Criterio
DIRECTOR José María Poirier VICEDIRECTORES Gustavo Irrazábal y Diego Botana SECRETARIA DE REDACCIÓN Romina Ryan CONSEJO DE REDACCIÓN Enrique Aguilar, Pedro Antonini, María Bestani, Carlos Chevallier Boutell,Vicente Espeche Gil, Jorge E. Fernández, Alejandro Frere, Elena Kiyamu, Eduardo López Rivarola, Luis D. Mendiola, Ricardo Murtagh, Juan G. Navarro Floria, Ernesto A. O’Connor, Pedro von Eyken, Norberto Padilla, Arturo Prins, Ángela Sannuti y Claudia Touris.
FUNDADA EN 1928 - AÑO LXXXVII - Nº 2420 NOVIEMBRE 2015
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CONSULTORES Maria Clara Bingemer (Río de Janeiro), Antonio M. Battro, Natalio Botana, Rafael Braun, Pablo Capanna, Bruno Forte (Chieti-Vasto), Carlos M. Galli, Olegario G. de Cardedal (Salamanca), Víctor M. Fernández, Austen Ivereigh (Londres), Roberto Di Stefano, Santiago Kovadloff, Juan J. Llach, Marcelo Montserrat, Laura Moreno (Madrid) y Rafael Velasco.
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DISEÑO, DIAGRAMACIÓN Y PRODUCCIÓN GRÁFICA: Juan Cordero Impresión: Latin Gráfica S.R.L.
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Suscripciones para la Argentina: Precio de tapa $ 85 Anual $ 940 Semestral $ 470 Débito mensual por tarjeta: $ 80 Suscripciones anuales para exterior: Países limítrofes U$S 180 Resto de América y del mundo U$S 260 Cheques y Giros extendidos a la orden de Fundación Criterio. Está prohibida la reproducción total o parcial de la presente edición de CRITERIO amparada por la ley 11.723. Registro de Propiedad Intelectual Nº 672.062. ISSN 0011-1473. Impreso en la Argentina. Es una publicación de Fundación Criterio. Tucumán 1438 - PB (C1050AAD) Buenos Aires Telefax: 4371-6889 / Tel.: 4371-6759 comunicacion@revistacriterio.com.ar www.revistacriterio.com.ar Horario de oficina: lunes a viernes de 10 a 16 hs.
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EDITORIAL. Desafíos para el próximo gobierno. ECONOMÍA. Carta Abierta al equipo económico que vendrá. Juan Carlos de Pablo
IGLESIA. Los sueños americanos del papa Francisco. Peter Casarella (Indiana)
IGLESIA. Una mirada desde la isla. Gustavo Andujar (La Habana) REFLEXIÓN. El papa, obispo de Roma. Gustavo Irrazábal INTERNACIONAL. Canadá y Cuba, un ejemplo de relaciones paradojales. Pedro von Eyken IGLESIA. Dorothy Day, una mujer citada por Francisco. Maria Clara Lucchetti Bingemer (Río de Janeiro)
FILOSOFÍA. La guerra del Big Bang. Pablo Capanna POLÍTICA. Las transformaciones del liberalismo. Juan Negri HISTORIA. Volver a pensar a Patrón Costas. Ignacio A. López ECONOMÍA DEL CONOCIMIENTO. América latina, muy poco
innovadora. Arturo Prins
BIBLIA. ¿El Dios de Israel tenía una esposa? Ariel Álvarez Valdés TEOLOGÍA. Teólogos hacia las fronteras. Ignacio Pérez del Viso LECTURAS. Una escocesa singular. Rosa Rubolino CULTURA. A propósito de La sal de la tierra. Pablo Monat TEATRO. Camaradería. Guillermina I. Costantini de López ÓPERA. Singulares asimetrías. Pablo De Vita CINE. Recordación de dos maestros. Daniel Sendrós LIBROS
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EDITORIAL
Desafíos para el próximo gobierno Escribimos estas líneas apenas concluidas las elecciones del 25 de octubre, con su extraordinario y sorpresivo resultado. Al nuevo gobierno, sea cual fuere la definición en el ballotage, le esperan muchas graves tareas pendientes. No se nos escapa que el sistema electoral argentino tiene serias deficiencias y que no está asegurada la independencia de la Justicia. La inseguridad continúa siendo un verdadero flagelo para la población, lo señalan todas las encuestas. No se combate la corrupción y el tema parece ya no sorprender ni indignar como debiera a los ciudadanos. Además, el oscuro panorama que deja al descubierto el narcotráfico es peligrosísimo e hipoteca el futuro de varias generaciones. Por su parte, la situación económica del país es preocupante. *** Los debates –pobres por cierto– de los candidatos en los últimos tres o cuatro meses, se dieron en un escenario donde la economía, paradójicamente, pese a registrar muchas distorsiones, no fue el centro de la escena. Y esto no se debe a la ausencia de problemas. Probablemente se han combinado dos percepciones diferentes. Por un lado, la economía de las familias, con cierta “sensación” de bienestar, sin posibilidad de distinguir si la actual situación es transitoria o permanente. El bajo nivel de desempleo, sobre todo debido al reemplazo de desempleo privado por empleo público o planes, es claNOVIEMBRE 2015
ve. El mantenimiento del consumo es otro aspecto: paritarias cercanas a la inflación, salario mínimo, vital y móvil actualizado, el impacto en los ingresos de la Asignación Universal por Hijo, nueve millones de jubilaciones y pensiones, planes de demanda varios como Ahora 12, Subeneficio, los subsidios a energía y transporte en el AMBA, entre otros, son parte de la explicación. Por otro lado, empresarios, productores y otros actores perciben los graves desequilibrios macroeconómicos incrementados por estas medidas desde 2011 a hoy que tienen impacto negativo en la rentabilidad empresaria y la creación de empleo: déficit gemelos, con un déficit fiscal que sin contar las transferencias del BCRA y la ANSeS sería de 8% del PIB; déficit comercial por drástica caída de exportaciones; gasto público record de 45% del PIB; presión tributaria récord de 37%; inflación en el podio mundial y atraso cambiario en un mundo donde todas las monedas se devalúan contra el dólar. La herencia será pesada, y no se están tomando medidas para revertirla sino más bien para profundizarla, como las adoptadas sobre valuación de bonos de los fondos. Sin embargo, las oportunidades siguen abiertas. La mala praxis, sobre todo desde 2011, ha sido tan intensa que con sólo dejar de realizar errores que pocos países cometen, el margen para mejorar es importante. El futuro cercano muestra un contexto global poco favorable, pero se prevé que las principales amenazas
no empeorarán: las commodities parecen haber tocado su piso en cuanto a precio. El dólar ha alcanzado un techo: si la Reserva Federal sube las tasas, lo hará muy despacio pues no tiene margen y corre riesgos de enfriar su propia economía. A China le cuesta generar más consumo y menos inversión y exportaciones, pero está empezando a lograrlo. Ha sido una de las pocas naciones relevantes a las que el FMI no bajó su pronóstico de crecimiento desde abril a octubre. Europa crece, poco, pero crece. Con todo, la principal amenaza no resuelta para nuestro país es Brasil –en un contexto delicado para los países de América latina y el Caribe, única región del mundo donde caerá el PIB en 2015– y no sólo por su economía sino quizás, más aún, por la complejísima situación política. De todos modos, las oportunidades a partir del año próximo no serán “a granel” –es decir, commodities con precios en las nubes– sino más depuradas; y, lo que es más exigente, endógenas: instituciones, buenas medidas tributarias, políticas sistémicas de competitividad y valor agregado, adecuada y plena inserción internacional. En cuanto a la discusión sobre el “ajuste” o “correcciones macroeconómicas”, la estrategia no debe ser –como tristemente ocurrió durante la última dictadura militar– “achicar el Estado para agrandar la Nación”, sino agrandar la Nación para reducir el peso muerto del Estado. En ese marco, en tres años puede reducirse el déficit fiscal a un nivel financiable 5
EDITORIAL
ral-social. El desafío institucional será gobernar con acuerdos. Es una materia que nunca hemos aprobado como sociedad, acostumbrados a regímenes presidencialistas fuertes y que terminaron su mandato, o a otros con dificultades que no pudieron culminarlos. El otro desafío supremo es cultural, y lleva a generar una nueva utopía, superadora, si se quiere, de la generada desde 2003. En esto, la cuestión social de la pobreza y las políticas para combatirla serán clave. Pasar de planes sociales clientelistas a promover una cultura de la equidad y el trabajo será decisivo para distinguir si ingresamos simplemente en un nuevo ciclo macroeconómico de bonanza, o en una estrategia de desarrollo. Bastará ir mirando las políticas hacia la pobreza y la formación de capital humano. *** El problema de la desnutrición (claHabrá, finalmente, dos desafíos su- ro diagnóstico de la Fundación COpremos: el institucional y el cultu- NIN), el deterioro de la educación (algo menos de la mitad del actual). En definitiva, las principales dificultades provendrán no tanto de la economía como de la política. La alternativa extrema soñada en algunos círculos oficialistas –la profundización del modelo, con una dependencia absoluta del financiamiento de China, en divisas y con acceso irrestricto y por licitación directa para su inversión extranjera–, no llevaría al crecimiento y menos al desarrollo. Por el contrario, derrumbaría la hoy magra tasa de inversión de 17% por el nulo ingreso de capitales de otras latitudes, incluyendo los “argendólares” que no retornarían, y el país se encaminaría hacia un estancamiento de difícil pronóstico en el mediano plazo.
básica en contenidos y resultados, el falso debate inclusión vs calidad, y la salud, que ha tenido algunos progresos (plan Remediar), pero sigue barranca abajo, serán muestras suficientes. El país y la sociedad requieren nuevos desafíos en materia de integración social y desarrollo económico y humano, que la economía, por sí sola, no puede proveer. *** Lo que ciertamente se impone como urgente para nuestra sociedad es un salto cualitativo en la ética política, transparencia en la información de estadísticas, mayor conciencia federal y republicana, control de los comicios, previsibilidad económica y una apuesta por el bien común antes que por los intereses particulares o de grupo, aunque sean éstos funcionales a algunos partidos políticos, sindicatos, asociaciones industriales, etc.
Luisa Valmaggia Atando cabos Lunes a Viernes de 16 a 17.30 Radio Cooperativa AM 770
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ECONOMÍA
Economista y director del newsletter Contexto
Juan Carlos de Pablo
Carta Abierta al equipo económico del que vendrá Las líneas que siguen, inspiradas en la recomendación formulada por Alfred Marshall de poner la cabeza fría al servicio del corazón caliente, tienen como destinatario al equipo económico que acompañe al próximo presidente, a partir del 10 de diciembre de 2015. No sé todavía quienes lo integrarán, aunque muy probablemente los conozco. Cuentan con todo mi afecto, porque como dije en la dedicatoria de Esta vez, ¿será diferente? (El Ateneo, 2015), “menuda tarea les espera”. A continuación listo algunos consejos que surgen de la historia política y económica de nuestro país. 1. La campaña electoral terminó, estás en funciones. Focalizá tu atención. Tus modelos deben ser los médicos y los choferes del SAME, quienes primero actúan y después preguntan. Serás juzgado por tus resultados, no por tu habilidad oratoria. La historia tiene que servirte para orientar tu acción, no para paralizarte, porque te designaron para actuar. 2. La política económica nunca se plantea en el vacío, sino en un escenario internacional y en un contexto NOVIEMBRE 2015
político específicos. No importa lo que se diga en contrario, tené presente que dependemos del mundo, pero que el mundo no depende de nosotros. Y que como clarificó Raúl Prebisch, la Argentina forma parte de la periferia, lo cual implica que en las relaciones internacionales tenés que ser el triple de talentoso, preparado y aplicado para que te crean la mitad. 3. ¿Conocés bien al Presidente de la Nación del cual sos, simultáneamente, subordinado, amigo y –en lo tuyo– profesor? En particular, ¿lleva “en la sangre” los principios económicos (como Carlos Saúl Menem) o, por el contrario, las cuestiones económicas “le irritan la piel” (Raúl Ricardo Alfonsín)? ¿Le cuesta horrores adoptar decisiones o, por el contrario, es un precipitado? Tené presente que, en todo caso, será aliado tuyo cuando entre en pánico y esté dispuesto a apoyarte al tener que adoptar decisiones desagradables. 4. Tus colegas de Gabinete son tus adversarios naturales, porque se inmortalizan por las mismas razones por las cuales vos fracasás. Es imposible, para un Ministro de Salud,
pasar a la historia por haber cerrado un hospital, o reducido el salario de las enfermeras. Ellos y vos tienen que entender que no se trata de algo personal, sino de roles. 5. Tanto tu Presidente como vos tienen que “creérsela”, pero no demasiado. El resto de los partidos sigue existiendo, las elecciones se ganan y se pierden. No es posible hablar, en serio, de políticas de Estado, si pensás que sos el único dueño de la verdad. 6. Ni el gobierno ni el conjunto del sistema político agotan la realidad de un país. Porque está la sociedad, más concretamente, cada uno de los seres humanos que viven, trabajan, ahorran, educan, se jubilan, etc., en el país, los cuales llevan dentro suyo una idiosincrasia, una historia, etc., que los hace particularmente sensibles. Los argentinos entendemos lo que hoy les ocurre a los griegos mucho más que los canadienses. 7. La Argentina es un país poblado por ejecutores más o menos razonables, y fiscales severísimos. En los estadios de fútbol 22 muchachos con pantalones cortos corren detrás de una pelota, dos personas a los costados les dan instrucciones y sugeren7
ECONOMÍA
cias, rodeados por varios miles de seres humanos, en las tribunas, ¡que creen saber todo! En el periodismo, como en la mesa de parientes y amigos, ocurre lo mismo. Por supuesto que si a algún “fiscal severísimo” le encargáramos que operara una pizzería durante 72 horas, lo más probable es que la fundiría. Pero tenés que saber que existen; no digo que los ignores pero sí que no te “enganches” con ellos. 8. Tener a tu cargo un equipo quiere decir que su trabajo es básicamente gerencial. Cuando lo nombraron ministro de economía, Adalbert Krieger Vasena anotó nombres, no medidas. Porque no se preguntó qué había que hacer, sino con quién podía contar para enfrentar la tarea. Como buen gerente, tenés que ser exigente con los miembros de tu equipo, pero tenés que “dejarte ayudar”, es decir, inducir a que tu gente te diga lo que verdaderamente está pasando, antes de que recibas un cachetazo de la realidad. 9. Pedile a tu gente que se ocupe de los requerimientos técnicos de la política económica, su congruencia, su relevancia, la relación entre los objetivos y los instrumentos, etc. Claro que, participando de la elaboración y la implementación de una política económica, también intentarán incluir en el análisis las consideraciones políticas, institucionales, etc.
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Deciles que sí, pero no al precio mo gobierno no surgirá exclusivade subestimar las consideraciones mente de un laboratorio, por más técnicas; aclarales que, en todo idóneo que sea el equipo económicaso, para introducir restricciones co, sino de la interacción entre las políticas e institucionales, está el presiones de los sectores, las regioresto del gobierno. nes, etc., y vos y los tuyos, que serán 10. Como bien dice Guillermo Cal- los “malos” de la película, porque vo, una misma medida de política habrá que decir qué sí, qué no, qué económica genera resultados dife- antes y qué después, dado que –sorentes, dependiendo de la credibili- bre todo cuando se han consumido dad que la población tiene en el go- los stocks, y hay que reponerlos– la bierno. Si tenés la fortuna de formar suma de las pretensiones superará parte de un gobierno que arranca en mucho a las posibilidades. con credibilidad, mejor, pero no 13. ¿Gradualismo o shock? Recordá abuses porque la credibilidad se que la campaña electoral terminó, y evapora; si tenés la desgracia de in- que los argentinos somos impacientegrar un gobierno tes. En nuestro país al que no le creen, no existen anteceLa política económica recordá que tenés dentes de progradel próximo gobierno no mas antiinflacionaque esmerarte en demasía, para ver si rios exitosos, que surgirá exclusivamente te creen algo. se tomaron varios de un laboratorio, por 11. Toda la polítiaños para reducir más idóneo que sea el ca económica del la tasa de inflación equipo económico, sino próximo gobierno de 25% anual a tiene que estar dise- de la interacción entre las 9,9% anual. Todos presiones de los sectores, ñada y cuantificada los programas funel 10 de diciembre cionan el primer las regiones, etc. de 2015. Lo que se día, pero no duran. haga en materia ¿Qué hay que hacambiaria, monecer para que dutaria, fiscal, de precios y salarios, ren? Esta es la cuestión. La respuesta etc., tiene que surgir de un esquema mezcla consideraciones técnicas y congruente y relevante. Si se anuncia político-institucionales. todo el primer día o en etapas, es una 14. Última, pero no menos importancuestión táctica. te. Tenés que pedir lo mismo que el 12. La política económica del próxi- papa Francisco: “¡Recen por mí!”
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IGLESIA
Profesor de Teología de la Universidad de Notre Dame
Peter Casarella (Indiana)
Los sueños americanos del papa Francisco En el corazón del viaje del papa Francisco a Cuba y a los Estados Unidos hay un hilo conductor muy evidente y sumamente actual sobre el nuevo sueño americano. No es el típico de la asimilación del hispanoparlante a la cultura norteamericana. Por el contrario, es la versión bergogliana del mensaje solidario de Juan Pablo II en su exhortación apostólica de 1999 sobre el imaginario de una Ecclesia en America. El hilo se destaca primero en el encuentro con los jóvenes cubanos en el Centro Cultural Padre Félix Varela de La Habana. Cita (sin referencia directa) al Premio Nobel guatemalteco Miguel Ángel Asturias, que en su obra El Señor Presidente mencionó un ojo de vidrio y otro de verdad (“Los que ven con mi ojo de vidrio ven porque sueñan, los que ven con mi ojo de verdad ven porque miran”). El Papa propone a los jóvenes que sueñen con los dos ojos. Tienen que realizar sus sueños NOVIEMBRE 2015
como individuos, como cristianos, y como pueblo de Dios utilizando el potencial máximo de los ojos de vidrio en la situación encarnada de su propio momento histórico, un destino nuevo que no pertenece ni a Raúl Castro ni a Barack Obama. Son palabras revolucionarias, pero de una revolución que comienza en su conversión personal más allá de todas las ideologías políticas. El restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre los dos países es un avance al que ha ayudado el Papa, pero el movimiento decisivo de los corazones de la juventud en la isla es más importante para alcanzar los gran cambios que él espera. El hilo continúa con la llegada a la Casa Blanca. El Papa reveló el perfil de la visita entera diciendo en su original inglés que es “hijo de una familia de inmigrantes” y que éstos construyeron “en gran medida a este país”. Con esas palabras fue evidente que quiso identificarse no
sólo como el diplomático internacional del Vaticano sino también como un latino peregrino que ocupa la sede de San Pedro. La disertación frente al Congreso estadounidense marcó un momento único e histórico. No tanto por ser la primera visita de un Papa al Congreso, sino por el aplauso entusiasmado que recibió por parte de los dos partidos. Centró su mensaje en el recuerdo histórico de las palabras de Martin Luther King: “I have a dream”, que provienen de un momento clave en el desarrollo del progreso de los derechos humanos y civiles no sólo en los Estados Unidos sino en el mundo. Pero el sueño de Luther King en la visión del papa Bergoglio abraza tres testimonios complementarios: la voz de libertad de una figura que tiene un sentido histórico muy norteamericano, sobre todo para los republicanos en el Congreso (Abraham Lincoln); el testimonio personal y a la vez social9
IGLESIA
mente radical de una mujer laica católica (Dorothy Day); y las oraciones monásticas de un luchador por la paz internacional (el cisterciense Thomas Merton). La configuración de King, Lincoln, Day y Merton ofrece un cuadro pintado con colores norteamericanos pero con tintas muy católicas, tanto en el sentido religioso como en el social. De Washington fue a Nueva York. Además de la visita a la ONU y la Zona Cero, también allí tenía otro compromiso revelador de su propio estilo de soñar una nueva sociedad. La homilía de Madison Square Garden, “el lugar emblemático de esta ciudad”, le permitió desarrollar un tema muy cercano a su corazón: “Dios vive en la ciudad”. La falta de contacto e intercambio personal en la zona metropolitana de Nueva York es legendaria, pero la Sagrada Escritura de ese día decía que «El pueblo que ca10
minaba en tinieblas ha visto una gran luz.»1 La cercanía de Dios en la persona de Jesucristo, proclama el papa Francisco, nos ofrece una apertura personal dentro de la vida urbana: “Una esperanza que nos invita a ver en medio del smog la presencia de Dios que sigue caminando en nuestra ciudad.”2 Finalmente, en el Independence Mall en Filadelfia, pronunció un discurso sobre la libertad religiosa. El sitio es considerado la cuna de la independencia porque allí se firmó la Declaración de Independencia en 1776. Además, dio la charla con el mismo atril que utilizó el Presidente Lincoln en su famoso discurso de Gettysburg del 19 de noviembre de 1863, que concluyó la guerra civil. No es imaginable más simbología norteamericana. Sin embargo, ha entretejido dos temas que normalmente no están conectados en mi país: la defensa de la plena libertad
La homilía de Madison Square Garden, “el lugar emblemático de esta ciudad”, le permitió desarrollar un tema muy cercano a su corazón: “Dios vive en la ciudad”.
