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Germinare les agradece el compromiso ininterrumpido a lo largo de éstos 16 años. Su apoyo ha sido fundamental para que pongamos en marcha y sostengamos los programas educativos. “Agentes de Cambio” se inició como una prueba piloto, con tan solo 6 niños. Más familias se fueron acercando y hoy cuenta con más de 340 jóvenes, entre los alumnos becados en instituciones de buen nivel académico, egresados del secundario, e incluso jóvenes que ya terminaron sus estudios universitarios y terciarios. Muchos más siguen sus pasos. Hoy podemos ver que esta iniciativa que parecía un sueño es una realidad. Cada uno de ustedes es protagonista de los logros alcanzados. Germinare agradece especialmente a: * COLEGIO BEDE´S GRAMMAR SCHOOL (Pilar) * COLEGIO DEL VISO DAY SCHOOL (Pilar) * COLEGIO SANTO TOMAS DE AQUINO (Campana) * UNIDAD ACADÉMICA DANTE ALIGHIERI (Campana) * DIETRICH * SULLAIR ARGENTINA * TENARIS-SIDERCA En esta oportunidad tan especial, quisimos demostrarles nuestro profundo agradecimiento a través de una compilación de testimonios de algunos de los chicos de Germinare.
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ÍNDICE DE TESTIMONIOS
Maico Cáceres .....................................................................................................................
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Abril Salas ..............................................................................................................................
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Lucas Rodríguez ....................................................................................................................
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Gastón Escalante ..................................................................................................................
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Matías Martínez .....................................................................................................................
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Milena González ....................................................................................................................
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Ana Laura Hernández ............................................................................................................
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Soledad Martínez ..................................................................................................................
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Rebeca Ruiz Rivadeneira .......................................................................................................
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Yésica Vivas ...........................................................................................................................
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Maribel Ovando ....................................................................................................................
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Pablo González Leiro .............................................................................................................
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Juan Ignacio Illanes ...............................................................................................................
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Lourdes Álvarez ......................................................................................................................
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Brenda Hermosilla .................................................................................................................
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Rodrigo Fernández ................................................................................................................
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Sebastián Ferreyra .................................................................................................................
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Agustín Mayol Galarza ...........................................................................................................
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Fernando Schvintt ..................................................................................................................
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MAICO CÁCERES Egresado del colegio Del Viso Day School (Pilar). Licenciado en Ciencias Políticas, becado por la Universidad Torcuato Di Tella (UTDT). Actualmente, trabaja en la Vicepresidencia de la Nación.
“Sumarme a Germinare fue una de las mejores decisiones de mi vida. Cuando la Fundación apareció en 2002, sólo tenía diez años. La propuesta de ser una organización que me brindaría una educación superadora a la que tenía a esa edad fue algo que me llamó la atención y despertó mis ganas de participar desde un primer momento. Recuerdo que al comienzo tuve que convencer a mi familia para que me permitieran participar de las instancias de selección de la Fundación. Insisto, la propuesta sonaba bastante utópica como para ser cierta, y sobretodo sin el pedido de nada a cambio, pero valió la pena. Una vez que logré convencer a mi familia, el siguiente paso fue entender de qué se trataba realmente Germinare y conocer más en profundidad a aquellos profesionales que estaban detrás de esta obra. Así fue como descubrí personas que no sólo tenían el interés por ayudarme a tener una educación de calidad, eran personas que brindaban un afecto especial y una contención tan similar a la de mi familia, y en alguna medida fue eso en lo que se convirtieron con el paso del tiempo. Una vez que ingresé a mi colegio secundario, Del 6
Viso Day School, la diferencia con mi escuela primaria fue sustancialmente distinta. En primer lugar, las aulas como la biblioteca, la sala de informática, el laboratorio, no eran aulas vacías o que no tenían uso; éstos eran salones que efectivamente eran utilizados y aportaban a mi conocimiento. El área de deportes tenía una oferta muy distinta a la que contaba en mi escuela anterior, enseñándome una mayor cantidad de disciplinas que desconocía. Por otro lado, la actitud e interés de cada profesor también era muy distinta. Todo esto despertaba más ganas de aprovechar y una mayor dedicación ante cada propuesta. El haber ingresado al Del Viso definitivamente no sólo me permitió tener una educación de calidad, sino que también me brindó una serie de experiencias de vida que muy probablemente jamás haya podido realizarlas sin su ayuda ni la de Germinare. Es imposible olvidar que gracias a la Directora de mi colegio, Sandra Pinchetti, participé de un intercambio a Brasil que despertó mis ganas de seguir conociendo el mundo. Una de mis mayores enseñanzas, más allá de los idiomas o las diferentes materias académicas, fue la idea de que no existía un límite y todo el tiempo se podía aprender algo más, se podía ir por algo más. Si bien ésto puede sonar como bastante lógico, la verdad es que durante mi escuela primaria el contenido académico anual era muy similar año tras año, razón por la cual, un avance o desarrollo de nuevos temas parecía no suceder
en el corto plazo. Asimismo, reconozco que la integración con mis compañeros de colegio fue sumamente llevadera. En un comienzo, la Directora de mi colegio me asignó algunos compañeros guías para introducirme dentro del colegio y las clases. Eso también fue de gran ayuda, y así como lo valoro, lo agradezco. Por supuesto que después de la primera semana, la integración fue muy fácil gracias a los valores de mis compañeros que, con el pasar de los años, muchos se transformaron en amigos. Junto a ellos compartimos más que clases, compartimos viajes, cumpleaños, fiestas, sueños, planes, junto a ellos también empecé a desarrollar mi propio proyecto de vida.
recibiendo mucho más de lo que alguna vez esperé, y por ello sabía que como agradecimiento a todas esas personas que siempre depositaron su confianza en mí, fue que mi participación como voluntario en los diferentes eventos y actividades de Germinare tenían un valor mucho mayor.
La experiencia de participar en Germinare y contar con una educación de calidad no solo repercutió en mí sino también en todo mi entorno desde que era muy chico. Con tan solo 12 años empecé a dar clases particulares a los chicos de mi barrio. En primer lugar, porque contaba con el conocimiento suficiente para ayudar a los diferentes jóvenes que, por diversas circunstancias, necesitaban de mi ayuda. Por otro lado, sabía que ya desde esa edad podía colaborar con gastos mínimos dentro de mi casa.
En el año 2013, a mi regreso de Estados Unidos, luego de haber participado de un seminario de Historia y Gobierno de Estados Unidos para jóvenes líderes, financiado por el Departamento de Estado del Gobierno de Estados Unidos, decidí llevar a cabo un proyecto social al cual llamé “Ab.C – Abriendo Caminos”, porque así como yo sentía que mediante la confianza depositada de varias personas, había podido desarrollar múltiples experiencias, tenía ganas de hacer lo mismo con todos los chicos que no habían contado con la misma suerte. Mi idea con Ab.C era ayudar a niños de mi barrio y aledaños que mediante diferentes actividades pudieran desistir de los peligros y malas influencias de su entorno a la vez que desarrollaban su propio proyecto de vida, o mínimamente pudieran comprender que no todo estaba perdido. Con este proyecto volví a retomar un vínculo con la escuela donde yo había comenzado mi primaria, a la vez que me convertí en un ejemplo para muchos vecinos y sus hijos.
Así fue como fui desarrollando un involucramiento social muy fuerte. Por un lado, por poder ver la decadencia que iba teniendo la escuela pública mientras que, tal vez, yo contaba con la posibilidad de aprender y conocer cada vez más, sumado al hecho de que siempre creí que venía
En la Fundación se brinda una dedicación que por mi conocimiento de otras organizaciones es superadora y eso le marca una gran diferencia con cualquier otra. Germinare es una verdadera fábrica de Agentes de Cambio. Gracias a todas las personas que trabajan en los diferentes pro7
gramas y a todas las personas involucradas debo decir que es una Fundación que te enseña a recibir y volcar todo lo que uno recibe en beneficio de otros. En mi caso, hoy en día, trabajando en la Vicepresidencia de la Nación, tengo la posibilidad de ayudar a gente de todo el país. Escucho las realidades que suceden y sé que aquello que para mí a veces era algo imposible de comprender, para muchos es una realidad muy difícil que deben atravesar. Ésto es lo que me permite recordar la suerte que tuve de participar de esta experiencia y convencer a mi familia de que a la vez me permitiera y se permitiera formar parte de esta iniciativa. Formar parte es algo fundamental en este tipo de trabajo en red. Desde mi lugar, agradezco a todos los colegios, empresas, coordinadoras y directivos de Germinare. Esta es una obra de bien que permite realizar un cambio sustancial en la vida de cada chico que participa. Lo sé porque eso fue lo que pasó conmigo. Nelson Mandela decía: “Todo parece imposible hasta que se hace”. Germinare ya hace más de 15 años lo viene haciendo, viene trabajando incansablemente para formar una nueva generación de chicos que con mucho esfuerzo, compromiso, responsabilidad y confianza en uno mismo pueden cambiar su vida. Para mí es un gran orgullo ser uno de los más grandes de Germinare y saber que en cierta medida pude ir colaborando a generar esta imagen de que cuando uno se propone algo, y trabaja para ello, lo puede conseguir. Por supuesto, para ésto es importante estar 8
acompañado de un individuo que confía en uno, incluso en aquellos momentos donde uno mismo no ve una alternativa o un camino distinto. Gracias Germinare, gracias colegios, gracias empresas, gracias a mi familia, que sin su acompañamiento todo hubiese sido distinto”.
Maico Cรกceres 9
ABRIL SALAS Alumna de 6to año en Colegio Almirante Brown (Pilar).
“Lo que me impulsó a sumarme y ser parte de Fundación Germinare fue el deseo de un futuro mejor, uno que voy construyendo a diario con cada paso que doy, adquiriendo conocimientos, experiencias nuevas en las cuales hay logros y fracasos, valores, metas, sentimientos y pasión por lo que uno hace. Buscar un camino donde la perseverancia y el triunfo final van de la mano, este camino donde lo vale todo si es para bien, sin importar los tropiezos o caídas porque con amor te levantás y superás cualquier obstáculo. Gracias a Germinare puedo decir que mi futuro es mejor y así seguirá siendo porque esta Fundación es como una familia en la cual te enseñan grandes valores esenciales para transitar la vida, y no solo para el ámbito educativo. Recordando siempre el apoyo que recibo de ésta y de mi familia, las cuales considero como dos pilares muy importantes en mi vida, puedo decir y afirmar con completa seguridad que el proceso en el programa de la Fundación para obtener los resultados que tengo hoy en día fue difícil. Sin embargo no fue imposible. Aprendí a lo largo del camino que los límites y las barreras a nuestros objetivos los pone uno. Hay que soñar en grande y trabajar para ello, solo así se llega lejos. 10
La educación que recibo de parte de la institución a la que asisto sin duda alguna me ayuda a crecer, a crecer no solo de manera intelectual sino también como persona, es un colegio que tiene como base la unión, la solidaridad, la humildad, el compañerismo y más principios que son fundamentales para la formación de la identidad propia. Esta institución tiene como orientación la comunicación. Nos enseñan a transmitir sus valores y los principios que nos brindan, nos capacitan para transitar esta vida aceptando, cuestionando, modificando, transformando y haciendo de esta sociedad estereotipada, consumista y materialista una sociedad real, una mejor, en la que podamos tolerar al otro sin ningún tipo de prejuicio. Cuando hago un alto a mi rutina, reflexiono y veo hasta dónde llegué y es ahí donde me enorgullece ser parte de Fundación Germinare, porque gracias a ellos, hoy logré llegar hasta acá, mi último año del secundario, con un arduo recorrido transitado, donde se cierran etapas pero comienzan otras, con nuevos aprendizajes y nuevas experiencias y aunque termine y finalice cada una de las etapas educativas, siempre voy a sentirme parte de Germinare, porque somos una familia que año a año sigue creciendo y dando sus frutos. Para mí es un honor ser miembro de Germinare y agradezco infinitamente a todos aquellos que son parte de la Fundación que hacen un enorme esfuerzo para que cada uno de nosotros tengamos un futuro mejor, y para que cada vez más chicos puedan tenerlo”.
