Revista Criterio Nº 2422 - Enero-Febrero 2016

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Criterio

DIRECTOR José María Poirier VICEDIRECTORES Gustavo Irrazábal y Diego Botana

FUNDADA EN 1928 - AÑO LXXXVII - Nº 2422 ENERO / FEBRERO 2016

SECRETARIA DE REDACCIÓN Romina Ryan CONSEJO DE REDACCIÓN Enrique Aguilar, Pedro Antonini, María Bestani, Carlos Chevallier Boutell,Vicente Espeche Gil, Jorge E. Fernández, Alejandro Frere, Elena Kiyamu, Eduardo López Rivarola, Luis D. Mendiola, Ricardo Murtagh, Juan G. Navarro Floria, Ernesto A. O’Connor, Pedro von Eyken, Norberto Padilla, Arturo Prins, Ángela Sannuti y Claudia Touris. CONSULTORES Maria Clara Bingemer (Río de Janeiro), Antonio M. Battro, Natalio Botana, Rafael Braun, Pablo Capanna, Bruno Forte (Chieti-Vasto), Carlos M. Galli, Olegario G. de Cardedal (Salamanca), Víctor M. Fernández, Austen Ivereigh (Londres), Roberto Di Stefano, Santiago Kovadloff, Juan J. Llach, Marcelo Montserrat, Laura Moreno (Madrid) y Rafael Velasco. DISEÑO, DIAGRAMACIÓN Y PRODUCCIÓN GRÁFICA: Juan Cordero Impresión: Latin Gráfica S.R.L. Suscripciones para la Argentina: Precio de tapa $ 85 Anual $ 940 Semestral $ 470 Débito mensual por tarjeta: $ 80 Suscripciones anuales para exterior: Países limítrofes U$S 180 Resto de América y del mundo U$S 260 Cheques y Giros extendidos a la orden de Fundación Criterio. Está prohibida la reproducción total o parcial de la presente edición de CRITERIO amparada por la ley 11.723. Registro de Propiedad Intelectual Nº 672.062. ISSN 0011-1473. Impreso en la Argentina. Es una publicación de Fundación Criterio. Tucumán 1438 - PB (C1050AAD) Buenos Aires Telefax: 4371-6889 / Tel.: 4371-6759 comunicacion@revistacriterio.com.ar www.revistacriterio.com.ar Horario de oficina: lunes a viernes de 10 a 16 hs.

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EDITORIAL. Bicentenario: lo que enseñan 200 años

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POLÍTICA. El barrilete cósmico.

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INTERNACIONAL. Viaje alrededor del terrorismo fundamentalista.

DEBATES. Los políticos y la historia. María Pollitzer

Roberto Estévez

Marco Gallo

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ECONOMÍA DEL CONOCIMIENTO. Brasil: un caso notable y complejo. Arturo Prins

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OPINIÓN. Cambios en la Justicia.

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DEBATES. El cosmos bien temperado.

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FILOSOFIA. Paul Ricoeur, en busca del ser.

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ENTREVISTA. Bernardino Piñera. Un optimista con sentido común. José María Poirier

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CULTURA. Las posiciones religiosas de Borges.

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CULTURA.Comunicación e imaginario cultural postkircherista.

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CINE. Empezando el año. Daniel Sendrós

Jorge Horacio Gentile

Pablo Capanna

Geison Loschi (Montevideo)

IGLESIA. Una pastoral de la misericordia urgida por la belleza Gerardo Daniel Ramos

Pablo De Vita

LIBROS POEMA. CORREO. INDICE.

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EDITORIAL

Bicentenario: lo que enseñan 200 años Mucho más que el resto de los aniversarios, los centenarios se prestan a las celebraciones. En los peores casos, derivan en evocaciones triunfalistas que suponen groseras manipulaciones del pasado. En los mejores, permiten una reflexión crítica que sólo puede tomar como base una lectura desmitologizada de la historia. El bicentenario de la declaración de la independencia de las “Provincias Unidas en Sudamérica”, que se celebrará este año con innumerables iniciativas, ofrece una nueva ocasión para acercarnos al pasado, no con la intención de “aprender de la historia”, sino más bien con la de interrogarnos críticamente con vistas a la construcción de nuestro futuro como país. Para ello creemos importante recordar a grandes rasgos no sólo lo ocurrido en 1816, sino también la situación de nuestro país en el momento de las celebraciones del primer centenario de la independencia.

La revolución acorralada Las circunstancias en que el Congreso de Tucumán declaró la independencia fueron de las más difíciles desde 1810. Al convocar el congreso que será conocido póstumamente como Asamblea del año XIII, tras dos años de guerra y disidencias facciosas, el ENERO / FEBRERO 2016

movimiento revolucionario declaró insubsistentes los derechos del Fernando VII a causa de su “eterno cautiverio” en manos de Napoleón. Pero en 1814 Fernando fue repuesto en su trono por las potencias restauradoras que acababan de derrotar al Corso, en medio de un clima político e ideológico enemigo de cualquier experimento revolucionario y, ante todo, de cualquier veleidad republicana. Tras la celebración del Congreso de Viena, en Europa los antiguos monarcas recuperaban sus coronas y hacían lo posible por retrotraer el estado de cosas al antiguo sistema monárquico de origen divino. En ese contexto, hasta Inglaterra, que si no se había sumado a la Santa Alianza tampoco se había declarado su enemiga, decidió el embargo de armas a los insurgentes hispanoamericanos. En América los avances reconquistadores de la causa realista se abren paso y triunfan de Venezuela a Chile, con lo que la revolución rioplatense, único foco de resistencia superviviente, se encuentra acorralada. Sobre ella pesa siempre la amenaza portuguesa –la familia reinante se ha instalado en Río de Janeiro en 1808–, y una inminente expedición española que ataque directamente a Buenos Aires se considera en 1815 prácticamente un hecho. Por eso Rivadavia y Belgrano, comisionados en Europa, hacen lo que pueden a

lo largo de ese año aciago por obtener una reconciliación con Madrid, en principio tratando –infructuosamente– de conseguir el apoyo de Carlos IV. Rivadavia llega a pedirle a Fernando VII que, como “padre de sus pueblos”, les dé “a entender los términos que han de reglar su gobierno y administración”. Pero los funcionarios regios reclaman como condición para cualquier acuerdo un “sincero arrepentimiento”; hacen notar a Rivadavia la debilidad de su situación y que no es propio de vasallos entablar negociaciones con sus soberanos, y lo invitan a abandonar el reino. Tras cruzar las fronteras, el emisario porteño descubre que no es más súbdito de Fernando, porque en Tucumán el congreso ha declarado la independencia. Fronteras adentro la situación no es menos adversa. En 1815 la disidencia federal que lidera José Gervasio de Artigas se ha expandido desde la Banda Oriental hacia Entre Ríos, Corrientes, Santa Fe, Córdoba y La Rioja. Incluso en Salta ha surgido un fugaz polo de resistencia a Buenos Aires capitaneado por Martín de Güemes. Mientras a la guerra revolucionaria se suman los enfrentamientos con las provincias que han adherido a la liga federal artiguista, que en 1820 pondrá fin al poder central con la caída del Directorio, en el seno mismo de Buenos Aires las luchas 5


EDITORIAL

facciosas –con sus cambios de bando y sus intrigas interminables– provocan sucesivos derrumbes políticos. Todos estos hechos conducen a una suerte de callejón sin salida. El congreso de Tucumán, que sucede a la Asamblea, declara la independencia de las “Provincias Unidas en Sudamérica” –que no se sabe exactamente cuáles son– en medio de una situación de incertidumbre y un clima de zozobra. Pero si hay unanimidad en cuanto a la necesidad de declarar la independencia, visto que la coyuntura no permite en ese plano medias tintas, no la hay en cuanto a la forma de gobierno. Las salidas republicanas tienen muy mala prensa y es preferible adoptar alguna monárquica, capaz de despertar simpatías en las cortes europeas. Mientras Belgrano –que ha vuelto de su misión diplomática en Europa convencido de las virtudes de esa forma de gobierno– propone coronar a un descendiente de los Incas y consigue el apoyo de Güemes, los emisarios que trabajan en Europa exploran las posibilidades de encontrar algún candidato dispuesto a tomar asiento en un hipotético trono sudamericano, desde algún pariente pobre de la casa real inglesa hasta el príncipe de Lucca, que tiene la ventaja de pertenecer a la familia Borbón, que reina de nuevo en España, en Francia y en algunos estados italianos. La coyuntura de 1816 está marcada por las vacilaciones, las incertidumbres, las indefiniciones y los temores. Problemas como el del federalismo, que el auge del movimiento artiguista pone drásticamente sobre el tapete, han de acompañar la trágica historia del país naciente a lo largo de buena parte del siglo XIX.

El país celebra el primer centenario En 1916 las enigmáticas “Provincias Unidas en la América del Sur” se han transformado en un próspero país conocido con el nombre de Re6

pública Argentina y con el justiciero sobrenombre de “granero del mundo”. Las incertidumbres y el pánico de 1815 y 1816 han pasado al olvido y los escolares pueden abocarse a dibujar, con plumín y tinta china, la Casita de Tucumán y el heroico cruce de los Andes. Ciertos indicios sugerían que la historia había terminado bien: tras decenios de luchas civiles, la Argentina había logrado la unidad política durante las “presidencias históricas” de Mitre, Sarmiento y Avellaneda. A partir de 1880 las fronteras se habían consolidado y la economía argentina había encontrado su lugar en el mundo, básicamente a través de las exportaciones de alimentos. El crecimiento económico sobre la base del sector externo había dado lugar a la conformación de un mercado interno expansivo que satisfacían pujantes empresas nacionales y extranjeras. El territorio se había cubierto de líneas férreas y se habían construido puertos, trazado caminos y edificado puentes. Atraídos por la prosperidad, centenares de miles de inmigrantes, sobre todo europeos, habían elegido el país para establecerse y echar raíces. Recientemente, además, un sector reformista de la élite gobernante, crítico del sistema político excluyente urdido por el Partido Autonomista Nacional, había logrado la sanción de una ley electoral que imponía el voto masculino universal, secreto y obligatorio. Con todo, si la coyuntura promisoria de 1916 recuerda muy poco la de un siglo antes, no por ello deja de presentar importantes desafíos. Mientras las adversidades económicas graves parecían haber quedado atrás luego de la superación de la crisis financiera de 1890, se percibían inquietantes problemas de índole política y social. El clima cosmopolita del siglo XIX había ido dejando paso –en todo el mundo– a nociones de la nacionalidad más estrechas, vinculadas a una definición cultural de la pertenencia que enfatizaba la necesidad de la homogeneidad. La “iden-

tidad nacional” ha de construirse sobre la base de la uniformidad de la lengua, de las costumbres y de las tradiciones. Europa, sumida entonces en la Primera Guerra Mundial, muestra del modo más descarnado los extremos a que puede conducir ese tipo de nacionalismo. En el caso de la Argentina, donde la proporción de extranjeros en 1914 alcanza casi al 30% de la población total –en los Estados Unidos nunca llegó a la mitad de esa cifra–, el desafío de transformar a los habitantes en ciudadanos “verdaderamente argentinos” constituye una tarea ciclópea. Para lograrlo se ponen en funcionamiento diferentes mecanismos: la escuela, con su enseñanza de la historia atenta a las efemérides de las glorias nacionales y con su liturgia patriótica obsesiva; el servicio militar obligatorio, que entre otras cosas se propone transmitir valores patrióticos a los hijos de inmigrantes y a otros ciudadanos a los que se considera necesitados de ellos, como los indígenas; la Iglesia, cuya acción se evalúa crecientemente importante, en la medida en que se advierte que la enorme mayoría de los inmigrantes proviene de países católicos y que su prédica podría contener las tendencias “disolventes” de los “maximalistas”. En el plano político, Hipólito Yrigoyen, tras organizar varias intentonas revolucionarias, acaba de acceder a la Presidencia de la República gracias a la aplicación de la nueva ley electoral. Con ello, la clase política que condujo los destinos del país desde 1880 ha perdido las riendas de la situación, con lo que la coincidencia entre poder económico y poder político tiende a desdibujarse. A ese factor de potencial inestabilidad se suman otros: el crecimiento del Partido Socialista, fundado por Juan B. Justo en 1896; pero sobre todo la acción de otro actor cuyo accionar se juzga desde el poder más peligroso: el anarquismo, de fuerte penetración en un mundo obrero cada vez más vasto. REVISTA CRITERIO N° 2422


En síntesis, si el país que en 1916 celebra el centenario de su independencia política podía hacer gala de una prosperidad económica que parecía más sólida de lo que era en realidad, enfrentaba a la vez una serie de problemas. Algunos de ellos habrán de encararse, a lo largo del lacerante siglo XX, con diferentes fórmulas –a menudo trágicas– y con éxito dispar.

La Argentina del Bicentenario Dijimos al comienzo que las celebraciones de los centenarios son propicias a los balances. Si los argentinos de hoy recordamos lo ocurrido en 1816 dejando de lado los relatos mitológicos, podemos jactarnos, al igual que hace un siglo, de haber llevado a buen término la decisión de aquellos hombres que, en medio de una situación desesperada, optaron por crear un país independiente. Pero el ejercicio retrospectivo es más fructuoso si ponemos como punto de comparación la situación del país en

1916, porque si en este caso el balance es menos favorable, es sin embargo más instructivo. Hace un siglo no teníamos ya una reunión de provincias sudamericanas que saltaban al vacío de la independencia movidas más por el terror que por el heroísmo, sino un país que había sorteado con éxito muchos de los escollos opuestos al proyecto de nación que cristalizara en 1853, y que aun en el contexto crítico de la Primera Guerra Mundial exhibía orgulloso al mundo su prosperidad económica y un gran optimismo en cuanto a sus posibilidades futuras. Un país que se planteaba el desafío de transformar a sus habitantes en ciudadanos y que aspiraba a encontrar mecanismos que le permitieran administrar exitosamente los ineludibles conflictos que conllevan la economía capitalista, el ejercicio de la política moderna, el nunca bien resuelto problema del federalismo –que se arrastraba desde la revolución y aún no hemos solucionado–, la instauración de un sistema político y otros que sería largo enumerar.

En este 2016 la democracia está consolidada. Aprendimos que se trata del mejor sistema de gobierno. Pero también coincidimos en que puede mejorarse. Las peripecias de las últimas décadas invitan a ser prudentes, aprovechando los logros y sobreponiéndonos a los problemas. Estamos en un momento crucial de nuestra historia. Es tiempo de trabajar para construir una nueva etapa política. A diferencia de 1916, ya no sirve el excesivo triunfalismo, ya no conquista la idea de que el país tiene el porvenir asegurado, o que “está condenado al éxito”, según la frase que se escuchó muchas veces. No existen destinos inexorables. Son siempre impredecibles y cambiantes. Y hay construirlos. Por lo tanto, los acontecimientos requieren de adaptaciones y acciones creativas. En perspectiva de futuro, es fundamental la construcción de consensos y el fortalecimiento de las instituciones que permitan una acción colectiva eficaz y equitativa en un contexto cada vez más global e interdependiente.

Luisa Valmaggia Atando cabos Lunes a Viernes de 16 a 17.30 Radio Cooperativa AM 770

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DEBATES

Licenciada en Historia y doctora en Ciencias Políticas (UCA)

María Pollitzer

Los políticos y la historia ¿En qué beneficia a los políticos el estudio de la historia? ¿Qué les aporta la inclusión de la mirada histórica en el análisis de la realidad política sobre la que habitualmente operan?

Es sabido que la historia ayuda a comprender los lazos que nos unen como comunidad, el sentido de nuestras costumbres y los cambios que atravesaron las instituciones que nos rigen. Además, la historia nos recuerda los esfuerzos realizados por generaciones pasadas en la construcción de nuestra nación… Todo esto lo sabemos y lo hemos escuchado infinidad de veces desde nuestro paso por la escuela primaria. Ahora bien, entre sus múltiples aportes, me gustaría recordar en esta ocasión tan sólo cinco que creo tienen particular relevancia para nuestro contexto actual. En primer lugar, la historia puede ser entendida como el oficio de la comprensión. ¿En qué sentido? Si se lleva adelante sin ira pero con estudio (como diría Tácito) resulta una vía privilegiada para registrar la diversidad del acontecer humano, las variadas respuestas que los distintos hombres y mujeres fueron ensayando ante los desafíos que se 8

les presentaron. Podríamos decir, de alguna manera, que la historia nos descentra, nos obliga a salirnos de nosotros mismos, de nuestras circunstancias estrechas e inmediatas y nos abre al reconocimiento del otro, de los otros. Relativiza nuestros hábitos y costumbres tanto como nuestros éxitos y fracasos. Modera nuestro orgullo y nos dispone favorablemente hacia una actitud de tolerancia, una virtud indispensable para la vida en común en las sociedades modernas. En segundo lugar, diría que, frente al hambre impaciente de eternidad (que no es privativo del político, pero que muchas veces lo acompaña), la historia nos coloca ante lo efímero del tiempo. Pero así como nos recuerda sin vueltas la fugacidad y pequeñez de la existencia individual, no deja de dar muestras de la potencialidad inscripta en el obrar libre del hombre. La mirada histórica es, también, un gran antídoto contra el racionalis-

mo político. Nos hace recelar como a Adam Smith de aquel “hombre de sistema”, tan “sabio en su propia vanidad”, “tan enamorado de la supuesta belleza de su propio plan ideal de gobierno que [es incapaz] de tolerar la más leve desviación de ninguna de sus partes”. El estudio del pasado da cuenta de las consecuencias no intencionadas del obrar humano sobre las que nos ilustraron los filósofos escoceses. Nos muestra asimismo que muchas veces los caminos adoptados no siempre coincidieron con la alternativa que en su momento se presentaba como la más probable o, acaso, como la única posible. En estrecha relación con lo anterior, la historia es maestra inigualable en el arte de los matices. Quienes conocen al menos un poco de historia suelen desconfiar de los encasillamientos demasiado rígidos y de las etiquetas de acero. Se vuelven cuidadosos y precisos con los términos o las categorías que emplean, REVISTA CRITERIO N° 2422


previenen contra los anacronismos y rechazan las consignas binarias que se presentan en apariencia tan simples como excluyentes. En cuarto lugar, la historia da cuenta de los riesgos a los que conducen los monólogos y las sendas fecundas que abren los diálogos. Enseña a no dejarse obnubilar por los apasionamientos sectarios y a reconocer los sesgos que, inevitablemente, trae consigo toda mirada parcial. Y sobre este punto me animo a recordar que todo diálogo que se precie de ser auténtico (tanto el que busca establecer el historiador con los tiempos idos o los ciudadanos entre sí en el tiempo presente) presupone, entre otras condiciones, la aceptación de que nadie posee el monopolio de la sinceridad y las buenas intenciones ni goza, tampoco, de infalibilidad. Por último, el cultivo de la historia inspira y alienta el espíritu crítico y la curiosidad intelectual, fuentes necesarias para el desarrollo de profesionales y ciudadanos autónomos, activos y creativos en la búsqueda de soluciones para los problemas que se nos presentan. Creo que está de más decir que argumentar acerca de las ventajas

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que supone el estudio de la historia y, por extensión, un enfoque histórico de la política, no implica de ningún modo sostener que éste sea el único ni acaso el mejor abordaje posible. Parafraseando al historiador J. G. A. Pocock, no nos anima el “afán de propiedad, sino el de la simpatía. Queremos ayudar, no hacernos con el poder”.

Todo diálogo que se precie de ser auténtico (tanto el que busca establecer el historiador con los tiempos idos o los ciudadanos entre sí en el tiempo presente) presupone, entre otras condiciones, la aceptación de que nadie posee el monopolio de la sinceridad y las buenas intenciones ni goza, tampoco, de infalibilidad.

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POLÍTICA

Profesor titular ordinario de Filosofía política y ética en UCA

Roberto Estévez

El barrilete cósmico La Presidenta se preguntó: “¿Saben dónde está él? –por Néstor Kirchner–. Allá arriba. Él está ahí como una suerte de barrilete cósmico”. La Presidenta se expresa en sueños. Pero ¿cuál es el origen de la ensoñación que ha vivido la población argentina durante doce años? ¿Por qué quienes han llevado la ensoñación al paroxismo de un 54% en primera vuelta del 2011, la han abandonado? ¿Qué será de la soñadora, y de su corte: los que han despertado, los todavía adormilados y los que continúan en lo mejor de sus sueños? Seguramente se refirió a los soñadores subsistentes cuando, en otro tramo de sus palabras, dijo: “Nunca más gritemos ‘Que se vayan todos’, porque nos vamos a quedar todos los que estamos y todos los que somos”.

