Hojas del foro 6

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ren茅

1贸pez

estrada

"remy"


EL ABREVADERO

La literatura, en el fondo, es la sublimación

nuesüa

de

incapacidad

El dinero ha perüdo sus cualidades narrativas, tal

como Ie sucediera a la pintura hace ya tiempo. José María Pérez Álvarez EI dinero habla sóIo para sí mismo. Don Delillo

Cada uno, aI escuchar aI otro, se oye a sí mismo.

lldefonso

Rodríguez

Un exceso de devoción religiosa es una forma de

narcisismo; es, en realidad, una barrera entre el mundo y uno mismo, una manera cómoda de olvidarse del individuo y sustituirlo por Dios. Vivimos metafóricamente, pugnando siempre por que nuesÚas vidas coincidan con las imágenes que

Hanif Kureishi

hemos aceptado o creado para ellas.

lames Sallis

Esta mirada visionaria - audaz pero cobarde- es

Hay que pens¿[ en contra de sí mismo y

üür

en

también a menudo la escritura. Moisés Mori

tercera persona. Ricardo Piglia

Recordar, como narr¿Ir, es poner orden donde nunca

Porque, al fin y al cabo, aunque parezca poca

cosar

lo hubo. Áfuaro Enrigue

un nombre es lo que somos. Ricardo Menéndez Salmón

Aprender a leer es aprender a escribir, y viceversa

Adoro la información.

luz

Es

nuestra dulzura y nuestra Nos amp¿üamos en el desconocimiento de la historia

para asÍ no tener que interpretarla. Luis García

inv | 2008

i-Ari{oJAsüELrüRo0l


HOJAS DEL FORO DE CREACION Y LECTURA

I

Biblioteca de Grado

Número 6. Irrr,,rerno de 2007 Dirección: Femando Menendez Consejo de Redacción: Fernando Fiórez Fernández-Villaralzo Xosé Lluis Rodríguez Alberdi Gustavo Adolfo Fernández Fernández Andrés Alonso Moutas

Administración y Plástica: José I-uis Rodríguez Tamargo

Diseño y Maquetación: Cardosa Sivle S.L.

Diseño del Logotipo del Foro: Jose Luis Rodríguez Tamargo lmagen de ia portada: AnCrés Alonso h{outas

Pubticación estacional (trimestral) de difusión gratuita 500 ejemplares D. L: AS-01487-2006 Ed ita: Biblioteca Municípal de Grado "Valentín Andrés ÁIvarez" C,/ Cerro de 1a Muralla s/n 33820 Grado, Astrrrias t1f:985 75 48 13 biblioteca@atto-grado.es lrafl\'.bibliotecaspúbLicas. es/grado

Asociacíén Cultural "Yalentín Andrés" aü,alentinandres@yahoo.e rwr,.r,v.valentinandre

s. c

s

om

AuIa de las Metáforas "Fermando B¿Itrán" auladelasmetaforas@ayto- grado. es

Subvencionan: Concejalía de Cuiturá del A,,untamiento de Grado cullura@ai to-grado.es Ca.ias

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ENSAYO

al alba, el aula

I

r".ouo¿o Beltrán

Asturias vive aún, como podéis comprobar en esta abarrotada capilla, una inmensa nevada, una de las mayores del úItimo siglo según los titulares

del periódico de aquel inolvidable 29 de febrero de hace ya casi cuatro años...

Porque aquella mañana de domingo, os acordareis, nuestra üerra dejó por una vez en el armario su verde uniforme de faena y se puso de punta en

Ilegar a Io largo de los años, y en los que nos fúste poco a poco dando cuenta -no del nombre de los

distintos salones de palacio, ni de las joyas de la corona, ni siquiera de las altivas escaleras de alabastro que habitan tantos otros poetas- sino de las simples cosas que pasan... que pasan por aquí, que pasaban por aquí como en aquella canción tuya hecha coro por nuestra generación y con Ia que nos al,udaste a ondear de una forma un poco mas ética,

bianco -meüo y medio de rigurosa punta en blanco

más amable, más habitable tambieq nuesüas frágiles

en algunos lugares de la montaña- para dar la bienvenida a un espacio o a un sueño hecho realidad -el Aula de las Metáforas- nacido exclusivamente para dar cobijo, albergue, casa, silla, armario, grifo,

y sin embargo hambrientas y apasionadas banderas de juventud.

caricia, corazón s 5imple latido a la poesÍa..., o lo que es lo mismo, a un arte, una emoción un senti-

pasando a todos, todos los días, sean amores, ideales,

miento un ángel una maldita condena o un oficio -y que cada uno ponga aquí el titular que más

llamadas telefónicas o simples y humanos catarros

convenga a su estado de ánimo o de necesidaddonde conviven a un tiempo Ia armonÍa y el vértigo.

martes, llamada amor, o llamada cualquier momento

Y es que la poesÍa, amigos, fue siempre, como Ia nieve, una de las más perfectas y estremecedoras

Las cosas que han pasado siempre y nos siguen

tristezas, dudas, clases de francés, días de lluüa, a

Ia altura tan sólo de esa tos llamada otoño, llamada

cualqúer dÍa... . La crónica, en definitiva, que circula en cada vida desde esos instantes de entusiasmo en que creemos tocar el cielo con las manos hasta esos malos momentos, a cualqúer hora de

simbiosis creadas por Ia naturaleza o por eI ser humano para aun¿r en una misma palabra la her-

agujeros, baches o siglos -porque parecen eternos-

mosura y el frío, como ya nos advirtió sin contem-

fango más hondo, en nuestras uñas más solas, en

plación ni Lirismo alguno nuestro hermano mayor

esas que nos llevarr al alba, -al alba, siempre al alba,

Rilke cuando nos legó aquel poema en el que afirmaba, o constataba simplemente con resignaciórl

Eduardo- a confesar que uno coge a veces entre las suyas la mano de su amada y lejos de iniciar los

que la belleza es tan sólo ese grado de Io terrible

hirnnos de creerse uno mismo, rompe sólo a hablar

que aún somos capaces de soportar...

para decir o arañar alSo

Y puestos a ello, nos toca soportar hoy -o sea,

donde hundimos sin remisión las dedos en nuestro

qn

simple, y a la vez tan

heroico, tan eterno también como es susurrar... Si te dijera amor mío... que temo a la madrugada...

abrigar, querer y dar soporte- a alguien cuyo mayor

que con esto ya has tenido bastante. Bastante que-

Un hombre, en definitiva, al que Ie duelen las sombras. Uno de esos personajes del mundo del arte que desmienten más que ningún otro la fábula de Ia cigarra y la hormiga, esa cigarra que dicen

hacer en tu üda y bastante qué hacer en tu mesa

canta allá arriba en las ramas, ajena a todo, sin

de trabajo o en tu laboratorio de musas construyendo

ocuparse de nada..., tan lejanas de estos seres que

esas canciones y esos poemas que nos has hecho

trabajan de sol a sol las madrugadas fabricando

inv l2OO8

LA5

virtud poética, -si me lo permites, Eduardo, tras Ieerte y releerte estos días-, ha sido precisamente su capacidad de soportarse a sí mismo... E imagino

r-r0¡As

ñ€L

FORO

o7


ENSAYO

bufandas para cuando llegue el inüemo... Hormigas,

poética aI que estoy convencido regresará cualquier

sólo hormigas con enormes ojeras, seres insignifi-

día este hombre que además, y por si fuera poco,

cantes a quienes salva sólo su vocación de sombra...

es

hijo

de aquei mÍtico Munárriz, portero del Sporting

que nos dejó para siempre hace muy pocas semanas

Gracias, Luis Eduardo Aute, por hablarnos a ras de tierra, por habernos acompañado siempre con

y que debe andar feliz por esos campos de juego

una voz y una canción tan desnudas, tan descarna-

nuador de su estirpe, porque, Eduardo, Miguel, ¿migos, me vais a permitir ponerme prosaico y preguntaros qué es un poeta sino un futbolista, un futbolista eso sí muy especial, muy caprichoso también, porque está especializado tan sólo en rematar de cabeza los balones que le llegan desde las manos, desde las tripas, desde el corazón, y el

poüdo eütar tocarnos siempre ese espacio interior que algunos llaman fibra sensible, y que en román paladín se ha llamado siempre "terrlura". Y que naüe se eche las manos a la cabeza de sus propios complejos aI escuchar la palabra ternura... Es la que he pronunciado, la que viene de aquel latín donde se hablaba de todo aquello que era fácil de partirse, de agitarse, o sea, das, tanto que al final no has

de la eternidad sabiendo que tiene un digno conti-

hígado, y el sexo, y Ios pies, en rematar, en definitiva,

de conmoverse también, de no permatfecer nunca

todos los esféricos -el sol, Ia luna, los rostros, las miradas, las horas del reloj, Ios besos- que Ie llegan

impasible, o al margen... la sensibüdad, en definitiva,

desde las alas de su imaginación o desde los extre-

como punta de lanza, como pr-mto de parüda, como punta del iceberg de quien siempre pasó por aquí,

mos de Ia vida en carne üva....

de quien siempre pasaba por aquí, de quien hoy nos da también el alegrón, la nieve, el poema, Ia risa, el grito y la temura de pasar también por Grado y este Aula de las Metáforas.

Un futbolista que fracasa una y otra vez en su intento de rematar lo invisible pero insiste e insiste en ser nube de nuevo y darse impulso hacia arriba

cada vez que ve venir por el aire el balón de la palabra, el balón de Ia parábola, y sueña y üve sólo

Pero antes de escucharte, Eduardo -y siguiendo

para alcanzar un día la gloria fugaz y memorable

también otra de tus divinas enseñanzas, aquella en la que nos advertiste a los aprendices aún de la

cualquier otro brusco y precoz requerimiento- quiero pedirte yo ahora que esperes un poco más, tan sólo un poco más, escuchando a tu presentador de esta

un solo verso que aI fin llega, cuando menos lo espera, y que le hace rematar al fondo del papel con toda su alma y correr luego desbocado a celebrarlo con todos, su amada, sus compañeros, sus lectores... hasta darse cuenta, mucho después, cuando calla ya eI estadio y Ia concurencia, que el remate existió, y el tanto también, pero fue en propia meta... porque esa es Ia

noche. Otro copo de esta bendita nevada noctt[na,

gloria, pero también la condena del poeta, Ia belleza

porque Lús Eduardo Aute nos trae esta noche de altivo abanderado y fiel escudero de sus versos, a este intrépido y soñador caballero andante llamado

y el vértigo, la flor y el acantilado, el beso y

Miguel Munárriz.

