MáS ALLá DE LO OBVIO
ÍNDICE DE CONTENIDO
Introducción La Regla de los Tercios
El Centrado
Las Curvas en S
Los Triángulos
Dónde Colocar el Horizonte
Elementos Repetidos
Los Diagonales
Simetría
Múltiples Planos y la Importancia de la Escala
Líneas Convergentes
Gradiente de Texturas
Profundidad de Campo
El Enmarcado Natural
Horizontal o Vertical
Parte de un Todo
Acercámdose al Encuadre
Inclina el Plano
El Punto de Vista
El Punto de Vista
Introducción
El texto narra una experiencia en la que se había preparado meticulosamente un equipo fotografico de alta calidad y se contaba con condiciones perfectas para capturar una imagen historica. Sin embargo, al ver el resultado, se percibio un profundo desilusión al darse cuenta de que la oportunidad se habra perdido. Este sueño, que se revela como una pesadilla, llevo a reflexionar sobre el verdadero valor de una buena fotografía. Aunque el equipo es importante y una camara de alta gama puede mejorar las posibilidades de obtener una buena foto, no garantiza el exito por sí solo. La calidad de la escena también influye, pero el elemento crucial es la composición, que depende del fotógrafo. Este debe decidir qué incluir en la imagen y cómo presentar los elementos para capturar la atención y transmitir el mensaje deseado.
La revolución digital ha facilitado el proceso fotografico, permitiendo ver las fotos instantaneamente y experimentar sin preocuparse por los costos. Con una camara digital, los accesorios se vuelven secundarios, y el verdadero desafio radica en dominar la composición para crear imagenes impactantes. El texto sugiere que, a través de la practica y el conocimiento de las reglas de composicion, se puede mejorar en la fotografia y personalizar el estilo segun el resultado deseado.
La Regla de Tercios
La regla de los tercios es una de las técnicas de composición más populares en fotografía por dos razones principales: mantiene la atención en el punto de interés y es fácil de aplicar. Esta regla divide la escena en una cuadrícula de tres columnas y tres filas, creando cuatro intersecciones que indican las mejores áreas para colocar los puntos de interés en la foto.
Aunque es sencillo visualizar estas zonas, muchas cámaras reflex tienen una cuadrícula de tercios en el visor, y las cámaras compactas a menudo permiten superponer patrones en la pantalla LCD mientras se toma la foto. Si la composición inicial no es perfecta, siempre es posible hacer ajustes con un programa de edición fotográfica.
Por ejemplo, al desplazar un jarrón del centro de la imagen, en lugar de centrarlo, se integra mejor en la composición general, ofreciendo más valor y belleza a la foto. Además de ubicar los elementos principales, la regla de los tercios también es útil para decidir la posición del horizonte en una imagen, aunque eso se abordará más adelante.
El Centrado
Si has leído atentamente lo anterior, te habrás dado cuenta de que centrar el sujeto parece contradecir la regla de los tercios, y en efecto, así es. A veces, se busca una composición más armoniosa, que resulte más tranquila y serena. Esto se logra al centrar el punto de interés en la fotografía, lo cual tiende a producir imágenes simétricas que, por su simplicidad, requieren menos esfuerzo interpretativo por parte del espectador. En estos casos, el elemento central suele tener una proyección vertical en la imagen. Para evitar que la composición resulte demasiado estática, es útil introducir elementos disruptivos, como una alambrada que corte horizontalmente la imagen. Un ejemplo de esto es la foto de la izquierda, donde las sombras diagonales y las líneas del plato rompen la simetría. Incluir estas líneas añade interés y dinamismo a una composición que de otro modo podría resultar monótona. Por lo tanto, si deseas enfocar toda la atención en un solo elemento sin distracciones, centrarlo puede ser una técnica efectiva.
Elementos repetitivos
Repetir elementos puede ser una técnica muy eficaz para transmitir un mensaje. Este principio se basa en la idea de que la unión fortalece el impacto. Una fotografía con un solo objeto concentra toda la atención en ese elemento. Sin embargo, al duplicar ese objeto varias veces, su relevancia individual se reduce en favor del conjunto. Así, en lugar de una imagen de un solo buzón, tenemos una imagen con varios buzones. Aunque esto pueda parecer obvio, tiene un impacto significativo en el espectador. La imagen adquiere un “ritmo”, ya que el ojo tiende a observar la foto en su totalidad, perdiendo algo de la identidad de los objetos individuales o saltando de uno a otro de manera aleatoria. Esto nos ofrece la oportunidad de captar la atención del espectador al introducir un elemento inesperado dentro de un patrón repetitivo. Si lo identifica, su atención se centrará en él, cambiando la percepción general de la foto. Es similar a notar una muletilla repetitiva en un discurso: una vez que la detectas, se vuelve imposible ignorarla.