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El problema

zó a la oposición, y planeó una reelección indefinida endogámica, que La mentira descarada como modo se interrumpió con su muerte en el de acceder al poder, la transforma- segundo período, cuando pudo hación de una picardía genial, la pari- ber durado al menos dieciséis años, dad que detuvo el tren hiperinflacio- sino más, apelando ya a la siguiente nario, en el modelo económico y la generación. degradación impúdica del ejercicio Sobre tierra arrasada, la construcdel poder, nos llevó al deseo del sui- ción del poder de la esposa volvió cidio colectivo expresado en el “Que a las fuentes del peronismo a partir de la asociación entre dos saberes de se vayan todos”. Para preservar intacto el aparato del salvación: el saber de salvación en el poder del peronismo, se destituyó a tiempo, que es la política, y el saber un Presidente constitucional. Por lo de salvación de eternidad, que es la que, hasta hoy, el último Presidente religión (¿cósmica?). constitucional no peronista que con- La asociación de lo religioso y lo siguió concluir su mandato fue Al- político se remonta a los orígenes vear en 1928; con lo que la clasifica- de la vida humana, pasa por los reción del régimen político argentino yes-sacerdotes y alcanza su máxima para la ciencia política es: régimen expresión en las reformas religiosas de partido dominante, y no demo- que fueron verdaderas reformas pocracia republicana, como todavía líticas, como la de Akhenaton en Egipto. En el contexto euroamericadice la Constitución. no, el origen de los estados nacionales fue político religioso, dando Su comprensión lugar en el siglo XX a una forma El pueblo del “Que se vayan todos” nueva y peculiar que en las ciencias vio desfilar a muchos, y luego de un políticas se estudió como las religiotriste juego de la silla donde la músi- nes políticas o movimientos sucedáca se volvía cada vez más lenta, Me- neos de la religión. nem, ganador de la primera vuelta Los estudios denunciaron así al stade entonces, percibió que el hartazgo linismo, al nacional socialismo y al lo tenía por objeto y dejó sentado fascismo, descubriendo en ellos esen el sillón de Rivadavia al perde- tructuras simbólicas religiosas que dor de la elección. Néstor Kirchner se reiteran: el profeta, el líder, los iniquedó cuando la música se detuvo. ciados, la asamblea/tercer círculo y, Era quien había conseguido, en el finalmente, la llegada inevitable de la orden provincial, el sometimiento de victoria definitiva. la justicia, la reelección indefinida, la Durante la lucha ideológica del sicolocación de fondos públicos en el glo XX pasaron desapercibidas otras exterior a su discrecionalidad y todo expresiones que podríamos colocar aquello que Menem no había alcan- sobre una escala, de menor a mayor respeto de los derechos: desde zado en el orden federal. El sorprendido ganador no encontró la revolución cultural maoísta, el un pueblo atento y desconfiado sino símbolo del hormiguero Vietcong, el Marco Portugal de Salazar, la España franun grupo humano como ovejas sinGallo pastor. Su pragmatismo lo protegió quista, el Paraguay de Stroessner, de transformar una picardía genial la Argentina peronista, hasta llegar –la alta emisión monetaria en un a formulaciones “soft” como el De contexto fuertemente recesivo– en Gaulle de 1958. el modelo económico, pero pulveri- Ya desde el comienzo de 2003 hay ENERO / FEBRERO 2016

elementos en este sentido en nuestro país, como ser Ella profeta de Él, la búsqueda de la legitimación asumiendo mártires ajenos, la construcción de causas misionales, el círculo iniciático que se mantendrá, contra toda razón, por doce años, aún a costa de hacer perder una elección crucial a su candidato. Eric Voegelin, filósofo alemán crítico de las religiones políticas, observa que al joven príncipe criado entre algodones le bastó contemplar por primera vez a un mendigo, un enfermo y un muerto para convertirse en Buddha. En cambio, estos movimientos necesitan ver, rever y actualizar montones de cadáveres y la espantosa aniquilación de miles de personas para llegar a la conclusión de que algo va mal en el mundo. A partir de la crisis del campo de 2008 y el fallecimiento de Él, previo a la elección del 2011, el giro se vuelve más evidente, el discurso avanza en el tono místico con las invocaciones a la reencarnación de una arquitecta egipcia hasta el reciente barrilete cósmico que vela desde lo alto por la continuidad del modelo que no es. Si el pueblo más culto de la Europa de entreguerras, con más de un premio Nobel por año, pudo, poseído por la ensoñación de sus mitos, producir la más terrible masacre, por qué nosotros no podemos habernos ensoñado observando el bastón presidencial girando en el aire, los fuegos artificiales y la Tecnópolis encantadora, la sobriedad del negro de la viudez que se torna blanco luego de la elección papal y el espectáculo televisivo con clases de baile incluidas.

El futuro Por definición el futuro todavía no existe, sólo tenemos el pasado y el presente para intentar entrever lo que todavía no está para ser visto. 11


POLÍTICA

Sin embargo la historia de estos movimientos políticos que piden una fe religiosa para la política nos enseña que algún día terminan. Las razones para el fin de estos movimientos históricos son tres: la insuficiente consideración de la naturaleza del hombre, la ensoñación del líder y el cumplimiento de los plazos. En la naturaleza humana el amor es más fuerte que el odio, pero el odio es más fácil de suscitar que el amor. Sin embargo, en la medida en que perduran en el tiempo, los odios se agotan y tienen un rendimiento decreciente que se acerca al cansancio. La ensoñación del líder lo lleva a no escuchar consejos y tomar decisiones que son autocontradictorias, peores cuanto mayor es la presión que su propio deterioro le hace sentir. Estos movimientos no se asientan en la realidad, necesitan del futuro como insumo, por eso escapan a la estadística y generan mitos movilizadores. Prometen que el futuro nos traerá esto y aquello, casi siempre por las fuerzas de la historia, pero a medida que el tiempo transcurre el futuro requiere ser precisado en cronología y estas fuerzas, inevita-

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La ensoñación del líder lo lleva a no escuchar consejos y tomar decisiones que son autocontradictorias, peores cuanto mayor es la presión que su propio deterioro le hace sentir. blemente, se cumplen sin que los resultados míticos se hagan visibles. Entonces el movimiento ha sido vencido ante quien despierta. Sin embargo no desaparece; su propia estructura mítica hace que permanezca como lo que el movimiento dijo de sí a los adormilados, y sin duda continuará vivo y operante en quienes quieren seguir en el mejor de sus sueños. Vale la pena recordar algo válido para todos los mitos, también los políticos: no somos nosotros quienes poseemos al mito, sino que es el mito el que nos posee.

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INTERNACIONAL

Referente de la Comunidad de San’Egidio

Marco Gallo

Viaje alrededor del terrorismo fundamentalista Vivimos un tiempo extremadamente articulado que requiere de una comprensión de la realidad sin simplificaciones ni fáciles esquematismos. En esta perspectiva es necesario comprender los eventos que suceden a través de categorías complejas. Los cada vez más frecuentes atentados terroristas, desde París pasando por Mali, hasta la reciente matanza de San Bernardino en California, no sólo demandan respuestas rápidas frente al tema de la seguridad de los Estados, sino que obligan a una reflexión insoslayable sobre las señales de debilidad de nuestras sociedades fragmentadas. Hay que intentar ofrecer un diagnóstico para comprender las raíces de la enfermedad.

Daesh, ejército del terror Isis (Estado Islámico de Irak y el Levante) en inglés y Daesh en árabe (Ŷamaiat al-Tawhīd wal-Ŷihād), es la sigla de esta organización, que nace en mayo de 2014 como un desprendimiento de Al Qaeda, pero que se trasforma en una competidora de la organización terrorista fundada por Osama Bin Laden. La idea del Califato, planteada por el ideólogo de Daesh, Abu Bakar Al Bagdadi, es reunir en una única institución islámiENERO / FEBRERO 2016

ca a los musulmanes suníes; una or- conflicto por el poder legitimándoganización que puede, incluso desde se con el arma de la “verdadera reun punto de vista militar, cerrar a ligión”. Es decir, se manifiesta como su favor una antigua y recurrente el único y verdadero representante guerra intra-islámica entre suníes y del Islam contemporáneo. En el imachiítas. Al Qaeda fue la primera en ginario islámico se llama fitna: una pensar el relanzamiento de la idea escisión, un cisma en el mundo isládel Califato. Según esta concepción mico. Daesh, como Al Qaeda, mata jaihdista agresiva y panislámica, en sobre todo a musulmanes y ataca a los territorios dominados por Daesh cualquiera que quiera intervenir en se han tomado medidas de gobierno este conflicto. La diferencia hoy con facilitando la provisión de agua, de Al Qaeda es que éste actuaba frente a alimentos, de energía, de transporte Estados que todavía tenían sustancia y espesor; hoy Daesh a sus habitantes, se afirma con fuerza obviamente suníes; mientras que Boko Haram, que actúa en todos aquellos territorios que no están los demás, en esta en Nigeria y en los confi- controlados por el Eslógica fundamentalista, o bien se nes de Camerún, es otro tados o, mejor dicho, donde el Estado está deben convertir o grupo fundamentalista ausente, o su identientran a formar dad casi no existe. parte de la dhimque controla territorios Boko Haram, que ma (una institucon Estado central débil. actúa en Nigeria y ción de ciudadano en los confines de “protegido” según Camerún, es otro el derecho islámico, de segunda categoría). Sin em- grupo fundamentalista que controla bargo en muchas situaciones Daesh territorios con Estado central débil; no ha aplicado este principio, trans- la campaña que ejerce contra la cigrediendo los elementales principios vilización y la educación occidental de libertad religiosa de las minorías. forma parte de la misma mentalidad Daesh, como ha afirmado reciente- fundamentalista de Daesh; no es camente el subsecretario del Ministe- sual que Boko Haram, con su identirio de Relaciones Exteriores de Italia, dad, haya jurado fidelidad y sellado Mario Giro, “está combatiendo un una alianza con Daesh. 13


INTERNACIONAL

¿Se puede hablar entonces de una central única del fundamentalismo terrorista, que actúa y golpea en cualquier parte del mundo? Es cierto que el fenómeno de la globalización ha favorecido la mayor coordinación entre grupos criminales, terroristas, que actúan en diferentes lugares. En ese mismo sentido para ellos también son una oportunidad las redes sociales, con fácil acceso a Internet y al ciberespacio. Por otra parte, no se puede hablar de un único cerebro que coordina los atentados que ponen en vilo a nuestras sociedades. No obstante, se puede registrar el clima de “tercera guerra mundial a pedazos”, según declaraciones del papa Francisco, que como en el caso más manifiesto de Siria e Irak, es un caldo de cultivo notable por la persistencia y el fortalecimiento del fenómeno terrorista y especialmente de Daesh. Cuanto más tiempo pasa a causa de la lentitud en la toma de decisiones de Occidente (Unión Europea, Rusia, los Estados Unidos) hay más dificultades para encontrar soluciones no armadas y poner fin a la guerra en Siria.

La cuestión de los foreign fighters A la lógica y a la cultura bélica que está arraigada en nuestras sociedades, más allá de sus regímenes democráticos, hay que agregar el fenómeno cada vez más preocupante de los foreign fighters, nuevas generaciones europeas que se unen para combatir “nuevas guerras de liberación” en Siria, en Irak, enarbolando el ideal de la Jihad, como justificación de la inmolación de sus jóvenes vidas. Alguno de ellos ha sido considerado como un combatiente de retorno: entrenado en Siria, Irak, Afganistán o Chechenia y luego listo para matar y cumplir mandatos que los han transformado de jóvenes anónimos 14

Cuanto más tiempo pasa a causa de la lentitud en la toma de decisiones de Occidente (Unión Europea, Rusia, los Estados Unidos) hay más dificultades para encontrar soluciones no armadas y poner fin a la guerra en Siria.

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de las periferias de las grandes ciudades europeas a sicarios del terrorismo fundamentalista universalmente conocidos. Es necesario analizar las condiciones de frustración, rencor, marginalidad urbana, social y humana por las que transitan estas generaciones de jóvenes. El experto de Islam Oliver Roy, describiendo a estos jóvenes, ha afirmado que no se puede hablar de una “radicalización del Islam” sino “una radicalización de la juventud”, que significa una decidida ruptura con las otras generaciones. Una generación donde prevalece el vacío de valores, un cierto nihilismo, y la fuente coránica es simplemente un pretexto. Viven con un profundo malestar existencial, una suerte de aburrimiento que provoca en jóvenes desorientados la transformación inesperada a monstruos invencibles, dispuestos a cualquier riesgo. Los jóvenes franceses kamikaze –una suerte de guerreros de la noche– que han matado a sus coetáneos en el Bataclán no son idealistas inmolados por el Islam, sino jóvenes destruidos por los mensajes consumistas de una sociedad que los ha dejado huérfanos de ideales y fáciles cómplices de los maestros del odio. Una joven adolescente europea de 15 años, que vivía en Italia, llevaba

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escrito un tatuaje en su brazo: “Yo amo a Isis”. Luego, casi de manera romántica, ha comenzado a frecuentar una mezquita y entonces decidió partir rumbo a Siria, donde se casó con un joven guerrillero, falleciendo posteriormente en Raqqa, uno de los bastiones del Isis, durante los bombardeos del ejército de Assad. Es una parábola común de “una vida quemada” entre la búsqueda de sentido y una fuerte anomia social. Es necesaria, en esta perspectiva, una mayor presencia del Estado, de las instituciones educativas, de las organizaciones de la sociedad civil en las periferias anónimas y disgregadas de las grandes ciudades. La educación, tan hostigada por Boko Haram, es la propuesta al vacío existencial de estas nuevas generaciones. Además, una respuesta a esta situación puede ser la solidaridad, es decir, un genuino compromiso de los jóvenes hacia los más pobres. Otro aspecto es colmar la brecha inter-generacional como para vencer el aislamiento juvenil. La incapacidad de convivir trasciende en los prontuarios de los jóvenes terroristas: no es casual sino altamente emblemático que los lugares más afectados por los terroristas son los de la convivencia ciudadana: bares, restaurantes, teatros, canchas y no los “objetivos

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INTERNACIONAL

sensibles”, como las sedes de gobierno, bancos, etc. El blanco que ellos han indicado, la terrible paradoja de los seguidores del odio, es la convivencia, que parece utópica, en estas periferias deshumanizantes. Por otra parte, hay que señalar la facilidad de los terroristas para obtener, en mercados clandestinos paralelos, armas; la cultura del arma es la cultura de la fuerza que trasmite seguridad a personas débiles e inseguras; sabemos que las armas sustituyen las palabras. Combatir el fenómeno de los foreign fighters es posible integrando a las comunidades islámicas locales en el diálogo con la sociedad y no expulsándolas; en esta perspectiva han sido importantes las manifestaciones de las comunidades islámicas en Italia, Francia y España que han repudiado los atentados y se han disociado de esta lógica del odio, declarando que Daesh no representa al Islam real.

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La geopolítica Mediterránea y MedioOriental El cuadrante Mediterráneo y Medio Oriental muestra una complejidad creciente que necesita observarse fuera de estereotipos político-culturales obsoletos. Es cierto que la disgregación de la zona de Siriaq (Siria e Iraq juntos como Estados) ha creado nuevas condiciones geopolíticas que analizaremos brevemente a la luz del expansionismo de Daesh. La libanización de Siria constituye una situación dramática que parece anclada en un callejón sin salida. La reciente conferencia de Viena ha acercado las posiciones entre los Estados Unidos y Rusia, creando nuevas y positivas expectativas, a pesar de la lentitud de las decisiones occidentales. Esta situación de incertidumbre acrecienta el pantano en que se mueven las milicias de Daesh y favorecen su persistencia, más allá de los bombardeos inteligentes. La situación de Alepo destruida, carente de todo, parece caer en la indiferencia de la opinión pública, a pesar del llamamiento hecho por Andrea Riccardi, proponiéndola como “ciudad abierta” y favoreciendo la constitución de corredores humanitarios, para ayudar a una población ya extremada.

En toda esta situación la guerra sin cuartel entre shiítas y sunitas repercute en los diferentes estados árabes, desde Arabia Saudita a Yemen, donde la minoría shiíta es perseguida por la sunita. Por otra parte, los intereses de Irán, mayoritariamente shiíta, no condice con cierto panislamismo de la Turquía de Erdogán. Los turcos, además, están acusados por Rusia de comprar el petróleo “manchado de sangre” de Isis, de manera clandestina. El cruce de antiguas rivalidades entre los países árabes, la cuestión de Israel y un Líbano actualmente sin presidente constitucional, complican aún más el cuadro: a todo esto hay que agregar la necesidad imperiosa de que Europa apoye de manera rápida el cierre de la crisis en Libia, donde ya hay territorios en mano de Isis, como el fortalecimiento de la experiencia democrática en Túnez, que en este último año los terroristas han intentado desestabilizar. Todas estas áreas conflictivas necesitan la construcción de un nuevo orden internacional. La búsqueda de negociaciones políticas que podrían conducir a la conclusión de la guerra en Siria es la premisa indispensable y quizás el único camino a emprender para quitar agua al pez terrorista.

RAQUEL BARROS

ÁNGELA SANNUTI

Narrativa Producción, orientación y corrección de textos

Lic. en Psicología

Tel.: 4791-3360 Email: rlbarros@yahoo.com.ar

French 2774 4º B (1425) Buenos Aires Tel.: 4822-1719

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ECONOMÍA DEL CONOCIMIENTO

Arturo Prins

Brasil: un caso notable y complejo “Hoy Brasil se conoce no sólo por su jugo de naranja, sino por las exportaciones de jets que compiten con los estadounidenses y europeos”, escribía el economista norteamericano Jeffrey Sachs en 2004, al considerar el despegue económico de Brasil como uno de los más notables de la historia del desarrollo internacional. El país tenía un crecimiento casi nulo desde 1980, con bajas exportaciones, empresas que operaban mayormente en el mercado interno, inflación e importante deuda pública. Fue el presidente Fernando H. Cardoso quien consideró que la política de desarrollo no podía estar aislada del sistema de ciencia y técnica, que desde 1960 había incrementado su actividad y también el número de científicos pero sin incidir en la economía. Como la inversión en investigación y desarrollo (I+D) era baja, decidió impulsar una economía del conocimiento: financiar la innovación para incorporar valor agregado y competitividad al comercio internacional, con empresas nutridas de conocimientos. En su primer mandato (1997) privatizó el sector público con inteligencia: las empresas estatales de petróleo y gas, energía eléctrica y telecomunicaciones tenían centros ENERO / FEBRERO 2016

de I+D; al privatizarse, el Estado los retuvo; más aún, fijó que una parte de los ingresos de las nuevas empresas prestadoras financiara la I+D de esos centros. Así protegía y no enajenaba el patrimonio intelectual local, un capital social. La Argentina hizo lo contrario: privatizó YPF y desmanteló el centro de I+D en Florencio Varela, dependiendo tecnológicamente de Repsol. En su segundo mandato (1999) Cardoso designó al ingeniero y economista Carlos A. Pacheco (profesor de la Universidad de Campinas) para que, junto al ministro de Ciencia y Técnica, Ronaudo Sardenberg, ampliara la acción. Se elaboró un conjunto de 20 proyectos de ley que el Poder Ejecutivo elevó al Parlamento con carácter de “urgencia constitucional”. En tiempo record, los bloques sancionaron por unanimidad un sistema de financiamiento para el desarrollo tecnológico, a través de un nuevo modelo: los fondos sectoriales en grandes áreas de la economía. El primer fondo fue el de Petróleo y Gas (1999), que inspiró el de Energía Eléctrica (2000), Telecomunicaciones (2001) y luego los de Transportes, Recursos Hídricos, Minerales, Actividades Espaciales, Informática, Salud, Agronegocios,

Biotecnología y Aeronáutica. A estos doce se sumaron el Fondo Verde Amarelo, el más importante pues no es sectorial y promueve la relación universidad-empresa, y el Fondo de Fondos que da infraestructura de investigación a los fondos sectoriales. Brasil fue así el primer país latinoamericano que alcanzó el 1% de inversión del PBI en I+D: 1,04% (2000) y 1,24% (2012); la media latinoamericana es de 0,74%; la Argentina no llega al 0,60%. También se incrementó la inversión en I+D de empresas, que aportan el 43,1% del total (Argentina: 21,3%). Brasil es la primera economía latinoamericana y la séptima del mundo. Cardoso concluyó su mandato en 2002. Pacheco vino en 2003 a Buenos Aires a explicar lo realizado. Personalmente lo visité en 2004, en la Universidad de Columbia, donde se desempeñaba. Presidía Brasil Luis Inacio Lula da Silva. A su juicio, Lula continuaba la acción de Cardoso –era una política de Estado– pero con cierta lentitud. De allí en más la historia es reciente. La corrupción sin límites generó una crisis político-económica, que Cardoso calificó “de muy difícil salida”. La economía, por notable que haya sido, se torna compleja cuando surge una profunda crisis moral. 17


OPINIÓN

Profesor emérito de la UNC, catedrático de Derecho Constitucional de la UCC, académico correspondiente de la Academia Nacional de Ciencias Morales y Política. Ex diputado de la Nación.

