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Criterio
DIRECTOR José María Poirier
FUNDADA EN 1928 - AÑO LXXXVII - Nº 2421 DICIEMBRE 2015
VICEDIRECTORES Gustavo Irrazábal y Diego Botana SECRETARIA DE REDACCIÓN Romina Ryan CONSEJO DE REDACCIÓN Enrique Aguilar, Pedro Antonini, María Bestani, Carlos Chevallier Boutell,Vicente Espeche Gil, Jorge E. Fernández, Alejandro Frere, Elena Kiyamu, Eduardo López Rivarola, Luis D. Mendiola, Ricardo Murtagh, Juan G. Navarro Floria, Ernesto A. O’Connor, Pedro von Eyken, Norberto Padilla, Arturo Prins, Ángela Sannuti y Claudia Touris. CONSULTORES Maria Clara Bingemer (Río de Janeiro), Antonio M. Battro, Natalio Botana, Rafael Braun, Pablo Capanna, Bruno Forte (Chieti-Vasto), Carlos M. Galli, Olegario G. de Cardedal (Salamanca), Víctor M. Fernández, Austen Ivereigh (Londres), Roberto Di Stefano, Santiago Kovadloff, Juan J. Llach, Marcelo Montserrat, Laura Moreno (Madrid) y Rafael Velasco. DISEÑO, DIAGRAMACIÓN Y PRODUCCIÓN GRÁFICA: Juan Cordero Impresión: Latin Gráfica S.R.L. Suscripciones para la Argentina: Precio de tapa $ 85 Anual $ 940 Semestral $ 470 Débito mensual por tarjeta: $ 80 Suscripciones anuales para exterior: Países limítrofes U$S 180 Resto de América y del mundo U$S 260 Cheques y Giros extendidos a la orden de Fundación Criterio. Está prohibida la reproducción total o parcial de la presente edición de CRITERIO amparada por la ley 11.723. Registro de Propiedad Intelectual Nº 672.062. ISSN 0011-1473. Impreso en la Argentina. Es una publicación de Fundación Criterio. Tucumán 1438 - PB (C1050AAD) Buenos Aires Telefax: 4371-6889 / Tel.: 4371-6759 comunicacion@revistacriterio.com.ar www.revistacriterio.com.ar Horario de oficina: lunes a viernes de 10 a 16 hs.
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EDITORIAL. Ciudadanía, esa idea tan esquiva COMENTARIO. Sin tiempo que perder INTERNACIONAL. París bien vale una misa. Luis Mendiola DEBATES. Una escena para pensar la reconciliación. Claudia Hilb DEBATES. Los juicios de “lesa humanidad”: un desafío para la justicia. Luis Alberto Romero OPINIÓN. Un descargo diferido. Pedro von Eyken IGLESIA. ¿Avanzamos o retrocedimos?. Gustavo Irrazábal ENTREVISTA. El pensamiento de un historiador viajero. José María Poirier
FILOSOFÍA. Hannah Arendt y la “banalidad del mal”. Agustín Neifert REFLEXIÓN. La Noche de los cristales rotos. Ignacio Pérez del Viso LECTURAS. El kirchnerismo, etapa superior del peronismo. Hugo Gambini
ECONOMÍA DEL CONOCIMIENTO.Seria advertencia del Banco Mundial. Arturo Prins RELIGIONES. La libertad religiosa, derecho fundamental de la sociedad democrática. Raúl Scialabba
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IGLESIA. La misericordia, una propuesta para recomenzar.
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IGLESIA. El Concilio Vaticano II y la fe en lo humano.
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María Bestani
Fernando José Ortega
REFLEXIÓN. Humanismo, obras y tecnologías. Horacio C. Reggini CINE. Marplatenses. Daniel Sendrós TEATRO. El nuevo brillo del antiguo templo. Pablo De Vita CINE. Teresa de Jesús en la lente del cine. Pablo De Vita TEATRO. Una sobresaliente reinvención del mito de Caín y Abel. Guillermina I. Costantini de López
LIBROS
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EDITORIAL
Ciudadanía, esa idea tan esquiva Este mes asume el nuevo gobierno liderado por Mauricio Macri, que se impuso con la coalición Cambiemos al candidato oficialista Daniel Scioli en el ballotage. Los ciudadanos estamos llamados a recuperar protagonismo y responsabilidad frente a un futuro complejo.
Finalmente, luego de un año extenuante, la ciudadanía eligió a Mauricio Macri como Presidente de los argentinos por los próximos cuatro años. La elección del candidato de Cambiemos ratifica una conducta muy argentina: la idea de una desmesura acotada, que permite que la política trabaje con poco apego a las normas republicanas más elementales, pero que a la hora de consolidar esas tendencias, resuelve limitarlas. No es el momento de hacer una evaluación de los doce años de kirchnerismo que dejaremos el 10 de diciembre. Nuestras páginas están jalonadas de opiniones y análisis variopintos sobre esta etapa de nuestra historia reciente. Cuadra, quizá, reflexionar sobre la actitud de la ciudadanía en este período que se alumbra. Ya habrá oportunidad de evaluar los pasos que dará el nuevo gobierno, en pos de cumplir sus promesas electorales. Lo que está claro, vale la pena remarcar, es que triunfó un modo distinto de hacer política. Modo que se presenta dialoguista, no mesiánico y DICIEMBRE 2015
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mesurado. Los primeros pasos del Presidente electo parecen mostrar este camino. Una vez elegido, llamó a la unidad, convocó a medios periodísticos, dio una conferencia de prensa con modos apacibles, e intentó salir de la dialéctica amigo-enemigo a que nos tenía acostumbrados la administración que se va. Pero remarcamos que estamos hablando de modos. Queda, pues, pensar en el verdadero desafío estructural de este nuevo gobierno, que podemos resumir en un sencillo paso desde los modales agradables hacia la convicción republicana. La gestión anterior nos permite observar, desapasionadamente, una evolución desde ciertas modulaciones moderadas hacia maneras polarizantes y divisivas. Basta pensar en Néstor y Cristina Kirchner en 2004, para luego verlos actuar en 2008 con la crisis del campo o con el ataque a los medios de comunicación críticos, continuando con las cadenas nacionales con que culminó la Presidenta el ejercicio de su cargo. ¿Es el modo del Presidente electo el
reflejo de su convicción? Podemos responder a esta pregunta fundamental desde dos ángulos. Por una parte, tendrá que ver con la personalidad del propio Mauricio Macri, y la respuesta se irá develando con el correr de los días y meses de ejercicio del cargo. Sin embargo, algunas pistas y datos iniciales nos permiten ser moderadamente optimistas. Una segunda respuesta tiene que ver con la convicción republicana que pueda construirse desde la propia ciudadanía. El ejercicio abusivo del poder encuentra, para su factura, dos partes esenciales: dirigentes que no quieran someterse a las reglas de convivencia y habitantes que no estén dispuestos a ejercer su rol de ciudadanos. Cuántas veces en nuestra historia hemos sido testigos de la trasgresión en el ejercicio del poder. Cuántas veces parte de la ciudadanía se benefició con esa coyuntura, para luego tornarse en el más severo juez, una vez que la fiesta debía ser pagada. Tras cartón, una enorme masa de compatriotas resulta diezmada por este decurso, la cual se 5
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EDITORIAL
incrementa –lamentablemente– en cada crisis. La desmesura y el desequilibrio tienen como fundamento argumental la idea mesiánica de que un Presidente posee la capacidad –por sí y ante sí– de resolver todos y cada uno de los problemas que nos aquejan. Esa idea se retroalimenta entre el líder y los habitantes, en donde el primero termina encarnando la voluntad popular como único intérprete y los segundos ceden su autonomía y espíritu crítico en pos de estos liderazgos. Se trata, entonces, de dos caras de la misma moneda. El ejercicio limitado del poder requiere de ciudadanos que representen cabalmente su papel, y viceversa. Para funcionar, el sistema de gobierno plasmado en nuestra Constitución exige, como regla de coherencia sistémica, que los ciudadanos asuman su rol, y que el Presidente ejerza la pri-
mera magistratura en ese marco conceptual de equilibrio y mesura. Volvamos al inicio: Cambiemos (PRO, UCR y Coalición Cívica), con su triunfo, parece encaminarse –en sus modos– hacia una democracia más republicana. En este contexto, los desafíos que presentan los próximos años serán gigantescos y complejos. Requerirán de enorme capacidad política, de gestión y comunicación. Resta, entonces, que la ciudadanía en su concepción más amplia, sobre todo la dirigencia, que tiene responsabilidad calificada, cobre protagonismo, sin el cual el riesgo de caer en la desmesura está a la vuelta de la esquina. La normalización republicana, pues, tendrá que ver con asumir que la democracia funciona en base a la construcción colectiva, la alternancia en el ejercicio del poder, el control ciudadano, la atención a los más necesitados y la gestión transparente
que promueva el desarrollo. Y asumir este rol significa una enorme responsabilidad ciudadana, pues requerirá resignificar la idea del disenso y el desacuerdo, considerando a quien piensa distinto como una persona que no es un enemigo, sino alguien con quien se puede dialogar. Se precisará también un sano espíritu crítico, que muestre al gobernante que la ciudadanía está dispuesta a colaborar en la reconstrucción de un país que pueda incluir a los más débiles con bases sólidas y que promueva el desarrollo integral de las personas. La democracia nos da una nueva oportunidad. Habrá que tener la percepción afinada para continuar este camino, ajustando, corrigiendo, cambiando cuando sea necesario y –finalmente– aplicando todo el rigor de la ley cuando se demuestren actos de corrupción que degradan a la República. No la desaprovechemos.
Luisa Valmaggia Atando cabos Lunes a Viernes de 16 a 17.30 Radio Cooperativa AM 770
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COMENTARIO
Sin tiempo que perder A partir del testimonio que un ciudadano libanés nos hiciera llegar a Criterio, nos ha parecido oportuno referirnos a un drama que muchos prefieren no ver, afectados por la “globalización de la indiferencia” a la que se ha referido Francisco. A este testimonio bien podría sumarse el de los repetidos casos de cruenta persecución del que son objeto numerosos hermanos cristianos en el Medio Oriente. Como bien describió Samir Nassar, arzobispo maronita de Damasco: “Vivimos bajo bombardeos indiscriminados, una especie de ruleta rusa que siempre es impredecible. A los que murieron, los sobrevivientes les dicen: ‘Ya no tendrán que ver y vivir esta cruel tragedia sin fin. No van a ver a sus hijos, sus amigos y sus vecinos sufrir y morir en la violencia ciega y el asesinato fanático, sin poder salvarlos o ayudarlos y sin entender por qué’”. Entre el Mediterráneo y el Golfo Pérsico viven unos 200 millones de árabes, entre los cuales los cristianos son menos de 12 millones. Para el año 2020 es probable que sean sólo ocho millones. ¿Por qué? Porque están huyendo de todo Medio Oriente. En Turquía constituían una población de tres millones en 1900, y hoy en día sólo quedan algunos miles. En Siria sumaban un tercio de la población, y actualmente representan menos del 8%. Más del 70% de los cristianos iraquíes han dejado su país; sólo quedan allí unos 300 mil. En Palestina, antes de la creación del Estado de Israel, los cristianos representaban el 30% de la población; hoy no superan el 3%: en Belén, pasaron de representar el 85% del total al 12%, mientras que en Jerusalén el porcentaje bajó del 53% al 2%. DICIEMBRE 2015
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La guerra es cruel con todos. Decenas de miles de refugiados huyen sabiendo que no serán bienvenidos; perseguidos que tienen que renunciar a sus creencias y a su cultura para sobrevivir; extranjeros que en algunos lugares son ejecutados; familias divididas sin justificación. La humanidad avanza en el siglo XXI repitiendo sus peores pesadillas. Los medios internacionales divulgan historias e imágenes desesperantes, pero no son capaces de destruir el manto de indiferencia o impotencia que predomina. El exceso de información y la distancia geográfica contribuyen a encubrir los detalles, pero no es posible seguir siendo indiferentes. La mayor derrota de la Organización Ejército Islámico (EI o ISIS) podría ser que la humanidad entera se sintiera interpelada por estas masacres de nuestro tiempo. Algunos expertos piensan que lo que está ocurriendo en el mundo islámico puede compararse con la Guerra de los Treinta Años en Europa (1618-1648), que marcó el devenir de las grandes potencias de la época. No sólo por la utilización de mercenarios que arrasaron territorios enteros sino porque los conflictos continuaron mucho después de que se firmaran la Paz de Westfalia y la Paz de los Pirineos. También por la devastación de poblaciones enteras (la del Sacro Imperio Romano Germánico se vio reducida en el 30%). Los especialistas consideran que van a ser necesarios muchos mártires dentro del Islam que denuncien lo que sucede. Esas voces existen: hablan y cuestionan los atropellos, pero no están organizadas y EI los amenaza de muerte. Occidente debería estar más activo e involucrado. No hay tiempo que perder: los ex-
tremistas ya están en Europa. Para ellos existen la casa de paz y la casa de guerra; donde está el Islam es la de paz; donde aún no ha llegado, es la casa de guerra. Los recientes y atroces atentados en París son una prueba. Pero Italia, Bélgica, Alemania también están en problemas. En Medio Oriente, donde todas las esferas de la vida se piensan en términos religiosos, los moderados están muy solos. Las personas de fe, auténticos cristianos, musulmanes y judíos, deben ya no convivir con, sino sobrevivir a los atropellos de los extremistas. Incluso Líbano, que fue un ejemplo de convivencia interreligiosa durante décadas, hoy parece ser tierra fértil para el EI, sobre todo en las regiones fronterizas como Trípoli. Tiene una población de cerca de 4,5 millones de habitantes con 18 sectas religiosas reconocidas, de las cuales el 54% son musulmanes (27% sunita y 27% chiita), el 40,5% son cristianos, el 5,6% son drusos y el porcentaje restante está constituido por pequeños grupos de judíos, bahais y budistas. Esta tierra, que fue la cuna del cristianismo, se está vaciando de cristianos poco a poco. Tiene un millón y medio de sirios viviendo en su territorio y nadie sabe cuántos de ellos son realmente refugiados. En efecto, en Medio Oriente se está dando una masacre perpetrada por el EI. Cada cinco minutos un cristiano muere en la región. Y aunque no se extermine a todos los cristianos, al fragmentar al grupo y destrozar sus vínculos, la amenaza es global. Desde cada rincón del mundo debemos defender a los cristianos, porque significa defender la esencia de los valores occidentales: el respeto por los derechos humanos, la libertad y el pluralismo. 7
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INTERNACIONAL
París bien vale una misa Luis Mendiola
Luego de lo ocurrido, viene casi inevitablemente a la memoria la célebre boutade de Enrique IV al poner fin a la última de las nueve guerras civiles, religiosas, de la segunda mitad del siglo XVI en Francia. París, que es hoy una megalópolis de más de 11 millones de habitantes, no apenas una villa de sólo 100 mil, luce menor, comparado por ejemplo con la masacre de la noche de San Bartolomé (en agosto de 1572). Pasaron, por cierto no en vano, cuatro siglos y medio, pero este recuerdo se compadece con el de la Guerra de los Treinta años, que se está citando en otros artículos. Podemos agregar otras dos no menos célebres citas referidas a la guerra, a tono con estos tiempos: Si vis pacem para bellum (Si quieres la paz prepara la guerra) y Delenda est Carthago (Hay que destruir a Cartago), del romano Catón el anciano (segundo siglo antes de Cristo). Realmente estamos inundados, desbordados y atosigados de información, de análisis, parangones históricos y también de propuestas de toda índole: militares, estratégicas, ideológicas, políticas, culturales, económicas, no menos que de religiosas, de diálogo y pacificación, de 8
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paz y tolerancia. Ya casi no caben más elementos de juicio, aunque éstos sean, en realidad, claramente insuficientes. Toda la atención no prestada hasta ahora parece concentrarse en unos pocos días de ultra atención. En esto quizá haya algo de falsa conciencia, o de culpa disimulada. Las acusaciones cruzadas se disparan sin límite. Luce como una especie de mea culpa universal. La espectacularidad de lo sucedido dos veces este año en París (Charlie Hebdo y ahora, Bataclán) arrastra todo como un tsunami. Incluida la prudencia y el tino. Predominan fuertes y evidentes contradicciones, paradojalmente más entre los agredidos –los europeos, en particular– que entre los agresores. ¿Estamos, realmente, en o ante una guerra mundial? ¿Es imposible una solución a la tragedia que avanza irremisiblemente sobre las desgraciadas poblaciones medio orientales (musulmanes, judíos, cristianos)? ¿Son impotentes las grandes potencias mundiales? ¿Sabemos qué es lo que sucede? Cabe recordar que las realidades complejas –muy complejas– no son reducibles o simplificables. Son lo que son: complejas, y duras. También parece que si el ataque es
en París o en cualquier otro lugar de Europa, entre los varios candidatos a padecerlos (Roma, Bruselas) se justifica una declaración de guerra del agredido al agresor, aunque este último no esté perfectamente identificado todavía. Si lo mismo sucede en otro lado –y hay muchos lugares, en Medio Oriente y en África donde ya han sucedido, desde hace mucho tiempo– tal declaración de guerra pasa a ser, por lo menos, discutible. De hecho, no ocurrió, tan clara y firme como se la escucho del presidente Holland. La certeza desaparece. Hasta se pretende que pueden convivir, aunque sea mal, agresor y agredido, sin respuesta de éste. En suma: en otros lugares se toleran algo más que si sucede en París. ¿Es eso posible? Existe una inclinación general a pensar que se está ante una coyuntura histórica especial. Comenzó a pergeñarse un amplio acuerdo al que podrían sumarse no sólo varios países europeos –Francia, Bélgica, Gran Bretaña, Italia– sino también los Estados Unidos, Rusia, Turquía, Irán y hasta China, hasta ahora renuente a involucrarse en affaires que le resultan extraños. Hubieron ya reuniones internacionales en Viena, en Estambul (el G-20) y en REVISTA CRITERIO N° 2421
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otras capitales. Una coincidencia generalizada prevalece: Delenda est ISIS, parafraseando al ya citado romano Catón. Podríamos preguntarnos: ¿Dónde quedó la teoría de la guerra justa? (por lo menos, entre los cristianos). No se la cita, no se la recuerda siquiera, nadie la menciona. ¿Dejó de existir, en cuanto tal? ¿Es inaplicable? ¿Ha sido superada por otras doctrinas (el derecho internacional)? No parece ser una pregunta banal. Hay además otra cuestión ya planteada. Las sociedades occidentales enfrentan un duro dilema: mantener intactos todos los principios y valores sobre las que se fundan, o adecuarlos a la situación de crisis. Lo que implica, en realidad, suspender el ejercicio de algunos de esos principios y valores. Pero, ¿es eso posible, sin abandonarlos? Esta no es una cuestión menor. La indiferencia, la procrastinación, el forcejeo del cálculo político va perdiendo día a día legitimidad. Pero un “gran salto adelante” ofrece el vértigo de aventuras bélicas sumamente riesgosas cuyos resultados positivos no están para nada asegurados. La historia reciente –durante los años transcurridos desde el inicio de este siglo– son el ejemplo fresco y evidente.
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No obstante, pamás insustentarece obvio cada ble, hasta falsa. vez para más deUna excusa más ¿Dónde quedó la teoría cisores que el ISIS entre tantas otras. de la “guerra justa”? puede y debe ser L o s i nd i v iduo s (por lo menos, entre los derrotado. E inque se lanzan en cristianos). No se la cita, ataques suicidas, cluso se ha vuelto a usar un término no se la recuerda siquiera, que practican y muy contundenexhiben ejecucionadie la menciona. te: aniquilado. No nes inhumanas y sólo por tratarse monstruosas conde un grave petra sus víctimas, ligro para los países que lo pade- que dicen querer constituir un cen, en Europa y en América del califato, lucen ya como muy poco, Norte (también en África y Asia), casi nada, islámicos. La mayoría sino porque no reaccionar ante tal de los que forman parte del EI no impertinencia hacia las potencias son practicantes, en especial, los centrales podría inclinar a muchos que provienen de países europeos. otros a una aventura que podría- Más allá de las tardías condenas, mos llamar nihilista. En la política de los propios islámicos, que están internacional contemporánea, o la cayendo sobre ellos, el EI no es un de cualquier otra época, la debili- ideal para el islamismo. Históricadad exhibida de los fuertes se paga mente nunca lo fue. luego muy cara. Está en la natura- Conviene recordar que el nihilismo leza de las cosas. tuvo un lugar destacado en la histoQuizá sea ya hora de preguntarse si ria del siglo XX. Sería trágico que este fenómeno del ISIS (ó EI, como lo siga teniendo también durante el se lo denomina en castellano) es siglo XXI. El desafío para la comumás una expresión de nihilismo nidad internacional es mayúsculo y que otra cosa. No se trata aquí de debe ser enfrentado. Pero habrá que defender al Islam de las acusa- prepararse para un tiempo prolonciones que se le propinan. Pero la gado, medido en años, aunque la identificación del EI con una ver- paciencia y persistencia no parecen sión pretendidamente fundamen- ser, precisamente, una virtud típica talista del Islam suena cada vez de estos tiempos.