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Con la bandera papal flameando en la Casa Blanca, el papa Francisco dio su discurso frente al presidente Obama: “Debemos rechazar la injusticia y la discriminación”, dijo.
religiosa no limitada al ejercicio del culto y la bendición de la presencia de los hispanos católicos para la cultura norteamericana. Hablando en español con acento argentino dijo a todos los inmigrantes recientemente llegados a los Estados Unidos: “Les pido que no olviden que, al igual que los que llegaron aquí antes, ustedes traen muchos dones a esta nación. Por favor, no se avergüencen nunca de sus tradiciones. No olviden las lecciones que aprendieron de sus mayores,
y que pueden enriquecer la vida de esta tierra americana. Repito, no se avergüencen de aquello que es parte esencial de ustedes. También están llamados a ser ciudadanos responsables y –como lo hicieron con tanta fortaleza los que vinieron antes– a contribuir provechosamente a la vida de las comunidades en que viven. Pienso, en particular, en la vibrante fe que muchos de ustedes poseen, en el profundo sentido de la vida familiar y los demás valores que han heredado. Al contribuir con
sus dones, no sólo encontrarán su lugar aquí, sino que ayudarán a renovar la sociedad desde dentro”.3 Es decir, a partir de la memoria histórica comunicada por el Papa latinoamericano, el destinatario principal del mensaje de la Declaración de Independencia es el más recientemente llegado al país del llamado sueño americano. El futuro de los Estados Unidos, nos recuerda el Papa, depende de la realización de éstos y muchos otros nuevos sueños americanos.
1. Isaías 9,1. 2. Homilía del Santo Padre de Madison Square Garden del 25 de septiembre de 2015, disponible en la red: http://w2.vatican.va/content/francesco/es/homilies/2015/documents/papa-francesco_20150925_usa-omelia-nyc.html. 3. Charla del Santo Padre de 26 de septiembre de 2015, Encuentro sobre la Libertad Religiosa con la Comunidad Hispana y Otros Inmigrantes, disponible en la red: http://w2.vatican.va/content/francesco/es/speeches/2015/september/documents/papa-francesco_20150926_usaliberta-religiosa.html.
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Presidente de la Asociación Católica Mundial para la Comunicación (SIGNIS). Director del Centro Cultural Padre Félix Varela de la Arquidiócesis de La Habana y de la revista Espacio Laical.
Gustavo Andujar (La Habana)
Una mirada desde la isla La visita del papa Francisco a Cuba desde la perspectiva local de uno de los testigos.
Si algo se puede afirmar rotundamente del papa Francisco es que no deja a nadie indiferente. Su radical vivencia de la humildad evangélica, su accesibilidad y cercanía, su lenguaje claro y directo, han representado un cambio radical de estilo en relación con sus antecesores y han sorprendido a sus habituales audiencias que, acostumbradas a un lenguaje elaborado y cuidadoso, escuchan ahora a alguien que habla sin temor a ser mal interpretado, porque no teme dar explicaciones, reconocer que no usó la expresión más feliz, y aun pedir disculpas. Su reciente visita a Cuba, signada –¿cómo podría no estarlo?– con la impronta personalísima del Papa, ha sido objeto de numerosos análisis. Presento aquí mi enfoque muy personal, vivido y pensado desde Cuba, y lo hago desde la perspectiva de algunos sectores de la sociedad cubana.
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El pueblo El pueblo cubano llegó a la visita con una imagen favorable del papa Francisco. Los medios cubanos, todos propiedad del Estado y bajo la férrea guía del Departamento Ideológico del Partido Comunista, han dado una cobertura generalmente muy positiva al Papa argentino desde su elección, yendo sin dudas más allá de la habitualmente amigable cobertura noticiosa que se da a los asuntos vaticanos, en sintonía con el reconocido empeño del gobierno por mantener las relaciones diplomáticas con la Santa Sede a un nivel muy alto. En su primer contacto directo después del recibimiento protocolar, es decir, con la llegada del Papa a la Plaza de la Revolución de La Habana, los cubanos fueron decididamente conquistados por este hombre que quiso tocarlos, abrazarlos, que descendió de su vehículo especialmente para besar y consolar a los más pobres entre los pobres, resaltando la tantas veces ignorada pero esencial, irreductible, dignidad personal de cada ser humano. Ya cerca del final de la visita, su diálogo con las embarazadas durante el encuentro con las familias en la Catedral de Santiago de Cuba, pidiéndoles que se tocaran el vientre (“la pancita”, les dijo) para que “acaricien al hijo que están esperando” mientras las bendecía, fue un hermoso y potente alegato pro-vida que, en un país donde nacen cada vez menos niños, tocó el corazón de muchísimas mujeres para ayudarlas a abrirse al milagro de la existencia. El enorme bien que hicieron las visitas de Juan Pablo II y Benedicto XVI ya había demostrado que el pueblo cubano es muy receptivo NOVIEMBRE 2015
hacia el mensaje de paz, justicia y reconciliación que trae el sucesor de Pedro. La visita de Francisco a Cuba como “misionero de la misericordia” resultó ideal, porque nuestro pueblo, capaz de dar generosamente de lo poco que tiene ante el dolor del necesitado, entiende el lenguaje de la misericordia y reconoce en él el mismo lenguaje de perdón y reconciliación que tanto necesitamos todos. Una mención especial merece la alocución a los jóvenes reunidos ante el Centro Cultural Padre Félix Varela. En una sociedad cansada y desilusionada, muchos de cuyos jóvenes tienen como principal aspiración irse del país, el Papa les habló de la capacidad de soñar. Fue un discurso poderoso, que parte de una opción de fe pero puede sustentarse incluso para aquellos que no creen. El Papa les habló también de la capacidad de trabajar para construir lo que se sueña, lo que se espera, y los retó a ser capaces de dar vida alentando una esperanza. Fue impactante para quienes estábamos allí el modo en que los jóvenes presentes vibraron con este mensaje.
La Iglesia Para la Iglesia en Cuba la visita representó, en primer lugar, una oportunidad excepcional para evangelizar. Primero, durante la preparación, con la impresión y distribución de carteles, plegables informativos y toda la acostumbrada gama de materiales publicitarios. Cuba es un país muy mayoritariamente creyente, con una fe de indudables raíces católicas, pero decenios de educación y propaganda ateísta han dejado un triste legado
de ignorancia religiosa que se tuvo muy en cuenta al preparar los materiales de divulgación, concebidos para que tuvieran también el mayor valor catequético posible. Después, ya inmediatamente antes de y durante la visita, la Iglesia pudo evangelizar directamente a través de los medios, el acceso a los cuales le está sumamente restringido. Durante la semana anterior a la visita, la TV nacional transmitió, a solicitud de la Iglesia, varios documentales sobre el papa Francisco, uno de los cuales debió ser retransmitido por demanda de la audiencia. La visita fue cubierta en su totalidad por la televisión, y durante esos días la población siguió atentamente cada celebración, cada encuentro, cada alocución. Las transmisiones contaron con los comentarios del padre Rolando Montes de Oca, un joven sacerdote diocesano misionero en Maisí, una muy pobre y apartada región de la diócesis de Guantánamo, en el extremo más oriental de la isla. El padre Rolando se reveló como un comunicador extraordinario, que cautivó a la audiencia –y a los locutores y comentaristas de la televisión que compartieron con él las transmisiones– con sus lúcidos comentarios, siempre informativos y formativos, llenos de sensatez y sabiduría, y hechos además con delicadeza exquisita. Su participación dejó a muchos con deseo de más, preguntándose por qué la Iglesia no podría tener espacios en los medios donde se trataran los temas que el padre Montes de Oca aprovechó para abordar en sus comentarios: el valor insustituible de la familia, la importancia de una vida vivida en la verdad y para el bien, la dignidad de la persona humana y su primacía en todo ordenamiento social. 13
IGLESIA
El gobierno Desde la misma ceremonia protocolar de recibimiento en el aeropuerto, el Papa dejó en claro sus prioridades: en su discurso incluyó un saludo a Fidel Castro, pero lo hizo pidiéndole al presidente Raúl Castro “que trasmita mis sentimientos de especial consideración y respeto a su hermano Fidel”. La mención del vínculo familiar enfatiza la relación con la persona antes que con el hombre público. Más tarde, en la visita que realizara a Fidel, le regalaría documentos y grabaciones del padre Amando Llorente, sacerdote jesuita que fuera mentor de Fidel cuando éste hacía sus estudios secundarios en el Colegio de Belén. De nuevo hay un esfuerzo por llegar a la persona, ahora mediante la referencia a su etapa juvenil, anterior a su transformación en el líder guerrillero enfrentado al imperio. El Papa sabe que la persona es siempre redimible, y a ella se dirige. Es significativo que en la ceremonia de bienvenida, inmediatamente después de enviar su saludo a Fidel, el Papa saludara también “a todas aquellas personas que, por diversos motivos, no podré encontrar y a todos los cubanos dispersos por el mundo”. En Cuba ésta es siempre una referencia ambivalente, porque “los cubanos dispersos por el mundo” se ubican en todas las zonas del espectro político cubano. La expresión fue empleada por el Papa, a mi entender, con toda intención, y fue una temprana manifestación del espíritu conciliador que impregnó la visita. Es cierto que el Papa evitó tocar temas sensibles de la realidad política cubana, como las limitaciones existentes al derecho a la libre expresión 14
y a la libre asociación, pero la visita debe entenderse en un contexto internacional complejo, lo más inmediato del cual es el difícil proceso de normalización de relaciones entre Cuba y los Estados Unidos. La Iglesia ha desempeñado un activo papel en ese proceso, aún inconcluso, y debe continuar haciéndolo. Por otra parte, una característica del papado de Francisco es que mientras usa a menudo un lenguaje duro para con los pastores de la Iglesia y al referirse a problemas globales, como las migraciones, el tráfico de armas y el deterioro de la naturaleza, cuando se refiere a gobiernos específicos es generalmente muy prudente, en especial cuando existen situaciones de crisis que podrían complicarse aún más.
Los opositores La prensa internacional generó grandes expectativas sobre la actitud del Papa hacia los opositores al gobierno cubano. En el programa de la visita no se había previsto ningún encuentro del Papa con representantes de la oposición como tales. La nunciatura, no obstante, invitó personalmente a algunos de ellos, pero agentes de la Seguridad del Estado los interceptaron cuando se dirigían a la cita, los mantuvieron bajo arresto hasta que pasó la hora prevista para el encuentro (concebido como una audiencia con un amplio grupo de personas diversas) y los liberaron posteriormente, en una modalidad de arresto preventivo que las autoridades emplean con frecuencia para desarticular acciones opositoras. Los grupos opositores en Cuba, por otra parte, carecen de una base so-
cial y no parecen tener forma alguna de lograr una presencia significativa en la sociedad, ante la cual el gobierno los desacredita como asalariados de gobiernos extranjeros, en especial de los Estados Unidos. Hay quienes quisieran que la Iglesia los apoyara explícitamente, pero eso sería ajeno a su misión. En una reciente entrevista, el cardenal Jaime Ortega, arzobispo de La Habana, relató una conversación que tuvo con el entonces cardenal Bergoglio durante el cónclave en el que éste fue elegido Papa. Ortega le comentó a Bergoglio que el papa Benedicto XVI le había dicho en una ocasión: “La Iglesia no está para cambiar gobiernos, sino para cambiar el corazón de los hombres. Ellos se encargarán entonces de establecer gobiernos justos”. El cardenal Bergoglio le respondió, entusiasmado: “Esa cita habría que ponerla en grandes pancartas a la entrada de todas las ciudades del mundo”. En su trato con el gobierno cubano, el Papa obró en consonancia con el estilo discreto, sin estridencias, que ha mantenido la Iglesia en Cuba, y al hacerlo, manifestó su aprecio y apoyo por ese estilo que, a diferencia de todos los empeños por presionar al gobierno cubano, ha mostrado un grado nada despreciable de eficacia.
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REFLEXIร N
Gustavo Irrazรกbal
El Papa, obispo de Roma
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REFLEXIÓN
En aquella tarde inolvidable en que fue elegido Sumo Pontífice, Francisco, asomándose al Balcón de las Bendiciones, sorprendió a todos al presentarse como “obispo de Roma”, toda una señal de su propósito de enfatizar la fraternidad y la colegialidad con los demás obispos de la Iglesia, y de dar a su primado el sentido auténtico de un “primado en la caridad” y en el servicio. Sin embargo, si fuera posible hacer una encuesta entre los fieles católicos de todo el mundo sobre el modo como entienden la relación entre el Papa y los obispos, probablemente la mayoría diría de una forma u otra que los obispos son delegados, o representantes o subordinados del Papa, y las Iglesias locales son algo así como sucursales o filiales de la Iglesia de Roma. Por otro lado, hasta hace no mucho tiempo, no era infrecuente escuchar a obispos que en comentarios reservados se quejaban por el modo como se sentían tratados por funcionarios de la Santa Sede cuando por diversos motivos eran convocados. Pero no era necesario que atravesaran esas situaciones para hacerlos tomar conciencia del modo en que la curia romana limitaba su autoridad y autonomía. Sorprendentemente, esto sigue sucediendo a 50 años del Concilio Vaticano II, que buscó dar a la Iglesia un perfil muy distinto: no el de una institución vertical y centralista sino el de una comunión de iglesias locales, en las cuales se “encarna” y se hace visible la única Iglesia universal. Por eso ha sido tan oportuna la mención que hizo Francisco, en Evangelii gaudium, de la necesidad, ya señalada por Juan Pablo II, de encontrar “una forma del ejercicio del primado que, sin renunciar de ningún modo a lo esencial de su misión, se abra a una situación nueva”. Y reconoce con franqueza que en este tema “hemos avanzado poco”. Por lo tanto, señala, “también el papado y las estructuras 16
centrales de la Iglesia universal necesitan escuchar el llamado a una conversión pastoral”. Un aspecto que debe ser revisado es el de las Conferencias Episcopales, a las cuales el Concilio Vaticano II concebía como expresiones concretas de la colegialidad episcopal, pero cuyo rol, con posterioridad, se ha desdibujado. Es necesario, por lo tanto, explicitar el estatuto de estas estructuras de modo que se conviertan en “sujetos de atribuciones concretas, incluyendo también alguna auténtica autoridad doctrinal”. Y una razón muy importante para ello es que “una excesiva centralización, más que ayudar, complica la vida de la Iglesia y su dinámica misionera”. En los documentos de Francisco, las declaraciones de conferencias episcopales locales son citadas abundantemente. Y pone como ejemplo a los “hermanos ortodoxos” de los cuales “los católicos tenemos la posibilidad de aprender algo más sobre el sentido de la colegialidad episcopal y sobre su experiencia de la sinodalidad” (literalmente, de “caminar juntos”). Tanto el Sínodo extraordinario sobre la Familia en octubre del 2014, como el Sínodo ordinario de octubre pasado mostraron un fruto concreto de esta nueva actitud. Hasta ese momento, los sínodos de obispos convocados por la Santa Sede se limitaban a refrendar en términos generales los documentos preparados de antemano. Luego, el Papa promulgaba una exhortación apostólica en la cual confirmaba o rechazaba sus conclusiones. En una palabra, los sínodos se habían convertido en estructuras débiles y sin ningún peso propio. En ambos Sínodos sobre la Familia, en cambio, hubo un verdadero (y a veces, acalorado) debate; el Papa dio libertad para que las diferentes visiones de los temas, incluso los más espinosos y controvertidos, se ventilaran sin censura previa. El resultado se puede considerar glo-
balmente saludable, sobre todo si se piensa lo contraproducente que es la alternativa de no permitir que ciertas posturas puedan expresarse. En resumen, en ciertos aspectos se está iniciando un movimiento hacia una mayor descentralización y participación, que revierte en buena medida lo sucedido en las décadas precedentes, y refleja más fielmente la idea del Concilio de concebir a la Iglesia como “misterio de comunión”, dotada de estructuras de comunión y participación, como enseñaran los obispos latinoamericanos en los Documento de Puebla (1978) y Aparecida (2007). Cabe preguntarse, sin embargo, si este proceso es favorecido o no por la enorme visibilidad y la casi omnipresencia que ha adquirido la figura del Sumo Pontífice. El viaje de Francisco a Cuba y a los Estados Unidos ha sido un éxito clamoroso. Ha abierto horizontes insospechados para la presencia y la labor misionera de la Iglesia en ambos países. El mensaje del cual el Papa ha sido portador, con un estilo claro, humilde y directo, ha resonado no sólo en el corazón de los católicos, sino en el de muchos creyentes de otras confesiones y personas de buena voluntad. Pero este éxito tiene su costo. Los obispos de los Estados Unidos han optado en los últimos años por posiciones muy firmes en el campo de la sexualidad, la ética de la vida y la libertad religiosa, frente a una actual administración que en estos campos se ha mostrado desaprensiva, cuando no autoritaria. Difícilmente hayan quedado satisfechos con este aspecto de la visita, que no refuerza por cierto la autoridad de su prédica. El encuentro con Fidel Castro puede ser un gesto de misericordia, y también una condición para alcanzar un objetivo de vital importancia como es la apertura de Cuba al mundo. Pero deja en la penumbra el hecho de que Castro ha sido un REVISTA CRITERIO N° 2420
El encuentro de Francisco con Fidel Castro puede ser un gesto de misericordia, pero deja en la penumbra el hecho de que Castro ha sido un dictador despiadado.
En el Sínodo Extraordinario sobre la Familia hubo un verdadero debate; el Papa dio libertad para que las diferentes visiones de los temas se ventilaran sin censura previa.