Jorge Horacio Gentile

Cambios en la Justicia 18

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En materia de camvolver al Consejo bios, desde la óptica El autor escribió también de veinte miemde los valores, lo insbros y al Jurado de sobre la designación por nueve, y así destitucional es anterior a lo económico, y, en decreto de dos jueces de la politizarlo. Mejoese orden, la reforma rar la Escuela de de la Justicia es prio- Corte suprema en la web: la Magistratura y ritaria. Pero la orgasuprimir la entrerevistacriterio.com.ar nización judicial se vista personal en modifica de arriba los concursos para para abajo, primero magistrados, pora nivel federal y luego a nivel local, que en ellas se falsean los puntajes; se parte de lo orgánico, para arribar • las leyes de “democratización de la luego a lo procedimental. Justicia”: N° 26.854, que modificó las La Corte Suprema de Justicia de la medidas cautelares; 26.853, que creó Nación (CSJN), “intérprete final de las Cámaras de Casación; y 27.145, la Constitución”, debería tener sie- que estableció un sistema de subrote jueces –que fue cuando funcionó gancias para reemplazar jueces, pormejor–, y dejar de ser el tribunal su- que pretendían “colonizarla”; perior de la Justicia “nacional”, la que • el artículo del Decreto ley 1285/58 debería pasar a la Ciudad Autónoma que establece el recurso de apelación de Buenos Aires junto con la Policía ordinario (distinto del extraordinaFederal y otros órganos, que sólo rio del art. 14 de la ley 48) ante la sirven a los porteños, y que, injusta- CSJN en contra de las sentencias de mente, pagan todos los argentinos. las Cámaras Nacionales de ApelaEsto, y convertir a los tribunales o ciones cuando el Estado nacional es cortes suprema de provincias en tri- parte y el monto en disputa supera bunales constitucionales, y no de ca- los 10.890.000 pesos; y sación o apelación como lo son aho- • el Decreto 856/14 que designó, con ra, haría que la CSJN deje de recibir acuerdo del Senado, diez conjueces y fallar una cantidad desmesurada para la CSJN sin respetar la mayoría de pleitos, como lo ha hecho en los exigida por la Constitución. últimos años –en 1998 falló 46.435 También debe derogarse la Acordacausas y en 2011 en 9886 casos–; da 20/96 de la CSJN que suprimió cuando la de los Estados Unidos re- el impuesto a la ganancia a los juesuelve alrededor de un centenar por ces, obligándole a abonarlo a los que año. Las sentencias de los jueces pro- sean designados de ahora en más, vinciales o de la Ciudad de Buenos para no reducirle el haber a los que Aires deben ser apeladas en cámaras están en funciones. que revisen los hechos y el derecho, Además, reducir la competencia y hay que abolir la casación –propia territorial de la Cámara Federal de de los sistemas europeos– porque se Casación Penal a la Capital Federal, limitan sólo al derecho. donde tiene su asiento, para cumDerogar, por haber sido declaradas plir con lo que dice la Constitución, inconstitucionales: que: “En todos los juicios criminales • las leyes 26.080 y 26.855 que modi- ordinarios… la actuación…se hará ficaron la composición del Consejo en la misma provincia donde se hude la Magistratura y del Jurado de bieran cometido el delito (…)” (art. Enjuiciamiento de Magistrados para 118), y hacer que los recursos contra ENERO / FEBRERO 2016

las sentencias de los Tribunales Orales Federales del interior del país se tramiten en la Cámaras Federales de Apelaciones. Por otro lado, debe autorizarse a la CSJN a dictar un Código de Estilo, que uniforme y mejore lo que expresan y deciden los tribunales, y que sea obligatorio para la confección y redacción –en soporte papel o digital– de los fallos, acordadas, escritos de los litigantes, etcétera. Acelerar la “despapelización” y consiguiente digitalización de la Justicia para que los escritos se presenten y los expedientes se tramiten electrónicamente. También debe dictar un Código Procesal Constitucional que regle los procesos judiciales que garantizan los derechos humanos como: las acciones –individuales y colectivas– de inconstitucionalidad, hábeas corpus, amparos, hábeas data, acceso a la justicia, y el recurso extraordinario y de queja ante la CSJN, como proyecté cuando fui diputado y rige en Tucumán. Judicializar el Tribunal Administrativo Fiscal de la Nación, que es inconstitucional, por ser parte del Poder Ejecutivo. Ampliar los plazos para interponer el recurso extraordinario y de queja ante la CSJN, y suprimir el depósito de 15 mil pesos que se exige para presentar la queja. Llenar vacantes y ampliar la dotación de los tribunales. Como bien decía Alexander Hamilton, “La justicia es la finalidad del gobierno. Es la finalidad de la sociedad civil. Siempre se ha buscado y seguirá buscándose hasta que se alcance o hasta que perezca la libertad en el empeño”. El “afianzar la justicia”, que proclama la Constitución, es lo que nos mueve a proponer cambios en un Poder que debe ser independiente y eficaz. 19


DEBATES

Pablo Capanna

El cosmos bien temperado Los cambios en la cosmología, la metafísica, el sentido del universo y la existencia de Dios, debates que se actualizan de la mano de la ciencia. “Una interpretación atinada de los hechos nos lleva a pensar que algún superintelecto anduvo metiendo mano en la física, la química y la biología”. Fred Hoyle (1959)

El materialismo, la forma más popular del ateísmo filosófico, tiene un núcleo metafísico que se mantuvo casi incólume desde Demócrito hasta Jacques Monod. Para la tradición materialista, el mundo físico es infinito y eterno. Todo lo que hay en él se agota en el juego de los átomos en el vacío, que está regido por el azar y la necesidad. Desde la Ilustración, el materialismo ha pretendido identificarse con la ciencia y la llamada “visión científica del mundo”. Como prueba, suele mencionar el elevado porcentaje de científicos ateos y agnósticos, que es un argumento de carácter político, porque las opiniones personales de los científicos pueden ser tan relevantes como las de los miembros de cualquier otra profesión. Explicar cómo funciona la naturaleza sin apelar a causas sobrenaturales es 20

una actitud legítima y recomendable para cualquiera que se dedique a la ciencia. Como principio ético, equivale a aquel otro que obliga al juez a no dejarse llevar por sus inclinaciones personales. Pero la metodología no está necesariamente unida a una filosofía atea, ni es un tema que pueda decidirse en base a encuestas, entrevistas o éxitos de venta. No está de más recordar que el ateísmo, en cuanto actitud existencial, es una pasión que hunde sus raíces en la historia personal. Al igual que la fe, puede depender de los testimonios recibidos. Los dos son inclinaciones de la personalidad que preceden al conocimiento filosófico o científico. Esto es lo que mueve al ateo a buscar pruebas científicas, del mismo modo que el creyente busca signos que refuercen su fe. El ateísmo teórico suele estar monta-

do sobre una previa actitud antiteísta. El ateo pasional no se conforma con tener una explicación racional de las cosas que prescinda de la divinidad. Parecería sentirse obligado a postular que el universo es absurdo, aunque sepa que con esto reduce los motivos que tiene para vivir y aspirar a la justicia. Si defiende el sinsentido es porque teme dejar un resquicio por donde pueda colarse lo sobrenatural. Para capitalizar el prestigio moral de la ciencia, el naturalismo ateo suele invocar la opinión de figuras como el físico Steven Weinberg, quien dijo que “cuanto más comprensible nos resulta el universo, menos sentido parece tener”. Stephen Hawking quiso ser aún más épatant cuando sentenció que “la especie humana es apenas la espuma química de un planeta de mediano tamaño”: una REVISTA CRITERIO N° 2422 2421


espuma peculiar, se diría, que es capaz de pensar hasta en un cuerpo tan limitado como el suyo. Por supuesto, no todo lo que dicen los científicos es ciencia. Estas duras sentencias son opiniones que se apoyan en el prestigio de sus autores, pero no son hipótesis que puedan ser falsadas por la experiencia. En todo caso, habrá que verlas como profesiones de fe o exhortaciones filosóficas al amor fati. En principio, la fe no debería necesitar pruebas (son muy pocos los que se han convertido por una demostración lógica, aunque no es imposible) pero no deja de ser legítimo que las busque, si quiere evitar embrutecerse. Es lo que descubrieron los medievales a la hora de plantear sus “pruebas de la existencia de Dios”: no sólo se trata de creer, sino también de comprender, en la medida que esa comprensión esté a nuestro alcance. En rigor, tampoco debería necesitar pruebas el ateo que dedica parte de sus esfuerzos a buscar el respaldo científico. ¿Por qué necesita probar que el mundo carece de sentido, que Dios no existe o bien que es un torpe demiurgo? ¿Busca pruebas para salvarse de caer en la tentación de la fe? ¿Piensa que con esas pruebas logrará convencer a los creyentes, a pesar de que nunca deja de calificarlos como necios? Más allá del sensacionalismo de los medios o la ignorancia de ciertos comunicadores, ya hace tiempo que nadie sostiene seriamente la tesis positivista del conflicto inevitable entre ciencia y religión. No obstante, los atentados del 2001 sirvieron de ocasión para que el ateísmo militante reciclara todos los argumentos de la Ilustración radical y de los ideólogos decimonónicos. Este ateísmo posmoderno (que de hecho responde a otro paradigma) salió a identificar calumniosamente al terrorismo jihadista con la religión en general y el monoteísmo en ENERO / FEBRERO 2016

tolerancia. Cualespecial. Esta ofenEn principio, la fe quier variación insiva vino a sumarse no debería necesitar finitesimal de esos al conflicto político valores no hubiera que en los Estados pruebas pero no deja permitido la apaUnidos enfrentade ser legítimo que las rición de la vida ni ba a creacionistas menos de la inteliy darwinianos, lo busque, si quiere evitar gencia, tanto en la cual se tradujo en embrutecerse. Tierra como en el un brote de apoloresto del cosmos. gética ateísta. El universo parecía Para entender las nuevas circunstancias hay que tener estar tan afinado para la vida como en cuenta los cambios que ha experi- ese “clave bien temperado” para el mentado la cosmología en el último cual Bach componía sus fugas. Tomedio siglo, en especial el principio das las partituras de la vida depenantrópico y la sintonía fina. Estos dían de la riqueza de unas pocas cambios han llevado la cuestión has- notas fijadas en la física. Descubrir ta el umbral de la metafísica y han esta sintonía fina de los parámetros sacudido los cimientos del materia- del universo, llevó a pensar que la aparición de la vida y la conciencia lismo clásico. Las cosas se han complicado bas- era algo que estaba implícito en su tante desde Demócrito, Newton y propia estructura física. Einstein, al punto que hoy pareciera En 1974, cuando Brandon Carter haberse invertido la carga de la prue- planteó esta tesis, la llamó Principio ba. Que el universo carezca de sen- Antrópico. Más tarde tuvo que arretido es algo a demostrar, del mismo pentirse por haber usado un nombre modo que lo es la existencia de Dios. equívoco, puesto que “antrópico” Ante la presunción de que el univer- parecía evocar el viejo antropocenso encierre alguna intencionalidad, trismo, que ponía a la Tierra y al el naturalismo ateo es el que tiene hombre el centro de todo. Pero ya que probar que todo se debe al azar y era tarde para cambiarlo. Del Principio Antrópico se conocen que el cosmos es algo absurdo. dos versiones de distinto alcance. La El principio biogénico versión débil (Robert Dicke) se reduce a afirmar que si la estructura Si Darwin había mostrado que la del universo fuera distinta, no estaselección natural sólo permite so- ríamos aquí para saberlo. Como dibrevivir a las especies que mejor se jera Frank J. Tipler parafraseando a adaptan a las condiciones ambienta- Descartes: “Pienso, luego el mundo les, otro biólogo, Lawrence J. Hen- es como es”. derson, invirtió la cuestión y pro- Afirmar que las cosas son porque puso indagar La aptitud del medio antes fueron posibles puede pare(1913); esto es, las condiciones que cer una perogrullada, pero significa requiere la vida. admitir que nuestra presencia en el Pero no fueron los biólogos sino los mundo depende de una asombrosa físicos quienes profundizaron en el ingeniería, aunque pudiera ser distema, cuando entendieron que las tinto y hasta provenir del azar. posibilidades de la vida no eran infi- Algunos cosmólogos se inclinan por nitas, puesto que tampoco el univer- la versión fuerte (Brandon Carter): so lo es. La vida tal como la conoce- el universo tiene necesariamente mos sólo puede existir si las leyes y que generar vida porque requiere las constantes del universo tienen los de la existencia de seres inteligentes. valores que tienen, con una ínfima Esto supone tres Big Bangs sucesi21


DEBATES

vos (la creación de la materia/energía, de la vida y de la conciencia), concebidos como fases de un solo “programa” en curso. En sentido estricto, el principio antrópico sólo prueba “que los seres vivos no habrían evolucionado si las condiciones hubieran sido ligeramente diferentes”, tal como lo resume el filósofo John Leslie. No lleva necesariamente a admitir ni menos a probar que Dios fue quien lo dispuso. Pero aun haciendo esta salvedad, resulta compatible con la hipótesis teísta y con la fe del creyente. Los físicos llaman “sintonía fina” (fine tuning) al preciso ajuste que exhiben las leyes y las constantes físicas; un ajuste tan sutil que es casi imposible atribuirlo al azar. Para entender esta asombrosa afinación, tenemos que pensar en las leyes y las constantes físicas universales y en las condiciones con que comenzó el Big Bang. Tan importante como eso es la calibración de las cuatro fuerzas fundamentales: la gravedad, el electromagnetismo y las interacciones nucleares fuerte y débil. Todas las formas de vida que conocemos tienen como base química el carbono y el agua. El carbono es uno de los elementos más abundantes del universo y a la vez uno de los más versátiles. Si combinamos el hidrógeno, el elemento más simple, con

el oxígeno, podremos obtener sólo agua o agua oxigenada. De la combinación del hidrógeno con el carbono pueden surgir, en cambio, miles de sustancias distintas2. Haciéndose eco de las especulaciones de la ciencia ficción, los químicos han tratado de imaginar formas de vida alternativas, cuya base fuera el silicio o el nitrógeno, teniendo al amoníaco o al metanol como solventes. Pero son apenas conjeturas, que sólo podrían ser puestas a prueba si se descubriera vida extraterrestre. Según el modelo cosmológico estándar, en el instante del Big Bang sólo había hidrógeno. Los elementos complejos que son necesarios para la vida recién iban a “cocinarse” en el seno de las estrellas, que entonces todavía no existían. La explosión de las supernovas los diseminaría por el espacio y los sembraría en los planetas. Es lo que nos permite pensar que estamos hechos de polvo de estrellas, como dijera gente tan dispar como Novalis, Hoagy Carmichael y Carl Sagan. ¿Era necesario que la vida contara con estas condiciones? Aun suponiendo que hubiese surgido por azar, sus ingredientes químicos tendrían que haber estado presentes en el momento oportuno, y eso depende de las condiciones físico-químicas.

La “sintonía fina” Conocemos muchas de las constantes universales y hemos aprendido a medirlas. Sabemos cuál es la masa del electrón y cuál es la velocidad de la luz. Pero no existe teoría alguna que nos explique por qué tienen esos valores en lugar de otros. Sin embargo, sin la “sintonía fina” de las leyes y constantes no habría vida, y quizás tampoco universo. Para el astrónomo Martin Rees “lo más notable del cosmos” está en que, de haber sido otra la energía cinética del Big Bang, ni siquiera habría galaxias. Bastaría con hacer cambios infinitesimales en las fuerzas de interacción nucleares, o simplemente en la masa del electrón, para que la vida no fuera posible. Si la fuerza nuclear débil hubiera sido menor, todo el hidrógeno del Big Bang se hubiera quemado. Cambiando la constante de estructura fina (), que rige la interacción electromagnética, el carbono sería escaso y difícilmente habría vida. Tampoco la habría si la constante cosmológica (, la fuerza más débil de todas), hubiera tenido otro valor. Si la constante gravitatoria (G) fuera apenas un 10-34 mayor (es decir, 0000000000000000000000000000

ESTUDIO JURÍDICO QUINODOZ FUNDADO EN 1946 • Roberto Ramón Quinodoz + • Roberto Carlos Quinodoz • Esteban Pablo Quinodoz • Ángel Daniel Eugenio Quinodoz • Sebastián Marcos • Fernando Andrés Quinodoz • María Evangelina Quinodoz • María Silvina Quinodoz Abogados Escribana San Martín 228 (E3100AAS) Paraná - Entre Ríos Tel./Fax: (0343) 4232223 / 4314661 / 4313118 E-mail: estudioquinodoz@arnetbiz.com.ar / quinodoz@arnet.com.ar / escribaniaquinodoz@arnet.com.ar / www.estudioquinodoz.com.ar

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Claudio J. Horst Speyer clspeyer@chbsym.com.ar Avda. Paseo Colón 221 - 8º piso (C1063ACC) - Ciudad A. de Buenos Aires Telfax: (54 11) 5238 5567 (54 11) 5218 0044

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000001 más) no habría estrellas ni planetas. Tampoco existirían si en el comienzo no hubiese habido más materia que antimateria. El tamaño y la edad del universo también son condiciones esenciales. Si el universo fuera diez veces más joven no habría estrellas ni núcleo síntesis. Si fuera diez veces más viejo, sólo habría estrellas enanas blancas, demasiado frías para la vida. Igualmente determinantes son las condiciones iniciales del Big Bang, los valores con los cuales se puso en marcha la expansión del universo. De haber sido otra la tasa de expansión, el cosmos sería demasiado denso o excesivamente difuso. Si su densidad fuera un 10-15 (000000000000001) mayor o menor, colapsaría sobre sí mismo. Nadie sabe por qué estos parámetros fundamentales tienen esos valores y no otros, pero no sería posible tocar ninguno de ellos sin provocar cambios radicales en la estructura del mundo físico. El propio Fred Hoyle (1915-2001), que fue el gran adversario de la teoría del Big Bang y jamás renegó de su ateísmo, admitía ya en 1959 que “el universo presenta aspectos que tendrían que ser monstruosas coincidencias de no ser porque nos sugieren que tiene un propósito.”3

Uni-verso y multi-verso Los indicios de cierta “afinación” para la vida aparecen en unos cincuenta o más parámetros de la física. Aun descartando aquellos que pudieran ser arbitrarios, el conjunto es una evidencia que la comunidad científica acepta, aunque no coincide a la hora de explicarla. La filosofía baraja todas las posibilidades, incluyendo la teísta, pero la ciencia requiere buscar la hipótesis más simple, que sea compatible con lo que sabemos y que pueda ser contrastada con los hechos. Entre quienes admiten la sintonía pero se niegan a verle sentido está el físico Víctor J. Stenger (1935-2014) un prolífico apologista del ateísmo y autor de libros como Dios: la hipótesis fallida (2007), La locura de la fe (2009) o Los átomos y el vacío (2013). Con argumentos de gran tecnicismo, Stenger cuestiona la sintonía fina y defiende el materialismo clásico. Piensa que los números de la sintonía son meras coincidencias y antes que de leyes naturales prefiere hablar de parámetros fijados por el hombre. Le dedica muchas páginas al Big Bang pero jamás menciona a Lemaître, porque fue miembro del clero. Stenger insiste en que es la vida la que se ha adaptado al universo y no

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viceversa. Esto podría ser obvio, de no ser porque aquí no se trata de la evolución de la vida sino de las condiciones que la hicieron posible. Si existe Dios y es omnipotente, sostiene Stenger, podría haber creado un universo sin vida ni conciencia. El creyente le respondería que ese ser no sería Dios, sino un demiurgo caprichoso que crea jugando y abandona su juguete en cuanto se harta. Para descartar cualquier hipótesis teísta Stenger vuelve a una pregunta que suelen hacer los niños: ¿Quién creó a Dios? Imaginar una mente más compleja que el universo –sostiene– no hace más que crearnos nuevos problemas. Para evitarlos, apela a la hipótesis multiversal, que ya había planteado la física cuántica y hoy regresa con las teorías de cuerdas. Aun admitiendo que este universo pudiera estar programado para la vida, algunos creen que existen infinitos universos, ya fueran paralelos o sucesivos. El azar ha hecho que nos tocara vivir en uno que tiene vida, y podría haber otros que no la tuvieran, porque en el infinito caben todas las posibilidades. La hipótesis es altamente especulativa, y es difícil imaginar cómo podría probarse la existencia de universos paralelos. Además de violar el Principio de Parsimonia, que recomien-

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DEBATES

da buscar la explicación más simple posible, crea un nuevo problema: encontrar cuál es el mecanismo generador de universos. Estas dificultades no parecen poner límites a la exuberancia especulativa de que hacen gala algunos teóricos: un festival de hipótesis que incursionan en la ciencia ficción. Hay quien ha imaginado un Dios que nace al cabo de la evolución, y recién entonces puede crear, retroactivamente, al universo. Otros llegaron a pensar en la ingeniería cósmica de una super-civilización de otro cosmos que habría creado al nuestro. Una de las versiones más caprichosas es la de Nick Bostrom, un filósofo de Oxford e ideólogo del Trans-humanismo, quien sostiene que el universo en que vivimos es un programa de computación, un simulacro análogo a los videojuegos. Nada nuevo, si pensamos que hace dos mil años los gnósticos decían algo parecido. Con todo, hay teístas que conside-

ran a la hipótesis multiversal com- Dios que hubiera puesto en marcha patible con la omnipotencia divina, un cosmos con reglas abiertas, caaunque no necesariamente con un paz de auto-diseñarse e interactuar Dios personal. Pero también hay con su Autor. Se diría que esta imaateos y escépticos que la rechazan gen podría estar más cerca del Dios y sostienen que este mundo es el de la fe, que obra por amor. único que hay. Después de Darwin quedaron desLos creacionistas que se atrinche- acreditadas las pruebas de la “Teoran en el fundamentalismo bíblico, logía natural” de Paley o Sedgwick, se excluyen del debate y enfrentan que inferían la presencia de un Dia la ciencia. Menos crudos son los señador a partir del sutil diseño de partidarios del diseño inteligente, los organismos. Pero no deja de ser que hacen hincapié en la sutileza de sugestivo que el problema vuelva algunos “diseños” naturales (el ojo a plantearse ya no en la apologétihumano y el órgano impulsor de los ca cristiana sino en el seno de las rotíferos), pero suelen presentarlos ciencias más “duras”. Con la sincomo precisas intonía fina parecetervenciones divi- Hay quien ha imaginado ría reanudarse el nas. Un dios “didebate en torno a señador” que mete un Dios que nace al cabo la prueba a continmano en su propia de la evolución, y recién gentia mundi. obra y viola sus La fe no necesita entonces puede crear, propias leyes para de pruebas, pero el producir milagros intelecto se reconretroactivamente, al no pasa de ser una forta con ellas, y universo. caricatura. Más la fe dialoga con el creíble sería un intelecto.

1 Holmes Rolston III Three Big Bangs. Matter-energy, life, mind. New York, Columbia University Press,2010. 2 Cfr. Owen Gingerich-Randy Isaac.God’s planet. Cambridge (Mass.) Harvard University Press 2014 3 Paul Davies. The Goldilocks Enigma. Why is the Universe Just Right for Life?. New York, Houghton Mifflin, 2006

Caseros 628 - C.P. X5000 AHM - Córdoba Tel/Fax: 54-351- 4212209 estudio@gentilesaravia.com.ar

Dr. Jorge Horacio Gentile

Tomás Celli

Dr. Enrique J. Saravia

Carla Fernanda Simón

Ing. Olmos 194 - CP: X5186GJD - Alta Gracia Tel/Fax: 54-3547 -430914 altagracia@gentilesaravia.com.ar

Gustavo de Guernica

Mariana Torres

Francisco Castro Villagra

Agustín Alberto Traversaro

Pte. Hipólito Yrigoyen 271 X 2550AGE - Bell Ville Tel/Fax: 54-3534 – 412660 bellville@gentilesaravia.com.ar

Juan José Sosa

Juan Ignacio Cortez

María Alicia Cadario

Ignacio Ramón Fernández

Diego Zárate

Ignacio Javier Llarens

Federico Javier Bossi

Matías Astegiano

Dr. Rodrigo E. Sánchez Brígido

Valeria Pollini Inaudi

María Erika Nanzer

Manuel Ángel Fernández

Romina Patricia Verri

Iván Jorge Gallardo

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REVISTA CRITERIO N° 2422


FILOSOFÍA

Geison Loschi (Montevideo)

Filósofo

Paul Ricoeur, en busca del ser Una hermenéutica del sí por el desvío de los signos de la cultura.