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DEBATES
Licenciada en Sociología por la Universidad de París VIII y doctora en Ciencias Sociales por la UBA, donde dicta Teoría Política, e investigadora del Conicet.
Claudia Hilb
Una escena para pensar la reconciliación En referencia a los años ’70, la reconocida socióloga entiende que hablar de reconciliación supone el reconocimiento en voz alta de las acciones propias de todos los actores, contribuyendo a restituir la verdad y asumiendo con honestidad actos del pasado que hoy producen arrepentimiento.
La revista Criterio ha tenido la generosidad de solicitarme una nota prosiguiendo el debate propuesto en sus páginas en el número de octubre 2015, que gira alrededor del pasado reciente, y de la posibilidad de diálogo, y también de verdad, de reconciliación y de perdón. Imagino que su solicitud puede no 10
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ser ajena al hecho de que, hace ya unos años, yo escribiera –con afán de provocar el pensamiento sobre todo en quienes, como yo, se situaban incondicionalmente en oposición a la brutal Dictadura militar 1976/1983– que el tabú que entre nosotros rodeaba a los términos de arrepentimiento, reconciliación
o perdón en la reflexión sobre el modo de lidiar con aquel pasado traumático posiblemente ocultara, bajo argumentos atendibles, razones menos defendibles y que hacían a la renuencia a conmover antiguas certezas respecto de lo bien fundado de nuestras propias acciones y convicciones de entonces. REVISTA CRITERIO N° 2421
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Las formas que tomó el Terror estatal bajo la Dictadura militar supone un quiebre moral, civilizatorio, incluso para los cánones de una época signada por la violencia política.
En esta ocasión, no puedo dejar de proponer una reflexión similar, pero de sentido invertido: ¿qué podemos escuchar en el llamado a la reconciliación, al diálogo, al perdón, por parte de quienes no se sitúan ni en el campo de los opositores a la Dictadura, ni en el campo de sus víctimas, que reclaman equidistancia frente a unos y otros cuando no se ubican más claramente en el campo de quienes apoyaron o sirvieron a aquel régimen? ¿Qué supuestos podemos develar, en ese llamado? Para introducir esas preguntas querría proponer, previamente, una descripción cruda de la situación sobre la que se llama a dialogar, tal como yo la comprendo: no concuerdo ni con que haya habido dos demonios, ni con que haya habido múltiples demonios, ni tampoco con que el demonio haya sido uno solo, a saber la violencia. Entiendo que el terror impuesto desde el Estado por las Fuerzas Armadas el 24 de marzo de 1976 es inconmensurable con cualquiera de esas descripciones. Antes de marzo del ‘76 hubo, ciertamente, actores violentos, que soñaban con imponer su idea del orden adecuado del mundo por la violencia; hubo, ciertamente, acciones que hoy me resultan atroces e injustificables, tanto desde las fuerzas insurreccionales como desde las estatales y paraestatales. Todo ello puede ayudar a comprender el advenimiento del Terror estatal, pero ese terror no es su simple consecuencia ni continuación. La instalación de centenares de campos de concentración clandestinos y la reducción de sus prisioneros a la inhumanidad, la sistematización de la tortura –y por si fuera necesario, agrego: incluso sobre mujeres embarazadas–, las desapariciones (que su número sea de diez mil, veinte mil o treinta mil, no cambia en nada la DICIEMBRE 2015
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magnitud del horror), el arrojar personas vivas al mar desde aviones, la apropiación de niños nacidos en cautiverio, las violaciones, nada de ello puede explicarse por lo anterior, e insisto, no guarda ninguna proporción argumentable ni con la violencia ejercida por las organizaciones guerrilleras, ni con el caos político del año 1975, ni tampoco con el sentimiento de vulnerabilidad que sin duda percibían los integrantes de las Fuerzas Armadas y de seguridad cuando accedieron al poder en 1976. Todo lo anterior está suficientemente probado y documentado, y considero que es tan innecesario abrir un debate al respecto como abrir un debate respecto de si existieron hornos crematorios en Auschwitz. Creo que es necesario advertir que las formas que tomó el Terror estatal bajo la Dictadura militar 1976-83 supone un quiebre moral, civilizatorio, incluso para los cánones de una época signada por la violencia política como lo fue la primera mitad de los años setenta en la Argentina.
El reconocimiento de esta situación es, a mis ojos, un punto de partida de acuerdo sin el cual ningún diálogo verdadero resulta posible. Porque sin ello, simplemente estaremos proponiendo un escenario de simetría allí donde no la hubo. Y si decimos que no hubo simetría no es porque queramos defender la idea de que los valores de unos fueran preferibles a los de otros, ni que la violencia de unos fuera más justificable que la de otros o que las víctimas de un campo merecieran mayor reconocimiento o mayor justicia que las del otro. Decimos que no hubo simetría porque reducir aquello que sucedió a una escena de guerra o de violencia generalizada –que podríamos no obstante admitir que también la hubo, como lo
proponen muchas de las escenas de reconciliación–, supone negar que el pasado con el que debemos reconciliarnos no es tanto, o no es sólo, aquel que puede describirse bajo aquella imagen, sino que es sobre todo aquel que se escribió bajo la forma de un régimen de Terror organizado que no admite simetría alguna. Quien lea el prólogo del Arzobispo Desmond Tutu al informe de la Comisión de Verdad y Reconciliación en Sudáfrica no puede sino quedar maravillado por la delicadeza con la que dicho texto establece, a la vez, culpabilidades repartidas entre los actores estatales o paraestatales del sistema de apartheid por un lado y los actores anti-apartheid por el otro, mientras afirma al mismo tiempo con prístina claridad que ello no establece, no obstante, una situación simétrica: el apartheid, escribe Tutu, es un crimen contra la humanidad. Si, como creo, podemos extraer más de una lección de ese proceso memorable, aquella no es una lección menor: que determinemos responsabilidades en los distintos actores no equivale a establecer una simetría. Hubo, en la Argentina, el ejercicio irresponsable y criminal de la violencia política; hubo en la Argentina el desafío a la ley. Y hubo, en la Argentina, el despliegue del Terror criminal desde el Estado que constituye, en la institución de un sistema estatalmente organizado de desaparición, de deshumanización y de tortura, un crimen contra la humanidad. ¿Cómo, entonces, establecer un diálogo, cómo propender a un escenario de reconciliación y de perdón? Para que ello sea posible, entiendo que debemos acordar, como en Sudáfrica lo promovió aquel texto inaugural, cuál es el pasado que convoca a ese eventual encuentro. Ello supone, a mi modo de ver, en primer lugar, que quienes tomaron parte en la acción de las Fuerzas Armadas y de seguridad, o quienes la apoyaron 11
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–más allá de su participación personal en la tortura, la desaparición o el asesinato, y más allá también de su eventual convicción de lo bien fundado de poner fin al accionar de la guerrilla– estén dispuestos a dejar de escudarse en el discurso de una guerra de simetrías, para mirar hacia adentro de ellos mismos, de sus acciones y las de quienes los rodeaban, para enunciar en voz alta, tal vez por primera vez, su saber acerca de la criminalidad y la brutalidad, sin precedentes ni simetrías, del régimen al que sirvieron. Se trata en efecto, según creo, de enunciar en voz alta. Porque la pregunta sin cuya respuesta considero imposible que pueda establecerse escena de reconciliación alguna, es la de saber por qué, si existen y existieron, entre los antiguos participantes de las fuerzas insurreccionales o entre sus simpatizantes de entonces, numerosas voces que se alzaron para poner en cuestión su propias creencias, su propio pasado, ¿por qué entonces existieron tan escasos testimonios de actores del Terror estatal, que hayan relatado, en primera persona, aquello que hicieron o presenciaron? ¿Por qué no ha habido, por parte de integrantes de las Fuerzas armadas de entonces o de quienes los apoyaron, ninguna iniciativa para intentar reconstituir la verdad, ofreciendo datos fehacientes para el conocimiento del destino de los secuestrados, para la aparición de sus cuerpos, para la restitución de los niños? ¿Por qué esos actores prefirieron callar, antes que contribuir a la verdad, al reconocimiento del horror del que, más voluntariamente o menos, fueron partícipes?
en su relato. Pero ¿hablarían acaso si tuvieran la certeza de que ello no complicaría, o incluso favorecería, su situación procesal? Porque es cierto también que fueron muy pocos, poquísimos, quienes hablaron cuando se creía definitivamente cerrada la posibilidad de su punición. Y que no hablan tampoco quienes, hoy condenados, parecerían no perder nada si lo hicieran. Es posible que no sea sencillo admitir, en voz alta, que se ha cometido un Mal inconfesable. Pero si a fin de cuentas el motivo de su silencio no obedeciera ni al deseo de ocultarse a ellos mismos el grado de barbarie al que accedieron, ni tampoco a cuestiones procesales, sino a que antepondrían el espíritu de cuerpo de la institución a la que sirvieron; si valoraran más su lealtad a quienes ordenaron acciones criminales sin precedentes, que la contribución de su palabra a la verdad y la reconciliación, entonces, sobre ese silencio sin arrepentimiento, no creo posible construir escena alguna de perdón y reconciliación. Como señalé al comienzo: así como creo necesario interrogar las razones esgrimidas por quienes, desde el campo de la oposición frontal a la dictadura, niegan la posibilidad de admitir los términos de perdón y reconciliación, creo necesario interrogar también las de quienes, desde el campo de sus servidores de entonces, hoy claman por una reconciliación.
Tal como puedo imaginarla, una escena de reconciliación no supone el abrazo de la víctima y el victimario, ni el viril sacudón de manos de antiguos enemigos. Supone el reconocimiento en voz alta, por parte de los distintos actores, de sus acciones; supone contribuir a restituir la verdad, allí donde su ausencia prolonga las consecuencias de esas acciones hasta el presente; supone la honestidad de asumir, en primera persona, actos de los que uno hoy se avergüenza. Por fin, es lícito preguntar, ¿se puede, se debe, perdonar todo, incluso lo peor? Reconciliarse, ¿significa acaso perdonar? Pensando desde fuera del campo jurídico y del campo religioso, que escapan a mi competencia, me arriesgo a avanzar: es posible que haya hechos que no puedan ni deban perdonarse; pero tal vez sea posible perdonar a quienes, habiéndolos cometido, querrían contribuir a deshacerlos si pudieran. Así, tal vez se pueda perdonar a quien, arrepintiéndose, intenta poner fin a las consecuencias de lo hecho, y que, en ese arrepentimiento, ya no es más aquel que fue entonces. De ese modo, con quienes ya no son quienes fueron, o entre quienes ya no somos quienes fuimos, tal vez sea posible comenzar a utilizar la palabra reconciliación; reconciliarse sería, así, sobre la asunción de esa ruptura radical con el pasado, ser capaces de erigir una escena común del Nunca más.
Es cierto, y lo he escrito en otros lados: hoy, tal como se ha desplegado, la escena de los juicios de lesa humanidad no parece facilitar esta posibilidad, ya que supone la complicación de la situación procesal para quien hable, o para aquellos involucrados 12
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Historiador. Profesor en la Universidad de San Andrés
Luis Alberto Romero
Los juicios de “lesa humanidad”: un desafío para la justicia El autor reclama imparcialidad en los juicios abiertos sobre el terrorismo de Estado y abandonar la lógica de la venganza por encima de la ley.
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Entre los muchos problemas que le esperan al nuevo gobierno hay uno que es a la vez urgente y profundo: los juicios de lesa humanidad, que se vienen realizando desde 2005. Diez años después, de los 2200 imputados, sólo 700 recibieron sentencia, en un 90% de los casos condenatoria. Los juicios no tienen perspectiva de terminar, y la lista de imputados sigue abierta. La mayoría están detenidos, y más de 300 ya han muerto en las cárceles, sin recibir el beneficio de la prisión domiciliaria, concedida por ejemplo a Arquímedes Puccio. La persecución a los imputados y su discriminación –tan lejos de cualquier principio de los derechos humanos– llega al extremo de que no se les permite ser atendidos en el Hospital Militar o el Hospital Naval. Por otro lado, muchos testimonios indican que estos juicios distan de ser impecables, como sí lo fueron los juicios a las Juntas de 1985. Aunque pocos se atreven a expresar públicamente una opinión contraria a la corrección política dominante en los últimos años, las hay en ese sentido a partir de testimonios de peritos y funcionarios intervinientes, así como de familiares, referidas tanto al juicio como a las condiciones de detención. También están, para ser examinados, los expedientes, con sus sentencias.
No estoy opinando acerca de la cul- Pese al momento, quizá proclive al pabilidad de los imputados y de las jacobinismo, los procedimientos jupenas que merecerían, ni de otro diciales se respetaron a rajatabla. No tema igualmente importante: qué hubo “tribunales especiales”; la fiscaaportaron estos juicios acerca del lía seleccionó, de entre todas las dedestino de los desaparecidos. Aquí nuncias, un número reducido de came ocupo sólo de la justicia y de los sos adecuadamente probados; cada derechos humanos, las dos bases parte fue escuchada; el fallo desechó del sistema democrático institucio- muchos de los casos presentados, sonal construido en 1983. Un balance pesó las pruebas, y aplicó condenas global indica que estamos ante una diferentes para cada acusado. Los flagrante violación fundamentos fuede los derechos huron enjundiosos. manos y ante un El fallo castigó a La persecución a los ejercicio del poder los principales resimputados y su estatal de punición ponsables del tediscriminación llega al muy alejado del esrrorismo de Estaextremo de que no se les do, demostró que tado de derecho. permite ser atendidos en la justicia podía El punto de referencia sólido son los acabar con la imel Hospital Militar o el juicios a las Juntas punidad y reveló Hospital Naval. de 1985. Raúl Allos horrores a los fonsín se comproque una sociedad metió a juzgar y se expone cuando castigar, en el marco estricto de una abandona el camino de la ley y la justicia independiente, a los prin- justicia. Pero además, mostró de macipales responsables del terrorismo nera concreta qué cosa es el gobierno clandestino de Estado y de las organi- de la ley, pilar sobre el que debía suszaciones armadas. Con ello afirmó la tentarse la nueva democracia. legitimidad y potencia de la justicia, Llegar a este final fue una verdadera piedra angular del estado de derecho, hazaña, pues las resistencias fueron e instrumentó una solución posible, muchas, desde la intención del canejemplar, rápida y definitiva para un didato justicialista de aceptar la auconflicto cuya perduración afectaría toamnistía militar a la intransigencia la construcción de la democracia. de las principales organizaciones de
ESTUDIO JURÍDICO QUINODOZ FUNDADO EN 1946 • Roberto Ramón Quinodoz + • Roberto Carlos Quinodoz • Esteban Pablo Quinodoz • Ángel Daniel Eugenio Quinodoz • Sebastián Marcos • Fernando Andrés Quinodoz • María Evangelina Quinodoz • María Silvina Quinodoz Abogados Escribana San Martín 228 (E3100AAS) Paraná - Entre Ríos Tel./Fax: (0343) 4232223 / 4314661 / 4313118 E-mail: estudioquinodoz@arnetbiz.com.ar / quinodoz@arnet.com.ar / escribaniaquinodoz@arnet.com.ar / www.estudioquinodoz.com.ar
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Claudio J. Horst Speyer clspeyer@chbsym.com.ar Avda. Paseo Colón 221 - 8º piso (C1063ACC) - Ciudad A. de Buenos Aires Telfax: (54 11) 5238 5567 (54 11) 5218 0044
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derechos humanos, que finalmente no integraron la Conadep. Los militares no aceptaron juzgar a sus camaradas, y en 1987 se negaron a que oficiales en actividad fueran citados a juicio. El levantamiento de Semana Santa reveló la impotencia de un poder civil todavía no consolidado; su consecuencia fueron las leyes de Punto Final y de Obediencia Debida, juzgadas por la opinión pública, no sin algo de razón, como un fracaso del gobierno civil. En la memoria social, la ley de Obediencia Debida es considerada más relevante que el Juicio a las Juntas. Cuando se reabrieron los juicios, en 2005, la idea de justicia había sido desplazada por la de retaliación o revancha. La acompañó otra: exhibir la capacidad del poder político para ponerse por encima de las leyes que lo regulan, o dicho de otro modo, su capacidad para la arbitrariedad. El deslizamiento de la justicia a la venganza resultó de la gradual confluencia de dos grupos: el sector más intransigente de los militantes de derechos humanos y aquellos que retomaron, al menos simbólicamente, la tradición ideológica y política de los años setenta. Las “víctimas inocentes” del terrorismo de Estado fueron reivindicadas como militantes heroicos, y sus herederos cambiaron la
defensa de los derechos humanos, la ley y la vida por el reclamo de la justicia del Talión. Néstor Kirchner percibió el potencial político de este sector crecientemente faccioso, capitalizó la idea de la venganza justiciera y la integró a su proyecto de construcción de poder. Manipuló ideas imprecisas y sentimientos difusos, se apropió de objetivos, discursos y símbolos y hasta encontró la retribución adecuada –simbólica y material– para que las organizaciones emblemáticas se le sumaran. La llamada política de derechos humanos sirvió para entusiasmar a los partidarios, disciplinar a los indecisos y atemorizar a la opinión independiente. En muchos de estos juicios la justicia está hoy lejos de la imparcialidad e ignora el principio de igualdad ante la ley, como en el caso del general Milani. La condena parece decidida a priori, y cada uno cumple su papel siguiendo un guión: abogados que orientan a los testigos, fiscales “militantes”, defensores presionados y jueces que se dividen entre militantes y timoratos. Lo más débil son las sentencias. A menudo, la única prueba es el recuerdo de un testigo; alguien que, casi cuarenta años después, afirma haber visto al acusado en el lugar en
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donde era torturado. Con ese testimonio único y endeble se ha condenado a muchos, considerados “partícipes necesarios”, sin necesidad de probar qué es lo que hicieron. Se parte de la presunción de culpabilidad y se le pide al acusado que demuestre su inocencia; así se invierte la carga de la prueba, eliminando una de las garantías básicas del debido proceso. Seguramente no todos los casos han sido así. Pero sólo con algunos basta para alarmarse y reclamar que el tema se incluya en la agenda pública. Por otro lado, en estos juicios hubo una singular teatralización de la justicia. La majestad de la ley dejó su lugar a la exhibición de la discrecionalidad e impunidad de un poder político capaz de controlar cada paso del proceso, y rodearlos de una especie de festival de la venganza, en el que tribunas vociferantes presionan a los testigos y a los jueces, y “escrachan” a los acusados y sus defensores. La teatralización remite al clima faccioso generalizado, a la decisión política de llevar el enfrentamiento al límite, y a la explotación del deseo primario de tomar revancha sobre los antiguos victimarios. Pero hay algo más. La impunidad y la arbitrariedad son dos de los nombres del poder. Hacer gala de ellas es un eficaz disuasivo y un instrumento
ÁNGEL I. GONZÁLEZ DEL CERRO JORGE E. IVANCICH ÁNGEL I. GONZÁLEZ DEL CERRO (h.) GONZALO P. SIFONE
Abogados Rioja 2307 1°B – 2000 – Rosario Tel.: (0341)4215850 Tel./Fax: (0341) 4213387
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disciplinador. Se trató de mostrar y escenificar cuánto valor asigna a la justicia y a las instituciones el gobierno kirchnerista, convencido de que el pueblo con su voto le había confiado la suma del poder. Probablemente allí resida la lógica profunda del gobierno que ahora termina. En un prolijo informe sobre el estado de los juicios, la Procuraduría General señala que 227 imputados murieron en prisión “con el sello de la impunidad”, casi como si se hubieran escapado. La frase expresa el sentido profundo de estos juicios: los imputados son culpables, deben pagar aún antes de ser condenados, y la punición debe estar por encima de las garantías asentadas en la Constitución, los códigos y la práctica judicial. Todo tiene un amargo regusto a venganza. El justo castigo es un principio fundamental. Pero no puede ser el único. Para que los horribles sucesos no sucedan nunca más, no basta con castigar a los culpables; también hay que crear las condiciones para que los crímenes abominables no se repitan. Esto sólo es posible cuando hay una sólida convicción ciudadana sobre la imparcialidad de la justicia y el gobierno de la ley. Una condena es legítima cuando hay pruebas fehacientes, más allá de toda duda
razonable. La eventual impunidad ticia. No se puede construir el esde algunos, cuya culpa no pudo ser tado de derecho sobre la injusticia probada, es un precio a pagar para ni sobre la duda. Son muchos los sostener los principios de la justi- que objetan las sentencias. Debecia. Hacia allí apuntaron los juicios rían ser revisadas, separando las de 1985, que acompañaron la cons- correctas de aquellas jurídicamentrucción de una democracia institu- te insostenibles, y sería bueno concional. ¿Cuánto queda hoy de aquel vocar a juristas internacionales, de proyecto de 1983? probada capacidad y ajenos al jueEl nuevo gobierno hereda el pro- go político local, que ha enturbiablema, que tiene distintos aspectos. do las causas. Hay uno urgente: la situación de los Lo último, y lo más difícil: hay que imputados y condenados ancianos, iniciar un debate amplio que –soprivados de su derecho a la deten- bre la base de la justicia– ayude a ción domiciliaria, a un tratamiento encontrar el camino para que una médico adecuado y a un digno final sociedad dividida por el pasado de su vida. Ni los imputados ni los cierre ese capítulo. El debate está condenados pueden seguir murien- hoy obturado por el clima faccioso do en las cárceles. característico del ciclo que ahora Los juicios abiertos tampoco pueden acaba. Es la hora de que se expresen durar eternamente. Hay que acelerar las voces que permitan discutir este su tramitación, hay que cerrar la lista problema en términos diferentes a de imputados –una sociedad no pue- los actuales. de vivir con esa espada de Damocles, Para que los horribles administrada hasta sucesos no sucedan nunca ahora por personas más, no basta con de dudosa integricastigar a los culpables; dad– y sobre todo, también hay que crear las hay que poner alcondiciones para que g u n a fe c h a p a r a que los juicios estén los crímenes abominables terminados. no se repitan. Ta mbién e s t á e l problema de la jus-
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OPINIÓN
Pedro von Eyken
Un descargo diferido El viernes 13 de noviembre publiqué, en el portal de avisos de la Cancillería Argentina, una carta abierta dirigida a la Secretaria de Coordinación y Cooperación Internacional de esa cartera, licenciada Verónica Ferraris. Con ese texto, cuya difusión pública no busqué, puedo haber perdido algo que, como diplomático profesional, no debí perder: la paciencia. Pero no me arrepiento. Mi carta abierta resumía en exceso cuatro años de destrato y ninguneo a la mayoría de los funcionarios del Servicio Exterior de la Nación y un claro amiguismo.
