Ilustración 31/
Andrés
fonso
Moutas
Contraportada Ilustración de Alberto Mendívil
LNCUT-NTKOS CON AL]TOK
,*HojAS r,FoRo +
En la Sala Polivalente de la Casa de Cultura de Grado, e1 pasado día 17 de noviembre se presentó el libro'La Asturianá. De la magia a la desoiación. Un siglo de canción asturiana', del investigador langreano Óscar Roces Arboieya. En el acto, organizado por la Asociación Valentín Andrés y la Biblioteca M;'ricipal, intervinieron -además del autor-: Gabino Busto Hevia, de1 MXeo de Bellas Artes; el poeta Pablo Rodríguez Medina )¡ Fernando Flórez Fernández-Villaranzo, por la Asociación ValentÍn Andrés. También hubo proyecciones audiovisuales e interpretación de toná, a cargo de 1os cantadores Bibiana Sánchez García y Francisco-José Fernández Hernández.
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Introducción Cuando el Presidente de la Asociación Valentín Andrés, José-Luis Rodríguez Alberdi, y el Secretario, José-Antonio Sánchez de Arriba, pusieron en mis manos este libro: 'La Asturianá. De la magia a la desolación. Un siglo de canción asturiana', debo confesar que lo hojeé con cierta perplejidad. Luego, al rogarme que escribiese unas líneas para Ia presentación aquí en Grado de 1a obra, como alumno aplicado, me llevé a casa el libro bajo elbrazo y emprendí su lectura más por obligación que por devoción o pericia en el tema. Quiero aclarar, no obstante, y en mi descargo, que si bien mi ignorancia sobre nuestra asturianá es patente - el hecho de ponerme delante de este atril raya en la osadía -, más imperdonable por mi parte sería exponer una opinióry por breve que fuese, sobre un texto no leído. No es infrecuente obsequiar con un puñadín de frases hechas (de esas tan socorridas en ciertos actos oficiales) y, para redondear el asunto, culminar la faena con otro montonín de parabienes al autor (que es 1o que la cortesía mal entendida aconseja), hinchar el pecho y marchar para casa tan campante, y contento de cubrir el expediente -como quien dice- sin despeinarse ni sudar la camiseta. No es este el
caso, por supuesto que no. Y no 1o es porque ni Óscar se 1o merece ni quien habla podría caer tan bajo.
No sé si será algo tarde para redimirme, pero sí, he leído el libro; y no una, sino dos veces. La primera 1o hice con interés; el interés que despierta la obra bien hecha. Es admirable
el laborioso trabajo de campo espigando una
preciosa documentación y la sólida arquitectura de un ensayo escrito con justificados afanes científicos (se nota
1a
formación jurídica del autor al aplicar ciertas categorías propias de la Filosofía del Derecho a una materia tan aparentemente disímil pero que no 1o es tanto, porque en el campo de las Ciencias Sociales -y la canción asturiana es un fenómeno social, aunque en la actualidad sea minoritario - no existe solución de continuidad). La segunda iectura la hice con la emoción que provoca la prosa reivindicativa de Óscar Roces Arboleya, que en casi 280 páginas rescata nuestra memoria coiectiva de la gigantesca escombrera levantada por la llamada industria cultural. Esa memoria colectiva que nos define como pueblo y que está lamentablemente sepultada por toneladas
de telebasura, incuria y degradación.
AUIOK Una comunidad culturalmente desvertebrada Y es que estamos ante un libro que hurga en las cenizas de nuestro acervo culfural inmolado en la hoguera del pensamiento único consumista y depredador de la segunda mitad del siglo XX y del cambio de milenio. En'La Asturianá. De la magia a la desolación. Un siglo de canción asturiana' el autor da un fuerte aldabonazo en la puerta de nuestras dormidas conciencias de
miembros de una comunidad culturalmente desvertebrada. Desde un prisma científico y universalista, muy lejos del tambor y gaita localista y reaccionario o de Ia instrumentación políüca nacionalista, que no acaba de sacudirse de ciertos complejos y trata de recorrer sendas ya pateadas en otros pagos, el autor reivindica la dignificación de nuestra memoria musical autóctona en esta época que nos ha tocado vivir y en la que coffen malos tiempos para la canción asturiana.
¿Quién dijo que la tonada es el residuo cultural de unmodelo social (a Asturias agraria) en trance de extinción? Oscar Roces demuestra
con su libro que en momentos de vigoroso desarollo industrial en el primer tercio del siglo XX, la asturianáfue la más potente manifestación musical de aquella realidad tan alejada de sus propios orígenes agrarios. Queda así rebatida
la perversa tesis de su inadaptabilidad a los nuevos tiempos de una sociedad urbana y de servicios. Por lo tanto, y esto debe quedar claro, las causas del actual estado calamitoso de nuestra
canción no son endógenas (propias de su nafrxalezay orígenes) sino exógenas (derivadas de un contexto socio-cultural desarraigado). Si la canción asturiana tuviese perspectivas de negocio, si entrase, como el flamenco, en las políticas de marketing de los depredadores de Ia cultura,las cosas quizáserían paraLa canción asturiana de otra manera. De todas formas yo no arrendarialas ganancias. Las ruinas de Ia Acrópolis ofrecen mayor dignidad en su actual desnudez que reedificadas por una inmobiliaria. Bien. Y ahora, tras decir 1o anterior, y antes de continuar, seguro -o se supone que debería ser así-, seguro, repito, que por vuestras cabezas rondará una pregunta elemental, una de esas preguntas que nos hacemos a nosotros mismos
L-
ante situaciones como la presente: ¿entonces, qué pinta este prójimo que se declara inexperto en canción asfuriana cuando otras personas con mayor fundamento deberían tomar lapalabra? Y como consecuencia de esa pregunta otras dos. ZQué méritos se atribuye? ¿Qué representación ostenta? Pues, 1o que se dice pintar pinto bien poco y, en 1o referente a méritos, mi currículo, la verdad sea dicha, está bastante desnudo, casi en pañales. En cuanto a representación..., efl eso sí que me considero bastante representativo:
soy uno de tantos miles de asturianos (demasiados miles) que viven de espaldas a sus propias raíces culturales y que -esto si que
resulta paradójico ahora que 1o pienso- a pesar de ese desinterés se sienten pero que muy muy asturianos.
Sacar pechu sólo fuera d'Asturies Cuando cruzamos el Payares, nosotros,los que trabayamos pola causa sóIo cuando tamos lloñe d'esta verde zapatiya que se dibuxa nel mapa ente'l Cantábricu ya la Cordillera, Io primero que facemos ye affemtrtgar la camisa ya enseñar a tou Dios el musculín esi (la bola que se dicía antes, que nun séi como dirán los guajes dagora). Valnos cualquiera pa refrescar l'ardor patrióticu playeru: el finlandés d'alllau que ta lliendo'El Eco de Helsinki' o eI despistáu que pasa pola cera mirando escaparates xunto la terracina de Benidormna que tolos branos sentámos a tomar el vermú. El mesmu escenariu, col mesmu protagonista ya diferentes actores secundarios, podría treslladase al bar de la piscina de Valencia de don Juan, al salón de baille de cualquier Centru Asturianu de la diáspora o a la estación del ALSA de Madrid, en medio la xente que vien p'aquí y va p'allá. Cualquier llugar ye buenu pa da-y rienda suelta a la vísceta, ya cuanto más lloñe meyor (que las declaraciones
d'amor patrióticu son direutamente
proporcionales al cuadráu de la distancia que nos separa de la tierrina. ¿Nunca vos parasteis a pensff que'l'Asturias patria querida', esi canciu que ye más hÍbridu
que'l rr.aí2, que yá nun se sabe si
ye cubanu,polacu o véi tú a saber ü onde,ya qu'a cuatro políticos de la transición antoxóse-ys llevalu a alcohólicos anónimos pa lluegu bendicilu como himnu; nunca voJ parastéis
¿-HoiAS ¿,FoRo 6
a pensar
E-NCLT-NTKOS CON AUTOK
que'l'Asturias patria querida', digo,
suena meyor en Valdepeñas qu'en Grau?). Ya
pa que nun haiga duda cuando tamos en Benidorm, en Valencia de don Juan, de baillotéu nel Centru Asturianu de Sevilla o en Méndez Álvaro a puntu subir al autobús, ya ¡coyones!, pa que se sepa, glayámoslu bien alto: ¡Ehhh..., manín!, que yo soi asturianu. Así, como suena, qu'hai que marcar bien la diferencia. Amás, agoraque somos Principáu con princesa televisiva (¿quién será la bruxa?), con Hollywood por un día tolos años nel Campoamor (que, oye, tal paez un cuentu xanas con música de gaiteros) y agoraque col
mio tocayu Alonso vamos en trator
supersónicu, ya a toa hostia, a ver quién nos tapa la boca. iQué grandonos somos! Pa mí la principal virtu del ensayu d'Oscar ye la catárquica (catarsis ye un palabru griego qu'en castellanu, según la Academia de la Lengua Española, significa: " purtficación ritual
de personas o cosas afectadas de alguna impureza", indícolo pa los que nun 1o sepan; los que 1o sepáis disculpáime, que sólo intento qu'entendáis 1o que quiero dicir). A mí la liectura d'esti llibru permitióme facer esamen de conciencia sobre las cosas nuesas, las mesmas que vi yo de guah. e pero con otros güeyos, dende un puntu vista orixinal ya que da alientu. Porque col canciu asoman munchas más cosas que la música. Asoma too eso que nos define como asturianos ya que t.:ros emaiza con un sitiu, pa lluegu abrinos al mundu, eue l'asturianidá nun tien por qué tar reñía cola
Alcordanzas de cuando yera guah.e yamozu
Xúrovos que mientras
tema del canciu del carreteru alcordéme d'Albertón el d'Entrelosríos, aquel paisanón de La Mata, con la parexa bueis ya'l caruu per Grau llevando ya trayendo Io que-y mandaban: piedra, madera o llabrando tierras, que daquella los tratores ni yeran supersónicos, nin tan siquiera rodaban a pasu burru, sólo se conocían pol No-Do nel cine Parke. ¡Qué tiempos! Los de más de cuarenta tacos alcordaránse del percherón de Tino'l carreteru ya d'otru carreteru que tenía'l corral en Cimavilla ya qu'agora nun soi p'alcordame del nome. 11eía'1
¿Quién de guah.e nun sintió esi nun sé quéi ne1 pechu 1a mañana'l samartín en casa la güela, cuando se reunían pa facer el mondongu hasta 1os primos terceros? ¿Quién pue olvidase las meriendas ne1 prau tras facer los bálagos o la sagrada liiturxa d'arroxar el fornu cola masa'l pan yeldando na masera? Gracias, Oscar, por revivime na memoria a mio ma la probe, que tovía como quien dizl'otru día tenía la cocina'l pisu, aquí en Grau, como la casa onde nació en Candamo, colas fabas colgando na ventana,las panoyas del maíz nel armariu ya las patacas
enriba un cobertor nel cuartu, porque ella trabayó, hasta que nun pudo más la tierra de la
veiga Peñaflor, que ye un dolor ver tantas güertas abandonadas, ya yo nun riño con naide, que soi'l desertor primeru.