La filosofía del siglo XX nació de la dilaceración del sujeto moderno, gran artífice del pensamiento en los siglos anteriores. El horizonte del esclarecimiento venido de la razón se fue perdiendo con las desilusiones que marcaron al hombre contemporáneo: desde sus neurosis e inconsistencias singulares, injusticias sociales y exploración del trabajo, a las formas más temibles de poder. La muerte de millones de inocentes es un mal inexplicable, casi indecible. Algo que pone en jaque cualquier pretensión de soberanía de la conciencia del sujeto, dado que esta escena de horror se dio en nombre de la ciencia, de la razón, de una pretendida evolución. La filosofía del siglo XX no podría dejar de interpelarse: la eclosión de regímenes totalitarios, las dos guerras mundiales y la consecuente declinación de las utopías marxistas marcaron un nuevo viraje en el pensamiento. En este contexto se desenvuelve el trabajo de Paul Ricoeur, filósofo francés nacido en Valence en 1913 y muerto en 2005, a los 92 años. ConENERO / FEBRERO 2016

siderado por muchos como uno de los exponentes de la filosofía contemporánea, nombre singular del pensamiento francés y un baluarte de la hermenéutica, este pensador, comprometido con su tiempo y los problemas atinentes a él, vivió en su historia personal una suerte de sufrimiento que podrá, más tarde, vislumbrarse en un panorama más general. Hijo de una familia de protestantes, quedó huérfano desde niño al morir su madre poco después de su nacimiento y su padre en la batalla de Marne, en 1915. Tal vez esto explique, un poco, la sensibilidad que despunta en sus textos por el sufrimiento humano, por el dolor y por el mal que aflige al hombre. Además de su vasta obra, con decenas de libros y centenares de artículos, Ricoeur fue un gran profesor, como acostumbraba designarse. Ello nos da una pista del sentido de la elocuencia y del rigor que marcan sus textos, de no fácil lectura. La filosofía de Ricoeur dialoga con un número grande de autores y corrientes de pensamiento, desde la fi-

losofía clásica hasta sus contemporáneos, pasando por la hermenéutica de Agustín, Schleiermacher, Dilthey, Heidegger, Gadamer, la fenomenología de Husserl, la filosofia reflexiva de Descartes, Kant y Jean Narbert, el existencialismo de Gabriel Marcel, la filosofía analítica norteamericana, para permanecer entre los más conocidos, además de atravesar disciplinas externas al canon filosófico como el psicoanálisis, la sociología, la antropología y la literatura. Esta vastedad puede causar la impresión de una obra dispersa, sin un norte común entre sus varios textos, además de las innumerables referencias que pueden imputar a Ricoeur una ausencia de pensamiento singular, condenándolo a un simple comentador erudito. Me parece más acertado, por lo pronto, pensar con Grondin, Dosse y tantos otros comentadores de la obra de Ricoeur, que un hilo claro atraviesa todo su pensamiento. Se trata de un problema específico y dilucidado: el intento de una hermenéutica del sí por el desvío necesario de los signos de la cultura1. 25


FILOSOFÍA

“Es preciso, quizás, haber experimentado la decepción que se asocia a la idea de una filosofía sin supuestos para acceder a la problemática que vamos a evocar. Al contrario de las filosofías del punto de partida, una meditación sobre los símbolos parte plenamente del lenguaje y del sentido que está siempre ahí: parte del medio del lenguaje que ya ha tenido lugar y en el que todo se ha dicho ya de alguna manera; quiere ser el pensamiento, no sin presuposiciones, sino en y con todos sus presupuestos. Para esta meditación, la primera tarea no es la de comenzar, sino que es, en medio de la palabra, recordarse”. Paul Ricoeur, El conflicto de las interpretaciones: Ensayos de hermenéutica.

“La ontología propuesta aquí no es en absoluto separable de la interpretación; ella queda dentro del círculo que forman en conjunto el trabajo de la interpretación y el ser interpretado; no es entonces en absoluto una ontología triunfante; no es tampoco una ciencia, porque no podría escapar enteramente a la guerra intestina que libran entre ellas las hermenéuticas.” Paul Ricoeur, El conflicto de las interpretaciones: Ensayos de hermenéutica.

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El desmantelamiento de esta autotransparencia del sujeto que la conciencia histórica permitió, llevó al pensamiento de Ricoeur las expresiones del ser que se manifiestan en el lenguaje. Su hermenéutica fue, en un primer momento, el movimiento de interpretación que se dejó trabajar por un conjunto de símbolos presentes en las tradiciones helenística y semítica, y que le permitieron reflexionar sobre la experiencia del mal, inaccesible a la razón de un lenguaje pretendidamente unívoco, pero evocadora del pensamiento. Es de Ricoeur, ya en sus primeros textos de inserción de la hermenéutica en su filosofía, el aforisma representativo de su obra: le symbole donne à penser2. La filosofía de Ricoeur se dejó interpelar por las disciplinas interpretativas que plantearon la reducción del sentido: el psicoanálisis, el estructuralismo y el marxismo. Los “maestros de la sospecha”, como él y Foucault los llamaron: Nietzsche, Freud y Marx fueron considerados por Ri-

La conciencia del ser que se va construyendo a lo largo del tiempo, en la narración de sí mismo, sólo puede encontrarse en su plenitud al final de una vida.

coeur como indispensables para que una hermenéutica crítica pudiese considerar los innumerables condicionamientos que alejan la conciencia de una autorreflexión transparente. Mientras tanto, Ricoeur no se limitó a esa reducción, sino que reivindicó una hermenéutica amplificadora y restauradora del sentido. De hecho, como bien expresa en una conocida frase: “No es el pesar de las Atlántidas perdidas lo que nos anima, más allá del desierto de la crítica, ENERO / FEBRERO 2016

queremos ser nuevamente interpelados”. Ricoeur salió en busca del ser, con honestidad intelectual, reconocido rigor y erudición; no abandonó esta instancia de la reflexión considerada por él esencial, horizonte de su filosofía. Desarrolla la noción intrigante de Identidad Narrativa, vinculada a una nueva percepción del tiempo. Pasando por Aristóteles, Agustín y por la Filosofía de la Historia, concluye que la percepción del hombre en su limitación le permite narrar su experiencia de ser. La dificultad lógica insuperable (ya prevista en la experiencia del mal) de explicar lo que viene a ser la esencia del tiempo, de traducir en palabras su naturaleza, lo lleva al desvío necesario de la reflexión para el carácter narrativo de la experiencia del tiempo. Lo que reinvindica Ricoeur en la tradición filosófica es que interrogarse sobre el tiempo es, en un cierto sentido, interrogarse sobre el yo narrador. En Ricoeur se fundamenta la narración como una construcción que remite a una noción de verdad no ya como exactitud de la descripción, sino sí, mucho más, como elaboración de sentido, ya sea que se lo invente en la libertad de la imaginación, o se lo descubra en la ordenación de lo real.3 La imaginación narrativa conlleva una doble alteridad: la del yo narrador y la del ser al que el narrador se dirige en su propia estructura sintáctica en donde el pronombre yo implica un pronombre tú. El discurso vislumbra un ser-en-el-mundo que el escritor comparte con su interlocutor, lo que permite a la imaginación creadora habitar el mundo de distintas maneras, cada vez más amplias, consciente de sí mismo, consciente del otro, en la búsqueda común de la libertad, por una vida buena con los otros, para los otros, en medio de instituciones justas. Es casi una osadía querer presentar a Ricoeur en un pequeño artículo,

tal es la amplitud de su obra y de su pensamiento. Su vida, que se extendió a lo largo de casi todo el siglo XX, fue marcada por una reflexión continua y por un rigor inigualable que lo coloca entre los grandes nombres de la filosofía. La discusión de innumerables corrientes filosóficas y de las ciencias humanas nos indica un espíritu en continua búsqueda de conocimiento, de un conocimiento que se deje interpelar por problemas reales, que atañen al hombre contemporáneo. La conciencia del ser que se va construyendo a lo largo del tiempo, en la narración de sí mismo, sólo puede encontrarse en su plenitud al final de una vida. También sobre este final reflexionó Ricoeur en sus escritos Vivant jusq’à la mort, en donde repite a Baudelaire ¡Oh! Muerte, viejo capitán, ya es tiempo! ¡Levemos anclas! [...]nuestro corazón, tú lo conoces, está lleno de luz! Esta búsqueda del ser que se da en medio del declinar de la autonomía del cogito es reinvidicada por Ricoeur en paralelo a la máxima evangélica del grano de trigo que si no cae en la tierra y muere no puede dar fruto. Es preciso encontrarse delante de la incomodidad de una razón dilacerada para reencontrar nuevamente el ser. Traducción de Alejandro Poirier

1 Gagnebin, Jeanne Marie; Lembrar, Escrever, Esquecer. 2 Ricoeur, Paul; Le symbole donne à penser: Esprit, 1959. 3 Gagnebin, Jeanne Marie; Sete aulas sobre linguagem, memória e história.

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ENTREVISTA

José María Poirier

Bernardino Piñera

Un optimista con sentido común Con un siglo de vida a sus espaldas, este vital obispo chileno repasa con cordialidad y apertura sus recuerdos.

Cuando ya había festejado su cumpleaños número 100 nos encontramos, gracias a la amabilidad del representante de Chile en Buenos Aires, en la embajada del país trasandino. Monseñor Bernardino Piñera, tío del ex presidente y una de las figuras más estimadas y reconocidas del episcopado chileno, me recibió con exquisita amabilidad e envidiable lucidez y memoria. No disponía de mucho tiempo: estaba sólo por tres días en Buenos Aires y quería hacer demasiadas cosas, entre otras, conocer el colegio de El Salvador e ir al Teatro Colón. La conversación recorrió los temas que podían tratarse en ese ajustado tiempo. Piñera nació en París, donde residía su familia entonces, y estudió en el liceo Janson de Sailly; en el séptimo año, en vez de elegir un área específica –matemática o filosofía–, continuó con las dos opciones. Después cursó Medicina en Santiago de Chile y se especializó en Fisiología, motivo por el cual residió un tiempo en Cleveland, Ohio, en los Estados Unidos. De regreso, comenzó a trabajar en su especialidad, pero a los dos años ya estaba 28

en el seminario. Habían cambiado sus planes. Allí permaneció seis años de formación y después vivió once como sacerdote en Santiago; durante tres años fue auxiliar de monseñor Manuel Larraín Errázuriz, obispo reformador y amigo de Alberto Hurtado. Larraín colaboró con el cardenal Raúl Silva Henríquez y comenzó la implementación de la reforma agraria. Destacada figura en el Concilio Vaticano II, fundó también el CELAM, el Consejo Episcopal Latinoamericano. Bernardino Piñera fue durante 18 años obispo de Temuco, donde confiesa haberse “realizado plenamente”. Después, en los momentos difíciles de Salvador Allende y Augusto Pinochet, los obispos chilenos le pidieron que aceptara ser secretario general de la conferencia episcopal y que se estableciera en Santiago, de manera que “con gran pena dejé Temuco, ya que mi vocación había sido siempre la de pastor”. Estuvo once años en Santiago a cargo de la Iglesia nacional, y después fue arzobispo de La Serena, y retomó durante ocho la laboral pastoral. Allí volvió a sus raíces porque su padre era serenense. A

los 75 años presentó la renuncia y los franciscanos lo invitaron a integrarse a su comunidad; así fue que vivió 13 años en el convento de San Francisco, en La Alameda, en Santiago, donde escribió varios libros. -¿Cuáles fueron los temas privilegiados en sus libros? -Hasta entonces yo había publicado muchos folletos para apoyar la labor pastoral. Pero en los últimos años escribí el libro El reencantamiento de la vida, que obtuvo el Premio de la Sociedad del Libro chilena. Lo compartí con el senador comunista Volodia Teitelboim, con quien nos hicimos muy amigos. Después publiqué La oferta de la fe, donde investigué lo nuevo que hay en el mundo de hoy. En ¿Ser moderno o tener fe? traté de mostrar que el mundo moderno rechaza la fe, cuando el hombre de fe no rechaza al mundo moderno. También publiqué un resumen del catecismo que tuvo mucha difusión. A los 90, las hermanas de los ancianos empezaron a invitarme para que me fuera a su hogar, y terminé cediendo. Ya tengo cien, así que nunca pensé en vivir tanto. REVISTA CRITERIO N° 2422 2421


-¿Esa conjunción entre mundo moderno y fe tiene algo que ver con los pensadores católicos franceses como Jacques Maritain o Jean Guitton? -Esa época la viví, pero hay muchas otras cosas después.

había diplomáticos entre ellos. Valdés era franciscano capuchino, un hombre santo, muy sencillo y agradable como persona. Lo queríamos mucho.

-Usted trató al cardenal argentino Eduardo Pironio. -¿Qué recuerdo le dejó Manuel -Mucho. Un hombre santo, muy queLarraín? rido por todos, un verdadero pastor. -Era un hombre fino, gentil, muy buen sacerdote y obispo, fue bueno -¿Qué dejó a su juicio el padre Alconmigo y siempre me trató como berto Hurtado, abogado, jesuita, un padre. Yo era un estudiante de defensor de los pobres, gran moviMedicina y él ya era sacerdote. Era lizador de la sociedad chilena y hoy también un intelectual de polémica. proclamado santo? -Yo creo que el padre Hurtado fue un -¿Y el cardenal Raúl Silva Enrí- santo transparente, un hombre que quez, gran defensor de los derechos era todo positivo, que no perdía un humanos durante la dictadura mi- minuto de hacer el bien, que no gaslitar de Augusto Pinochet? taba tiempo en polemizar. Quizá no -Yo fui obispo antes que él. Tenía- fuera un genio intelectual, pero era mos una relación de familia. Era un muy dotado humanamente, con una líder fuerte, un guía. Pero yo repre- capacidad de trabajo y de acogida, de sentaba otra corriente, porque soy contacto, fuera de serie. Era el amor partidario de la colegialidad episco- apostólico vivido al ciento por cienpal: todos los obispos juntos hablé- to. Todo lo que Dios le había dado lo mosle al país. Él era más caudillo; un puso al servicio del Reino con toda la hombre admirable. energía y la simpatía. Lo conocí mucho, y le debo mucho también a él. -¿El cardenal Juan Francisco Fresno? -Fue más de mi tiempo. Era un -¿Qué impresión le causa el hombre que tenía la capacidad y la pontificado de Jorge Bergohumildad de colocarse en el puesto glio? ¿Cómo lo ve? que le pedía la Santa Sede y hacerlo -No lo conozco personalmente. He bien. Fue una gran sorpresa para el leído su primera encíclica y la encongobierno militar, porque resultó tan tré muy buena. Uno siente al hombre o más firme que el cardenal Silva. ahí. Ahora estoy leyendo Laudato si, Fresno asumió el cargo con plena que es excelente. Es fuera de serie, alautoridad: representar a la Iglesia y guien para el momento actual. defender su voz frente al gobierno militar, hacerse respetar. -¿Comparte con él las grandes reformas que se esperan en la Iglesia? -¿Y monseñor Francisco Valdés Su- -No tengo actividad en la Iglesia bercaseaux, obispo de Osorno, de hoy día, pero me gusta su personaliquien se ha introducido la causa de dad, su energía, su comunicabilidad beatificación? enorme, es un Papa providencial. -Él pertenecía a una familia aristocrática y muy talentosa. Su abuelo -¿Cuáles son sus recuerdos del era pintor, y muchos dicen que era Concilio Vaticano II? el mejor pintor de la familia, más -Para mí fue muy edificante ver obisque su hijo benedictino que se de- pos, arzobispos, cardenales, ya aldicó también a la pintura. También gunos hombres viejos entonces, haENERO / FEBRERO 2016

bituados a mandar y a mantener su punto de vista, que aceptaron poco a poco un cambio en la Iglesia promovido por obispos más jóvenes y de menos peso y prestigio que ellos. Yo entonces era uno de los obispos más nuevos, y encontré muy admirable la actitud de la minoría conservadora: cómo no protestaron, sino que colaboraron; contribuyeron a que el resultado fuera progresista y prudente al mismo tiempo. Cuando regresé a Chile escribí un folleto en el que traté de explicarlo: el Concilio fue para los obispos jóvenes una lección de solidaridad y respeto en la Iglesia entre mayoría y minoría, de convivencia de opiniones diferentes. Volví con una mejor idea del episcopado. Creo que soy el único sobreviviente de la primera sesión. El Concilio nos enseñó a respetarnos mutuamente, insistió mucho en la palabra comunión, algo muy importante y que caló profundo en la Iglesia. Además fue una muy buena experiencia espiritual, más allá de lo doctrinal. Se sentía que éramos una familia, entre los más cultos y los más sencillos. El papa Juan XXIII cumplió su papel de visionario al lanzar el Concilio y Pablo VI el suyo al saber “aterrizar” el avión; lo hizo muy bien. -Los años del gobierno de Pinochet significaron enfrentamientos muy fuertes para la Iglesia en Chile. -Es justo hablar de Salvador Allende y de Augusto Pinochet juntos, porque también los tres años de Allende fueron muy difíciles. Era un hombre diplomático, gentil, atento y caballero. Nos decía siempre que había prometido a su madre en el lecho de muerte que no tocaría a la Iglesia ni con el pétalo de una rosa. Pinochet era un militar, más duro, pero también era católico. Ninguno de los dos era un abierto enemigo de la Iglesia a título personal. Ahora bien, la Unidad Popular estaba dominada por los marxistas, y también por esa corriente revolucionaria MIR que estaba 29


ENTREVISTA

más allá del marxismo –en esa época los comunistas eran los conservadores, y los miristas eran los revolucionarios–. El modelo era Fidel Castro. Salvador Allende nos invitaba a ser la segunda Cuba, pero él era muy diferente a Fidel, aunque éste tuviera en Chile una gran influencia, más que Rusia en aquel entonces. La Iglesia, en efecto, no tuvo problemas con Allende hasta que se propuso sacar la reforma educacional, la ENU (Escuela Nacional Unificada). Entonces los obispos le dijeron: “hasta aquí llegamos”. Además el gobierno de Unidad Popular se estaba hundiendo por su propio peso, se paralizó el país… Pero no hubo encuentros fuertes con Allende; tampoco los comunistas eran perseguidores de la Iglesia, aunque muchos católicos miraban con cierto temor un gobierno de socialistas y comunistas. El MIR, que era más libre, resultaba más temible. Tampoco el gobierno militar tenía voluntad de perseguir a la Iglesia, pero defendimos a los perseguidos por los militares. Frente a miles de personas y familias que formaban parte del mundo socialista y comunista, y también frente a muchos católicos, la Iglesia decidió defender a los perseguidos. Ahí cortó con el gobierno militar, porque éste quería eliminar a toda costa el peligro de que atentaran contra Pinochet y de que se volviera a los tiempos de Allende. La represión fue muy dura, incluso con los demócrata cristianos. El cardenal Silva, y también todos los obispos, ayudamos a los perseguidos por la dictadura, con lo cual nos enemistamos con Pinochet. Se ayudó a cientos de miles de personas, y gran parte del mundo de la izquierda quedó agradecida con la Iglesia que los había defendido. El cardenal Silva dio la cara y decidió defender a los perseguidos sin importar la ideología; en eso fue un héroe. Del gobierno militar pasamos a la Concertación sin guerra civil, 30

hacia un gobierno que fue providencial para Chile. Hemos tenido veinte años con Aylwin, Frei, Lagos, Bachelet… cuatro gobiernos con mucha paz y mucho progreso. Después vino Piñera, y luego volvió Bachelet, que ahora está en más apuros que en su primera presidencia. -La Iglesia de Chile, que fue tan prestigiosa por la defensa de los derechos humanos, hoy se la vislumbra en profunda crisis. ¿Usted lo ve así o lo matizaría? -Yo tengo cien años, pero es cierto que se ve así. Sin embargo hay algo que me resulta extraño. Se insiste mucho en la falta de moral de algunos sacerdotes. Siempre en la Iglesia, como en cualquier gremio, hay un porcentaje de gente que falla. Pero yo no tengo en absoluto la impresión de que la Iglesia esté corrompida. He sido obispo durante muchos años y nunca me pareció que la Iglesia fuera demasiado tolerante con las faltas sexuales. Por el contrario, en mi tiempo siempre fue bastante mojigata, insistiendo en la pureza a lo san Luis Gonzaga… La impresión que yo tuve en el seminario es que era excesivamente cuidadosa de cualquier desviación sexual. En mi vida de obispo, me tocó conocer algunas personas santas y otras no tanto, pero nada excepcional. Cuando veo de repente los escándalos por la denuncia del padre Fernando Karadima, tengo la impresión de que se han cargado las tintas. Esa Iglesia no la conozco. Todos podemos haber tenido un momento de debilidad, pero es desfigurado presentarla como corrupta en materia sexual. -¿Los cambios tratados en el Sínodo de la familia son positivos? -Como estoy casi ciego no he podido seguirlo en profundidad, pero creo que es muy positivo. De lo que más hablan los católicos es de los divorciados vueltos a casar y de la

comunión, pero creo que hay algo más de fondo: quizá haya que repensar el matrimonio y la familia en el contexto de una cultura nueva, que tiene mucho de bueno y mucho de malo también. A mí me impresiona lo que veo de bueno, por ejemplo, que los hombres asumen hoy mucho mejor que en otro tiempo su función de padres. Antes un padre ejemplar se divertía muy poco con sus niños; hoy hasta los cambian y se ocupan de la casa, y sucede en todo el mundo. Hoy veo familias donde padre, madre e hijos están mucho mejor integrados, más unidos. Con respecto al problema de la legislación del divorcio, del aborto y todo eso, los legisladores tratan de seguir la realidad, prescindiendo de los principios. La situación de hecho, sin embargo, no debería basarse sólo en los cambios negativos sino en todos los cambios de la familia como institución. Veo sobrinos nietos y bisnietos míos que quizás hoy son mejores padres que los que yo tuve, en cuanto al compromiso con la familia. Hay muchos divorcios, es cierto, pero antes todo esto se tapaba. Había padres supuestamente ejemplares que tenían una querida y otros hijos. Yo no sigo el problema, y seguramente hay muchas cosas que corregir, pero no soy dramático en cuanto a considerar que en el mundo de hoy la familia se está derrumbando. Diría casi lo contrario: la familia se está reconstituyendo. REVISTA CRITERIO N° 2422


CULTURA

Las posiciones religiosas de Borges Publicamos la intervención de monseñor Héctor Aguer, arzobispo de La Plata y académico de número de la Academia Nacional de Ciencias Morales y Políticas, en la sesión platense de la iniciativa vaticana del Atrio de los Gentiles.