del 10 de diciembre próximo. En muy parados y capaces que sean los resresumidas cuentas, los diplomáticos ponsables de think tanks y los asesores de dirigentes políticos. Si bien la deseamos lo siguiente: política exterior tiene mucho de co1. Volver al Instituto Exterior de la nocimiento académico, aporta más Nación (ISEN) que formaba diplo- la dilatada experiencia en las relaciomáticos que juraban lealtad a la Na- nes internacionales reales. ción y a su Constitución, ingresaban por concursos exigentes y transpa- La juventud puede esperar su morentes y recibían instrucción de ex- mento. Un cuadro de cualquier celencia, sin ideologías en cada uno agrupación política, de entre 30 a 35 años, no puede saber más que alde esos pasos. guien que tiene esos mismos años en 2. Regresar a una carrera no ideoló- la carrera diplomática. No se puede gica al servicio del país, más o me- archivar a los más antiguos sólo por nos especializada. Así como para los ser antiguos o por no coincidir con Ministros del Estado no da lo mismo ideas políticas del momento, sobre una persona que otra, en el Servicio todo porque los diplomáticos profeExterior hay gente con sólida forma- sionales no estamos formados para ción técnica y mucha experiencia. Eso seguir una sola agenda. no se puede tirar al cesto de la basura. Precisamente cuando termino de es3. Conocer decorosamente idiomas, cribir estas líneas se acaba de anunciar al menos el inglés, para actuar en la el nombre de la futura Ministra de diplomacia bilateral y en la multi- Relaciones Exteriores y Culto, Susana lateral. Hoy en día no se puede ser Malcorra, una experta de dilatada traRepresentante Permanente ante las yectoria en las Naciones Unidas. Por Naciones Unidas sin saber inglés, del buena parte de lo que dije, estoy segumismo modo que no se debería en- ro de que me entendería. cabezar una embajada sin ese requisito, aún en un país de habla hispana, obviando que la comunicación con la mayoría de los colegas extranjeros 1. En una carta abierta a sus colegas, un se conduce en ese idioma. diplomático contó la situación de la Cancillería.
La difusión pública, fuera del ámbito de la Cancillería, a través de la página digital del diario Clarín, ocurrió seis días después.1 Evidentemente, si ya es difícil mantener secretos en ese Ministerio, es más difícil cuando algo se difunde, aunque sea intramuros e interesa a la opinión pública, como efectivamente sucedió, vistos los numerosos comentarios a la nota en la edición digital. Me llamaron de Clarín para ampliar el tema pero no quise atender; no quería hacer olas. Pero ya que se ha hecho público lo sucedido, agradezco a la revista Criterio este espacio para completar ideas, aunque la carta, de por sí, contenía varias. Habría mucho para decir pero sería más de lo mismo. Por eso, elijo ampliar aquí de manera propositiva y 4. Reconocer el valor de la experiencon vistas al futuro que se inicia con cia para asesorar en la formulación el nuevo Gobierno nacional, a partir de la política exterior, por más preDICIEMBRE 2015
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Clarín Digital, 19 de noviembre de 2015. En: http://www.clarin.com/politica/CancilleriaCristina_Kirchner-Timerman-diplomaticosPedro_Von_Eyken_0_1470453205.html
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IGLESIA
Gustavo Irrazábal
¿Avanzamos o retrocedimos? A propósito del documento del Sínodo sobre la familia y la comunión de los divorciados vueltos a casar.
Para entender adecuadamente la cuestión de los divorciados y vueltos a casar (DVC) en la Iglesia, y no dejarse confundir por la retórica de diferentes sectores en pugna, es muy importante apreciar cuánto se avanzó hasta hoy en la materia. En el Código de Derecho Canónico de 1917, a los fieles católicos que habían pedido el divorcio y contraído nuevas nupcias no sólo se los excluía de los sacramentos de la penitencia y la comunión sino que se los consideraba “públicamente infames”. Juan Pablo II, en su exhortación apostólica sobre la familia (Familiaris consortio, 1981), muestra un importante cambio no sólo en el tono sino también, a mi juicio, en la visión. En efecto, en este documento la situación de los DVC es incluida en el elenco de las llamadas “situaciones irregulares”. Es importante advertir que no se habla por ningún lado de “situación de pecado” sino simplemente de “irregularidad”. ¿Por qué? ¿Por una simple cuestión de amabi18
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lidad, a los efectos de no ofender? Así parecen entenderlo la mayoría de los intérpretes, para quienes los DVC entran dentro del canon 915 del nuevo Código de Derecho Canónico de 1983, que se refiere a quienes “perseveran obstinadamente en un pecado grave manifiesto” y a causa de ello no pueden ser admitidos a la sagrada comunión. Sin embargo, y más allá incluso de lo que Juan Pablo II de hecho se hubiera propuesto, el acierto de aquella terminología era innegable: al hablar de situaciones “irregulares” se enmarcan las situaciones aludidas –entre ellas, las de los DVC− en una categoría externa de carácter jurídico-canónico, lo cual permite distinguir y dejar a salvo la cuestión teológica de la situación de las personas involucradas ante Dios. En una palabra: una “situación irregular” no sería necesariamente una “situación de pecado”. Si los DVC no pueden comulgar no es porque estén en pecado grave necesariamente,
sino porque “su estado y situación de vida contradicen objetivamente la unión de amor entre Cristo y la Iglesia, significada y actualizada en la Eucaristía”. La “contradicción” reside ante todo en la irregularidad objetiva, no en el pecado (aunque de hecho pueda haberlo con frecuencia en los casos concretos). Esta no identificación de ambos conceptos es lo único que puede dar sentido a la exhortación que Familiaris consortio dirige a los pastores a “discernir bien las situaciones”, dado que –sigue diciendo− “hay diferencia entre los que sinceramente se han esforzado por salvar el primer matrimonio y han sido abandonados del todo injustamente, y los que por culpa grave han destruido un matrimonio canónicamente válido. Finalmente están los que han contraído una segunda unión en vista a la educación de los hijos, y a veces están subjetivamente seguros en conciencia de que el precedente matrimonio, irreparablemente destruido, no REVISTA CRITERIO N° 2421
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había sido nunca válido”. religiosa del matrimonio no era obliSi todos los casos de DVC fueran gatoria en el primer milenio, y que “situaciones de pecado” (grave y, la “forma canónica” actual se remonen principio, mortal), ¿qué sentido ta al Concilio de Trento, en el siglo tendría el llamado al “discernimien- XVI). to”? ¿Para decidir a qué círculo del Ésta es la clarificación que debería infierno están condenados? ¿Y por explorarse y que podría derivar de qué entonces el documento del Sí- un modo coherente en la eventual nodo no llama a estas personas en- admisión de DVC a la comunión carecidamente a abandonar sin de- a través de algún tipo de procedimora su nueva unión, que pone en miento eclesial. El Sínodo ordinario peligro de tal manera su salvación sobre la Familia, sin embargo, optó eterna? ¿Por qué simplemente los por otro camino. El de abandonar la invita a participar en la vida de la terminología de “situaciones irreguIglesia para “implorar de este modo, lares” para adoptar otra, más “sendía a día, la gracia de Dios”? ¿Y por sible” (y confusa) de “situaciones qué se pide a la Iglesia que “los sos- complejas”. Detrás de esta expretenga en la fe y en la esperanza”, si se sión amable se esconde una concetrata de personas que han perdido sión a la interpretación más dura: el estado de gracia ¿implícitamente y debido a ello se se consideraría Si los divorciados y supone que carecen que la situación propiamente de ta“compleja” es una vueltos a casar no les virtudes? ¿Es esa situación de pecapueden comulgar no es la manera pertinendo grave? La escaporque estén en pecado patoria se busca te de dirigirse a pergrave necesariamente, sonas que “persevepor otro lado: en sino porque “su ran obstinadamente la consideración en un pecado grave de las circunstanestado y situación manifiesto”? cias por las cuales de vida contradicen El único modo de objetivamente la unión “la imputabilidad superar este cúmuy la responsabilide amor entre Cristo y lo insostenible de dad de una acción la Iglesia, significada incongruencias es puede ser disy actualizada en la reconocer que una minuida o anusituación irregular lada”. Afirma a Eucaristía”. no es necesariamencontinuación: “El te una situación de juicio sobre una pecado, y que hay situación objetipersonas que siendo DVC están en va no debe llevar a un juicio sobre gracia de Dios. A menos, por su- la imputabilidad subjetiva”. En una puesto, que uno se olvide que el de- palabra, los DVC están en pecarecho canónico no es lo mismo que do grave, pero pueden ser incluso la ley divina, y que infinidad de ma- “inimputables” (!). trimonios que fueron considerados Ilustremos la cuestión con un caso. válidos en una época por el derecho Yo conocí una joven que al año de de la Iglesia, fueron considerados casada y estando embarazada fue inválidos en otra por razones estric- abandonada por el marido. Años tamente prudenciales (empezando más tarde se casó nuevamente y por el hecho de que la celebración hoy vive feliz con su pareja y sus DICIEMBRE 2015
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hijos. ¿Es posible afirmar que la voluntad de Dios para esta joven era necesariamente que viviera sola el resto de su vida y que su hijo creciera sin un padre? Quien sostuviera esto último, ¿podría seguir hablando en algún sentido inteligible de la misericordia de Dios? Fundado en Familiaris consortio yo podría decirle hoy: “debido a tu situación irregular no podés ser admitida a la comunión, pero ello no prejuzga de tu santidad personal, que puede ser mayor que la de aquellos que comulgan”. Probablemente no aceptaría este argumento, ciertamente débil, pero se sentiría respetada en su opción de vida. En cambio, en base al texto del Sínodo, y pese a su “misericordia”, tendría que decirle: “Has rechazado la voluntad de Dios, has rehuido a tu cruz. Deberías haberte quedado sola para siempre, y asumido en soledad la educación de tu hijo. Tu nueva familia no corresponde al plan de Dios. Pero Dios es misericordioso, y sabe que sos débil e inimputable, así que si querés podés comulgar”. ¿Es ésta la postura misericordiosa? ¿Estamos avanzando o retrocediendo? Se podrá alegar que los redactores de la relación final han cedido a algunos reclamos de los sectores más duros para inducirlos a aprobar el texto, y han buscado una compensación por la vía de la responsabilidad subjetiva que dejara abierto el camino al papa Francisco para decidir la admisión de los DVC a la comunión bajo ciertas condiciones. Puede ser. Pero si éste va a ser el camino para lograrlo, prefiero la doctrina anterior. Yo también estoy a favor de una solución, pero pienso que la misericordia debe ser promovida por caminos transparentes. De estrategias fundadas en cálculos, ambigüedad y confusión puedo decir sólo una cosa: no me gustan. 19
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ENTREVISTA
José María Poirier
El pensamiento de un historiador viajero A su paso por Buenos Aires, la intelectual francesa Luce Girad, la mayor especialista en la obra de Michel de Certeau, en ocasión de presentar el libro El Extranjero o la unión en la diferencia en Buenos Aires, conversó con Criterio. La obra en cuestión es reseñada en esta misma entrega en las páginas de comentarios bibliográficos.
-¿Cuál es el aporte, la contribución más original de Michel de Certeau? -El esfuerzo de pensar la fe cristiana en la modernidad y sin temor.
pacidad de relacionar el amor y el conocimiento de la tradición con un gran interés por el futuro y los nuevos modos de pensar y entender. Estuvo al mismo tiempo muy interesado en el conocimiento, la -¿Cuáles fueron a su parecer los inteligibilidad de las ideas y la vida puntos fundamentales de su pen- cotidiana de la gente común. samiento? -La conjunción en un trabajo erudi- -¿Cómo lo conoció usted? to y muy preciso de la tradición de -En el año 1970-71, después de que la espiritualidad jesuítica y de los publicara su libro La posesión de místicos, con un gran interés por la Loudun. Al principio ambos, Miproducción de las ciencias sociales chel de Certeau y yo, cada uno por en su tiempo. Y además, la novedad su lado, estuvimos interesados en de los métodos que las ciencias so- producir una edición de textos de ciales podían crear. un amigo, un viejo clérigo, un padre pasionista, Stanislas Paul Bre-Recuerdo que Jean-Yves Calvez ton, que fue un filósofo que enseñó explicaba que había sido una men- en Roma, en Lyon, y en la Univerte muy novedosa, ¿es así? sidad Católica de París. Michel de -Sí. Michel de Certeau tenía la ca- Certeau publicó un libro del padre 20
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Breton sobre la noción del principio en la metafísica, Du Principe: l’organisation contemporaine de pensable; y yo publiqué una colección de ensayos de Breton sobre la cuestión de la fe y la lógica, La Foi et raison logique. En ese tiempo yo investigaba cuestiones de lógica matemática. Toda mi carrera profesional como investigadora fue en ese campo, así como en la historia de las ciencias. -¿Su formación comenzó en el área científica? -Sí, en Matemáticas y con una especialización en lógica matemática. Después estudié lingüística, filosofía y finalmente mi especialización fue en historia de las ciencias en el siglo XX y en el Renacimiento. REVISTA CRITERIO N° 2421
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-¿Qué fue lo primero que le impresionó de Michel de Certeau? -Que era un hombre que vivía con plena libertad intelectual y que prestaba mucha atención a cada persona que encontraba: un importante académico, un joven estudiante, el barrendero de la calle… a todos con la misma atención, el mismo estilo de relación. Todos eran iguales para Certeau. Ese estilo de vida era muy impresionante porque lo hacía de una manera natural, no había esfuerzo ni pose. Fue muy discreto y reservado, y al mismo tiempo le hacía sentir su amor a cada uno. -¿Usted se define creyente? -Yo no pertenecía a una familia cristiana. Fue una decisión de cuando era estudiante, y no influenciada por alguna persona, sino solamente por la lectura del Evangelio. Yo estudiaba en la Sorbonne. Entendí que el Evangelio ofrece un objetivo de vida, con sus riesgos. -Desde el punto de vista de la fe, ¿cómo se presentaba Michel de Certeau a sus ojos? -Cuando lo conocí, era ya un jesuita famoso en Francia, había escrito numerosos libros de historia, de las fuentes de la Compañía de Jesús, sobre Pedro Fabro, sobre J. J. Surin, un místico contemporáneo de Descartes. Y al mismo tiempo, fue el autor de un pequeño libro muy famoso en Francia sobre los eventos de Mayo del ’68. Fue un jesuita, un historiador, un creyente y un hombre muy interesado en la sociedad contemporánea. -¿Quiénes fueron los pensadores y filósofos que más le interesaban en su momento en Francia? -Merleau-Ponty, Lévinas… Pero Michel de Certeau nunca se encerraba en un autor; fue un viajero en la vida intelectual. DICIEMBRE 2015
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-¿Siempre fue así? latinoamericanos con mucho inte-Toda la vida experimentó el deseo rés. Admiraba a Jorge Luis Borges y de viajar en medio de la humanidad a Pablo Neruda, por ejemplo. y del pasado al presente y al futuro. -A su muerte, la misa final, fue muy -¿Se sentía un hijo de san Ignacio? impresionante en París. -Decidió ingresar a la Compañía de -Fue un gran acontecimiento. Había Jesús porque en Ignacio encontraba un millar de personas en la iglesia la conjunción de la contemplación y de los jesuitas. Todos habían sido de la acción. Y el acento sobre la ac- amigos, lectores de sus textos, admitividad intelectual. radores de su pensamiento. Su estilo de vida personal también era muy -¿Usted piensa que Michel de Cer- atractivo. Incluso mucha de la gente teau hubiera entendido a este nue- que iba a su misa no era cristiana. vo Papa y a la Iglesia de hoy? -Sí, y muy bien. Porque Francisco -¿Cree que fue comprendido por la actúa sin miedo ante la vida con- Iglesia en su tiempo? temporánea y actúa con mucho -Más o menos. Hoy, mucho más. interés y respeto por los pobres, la Pero en sus últimos años, yo le decía que después de su muerte, la influengente común. cia de su obra iba a crecer y crecer en -¿Cuál es el elemento, la cuestión la Iglesia y en la Compañía de Jesús, más importante del libro El extran- que lo iban a respetar y a hablar de él. Certeau no me tomaba en serio. jero que usted vino a presentar? -La unión en la diferencia, de lo que Pero fue así. se deduce la idea de que el cristianismo es solamente una particularidad -¿Quiénes fueron las personalidaen la historia de la humanidad. Y de des de la Iglesia que más lo entenque cada cristiano tiene que aceptar dieron? la particularidad de su situación en -El cardenal Carlo María Martini, y la fe, en la historia, en la sociedad, y también algunos jesuitas en Francia, aceptar la presencia de los otros que Alemania y los Estados Unidos. son diferentes. -¿Qué decía del Concilio Vaticano II? -¿Cuál era su principal fuente teo- -Michel de Certeau esperaba mucho más del Concilio. Fue la posilógica? -La noción de que la tradición puede ción de los hombres de su generavivir si es reinterpretada en un nue- ción. Pero entendió rápidamente vo estilo: la tradición tiene que ser que las personas mayores tenían miedo porque pensaban que las herida para seguir en la vida. transformaciones demasiado im-¿Cuáles eran los autores literarios portantes generaban un riesgo para el futuro de la Iglesia. que más le interesaban? -Los místicos del Siglo de Oro español: Juan de la Cruz y Teresa de Ávi- -¿Cuáles eran sus simpatías políticas? la; y los jesuitas franceses místicos -Con la izquierda no marxista. del siglo XVII. -¿Y su sensibilidad artística? -¿Le interesaba también la literatu- -Tenía mucho interés en la pintura, el cine y las artes visuales. De niño, ra contemporánea? -Sí, pero su trabajo no le dejaba mu- a los diez años, su madre lo llevó de cho tiempo. Leía novelas de autores Saboya a París para visitar una ex21
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ENTREVISTA
posición de esculturas de Rodin. Él tualidad de la Iglesia ortodoxa, los ferentes partes del mundo que nala recordaba como una experiencia místicos; estudió ruso para leer los cieron después de los años 60, la magnífica. textos originales. generación del futuro. Estoy construyendo un sitio web en tres len-¿Cómo era su carácter? -¿Viajaba mucho? guas (francés, inglés y castellano) -Alegre, con mucha estabilidad, cal- -Sí, porque lo invitaban a dar cursos que no sólo anuncia el evento sino mo, optimista. Y trabajando todo el en las universidades jesuitas de los como un instrumento de trabajo tiempo. De día y de noche. Estados Unidos. También estuvo en para profundizar el pensamiento América del Sur, donde enseñó en de Michel de Certeau. -¿Cómo interpretó el Mayo francés seminarios en Brasil, Chile, la Ardel ’68? gentina y Venezuela. Tenía especial -Si tuviera que definir el carácter -Como una revolución simbólica interés y amor por Brasil, y decía profesional de Michel de Certeau, que marcó el deseo de la gente co- que había encontrado inteligencias ¿cómo lo haría? mún de transformar la vida social más útiles y al mismo tiempo mu- -Como un historiador, un viajero y de tener el poder de hablar en la cha energía en la gente para trans- por el océano de la humanidad y de sociedad. Escribió un pequeño li- formar la sociedad. la literatura mística. bro en las semanas posteriores que fue publicado en octubre de 1968, -¿Hay una escuela de pensamiento Tomar la palabra. Allí decía que la y espiritualidad que hoy siga a Migente común tomó la palabra en chel de Certeau? las calles de París como en julio de -No una escuela organizada, pero 1789, la Bastilla. hay jóvenes académicos en diferentes partes del mundo inspira-¿Hablaba varios idiomas? dos por sus libros que escriben so-Como joven jesuita, su primer bre su pensamiento o producen los idioma fue el alemán. Su madre ha- propios con la ayuda de Michel de bía estudiado historia del arte du- Certeau. Para celebrar el aniversarante un año en Roma, de manera rio de los 30 años de su muerte, en que le enseñó el italiano leyéndole marzo de 2016, estoy organizando a Dante. Después aprendió el caste- un Coloquio Internacional en Pallano y el inglés. Estaba interesado rís con la ayuda de la Compañía de también en la tradición de la espiri- Jesús, e invité a 50 oradores de di-
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FILOSOFÍA
Crítico de cine, miembro de la Asociación de Cronistas Cinematográficos de Argentina.