cruzado mágico, esta delantera eléctrica a la que nunca asustó el este del edén, la luna de abajo, el trueno, los relámpagos, la portería contraria, la portería propia, el área grande del arte ni el área

seducción amorosa que era más fácil llegar al objeüvo

de una noche diciéndole a Ia persona deseada "No

te desnudes todavía, espera un poco más..." que

Otro amigo de las sombras, otra hormiga bregada

en mil inviernos, otro hacedor y deshacedor de

de unos versos, o de

el

rechinar de dientes, el poema y la nieve. El escalofrÍo y la alegría de contar hoy con este dúo febril, este

madrugadas, otro lector empedernido del libro de la vida y de las üdas... Un poeta escondido, que no

pequeña de las cosas cotidianas, ni por supuesto

escinüdo, desde hace años del mundo de la edición

uno, con la mente más en blanco que nunca, puede

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L.A§

HOJAS

OEL

FORO

las noches como ésta, de intensa nevada, en la que


ENSAYO

incluso a pensar que qúzá

1o

mejor que ha hecho

de las Metáforas..

en su vida sea el haber imaginado una vez y creado Muchas gracias.

finalmente, con la ayuda de todos vosotros, el Auia

el nudo albanés. lshmail kad aré, kaf ka y la moda literaria 7:,',:"r#;:,:,-:::i#,:,:;:: ;:#::*

Menéndez, en

Grado

l

o,,,o.

o,...,

La primera impresión que uno tiene cuando se

fuego, ya se contaban los sueños. Podemos imagr-

mete en la lectura de "El palacio de los sueños", de Kada¡é, es la de estar entrando voluntariamente en

narnos a los miembros de la horda sentados en torno de Ia hoguera, escuchando el temible sueño

una pesadilla; y de estar haciéndolo, además, con

de r:no de los suyos, y esperando a la interpretación

Ia mente lúcida. Los controles del hemisferio cerebral

del chamán, que prescribe una conducta adecuada para eütar los daños anunciados o para propiciarse

izqúerdo - el consciente -, que filmaban los impulsos de ta libido sexual de la señorita en la época de

Ia voluntad del dios que ha enüado su mensaje.

expresiva simbóIica, ya no tienen función en la

Durante milenios, esta función premonitoria del sueño era usada con propósitos de salvaguardia de

nuestra. Para nadie, ni para la gente ilustrada que

Ia comunidad. Recordemos los sueños del faraón,

conoce en gran parte los engranajes de su espíritu,

en Ia Biblia, interpretados por José con inolüdable éxito. Los aúspices y profetas de la antigriedad eran

Freud, obligando al subconsciente a darle una forma

ni para los jóvenes, cada vez más desinhibidos en eI goce de los sentidos -üeja expresión plena de

los encargados de permanecer atentos a tales señales.

resonancias cristianas -. Freud nos liberó de esta

Y aún ahora, a pesar de la desmitificación causada

molesüa añadida; a Dios gracias, que bastante dura es Ia vida sin que vengan a complicárnosla, aún

por la modernidad, esa conücción de misterio que

más, con casügos fantasmales, Ios adminisúadores

qúere ser develado subsiste en nuestros sueños. Así, la parábola de Kadaré en esta novela, no nos

Hoy en dÍa, los conkoles ejercidos en el hemis-

parece inverosímil: al menos en el ámbito de la Iiteratura, resulta váIida para tejer uno de esos

ferio izquierdo -donde, según la neurofisiolagia

episodios que erüazan el mundo inferior al superior,

actual se localizan los procesos racionales y de la

Ia inconsciencia a Ia conciencia. Ese oscuro continente

lógica - no üenen motivos para impedirnos el acceso

del miedo y el pavor numinosos, en cuyas selvas y

aI reino de las sombras. La prudente advertencia que el miedo inscribe en eI umbral es, sin duda,

ciénagas se engendró el espÍritu religioso, aún está

más auténtica y profunda que las represiones morales de las que el psicoanálisis nos ha liberado: un

iluminando areas cada vez más extensas, pero aún subsisten junglas y cavernas donde el niño oye resonar las voces de la profundidad. Eso, debido a

de la educación represiva.

instinto más antiguo, eI signo de lo numinoso entrañado en el inconsciente colectivo jungiano. Lo cual nos sirve para señalar que mucho antes del psicoanálisis, desde los primeros homÍnidos que dominaron eI lenguaje, aI mismo tiempo que eI

inv 12008

ahí, en el fondo de nuestra mente. La razón va

Ia inflexión provocada por J. Kafka en el tejido del inconsciente colectivo, es a lo que solemos referirnos

cuando decimos kafkiano.

LA5

lioJA§

DEL

FcR§

09


ENSAYO

En todo caso, sin arriesgarnos más en tan resba-

fin: mantener el poder

e incrementarlo. Tal como

ladizas antropologÍas, pero ateniéndonos aI mrmdo

se hace

de Io simbóIico poético, nos percatamos de que,

Ia ampliación de la prohibición a Io aparentemente

una vez la información enúa en Ia oficina del Castillo, consciencia: la superior, la que controla eI poder. Y

innocuo es, no sóIo una constante del sistema dictatorial, sino una necesidad de supervivencia: el poder deberá ejercerse en todo, en Io grande y en

aquí nos aproximamos a esa conexión con eI poder,

lo pequeño, pues en cuanto se haga permisivo para

el Leviatán, según Hobbes, que pretende revestirse

lo nimio, empezará a mostrar su debilidad; y en

con los atributos de Ia divinidad. EI poder del Estado

corto plazo, sus más intocables tabúes serán levan-

tiende a hacerse absoluto, aspira a ser divino por

tados, y desgarrados los más tupidos velos; y, entonces, caerá. La dictadura absoluta imaginada por Kadaré, un imperio bizantino, o turco, como

se le pone eI membrete de

y

se

le da paso a la

su aplicación omnÍmoda. La dictadura, la tiranía, ya

individual o teocrática, no deja resquicio para la húda interior, ni siquiera a úavés del inconsciente: sea

¡Vigila tus sueños, pues el Estado no duerme nunca!

huella mnémica impresa en eI inconsciente colectivo, es ampliada hasta englobar al mundo entero. Con é1,

Tanto Kafka como Kadaré pueden ser aludidos con la inicial K. La K es eI signo del personaje que,

en las obras de Kafka, simboliza y expresa la anonimia del hombre moderno: miserable ser con-

denado a buscar la salida del laberinto; inscrito desde Ia eternidad en eI Palacio de los Sueños; azuzado por eI irresistible anhelo de ascender al

Castillo Celestial. En ambos, eI uso artístico del mecanismo simbólico del sueño no tiene la finalidad de dar salida a los contenidos de conciencia moral-

mente reprimidos, como quiere el psicoanáIisis. En ambos escritores, el peligro de la tiranÍa se revela en los sueños. Ella es una posibilidad de pesadilla

contra la cual todo demócrata debe combatir lúcidamente, en la praxis cotidiana. Pero la Dictadura,

patente en la contrautopía de Orwell, "1984",

Kadaré alegoriza el imperio global, como en la

parábola kafkiana, "Un mensaje imperial". ...

pero la mulütud es muy grande, sus alojamien-

tos son infinitos [ ... ]; y así durante miles de años; y cuando finalmente (el mensajero) cruzara Ia úItima

puerta - pero esto nunca, nunca puede suceder -, todavía le faltaría cruzar la capital, el centro del mundo, donde su escoria se amontona prodigiosamente. Y en

é1,

en ese Laperio Global, el poder impone

srr implacable férula, hasta en el lugar más secreto

del hombre, eI corazón de las tinieblas, Ia caliginosa

jungla donde las pesadillas ocurren. ¿No es ésta la peor pesaülla para los opuestos a Ia globalización?

es decir, y continuando con Ia alegoría, el Leviatán

Cuando en occidente se opinaba que imitar a

Imperial, también sueña; sus sueños son, por esencia,

Kafka o dejarse influir por éI era suicida para un

paranoicos. Por eso, atribulado, el tirano decreta que todos los sueños de su imperio sean recogidos

escritor, Kadaré Io hacía con total inocencia. Reinventaba el estilo y la mitología kafkianas, como si

y analizados, no vaya a ser que Ia mano del ángel

nadie excepto éI lo conociese y lo amara. Y así era,

inscriba su mensaje en la pared del banquete, y las

en efecto, para éI en su Albania. Las especiales

murallas de Babilonia se derrumben sin que éI, Baltasar, sea advertido a tiempo. Con frecuencia, los tabúes y prescripciones de

condiciones de la superdictadura comunista de Enver Hodja, que aisló al paÍs en Ia ciénaga nocturna

comportamiento que eI imperio decreta aparentan

eterno -, hicieron posible que tanto Kafka como los

ser caprichosos, inmotivados, como nacidos en la

escritores de occidente resultasen, para ellos, Ios

mente enferma del tirano. No caigamos en la tenta-

ciudadanos clausurados, desconocidos, o casi. In-

ción de reírnos de sus payasadas, pues todo, en su estrategia y en su praxis, está encaminado al mismo

cluso eI pasado no oficializado por el Ministerio de

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LA

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DÉL

FORC

- todas las dictadura aspiran

a que este sueño sea

Historia del Régimen -EI palacio de los sueños

-,


ENSAYO

formaría parte de ese vastísimo continente de lo tabúzado, lo suprimido de la foto: el Occidente,

Poder, que actúa diversificándose y arrastrando a

tanto geográfico como histórico

obligándolos a combatir contra el reflejo de sí mismos, su contrarreflejo. Una dialéctica

e

ideológico, era el

continente prohibido, la cara oscura de la luna. Parece ser que una de las primeras cosas que los

sus respectivos pueblos a la condenación y Ia muerte,

decididamente Kafkiana: Ia de Satán manifestándose

dictadores hacen es derogar los relatos clásicos de Io pasado y sustituirlos por una parodia infantil de

en la historia.

buenos y malos -en Ia que ellos, por supuesto, representan a1 sheriff invencible. Incluso los escritores que, como Kadaré, no criücaban directamente al régimen, pero que, por

fondo, resulta sumamente oportuna. No se trata de una simple imitación. Su estilo dependía en gran

Ia misma lucidez de su reflejar, realizaban Ia críüca

más profunda, estaban prohibidos. Y no importaba si el objeto de la críüca hubiera sido el enemigo, el

nazismo recientemente vencido, o el imperio turco, que aún subyacía al soñar de los albaneses, o su

De tai modo, Ia forma, en Kadaré, tanto como eI

parte de la dictadura, por lo que debÍa

ser

constreñido, preciso en la autocensura. Enver Hodja, su admirador y paradójico defensor contra el

ministerio inquisltorial del Palacio de los Sueños, se hacía, así, coautor de sus obras. No resulta inverosímü, por consiguiente, que el dictador lo hubiese defenüdo contra la represión dimanada de sí, contra sí mismo; pues Kadaré era su contrafigura,

actualización en eI presente, eI imperio soviético estalinista; en cualquier caso, nunca la crítica es

Io que él desearía haber sido si ya no fuese Io que

inocua. EI dictador tiene esa sensibilidad especial

era, el Supremo.