I. A lo largo de su vida Jorge Luis Borges ofreció diversas “confesiones” acerca de sus convicciones filosóficas y de su posición religiosa; sobre todo hay que hacer notar que manifestó reiteradamente su distancia respecto del catolicismo. Recojo esas definiciones suyas en cinco brevísimos capítulos:

1)Los

antecedentes familiares y el contexto social y cultural originario han tenido su peso. He aquí un recuerdo suyo, datado en 1974: “Mi madre era católica como todas las señoras argentinas, es decir, sin entender absolutamente nada de religión. Mi padre era librepensador, como todos los señores argentinos también. Como Spencer. Mi abuela paterna era muy religiosa, protestante. Cuando llegó el momento de la primera comunión, mi padre me dijo: “Mirá, para mí es una ceremonia absurda, pero para tu madre es

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CULTURA

muy importante. ¿Querés hacer la primera comunión o querés esperar a haber llegado a alguna conclusión sobre estos hechos?” Mi hermana eligió hacer la primera comunión y es católica, yo elegí no hacerla y soy librepensador todavía, aunque eso parezca anticuado”. Esta caracterización suya no parece seria ni profunda, y debe ser equilibrada con otras consideraciones que la completen.

2)Experimentó una gran simpatía

una observación tan superficial? En ese mismo contexto rechaza enseñanzas fundamentales del Evangelio, seguramente porque no las entiende. Allí se refiere a la recompensa prometida a los discípulos: “Muchos de los primeros serán los últimos, y muchos de los últimos serán los primeros” (Mt. 19, 30; Lc. 13, 30); la aseveración le parece injusta y absurda; tampoco comprende la bienaventuranza de los pobres (de espíritu, según el texto de Mt. 5, 3) y se rebela contra la enseñanza evangélica acerca del peligro de las riquezas, y confundido dice: “Menos entiendo esa idea miserable de que los ricos no entrarán al Reino de los Cielos porque aquí en la Tierra ya recibieron su recompensa”. Detrás de sus dichos se ocultan, probablemente, sus vacilaciones y aquella “admiración” que reconoce habrá sido l’antica fame de la que habla el Dante (Paraíso XXXI, 105), la búsqueda –a su modo– del Rostro de Cristo.

por el budismo, porque “no impone ninguna mitología”; quiere decir que se trata de una mera ética: “se puede ser budista y creer en miles de dioses, como del mismo modo, prescindir de todos ellos” (1981). Parece no creer en un dios personal y todopoderoso, aunque en su caso esta conclusión resulta siempre dudosa. Considera a la Trinidad “un monstruo teológico” que “sobrepasa en monstruosidad al dragón y al unicornio” (1983). Sin embargo recuerda, dos años después, que su padre, agnóstico, solía decirle que “el munEn la cuestión acerca del sendo es tan extraño que hasta la idea de tido de la vida aparece claro que la Trinidad es algo posible”. Borges no fue un filósofo, sino un Confiesa una continua resisten- escritor que equipara el vivir con el cia por lo católico, aunque admite soñar. Son numerosas sus declaraque quizá podría ser cristiano. En el ciones sobre la muerte. Por ejemplo: catolicismo le disgusta lo que –según “el optimismo, para mí, es creer en la él– tiene de político y jerárquico; le muerte” (1984); siento una gran esatribuye un sentido social pero a la peranza por ella… con ella podré revez una tendencia a la “falta de éti- cuperar la oscuridad en toda su pleca”. Esta declaración se refiere a los nitud” (1977). “Si hay inmortalidad conceptos teológicos de mérito, con- entonces la muerte es una broma… fesión y perdón de los pecados; los francamente estoy harto de ser Borcalifica de inmorales. Su último li- ges”. Oscila varias veces en sus opibro, sin embargo, incluye un terrible niones acerca de un posible más allá: poema en el que recupera el aprecio “Estoy seguro de que no hay nada después de la muerte” (1974). “Espedel perdón. ro ser aniquilado y después olvidaEn una entrevista concedida en do. Mi padre siempre dijo que quería 1976 al diario La Opinión, afirma: morir cuerpo y alma; comparto esa “Siempre he tenido una admiración esperanza y esa impaciencia” (1983). muy especial por Cristo”, pero no lo “Puede ser que haya otra vida, por convence lo que ve en él de “político” qué no… aunque no sé si es una iluy “hasta demagógico”. Por eso no le sión recomendable” (1985). resulta tan simpático como Sócrates Las contradicciones registradas meo Buda. ¿Habrá que tomar en serio recen, cada una, el estudio cuidado-

5)

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so en su contexto y, por otra parte, comparar esas declaraciones en reportajes con lo que pueda surgir de su poesía y de su obra de ficción. Yo no soy competente para semejante investigación, por lo tanto propongo esta modesta síntesis ateniéndome a sus dichos ut sonant.

II. Un dato importante para acercarnos a la dimensión religiosa de la personalidad de Borges es la atracción que experimentó por la mística judía, o más bien por la Cábala. A los 16 años leyó la novela Der Golem de Gustav Meyrink, obra de 1915 que se basa en un cuento del rabino Judah Löw ben Bezulel, de Praga. Quedó fascinado por esa especie de ocultismo nominalista y en su precioso poema “El Golem” recrea el episodio de la animación del muñeco, que se hace posible porque el rabino “se dio a permutaciones y a complejas variaciones y al fin pronunció el Nombre que es la Clave…” Ese Nombre es el que sabía Adán en el Jardín, que el pecado borró y perdieron las generaciones. Borges concluye: “¿Quién nos dirá las cosas que sentía Dios, al mirar a su rabino en Praga?”. Asocio ese asomo cabalístico al misterio a lo que dice en “El tótem” (Atlas, 1984), que la foto del facsímil de un ídolo canadiense es “sombra de la sombra de una sombra”. Es notable que también Güiraldes y Marechal hayan experimentado la misma tentación y hayan incursionado en los secretos cabalísticos. Borges conocía a Santa Teresa de Jesús y a San Juan de la Cruz, pero no le dijeron nada en cuanto a las riquezas de una mística realista que es desarrollo de la fe y del amor. En Ficciones incluye un texto titulado “Tres versiones de Judas”, en el que sigue una obra del sueco Nils Runeberg y presenta la traición de Judas como un sacrificio condigno y neREVISTA CRITERIO N° 2422


cesario; identifica al traidor con el Verbo Encarnado, que para salvarnos eligió ser Judas. Esta manipulación extravagante está maravillosamente escrita. Pienso que, después de todo, Borges era un gnóstico; lo acerca al gnosticismo su concepción de la literatura: la ficción es la realidad; vivir es soñar.

III. En algunos poemas el gran escritor parece abrirse a un significado trascendente del mundo y del destino humano. Es muy significativo el final de su soneto “Ajedrez II”: “Dios mueve al jugador, y éste, la pieza/¿Qué dios detrás de Dios la trama empieza/de polvo y tiempo y sueño y agonías?” La belleza –la belleza formal de su obra es extraordinaria– podría trazar un camino de apertura. Él tuvo la convicción de recibir dones, y el oficio del poeta, su deber y su ministerio, es transmutar en belleza las experiencias de cada día. Aporto un dato que no es muy conocido. En 1971, con más de cien personalidades de todo el mundo, Jorge Luis Borges firmó un petitorio dirigido a la Santa Sede en el que se pedía “que reconsiderase, con la máxima gravedad, la tremenda responsabilidad con que quedará ante la historia del espíritu humano por el

hecho de no consentir que se pueda vivir perpetuamente la Misa tradicional”. Es la dimensión estética de la liturgia –hoy día tremendamente menoscabada– la que veían entonces amenazada los firmantes. Entre ellos se encontraban Agatha Christie, Henri de Monterlant, Augusto Del Noce, Robert Graves, Romano Amerio, Marcel Brion, Graham Greene, Julien Green, Yehudi Menuhin, Malcom Mudderidge, Marius Schneider y Bernard Wall. Como se sabe, aquel rito quedó prohibido de hecho durante 40 años, hasta que Benedicto XVI restituyó el derecho a celebrarlo –como forma extraordinaria del Rito Romano– mediante el motu propio Summorum Pontificum, en 2007. Una observación final, deslizada con todo respeto. En las opiniones de Borges abundan la visión crítica, la ironía y el desparpajo; parece que busca sorprender e incurre en “poses”, lo cual denota a veces cierta superficialidad, una cuota de frivolidad. No corresponde formular un juicio subjetivo que ponga bajo examen sus intenciones, pero en ocasiones uno está tentado de dudar de su sinceridad. Otra vez la misma sensación: ¿cuál es el límite entre la ficción y la realidad? Lo cierto es que rezaba el Padrenuestro, y que recibió in extremis el sacramento de los enfermos. En este caso se lo puede llamar extremaunción. Dios es misericordioso.

Borges tuvo la convicción de recibir dones, y el oficio del poeta, su deber y su ministerio, es transmutar en belleza las experiencias de cada día.

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IGLESIA

Gerardo Daniel Ramos

Una pastoral de la misericordia urgida por la belleza Podría establecerse un fecundo paralelismo entre las figuras femeninas del musical-película Los miserables (T. Hooper, 2012) y las actitudes pastorales requeridas para el Año de la Misericordia en un Santuario.1

Los miserables, el musical, dirigida por Tom Hooper y protagonizada por Hugh Jackman, Russell Crowe, Amanda Seyfried y Anne Hathaway.

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La humanidad más hermosa La figura de Cosette cantando una melodía infantil (Castle on a cloud) representa lo más puro de la humanidad en sus aspiraciones más bellas.2 Acunando una muñeca de trapo, pálido reflejo de la que contempla de lejos en la vidriera de una tienda, con evocaciones maternas que ella misma anhela y espera en su nubecielo, donde no se llora ni trabaja, donde finalmente se podrá jugar, la pequeña Cosette se convierte en emblema de la fe esperante. Su mamá en el cielo nos remite a la persona de Fantine, recientemente partida después de una agonía por tuberculosis, habiendo en cierto modo dado la vida por su hija. Del mismo modo en que ella se siente cuidada, cantando con talante maternal a modo de tierna plegaria orante, Cosette convierte el oscuro no-lugar de la mundana taberna en cálido espacio habitado por la trascendencia. Jean Valjean descubrirá a Cosette de noche, temerosa en medio de un bosque con nieve al que había sido enviada por la patrona (¿bruja?) a buscar agua, símbolos todos que remiten a las cavernas del inconsciente y al mundo infrahumano, una especie de infierno. Allí se producirá el encuentro que transformará sendas vidas, en torno a un pozo de agua análogo al que propició el diálogo de Jesús con la mujer samaritana de Jn 4,1-42.3 Casi de inmediato, Cosette sonreirá y confiará intuitivamente en Jean Valjean. Con él regresará balanceándose lúdicamente de su brazo izquierdo, y recuperará la libertad después de un doble pago red-emptor (=comprar dos veces) hecho a los inescrupulosos y avaros Tenardieu que la explotaban y maltrataban en su “miserable” taberna. Fantine es la madre que da su vida por Cosette, yendo en este amor “hasta el extremo” (cf. Jn 13,1). Es también la que encomienda a Jean Valjean el cuidado de su hija, vienENERO / FEBRERO 2016

do ya cercana e ineludible la propia muerte, y quien regresará años después a buscarlo desde el más allá (o desde el más acá), cuando el antiguo presidiario deba partir para encontrar finalmente esa paz tan anhelada como hasta el momento esquiva: “Has cuidado bien de Cosette” (Come with me). Fantine se convierte entonces para él en una mezcla de figura angelical, entre materna y esponsal, portadora de una delicada ternura transfigurada. El paralelismo con el recién estrenado y primaveral amor humano entre Cosette y Marius pone esto último de manifiesto justo en el invierno de la vida del 2-4-6-0-1, pero ahora desde una perspectiva eminentemente teologal-trascendente: vinculado a la figura del Padre-Obispo, manifestación de la misericordia y el perdón en su propia vida, que lo recibe al final del resplandeciente camino-jardín nupcial, y al canto de innumerables elegidos que encarnaron nobles (aunque limitados) ideales en una plaza de París convertida ahora en inmensa barricada. De este modo, la escena con rostros iluminados y por primera vez sonrientes se convierte en símbolo del desposorio entre la nueva Jerusalén y el Cordero degollado (cf. Ap 21-22), y del mismo

Jesús (=Jean Valjean) que retorna al seno del Padre (=Obispo) en virtud del Espíritu (=Fantine). En conjunto, Cosette y Fantine son figuras marianas. Evocan, respectivamente y por apropiación, a la inmaculada y a María asunta, nueva Eva. Pero también a la Iglesia-Esposa (cf. LG 65) “llena (finalmente) de limpia hermosura”.4 El camino pascual-teodramático de Fantine, que transita de la caída (cantada narrativamente en su conmovedor solo I dream a dream) a la gloria (cantada dulcemente en Come with me), así lo sugiere. A partir del encuentro con el Padre-Obispo, estas figuras femeninas acompañarán y contribuirán decididamente en la transformación del imaginario simbólico y de la misma vida de Jean Valjean, haciéndolo pasar del odio herido, polarizado en torno a un imaginario regresivo asociado a la caricaturesca (por implacable) justicia de Javert, hacia el amor transfigurado, centrado éste en un imaginario progresivo de misericordia primero experimentada con gratitud y luego comunicada con gratuidad. La fragilidad inicial de Cosette como niña y de Fantine enferma en el burdel portuario, necesitadas ambas de la compasión y disponibilidad 35


IGLESIA

samaritana (cf. Lc 10,25-35) del ex presidiario, como así también el cariño filial de Cosette con Marius y la ternura materno-esponsal de Fantine al final de su vida, posibilitarán la definitiva transfiguración de Jean Valjean, en un camino existencial que hasta el momento, jalonado de cruces, parecía haber sido tan solo recurrente Calvario. Un itinerario en el que se fueron convirtiendo las autorreferenciales y endurecidas tinieblas idolátricas en autotrascendente y tierna luz icónica.

Una pastoral de la misericordia En el ministerio de la reconciliación y la sanación que encuentra privilegiado espacio celebrativo en los Santuarios,5 haciéndonos cargo de la fragilidad de muchas personas “heridas” de nuestro pueblo,6 descubrimos como pastores lo más lindo de la humanidad nueva a modo de acontecimiento, manifestación y donación (J. L. Marion7): también de la nuestra. Empeñarse en encontrarnos con el hijo, y sobre todo la hija de Dios que hay en cada persona, posibilita experimentar el don que adviene gratuitamente y excesivamente nos supera y trasciende. Al acoger y bendecir, perdonar o ungir como cristóforos, la belleza ori-

consagrado a Maginal de una humaLa pastoral de la ría. Me animaría a nidad concreta nos misericordia exige decir que de modos sale al encuentro y un delicado y activo propios e inéditos vuelve a resplandiscernimiento, en cada etapa de decer incluso con hecho de silencios y sus itinerarios vimayor luz y gloria palabras, intuiciones y tales como peregrique en sus tiempos nas: en la infancia y primordiales. Sogestos oportunos e la juventud (=Comos partícipes del inéditos. acto red-emptor de sette), en la mitad y pascua de sus vidas Dios que en Cristo (=Fantine), produsigue reconciliando al mundo consigo, infundiendo ciendo un efecto cuasi-sacramental su Espíritu Santo que convierte a también red-emptor en la existencia cada creatura libre en “templo” santo de los pastores, padres, hijos, hery “nueva creación” (cf. 1 Co 3,16; 2 manos, amigos y esposos. Como si Co 5,17). Esta interioridad resurgida la santidad de Dios se derramase a de la oscuridad más tenebrosa, llena modo de óleo de misericordia en el ahora de serena alegría y paz como corazón de cada ministro, dejando la llama del cirio en pleno Pregón el interrogante verdadero de quién Pascual, se convierte en piedra viva sale de cada encuentro en realidad (cf. 1 Pe 2,5) del Templo santo de más sanado, ungido y transformado. Dios que es la Iglesia. Esta multitud Parafraseando a Fiodor Dostoievsde personas renacidas de lo alto son ki, ésta es la belleza donada por el ahora las verdaderas “joyas de la Vir- Espíritu “que está salvando al mungen” que enriquecen y coronan con do”. Es la fragilidad y ternura filialnuevo esplendor el rostro de la Espo- materno-esponsal del pueblo fiel de Dios que posibilita, muchas veces a sa (cf. Ap 12,1). Visto en esta perspectiva, lo ma- partir de su propia desfiguración, el riano de cada persona que viene a don transfigurante de lo alto. este mundo, y que para el creyente Para que el pueblo-esposa se exes siempre capaz de sobreponerse a prese y manifieste hay que darle la miseria del pecado, aflora de un tiempo, acompañarlo, escucharlo modo más natural y rico en la vida, y mantenerse disponible. Hay que corazón, rostro y mirada de las mu- aguardarlo/a pacientemente a la jeres, en particular en el contexto puerta, como a la Sabiduría bíblica,8 celebrativo y festivo de un santuario esperando su kairós, la manifestación

Acompañando el crecimiento de la infraestructura de Argentina

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de su sancta santorum. La pastoral de la misericordia, tanto en relación a las concretas obras corporales como a la pastoral de la escucha, a los sacramentos de la reconciliación y la unción o a las mismas bendiciones ocasionales, exige un delicado y activo discernimiento, hecho de silencios y palabras, intuiciones y gestos oportunos e inéditos. Pide dejarse conducir por las mociones del Espíritu, que “no se sabe de dónde viene ni a dónde va” (cf. Jn 3,8), ex-

perimentando su don en los rostros y miradas narrativas del “santo pueblo fiel de Dios” (Francisco9) antes que en el intento apresurado por comunicarlo o querer resolver “problemas”, no sin un dejo de presuntuosa impaciencia. El paso de Dios tiene como indicadores inconfundibles un gozo y paz suavísimos,10 anticipos de la gloria, que conducen de la gratitud discipular (=misericordia experimentada) a la gratuidad misionera (=misericordia comunicada).

1 Ofrezco un comentario estético-teológico-pastoral a esta obra cinematográfica, que presupone el musical y la novela de Víctor Hugo homó-

nimas, como icono inicial de mi libro Mística y misericordia en los discípulos misioneros. Lectio pastoral ignaciana a partir de los Evangelios de Lucas y Juan, Credo Ediciones, Saarbrücken, 2013, 3-9. También una síntesis de la Bula de convocación al Jubileo extraordinario de la misericordia, Misericordiae vultus (2015) en Introduciendo una teología del cambio de época. Fundamentos, método y estructura, Credo Ediciones, Saarbrücken, 2015, Apéndice 2, 43-46; y un desarrollo pastoral de la teología del santuario en “Peregrinando al santuario”, que es el epílogo de Trilogía ‘Teología del cambio de época’, Vol. III, Credo Ediciones, Saarbrücken, 2013, 421-484, prologado por el entonces Cardenal Jorge Mario Bergoglio sj. Puede accederse libremente a todo este material desde mi sitio: https://uca-ar.academia.edu/GerardoDanielRamos. 2 En este mismo sentido, la figura del niño Gavroche representa lo más noble. 3 Desarrollo una pormenorizada exégesis de este pasaje en Trilogía I, 309-330, y en versión pastoral abreviada, aplicada a la vida del santuario, en Trilogía III, 429-440. 4 Cf. MISAL ROMANO, Prefacio de la Inmaculada Concepción. 5 CONGREGACIÓN PARA EL CULTO DIVINO Y LA DISCIPLINA DE LOS SACRAMENTOS, Directorio sobre la Piedad Popular y la Liturgia. Principios y orientaciones, Ciudad del Vaticano, 2002, nº 267. 6 Desde hace cinco años, colaboro pastoralmente en el Santuario Nacional de Luján (Argentina). 7 Por ejemplo, J. L. MARION, Reducción y donación: investigaciones acerca de Husserl, Heidegger y la fenomenología, UCA – Prometeo, Buenos Aires, 2009. 8 Desarrollo esta temática sapiencial, que anuda agua, mujer, esposo, adoración y cosecha, en el referido comentario al relato de Jesús y la mujer samaritana, Trilogía I, 312-326. 9 Por ejemplo, FRANCISCO, Misa Crismal, 17/04/2014; Festividad de Nuestra Señora de Guadalupe, 12/12/2014. 10 “Es propio de Dios y de sus ángeles, en sus mociones, dar verdadera alegría y gozo espiritual, quitando toda tristeza y turbación, a las que el enemigo induce” (IGNACIO DE LOYOLA, Ejercicios Espirituales, nº 329).

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CULTURA

Miembro de la Sociedad Española de Estudios de Comunicación Iberoamericana de la Universidad Complutense de Madrid y de la Asociación Española de la Prensa Cinematográfica.

Pablo De Vita

Comunicación e imaginario cultural postkircherista Después de la polémica vinculación entre política, estética, historia y sociedad durante la última década, es necesario repensar los medios y la gestión cultural para instalar un nuevo paradigma.