Agustín Neifert
Hannah Arendt y la “banalidad del mal” A partir de la película Hannah Arendt de la directora alemana Margarethe Von Trotta, es posible recuperar las ideas de la filósofa judía en torno a la “banalidad del mal”, el “mal radical” y el “mal absoluto”.
En 2011 la cineasta Margarethe von Trotta filmó una película titulada Hannah Arendt que recrea cuatro años de la vida de la célebre filósofa alemana: los relacionados con el juicio a Adolf Eichmann, que ella cubrió como corresponsal de la revista The New Yorker y derivó en el polémico libro Eichmann en Jerusalén. Un informe sobre la banalidad del mal. Hannah Arendt nació el 14 de octubre de 1906 en Linden, Alemania, en el seno de una familia judía, “culta, amante de la buena música, la literatura clásica y un fuerte compromiso con las ideas socialdemócratas en expansión en la Alemania de comienzos del siglo XX”.1 Y falleció el 4 de diciembre de 1975 en Nueva York. Impulsada por su curiosidad intelectual, se convirtió desde temprana edad en una lectora voraz. Antes de ingresar a la universidad ya había leído Crítica de la razón DICIEMBRE 2015
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pura, de Emmanuel Kant, y Psicología de las concepciones del mundo, de Karl Jaspers. En 1924 asistió en Berlín a los seminarios sobre teología cristiana dictados por Romano Guardini y luego comenzó sus estudios en la Universidad de Marburgo. Allí cursó Teología protestante con Rudolf Bultmann y Filosofía con Nicolai Hartmann y Martin Heidegger, con quien vivió una extraña historia de amor. En 1926 se inscribió en la Universidad de Friburgo para estudiar con Edmund Husserl y con posterioridad en la Universidad de Heidelberg, donde en 1928 obtuvo el doctorado con una tesis sobre El concepto de amor en San Agustín, bajo la tutoría académica del filósofo existencialista Karl Jaspers. En julio de 1933 fue detenida durante ocho días por la Gestapo. Contrariamente a muchos intelectua-
les alemanes e inclusive judíos que proponían convivir con el régimen nacional socialista, ella rechazó la “adaptación” y postuló una lucha más frontal. Pero esa detención la convenció de que debía emigrar, y recaló en París. En abril de 1936 conoció a Heinrich Blücher (1899-1970), con quien se casó el 16 de enero de 1940. En París trabó amistad con refugiados alemanes como Walter Benjamin, Bertolt Brecht y Erich Cohn-Bendit, cuyo hijo tendría un resonante protagonismo en 1968. El 5 de mayo de 1940 trece mil judíos residentes en París fueron detenidos para su deportación. Arendt fue conducida al campo de internación de Gurs, donde permaneció cinco semanas, hasta julio de 1940, cuando logró fugar. En Montauban se reencontró con Blücher y por intervención del periodista norteamericano Varian 23
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La cineasta Margarethe von Trotta retrata el momento en que la filósofa alemana asiste al juicio de Adolf Eichmann en Israel.
Fry, obtuvieron visas para viajar a Nueva York. Arendt y Blücher arribaron a Nueva York en mayo de 1941. Inicialmente se alojaron en la casa de una familia radicada en Winchester, estado de Massachussets. En 1951, cuando mejoraron sus ingresos, se mudaron a un departamento en el número 95 de Morningside Drive, decorado con una enorme fotografía de Franz Kafka. Sobre su escritorio, Hannah colocó otras dos fotografías: una de Blücher y la otra de Heidegger. En 1951 Hannah obtuvo la ciudadanía estadounidense y en 1953 le ofrecieron una cátedra temporal en el Brooklyn College de Nueva York. Para esa fecha ya había publicado su polémico libro sobre Los orígenes del totalitarismo. En abril de 1959 obtuvo una cátedra como profesora invitada en la universidad de Princeton y fue la primera mujer en enseñar en esa casa de estudios. Entre 1963 y 1967 dictó clases en la Universidad de Chicago y de 1967 hasta 1975 en la New School for Social Research de Nueva York. Su producción bibliográfica incluye, entre otros, estos títulos: Visita en Alemania. Las consecuencias del régimen nazi (1950), 24
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La condición humana (1958), Sobre la revolución (1963) y Hombres en tiempos de oscuridad (1968). En Los orígenes del totalitarismo (1951) expuso sus ideas políticas. El libro es una obra de “antropología política” y se divide en tres partes: Antisemitismo, Imperialismo y Totalitarismo, en las que investiga las modalidades del dominio del Estado sobre los ciudadanos, cuando ejerce un abuso del poder. Para Arendt, una característica de los totalitarismos es la lealtad incondicional de sus adeptos, que pueden ser por igual las masas o ciertos exponentes de la élite intelectual y artística.
Controversias Refieriéndose a Eichmann en Jerusalén, Arendt escribió: “Este libro no se ocupa de la historia del mayor desastre sufrido por el pueblo judío, ni tampoco es una crónica del totalitarismo, ni la historia del pueblo alemán en tiempos del Tercer Reich, ni por último tampoco, ni mucho menos, un tratado sobre la naturaleza del mal”.2
Pero a pesar de esta afirmación tan contundente, el libro es todo eso y mucho más. En realidad fueron tres los temas propuestos en ese libro, que también son los principales reproches que le formularon sus detractores. El primero fue la duda respecto del derecho que le asistía a Israel para enjuiciar a Eichmann por haber cometido “crímenes de lesa humanidad”. En coincidencia con esta postura, se cuela la acusación que la autora formuló al gobierno de David Ben Gurión y al fiscal Gideon Hausner de haber montado un proceso de tinte teatral y propagandístico. El segundo tema es la crítica a los consejos judíos de haber participado en la deportación y asesinato de judíos en los campos de concentración y de exterminio, y el tercero es el concepto de la “banalidad del mal”. Comprendo –escribió– que el subtítulo de la presente obra (Un informe sobre la banalidad del mal) puede dar lugar a una auténtica controversia, ya que cuando hablo de la banalidad del mal lo hago solamente a un nivel estrictamente objetivo, y me limito a señalar un fenómeno que, en el curso del juicio, resultó evidente. Eichmann no era un Yago ni era REVISTA CRITERIO N° 2421
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un Macbeth, y nada pudo estar más lejos de sus intenciones que ‘resultar un villano’. Eichmann carecía de motivos, salvo aquellos demostrados por su extraordinaria diligencia en orden a su personal progreso”.3 Eichmann, culpable de crímenes ominosos, era un hombre común, cuya “normalidad es mucho más aterradora que todas las atrocidades reunidas”, como subraya Arendt. La autora sostiene que eran muchos los “terriblemente normales” y que los crímenes cometidos por Eichmann no fueron consecuencia de una mente diabólica y enferma, o la pintoresca encarnación del mal sobre la tierra, sino de algo más rutinario y banal: la mediocridad absoluta de un burócrata incapaz de desobedecer las órdenes de sus superiores. Con precisión, Álvaro Abós propone esta reflexión sobre el concepto de “banalidad del mal”: sean cuales fuesen las críticas que se formulen a Hannah Arendt, hay que reconocer que este pensamiento de la autora de La condición humana, se ha inscripto como central en nuestra época. La banalidad de Eichmann ilumina la contradicción entre el inmenso poder que la tecnología ha puesto en quienes ocupan el poder, y la insignificancia de los hombres que lo detentan.4 En Los orígenes del totalitarismo,
Arendt propuso el concepto de “mal radical”. La autora lo asocia con el “mal absoluto”, que a su vez remite a Emmanuel Kant, quien lo introdujo en su libro La religión dentro de los límites de la mera razón para plantear la tendencia del ser humano de provocar daño y hacer oídos sordos a los imperativos morales. En cambio, Arendt utiliza la expresión “mal radical” para aludir a las matanzas ejecutadas por los nazis en los campos de concentración y de exterminio, y a la aparición, en esos contextos, de un criminal con características distintas y hasta se podría decir de “nuevo cuño”. Pero después de observar a Eichmann en Jerusalén, Arendt rectificó el concepto de “mal radical” por el de “banalidad del mal”, que le habría sido sugerido por su esposo Heinrich Blücher. Entonces, ¿qué es la “banalidad del mal? Refiriéndose a la película de Margarthe von Trotta, el sacerdote jesuita mexicano Luis García Orso expresó: “La ‘banalidad del mal’ es lo que realizamos cuando rehusamos comportarnos como seres humanos, con inteligencia, discernimiento, juicio; cuando justificamos nuestros actos diciendo que sólo tenemos que obedecer, cumplir, seguir lo que otros nos dicen, y aceptamos actuar como piezas sin juicio moral de una estructura que en la práctica se reve-
la monstruosa”.5 El error de Eichmann –afirma Tomás Moratalla– fue no “pensar”, que es distinto de “conocer”. Ausencia de pensamiento significa incapacidad de juzgar. Aquí Arendt sigue los análisis kantianos y define esta incapacidad de pensar como: 1) incapacidad de pensar por uno mismo, en el sentido de la máxima kantiana del sapere aude, divisa de la ilustración, es decir, tener el valor de usar el propio entendimiento; 2) imposibilidad de ponerse en el lugar de otro, en el punto de vista del otro, y así considerar las consecuencias de los propios actos; e 3) incapacidad de un pensamiento coherente y consecuente, que tiene mucho que ver con el diálogo de uno mismo con su propia conciencia.6 La renuncia del pensamiento –añade Moratalla– es lo que abre la vía al totalitarismo. Si renunciamos a pensar nos convertimos en piezas de un engranaje, de una gran maquinaria –que tan bien ilustra la película Tiempos modernos de Chaplin–, donde los hombres, cada uno de nosotros, nos convertimos en superfluos. El mundo moderno corre el riesgo de convertir a los seres humanos en superfluos. El pensamiento de Arendt es una llamada de atención contra esta producción de superfluidad.
Arendt utiliza la expresión “mal radical” para aludir a las matanzas ejecutadas por los nazis en los campos de concentración y de exterminio, y a la aparición, en esos contextos, de un criminal con características distintas y hasta se podría decir de “nuevo cuño”.
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Dejar de pensar supone también negar nuestra responsabilidad, es decir, el alcance de lo que hacemos, los motivos de nuestra acción. Frente a tantas maldades, ¿por qué Dios las permite? Pues quienes las padecen son sus propias criaturas. Una respuesta podría ser que Dios respeta la libertad de los hombres para hacer el bien y el mal. Alain Resnais comentó en ocasión de filmar Noche y niebla, que un sobreviviente de un campo de concentración le dijo que, en cierta ocasión, observando a un hombre colgado de una horca, le preguntó a otro prisionero “¿Dónde está Dios?”, y éste, señalando a la víctima, le respondió: “Dios está colgado allí”. “Lo que yo quiero es comprender”, afirma Hannah Arendt en el filme de Von Trotta. Ella tuvo el talento de entender y el coraje de exponer lo que había comprendido. Su principal “pecado” fue la “insumisión” a la “identidad nacional judía”. Cuan-
do las comunidades judías de Nueva York y de Europa esperaban de Arendt, por sus antecedentes y su propia condición de judía, una total adhesión a la causa del sionismo, ella les ofreció una respuesta racional. ¿Por qué? Porque la obligación moral del escritor es decir siempre la verdad. Sin verdad no hay realidad. Estos y otros temas aparecen expuestos en un libro de mi autoría titulado Arendt, Von Trotta y la banalidad del mal, de próxima edición, donde me propuse entender la relatividad de las verdades absolutas; por qué un país de grandes científicos, filósofos y artistas como Alemania pudo ser dominado por un hombre mediocre; por qué eximios intelectuales europeos adhirieron casi ciegamente al estalinismo; por qué en muchos casos los oprimidos tienden a introyectar la imagen del déspota; por qué esa persistencia de los seres humanos en cometer actos de crueldad inaudita, como los degüellos ejecutados por miembros
del Estados Islámico. Y responder la pregunta que se formuló el historiador Gershon Scholem: “¿Cómo pudo suceder?”. Sholem se refería al genocidio del pueblo judío, ese “desgarro de la civilización”, como lo calificó el historiador Enzo Traverso. La coherencia ideológica fue una de las bazas intelectuales de Hannah Arendt. Nunca vendió esa postura por ningún precio, lo que molestó a muchos intelectuales de su tiempo. Y buscó denodadamente la verdad. Del médico napolitano Giuseppe Moscati (1880-1927), canonizado por Juan Pablo II en 1987, se recuerda una frase que constituye una emblemática declaración, también aplicable a la filósofa alemana. Dice así: “Ama la verdad, muéstrate tal como eres, sin fingimientos, sin falsos respetos humanos. Si la verdad te cuesta la persecución, acéptala; si te cuesta el tormento, sopórtalo; y si por la verdad tuvieras que sacrificar tu propia vida, sé fuerte en el sacrificio”.
Notas 1. Daverio, Andrea, en Hannah Arendt. El amor y la libertad, Buenos Aires, Capital Intelectual, 2008. 2. Arendt, Hannah, Eichmann en Jerusalén, Barcelona, DeBolsillo, 2004. 3. Arendt, Hannah, obra citada. 4. Abós, Álvaro, Eichmann en Argentina, Buenos Aires, Edhasa, 2007. 5. García Orso, Luis, “Hannah Arendt”, comentario inédito, Roma, 28 de noviembre de 2013. 6. Moratalla, Tomás, “Hannah Arendt: de la obediencia a la responsabilidad”, en Eidon Nº 40, Universidad Complutense de Madrid, diciembre de 2013.
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REFLEXIÓN
Profesor en la Facultad de Teología de San Miguel
Ignacio Pérez del Viso
La Noche de los cristales rotos
El 9 de noviembre de 1938 fueron rotas las vidrieras de los negocios judíos en Alemania, comenzando así el Holocausto. Ese evento fue rememorado ahora en la iglesia de la Sagrada Eucaristía, de Buenos Aires, con exposiciones del rabino Alejandro Avruj y del autor de la presente nota, síntesis del texto allí leído.
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REFLEXIÓN
Al mencionar la Kristallnacht, nos estamos refiriendo a vidrieras de judíos que eran ciudadanos alemanes. En realidad, esa noche no se rompieron cosas sino personas. Cuando se rompen objetos, las personas pueden mantenerse íntegras, como las de nuestros hermanos chilenos ante un sismo, y reparar en poco tiempo lo destrozado. Ahora bien, ¿qué personas se rompieron aquella noche en Alemania? ¿Los dueños de los negocios? Hubo un número importante de víctimas, un centenar de muertos y unos 30 mil privados de su libertad. Pero esas personas no se quebraron. Incluso algunos murieron por defender sus bienes. Si hubieran sido agredidos por revoltosos, habrían reparado las vidrieras en pocos días y la vida habría continuado como antes. Aquella vez, en cambio, la vida no pudo continuar como antes. Volvamos a la pregunta, ¿qué personas se quebraron aquella noche? Los atacantes, en realidad, ya estaban quebrados. Habían roto el respeto por la ley. No hubieran podido hacer un destrozo tan general sin una orden de arriba. Hoy sabemos que Hitler había aprobado el ataque, lo que entonces se ocultó para evitar críticas en el extranjero. Pero los Estados Unidos retiraron a su embajador en Alemania. Los dirigentes nazis ya estaban quebrados antes de la Kristallnacht, como se ve en la cantidad de leyes antisemitas de los años precedentes. Más que quebrarse individuos, se fracturaron comunidades, integradas por personas. Y ello fue posible porque se habían destrozado valores. El gobierno nazi venía rearmando al país no para defenderse sino para atacar. Estaba quebrada la paz, antes de declarar la guerra. Y en vez de indemnizar a las víctimas de la Kristallnacht, el gobierno le impuso una severa multa a la colectividad judía, por promover desórdenes. Se había fracturado la verdad como valor, mediante el Ministerio de Propaganda, dirigido por Goebbels. 28
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Decimos la “Noche” de los cristales rotos, porque fue una noche del espíritu. El autor del Cuarto Evangelio, al narrar la salida de Judas del Cenáculo, en la Última Cena, consigna que era de noche. No tenía para qué indicarlo, ya que, por ser una cena, estaría oscuro. Pero el evangelista se refería a la noche del alma. Todo el que va a morir siente que se va haciendo de noche. El que se aleja de la luz de la verdad va ingresando también en la noche, aunque no lo advierta. Y el día de los Cristales rotos no todos advirtieron que era de noche. Esa indiferencia aumentó la oscuridad de la Kristallnacht. La luz, encendida por Dios en el espíritu humano, se estaba apagando en muchos corazones.
Vidrios rotos, memoria fracturada
En la Argentina tuvimos al obispo Williamson, lefebvrista, que era negador del Holocausto, por lo cual fue expulsado de nuestro país en 2009. El Vaticano le exigió una aclaración para poder continuar el diálogo. El obispo admitió que habían muerto muchos judíos durante la guerra. En realidad, habían muerto más de treinta millones de personas, pero no por pertenecer a una etnia, como en el caso del pueblo judío. Ante esa respuesta evasiva, el Vaticano dejó de dialogar con él. Y existen aún “negacionistas” no tan extremos como ese obispo, lo que nos mueve a continuar recordando la Shoá. No aceptamos una memoria fracturada y barrida de la historia junto con los vidrios rotos. Hubo varios genocidios en los últimos tiempos, como el de los armenios hace un siglo, el de los gitanos y otros perpetrados por Stalin. Se puede decir que el genocidio judío fue el más importante en el siglo XX. Respetando esta expresión, prefiero no comparar un genocidio con otro. Cada uno de ellos debe ser analizado en profundidad y relacionado con el desarrollo general de la historia. Hace pocos días el primer ministro de Israel, Netanyahu, sorprendió a todo el mundo al afirmar que “Adolf Hitler no quería exterminar a los judíos”, sino sólo expulsarlos; que fue el mufti de Jerusalén, líder palestino intérprete de la ley islámica, quien lo convenció del genocidio, cuando lo visitó en noviembre de 1941. Esa irresponsable declaración ha sido criticada desde todos los sectores y refutada por historiadores, ya que, antes de esa visita de noviembre de 1941, el genocidio estaba en marcha por orden de Hitler en varios campos de concentración.