LUCAS RODRÍGUEZ Alumno de 5to año en Escuela Técnica Roberto Rocca (Campana).
“Yo a los 10 años tenía muy buenas notas en la escuela y mis papás muy orgullosos me decían que por ser estudioso iba a tener mucho éxito. Cuando me enteré de la Fundación, mis papás me explicaron que si me aceptaban, iba a poder asistir a una escuela privada, la cual ellos no podían pagar. Ésto lo vi como una oportunidad única y no la quise desaprovechar. Mi papá no tuvo el apoyo de su familia y no terminó el secundario por tener q mantener a sus hermanos. Mi familia siempre me mostró su apoyo, y sus errores, para que yo pueda ver los beneficios del estudio y del esfuerzo. Ellos se aseguraron de que mire hacia adelante, hacia mis metas para que no me deprima por los obstáculos que se me impongan. Germinare me mostró la amplia variedad de oportunidades que puedo tomar en cualquier aspecto. Desde un principio miraba al mundo desde una cerradura con muy pocos orificios. Ahora veo lo grande que es este mundo y todos los lugares en los cuales soy capaz de encajar. Gracias a Germinare conocí a muy buenas personas, incluyendo a los profesores de apoyo, las
coordinadoras y las psicopedagogas. Es un honor ser parte de un grupo que apoya a los jóvenes como lo hace una familia. En mi colegio anterior se notaba la calidad básica de los temas, al ser una escuela pública no tenía suficientes recursos. En mi colegio actual se nota el interés de los profesores hacia el alumno. Incluso los directivos se preocupan por la situación doméstica para que uno no tenga problemas consecuentes en la escuela. A Germinare la definiría como la segunda familia que apoya a aquellos jóvenes de bajos recursos con mentes brillantes capaces de hacer grandes cosas, esta familia te ayuda moral, psicológica y económicamente a cumplir tus sueños y metas. Lo que otras personas por su actual condición de vida creen imposible, Germinare lo vuelve posible y queda en nosotros tener el valor de enfrentar esos desafíos con esfuerzo. Existen muchas personas, además de los que estamos con Germinare hoy, que necesitan apoyo y logren tener la vida que se merecen. A las empresas, colegios y padrinos que apoyan la iniciativa de esta Fundación les digo: no paren de ayudarnos porque en nosotros está el futuro y el mejorar del país, o el planeta inclusive. Germinare está haciendo un muy buen trabajo ayudando a aquellos que necesitan ese impulso para dar ese gran paso en la vida y ser mejores personas para este mundo”. 11
GASTÓN ESCALANTE Egresado de Unidad Académica Dante Alighieri (Campana). Estudiante de la carrera de Bioingeniería becado por el Instituto Tecnológico de Buenos Aires (ITBA).
“Para empezar a relatarles mi experiencia, voy a contarles que fue un día de verano a fin del año escolar de 2008 que la madre de Facundo Paiva (becado por Germinare) le presentó a mi madre, por tercer año consecutivo, la oportunidad de presentar lo necesario para tener la posibilidad de obtener una beca, que iba a durar todo el secundario, en un colegio con un buen nivel académico. Por suerte esa vez se dieron las condiciones para que yo pudiera aprovechar la oportunidad que se nos volvía a presentar a mi familia y a mí. No voy a mentirles, en un principio esta oportunidad me asustó un poco y no sabía si aceptarla o no, pero no tuve que pensarlo mucho tiempo para darme cuenta que era lo mejor para mí. Llegado el momento, pude pasar las pruebas preliminares y me dijeron que para seguir adelante debía asistir a clases de nivelación durante las vacaciones de verano para poder estar al nivel del colegio al que iba a entrar. En un principio pensé en dejar, porque con 10 años lo que menos quería era estudiar en las vacaciones, pero después de pensarlo decidí que si ya había llegado hasta ese punto… ¿Por qué no seguir adelante? Y pensando en que me iba a servir para mi futuro decidí seguir avanzando en el programa y sacrificar parte de 12
mi verano para poder continuar. Sin embargo, en ese entonces, más de una vez se me pasó por la cabeza que el sacrificio no valía la pena, ya que sin importar qué pasara iba a seguir estudiando en cualquier escuela, entonces ¿para qué seguir sacrificando mis vacaciones? ¿Para qué estudiar si en su lugar podía estar jugando al fútbol con mis amigos? Fue en esos momentos que decidí mirar atrás y pensar en todo lo que ya había hecho para estar donde estaba, pensé en todo lo que mi mamá y mi familia habían hecho para que estuviera en el lugar que estaba, y sin verme obligado, sentí que tenía que seguir y lo hice. Actualmente, pienso en todo éso y en lo que me habría perdido de haber bajado los brazos, y me alegro de no haberlo hecho, ya que si hubiera sido así me hubiera perdido de un mundo totalmente diferente. Por eso es que siempre voy a estar agradecido con mi familia, y por sobre todo con mi madre, debido a que fue gracias a su apoyo que pude hacer todo lo que hice. El apoyo de la familia fue un factor muy importante, y siempre lo va a ser para cualquier chico a esa edad, porque sin el apoyo de su familia ningún niño o adolescente podría recorrer un camino como el que transité. Es por eso que considero que mi familia fue y es un pilar muy importante para poder lograr todas las metas que me propuse y para las que me propongo, porque la vida misma está llena de desafíos y si uno tiene el apoyo de su familia todo se hace más fácil.
Gracias a Germinare mi vida cambió totalmente, y todo fue para bien. En primer lugar, el cambio más grande de todos fue el ingreso a un nuevo colegio al iniciar el secundario. El hecho de cambiarme de escuela era algo que en su momento me colmó de miedos y ansiedades, pero por sobre todo estaba la incertidumbre de cómo iba a encajar en un nuevo colegio con chicos que no conocía y a quienes consideraba que debían ser muy diferentes a mí, ya que estaba entrando a un colegio privado, lo cual me era algo completamente desconocido. El primer día de clases llegó y fui con mi mamá, quien por cierto estaba mucho más asustada que yo, lo cual hizo raramente que me calmara porque me di cuenta de que, a pesar de todo, no podía ser tan terrible, pero las dudas y ansiedades seguían presentes. Finalmente, los padres se fueron y todos nos formamos por cursos, previo a dirigirnos a las aulas. Por suerte se me acercó uno de mis compañeros y me encontré haciendo un amigo antes de ingresar al aula. Gracias a eso, en parte, logré integrarme muy fácil y rápidamente con mis compañeros, los cuales, contrario a lo que yo pensaba antes de ingresar a la Dante Alighieri, eran chicos iguales a mí, que tenían mucho en común conmigo. En segundo lugar, otro de los cambios que tuve gracias a Germinare fue, sin desligarse del anterior, la forma de educar del nuevo colegio, la cual era, en comparación con la que había recibido en mi colegio primario, mucho más exigente. Aunque gracias a los cursos preparatorios que había
tenido con Germinare, durante esas vacaciones de verano y clases los fines de semana mientras tenía clases en mi colegio primario, yo estaba adelantado en cuanto al contenido académico de la institución, lo cual me hizo ver uno de los primeros beneficios de haberme esforzado más que otros niños de mi edad. Por último, otros grandes cambios fueron que en el nuevo colegio todos los años se trabajaba la educación en base a valores, como la empatía o el respeto, que cambiaban cada año. Son este tipo de cosas las que, en sí, me construyeron como persona y me hicieron lo que soy hoy en día. Quiero decir que también fue nuevo para mí, y lo que más me gustó, es que en un colegio se le diera una gran importancia al desarrollo de sus alumnos en cuanto a lo deportivo. Comencé a participar en competencias deportivas con el colegio, lo cual además de ser nuevo, me mostraba que más que un simple colegio nuevo era un mundo diferente al mío, al que pude acceder gracias a mi esfuerzo y el de todos los que me apoyaron, que son: mi familia, Germinare que siempre me hizo sentirme acompañado y contenido, acompañándome con mis decisiones al igual que el colegio Dante Alighieri, donde desde el comienzo me hicieron sentir como en mi casa y terminaron convirtiéndose en una segunda familia debido a la clase de educación y acompañamiento que dan a todos sus alumnos. Gracias a la forma de educar y los espacios que dan, pude desarrollar relaciones humanas increíbles con profesores, directivos, preceptores y so13
bre todo con mis compañeros, con los cuales hoy en día, habiendo terminado la secundaria, sigo en contacto con la mayoría y sobre todo con mi grupo de amigos del colegio más íntimo. Desde mi experiencia, creo que el apoyo de mi colegio y el de Germinare fueron claves para que la calidad de conocimiento que recibí mejorara ampliamente, y por ésto pienso que la visión del mundo que tengo hoy en día sería muy diferente de no haber recibido el apoyo de ellos. Desde mi punto de vista, la calidad de educación a la que pude acceder hizo que mi mente se abriera a nuevas posibilidades, como la de pensar en estudiar una carrera universitaria y saber que puede ser posible, porque es uno el que lo puede hacer posible esforzándose cada día y buscando el apoyo y las herramientas que necesite. Me gustaría decirle a los colegios y empresas que apoyan a Germinare, muchas gracias y simplemente gracias por lo que hacen, porque es la palabra más simple que se me viene a la cabeza, y es también la que refleja las cosas que les quiero decir. Gracias, ya que es debido al apoyo que brindan a la Fundación que muchos jóvenes muy capaces y con mucho potencial, pero sin los recursos logran desplegarse y desarrollarse. Estos jóvenes (nosotros) pueden llegar a hacer algo que en sus realidades es muy difícil, desde el simple hecho de brindarles la oportunidad de tener una educación a darles, como yo digo “poder”, porque como todos saben, el conocimiento da poder, el 14
poder de decidir qué es lo que uno quiere hacer con su vida, el poder de ver el mundo con otros ojos y ver que las posibilidades son infinitas, y que para hacer lo que uno realmente quiere solo hacen falta esfuerzo, convicción y conocimiento. Ustedes les dan el poder de cambiar sus realidades y la posibilidad de decidir qué es lo que quieren para su futuro”.