rnapa/ un puntín nas montañas de Tinéu, Xuan engancha l'Asturies fonda ya campesina con Lisboa, con Roma, col mundu del nuesu tiempu, yala cosa funcior.a, vaya que si funciona, por mal que-ys pese a dalgunos que dende cátedras
A1 lleer la lletra de'Tengo de cortar un roble' alcordéme del mio primu Manolín el de Pravia cantando esi canciu en Villar dempués de comer l'arroz de San Agustín. De aquel paisanu que trabayaba nel Truco con Munchín ya Ricardu'1 rusu, Sandalio Freísnu, dando-y al punteru y al roncón polas romerias. De mí mesmu glayando de chavalón el 'Vas por agua' con Xuacu l'Estuche nel lnfiemu. Y agora que cerró'l templu la sidra ya'l canciu en Grau, agoraque nun canto, entiendo aquello que facíamos sin danos cuenta, como cuando respiramos, que nun pensamos que tamos faciéndolo. Ya pregúntome, ¿cómo ye posible que baxásemos la guardia, que dexásemos que músicas ya musiqueiros ayenos
universitarias ya institutos que s'apellidan asturianos tan negándo-y el pan ya la sal a la llingüa, hasta pafalar d'ella mesma.
negociu,arrancasen 10 nueso, 1o de siempre, 1o que xenéticamente llevábamos impresu dende
universalidá.
Aquí quiero rendí-y públicamente reconocimientu a un escritor asturianu que
se
llama Xuan Bello; 'Hestoria Universal de Paniceiros/ proyeuta l'idioma y la cultura asturianos temporal ya espacialmente: hacia'l
futuru ya hacia'l mundu. Dende un puntín nel
que nos metieron pol alma pa facer
KÜsÜCNAUTOK sabe Dios cuando? Porque yo toi d'alcuerdu colo d'abrise al mundu pero ye dolorosu 1o que pasó ya sigue pasando cola cultura nuesa, desaloxada por desahuciu del solar asturianu.
Agora'l caseru ye la cultura del imperiu hexemónicu capitalista posindustrial que nos tien bien pastoriaos ya que arrampla con too, como'lmexilIón cebra del Caspio del que falan na tele que ta escuchimizando'l ríu Ebro. Esi capitalismu posindustrial que nun da puntada ensin filu a la hora engordar la cuenta resultaos del mercáu musical.
Aquella noche mágica en el Cabaño Voy a concluir este discursín con la lectura de un texto sin otro valor que el de aludir a un especial momento, cuando la canción asturiana tenía un prometedor futuro en Grado y en
Asturias:
"El poeta de pelo engominado y mirada intensa escuchó absorto aquella voz de timbre celestial que tejía y destejía con sentimiento y emoción una tonada asturiana. Sentados en Ias mesas y rodeados de barricas de sidra, los universitarios también escuchaban al cantador con el respeto que merece un virtuoso. Eran actores y actrices, y por 1o tanto amantes de los placeres estéticos. Afuera, en la misma plaza donde horas antes habían representado tres entremeses cervantinos, un vigilante nocturno golpeó con el chuzo el adoquinado y entonó, en aquella noche tan joven y musical, su cantinela: Las tres de la mañana y sereno...
joven y desprendida, como aquella compañía que recoffía el país acercando el teatro del Siglo de Oro alpueblo. Y el pueblo, el pueblo de Grado, correspondía en la taberna del Cabaño a Ia Compañía con aquel regalo de los dioses que era la portentosa voz de uno de sus hijos. Era la madrugadadel2de septiembre de1932". Sí. La noche era
Valentín le había anunciado a su amigo Federico que iba a escuchar a una de las mejores voces de la tonada asturiana. Valentín, era ValentÍn Andrés, el gran polígrafo moscór; cuyo nombre identifica a nuestra asociación. Federico no era otro que el inmortal Federico García Lorca, de gira por España con la CompañíaLaBarraca.
Y el cantador... El cantador era Prudencio
^I{üid8-;ffi Merino itlvarcz
el Polenchu. Cuatro años después
Lorca moría asesinado y üez años más tarde de aquella noche mágica, el Polenchu fallecía en un
campo de concentración nazi en Francia rumiando las miserias del exilio. La al,egría juverril republicana de los entremeses cervantinos tuvo unfinal de tragedia gnega,la ahogaron las tinieblas de la larga noche de la dictadura. Só1o nos quedó Lavoz de Pepe Miranda eI Repicauy después la nada, el vacío. El acontecimiento es real, las circunstancias ficticias, fruto de la fabulaciónr peto yo quiero imaginar así el primer contacto de García Lorca con la tonada asturiana en vivo, y posiblemente el único. Y quiero también imaginar que esa noche el Polenchu canló 'Texedora de Bayu'. El muñidor de aquel encuenko fue nuestro ValentÍn Andrés, amigo de ambos.
Ahora 74 años después y en este acto, merced a un libro, recuperamos la figura del Polenchu, un perfecto desconocido en Grado, salvo para esos mantenedores de la hoguera sagrada del recuerdo que cada vez son menos, y este libro se presenta en la tierra de tan extraordinario cantador a través de una asociación que lleva por nombre a Don Valentín. La historia si no es circular se le parece.
Si viviera Óscar Suárez Rodrígue z, rni inolüdable amigo Oscarin el de la farmaciñ, segtTro que recordaría aquella estrofa cantada por los moscones añorantes de 1o que fue una brillante realidad. Emilio Miranda, Pepín Lueje o Alfonso Guttérrez,los últimos de Filipinas en esta defensa numantina de nuestra identidad con las armas de su inquebrantable memona, lapodrían repetir de carrerilla. Hoy para nuestra desgracia la estrofa sigue vigente. La herencia de Prudencio el Polenchu, de Gelín y de Pepe el Repicau no ha sido aceptada por nadie en Grado, ni siquiera a beneficio de inventario. Esa eskofa empapada
de nostalgia,
y con la que termino mi
intervención, dice así: En Grao cantó el Polenchu, más tarde Pepe Miranda, ahora m "la Flar" de Grao no hny quien cante una tonada.
Muchas gracias.
D rurnmüre F ernando
o corría todas las mañanas a Ia misma
hora. La superficie terrosa y rojiza de la isla se deslizababajo mis pies, quedando a veces punteada en oscuro por algunas gotas de sudor que se escapaban de mi cueqpo con la agitación de la c¿üTera. Al ir por CaIa Murada, una bonita zona de casas entre pinos al lado del mar, elegía un estoecho paso al lado de la valla de una cancha
de tenis. De esta manera, acortaba el camino al
atravesar la población y volvía de nuevo al campo, en mi regreso a Felanitx.
Allí
Martínez Álo arez
estaba; en su precisa, milimétrica
ubicación.
Como no creo, (aparte planetas y otras esferas del cosmos), en tan meticulosas coincidencias cronoespaciales, me paré. Miré la pequeña bola amarillo rabioso, fiúté al espacio cerrado para el tenis y dos ojos se clavaron en los míos fijamente, mientras su dueña daba dos pasos con premeditada lentitud hacia la valla.
"Me la tiras o te tiro"
Un dí4 al embocar ese atajo, vi una pelota de tenis en é1. Al llegar a su altura me agaché y la lancé por encima de la valla.
Arranqué corriendo sin mediar palabra. No recuerdo nada del tiempo que duró mi carrera hasta llegar a casa. Só1o pelo rojo, pelo rojo en la cabeza. Dentro de mi cabeza, yo no soy pelirrojo.
Por entre los cuadrados que formaban las varillas de metal oí un sonriente "GTASSIASS".
Amaneció de nuevo y yo temía la llegada al "punto cósmico".
El día siguiente otra pelota ocupaba
Pensé en pasar de largo y dando un rodeo,
exactamente el mismo sitio de la del día anterior.
Aproveché pild, sin dejar de correr,ligar al sonriente "GrASSIASS" una ñpida exploración visual... con resultados pelirrojos. El tercer dlayacorrí sin disfrutar del correr.
No existió para mi el monótono contraer y estirar, el coordinar la ventilación o atender al itinerario por los estrechos caminos de tierra entre almendros...
Mi mente estaba en la pelotita puñetera, bueno, y en 1o que traería consigo.
pero Sanda ya me había atrapado en sus redes tejidas de rojos pajizos. ¿Pero dónde iba yo, miseria? ¡Por nueve palabras y dos pelotas!