Alemania perdió la guerra pero se recuperó y es hoy una potencia mundial. El pueblo judío constituyó el Estado de Israel, como garantía de seguridad. Daría la impresión de que la oscuridad de aquella noche se hubiera disipado. Sin embargo, permanece. El degüello de prisioneros en Siria, filmado por los verdugos, es la oscuridad de lo inhumano, el abismo de la crueldad. En la Noche de los Cristales Rotos se produjo el despeñadero hacia lo inhumano, hacia la Shoá. El fascismo de Mussolini, en Italia, era también una caída, aunque no alcanzó tal profundidad. Pero el descenso hacia el abismo, de la Kristallnacht, fue diferente al de muchos otros. Era un genocidio, es decir, la eliminación de una etnia como tal. Las bombas atómicas sobre Japón fueron algo horrible, pero diferente del genocidio. Si el gobierno japonés se hubiera rendido después de la primera bomba, no habría muerto un ¿El Señor japonés más. En cambio, los nazis no nos salvará? buscaban la “rendición” de los judíos sino su esclavitud primero y su ex- En la Shoá se manifiesta el odio conterminio después. tra la religión judía. Aquella noche
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de 1938 fueron incendiadas o dañadas todas las sinagogas de Alemania. Las raíces de nuestra fe cristiana se encuentran en la fe judía. Por ello, quien corta las raíces pretende derribar el árbol. El nazismo iba construyendo una religión “pagana”, con celebraciones cuasi religiosas, como las manifestaciones nocturnas con antorchas. Los genocidios no eliminan la fe y la bondad del hombre, como la de quienes ocultaron a judíos a riesgo de su vida. Pero nos recuerdan también las inclinaciones perversas que anidan en la naturaleza humana. Los hechos violentos seguirán ocurriendo, como los de francotiradores que disparan contra alumnos. ¿Debemos resignarnos entonces a que los genocidios continúen? No, no nos resignamos y nuestra acción se dirige a impedirlos. No podremos evitar los ataques puntuales de sujetos alienados, pero sí las agresiones colectivas perpetradas por un Estado o por un grupo terrorista. Es posible impedir los genocidios mediante la defensa armada. Ahora bien, admitiendo la legitimidad de ese principio, preguntémonos si no hay caminos alternativos y muy eficaces. Los creyentes pensamos en la oración para librarnos de nuestros males. La Biblia está impregnada de tales súplicas. El Señor es el que nos puede salvar. Sin embargo, de los trenes que conducían a hombres, mujeres y niños a los campos de exterminio se elevaban súplicas que no parecían conmover al Altísimo. La oración auténtica es la de toda la comunidad, que puede reunirse en un templo. Y no la de una comunidad aislada, sino la de todo el Pueblo de Dios. Ahora bien, todo el Pueblo judío oró para escapar de las desgracias que lo amenazaban y tampoco esa oración conmovió al Altísimo. Creo, modestamente, que aquella oración no fue de todo el Pueblo de Dios. Faltaban allí las voces de los cristianos. Algunos sí oraron fervientemente, como el papa Pío XI quien, el año anterior a la KristallDICIEMBRE 2015
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nacht, había publicado la encíclica Mit brennender Sorge (Con apremiante preocupación), denunciando los aspectos inhumanos del nacionalsocialismo. También dijo: “Los cristianos somos espiritualmente semitas”, pero no arrastró a toda la Iglesia. Muchos cristianos oraron y protegieron a judíos, pero cuando ya había estallado la tormenta.
El actual Pueblo de Dios Por eso estamos aquí reunidos no sólo para recordar el pasado sino también para construir el futuro, en base a la esperanza. Deseamos trabajar por la paz, la justicia y la libertad, con una oración que incluya a todos los fieles de la Familia de Abraham, como en el triple abrazo del papa Francisco ante el Muro de los Lamentos. Hace un mes en Buenos Aires, referentes de los credos monoteístas inauguraron, en el Museo Judío, la muestra “La Casa de Abraham”, en la que se exhiben textos sagrados del cristianismo, del judaísmo y de la fe musulmana. En la medida en que aumenten esos actos se alejará cada vez más el riesgo de un nuevo genocidio. La “Casa de Abraham”, como el arca de Noé, simboliza la protección que el Señor nos concederá. Una protec-
ción que no caerá del cielo, como un milagro, sino que nacerá del sentimiento fraternal. Para concluir, los jesuitas de París acaban de dedicar un voluminoso número de su revista, Recherches de science religieuse (Tome 103/3), al tema “Cristianismo y Judaísmo después de Nostra aetate”, al cumplirse 50 años de la promulgación de ese documento conciliar. Respecto del paradigma del “Pueblo de Dios”, nos recuerdan que, antes del Concilio, predominaba entre los católicos la idea de la sustitución. Al rechazar al Mesías, Israel había dejado de ser el verdadero Pueblo de Dios para ser reemplazado por la Iglesia, nuevo Pueblo de Dios. Gracias al Concilio reconocemos hoy al pueblo judío actual como “Pueblo de Dios”, portador de la Alianza. El trabajo actual de los teólogos consiste en explicar cómo no existen dos Pueblos de Dios paralelos y una doble Alianza mesiánica. En realidad, el Pueblo de Dios está integrado por todos los miembros de la familia humana, desde Adán hasta el fin de los tiempos. Al interior de ese único Pueblo, cada persona, cada comunidad, cada pueblo particular, peregrina según la vocación que ha recibido. Y todos tenemos la misión de trabajar como hermanos para que se cumplan las Promesas divinas de justicia, paz y libertad.
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LECTURAS
Hugo Gambini
El kirchnerismo, etapa superior del peronismo En Es el peronismo, estúpido. Cuándo, cómo y por qué se jodió la Argentina (Buenos Aires, Galerna, 2015) su autor, Fernando Iglesias, sostiene que “el peronismo genera atraso; el atraso genera frustración; la frustración genera peronismo”.
El autor insiste en identificar al peronismo como una síntesis entre el Partido Militar y el Partido Populista.
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Si algo faltaba decir sobre el peronismo, quien se ha encargado de revisarlo todo es Fernando Iglesias –un ensayista con mayúsculas–, que investigó primero, reflexionó después y luego escribió un espléndido trabajo que se titula Es el peronismo, estúpido. Cuándo, cómo y por qué se jodió la Argentina. Se trata de un libro inevitable para comprender lo que nos ha ocurrido. El relato empieza por la tapa, donde hay una foto del general José Félix Uriburu llegando en auto descubierto a la Casa de Gobierno para deponer al presidente Hipólito Yrigoyen. A su lado, dando instrucciones –desde el estribo derecho– aparece el capitán del Ejército Juan Domingo Perón. La fecha es clave en nuestra historia: el 6 de septiembre de 1930. Allí tomó el poder el Partido Militar y se instaló el primer gobierno de facto. Ese día se consolidó lo que sería el mejor aliado del populismo, que empezó a gobernar al producirse el segundo golpe militar, el 4 de junio de 1943. El hombre elegido por el destino fue Perón –militar y populista–, dotado de las mejores armas para instalar el
fascismo después de su estrepitosa derrota en la Segunda Guerra Mundial. Era simpático y seductor, capaz de despertar el patrioterismo con su sola presencia. Aquí está su derrotero. La tesis central de este libro es simple; la define el autor: “El peronismo es el problema principal, central, troncal, de la República Argentina. Sin solucionarlo el país no tiene destino. El peronismo y su autoritarismo mal encubierto, su patrioterismo entreguista gritado, a los cuatro vientos, su corrupción siempre mayor y su violencia. El peronismo, como sistema cardinal de poder estatal mafioso, disfrazado de movimiento político. El peronismo, y más que el peronismo, la hegemonía peronista, el monopolio casi absoluto del poder político por parte del peronismo, la transformación de las política nacional en una interna del Pejota”. Naturalmente, también encuentra culpas en la oposición, que Iglesias concentra en su debilidad, su complacencia y su complicidad –según los casos– con el gran psicópata alrededor del cual gira la política argentina. Por eso sentencia: “No hay solución posible para el país, REVISTA CRITERIO N° 2421
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no hay reversión de la progresiva y veloz decadencia en la que hemos entrado, sin salir del sistema peronista-céntrico en el que hemos caído desde hace menos de un cuarto de siglo; sin generar una alternativa de poder republicano frente al poder mafioso y de democracia ante los abusos de un poder concentrado y devastador”. El autor insiste en identificar al peronismo como una síntesis entre el Partido Militar y el Partido Populista. Entre los militares hubo una interna académico-ideológica que libraron los intelectuales revisionistas, elitistas los unos, populistas los otros; antirrepublicanos y antidemocráticos todos. El propio Perón –militar antes que político– lo definió en una frase: “Dentro de la Comunidad Organizada, las Fuerzas Armadas de la Nación son algo así como la columna vertebral que sostiene la vertical de todo el organismo” (cita de Félix Luna). A lo que Iglesias remarca: “Columna vertebral. No los trabajadores sino los militares”. Esto se vio con claridad después del 17 de octubre de 1945, cuando Perón dejó estampada su versión estrictamente castrense de los acon-
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tecimientos. Lo hizo en un folleto que firmaría con el nombre de su perro (Bill de Caledonia), y donde no menciona a ninguno de los dirigentes obreros, ni a los tres hombres fuertes que manejaron la situación: Cipriano Reyes (en los sindicatos), Domingo Mercante (con los militares) y Juan Atilio Bramuglia (entre los políticos). No lo dice el autor, pero lo digo yo, que puedo hablar de estos hechos por haberlos estudiado e investigado hasta el mínimo detalle (ver mi Historia del Peronismo, tomo I). El folleto se llamó “¿Dónde estuvo?” y se imprimió en la Penitenciaría Nacional, por orden de su titular Roberto Pettinato. Una copia del mismo se halla en mi poder. En la crónica de Iglesias falta consignar la versión de un peronista como Ángel Perelman, secretario general de la Unión Obrera Metalúrgica, quien expresó que el 17 de octubre la actitud de la policía comenzó a cambiar: “Lo notamos en los numerosos vigilantes que perdían su aire de autoridad. Nos miraban ya sea con una actitud confusa o con una vaga simpatía. La situación se aclaró de repente cuando vimos, a eso de las 15 horas, atravesar a toda velocidad,
cruzando enfrente de nuestro taxi, a un camión de Correos cargado de vigilantes que gritaban, ante nuestra sorpresa: ¡Viva Perón!” (Cómo hicimos el 17 de octubre; por Ángel Perelman. Editorial Coyoacán; Bs. As., 1961). También vale la pena corregir un pequeño error en el libro de Iglesias: donde dice que consta en los archivos de la Conadep denuncias de aproximadamente 600 secuestros que se habrían producido antes del golpe militar, es decir, durante tres años de gobierno peronista. “Otras fuentes –agrega Iglesias–, han elaborado una lista completa de 685 víctimas, a razón de unas 300 anuales, producidas y financiadas por el gobierno peronista”. La verdad es que fueron muchos más que 600 los muertos del peronismo. Empezando por Lastiri y Perón, que tienen 66 víctimas con nombre y apellido, entre ellos Carlos Mugica y Constantino Razzetti. Si les sumamos los 964 de Isabelita se supera el millar; llegan a 1030 los muertos del peronismo. Todos con nombre y apellido, asesinados por la tristemente célebre Triple A, creada por Perón y manejada por su ministro José López Rega.
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LECTURAS
Ni que hablar del Proceso, que continuó la matanza y dejó casi diez mil muertos identificados. Iglesias le echa –con razón– la culpa de todo a Perón, quien avaló a los montoneros, puso a su mujer en la vicepresidencia y le dejó el poder (y al loco de López Rega) con el manejo de la Triple A. Vinieron luego los militares y, amparados en la ley peronista de aniquilar al adversario, no dejaron vivo a ningún guerrillero. Las mañas del peronismo para aguijonear y debilitar profundamente a los gobiernos democráticos siempre fueron parecidas. Lo confesó Cristina Fernández de Kirchner, y la cita figura en este libro. Se refiere a los finales de De la Rúa y Alfonsín, cuando dice que “este es un manual para saqueos, violencia y desestabilización de gobiernos que tiene sus historias (…) Quiero ser absolutamente sincera y honesta, como lo he sido siempre, porque se inauguró el primer tomo de ese manual en el final del gobierno del doctor Alfonsín. Más allá de sectores políticos y fundamentalmente sectores del Pejota, todos lo sabemos perfectamente (…). Porque fui, soy y seré peronista pero antes que peronista soy argentina. La verdad no debe ofender a nadie. Y la verdad es que tampoco fueron espontáneos los saqueos que terminaron con el gobierno del doctor Alfonsín. Todos lo sabemos”. Agregó Cristina Fernández que “lo mismo pasó en el 2001. Más allá de los terribles errores y horrores del estado de sitio de De la Rúa y las 38 muertes (…) Sabemos cómo se organizó eso. Sabemos quiénes eran los actores. Sabemos que comenzó en la provincia de Buenos Aires (…) Bueno, toda la vieja historia que ya conocemos los argentinos”. Dice también el autor que la Presidente no aclaró por qué no había denunciado los hechos en 2001, como era su obligación de funcionaria pública, en vez de “andar pidiendo la renuncia de De la Rúa”. Para los peronistas los únicos que saben gobernar son ellos y nadie 32
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más. El kirchnerismo se considera den constitucional, abortó el segun“la etapa superior del peronismo”. Y do intento de la sociedad argentina tiene razón. Iglesias lo pone así, sin de liberarse de las alternancias entre ambages, aunque otros lo nieguen los militares y el peronismo, y abrió para salvarlo. Son los que creen que el camino al populismo organizado vivimos una panacea de felicidad. Y del Partido Justicialista y a la tercera lo que puede ocurrir es que se trate década peronista después de las de de la última etapa del peronismo. Perón y de Menem. Todos sabemos que Perón se adju- El autor se complace en recalcar lo dicó tres banderas famosas: un país que han dicho los candidatos de la socialmente justo, económicamen- oposición al Gobierno de los Kirte libre y políticamente soberano. chner: las instituciones, “paulatinaQuienes lo hemos vivido sabemos mente demolidas ante la indiferencia que esto no fue cierto. Lo prime- de las mayoría de las población”, han ro se agotó con el eslogan “Braden sido reemplazadas por la Mafia, la o Perón”, porque el préstamo del Caja y la Patota. “La corrupción del Eximbank, la nueva ley de entida- peronismo kirchnerista –dice– no des financieras, sólo es mucho malos acuerdos con Las mañas del peronismo yor que la del perola Standard Oil nismo menemista; para aguijonear y y las deudas de debilitar profundamente ha alcanzado una Menem al sistema diferente magnitud. a los gobiernos financiero interEs de otra escala”. democráticos siempre nacional, más las Dice que no es cofueron parecidas. relaciones carnarrupción sino apoLo confesó Cristina les con los Estados deramiento del país Unidos arriaron e Fernández de Kirchner, y por parte de una hicieron trizas las la cita figura en este libro. mafia cuyo método tres banderas pees la disolución del ronistas. Estado en nombre Lo segundo, la de su reconstrucjusticia social, tampoco se logró, ción y su reemplazo por una oligarporque las leyes protectoras de los quía mafiosa. trabajadores ya existían antes de su Es muy importante que un hombre llegada y eran todas socialistas. Y la de 57 años como Iglesias, que no ha tercera bandera, la soberanía políti- vivido el primer peronismo, haya ca, tampoco se da, pues los acuer- escrito este trabajo, porque revela, dos con otros países son cada vez con argumentos indiscutibles, que el más perjudiciales. peronismo representa una sola cosa: Queda finalmente por descubrir en el atraso del país. Como partido poeste libro cuándo se jodió la Argen- lítico ha logrado imponer un estilo tina. Está la respuesta y tiene tres fe- diametralmente opuesto al del resto chas. En 1930, cuando el Partido Mi- de las agrupaciones. Se maneja con litar irrumpió en las escena nacional códigos; como la Mafia, no respeta y estableció luego, con el Populismo, la ley, la incumple, la viola, la descoun monopolio de poder que aún noce. Cree que el Estado le pertenece persiste; usurpando el lugar del libe- como cosa propia. “Para los argenralismo y la socialdemocracia. Fue tinos de hoy –advierte Iglesias– la también en 1946, cuando el voto po- ley es fascismo y el orden de Derepular convalidó el golpe profascista cha. Por eso la ley y las normas no de 1943. Y la Argentina se terminó pueden siquiera ser nombradas. Las de joder en 2001, cuando el populis- hemos reemplazado por códigos, mo inorgánico de las puebladas, las es decir, por reglamentos mafiosos plazas y las asambleas rompió el or- nacidos en los ambientes tumberos, REVISTA CRITERIO N° 2421
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trasplantados al ámbito futbolístico y extendido al conjunto de las sociedad a medidas que el Partido Populista fue ganando la batalla cultural, valientemente comandado por su Vatayón Militante”. Finalmente, hablemos de la desocupación y comparémonos con nuestros vecinos uruguayos. En 2003 tenían empleo un millón de personas en ese país; a fines de 2013 los trabajadores uruguayos empleados superaban el millón y medio. Según los cálculos de Iglesias, si los kirchneristas hubiesen hecho lo mismo, de los 12.393.000 trabajadores desocupados que recibió Néstor Kirchner al llegar al poder, hoy habría 7.730.000 con trabajo real. Y confirma que la mentira mayor del kirchnerismo fue la del pleno empleo. “Este modelo hizo del trabajo un eje fundamental (…) Hemos creado seis millones de puestos de trabajo”, dijo Cristina Fernández en la última apertura del año legislativo. ¿Dónde están? Para el jefe del peronismo, la ideología nazifascista siempre mereció una atención especial. Se citan en el libro frases de Perón, en donde considera que la infamia más grande de las Segunda Guerra no fue Auschwitz sino Nüremberg. Se recuerda también la facilidad con que entraron al país criminales nazis como Adolf Eichmann, Josef Mengele y Erich Priebke. También encuentra Iglesias datos similares en las dos parejas gobernan-
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tes: el hombre cínico, la mujer fanática. “Me gustan los fanáticos y todos los fanatismos de la historia”, decía Evita. “Sentir pasión por algo, sentir pasión por un club es también, ¿sabés qué?, estar vivo”, dice Cristina. Iglesias deja bien claro que el kirchnerismo no sólo es peronismo, sino su etapa superior. Por dos motivos: 1) ha potenciado y mantenido la vigencia de las peores características del peronismo en pleno siglo XXI, en un escenario en el que el populismo autoritario y nacionalista no es ya la regla sino la excepción en América latina; y 2) es la consumación inevitable del fracaso del modelo estatista-nacionalista-populista-industrialista que el peronismo impuso bajo el rótulo de proyecto nacional. Concluye Iglesias: “El peronismo es el responsable de la decadencia que en estos últimos veinticinco años ha vivido la Argentina, fuertemente agravada en el período kirchnerista a pesar del contexto internacional excepcionalmente favorable”. Antes de terminar recordemos a Raúl Alfonsín, cuando denunció el pacto sindical-militar. Le pedían pruebas y nadie encontró ningún papel. Porque no lo había. No estaba escrito. Estaba, eso sí, en la memoria de quienes asistieron a la asunción del General Juan Carlos Onganía, quien llegó a asumir la presidencia del brazo del cardenal Antonio Caggiano, ante la respe-
tuosa presencia de todos los jefes de los sindicatos argentinos. Éstos habían arreglado la devolución de las obras sociales a cambio del apoyo al nuevo gobierno. Echaron a Illia y apoyaron a Onganía por los millones que significaban los sanatorios y los servicios médicos de los gremios. Todos se enriquecieron. Termino diciendo que este es un libro para leer y guardarlo, porque servirá de prueba de lo que se vivió en esta época. Que no fue ganada sino saqueada, como bien la define el autor.
Para el jefe del peronismo, la ideología nazifascista siempre mereció una atención especial. Se citan en el libro frases de Perón, en donde considera que la infamia más grande de las Segunda Guerra no fue Auschwitz sino Nüremberg.