GastĂłn Escalante con sus compaĂąeros del secundario 15
MATÍAS MARTÍNEZ Alumno de 5to año en Escuela Técnica Roberto Rocca (Campana).
“Conocí a Germinare mediante el colegio primario al cual fui. Personal del colegio me presentó vagamente lo que era Germinare y decidí por iniciativa propia proceder a asistir a la prueba de ingreso y a las charlas. En el transcurso del ingreso me fui dando cuenta de qué se trataba esta organización. Mi familia me apoyó en todo momento para que vaya a rendir las clases que se realizaban en verano. Hoy en día estoy cursando en la Escuela Técnica Roberto Rocca. Tuve que hacer exámenes de ingreso y cursos, pero no resultaron tan difíciles por los conocimientos que pude adquirir en los cursos nivelatorios que tenía en los veranos dictados por Germinare. Una vez que entré al colegio me sentí cómodo, tenía a mis conocidos y día a día se hacían nuevos amigos; al ser un colegio nuevo y las becas que otorgaban a muchos de los ingresantes, hizo que coincidamos chicos de todas las realidades económicas, pero ésto no nos impidió ser todos un grupo unido. Comparando mi colegio primario con el cual hoy asisto, hubo un cambio muy importante; era un 16
mundo totalmente diferente, ya sea por la infraestructura del colegio o la forma de enseñar, la carga horaria, entre otras cosas. A Fundación Germinare la definiría como una posibilidad, es la posibilidad de muchos jóvenes de obtener una educación de calidad mediante el esfuerzo propio, muchos chicos no pueden ver ésto por su corta edad, pero al pasar los años te vas dando cuenta de todo lo que hiciste junto a Germinare y dónde estarías sin ellos. Por último me gustaría decirle a Germinare y a las empresas y colegios que colaboran, que es genial el trabajo que hacen día a día. Que los chicos que sepan aprovechar esta oportunidad que ofrece la Fundación estarán eternamente agradecidos, ya que de verdad cambia la vida de muchos jóvenes. ¡Gracias!”
MILENA GONZÁLEZ Egresada del Instituto San Francisco de Asís (Zárate). Estudiante de Medicina en Universidad de Rosario:
“Mi recorrido en Fundación Germinare comenzó hace 9 años cuando cursaba 5to grado de primaria. Mi directora me comentó sobre la propuesta de la Fundación y me invitó a ir el día de la Selección. Le conté a mi mamá, y sin dudarlo fuimos llenas de entusiasmo, ahí comenzó el hermoso camino que vengo recorriendo.
todo lo que recorrí y no lo puedo creer, quizás sin tanta ayuda no podría haber llegado hasta donde estoy. A todos aquellos colaboradores, como mis padrinos Emiliano Filippi y Samanta, les digo que tienen un corazón enorme e invierten en algo que nadie puede apagar que es el saber, los conocimientos, la humildad y las ganas de superarse. Deseo que miles de chicos puedan tener la misma oportunidad que yo, siempre voy a estar a disposición de Fundación Germinare por todo lo que me ayudó y sigue ayudando a lograr”.
Fueron días de nervios al no saber si iban a llamarme, veranos y días enteros estudiando, totalmente cansada pero el resultado fue totalmente gratificante. Cursé y finalicé mi secundario en el Colegio San Francisco de Asís en Zárate donde, desde el primer momento, me recibieron y trataron con todo el cariño del mundo. El colegio junto con Germinare jamás me dejaron caer a pesar de las piedras que se me interpusieron en el camino. En 2016 me egresé, feliz de poder disfrutarlo con mi familia, ya que fui la primera de ellos en poder egresarme. Este año comencé mi carrera de Medicina en la Universidad Nacional de Rosario, Extensión Áulica Zárate, siempre de la mano de Fundación. Hoy en día, parada donde estoy, miro hacia atrás 17
ANA LAURA HERNÁNDEZ Egresada del colegio Santo Tomás de Aquino (Campana). Estudiante de Medicina becada por Hospital Universitario CEMIC.
“Recuerdo que desde muy pequeña veía a chicas con uniforme en la calle, y yo siempre le decía a mamá que quería usarlos, y ella me respondía que teníamos que soñar, que podía ser posible en un futuro, que lo intentaríamos. A tan corta edad no podía entender el por qué de sus palabras, pero a medida que fui creciendo fui entendiendo que con el uniforme venían muchas otras cosas más importantes: una mejor educación, una mejor formación para mi futuro, y con eso, un gasto que no podíamos afrontar, pero que soñábamos con hacerlo y luchábamos para conseguirlo. Cuando estaba en quinto año de la primaria, Norma, una amiga de mamá, le contó acerca de una Fundación que otorgaba becas de la cual su nieta era parte, y le dijo que yo podía presentarme. Todavía me acuerdo de la emoción de mi mamá, diciéndome “Hija, nos llegó nuestra oportunidad: vas a poder usar el uniforme que tanto soñaste”. No dudé un segundo en presentarme, y haber tomado esa decisión me cambió la vida de una manera increíble, fue una de las decisiones más hermosas que alguna vez tomé, porque gracias a ella ahora estoy en el lugar donde estoy, cada día 18
logrando nuevos objetivos, cada vez más cerca de cumplir mis sueños, cada momento más feliz. Viendo todo ese tiempo en retrospectiva, la preparación para obtener la beca, para entrar al colegio y la adaptación al nuevo nivel de exigencia fueron procesos bastante difíciles, pero a la vez muy gratificantes. Siendo chiquita, afrontando la reciente separación de mis padres y sola con mi mamá, todo se dificultó, pero hubieron muchas personas que hicieron que más allá de todo, no la pasara mal, que pueda aprender de todo aquello y que ahora pueda recordarlo con mucha alegría. Mi familia siempre me brindó un apoyo enorme, siempre demostrándome su orgullo, su felicidad por mis metas cumplidas. Siempre menciono a mi mamá, quien es la persona más importante de mi vida, quien siempre está conmigo, apoyándome y amándome pase lo que pase, y luego a mi papá, también muy importante para mí, con quien gracias a Dios hoy en día puedo decir que tengo una relación hermosa y que me apoya y siempre está para mí en todo momento. Hasta el día de hoy, todos me dicen “La Lisa Simpson de la familia”, algo que más allá de la risa y ternura me llena de felicidad y emoción, y me hace poner la piel de gallina cada vez que lo escucho. Además de ésto, también toman mi camino como prueba de que ellos también pueden superarse y tener metas que, con esfuerzo, pueden cumplir.
Hace unos días recibí una sorpresa cuando me enteré que un primo, viendo todo lo que gracias a Dios pude lograr en mi carrera, se decidió a empezar a estudiar Ingeniería, a cumplir ese sueño que nunca se animó siquiera a intentar, teniendo 34 años y estando como jefe en una fábrica. Ésto mismo pasó con gente de mi barrio, quienes no podían creer que yo haya podido acceder a una educación privada, hecho que los alentó a presentarse a la Selección de la Fundación para poder cumplir mi mismo sueño. Por otro lado, otras personas que fueron y son de gran apoyo y de las cuales siempre recibí cariño y acompañamiento son todas las personas que trabajan en Germinare, Fundación a la que, como siempre digo, veo como mi gran familia. Y justamente yo creo que esa es una palabra que define muy bien a esta fundación y sus integrantes. Siento que son personas con un corazón enorme que tienen como objetivo principal ayudar a los que más lo necesitan y dar lo mejor de sí para lograrlo. Desde el primer día que los vi, en mi primer examen de Selección, sentí cómo todos se esforzaban para hacernos sentir cómodos, para hacer el día lo más productivo posible, para que, más allá de los resultados, todos nos sintiéramos bien y nos llevemos una enseñanza a nuestras casas. Ya pasaron diez años desde que empecé a transitar este camino con ellos (¡tantos años!) y hasta el día de hoy siento el mismo amor y apoyo de su parte, siempre preguntándome cómo estoy, si necesito algo, siempre apoyándome, invitándome a diferentes eventos o actividades que amo.
Todo ésto hace que a medida que pase el tiempo mi cariño y agradecimiento hacia ellos crezca más, y que esté totalmente orgullosa y feliz de ser parte de Germinare. En definitiva, me hacen sentir como si fuera parte de su familia, y es imposible expresar la felicidad que me produce éso, lo querida que me siento. Siguiendo mi recorrido, luego de aprobar los exámenes de ingreso para el Colegio Santo Tomás de Aquino (en Campana), mi emoción, la de mi familia y la de Germinare era enorme: el esfuerzo de todos había dado sus frutos. Desde ese momento comencé una etapa de mi vida que definitivamente me cambió. Siempre recuerdo con muchísimo respeto y cariño a todos mis profesores y directivos del colegio, quienes fueron un pilar muy grande en esos años, personas que me brindaron enseñanzas, tanto académicas como de la vida. Aprendí muchas cosas como el esfuerzo, la disciplina, la perseverancia, a no bajar los brazos más allá de las dificultades, a aprender de mis errores, a adaptarme con facilidad a diferentes situaciones, a comprender y respetar a otras personas más allá de que vengamos de ámbitos muy diferentes. También obtuve muchas bendiciones, como fue encontrar a mis dos mejores amigos, Guido y Martina, dos personitas hermosas a las que quiero y aprecio muchísimo. Me emociono mucho escribiendo estas palabras. Tengo infinitas cosas que agradecer a los directivos y profesores del Colegio Santo Tomás de Aquino. Quiero que sepan que a absolutamente todos 19
los recuerdo con mucho cariño, que siempre me sentí muy respetada, querida y acompañada por todos y, principalmente, quiero agradecerles el hecho de que hoy pueda decir que estoy terminando mi tercer año de Medicina en el Instituto Universitario CEMIC, que sepan que sin ustedes no podría haberlo logrado, y que gracias a que me aceptaron en su institución y me brindaron tantas enseñanzas hoy puedo decir que estoy cada vez más cerca de mi sueño de ser médica, ¡y que soy una persona extremadamente feliz! De corazón, espero haberme expresado de la mejor manera para que en serio comprendan cómo me ayudaron, cómo son grandes artífices de mi felicidad y progreso, y cómo les voy a estar eternamente agradecida. ¡GRACIAS!”
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Ana Laura Hernรกndez 21
SOLEDAD MARTÍNEZ Egresada del Colegio Alfonsina Storni (San Fernando). Estudiante de Derecho becada por Universidad Torcuato Di Tella (UTDT).