que detecta de inmediato el desvelamiento ingenuo,

Ias payasadas trágicas de un aprendiz de dictador

Los turbios caminos de la historia a veces confirman lo más elemental de la dialéctica: retrocedo si tu empujas, y empujo si tú retrocedes (el Tai Chi Chuan, el boxeo de las sombras, esa

actual: <<¡Pero si es un tarado!>>

poética gimnasia china). Kadaré luchaba asÍ, mediante

la perpleja exclamación del niño, que dice Ia verdad

sin pretenderlo: <<¡Está desnudo!>> O, aludiendo a

Sólo los inocentes, o los más resistentes al lavado

la poesía, contra la sombra de la Dictadura

-

nos

dscerebro colectivo, pueden ver Ia verdad develada,

asalta la tentación de ponerla en mayúscula y referirla

y, así, hacerla evidente para los demás (si

a la espantosa alegorÍa de Orwell, "1984", en la que

Ia

autocensura infligida por el miedo se lo permitiese).

eI

horror

se

halla institucionalizado para la etemidad-

TaI ha ocurrido con Kafka y los grandes poetas: con su mezcla de lucidez y coraje han conseguido dejar

Desde otro punto de vista, advertimos que la

patente Ia parte oscura del poder. Ubicados sobre

afirmación del principio acerca de la imposibilidad

la grieta -esp¿ürancados, como la sibila sobre de la sima volcárrica por la que brotaban las fumarolas

de

del Hades-, aceptaran dejarse inspirar por eI horror

mismo

y la locura. Y aú+ denuncian sin denunciar; es decir,

por eI concepto de Ia moda. Ia moda

eüdencian por su simple decir; anulan las premisas

social, cultural que afecta a cualquier creación, haciéndola relativa a su consumo. Parece que oIü-

imitar a Kafka, aun resultando lógica, en cuanto que todo genio descubre un nuevo camino que él

rotüay

agota, se halla, también, determinada es

un fenómeno

impuestas por Ia dictadura; rompen las telarañas con que el poder se envela y con Ias que enceguece a sus dominados. Diremos que, sin rechazar del

juicio: <<Ya no está de moda>>. Hay en él una parte

todo las connotaciones míticas conocidas, el Poder

de esa intransigencia esnob que intranquiliza aI

se defiende en su totalidad; a pesar de que, aparentemente, se üüde y se enfrenta a sí mismo meüante las máscaras.. A fin de cuentas, eI poder de Hitler y eI poder de Stalin son uno y el mismo

oyente, mienüas concede una mínima superioridad

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LA5

damos Io que queremos decir cuando emitimos este

aI que sanciona. Intuimos que Ia energía de la condena, como dictada en un juicio injusto, bajo Ia presidencia de un juez corrompido, supera amplia-

HOJAS

FüRO

II


7

ENSAYO

mente la eüdencia de los argumentos. De un plu-

mazo despectivo se arroja a un gran escritor al desván de lo viejo, pasado, demodé. Sin embargo, bien mirado, lo que se afirma en Ia negación es que ese autor, su obra, ha sido tan leído que ya no asombra a nadie; tras haber sido

hacia su maestro, sus amargas recriminaciones críticas. "Matar al padre", se llama ei síndrome en términos edipianos. Ezra Pound, pasado eI momento de la recriminación, propone un nuevo pacto a su

padre, Walt Whitman:

Haré un pacto contigo, trValt Whitman-

tan generoso en Ia declaración de su secreto, ya no dice nada nuevo. Ha dejado de ser novedad para

Te he detestado ya bastante.

Vengo a ti como un niño crecido

nosotros lo nuevo que había en él: eso que tanto nos gustó a1 comienzo, pues nos descubrÍa facetas

Que ha tenido un padre testarudo;

Haya comercio, pues, entre nosotros.

del cosmos que, hasta que él las enfocó, nos habían pasado desapercibidas, o, como quiere Wittgenstein,

no existÍan para nosotros porque no sabÍamos

Cortázar apostrofa a Borges en parecidos modos.

decirlas. Y aún más, como los burgueses que admi-

Al final, siempre se produce u¡r reconocimiento, un reencuentro con el padre, ei maestro; pero esto

raban el traje nuevo del emperador, una vez que hemos abierto los ojos a la verdad, nos sentimos un tanto avergonzados, tentados a menospreciar al

representa ya una fase adelantada de la sabiduría, en Ia ancianidad fructifera. Uno comprende entonces

niño que nos reveló la desnudez, al poeta que abrió

que aqueila potencia demoledora de Ia críüca juvenil,

nuestros sentidos a la belleza, aI oftalmólogo que nos quitó las cataratas de los ojos. Desagradecidos

rida, a partes lguales, por la impaciencia de andar

que somos.

sin apoyaduras el propio camino, y por la desilusión:

El juicio no se refiere exclusivamente a la calidad

del producto, sino al gusto de sus consumidores.

la amarga recriminación al padre, había sido reque-

<<Me has engañado: no eres perfecto y todopode-

El hartazgo es una ley humana, y üende a cumplirse

roso. He visto tus fallos. Ahora, debo vivir sin tu ayuda en un universo hostil y, iay!, convertirme yo

cada vez que nuesrro apetito es satisfecho del todo,

en el padre, que deberá ser, a su tiempo, criticado

sin mesura. Así, por ejemplo, en nuestra adolescencia

como tú has sido>>. El nuevo pacto que se propone

hemos leído tanto a un poeta, que hemos dejado de apreciarlo; autque quizá no para siempre. Todos hemos sentido el encantamiento

triüal

a-l

maestro, al padre, ya desaparecido pero presente

en nuesfro espíritu, se basa en la igualdad: <<Ya

de la duice

tengo edad de hacer amigos. Tenemos la misma

melodía, la cancioncilla de moda que salía por las ventanas abiertas a la niebla, mientras las amas de

saüa e igual raí2. Haya comercio, pues, entre nosotros>>.

casa de Ia posguerra hacían sus labores. Los iconos

Algo parecido nos ha oc¡-rrrido con Kafka: también

que son fácilmente comprendidos y asimilados tienden a reproducirse en nosotros sin ser requeri-

él ha pasado de moda. Lo conocemos tanto, que hemos dejado de frecuentar su compañía. Sólo los teóricos, esos implacables forenses, acuden a él

dos, casi hasta que llegamos a detestarlos. De tal hastío nace el concepto peyorativo de "Io fácil", "lo facilón". La sentencia <<Ya no üene ningún secreto>>

vale sólo para nosotros, que lo hemos amado y frecuentado tanto, hasta el extremo de hacernos capaces de deconstruir su método, su estilo; hemos

descubierto el prodigroso mecanismo de los huevos de oro, y para ello tuvimos que matar la inspiración que le daba alas.

LA

5

H *J

adelante, sólo los estudiantes escribirán sus tesis sobre el gran autor pasado: armarán sus artilugios

y metalenguajes y pretenderán darle vida. Transcurrido su periodo de olvido - años, éxodos -, será redescubierto, quizá, y, convertido ya en clásico, Ios hombres, es decir, nosotros, los humanos

r,rrlgares, lo citaremos para aromar nuesüos torpes

Son frecuentes los juicios del alumno aventajado

12

para seguir hurgando en sus entrañas. De ahora en

A

5

DEL

r*R§

ensayos con algo de su esencia.


ENSAYO

Previendo este hastÍo, he procurado no agotar a mis

muerte germánico, alumbrará, en cada ocasión,

autores amados; siempre me he detenido antes de

rincones aún ignorados del laberinto. Su compleiidad

apurar el fondo de la copa. He dejado algo de su obra sin leer, aguardando a que Ia voluntad de las

y sutileza superan la mera posibilidad de un apocalipsis; como no ocurre, en cambio, con OrweII, por lo que no volveremos a leer a este autor, pues no

musas, o el azar, que nunca es simple, moderada ya la pasión y pasado eI plazo de olvido necesario,

es bueno

Y ¿respecto a Kadaré? Intentaré leer, conrespetuosa atención, aspectos distintos de su obra, antes de

vuelvan a desplegar en mis manos una "nueva" obra, Gustá,ndola a tragos mesurados.

que el tiempo, o el Nobel, lo arrojen, vaciado de sorpresas, aI desvá,n de lo que no debiÓ de existir

En cualquier caso, el olvido no deja de producir su

efecto redentor; gracias a éI podemos volver a gozar

lo que a

transitar dos veces la misma pesadilla.

nunca. Quizá el olüdo en que cayese sería parte del olvido que ha de corresponder a la pesadilla albanesa,

se había vuelto manido, Kadaré nos restituye

Kafka, pasado y casi olvidado eI horror de la Shoah

Centro-Europa. Volveremos a leerlo muchas veces,

aquella tremebunda utopía de Ia patria vasca que Ios abertzales soñaban - ¿sueñan aún? - en su san-

y cada vez será distinto. Esa luz espectral del terrible

grienta pesaülla de alienación universal.

Ia Devoración, como la nombra¡on los gitanos de

ocaso, que va del azul al escarlata y de éste aI luto,

como en el cambiante escudo del caballero de ia

planfetos autom át¡ COS

I

r.rourdocasita

ODA AL IMPOSTOR EN UN.'O¿O WRSO

...pues si crees que amparándote en la cúpula

custodiando eI caudillo eI horizonte mientras lloviz-

vástagos malignos recogerán en las alcantarillas

naba en eI almacén de los abigarrados transeúntes

mariposas caquis y misiles de súbito comprenderás

preocupados por las almorranas de las meretrices

por qué Ia plataforma conspirativa será descalabrada

napoleónicas inütadas por el secretario a los funerales del abuelo del gerifalte al que mañana gozosos

por el inocente sabueso que llega de la montaña en busca de Ia virgen aurora Iongitudinal siempre fresca

y abnegada ilustre paladín martirológico nunca mancillado e incluso arrepentido de las juergas precipitadas ajenas a los intereses populares mal vistos no lo niego por las hadas bonancibles pero arraigados con hondwa en eI corazón de los man-

darines alejados del asfalto como para pretender que una simple hipotenusa descentralice categóri-

veremos en eI ring dormitando iunto a la ingeniosa pérgola capaz de convocar millones de golondrinas

otas devotas del ígneo espectácttlo crepuscular para mayor gloria de las sacrificadas alcahuetas arrebatadas a la corte por la estupidez de las tropas enloquecidas por el peregrino extranjerizante mal llamado salvador pues su piel no contiene intrínsecas connotaciones carismáticas desaljñadas unas

camente el displacer asumido por la revoluciÓn copernicana comprendida ésta desde un prisma trapezoidal en contradicción con la marcha lenta

propias del más augusto mineral precioso fiel reflejo

del espíritu razonable tan bello tan casto qué digo

ciento de los alumnos matriculados en arte cisoria

si ni el jueves regresaron la monjitas a palacio

quienes después de comulgar satisfacÍan sus

inv i2008

LAS

de aquellas cataratas matinales contempladas en escorzo por eI noventa y siete coma cero ocho por