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ECONOMÍA DEL CONOCIMIENTO
Arturo Prins
Seria advertencia del Banco Mundial Un informe alarmante del Banco Mundial –El emprendimiento en América latina: muchas empresas y poca innovación– describe un hecho que, de no modificarse, amenaza el futuro de la región. El documento, explicado en estos días por el economista jefe para América latina y el Caribe (ALC) de dicho Banco, Augusto de la Torre, señala que la situación afecta seriamente las exportaciones y el crecimiento económico. ¿Cómo se explica esto? Del informe se desprende que la región carece de una economía que exporte nuevas tecnologías, productos manufacturados, alto valor agregado. Vende mayormente materias primas con poca innovación. Por varias razones sus habituales importadores redujeron las demandas –el crecimiento económico de China bajó, la crisis en los Estados Unidos limitó compras, etc.–, por lo que los precios de las materias primas declinaron. Así el PBI de América latina y el Caribe, que venía creciendo, declinó del 6 al 2,5% en el último año medido. El economista de la Torre indicó que la región “ya no puede contar con el exterior para crecer y, como carece de herramientas alternativas, mantendrá la desaceleración económica si no realiza reformas”. El Banco Mundial señala que la región introduce productos nuevos a un ritmo menor que otras regiones en desarrollo, e invierte muy poco 36
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en I+D (Investigación y Desarrollo). plean a 110 personas promedio; las Las empresas multinacionales chinas de Asia oriental a casi 170; las de aportan a I+D 34 veces más que las Europa oriental a 220 y las de países multinacionales latinoamericanas, a desarrollados a 250. excepción de Brasil, y las multina- El panorama es desolador si se tiene cionales de los países más desarrolla- en cuenta que la dirigencia política de dos 40 veces más. Por eso “América América latina y el Caribe no comlatina y el Caribe están en la cola de prende el problema ni adopta estrala innovación”. tegias para implementar la economía José Miguel Benavente, especialista del conocimiento, con la que países en innovación y competitividad del asiáticos muy pobres y otros salieron BID, explica que la región se confor- adelante. Miremos a la Argentina, la ma con exportar su riqueza autócto- que más Premios Nobel en ciencias na sin transformartuvo en Iberoaméla y no se preocupa rica, con univerpor hacer otro tipo El Banco Mundial señala sitarios y econoque la región introduce de productos innomistas destacados, vadores para extampoco comprenproductos nuevos a un portar; es su mayor d e e l problem a . ritmo menor que otras riesgo. Señala el esAndrés Oppenheiregiones en desarrollo. caso capital humamer, periodista y no cualificado, aun autor de libros soentre los dueños de bre el tema, escribió recientemente: empresas. En ese sentido, el informe del Banco Mun- “América del Sur se quedó dormida dial indica que si bien tienen empre- mientras el mundo marchaba hacia sarios transformadores, no logran la economía del conocimiento; los insertarse en las grandes empresas presidentes deberían cambiar de esdebido a la pobreza de la región; tra- trategia económica y producir bienes bajan en forma autónoma sin gene- de mayor valor agregado; lamentablerar valor agregado. Las empresas de mente siguen hablando del pasado, cualquier tamaño son más pequeñas ajenos al mundo que se viene”. que las de otras regiones, y las más Hay una excepción: Brasil, al que nos grandes no crean empleo como en referiremos en un próximo artículo, y los países avanzados; las de 40 años Bolivia –sí, Bolivia, uno de los países de antigüedad empiezan a destruir más pobres de la región– que ha exempleo, retroceden. Las empresas presado una decisión política-económedianas, a los 40 años de vida, em- mica que también comentaremos. REVISTA CRITERIO N° 2421
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RELIGIONES
Dirigente bautista y Presidente de CALIR (Consejo Argentino para la Libertad Religiosa)
Raúl Scialabba
La libertad religiosa, derecho fundamental de la sociedad democrática Con motivo de la celebración el 25 de noviembre del Día de la Libertad Religiosa, es oportuno reafirmar que se trata de un valor positivo que refleja el más profundo respeto por cada prójimo.
En nuestro país, la mos enseñar que la Las leyes no siempre Constitución Nalibertad religiosa han sido respetuosas cional, en su artíes el basamento de de la libertad religiosa, culo 14, reconoce el las exigencias más más bien fueron los derecho de profesar profundas, más inciudadanos los que, libremente el culto, teriores y más ausuperando a las leyes, garantizando las liténticas del espíribertades de pensatu humano. La fe y las han respetado miento, de concienla libertad religiosa naturalmente. cia y de religión. deben ser mostraNuestra legislación das como un valor condena, asimismo, positivo que no todas las formas de discriminación, puede ni debe ser manipulado. incluyendo la religiosa. Debido a que el sentimiento religioso Si bien la convivencia interreligiosa siempre está basado en principios de en nuestra tierra hoy es fuerte y fe- libertad, el rechazo a la libertad recunda, debemos reconocer que no ligiosa es comprensible únicamente fue alcanzada a lo largo de nuestra en personas encerradas en un espíhistoria de una manera fácil. ritu despótico, autoritario y sectario, Las leyes no siempre han sido respe- que no aceptan el diálogo, el contuosas de la libertad religiosa, más frontar sus ideas ni el libre examen. bien fueron los ciudadanos los que, En este sentido, la efectividad de la superando a las leyes, las han respe- libertad religiosa en la vida indivitado naturalmente. dual, del Estado y de las instituciones No sin dolores y en un proceso lento es un factor de progreso, y el respeto y difícil, la sociedad ha comprendido por el sentimiento religioso personal la importancia de un cambio y entre es lo que indica en una sociedad si las distintas iglesias, confesiones y or- existe o no un elevado concepto de ganizaciones religiosas se logró pasar consideración al prójimo. de la tolerancia recíproca al diálogo Si bien los derechos fundamentales fecundo. En esa construcción, debe- del hombre son patrimonio de la huDICIEMBRE 2015
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manidad e iguales en todas las latitudes, el derecho a la libertad religiosa ocupa un lugar de privilegio entre ellos, ya que concierne a la relación del hombre con Dios. Contribuyendo desde la valoración positiva del hecho religioso al ejercicio de las responsabilidades sociales y al respeto de la persona sin discriminaciones de ningún tipo, estaremos educando para la convivencia y la paz. La celebración del Día de la Libertad Religiosa recuerda el 25 de noviembre de 1981, cuando se produjo la proclamación por parte de la Asamblea de las Naciones Unidas de la “Declaración sobre la eliminación de todas las formas de intolerancia y discriminación fundadas en la religión o las convicciones”. Se trata del instrumento internacional que más específicamente ha proclamado el derecho fundamental a la libertad religiosa, explicitando los distintos derechos que tanto para los individuos, como para las comunidades religiosas, derivan del mismo. Prestemos entonces especial atención a la importancia que tiene este derecho fundamental inherente a la persona humana en el marco de una sociedad democrática. 37
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IGLESIA
María Bestani
La misericordia, una propuesta para recomenzar “No son los sanos los que tienen necesidad del médico, sino los enfermos. Vayan y aprendan qué significa: Yo quiero misericordia y no sacrificios” Mt 9,12-13
Cada uno de nosotros habrá experimentado haberse equivocado algunas veces en la vida, haber herido o hecho daño a alguien, y haber sufrido luego las consecuencias de esas acciones, palabras o gestos. Sin embargo podemos arrepentirnos, pedir perdón y reconciliarnos para reparar el daño que causamos. Otras veces, el daño es tan grande que no se puede volver atrás. Cuando tomamos conciencia de nuestra miseria, del dolor que podemos provocar sin una intención premeditada, nos alegramos si nos perdonan. Este acto de misericordia nos anima a levantarnos y a volver a empezar. A tratar de ser mejores cada día. En los últimos meses tienen lugar en el mundo actos salvajes de violencia. El terrorismo causa miles de muertes de gente inocente. Muchas per38
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sonas mueren tratando de huir de sus ciudades, donde corre peligro su vida. Quienes realizan el daño, pueden creer que lo que hacen es heroico y positivo para los ideales de su grupo. En esta situación, donde los que matan no se arrepienten, ¿qué lugar hay para el perdón, la reconciliación y la misericordia? El 8 de diciembre comenzamos el Año Santo proclamado por el papa Francisco, con foco en la Misericordia. Se han dicho muchas cosas sobre ella y se dirán muchas más a lo largo del año. Estas líneas tienen como objetivo acercarnos la práctica de la misericordia a la vida diaria, abordando los pasajes bíblicos del buen samaritano y el hijo pródigo, y el ejemplo de la madre Teresa de Calcuta. La misericordia está en concordancia con el último
mandamiento de Jesús: “Este es mi mandamiento: Ámense los unos a los otros, como yo los he amado” (Juan 15,12). Como sabemos, Jesús nos amó hasta dar su vida, muriendo injustamente en la cruz. La misericordia se pone en práctica con el prójimo. Ante la pregunta de un doctor de la Ley: ¿Quién es mi prójimo?, Jesús cuenta una historia en el evangelio de Lucas. Un hombre es asaltado, golpeado y dejado medio muerto por unos ladrones. Tanto un sacerdote como un levita que pasaban, lo vieron ahí tendido, pero dieron un rodeo y no se detuvieron. Siguieron su camino. Un samaritano “al pasar junto a él, lo vio y se conmovió”. A partir de ese momento, comienza una seguidilla de acciones: se acerca, le venda las heridas y las cubre con REVISTA CRITERIO N° 2421
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aceite y vino. Montó luego al herido bienes en una vida licenciosa” (Luen su propia cabalgadura. Lo llevó a cas 15,13). Luego pasa hambre, recauna posada y lo cuidó. Le pagó al po- pacita, se levanta y regresa a la casa sadero. Y a los pocos días volvió para paterna. Su padre se conmueve al ver cómo estaba la persona y pagar lo verlo y lo perdona, restituyéndole su necesario que restaba. Cuando Jesús dignidad de hijo. Pero su hermano le pregunta a su interlocutor quién se mayor “oyó la música y los coros que comportó como prójimo del herido, acompañaban la danza…se enojó y él contesta: “El que practicó la mise- no quiso entrar” (Lucas 15,25-28). ricordia con él”. Ante lo cual Jesús Su comportamiento legalista y su responde: “Ve, y procede tú la misma corazón cerrado impidieron que se manera” (Lucas 10,37). alegrara ante el acto misericordioso Jesús nos diría hoy esas mismas pa- de su padre. labras. La misericordia, el compa- La madre Teresa de Calcuta vivió decerse de las miserias de otra per- de un modo paradigmático la misesona, es algo concreto y práctico. El ricordia en acción con su asistencia samaritano realizó todas las acciones a las personas más necesitadas. Su necesarias para reamor trascendió mediar el dolor del las barreras de herido y abandoLa misericordia se puede las tradiciones nado. Jesús utiliza religiosas y de manifestar de diversas la ironía ya que se las ideologías. Al maneras: a través de suponía que un saprincipio a lg ula asistencia al más cerdote o un levita nos grupos funeran las personas in- necesitado, o del perdón y damentalistas de dicadas para ayudar la India querían la reconciliación. al necesitado. Sin matarla ya que la embargo, nos pone veían como una como ejemplo a un a men a z a a s u samaritano, quienes tradición. Luego, en aquella época no gozaban de bue- al ver su respeto por la dignidad de na fama entre los judíos, dando así cada ser humano y sus creencias parpor tierra todos los prejuicios. ticulares, la aceptaron. La misericordia se puede manifes- En este Año Santo dedicado a la mitar de diversas maneras: a través de sericordia, ¿qué podemos hacer para la asistencia al más necesitado, o aportar nuestro grano de arena? Una del perdón y la reconciliación. Esto gota en el océano de nuestra miseria. último se da en la parábola del hijo Una luz en medio de tanta oscuripródigo. Alguien que “malgastó sus dad. Nuestra esperanza está puesta
en Jesucristo. En la gracia y la fuerza del Espíritu Santo, que actúa junto con nuestros esfuerzos cotidianos. Se realiza una transformación interior: cambiando nuestros pensamientos, emociones y acciones. Nada es mágico, caemos y nos levantamos mil veces. Y como dice un dicho alemán: “La santidad consiste en el coraje de empezar cada día de nuevo”. Volvemos a las palabras tan sabias del Padrenuestro: Perdona nuestras ofensas como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden. Nadie está exento de herir a los demás de una u otra manera. Estamos llamados a comenzar cada día con la intención de ejercer la misericordia hacia nosotros mismos y hacia los demás. Aprovechemos este Año Santo para focalizarnos en ella y así también construir juntos una Argentina más reconciliada que mira hacia adelante, un mundo más unido por el anhelo de entregar a la generación que viene un tejido social más sano y vigoroso.
RAQUEL BARROS
ÁNGELA SANNUTI
Narrativa Producción, orientación y corrección de textos
Lic. en Psicología
Tel.: 4791-3360 Email: rlbarros@yahoo.com.ar
French 2774 4º B (1425) Buenos Aires Tel.: 4822-1719
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IGLESIA
Decano de la Facultad de Teología de la UCA
Fernando José Ortega
El Concilio Vaticano II y la fe en lo humano A 50 años de la conclusión del Concilio Vaticano II, el 8 de diciembre de 1965, el autor rescata los principales aportes que dieron lugar a un nuevo paradigma antropológico.
El último capítulo de Laudato si señala que “la humanidad posmoderna no encontró una nueva comprensión de sí misma que pueda orientarla”, y propone “difundir un nuevo paradigma acerca del ser humano, la vida, la sociedad y la relación con la naturaleza”. Estas palabras del papa Francisco en su última encíclica pueden ofrecer una perspectiva adecuada para evocar la actualidad del Concilio Ecuménico Vaticano II, ese “nuevo Pentecostés” que transformó la vida de la Iglesia católica, y de cuya clausura se cumplen cincuenta años. Las líneas que siguen son expresión de un pensamiento que busca compartir con el 40
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lector un modo de entender el posible aporte de ese magno acontecimiento eclesial en la gestación de un “nuevo paradigma” antropológico. Sintetizando mucho, tal vez excesivamente, resulta claro –como señala Maurice Bellet, filósofo, teólogo y psicoanalista francés, a quien debo lo esencial de las ideas que presento– que la época del Concilio Vaticano II, antes y después de él, fue un tiempo de búsqueda, de efervescencia, de iniciativas, de riesgos. Se entraba en una época eclesialmente novedosa, de una gran reconciliación con la modernidad, con lo que ella había engendrado de bueno y necesario. Para muchos católicos fue
el comienzo de algo nuevo: salir hacia el mundo, poner fin a un cierto pesimismo cristiano, valorar cuanto en la sociedad civil parecía sintonizar con el Evangelio, especialmente la fe en la humanidad y la esperanza en alcanzar una fraternidad universal. Fueron momentos de optimismo y de apertura, en que los cristianos y la Iglesia abandonaron la hostilidad y las condenas hacia “los de afuera”, los no creyentes. Momento de los movimientos, en los que se buscó impregnar con el Evangelio toda la vida. Momento de misión, en que los cristianos descubrieron hasta qué punto el mundo se había alejado del cristianismo. REVISTA CRITERIO N° 2421
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Se le dio prioridad a la presencia en la sociedad por sobre la proclamación de la doctrina. De allí que esa presencia fuese muchas veces silenciosa en palabras, pero elocuente en el testimonio de esa disposición fraterna universal en la que radicaba lo esencial de la fe en la humanidad. Ese silencio llevó a preferir no hablar más de Dios como objeto de un saber. Se experimentó e interpretó el silencio de Dios como invitación a actuar y a pensar por nosotros mismos. Por otra parte, los cristianos buscaron estar presentes en el mundo, y allí, ser activos y locuaces, abrazando las causas justas, usando el lenguaje en el que ellas se expresaban, participando en sus luchas, comprometiéndose allí donde se combatía por una sociedad más justa. La ciencia no fue vista como una amenaza para la fe, sino, por el contrario, el lugar en el que ella podía encontrar una nueva expresión. Esta atmósfera de renovación y creatividad, con sus luces y sombras, se prolongó varios años. Pero luego se produjo un cambio. No en todos, y al principio fue invisible. Apareció, ante todo, en las generaciones siDICIEMBRE 2015
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guientes a las que habían vivido la época del Vaticano II. Ejemplo paradigmático: el de padres y madres que habían sido militantes cristianos, pero cuyos hijos “habían perdido la fe”. El silencio testimonial al que hemos aludido pareció perder su referencia trascendente. Los templos se vaciaban, y no sólo en Europa. ¿Estaba desapareciendo la fe en Dios? Algunos así lo pensaron, y señalaron al Concilio como el gran responsable de esa situación. Se produjo entonces una reacción protagonizada por muchos creyentes y por algunos miembros de la jerarquía, una reacción que podía tomar –y de hecho tomó– la forma de un conservadurismo y de un integrismo que se contrapusieron frontalmente al impulso renovador del Vaticano II. La religión pareció volver a encontrar su lugar, el de la doctrina, la moral y el culto. Se privilegió la seguridad por sobre la búsqueda y la renovación. Pero la reacción adoptó también otro estilo. ¿En qué consistió? En que, sin condenar ni abandonar el gran movimiento de emancipación y de reconciliación con el mundo moderno, se pensó que había que reorien-
tarlo. No era necesario abandonar la fe en lo humano, ese terreno común que los cristianos compartían con los hombres de buena voluntad. Pero se buscó completar esa fe, corregirla, contrapesarla, con la fe en Dios, la única que podía fundamentar la fe en el hombre, precisar su sentido, señalar sus exigencias. En síntesis, y para decirlo con palabras de Bellet, “había que agregar a Dios”. Esta actitud tuvo el mérito de rescatar el Concilio. Ahora bien, cuando la analizamos en profundidad, descubrimos que no resolvió realmente el conflicto de los tiempos modernos: la rivalidad entre Dios y el hombre, el divorcio entre fe y razón, entre Iglesia y mundo. Y no lo resolvió porque el Dios “agregado” a la fe en el hombre es un Dios ya supuesto por anticipado, un Dios que, por lo tanto, no tendría necesidad de aparecer, de manifestarse. Pero si Dios no acontece ni aparece en el hombre, en la vida, entonces ese Dios –aunque se lo agregue– está separado, ausente, lejano, y se diluye finalmente en una idea, por más bella que ésta sea. Para superar esta situación se abre una vía, a saber, la de encontrar 41
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viviente a Dios –sin que sepamos exactamente de qué se trata eso– allí donde florece la vida humana verdadera, en la relación fraterna que, habiéndose despojado de toda violencia, de todo gusto a muerte, se ha hecho –ha sido hecha– puro amor, don, ternura. “Nadie ha visto nunca a Dios: si nos amamos los unos a los otros, Dios permanece en nosotros” (1ª carta de Juan 5,12). Es en esa relación donde nace lo humano de lo humano, lo humano más que humano, y es allí donde nace y se manifiesta Dios. Y si se manifiesta, no hay que agregarlo. Lo que el contexto actual tiene de inédito, visto con la mirada de la fe, podría formularse así: todo pasa en el hombre, no hay nada que agregar; pero hay que mantener la distancia, porque el ser humano no es Dios, sino su morada, la morada de la Fuente inasible e inagotable de todo lo que es, y que desborda in-
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finitamente todo lo que el hombre sabe y posee. Gracias al Vaticano II, y cuando ya ha pasado mucha agua bajo el puente, podemos pensar y decir estas cosas, sin el riesgo de un reduccionismo antropocéntrico del Absoluto. Hoy la fe cristiana puede comprender mejor, gracias a lo que nos ha enseñado el Concilio, que Dios, cuyo Nombre es Amor, nunca quiso ser Dios sin nosotros los humanos. Es por eso que la fe en Dios –en ese Dios Amor que se manifiesta en el “nosotros” humano– y la fe en el hombre –en ese hombre que, amando, supera infinitamente al hombre– son más que inseparables, cristianamente hablando. Superados los viejos conflictos de la modernidad, tal vez sea en esta alianza doblemente crítica –de idolatrías y de antropolatrías– donde despunte el nuevo paradigma antropológico que la humanidad posmoderna busca a tientas.
Todo pasa en el hombre, no hay nada que agregar; pero hay que mantener la distancia, porque el ser humano no es Dios, sino su morada, la morada de la Fuente inasible e inagotable de todo lo que es, y que desborda infinitamente todo lo que el hombre sabe y posee.
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REFLEXIÓN
Horacio C. Reggini
Humanismo, obras y tecnologías La universidad tiene grandes desafíos para los tiempos por venir y a la hora de dar una visión humanística y global a los estudiantes.