A quienes hacen posible que los niños tengan esperanza para un futuro mejor:
“Hace quince años atrás, por mediados del 2002, volvía del primario con mi mamá de la mano. Llegué a casa y me puse a merendar. Escuchamos que alguien aplaudía incansablemente en el portón, mamá salió a mirar quién era y se encontró con una vecina que le contó que al día siguiente unas personas iban a realizar exámenes de matemáticas y de lengua para los chicos que querían ir a un “colegio mejor”. Mi mamá vino corriendo a contarme lo poco que sabía y me preguntó si quería participar a pesar de que no me había preparado para ningún tipo de “examen sorpresa”. Un poco por envión de mis padres y otro poco por curiosidad, decidí presentarme ese día para probar suerte y, además porque me vi atraída por el “premio” de ir a un colegio mejor. Ese día la iglesia barrial donde se llevarían a cabo los exámenes estaba repleta. Cada uno de los chicos nos sentamos en unos banquitos individuales con nuestras gomas, sacapuntas y lápices. Recuerdo que trajeron los exámenes: tanto el examen de matemática como el de lengua eran cuadernillos de más o menos 22
10 hojas simple faz… yo ya quería llorar porque no había estudiado nada y vi que eran varias hojas. Pero cuando me los dieron, los empecé a hacer y me di cuenta que no eran tan difíciles como creía y no me llevaron mucho tiempo. Terminé. “Hice lo mejor que pude”, pensé dentro mío y a esa altura ya no me importaba tanto si ganaba o no, sino que había participado. Pasaron unos días, quizás una semana o dos. Mi vecina llama corriendo a mi casa y le pasa el teléfono a mi mamá (nosotros no teníamos uno propio) diciéndole que eran de Fundación Germinare. Yo la estaba viendo de lejos cómo se movía de un lado a otro y cómo su sonrisa iba creciendo a medida que la conversación fluía. Cortó. La miré. Me miró, me abrazó y me dijo que había pasado las pruebas y que había quedado seleccionada para la beca. Desde ese día sin darme cuenta, sin proponérmelo, casi de casualidad, mi vida dio un giro. Habíamos quedado seleccionados alrededor de diez chicos. Nuestro desafío, con apenas once años, era ir los sábados a la mañana, por un año completo, a las clases de nivelación de matemáticas y lengua con una profesora. Pasamos la nivelación, pasé de año y era hora de elegir el colegio al cual iría. Empecé el 2003 en un colegio nuevo, nuevos compañeros, nuevos desafíos, pero todo ésto nunca influyó de manera negativa en mí, sino que siem-
pre lo vi como una oportunidad de crecimiento y de probarme que podía lograr aquello que se me presentara enfrente. El gran miedo que tuve que enfrentar fue estar al nivel de mis compañeros en cuanto al idioma inglés porque yo no sabía nada y no podían pagarme una maestra particular. Por suerte con dedicación, la ayuda de mis padres, el apoyo de la Fundación y los innumerables libros de inglés que me compraron mis padres pude sortear el primer año de la secundaria. Desde allí fue todo cuesta arriba. El secundario lo transité muy bien y hasta llegué a terminarlo con el mejor promedio del curso. Había terminado las dos primeras etapas de mi vida estudiantil de la mejor manera y teniendo el apoyo incondicional de la Fundación y de mis padres. ¿Y ahora qué haría? Siempre quise estudiar, llegar a la facultad, ser profesional, pero tenía miedo, mucho miedo, a lo desconocido porque en mi familia nadie siquiera había terminado el secundario, no tenía referencias en mi barrio de nadie que haya ido a la facultad porque los que lograban egresarse de la escuela tenían apuros en conseguir un trabajo para llevar el pan a la casa, otros simplemente no tenían padres presentes, otros no querían estudiar a pesar de tener la oportunidad de estudiar. En mi caso quería estudiar una carrera, pero también quería ayudar a mi familia económicamente. Fue todo un dilema para mí pensar si iba a ponerme a estudiar o trabajar.
Apelé a mi niña interior, a esa personita que diez años atrás tuvo la valentía de arriesgarse, de probar suerte sin temor a lo desconocido, sin saber la magnitud de las decisiones que estaba tomando. Y fue así que decidí estudiar Derecho en una de las mejores universidades del país, sabiendo que sería un camino difícil de transitar nuevamente, sin saber muy bien si era la elección correcta, pero fijándome una meta clara que era el amor por ayudar al prójimo y de devolver de alguna manera con mi trabajo aquella oportunidad que se me dio. Y acá estamos, a punto de terminar las últimas materias de la carrera. Con hambre, despierta y con los sueños intactos. Una etapa está a punto de terminar, pero otra empieza. En esta carta quería que brevemente conocieran mi historia, una de las tantas que esconden sueños y metas que se están haciendo realidad gracias a todos los que apuestan por chicos que, como yo, tienen ganas de crecer y soñar con cosas aún más grandes, más allá de la realidad en la que estamos inmersos día a día. Gracias a todos ustedes que ponen sus expectativas sobre nosotros, nosotros podemos ver aumentadas nuestras esperanzas, cambiar nuestra realidad y la de nuestra familia, la de nuestros amigos, la de la sociedad. A lo largo de todos estos años de estudio de la mano de la Fundación Germinare y con la ayuda de los padrinos que colaboran tanto económica 23
como emocionalmente puedo decir que estoy parada en el lugar que quiero y con las herramientas necesarias para salir a enfrentar cualquier cosa porque lograron darme todo lo que necesito para ello. Quiero que sigan depositando su fe y esperanza en las generaciones de chicos que vienen, porque cada uno de ellos vienen con más hambre de cambios, más sueños, más metas y hoy más que nunca, necesitan que haya personas como ustedes que apuesten por ellos, que haya una mano que los sostenga y los acompañe, más aún cuando en muchos casos son la única llave que les abre las puertas a un futuro mejor. Yo tengo a los mejores padres del mundo y sé que harían lo que sea para que yo pueda avanzar y cumplir mis metas. Ellos siempre de chiquita me decían: “Sole, tenés que estudiar si se te da la oportunidad, vos tenés que ser un poquito mejor que nosotros que no pudimos estudiar, y tratá de que tus hijos sean mejor que vos. La vida es cuesta arriba y estamos para avanzar y no para retroceder”. En su momento me sonaban como meras palabras para lograr que yo estudie, pero al día de hoy se los agradezco infinitamente porque gracias a que tengo una educación de calidad puedo elegir qué rumbo darle a mi vida y qué es lo que quiero hacer a futuro. Los invito a que sigan siendo parte de este cambio que año tras año está dando sus frutos convirtiendo a esos niños del ayer con sueños y esperanzas en los adultos profesionales del mañana”. 24
“La educación es el gran motor del desarrollo personal. Es a través de la educación como la hija de un campesino puede convertirse en una médica, el hijo de un minero puede convertirse en jefe de la mina, o el hijo de trabajadores agrícolas puede llegar a ser presidente de una gran nación”. – Nelson Mandela
REBECA RUIZ RIVADENEIRA Egresada del Bede’s Grammar School (Pilar). Estudiante de Relaciones Internacionales becada por Universidad de San Andrés (UdeSA).
“Cuando estaba en 5to grado, lo que me impulsó a postularme para la beca del programa “Agentes de Cambio” tenía que ver con el concepto de superación trasmitido por mi mamá tanto a mi hermano como a mí. Ella hizo que para ambos la educación fuera muy importante desde chiquitos, incluso logró que en nuestra primaria sea algo divertido y parte de un “juego”. Por éso disfrutábamos mucho de aprender. Pero era fácil llegar al techo; algunos contenidos eran repetitivos o estaban simplificados. Así fue que mi hermano tuvo la posibilidad de cambiarse a una escuela técnica, donde se especializó en Informática. Pero yo no podía ir a ese colegio, ya que se decía que no era ambiente para mujeres. Un día, la portera del colegio habló con la maestra de mi grado. Desde la puerta del aula se podía ver a mi maestra pensando, con un peso de mucha responsabilidad implícita en su cara. Ya cuando el día lectivo estaba finalizando, me entregó esa ficha. Mucho no me explicó; solo me dijo que con esa fundación la plata no era un problema. Salí de la institución llena de dudas, no entendía mucho sobre qué trataba. Mamá ni bien vio y leyó los papeles me explicó que, participando de algunas etapas de selección, podría cumplir ese sueño de
una educación sin techos. Me acuerdo perfecta su frase, infundiéndome confianza desde el primer momento: “No importan los resultados; uno nace con varios “No”, pero crece en busca de los “Sí”. Mamá, una vez más, me presentó todo como un juego, donde lo importante era aprender y divertirse. Pero entendí aún mucho más la razón por la que me iba a postular a la beca cuando mi mamá se comunicó con el colegio al que iba en ese entonces, y les pidió los libros necesarios para prepararme para rendir los exámenes (etapa de Selección). Ese día volví a casa con, al menos, 15 libros. Entonces entendí que ese techo que había tenido en mi educación no era algo natural. El contenido estaba. Pero no estaba el puente que me los transmitiera. Luego llegó Bede´s, puente en destino a los “Sí” y cuna de sueños. Ese colegio implícitamente me volvió a repetir la frase de mi mamá. Fue tierra de oportunidades. Me enseñaron desde todas las perspectivas y áreas posibles; aprendí y crecí infinitamente. Fue tierra de libertad también, donde pude descubrir qué era lo que más me gustaba o para qué siento que estoy en este mundo. No es poca cosa. Siento que la oportunidad de estudiar en ese colegio me abrió las puertas para entender mi ser y entender mi ser como alguien libre de elegir su destino. Aprendí, junto con Bede´s y la Fundación, a sacarme los prejuicios, las etiquetas, los estereotipos y todas esas construcciones que no nos permiten relacionarnos con los que difieren 25
Rebeca Ruiz Rivadeneira 26
de nosotros en algunas características tan superfluas.
dejándome una carta en la mochila para que yo la leyera cuando sacara mis útiles.
Conocí personas únicas y especiales, que espero seguir viendo en este camino. Hago mucho hincapié en ésto, porque Bede´s tiene algo que lo hace único como colegio: poder forjar amistades con personas de todas las edades. Por eso, hoy en día, más allá de tener una amistad con mi grupo de compañeros, disfruto de amistades con chicos más chicos y más grandes, de quienes aprendo día a día. Con respecto a esto, siento que me ayudó mucho a liberarme de esos prejuicios que se pueden tener por las edades, y luego supe entender que ese aprendizaje que tuve podía trasladarlo a los prejuicios que también se tienen con las culturas o todas las diferencias que nos alejan de ser ciudadanos globales.
En mi paso por secundaria, también me apoyó regalándome libros y materiales que me pudieran ayudar. Incluso su ausencia en algunos aspectos fue muy necesaria y de gran crecimiento, porque jamás generó en mí una dependencia, sino que siempre intentó que me independizara a la hora de estudiar e interpretar los contenidos.
Por otro lado, también la Fundación me enseñó que este era un camino de prueba y error, con responsabilidad pero también con un alto grado de adaptación a las circunstancias. Los miembros de la Fundación comparten sentimientos de amor al prójimo y superación. Me costaría mucho definir sus valores, porque son amplios, tan amplios como toda una lista de sustantivos, comunes, abstractos, positivos: Superación, libertad, optimismo, amor, dedicación, pasión, esmero, perseverancia y resiliencia.