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dictador despiadado, y que muchos presos políticos todavía languidecen en las cárceles cubanas sin ninguna garantía legal. ¿Qué pensarán los obispos cubanos? La calurosa cordialidad con Evo Morales o con Correa en su viaje anterior produjo una indisimulable incomodidad en los respectivos episcopados, que vieron erosionada la firmeza de su posición frente al autoritarismo de ambos presidentes. Y a principios de año, en su viaje a Filipinas, la diferencia de enfoque en ciertas cuestiones respecto del episcopado local fue manifiesta y embarazosa. Si no nos dejamos deslumbrar por los resultados de corto plazo, ejemplos como éstos testimonian una dificultad. No bastan las buenas intenciones, y los propósitos de llevar adelante eventuales cambios de estructuras. Hay que reflexionar también sobre las consecuencias de un hecho, cuya magnitud y relevancia era difícil de prever algunas décadas atrás: las posibilidades que dan las comunicaciones modernas para
que el Sumo Pontífice se desplace en cuestión de horas a cualquier rincón de la tierra, y para que su imagen penetre en tiempo real en todos los hogares y sus palabras resuenen en todos los oídos, le reportan un protagonismo que puede tornarse excluyente, y que es capaz erosionar la autonomía de las iglesias locales así como la autoridad de sus pastores. Por supuesto que las respuestas a este problema no son fáciles. Lo importante es que, aún valorando la gracia del tiempo presente, no caigamos en el exitismo, sino que nos esforcemos en la búsqueda de nuevos equilibrios. Que los obispos no tengan que mirar a Roma a cada paso para saber lo que tienen que decir. Que haya instancias de auténtico ejercicio de la colegialidad episcopal. Que las iglesias locales puedan ser protagonistas de su propia vida. En una palabra, que logremos hacer de la Iglesia una comunidad de comunidades, que aun amando al Sumo Pontífice, necesite hablar de él relativamente poco. 17
POLÍTICA INTERNACIONAL
Pedro von Eyken
Canadá y Cuba, un ejemplo de relaciones paradojales Una reciente estadía de vacaciones en los Estados Unidos y Canadá, en septiembre, coincidente con la visita del papa Francisco a Cuba y los Estados Unidos, me llevó a reflexionar sobre la naturaleza de las relaciones bilaterales entre Canadá y Cuba desde 1959. Llamo paradojales a las relaciones entre Canadá y Cuba, como las denomina el académico canadiense John Kirk, de la Universidad Dalhouise de Halifax, un experto en la isla. En un artículo académico de 1994 Kirk cita las siguientes expresiones del fallecido ex subsecretario de Estado de Asuntos Exteriores de Canadá, John Holmes, de 1970: “Una política exterior acertada debe basarse en la aceptación de las paradojas. Ello vale para las grandes potencias, pero es especialmente válido para una potencia intermedia cuyo alcance no debe sobrepasar lo que puede abarcar”.1 Difícil no coincidir con ese 18
temperamento. En su trabajo, el autor señala algunos conceptos claves y necesarios para entender la dinámica de esa relación bilateral entre 1960 y 1994, de los que rescato dos, para mí fundamentales: a) el “pragmatismo diplomático y reconocimiento de un gobierno establecido, sea o no del agrado gobierno de Ottawa” (el subrayado es mío); b) la “determinación de coexistir con Cuba y, a veces, de buscar una relación bilateral mutuamente ventajosa”.2 Un análisis político estructurado podría conducirnos a la paradoja emblemática en la relación con Cuba: la ubicación internacional de Canadá. El país es miembro del Commonwealth británico y estrecho aliado de los Estados Unidos. También es miembro de la NATO3 desde 1949, socio del NAFTA4 desde 1994, e integra, desde 1976, el Grupo de los Ocho que forman los siete países más industrializados del mundo más
Rusia. Es decir, se ubica definidamente “en Occidente” como sistema económico y alianza militar. Todo lo opuesto de Cuba. Pero además del presente, la historia nos brinda algunos datos no tan conocidos. Cuba fue el primer país del Caribe en el que Canadá abrió una embajada, en 1945. Este año celebran 70 años de relaciones. Antes que eso, según un trabajo académico de Raúl Rodríguez, una de las primeras oficinas comerciales canadienses en América latina se estableció en Cuba en 19095. Diez años antes, el primer banco extranjero instalado en Cuba fue el Royal Bank of Canada. El autor recuerda que, ya al comenzar el siglo XX, “en el plano geopolítico y de seguridad, como elemento adicional, Estados Unidos manifestaba abiertamente su oposición a que Canadá participara en asuntos del hemisferio occidental, por considerar a ese país agente de los intereses británicos”.6 REVISTA CRITERIO N° 2420
En plena Guerra Fría, Canadá y México fueron los únicos dos países americanos que no rompieron relaciones con la Cuba de Fidel Castro. El gobierno del Primer Ministro canadiense John George Diefenbaker no se plegó a la decisión tomada en Punta del Este en enero de 1962. Tan estrecha era la relación de Diefenbaker con Dwight Eisenhower como hostil con John F. Kennedy. Desde el primer momento de la Revolución, Canadá mantuvo con firmeza los principios que orientarían su relación con la isla durante los años siguientes. Para Rodríguez, Canadá aceptaba “como regla de conducta internacional que las diferencias desde el punto de vista filosófico no justifican el rechazo a mantener relaciones normales con otro gobierno”, que “las naciones son libres de mantener su propia forma de gobierno y determinar sus propias políticas” y que la Doctrina Monroe, de los Estados Unidos, no estaba “amparada por el derecho internacional y no es aplicable a Canadá”.7 Todos postulados con los que resulta difícil no coincidir. Como bien dice Rodríguez, “la negativa canadiense a sumarse al bloqueo en su totalidad, mantener relaciones diplomáticas y limitadas relaciones comerciales con Cuba ante las presiones de Estados Unidos”, constituía “una relación triangular y un capítulo sumamente interesante en las relaciones interna-
cionales contemporáneas”.8 El mejor momento de la relación bilateral se dio con el gobierno del primer ministro Pierre Trudeau, político liberal que en 1976 visitó oficialmente la isla, convirtiéndose en el primer jefe de gobierno de un miembro de la NATO que visitó Cuba desde 1959. Fidel Castro visitó Canadá en 2000, a raíz del fallecimiento de Trudeau, e integró el séquito de su funeral junto a Jimmy Carter. Las relaciones se enfriaron a causa de la entrada de tropas cubanas en Angola, en 1976, y en la década de 1980 con el gobierno conservador de Brian Mulroney. Al final de la Guerra Fría se inició una política de acercamiento constructivo del primer ministro liberal Jean Chretien, que impulsó un acercamiento con la isla. Canadá pasó a convertirse en el primer gran emisor de turistas hacia Cuba.9 Canadá ha expresado que desea para Cuba una democracia representativa, respeto a los derechos individuales y una economía de mercado. En todo caso, las relaciones económicas son muy buenas: Cuba es el principal mercado de Canadá en el Caribe, mientras Canadá es el tercer mayor socio comercial de Cuba y una de las principales fuentes de inversión extranjera. El comercio bilateral supera los mil millones de dólares. Empresas canadienses poseen fuer-
tes inversiones en los sectores minero, petrolero, eléctrico, turístico y de agronegocios. El actual primer ministro, Stephen Harper, un conservador que enfrenta elecciones a pocos días de escribirse este artículo, no ha ocultado su oposición al sistema político de Cuba, con frases muy duras sobre el comunismo. Sin embargo, durante la última cumbre de Panamá, en abril pasado, la del histórico encuentro entre Barack Obama y Raúl Castro, aunque Harper señaló al periodismo “la falta de espacio democrático y los abusos a los derechos humanos” en la isla, reconoció que era apropiado “un enfoque diferente en este punto”, desechando el “continuo aislamiento” de Cuba.10 Ni las autoridades electas en octubre (Justin Trudeau, del Partido Liberal, será el primer ministro) ni Barack Obama declinarán sus manifestaciones relativas a un cambio político en Cuba. Como muchos otros países, representan sistemas políticos claramente definidos en sus ordenamientos constitucionales, por los que han jurado sus cargos, que son opuestos al sistema cubano. Pero continuarán con las paradojas, que no deberían ser extrañas a una política exterior realista y pragmática. En definitiva, una política que “sirva al hombre y no a las ideologías”, como propuso Francisco durante su reciente gira por América latina.
1. KIRK, John M. (1994), Descifrando la paradoja: la posición del Canadá respecto de Cuba. En: Revista de Estudios Internacionales, Instituto de Estudios Internacionales de la Universidad de Chile, Año 27, No. 107/108, Nro. especial: Cuba en el Sistema Internacional: Normalización y Reintegración (Julio-Septiembre/Octubre-Diciembre 1994), pp. 570-585. 2. Ibídem 3. Iniciales del pacto de seguridad North Atlantic Treaty Organization 4. Iniciales del acuerdo comercial North American Free Trade Agreement 5. RODRIGUEZ RODRIGUEZ, Raúl (2004), Las relaciones Cuba-Canadá, Breve reseña histórica. En. Revista Mexicana de Estudios canadienses (nueva época), junio, Nro. 007. Asociación Mexicana de Estudios sobre Canadá. Culiacán, México, pp. 63-80. 6. Ibídem 7. Ibídem 8. Ibídem 9. Hoy en día, el 40 % de los turistas extranjeros en Cuba son canadienses, más de un millón por año. La isla es el tercer destino más preferido por los canadienses, luego de EE.UU. y México. 10. The Huffington Post, 4 de abril de 2015.
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Doctora en Teología. Ex decana de la Facultad de Teología de la Universidad Católica de Río de Janeiro.
Maria Clara Lucchetti Bingemer (Río de Janeiro)
Dorothy Day, una mujer citada por Francisco Un perfil de la activista norteamericana que fue militante de izquierda y, luego de su conversión al catolicismo, sin renunciar a sus ideas, creó un diario cristiano y se dedicó a servir a los pobres.
En su discurso ante el Congreso estadounidense, el papa Francisco citó a cuatro ciudadanos de ese país como ejemplos de conducta ética y espiritual. Entre ellos, además de tres hombres (Abraham Lincoln, Martin L. King y Thomas Merton), una mujer: Dorothy Day. Alguien que había llamado la atención de Benedicto XVI en su última alocución antes de la renuncia. Dorothy nació en Nueva York en 1897. Trascurrió la mayor parte de su infancia y juventud en Chicago y estudió en la Universidad de Illinois antes de regresar a Nueva York en 1916. Al mudarse, encontró trabajo como periodista del diario The Call, 20
el único órgano socialista de la ciudad. Después colaboró con la revista The Masses, opuesta a la intervención de los Estados Unidos en la guerra que acontecía en Europa en 1917. En noviembre de ese año, Dorothy Day fue una de las cuarenta mujeres que protestaron frente a la Casa Blanca por la exclusión femenina del voto. Fueron detenidas, tratadas con brutalidad y finalmente liberadas por orden presidencial. Siempre en Nueva York, Day llevó una vida muy agitada y bohemia. Tuvo relación con un periodista, Lionel Moise, quedó embarazada y decidió abortar. Fue una experiencia muy dolorosa que la llevó a afirmar
que nunca más renunciaría a un hijo. Más adelante encontró a un hombre con el que viviría en una mayor estabilidad emocional y afectiva. Se llamaba Forster Batterham y era botánico. Con él contrajo una unión civil estable. Se instalaron en Staten Island, en la rivera del mar. Aprendió con él a amar la naturaleza y tuvieron una hija. Su conversión al catolicismo fue posterior a ese nacimiento. Luego del bautismo, sufrió la ruptura de la relación porque él no aceptó esa opción religiosa. Tiempo después conoció a Peter Maurin, discípulo de Emmanuel Mounier, gran compañero de su vida espiritual y su trabajo apostólico. REVISTA CRITERIO N° 2420
En él encontró a un cristiano y un justicia y la paz. Por ellas vivió y mureformador con quien compartió rió. Su peregrinación en la tierra teruna comunión de intelecto y senti- minó en Maryhouse, Nueva York, el miento. En 1933 ambos iniciaron el 29 de noviembre de 1980, en medio movimiento Catholic Worker, que de los pobres. publicó un diario Se trató de una influyente y fundó mujer que amó y una serie de casas fue amada, que Dorothy Day se dejó de acogida para supo ganar seguiafectar por el mundo atender a personas dores. Trabajó y que la rodeaba; por sin techo. Mientras entregó su vida consiguiente, se constituyó con esfuerzo y vatanto, en los Estados en un canal abierto y Unidos se agravaban lor. Estuvo siemprofundo para la acción pre con todas sus las consecuencias de la Gran Depresión potencialidades de Dios, a quien quiso posterior al crack de alertas y vigilanentregar su vida. la Bolsa de Nueva tes. Fue alguien York en 1929. Los que se dejó afectar centros de atención en lo más profunfueron una inmensa ayuda en ese do de sí misma por el mundo que la contexto. Se trataba de albergues que rodeaba, por el resto de las personas, conseguían aunar una actitud pro- y que, por consiguiente, se constitugresista en la defensa de los derechos yó en un canal abierto y profundo humanos, sociales y económicos, para la acción de Dios, a quien quiso con un sentido ortodoxo y tradicio- entregar su vida. Varios aspectos de nal de la moral y la piedad católicas. su sensibilidad llaman especialmenAl mismo tiempo, su devoción y la te la atención. obediencia a la Iglesia seguían siendo críticas. Por ejemplo, con su con- Sensibilidad corporal dena pública al líder español Francisco Franco durante la Guerra Civil Dorothy Day fue siempre una mujer Española, lo que le valió la oposición marcadamente femenina y consciende muchos católicos norteamerica- te de su propio cuerpo. Desde su junos, clérigos o laicos. Se vio obligada ventud más de una vez se apasionó, a cambiar el nombre de su publica- gustaba del encuentro con las persoción, “porque la palabra ‘católico’ im- nas del otro sexo, apreciaba el cariño, plicaba una conexión eclesial oficial sabía querer y ser querida. El fracaso de su relación con Lionel Moise, que cuando no era su caso”.1 Sus principales luchas fueron por la la llevó a decidir un aborto, le dejó
una marcada sensibilidad de su voluntad humana y espiritual. Con ella puede experimentarse palpablemente la afirmación de san Pablo: “Donde abundó el pecado, sobreabundó la gracia” (Romanos 5,20). Su relación amorosa con Batterham la llevó a vivir un momento particularmente bello y positivo en su vida. Tenían una sintonía poco común: “Nos encontrábamos juntos, caminábamos todos los días algunos kilómetros, nos reuníamos y estudiábamos, y todo un mundo se abría para mí, poco a poco. No hablábamos mucho, pero vivíamos juntos en el sentido más pleno de esta expresión”.2 Esta relación marcó definitivamente un giro copernicano en la vida de Dorothy, en el sentido de que se volvió apóstol de los más pobres y voz de los que no tienen voz, paladín de paz y de justicia gracias a su extrema sensibilidad femenina. Pero la experiencia más decididamente gratificante de su vida corporal fue la maternidad. Como consecuencia del aborto, y como secuela de su relación con Batterham, debió someterse a una intervención quirúrgica del útero para que una futura concepción no fuera imposible. Había pensado que el aborto la dejaría estéril. “Durante largo tiempo pensé que no podría tener otro bebé pero mi deseo seguía creciendo”, confía en su autobiografía. De la unión con Forster, Dorothy
RAQUEL BARROS
ÁNGELA SANNUTI
Narrativa Producción, orientación y corrección de textos
Lic. en Psicología
Tel.: 4791-3360 Email: rlbarros@yahoo.com.ar
French 2774 4º B (1425) Buenos Aires Tel.: 4822-1719
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quedó embarazada y lo consideró casi un milagro. En julio de 1927 conoció la mayor felicidad de su vida con el nacimiento de Tamar Teresa. Fue también un llamado a poner a Dios en el centro de su vida: “Ninguna criatura humana podía recibir o contener tan inmenso caudal de amor y alegría como yo sentía después del nacimiento de mi hija. Con ella llegó la necesidad de rezar, de adorar”. “Yo deseaba morir para vivir, despojarme del ‘hombre viejo’ para revestirme de Cristo. ¿Cómo podía Forster no entenderme?”, escribió. El llamado de Dios prevalece y Dorothy no encuentra más que una inmensa gratitud que le ensancha el corazón y quiere bautizar a Teresa en la Iglesia católica. “Yo no quería que mi hija se debatiese y tropezara en la vida como a mí me había sucedido tantas veces. Quería creer y quería que mi hija creyese, y si pertenecer a la Iglesia le iba a dar una gracia tan inestimable como la fe en Dios y la amorosa compañía de los santos, entonces lo que había que hacer era bautizarla como católica”. Su decisión de bautizarla y de abrazar la fe católica comportó un enorme costo para Dorothy: el final de la relación con el hombre que amaba y la pérdida de varios amigos y compañeros. Las descripciones que hace de sus contactos amorosos con Forster hablan de la verdad y profundidad del amor que sentía por él: “En las noches de otoño leíamos mucho. A veces, si había marea baja y la luna estaba en lo alto, él salía a buscar cebo. Se quedaba pescando en el malecón hasta tarde y llegaba oliendo a algas marinas y a sal; tras meterse en la cama, aterido de frío por el desapacible aire de noviembre, me estrechaba silenciosamente en sus brazos. Yo lo quería de todas las maneras, como esposa, e incluso como madre. Lo quería por todo lo que sabía, y lo compadecía por todo lo que no 22
sabía. Lo quería por todo lo que tenía que sacar de los bolsillos de sus sweaters y por la arena y las conchillas que traía a casa con las pesca. Yo amaba su cuerpo flaco y frío, cuando se metía en la cama oliendo a mar, y amaba también su integridad y su obstinado orgullo”. En efecto, después de separados, Dorothy le escribe cartas como testimonio del amor que siempre sintió por él y de la vocación católica que desencadenó el nacimiento de la hija, cuando tuvo que elegir entre Dios y el hombre que amaba y entendió que debía escoger a Dios. Durante mucho tiempo ambos quedarán relacionados gracias a Tamar. Más tarde la visitará en el hospital. En los años finales de Dorothy, él la llamaba por teléfono a diario. Estuvo presente en su funeral, en 1980, y más tarde en una misa celebrada en la catedral de St. Patrick. Ella era portadora de un cuerpo femenino, habitado por deseos, acostumbrado a estremecerse de placer por el efecto de las caricias del hombre amado; un cuerpo que generó y nutrió a la hija de ambos, que sería la luz de su vida; un cuerpo que ahora debía enfrentar el peso de su maternidad en una sociedad discriminatoria para con la mujer y en una Iglesia marcada por el machismo. Al mismo tiempo, será ese cuerpo también el que vibrará de compasión y de solidaridad con todos los hombres y mujeres pobres e infelices que cruzará en su camino y la llevarán a experimentar como propios los dolores del mundo y de la humanidad.
Sensibilidad estética En los años de juventud, cuando Dorothy vivía en Chicago, ya se advertían rasgos contemplativos en su personalidad. Por ejemplo, como señala Jim Forest, uno de sus biógrafos, “tenía el don de encontrar la belleza
en medio de la desolación urbana. Calles monótonas eran transformadas por los olores vivos de las plantas de geranio y de tomate, albahaca, aceite de oliva, torrefacción de café, pan y tortas de las panaderías. ‘Aquí, decía ella, hay suficiente belleza para satisfacerme’”. Más tarde, en los años compartidos con Forster Batterham en State Island, esa sensibilidad estética se fue abriendo a los misterios y las revelaciones de la naturaleza. Tal como ella misma confiesa, extremadamente urbana en sus gustos y tendencias, Day fue aprendiendo, guiada por la mano de su amado, a descubrir la belleza existente lejos de las grandes ciudades, al rayo del sol y cerca del mar, en las plantas y los animales, en las conchillas y los moluscos de los que el paisaje era pródigo. Dorothy fue también, desde su más tierna infancia, una apasionada por el arte vital de la literatura. Las lecturas de su niñez y juventud influyeron mucho en su vida después de la conversión. Lectora de grandes autores europeos como los rusos Fiodor Dostoievki y Leon Tolstoi, los franceses Georges Bernanos, Francois Mauriac, y el no tan conocido Huysmans, el inglés Charles Dickens, los norteamericanos Upton Sinclair y Jack London, entre otros, éstos fueron marcando su imaginación y su sensibilidad estética. El no poder vivir sin asimilar sus lecturas la ayudó a configurar lo que sería su mística y su particular teología, su visión del mundo a través del Evangelio. La manera que tenía de cotejar incluso sus lecturas literarias con las bíblicas o con los relatos de los grandes místicos muestra una sensibilidad refinada para la crítica literaria, que sirve además como pedagogía para entender cómo fue madurando cada vez más radicalmente su opción de amor y servicio a los pobres. REVISTA CRITERIO N° 2420
Por orientación de Peter Maurin, Dorothy realizó nuevas lecturas, donde el pensamiento social de la Iglesia tenía presencia obligatoria. Tomás de Aquino, Jacques Maritain, Hilaire Belloc, G.K. Chesterton, Eric Gill, Vincent McNabb, entre otros, se volverán lecturas habituales. Cultivada al principio por la visión de Maurin y realizando después su propia síntesis cognitiva, Day fue descubriendo su vocación.
Sensibilidad social Dorothy Day siempre tuvo una sensibilidad profundamente marcada por la injusticia económica y social que percibía a su alrededor. Esa herida la llevará a una respuesta que no será racional o intelectual, como le sucedió a muchos otros pensadores de su época, sino que se traducirá en una proximidad amorosa y apasionada por quienes están afectados por ese estado de cosas, y con los que ella se identifica en forma creciente, en la medida en que se encamina hacia Dios. Mientras vivió en Chicago, durante su adolescencia, comenzó con lecturas que afirmaron su conciencia social y el sentido de la justicia. La novela de Upton Sinclair La jungla fue inspiradora para ella. Realizaba largas caminatas por los barrios pobres de la ciudad. Era el comienzo de una atracción por lo que muchas personas evitan: el deseo de estar cerca de los pobres. “Yo caminaba kilómetros, explorando interminables calles grises, fascinantes en su sombría igualdad, yendo taberna tras taberna, donde imaginaba cenas como en las fiestas de polacos en la historia de Sinclair”, escribió. Ya a los 15 años observaba el mundo con los ojos muy abiertos y un corazón vulnerable que muchos podríamos envidiarle. Reflexionando sobre la vida de las personas de aquellos NOVIEMBRE 2015
barrios oprimidos, víctimas de la in- por homicidio. Pero allí, mezclada justicia y de la pobreza, se daba una con ellas, entre puertas abiertas y suerte de premonición de su futura pasillos libres, éramos hermanas. vocación y no quería perder la rela- Vimos en nosotras mismas nuestra ción con esas personas, con sus inte- propia capacidad para el pecado, la reses. Finalmente se comprometió a violencia o el odio”. luchar por un orden social justo y se La sensibilidad de Dorothy tiene asinscribió en el Partido Socialista. pectos extremadamente actuales que Después de su conversión, ese senti- hablan del nivel de conciencia frente miento de identificación, esa sensibi- a su tiempo. Sin presentar jamás una lidad y ese deseo de proximidad con tendencia asistencialista o alienante los pobres fue creciendo en la medi- en su amor por los pobres, para ella da en que crecía su mística y su vo- siempre queda claro que estar junto a cación cristiana. De adulta, referirá ellos significa luchar incesantemente su experiencia en la cárcel. En efecto, contra la pobreza. No era suficiente el jesuita Daniel Izuzquiza escribe asistir a las víctimas de las injustique el haber estado en prisión, en cias sociales, sino que era necesario 1917, tuvo un proal mismo tiempo fundo efecto en su trabajar para desvida. Experimentó truir las causas del La sensibilidad de un doble proceso desorden social. de conversión perConstatando que Dorothy tiene aspectos sonal: por un lado, extremadamente actuales había guarderías a “perdí todo el sendisposición de las que hablan del nivel de timiento de mi protrabajadoras donde conciencia frente a su pia identidad”, pero podían dejar a sus tiempo. al mismo tiempo se hijos, se pregunsintió fuertementaba por qué los te identificada con padres no ganaban los otros presos: lo suficiente como “Yo era aquella madre a cuyo hijo para que ellas pudieran cuidar a los habían violado y asesinado”. Pierde pequeños en la familia. La respuesta su identidad previa y la recupera, re- que encuentra es claramente evannovada, en la identificación con las gélica: “¿Dónde están los santos compañeras detenidas. Cinco años para transformar el orden social? más tarde fue encarcelada de nuevo, No para ser sólo ministros religioesta vez en Chicago. Y a este respec- sos de los esclavos, sino para acabar to escribió: “Compartía, como nunca con la esclavitud”. lo había hecho antes, la vida de los La justicia y la transformación de las más pobres de los pobres, los culpa- estructuras sociales eran considerables, los desposeídos”. Y arrestada en das ajenas por la Iglesia en su época 1956 durante una acción no-violen- juvenil, más atenta a una salvación ta, escribe: “Percibí una sensación individual independiente que a las de intensa cercanía de Dios. Un gran responsabilidades para la organizasentido de su amor, un amor por sus ción del mundo. Pero no bastaba lucriaturas...”. Este proceso de encar- char contra los efectos de la pobreza. nación que experimentó Dorothy Este mal debía ser extirpado. Debe en la cárcel también se refleja, años transformarse la sociedad desde su más tarde, en el siguiente texto: “En raíz. Estas reflexiones muestran que la celda donde estábamos detenidas, Dorothy Day, en la vivencia de su fe, había seis mujeres esperando juicio recibe de Dios inspiración y conoci23
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miento como para ser considerada entre las católicas más avanzadas de su tiempo. Las reflexiones que se multiplican a través de sus escritos la presentan como pionera de los movimientos que surgirían posteriormente en la Iglesia. La conciencia del pecado social y de la necesidad de soluciones estructurales en lugar de simples paliativos fragmentarios están presentes, por ejemplo, en la Teología de la liberación, que prendió con gran fuerza en Latinoamérica en los años ‘70. Más allá de la crítica aguda, con elementos marxistas, Dorothy siempre tuvo un profundo sentido de la gracia de Dios y de la gratuidad de su amor como origen de todo bien. Su sensibilidad social era inseparable de la espiritual.