HOJAS

úÉL

FOR*

I3


ENSAYO

necesidades espirituales sobrevolando los pueblos

del bien introducen sus meninges escleróticas en

limítrofes entonando seráficas canciones tan caras

los hoyos marginales mientras desprecian las des-

a los labriegos que extasiados abrazaban las estam-

comunales faenas que los líderes les regalan mera

pas que del cielo descendÍan cual si los héroes y Ios héroes y los santos desconocieran su insignifi-

y graciosamente por Ia sola condición de haber

cancia pregonada en otro üempo por

la

nacido no importa si en noüembre o en la alpujarra

demagogia

que no obstante al del poder hacienda y vida se ha

delirante deseosa de materializar sus inalienables virtudes no comunicadas por la negligencia de los

de dar mas eI honor de Ios peatones más a salvo quedaría si los tranvías fueran restaurados despegando el alqütrán de los carriles devolviendo a los

intendentes a los pastores que en Ia meseta aguardaban los votos de obediencia que les propiciasen eI espaldarazo olÍmpico tan necesario para

genuinos conductores los caminos enfangados hoy

Iapaz

de domingueros incontrolados empeñados en es-

de todas las criaturas susceptibles en su ignorancia

tropear la paz de los que piensan por y para ellos sin que no siempre agradezcan a Io alto las indul-

de ahogar las más altas ambiciones en charca de aberraciones disciplentes según criterios no homologados por quien tiene autoridad para ello pues

gencias que la clase numeraria les administra al

no en vano irmmpieron señales inequívocas cuales fueron las marchas nupciales y la caída de los dátiles

tiones como pudierarl ser las relacionadas con el vértigo de los indecisos porfiados en desafiar los

en plena efervescencia nacional provocando la intemrpción del coito que la abadesa practicaba en

cantos generales que de una forma no exhaustiva se han intentado recoger en estas pláticas oníricas

el ubérrimo jardín rodeada de fotógrafos ansiosos de alcanzar el desenlace del prodigio que el prelado

antes y esto es un aviso de que Júpiter tonante pierda su paciencia infinita y ruelva a defecar rayos

acariciaba sin romperlo ni deteriorarlo tal como se

y centellas...

puede

certifical en las oficinas de correos por

aquellos que sin distinguir la meridiana canalización

14 L A s

HOJAS

DEL

FORO

socaire del sosiego sin tener en cuenta otras cues-


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t1



NARRATIVA

Siete diaS de Una histOfia

FernandoMartínezÁrvarez

Lunes Pacientes lomas de prados con algunas ovejas,

dedicación del señor Nightingale me hace adivinar

brezales de flor temprana bajo esta luz inclinada

en sus maneras, oscuras sospechas sobre Ia

de despejado atardecer que arranca brillos al üazado negro y sinuoso que voy siguiendo. La carretera se

cación del término.

desliza suavemente bajo las gomas de los neumáti-

que pueda ser la ornitología...

signifi

No logro entender qué creerá la señora O'Bryan

cos, con ese continuo vaivén de Ia suspensión. Suena el dichoso teléfono celular y emerjo de

Miércoles

mi absorta contemplación de la naturaleza.

Le he mandado un correo electrónico a Bruno

Apuesto conmigo misma a que será Ester... Sí, quiere saber si tendré listo el artículo y las fotos sobre el anillo de Kerry y cuándo lo voy a

contándole cómo estoy, cómo es esto. No quiero que crea que klanda me ha absorbido

por completo. Le escribí de forma bastante aséptica: no fuí

mandar. Me resigno, como siempre, a darle largas a varios

cariñosa.., ni por supuesto tierna. Una salida al cine

dÍas vista: pequeños problemas de ultima hora, los

y otra a cenar tampoco dan para mucho. Pero creo que se sentirá moderadamente importante en Ia

nublados, la mala luz..,

Lo cierto es que todavÍa no he hecho una sola foto, ni he escrito el primer párrafo. Me ha atrapado este paisaje. Su contemplación

distancia. He estado sacando fotos de frailecillos y de alcas.

me ha sacudido el espÍritu. Sus noches me transpor-

También he fotografiado algunas gaüotas reidoras y araos de Brtlrnich. Hubo breves momentos en los

tan con arpegios de música celta, espuma blanca

que Ia luz cambió por Ia llegada de unas grandes

sobre cerveza negra y charla interminable y corüaI...

Martes

nubes oscuras y Ia colonia de araos se tornó iluminada de un modo... no sé... cuasi celestial o algo así. Me recordó las superproducciones de

La señora O'Bryan me prepa.ra un sandwich de

Hollywood de los años cincuenta, con aquel marcado

pavo cocido, al que añade un poco de su misma

ca¡ácter religioso.

salsa para que yo no Io encuentre demasiado seco

En la paz solitaria de los quebrados acantilados

cuando luego me lo coma en los acantilados de la

cerca de Sneem, me comí, hoy de nuevo a mi pesar,

costa de Valentia Island.

el frío sandwich de pavo cocido. También con su

Me pregunta si definitivamente sé si me hospe-

daré hasta el sábado próximo. Asiento, mientras creo ser capaz de apreciar el desagradable olor del bocaüllo con sóIo mirar su envoltorio. Dice que Ie ha llamado un tal Mr. Nightingale desde Pl),rnouth para saber si estará su habitación

disponible. Me confiesa acercándose, como para darle más

confidencialidad a su comunicación, ![ue eI inglés viene un par de veces al año. "Es ornitólogo", me dice, mientras observa atentamente el efecto que

salsa.

Espero que el animal no fuera muy grande...

-.iueves Cojo el coche para ir a Killarney, Ia capital del condado de Kerry. Hoy tendrá lugar allí una feria anual de caballos a la que viene gente de todo el sureste de Irlanda. Tipismo y paisanaje de la üda

rurai irlandesa serán hoy mis temas de estudio. Cuando voy a poner la primera velocidad, veo que aparece la señora O'Bryan en Ia puerta y baja

ello causará en mí. Esa forma extraña de dejar sonar en el aire la

Me entrega un paquete por la ventanilla del coche.

inv

LA5

2O08

apresuradamente los tres escalones de Ia fachada.

r-ioJA5

OEL

FORO

t7


NARRATIVA

Nos miramos.., no decimos nada: Ios dos sabemos

umbral con un guapo y elegante maduro de intere-

de sobra lo que contiene.

sante cuarentena.

La carretera N-70 forma un anillo todo alrededor

"May I help you?" me dice. Y antes de que acabemos

de Ia península de Iveragh. Esa parte es a la que se

de meter el equipaje en el maletero del coche ya me

denomina anillo de Kerry. Las especiales condiciones

he sorprenüdo a mÍ misma contestando afirmati-

del paisaje, su naturaleza y posibüdades turísticas

vamente

son las razones que animaron a mi editora a enviar-

del mediodía.

me aquÍ para Ia caza de imágenes fotográficas y

Esta insólita calma chicha para un mes de marzo

Iiterarias.

nos obliga a cambiar el placer de la vela por Ia

"Una semana, Lucía, solamente una semana más,

a

una invitación para nal'egar

aproximación

a

a

vela después

remo hasta los acantilados y observar

que te conozco; que tú.., a la mínirna... ya sabemos,

aves. La época de puesta está comenzando para las

te nos quedas en cualquier pub de puebiucho preparando sandwiches y siwiendo "Guirness", me ha dicho con grave tono de ultimátum en su llamada

especies tempranas y Mark Nightingale conoce perfectamente las costumbres de cada una de ellas.

del lunes.

pormenorizada de minuciosos conocimientos.

Mientras conduzco, miro aI noroeste: el Hedor de Macgillycuddy y el Carrantuohill con treinta y

Por Ia noche viene hasta Cork, siguiéndome en su

ocho metros más de mil; lo más alto de por aquí,

pedida y librarnos asÍ, de paso, del inaguantable

creo. Más adelante,

junto al lago

Leane, visito la

Muckross House. Poco después escucho piafar y relinchar, huelo el fuerte olor del estiércol, veo sus

Me siento hipnotizada escuchando su disertación

coche. Dice que para invitarme a una cena de dessabor de esos endemoniados bocadillos de la señora O'Bryan....

**rnln**

Puedo ver por Ia ventanilla la isla Sa Dragonera

cruces y gmpas briliar con el sudor ), la claridad del cielo nublado; sus ojos asustados de temor por los

y la costa de Andraix. Falta poco para tocar tierra

exüaños, los ollares abiertos por la fatiga nerviosa

en el aeropuerto Son San Juan. Mallorca me parece

de su inquietud...

tan bonita como cuando me fuí. Marco el número de Ester. "Lucía, qué bien. Te juro que pensé que

Vierfies

Mañana será mi ultimo dÍa aquí y pienso perma-

no regresabas. Tuve un sueño muy raro y estaba

necer en Waterville toda esta jornada. Empaparrne de la vida del pueblo, charlar con los vecinos o ser observadora y testigo silencioso de sus actividades.

convencida de que iba a hacerse realidad..." "Ya.., pero no me lo cuentes... oye, mira, que..." "No, no, espera, tonta, que te lo voy a contar. Es

Miss O'Bryan, ajena a mis intenciones de quedar-

muy raro..."

me este día en el pueblo, corre hacia mí por el jardín

"Esteeer, escuuuchaaa. Voy a pasar por la reüsta

que, delante de la casa, despierta del invierno. En

y te dejaré en tu oficina el disco con el artículo y las fotografías para que tu Io prepares todo como

su mano derecha agita, intentando llamar rni aten-

ción, un pequeño paquete.

juro entre dientes, mientras la veo acercarse, que no intentaré averiguar Io que contiene... Me

S¡*h*d* Esta noche dormiré en Cork para coger eI avión

mejor te parezca. Yo me marcho una temporada a Irlanda y luego, probablemente, vaya a üür a la costa suroeste de Gran Bretaña, a Pl)..rnouth. Me han

contratado como fotógrafa para la revista de orni.tología "Birdwatching". ¡Ah! y por favor, llama a Bruno y dile de mi pafie

mañana temprano. Voy cargada con mi enorme

que no me apetece

bolsa-mochila, eI macuto de las cámaras y objetivos y el maletín del ordenador.

alguien.., bueno.., no sé.., dile lo que quieras...