No tengo dudas de que tanto mi familia, como la Fundación y Bede´s son gran parte de mi identidad. Todos ellos influyeron en que hoy pueda estar estudiando en UdeSA, con tanta seguridad en la carrera que elegí. Me gustaría agradecerles de todo corazón, no solo a mi colegio, sino a todos los que han aportado su tierra de oportunidades para que muchos podamos dar frutos. Confíen en que esto es un círculo virtuoso. Nosotros sentimos una gran responsabilidad de aportar todo lo que aprendimos para que otras personas den frutos también y haremos todo lo posible para generar más tierras de oportunidades, en las que día a día vayan ausentándose los prejuicios”.
Además, durante el secundario, el apoyo que recibí por parte de mi familia también hizo que profundicemos vínculos y que crezcamos mutuamente. Mi hermano estuvo presente desde el primer día, 27
YÉSICA VIVAS Egresada del Colegio Armonía (Campana). Estudiante de Información Ambiental en Universidad Nacional de Luján (UNLU).
“Lo que me impulsó a sumarme a Germinare fueron mis ganas de progresar como persona. La idea de estudiar en una institución con un nivel académico más alto. El apoyo de mi familia fue fundamental. Ellos me animaron día a día a levantarme e ir a estudiar en horas extracurriculares durante un año y medio para poder estar a un nivel académico necesario, y no tener problemas a la hora de comenzar a asistir al nuevo colegio. Sin mi familia nada de lo que sucedió con Germinare hubiera sido posible. La educación recibida mejoró mis conocimientos y capacidades de relacionarme. A medida que iba creciendo y adquiriendo conocimientos, mi manera de ver las cosas fue cambiando. Junto con Germinare y mi familia, mi visión del mundo se fue ampliando, viendo las cosas desde varios puntos de vista. Aprendí a analizar y comprender situaciones. Siempre con la idea de que prejuzgar una situación no es lo correcto. Germinare se convirtió en mi segundo hogar, donde encuentro personas que me contienen cuando las necesito, y que se preocupan por mis avances tanto personales como educativos. 28
Si bien en mi colegio anterior sólo fui a primaria, y comencé la secundaria ya en una nueva institución, los cambios fueron abismales. Lo que más me gustó de mi nuevo colegio fueron las relaciones que los directivos y profesores entablaban con los alumnos. Su profesionalismo y pasión a la hora de enseñar era característico. No me costó integrarme. Mi personalidad algo extrovertida y sincera hizo que ayudara a que me relacionara con todos mis compañeros de curso. Hoy en día me llevo muy bien con muchos de los chicos con los que cursaba en la secundaria. Nos solemos ver y juntar alguna que otra vez en la semana. Germinare es más que una fundación que ayuda a chicos a que tengan una mejor educación. Se convierte en una casa para centenares de familias, ayuda con soporte psicológico, anima a los jóvenes a perseguir sus sueños y proporciona oportunidades al contactar a sus becados con empresas. Solidaridad y alegría son valores que se ven a diario en las personas que componen el equipo de trabajo. A los colegios y empresas que hace 16 años aportan recursos para que Germinare pueda seguir desarrollándose, me gustaría decirles GRACIAS. Su labor y valores son agradecidos tanto por el equipo de trabajo de Germinare, como por los becarios y todas las personas que se encuentran por detrás, fundamentalmente las familias”.
MARIBEL OVANDO Egresada del Instituto Vanguardia (Zárate). Estudiante de Medicina becada por Hospital Universitario CEMIC.
“Estando en 5to año de la primaria, Coordinadoras de Fundación Germinare fueron a mi colegio a hablar sobre “Agentes de Cambio”. En el momento en que empezaron a hablar, se incrementaba mi interés. No dudé en levantar la mano cuando preguntaron quiénes querían participar del programa. Cuando se fueron de mi aula, mi profesora de ese entonces se acercó a quienes habíamos recibido la planilla de inscripción diciendo que era una muy buena oportunidad. Cuando le comenté a mi familia sobre este hecho dudaron en un primer momento, pero al ver mi entusiasmo, terminaron apoyándome. Cuando ingresé al nuevo colegio pensé que iba a ser un mundo diferente, pero lo único diferente que encontré fue la educación. En comparación con mi anterior colegio, iban muy avanzados en diferentes temas. Me sirvió mucho tener clases intensivas para poder estar al mismo nivel que mis nuevos compañeros. Considero a mi colegio como un segundo hogar, mi segunda familia. Mi relación con mis profesores y los directivos no pudo ser mejor. Pude relacionarme más con unos, tuve la oportunidad de estar fuera del horario de clases con ellos y salir del rol docente-alumno y conocerlos más. En un principio tenía miedo de cómo relacionar-
me con nuevas personas. En especial porque la mayoría de mis compañeros ya se conocían de primaria. Pero la verdad, todos fueron agradables conmigo. Cuando finalmente conformé mi grupo de amigas, y hubo la suficiente confianza, les comenté cómo ingresé a su colegio. Hoy sigo hablando con mi grupo más cercano de amigas. Mi relación con mi familia no cambió desde que ingresé al nuevo colegio. Lo que sí ocurrió es que me veían estudiar mucho más. Razón por la cual trataban de dejarme un espacio en casa para el estudio. Si tuviera que definir a Fundación Germinare sería como una gran oportunidad de superación, un lugar donde te ayudan a superarte brindándote todas las herramientas y estando siempre a tu lado. Los rasgos que le son propios son que son un grupo de apoyo, determinación, amabilidad, comprensión, y dedicación. Cada vez que pienso en la Fundación, lo primero que me viene a la mente es quiénes forman parte de ella: las coordinadoras, directivos, profesores, mis padrinos. Son estas personas quienes le dan a Fundación Germinare sus características. Me gustaría agradecer a todos aquellos que hacen posible la existencia de Fundación Germinare, ya que sin ellos nuestro presente sería muy diferente. Gracias por permitirme superarme, conocerme, crecer, relacionarme. Gracias por dejarme seguir aprendiendo, y por brindarle esta oportunidad a decenas de chicos”. 29
PABLO GONZÁLEZ LEIRO Alumno de 5to año en Escuela ORT (CABA).
“El 1 de octubre de este año se cumplieron seis años desde que tuve mi primer contacto con Germinare. Algunas semanas antes, la maestra nos había contado que iba a venir a la escuela una fundación que daba becas para la secundaria a hacer una reunión informativa para los padres. La reunión era al día siguiente. Al salir de la escuela ese día, se lo comenté a mi mamá, cuya primera reacción fue de incredulidad y rechazo: simplemente creía que era mentira. A mí me gustaba el colegio y me iba bien, así que al conocer la posibilidad de una beca me pareció una gran oportunidad - aunque no era plenamente consciente de todo lo que implicaba. Fue algo así como una mezcla de instinto y optimismo. En definitiva, insistí para que fuera al encuentro. Mi mamá fue a la reunión con escepticismo, pero volvió con mucho entusiasmo, que rápidamente me transmitió. El sábado 1 de octubre de 2011 fue la primera instancia de Selección en el Belgrano Day School, que comprendía exámenes de Matemática y Lengua. Tengo que admitir que estaba bastante nervioso. Apenas llegamos a las ocho de la mañana, nos encontramos con mu30
chos otros chicos. Estábamos todos en el hall de entrada, cuando Solange Coquet, Directora de Educación, tomó la palabra: tras darnos la bienvenida, nos explicó de qué se trataba Germinare y en qué consistía el proceso de selección. Este momento me parece fundamental porque fue el primer paso de un camino largo y enriquecedor en el recorrido de mi adolescencia, que explica claramente cómo pasé de aquel chico de once años al que se le presentó una oportunidad única, a quién soy actualmente. No recuerdo cuánto tiempo pasó, supongo que un par de semanas, hasta que un día, al volver de la escuela, mi mamá me cuenta eufórica que había pasado a la segunda instancia, y me abrazó con fuerza. Haber avanzado en aquella primera etapa fue una inyección de confianza increíble para todo lo que faltaba. La selección se completó con una evaluación psicológica y una entrevista con los padres. Afortunadamente, ingresé al Programa “Agentes de Cambio”. Con 6to grado terminado en diciembre, empecé el 10 de enero de 2012 el primer intensivo de verano. Conocí al resto de mi grupo, y en poco tiempo nos hicimos amigos hasta el día de hoy. Un mes más tarde, terminó el intensivo, y me llevé la certeza de que Germinare era una organización increíble, que iba a apoyarme por mu-
chos años. Increíble fue todo lo que aprendimos en esas semanas, con profesores apasionados e interesados en avanzar. Increíble fue también la amistad que logramos forjar.
recibida gracias a Germinare me permitió pasar con menos dificultades en varias asignaturas. No obstante, siempre realicé mi mayor esfuerzo para conseguir superarme continuamente.
En el siguiente marzo arranqué 7mo grado, mientras simultáneamente tenía clases de Matemática, Lengua, Ciencias Sociales e Inglés todos los sábados, y también clases de inglés dos veces a la semana. Sin exagerar, lo que hacíamos con Germinare en esos días era al menos equivalente a lo que hacía en el colegio en toda la semana, y en ocasiones superior.
En 2014, fui seleccionado en la escuela para realizar un viaje de estudios de inglés a Londres en 2015. Como resultado de mi dedicación, y con la ayuda de Germinare y de ORT, pude realizarlo. Para mí fue un logro mayúsculo, ya que tres años antes no hablaba una palabra de inglés. Recalco en ese sentido la importancia que le dio Germinare al inglés durante ambos intensivos y en el Plan Anual de Nivelación.
En abril me propusieron ir a ORT. Por primera vez me enfrentaba con un “mundo” nuevo, principalmente porque entré en un ambiente socioeconómico alto. Debo reconocer que mi principal temor no era de índole académico, sino con respecto a la integración en el nuevo colegio. Me asombró, sobre todo, el tamaño de la escuela, la calidad de la infraestructura, el nivel de tecnología con el que cuenta, la diversidad de los alumnos y la cercanía que existe desde el colegio con los estudiantes.
En 2015, nuevamente, ORT me acerco la posibilidad de viajar a Israel en 2016 por estar entre los quince mejores promedios de mi año, sobre alrededor de quinientos alumnos. Desde diciembre de 2016, soy el abanderado de mi orientación: Gestión Administrativa.
A diferencia de lo que yo creía, no tuve inconvenientes en la adaptación. Ya en 2013, pasado el segundo intensivo de verano, entré formalmente a ORT. Pude hacer muchos amigos nuevos y mantuve buenas relaciones con todos mis compañeros.
Durante todos estos años siempre conté con Germinare para muchísimas cosas. Este año termino la secundaria y tuve que decidir qué carrera seguir. Para ésto, Germinare nos ayudó muchísimo con un proceso de orientación vocacional y con varios talleres. Elegí, finalmente, estudiar Ingeniería Industrial. Esther Cornejo, coordinadora de Red Alumni, me recomendó el Instituto Tecnológico de Buenos Aires (ITBA). Ya me postulé a una beca, los resultados se darán en diciembre.