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El cambio del signo político en la Argentina, luego de una relativa diferencia de votos a favor del actual Presidente, al momento del cierre de estas líneas aún se encuentra en una fase de consolidación que le permitirá conocer el estado real y concreto de todo lo que concierne al país y luego brindar mejores herramientas para la futura acción de gobierno. Esto incluye la designación de funcionarios clave que no han sido nombrados aún. Pero sí se conocen los nombres de los responsables del área de cultura de la Nación (Pablo Avelluto); de la Ciudad (Darío Lopérfido), y en el conglomerado de medios públicos, el Centro Cultural Kirchner y Tecnópolis (Hernán Lombardi). A excepción de Lopérfido, que hereda una gestión de su mismo signo político, los otros deberán lidiar con una noción de Estado que –a todas luces– se encuentra dirigida hacia otro horizonte discursivo y con cuadros de gestión, en muchas áreas intermedias de la administración pública, con sesgos políticos diversos. Toda la estructura estatal e incluso buena parte de un colectivo conformado por medios de comunicación acríticos y afines (sustentados en algunos casos a través de la pauta oficial), contribuyó no sólo a consolidar un modo de ejercer el poder y comunicarlo, sino también una forma de entender a la múltiple sociedad contemporánea y tornar visible la labor de gobierno. También construyó cierta noción de imaginario que, como tal, no se centró exclusivamente en la difusión a plazos semanales de sus metas y alcances sino a reformular aquello que, con acierto, Nicholas Shumway definió como “ficciones orientadoras”. Esto es, cuáles son las características que definen la identidad nacional, que se hizo en notorio contraste con las ideas que se desarrollaron desde 1808 y hasta la generación del ’80. Ese revisionismo de los mitos culturales del país demonizó a algunos (Mitre), dejó de lado a otros (Alberdi), fue ambivalente ENERO / FEBRERO 2016

Toda la estructura de acuerdo con La administración la coyuntura con entrante recibe estatal e incluso buena alguno más (Sarmedios públicos parte de un colectivo miento) y también conformado por medios de gran jerarquía eligió sólo algunas técnica y una conaristas de grandes de comunicación acríticos cepción de medios y afines contribuyó no hombres (Moreno). temáticos aún a desólo a consolidar un modo sarrollarse a gran El revisionismo histórico reposicioescala dentro de la de ejercer el poder y nó a sus nombres comunicarlo, sino también Televisión Dig it a l legendarios (Rosas, Abier t a (TDA) una forma de entender Jauretche, Kusch), que, junto a aquela sociedad encumbró a conllos de interés gecontemporánea temporáneos de neral, presentan las prestigio (Laclau) y tornar visible la labor de temáticas orientay volvió a transidas al futuro. Mengobierno. tar por algunos de ción aparte, es aún los tópicos clásicos inadmisible que del nacionalismo el canal Ciudad vernáculo que inevitablemente con- Abierta no haya sido una voz denducen a la mitificación. Con gran tro de la programación generalista y acierto en función de sus fines, ya sólo pueda verse por la televisión por el primer peronismo comprendió cable. Podría sumarse vitalmente al aquello de que el hombre es un ani- abanico conformado por IncaaTV, mal político pero le añadió lo “senti- Arpeggio y Encuentro, entre otros, mentalmente” político, herencia que para brindar una televisión temáel kirchnerismo supo administrar tica cultural de calidad. ¿Cuál es el para la conformación de una nue- problema? La inversión millonaria va noción de imaginario cultural que requiere el sostenimiento de una hasta su multitudinaria despedida programación propia, nueva y variadel Gobierno nacional. Quizás esa da en tiempos de ajuste económico. construcción sentimental tuvo una Además, el debate también implica sola falla, aunque fatal: no dirigirse repensar la lógica del mapa audioa las múltiples realidades de la mu- visual en el cual los campos diferentable sociedad contemporánea y, por ciados –en los que el cine era domiel contrario, querer incluirla dentro nante hasta la llegada de la televisión de un ideario racionalizado previa- y ésta lo era hasta la aparición de mente. Las sociedades no se compo- Internet– han cambiado. En efecto, nen hoy de grandes conglomerados esos bloques en la actualidad se mixconceptuales sino de poderosas sub- turan e interrelacionan de diversas jetividades en las cuales las técnicas maneras. En un histórico debate en de comunicación definen su vínculo los años ‘60, Hubert Beuve-Méry, con el imaginario, y no al revés. “La entonces director de Le Monde, recomplejidad es una noción cuya pri- marcaba la labor distintiva de cada mera definición no puede ser sino uno: la radio informa, la televisión negativa: es lo que no es simple. El muestra, la prensa explica. Hoy, si objeto simple es el que se puede bien en esencia cada canal comuniconcebir como una unidad ele- cacional mantiene su sesgo propio, mental indescomponible”, escribió todos migran elementos del vecino Morin, agregando que: “No obs- y añaden –vital en la prensa escrita tante se puede aplicar una teoría de hoy– la labor de interpretar lo que simple a fenómenos complicados, le sucede a la sociedad. En definitiva, ambiguos, inciertos. Entonces se la democracia republicana demanda hace una simplificación”. pluralidad pero no debe olvidar el 41


CULTURA

diseño de un perfil comunicacional que permita trasladar los principios que operan en el cambio cultural de los medios públicos como un signo positivo para el conjunto de la sociedad, ya que el campo de la cultura es hegemonizado por los mass-media. Todo un símbolo es la carta de intención presentada por diversas entidades de la colectividad italiana: reclaman que el monumento a Colón vuelva a su sitio originario detrás de la Casa Rosada, pero sin por eso enviar al exilio a la escultura de Juana Azurduy, que observa deficiencias técnicas y cuyo pedestal no tiene correspondencia con el entorno donde se erigía aquel. La idea es que sigan juntas en el mismo predio bajo el denominado “Conjunto Monumental del Encuentro en el Segundo Centenario de la Independencia Argentina”, tal como informó el diario La Nación. Así, desde el notorio conjunto monumental, se zanjaría una discusión de larga data y se acallarían las pasiones que desató la remoción de un monumento y su reemplazo por otro, pero además se enviaría un poderoso signo: el de la aceptación de las identidades múltiples de la Argentina. Somos tan hijos de Juana

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Azurduy como de Cristóbal Colón, nuestra sociedad se construyó bajo notables corrientes migratorias fundamentalmente europeas y hemos mantenido lazos permanentes con el viejo continente. Tan real es la lucha de Azurduy en las guerras de la Independencia como un dato dentro de lo “sentimentalmente político” que fue olvidado al remover uno por otro: la mayor parte de la sociedad desciende “de los barcos”. El kirchnerismo dejó el gobierno con una Plaza de Mayo llena de fervorosos cuadros militantes y una profunda aura de mistificación en respaldo a su gestión. Sin una lógica superadora de la cultura y los medios en la Argentina, que se inscriba de manera decidida y contundente en paralelo a otras áreas de gobierno, esa postal final se agigantará. De la superación de la crisis económica y la labor efectiva en materia cultural y de comunicación dependerá en buena medida la suerte del Gobierno y un futuro donde la Argentina se integre a un paradigma distinto, evitando un regreso a las fuentes en las que el poder se construyó a su imagen y semejanza durante más de una década.

La democracia republicana demanda pluralidad pero no debe olvidar el diseño de un perfil comunicacional que permita trasladar los principios que operan en el cambio cultural de los medios públicos como un signo positivo para el conjunto de la sociedad.

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CINE

Daniel Sendrós

Empezando el año Balance de la gestión K en el Incaa.

“Corrige al sabio, y será más sabio. Corrige al necio, y será tu enemigo”. Antiguo, preciso y eterno consejo que hemos puesto en un papelito bien a la vista, cosa de tenerlo sobre la computadora cada vez que abrimos el facebook. ¡Es que uno se encuentra a cada rato con alarmistas, tremendistas, resentidos, odiadores sin pausa ni razonamiento, vanidosos de relatos insostenibles, difusores de noticias inconcebibles, declamadores, declaradores de guerra, dueños de la verdad única e irrefutable, voceros del pueblo que la mayoría de la población desconoce u olímpicamente ignora! Y uno los lee y se siente impulsado a explicarles ciertas cosas básicas, a corregirles muchos datos que repiten sin pensar, a pedirles que no se hagan tanta mala sangre y de paso dejen de amargar un poco a los demás. Entonces alza la vista hasta ese papelito, lee aquel antiguo consejo, y pasa a ocuparse de otra cosa. Ya el tiempo calmará los ánimos. Entretanto, es cierto, mucha gente ha estado perdiendo el tiempo, la salud, la oportunidad de brindar juntos ENERO / FEBRERO 2016

y de hacer algo juntos. Incluso, de continuar haciendo algo, como ha ocurrido en estos meses en el ambiente del cine. Es que, a diferencia de otros sectores, en estos tiempos el cine nacional (y el grueso de la actividad audiovisual) fue creciendo en premios y boleterías, disfrutó de varias iniciativas elogiables del Incaa, podría avanzar todavía más. Pero también tendría que corregir mucho más. No vamos a aplastar al lector con cifras y porcentajes de lectura fastidiosa. Sólo lo necesario para dar a entender que estos últimos fueron años de vacas gordas, pero también de vacas hinchadas. Veamos. A diciembre de 2015, el cine argentino ocupaba más del 14% del mercado interno y superaba por tercer año consecutivo el tope de 7 millones de espectadores, calculando 50 para todos los estrenos del año. Algo más: el éxito se repartió bastante, lo que fortaleció el término medio indispensable para que mucha gente pudiera seguir avanzando. Pero más es la que apenas recupera la inversión, o estrena di-

recta y conscientemente a pérdida. Parece que se confía demasiado en los circuitos alternativos, los jubilados que van a ver cualquier cosa al Gaumont, y los subsidios del Incaa, que de todos modos tampoco alcanzan. ¿Entonces? Previsoramente, la gestión de Liliana Mazure impulsó la multiplicación de los Espacios Incaa, la mejora de salas mediante crédito y asesoramiento, la creación de Incaa TV y de un mercado de cine latinoamericano desde Buenos Aires, y la generación de plataformas de video on demand a nivel nacional y regional. Eso, entre muchas otras iniciativas, que ella se ocupó de recordar en un simpático libro de autobombo, La creatividad desatada-Gestión Audiovisual 2008/2013. Cuando Mazure fue electa diputada, la sucedió su mano derecha, Lucrecia Cardoso, con el beneplácito de casi toda la gente de cine. Hija del recordado Oscar Raúl Cardoso, gran periodista de Internacionales de Clarín, ella es dialoguista, dinámica, de buen carácter y también de gestos democráticos. Bajo su 43


CINE

gestión tuvieron alguna ayuda estatal por lo menos dos documentales críticos del kirchnerismo: La lluvia es también no verte, sobre los manejos posteriores al drama de Cromagnon, y La jugada del peón: el agronegocio letal, que muestra a la propia Cristina Kirchner avalando con entusiasmo la expansión de la discutida Monsanto. Cardoso cumplió ampliamente con todas las expectativas, y generó además otras cuantas iniciativas. La formación de nuevas generaciones en Capital y en el interior mediante estudios formales e informales, el lanzamiento de la plataforma Odeon, dedicada a la difusión de películas y series nacionales, la participación activa en un plan de salas sudamericanas que difundirán cine de la región vía satélite, lo mismo que la Red de 44

Salas Digitales, son aportes concretos en beneficio del quehacer audiovisual con acento argentino e iberoamericano. Concretos y onerosos, ahí está también el detalle. Como el Incaa es un organismo autárquico, que genera su propio presupuesto a partir de un impuesto a las entradas y otras formas de difusión del material audiovisual (gran acierto de la Ley de Cine que lleva la firma del doctor Carlos Menem), muchas críticas que se hacen sobre abuso del erario público son infundadas y capciosas. Pero otras son ciertas. Es muy cierto que hubo despilfarros y que el número de empleados del Incaa fue aumentando en progresión geométrica, lo que obligó a alquilar más y más oficinas (problemas de crecimiento, diría alguien bondadosamente). La abierta participación en las contiendas

electorales desde el propio Incaa, es otro problema. Cardoso es cristinista. Aún así, ¿podíamos darnos el lujo de perderla, y perder también a algunos de sus mejores gerentes? Cierto que mucha gente acérrimamente cristinista se ha vuelto cerrilmente antimacrista. ¿Pero no sería posible, acaso, un trabajo en común, en beneficio del cine? Pues no. Al cierre de esta página acaba de renunciar. Peor aún: parecía que iba a reemplazarla un veterano productor y distribuidor, reconocido por todos y avalado por Campanella, pero no lo aprobaron porque hace cinco años distribuyó la película sobre Néstor Kirchner (que encima le fue mal en boletería). Así estamos. Alguno compara este gobierno con el de la Libertadora, pero se equivoca. Entonces no había facebook. REVISTA CRITERIO N° 2422


LIBROS

Rondó para Beverly de John e Yves Berger Buenos Aires, 2015, Alfaguara

ÍNTIMO HOMENAJE En 2013, al mes de morir su mujer, el escritor y crítico de arte inglés John Berger escuchó una grabación del rondó n° 2 para piano (op.51) de Beethoven y evocó el recuerdo de la amada Beverly. Esa forma musical basada en la repetición de un tema principal que se alterna con otros intermedios, parecía el indicado porque “durante casi nueve minutos, por lo menos, fuiste ese rondó, o ese rondó se convirtió en ti. Contenía tu levedad, tu persistencia, tus cejas arqueadas, tu ternura”. Y en seguida confiesa: “Estamos escribiendo esta elegía para ti, y es algo parecido a una respuesta a ese rondó. Al mismo tiempo es un mensaje al lector sobre ti. Para ti y sobre ti. Y sobre los cuarenta años que vivimos juntos y trabajamos en las mismas cosas”. Beverly Bancroft era editora de Penguin Books y la primera lectora de los textos de su marido. El breve y exquisito libro a ella dedicado está compuesto a cuatro manos: John (1926) y su hijo menor Yves (1976), pintor. Los dos escriben e ilustran sus páginas como un tierno e íntimo homenaje a quien los ha dejado luego de una dolorosa enfermedad, aunque “la belleza de tu valentía te acompañó hasta el final”. En una de las últimas anotaciones, refiere John Berger: “Miramos atrás y tenemos la sensación de que estás con nosotros en el momento de mirar. Es absurdo, porque estás más allá del

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tiempo, donde no existe ni atrás ni adelante. Y, sin embargo, estás con nosotros”. Y el hijo, Yves, se despide: “Cuando tengo un buen día, te siento. Una presencia difusa. Tengo la sensación de que sonríes. Tiendo a creer que apruebas lo que hago, pero supongo que la aprobación, como cualquier otro juicio de valor, no es relevante para ti allí donde estés. Esto es un asunto nuestro, aquí abajo, en la tierra”. La pequeña obra está acompañada por algunas fotografías (el escritorio de Beverly, el matrimonio en un paseo, ella con sus plantas o fumando un cigarrillo, la cabaña en los Alpes franceses donde vivieron) y varios dibujos y pinturas de ambos sobre ella. John Berger, rebelde desde su adolescencia, simpatizante del marxismo, a veces polémico en sus escritos políticos, es uno de los mayores referentes intelectuales de Gran Bretaña. Resulta tan original ser inglés y comunista que, como sucede con el historiador Eric Hobsbawn (19172012) o el director cinematográfico Ken Loach (1936), también Berger nos depara admirables sorpresas. Su ensayo de introducción a la crítica de arte, Modos de ver, se ha convertido en un texto de importancia académica. La famosa trilogía De sus fatigas, que inicia Puerca tierra, da cuenta del cambio histórico en una Europa que pasa en el siglo XX de la vida rural a la urbana. Y a la manera de un artista que intercala entre grandes óleos algunas pequeñas acuarelas o carbonillas, John

Berger también sabe transmitirnos con asombrosa sensibilidad pequeños relatos o testimonios. Vaya como ejemplo aquel recuerdo de la relación con su tío Edgar, soltero y fracasado pero sensible y sobrio, que fue a vivir con su familia cuando John era un chico. El librito se titula El toldo rojo de Bolonia y es una maravillosa declaración de cariño por aquel hombre parco con quien él se sentía en perfecta sintonía. Así arranca: “Debería comenzar por cómo lo quería, de qué manera, con qué tipo de incomprensión. Y cuánto”. Con el tío compartían silenciosas horas de lectura y una entrañable amistad que nunca conoció la efusión gestual. Los unía la común sensibilidad por el arte y los viajes. Y sobre todo por el enigma de los regalos que se hacían en determinadas ocasiones, y que sólo ellos sabían apreciar. Recuerda que “habían de ser pequeños y raros y apelar a un gusto particular bien conocido por el otro”. Da algunos ejemplos: una abrecartas, un mapa de Islandia, una edición de bolsillo de la Ética de Spinoza, una docena y media de ostras, una biografía de Dickens, una botella de tequila... Y cuando Edgar estaba muriendo en el hospital “una corbata de seda de colores chillones, que le até bajo el cuello del pijama de franela rayado, riéndome para no aullar. Él también sabía por qué me reía”. José María Poirier

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LIBROS

Recuerdos de la vida universitaria en la Facultad de Humanidades de Ernesto J. A. Maeder Resistencia, 2015, Con Texto

UN CENTRO DE IRRADIACIÓN CULTURAL De reciente publicación, la obra está precedida de emotivas palabras de su esposa e hijos, quienes manifiestan que el libro es editado a cinco meses del fallecimiento del autor, ocurrido el 10 de marzo de 2015, en la sede de la Academia Nacional de la Historia. En oportunidad de viajar a Buenos Aires para asistir a la reunión en este organismo, el doctor Ernesto Maeder entregó el original a la editorial y librería Con Texto de la ciudad de Resistencia para su impresión. Esta gestión daría por finalizado su trabajo destinado a rescatar la historia de la Facultad de Humanidades de la Universidad Nacional del Nordeste desde 1958 hasta la década de 1980. La obra constituye un valioso aporte que documenta la génesis de dicha Facultad de la que fueron protagonistas profesores y alumnos, y las dificultades sobrellevadas en esos años. Señala el autor que comprendieron diferentes aspec-

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tos edilicios, tanto para el funcionamiento de la institución como la falta de viviendas para los profesores provenientes de otras provincias e incluso del exterior. Cabe agregar la carencia de libros y de bibliotecas, la lejanía del centro de la ciudad y otros inconvenientes propios de una ciudad como Resistencia, en esos años “mercantil y populosa”, que aspiraba a contar con un centro de irradiación cultural imprescindible para la región. Estas circunstancias no amedrentaron a quienes, convocados por el decano organizador profesor Oberdan Caletti, llegaron provenientes de Buenos Aires para la “Escuela de Humanidades”, como el doctor Maeder y Arthur J. Hand, Héctor E. Guillen y su esposa Clara Vedoya de Guillen, de La Plata; los hermanos Malvina y Eduardo Antonietta de Tucumán; Enrique D. Bruniard y Eldo Morresi de Paraná; además de Saúl Yurkievich, Delfor Candia Marc y el agrimensor Marcos Marangunic de Resistencia. Posterior-

mente, otros profesionales integraron el plantel de historiadores, geógrafos, profesores en letras, filosofía y ciencias de la educación para cumplimentar los programas curriculares. A sus evocaciones personales, el autor añade el testimonio de profesores mediante el uso de la entrevista, como Elsa A. Dellatorre, quien recuerda a Hilda Torres Varela; Cristina Castillo de Cayré a Ana María Liotti y Mirtha Andreau de Bennato acerca del Departamento de Filosofía. Son recordados, entre otros, el poeta Alfredo Veiravé de Entre Ríos en la voz de María Luisa Acuña desde Jujuy, y esta docente, por la profesora Cilly Müller de Inda. Con los años, nuevos profesionales integraron sus planteles y aportaron iniciativas a fin de lograr el crecimiento de la Facultad, entre ellos el geógrafo Alfredo Bolsi de Tucumán y los arquitectos Ernesto I. Galdeano de Rosario y Ramón Gutiérrez de Buenos

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Aires. De aquellos años perdura el Taller de Arte Regional, cuya dirección fue encomendada al escultor Carlos Schenone. A estos recuerdos se añaden los de la antropóloga Susana Colazo, proveniente de Buenos Aires, quien trabajó junto al profesor Eldo Morresi en el registro de los objetos de la colección del Museo Regional de Antropología y en la continuidad de los trabajos en el yacimiento de Km 75 de la primera ciudad española del Chaco. A las funciones de la profesora Colazo cabe agregar su dedicación al estudio de la cultura de los grupos etnográficos durante más de dos décadas. Estos testimonios son complementados con los pertenecientes a Norma C. Meichtry, doctora en geografía, ex alumna de la Facultad, investigadora del IIGHI-CONICET. Con posterioridad a su especialización en universidades nacionales y extranjeras, ingresó a la carrera de investigador del

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organismo mencionado y continuó con la cátedra de Geografía argentina hasta su jubilación. Menciona el autor a otros profesores llegados posteriormente, de paso fugaz por el Departamento de Historia, como Alberto Vilanova Rodríguez, exiliado republicano; Julius Kakarieka Silius de Chile y Enrique Dussel Morosini de la Universidad de Cuyo. A esta diversidad de estudiosos, la obra señala la destacada expansión de la Facultad durante esas décadas como sede de congresos, cursos, jornadas de estudio y visitas ilustres de distintas especialidades. La Facultad documentó su quehacer en la investigación y la docencia con publicaciones de Boletines de Ciencias de la Educación y Filosóficos, Boletín Bibliográfico, Cuadernos de Estudios Estéticos y Literarios y las revistas: Nordeste, de periodicidad anual, y Geográfica y Folia Histórica del Nordeste, ambas aún vigentes. Promovió la traducción y edición de relevantes trabajos del griego, latín o alemán e incorporó cartografía de particular interés.

Ilustran este libro fotografías de profesores de la casa y visitantes, alumnos, reuniones, convenciones, actos académicos, festejos y el quehacer diario de la docencia. Otras imágenes dan cuenta de los trabajos en el Km 75, los murales de Eddie Torre y Rodolfo Schenone, el campus y sus construcciones, la Biblioteca Central, el meteorito Chaco y portadas de publicaciones como Las tribus indígenas del Gran Chaco hasta fines del siglo XVIII, una crónica conmemorativa en homenaje a los 25 años de la Facultad y discursos de apertura de clases, entre otros valiosos trabajos.

Ángeles de Dios de Martina

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POEMA

No son mis ojos, señor “Y saliendo fuera, lloró amargamente” Lucas 22, 62 No son mis ojos, Señor no son mis ojos. Es mi corazón que llora en las tinieblas. Es esta honda clavija en mi médula desierta y cada lágrima quemada es un dolor de fuego sobre mi alma.