Cuando entré en el camino, al lado de Ia pist4la vi al fondo: la fiera de cabellos de lava al acecho en la puerta de su jaula deportiva. Tenía un pequeño papel en la mano y al acercarrne me 1o tendió. Creí que iba a encontrar un número de teléfono o una direccióry pero estaba en blanco. Cuando levanté la vista con
,-HojAB;ftffiry
ffi.RffiÑTWA
gesto de no entender nada,vi que ella sujetaba
un rotulador delante de su pecosa nariz. "Your's better".Y yo, como un obediente gilipollas, escribí mi teléfono, dirección... y seguramente hubiera acompañado la parüda de nacimiento y el certificado de buena conducta
si me 1o hubiera pedido con aquellos ojos fríos,
hermosamente grises, que sus padres sólo pudieron haber copiado en los matices de las aguas del North Channel en el invierno tardío dei Mar de Irlanda.
Era escocesa.
antes por mi mente de "capullo-de-rosa-encaj ita-de-celof án-con-verso-de-E spronc e dapara-1a-amada".
Pasado
el tiempo y la
tempestuosa, sus ojos ya no me recordaban el Canal Norte del Mar de Irlanda. Só1o veía en ellos la dlureza fría de1 asfalto gris en una carretera en invierno. Ni su pelo, la paja o el fuego. Só1o la sangre brotando del morrillo del toro recién picado.
Pero me reclutó. Por pelotas, nunca mejor dicho, me hizo pasar a formar parte de su ejército de militantes de la metafísica sexual.
Se
presentó aquella misma tarde en mi casa, en Felanitx. Con el aire de segura de sí misma, de dueña de todo, que nadie
Para rni, en cambio, ella significó una especie de hibridación entre su pleno
tiene al entrar en
casa desconocida. Se asomó a todas las habitaciones y, cuando dió con el baño, colocó el tapón en la bañera y abrió el agua.
La ltz
sentido para 1o físico y mi
gilipollez-florista-rimada.
blanca,
hipnóptica, del creciente casi completo de la noche
mediterr ánea entraba
a
raudales por elventanal de la sala; iluminaba su cuerpo fuerte y delgado mientras me poseía
llustración: Andrés Alonso Moutas
"Drum more/ drum more..." Desde el comienzo del rodeo, cuando por la tarde la bañera se llenó, no hubo un momento
de sosiego para mi desentrenado ardor. Y en
las pausas de actividad, (naturalmente
Debo reconocer, para seÍ fiel a la verdad, que me gustó regocijarme después, durante mucho tiempo, cuando ya se había ido, en la idea de que yo había estado aLaaltara; de que habia sido un tío con dos pelotas cuando ella me decía que... "tocaramás el tarnbor". Un hombre al que ella tenía que pedirle que...
Ella, que había dirigido desde el principio entre nosotros hasta la frecuencia respiratoria.
Pero aún me queda una duda. Hoy, vagabundeando por la cartografía británica, he
"Drum
encontrado, de manera casual, una pequeña isla, cerca ya de las Hébridas Lrteriores: se l1ama Sanda.
No quedó llama en el pequeño incendio del monte de su vientre que no rne abrasára y juntos recorrimos todas las nacionalidades
Ah, y algo después, un poco más al sur, un
explicables), Sanda no paraba de decirme
more/ drum more".
amatoriasi países sexuales que yo no sabía que existierary revoltijos corporales ni pensados
t_--_
equitación
pequeño puebio en el cabo de Galloway. Se
llama Drurnurore.
He de hacer la maleta.
l,-HoiAB,FoRo I c
NAKKATIVA
l\o 5e, CUe
f\l
r
l
Bijou lla tiene un no sé qué que me provoca un escalofrío de arrrarguray de alegría. Ella tiene un no sé qué que me vuelve a Ia infancia del mantecado bien hecho, juguete al de hojalata y 1os luminosos callejeros que dan la bienvenida a un mundo de neón l, colorido. Ella tiene un no sé qué que convierte 1o injusto en justo aunque sea por unos días. Es como un grito ahogado donde la miseria v la riqueza se dan 1a mano. La felicidad en serie se reúne en torno a 1a misma mesa con mantel dorado y ágape interestelar. Tiempo para la misericordiay la cordialidad que ofician, junto a las campañas publicitarias, el eslogani "Urta parte de mí es tuya, tómala"
las de antes. Es el escaparate gigantesco, dispuesto para que cada mortal adquiera un producto determinado de é1. Espejo inmaculado que refleja la otra cara de Ia felicidad: países en guerra, pobreza o hambre, el gran mal a tener en cuenta siempre por Navidad. Cada año, por estas fechas, nos acordamos un poco más de aquellos que sufren en mayor medida y que vueh'en, como el Almendro, a nuestras casas, dispuestos a remover nuestras conciencias libres de pecado, impolutas, ala par que generosas, ante una sociedad consumista. Ese no sé qué no me pasa inadvertido y estoy dispuesto a ahondar, como siempre, en é1. ¿Te apuntas?
.
Dime hacia donde vas y verás
en tu camino una rama imaginaria cargada de bendiciones, maldiciones y alegría a raudales que otros comercializan como el
síndrome general
de1
Adviento: Ese no sé qué me vuelve loca, pero al mismo
tiempo me incluye en su anuario privado, dándome una segunda oportunidad para cambiar todos los malos
deseos en buenos
y
ser dichosa una vez al año. Qué contrariedad, urra lucha por 1a dicha durante los 365 días
que tiene el año sin conseguirlo, y ¡como por arte de magia!, no sé qué me
ocurre cuando llega
l,a
Navidad. Mi cuerpo, extraño, más que nunca, sufre una mutación a la que le crecen los enanos en lugar de los gigantes. ¡Ah, esa Navidad de antaño! Ya no se pillan como
llustración : Loreto González Átvarez
,r1{
i r#:.*lffi
D.r.quílíbrío Óscar L. Nogal es suficientemente complicada T a vida ya para como ponerte zancadillas a ti llll -- .
mismo. Me complacía con un trabajo a ". media jornada hasta que el pequeño cumpliera los diez y poder dejarle unas horas solo en casa. Nadie valora tu preocupación por hacer las cosas bien, dentro y fuera de tu familia. ¿No saben 1o que cuesta sonreír a ese memo que vive con su madre lianta? ¿O a esa estirada que lleva una marca de bronceador que la convierte en una mandarin a pasada? Encima, invariablemente, te apartas cada día del chaval del vecino. Larguirucho, 18, piel llena de pecas, un cuadro. Siempre te tienes que apartar en el estrecho que une el parque con el estacionamiento del supennercado. A veces te reconoce y gnta: "Hola, seeñooor. ..a..." . No se queda para ver tu cara de susto. Cuando terminas de pasar la garganta de alambre, levantas la piema para superar el pequeño bache de una piedra, aflorada como un galayo. Tropezaste en alguna ocasión. Él no. Creo que hasta saíste ut:ravez. Cada vez que franqueas ese estúpido obstáculo, te acuerdas de fu vecino ciclista. La nube negra pasa por tus ojos y te
imaginas... un accidente fortuito, sin consecuencias, pero que obligará al chico a no pasar por tu atajo mientras trabajarás de cuatro a ocho, o al menos, hasta que no te buscarás un nuevo empleo en otro sitio. Tras atravesar el aparcamiento, escalas unos cuantos metros hasta la puerta de empleados. Como un explorador o un topógrafo, te das la vuelta para ojear el horizonte. Divisas las chimeneas de la empresa de ladrillos,los carteles de las envasadoras, incluso las luces fucsias de1
puticlub del pueblo. Consigues deslindar tu barcio, ala izquierda, medio tapado por un ciprés.
Te volvieron a colocar a la nueva para aleccionarla con la filosofía de la empresa.
Además era una protegida de la subirectora,la hija de un cuñado de una amiga suya. La tendrías en tu chepa todo tu furno. La niña pasa de todo, incluso te ríe en la cara cuando le citas la lista de códigos de las
tarjetas de crédito. Marcas con el dedo imaginariamente las teclas y los ojos de la hermosa se fijan en los coloridos carteles de los descuentos. Claro que sabe que no haces bien tu trabajo por su culpa. Algún mensajero oye tu dolor porque la subdirectora llega con la cara de querer tomarse un café y la invita. Tú no puedes, a pesar de que la invitación, se supone, era para las dos. Te acercas a fu labor en la zona de refrescos y miras como se difuminan las otras dos en lontananza. Ahora puedes pensar tranquila. En el hijo mayor que no apruebafísicay química tampoco
historia. De las abuelas que compiten comprándole cosas inútiles en los días alternos que se quedan con el crío. En el marido que se apunta a un equipo de fútbol y que viene reventado todos los miércoles y los fines de semana... Pero piensas en tí. En medio de un círculo de espadas, ataday con los ojos tapados, sin posibilidad de escape. La jomada se desploma como una losa. La nueva
no ha vuelto a:ún y consigues escabullirte por la entrada para camiones. Cruzas el aparcamiento buscando tu atajo particular, tranquilizándote al pensar en todos los tormentos que podrías hacerle a la estupida que te ha amargado el día. Al acercarte al paso, giras con cuidado para evitar que el ciclista aparezca de sopetón; sin embargo te topas con é1, semiinconsciente, con la cabeza del fémur a simple vista.
En vez delanzafte a gritar o pedir ayuda, te limitas a mirar como reacciona apenas al dolor; piensas que, si Dios ha escuchado esta súplica, quizás deberías encenderle una vela o pedirle otro deseo más difícil.