Abro la puerta exterior de la casa y choco en eI

r8

LA5

:-r{}!4§

SEL

F*&.*

ir con él a ver "La gran aventura de Mortadelo y Filemón". Dile que he conocido a


NARRATIVA

U

nifOfmeS I paquta Suiírez-coaua Antes de salir de casa por la mañana para ir

a

puesto por Ia iglesia y el ejército que había durado

BMCC, cuando ya me estaba empezando a despedir

demasiado tiempo y muchos paües, incluidos los

de todos, Jacinta quiso saber si podríamos ir hoy a

míos, tenían miedo a tantas libertades como se nos

comprarle el uniforme de la escuela. Estaba a punto

venían encima. No eran conservadores en el sentido

de decirle que sÍ, cuando Esteban me preguntó en

Colorina Kids de la Saint Nicholas. Young World es

político del término pero nunca habían viüdo un modelo social distinto y eran capaces de hacer cualquier cosa para que nosotras dos, mi hermana y yo, no repiüéramos Ia historia familiar de pobreza

Ia tienda donde les compramos las

camas.

e ignorancia. Lo único que querÍan era que estudiá-

Jacinta es especialmente sensible a las costuras

ramos y fuéramos a la Universidad y la única forma

de la ropa y a los tejidos ásperos y estoy casi segura

de conseguirlo, según sus planes, era dedicándonos

de que no va a encontrarse demasiado a gusto con

a estudiar día sí y día también sin ningún tipo de

un uniforme, que, a simple vista, no parece muy cómodo. De todas formas, como ha visto que todas sus amiguitas y compañeras lo llevan, y que es Ia única de su clase, y seguramente de la escuela, que

distracciones. Las distracciones podían ser muchas y mis padres, dentro de sus posibilidades, hicieron

viste ropa normal, me ha estado insinuando las úItimas semanas que le gustaría tenerlo.

nos desanimaron para que tuviéramos noüo y nos

qué tiendas lo vendían, que él se lo compraba. En Ia Young World de la 181 y Broadway, y en

cuanto pudieron para evitarnos gran parte de ellas:

nos alejaron del trabajo en eI campo y en Ia casa, mandaron a un lnsütuto femenino en Avilés, cerca

quieras, Jacin, vamos a comprarte uno.

de casa de mi tía Julita, después de descubrirse que

No dice que sí ni que no, porque tal vez anticipa

mi prima Raquel, que iba a un colegio de monjas

la posibüdad de que eI uniforme le dé mucho calor

en Los Cabos, querÍa hacerse monja. A ella Ia sacaron

o le moleste en alguna parte del cuerpo, algo que

del colegio, la metieron en otro colegio privado masculino que empezaba a admitir a algunas chicas (se supone que con Ia idea de que olüdara definitivamente su vocación religiosa) y a nosotras dos, a mi hermana y a mí, nos mandaron aI Instituto

-Cuando

realmente teme.

-Los hay de manga

larga y de manga corta, nos

dijo hoy por la mañana cuando hablábamos de las üendas donde se vendían. Quiero eI de manga corta. Yo fui la primera que tuve que rumiar la historia

Femenino Menéndez Pidal de Avilés. No sé muy bien

del uniforme varios días. En España, cuando era

por qué mis padres renunciaron completamente

estudiante, sólo llevaban uniformes los que iban a

la idea de la educación privada, pero creo que hubo

colegios privados de curas o de monjas. Dentro del sector de la enseñanza pública, Ia educación privada

una conversación de mi padre con Mandolín el de Sofía, que acababa de terminar Magisterio, y que le

se despresügiaba bastante, y teúamos la conciencia

explicó de manera convincente las ventajas de la

clara de que solamente iba allí Ia gente rica, Ia gente

educación pública, las mismas que yo seguiría repi-

bruta que no era capaz de superar los duros requi-

tiendo con variantes y añaüdos hasta el día de hoy.

sitos de la educación pública y tenía que pagar para

Mi padre admiraba profundamente a Mandolín, que

que Ia aprobara, o a veces también, la gente temerosa

era eI único del pueblo de una famiiia humilde que

que pensaba que en este tipo de escuelas sus hijos

había logrado hacer una c¿rrrera, y se dejó convencer

iban a conservar los modales, iban a dedicarse únicamente a estudiar y no iban a tener novios ni noüas hasta que acabaran la carrera y encontraron un trabajo. Salíamos de un sistema represivo im-

por

inv 12O08

LAS

é1

a

sin oposición alguna. La decisión última de

mandarnos al Instituto Femenino de Avilés en vez de

ir

al Instituto Mixto de Grado, que en realidad

nos quedaba más cerca y era a donde iban todos

noJAS

DEt

FORO

t9


NARRATIVA

Ios del pueblo cuando acababan la escuela en Grullos,

todos estaban vestiditos iguales con eI uniforme de

encubría sus mal disimulados temores de que en el

la escuela. Con un poco de mala conciencia, recordando Io mal que lo había pasado de niña cuando mis padres no nos dejaban quedar aI catecismo después de misa con los demás niños porque mi madre había visto de joven que el cura toqueteaba

de Grado nos dieran droga cuando tuüéramos que

ir a un bar a comer, o de que nos echáramos un novio antes de tiempo que entorpeciera nuestros estuüos. Mi hermana tuvo novios desde los trece años aun sin ir al Instituto de Grado y yo no tuve novios ni cuando me fui a Oviedo para estudiar en

la Universidad. Los temores y Ia represión bienintencionada de mis padres tuvieron influencias muy

úaté aún de hacer valer mis argumentos y le pregunté a Sara y a otras madres que tienen a sus hijos en Ias escuelas públicas de Midtown, si a las niñas,

ellos llevaban uniforme. No lo llevaban, claro que no, porque la comunidad blanca es más progresista

distintas en una y otra, y aunque las dos acabamos nuestras carreras y empezamos a trabajar y a ser económicamente independientes bastante pronto,

y

nuestras üdas sentimentales siguieron diferentes

-como los hispanos- que su hijo o su hija, va a una

caminos.

escuela privada. Ahí fue cuando empecé a darme

Cuando nos dijeron que era obligatorio llevar

uniforme, mi reacción fue la reacción propia de alguien que perteneció a la última generación del franquismo, que vivió una adolescencia confundida por el peso de Ia tradición represiva y de las libertades de la transición y que no había tenido Ia oportunidad de resolver esa ecuación que me hacía asociar los uniformes con los colegios de monjas a Ios que nunca había ido y a una interpretación demasiado chata de esa sociedad que qúere cortarnos a todos por eI mismo patrón.

goza de una situación económica más favorable

que, a su vez, les da más seguridad para no pretender

cuenta de que en este país los que llevan uniforme son los que pertenecen a los grupos sociales más pobres y que Io hacen posiblemente porque de esa m¿urera se ahorran una cantidad de dinero impor-

tante en ropa que pueden utilizar para cubrir cualquiera de sus muchas necesidades. Mrs. Castro me tomó por la palabra cuando le apunté el ultimo de mis argumentos de mujer feminista.

-¿Por

qué las niñas tienen que llevar falda? A

mi hija sóIo le gustan los pantalones, mentÍ un poco.

nos hizo entender que el uniforme no era obligatorio

pantalón. -Puede comprarse un Ya casi desde el principio había empezado a hacer una lectura distinta del uniforme (yo misma había sostenido en alguna ocasión que vestir a la moda es otra forma de vestir uniformado, y encima pagando por ello) aunque no pueda evitar tener sentimientos encontrados. Cuando por fin me di cuenta de que los únicos niños que no lo llevan son los niños de una posición económica media-alta y

en las escuelas públicas por decreto del Canciller,

alta-muy alta, que van a escuelas con programas

como nos habÍa dicho con un impostado tono de

alternativos por los que de una manera u otra pagan

autoridad al principio, pero poco a poco fuimos entendiendo que los mismos padres -tal vez por

muchÍsimo, y que no tienen necesidad alguna de

Fuimos inmediatamente a Ia oficina de la directora a preguntarles si era obligatorio llevar uniforme y cuando l\{rs. Castro, Ia coordinadora del programa

Dual Language, nos dijo que sí, con argumentos poco claros, Esteban le preguntó qué había que hacer si no queríamos que nuestra hija llevara el uniforme. La flexibilidad con que aceptó nuestra propuesta

Ias mismas razones que yo Io rechazo, y por razones

aparentar nada, empecé a desear que Jacin llevara el uniforme como todos sus compañeros de origen

prácticas mucho más valiosas y convincentes- habían

hispano, y desde entonces no he dejado de animarla

decidido hacerlo obligatorio en Ia escuela a Ia que va Jacinta. Eran los primeros días y muchos niños

tranquilamente para que lo comprara.

iban aún sin éI, pero ya para la segunda semana

20

LA5

$rojA§

,EL

FORO

(Del libro inédito "Parece un arcoiris")


José

Le§azpi


JosĂŠ

Legazpi



JosĂŠ

Legazpi


NARRATIVA

dúu d' aseg

I ni¡o,

¡Qué tiempos aquellos nos que Xuanon tirábase

y pa que Iu alaben. ¡Qué carayrl Viéronlo crecer y

dende la ponte pa impresionar a les moces que

dar los primeros pasos, pero naide Iu axudó.

dibenbañase al rÍu. Remembrar les hazañes d' entós

-¡Home, nun me digas eso!

nun-y suponía nengún esfuerzu al buenu de Senén: ¡Tirábase con tola chulería pa dase 'l pisru delantre

-Non, nin, dizlo 'I mio nietu. que lo lleyó nel diariu I' otru día. ¡Agora sí, onde quiera que va, Ia

un

xente ta con éI! ¡Home, nun voi comparalu con Xuanón! Pero lo que sí ye verídicu son les patochaes que diz cuando lu entrevisten. -¡Home, ho! Yá sabes que la xente ye mui malo y mui envidioso, y el rapaz lo que fai ye defendese. -¡Nun sél A mi paezme un poquiñín presumíu. -¡Pero corre, ho! Y qué bien lo fai, coño. Nun hai corredor que s' asemeye a esti rapaz' Nin siquiera esi alemán qu'enantes ganaba toles pruebes.

de la mio Nieves!. ElIa taba lloca por éI y yo yera

probe rapaz que, amás de sacar males notes en colexu, yera demasiao esmirriáu pa ella. Yo sabía que-y gustaben los homes fuertes amás d' intelixentes, y Xuanon, anque tenía un nome non demasiao

guapu, yera 'l meyor de la clase.

Trala lloquines

a

les chavales y la mio Nieves bebía los vientos por aquel rapaz.

B sol apretaba y los compadres que s' alcontrmen na sienda que bordeaba 'l ríu, hermanábense recordando vieyos tiempos. -¿Alcuérdeste de ManolÍn, el del tuefiu? Pos nuna

ocasión retrucó-y aI maestru y el chivatu d' Inaciu recordó-y a Don Feliciano que si facía dÍes lu riñera a éI por llegar tarde, por qué nun-y dicía nada a

-Bueno, 1o que ta claro ye que 'I tiempu pasa pa

toos y yá te diré yo dientro d'unos añinos onde

queda'lrapaz. -iQue non, que tien cuerda Pa raru! -¡Dígotelo yo! En cuantes se case, acábase-y la

Manolo, si Ia falta yera pior. Yera un poco gilipolles,

cuerda que dicis tu. Ente xarana üen y xararra va, y que 'l cuerpu yá nun va ser el mesmu,... ¿Nun ves

pero unbon deportista. Nun sé, pero tengo entendío

qu' esta xente, en cuantes tien fama abondo, échase

que foi a les olimpiaes y que ganó medalla y too.

a perder?