Fragmento del óleo “Las lágrimas de San Pedro” de El Greco

En lo hondo del desgarro la flaqueza fue el puerto de mi noche caída (breve puede ser el tiempo de la destrucción pero larga la cárcel del insomnio) Porque no son mis ojos, Señor, no son mis ojos Es mi corazón que llora, mi llaga en las tinieblas. Amalia M. Abaria

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DE NUESTROS LECTORES A PROPÓSITO DE HUMANAE VITAE Señor Director: He leído el artículo “Una encíclica que dio mucho que hablar y sufrir” de Rodolfo A. Canitano publicado en la edición de septiembre. Considero que abordar la encíclica Humanae vitae no consiste en confrontar dos pontificados, como son el de Benedicto XVI y el de Francisco. No creo que sea la perspectiva desde la que corresponda asomarse a la encíclica de 1968. Estimo, más bien, que el análisis de la misma debe efectuarse en su mismo contenido para, eventualmente, formular juicios sobre ella. Es la mirada desde la que intentaré iniciar el diálogo. Dos son los puntos de la encíclica que, en el artículo, Canitano parece poner de relieve y cuestionar. Uno está vinculado a los denominados actos morales malos en sí mismos y la aplicación de dicho concepto a la anticoncepción. Claro, como bien dice, establecida la disvaliosidad de un acto por el sólo hecho de su realización, nada ni nadie lo puede legitimar. Pero, ¿por qué se afirma a continuación que estamos ante un concepto “absolutista”, término que de por sí parece descalificarlo sin derecho a mayor consideración? Más aún, si me permiten otros interrogantes, ¿en qué se sostiene la afirmación, literalmente expresada, de que la anticoncepción no es ni buena ni mala en sí misma? ¿Qué razones se aportan para una afirmación tal, cuando en distintos tiempos y de distinta manera el magisterio eclesial ha vinculado la intimidad conyugal con la apertura a la vida en el contexto antropológico, infiriendo de allí la ilicitud anticonceptiva cuando no se lo realiza en

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dicha verdad? Es cierto que el valor ético depende de la intención y de las circunstancias, pero también del objeto, significativo de la verdad del acto como elección de la persona humana en el ejercicio de su libertad. Más aún, en un bautizado su obrar lo expresa como persona “hijo de Dios”, revelándolo, manifestándolo. En síntesis, no me parece que sea posible dejar de lado la “consistencia” del acto como tal, visto desde la perspectiva de su objeto. El segundo tema emergente del artículo está vinculado a la ley moral que, en expresión del autor, estaría destinada “a una elite de la vida espiritual”. No me parece que Benedicto XVI haya dicho lo que Canitano releva de su enseñanza. La norma siempre será recepción e imperio de una verdad que no puede no corresponder a la realidad del hombre hijo de Dios. ¿No es acaso sublime y fascinante reconocer aquello en lo que el bautismo nos ha transformado para poderlo vivir? ¿No es acaso la dignidad que se nos ha conferido como personas hijos de Dios la verdad que reconocemos en nosotros, sin jamás llegar a tomar plena conciencia de dicha condición? La moral es “cumbrera” porque surge del Evangelio de Jesús, norma de vida de los hijos, y todos estamos llamados a la cima, que es, en última comprensión, el amor. Entiendo que es la expresión de Jesús recogida por Mateo: “sean perfectos como es perfecto mi Padre celestial” (5,48). Mandato para todos, moral de “máximos”, de radicalidad. Compartirá conmigo que no queremos volver, en el campo de la reflexión y de la concreta vivencia, a la etapa histórica del casuismo moral en la que se trataba de cumplir con lo mínimo para no ofender a Dios. Por eso no creo que resulte posible hablar, en cristiano, de “minorías selectas”; la norma moral no se

dirige a ellas simplemente porque en la familia de los hijos de Dios no existen. Nuestra común dignidad es filial. Convengo con Canitano que nos resulta más o menos difícil, por múltiples razones, vivir el Evangelio en su radicalidad. Ni los esposos ni ninguno de nosotros está libre de las dificultades del camino, de los tropiezos. Por eso, en la reflexión teológico-moral guiada por el Espíritu me parece esclarecedor lo que Francisco hoy nos propone; lo encontramos en su exhortación Evangelii Gaudium y en reiteradas expresiones que emergen del reciente Sínodo ordinario sobre la familia: la ley de gradualidad y el arte de acompañar. Todos estamos llamados, sin excepción, a la radicalidad del amor vivido y realizado en la cotidianeidad. Pero lo hacemos gradualmente, paso a paso, con tropiezos y dificultades, cada uno según su propia historia, en una dramática tensión de don y libertad, animados siempre por la misteriosa y misericordiosa presencia de Dios. Es la maravilla del día a día que fatiga pero no impide caminar, avanzar escatológicamente en la configuración con Jesucristo. Además, es un itinerario en el cual estamos acompañados y allí reside nuestro consuelo y nuestra fuerza, como también el ejemplo a seguir. Es menester reconocerlo, recuperar la conciencia eclesial de dejarnos acompañar para hacernos compañía. Para eso nos ayuda la acción del Espíritu Santo. Tarea de la Iglesia, compromiso de cada uno según su lugar. Dejarnos acompañar y ser compañía no para excusar con “facilidades” que justifican lo injustificable y no responde a la verdad filial. Acompañamos reconociendo el lugar en el cual los esposos están –en su condición

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personal y su realidad de alianza– para ir gradualmente, con la fuerza del Espíritu, creciendo hasta alcanzar la estatura plena de los hijos de Dios. Siempre en la radicalidad del

don. Es también éste el ámbito del Agradezco su lectura y comprensacramento de la reconciliación, lu- sión. Gracias. gar “privilegiado” del “arte de acompañar”. ¡La reconciliación como un Pbro. Dr. Luis Alfredo Anaya. verdadero ejercicio de fraternidad! Docente de teología moral

RECUERDOS DE LECTOR

convencido, bien formado intelectualmente y, detalle no menor, democrático, en las antípodas de nuestro “nazionalismo católico”. Leer Criterio marcó una etapa importante de mi vida. Aún recuerdo cuando –en el lejano año 1958– cursé unos meses en la UCA (luego la dejé y seguí en la UBA, donde me recibí de abogado) y en la Facultad de Derecho de la primera (era decano el Padre Etcheverry Boneo y profesores de Teología los dominicos Renaudier de Paulis y Vieyra), me miraban mal por leer esa revis-

ta “que se dice católica” (sic). En la UCA de esa época, Maritain era mala palabra y defender el “franco-falangismo”, un artículo de fe. Era la época en que mi misal (editado en España) decía en la página en español “recemos por nuestro Caudillo” y en la otra, en latín, “ora pro duce”. En fin, otros tiempos. Perdóneme la “lata”, pero Criterio me ha llevado al pasado. Cordiales saludos y –otra vez– gracias.

Por supuesto, dentro del pluralismo muchas ideas son divulgables, pero este editorial no lo firma un autor sino que, repito, representa el pensamiento de la revista. Todo gira alrededor de Francisco, nuestro actual Papa, su encíclica Laudato si y sus ideas en lo referente a lo económico-social. Se nota que los autores del editorial prefieren Centesimus Annus de Juan Pablo II. El número de agosto de la revista, cuando ya Francisco había completado su gira por Ecuador, Bolivia y Paraguay, presenta tres crónicas del viaje redactadas por tres jesuitas, más bien de tono descriptivo. Al menos es así como me impresionaron. Después hay otros dos artículos: uno de Juan Carlos de Pablo, que no comulga con las ideas económico-sociales de Francisco y se nota, y otro con una crítica explícita, a lo que lla-

ma despectivamente el “populismo económico” de Francisco, escrita por Samuel Gregg. Por supuesto no comparto el contenido de estos dos artículos, lo cual tiene poca importancia universal, y los autores tienen el derecho de opinar lo que gusten pues lo firman y no se trata de editoriales. Mi sugerencia es que teniendo Criterio lectores con capacidad para discernir, la revista publique completo el Mensaje de Francisco al encuentro de los movimientos populares en Bolivia (que está en los archivos del CELAM junto con todas las presentaciones de Francisco en Ecuador; Bolivia y Paraguay). Agradezco su atención y lo saludo cordialmente,

Señor Director: Tomé contacto con el último número de Criterio, que estoy comenzando a “devorar” con avidez. Hacía mucho que no leía la revista, por razones que sería tedioso enumerar, pero que podría resumir –un tanto esquemáticamente– diciendo que hoy, a los 75 años, hace mucho tiempo que me considero un “ex católico”, en tanto que, cuando leía criterio en mi juventud, era un católico

UNA OPINIÓN Y UNA SUGERENCIA Señor Director: Soy lector de Criterio desde la década de los años ‘50 del siglo pasado. Los artículos de la revista creo ayudaron bastante a mi formación en lo político-social. He leído con preocupación el editorial del mes de julio pasado “Justicia social ¿algo más que un slogan?”. No es mi intención refutar lo allí escrito, daría para largo, simplemente no lo comparto. Se supone que un editorial expresa el pensamiento de la revista, no sé por cuánto tiempo. Creo que el editorial podría haber sido firmado por Ronald Reagan y Margaret Thatcher con sumo agrado y ambos están en las antípodas de mi pensamiento en lo económico y político.

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Enrique Tomás Bianchi

Víctor Bravo

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Criterio

ÍNDICE GENERAL DE 2015 FUNDADA EN 1928 - AÑO LXXXVIII - Nº 2411 AL 2422 ENERO / FEBRERO 2016

Autores

Adur, Lucas - De qué hablamos cuando hablamos de agnosticismo (borgeano) (2415), 39 Aguilar, Enrique - Carlos Floria. El arte de la conversación (2411), 26 -Reflexiones liberales (2415), 37 -La fatal cultura verticalista (2419), 34 Álvarez Valdés, Ariel - ¿Hizo Jesús un milagro a un homosexual? (2412), 32 -¿El Dios de Israel tenía una esposa (2420), 39 Andújar, Gustavo - La Cuba que recibirá al Papa (2416), 17 -Una mirada desde la isla (2420), 12 Antonini, Pedro - Salir del desaliento (2417), 42 Baldinelli, Elvio - Los países son ricos si exportan conocimientos (2419), 39 Balian de Tagtachian, Beatriz - Genocidio armenio 19152015 (2414), 13 Barlocci, Alberto - Escándalos trasandinos (2414), 11 Barros, Raquel - Permanencia de La metamorfosis (2415), 43 Battro, Antonio M. - Tarde te amé (2415), 31 -El testimonio de un humanista (2415), 50 Bellomo, Santiago Tomás - Padres “3D” (2419), 46 Bestani, María - Reflexión sobre la Pascua (2413), 8 -Pentecostés (2414), 19 -La misericordia, una propuesta para recomenzar (2421), 38 Bilbao, Lucas - La Iglesia de la dictadura en el Estado de derecho (con Lede, Ariel) (2419), 11 Bonard, Virginia - Rosa Vassallo: la abuela del papa Francisco, una vida de película (2411), 52 Bosca, Roberto - El eclipse de la subjetividad (2413), 19 -Conflictos y armonías (2415), 49 -Sabra. Solo contro un imperio (2413), 49 -Retrato de un Papa radical (2414), 51 -El 2001 en su verdadera dimensión (2416), 52 -En clave teológica (2417), 58 Botana, Diego - Lo que nos dejan las PASO (2418), 7 Botana, Natalio R. - Tulio Halperín (1926-2014) ENERO / FEBRERO 2016

(2411), 22 Buffo, Raúl - Cuestión de comparaciones (2414), 57 -NiUnaMenos, una oportunidad de unidad (2417), 34 Burns Marañon, Jimmy - Una batalla ha terminado, otras deben librarse (2415), 14 Calvo, David J. - Caminar hacia la unidad (2416), 40 Calle, Rolando - Impresiones del viaje de Francisco a Ecuador (2417), 8 Canitano, Rodolfo A. - Una encíclica que dio mucho que hablar y sufrir (2418), 29 Capanna, Pablo - Metáforas de la resurrección (2416), 13 -El milagro y las leyes (2418), 42 -La idiosincrasia de los hobbits (2419), 55 -La guerra del Big Bang (2420), 25 Capdevielle, Enrique - Un entretejido de genialidad, tormento y esperanza (2413), 42 Carriquiry, Guzmán - Fray Junípero Serra, testimonio de santidad (2418), 20 Casarella, Peter - Los Estados Unidos en espera del Papa argentino (2417), 14 -Los sueños americanos del papa Francisco (2420), 9 Casaretto, Jorge - Ante la muerte de Jorge Mejía (2411), 11 Codina, Víctor - Francisco cercano al pueblo boliviano (2417), 10 Cordovilla Pérez, Ángel - Llamar a Dios de tú (2411), 31 Costantini de López, Guillermina I. - ¿Quién es el Sr. Schmitt? (2412), 52 -Camaradería (2420), 48 -Una sobresaliente reinvención del mito de Caín y Abel (2421), 53 Chevallier Boutell, Carlos - La economía mundial también cuenta (2414), 32 de las Carreras de Kuntz, María Elena - El Festival de Cine de Berlín (2412), 53 de Martina, Ángeles de Dios - El legado jesuítico (2411), 48 -Historia de los pueblos de indios de Cusco y Apurímac (2413), 52 -Ernesto J. A. Maeder (2414), 50

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Autores de Pablo, Juan Carlos - Alberto Oscar Petrecolla 19312015 (2414), 49 -Francisconomía integral, no sólo ecología (2417), 20 -Carta Abierta al equipo económico que vendrá (2420), 7 De Vita, Pablo - Mar del Plata, lectura y relecturas sobre el cine (2411), 57 -Josefa (2413), 56 -Tres grandes nombres (2415), 53 -Una noche de talentos (2415), 58 -50 veces en carrera (2418), 56 -Reflexiones sobre la propia historia (2419), 52 -Confidencias cotidianas (2419), 58 -Singulares asimetrías (2420), 50 -El nuevo brillo del antiguo templo (2421), 48 -Teresa de Jesús en la lente del cine (2421), 50 Di Sanza, Silvia del Luján - El borde de las cosas (2411), 51 Di Stefano, Roberto - San Martín, de militar revolucionario a “Padre de la Patria” (2417), 28 Duque, Félix - El poeta que llamaba de tú a Dios (2411), 27 Echagüe, Conrado - Superar las confrontaciones (2417), 37 Espeche Gil, Vicente - Los laicos y el sustento de la Iglesia (2415), 11 -Un lugar de comunión (2416), 55 -Reflexiones sobre el Grupo Consenso (2417), 41 Estrada Oyuela, Raúl A. - Enseñanzas sobre el ambiente y la sociedad (2417), 23 Fazzari, Jorge - Una Iglesia-comunión a imagen de la Trinidad (2413), 44 Ferrari Wolfenson, Gustavo - El rostro social de la paz (2413), 22 Figueroa, Enrique - Iglesia y compromiso (2411), 47 Fine, Ruth - Borges y las paradojas de la fe (2413), 31 Frere, Alejandro - Una espiritualidad de comunión (2414), 53 -El matrimonio está pasado de moda (2418), 28 Galimidi, José Luis - Calidad y escisión (2412), 11 Gambini, Hugo - El kirchnerismo, etapa superior del peronismo (2421), 30 García, Carlos J. - Mercados financieros (con Suárez, Andrés) (2415), 25 García, José Juan - Putman: sentido del límite (2416), 38 Gentile, Jorge Horacio - El encubrimiento de Cristina y Timerman (2413), 9 George, David - Las nuevas mayorías británicas (2415), 13 Goldman, Daniel - Borges y la Trascendencia (2413), 34 Goyenechea, Elisa - Cuando las buenas costumbres no alcanzan (2419), 15 Gregg, Samuel - El papa Francisco y el populismo económico (2417), 26 Grossman, Luis J. - No nos movió ni un pelo (2411), 37 -Foster en Parque Patricios (2414), 38 Guadagni, Alieto Aldo - Se fue un amigo (2414), 48 Guasta, Eugenio - La Pascua de Eugenio Guasta. De sus cuadernos (2418), 40

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Hilb, Claudia - Una escena para pensar la reconciliación (2421), 10 Iglesias, Fernando - ¿A qué se opone la oposición? (2418), 9 Irrazábal, Gustavo - Abolir la pena de muerte: un objetivo humano y cristiano (2414), 23 -La hora del consenso (2415), 8 -¿Matrimonio? civil: bailando sobre el Titanic (2418), 25 -El tiempo de la misericordia (2419), 24 -El Papa, obispo de Roma (2420), 15 -¿Avanzamos o retrocedimos? (2421), 18 Jamieson, Martín - Periplos intelectuales (2416), 53 Kovadloff, Santiago - Dios en la palabra de Borges (2412), 37 Lede, Ariel - La Iglesia de la dictadura en el Estado de derecho (con Bilbao, Lucas) (2419), 11 Lida, Miranda - Un historiador total y humanista (2411), 24 -Un retrato del misionero poscolonial (2421), 55 López, Ignacio A. - Volver a pensar a Patrón Costas (2420), 32 Lucchetti Bingemer, Maria Clara - Para Francisco, más que un tango… (2411), 14 -Teresa, la enamorada (2412), 29 -Dilma Rousseff: la guerra de los cien días (2414), 7 -Etty Hillesum: una mística universal (2415), 28 -La fuerza de un niño muerto (2419), 22 - Dorothy Day, una mujer citada por Francisco (2420), 20 Llach, Juan J. - ¿El cuarto socio estratégico de nuestra historia contemporánea? (2412), 8 (con O’Connor, Ernesto A.) Llambías, Vicente J. - De paseo con Rilke (2413), 26 Malini, Silvano - Un pueblo que “puede” (2417), 12 Mármora, Lelio - Las migraciones forzosas en un mundo cerrado (2418), 12 Martín, Mariano F. - El paisaje de la pampa argentina (2415), 46 Mendiola, Luis - “Antes del fin”. Algunas obras históricas sobre la guerra (2415), 34 -¿Quo Vadis? La tragedia de los migrantes (2419), 19 -París bien vale una misa (2421), 8 -Con impronta sociológica (2421), 56 Merlin, Jean-Michel - Construir la fraternidad: un desafío universal (2415), 22 Monat, Pablo - La música Gospel en la Argentina (2418), 48 -A propósito de La sal de la tierra (2420), 44 Montes, Fernando - Jorge Bergoglio y sus circunstancias (2416), 22 Montserrat, Marcelo - El otro Jorge (2412), 50 - La plenitud de la historia (2416), 50 -Una aventura académica (2418), 52 -El nacimiento de un régimen (2419), 56 -Preguntas decisivas en torno a la evolución (2420), 56 Murtagh, Ricardo - Arturo Paoli, comprometido con la justicia social (2418), 36 REVISTA CRITERIO N° 2422


Autores Navarro, Ignacio J. - La pregunta detrás de la obra (2417), 48 Navarro Floria, Juan G. - La compleja relación entre libertad de expresión y libertad religiosa (2412), 14 Negri, Juan - Las transformaciones del liberalismo (2420), 30 Neifert, Agustín - Francesco Rossi, el valor del compromiso con la verdad (2415), 55 -Hannah Arendt y la “banalidad del mal” (2421), 23 Noël, María - El Príncipe de los Sueños y sus ecos en Buenos Aires (2414), 36 O’Connor, Ernesto A. - ¿El cuarto socio estratégico de nuestra historia contemporánea? (2412), 8 (con Llach, Juan J.) -¿Qué nos hace más Nación? (2413), 53 -Subsidios y cultura del trabajo (2415), 9 -El matrimonio feliz (2418), 27 Ortega, Fernando José - El Concilio Vaticano II y la fe en lo humano (2421), 40 Ortisi, Mariana - Margarita Stolbizer: “Tengo una mirada positiva de la Argentina” (2413), 11 -La Abadía: nuevo centro cultural (2419), 50 Padilla, Norberto - Rostros del viejo Tucumán (2411), 45 -Primavera en Nueva York (2414), 40 -Óperas del siglo XX en Buenos Aires (2416), 46 - Historias y representantes (2420), 57 Paoli, Arturo - Trabajo, pobreza y eficacia (2418), 37 Pérez del Viso, Ignacio - Jesuitas disfrazados (2411), 34 -Ofensas al Islam (2412), 16 -Ciencia y religión ante el desafío verde (2417), 16 -Enrique Fabbri, profeta de la familia (2418), 34 -Teólogos hacia las fronteras (2419), 40 -La Noche de los cristales rotos (2421), 27 Poirier, José María - Las poetas visitan a Andrea del Sarto (2411), 44 -El azul de las abejas (2411), 50 -Para Isabel. Un mandala (2413), 51 -Las neuronas de Dios (2413), 55 -Conversaciones con Akira Kurosawa (2413), 55 -Bergoglio y los gobiernos K (2415), 52 -Al cuidado de la creación (2416), 7 -El Aleph olvidado (2417), 54 -Recuerdo de Juana Bignozzi, poeta (2418), 50 -En el círculo de los violentos (2418), 51 -La atracción del pueblo (2418), 53 -Dos films italianos (2418), 58 -Un retrato emotivo (2419), 49 -El secuestro más caro de la historia (2419), 54 -Los despojos y sus detalles (2419), 57 -Luce Girad: El pensamiento de un historiador viajero (2421), 20 - Preguntas y respuestas (2421), 58 Poretti, Andrea Elba - Una reflexión sobre los años ’70 (2419), 9 Prins, Arturo - Japón, un caso singular (2414), 35 ENERO / FEBRERO 2016