En los últimos siglos es posible identificar al menos tres inquietudes que caracterizan al Humanismo: la búsqueda de la verdad, del bien y de la belleza. Es inapropiado tratar al Humanismo como una rareza, evento o cúmulo de sentimientos inesperados. Se trata más bien de valores sociales, amDICIEMBRE 2015
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bientales y económicos significativos que deben ser administrados de un modo racional y eficaz. Y esto es con una planificación a largo plazo que debe manifestarse en un conjunto de políticas y obras de infraestructura que lleven a una mejor evolución y a la necesidad de desplegar una visión de la cultura transversal
que incluya las artes y la educación, y todo el campo del entretenimiento en sus amplios formatos. Ese fuerte entramado entre políticas, economía y sociedad se resume o debería resumirse en la educación universitaria superior. Pero para llegar y legar esto hace falta una formación humanística integral, incluyendo 43
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REFLEXIÓN
conocimiento de expresiones artísticas, filosóficas, históricas, así como las dinámicas y potencialidades del trabajo en equipo. Habilidades en el campo de la negociación, la oratoria, la diplomacia y la política en todos los niveles, entre tantas otras. No existe profesión ni profesional que pueda prosperar en el aislamiento de su torre de marfil. Así lo entienden diversas universidades del mundo, que van incorporando cada vez más asignaturas y actividades de carácter humanístico en sus planes. Nada peor en un proyecto educacional que el provincialismo derivado de un aislamiento xenófobo o de una pobreza chauvinista. Si los egresados estuvieran mejor preparados para negociar, dirigir o construir nuevas empresas, y relacionarse con sus pares en todo el mundo, tendrían motivos para llevar adelante sus estudios, denominados por algunos, en ciertas carreras, como “duros”. La idea de la educación como mercancía en oposición a la noción de bien social ha estado en sincronía con orientaciones que emergieron desde la Organización Mundial del Comercio (OMC) desde hace ya varios años. El problema, de alcance mundial, se ha venido gestando en un proceso de globalización y mercantilismo cuyas pautas están a punto de borrar cualquier otra referencia posible de la condición humana
que no sea el consumo. Propugnar el mercado de la educación conlleva la aceptación del desplazamiento de lo nacional y regional en beneficio de lo global y, por lo tanto, potencia los riesgos de una universidad puramente pragmática. En pos de un bien social rico y no provinciano que representa la educación, el futuro egresado necesitará manejar fluidamente las tradiciones y el espíritu comunitario: cultivar su pertenencia profunda a una circunstancia histórica y a la vez social, de modo que capacitarse equivalga a preservarse y preservar el solar que lo ha alumbrado. El rol de la planificación a largo plazo es dotar al sistema de marcos para evolucionar, y muy especialmente, para dar señales claras sobre cuáles son las decisiones viables y cómo manejar riesgos e incertidumbres. Si fuera posible, bastaría una imagen satelital de la cultura en sus diversos escenarios de la sociedad planetaria para comprender que, por sus características naturales, climáticas y topográficas, el Humanismo como sistema cultural presenta un alto nivel de riesgos en sus diversos ciclos y, por lo tanto, de éxitos y fracasos. La falta de acción ante fenómenos naturales cada vez más extremos en el globo hace pensar que las consecuencias se agigantan. A su vez, la oportunidad subyacente consis-
te en que, más allá de los impactos negativos, existen soluciones que pueden no sólo generar un contexto de previsibilidad, sino un aumento de productividad, competitividad y riqueza, además de una visión integral para resolver el problema, incluyendo al menos tres dimensiones. Primero, sustentar una inversión estructural para mitigar riesgos posibles a costos razonables. Inversiones significativas resultarán eficientes frente a costos evitados y a la productividad permitida. En segundo lugar, dotar al sistema de una alta capacidad en el manejo de información, y así desarrollar conocimientos de optimización y de decisión. Estas capacidades, primera y segunda, son el sustento de los sistemas de alerta y también la base para la tercera dimensión clave: el desarrollo de nuevas políticas de gestión y de nuevos y más eficientes instrumentos para administrar riesgos residuales del sistema. La ejecución de infraestructura y producción en áreas vinculadas al transporte, la movilidad, la energía, las telecomunicaciones y también la cultura, son determinantes para generar políticas y estrategias públicas/privadas que lleven a desarrollar Humanismo y sustentabilidad, y no tan sólo consumismo. Características como éstas definen un territorio inteligente.
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Daniel Sendrós
Marplatenses Cuatrocientas películas de las más diversas procedencias, temáticas y estéticas se vieron en el Festival de Cine de Mar del Plata, creado en 1954 y que luego de varias interrupciones adquirió continuidad a partir de 1996.
El festival marplatense funciona como una mezcla más o menos equilibrada de Bafici Playero, Gran Celebración del Viejo Cine Nacional, con películas bien restauradas por IncaaTV y otras entidades, presentación de nuevas generaciones, vidriera de curiosidades para todo público, respetable ventana a la historia del cine universal.
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“De acá voy a salir sólo si me echan, o con los pies para adelante”, dijo varias veces el maestro Martínez Suárez, refiriéndose a su cargo como presidente del Festival Internacional de Cine de Mar del Plata. Con 90 años, firme en el puesto desde los 84, es el conductor de festivales más viejo del mundo, y uno de los más eficientes. Y hay algo que para nosotros lo hace todavía más notable: su independencia política. Cuando en los ‘90 don Julio Márbiz asumió el reordenamiento del Instituto Nacional de Cinematografía, de inmediato le pidió su colaboración como asesor, y él aceptó en
estos términos: “No quiero cobrar nada, no soy peronista ni pienso serlo, y apenas vea algo raro me mando mudar”. Dos hombres de la Pampa Gringa, hijos de inmigrantes (un turco de Noettinger y un andaluz trabajador de Villa Cañás), se encontraron en el amor patrio y sacaron adelante muchas cosas. Ya en este siglo, Jorge Álvarez le ofreció el cargo rentado al frente del festival, y él reiteró las otras dos condiciones. Así continuó después con Liliana Mazure (hoy diputada por el FPV) y Lucrecia Cardoso, siempre en un clima de mutuo respeto y entendimiento. 45
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Por sus virtudes morales, conocimiento, memoria enorme, practicidad, carisma y manejo del humorismo, Martínez Suárez siempre fue ovacionado en todos los encuentros. Para sorpresa de muchos funcionarios, cabe agregar. Bien recordamos la cara de perplejidad de Juan Manuel Abal Medina, entonces jefe de Gabinete, cuando en la presentación oficial de uno de los festivales el público aplaudió más a ese “viejo gorila” que a él. También hemos visto perplejo a Daniel Scioli, pero sólo hasta que le explicaron los chistes. Además, nos consta que al menos un par de veces se acercó a saludar al maestro, sin otra intención que manifestarle su aprecio. Muy lamentable resultó entonces el cierre del 30° Festival, el pasado 7 de noviembre. Esa noche, en vez de saludar a la gente de cine de diversas partes del país y del mundo, la señora Teresa Parodi, ministra de Cultura de la Nación, lanzó un discurso partidario decididamente exaltado. Largo, para colmo, y con afirmaciones bastante peregrinas (por ejemplo, aseverar que los premios a nuestros cineastas sólo son posibles gracias 46
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al manejo del Estado por parte de su gobierno). Cosa semejante no hemos visto en festivales de cine de Brasil, España, Francia ni Uruguay, que es hasta donde llega por ahora nuestra experiencia. Periodistas de otros lugares comentaron que tampoco pasa en Cuba, donde apenas se estilan algunos saludos a “nuestro querido comandante”. Valga la aclaración: el discurso estuvo fuera de lugar, pero no de audiencia, porque buena parte de la sala había sido ocupada por miembros de Unidos y Organizados, que venían del 5° Encuentro Nacional de Comunicación Audiovisual paralelo al Festival, amén de unos cuantos funcionarios y empleados de organismos públicos. Después tendría que haber hablado Martínez Suárez. Directamente se retiró del escenario y sólo volvió más tarde para entregarle el premio Alfredo Alcón a Guillermo Francella.
equilibrada, de Bafici Playero, Gran Celebración del Viejo Cine Nacional, con películas bien restauradas por IncaaTV y otras entidades, presentación de nuevas generaciones, vidriera de curiosidades para todo público, respetable ventana a la historia del cine universal, todo por el mismo precio y a la misma hora, como un gran tenedor libre. Y también a la misma hora, gratis, variedad de presentaciones de libros y revistas, charlas, talleres y seminarios, homenajes y ocasionales festejos. Inabarcable, ostentoso fárrago de actividades, en cantidad superior a la que pudiera encontrarse en el mismo Cannes. Para nosotros, sobresale el recuerdo de una noche, con Los cuatro jinetes del Apocalipsis, de Rex Ingram (1921), en copia fabulosamente restaurada por los historiadores Kevin Bronlow y David Gill, proyectada en 35 mm. en un aparato de velocidad variable instalado al efecto, a cargo de dos técnicos especializados, y, lo máximo, con música en vivo a carPara tener en cuenta go de la Orquesta Sinfónica de Mar del Plata, esta vez dirigida por su El festival marplatense funciona de anterior titular, el maestro Guillerese modo. Una mezcla más o menos mo Becerra. Dos horas y media de REVISTA CRITERIO N° 2421
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una historia conmovedora, con una música que ponía piel de gallina y la sala del Colón marplatense repleta hasta el gallinero. Las ovaciones fueron atronadoras. Para mayor emoción, dio la casualidad que nos sentamos junto a la orgullosa madre de uno de los músicos. Cuando él era niño, iban al paraíso a escuchar la Sinfónica, y ahora él es uno de sus integrantes, y ella lo mira desde la tertulia. Eso es digno de una película, y ya esa misma noche nos sentimos tan satisfechos que podríamos habernos vuelto a casa al otro día. Lo mismo, después de ver la canadiense Remember, de Atom Egoyan, auténtico regocijo pese a tratarse de un drama, o más bien un thriller de la tercera edad, con toquecitos hitchcockianos y remates de humor negro. La historia desarrolla el plan de dos viejos judíos para ubicar y ultimar al nazi que mató a sus familias en Auschwitz. El problema es que hay cuatro alemanes con el mismo nombre. Y que el encargado de apretar el gatillo tiene demencia senil. Como corresponde a una película de Egoyan, eso no es todo. Por debajo corren sus habituales vueltas de tuerca sobre pasados oscuros, artificios, culpas y morbosidades. Y a la vista, corre Christopher Plummer rumbo
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a los mayores premios de la temporada. Lo impulsan Martin Landau, Dean Norris, Bruno Ganz, Jurgen Prochnow y un guión formidable. Muy bien hecha, ese es el nivel que el público espera de las películas en competencia. Para mayor placer, el propio Atom Egoyan presentó la película. Un encanto de persona, quién diría que es el autor de obras tan dolorosas como Un dulce porvenir y El viaje de Felicia. Remember se ganó con justa razón el Voto del Público, y también merecía ganarse los premios de mejor actor y mejor guión, que, sin embargo, fueron a parar al drama chileno El club, de Pablo Larraín, tortuosa adaptación de una fantasía teatral de enfoque anticlerical, con fotografía intencionalmente desenfocada. Película que gusta a ciertos cinéfilos, y disgusta totalmente a los cinófilos, porque en una parte matan salvaje y gratuitamente a unos pobres galgos. La película ganadora, por suerte, es buena, y fue la segunda más votada del público: El abrazo de la serpiente, de Ciro Guerra, coproducción colombiano-argentina que asombra e hipnotiza con una historia en dos partes sobre la relación entre exploradores científicos y conocedores indígenas de la selva amazónica. Además, la fotografía en blanco y negro
es atrapante. Figura destacada, allí estuvo don Antonio Bolívar Salvador Yangiama, ecologista de mérito que hace de indio viejo y es un auténtico indio que ahora alterna entre la selva, Bogotá, Cannes, donde estuvo en mayo último, y Mar del Plata. No hubo estrellas internacionales, pero sí gente que vale la pena conocer. De esta película, así como de otras de diverso mérito, como Camino a La Paz, La luz incidente, ¿Qué horas ela volta?, 11 minutos, La isla del viento, ya hablaremos, si Dios quiere, a medida que se estrenen. Por lo pronto se estrena el documental Un tango más, de Germán Kral, con la historia muy bien contada de las búsquedas, triunfos, amores y desamores de Juan Carlos Copes y María Nieves. Ambos artistas estuvieron en la presentación, cada uno a un lado del director, y sin mirarse entre ellos. Cosas del tango.
La película ganadora es buena y fue la segunda más votada del público: El abrazo de la serpiente, de Ciro Guerra, coproducción colombianoargentina.
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Pablo De Vita
El nuevo brillo del antiguo templo El Teatro Coliseo presentó su plan de reformas en curso que permiten a la legendaria institución restaurar una de las salas más importantes de Buenos Aires. Asimismo, la fundación Nuova Harmonia anunció su temporada 2016.
Grandes nombres y un espacio como nuevo, esa pudiera ser la síntesis de la presentación 2016 de la temporada de Nuova Harmonia y de las obras de restauración del Teatro Coliseo. “El Teatro Coliseo de Buenos Aires es un símbolo concreto del encuentro y fusión entre la cultura italiana y la cultura argentina; es un lugar donde Italia reafirma su compromiso hacia la excelencia artística, cultural y arquitectónica”, dijo la siempre cálida embajadora de Italia Teresa Castaldo, nombrada madrina de honor. Asimismo se celebraron las tres décadas del ciclo Nuova Harmonia. Fundada en 1987 y hasta 2001 conocida como Harmonia, su creación fue un desafío considerando la jerarquía de los eventos presentados en el Coliseo, encabezados por el Mozarteum. La temporada 2016 de Nuova Harmonia dará comienzo en abril y se confirmaron las presentaciones de la Camera Bern con la mezzosoprano austríaca Angelika Kirchschlager; Vladimir Lande dirigiendo la Or48
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questa Filarmónica de San Petersburgo con la bella Xiayin Wang al piano; el pianista italiano Nazzareno Carusi; la Orchestra della Toscana; la Orquesta Sinfónica de Bamberg, y la Camerata Ducale di Vercelli con Horacio Lavandera como director y pianista, tal el anuncio leído por la directora artística del Teatro Coliseo, y moderadora del acto, la bella actriz italiana Elisabetta Riva. El presidente de la Fundación Cultural Coliseum, Giorgio Aliatta, detalló el alcance de las obras, realizadas en etapas y gracias al apoyo de la ley de Mecenazgo del Gobierno de la Ciudad: “Este ambicioso proyecto es posible gracias a la exitosa sinergia entre lo público y lo privado”. Y anunció para abril de 2016 el inicio de la segunda etapa de obras. El relanzamiento presenta un nuevo foyer y salas de
ensayo, una nueva marquesina, camarines y cámaras acústicas y la sustitución completa del sistema operativo escenotécnico. “Otro tema es el nacimiento del Círculo de Amigos del Teatro Coliseo y su categoría se corresponde con cada sector del antiguo Coliseo romano del cual este teatro tributa su nombre”, confirmó Elisabetta Riva. Por su parte, al cierre de esta edición, Juventus Lyrica, que dirige Horacio Jaunarena, también presentó en sociedad la programación con la que engalanará al teatro Avenida, de la mano de tres títulos: La viuda alegre, de Franz Lehár, en mayo; Orfeo y Eurídice de Christoph Gluck en agosto; y Madama Butterfly de Giacomo Puccini como cierre de temporada de este auténtico semillero de artistas.
El relanzamiento del Teatro Coliseo presenta un nuevo foyer y salas de ensayo, una nueva marquesina, camarines y cámaras acústicas y la sustitución completa del sistema operativo escenotécnico.
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Pablo De Vita
Miembro de la Sociedad Española de Estudios de Comunicación Iberoamericana de la Universidad Complutense y de la Asociación Española de la Prensa Cinematográfica.
Teresa de Jesús en la lente del cine La 60° edición de la Semana Internacional de Cine de Valladolid organizó una mesa redonda sobre “Mística y cine”, y se proyectó
Teresa, de Jorge Dorado, adhiriendo al V Centenario del nacimiento de Santa Teresa de Jesús.
Es sabido que algunos temas presentados en conferencias o mesas redondas en cualquier lugar del mundo suelen congregar más especialistas que entusiastas y –por ende– no hay simetría entre la cantidad de ponentes y asistentes, estos últimos en notoria minoría. Algo de eso sucedió con la actividad especial Mística y cine, tema que ha generado a lo largo del tiempo incontables debates y cierta aridez discursiva, y que contó con su público –si bien menor en comparación con otras multitudinarias actividades– en la 60° Semana Internacional de Cine de Valladolid. Se destacó lo numeroso del panel, con la participación de la realizadora Josefina Molina, del teórico Juan Antonio Pérez Millán, de los actores Marián Álvarez y 50
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David Luque, del director Jorge Dorado y de la crítica de cine Angélica Tanarro, añadiendo la presencia de Lola Salvador (directora y guionista), la moderación de Carlos Aganzo, y las palabras de bienvenida del director de la Seminci, Javier Angulo, en el espléndido Salón de los Espejos anexo a la sala principal del Teatro Calderón. La Seminci nació en 1956 como Semana de Cine Religioso y progresivamente, incluso al amparo de cierta revisión de la cultura propiciada por la Iglesia católica, fue virando sus contenidos de films hacia otros que indagaban en la espiritualidad desde la óptica del cine arte, como Bresson o Bergman. De allí que la coincidencia con el quinto centenario de la fundadora de la orden de
las carmelitas descalzas no pasara desapercibida para la organización. Con acierto, en el debate, comenzó la legendaria directora española Josefina Molina que, recordada por su serie televisiva Teresa de Jesús, indagó sobre el concepto de mística: “Cuando hice la serie de Santa Teresa, ya tenía más o menos la visión de lo que era el fenómeno de esta mujer. Dicen los científicos neurólogos, que trabajan mucho este tema y por tanto supongo que lo conocen en profundidad, que existen en nuestro cerebro estructuras que cuando son estimuladas son capaces de generar experiencias espirituales, místicas, religiosas o de trascendencia. Y añaden que no existe religión sin espiritualidad pero sí espiritualidad sin religión”. Luego citó a Francisco RuREVISTA REVISTA CRITERIO CRITERIO N° N° 2420 2421
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bia, catedrático emérito de la Complutense, quien en su libro El cerebro espiritual dice: “Auque la palabra ‘espiritualidad’ en sí deriva del latín spiritus, que significa ‘viento de vida’ se suele emplear para definir experiencias que nos mueven en lo más profundo y que se diferencian de las experiencias cotidianas. Asimismo se suele aplicar a toda cualidad humana que nos conecta con un mundo invisible y que definimos como espiritual y que desafía los métodos científicos pero en el que, no obstante, solemos creer y sentir que existe”. Seguidamente la directora rememoró su experiencia personal de estar contemplando una tarde el cielo, y de tan intensa la belleza, se sintió súbitamente inmersa en el universo. “Hay momentos en los que la belleza o el arte nos trasladan a esa situación”, añadió para citar a maestros del cine como Dreyer o Bergman, y acto seguido recitar una sentencia de Albert Einstein: “La emoción más hermosa que podemos experimentar es la mística, es la sembradora de todo arte y ciencia auténticos. Quien sea extraño a esta emoción es como si estuviera muerto”.
podía llegar a pensar y sentir”. Confesó que, cuando se acercaba la escena del éxtasis, decidía rodar al día siguiente. “Realmente, fue una experiencia mística para todos nosotros”. A su turno, la actriz Marián Álvarez refirió lo que significó interpretar a una santa: “Teresa de Jesús es una mujer que tiene dualidad, desengancho entre el cielo y la tierra. La clave de mi papel fue saber encontrar a la mujer que hay detrás”. El film de Jorge Dorado –al cierre de esta edición se confirmó la posibilidad de verlo online en la web de TVE Televisión Española– narra la vida de Teresa, una adolescente actual y rebelde que
causalmente toma contacto con el Libro de la Vida, de Teresa de Jesús, e inicia así un recorrido hacia la España convulsa y cambiante del siglo XVI, descubriendo a la Santa. Angélica Tanarro dijo que, para ella, un ejemplo de mística y cine fue la película Visión de Margarethe von Trotta: “Un personaje maravilloso como Hildegard von Bingen tiene muchos puntos de contacto con Santa Teresa porque también luchó contra la incomprensión y fue reformista de la orden benedictina y una adelantada a su tiempo. Y otra película, en tono completamente diferente, es Thérèse de Alain Cavalier,
Otras voces, otros ámbitos Luego hizo uso de la palabra Jorge Dorado, quien explicó su acercamiento a la mística con “miedo”, y señaló: “Me ofrecieron el encargo de hacer una película sobre Teresa que es una enorme responsabilidad y, en mi caso, fue una enorme inconsciencia. Intenté acercarme al personaje para ver que podía contarme a mí”. Y agregó: “Hay muchas Teresas: está la mística, la escritora, la feminista, la revolucionaria; nosotros queríamos dar una pincelada de todas. Cuando nos adentramos en la mística, leímos mucho, y reflexionamos sobre esta mujer, enferma, encerrada en una habitación, qué DICIEMBRE 2015
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OPINIÓN
muy difícil y arriesgada, que toca más la espiritualidad que la religiosidad. Son dos ejemplos magníficos de cómo el cine ha tratado este tema”. Asimismo, el teórico Juan Antonio Pérez Millán sumó el debate sobre el espacio de la proyección cinematográfica y ciertas analogías: “Se me ocurrió algo que es una idea muy sugerente que es el extraordinario parecido entre una sala de cine clásico y una Iglesia tradicional, el retablo y la pantalla, la fila de bancos y las filas de butacas, en algún caso el coro, el trascoro y el anfiteatro, y más allá del parecido físico, los apasionados por el cine vemos como si se materializaran figuras incorpóreas”. Agregó: “Hace años me había dado por estudiar la figura de Juana de Arco, que no solo tuvo dificultades con la Inquisición, la achicharraron”. Cuando era adolescente, Juana tuvo apariciones de santos que la invitaban a luchar contra el ocupante inglés en tierra francesa para coronar rey a Carlos VII. “La Iglesia institucional – remata Pérez Millán– la rechazó porque no consentía que tuviera una relación directa con la divinidad. Y lo que más me ha sorprendido de este estudio es que he localizado once versiones para cine y Juana de Arco da para todo, desde la propaganda nazi a la versión de Cecil B. DeMille para incentivar a los norteamericanos en la gran guerra”.