Sólo que cuando salió nes noücies llamábenlo Ignacio

-Bueno, dirás Io que qúeras, pero yo mln pierdo

González; y si mal nun recuerdo, apodáronlu "El Tiburón del Cubia". ¡Ai, Dios, Io que son les coses!

una carrera. ¡Oyi, ho, I' otru día que veno a Uüéu fui velu aI Palaciu los Deportes y nun veas 1o simpático que ye! -¡Claro, bobu, tien que ganar al públicu! Bueno,

Si nun murió, creo que vivía con Mari Luz "la cordobesa" en Barcelona. Enantes venía a braniar a Baselgas, a

la casa que comprara Ia familia fai

munchos años; pero agora 'l pueblu üen-ys pequeñu. ¡Claro, bobu, a esta xente súbese-ys eI pisru volao! Los de l' aldea somos insignificantes pa ellos. Bueno, él se lo pierde. Fai años alcuérdome que nun faltaba a los amagüestos. Agora tengo mieu que nun pruebe

nenguna castaña. -¡Claro,cola escasez qu' hai! -¡Qu'escasez nin que coyones! Lo que pasa ye que somos poco pa é1. Pása-y 1o mesmo qu' a esti rapacin que corre nes carreres de coches. - ¿Quién, ho?

- L'Alonso. Enantes nun salÍa d'Uviéu. Agora üen cuando -y peta, pero solo p' apaecer en públicu

inv

2OO8

tolo

que quieras dicime. Pero nun vas negame que

tien garra. ¿Y cómo empezó 'I probín, que naide daba un duru pol rapaz? --La vida ye asina. Ye mui duro tener qu'empezar de cero y subir hasta onde ta éI agora. -Bueno, la vida ye dura pa tol mundu. Coño, ensin dir más allá, el mio Manuel, que ta estudiáu, tuvo que dir p'Alemania

a

buscar un trabayu, qu'equí nun había.

¿Nun te paez duro, ho? Pos Ye lo mesmo. -¡Yá, ho! Pero esti chaval empezó de rapacín. ¡Qu'un ñeñÍn tien que crecer y non trabayar!. - Bueno, quixo eso... -¡Pos con mayor motivu, hostia!

LA5

HOJA§

DEL

FOR§

25


NARRATIVA

-¡Nun te calientes, home, nun vamos

riñir

por

eso!

- ¡Ai, pos nonl.

- Ye mui graciosu y amás tien una gracia pa

-Ye que cuando tengo razón, sácame de que mrn me la den,

qüciu

cara),'u.

contar los chistes... -Ye mui buena persona, ho, y pasólo mui mal

cambiar cuando la enfermedá de la muyer. -¡Sí, hol El probe nun vivía. ¡Que cualisquier malho! -¡Va preparase una que van paecer dos! yanebatasealasoMercedinos...! -Bono, diremos yendo que de xuru tengo a la ¿Alcuérdeste del méücu que la curó? mioNievinasfaciéndomelacena. ¡Laprobinaquierme - ¡Cómo nun me voi alcordar, si foi'l mesmu más...! que-y acertó a Manolo "eI Chato" cola cangrena! -¡Home, calla, cómo nun te va querer si desque Siempre lo dixi, la seguridá social agora nun ye casó contigo sólo tuvo güeyos pa ti! como enantes. Tantu xenéricu y tantes hosties y -Eso sí que ye verdá. Cada vez que m'alcuerdo tamos abandonaos. El gobiernu, como qúera que Io mal que lo pasé pa conquistala... seya, nun gasta un duru en nós nin atáu. -Calla, home,que yeran otros tiempos. Agora nun -Bueno, y qües dicime como carayu se soluciona ye como enantes; según me dixo 'l mio nietu, a él esti xaréu? declárose-y la muyer porque él nun arrincaba. -Pos metiendo a xente competente y dando más -¡Nun me jodas! cuartos pa organizalo meyor. -Como te Io cuento. AIgo hai. Debe ser l' atrnósfera - ¡Ai, infeliz! Toi por apostar que si dar dan más que inflú en nós d' una manera diferente. ¡Qué sé cuartos, siempre habrá algún comedor de turnu que yo! El caso ye qu'hai menos neños y dientro d'un se faiga cargo d' é1. poquiñin nun vamos poder ver xente nuevo nel -¡Ai, Dios! Tan cayendo gotines. Vamos apur¿rr deporte. Ye un casu. Y eso qu'el gobiernu ta dando que nos vamos poner pingando. pa poder ayudes educar los fíos sin pasar aprüos Recuerdos, hazañes y soluciones pa un futuru económicos. meyor salíen de les sos boques cuasi ensin querelo. -Va, bobu, agora Ia xente ye mui cómodo; gústa-y Los dos amigos poníen énfasis en tolo que dicíen y da-y al dengue, pero sin tener responsabilidaes. acercaben el planu d'una sociedá perdida, pero Paezte que vayamos caminando, paez que quier latente. llover. La nueche cafa sobre la villa y los nuesos amigos - ¡Sí, ho! perdíense per ente les casi, llenando coles sos voces Anicien la marcha baxo 'l plomizu gris del cielu, el silenciu que se diba apoderando del entornu. qu' amenaza con descargar lluvia torrencial. Y Solo Ia osada lluvia interrumpÍa Ia conversación que mientres s' encaminen p' hacia lo alto la sienda, s' apagaba por momentos. continúen animaos cola so charla. Por fin llegaba otru ¡hasta mañana! col que -¿Sabes a quién vi l' otru día nel mercáu? podrían arreglar la üda. - Falando de too un pocu, paez que va

el tiempu. ¡Mira que nubarrones vienen per allá,

¿

-Non, ¿ a quién?

A Inaciu "el Trucu". Ja, ja, ja, ¿cómo yera aquel chiste que contaba? -¿CuáI, ho?

-Sí, eI del madrileñu. ¿Nun

26

LAs

HoJAs

t'

alcuerdes, ho?

üÉL

FoRc

(Gracies Atberdi)


NARRATIVA

nos vemos en debod

Estefanía Suárez

Había llegado a su lugar sagrado. Un templo antlguo donde la tranquilidad rompía todo bullicio

más importantes de la jerarquía del templo, más que nada porque ellas son sus pilares - se decía

de Ia gran ciudad que es Madrid. Aquel dÍa no había

para si mismo.

llevado consigo ningúnbuen amigo, como le gustaba

referirse a sus libros. Se había propuesto conocer un poco más aquel idÍIico lugar observando cada detalle.

rostro con la suavidad- que descubre eI carácter pícaro del atardecer, como La brisa acariciaba su

antesala de una buena o mala noche, depende quién se lo preguntara. Un bicho raro decÍan que era. No. Era justamente todo lo contrario. Un poco especial,

sí, pero nada de bichos

ni rareces, más bien

era

detallista. Le encantaba estudiar a los desconocidos con los que todos los días compartía las calles

Decidió tumbarse para disfrutar de la línea Iongitudinal del templo y cuando levantó Ia vista, allí estaba. Era la mirada que aún no había encontrado ese día. Sentada en uno de los bancos del parque del Oeste que rodea eI santuario egipcio y bañada en un mar de hojas ya secas, una joven le

observaba. Su mirada pedía a gritos una historia, una explicación de aquella maravilla antigua que se

alzaba ahora en Madrid. Con una media sonrisa dibujada en su cara, se levantó clavando sus ojos en aquellos ojos verdes de la joven del banco. Y comenzó Ia conversación, una charla sustentada en miradas.

madrileñas, e incluso había días que ante tanto carácter descortés y frío de los viandantes de Ia

gan ciudad

se encontraban miradas cáJidas que parecían responder a sus preguntas. Preguntas que se hacía sobre cada persona que entraba en su

muestra de estudio, sobre sus comportamientos ante determinadas situaciones, su forma de caminar

y hacerse paso ante Ia multitud. Conocer el interior de los desconocidos para entender eI significado de

su existencia, si es que existe algo asÍ' Y eso era precisamente lo que aquella tarde se proponía con eI templo de Debod, conocer al detalle su historia, sus sufrimientos a lo largo de tantos siglos, intentar encontrar el motivo de qué pintaba en medio de

Madrid un templo del antiguo Egipto.

ti también te apasiona este sitio, ¿y a qúén no? La belleza del Antiguo Egipto reina, rodeada de naturaleza en este parque y en pleno - Seguramente a

corazón de una gran urbe cosmopolita. Pero ese entorno no era el que originalmente enmarcaba a este templo.

EIIa había puesto su pie

izquierdo en eI banco y apoyaba su cabeza en la rodilla' Era Ia primera respuesta a aquella conversaciÓn. Sabía que iba a ser una historia larga y simplemente se acomodaba.

ÉI continuó paseando por Ia explanada donde se

alza el templo rodeado de agua. El buen tiempo de noüembre

inütaba a sentarse

no sean las aguas del Nilo las

- Fue mandado construir en Nubia, al sur de Egipto, hace más de 2200 años y como honor al dios Amón y a la üosa Isis, Ia Gran Maga, Ia Diosa de las Pirámides, Ia mujer, esposa y maüe prototipo' Y es que, este templo que hoy podemos tocar,

que sigan bañando las piedras más bajas, pero las

formaba parte del $an santuario dedicado a Ia diosa

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LAS

a los pies de Debod, cerrar los ojos para oír el susurro de la brisa y disfrutar del cantar de las aguas que rodean el templo. - Es una pena que

2008

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FORO

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NARRATIVA

La historia del templo y de los dioses que en sus

relieves se representan tomaron parte en aquel primer contacto con la chica de los ojos verdes. Hasta que una hoja se posó sobre su mano en señal

de que ya era hora de irse. Él sabía que volvería, regresaría a sentarse a aquel banco para conocer más cosas del templo egipcio. y no se equivocó.

aquella tarde y todo sin haberse dirigido nunca ni una palabra. Era como si hubiese una conexión, una

unión entre sus mentes. ¿Telepatía? No sabía qué podía ser pero aquel entendimiento sólo por miradas le hacía sentirse a gusto. Aún quedaba afecto y algo

cálido en esa ciudad donde las personas se cruz¿il1

unas con otras sin mirarse a la cara. y ella debía sentir lo mismo porque se encontrab¿1 allí siempre que alguno iba, era como si se reclamaran las almas

Dos dias después decidió üsitar de nuevo el antiguo ¡gmplo con la esperanza de ver aquellos cálidos ojos verdes. Tuvo que esperar el tiempo suficiente para saber en qué detalle del templo iba a fijar hoy su explicación. Los motivos decoraüvos del exterior, porque no se atrevía a perder el contacto

con aquella mirada si entraba en el interior del templo, ya habrÍa tiempo más adelante para pasear juntos por las salas y conocer su corazón. También ella tenía claro qué iba a preguntar aquel atardecer.

Se sentó en su banco, se recostó hasta sentirse

cómoda y lo miró fijamente, no sin antes fijarse en las columnas que se alzan a ambos lados de la

puerta de acceso al templo. Era asombrante. Los dos habían coincidido en eI tema de conversación

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LAS

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FORO

cuando ambos necesitaban calor humano.

Sin embargo, nunca ninguno de los dos se aúevió

a presentarse o a tocar al otro, ni siquiera aquel atardecer en el que ella habÍa deciüdo compartir el paseo por Debod y acceder a su interior. puede que

no lo hiciera en aquel momento por no mancha¡.el sÍmbolo de pureza de un lugar sagrado, o puede que lo hiciera por miedo a perder la exraña relación que había comenzado una bonita tarde de noüembre

con un desconocido desde el banco de un parque de Madrid.