Las Curvas en S
La curva es un potente recurso compositivo en la fotografía. A diferencia de las líneas rectas, que son raras en la naturaleza, las curvas aportan una sensación de suavidad y fluidez, ya que suelen adaptarse a estructuras más grandes. Por ejemplo, una carretera recta y centrada que se pierde en el horizonte podría ser impactante, pero la dinámica cambia completamente cuando se utiliza una curva.
Una curva añade profundidad en tres dimensiones, con giros hacia la izquierda, la derecha, arriba y abajo. Este tipo de elemento no suele ser disruptivo, sino que sugiere y guía la mirada del espectador a lo largo de la imagen, haciendo que el ojo espere encontrar algo interesante al final de la curva.
No siempre es necesario que la curva revele el final de la historia. En algunos casos, como en la foto de la derecha, puede dejar al espectador intrigado, cuestionando el destino de las huellas y quién las dejó. De esta forma, la imagen establece un diálogo con el observador.
Aunque una curva puede ser un punto focal por sí misma, también puede ser utilizada para dirigir la atención hacia otro objeto, actuando como un aliado poderoso en la composición.
Los Triángulos
Cuando te enfrentas a una estructura triangular, es difícil no percibirla como algo estático. Rápidamente, tu cerebro identifica los puntos focales, que en este caso son los vértices del triángulo.
Si observas detenidamente la foto de la derecha y analizas cómo se desplaza tu mirada, es probable que primero te hayas fijado en la chica en la parte superior y luego en las personas situadas en los extremos. La foto de la página anterior también tiene una composición triangular, y de manera inconsciente, esto crea una "jerarquía de atención" sobre los elementos presentes en la imagen, colocando al padre en una posición dominante y a los niños en un rol secundario.
Aunque puedes invertir los triángulos en la composición, el efecto será algo menos marcado pero aún similar. Por ejemplo, en una foto con dos padres y su hijo en el centro, aunque el vértice principal esté por debajo de los vértices laterales, el hijo seguirá ocupando una posición destacada en la imagen.
Dónde Colocar el Horizonte
Puede que nunca te hayas cuestionado cuál es el mejor lugar para situar el horizonte en tus fotos, pero esta elección puede ser más importante de lo que parece. Cuando el horizonte forma una línea muy definida, divide la imagen en dos secciones, lo que requiere decidir cuál de ellas debe recibir más atención y cuánto espacio debe ocupar en el encuadre.
Generalmente, el horizonte no debería dividir la foto por la mitad, salvo en situaciones específicas y deliberadas. Por ejemplo, si deseas destacar un cielo con formaciones de nubes llamativas o una puesta de sol, es mejor colocar el horizonte en la parte inferior para resaltar el cielo (como en la foto de la página anterior). Por el contrario, si el objetivo es enfatizar el paisaje y dar más protagonismo al entorno, es conveniente subir el horizonte (como en la foto de la izquierda). Algunos sugieren que situar el horizonte en las líneas transversales de la Regla de los Tercios es una buena opción para lograr una composición equilibrada y darle importancia al horizonte. Sin embargo, como mencionamos anteriormente en este libro, conocer las reglas básicas de composición también implica saber cuándo romperlas. Por ejemplo, mantener el horizonte en el centro puede ser efectivo si buscas una composición simétrica, como en un reflejo en el agua. La foto inferior muestra cómo incluir elementos que conecten las áreas separadas por el horizonte puede aumentar el interés visual y mitigar la barrera creada por un horizonte centrado.
Las Diagonales
Las líneas diagonales son efectivas para guiar la mirada del espectador a través de una fotografía. Al intersectarse con otras líneas, crean puntos de interés y aportan profundidad a la imagen al sugerir una perspectiva.
Piensa en cómo puedes usar las diagonales para dirigir la atención hacia el punto de interés principal en tu foto. Diversos estudios sobre la percepción visual indican que las personas suelen observar las imágenes de manera natural moviendo la vista de izquierda a derecha, comenzando desde la parte inferior izquierda y dirigiéndose hacia la parte superior derecha. Por lo tanto, una diagonal que siga este patrón puede ser muy útil y natural en tus composiciones.