,-HoiAS ,, FoRo t z
NAKKATIVA
l)"
áiu más Rob ert o G tu' cía
-¿Me concede este baile, señorita? -¿Perdón? Sin mediar una palabra más, aquél imponente
galán la cogió de la mano. El vals empezó a sonar. Elisa comenzó a flotar por encima del mármol mejor encerado que había visto en toda su vida. El vestía un esmoquin de chaqueta blanca, pero nadie le hubiese confundido co11uI1 camarero; el estilo era más cercano al c1e m noble de la Toscana venido a menos. El tiznaclo color de su tez confería a su figura una regra virilidad por la que Elisa se sintió totahnente eml.,riagac-ia. Cuando la orquesta dejó de tocar, ei }-roml¡re le señaló la planta de abajo r'1os clos se dirigieron hacia las escaleras. Elisa descendió corno si
flotase en e1 aire. Sin mo\¡erse, sin esfuerzo. Al llegar, é1señaló un pequeño restaurante. Estaba vacío, aunque al fondo se veía una mesa totalmente preparada. Con sus velas, sus candelabros, sus caminos de mesa, su vajilla de los domingos, su cubertería de plata y su cristal de bohemia. Todo 1o que Elisa necesitaba para superar el duro día que había tenido en el trabajo. LJna cena de lujo. Un hombre de lujo. Una vida de lujo. La que se merecía.
Lo miró a los ojos con pasión. Nunca nadie habÍa tenido tantas atenciones con ella. El hombre no hablaba mucho, pero sus gestos y sus miradas eran lo suficientemente explícitas para poder evitar cualquier tipo de palabra. Y ella pensaba que era mejor así, las palabras engañan, las acciones son las que están llenas de verdad.
Se sentaron a la mesa y cenaron
opíparamente. Como nunca. Elisa devoró 1a langosta y la lubina a la sal con la más delicada avidez de la que fue capaz. E1 vino pronto empezó a subírsele a la cabeza y su sonrisa aparecía tan usualmente que llegó a parecer perenne. Era feliz. A1 acabar 1a cena, se dirigieron al local de al lado. Un paraíso lleno de dulces y chocolates. Postres imperiales, de todos los continentes.
É1
la dejó elegir un plato de degustación con 1o que desease. Elisa no quiso sobrepasarse y sólo
eligió los siete postres más ligeros.
Ese
maravilloso varón no podía llegar a pensar ni por un momento que era una ansiosa
E
cheo
arría
der.oradora de milhojas, petisús y relicarios; ese tipito su\-o no se iba a perder con los años o, por 1o menos, esa era ia conclusión a la que él debía 11egar aquella noche. Tras los postres y un suculento café vienés, se clurgreror-r hacia el parking, aunque antes de llegar Elisa se quedó petrificada ante el brillo de un co11ar de coral rojo que resplandecía en e1 escaparate de una joyeria cercana. El tardó menos .-1e
dos mrnutos en salir de la tienda con un paquete
de papel dorado que le entregó. Elisa no 1o abrió en ese momento, pero sabÍa 1o que contenía. -¿\ecesitas que te ayude? La r-oz sonó extrañamente cercana, aunque
Elisa no entendía bien de donde sa1ía. -Elisa, ¿estás bien? -repitió la voz. Ella miró alrededor. Asustada. ¿Dónde estaba el tostado galán? Giró en redondo y sus ojos volvieron a clavarse en el escaparate de la joyería. El collar seguía allí, pero la tienda parecía estar cerrada. No entendía nada. -¿Pero se puede saber qué coño te pasa, mujer? La voz sonaba cercana. De repente, una poderosa mano se acercó a su hombro derecho.
-¿Te pasa algo, Elisa? ¿Estás bien?
-Eh... Sí, estoy bien. Só1o un poco mareada -1o miró de arriba abajo. Era Esteban. Tan grande, tan rudo, tan pelirrojo. El traje de vigilante de seguridad siempre le había parecido horrible: tan gris y con esa porra negra colgando del cinturón. -Perdona, es que me parecíaÍaro verte ahí parada. Estabas como congelada delante de la joyería. ¿No estarías pensando alguna manera de robarla? -Esteban se rió sonoramente- Mira a ver si todavía voy a tener que estrenar mis esposas contigo. Ja, ja, ja-Tranquiio, sólo pensaba. Elisa cogió el cubo y la fregona y se alejó en dirección al supermercado del centro comercial. -Por cierto! Es hoy, ¿no? -gritó Esteban. -Sí. -¿Cuántos? -48.
-Pues nada, chica. ¡Muchas felicidadesl -Gracias.
NAKKAIIVA
,*HojAS r,FoRo
lv1
t,
un J" escultot "morías Remy
odeado de recuerdos de arcilla y
memorias esculpidas, de penas labradas a mano, v esperanzas moldeadas con delicadeza. duerme. . y sueña. Sobrevuela ios parajes de1 sueño, oteando e1 pasado r. e1 futuro, bebiendo del mundo con ojos que repentinamente ven. Sus .
padres están con éi, r.ivos de nuevo. Un rincón dirninuto de su consciencia sabe que no es posible, percibe que se trata de algo irreal. Pero é1 tan sólo contribuye a hacer el
?f
sueño más precioso. ¿Qué es pues de dicho sueño?
1o
que saca
Haciendo que 1e galope el corazón, obllgándole a abrir ios ojos... una vibración sin par... que carga de electricidad el aire, una presencia que desde hace días se ha cernido sobre é1. Sí, presiente que está ahí. No dice nada, deja que le bañen las olas suaves de energía y, abriendo su corazóry 1o llama íntimamente. A1 momento... aparece.
-! ^Hoias
*
LN.5AYO
FoRo 1+
lJ" alagíat ?ura el {utura Luís Arias Argüelles-Meres
espués del Once de Septiembre del 2001 El mayor cambio que supuso el terror del11 de septiembre de 2001 se está manifestando en que, por vez primera en las últimas décadas, el referido Acontecimiento se resiste a entrar en la maquinaria de lo efímero que todo 1o engulle. Desde la Guerra fría, enel mundo intelectual nos encontramos con que nadie fue capaz de
adelantarse a los tiempos con sus vaticinios. Sartre fue un gigante, no se duda, pero se equivocó en casi todas sus profecías' Hasta tal punto sucede 1o que digo que nadie está un paso más allá del presente más inmediato, que ahora mismo no hay una sola voz, un solo analista de prestigio capaz de prever 1o que sucederá en los próximos días. Fukuyama, más que del fin de la historia, tendría que haber hablado del fin de la visión de futuro. No hay fisuras en los caminos trillados, no hay costuras rotas en los tópicos.
No, no es el fin de la historia, es el fin de aquella larguísima era de siglos y siglos en que aigunas cabezas lúcidas eran capaces de adelantarse a su üempo, al menos en los análisis que se hacían. Si Rousseau se anticipó con su
obra al Romanticismo, si Ortega previó la segunda Guerra Mundial, nadie fue capaz de ver venir el derrumbe del bloque soviético, y nadie sabe ahora una palabra sobre 1o que puede acontecer en los próximos días en los puntos
más calientes
y conflictivos del Planeta'
De momento sólo sabemos una cosa, y es que el 11 de septiembre no pasa por la trituradora mediática de 1o Íugaz. Se diría que
más bien se convierte en guillotina de los ritmos
trepidantes que acostumbra a marcar el hipermercado de la actualidad¡
Antes que el muro cayera en nuestras pantallas Sabemos también desde que hemos seguido la evolución de los acontecimientos a partir de la caída del Muro de Berlín que las ideologías no sólo no evolucionan, no sólo no se renuevan/ sino que 1o que las sigue es algo que supone un alarmante paso atrás. Se trata de una vuelta a una de las religiones más peregrinas y fanáttcas, el nacionalismo más ciego e irracional que
imaginarse cabe.
No es momento para discutir si el sistema que se desmoronó con la caída del Muro respondía de verdad a los planteamientos de la filosofÍa marxista. Lo que es cierto es que desde entonces no sólo se acabaron los países gobernados por el comunismo soviético, sino que ademáslaizqttierda sufrió una deriva de la que está muy lejos de reponerse. A este propósito, hay algo que incomprensiblemente pasó inadvertido para los analistas. Y es que también en 1990 hubo intentos populares para derrocar elrégimen chino. Só1o allí fue el Poder quien ganó el pulso. Y China es, al día de hoy, una incógnita para el granimperio de Occidente. Las ideologías clásicas no suscitan esperanza.
Por otro lado, e1 consumismo desenfrenado termina por hastiar y por introducir a las personas en el infiemo particular de la depresión' Una de las salidas más fáciles a todo esto es, sin
duda alguna, la evasión, la huida a ninguna parte.
Paso de cangrejo
Lo inquietante no es que las ideologías más clásicas se hayan quedado anquilosadas, suponiendo que así sea, 1o que en todo caso sería muy discutible, sino que 1o que viene tras ellas es algo anterior a las ideologías, algo muv primitivo e insostenible desde la argumentación racional. Es el nacionalismo que no esconde la semilla del odio, es decir, el racismo mas bruto e
inaceptable.
Los acontecimientos acaecidos en los Balcanes dan buena prueba de el1o. El nacionalismo -y hablo sobre todo de la antigua Europa del Este- esfuvo agazapado durante las décadas de opresión soviética. Salió de sus
catacumbas,
y ahí está para insultar a la
inteligencia. Parece que es uno de los principales
asideros del hombre occidental de hoy, del hombre medio, que diría Ortega.
Si nos detenemos, aunque sólo por un instante en el proceso de nacimiento, esplendor y muerte del imperio de las ideologías, nos encontramos como punto de partida en uno de los enclaves donde el ser humano hizo del pensamiento admirable cosecha. Pensemos en la segunda mitad del Siglo XIX. Darwin con su teoría de la Evolución. Aparece en el norte de Europa el padre del existencialismo, Sóren Kierkegaard. Freud, a finales del XIX, irrumpe con sus teorías psicoanalíticas que, entre otras derivaciones, dan paso a todas las corrientes de vanguardia artísticas y literarias del siglo XX. Los movimientos obreros, a partir de 1848, están en auge, y con ellos, el marxismo como bandera. Nietzsche provoca una actitud ante la vida y ante la religión que va a fascinar a los jóvenes que comienzat:.a asomar con sus creaciones en el siglo XX, sin ir más lejos a los escritores de nuestra Generación del 98.