En el plano académico, noté que la preparación
Al rememorar todo lo que pasé en los últimos seis 31
Pablo Gonzรกlez Leiro 32
años y los objetivos que pude alcanzar, muchos de los cuales nunca los hubiera siquiera soñado; creo que estos logros son, en parte, también de Germinare. Pienso que todo este camino que he transitado y continúo recorriendo junto con Germinare, ejemplifica lo que la Fundación consigue. En palabras propias, Germinare les otorga a cientos de chicos el acceso a una educación secundaria de gran nivel, facilitando así también la incursión posterior en estudios universitarios de alto nivel. En todos los casos, este es un trabajo en conjunto con los chicos, que deben estar comprometidos con Germinare y con sí mismos para hacer el esfuerzo que requiere lograr semejante objetivo. Si tuviera que mencionar los pilares fundamentales de Germinare, nombraría sin dudas el compromiso social, la superación personal y la generosidad constante.
de que atravesáramos la escuela secundaria de la mejor forma. También quiero destacar a Esther Cornejo, a quien conocí mejor en los últimos dos años, y estuvo muy presente con respecto a la etapa universitaria que está próxima a comenzar, ayudando muchísimo con la elección de la carrera y de la universidad. Por último, mi mayor gratitud para con todas las empresas y todos los colegios que hace 16 años colaboran con Germinare. Indudablemente, nada de todo esto podría ser posible sin su generosa ayuda. Puedo afirmar indefectiblemente que ha sido trascendental para mí (y para muchos otros) la trasformación que Germinare impulsó en mi vida. Empezó cuando tenía once años y ahora tengo diecisiete, pero no hay ninguna duda de que es un cambio para siempre. ¡Muchísimas gracias!”
En mi opinión, todos en Germinare tienen internalizados éstos y otros muchos valores que hacen a la esencia de una organización que nos cambió la vida a muchos, y seguramente lo seguirá haciendo. No puedo dejar de agradecer a todos los que trabajan en Germinare por ayudar tanto a tantas personas. Particularmente, quiero darle un especial agradecimiento a Inés Brizuela, Coordinadora de Capital, que está con nosotros desde el principio, y siempre con un profesionalismo impecable y con un compromiso admirable, asegurándose 33
JUAN IGNACIO ILLANES Alumno de 5to año en Instituto Vanguardia (Zárate).
“Lo que me impulsó a sumarme a Germinare fue el hecho de que podía tener una mejor oportunidad de estudio, además de tener el constante apoyo de mi familia y de la Fundación para alentarme a seguir adelante. Mi familia, además, siempre estuvo al tanto de mis decisiones o acciones al momento de sumarme a Germinare, siempre fueron importantes para darme esa confianza extra que me ayudó a tomar la decisión correcta.
lo aprendido en clase. Me gusta, además, que los directivos y las preceptoras siempre estén al tanto de los alumnos y sus problemas, y que siempre tengan parte de su tiempo para escuchar cualquier cuestión que queramos discutir o hablar. Al principio me costó integrarme con mis nuevos compañeros de clase por el tema de la diferencia de clases sociales. Pero con el paso del tiempo, la relación con ellos fue muy buena al punto tal de que fui elegido “Mejor Compañero” el primer año que ingresé.
Pude mejorar tanto personal como académicamente; me pude ir desenvolviendo cada vez más y más, y sacarme así la timidez que en los primeros años de secundaria me afectaba. También pude ir integrándome con mis compañeros de clase, teniendo diferencias socioeconómicas con ellos.
Mi familia siempre estuvo orgullosa de todos mis logros y gracias ello mi hermana que no está en Germinare se sintió incentivada a estudiar más y copió algunas técnicas de estudio que yo aprendí. Con respecto a mis amistades previas al nuevo colegio, estaban también muy contentos, sobretodo las maestras de mi escuela primaria que todavía me ven y les cuento cómo me está yendo.
Como miembro de Germinare, me siento apoyado en cualquier decisión que tome o tomaré a futuro, me dan la seguridad de que van a estar ahí cuando necesite ayuda de algún tipo o tenga problemas en alguna situación, tanto académica como personal.
Si tendría que definir a la Fundación, diría que es una institución que ayuda a los chicos tanto académica, personal y psicológicamente en sus años de secundaria. Te apoyan en todo lo que ellos tienen a disposición sin importar la situación que se presente.
En el nuevo colegio, hay una exigencia más fuerte alrededor de las tareas, el estudio y la práctica en clase. Además, uno siempre debe estar al día con
Me gustaría decirles a los colegios y empresas que hace 16 años aportan recursos para que Germinare pueda seguir desarrollándose, que la educación no es un gasto sino una gran e importante in-
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versión y que gracias a ellos muchos chicos tienen la gran oportunidad de un futuro mejor. Si tuviera que dejar un mensaje a todos los chicos, diría que si tienen la oportunidad de pertenecer a la familia de Germinare, no lo duden. Participen, aprendan, no bajen los brazos. No pierdan la posibilidad de tener un futuro distinto, aprovechen esa posibilidad. Y si no llegan a su meta, que es la de obtener la beca, no se sientan mal ni bajen los brazos. Siéntanse orgullosos de haberlo intentado. Yo no cambiaría nada de todo lo que me pasó en el transcurso de todos estos años, mis tropiezos y mis logros. Conocí gente maravillosa, las profes que estaban a disposición nuestra siempre, a las coordinadoras, psicólogas y psicopedagogas. No tengo más que palabras de agradecimiento. Porque gracias a ello soy la persona en la que me convertí. Y siempre agradezco haber pasado esta experiencia increíble, fue una linda montaña rusa, y no lo cambiaría por nada. Gracias Germinare por haber confiado en mí, para representar a la Fundación, es una gran responsabilidad que disfruto todos los días. ¡Muchas gracias!”
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LOURDES ALVAREZ Egresada del Colegio Del Viso Day School (Pilar). Estudiante de Ingeniería Industrial en Universidad Nacional de General Sarmiento.
“Un día una profesora que desconocía me llamó para hablarme de un concurso para una beca, y como todos los años tenía el promedio más alto me aconsejaba que participe. Yo no entendía de qué trataba, pero estaba contenta y quería intentarlo. Cuando llegué a mi casa y le conté a mis papás, mi mamá me incentivó a seguir, pero mi papá no quería porque tenía miedo de que todo sea un engaño. Así también, la gente que nos rodeaba nos tiraba malos comentarios. Sin importar nada de eso, con mi mamá fuimos a hablar nuevamente con la profesora para que nos cuente un poco más de qué se trataba y ella nos derivó con una madre de un chico becado. Así, nos informamos bien y fuimos a la primera instancia de Selección de Germinare. ¿Qué fue lo que impulsó a sumarme? Primeramente, la fe en Dios, la seguridad de mi madre que me motivaba a participar y la seguridad que me tenía. Quería poder tener una posibilidad de avanzar en mi vida. Además, en el colegio donde iba me aburría porque sentía que la enseñanza era muy fácil y mis papas no tenían la posibilidad de pagarme un colegio privado. Al quedar seleccionada, comenzó algo nuevo en 36
mi vida. Las personas de Germinare nos alentaban tanto a mí como a mi familia a mirar más allá y a sentir que siempre se puede alcanzar un poco más. Sin dudas, Germinare generó un click en mi vida aportando recursos que antes no disponía para así poder progresar. El apoyo de mi familia influenció muchísimo porque ellos eran quienes debían acompañarme en todo el recorrido. Mis luchas eran sus luchas y mis alegrías sus alegrías. Sin ellos no iba a poder seguir adelante. Así que para mí, es muy importante el apoyo de los padres en la vida de sus hijos porque tan solo una palabra de ellos, te puede cambiar la perspectiva. Mi comienzo en el Colegio Del Viso Day School fue difícil. Era algo nuevo para mí. Estaba acostumbrada a tener solo 4 horas de clases, y pasar en un año a tener dos turnos me costó bastante. Fue algo totalmente distinto; los horarios para levantarme, los tiempos libres, todo en mi vida había cambiado. Este cambio me ayudó muchísimo. Fue duro el camino, pero todo valió la pena. Académicamente, el conocimiento que recibí durante todos los años de mi secundaria me llevó a tener una buena base para seguir estudiando. De lo contrario, no hubiera podido seguir. Tan solo me hubiera quedado con la idea de terminar el secundario y listo. La educación del colegio público era totalmente
diferente. El interés de los profesores en enseñar no era el mismo. Al entrar al Colegio Del Viso Day School lo que más me gustó era la manera de enseñar de los profesores. Fue como si mi mente se abriera por completo. Ellos me hicieron pensar profundamente. La exigencia siempre estaba presente. Gracias a ésto aprendí a ser responsable, a ser organizada porque debía tener tiempo para estudiar varias materias, y a ser independiente. Me abrió puertas que antes estaban cerradas, estuve en lugares que jamás había creído estar, encontré personas diferentes con otras miradas de la vida. Me costó adaptarme porque para mí, era otro mundo al cual no tenía pensado entrar. Siempre estaré agradecida a Germinare por haberme dado la posibilidad de entrar a su programa y haberme puesto en un gran colegio. Así también a los directivos del Del Viso Day School que siempre estuvieron conmigo poniéndose en mi lugar y entendiéndome. No es algo fácil, el camino se tornó largo y duro. Dejé muchas cosas por seguir, muchas horas, días, años. Finalmente, todo tiene su recompensa. Ahora me siento completamente segura de todo lo que emprendo y el conocimiento que me otorgó el colegio me ayuda muchísimo. Antes de entrar en Germinare no veía una carrera universitaria y jamás creí estar rodeada de personas con un nivel socio-económico más alto. Este cambio me generó confianza en mí misma y seguridad en que si quiero, puedo. Al entrar al nuevo colegio, me costó muchísimo integrarme porque tenía un pensamiento fijo de cómo eran
las personas con más recursos y no me dejaba conocer ni conocerlas. Pero a medida que pasó el tiempo, mi forma de pensar comenzó a cambiar. Estas personas estuvieron en los momentos más difíciles y me ayudaron en todo momento. La verdad que más que compañeros, se convirtieron en mi familia. Actualmente, sigo en contacto con cada uno de ellos y su amistad sé que nunca se romperá. Ahora sé que si pude superar todos estos obstáculos puedo más, porque para mi fue como un desafío. En mi vida, la relación con mis amigas del barrio cambió totalmente. Ya no tenía tiempo para estar con ellas y además al cambiar mi modo de pensar, me sentía ajena a todo lo que hablaban. La relación con mi familia también cambió. Ellos me empezaron a mirar de otra manera, notaron mis cambios y los influenció a querer alcanzar un poco más. A entender que la educación es algo fundamental e importante para avanzar. A romper barreras, que hace tiempo estaban en la generación. De toda mi familia Alvarez, fui la primera en terminar el secundario y seguir una carrera universitaria. Esto motivó a muchas personas que me rodean y que ahora me ven como un referente. La verdad que me encanta ser parte de Germinare porque me siento apoyada. Sé que ellos siempre están dándome nuevas oportunidades y nuevos desafíos. Sinceramente, el camino es más fácil porque no estoy sola. Puedo hablar con ellos porque me entienden. Si dudas, Germinare es una bendición de Dios. Es 37
una puerta que se abre para aquellos que quieren progresar con esfuerzo, sacrificándose ante todo para así cumplir con sus objetivos. Gracias a ellos, mis sueños se pudieron volver realidad. Actualmente, puedo seguir estudiando una carrera que me gusta y también puedo ayudar a mis hermanos en sus estudios. En las personas de Germinare se refleja la solidaridad, la generosidad para ayudar a chicos carenciados que no tienen los suficientes recursos y así motivarlos a progresar. Así también, se nota el interés de ellos en cada uno de nosotros porque siempre están incentivándonos a que sí se puede, y que hay otras maneras de ver las cosas. Gracias a ellos, muchísimos chicos pueden tener metas en sus vidas y así tener un futuro diferente. Germinare nos ayuda a confiar en nuestro esfuerzo y romper la barrera del nivel social. Nos inserta en otro mundo donde, a pesar de la diferencia social, podemos ser alguien en la vida, gracias a todos los colegios y personas que apoyan a la Fundación. Gracias a su apoyo, nosotros, los chicos de bajos recursos podemos soñar y salir adelante. Así también, podemos ayudar a nuestras familias. Gracias por darnos esta posibilidad. La palabra “gracias” queda corta y no se compara con su incondicional apoyo en todo nuestro recorrido. Sin ustedes nada de ésto sería posible. Creo que a cientos de chicos nos dieron un giro en la vida, para bien nuestro. Muchas gracias a todos lo que fueron parte”. 38
BRENDA HERMOSILLA Alumna de 5to año en Escuela Técnica Roberto Rocca (Campana).