No es necesario que dividas la fotografía en dos con una diagonal. Puedes buscar formas y patrones en tu entorno que sigan este trayecto de manera orgánica. Alternativamente, puedes optar por una línea diagonal que se extienda desde el centro de la imagen hacia una de las esquinas, en lugar de una que cruce de una esquina a otra.
Simetría
La simetría es un recurso evocador en la fotografía. La percibimos como algo bien hecho debido a que muchos seres vivos, incluidos los humanos, poseen simetría bilateral; es decir, al dividirnos en dos, obtenemos dos mitades especulares. La simetría atrae la atención y ha sido ampliamente utilizada en arquitectura, así como en pintura y escultura. En fotografía, la simetría es un excelente recurso para crear imágenes que transmitan equilibrio, calma y paz. Por ejemplo, la foto de la página anterior muestra un paisaje sereno y estable, donde las montañas se reflejan en un lago tranquilo, sugiriendo que no puede suceder nada negativo en un lugar tan apacible. Puedes buscar este efecto de perfección en tus fotos al enmarcar estructuras simétricas. Sin embargo, no toda simetría es positiva; algunas pueden resultar inquietantes y desconcertantes para el espectador. Esto suele ocurrir con simetrías basadas en patrones que desdibujan la perspectiva natural o que, fuera de su contexto, dificultan la interpretación del objeto fotografiado. Si tu objetivo es confundir y desorientar a quien vea tus fotos, puedes explorar esta dimensión más intrigante de la simetría.
Múltiples Planos y la Escala
Uno de los desafíos de la fotografía es capturar una realidad tridimensional en un medio plano. ¿Cómo podemos mantener la sensación de profundidad y dar la impresión de que la imagen se extiende más allá del papel o la pantalla? Una forma efectiva de lograr esto es trabajando con diferentes planos en la composición.
Al incluir elementos en la misma foto pero a diferentes tamaños, nuestro cerebro interpreta que los objetos más pequeños están más alejados. Por ejemplo, en la foto de la página anterior, vemos una barquita en primer plano y un barco mucho más grande en el segundo plano, pero este aparece diminuto, sugiriendo que está muy lejos. Esta inclusión de un segundo elemento crea una gran sensación de profundidad.
En la foto que mostramos a continuación, las rocas a la derecha, junto a un pequeño arbusto, sirven como referencia para los distintos planos. Las montañas y árboles en los planos más lejanos parecen mucho más pequeños en comparación, lo que hace que el cerebro interprete que están más alejados del fotógrafo. Por lo tanto, la clave es buscar referencias que aparezcan en los distintos planos. Si no hay elementos naturales, también se pueden utilizar objetos reconocibles como coches o personas para ayudar a crear esta sensación de profundidad.
Líneas Convergentes
Al igual que con el uso de múltiples planos, las líneas convergentes son efectivas para añadir profundidad a una fotografía. Tenemos una comprensión clara de cómo se ven las líneas paralelas y cómo cambian con la distancia. Además, el hecho de que las líneas converjan de manera gradual ayuda a crear una representación precisa de las distancias en la imagen.
Las líneas convergentes también tienen otra ventaja: actúan como guías para nuestros ojos. En la foto, todas las líneas se dirigen hacia el punto de interés, como la salida del túnel. Por lo tanto, puedes utilizar estas líneas para cumplir ambos propósitos: añadir profundidad y dirigir la atención hacia el elemento central de la composición.
Gradientes de Texturas
Cuando no contamos con varios planos para trabajar en nuestra imagen y no hay líneas convergentes presentes, todavía podemos emplear otros métodos para lograr una gran sensación de profundidad en la escena.
Observa la foto: muestra una plataforma inusual con apariencia de barco hundiéndose en medio de la nada, y esa es precisamente la impresión que transmite: estar en un entorno desolado. Especialmente en el fondo, parece que el horizonte está a una distancia enorme. ¿Cuál es nuestra referencia espacial en este caso?
La referencia es la textura del océano. El patrón de pequeñas olas se repite a lo largo de toda la superficie del agua, pero notamos dos cosas: 1) la textura se vuelve más pequeña a medida que se aleja, y 2) se pierde más detalle conforme avanzamos hacia el horizonte. Nuestro cerebro interpreta este fenómeno como una enorme distancia desde el primer plano hasta el horizonte. Con esta técnica, ya has conseguido una foto que transmite una profunda sensación de profundidad.
