INFODEMIA O LAS TRAMPAS DE LA VIRTUALIDAD por: JESÚS ABRAHAM SUAREZ NORIEGA
Ilustración Rodrigo Rojas. Artista visual y docente UG
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urante los meses de confinamiento, tanto los medios de comunicación como los discursos oficiales acuñaron una palabra para explicar el ambiente de saturación y desinformación, consecuencia de la circulación de noticias falsas por internet. Un fantasma recorre nuestras pantallas: es la infodemia. El término repetido por la prensa también ha sido analizado por académicos en diversos encuentros. Este problema merece nuestra reflexión, en la medida en que se configura un nuevo paradigma sobre la cultura global y los derechos digitales. El presente artículo es un pretexto para explorar las posibilidades e incertidumbres que enfrentamos los ciudadanos en la era de la información, ante la dificultad de distinguir entre lo verdadero y lo falso. Desde la antigüedad, los filósofos se han ocupado de analizar el problema del sentido de la realidad, distinguiendo entre lo verdadero y lo aparente. Al revisar la historia del pensamiento occidental encontramos diversos argumentos y teorías en torno a la esencia de la verdad. Un ejemplo destacado lo encontramos en Platón, cuando en La República desarrolla el mito de la caverna. Dicha alegoría ha sido interpretada tradicionalmente como el proceso que debemos recorrer las personas, a lo largo de la vida, para acceder al conocimiento verdadero y superar el estado de confusión. De esta
manera, el filósofo enseñaba a sus seguidores una compleja teoría de las ideas, que separa la realidad en dos mundos, el sensible y el inteligible. Según el relato, desde su nacimiento, un grupo de hombres se encuentra prisionero en el interior de una cueva; encadenados, los hombres solamente pueden observar las sombras proyectadas en la pared. Actualmente, cuando asistimos a una sala de cine, sabemos distinguir sin dificultad entre una película y el mundo exterior. Como espectadores observamos la proyección de imágenes en movimiento, entendemos que se trata de una secuencia de luces y sombras capaz de provocar en nuestra percepción la ilusión cinematográfica. Al ingresar, aceptamos un acuerdo, pero cuando los créditos aparecen en la pantalla, comprendemos que la función ha terminado y es momento de levantarnos de la butaca. Navegar por el ciberespacio es una experiencia semejante a la caverna descrita por Platón. Cuando estamos conectados emergen publicaciones y notificaciones como quimeras. Circulan verdades a medias que nos inducen deseos y fantasías de consumo. La virtualidad es un escenario de apariencias y expectativas, en donde los usuarios creemos ser libres al hacer pública nuestra opinión en la red. Seguimos y replicamos en cadena la información compartida en tiempo real y aquello se experimenta como una nueva Torre de Babel, cuyo ruido impide comprender más allá de lo instantáneo.
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