“La gran mayoría de las personas piensan que están sujetas a sus condiciones de nacimiento y condenados a vivir la misma vida de sus progenitores. La calidad de la educación pública ha decaído notablemente los últimos años, lo que significa que, por lo dicho anteriormente, uno difícilmente consiga un buen trabajo, ya que por la mala base primaria/secundaria, la universidad resultaría complicada. Mis padres siempre me impulsaron a esforzarme al máximo, ellos sabían que con el tiempo daría frutos, y tenían razón. El apoyo de mis padres fue crucial, desde llevarme a la Nivelación en el colegio Hotton o al Estrada, hasta a todas las reuniones. No fue fácil, no cualquiera tiene las ganas de realizar el curso introductorio, cursar Germinare y la escuela primaria simultáneamente, muchos jóvenes aprecian más los beneficios a corto plazo y no estarían dispuestos a realizar dicho sacrificio para un futuro próspero. Nunca tuve momentos de bajón hasta ahora por suerte, siento que no perdí el tiempo. Fue difícil la progresiva separación de la familia y amigos. Desde que empecé el secundario no volví a ver tan seguido a mis amigas de la pri-
maria. Hay sacrificios que simplemente hay que realizar. A veces me molestaban los comentarios surgidos de ésto, como: “se le re cree porque va a un colegio privado”. Yo estoy muy feliz porque ello fue producto de mucho sacrificio y perseverancia. Tener una buena educación, con mi economía familiar, no era posible. Me ha sido muy útil la ardua preparación del verano. Los momentos más emocionantes de mi vida fueron pasar los dos exámenes de ingreso de la escuela y el de Germinare. Nunca hubiera imaginado concurrir a una institución como mi escuela, ni siquiera ir a una técnica. Ésto se debe a que no tuve exponentes significativos en lo que iba a estudiar en la universidad o de qué iba a trabajar. Realmente el edificio es un sueño, y ni hablar de los profesores y alumnos que allí concurren. Gente maravillosa, apasionada por aprender y enseñar, que disfruta hacer lo que hace. Inicialmente era muy tímida y cerrada, en los primeros años. Pero luego logre integrarme fácilmente porque mis compañeros son muy cancheros. Noté que el nivel de conocimientos, frente a cualquier otra escuela secundaria, es mucho más elevado. Todo lo visto en la escuela lo veo aplicable a la realidad. Los profesores son muy buenos y me doy cuenta de que esa habilidad para expli39
car con exactitud conceptos la transfieren a los alumnos.
actividad que realizamos, son muy creativos y divertidos.
El título de Técnica Electrónica al que accedo en la escuela a la que estoy concurriendo me abre muchas puertas, como trabajar en una empresa bien paga, además que es una base muy fuerte y me va a facilitar estudios posteriores, por ejemplo, el CBC.
Me gustaría dar las gracias, nuevamente. Nunca pensé llegar tan lejos académicamente (lejos literal y metafóricamente). Estoy segura que cada pequeño sacrificio, como levantarme temprano para ir a la escuela en Campana y estar allí ocho horas, en un futuro no tan lejano, valdrá la pena.
La Fundación me ayudó muchísimo, inicialmente me sentía menos porque veía que los conocimientos de mis compañeros del curso de admisión eran mucho más avanzados que los míos, y Germinare me impulsó a pasar esos momentos de inseguridad. Me permitió conocer gente maravillosa, y lo mejor de todo: eran personas que habían pasado por las mismas o mayores dificultades que yo. Todos estábamos en la misma condición. Nosotros decidimos esforzarnos por un futuro esperanzador.
Creo que seguro no son conscientes del todo, de que el cambio que realizan en estos jóvenes es inmenso, nos dan una oportunidad de vida”.
Estoy muy agradecida con la Fundación, por las hermosas experiencias vividas, pero principalmente gracias por existir, por ver esa luz que nadie más ve en todos nosotros, por notar ese potencial que ahora estamos explotando al máximo y posteriormente, nos ayudará a alcanzar nuestras metas y hacer realidad nuestros sueños, dicho interés por aprender que ni siquiera yo misma vi en mí. Germinare es una fundación extraordinaria, muy solidaria. En los miembros de la Fundación se puede ver el empeño, la alegría y el entusiasmo que le ponen. Siempre llevan su energía a toda 40
RODRIGO FERNÁNDEZ Egresado del colegio Del Viso Day School (Pilar). Técnico en Recursos Humanos, Instituto de Formación Técnica Nº134 (ISFT134). Actualmente, trabaja en Urien Loza.
“Estimados, soy uno de los primeros integrantes de Germinare. Soy Técnico en Recursos Humanos, trabajo en Urien Loza, una empresa exportadora de carne de primera calidad. Me encuentro trabajando en el área de tesorería, el cual tiene nuevos desafíos día a día. Mi historia con Germinare comienza un día de lluvia, ¿cómo olvidarlo?, ese día casi no asisto a la Selección. Pero a veces se dice que el destino de cada uno de nosotros está marcado, yo creo que así debe ser. Ese día tenía nervios, muchísimos nervios, pero me sentía muy contento porque sabía que algo nuevo iba a venir, ese algo nuevo siento que cambió la dirección de mi vida y la de mi familia. Mi familia estuvo desde el primer día apoyándome y hasta el día de hoy sigo aprendiendo de sus consejos. Me hace muy feliz y me enorgullece que ellos también hayan cambiado y yo haya sido su pequeño motor. Durante el transcurso de mi carrera he tomado decisiones que creo que fueron las acertadas y no me arrepiento de haberlas elegido, entre estas decisiones, una de las más importantes fue empezar de cero mi carrera en Pilar, trabajar y ayudarlos a crecer. Hoy puedo decir que ya estoy
listo para partir de casa, disfruté mucho de estos años donde los vi crecer y me deja muy feliz. Otro factor motivante que me enseñó valores y cómo poder desenvolverme en estos años fue Miss. Sandra, Directora y madre de cada alumno del colegio Del viso Day School. El colegio Del viso Day School fue el que me abrió las puertas y me dio grandes amigos de la vida, me enseñó a luchar y soñar por lo que yo quiera ser. Durante el transcurso de mis años en el colegio he tenido idas y vueltas con Miss. Sandra, ya que como toda madre, tiene su carácter, pero cada día recuerdo una pequeña anécdota de tantas donde quise abandonar el colegio a tan solo un año de terminar. Mi segunda madre me dijo fuertes palabras que me llegaron al corazón y hoy comprendo por qué me las decía, se lo agradezco cada vez que la veo. También tuve la oportunidad de trabajar dentro de la institución, aunque fue corta la experiencia, aprendí muchas cosas del ámbito de la educación, y puedo decir que no cualquier persona puede estar a cargo de 1000 alumnos y criarlos como a sus hijos, por eso decidí dar un paso al costado, porque no me sentía capaz de dar lo que realmente necesitaban de mí. Pasé más de la mitad de mi vida caminando junto a Germinare, hemos pasado lindas y malas experiencias, como todo en la vida. Pero han sido parte de mi familia y hoy, más alejado de Germinare, puedo decir que siempre que los necesito están 41
presentes. Me pone muy orgulloso pertenecer a este grupo y ver crecer a los chicos, esos chicos que tienen los mismos sueños que yo tenía cuando era chiquito. La educación es lo que hace a la persona y Germinare está ahí para ayudarlos a crecer, a soñar y saber que en la vida todo se puede, con esfuerzo, dedicación y con lo más importante, que son las ganas de soñar. Germinare no solo ayuda a cada niño que selecciona para poder mejorar su educación, sino también lo hace con el entorno. Mis amigos de la infancia, mi familia, hoy pueden soñar y saber que con esfuerzo todo en la vida se puede lograr. Hoy puedo soñar y decidir qué quiero ser el día de mañana, puedo aconsejar a mi hermano y enseñarle muchos valores que aprendí durante todos estos quince años, esos valores que aprendí y los tengo bien guardados gracias a Miss. Sandra, a Solange Coquet y a Carmen, mi mamá, que son las personas que me formaron en estos años y me enseñaron a luchar por mis sueños. No me quedan más que palabras de agradecimientos para ellas por hacer lo que hacen con mucho amor y desempeño. Además, quiero agradecer a cada padrino que quiere ayudar con la educación y lo hace a través de cada pequeño niño que es el futuro de nuestra sociedad y prometo que no les van a fallar. El día de mañana quiero sentir el mismo orgullo de cada padrino y poder ser uno de ellos, invirtiendo en la sociedad lo que la vida nos da”. 42
Rodrigo Fernรกndez 43
SEBASTIÁN FERREYRA Egresado del Colegio Armonía (Campana). Estudiante de Psicología en Universidad de Buenos Aires (UBA). Actualmente, trabaja en Farmacity.