Sensibilidad espiritual Incluso antes de su conversión y de su ingreso en la Iglesia católica, no puede decirse que Dorothy no tuviera ya una profunda sensibilidad espiritual. Son conmovedores sus relatos de cómo siente el impulso interior de alabar a Dios, afirmando que la alabanza es el acto más profundo y bello que un ser humano puede realizar. Pensaba que la única verdadera revolución nacería de un corazón convertido por la gracia. En Catholic Worker llevó una vida de fidelidad a la revelación consignada en las Escrituras, practicando la pobreza de manera voluntaria y radical, dedicada a las obras de misericordia y a la lucha
por la justicia y la paz. El pacifismo es una de las características de su militancia. Escribió importantes textos denunciando la guerra en todas sus formas y en contra de toda violencia, que está en contradicción con la raíz evangélica. Fue militante y activista, pero siempre buscando su fuente en el Evangelio de Jesús. En su etapa de madurez realizó muchos retiros espirituales y recalcó siempre la importancia de la oración diaria y de la vida sacramental para un crecimiento consistente de la vida cristiana. Apasionada por el proyecto del Reino de Dios, anunciado y propuesto por Jesús de Nazaret, Dorothy fue consciente desde el inicio de su conversión, de manera cada vez más profunda, de vivir la justicia y la paz antes que nada en su corazón para intentar comunicarlas a los demás. Su libro From Union Square to Rome está dirigido a sus hermanos y hermanas comunistas de credo y de praxis, que quedaron perplejos por su conversión. Ella, sin embargo, continuó sintiéndose muy cercana a ellos y defendiendo la primacía de lo espiritual sobre lo material. “Todos hemos conocido la larga soledad –escribía– y todos hemos aprendido que la única solución es el amor, y que el amor llega con la comunidad”, porque así “nuestra fe es más fuerte que la muerte, nuestra filosofía es más firme que la carne, y la propagación del Reino de Dios sobre la tierra es más sublime y más convincente”.
En su etapa de madurez realizó muchos retiros espirituales y recalcó siempre la importancia de la oración diaria y de la vida sacramental para un crecimiento consistente de la vida cristiana.
Traducción de José María Poirier
1. Coles, Robert; Dorothy Day: a radical devotion; Cambridge; 1987. 2. Day, Dorothy; La larga soledad.
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FILOSOFÍA
Pablo Capanna
La guerra del Big Bang Física, metafísica e ideología en torno al origen y el fin del universo.
Probablemente los físicos estarían dispuestos a creer en la creación, si no fuera porque la Biblia lo dijo hace tanto tiempo que parece anticuado. George Thompson (Premio Nobel 1937)
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FILOSOFÍA
Una manera de entender la diferencia entre causalidad y finalidad es preguntarse por qué hierve el agua en la pava. “El agua hierve porque el calor hace mover cada vez más rápido sus moléculas, y éstas tienden a escapar por la superficie en forma de vapor” es una buena respuesta. Pero hay otra, no menos válida, y es: -Porque me estoy por hacer un té.1 En la pregunta por el origen del universo están presentes ambos aspectos. La ciencia está en condiciones de decirnos qué ocurrió en el Tiempo Cero, el instante de la doble expansión inflacionaria que dio comienzo a todo. Pero a la filosofía le cabe preguntar si ese despliegue cósmico en el cual estamos incluidos, tiene o no sentido. Esto es, si existe o no un Dios creador. Hasta bien avanzado el siglo XX el origen del universo era considerado un problema filosófico, fuera del alcance de la ciencia. Desde las primeras líneas, la Biblia proclamaba la creación del mundo por Dios, pero hasta Santo Tomás pensaba que esa era una cuestión de fe, no de ciencia. En 1842 Augusto Comte, el padre del positivismo, dictaminó que la ciencia jamás podría llegar a conocer “la química y la mineralogía de las estrellas”. Pero apenas tres años después, ya se estudiaba la física solar. La cosmología científica nació con los grandes telescopios ópticos de Wilson y Palomar y creció con la espectroscopia y la radioastronomía, que pusieron información donde antes sólo había especulación. Acabó de convertirse en ciencia hace apenas veinte años, con los telescopios espaciales, el descubrimiento de los planetas extrasolares y la exobiología. Desde hacía siglos parecía estar fuera de discusión que el universo era infinito en el tiempo y el espacio, y que la materia era tan eterna como 26
indestructible. Cualquier alusión a un origen del universo parecía ser una concesión al antropomorfismo o al dogmatismo religioso. Sin embargo, nadie había podido explicar la paradoja que planteara en 1823 el astrónomo alemán Wilhelm Olbers. Si el universo fuera infinito, pensó Olbers, tendría que haber infinitas estrellas. ¿Por qué entonces el cielo nocturno es oscuro, si debería ser tan luminoso como el del mediodía? La paradoja de Olbers llevaba a pensar que el universo era finito, en cuanto al espacio. La termodinámica se encargó de ponerle un fin en el tiempo. Apenas un año después de Olbers, el joven Sadi Carnot, que sólo se proponía mejorar el rendimiento de las calderas de vapor, estudió la degradación de la energía, sobre cuya base Clausius formuló la Segunda Ley de la termodinámica. Cada vez que pasamos de una forma de energía a otra (cuando una dínamo convierte movimiento en electricidad o un ventilador transforma electricidad en movimiento) aparece la entropía: una parte de la energía se pierde, en forma de calor. Si generalizamos esta tendencia, veremos que la entropía global no hace más que crecer, de modo que todos los procesos del universo acabarán por desembocar al fin en el equilibro térmico. Cuando el cosmos alcance una temperatura homogénea, dejará de haber movimiento y así acabará todo. Esta nueva visión científica de un universo finito, despertó entusiasmo entre los creyentes e indignación entre los ateos. Algunos autores católicos alemanes, entre quienes estaban Franz Brentano y los jesuitas –pero no Pierre Duhem, el gran historiador de la ciencia– concibieron entonces un argumento entrópico destinado a probar la existencia de Dios.2
Los materialistas se alzaron para repudiar no sólo este tipo de apologética sino también a la muerte térmica y a la propia termodinámica, que calificaron de especulación empírica (Vogt), superstición (Spencer) y absurda teoría (Engels). En defensa del universo infinito, que imaginaban amenazado por el clericalismo, se alzaron las voces de Haeckel, Nietzsche y Haldane. Más tarde, en la Unión Soviética la entropía fue condenada como una doctrina burguesa y se decidió que la astrofísica debía ocuparse del universo infinito.
El día sin ayer El físico Philip Morrison decía que “ciencia” es algo que está más cerca del verbo que del sustantivo: algo que siempre se está haciendo y nunca deja de ser provisorio. Así fue como la ciencia siguió su camino, y la termodinámica llegó a ser una de las claves de la cosmovisión científica. También en la URSS: en una popular novela de Efremov (Cor Serpentis, 1958) a los astronautas se los invitaba a luchar contra la funesta entropía. Un paso decisivo fue descubrir que el universo estaba en expansión, cuando la espectroscopia nos mostró que el espectro de la luz que nos llega de las estrellas tiende a correrse hacia el rojo. Sabemos por el efecto Döppler que el ruido de un auto que se acerca se va haciendo más agudo, y más grave cuando se aleja. Del mismo modo, la luz de un foco que viene hacia nosotros tiende al azul, y la de una que se aleja, hacia el rojo. El corrimiento hacia el rojo del espectro lumínico, estudiado por Edwin Hubble, sugiere que todas las estrellas se alejan unas de otras. Hubble siempre se negó a reconocer la expansión del universo, pero de eso se trataba. Si el universo se expandía, se podía REVISTA CRITERIO N° 2420
El físico Philip Morrison decía que “ciencia” es algo que está más cerca del verbo que del sustantivo: algo que siempre se está haciendo y nunca deja de ser provisorio. imaginar que hubo un momento a partir del cual había empezado a moverse. En ese instante inicial todo tenía que haber estado contenido en un punto de inconcebible densidad. A esta conclusión llegaron, por separado, el ruso Aleksander Friedmann y el belga Georges Lemaître hace casi cien años. Friedmann murió sin llegar a ser reconocido, pero Lemaître, que era físico, astrónomo y sacerdote católico, es considerado el padre del Big Bang. Lemaître lanzó la hipótesis de un “átomo primitivo”, de incalculable masa y energía, que había estallado en el “día sin ayer” del comienzo. No encontró mejor metáfora que hablar de “un espectáculo pirotécnico” a partir del cual comenzó el tiempo a correr y el universo a expandirse. En 1937, Einstein se entrevistó con
Lemaître en Mount Palomar y apoyó públicamente su teoría. En un gesto de grandeza, reconoció que haber postulado una “constante cosmológica” había sido un error de su parte. Pero no todos estaban dispuestos a aceptar la idea de un universo que tuviera principio y fin, unos por razones científicas y otros por motivos filosóficos o ideológicos. Para sostener la hipótesis del universo infinito, el británico Fred Hoyle y los austríacos Gold y Bondi elaboraron la teoría del “estado estacionario”, que dieron a conocer en 1948. En este modelo, el universo seguía siendo infinito, aunque estuviera expandiéndose, pero se hacía necesario postular que en los espacios interestelares se estaban creando átomos constantemente. En 1949, lleno de entusiasmo, Hoyle apareció en un programa de la BBC y descalificó “esa doctrina de la Gran Explosión (big bang) que remite a causas desconocidas para la ciencia”. Paradójicamente, ese día el poder de los medios hizo que esa expresión desdeñosa pasara a ser el nombre por el cual se conocería la doctrina de Friedmann y Lemaître.
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La teoría se fue precisando por obra de George Gamow, un físico ruso exiliado en los Estados Unidos quien, el mismo año que Hoyle, formuló la hipótesis de un “Big Bang caliente”. De no haberse dado elevadísimas temperaturas en el comienzo, la totalidad de los elementos simples, como el hidrógeno y el helio, se hubieran combinado para formar elementos pesados: un proceso que recién ocurriría después, en el seno de las estrellas. También postuló que en alguna parte debía existir un eco de ese estallido; algo que recién pudo probarse diecisiete años más tarde. En la disputa de los astrofísicos hubo grandezas y bajezas como en cualquier otro gremio, pero el Big Bang desplazó al Estado Estacionario. La teoría de la nucleosíntesis estelar (1957), el descubrimiento de la radiación de fondo (1965), la formulación del modelo estándar y los datos aportados por los satélites COBE (1989) y WMAP (2001) acabaron de consagrarlo. En cambio, donde el tema se cargó de violencia verbal, moral y hasta física fue en el campo ideológico,3 donde se lo quiso plantear como una guerra entre la ciencia y la religión.
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FILOSOFÍA
Georges Lemaître
La Creación y el Big Bang El 22 de noviembre de 1951 el papa Pío XII habló del Big Bang ante la Academia Pontificia de Ciencias. El texto, presumiblemente redactado por su asesor, el padre Agostino Gemelli, hablaba de la entropía, elogiaba a Hubble y se hacía eco de Gamow. Si la ciencia probaba que el universo había tenido un comienzo, había que admitir la presencia de un Creador, con lo cual el Big Bang probaba la existencia de Dios, dijo el Papa. La noticia le provocó un disgusto a Lemaître, a quien no le habían avisado que el Papa tocaría el tema. El sacerdote científico era muy estricto en cuanto a distinguir la física de la metafísica y en 1936 ya había dicho que “la actividad de la omnipresencia divina es esencialmente oculta. No se trata de reducir al Ser Supremo al nivel de una hipótesis científica”. Lemaître se puso en contacto con Daniel O’Donnell, que dirigía el Observatorio Vaticano, y juntos persuadieron al Papa de que no insistiera en el tema. Pío XII les hizo caso y al año siguiente, cuando le tocó hablar ante el Congreso Mundial de Astronomía, mencionó a Shapley y a la espectros28
copia pero sólo para concluir con una meditación sobre la pequeñez del hombre y la grandeza del espíritu. Las desmesuradas reacciones provocadas por el mensaje papal (que al fin y al cabo no era la proclamación de un dogma, sino sólo un discurso) recién empezaban. Gamow, siendo ateo, se sintió halagado, y citó al Papa en un paper sólo para provocar a sus pares Hoyle y Gold, quienes reaccionaron muy duramente contra él. Por un momento, la asociación del Big Bang con el Vaticano perjudicó a los astrofísicos, y no faltaron los paranoicos, como ese físico inglés que habló de una “conspiración cristiana”.
Moscú no cree en creaciones De más está decir que si había un lugar donde las pruebas a favor del Big Bang eran vividas como “destituyentes”, sin duda ese era el Kremlin. Stalin era el Papa de una gran Iglesia Atea y al igual que el Papa de Roma, pensaba que hablar de “creación” implicaba admitir la existencia de un Creador. De tal modo, en la URSS, al Big Bang fue presentado como una decadente superchería occidental, a pesar de que Friedmann y Gamow eran rusos. Para el astrónomo oficialista V. E. Lov era una fábula que atacaREVISTA CRITERIO N° 2420
ba los cimientos del mar x ismo: un tumor canceroso, el principal enemigo de la ciencia materialista. Cuando Hoyle visitó Moscú, le pidieron que no hablara de la creación de átomos de hidrógeno sino de origen o formación de materia, que era políticamente más correcto. En 1947 Andrei Zhdanov, el Gran Inquisidor soviético, tomó cartas en el asunto y se pronunció contra Lemaître, a quien calificó de reaccionario, idealista y seudocientífico. Su teoría era un cuento de hadas, y se hacía preciso denunciar a los agentes de Lemaître que se habían infiltrado en las filas de la ciencia rusa. No sólo se trataba de denunciar. Antes de que el Big Bang llegara a ser admitido, sobre todo por obra del disidente Andrei Sajarov, tuvo sus mártires. El físico Matvei Bronstein fue fusilado como espía. Nikolai Kozyrev pasó diez años en el Gulag, después de que un pelotón se negara a fusilarlo, y Vsevolod Frederiks fue condenado a trabajos forzados. En China, no le fue mejor al físico Fang
Lizhi, quien defendía la hipótesis del Big Bang y desapareció durante la Revolución Cultural. Q ue s e p a mo s , ninguno de esos inspirados que jamás se olvidan de Bruno y Galileo se acordó jamás de estos mártires de la ciencia, ni tampoco de los genetistas rusos, que siguieron la misma suerte. En la ciencia –como irónicamente decía Max Planck– la verdad jamás
Lo que queda por entender es la violencia de las pasiones que puede llegar a despertar hasta una teoría científica. El Big Bang no podía afectar al poder, no servía para ganar batallas ni generaba ganancias. Pero las guerras metafísicas, esas donde lo que está en juego son las almas –o en todo caso el poder sobre ellas– acaban por ser las más encarnizadas.
Antes de que el Big Bang llegara a ser admitido, sobre todo por obra del disidente Andrei Sajarov, tuvo sus mártires. El físico Matvei Bronstein fue fusilado como espía.
triunfa, pero con el tiempo se van muriendo sus adversarios. La teoría del Big Bang fue aceptada por la comunidad científica, y como cualquier otra sigue expuesta a las refutaciones.
1. El ejemplo pertenece a Sir John Polkinghorne, que es físico, sacerdote anglicano, teólogo y escritor. 2. Helge Krag. Entropic creation. Religious contexts of Thermodynamics and Cosmology. Ashgate E-book, 2008 3. Simon Singh, Big Bang. The origin of the Universe. Harper Collins E-book 2010
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POLÍTICA
Doctor en Ciencia Política por la University of Pittsburgh. Docente de UNSaM y Universidad Torcuato Di Tella
Juan Negri
Las transformaciones del liberalismo ¿Por qué se asocia al liberalismo exclusivamente con la economía e incluso se lo acusa de ser contrario a la democracia?