No se cree en laRazón, ni en la ciencia con el ímpetu que tuvieron desde la Revolución francesa, pero hay búsqueda de asideros, asideros cuya construcción estética es en muchos casos admirable.Incluso después
delaT Guerra
Munclial a pesar de la desesperación que aflora, a pesar de una literatura que no da lugar a candideces de ningún tipo, todavía el ser humano sigue siendo el centro del Universo. Sartre, ateo y escéptico, escribe aquello de que el qistencialismo es un humanismo. Se busca un l,o que científicamente no existe, se cree que se puede llegar a unmundo más justo. Se padece
ceguera ante
lo que sucede en el mundo
comunista. Y en el68 se desata la última de las grandes utopías. Más que ríos, océanos de letra impresa, se han escrito sobre elmayo del68. Para el caso que nos ocupa, tan sólo procede apuntar una cosa: ese movimiento, esa última grar. utopía se impone en las calles de París por encima de las ideologías oficiales, por encima de los partidos de izquierda, almargen de ellos, incluso contra elIos.
Aquí hay algo de suma importancia. Fue el primer aviso contra las ideologías más o menos encorchetadas, fue la primera gran advertencia contra la esclerosis ideológica del sistema de partidos. Pero, tras los convulsos días, todo, oficialmente, volvió a ser como antes. Las grandes formaciones de izquierda no tomaronnota, ni modificaron sus discursos. Los partidos seguían con sus ideologías en burbujas, impidiéndoles toda expansión.
Mientras, por contradictorio que pueda parecer, el mundo sesteaba en 1o que a la vida de las ideologías se refiere. Seamos honestos y reconozcamos que hasta Gorbachov se pensaba que las dictaduras de izquierdas no se terminaban nunca. Lacaída del Muro pilló al mundo con el paso cambiado. Y el gran imperio occidental que crecía dialécticamente por oposición al bloque del Este se quedó como un boxeador en el ring que no tiene con quien batirse.
El dios de las pequeñas cosas No hay sitio aquí para acudir a la dialéctica de Hegel. Pero, entodo caso,1tn¿l superficial mirada hacia atrás nos muestra algo tan bochornoso como un mayúsculo despilf arro en
LNSAYO
,-HoiAE,,FoRo t 6 una carrera armamentística para frenar a un enemigo que se desmoronó so1o. Ese gigante, esa Roma estéticamente en miniatura estéticamente sucedáneo, que sembró el mundo de dictaduras, que cada vez acentuó más las diferencias entre Iariqueza ostentosa t, la extrema pobreza, es hov un coloso que se \re en la necesidad de tener que luchar contra el peor enemigo que puede tener un gigante, es decir, contra un enano. Un enano saltarín que se multiplica de Afganistán a Iraq, no sabemos
si también a Irán, y asi sucesivamente. Derriba enanos en su circo de operaciones con el pretexto de la amenazaque suponen para el mundo, enanos que en muchos casos fueron creación suya. Y mira hacia otro lado en muchos casos, e1lo a pesar de que el núrnero de países donde impera la tiranía no disminuve en modo alguno.
Y es que no pueden no salvar
a1
mundo,
aunque puede que el mundo, también a su pesar, se saive.
El peor enemigo es el pequeño. Ahora hay un enemigo pequeño que es el terrorismo mundial, cuyo líder y estrella mediática atiende al nombre de Bin Laden. Enemigo pequeño, eunuco amamantado por el imperio contra su enemigo de antaño. Un puñado de hombres, dispuestos a perder su vida, fueron capaces de perforar el corazóny l,a cabeza del imperio. Es la semilla del odio una granada de un peligro potencial ilimitado;¡ Y el discurso de Busch: el bien contra el mal. Se olvida el mandatario de USA de que el fanatismo y el fundamentalismo también anida y habita en su propio imperio. Las sectas religiosas, esparcidas por todo el Occidente, no son menos fundamentalistas que los talibanes.
Ya se acabó la dialécticaizquierda frente a derecha. Dialéctica falaz, por 1o demás, porque el bloque comunista no era el paraíso que un día concibió Marx. Para el futuro más inmediato, es decir, para
pasado mañana, las ideologías estarán más desvirtuadas aú1. La religión tendrá más fuerza, 'n'el dios de 1as pequeñas cosas, es decir, de los irresistibles objetos del deseo del consumo, carnpeará más victorioso cada vez. El bien contra el mal. Ei dios de los judios frente al dios de los musulmanes. Esa dicotomía parece querer sustituir a aquella otra de capitalismo frente a comunismo, con una diferencia muy importante entre otras muchas, y es que el capitalismo, el consumismo, la explotación, etc., reinarán en ambos ámbitos. En uno con más descaro aún que en el otro. Ya en 1os años 80, antes de que se vislumbrase la caída del mundo soviético, hubo alguien que se convirtió en ellíder de las masas y en estrella
mediática. Me refiero al anterior Papa, que concitaba más entusiasmo y aglutinaba más a las masas que ningún líder político mundial. Estaba claro 1o que entonces despuntaba por mucho que no quisiera ser visto. La religión se imponía de nuevo sobre las ideologías.
No me gusta ser pesimista. El papel
de
agorero me parece estéticamente poco digno. Sin embargo, creo que la lucha está hoy entre la razón y la sinrazórt, erttre la ideología racionalista frente al iluminismo religioso. Y para que se imponga un discurso racional que aspire a un mundo más justo y más humano, dicho discurso no sólo ha de combatir contra los dogmatismos religiosos, sino que además ha de batirse con un enemigo más poderoso aún, que es el capitalismo más salvaje, que en su versión filosófica, groseramente rebajada, se 1lama pensamiento único o pensamiento débil. Creo que es más afortunada la segunda denominación. Además, hay otro factor que no debemos perder de vista. Quienes enarbolan la bandera de las ideologías, sobre todo de izquierdas, 1as usan casi en exclusiva como envoltorio. Lo que sucede es que el uso de la ideología como mero envoltorio apenas resistirá el paso del tiempo. Títeres unos y otros partidos del
dios del mercado. Ninguna formación política va a ofrecer cambios más o menos creíbles.
nuestro más acá, de la misma historia de España. El genio español de los siglos XVI y XVII se
Curiosamente, si el bloque soviético fue inmovilista hasta 1o insultante, el capitalismo que, de repente, se encuentra sin enemigo a
desparramó sobre todo en el arte y en la literafura mientras que en la ciencia fue siempre pasos muy atrás del devenir del mundo, y ello obedeció entre otras muchas cosas a que el avance científico era tabú en un país con un fanatismo religioso tan asfixiante. Cabría
batir que tenga sus propias dimensiones, se ha hecho más impermeable que nunca, y sólo tendrá que pelearse, 1o que no es baladí como acaba de demostrarse, con un terrorismo de grupúsculos.
'
Si la oposición izquierda, frente a derecha, nacida como se sabe tras la Revolución francesa, no es operativa sobre todo para la derecha que aboga por el fin de las ideologías,1o que sucede es que Ia izquierda, con complejo de culpa, tras
Ia caída del bloque soviético, sólo tiene la apariencia de una ideología que se creó para transformar el mundo. Y a eso, a transformar la realidad, como invitaba Marx, nadie desde laizqrierda del mr¡ndo mundial está dispuesto, de forma singular en Occidente.
Un fantasma recorre Europa déjó escrito Marx. Un fantasma recorre el mundo actual, es el terrorismo, y un guerrero enjaulado sin enemigo a quien derribar se exhibe espectralmente en el mundo occidental. Es el capitalismo más salvaje.
El dios del mercado, digo, el dios de las pequeñas cosas, el dios del consumismo, eI nuevo Gran Hermano del que nos habló Orwell que nos vigila sin ocultarse desde la pantalla de la televisión, desde esa ventana al universo virtual que es Internet.
A un plazo muy inmediato, más que ideologías, sus sucedáneos, sucedáneos desvirtuados de las grandes creaciones que se llevaron a cabo en Ia segunda mitad del siglo XIX. Porque otra de las cosas que nos sucede es que la capacidad de invención del hombre se centra hoy por hoy en la ciencia y
en la técnica, cosa muy positiva, pero insuficiente. A este respecto, me permito poner un ejemplo que considero muy ilustrativo. Un ejemplo de
preguntarse, al socaire de esto, si esto no es hoy extrapolable al mundo mundial, es decir, que se permite y que se alienta el avance científico, mientras que el mercado no ve con buenos ojos el avance en asuntos de índole ideológica.
En un artículo realmente memorable publicado en el diari o " El P ais", Juan Goytisolo hablando de Ia literatura actual, se refería a Ia censura comercial, tan nociva, según é1, como Ia religiosa. Quizá no fuera muy descaminado señalar que hay una especie de censura comercial contra la creación o evolución en 1o ideológico r por razones de tamaña sordidez como la poca rentabilidad económica que ofrecerían a corto plazo. Y, por otro lado, si hablamos de ideología, hablamos también de ética. Y si hablamos de ética, incurrimos en la estética. La estética que hoy se genera carece en general de grandeza, no incurre en ese punto de belleza que trae consigo la fascinación.
No hay un discurso filosófico ni ideológico que arrastre. Se vive a remolque de los que se creó enla segunda mitad del XIXparaunmundo
que es radicalmente distinto a áeué1. Es totalmente falaz que el mercado cor. sus elementos cortectores, coadyuve a un mundo más iusto. Pero ese dios de las pequeñas cosas está tan omnipresente que sóIo se desmoronará como un coloso por su propia inercia. Y a ello, a su demolicióru las ideologías no contribuir án. Sr:rán convidados de piedra. Só1o entonces, cuando los bárbaros de Cavafis imrmpan, se abrirán las
compuertas que conduzcan a otra realidad, donde, en cuestiones ideológicas, una vezrrrás habrá que inventar el fuego.