NARRATIVA

la última carta dg sgymour glass

ArbaLaruenreRamos

Querida Muriel:

No te confundas, esto no es por culpa de aquel vaso azul ve¡doso que rompiste con esa gracia que

No creas que esto es algo repentino, una idea de

sólo tu tienes; ni por tu gato azafrán, que tan

las muchas alocadas que diariamente se me ocurren;

nervioso consigue ponerme. No tiene nada que ver

ni que esta carta vaya a ser una gran despedida

conügo, ni con nosoúos...simplemente...

como Ias de las películas que nos gustan ver juntos Ios domingos noche. No intentaré con mis palabras

sacar

ni una lágrima de tus embelesados ojos,

tampoco que rías, puesto que, no espero celebres mi muerte. Sin embargo, me parecía una desconsideración por mi parte, Muriel, el irme sin decirte

¿Recuerdas a mi tío George? SÍ, el de Ia falda escocesa. Un día me contó que existen ciertas personas que te miran a los pies fijamente y, sin saber cómo, leen tu futuro. SÍ, yo pensé Io mismo: "menuda

"adiós". En un principio, pensé en sentarrne en Ia cama en la cuál, probablemente, estarías dormida y despertarte. Pero yo no sería capaz de apretar el

estupidez". Hoy, sin embargo, me ha pasado algo extraño: Una mujer en eI ascensor se quedÓ mirando mis pies y, teniendo yo la intención de acabar con mi vida, pero sin creerme capaz todavía, vi en su

gatillo mientras tu me miras. Decidí entonces que una carta sería Io mejor, aunque no pretendo que Ia conserves y la leas todos tus cumpleaños como una señal de nostalgia. No qúero que naüe más la

expresión como no habÍa signo extraño alguno' quiero decir, eIIa no leyó mi futuro, ¿por qué?, porque no había futuro...por eso supe que hoy era un día perfecto para despedirme. Un día perfecto

Iea. PreferirÍa que Ia quemases y que fuese sólo una

para el pez plátano.

carta de despedida efímera, como Io hubiera sido Seymour

el hablarte mirándote a los ojos.

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LAS

HOJAS

DEL

FoRo

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NARRATIVA

ganador III

concurso de cartas

v a le n t ín la fevelaCiÓn

and

pedro A. García zanón

de amo r

r

és

i mo jorge barmín

pseudón

Querido Robefio: Una tarde de diciembre del año pasado, te ü en u¡a enüevista de TV sobre trasplantes de corazÓn.

Roberto Durán, aquel joven inconformista, mi compañero de estudios, mi amor platónico y que siempre quiso ser méüco, es ahora cardiólogo y tiene eI pelo canoso. Sigues teniendo el mismo encanto. No puedes imaginar la gran satisfacción que siento al saber que conseguiste tu objetivo en Ia vida. Te conocí por eI nombre en eI subtítulo de la pantalla. Aún sigues conservando tu voz lenta

y esa mirada tranquila que parece un lago donde de un momento a otro aparecerán los cisnes. Investigué en Internet y por fin hallé la dirección de tu consrüta. He dudado mucho antes de escribirte porque no estoy seguro de que te guste saber de mí y porque te voy a revelar algo que ahora quiero compa.rti-r contigo.

Aquella ta¡de en la TV, mientras hablabas, volví a recordar tu brillante oratoria como si fuera ayer,

aunque han pasado más de 40 años desde que dejamos eI internado católico a los 16 años. La excitación que me producía tu mano al felicitarme cuando sacaba buenas notas y cómo me esforzaba para que te sinüeras orgulloso de mí o ser yo el elegido para sentarme a tu lado en las clases de matemáticas por mi sabiduría y rozaÍ mis piernas con las tuyas de forma casual, eso Roberto no se me olüdará nunca. Me gustaban tus gafas ahumadas y tu voz suave como el talco y ese flequillo rubio que te caía

por la frente como ramas de sauce... estabas guapísimo. VestÍas rnuy elegante con aquella chaqueta oscura y tu camisa blanca con eI primer botón desabrochado. Yo siempre llevaba un jersey azul descolorido y unos pantalones grises de saldo, pero no me avergonzaba. Tu caligrafía era perfecta, Ia mía era horrible y me Io reprochabas continuamente. Pafiía por la mitad los caramelos "sacis" que calmaban tu tos persistente y te daba el trozo más grande, te hacía los deberes de matemáticas que tan mal genio te ponían y lo que no sabes, Roberto, es que soñaba tanto contigo que no creÍa que fueras real. Al amanecer me levantaba y me iba a tu carna a verte dormir. AbrÍa un poco Ia contraventana para poder apreciar tu cara y permanecía de pie a tu lado hasta un poco antes de que el cura de turno toca-ra eI silbato para levantarnos. Te arropaba muy despacio para no despertarte

y algunas veces

rocé mis labios sobre tu mano apoyada en la almohada. Para que los demás chicos no sospecharan, llevaba un cuaderno para dejartelo en la mesilla por si acaso algruen o tú me descubría. No hizo falta

dejarlo nunca. Tuve suerte y regresé siempre a mi cama antes de que nadie se diera cuenta. Te hubiera dado r¡n beso en esos labios carnosos semiabiertos que qütaban todos los pecados pero te despertarías.

Me apetecÍa meterme en tu cama, abrazarme a ti y enroscar mis muslos, con pelillos incipientes, a los tuyos limpios de bello y de color marfil y que me moría por acariciar. Una noche, cuando todos dormÍan, me deslicé de madrugada agazapado entre las camas del dormitorio comunitario, me metí debajo de tu cama y me quedé tumbado en el suelo boca arriba. Pasé horas acariciando el colchón entre los alambres del somier tocando con la punta de los dedos

Ia deformidad ovalada que tenía el colchón al abrazar tu cuerpo. Inventando mil palabras de amor,

miI diabluras juntos, llegué a mojar mi mano y luego me adormecí. Lo repetía cuando Ia fuerza del amor me quemaba por dentro.

pintando iniciales en el aire

30

LAS

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e imaginando

DEL

F$R*


NARRATIVA

Me Ias arreglaba para jugar al fútbol de defensa y contra

ti, así en pantalón de deporte podía ir a quitarte eI balón, regatear y chocar mis piernas con las tuyas desnudas, tocarte la cintura esporádicamente o abrazarte en la disputa del balón o estampar mi sexo contra cualquier parte de tu cuerpo cuando te atacaba o incluso rodar por eI suelo los dos meüo agarrados. Nadie

mi pasión por ti. Tú tampoco. Ni los curas lo sospecharon jamás. Me hubieran expulsado del colegio por degeneración mental y se enteró nunca de

conducta pecaminosa

y tal vez tú hubieras sido objeto de burla. Sólo un cura en eI confesionario me preguntó si había tenido tentaciones con chicos y dije que sí. Me preguntó que con quién y al mencionar tu nombre me dijo que me alejara de ti, que eras un peligro para mi salvación eterna. No entendí nunca por qué amar a alguien del mismo género fuera pecado pero no Io era amar a un hombre Santo. Durante los dos años que compartimos curso y hasta nuestra separación definitiva, soporté con increíble dolor no ver en tus ojos un destello de ternura, ni un gesto de amor hacia mí, aunque me agradecieras lo que hacía por ti y que según tú, era un buen compañero. La pena de saber que te perdía para siempre cuando me enseñaste Ia foto de la chica que te traía loco, no cambió mis sentimientos, ni la edad, ni otros enamoramientos que no llegaron a ahogar el mío por ti. Conmigo eras amable y me a¡rdabas a coserme botones, encuadernar libros, hacer la cama y me dabas alguna moneda. También arreglabas Ia correa metálica de mi reloj que siempre estaba desbaratada. Ver esa manipulación de la correa, me ponía la carne de gallina. Y cuando me ponías eI reloj, parecía que tu sangre iba a circular por mis venas. Pero nunca te diste cuenta que me hervÍan las terminaciones

nerviosas cuando me rozaba tu piel. Han pasado muchos años, pero te sigo queriendo y no he conseguido olvidarte ni aún casándome.

Tú eres mi verdadero amor, tanto que

aúl conservo un pañuelo blanco

a rayas azules que te robé

de la maleta y me aseguré que tendrÍa tu olor extendiéndolo bajo la sábana de tu cama una tarde que me quedé solo en el dormitorio simulando r¡n dolor de estómago. Lo retiré una semana después.

Tampoco te enteraste. El pañuelo y una carta al poco de finalizar los estudios de bachiller, en Ia que me decías que no querías perder mi amistad, es Io que me ha hecho seguir vivo. Aunque

perdimos eI contacto porque estabas enamorado de aquella chica de la foto que llevabas en la cartera, esa úItima carta la leo cada 26 de junio, día que te vi por ultima vez a los 16 años, y aspiro eI aire y tus hormonas jóvenes a través de aquél pañuelo robado. Y para que no se me olvidara tu rostro, arranqué de Ia revista anual del colegio, tu foto que conservo en el mismo sobre que la ca¡ta,

junto con el trozo de esparadrapo que me pusiste encima de la verruga que me arranqué del Brazo. Ahora te dedicas a sanar corazones. Es una ironía del destino o tal vez un castigo del cielo como dirÍa algún cura del colegio, el que tu seas cardióIogo y mi corazón esté enfermo de ti y no Io puedas curar siendo tu el único médico que podría alargarle la vida. Cuando salí del colegio descubrí que el infierno no está donde nos dijeron sino en no poder amar a quien amas porque eI amor está comprometido; en no alcanzar su distancia porque es i¡finita y eI saber que nunca habrá respuesta a ese amor porque al que amas no lo sabe y si lo supiera sentiría rechazo. Te sigo queriendo como entonces Roberto. Supongo que no querrás verrne y te preguntarás que a qué viene esto de contarte mis intimidades como si fueras mi confidente y después de tantos años declararte mi amor. La respuesta es que tus colegas han puesto fecha de caducidad a mi vida, y quiero que sepas que te quiero tanto que este corazón que ni tú puedes salvar y q.ue siempre fue tuyo, cuando dé su úItimo latido, ese será para ti solo. Guárdalo... ya no podré darte otro.

inv

20Og

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Ho JAs

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NARRAT¡VA

accésit rrr concurso de cartas de

va lentín anhelado

amor ]

amor

a ndrés

pseudónimo

ueritxeu Coeilo rortajada

danae

Anhelado Amor: Sentada a Ios pies de tu cama escucho tu respirar, calmado y cadencioso, como una canción lejana,

como un susurro remoto. Un día más, una noche más escondida en tus sueños, agazapada en el silencio que me acerca a ti, ese silencio nocturno en el que juego con el mundo y te hago mío mientras duermes, mío para siempre. Porque yo no soy más que el final, inmortal muerte aterradora. ¿Qué podría hacer yo contigo, vida mía, que me has nublado el seso sin quererlo? ¿Con esos ojos y ese cuerpo que me vuelven mansa

como un perro? Será el amor que nunca antes había sentido, ese que hace locuras y duele, ese que nos hace torpes y endebles. Y mírame, vida mí¿, mira de cerca a la mis6¿ Muerte, sentada a tus pies

mientras duermes, esperando pacientemente para hacerte suyo para siempre. Pero no puedo, amor mío, no puedo abandonarme al deseo, porque mi piel te mataría aI instante,