El debate ideológico en nuestro país parece estar signado por un consenso: el liberalismo es una doctrina opuesta a las mayorías populares, intrínsecamente enemigo de la democracia y asociado a la disminución del rol del Estado. Aún más, el liberalismo es inmediatamente vinculado con una ideología económica antes que política. A este consenso no adhieren solamente los detractores del liberalismo sino a veces incluso los que se definen a sí mismos como tales. Esto es cuanto menos curioso. Aunque es cierto que el liberalismo no es un cuerpo normativo ideológicamente compacto, si exploramos cuidadosamente su surgimiento encontramos que su origen es profundamente popular (en el sentido de defender los intereses de los sectores desaventajados). Su énfasis en los derechos individuales, la libertad, la igualdad y el autogobierno, en un contexto histórico signado por los absolutismos estatales y la ausencia de derechos civiles y políticos, 30
no puede menos que considerarse como un avance para los sectores no representados y desprotegidos. Adicionalmente, pensar que el liberalismo es intrínsecamente opuesto a la democracia es desconocer que esta última solamente pudo surgir y consolidarse apoyada en los ideales defendidos por aquél. ¿Qué explica, entonces, la (supuesta) transformación de liberalismo? Argumento aquí que esta transformación se debe a dos circunstancias históricas. En primer lugar, menciono el apoyo “logístico” que el liberalismo le proveyó al capitalismo (que es, efectivamente, desigual por naturaleza). En segundo lugar, el abandono de los principios de autogobierno e igualdad por las contradicciones propias de la democracia representativa, que profundizó cierto abandono del liberalismo de sus orígenes populares. Analizaré estos dos puntos a continuación. La ideología individualista que propuso el liberalismo no solamente
sirvió de base para la extensión de los derechos civiles. También facilitó la consolidación del capitalismo. Como describió Thomas Marshall en Ciudadanía y clase social (ensayo ya clásico de la sociología política), la extensión de derechos civiles eliminó las restricciones que pesaban sobre los individuos relativas a la posibilidad de elegir su profesión (regulada en el Medioevo a través de guildas y corporaciones), mudarse y vender su trabajo en libertad a cambio de un salario. Estas nuevas libertades fueron fundamentales para la consolidación del capitalismo y fueron, en realidad, el resultado de la presión que este último comenzó a ejercer en la sociedad alrededor del siglo XVIII. La posibilidad de emplear gente en las fábricas sin restricciones era lo que el capitalismo necesitaba, lo que el liberalismo defendía y lo que la jurisprudencia inglesa comenzó a permitir. Desde entonces el capitalismo se apoya en las libertades que el liberalismo le otorgó y que le permitieREVISTA CRITERIO N° 2420
ron desarrollarse (no es casual, por lo tanto, la asociación de capitalismo con libertades individuales). El capitalismo reemplazó entonces la estructura rígida y estamentada del feudalismo por nuevas diferencias sociales: las clases. La promesa iniciática del liberalismo de sociedades basadas en la igualdad entre individuos libres se vio opacada con el surgimiento de las clases ancladas en diferencias económicas: propietarios y trabajadores pasó a ser el clivaje ineludible de las sociedades capitalistas. En segundo lugar, el liberalismo ayudó a expandir los derechos políticos basándose en una tríada fundamental: libertad, igualdad y autogobierno. Suponer que los individuos somos libres e iguales lleva inmediatamente a reconocer que nadie es mejor juez de sus propios intereses que uno mismo. De allí a proponer el ideal del autogobierno de los individuos hay solo un paso. Este ideal del autogobierno supone que los individuos libres e iguales deben poder decidir en las cuestiones que los atañen. La libertad es un valor supremo que solamente puede alcanzarse cuando el individuo se somete a decisiones tomadas por él; es decir, se gobierna a sí mismo. Este era el ideal liberal del autogobierno que sentó las bases para la democracia moderna y que puede rastrearse en los escritos de Locke y Tocqueville. Pero el ideal que justificó la demo-
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cracia contenía en su interior la das. La concepción individualista contradicción que la tornaría im- de la sociedad dio paso a la persispracticable. Mientras la extensión de tencia de las oligarquías (políticas y los derechos políticos que este ideal económicas). proponía ampliaba el demos (es de- Estas dos coyunturas sirven para cir, el número de individuos con de- explicar, creo yo, cómo hizo el liberecho a participar en el gobierno) fue ralismo para transformarse de una cada vez más evidente que el ideal ideología que defendió los intereses del autogobierno es irrealizable. Es populares a ser asociado a la domiimposible construir un sistema por nancia de grupos; como pasó de ser el cual millones de ciudadanos parti- un cuerpo normativo preocupado cipen directamente en las decisiones por cuestiones políticas a que se lo que los atañen. La democracia soñó vincule exclusivamente con la esfera con el autogobierno pero terminó de la economía. construyendo instituciones repre- Sin embargo, al liberalismo le debesentativas que resultan en ciudada- mos el sistema de toma de decisiones nos gobernados por equipos de po- colectivas que mejor refleja las prefelíticos seleccionados. La igualdad se rencias individuales y hace libre a la transformó solamente en negación mayor cantidad de personas. Ese es política de las diferencias sociales: su gran legado. ellas no son relevantes para definir la pertenencia al demos, pero no son eliminadas; y se le agrega la diferencia fundamental entre ciudadanos y políticos. La democracia soñó con el El liberalismo, por lo tanto, fun- autogobierno pero terminó damentó la extenconstruyendo instituciones sión de derechos civiles y políticos representativas que resultan en la libertad e en ciudadanos gobernados igualdad de todos por equipos de políticos y prome t iendo el autogobierno. seleccionados. Pero algunas de esas promesas no fueron manteni-
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HISTORIA
Profesor de Historia Argentina Contemporánea en la UCA y la Universidad del Salvador
Ignacio A. López
Volver a pensar a Patrón Costas Detrás de una figura pública asociada a la oligarquía del interior del país, existen múltiples aspectos desconocidos sobre sus actividades en la esfera política y la actividad privada.
El 24 de septiembre se cumplieron cincuenta años del fallecimiento de Robustiano Patrón Costas. Quizás la mayoría lo recuerde por haber sido el frustrado candidato presidencial en las elecciones de 1943, candidatura que supuestamente fue la causa próxima de la revolución de ese año. Para otros –no son pocos– su figura probablemente traiga a la mente adjetivaciones peyorativas como “oligarca”, “fraudulento” o “señor feudal”. Finalmente, una porción nada desdeñable tal vez ni siquiera sepa quién fue ese hombre público que actuó en la política nacional durante más de tres décadas. Su nombre, como el de tantos otros, anida en el arcón de los “no queridos”. Seguramente muy pocos lo recuerden por haber sido primer gobernador de la provincia de Salta bajo el imperio de la ley Sáenz Peña; o por haber desempeñado la presidencia 32
provisional del Senado a fines de los años ’30, desde donde gestionó importantes conexiones y articuló apoyos legislativos; o por haber sido un empresario exitoso, emprendedor y paternalista durante el período de entreguerras en su Salta natal, transformando una pequeña empresa en el ingenio azucarero más importante del Norte argentino. Si la figura de Patrón Costas ha quedado asociada a estas imágenes negativas ello obedece al consenso político-ideológico que comenzó a gestarse desde los primeros tiempos de la revolución de 1943. El mismo Juan Domingo Perón en 1945 caracterizó a El Tabacal –su empresa– como un “verdadero feudo” con moneda propia y policía particular, pese a tener simpatías iniciales hacia su política obrera. Los comunistas, tiempo después, emprendieron una cruzada que
tardaría en desmantelarse y creyeron ver en el político-empresario el cúmulo de los males de un ciclo político que se cerraba en la Argentina: fue para ellos representante de la “oligarquía agropecuaria”, “agente de monopolios imperialistas y “señor feudal del Norte”. En el debate intelectual sesentista, intelectuales de primera línea dentro del revisionismo y la izquierda nacional consolidaron esas imágenes: ese “gran propietario azucarero del Norte” con intenciones rupturistas fue derrotado por el bonapartismo, escribió Jorge Abelardo Ramos. Para Rodolfo Puiggrós, Patrón Costas representó “uno de los más notorios oligarcas y epígonos de los monopolios extranjeros” de cuya “negatividad” había salido el movimiento popular que encabezó el coronel Perón. Sentencias y lugares comunes que nunca se desterraron y que sepultaREVISTA CRITERIO N° 2420
La visión negativa de Robustiano Patrón Costas comenzó a gestarse desde los comienzos de la revolución de 1943.
ban al notable salteño como genio y figura de la “década infame”. Uno de los puntos controvertidos y debatidos en la historiografía ha sido la posible postura del candidato respecto a la Segunda Guerra Mundial y eventuales realineamientos en materia de política exterior. Mario Rapoport, en un trabajo escrito en los años setenta, analizó exhaustivamente informes de diplomáticos estadounidenses e ingleses que coincidían en que el neutralismo de Patrón Costas era un “compromiso” que el candidato había mantenido con el presidente Ramón Castillo pero que sería eventualmente cambiado una vez iniciada su gestión. Algunas fuentes incluso lo colocaban más con simpatías pro-británicas que pro-norteamericanas –estamos acostumbrados a leer los intereses comerciales que unían al candidato con algunas firmas de este origen–, pero lo cierto es que, más allá de hacia dónde dirigiese sus afinidades ideológicas o comerciales, un dato parecería irrefutable: una dirección distinta en política exterior se hubiese impreso en los momentos iniciales de su presidencia. Ruptura respecto de la postura de Castillo, sí.
Eventuales realineamientos en materia de inserción internacional, sin embargo, permanecen en el terreno de la especulación pura. Un segundo aspecto también discutido ha sido la consagración de su candidatura y la imposición “unánime” de Castillo frente a las diversas corrientes internas dentro del arco conservador. Su principal contrincante para obtener la nominación era el gobernador de Buenos Aires, Rodolfo Moreno, que luego de amenazar con actos de rebeldía, se vio obligado a renunciar a la gobernación en abril de 1943. Las posibles fisuras en el frente conservador, sin embargo, merecen ser revisadas. Una vez postulado, su candidatura gozó del apoyo de barones del interior bonaerense y del conurbano como lo demuestran adhesiones de los prohombres de las seccionales de Avellaneda, Lanús, Lomas de Zamora, Banfield, La Plata pero también de General Alvear, Luján, Mar del Plata, Necochea, entre otras tantas localidades. También gozó de la adhesión de los núcleos demócratas de Capital Federal, Tucumán, Entre Ríos, Corrientes, La Rioja, y grupos radicales disidentes de Santa Fe, Mendoza
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HISTORIA
y Santiago del Estero, Salta, Buenos Aires y Jujuy; de federaciones universitarias y de círculos obreros; de colectividades como la Israelita Argentina o la Helénica de Buenos Aires; de intelectuales de fuste como Ricardo Levene; o de personalidades que luego tendrían un rol protagónico en el peronismo como Ramón Carrillo u Oscar Ivanissevich. Un tercer aspecto que merece una nueva consideración es su actividad empresarial en El Tabacal, como lo vienen manifestando una serie de trabajos académicos novedosos. El ingenio San Martín, fundado en 1918, pasó a ser en dos décadas una impor-
tante sociedad anónima que albergó a más de 15 mil personas en época de zafra anual. Era un complejo industrial con aserradero, talleres, fundiciones y doce colonias con grandes de unidades de vivienda. Una amplia red de caminos, ferrocarriles y red de regadío conectaba la zona con el resto de la provincia, además de poseer escuelas, espacios religiosos, un complejo de cine y un hospital equipado con importante tecnología moderna. El senador Alfredo Palacios viajó en 1937 en el marco de una investigación senatorial por los diversos ingenios del país y quedó sorprendido ante tamaña obra en la selva del
Norte: “Imitemos la acción privada y los resultados serán proficuos”, señaló ante la Cámara alta. Pasaron las décadas, las imágenes se cristalizaron, los consensos se reprodujeron y los libros repitieron. Sin embargo, como expresó Marc Bloch, los historiadores deberíamos ser capaces de evitar un error fatal en la disciplina dado que de la “simulación pura y simple” al “error enteramente involuntario” existen muchos matices aunque “sólo sea en razón de la fácil metamorfosis con que el embuste más burdo y sincero se trueca (…) en mentira habitual”.
Referencias bibliográficas Bloch, Marc, Introducción a la Historia, Buenos Aires, FCE, 1952. Girbal-Blacha, Noemí, “Poder político y acción privada en el agro argentino. La industria tabacalera (1900-1950)”, Estudios Avanzados, Universidad Nacional de Córdoba, No. 11, 2009. Honorable Cámara de Senadores de la Nación, Diario de sesiones, 22 de junio de 1937. Partido Comunista, Esbozo de Historia del Partido Comunista de la Argentina, Buenos Aires, Editorial Anteo, 1947. Perón, Juan Domingo, Yo, Juan Domingo Perón. Relato autobiográfico, Buenos Aires, Sudamericana, 1976. Puiggrós, Rodolfo, La democracia fraudulenta, Buenos Aires, Corregidor, 1974. Ramos, Jorge Abelardo, Historia política del Ejército argentino. De la Logia Lautaro a la industria pesada, Buenos Aires, Peña Lillo Editores, 1959. Rapoport, Mario, “Patrón Costas y la revolución de 1943”, Todo es Historia, Buenos Aires, No. 150, noviembre de 1979. Sweeney, Ernest y Domínguez Benavides, Alejandro, Robustiano Patrón Costas. Una leyenda argentina, Buenos Aires, Emecé, 1998. Valle Michel, Azucena y Burgos, Federico, “Agroindustria azucarera y sindicatos en la provincia de Salta (1943-1955)”, Revista Escuela de Historia, Universidad Nacional de Salta, Año 4, Vol. 1, No. 4, 2005.
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ECONOMÍA DEL CONOCIMIENTO
Arturo Prins
América latina, muy poco innovadora En notas anteriores (Criterio N° 2414 a 2418) mostramos cómo Asia, históricamente el continente más pobre, superó esta situación tras implementar la economía del conocimiento. Con innovación, ciencia y tecnología, Japón, China, Corea del Sur, Singapur, Israel y otros países ubicaron sus economías entre las más avanzadas. La región de América latina y el Caribe (ALC), en cambio, tiene un histórico rezago que la ubica entre las más subdesarrolladas; son economías primarias. Una investigación del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) indica que ello representa un problema importante pues “la innovación es un componente fundamental para el desarrollo económico y factor clave para mejorar la calidad de vida de los ciudadanos”. Cuatro razones explican la situación: 1) Deficiente educación: las pruebas PISA muestran bajos resultados en la región, sobre todo en ciencias y matemáticas. Los alumnos que cursan la enseñanza primaria son mayormente pobres y habitan zonas rurales; suelen abandonar los estudios por verse obligados a contribuir al sustento familiar o porque viven en localidades sin escuelas secundarias. Ello afecta la disponibilidad de jóvenes preparados, en condiciones de ser futuros NOVIEMBRE 2015
investigadores o técnicos capacitados. 2) Pocos ingenieros: la ingeniería desempeña un papel principal en el progreso tecnológico. Es una profesión que está en el centro de las actividades de innovación: la mayoría de los productos y servicios innovadores surge de emprendimientos empresariales promovidos por ingenieros. México, Colombia y Chile son una excepción en cuanto al número de ingenieros; la Argentina y Brasil, notablemente, están muy por debajo. 3) Escasa inversión en Investigación y Desarrollo (I+D): ALC aporta sólo el 3,5% del total mundial en I+D, esencial en la economía del conocimiento; Asia, el 36,1%. Las industrias latinoamericanas invierten poco; el mayor aporte lo hacen los gobiernos en universidades e instituciones públicas, que generan conocimientos pero no producen los bienes para crecer. En los países avanzados, en cambio, la mayor inversión es empresaria y la transferencia de conocimientos a la industria desarrolla las economías. 4) Pocas patentes: el conocimiento no se protege debidamente. En la Oficina de Patentes y Marcas de los Estados Unidos (USPTO) la formalización de patentes de ALC crecía a una tasa anual promedio del 3%, muy inferior a la de los 34 países
de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos), del 7%; y a la del conjunto de países RIIC (Rusia, India, Indonesia y China), del 13%. En ALC, tres países concentran más del 90% del total invertido en I+D: Brasil (66%), México (16%) y la Argentina (10%); el resto invierte el 8,8%. La región es muy poco innovadora: las exportaciones de manufacturas cayeron de 72,3% en 2000 a 58,6% en 2014. “Nos hemos vuelto demasiado dependientes de las materias primas”, decía el director de desarrollo económico de la CEPAL, Daniel Titelman. Un estudio de diciembre de 2014 indica que el 98% del valor de las exportaciones de Venezuela proviene de materias primas; el 86% en Ecuador, el 79% en Colombia, el 72% en Bolivia, el 70% en la Argentina y Perú, el 63% en Chile y el 52% en Brasil; la excepción es México, donde el 17% del valor exportado proviene de materias primas. Un informe del Banco Mundial dice: “La baja innovación de las empresas latinoamericanas hará que la región no pueda contar ya con sus exportaciones para crecer. Si América latina sigue especializándose en los recursos naturales, quedará a la zaga, en la vieja economía de crecimiento más lento”. 35
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BIBLIA
Ariel Álvarez Valdés
Teólogo y biblista
¿El Dios de Israel tenía una esposa? ¿Quién fue la diosa Asherá, venerada durante siglos por los israelitas como a Yahvé?
Todos los dioses de la antigüedad tenían una esposa. En Egipto se adoraba a Amón y a su con sorte Mut. En Babilonia, a Marduk y a Sarpanitu. En Sumeria, a Enlil y a Ningal. En Grecia, a Zeus y a Hera. Y en Roma, a Júpiter y a Juno. El único Dios al que siempre se consideró célibe y soltero fue Yahvé, el Dios del pueblo de Israel. Según la Biblia, la adoración exclusiva de Yahvé se remonta a Abraham, en el siglo XVIII a.C (Génesis 12). Los 10 mandamientos de Moisés refuerzan esta idea, ya que ordenan: “No tendrás otros dioses fuera de mí; 38
porque yo, Yahvé, soy un Dios celoso” (Deuteronomio 5,7-9). Sin embargo, esta convicción hoy se ha desmoronado. Los nuevos estudios bíblicos, apoyados por la arqueología, han comprobado que durante siglos Yahvé tuvo una esposa. Se llamaba As herá. Y los israelitas la veneraron tanto como a Yahvé. Pero en el siglo VII a.C. el culto a la diosa empezó a verse como un mal, se lo prohibió y se autorizó sólo el culto a Yahvé. ¿Quién era la diosa perdida de los hebreos? ¿Por qué la desalojaron del panteón israelita? REVISTA CRITERIO N° 2420
Por una vieja tumba El nombre de la diosa Asherá aparece 40 veces en el texto hebreo de la Biblia, pero hasta el siglo pasado no se sabía casi nada de ella. Se pensaba que “asherá” era un objeto sagrado, y la Biblia lo traducía por “cipo”, “poste”, “estela”, “árbol”. Pero en 1928 un campesino árabe descubrió por casualidad la entrada a un viejo cementerio, en la localidad de Ras Shamra, al norte de Siria. Cuando los arqueólogos realizaron las primeras excavaciones descubrieron que el sitio correspondía a la antigua ciudad de Ugarit, un importantísimo puerto de Oriente, conocido por referencias pero que nunca había sido encontrado. Entre sus ruinas se hallaron cinco grandes bibliotecas, con textos escritos sobre tabletas de arcilla, que se remontan al siglo XIV a.C. En ellos nos enteramos que la misteriosa palabra “Asherá” de la Biblia no se refería a un objeto sino a una diosa: la diosa madre de los cananeos. Y allí conocimos quién era, las funciones que desempeñaba y el culto que se le tributaba como divinidad principal de la región. Un segundo descubrimiento sensacional se produjo en 1967, en la antigua ciudad bíblica de Makedá (hoy Khirbet-el-Qom), 50 kilómetros al sudoeste de Jerusalén. Los arqueólogos localizaron un grupo de tumbas con inscripciones hebreas en las paredes. Entre ellas sobresalía una, fechada hacia el año 750 a.C. Tenía sólo seis líneas, y se podía leer: “Urías el rico escribió esto: / que Urías sea bendecido por Yahvé, / pues él lo ha librado de sus enemigos, por su Asherá”.
El grafito del pilar Los investigadores quedaron atónitos. Las frases “por Yahvé” y “por su Asherá” estaban en paralelismo, lo cual significa que ambas divinidaNOVIEMBRE 2015
des tenían el mismo nivel de importancia. La inscripción revelaba que la diosa Asherá, descubierta en Ras Shamra, era venerada en el siglo VIII a.C. entre los israelitas, y recibía el mismo culto que Yahvé. Pero la arqueología reveló otra sorpresa. En 1976, en Kuntillet Ajrud, en la península del Sinaí, aparecieron los restos de una antigua posada. Los peregrinos podían allí descansar, encontrar agua y comida, y pasar la noche. Afortunadamente, muchos de ellos dejaron oraciones escritas sobre tinajas, o en las paredes recubiertas de yeso, implorando a sus dioses la protección para el viaje. El descubrimiento más espectacular es el de dos grandes tinajas para guardar líquidos o granos, de unos 90 centímetros de alto, con dibujos e inscripciones hebreas fechadas en torno al año 770 a.C. En una estaba escrito: “Yo los bendigo por Yahvé de Samaria y por su Asherá”. En la otra decía: “Te bendigo por Yahvé de Temán y por su Asherá; que él te bendiga y te guarde, y esté con mi señor”. Esas antiguas oraciones revelaron que los israelitas solían venerar tanto a Yahvé como a su esposa Asherá.
El silencio de los grandes Los hallazgos arqueológicos llevaron a los estudiosos a releer la Biblia, y descubrieron que muchos pasajes revelaban signos de un culto a la diosa Asherá aprobado por toda la sociedad israelita: reyes, profetas, sacerdotes y por el pueblo entero, tanto en el reino del Norte (de Israel) como en el del Sur (de Judá). Veamos algunos ejemplos. En el Reino del Norte, leemos que durante el siglo IX a.C. el rey Ajab (874-853 a.C.) “se había fabricado una Asherá”, es decir, una imagen de la diosa, para adorarla junto a Yahvé, en la capital del país, Samaria (1 Reyes 16,33). En esa misma época vemos que el
profeta Elías, defensor del yahvismo, se enfrentó a los profetas de los dioses cananeos para extirparlos del país. Subió al monte Carmelo y allí convocó “a los 450 profetas del dios Baal y a los 400 profetas de la diosa Asherá” (1 Reyes 18,19). Pero curiosamente, al empezar la disputa, Elías se enfrenta únicamente con los profetas de Baal (1 Reyes 18, 22,25,40). Lo cual da a entender que el conflicto era únicamente con ellos, y no con los profetas de Asherá, que parecen asistir al debate sólo como espectadores. Y al terminar la disputa, Elías extermina sólo a los profetas de Baal, permitiendo que el culto a la diosa Asherá siga vigente en el país (1 Reyes 18,40). Cuán importante habrá sido la diosa, como para tener 400 profetas propios. Cincuenta años más tarde, en tiempos del rey Joacaz de Israel (814-798 a.C.), el historiador bíblico vuelve a subrayar que la devoción a la diosa Asherá seguía fuertemente arraigada en Samaria (2 Reyes 13,6). Y cuando en el año 721 a.C., durante el gobierno del rey Oseas, el país es invadido y destruido por los asirios, la Biblia afirma que en todo el reino se veneraba la imagen de la diosa Asherá (2 Reyes 17,13), y se le daba culto postrándose ante ella (2 Reyes 17,16), algo que se venía haciendo desde varias generaciones atrás (2 Reyes 17,14). Un argumento aparte es el silencio de los grandes profetas de aquel tiempo. Ninguno de los que predicaron durante aquellos años (Elías, Eliseo, Amós y Oseas) protesta ni levanta la voz contra la diosa. Al parecer, era una práctica normalmente aceptada.