-China superó a Japón (2415), 27 -Corea, el milagro del Río Han (2416), 34 -Los “tigres asiáticos” (2417), 40 -Israel, de los primeros y ante un serio riesgo (2418), 14 -Asia ya no es el continente más pobre (2419), 38 -América latina, muy poco innovadora (2420), 35 -Seria advertencia del Banco Mundial (2421), 36 Ramos, Carmen María - La anomia social y sus consecuencias (2421), 57 Ravasi, Gianfranco - La Biblia según Borges (2412), 39 Reggini, Horacio C. - Juan Bautista Alberdi y William Wheelwright (2413), 38 - La tecnología y sus alcances (2418), 46 -Humanismo, obras y tecnologías (2421), 43 Resico, Marcelo F. - ¿Un solo capitalismo o varios? (2416), 51 Robredo, Alberto F. - Juicios a militares y cumplimiento de la ley (2411), 16 Romero, Luis Alberto - Los juicos de “lesa humanidad”: un desafío para justicia (2421), 13 Rubolino, Rosa - Sorbiendo esencias (2417), 56 -Una escocesa singular (2420), 42 Ruiz Pesce, Ramón Eduardo - El cine del rostro (2416), 54 Ryan, Romina - José Octavio Bordón: “No hay ningún sector en el país que esté tratando de generar desestabilización” (2412), 19 Sachs, Jeffrey D. - Un llamado a la virtud: Vivir el Evangelio en el país de la libertad (2416), 35 Saer, Juan José - Al abrigo (2416), 57 Saldomando, Guillermo - El Vaticano se vistió de verde (2416), 10 Sánchez, Patricia C. - Mujeres galeristas: Antígona (2413), 47 Sannuti, Ángela - Depresión y fobias (2413), 14 Sarlo, Beatriz - Barthes, lector de Loyola (2414), 15 Sendrós, Daniel - Tres éxitos nacionales en torno a la venganza (2411), 54 -Soñando con Tombuctú (2412), 56 -El Papa en el cine (2413), 57 -Manoel de Oliveira (2414), 54 -Dos estrenos (2416), 42 -Una vida sin vocación (2417), 46 -Un policial nacional (2418), 54 -Recordación de dos maestros (2420), 53 -Marplatenses (2421), 45 Scanone, Juan Carlos - El papa Francisco, ¿teólogo del pueblo? (2414), 44 Scialabba, Raúl - La libertad religiosa, derecho fundamental de la sociedad democrática (2421), 37 Sicardi, Aníbal - Desafíos del Sínodo sobre la familia (2419), 43 Siwak, Pedro - San Romero de América (2416), 19 -El Sínodo convertido en un miniconcilio (2418), 15 Spadaro, Antonio - Viaje de Francisco a Sri Lanka y Filipinas (2412), 24

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Criterio

ÍNDICE GENERAL DE 2015 FUNDADA EN 1928 - AÑO LXXXVIII - Nº 2411 AL 2422 ENERO / FEBRERO 2016

Materias

Arte / Arquitectura No nos movió ni un pelo, por Luis J. Grossman (2411), 37 Mujeres galeristas: Antígona, por Patricia C. Sánchez (2413), 47 El Príncipe de los Sueños y sus ecos en Buenos Aires, por María Noël (2414), 36 Foster en Parque Patricios, por Luis J. Grossman (2414), 38 Cine Tres éxitos nacionales en torno a la venganza, por Daniel Sendrós (2411), 54 Mar del Plata, lectura y relecturas sobre el cine, por Pablo De Vita (2411), 57 El Festival de Cine de Berlín, por María Elena de las Carreras de Kuntz (2412), 53 Soñando con Tombuctú, por Daniel Sendrós (2412), 56 El Papa en el cine, por Daniel Sendrós (2413), 57 Tres grandes nombres, por Pablo De Vita (2415), 53 Dos estrenos, por Daniel Sendrós (2416), 42 Una vida sin vocación, por Daniel Sendrós (2417), 46 Un policial nacional, por Daniel Sendrós (2418), 54 50 veces en carrera, por Pablo De Vita (2418), 56 Dos films italianos, por José María Poirier (2418), 58 Un retrato emotivo, por José María Poirier (2419), 49 Reflexiones sobre la propia historia, por Pablo De Vita (2419), 52 Recordación de dos maestros, por Daniel Sendrós (2420), 53 Marplatenses, por Daniel Sendrós (2421), 45 Teresa de Jesús en la lente del cine, por Pablo De Vita (2421), 50

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Cultura Dios en la palabra de Borges, por Santiago Kovadloff (2412), 37 La Biblia según Borges, por Gianfranco Ravasi (2412), 39 Un entretejido de genialidad, tormento y esperanza, por Enrique Capdevielle (2413), 42 Primavera en Nueva York, por Norberto Padilla (2414), 40 Una noche de talentos, por Pablo De Vita (2415), 58 Óperas del siglo XX en Buenos Aires, por Norberto Padilla (2416), 46 La música Gospel en la Argentina, por Pablo Monat (2418), 48 La Abadía: nuevo centro cultural, por Mariana Ortisi (2419), 50 A propósito de La sal de la tierra, por Pablo Monat (2420), 44 Singulares asimetrías, por Pablo De Vita (2420), 50 De nuestros lectores Cine, por Carlos Bégue (2412), 58 Derecho / Justicia Juicios a militares y cumplimiento de la ley, por Alberto F. Robredo (2411), 16 Documentos Comisión Permanente del Episcopado: Construir una patria más fraterna (2411), 12 Papa Francisco: Carta a la Comisión Internacional contra la Pena de Muerte (2414), 20 REVISTA CRITERIO N° 2422


Materias Comisión Permanente del Episcopado: Las elecciones, exigencia de compromiso ciudadano (2414), 25 Economía / Política El encubrimiento de Cristina y Timerman, por Jorge Horacio Gentile (2413), 9 La economía mundial también cuenta, por Carlos Chevallier Boutell (2414), 32 Japón, un caso singular, por Arturo Prins (2414), 35 Mercados financieros, por Carlos J. García y Andrés Suárez (2415), 25 China superó a Japón, por Arturo Prins (2415), 27 Corea, el milagro del Río Han, por Arturo Prins (2416), 34 Superar las confrontaciones, por Conrado Echagüe (2417), 37 Los “tigres asiáticos”, por Arturo Prins (2417), 40 Lo que nos dejan las PASO, por Diego Botana (2418), 7 ¿A qué se opone la oposición?, por Fernando Iglesias (2418), 9 Israel, de los primeros y ante un serio riesgo, por Arturo Prins (2418), 14 Cuando las buenas costumbres no alcanzan, por Elisa Goyenechea (2419), 15 Gestiones de reconciliación, por Pedro von Eyken (2419), 32 La fatal cultura verticalista, por Enrique Aguilar (2419), 34 Asia ya no es el continente más pobre, por Arturo Prins (2419), 38 Carta Abierta al equipo económico que vendrá, por Juan Carlos de Pablo (2420), 7 Las transformaciones del liberalismo, por Juan Negri (2420), 30 América latina, muy poco innovadora, por Arturo Prins (2420), 35 Seria advertencia del Banco Mundial, por Arturo Prins (2421), 36 Ecumenismo / Religiones Ofensas al Islam, por Ignacio Pérez del Viso (2412), 16 Caminar hacia la unidad, por David J. Calvo (2416), 40 La libertad religiosa, derecho fundamental de la sociedad democrática, por Raúl Scialabba (2421), 37 Editoriales / Comentarios editoriales / Cartas del director Estado Islámico, un desafío al escenario internacional (2411), 5 Jorge Mejía, un enamorado de la palabra (2411), 8 Un Estado deshecho (2412), 5 Balance de dos años (2413), 5 ENERO / FEBRERO 2016

Hacia un 2016 con muchos desafíos (2414), 5 Sobre el documento de los obispos (2414), 28 La Argentina que queremos construir (2415), 5 Justicia social, ¿algo más que un slogan? (2416), 5 ¿Poder judicial independiente? (2417), 5 Los desafíos del nuevo Código Civil y Comercial (2418), 5 Sobre la realidad y el diálogo (2419), 5 Verdad, diálogo y reconciliación sobre nuestra historia reciente (2419), 7 Desafíos para el próximo gobierno (2420), 5 Ciudadanía, esa idea tan esquiva (2421), 5 Sin tiempo que perder (2421), 7 Entrevistas Rosa Vassallo: la abuela del papa Francisco, una vida de película, por Virginia Bonard (2411), 52 José Octavio Bordón: “No hay ningún sector en el país que esté tratando de generar desestabilización” (versión de Romina Ryan) (2412), 19 Margarita Stolbizer: “Tengo una mirada positiva de la Argentina” (versión de Mariana Ortisi) (2413), 11 Luce Girad: El pensamiento de un historiador viajero, por José María Poirier (2421), 20 Filosofía / Psicología El poeta que llamaba de tú a Dios, por Félix Duque (2411), 27 Llamar a Dios de tú, por Ángel Cordovilla Pérez (2411), 31 Cuando Freud conoció a Dios, por Mark Vernon (2411), 42 Depresión y fobias, por Ángela Sannuti (2413), 14 El eclipse de la subjetividad, por Roberto Bosca (2413), 19 Metáforas de la resurrección, por Pablo Capanna (2416), 13 Putman: sentido del límite, por José Juan García (2416), 38 El milagro y las leyes, por Pablo Capanna (2418), 42 La guerra del Big Bang, por Pablo Capanna (2420), 25 Hannah Arendt y la “banalidad del mal”, por Agustín Neifert (2421), 23 Historia Jesuitas disfrazados, por Ignacio Pérez del Viso (2411), 34 Juan Bautista Alberdi y William Wheelwright, por Horacio C. Reggini (2413), 38 San Martín, de militar revolucionario a “Padre de la Patria”, por Roberto Di Stefano (2417), 28 Volver a pensar a Patrón Costas, por Ignacio A. López (2420), 32 Iglesia Viaje de Francisco a Sri Lanka y Filipinas, por Antonio Spa-

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Materias daro (2412), 24 Teresa, la enamorada, por Maria Clara Lucchetti Bingemer (2412), 29 Pentecostés, por María Bestani (2414), 19 Al cuidado de la creación, por José María Poirier (2416), 7 El Vaticano se vistió de verde, por Guillermo Saldomando (2516), 10 San Romero de América, por Pedro Siwak (2416), 19 La Cuba que recibirá al Papa, por Gustavo Andújar (2416), 17 Impresiones del viaje de Francisco a Ecuador, por Rolando Calle (2417), 8 Francisco cercano al pueblo boliviano, por Víctor Codina (2417), 10 Un pueblo que “puede”, por Silvano Malini (2417), 12 Los Estados Unidos en espera del Papa argentino, por Peter Casarella (2417), 14 Ciencia y religión ante el desafío verde, por Ignacio Pérez del Viso (2417), 16 Francisconomía integral, no sólo ecología, por Juan Carlos de Pablo (2417), 20 Enseñanzas sobre el ambiente y la sociedad, por Raúl A. Estrada Oyuela (2417), 23 El papa Francisco y el populismo económico, por Samuel Gregg (2417), 26 El Sínodo convertido en un miniconcilio, por Pedro Siwak (2418), 15 Una encíclica que dio mucho que hablar y sufrir, por Rodolfo A. Canitano (2418), 29 El tiempo de la misericordia, por Gustavo Irrazábal (2419), 24 Una ecología integral: civilizar la economía y cuidar la creación, por Stefano Zamagni (2419), 26 Desafíos del Sínodo sobre la familia, por Aníbal Sicardi (2419), 43 Los sueños americanos del papa Francisco, por Peter Casarella (2420), 9 Una mirada desde la isla, por Gustavo Andújar (2420), 12 Comunicado de prensa: Simposio “La reforma y las reformas en la Iglesia” (2420), 58 La misericordia, una propuesta para recomenzar, por María Bestani (2421), 38 El Concilio Vaticano II y la fe en lo humano, por Fernando José Ortega (2421), 40 Internacional Relaciones diplomáticas entre los Estados Unidos y Cuba, por Pedro von Eyken (2411), 13 Para Francisco, más que un tango…, por Maria Clara Lucchetti Bingemer (2411), 14 Dilma Rousseff: la guerra de los cien días por Maria Clara Lucchetti Bingemer (2414), 7

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Escándalos trasandinos, por Alberto Barlocci (2414), 11 Las nuevas mayorías británicas, por David George (2415), 13 Una batalla ha terminado, otras deben librarse, por Jimmy Burns Marañon (2415), 14 Alemania, precursora de lo social con economía de mercado, por Pedro von Eyken (2415), 19 Construir la fraternidad: un desafío universal, por JeanMichel Merlin (2415), 22 Matteo Renzi y su gobierno atípico para Italia, por Michele Zanzucchi (2415), 23 ¿Quo Vadis? La tragedia de los migrantes, por Luis Mendiola (2419), 19 La fuerza de un niño muerto, por Maria Clara Lucchetti Bingemer (2419), 22 Canadá y Cuba, un ejemplo de relaciones paradojales, por Pedro von Eyken (2420), 18 París bien vale una misa, por Luis Mendiola (2421), 8 Lecturas Las poetas visitan a Andrea del Sarto, por José María Poirier (2411), 44 Rostros del viejo Tucumán, por Norberto Padilla (2411), 45 Iglesia y compromiso, por Enrique Figueroa (2411), 47 El legado jesuítico, por Ángeles de Dios de Martina (2411), 48 El azul de las abejas, por José María Poirier (2411), 50 El borde de las cosas, por Silvia del Luján Di Sanza (2411), 51 De paseo con Rilke, por Vicente J. Llambías (2413), 26 Borges y las paradojas de la fe, por Ruth Fine (2413), 31 Borges y la Trascendencia, por Daniel Goldman (2413), 34 Sabra. Solo contro un imperio, por Roberto Bosca (2413), 49 Para Isabel. Un mandala, por José María Poirier (2413), 51 Historia de los pueblos de indios de Cusco y Apurímac, por Ángeles de Dios de Martina (2413), 52 ¿Qué nos hace más Nación?, por Ernesto A. O’Connor (2413), 53 Las neuronas de Dios, por José María Poirier (2413), 55 Conversaciones con Akira Kurosawa, por José María Poirier (2413), 55 Josefa, por Pablo De Vita (2413), 56 Retrato de un Papa radical, por Roberto Bosca (2414), 51 Una espiritualidad de comunión, por Alejandro Frere (2414), 53 “Antes del fin”. Algunas obras históricas sobre la guerra, por Luis Mendiola (2415), 34 Reflexiones liberales, por Enrique Aguilar (2415), 37 De qué hablamos cuando hablamos de agnosticismo (borgeano), por Lucas Adur (2415), 39 Permanencia de La metamorfosis, por Raquel Barros REVISTA CRITERIO N° 2422


Materias (2415), 43 Conflictos y armonías, por Roberto Bosca (2415), 49 El testimonio de un humanista, por Antonio Battro (2415), 50 Bergoglio y los gobiernos K, por José María Poirier (2415), 52 Jorge Bergoglio y sus circunstancias, por Fernando Montes (2416), 22 La plenitud de la historia, por Marcelo Montserrat (2416), 50 ¿Un solo capitalismo o varios?, por Marcelo F. Resico (2416), 51 El 2001 en su verdadera dimensión, por Roberto Bosca (2416), 52 Periplos intelectuales, por Martín Jamieson (2416), 53 El cine del rostro, por Ramón Eduardo Ruiz Pesce (2416), 54 Un lugar de comunión, por Vicente Espeche Gil (2416), 55 La originalidad de Piglia, por José María Poirier (2416), 56 Salir del desaliento, por Pedro Antonini (2417), 42 La pregunta detrás de la obra, por Ignacio J. Navarro (2417), 48 El Aleph olvidado, por José María Poirier (2417), 54 Sorbiendo esencias, por Rosa Rubolino (2417), 56 En clave teológica, por Roberto Bosca (2417), 58 En el círculo de los violentos, por José María Poirier (2418), 51 Una aventura académica, por Marcelo Montserrat (2418), 52 La atracción del pueblo, por José María Poirier (2418), 53 Los países son ricos si exportan conocimientos, por Elvio Baldinelli (2419), 39 El secuestro más caro de la historia, por José María Poirier (2419), 54 La idiosincrasia de los hobbits, por Pablo Capanna (2419), 55 El nacimiento de un régimen, por Marcelo Montserrat (2419), 56 Los despojos y sus detalles, por José María Poirier (2419), 57 Confidencias cotidianas, por Pablo De Vita (2419), 58 Una escocesa singular, por Rosa Rubolino (2420), 42 Preguntas decisivas en torno a la evolución, por Marcelo Montserrat (2420), 56 Historias y representantes por Norberto Padilla (2420), 57 El kirchnerismo, etapa superior del peronismo, por Hugo Gambini (2421), 30 Un retrato del misionero poscolonial, por Miranda Lida (2421), 55 Con impronta sociológica, por Luis Mendiola (2421), 56 La anomia social y sus consecuencias, por Carmen María Ramos (2421), 57 Preguntas y respuestas, por José María Poirier (2421), 58 ENERO / FEBRERO 2016

Notas biográficas Ante la muerte de Jorge Mejía, por Jorge Casaretto (2411), 11 Tulio Halperín (1926-2014), por Natalio R. Botana (2411), 22 Un historiador total y humanista, por Miranda Lida (2411), 24 Carlos Floria. El arte de la conversación, por Enrique Aguilar (2411), 26 El otro Jorge, por Marcelo Montserrat (2412), 50 Barthes, lector de Loyola, por Beatriz Sarlo (2414), 15 Se fue un amigo, por Alieto Aldo Guadagni (2414), 48 Alberto Oscar Petrecolla 1931-2015, por Juan Carlos de Pablo (2414), 49 Ernesto J. A. Maeder, por Ángeles de Dios de Martina (2414), 50 Manoel de Oliveira, por Daniel Sendrós (2414), 54 Etty Hillesum: una mística universal, por Maria Clara Lucchetti Bingemer (2415), 28 Francesco Rossi, el valor del compromiso con la verdad, por Agustín Neifert (2415), 55 Sergio Renán. Recuerdo y presencia del dandy porteño, por Pablo De Vita (2416), 28 Fray Junípero Serra, testimonio de santidad, por Guzmán Carriquiry (2418), 20 Enrique Fabbri, profeta de la familia, por Ignacio Pérez del Viso (2418), 34 Arturo Paoli, comprometido con la justicia social, por Ricardo Murtagh (2418), 36 Trabajo, pobreza y eficacia, por Arturo Paoli (2418), 37 La Pascua de Eugenio Guasta (2418), 40 Recuerdo de Juana Bignozzi, poeta, por José María Poirier (2418), 50 Dorothy Day, una mujer citada por Francisco, por Maria Clara Lucchetti Bingemer (2420), 20 Poesías / Meditaciones / Cuentos Tarde te amé, por Antonio M. Battro (2415), 31 Al abrigo, por Juan José Saer (2416), 57 Sociedad Para entender el narcotráfico, por Waldo Villalpando (2411), 18 El rostro social de la paz, por Gustavo Ferrari Wolfenson (2413), 22 Un llamado a la virtud: Vivir el Evangelio en el país de la libertad, por Jeffrey D. Sachs (2416), 35 NiUnaMenos, una oportunidad de unidad, por Raúl Buffo (2417), 34

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Materias Las migraciones forzosas en un mundo cerrado, por Lelio Mármora (2418), 12 La tecnología y sus alcances, por Horacio C. Reggini (2418), 46 Padres “3D”, por Santiago Tomás Bellomo (2419), 46 Teatro ¿Quién es el Sr. Schmitt?, por Guillermina I. Costantini de López (2412), 52 Camaradería, por Guillermina I. Costantini de López (2420), 48 El nuevo brillo del antiguo templo, por Pablo De Vita (2421), 48 Una sobresaliente reinvención del mito de Caín y Abel, por Guillermina I. Costantini de López (2421), 53 Teología ¿Hizo Jesús un milagro a un homosexual?, por Ariel Álvarez Valdés (2412), 32 Una Iglesia-comunión a imagen de la Trinidad, por Jorge Fazzari (2413), 44 El papa Francisco, ¿teólogo del pueblo?, por Juan Carlos Scanone (2414), 44 Teólogos hacia las fronteras, por Ignacio Pérez del Viso (2419), 40 ¿El Dios de Israel tenía una esposa?, por Ariel Álvarez Valdés (2420), 39 Testimonios / Comentarios / Debates ¿El cuarto socio estratégico de nuestra historia contemporánea?, por Juan J. Llach y Ernesto A. O’Connor (2412), 8 Calidad y escisión, por José Luis Galimidi (2412), 11 La compleja relación entre libertad de expresión y libertad religiosa, por Juan G. Navarro Floria (2412), 14

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Reflexión sobre la Pascua, por María Bestani (2413), 8 Genocidio armenio 1915-2015, por Beatriz Balian de Tagtachian (2414), 13 Abolir la pena de muerte: un objetivo humano y cristiano, por Gustavo Irrazábal (2414), 23 Cuestión de comparaciones, por Raúl Buffo (2414), 57 La hora del consenso, por Gustavo Irrazábal (2415), 8 Subsidios y cultura del trabajo, por Ernesto A. O’Connor (2415), 9 La comisión del futuro en Finlandia, por Pedro von Eyken (2415), 10 Los laicos y el sustento de la Iglesia, por Vicente Espeche Gil (2415), 11 El paisaje de la pampa argentina, por Mariano F. Martín (2415), 46 Reflexiones sobre el Grupo Consenso, por Vicente Espeche Gil (2417), 41 ¿Matrimonio? civil: bailando sobre el Titanic, por Gustavo Irrazábal (2418), 25 El matrimonio feliz, por Ernesto A. O’Connor (2418), 27 El matrimonio está pasado de moda, por Alejandro Frere (2418), 28 Una reflexión sobre los años ’70, por Andrea Elba Poretti (2419), 9 La Iglesia de la dictadura en el Estado de derecho, por Ariel Lede y Lucas Bilbao (2419), 11 El Papa, obispo de Roma, por Gustavo Irrazábal (2420), 15 Una escena para pensar la reconciliación, por Claudia Hilb (2421), 10 Los juicos de “lesa humanidad”: un desafío para justicia, por Luis Alberto Romero (2421), 13 Un descargo diferido, por Pedro von Eyken (2421), 17 ¿Avanzamos o retrocedimos?, por Gustavo Irrazábal (2421), 18 La Noche de los cristales rotos, por Ignacio Pérez del Viso (2421), 27 Humanismo, obras y tecnologías, por Horacio C. Reg

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