¡¡¿ simple caricia

sería el final y un beso, ¡¡1 simple beso, vaciaría de vida tu cuerpo. Es por eso que debo esperar, escondida en las arrugas del tiempo, esperar a que tu cuerpo se pinte de grises y la llama que alumbra tu pecho mengüe cansada de tanto brillar. Sin embargo, debo confesarte algo; tras el a¡helo a llevarte conmigo donde los recuerdos duermes,

escondo el miedo a tu rechazo. Miedo a que llegue el día en el que pueda tenerte a mi lado y sienta temblar tus manos, miedo a que con mis caricias frías y eternas se estremezca tu piel, miedo a que al mirarme a los ojos quieras salir huyendo. Porque soy la Muerte, vida mía, enigmática y sombría, bella pero aterradora, una dama repleta de noche que cometió eI error de enamorarse. Y si llega el momento, eI momento del encuentro y me rechazas, no sufras, amor mío, que te dejaré marchar sin reproches. Entonces suplicaré aI cielo, al infierno y a los Dioses que me dejen morir en cahna y alguno habrá que se ría al ver como se apaga la luz de quien nunca la tuvo, al ver como se llevan a aquella que antes siempre llevó. Pero no quiero pensar en eso, en ese maldito temor que me atormenta. Ahora sólo puedo esperar, sentada a los pies de tu cama, mientras escucho a lo lejos ese dulce respirar.

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POESíA

Anton Valle la casa del péndulo Hay una puerta al final del pasillo

y el río pasa lamiendo esta casa, la habitación del fondo está llena de sueños, de cine, de arte, de libros' Es extraña esta

vieia casa remozada,

después de tantas estrenadas, prestadas,

compartidas, üsitadas o habitadas; simplemente llegas con las cajas, las zapatillas y eI cepillo de dientes. Paseando hasta el baño por eI vacÍo de este pasillo y estas paredes

sin nada puesto, sin cuadros todavía para entretener Ia mente extraviada,

intento disfrutar de esta nueva casa, soy como un niño que espera su cuento ¿qué contarán estas paredes o este suelo?

Tal vez yo sea un cotilla exqúsito que prefiere imaginar lo ocurrido

antes que conocer los hechos o Ia verdad,

por eso me refugio en eI salón, Iiving-room, la sala de vivir. Se

oye el río pasar despacio, sin parar,

y hay magníficos sillones y un sofá verde,

tienen un estampado con dibuios redondeados, caracoleando, como volutas, enroscándose,

muebles que desean moverse, sillones que corren, huyen, avanzall. Hay un cuadro dominando el salón como un horizonte estanco y olvidado, se ve una casa al

lado del rÍo, o un lago,

y dos arboles enormes parecen acompañarla, sujetarla por ambos lados abriéndole paso, frondosos en la copa, casi borrosos, pero están a un lado en realidad, en la misma

inv l2OO8

orilla del camino.

LA§

l-roJAS

DEL

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PoEsíe Un legendario testigo de los hechos está colgando en la pared de esta sala: este reloj parado, con su péndulo

como r¡n gong de película inglesa, quiere gritar: TAC - TAC - TAC - TAC, pero hoy está quieto y silencioso. Da miedo su esfera blanca.

konisberg Es como una rata asomada al

fondo del váter que no acaba de saltar y morderte el culo se queda mirando,

¿o es que a

ti te gusta?

¿las ratas?

¿estar en el fondo del váter? ¿o saltar y morderte el culo?

prefiero quedarme mirando aunque tu culo no está mal

visto desde aquÍ.

el afeitado EI cable rizado se ha estirado hasta la corriente se ha

metido en dos agujeros de forma metóüca

para hacer menos sombra en la ojeras del espejo durante tantos, tantos, tantos días que no puedo recordar las noche de la cuchilla

cuando eI suicidio era pensable y la espuma merengue

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POESiA

Farwa rad* f í*raz Fern# ndez-Vi t la §'üs rszü nueva orleans Tras el ruido y la furia de las nubes,

imán de mil vientos irritados, la ciudad es un río sin orillas donde flota un ejército de muertos. Tom y Huckleberry se han ahogado

y en el cieno

se

pudren encallados

el üejo tahu¡ del Mississipi (con un naipe de su última parüda)

y el somero barco de paletas.

Iínea 69 Jorge Drexler canta en Ia radio

amor como medio de transporte

y el parking huele a aire viciado, a sudores clandestinos y cebollas putrefactas Nos conocimos en la línea 69

del autobús urbano Eso fue ayer

Hoy nos investigamos boca a boca

muy a fondo en el asiento de atrás de un dos caballos Suena el móvil; "Sí, cariño, ya voy.

tailer cambiando el aceite" La vida es tan prosaica... Casado, reparüdor y con maruja internada Sí. En eI

para reducción de estómago Mañana volveré a subir a la lÍnea 69

del autobús urbano

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POESíA

Eliseo Nicolas Alonso (Lise) zorzales Diciembre. Nieve. Paisaje en carnaval. Cielo panza de burra, campo lomo de armiño, casas celda de abeja, humo nariz de vaca, regueros serpente-antes (también ahora),

árboles cuernavenado, crestadegallo. Zorzales sin papeles comen en Ia economía sumergida del acebo. Se confunden con los de acá, y estos con los de allá. Todos plumas mojadas, patas nerviosas, ojos de lupa, mientras buscan y rebuscan Io que Ia apariencia oculta, los restos de la abundancia.

Vozbrisa entre las hojas verdesperanza.

convento En el convento las monjas susur¡aban al oído del Divino coülleos üascendentes. Así,

sor Prendida se admiraba de que sor Tilegio fuese capaz de que sor Presa regalase a

sor Olla un precioso óleo de cacharros de cocina, cual bodegón del más acá. Por su puesto, por supuesto, la maüe superiora, sor Tija, pidió agua a sor Bete, y ésta üjo, con sorpresa, que sor Teo había dado números pÍra ponerse a la cola.

grac¡as Gracias camino, que aquí eres caleya;

gracias a¡boles, que aquí sois carbayos, rebollos, albares, ...todos robles; y salgueras, castañales, pereos y pumares, ...árboles. Gracias, pájaros, que aquí también tenéis nombre. Sois malvises, glayos y cerricas, y cuqúellos y ferreiros,

y raitanas y miruellos, ...páxaros. Gracias a mi ser, a mis oidos y ojos, a un pie y al otro pie, al Yaco que me acompaña, al agua de la caleya, al sol y a las telarañas, a las

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pieüas y a las hierbas,

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...a

ti, bosque, que aquí eres viesca.


POESíA

Teresa Fernandez Barbon tiempo lento Tiempo lento, horas lentas; AquÍ, el reloj, parece haberse dormido Mientras espero la noche; El momento de verte.

Cielo gris en la ventana,

Lluvia incesante que se esüella Blandamente conEa el suelo. En mi cabeza, los pensamientos Se

van amontonando

A una velocidad de vértigo:

Dudas, miedos... ¿Hasta dónde llegaremos? ¡A veces te veo tan lejos!

Tiempo lento, horas lentas y torturadoras Las venas duermen, el cerebro, vela.

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POESíA

tiempo de cosecha Agosto es un buen mes Para morirse.

Mucha gente lo dice ¿.Será

verdad?

Aurque la üda sigue su marcha habitual Se siente algo que

frena

Lentamente el ritmo de la sangre. El cielo está despejado, Se

recoge la cosecha

Y las plazas y las romerías Se

llenan de relajados

Veraneantes Que perfumarl con su algarabía

El ambiente. Sin embargo Por dentro una penumbra

Insidiosa va ganándole terreno A la energía que se estanca. La pasión se convierte en tortura,

El despertar se vuelve amargo Y las calles, de repente, Son completas desconocidas

Que se tornan hostiles.

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POESIA

Carlos Granda Busfo ferrocarriles españoles de vía estrecha Ayer acompañé a EstefanÍa a Ia estación. La estación de Grao queda un poco alejada, en Ia veiga,

junto al río. Pensaréis que soy un puto románüco: me gusta ver pasar los trenes me gusta saminar con EstefanÍa hasta la estación

apurar su compañía hasta la ultima caricia antes de que el trabajo nos secuestre Ia tarde. me gusta sentarme con ella en ese banco

frente a Ias vÍas imaginar las üdas de los que suben a ese mismo tren charlar, tonterías... Ayer fui a la estación con Estefanía, pero no pude entrar. Han puesto una valla. Para pasar a los andenes hace falta una tarjeta,

o saltar

una mocina te explica amablemente cómo. Estará unos días, supongo. La valla se quedará siempre.

Nosotras tuvimos que quedarnos fuera, de espaldas a Ia estación, sentadas en el bordillo de la acera.

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POESíA

Pero hoy volvimos aunque ya no intentamos entrar,

nos quedamos sentadas de espaldas a la valla. Entonces una mujer embarazada se acercó empujando una silla con urr neno de unos 4 años ojos inmensos El crÍo se levantó de la silla y se arimó a las rejas. -¿

Por aqú pasa el tren?

Sí,

-

pero por ahí igual no puedes entrar, pusieron esa valla...

Vengo con este, a ver el tren, hay que tener ganas.... Ven cariño,

vamos por la puerta...por ahí no se puede... Ye que ahora creo que necesitas una tarjeta pa entrar...

Pensareis que soy un romántico: a

un niño puede hacerle ilusión ver pasar el tren, sin más.

EstefanÍa y yo nos

despedimos

ella se fue a currar y

y

escribÍ

yo

hasta mañana

me agarré un instante a los barrotes

sin papel:

el niño que vive en la barriga de esa mujer mrnca vendrá a ver pasar el tren.

Habrá que enseñarle cómo se salta una valla.

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POESíA

Diego LLorente canciones de la habitaciÓn

1uo,.o inédito)

he aparcado

todo el dolor y ahora me paso las noches

leyendo libros que hablan de

ti

(L. Cohen)

o pesa

todo. se atascan

las palabras el pensamiento.

hoy Ia luz es otra pero mi cuerpo sigue frio.

(cansancio)

o estiro mapas.

camino con los ojos

abiertos

los cierro

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POESíA

en el silencio.

miro las manos el pastor.

aspiro la bruma el verde.

recuerdo.

miro veo el vuelo

los pájaros. observo. caigo. caen Ias hojas en mi. se

bora

el mundo. me borro. nada.

o el viento ara Ias nubes.

tengo frÍo. abro la ventana. la luz es blanca

y es azul. los árboles también tienen frÍo.

(mañana)

I-IOJASDELFORO


renĂŠ 1ĂŠpez estrada

"remY"



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