El error de un horror Si analizamos la situación del Reino del Sur, nos encontramos con idéntico panorama. Cuando el rey Asá gobernaba Jerusalén (911-870 a.C.), se enojó con su madre, la reina Maaká, 39
BIBLIA
“y le quitó el título de Gran Dama porque había hecho algo horroroso para Asherá; Asá arrancó ese horror y lo quemó en el torrente Cedrón” (1 Reyes 15,13). No sabemos qué hizo la reina Maaká. Quizás fabricó un objeto de culto, o una imagen de la diosa que molestó al monarca, y éste ordenó cortarla y quemarla. Este texto revela que la diosa Asherá era venerada en la residencia real, y recibía el culto oficial del rey de Jerusalén. Más importante aún: aunque el rey destruyó el objeto hecho por su madre, no se dice que eliminó el culto a Asherá, el cual siguió vigente en el palacio. Semejante devoción por la diosa no parece haber constituido un problema moral, ya que el autor bíblico alaba a Asá como hombre religioso y ejemplar (1 Reyes 15,14). Poco después, en tiempos del rey Ajaz (736-716 a.C.), el historiador bíblico vuelve a contar que en Jerusalén se daba culto a la diosa Asherá como algo aceptado por la sociedad entera (2 Reyes 17,13.16). Vemos entonces que, a lo largo de toda la historia, los reyes de Israel y de Judá veneraron como algo normal a Yahvé y a su esposa.
Reformar las reformas Cuando el rey Ezequías subió al trono de Jerusalén (716-687 a.C.), se produjo el primer intento serio y profundo de reforma religiosa en el país. Ezequías “destruyó los lugares altos (es decir, los santuarios de los otros dioses), arrancó las imágenes, y rompió la Asherá”, o sea, la imagen de la diosa que estaba en el Templo de Jerusalén (2 Reyes 18,4). Con ello los ritos a la diosa quedaron suprimidos, y durante algunas décadas dejaron de oírse en Jerusalén las plegarias de sus devotos. Pero la prohibición no duró mucho, porque cuando Ezequías murió y le sucedió su hijo Manasés (687-642 a.C.), volvió a autorizar lo que su padre había proscrito. Así lo afirma la Biblia: 40
“(Manasés) construyó altares a Baal, se fabricó una Asherá... y colocó su imagen en el Templo” (2 Re 21,3.7). Cabe aclarar que Manasés no introdujo ninguna práctica desviada. Sólo volvía a lo que había sido el culto oficial de los reyes y el pueblo durante siglos. En todo caso su padre Ezequías fue quien se había desviado de la religión tradicional, al prohibirla. Finalmente en el año 622 a.C. llegó la desaparición definitiva de la diosa. El rey Josías emprendió una nueva reforma religiosa, esta vez irreversible. Deseaba unir políticamente el país, y para ello le era imprescindible unificar también el Dios al que se adoraba. Decidió, pues, dejar a Yahvé como divinidad única y descartar para siempre a Asherá.
Adiós a la diosa El texto bíblico que lo narra es impresionante (2 Reyes 23,4-20) porque muestra el fastuoso culto que recibía la diosa hasta ese momento en el país: “(Josías) ordenó sacar del Templo de Yahvé todos los objetos que habían fabricado para Baal, para Asherá, y para el ejército de los cielos, y los quemó fuera de Jerusalén” (v.4). Luego “sacó la Asherá de la Casa de Yahvé, fuera de Jerusalén, al torrente Cedrón; allí la quemó, la pulverizó, y arrojó las cenizas sobre las tumbas del pueblo” (v.6). A continuación “derribó las casas... donde las mujeres tejían velos para As herá” (v.7). “Rompió las estelas sagradas, arrancó las Asherá (que había en otras ciudades) y contaminó con huesos humanos los lugares donde estaban” (v.14). Finalmente “derribó el altar que había en Betel... quemó el lugar sagrado, lo redujo a polvo y quemó la Asherá” (v.16). El texto nos permite deducir varias cosas: que Asherá era adorada en el templo mismo de Jerusalén junto a Yahvé; que en otras ciudades del país también se le dedicaba altares; que un grupo de mujeres le tejía
velos; y que tenía una estatua que se revestía. De hecho en Palestina los arqueólogos han descubierto, a partir de 1920, numerosas estatuillas de la diosa, de entre los siglos IX a VI a.C., quizás copias en miniatura de la Asherá que había en el Templo de Jerusalén. La revolución monoteísta de Josías convirtió a Yahvé en un Dios único y sin pareja. La diosa desapareció para siempre de la historia de Israel, y jamás volverá a ser nombrada en la Biblia.
Un culto oculto Años más tarde, los autores bíblicos decidieron escribir la historia de Israel (es decir, los libros de Josué, Jueces, Samuel y Reyes). El culto a Yahvé ya estaba afianzado y firmemente establecido. Entonces dijeron que desde el principio los hebreos adoraron a un solo y único Dios: Yahvé. Agregaron que el pueblo había hecho una alianza con él, para servirlo con exclusividad, porque Yahvé era un Dios celoso que no admitía otros dioses a su lado. Eliminaron del pasado casi todas las menciones a la diosa, y las pocas que quedaron fueron presentadas como un culto ocasional y desviado de algún rey impío, o de pequeños sectores descarriados de la población. Es decir, pintaron como una excepción lo que había sido la regla. En otras palabras: los historiadores bíblicos (llamados deuteronomistas), en vez de contar la renovación religiosa de Josías como un acto innovador, la contaron como una vuelta al monoteísmo primitivo y tradicional del que nunca tendrían que haber salido. Proyectaron hacia el pasado una situación que se acababa de inaugurar. Y para que no quedaran dudas, le hicieron decir a Moisés (que vivió en el siglo XIII a.C.): “No plantarás una Asherá, ni ninguna clase de árbol, junto al altar de Yahvé que construyas, porque es algo REVISTA CRITERIO N° 2420
que Yahvé detesta” (Deuteronomio 16,21). Estas palabras jamás podría haberlas dicho Moisés. Él no habría podido adivinar que siglos más tarde se iba a plantar una estatua de la diosa “junto al altar de Yahvé”. Son palabras de los historiadores reformistas, para atribuirle a Moisés el monoteísmo creado por Josías.
Dios: “Yo estaba mudo... pero ahora grito como una parturienta, resoplo y jadeo entrecortadamente” (Is 42,14), conmovedora imagen tomada de una escena del parto. Más adelante, describe a Dios preguntándose: “¿Acaso olvida una mujer a su hijo de pecho, o al hijo de sus entrañas? Pues aunque ella se olvide, yo no te olvidaré” (Is 49,15). Y también: “Como una madre consuela a un hijo, así yo los Jadeando consolaré a ustedes” (Is 66,13). en medio del parto Estas imágenes, antes atribuidas a la diosa, hubo que atribuirlas a Yahvé. La erradicación de Asherá dejó a los La nostalgia de Asherá terminó afloisraelitas sin divinidad femenina. rando por todas partes. Sólo quedó el Dios masculino Yahvé. La carencia de una diosa hizo que, a partir de esta época, comenzaran Más que un padre, a aplicarle a Yahvé ciertas imágenes es una madre maternales y expresiones femeninas, algo que nunca antes se había hecho. Durante siglos los israelitas veneraAsí, leemos que durante la marcha ron a la diosa Asherá. Su estatua de por el desierto Moisés se queja a Dios madera podía admirarse en el Tempor tener que cargar con el pueblo: plo de Jerusalén. Las sacerdotisas le “¿Acaso he concebido yo a este pue- tejían vestidos. En los hogares había blo? ¿Yo lo di a luz, para que me di- copias de su imagen. Y las madres gas: «llévalo en tu seno, como la que hebreas le pedían ayuda para la conamamanta lleva al niño que mama?»” cepción y el parto. Pero en el siglo (Nm 11,11-12). Moisés le recuerda a VII a.C. el rey Josías promovió una Dios que él es la madre del pueblo, y revolución monoteísta, suprimió su que lo ha dado a luz. Más adelante, culto y dejó a Yahvé como divinidad el mismo Moisés recrimina al pue- exclusiva. Fue una buena decisión, blo: “Desprecias a la Roca que te dio pues ayudó a subrayar la unidad y el ser, olvidas al Dios que te engendró” trascendencia divina. Pero a su vez (Dteuteronomio 32,18), claras imá- dejó un enorme vacío, pues eliminó los rasgos femeninos de Dios. Es genes femeninas de Dios. En el libro de Job, Dios le pregunta cierto que Dios no es varón ni mujer, a éste: “¿Quién engendra las gotas y que está más allá de la sexualidad. de rocío? ¿Quién ha parido el hielo? Pero el tener que dirigirnos siempre ¿Quién da a luz la escarcha del cielo?” hacia él como “Padre” ha condicio(Job 38,28-29), sobreentiendo que es nado nuestro modo de imaginarYahvé quien, como una mujer, en- lo, de creer y de rezar, exaltando su gendra constantemente al mundo. masculinidad en detrimento de sus También el profeta Oseas describe valores femeninos. a Dios con conductas maternales: Quizás por eso nuestros países oc“Cuando Israel era niño, yo le enseñé cidentales, adoradores de un Dios a caminar, y lo llevé en mis brazos. Yo masculino y guerrero, no tengan reera para ellos como quien alza a un paros en gastar dinero para la gueniño hasta sus mejillas, y me agacha- rra, mientras dejan que millones de ba para darle de comer” (Oseas 11,1- niños vivan en la pobreza. Quizás 4). Pero es el Segundo Isaías quien por eso nuestras iglesias, adoradoras contiene los ejemplos más osados de de un Dios Rey del cielo, se desvivan femineidad divina. Le hace decir a por gestionar la salvación eterna, NOVIEMBRE 2015
mientras en el presente muchos llevan una existencia miserable, aferrados a la madre tierra. Quizás por eso nuestras religiones, adoradoras de un Dios justiciero, hayan priorizado el Derecho Canónico por encima del amor, la ternura y la compasión. Ya Jesús, consciente de esa limitación, se aplicó una imagen curiosamente materna, cuando se lamentó sobre Jerusalén diciendo: “Jerusalén, Jerusalén... cuántas veces he querido reunir a tus hijos, como una gallina reúne a sus pollitos bajo las alas” (Mateo 23,37). Y en una parábola llegó a hacer algo que ningún rabino se habría atrevido jamás: comparó a Dios con una mujer (Lucas 15,8-10). También el Papa Juan Pablo I, en uno de los pocos discursos que alcanzó a pronunciar en 1978, dijo algo inaudito para su época: “Dios, más que Padre es una Madre”. Y muchos teólogos han empezado hoy a hablar del “Dios padre-madre”. Sería bueno comenzar a ver a Dios con rasgos femeninos. A sentirlo de vez en cuando como mujer que nos abraza con ternura, o como una madre que nos contiene y consuela con cariño. Tal vez así Dios, cuya ternura alguna vez fue adorada como Asherá, sonría complacido. O complacida.
Durante siglos los israelitas veneraron a la diosa Asherá. Su estatua de madera podía admirarse en el Templo de Jerusalén. Las sacerdotisas le tejían vestidos. En los hogares había copias de su imagen. Y las madres hebreas le pedían ayuda para la concepción y el parto.
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LECTURAS
Una escocesa singular Rosa Rubolino
Psicóloga y escritora
Economía de estilo y transfiguración en La plenitud de la señorita Brodie, de Muriel Spark.
Había advertido Edgar Allan Poe en el siglo XIX que el cuento corto, el ensayo breve y el poema lírico están llamados a desalojar las producciones de grandes dimensiones. Más allá de la preeminencia de los géneros, aun cuando el cuento se impuso y fue elegido para expresarse por autores de la talla de Poe, Chesterton o Borges, la novela sigue ocupando una posición de privilegio en lo que a narrativa se refiere. Sin embargo, si el lector de nuestro tiempo se enfrenta a una novela de 400 páginas es posible que se desaliente, de manera que adhiero a la novela contemporánea, de menos extensión, y no por ello menos ambiciosa. Muriel Spark (1918-2006), prolífica y multipremiada, novelista escocesa, tuvo que conocer severas críticas por la brevedad de sus obras. Dice en su autobiografía: “Me encanta la prosa económica, siempre intento encon42
trar la forma más breve de expresar un significado”. El estilo conciso, como la precisión para reproducir las expresiones de la gente común, son influencia del caricaturista inglés Max Beerbohm. Las obras más conocidas de Spark: Memento mori, Las señoritas de escasos medios, La plenitud de la señorita Brodie (Los mejores años de miss Brodie o La primavera de una solterona), entre otras. De padre judío y madre anglicana, fue educada con becas públicas. Se destacó en las letras desde muy joven; en 1937 se casó con Sydney Oswald Spark, 13 años mayor, de quien se separó en 1944 aunque conservó el apellido. Vivieron en Rhodesia, y Muriel lo considera su primer exilio. Tuvieron un hijo, Robin. A su regreso a Londres pasó por diversos trabajos, como el contraespionaje en una repartición de la Inteligencia Británica. Ya divorciada se ini-
ció como escritora. Tomó distintos aspectos de la vida colonial africana para nutrir sus primeros relatos, que fueron crímenes racistas: negros asesinados por blancos, mujeres negras abandonadas por sus hombres blancos en cuanto llegaban a Inglaterra. Expresó su teoría sobre el mal en El único problema, donde afirma que el mal es el único problema: “Creo que el infierno está vacío y todos los demonios están aquí”. En 1954 sufrió una crisis, en parte por el consumo de pastillas para adelgazar. Fue hospitalizada y recibió tratamiento psiquiátrico. Se inició en el estudio de la obra del cardenal Newman, escritos que ejercieron gran influencia sobre ella y, como Graham Greene, se convirtió al catolicismo. Greene la ayudó económicamente. En 1963 dejó Inglaterra para siempre; vivió primero en Nueva York, luego en Roma. En 1970 inició su reREVISTA CRITERIO N° 2420
lación con Penelope Jardine y se instalaron en Toscana hasta su muerte. La plenitud de la señorita Brodie fue publicada en 1961 y es su novela más exitosa, traducida a varios idiomas y adaptada al cine. Maggy Smith ganó el Oscar a la mejor actriz por su interpretación. La acción comienza en 1930, en una escuela de señoritas de Edimburgo, donde Miss Brodie es maestra y sus alumnas tienen diez años. Soltera de mediana edad, atractiva y de fuerte carácter, admiradora de Mussolini y muy comprometida con su rol. Abunda en sentencias: “Seguridad no es lo primero. La Bondad, la Verdad y la Belleza están antes”; “La palabra es plata pero el silencio es oro”. Su objetivo es que las niñas lleguen a ser la crème de la crème. Para lograrlo elige a seis chicas, cada una muy diferente de la otra, y les da clases extracurriculares: les habla de arte, ética, religión, política y de su vida privada. Gracias a su don de mundo y seducción, ejerce sobre ellas una fuerte influencia. Las invita a su casa a tomar el té, les hace confidencias sobre su vida amorosa y les promete que serán mujeres sobresalientes si consiguen lo que ella sabe ahora de sí misma: reconocer el momento de apogeo de cada una. El relato es divertido e irónico, aunque igualmente severo, con personajes muy bien definidos y una técnica cuidada e inteligente. En 170 páginas despliega una inusitada complejidad. Apela a material auto-
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biográfico, la escritura como interés desde la temprana juventud, la expresa admiración por la economía de estilo. Su personaje central, Sandy, bajo el dominio de Miss Brodie hace tareas de espía e informante, se interesa por la psicología y se convierte al catolicismo. La obra en cuestión es un trabajo sobre la ética. Muriel Spark tiene la habilidad de ubicar la acción en un momento histórico clave que sustentará su hipótesis, pre y post Segunda Guerra Mundial. La enseñanza de Miss Brodie sobre los secretos del amor y la sexualidad fue una de las faltas que las autoridades de la escuela hubieran querido probar para expulsarla, pero sus métodos desarrollaron en las chicas una singular forma de lealtad y no son esas temáticas las que hacen al clímax de la obra. Inclusión y exclusión, deseo y renuncia, lealtad y traición son algunos de los ejes, y queda planteada la cuestión del bien y del mal como un conflicto que se impone. Como Hannah Arendt, Muriel parece decir que en realidad la señorita Brodie en su apogeo no se da cuenta de lo que hace. “Permaneceré en esta fábrica educativa. Tiene que haber levadura en la masa. Denme una niña en edad susceptible y será mía para toda la vida”, puede leerse. Y también: “Mientras estaban bajo su influencia, tanto ella como sus acciones se hallaban situadas fuera del contexto del bien y del mal”. “Así como un sentido
excesivo de culpabilidad puede llevar a alguien a cometer demasías, así era llevada a ello la señorita Brodie por una desmesurada carencia de sentido de culpabilidad”. La trasgresión de Miss Brodie es a su función de maestra. Este es el planteo de la autora. Georges Bataille, en Literatura y el mal, nos permite esta discusión sobre ética y literatura. La literatura como vía de acceso, como una forma de indagación. Gracias a los artilugios de la escritura y del estilo, “imágenes crudas y nauseabundas son posibles” (pienso en Lolita de Nabokov, Cumbres borrascosas de Bronte, o El señor de las moscas de Golding). La conmoción del lector es inevitable y no hay una respuesta única, pero esa conmoción no se alcanza sin arte y sin estilo. Miss Brodie elige a Sandy, su alumna estrella, confidente e informante, pero un hecho trágico hace que Sandy reflexione y actúe en consecuencia. Es el principio de la transfiguración, del anhelo de cambio profundo y completo en diferentes aspectos de su personalidad. En mi opinión, la entrega de la autora a su nueva fe es la que le proporciona el cierre a este trabajo. En la adultez, Sandy, ya psicóloga, monja católica y escritora, aferrada a las rejas del convento, puede hacer una revisión, y publica La transfiguración de lo trivial, que la pondrá de nuevo en contacto con sus compañeras de la adolescencia.
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CULTURA
Pablo Monat
A propósito de La sal de la tierra El documental sobre el fotógrafo de las guerras silenciosas invita a repensar la potencia de las imágenes más terribles sobre el dolor humano.
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“Ustedes son la sal de la tierra, y si la sal se vuelve desabrida ¿con qué se le puede devolver el sabor?” (Mt 5,1) ¿Quién no se sintió aterrorizado y a la vez atraído por las imágenes tremendas del ataque a las Torres Gemelas? ¿O por las filmaciones apocalípticas de los hongos nucleares de Hiroshima y Nagasaki? ¿O las imágenes terribilísimas de la “limpieza étnica” en la ex Yugoslavia? Cabe preguntarse entonces, ¿puede lo terrible, el espanto, referirnos a un sentimiento sagrado? ¿Puede tener incluso belleza? El teólogo protestante Rudolph Otto rescató la frase/ intuición del mysterium tremendum et fascinans (el misterio terrible y fascinante). Tremendum proviene de “tremor” (temor) pero el mysterium tremendum se refiere según Otto al “temor que es más que temor” (natural). Se referencia a lo “temible-desasosegante” que se perfecciona con su sublimación. Otto dice: “El ‘espanto’ retorna la forma infinitamente ennoblecida de aquel íntimo y profundo estremecimiento y enmudecimiento del alma hasta sus últimas raíces”. Por ello la intuición humana es inmediatamente atraída hacia el otro polo: “lo fascinante”. En palabras de Otto: “Por otra parte, es al mismo tiempo evidentemente algo peculiar, atrayente, cautivante, fascinante, que aparece en una extraña mezcla de contraste y armonía con el momento distanciador de lo tremendum”. En ambos polos se revela una de las formas de lo sagrado. Esta breve digresión sobre lo tremendo y lo fascinante (tal vez incluso lo bello) es motivada por el paso por las salas de cine argentinas del documental sobre el influyente fotógrafo brasileño Sebastião Salgado. Salgado, un “fotógrafo social”, como se denomina a sí mismo, es mundialmente conocido por su trabajo que algunos, entre los que me incluyo, considerarían como tremendum et fascinans. Salgado fotografió algunos de los dramas colectivos más desoladores que azotaron a la humanidad NOVIEMBRE 2015
en el último cuarto del siglo XX y es un referente actual ineludible de los “fotógrafos de conciencia”, esa “especie” que cubre, con su lente implacable, hambrunas, migraciones forzadas, poblaciones viviendo en la miseria extrema. Primos cercanos de los reporteros de guerra, su actividad y sus fotos son igualmente elogiadas y cuestionadas. Salgado añade a esto su particular percepción estética, que hace de sus exposiciones y libros verdaderos “acontecimientos de arte”, si es pertinente llamarlos así.