Profundidad de Campo
La profundidad de campo tiene una función doble en la composición de una imagen. Puedes optar por ampliarla o reducirla según lo que desees lograr. Por ejemplo, en la foto de la página 20, se mostraba un paisaje con una profundidad de campo que abarcaba desde el primer plano hasta el horizonte. Esto ofrece una representación muy realista y familiar del paisaje, donde cada pequeño detalle es importante.
En contraste, al reducir la profundidad de campo, puedes desviar la atención de ciertas áreas de la foto al desenfocarlas. Observa la foto de la página anterior y esta, donde se ha reducido notablemente la profundidad de campo. Aunque el fondo está muy borroso, la sensación de profundidad no se pierde; más bien, sugiere que la escena se extiende mucho más allá del plano principal.
Reducir la profundidad de campo puede ser útil para sacar un objeto de su contexto y dejar que la imaginación del observador complete lo que no se ve. Además, enfoca completamente la atención en el elemento nítido, haciendo que destaque de manera efectiva. Es un método simple pero poderoso para dirigir el enfoque y el interés en tu fotografía.
El Enmarcado Natural
El enmarcado es una técnica de composición fotográfica que consiste en destacar el punto de interés usando elementos naturales presentes en la escena. Estos elementos pueden ser obvios, como puertas, ventanas o puentes que bloquean parte de la imagen, o más sutiles, como señales de tráfico o ramas de árboles, que simplemente guían la mirada del espectador. Enmarcar el centro de interés ayuda a enfocar la atención en el elemento deseado. Por ejemplo, en la foto anterior, el árbol dirige la vista hacia sí mismo con sus sombras marcadas, y luego, una de sus ramas a media altura redirige la mirada hacia el islote en el fondo, que podría haber pasado desapercibido inicialmente.
Otro buen ejemplo de enmarcado es la foto de la derecha. Aquí, la torre de la iglesia destaca por sí sola, pero al observar más detenidamente, se nota que está elegantemente enmarcada por los árboles a ambos lados, lo cual parece completamente natural. Además, el árbol a la derecha y la farola dirigen la atención hacia el sol, donde también aparece una persona. De manera sutil y efectiva, los elementos de la foto presentan los centros de interés sin intrusiones. Finalmente, las líneas diagonales, como la estela de un avión en el cielo, las sombras de la farola y la persona, actúan como líneas convergentes que guían la mirada del espectador hacia el punto focal que el fotógrafo deseaba destacar.
Horizontal o Vertical
La mayoría de las cámaras están diseñadas para capturar imágenes en formato rectangular, por lo que una de las primeras decisiones que debes tomar antes de tomar la foto es si prefieres un encuadre horizontal o vertical.
Esta decisión es importante porque cambiar el formato después de haber tomado la foto, usando software de edición, puede resultar en una pérdida significativa de calidad.
El formato horizontal es el más común y tiende a ser más versátil, reflejando una visión más natural para las personas. Es especialmente adecuado para paisajes, ya que permite capturar una mayor amplitud de la escena.
Por otro lado, el formato vertical, siendo más estrecho, es ideal para retratos y para objetos con una proyección vertical, como personas, edificios o árboles.
Para decidir cómo sostener la cámara, observa las líneas que forman los centros de interés en tu imagen. Por ejemplo, en un paisaje sin un punto focal claro, el formato horizontal suele ser más apropiado, ya que permite que todos los elementos del paisaje sean capturados de manera más completa.
En contraste, en un retrato, el formato vertical es generalmente preferible. En la foto a la derecha, por ejemplo, el formato vertical resalta tanto el retrato de la persona como la línea vertical del edificio azul en el fondo.
En resumen, el formato en el que tomas la foto dependerá de si hay elementos a los lados que puedan justificar un cambio en el encuadre.
Acercándose al Encuadre
Acercarse al encuadre: ¿Cómo y por qué? En términos de composición, hay un principio clave que debemos tener presente: “Rellenar el encuadre”. Esto significa que cada elemento en la foto debe tener un propósito y ninguno debería ser innecesario. Si un elemento no contribuye al punto focal de la imagen, puede desviar la atención y disminuir el impacto general de la foto.
Por lo tanto, acercarse al objeto puede ser más beneficioso en muchos casos. A menudo, es preferible perder algo de contexto para enfocar mejor el objeto de interés, en lugar de tomar la foto desde una distancia mayor y captar elementos que puedan resultar distractores. Recuerda que en fotografía también aplica el dicho “Quien mucho abarca, poco aprieta”. A veces, simplemente usar el zoom es suficiente, pero si tienes una lente fija, no dudes en moverte y acercarte. Ajusta la distancia para obtener el encuadre que mejor se adapte a tu composición.