El ejemplo de la Seminci La 60 edición de la Semana internacional de la Crítica de Valladolid (Seminci) contó, como es habitual, con una buena programación en todas sus secciones. Es este un certamen para cinéfilos, no para interesados en el glamour como se da en Cannes, Venecia o Toronto o, incluso, en San Sebastián. Hay pocas estrellas de cine famosas y escasísimas fiestas. Aquí, lo importante es el cine. Pero el éxito de este festival no se mide solamente por sus películas sino también por la magnífica labor de los encargados de la relación con críticos y periodistas en general. Tras un comienzo algo descoor-
dinado, la situación se normalizó rápidamente gracias trabajo muy profesional y muy diplomático de la dirección del festival y de su jefa de prensa. El trato con la prensa es importante en el éxito de un certamen ya que son sus representantes los que trasladan sus impresiones al público en general. A veces esta relación de los festivales, incluso de los más grandes e importantes, con la prensa no es lo fluida que debería ser. Por ello es importante que la Seminci les sirva de ejemplo. Oscar Peyrou
El autor hasta su jubilación fue Jefe de Cultura Internacional en la Agencia EFE. Es Presidente de la Asociación Española de la Prensa Cinematográfica.
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TEATRO
Guillermina I. Costantini de López
Una sobresaliente reinvención del mito de Caín y Abel A propósito de la obra Terrenal, de Mauricio Kartun, en el Teatro del Pueblo.
En su más reciente creación, y como ya es habitual en él, Mauricio Kartun continúa desafiando al espectador con una propuesta disruptiva que ya transita el segundo año de representaciones y que se ha hecho merecedora de múltiples premios y nominaciones. Kartun prosigue con la relectura de episodios bíblicos, que comenzara en Salomé de chacra (2012), para reflexionar sobre el “sentido del mundo desde su creación” pero a través de una parábola sui generis. Terrenal –subtitulado Pequeño misterio ácrata– retoma y reescribe la historia de Caín y Abel en tono festivo y campechano, por momentos casi vulgar, sin los fines didácticos religiosos propios de un misterio ni la reafirmación de la cosmovisión judeo-cristiana. Esta reinvención del mito dispara múltiples interpretaciones como toda meDICIEMBRE 2015
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táfora: la denuncia del capitalismo salvaje, la advertencia sobre la peligrosidad del lenguaje en la construcción de un pensamiento unívoco y la pugna entre el teatro comercial y el teatro rebelde, entre otras. El autor se confiesa no un exégeta sino un eiségeta de la Biblia en la que inserta, por lo tanto, sus interpretaciones personales fundadas en Spinoza, Marx y sus vastas lecturas. Si bien toma el sistema de valores tradicional del mito –la inocencia de Abel y la culpa de Caín–, apoyándose en la versión que de él hace el historiador judío Flavio Josefo en el 93 d.C. –insertada en el programa de mano– convierte al hermano asesino en el paradigma de una mentalidad y forma de estar en el mundo signada por la avaricia y la posesión violenta de la tierra en procura de riquezas. A ella se opone Abel, el que goza de
la creación sin querer dominarla. La figura de Dios –el Tatita de la pieza– también aparece problematizada de una manera casi esperpéntica: está tan condenado como sus criaturas a un “paraíso a la miseria” y más que el creador es apenas el “maestro de ceremonias” del teatro fantochesco en que se ha convertido la vida, sumida en “la rutina, el ruido y la rabia”, “pura destreza que no dice nada”, con evidentes reminiscencias del célebre monólogo de Macbeth al borde de su derrota. De la misma manera, el castigo impuesto a Caín adquiere otros alcances: no es el destierro lo peor sino la condena que él mismo se forjó –nunca estar saciado y perder el sueño por ello– y el arrastrar la sombra de Abel, padre del primer hijo que dará a luz la mujer qué él eligió para fundar su descendencia. La acción se ubica en una “tierra bal53
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día”, versión degradada del paraíso terrenal, que comparten ambos hermanos en continua oposición: un productor de morrones y un vendedor de carnadas vivas. La escueta escenografía en un espacio reducido, la modesta utilería y el vestuario con notas payasescas dan cuenta de esa impronta de pequeño teatro de variedades que el autor pensó como marco para la secuencia dramática y del registro farsesco con que construyó sus personajes. Claudio Martínez Bell, Claudio da Passano y Claudio Rissi dan vida respectivamente a los hermanos en discordia y al Tatita que regresa después de un abandono de dos décadas. Uno de los mayores logros y desafíos del texto es el lenguaje convertido en artificio teatral. Este es un rasgo que se viene manifestando en las últimas obras del autor, a partir de El niño argentino, y uno de los motivos que lo ha impulsado a dirigirlas. El monólogo
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de Caín en la se- Uno de los mayores logros gunda escena o la y desafíos del texto es el admonición final lenguaje convertido en de Tatita a Caín artificio teatral. son algunos de los momentos más destacables en este sentido. Encontrar el tono justo para que los diálogos no pierdan espontaneidad ni se vuelvan grandilocuentes es mérito compartido entre los actores y el autor/director, producto de un intenso trabajo previo de reescritura y pulido del texto por parte de éste y de apropiación del mismo por parte de los actores. Si a ello se le añade un manejo corporal aceitado y riguroso, el resultado de la interpretación es sobresaliente. Un texto denso en significaciones y una puesta que lo potencia por la fuerza de sus imágenes y la transmisión de la palabra revalidan el lugar de Kartun dentro de la dramaturgia argentina.
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LIBROS
El extranjero o la unión en la diferencia de Michel de Certeau Buenos Aires, Ágape, 2015
UN RETRATO DEL MISIONERO POSCOLONIAL Fragmentario en su composición, El extranjero o la unión en la diferencia de Michel de Certeau presenta un común denominador: intenta dar respuestas frente a las transformaciones sociales y culturales que conmovieron a Occidente desde la conclusión de la Segunda Guerra Mundial. Y pensar el modo en que todo ello repercutió por sobre la fe. No puede haber certezas cuando los avances del Estado llevan a que los lazos sociales resulten cada vez más impersonales; o cuando el auge de la sociedad de consumo conduce a la insensibilidad y el vacío espiritual. La cuestión clave que atraviesa este puñado de artículos de fines de la década de 1960 es la crisis del eurocentrismo, en plena descolonización. Tuvo un impacto directo en el catolicismo de los años sesenta puesto que desde siglos atrás éste se identificó con Europa. La crisis del eurocentrismo, pues, derribó certezas, modificó la sensibilidad religiosa y obligó a que el catolicismo resignara el lugar de hegemonía que otrora creyó natural. Estos cambios no se produjeron por factores puramente exógenos que amenazaron desde fuera la situación de privilegio del catoli-
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cismo. Tampoco se trata de cambios endógenos, como resultado directo de la convocatoria al Concilio Vaticano II, cuya significación no se le escapa a de Certeau, si bien desconfía de sus alcances. En verdad, se trata de un profundo cambio de sensibilidad. Quien mejor pudo percibirlo es el misionero poscolonial, a quien el autor le dedica uno de los principales textos de este volumen. El misionero poscolonial ha de ser de diferente naturaleza de aquel que le precedió puesto que debe comenzar por despojarse de los valores eurocéntricos todavía dominantes antes de la Segunda Guerra Mundial. No cabe ya la idea del misionero apóstol que va a evangelizar a los infieles, idea imbuida de espíritu de conquista, comprensible tal vez durante la expansión atlántica del siglo XVI. El misionero de la segunda mitad del siglo XX ha de ser, en cambio, una suerte de etnógrafo moderno que a fin de no sentirse extranjero en tierra ajena, deberá tomarse en serio a los otros, entrar en un diálogo que respete la pluralidad, en lugar de pretender iluminar con “su” Verdad a los demás. Es necesario desprenderse de la idea de que la verdad está del lado de uno y del otro lado sólo queda la herejía. En realidad, lo que hay son extranjeros que tienen diferentes identida-
des; son otros cuyas identidades deben ser tomadas seriamente. Y el extranjero puede estar en cualquier parte. Los otros exigen del reconocimiento en el diálogo, con “paciencia respetuosa” dice Michel De Certeau, en lugar de la soberbia del conquistador. El cristiano no tiene privilegios, como tampoco los tiene ya Europa en una era de descolonización: se acabó, así, el “paternalismo eclesiástico”. El catolicismo, universal por definición, se ve desafiado por infinitos particularismos que lo hacen sentirse extranjero incluso en Occidente. El relativismo, signo de los tiempos, no disuelve la fe pero la descentra, porque el misionero llega así a descubrir que la Verdad en la que creía como absoluta no era más que “su” verdad, una verdad relativa, ligada al pueblo del que él provenía, y no mucho más. Pero el tono de De Certeau no es de lamento, que no se malinterprete; lo que se aprende allí es una lección de humildad. Esta actitud es lo más valioso que este libro puede hoy transmitir a los lectores del siglo XXI.
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LIBROS
Historia del catolicismo en la Argentina entre el siglo XIX y el XX de Miranda Lida Buenos Aires, 2015, Siglo XXI
CON IMPRONTA SOCIOLÓGICA En los últimos años se publicaron historias de religiones en nuestro país que respondieron a un evidente interés académico y de público en general. Era una deuda de la historiografía que comienza a saldarse. El libro de Miranda Lida es útil y necesario, y creo que ocupará un lugar destacado en la bibliografía del tema. Quizá sea algo ambicioso, ya desde su título, visto que en realidad cubre un período histórico limitado, no completo. Aunque aclare “entre el siglo XIX y el XX”, luego leemos una relación que va aproximadamente desde la mitad de un siglo hasta la mitad del otro, dejando fuera de foco lo anterior –unos tres siglos– y lo posterior, que es precisamente la parte, según creo, más sustanciosa de una historia que se convirtió en dramática. Es un libro con una impronta sociológica, confesada ya desde sus “premisas”, bien ayudada con algunas imágenes que son demostrativas y que hacen al texto más ameno. Esta historia no es doctrinal ni “espiritual”, en el sentido de que no se adentra en el desarrollo del catolicismo en cuanto doctrina u ortodoxia, sino más bien en el ejercicio social y humano, también ideológico y político de su práctica. Cuenta las influencias culturales y estéticas, por cierto no menos interesantes, desde la segunda mitad del siglo XIX, cuando el país da ese “gran paso adelante” que significó su ingreso
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en la modernidad. La lectura de los primeros tres capítulos (de los nueve totales) es ágil y gentil. Puede decirse que se disfruta. Luego viene un segundo período, el más ideológicamente marcado de la obra, en el sentido de que se introduce con vigor en disputas políticas e ideológicamente comprometidas. Los títulos de los capítulos cuarto al sexto hablan por sí solos y se incluye en el trío un denominado “paréntesis” (¿por qué?) dedicado a nuestra revista Criterio. Sobre éste –es inevitable remarcarlo– pienso que si bien no es novedosa su disquisición (otros ya la han transitado), vuelve a destacar un período de indudable influencia ulterior en nuestra historia, quiero decir, la que llega a las generaciones actuales y estos días. La descripción de las polémicas (fueron más de una) entre Franceschi y Jacques Maritain, y las habidas entre varios intelectuales e ideólogos de nuestra propia cosecha, que fueron intensas, son bienvenidas. Si uno se adentra en “aquellos polvos”, puede darse cuenta cómo condujeron a “estos barros”, o mejor dicho, los “barros” que tuvimos hace ya unos 40 a 50 años, en las décadas de 1960 y 1970. Las disputas ideológicas, en la Argentina, son casi siempre demasiado duraderas, más allá de la relevancia implícita de sus contenidos, y hasta interminables. Leyendo el capítulo sobre Criterio puede parecer al lector que se reviven polémicas aún en danza, pero ahora con un pasado trágico, indivisible de ellas.
Debo agregar que al concentrar la atención sobre nuestra revista quizás dejó de lado otros medios que, si bien hace mucho que no existen (a esta altura, muy pocos los recuerdan), en su momento tuvieron algún peso. Un ejemplo fue aquella revista que se llamó Sol y Luna, que contaba con firmas de brillo, varias compartidas con Criterio. Para el momento histórico en que la cosa se pone más compleja y dura –la década del 1960, con el Concilio y el inicio de la versión armada (literal, no metafórica) del “catolicismo” (merece las comillas) argentino; y la de 1970, la era trágica– la obra concluye, dejando un final abierto, confesado, y sin adentrarse en el oscuro dominio del ángel rebelde. No es una pena. Está bien así, para el alcance pretendido del trabajo de Lida, que creo cumplido en lo sustancial. Pero al dejar abierto el fin puede interpretarse que vendrá una segunda parte, dedicada a la tragedia y a Beelzebul (uno, no dos). Si llegara a ser el caso, competiría con una historiografía ya profusa, pero nunca estará de más. Aún falta mucho por decir. El trabajo de Lida está muy bien acompañado por sus notas y merece su lectura. Luis Mendiola
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El abuso emocional social de Eduardo J. Padilla Quirno Buenos Aires, Nuevo Hacer, 2015
LA ANOMIA SOCIAL Y SUS CONSECUENCIAS Eduardo Padilla Quirno, médico psiquiatra, ha dedicado buena parte de su trabajo intelectual, estudio e investigaciones a temas tan complejos para el alma y para el devenir de una sociedad como son el debilitamiento de los vínculos entre personas e instituciones y la violencia en sus distintas manifestaciones. Con una aguda sensibilidad entrenada en el campo de la terapia familiar y en el tratamiento de la violencia física, sexual o emocional, la experiencia convulsiva de la Argentina de principios de siglo lo indujo a trazar paralelos entre la sintomatología que el abuso emocional produce en las personas, especialmente en los niños, sus principales víctimas, y un cuadro donde el objeto de estudio ya no es la persona, niño o adulto, sino la sociedad en su conjunto, caracterizada por depresión, desánimo generalizado, pérdida de la capacidad de una anticipación positiva de lo que habrá de suceder, sensación de falta de futuro, de mera supervivencia. El hilo conductor entre ambas figuras es la teoría del attachment, del psiquiatra inglés John Bowlby, paradigma de vinculación que acompaña a los seres humanos toda la vida, y es una forma de
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conducta relacionada con la búsqueda de proximidad de una base segura en la que ampararnos. El punto inicial de ese ecosistema para el ser humano es la familia y, luego, la organización social más extensa. Cuando ese sistema se ve perturbado emocionalmente en repetidas ocasiones, se produce una patología social que presenta síntomas similares a los que los médicos encuentran en sus pacientes y en sus familias. En un país donde las instituciones cayeron en el mayor descrédito, la consecuencia fue una ruptura del tejido comunitario, la pérdida o debilitamiento del altruismo y la solidaridad, el aumento de la agresividad, la irrupción de conductas desorganizadas y una regresión a niveles primarios de subsistencia, con relegación de los valores y de la cultura. Este panorama llevó a Eduardo Padilla Quirno a describir –hace más de una década– una nueva patología, con una mirada puntual sobre la Argentina: el abuso emocional social, tema de este libro. Los argentinos venimos arrastrando desde hace mucho tiempo pesadumbre espiritual, angustia, abatimiento y una violencia moral que tan bien se refleja en estas páginas. Carlos Nino, el gran jurista argentino muerto a los 50 años, en 1993, escribió un libro cuyo título es un fantásti-
co ejercicio de síntesis para describirnos: Un país al margen de la ley. Pasaron más de 20 años desde aquella publicación y la sensación es de agravamiento de una situación donde se ha naturalizado lo marginal, al tiempo que la sociedad parece desentenderse y mirar para otro lado. Padilla relata muy bien esa sensación de orfandad que nos produce no contar con referentes fuertes o sabios, personas virtuosas, admirables, palabras que hoy se pronuncian casi en voz baja por temor a sentirse extemporáneo. Carlos Nino en su obra, como Padilla en este libro, hablan de la anomia como un componente del subdesarrollo argentino y un obstáculo para la convivencia social. En una sociedad en la que el sistema de cuidado está a la deriva, las tendencias antisociales se intensifican. Este libro es un llamado de atención para bucear en nuestra memoria colectiva en busca de reparaciones y reencuentros y un clamor por una nueva vigencia de las instituciones y por la búsqueda de referentes y de todo lo que subyace: más y mejor educación y sólidos principios morales. Carmen María Ramos
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LIBROS
El antisemitismo explicado a los jóvenes de Michel Wieviorka Buenos Aires, 2015, Libros del Zorzal
PREGUNTAS Y RESPUESTAS A la pregunta sobre si los judíos no tienen parte de responsabilidad en el odio que despertaron a lo largo de la historia en muchos momentos y en determinados países, el sociólogo francés Michel Wieviorka responde: “Como los demás humanos, los judíos son capaces de lo peor pero también de lo mejor. Como pueblo, basta con leer el Antiguo Testamento para ver que no siempre se comportaron como santos, y también, desde la creación de Israel como Estado, han podido cometer actos de violencia, ser injustos, actuar como dominadores. Pero nada de eso puede justificar ese odio que vira hacia la obsesión. Esos rumores sin fundamento. Esas agresiones hacia masas miserables que no cometieron otro crimen que el de existir. Esas acusaciones absurdas que afirman que los judíos conspiran para dirigir el mundo y llevarlo a su perdición. Esa idea de que forman una raza, y no sólo un pueblo o una nación. Una raza que, encima, estaría dotada de poderes maléficos. El antisemitismo no fue inventado por los judíos, no son ellos quienes lo hacen funcionar, sino aquellos que quieren discriminarlos, expulsarlos, destruirlos, aquellos que los aborrecen por razones que poco o nada tienen que ver con la realidad”. Bastaría este breve fragmento del libro traducido al español por Agustina Blanco (L’Antisémitisme expliqué aux jeunes, publicado
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en 2014 en París), para condensar lo medular de la obra compuesta por preguntas y respuestas, con ánimo de divulgación, para llegar a un amplio público de lectores en la Argentina. Michel Wieviorka, nacido en Francia en 1946, es un discípulo de Alain Touraine y se desempeña como director de estudios en la École des Hautes Études en Sciences Sociales. Es autor de numerosos escritos y fue activista durante la rebelión juvenil del Mayo francés de 1968. El libro afronta, con claridad y sencillez, temas tales como la proverbial persecución europea a los judíos, la acusación de deicidio por parte de los cristianos, la creación de guetos en varios países, la expulsión en épocas de los reyes católicos en España hasta llegar a la Shoah durante el nazismo de Hitler o las afirmaciones del panfleto Los protocolos de los sabios de Sion, el caso Dreyfus o las hostilidades de Stalin y las antipatías de la izquierda por el sionismo. Hace unos años, en la Universidad Javeriana de Bogotá, se refirió al fenómeno de los “indignados”, al descrédito de la política, a la globalización, a las redes sociales, al terrorismo y a los cambios en las costumbres a partir de las últimas décadas, y señaló que “en nuestra sociedad hay un sentido muy claro sobre las disparidades sociales, aunque los individualismos son cada vez más fuertes; sentimos que los actores políticos no pueden escuchar las demandas de la gente”. Pero destacó que hay un gran deseo de valores, sobre todo de justi-
cia social. Y cada vez, en especial los jóvenes, “son más conscientes e interesados en el medio ambiente y la acción humanitaria”. Con respecto a la situación actual del antisemitismo, en el libro El antisemitismo explicado a los jóvenes Wieviorka observa: “En los Estados Unidos y en Francia, donde viven las minorías judías más importantes de la diáspora del mundo occidental, ser judío no expone a graves riesgos. En varios países de Europa, en particular, Hungría y Rumania, la escalada de las extremas derechas nacionalistas y populistas conlleva una fuerte carga de antisemitismo. Este es virulento, los prejuicios circulan mucho más, pero los riesgos físicos siguen siendo bajos. En la mayor parte de los países del mundo árabe y musulmán, los judíos emigraron, o fueron echados, en general fruto de una mezcla de antisionismo y antisemitismo. En América latina, el antisemitismo existe y cobró un cariz mundial e internacional en la Argentina, con los atentados terroristas comandados desde Oriente Próximo, pero globalmente eso no impide que los judíos se sientan seguros viviendo allí”. José María Poirier
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