Salgado, la película Sin ser el único documental sobre Salgado, quizás por la fuerza espectacular de sus imágenes y por ser el más reciente (2014), La sal de la tierra sea el más conocido mundialmente. Respaldado por la codirección del reconocido cineasta alemán Wim Wenders (director de, entre otras, Pina, Las alas del deseo y Paris, Texas) y en colaboración con Juliano Ribeiro Salgado, el hijo de Sebastián, el film obtuvo el Premio Especial de la sección Un Certain Regard del Festival de Cannes del 2014, entre otros reconocimientos. La película presenta un itinerario de la vida y obra del conocido fotógrafo, desde sus referencias biográficas, comenzando en su niñez en la Fazenda Bulcão, en el interior del estado de Minas Gerais, a sus estudios de Economía, su matrimonio con Lélia (su mujer y hoy colaboradora imprescindible) y su exilio en Francia, a su inicial carrera como economista del desarrollo para el África, y su descubrimiento fortuito de la fotografía. Los caminos cruzados de la vida y la obra de Salgado se alternan. En el inicio de su carrera como “fotógrafo social” en los ’70, sus primeros trabajos de envergadura cubrieron la trá-
gica sequía y consecuente hambruna de la región conocida como Sahel (el largo cinturón de 5000 km. que constituye la transición del Sahara a las sabanas del África Central). Con “terribilísimas” imágenes del hambre y la devastación, representó el “otro rostro” de América en la serie que daría lugar al libro Otras Américas, con fotos de su Brasil natal, o su controvertido proyecto Éxodos, donde su ojo paciente y alerta capta imágenes de migraciones forzadas. Vale la pena resaltar su giro en el siglo XXI, tal vez como compensación emocional a los dramas humanos que presenció y retrató tantos años, con su último gran proyecto de largo aliento: Génesis. En él abandona su tradicional enfoque social y emprende una peregrinación de ocho años por todos los continentes para registrar la mitad del mundo cuya naturaleza, bella e imponente, se encuentra casi intocada. Hielos gigantes y florestas, osos polares y tribus ignotas son las nuevas realidades que Salgado registra con maestría igualmente admirable. En este “giro” ecológico (que ocupa la última parte de la película) influyó notablemente el proyecto de reforestación de la fazenda de su infancia, que se encontraba casi totalmente desertificada. Por idea de Lélia, sobre la tierra yerma de la antaño floreciente hacienda Bulcão, la familia Salgado emprende la tarea de replantar los árboles que la erosión y la ganadería habían devastado. La iniciativa fue tan exitosa que consiguió transformar la fazenda en una reserva natural, sede actual del Instituto Terra, orientado a recuperar la devastada “Mata Atlántica”, una floresta que se extendía un millón de km2 desde Rio Grande do Norte hasta el Paraguay. Estas luces (la serie de fotos de Génesis) alumbran las terribles sombras que la película muestra del drama humano. 45
CULTURA
Ante el dolor de los demás La polémica sobre las imágenes de seres humanos sufrientes, heridos, agonizantes o directamente sin vida es casi tan antigua como la fotografía misma. Uno de los mejores escritos sobre este tema es el excepcional libro de la escritora e intelectual norteamericana Susan Sontag, Regarding the pain of others (Ante el dolor de los demás), donde problematiza el tema desde gran cantidad de pers46
pectivas y con referencias a materiales icónicos de las “fotografías del dolor ajeno”. Inicialmente enfocado a las polémicas sobre la moralidad de la publicación de fotos de guerra, con una erudición apabullante (fruto de sucesivas elaboraciones de un ensayo original) y una gran agudeza, Sontag hace la genealogía del fotoperiodismo de guerra. Sitúa el inicio real de este “género” en la Guerra Civil Española, donde la conjunción de las primeras máquinas fotográficas portátiles, como la famosa Lei-
ca, con una camada de fotógrafos aventureros dispuestos a arriesgarse por una buena toma, retrataron los horrores de la guerra “moderna”. Tal vez como ícono de aquella época recordemos la famosa foto “Muerte de un soldado republicano” de Bob Capa de septiembre de 1936. Según Sontag, “el fotoperiodismo maduró a comienzos de los cuarenta, durante la guerra. El menos controvertido de los conflictos modernos, cuya justicia quedó confirmada con la plena revelación del mal nazi cuando concluía en 1945, ofreció a los fotoperiodistas una nueva legitimidad”. Relata que, como consecuencia, “Capa y algunos amigos (entre ellos David “Chim” Seymour y Henri CartierBresson) formaron una cooperativa, la Magnum Photo Agency, en París, en 1947. El propósito inmediato de Magnum –la cual se convirtió muy pronto en el consorcio de fotoperiodistas más influyente y prestigioso– era práctico: representar a audaces fotógrafos autónomos ante las revistas ilustradas y periódicos que les asignaban un trabajo”. Por la cercanía temática (el sufrimiento) no es casualidad que reconocidos fotógrafos de Magnum terminaran cubriendo innumerables temas humanitarios: Werner Bischof fotografió a las víctimas de la hambruna en la India en 1951 y Don McCullin inmortalizó las imágenes de las víctimas de la guerra y la hambruna en Biafra. No casualmente Sebastián Salgado se unió a Magnum en 1979 para posteriormente independizarse. Sontag también, y fundamentalmente, analiza los dilemas éticos y morales que de muy diversas aristas el tema “fotografía y dolor ajeno” proporciona (entre ellas las reiteradas críticas a su costado “mórbido”). Agudamente se balancea entre una posición crítica (especialmente a sus instrumentalizaciones, desde las más burdas a las más subconscientes) y cierta valoración mesurada del rol REVISTA CRITERIO N° 2420
de las mismas (bajo ciertas cualificaciones que no cesa de puntualizar). Ya cerca del final se pregunta “¿Cuál es el objeto de exponerlas? ¿Concitar la indignación? ¿Hacernos sentir ‘mal’, es decir, repugnancia y tristeza? ¿Para consolarnos en la aflicción? ¿Ver semejantes fotos es realmente necesario, dado que estos horrores yacen en un pasado lo bastante remoto como para ser inalcanzables al castigo? ¿Somos mejores porque miramos estas imágenes? ¿En realidad nos instruyen en algo? ¿No se trata más bien de que sólo confirman lo que ya sabemos (o queremos saber)?” Las dudas son muchas y las certezas flaquean. Entonces ¿por qué ver esta película, estas imágenes? Sontag deja claro que los efectos de las fotos “tremendas” no son unívocos ni deterministas. Pueden ser tanto llamados a la conciencia y aún más a la acción, como meras autoconfirmaciones de que estas cosas pasan y que no se puede hacer nada por ellas (sobre todo en esos “mundos ajenos, exóticos y lejanos” donde son irremediables). Refiriéndose al proyecto Éxodo de Salgado, Sontag señala: “Realizadas en 39 países, las fotos de migración de Salgado agrupan, bajo un único encabezamiento, un conjunto de causas diversas y de clases de pesadumbre. Al hacer que el sufrimiento parezca más amplio, al globalizarlo, acaso lo vuelva acicate para que la gente sienta que ha de ‘importarle’ más. También incita a que sienta que los sufrimientos y los infortunios son demasiado vastos, demasiado irrevocables, demasiado épicos para que la intervención política local los altere de modo perceptible“. Pero a los cristianos (como a todo ser humano creyente o no) las imágenes deberían interpelarnos. En particular, los cristianos deberíamos, en palabras de la Madre Teresa de Calcuta, recordar que “Dios cuida siempre NOVIEMBRE 2015
de sus criaturas, pero lo hace a través seguridad del agua y de los alimende los hombres. Si alguien muere de tos, a los movimientos migratorios, hambre o pena, no es que Dios no la a la paz y la seguridad”. En términos haya cuidado; es que nosotros no hi- más crudos, a las epidemias, a las secimos nada por ayudarla, no fuimos quías y hambrunas, las migraciones instrumentos de su amor, no supi- forzadas, las guerras. Todo lo que mos reconocer a Cristo bajo la apa- nos muestran las fotos más tremenriencia de ese hombre desamparado, das de Salgado. Si no hacemos nada, de ese niño abandonado”. Lo sagra- y teniendo en cuenta que el cambio do en el mysterium tremendum et climático, como señala la encíclica, fascinans que rescata Otto, debería afectará fundamentalmente a los no sólo llevarnos a reconocer la in- más pobres, los rostros sufrientes trínseca dignidad de los sufrientes, que muestra Salgado serán nuestro sino también la dimensión activa de futuro como humanidad. Pero el la caridad: “Porque tuve hambre, y documental, como Laudato Si, nos ustedes me dieron de comer; tuve presenta otra alternativa: “cuidar sed, y me dieron de beber; estaba de la casa común” de la gran familia paso, y me alojaron; desnudo, y me humana (como llama Salgado a la vistieron; enferhumanidad): reEl documental, como mo, y me visitaron; plantando sus árpreso, y me vinieLaudato Si, nos presenta boles, evitando la ron a ver” (Mateo una alternativa: “cuidar deforestación y la 25, 35-36). degradación amla casa común” de la Tal vez la inmenbiental, reduciendo gran familia humana sidad de las tragela contaminación dias nos deje sin (como llama Salgado a la de nuestros ríos, humanidad). aliento, con una tierras, cielos y masensación de imres, erradicando la posibilidad, como pobreza extrema, señala Sontag. Sin embargo en el promoviendo vidas humanas digcaso del documental La sal de la nas. Reconciliarnos con nuestra tierra es posible otra reflexión más “madre Tierra”, nuestra raíz biopertinente y oportuna: que nuestro ecológica, como el gran proyecto futuro puede estar en el pasado que fotográfico Génesis nos muestra, el nos muestra Salgado, abierto a dos Instituto Terra ejemplifica, y Laudaopciones posibles. El cambio climá- to Si urge, nos reconciliará también tico nos interpela a cuidar “nuestra como “familia humana” y aliviará casa común” y a quienes la habita- los efectos “tremendísimos” que mos como parte de ella. Como seña- pueden afectarnos como humanila la encíclica Laudato Si: “El cam- dad. Porque, en palabras de Wim bio climático está intrínsecamente Wenders, después de todo, los homvinculado a la salud pública, a la bres son “la sal de la tierra”.
Referencias Sebastião Salgado, “Da minha terra a Terra” -Traducción de Julia Da Rosa Simões – 2014. EDITORA SCHWARCZ S.A. São Paulo Susan Sontag, “Regarding the pain of others”- 2003, Picador© - Farrar, Straus & Giroux (Pan Books Limited). New York
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TEATRO
Guillermina I. Costantini de López
Camaradería La obra Camaradería, de Analía F. García, basada en Los camaradas del dramaturgo sueco August Strindberg, se presenta en el teatro El portón de Sánchez.
Nuevamente August Strindberg nos interpela desde un escenario porteño con la adaptación realizada por Analía Fedra García, actriz y directora de sólida y reconocida trayectoria, cuya versión de Greek de Steven Berkoff fue galardonada en el 2012 48
con tres premios ACE, uno de ellos a la puesta en escena. Los camaradas, nunca estrenada en Buenos Aires, fue escrita en 1886 con el título Merodeadoras, revisada dos años más tarde, pero estrenada recién en 1910 con poco éxito. Su
autor la consideraba el primero de sus dramas “de nuestro tiempo” y el segundo de una trilogía inacabada que abarcaría distintos momentos de la vida de Berta, su protagonista femenina. Es precisamente El padre, escrita dos años después, el texto REVISTA CRITERIO N° 2420
que se remonta a la niñez de la joven pintora, que aparece ya casada e instalada en París en el texto que nos ocupa. La pieza fue pensada inicialmente como comedia, pero a Strindberg le resultó imposible compatibilizar el tono ameno y ligero con las cuestiones en discusión que generan el desarrollo del conflicto y con los principios del naturalismo que procuraba comenzar a aplicar en su teatro. En plena controversia con el feminismo, el autor pretende examinar el rol de la mujer en un matrimonio de artistas, indagando sin tapujos la intimidad de los personajes. El texto, modificado como resultado de sus incidencias matrimoniales, termina resultando una parodia de los principios feministas y, en particular, del planteo de Casa de muñecas de su contemporáneo Henrik Ibsen. La indudable actualidad de muchos de sus planteos y cuestionamientos, más allá de la misoginia que trasluce, es lo que atrajo a Analía García para encarar su adaptación. La dramaturga elige, muy certeramente, un fragmento de Casados –volumen de cuentos del propio autor que generó gran polémica– para enunciar –desde la voz del
En plena controversia con el feminismo, el autor pretende examinar el rol de la mujer indagando sin tapujos la intimidad de los personajes.
marido que lo lee– el modelo de matrimonio que se han propuesto forjar ambos: una relación de “camaradas” que le permitirá a ella ser independiente económicamente y desarrollar sus propias inquietudes a la par de las de él, porque han convenido ambos en que “la amistad es más duradera que el amor”. A poco andar la acción va desnudando, sin embargo, la fragilidad y complejidad de ese vínculo y también de los roles que cada uno acepta desempeñar. Los camaradas pasarán a ser enemigos: Axel descubrirá sus ocultas inseguridades cuando se ve superado profesionalmente por Berta y ella, que pugna por su independencia pero apelando a su apoyo y también a su sometimiento, terminará necesitando ser doblegada físicamente por él para poder volver a amarlo, precisamente cuando él ya sólo ve en ella a una camarada y no a una esposa, porque ambos roles se le presentan como incompatibles. García, además de modificar una circunstancia argumental que debilitaría la figura de Berta, suprime los personajes secundarios para con-
centrar el conflicto en la pareja y en un par de amigos – Abel y Gagá, mujer y hombre respectivamente– a través de los cuales potencia una de las ideas formuladas en la obra y más novedosas para la época: la coexistencia de lo masculino y lo femenino en el ser humano. Para privilegiar el trabajo de los actores, la puesta en escena opta por una escenografía y utilería muy despojadas y en clave simbólica, en contraste con el vestuario que ancla la acción en el siglo XIX. Yanina Gruden logra transmitir con solidez la duplicidad de su personaje que oscila entre la dureza y la fragilidad, entre la ingenuidad y la madurez. Juan Pablo Sierra y, especialmente, Tamara Garzón construyen sólidamente personajes sinuosos marcados por la ambigüedad. A Walter Quiroz se lo ve menos consolidado en su rol de Axel pero se va afianzando con el correr del texto. El lirismo íntimo de los preludios de Schopin pauta las transiciones entre cada acto. En síntesis, una propuesta que rescata las preocupaciones del autor y las configura escénicamente con fuerza y rigor técnico.
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ÓPERA
Pablo De Vita
Singulares asimetrías Rusalka, ópera de Antonin Dvorak, subió a escena en el teatro Avenida con notables voces y una régie para el olvido. Situación inversa a la experimentada con la puesta de Don Carlo en el Teatro Colón, donde la brillante labor del regisseur hizo olvidar a un elenco que no se distinguió por su desempeño vocal.
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Por diferentes razones eran dos obras muy esperadas, testimoniado por ambos teatros con asistencia completa desde la platea al paraíso. Don Carlo pertenece a la madurez de su autor y es una de las cumbres de la ópera verdiana. Rusalka, inserta en la mitología eslava, también se inscribe en los años finales de su compositor, ya convertido en figura plena de honores en su patria natal. Ambas fueron presentadas dentro de la programación de cada teatro como uno de los acontecimientos de la temporada. Empero, algo quedó a mitad de camino. El caso de Rusalka quizás sea el más dramático porque fue absolutamente tergiversada en su puesta. Algunas anotaciones previas: la labor que realiza Buenos Aires Lírica merece aplaudirse por lo que significa su apuesta en tiempos adversos para la alta cultura. Su repertorio es cuidado, tal como la selección de los artistas, y en particular el programa de mano (que incluso supera en calidad y contenidos al que ofrece en esta temporada nuestro primer coliseo). Dicho esto, asistimos con entusiasmo a una conferencia previa que los involucrados –y organizaciones vinculadas con la cultura eslava– brindaron en el Jockey Club. Hasta allí todo era entusiasmo, y se remarcó esa noche la pertenencia de la entonces Bohemia al aún poderoso Imperio Austrohúngaro. Parecía sólo un detalle de la historia. Al abrirse el telón del Avenida en la segunda función, el mundo feérico había abandonado al espectador por completo. En lugar del bosque, el lago y las ninfas, la acción presentaba un prostíbulo, una tina y diversas meretrices que recibían y despedían a los clientes de sus servicios. Rusalka canta su desdicha de amor por el apuesto príncipe pero, NOVIEMBRE 2015
claro, cuando consigue convertirse en “humana” (¿antes no lo era?) es porque implora a la bruja Ježibaba, que tampoco es una bruja –al menos en el sentido “encantado” del término– sino la déspota madama del lupanar. Quizás lo más hilarante o irritante haya sido cuando –en uno de los pasajes más bellos de la ópera– Rusalka canta el “Himno a la Luna”, y el astro es reemplazado por una lámpara redonda con detalles a tono con una escenografía Art-Noveau. Tal cambio de coordenadas trastoca la naturaleza del segundo acto, donde el palacio del Príncipe no luce con la correspondiente magnificencia y se limita a cuidar las formas para devolver la acción en el tercero nuevamente a la casa de citas. Si en la historia original Rusalka es una Princesa extranjera y el Príncipe (la obra original no menciona de dónde), puede intuirse austrohúngaro (por los colores rojo y blanco y por el Modernismo del prostíbulo, corriente que tuvo su apogeo en los años del estreno de la obra en Praga), ¿podría sindicarse que las prostitutas son checas ante la dominación austríaca? Sería aventurado afirmarlo pero lo que sí es seguro es que, por desgracia, la nueva contextualización resignifica la historia transformándola del romanticismo sensual a la pulsión sexual. Pero no todo fue un desaliento: la dirección musical de Carlos Vieu fue inteligente, otorgándole a la ejecución de la partitura el brillo y la gracia del cuento encantado que permitió que la obra, con sus leitmotiv y lied, adquiriera la imaginería robada visualmente. En tanto, Eric Herrero, Homero PérezMiranda y Elisabeth Canis cumplieron con corrección sus roles; y las sopranos Marina Silva, y en particular la Rusalka de Daniela Tabernig,
fueron deslumbrantes. La labor de esta última por momentos acarició la memorable visita al personaje que hizo Renée Fleming. Así las cosas, Rusalka fue una plena labor musical para escuchar con los ojos cerrados. Por el contrario, donde hubo que tenerlos bien abiertos fue en el Colón ante la destacada puesta de Eugenio Zanetti para Don Carlo de Verdi. Por lo pronto, todo aquel mundo acuático ausente en Rusalka se hizo presente en los cambios de escena de esta larga ópera y nos recuerda una sentencia de Bachelard cuando escribe: “Todo lo que el ser humano desea puede reducirse a la figura del agua”. Hondo drama de amor y deseo durante el reinado de Felipe II de España hacia 1560, para Giuseppe Verdi significó la tercera labor a pedido de la Ópera de París, luego de Gerusalemme y I Vespri siciliani. La versión original estrenada en 1867 constaba de cinco actos y se consustanciaba con la suntuosidad del drama lírico francés. La presentada en el Colón se corresponde con la nueva versión del libreto en cuatro actos, labor de Angelo Zanardini, si bien el propio Verdi le otorgó otras modificaciones luego de su estreno en la Scala en 1884. Anota el experto Pierre Milza en su libro Verdi y su tiempo: “Aplaudieron a los intérpretes y a la orquesta, ovacionaron con cortesía al compositor, pero no hubo explosiones de entusiasmo. De todos modos, Don Carlo, se mantuvo en cartel durante varios meses”, y añade: “Don Carlo desconcertó al público parisino porque era difícil de clasificar. No era ni una ‘gran ópera’ tradicional, ni una ‘opera lírica’ al estilo Gounod, pero tampoco era una clásica ‘ópera a la italiana’, ni un drama musical de inspiración wagneriana como sostenían algunos críticos”. Ampulosa como su orquestación 51
ÓPERA
fue la puesta de Zanetti, que ubicó la acción dentro de un majestuoso palacio cuyas columnas se encuentran horadadas en la base, señal de la progresiva decadencia del Imperio. El regisseur elige una escenografía que privilegia los dorados, proyecciones e incluso retoques digitales como el que efectúa al célebre Jardín de las delicias de El Bosco, permitiendo que algunos de sus personajes caminen dentro de la pintura que representa el falso paraíso al que ha llegado la humanidad. No casualmente esa pintura fue una de las favoritas de Felipe II, y el hincapié puesto en su presencia en Don Carlo permite reconocer en buena medida la tensión psicológica del rey, que de tal modo tiene mayor presencia a lo largo de la ópera. Conocedor como nadie de la dirección de arte en el cine, un singular juego de sombras frente a la obra de El Bosco, con un vestuario tan detallista como impactante, recuerda particularmente a La conspiración de los Boyardos, de Sergei Eisenstein: “Por días y días habíamos luchado con ciertos trajes cortándolos y drapeándolos para que tomasen aquel ritmo que había soñado cuando, cerrando por un instante los ojos con aquel brocado entre las manos,
he visto una procesión de Boyardos moverse lenta y pesadamente vestidos hacia la cámara del zar moribundo… He estudiado atentamente cada movimiento de los personajes, de los más violentos a los más imperceptibles. He analizado cierta posición característica de los dedos, en las pinturas del Greco”. Seguramente se recordará durante años esta puesta, que se sitúa junto a la que genios del cine desarrollaron en escena, como la de Franco Zefirelli (Scala, 1992), o Luchino Visconti (Covent Garden, 1985; Sevilla 1998), y que por fortuna perduran gracias al registro en video. Si de asimetrías se trata, aquí las voces fueron menores. José Bros, Alexander Vinogradov y Tamar Iveri oscilaban entre la técnica vocal y el dramatismo que requiere tamaña obra. Fabián Veloz, como Rodrigo, pudo sacar buen partido del necesario equilibrio. Mejor fortuna tuvieron Beatrice Uria Monzon, Alexei Tanovitski y –muy especialmente– el monje de Lucas Debevec Mayer. La dirección musical de Ira Levin fue trascendente. Pero pocas veces, tal como presenta esta larga reseña, la labor del regisseur ha despertado tan grandes pasiones.