Parte de un Todo
Siguiendo la filosofía de acercarse al encuadre y eliminar distracciones, encontramos otra propuesta compositiva valiosa: buscar el detalle. La realidad está llena de elementos fascinantes que pasan desapercibidos porque están inmersos en un contexto más amplio. Al enfocarnos en estos detalles aislados, revelamos aspectos que de otro modo quedarían ocultos. Captar estos pormenores, que normalmente no llamarían nuestra atención, ofrece una nueva perspectiva y puede transformar lo ordinario en algo extraordinario.
Además de destacar lo que habitualmente no vemos, las fotos centradas en los detalles tienen la capacidad de contar historias. Una imagen enfocada en un detalle específico, como las manos en la foto de la derecha, invita a la reflexión y plantea preguntas sobre su significado. ¿Cuántos años tienen esas manos? ¿Por qué están manchadas? ¿Qué hay en esas bolsas? Aunque ninguna foto cuenta la historia completa, este tipo de encuadres nos permite explorar narrativas misteriosas y evocadoras a través de la sugestión y la curiosidad.
A lo largo del tiempo, hemos enfatizado la importancia de mantener la rectitud en nuestras fotografías, asegurándonos de que los horizontes y las líneas verticales permanezcan correctamente alineados. ¿Por qué esta insistencia en la precisión? Principalmente, porque ver estructuras o personas inclinadas genera una sensación de desequilibrio que puede resultar inquietante. Este desajuste visual provoca una sensación de que algo va a caer o desmoronarse, llevando al espectador a inclinar ligeramente la cabeza para intentar corregir la inclinación percibida. Esta técnica, aunque simple, tiene el poder de provocar una reacción en el observador, creando una tensión que puede ser muy efectiva en la composición.
Además, la utilización de la inclinación o desalineación en una foto puede ser una forma poderosa de romper la estabilidad de la escena. Una imagen inclinada no transmite calma ni serenidad, lo que puede ser ventajoso si buscamos generar dinamismo y sugerir que algo está ocurriendo o a punto de suceder. Al introducir este tipo de elementos antinaturales en el encuadre, conseguimos inyectar una mayor energía y movimiento a la composición. En resumen, la inclinación puede aportar una tensión esencial que realza la fuerza visual y narrativa de una fotografía, convirtiéndose en un recurso clave para captar la atención del espectador.
Los Espacios Vacíos
En contraste con el principio de “Rellenar el encuadre”, existe la técnica opuesta conocida como “El espacio vacío”. Aunque pueda parecer contradictorio, esta estrategia también implica llenar el encuadre, pero lo hace con “vacío”, lo cual puede ser exactamente lo que tu composición necesita.
Hay algunas consideraciones útiles al respecto. Por ejemplo, si una persona está en movimiento, como en la foto de esta página, es beneficioso dejar espacio en la dirección en la que se mueve. Colocarla en la parte superior izquierda y dejar el espacio libre hacia la derecha y hacia abajo permite que el movimiento se desarrolle de manera natural. Lo mismo aplica para fotos de personas que caminan o miran hacia algún punto; el vacío en la dirección de su movimiento o vista facilita la comprensión de la imagen. Sin embargo, como siempre en la fotografía, hay excepciones que enriquecen el arte. Por ejemplo, la foto de la página anterior no sigue estas pautas, pero logra transmitir dos aspectos clave: la distancia recorrida por el atleta y su proximidad a la meta. Así que, como puedes ver, el espacio vacío puede revelar más de lo que aparenta. ¿No te parece interesante?
Punto de vista
El ángulo desde el que se toma una foto puede tener un gran impacto en su expresión. Dependiendo del ángulo elegido, una imagen puede reflejar la forma en que normalmente percibimos el mundo o bien ofrecer una perspectiva más creativa. En la fotografía de retratos, el enfoque más común es capturar la imagen a la altura de los ojos, lo que resulta en una representación más natural.
Sin embargo, explorar ángulos menos convencionales puede ser bastante interesante. Por ejemplo, tomar fotos desde arriba, o picados, tiende a hacer que el sujeto parezca más pequeño, débil o inferior desde un punto de vista psicológico. En contraste, un contrapicado, donde la foto se toma desde abajo, puede transmitir una impresión de mayor poder o fortaleza. Cuando se exagera, estos ángulos pueden producir efectos visuales notables e incluso cómicos, como se ve en la foto que mencionamos anteriormente.