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(osa $"1" (ost) Antón Areces
a iectura de las "Conversaciones con
Goethe", de Eckermann, me ha trastocado el espíritu. Aunque ya 1o había leído en parte -en una Antología de Diarios Íntimos, editada por Labor en1963-, la lectura de esta magnífica versión completa me ha aportado nuevos puntos de vista, que merecen una reflexión. En estas anotaciones periódicas, el bueno, el humilde Eckermann acierta a mostrar el relampaguear del genio' Que Goethe es uno de los grandes espíritus universales es una verdad que nadie osará negar. Sin dudarlo, para mí, es
el más grande escritor de Alemania-debo acostumbrarme a decir 'poeta', en ese sentido no restrictivo que él mismo utlliza-. Es uno de los irrepetibles, de los que cada pueblo, si tiene suerte, recibe una o pocas veces en su existencia histórica; y ello, en el instante en que todas las energías espirituales de su medio, exaltadas en momento de excepcional riqueza, confluyen a é1, y en su genio se matizan, se concentran en su esencia y refluyen haciéndose perceptibles para todos en cualquier tiempo: esto es 1o que significa la palabra'clásico'' Para Gran Bretaña, ese espejo fue Shakespeare, el mejor en el teatro; para España, Cervantes; para A1emania, Goethe, sin dudarlo; para Italia, Dante, etc.
Pero, debo preguntarme, ¿Por qué precisamente ahora, cuando ya estoy más que maduro, tanto intelectual como existencialmente,
la relectura de estos textos me conturba especialmente, obligándome a revisar ciertos valores? Debo admitir, a la vista de las sentencias de Goethe, eue se iluminan con la facilidad y la fruición del sabio aconsejando a un joven, que su forzosidad es inmediata, y mucho más
sentidas desde mi propia experiencia. Dice, por ejemplo: <<Al fin y al cabo, ¿quéhay más importante que los temas, y qué sería toda la teoría del srte sin ellos? Cualquier talento se echa a perder cuando los temas que plasma üffecen de aalor. El arte de nuestro tiempo colea tanto precisamente porque nuestros artistas más recientes carecen de unos temas dignos'
Es algo que nos afecta a todos: tampoco yo
he sido capnz de negar mi
ProPia
modernidsd>>. (29 de octubre de 1.823) La poderosa resonancia que provocan tales
palabras nace de su incidir en dos núcleos fundamentales, el uno, individual, el otro, colectivo. Mediante el primero, siento que me habla a rní, individuo de edad madura al comienzo del tercer milenio. Goethe se dirige a mí, y me recrimina el no haber prestado atenciÓn suficiente a los temas, el no haber sido riguroso en cuanto a los niveles de su dignidad, de su
profundidad. Y esto también es aplicable a las lecturas, ai arte, a 1as pelícu1as, la televisión, 1as conversaciones, las amistades... ¡Cuánto tiempo malgastado intentando disfrutar de espectáculos malos, de programas basura, de conversaclones
irrelevantes, de revoluciones bananeras! Recuerdo, a este propósito, una con\-ersación tenida hace poco, en un encuentro casual con los pintores Carlos Sierra y Eugenio, que hicieron alto en Grado tras haberse dado una vuelta por eloccidente de Asturias. Al preguntarle alarüsta abstracto, Eugenio, si había er'olucionado, y en qué sentido, durante estos años transcurridos desde la última exposición que habíamos visto
\
/-Hoi,# en€l museo provincial de arte, me respondió que su evolución había sido en la dirección correcta, que eta la de la pureza: ((He aprendido a prescindir de 1o irrelevante, quedándome sólo con lo que merece la pena)). Aunque no fueron exactamente estas las palabras, la idea de esa exigente abstraccióry expresada con la serenidad que sólo una convicción absoluta produce, me impactaron. Le admiré por su intransigencia, al tiempo que sentía envidia y arrepentimiento. Algo de esta vivencia de arrepentimiento es la que me produce Ia lectura de las Conoersaciones con Goethe.
El segundo núcleo en el que incide es el colectivo. Goethe habla de la Modernidnd cuando admite que tampoco él ha sido capaz de negarla: <<mi propia modernidad>>. Por supuesto, la idea se halla en relación con los fundamentos de su teoría arfstica: su consciente y decidida elección de la Clasicidad. Despunta en ella 1a convicción de que la modernidad envolvente -algo que iba más allá del romanticismo, algo turbador que ya habia eclosionado-era como una marea que arrojase a las redes delZeitgeist, del Espíritu del Tiempo, bancos de peces de colores, sin gusto ni esencia; el gusto infantil por la novedad convierte 1o superficial en profundidad aparente. Se deduce de su perspicacia, derivada de la claridad de sus ideas
y la firmeza de sus fundamentos, que la modernidad ya se estnba manifestando, en la plenitud de sus t¡irtudes y defectos; tal como, una centuria después, la hemos vivido en su apogeo
y
decadencia. Ahora, metidos ya en la
posmodernidad, más como exigencia que como realidad, pues la corriente de impurezas sigue contaminando a la vida, en su manifestarse y discurrir, hasta niveles insoportables - de ahi,
qtizás, esta vivencia de tedio, malestar y remordimiento por haber dilapidado la herencia, algún tipo de legado - sentimos que es necesario, tan decididamente como Eugenio, desprendemos de 1o superfluo que la trivialidad imperante nos ha fijado, como ulg* y moluscos al costado del alma: es tiempo de carenar. Y, sin embargo, en esta misma conversación
del29 de octubre, el maestro aconseja al joven Eckermann que preste especial atención a lo particular: <<Ahora está usted en ese momento en que tiene que abrirse forzosamente a 1o más elevado y diftcil del arte: la captación de 1o individual. Tiene que hacerlo de forma violenta a fin de poder escapar de la idea. [...] Sé muy bien que es difícil-repuso Goethe--, pero después de todo es en la captación y descripción de 1o particular donde palpita la vida del arte. ))Y, además, mientras nos atengamos a 1o general, cualquiera podráimitarnos. Pero lo particular no nos 1o podrá copiar nadie. ¿Por qué? Pues porque nadie más Io ha vivido. >>Tampoco debemos tener miedo de que 1o particular no vaya a tener repercusión. Cualquier personaje, por muy peculiar que sea, y cualquier cosa que queramos representar, desde una piedra hasta un hombre, tiene también uncarácter universal, pues todo se repite, y no hay nada en el mundo que exista una solavez. (Ibíd.) Pocos días antes, ha insistido en la misma idea: la conveniencia de permanecer atento a 1o particular: <<Lo dicho: de momento limítese atratar temas menores, recree de inmediato 1o que se le ofrezca dia a día, y así casi siempre conseguirá producir algo bueno y cada jornada le aportará nuevas alegrías. Por lo pronto, recoja los resultados en los almanaques literarios o en las revistas, aunque sin someterse nunca a las exigencias ajenas, sino escribiendo siempre según su propio arbitrio. >>El universo es tan grande y rico, y la vida tan variada, que nunca faltarán ocasiones para componer poemas. fBl subrayado es mío]. Pero siempre deben ser poesía [prosa, narración, ensayo...] de circunstancia, es decir, es la realidad
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la que tiene que proporcionarnos la ocasión y el tema necesarios. Un caso concreto sólo se volverá universal y poético cuando 1o trate el poeta [cursiva en el original]. Todas mis composiciones líricas son poemas de circunstancias que han sido inspirados por la realidad y que encuentran su fondo y su base en e1la. A mí, los poemas sacados del aire no me dicen nada. >>Que no se diga que a la realidad le falta interés poético, pues es precisamente en ella donde el poeta se pone aprteba, demostrando tener el ingenio suficiente para sacarle una faceta interesante a un tema ordinario. La realidad es la que debe procurar los motivos, los aspectos que hay que expresar, la esencia propiamente dicha. Formar un conjunto hermoso y lleno de vida apartir de todo eso es cosa del poeta. El mismo Eckermann, en el prefacio, nos advierte al respecto de estas aparentes contradicciones: Pero todas y cada una de estas manifestaciones y contradicciones son páginas sueltas de 1o verdadero y, juntas, definen la esencia y nos aproximan a la verdad misma (lbíd., p.16) Eckermann, tan respetuoso como siempre, evita dar su interpretación y deja que los demás,
nosotros, los lectores de cualquier tiempo, extraigamos las consecuencias, e intentemos sintetizar lateoria, el sistema estético de Goethe, que él nos va dando aretazos, enpáginas sueltas
y en pensamientos a propósito: confiando en nuestro ingenio para que recompongamos el libro desencuadernado de su vida intelectual. La interpretación debe moverse entre los extremos de 1o universal y 1o particular. Otro aspecto que nos sacude al leer ellibro, es la obligación de repensar los términos de ese dilema que creíamos haber resuelto: nobleza del espíritu o banalidad asumida. En los años de nuestra juventud, pensábamos en la posibilidad de una emancipación, tanto para España -las Españas- como para el mundo en
LI\5AYO su globalidad. Éramos humanos, planetarios,
ciudadanos del mundo. ffumnni níhil a me aliénumputo ("Nada humano considero ajeno a mi"), y todo eso. Sin embargo, no podíamos por menos que ser conscientes de una confradicción: Nosotros, que éramos intelectunles, al menos en cuanto que amábamos y estimábamos 1a obra de la inteligencia, éramos, también, conscientes de ser privilegiados en relación a la media de los ciudadanos. El concepto de "hombremasa", según Ortega, se amparaba, rnás que en la extensión de su dominio - sinónimo, en este aspecto, de consumismo para todos,lo cual era correcto en algún sentido -, €h la elección restrictiva de su gusto, de su preferencia por los elementos impuros,ylarenuncia a los ideales y aspiraciones juveniies. Soy consciente de que, en esta caracterización espiritual del jovery me amparo en la categoría de "genio", descrito por el romanticismo con las mismas metonimias del ensalzamiento Pero ia exacerbación del concepto me sirve, quizá, para dejar patente la desmesura del anhelo juvenil, que forma parte de la esencia del genio. De hecho, Fausto fue joven mientras su aspiración de comprehender el universo entero en las pequeñas dimensiones de su cerebro estuvo viva: esto es 1o que se denomina como fáustico. Ya en suvejez, cuando Goethe nos 1o
presenta en la decepción de su polvoriento laboratorio, del cual toma conciencia como si despertara del sueño juvenil a la irremisible decrepitud del anciano, parece que toda la edad,
la suya y la de la historia, se hubieran desplomado sobre sus hombros. La verdad nos hace viejos. El nihilismo se derrumbó sobre é1, como un alud de la alta montaña; pero no se trataba de un nihilismo conseguido, tal como Nietzsche recomienda, sino el de la aniquilación de las estructuras fundamentales de toda esperanza. Pues bien, reduciendo estas metáforas a sus dimensiones normales, nos cabe aceptar la lucidez como la intuición del fin en el contexto
de la humanidad, en la cual Ia aventura del espíritu se encarna. Las dicotomías nacidas de esta perspectiva dualista, como de bizquera en
.t!