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CINE
Daniel Sendrós
Recordación de dos maestros Octubre nos reencontró con la memoria de un notable maestro brasileño, y nos obligó a despedirnos de un querido porteño. Uno, con bastante obra gracias al productor que lo instigaba y al público que lo seguía. Otro, sufriendo siempre por la falta de apoyo, sólo pudo hacer unas pocas películas, pero en cambio dejó buena cantidad de libros de texto y horas al frente de las aulas. Ambos de buen humor. Recordemos primero al nuestro.
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Simón Feldman Alto, de mirada triste, nunca levantaba la voz. Aceptaba el respeto de sus interlocutores (entonces todavía se respetaba a los mayores) y si por ahí quería que alguien lo tratara más de igual a igual, le preguntaba, usando un neologismo de invención propia, “¿Cuándo vas a dejar de ‘ustedearme’?” (tuvimos ese honor, pero igual lo seguimos tratando de usted). Maestro impagable y mal pagado, en 1959 abrió el camino de la llamada Generación del ‘60 con la singularísima sátira El negoción, sobre idea del humorista Oski, seguida por la melancólica historia de un amor que se frustra simplemente porque la plata no alcanza para vivir juntos, Los de la mesa 10, con música de Horacio Salgán, según pieza teatral de Osvaldo Dragún. Antes, Feldman editó la revista Cuadernos de cine y fundó el Seminario de Cine de Buenos Aires y la Asociación de Realizadores de Corto Metraje. Más tarde escribió una serie de libros de difusión muy populares entre los aficionados (El director de cine. Técnicas y herramientas, Guión argumental, guión documental, etc.), libros decididamente claros y útiles, tan claros y útiles que lo terminaron odiando todos los sabihondos que hablan en difícil. Y poco más tarde fue el pri-
mer director de la carrera de Diseño de Imagen y Sonido en la UBA. Nacido el 12 de enero de 1922 en Buenos Aires, de chico trabajó como labrador de lápidas en una casa mortuoria, oficio que recordaba con buen humor. Tuvo después una etapa de estudiante bohemio en París, donde hizo pintura con André Lhote y cine en el Idhec, el Institute de Hautes Etudes Cinematographiques. De sus varios cortos se destacan Un teatro independiente, único registro de la actividad escénica que marcó los años ‘50; y el risueño y felicísimo Caraballo mató un gallo, animación con recortes de papel. Con otro sentido del humor, abstracto y amargo, Happy End, inspirado en Una modesta proposición, de Jonathan Swift. Eso fue en 1982, cuando una de sus hijas había sido definitivamente “desaparecida” –un dolor que llevaba dentro, sin volcarlo jamás en sus alumnos–. Fallido, pero aún así valioso, su último largometraje: Memorias y olvidos (1987), irónica reflexión sobre las frustraciones argentinas y las diversas maneras de contar la historia nacional. No pudo hacer otra película, pero empezó a recibir homenajes de las nuevas generaciones, y reconocimientos de sus pares. Había sembrado bien. Retirado, nonagenario y con problemas respiratorios, murió el 16 de octubre, en paz consigo mismo.
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Eduardo Coutinho Él también estudió en el Idhec de París, pero luego se volcó más al periodismo, incluso al periodismo televisivo. En 1964 inició un documental sobre la muerte de un líder campesino, Joao Pedro Teixeira, trabajo que debió detenerse tras el golpe de Estado de ese año. Incluso le requisaron parte del material. Peor les fue a los hijos de ese líder. Perseguidos, debieron cambiar de nombre y desperdigarse por todo el país. Veinte años más tarde, con la llegada de la democracia, Coutinho no sólo recuperó su material, sino que logró encontrar y reunir a toda la familia Teixeira. La historia de esa familia, y del país interior de esos tiempos, la expuso en una obra al mismo tiempo íntima y enorme: Cabra marcado para morrer. A la que siguieron muchas otras, registrando la voz de los humildes. Su muerte, el 3 de febrero del año pasado, a los 80 años, fue una sorpresa terrible. Lo apuñaló su propio hijo, un grandote esquizofrénico de 41 años. “Había decidido suicidarme y no quería dejar a mis padres solos”, explicó después, en el hospital neuropsiquiátrico donde aún sigue internado por orden judicial. Días pasados estuvo entre nosotros Jordana Berg, editora de Coutinho durante los últimos 20 años. Vino a presentar la película que él dejó inconclusa, y
que ella y su productor terminaron: Últimas conversaciones. Pero ella no tocó para nada ese episodio. Cuanto mucho, decía “cuando él murió”, sin entrar en detalles ni quedarse en la angustia. Transcribimos una parte de nuestra conversación.
Con Jordana Berg -¿Cuándo conoció a Coutinho? -Mucho después de Cabra... Paradójicamente, el suceso de esa obra lo dejó sin trabajo y sin plata. Cuando lo conocí se las estaba rebuscando. Un día quedó al frente de un proyecto, una serie documental televisiva sobre los pueblos del Nordeste. Nos dijo “Nadie va a ver una obra de campesinos hablando, pero la quiero hacer”. De la serie sólo se concretó Santo Forte, que se estrenó como película, con éxito de público y también de crítica. Ahí lo contactó Joao Moreira Salles, propietario de Videofilmes. -Sí, el hijo de embajadores, hermano de un banquero y un director (Walter Salles, el de Estación Central), autor de Noticias de una guerra particular, sobre el narcotráfico carioca, productor de cine, etc. -Joao lo impulsó a filmar Babilonia 2000 el 31 de diciembre de 1999, para ver qué esperaban del nuevo siglo los habitantes de una favela ubicada en la
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ladera de un morro carioca. Coutinho fue subiendo hasta la punta, donde los pobres dominan la mejor vista de la bahía, y ahí festejó con ellos. Luego, con Edificio Master, entrevistando a los habitantes de un monobloc de Copacabana, Salles y él quedaron mega ultra amigos, como padre e hijo, sólo que el padre venía a ser el más joven, que lo impulsaba a trabajar. -En sus últimas obras, Coutinho ya no iba a ningún lugar, sino que instalaba la cámara y venían los entrevistados. -Era muy fumador, empezó a enfermarse y no podía viajar. Nos decía: “Aunque sea en silla de ruedas seguiré filmando”. De a poco, creo que filosóficamente, fue haciendo obras cada vez más sencillas, se fue desligando de los escenarios naturales, la segunda cámara, los inserts, la música, las ilustraciones. “La cara del entrevistado es suficiente escenario”, decía. -Sorprende Las canciones. Es sólo gente que se sienta, cuenta qué recuerdos le trae un determinado tema, y lo canta. ¡Todos cantan horrible! Pero casi todos emocionan. -En la selección final eligió a los que “desafinaban con sentimiento”. Esa era la regla. No quería lo perfecto, sino lo humano. -¿Cómo hacía para que la gente contara y confesara tantas cosas frente a
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la cámara? (una madre prostituta, un intento de asesinato, etc.) -Su primera pauta era: “Las personas necesitan ser escuchadas”. Luego, no mostraba juicio moral, no imponía su opinión, actuaba con humildad, como queriendo aprender del entrevistado, estaba atento a los valores del otro. Y entonces los demás se abrían. -¿Nunca lo invitaron a hacer lo mismo en televisión? -Muchas veces, pero siempre, amablemente, se negaba. La tele no hubiera tolerado mucho tiempo sus planos largos, los silencios, dejar que los otros hablen sin interrumpirlos. La televisión exige cortes. Ya tuvo su experiencia cuando inventó, de joven, el Globo Reporter. -Acá sólo una persona se animó a hacer algo semejante, Hugo Guerrero Marthineitz, con su programa “A solas”. Pero es cierto, no duró dema-
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siado. Cuénteme de Últimas conversaciones, donde Coutinho charla con chicos de la secundaria. - En realidad él quería hacer una película sobre niños de jardín, personitas que ignoran la maldad del mundo y dan explicaciones maravillosas de lo que no conocen. Pero los abogados de Videofilmes le advirtieron que algunas madres podían desautorizar a posteriori la grabación y hasta harían reclamos. Ahí alguien le sugirió entrevistar a chicos de la secundaria. El aceptó a regañadientes. Un día me llaman del estudio: “No es nuestro Coutinho. No pregunta con interés”. Aparecí al final del cuarto día de grabación. Me confesó su fastidio ante chicos de pobre vocabulario, sin memoria, que sólo viven el presente: “Hay un abismo entre mis 80 años y sus 18”. Trabajá sobre ese abismo, le dije. Y le prometí que después haríamos esa película con niños. Yo misma le llevaría dos pequeños, el último día de filmación.
-Es lo que se ve en la película. -El equipo, muy sensible, había dejado todo encendido. Grabó toda la charla. De eso elegimos seis minutos, que están al comienzo, como un homenaje a su persona. Y al final, su entrevista con una nena que es toda luz, a diferencia de los adolescentes. Le llevé también un chico de 12 años pero no quedó porque le pareció “demasiado adultito”. Él murió muy poco después de terminado el rodaje. Sólo alcanzó a desgrabar las charlas con los chicos y dejar algunas indicaciones anotadas. Nosotros seguimos esas indicaciones, creo haber hecho todo a su manera y me dicen que sí, que él está muy presente en la película. Sólo el comienzo y el final son decisiones nuestras. Y el título. No me gusta la palabra “últimas”, ni figurar como coautora. Hubiera preferido un millón de veces que la firma fuera solamente suya.
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LIBROS
La evolución de la vida en la Tierra. (Ciencia, filosofía y religión) de Miguel de Asúa Pilar- Rosario, Universidad Austral-Ediciones Logos, 2015
PREGUNTAS DECISIVAS EN TORNO A LA EVOLUCIÓN En la vieja Roma, un miembro ilustrado del colegio de los Arúspices, debe haber acuñado la frase tradicional: Habent su fata libelli, los libros tienen su destino. ¿Cuál será la suerte de éste, fruto del ingenio de Miguel de Asúa, en medio del auge de las pseudociencias y el olvido de las cuestiones que, alguna vez, fueron esenciales y que hoy se ahogan en el marasmo de la modernidad líquida? Nos encontramos frente a una obra de riquísima complejidad que vertebra una exposición triple: una sólida explicación científica sobre los fundamentos de la evolución, una pormenorizada descripción de las disputas filosóficas que plantea el fenómeno evolutivo, y en lo que consideramos el espacio intelectual más apasionante del libro, el análisis de las relaciones entre la ciencia biológica y la religión. El libro, que el autor plantea como una obra de alta divulgación, excede esa categoría. Nada escapa al criterio analítico del texto, desde la doctrina de las “razones seminales” de San Agustín hasta la so-
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ciobiología de Wilson, pasando por Santo Tomás y el polémico Teilhard de Chardin. Es difícil encontrar en nuestro idioma una obra que contenga tanta información crítica y calidad expositiva. El lector interesado descubrirá la riqueza de una teología de la evolución expresada también en los documentos eclesiales, tanto como en las opiniones certeras sobre la debilidad del recurso al “diseño inteligente”. El autor culmina su discurso con una pertinente alusión fílmica, aquella película que dirigió Stanley Kramer sobre el “Juicio del mono” celebrado en Dayton, Tennessee, en 1925 y que se recuerda, sobre todo, por la espléndida actuación de Spencer Tracy. La metáfora de los dos libros, la Biblia y el Origen de las especies reunidos por el actor, sintetiza la profunda intuición acerca de la falsedad de las opciones radicales entre la ciencia y la religión, más allá de cualquier estratagema concordista. El libro es un desafío que un lector inteligente apreciará de seguro. En una cultura globalizada que tritura los infinitos matices de la realidad, la
Science! true daughter of Old Time thou art! Who alterest all things with thy peering eyes. Edgar Allan Poe Sonnet-to Science
obra alcanza con creces su objetivo central, el de plantear una de las preguntas más decisivas de la especie humana. Allá por los años setenta del siglo pasado un historiador un poco más joven que ahora a la búsqueda de las raíces biologistas de la idea del progreso en la Argentina, leía a Rahner, Overhage y a Haas, y los comentaba en esta revista. Permita el lector este recuerdo personal, que es también un homenaje a esta obra impar. Marcelo Montserrat
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LIBROS
Fin de misión. Entretelones de la Diplomacia Argentina Editores: Vicente Espeche Gil y Estanislao A. Zawels Buenos Aires, Asociación Profesional del Servicio Exterior de la Nación, 2015
HISTORIAS Y REPRESENTANTES Para celebrar sus treinta años, el ASPEN publica este libro, cuyo valor se resume en la palabra que elige Natalio Botana: experiencia, que, sigue diciendo en el Prefacio, “se proyecta sobre el campo de la diplomacia argentina y de aquellos que la han encarnado en circunstancias diversas”. La mayoría de los autores egresó de lo que fue una creación visionaria de Carlos Muñiz, el Instituto del Servicio Exterior de la Nación; la otra, por cierto, fue el CARI. Recibieron a su vez la experiencia de figuras como la de Lucio García del Solar y Hugo Gobbi, a quienes recuerdan en el libro, respectivamente, la viuda y el hijo, diplomático él también. Agrego que diplomáticos como los que aquí están reunidos y otros debieran ser de permanente consulta de la Cancillería, lo que no siempre ocurre. Más aún, en los tiempos que corren se prefieren jóvenes sin formación diplomática pero de seguro encuadre en la línea oficial antes que a los que llevan adelante la carrera para la que el Estado ha puesto tiempo y esfuerzo. Los embajadores Vicente Espeche Gil y Estanislao Zawels, hijos y en el caso del primero, hermano de diplomáticos, quienes también hacen su propio aporte. Entre los que no son de carrera, José O. Bor-
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dón y quien fuera embajador ante la ONU Emilio Cárdenas, a los que se agrega José Remes Lenicov, exhiben las condiciones que hicieron trascendente su etapa de representantes diplomáticos. Bordón da un sabroso carácter testimonial a la historia de su misión en Washington, donde lo designa Néstor Kirchner al comienzo de su mandato. A medida que se avanza en la lectura uno queda sorprendido con la buena predisposición del gobierno de Bush (h) y las posibilidades que, con tan competente embajador por cierto, se abrían para la Argentina, hasta que cambia el rumbo de nuestra política exterior, que conlleva también para Bordón el fin de misión. No es la única vez que el lector se queda con la sensación de una oportunidad perdida; ocurre con Guillermo Jacovella, embajador en Madrid, que lleva adelante una importante gestión cultural, en especial la instalación de la Cátedra Sarmiento de Estudios Argentinos que llega a abrupto final cuando el presidente Menem lo reemplaza por un empresario amigo. O cuando Félix Cordova Moyano logra abrir un mercado para carnes argentinas en Guatemala, y cual una de las plagas de Egipto del gobierno de la Alianza, estalla el brote de aftosa. Con variedad de estilos y enfoques participan
también Jorge H. Herrera Vegas (con un completo análisis de las relaciones con Brasil), Horacio Wamba (que de Tejas pasó a Palestina, debiendo recordarse que en el estado del Oeste, donde fue cónsul, impidió la ejecución de un argentino para quien obtuvo nuevas instancias judiciales y que ahora se debate en la Comisión Interamericana de Derechos Humanos), Roberto García Moritán, Tulio Sugasti y Sebastián Brugo Marcó. Además de Miguel y Vicente Espeche Gil, brindan testimonios de su carrera otros embajadores de alto prestigio, como Juan Carlos Beltramino, Raúl Ricardes y José Sanchis Muñoz. También hay testimonios de la vida familiar, no siempre fácil, sujeta a cambios, traslados y demás avatares. Al pasar las páginas es muy alentador saber que la Argentina ha tenido y tiene entre sus reservas, personas de la calidad y capacidad de los que contribuyen a este libro. Norberto Padilla
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IGLESIA
Comunicado de prensa
En la sede de la revista La Civiltà Cattolica se ha realizado un seminario de estudio sobre la reforma en la Iglesia
Del 28 septiembre al 2 de octubre se ha realizado en Roma, en la sede de la revista La Civiltà Cattolica, un seminario de estudio con 30 eclesiólogos, historiadores, ecumenistas, canonistas y expertos en pastoral provenientes de 13 países: Alemania, Argentina, Bélgica, Brasil, Canadá, Chile, España, Estados Unidos, Filipinas, Francia, Holanda, Italia y República Democrática del Congo. El tema del simposio –en el cincuentenario de la clausura del Concilio Vaticano II –ha sido «La reforma y las reformas en la Iglesia». La cuestión de la Ecclesia semper reformanda ha sido desarrollada a partir de la renovación propuesta por el Concilio Vaticano II en sus aspectos vitales y estructurales, considerando diversas enseñanzas de la doctrina de la Iglesia. Además de las respectivas conferencias, cada día ha incluido tres momentos de diálogo entre los participantes, lo que ha permitido un intercambio franco y realista. La finalidad de este encuentro ha sido ofrecer, con humildad y audacia, una contribución que pueda inspirar los procesos que la Iglesia está viviendo en este tiempo bajo la guía del Pontífice. En su Exhortación Evangelii gaudium él se ha dirigido «a los miembros de la Iglesia para movilizar un proceso de reforma misionera todavía pendiente» (cf. Laudato si’, 3). 58
El seminario ha tenido un carácter no oficial porque ha sido una iniciativa de teólogos y teólogas, con la presencia de laicos, religiosos y ordenados. Fue organizado por la revista La Civiltà Cattolica y dirigido por el p. Carlos María Galli, miembro de la Comisión Teológica Internacional, y el p. Antonio Spadaro S.I., director de La Civiltà Cattolica. La realización de este acontecimiento, en formas sobrias y esenciales, ha sido posible gracias a la contribución de cuatro Fundaciones. Los temas afrontados han sido ricos y complejos. Después de las relaciones introductorias sobre la visión que el Papa Francisco tiene de la reforma de la Iglesia a la luz de su experiencia de jesuita y de hijo de la Iglesia latinoamericana, han seguido intervenciones sobre los siguientes temas: 1) La renovación de la Iglesia en el Concilio Vaticano II; 2) Las lecciones de la historia sobre la reforma de la Iglesia; 3) La comunión sinodal como clave de la vida y de la renovación del Pueblo de Dios; 4) Las reformas de la Iglesia universal y de las iglesias particulares; 5) La unidad de los cristianos y la reforma de la Iglesia; 6) Indicaciones hacia una Iglesia más pobre, fraterna e inculturada. El seminario ha incluído una reflexión sobre las fuentes permanentes de la renovación de la Iglesia con algunas indicaciones comunes sobre la forma de profun-
dizar e institucionalizar las reformas de la Iglesia. Además, se han recogido criterios de acción e hipótesis concretas. En un tiempo sucesivo todas las conferencias y las conclusiones de los trabajos realizados serán publicadas en un volumen y así podrán ser compartidas por un público más amplio. Han participado en este seminario (en orden de intervención): Antonio Spadaro SI (Italia), Carlos María Galli (Argentina), Hermann Pottmeyer (Alemania), John O’Malley SI (Estados Unidos), Andrea Riccardi (Italia), Giancarlo Pani SI (Italia), Angelo Maffeis (Italia), Hervé Legrand OP (Francia), Dario Vitali (Italia), Alphonse Borras (Bélgica), Gilles Routhier (Canadá), Silvia Scatena (Italia), Severino Dianich (Italia), Salvador Pié-Ninot (España), Miriam Wijlens (Holanda), Massimo Faggioli (Estados Unidos), Carlos Schickendantz (Chile), William Henn OFM Cap. (Estados Unidos), Piero Coda (Italia), Joseph Famerée SCI (Bélgica), Peter De Mey (Bélgica), Jorge Scampini OP (Argentina), Juan Carlos Scannone SI (Argentina), Diego Fares S.I. (Argentina), Serena Noceti (Italia), Mario de França Miranda SI (Brasil), Léonard Santedi Kinkupu (República Democrática del Congo), José Mario C. Francisco SI (Filipinas), Mary Melone (Italia), mons. Victor Manuel Fernández (Argentina). REVISTA CRITERIO N° 2420