RENACIMIENTO:
LA MÚSICA COMO INSTRUMENTO DE TRANSFORMACIÓN por: JAIME PANQUEVA
E
s diciembre y, en plena estación seca, entrar a las instalaciones de la Academia Renacimiento causa un inevitable extrañamiento. Tras dejar la vía que conduce desde la autopista a León hacia Santa Ana del Conde, hemos cruzado terrenos dedicados a la industria y la construcción para adentrarnos finalmente en un complejo de edificaciones que parece trasplantado desde alguna universidad de la Ivy League. Reja de hierro forjado, edificios con fachadas de ladrillo, techos a dos aguas y ventanas blancas de madera, varias de ellas bordeadas por la imprescindible hiedra. Al fondo, el formidable auditorio con frontispicio clásico y columnata de orden dórico. El maestro Enrique Rico Ascencio no sólo es el director artístico desde hace tres años, también se formó como clarinetista de concierto y director de orquesta, como organólogo y constructor de instrumentos históricos de viento de madera. Durante la visita nos narra sobre la formación del proyecto hace 12 años como iniciativa de Grupo Trinitate, que agrupa Tejas El Águila, y las cerámicas Renacimiento y Trinitate. La inspiración la obtuvieron del exitoso programa venezolano de orquestas infantiles y juveniles. La Academia busca formar la personalidad de los jóvenes a través de la música. No es una escuela de música, no es un conservatorio, la música es una herramienta de transformación. Las empresas fundadoras se desarrollan en el ámbito la belleza arquitectónica, construcción, cerámica artística y decorativa además de utensilios, por ello se ideó este campus: infraestructura, edificios y personal docente con altos parámetros para el programa, donde los jóvenes tuvieran un acceso digno y gratuito a su formación humana a través de la música. El modelo no tiene costo alguno para ellos, no se
cobra mensualidad ni inscripción. Lo que cuesta, y mucho, es el compromiso. Es la tarifa que no cualquiera puede pagar. Al interrogarlo sobre la forma de trabajar con los alumnos, comenta: El modelo no es escolarizado, pero, para que la práctica orquestal rinda frutos y genere sentido de pertenencia, exigimos cierto tiempo a la semana: mínimo 15 horas. Los chicos vienen por tres horas en la tarde después de la escuela, de cuatro a siete. La no escolarización NO implica bajos parámetros en cuanto a formación, pedagogía o programa educativo y artístico, al contrario; se ha desarrollado un modelo educativo propio que rinde frutos de manera constante. La población estudiantil es de 245 alumnos que ingresan cada año en el mes de agosto y van aumentando su carga de manera gradual. Primer ingreso 2 días a la semana, y estos se incrementan al recibir un instrumento de orquesta. La edad óptima para iniciar es a partir de los seis años, así los alumnos pueden permanecer dentro del programa hasta llegar a la mayoría de edad. La edad límite de ingreso es de 12 años. A lo largo de la gestión del maestro Rico, el programa ha redefinido su estructura educativa y artística para ir más allá de ser solo una orquesta infantil, y para esto la inauguración del Auditorio Renacimiento, con una capacidad de 350 espectadores, el 18 de julio 2018, ha constituido un gran impulso: A partir de la inauguración del Auditorio hemos desarrollado una actividad muy intensa y esa ventaja nos ha hecho crecer gracias a un espacio propio donde podemos gestionar nuestra programación. Además, recibimos actividades de música de cámara de ensembles externos, la renta de la infraestructura para eventos, capacitaciones, conferencias, ponencias de todo tipo. Programamos al menos tres eventos de for-
Fotos: Luci Panqueva
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