^Hoias "FonO diversos ángulos, coffespondentodas a las leyes dinámicas del equilibrio: morimos, pero nosotros permanecemos; algo se acabasiempre, mas algo nace en su lugar; el fin de un segmento es el origen de otro, dado que la línea recta tiende a infinito; la vigencia de una idea está en función de la moda, pero laideapermanece, se renueva
en sus términos
y en su forma, y vuelve
a
manifestarse enotro tiernpo. Es decir, de la misma manera que el ateísmo no es posible sinnegarse
a sí mismo - por pertenecer, como toda
negación, al campo semántico del escepticismo-
-, y dado que la negación de una negación es una afirmación, de igual modo el nihilismo se ve contrabalanceado por el despuntar delo ente: el horizonte del ser hace posible su negación, que correspondería a la caída de la noche en la mitología natural. Así, Mefistófeles se presenta a Fausto como aquel espíritu que siempre hace el mal y siempre afirma el bien: FAUSTO.-...Pero vatnos a ver: ¿quién eres tit? MEFISTÓFELES.-Pues una parte de esa fuerzaque siempre quiere el mal y siempre hace el bien. FAUSTO.--ZQué quieres decir con esa adivinanza? MEFISTÓFELES.--¡Yo soy el espíritu que siempre niega! Y con razórt, pues que todo cuanto existe es digno de irse al fondo; por 1o que sería mejor que nada hubiese. (Fausto, Obras Corupletas, Aguilar, p. 375) O sea, que el diablo es el ser más contradictorio que nos es posible imaginar: siembra la contradicción y Ia discordia hasta en su propia esencia, pues cuando niega, afirma, y se opone a toda afirmación. Afirma que todo lo existente es digno de irse al fondo; por ende, afirma al ente, aun cuando considera que su valor es mÍnimo. Testimonia de la Luz alpreferir la sombra; manifiesta la existencia del espíritu al oponerse a é1 e intentar corromperlo. Quizá,lo que Nietzsche pretendía en la vivencia del nihilismo cumplido era realizar la experiencia del diablo: asumir Ia negación en su plenitud para dejar que la afirmación, una vez que aquélla se ha agotado en sí misma, explosione en el big-bang de la existencia. Lo malo es que esta experiencia, que todos deberíamos realizar alguna vez, resulta tan
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peligrosa -como los muchos suicidas, !, trrás aúr¡ los que aniquilan a sus familias antes de irse ... al diablo, nos demuestran-, que, como todo rito de paso, jamás debe emprenderse a solas, sino acompañado y guiado por chamanes expertos y seguros. Los filósofos, es decir los auténticos chamanes del espíritu, deberían aceptar esta misión de consejero y guía con todas sus determinaciones, tal como Lou Marinoff sugiere y aconseja. Pero hasta tanto que ello -es decir, no sólo la consolación por la filosofÍa, sino la dirección de la vida y aviso de navegantes, así como instrumento eficazpara la modificación de comportamientos no adaptativos- se haga normal en una sociedad avanzada, debemos contentamos con la lectura aunque sea azarosa, de los que han sabido expresar los conflictos y anhelos del ser humano.
Seguiré, por tanto, leyendo, y reflexionando sobre este magnífico libro, Conr¡ersaciones con Goethe, que el mismo Nietzsche recomendó encarecidamente como una de 1as cumbres,pata todos los tiempos. Esta nobleza -aristocratismo-- del espíritu se halla asociado, al menos en su manifestación histórica, con la aristocracia como clase social dominante; pero disociado de ella en tanto la aspiración y realización de 1o mejor en el hombre no coincide -ni siempre ni por esencia-- con el dominio de los poderosos, autonombrados "los mejores". Al interpretarlos diferenciados y verlos manifestarse en la experiencia histórica, se nos revelan como pertenecientes a dos esferas de valor, o a dos clases (no sociales): A, la de 1o espiritual, y B,Ia del poder. Evidentemente, se hallan interconectadas; pero la mayor o menor amplitud de la intercesiór¡ A B, dependerá del florecimiento de la razóny 1a virtud en la época: la máxima sería aquella en que, según Platón, no sóIo el presidente de la República, sino todos los miembros de su gobierno serían los más sabios y virtuosor, és decir, los auténticos aristócratas (de1 espíritu) serían los legítimos p o der o so
s (gobernantes).
Si bien ambas condiciones pueden darse en determinadas circunstancias y personas, de hecho la mayor parte de las veces se hallan
divorciadasNobleza (del espíritu) y Poder. De ahí la exigencia ética con que Platón intentó forzar la realidad histórica en su República: el filósofo-
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gobernador, o eI gobernador-filósofo; sólo el amante de la sabiduría debe detentar el poder,
en cualquiera de sus grados. Pero la coincidencia de ambos principios -en el emperador Marco Aurelio, por poner un ejemplo, o en Salomón, antes de que el poder ... hacer-lo-que-quieras, 1o corrompiese-, se da excepcionalmente en la historia. Lo normal es que el gobernante sea un demagogo, es decir, que da por supuesta la existencia del demos (pueblo) como masa, a la que ha aprendido a manipular para ponerla al servicio de sus egoístas intereses, tanto individuales como de familia y clase (social). El concepto de pueblo, según este sentido rebajado, es, como la experiencia mefistofélica nos ha revelado, una evidencia innegable. Y su forzosidad, como en el caso de las paradojas diabólicas, se patentiza, precisamente, en el proyecto de emancipación que los movimientos socialistas modernos han construido e intentado llevar a cabo. Ni siquiera la consideración escéptica de sus logros debe disuadirnos de aplicarles la pauta compensadora del nihilismo consumado, y consumido. Esta verdad de ley -duralex, sedlex-sigue
estableciendo un barranco difícil de salvar entre los trabajadores del espíritu y los que reivindican su derecho a permanecer en su nivel sin más exigencias. Mas, en el aspecto psicológico, es decir, en cuanto a estructuras de pensamiento cosificado, conservadas en elinconscientecolectit¡ocomoracionalizaciones heredadas o tópicos de sabiduría popular, a
los cuales probablemente todos hemos asentido en algún momento,la contradicción entre ambas esferas de lo democrático y lo aristo cr ático subsiste. No podíamos obviar esacontradicción no dialéctica-, incluso en los primeros tiempos del compromiso con el proyecto modernista de la emancipación: hasta el punto de provocarnos un estado de mala conciencia. Vino a establecer una cierta apertura Antonio Gramsci, con su concepto de "intelectual orgánico". Así, el profesional de la enseñanza y la cultura, el intelectual, el artista, el aristócrata del espíritu pudo, aliviando sus sentimientos de culpa, colaborar con los movimientos populares de emancipación. Desdichadamente, la alianza
entre ambos sóIo es posible en plazos contados, y se afloja y disuelve en cuanto los mÍnimos son alcanzados, o bien cuando, como queda de manifiesta en el conflicto de los siglos, el poder
se decanta hacia el que menos hándicap intelectual, o escrúpulos morales, tiene (cf. Maquiavelo). Tras esto, regreso al tema, sabiendo ya, con un mínimo de claridad, qué es 1o que deseaba expresar: El mundo de Weimar en la época de Goethe
constituye una de las cumbres del espíritu universal. Y como ta1, es susceptible de servir de modelo a todo posible desarrollo social, y
por ende a todo proyecto emancipador individual. Una empresa irrenunciable, que siempre ha de formar parte de la estructura ideológica de Utopía. Rechazar ese modelo en función de Ia contradicción clásica entre aristócrata y hombre mñsa, constituye un empobrecimiento lamentable de Utopía; un retroceso al horror de las trincheras de la Primera Guerra Mundial, de la miseria humana de Stalingrado, de los infiernos de Gulag y de Auschwitz. Y ello, en un momento en que
cualquier ffabajador europeo
debe, irrenunciablemente, considerarse privilegiado en relación con los inmigrantes que acuden, a emancipnrse, de los países del tercer mundo; quizás sea privilegiado injustamente, es decir, a la manera de los aristócratas de antaño. Tal vez seria ésta -y 1o sugiero con la humildad necesaria- la época en que "dar un paso adelante" debería convertirse en "dar un salto hacia arrlba". Por ende, la vida y el espíritu aristocrático de Weimar, que maüzan el placer de re-aisitarlos con cierta culpable nostalgia, deben ser
considerados según una perspectiva postmoderna: un ideal al que, superada
ampliamente la Modernidad, rechazada por Goethe como corrupción del Clasicismo, podemos y debemos retomar, yO sin que queden flotando jirones de culpa. Qurzás el Humanismo y La Raz6n, de Ia era del Iluminismo, están superados; pero siguen siendo, quizá más que nunca, necesarios. ¿A qué monstruosos dioses volveremos a adorar si rechazamos estos valores supremosz eu€ nosotros, los humanos, hemos sabido darnos?
W Carlos lglesias Díez
f-l uueño real a
fi{arLa
y " f.rnr.,Jo
§.ltran.
Cuando no huy palabras y el amor no es más que apurar lentamente en cada beso los úlümos minutos y lo único que existe sobre la tierra es el espejismo de nuestros cuerpos contra la luz anaranjada del dolor ardiendo y mi mano entre las tuyas es arena que huye del reloj de tu sonrisa abierta mariposa húmeda estampada en mi boca y llueve y el bosque de tu pelo no me deja ver la realidad en tus ojos y llueve y cun cada nueva despedida reinventas siempre mi vieja soledad y llueve llueve llueve...
L.hurLe d. *enos (
Echarte de menos
f"."
no es algo que pueda
K ***).
definirse.
Pueden ser las manos invisibles de un minuto, reteniendo tu olor y fu forma de caminar conmigo. Pueden ser las horas de un domingo, deslizándose hacia el lunes como culebras impacientes, o esa conversación que muere sin haber nacido cuando entro en un taxi. Puede ser ese silencio hostil al otro lado del teléfono, o ese aire de campo de batalla que tiene esta ciudad algunas veces.
Puede ser todo lo que no huy tras los puntos suspensivos de mi vida, o esa nieve que cae cuando pestañeas.
D*l Al*= (
l= vüz
F" esíes ínsp íraes na traáícíon d" la Asturíar''á) Pablo Rodríguez Medina
I Daquella yera'l tiempu del orbayu y de cuando les pallabres nobles: Saús, Mosquitera, La SobeÍatta, daquella prendíemos d'amor nel actu de cantar bieru neña xoffascar lavoz de fogoneru que fendía nel aire del silenciu Cuando la máquina va
Rondando per
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ventana oulxere I
Cantar bien neña, canttar Cola voz delgada, raspiate la piel adormecío Que cimbla'lsuelu que cimbla Lavoz que canta
II
'
Quien nun conoz la edá de los caminos pelos que non amunchayá que treparon arrierand o la lluz los carromateros/ gufaben borrina aquelles mules que col pasu marcaben el pesu d'un mundu onde posar los nomes altos de les altes pallabres, onde ente'1 barru nun había cansanciu y la respiración yera fonda.y tresparente arriba mula Gallarda arriba.
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plnu I
y el
carb uyu Alejandra Siruent
Tres de la casa de la mio güela, cruzando un pasadizu onde caen les maz¿u:tes n'agostu
como sapos duros
y hai potes enllenes d'agua
verde de lluvia y gatos misteriosos colos güeyos pintos como les ales les caparines, hai un pinu perllaÍgu, un mastil que sostién Ia travesía blanca de la tierra, )¡ ese pinu ye fráxil pero espure el cielu aI so llugar,
v faime pensar delles veces nel mio hermanu, que ye ulto, y mui rectu, y üen un xestu seriu ya invisible.
Un pocu más acá ctez el carba¡ru, ruxendo, mentanto-y sube un lleón pela cerviz.
Ye'lfilósofu del mio xardín. Les solombres que sema dan raros frutos d'otu, Y naide lu comprende pero ye perfermosu sobre too nes tardes roxes del branu
frecuentáu por mosquitos
y
caparines blanques.
Ye un reló lobotomizáu de tiempu. Y a veces un quexíu hai que suspende un tremor cariñosu.
Hai díes en que me presta perder la rixidez murnia de la prudencia y pensar que yo me Parezo un pocu a esi carbayu.
a
Carlos Granda Busto
e"sas Si te casas no te debaio de los puentes Si te casas te techas no te cielo, no te estrellas. Si te casas con la llave de la puerta cierra bien por dentro. Si te casas te rascasuelos y te entrecielos v té con limón a las 5 en punto. Si te casas no te calles no te plazas si te casas pagarás a plazos tu osadía. Si te casas te seguros con daños a terceros. que sea con póliza anti-incendios. Si te casas Si te casas y luego te cansas de la City te Cansas City y te jodes como Herodes. Si tu te casas yo me mundo yo me vagabundo yo me mudo de tu mundo al otro bando. Si te casas te pequeños huecos, escondites, guaridas, cobijos y cobardes. Si te casas te bloques de cemento que te bloquean por dentro. Si te casas ya no te amantes como antes te amaba. Si te casas de hormigón armado hasta los dientes se te caen y se te queda desarmado eI corazón. Si te casas te grandes ciudades y pequeños pueblos despoblados. Si te casas enormes rrtat:.zattas de ladrillos sin rabo, ni piel, ni carne, ni árbol. Si te casas te acusarán de recibo. Si te casas o te hipotecas o te hipotenusas alicatado hasta el cieno. Si te casas con gotelé gotearán por las paredes tus tristezas.
casas
Si te tres tristes tigres añorarán tus rugidos. Si fu te casas chaletes te chulean. Si te casas te y te pisan. Si tu te yo me calles. Si tu te ya no me callo más. Si te casas te construyen muebles a medida te amueblan te vendes y te alquilas. Tu te yo me verde en ver de casas ¿por qué no te aceras? ¿por qué no te acercas? Si te casas te especulan y te espectran Allá tu!!! Quédate si quieres inmóvil dentro de tu inmueble, pero yo ni me caso fu me casa y por eso, si te casas ya nunca más te espejo fu reflejo en los ojos de mis sueños con ventanas.
casas casas
piS.O.S.
vendes
L" Lu, d. la NeVe Fá Cuando cierras fu puerta apagas
laluz que llevas dentro.
F"é úca Mientras los grandes poemas disecados aguardan en SU
voluptuosa residencia del tercer volumen de la antología enciclopédica, cuarta estantería a mano izquierd,a, Yo,
intruso en esta biblioteca, deslizo entre tus apuntes una servilleta grasienta con una sola palabra escrita alápiz: ama
l)"
cíelo de torm e,nta Ro cío Hernánilez
Triano
Un cielo de tormenta lo atraviesa un relámpago, rojo espejismo. Roja herida se abre como una flor que vence la madrugada.
La madrugada pone un velo de ceniza sobre tus párpados.
Mientras el mundo pasa tú que estás tan lejos te desintegras.
y
Te vuelves agua negra/ partícula de humo,
gris del olvido. El olvido es un viento que bambolea todo 1o que fue nuestro. Como un trapo olvidado en algún tendedero de la memoria.
Anú{elícítacíon.s T er e s a F ern án d e z -B arb
¡Feliz año!
Feliz dos mil dos,
El segundo del nuevo milenio Se acerca con buen paso:
Calle silenciosa, Oro liquido confiado
A la seguridad de las neveras/ Serpentinas preparadas Para el único salto mortal de su vida. Efímera, cargada de buenos propósitos
enterrados en el olvido de la rutina
Aún no han dado las campanadas Pero las viscosas quimeras, Han abandonado ya sus sepulcros. En busca
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de su presa:
Día de San Silvestre, Día de Santas Cuentas.
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níeta
d. M,r,..h Carlos
Batal
Hacía un frío conmovedor en la hora bruja a pesar de que la lumbre nos amamarrtaba, eran las nueve treinta de la noche de un mes de agosto en la costa Cantábrica. Una niña con tirabuzones reía sentada sobre una roca.
Tenía unos preciosos ojos de salamandra a la par que enorme elegancia, la llamaban Dulce aunque su sabor resultase aÍnargo, con ciertas reminiscencias de almendra. tiránica hechura del cordal dejando las eüdencias para mentes calenturientas, mientras la niña, tan dulce, tan amarga, Se veía la
esbozaba con
un carboncillo la peor de las anécdotas del
balaustrada del horror. Y no era nieta de Munch.
E
Lsp eranza María losé Fernández
mi vida, tan triste, y tan maravillosa, toda concentrada, en un vaso de cristal,
brillante, y quebrado de usarse. una marea/ que marea mi alma, con el vaivery de un ritmo, marcando por mi alma. un aquelarre de brujas y demonios, de duendes nobles y ángeles, que amortiguan mi caida. la espera de un principe, que me levante del fango, de la huida del castillo. una boca perÍLlada, en tono color carmir¡ una historia que empiece alegre, con gran finalfeliz.
miedo,
?Fffio rc
N" fr.
uu{í.íente l" d ístancía Cooi luez
No fue suficiente la distancia para evitarnos/ para apagar tanta curiosidad... No fueron suficientes las limitaciones para recha zar la idea de encontrarnos y juntos estar... No fue suficiente mi esfuerzo para dejar de pensar en ti, dejar de imaginarte a mi lado. Creí ser capaz de verte y, aúnasi, tener ese momento controlado. Pero no fuí capaz... Fue suficiente un instante para sentir mi interior descontrolado. T:ú, ahi, callado, tanfrág¡L, hablándome en susurros... Nunca vi a nadie tan desnudo, ' tan transparente, tan deseado... Me dieron ganas de cogerte y no dejarte nunca más, de arroparte con besos y abrazos, quedarme allíy dejarlo todo atrás. No sabía si encadenarte o dejarte marchar. No supe si te quería o si me dejé amar. Era suficiente con que estuvieras a mi lado, presente, sin hablar, pero acompañando a mi cuerpo, inerte, sensible, que también se derretía por dentro, bloqueado, sin saber qué decir, hacer o pensar. Era suficiente con que me acompañaras... Tú eras suficiente. No hacía faltanadamás, el resto sobraba, contigo valía... Si pudiera repetir, no sé si sabría... no sé si sería suficiente tenerte solo un díaparumi.
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ÍLUSTKACIÓN
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Andrés Alonso Moutas
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