“Fue mi mamá, en un principio, quien me incentivó a que participara de Germinare. Sin su apoyo, que fue fundamental para poder transitar todo el proceso, no podría haber avanzado, ya que era ella la que me llevaba y me traía sin que falte a la Nivelación. La educación que recibí durante la Nivelación fue vital para poder ponerme a la par de mis compañeros del nuevo colegio. Eso hizo la diferencia y me ayudó a superar barreras y vencer ciertos prejuicios que tenía. Desde ese momento pude hacer nuevos compañeros y amigos, con los que hoy en día, 10 años después, seguimos en contacto y la amistad perdura. Siento desde ese momento que mi relación con los demás mejoró, porque pude ganar la confianza en mí mismo que necesitaba para generar nuevos lazos. Asimismo, noté una gran diferencia en cuanto al nivel académico entre mi colegio anterior y el colegio nuevo. Había más tarea, más contenidos, más materias, más espacios extracurriculares (en ese momento había talleres de ajedrez, de teatro, de cocina, entre otros.). Lo que más me había gustado era que la atención era más personalizada, ya que había una sola división por año y nos 44
conocíamos entre todos. Había mucho compañerismo y fue fácil poder integrarse. Quizás mi mayor miedo en ese momento era ser excluido del grupo por tener otra situación económica distinta a la de la mayoría, pero ese prejuicio rápidamente cayó, ya que nunca sufrí discriminación de ese tipo. Fue de gran ayuda saber que la mitad del curso eran nuevos, por lo que el grupo se estaba conociendo y armando en ese momento que ingresé, y también fue bueno tener un grupo de apoyo (en ese momento éramos 5 los ingresantes provenientes de Germinare en el curso, con los que había pasado todo el proceso de Selección, que ya nos conocíamos hace un año). Con mi familia pudimos crecer mucho en esos años, fue una gran ayuda poder contar con Germinare. Tenían muchas expectativas sobre mi futuro y recibí mucho apoyo por eso. Dentro de Germinare me siento respetado, escuchado y siento que soy uno de los más viejos, de las primeras camadas. En cada encuentro siempre me invitan a hablar y dar mi testimonio, lo que me hace ver mi recorrido como algo que en realidad nunca acaba. Si tuviera que definir a Germinare sería como el tutor que te guía hacia donde ir creciendo, es el puente entre la fantasía de añorar algo y poder hacerlo realidad. Las herramientas que me brindaron fueron vitales para poder crecer tanto acadé-
mica como personalmente, y es en base a todos esos aprendizajes y al esfuerzo constante, que hoy puedo decidir libremente sobre cómo quiero que sea mi vida. Desde Germinare se puede ver un gran equipo de trabajo, mucha responsabilidad y orden, gran optimismo y acompañamiento, y mucha determinación para impulsar los avances. Tuve la suerte de conocer grandes personas en Germinare con las que hoy en día sigo teniendo contacto. Me gustaría decir sencillamente que sigan apoyando a la Fundacion, que hace falta siempre que estén presentes porque es muy importante su apoyo para poder mantener toda la gran estructura y la gran familia que es Germinare hoy, y que confíen en que están ayudando a muchas familias a poder realizar sus sueños y a alcanzar sus metas. Esto es una gran cadena donde cada parte es importante, y donde si no hay un apoyo externo, no se podría llevar a cabo nada de lo que se viene haciendo. Desde mi experiencia personal, ya hace 12 años que estoy en contacto con Germinare, y estoy muy agradecido por todo lo que me brindaron. Fue un gran cambio de vida, el cual hoy empiezo a ver sus frutos, y donde puedo decir que valió la pena cada esfuerzo hecho en todo el trayecto recorrido. Resta decir que estoy muy agradecido y me queda por recorrer mucho más. ¡Gracias por todo!” 45
AGUSTÍN MAYOL GALARZA Alumno de 5to año en Escuela ORT (CABA).
“La primera vez que escuché de Germinare tenía 11 años y estaba cursando 6to grado, nuestros profesores nos explicaron la propuesta a todos y a los que querían participar les daban una ficha para completar. Ahí decía dónde y cuándo había que presentarse. En ese momento no lo pensé mucho, decidí presentarme ya que lo veía como una oportunidad para mí, y además no perdía nada con intentar. A mí lo que siempre me impulsó era ese deseo de querer ser mejor, poder tener más oportunidades para llegar a ser arquitecto, algo que desde chico quise. Personalmente, creo que la parte más difícil es todo el recorrido que uno hace luego de pasar los primeros exámenes, porque uno puede presentarse a rendirlos sin mucho problema pero cuando empezas a dejar de lado tus vacaciones o los sábados y las salidas con amigos, es ahí que se empieza a sentir más pesado. Por eso creo que uno necesita saber bien por qué está haciendo ese recorrido, ya que gracias a ésto y al apoyo de la familia uno puede mantenerse enfocado y seguir adelante.
Una vez terminado el intensivo y habiendo arrancado el primer año de secundario en la Escuela ORT, fue por primera vez que me di cuenta de lo mucho que me había beneficiado haber hecho todo eso. Sabía algunas cosas que ellos aún no entendían muy bien. Un ejemplo claro es con inglés, en mi primaria tuve muy pocas clases y gracias al apoyo que tuve después, ahora puedo manejarme bien con el idioma. Cuando entré a ORT sentí que me había metido en un mundo completamente distinto, y obviamente sentía miedo de no encajar ahí. A mí me ayudó mucho a integrarme el hecho de no haber entrado solo en el colegio, ya que tenía a alguien más en quien apoyarme e ir adaptándonos de a poco. La verdad es que si bien mis compañeros eran muy distintos a mí en algunos aspectos, logré integrarme muy bien e hice varios grupos de amigos con los cuales salimos y nos juntamos todo el tiempo, y de hecho ahí conocí a mí actual novia. Siento que en ORT obtuve un montón de herramientas que voy a poder usar a lo largo de mi vida. Sin ir muy lejos, me siento más que preparado para cursar la carrera de Arquitectura. Pero además siento que me abrió la cabeza un montón. Me empecé a relacionar con personas de un ámbito distinto al mío, y pude ver su forma de ser y pensar, permitiéndome así tener distintas opiniones. En cuanto a mi familia y mis amigos del colegio
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anterior, los sigo viendo y no tuve nunca ningún problema al respecto. Al principio, mis amigos me molestaban porque yo había adoptado expresiones o palabras que dentro de mi colegio se usaban y ellos no las conocían, pero siempre fueron solo bromas. Con respecto a mi familia, nunca tuve inconvenientes y sé que cuento con su apoyo siempre que lo necesite. La Fundación es una organización que brinda un motón de oportunidades a los chicos, mientras que a su vez los ayuda a crecer como personas.
decer a todos los colegios y empresas por facilitarnos a todos los chicos estos recursos y seguir ofreciéndonos oportunidades de crecer, tanto académicamente como así también como personas, permitiéndonos llegar a ser la mejor versión de nosotros mismos. Gracias a todos los que me brindaron esta maravillosa oportunidad”.
Yo siento que la Fundación es como una gran familia ya que todos los que formamos parte nos apoyamos mutuamente, tanto entre los chicos de una misma camada como también las coordinadoras que están dispuestas a apoyarte y escucharte. Los rasgos propios y representativos de Fundación Germinare son el esfuerzo, la solidaridad, la responsabilidad, el compromiso, la integración social, la libertad y la confianza. Estos valores están presentes en las personas que conforman la Fundación, desde la solidaridad de los padrinos al aportar lo necesario para darnos todas las oportunidades que nos dan a los chicos, hasta el compromiso de todos para darnos apoyo e irnos guiando. Estos valores también son inculcados poco a poco en los chicos, ya que para poder seguir adelante todos necesitamos ser responsables y estar comprometidos con lo que hacemos. Para finalizar, lo último que quiero hacer es agra47
FERNANDO SCHVINTT Egresado del Colegio Bede’s Grammar School (Pilar).Estudiante de Seguridad e Higiene en Universidad del Salvador (USAL). Actualmente, trabaja en Cervecería Quilmes (Grupo AB-InBev).
“A pesar de que cuando conocí Germinare solo tenía 12 años, sabía perfectamente porqué estaba queriendo ser parte de la Fundación. De chico me aburría en mi colegio primario y me desbordaban las ganas de aprender más y más. La aparición de Germinare en mi vida fue justo lo que necesitaba. Cuando escuché la propuesta supe que éso era lo que quería. Fue entonces que empecé a plantearme algunas metas y objetivos para mi vida. Uno de ellos, que mantengo presente al día de hoy, es el de ayudar a mi familia a mejorar su situación económica. Nunca me faltó su apoyo, hicieron todo el sacrificio posible para que nunca me falte nada y pueda dedicarme a mis estudios con tranquilidad, y es por ésto que voy a estar eternamente agradecido. Mi familia nunca paró de enseñarme cosas, por sobre todo valores. De ellos aprendí que el esfuerzo siempre vale la pena, que no importa de que tan abajo se arranque, si uno tiene un objetivo en la cabeza, siempre se puede avanzar para alcanzarlo, pero se necesita de mucho esfuerzo, motivación, determinación y voluntad. También aprendí el valor del agradecimiento, lo que me generó una lista muy larga de a quiénes tengo que agradecer por todo lo que fui consiguiendo a lo largo de mi vida. 48
Le agradezco a Germinare la confianza que depositó en mi, fue clave tenerlos como apoyo y contención para todas las nuevas experiencias que me tocaría vivir a partir del primer año de secundario. Siempre presentes para cualquier necesidad, me abrieron los ojos de tal forma que pude ver más allá de mi propia realidad, me empujaron a conocer otros mundos, otras formas de vida que no conocía, pude ver hecho realidad lo que siempre me pareció un sueño, y todo ésto solo hizo que siga agradeciendo todas las oportunidades que me dio a vida. Ser becado del Colegio Bede´s me llenó de conocimientos y experiencias. Realmente aprendí muchas cosas, hasta conseguí hablar un nuevo idioma, pero lo que realmente destaco son los amigos de oro que me llevé. Ellos aprendieron tanto de mí, como yo de ellos: ellos aprendieron a valorar el esfuerzo de los demás, a no ser prejuiciosos, entendieron que lo importante son los valores que tiene una persona. Yo aprendí que la diferencia de clase social es solamente algo intangible, una barrera invisible fácilmente atravesada por cualquier persona a la hora de hacer amigos. Agradezco al Bede´s que me mostró lo que es la libertad de elección, y que uno puede tener esa libertad siempre que se maneje con un grado de responsabilidad. Realmente disfruté mucho mis 6 años siendo alumno de Bede’s. Fue en esos años que viajé por primera vez fuera de Buenos Aires, con lo cual comencé a hacer realidad otro de mis sueños, viajar por el mundo. Incluso en el último año, gracias a
todos mis compañeros, ¡volé a Brasil! No pude haber pedido un mejor grupo de compañeros, profesores y académicos. Creo que la transparencia y humildad con la que me mostré siempre frente a ellos hizo que sientan ganas de ayudarme, por eso siempre les voy a agradecer. Fue un orgullo para mí que me otorguen una beca en la Universidad del Salvador. Y como siempre dí todo de mí para dar la mejor imagen posible a la Fundación Germinare, al Bede´s, y al sacrificio de mi familia. Me puse muy contento cuando representé a los alumnos de la facultad a la que pertenece mi carrera en el aniversario número 60 de la Universidad, porque sentí que no solo representaba a la facultad, representaba los valores que traía conmigo, me sentí un ejemplo de los frutos que da el esfuerzo y la voluntad de una persona. La USAL me ayudó a conseguir trabajo muy rápido, en segundo año empecé con pasantías, pasé por empresas multinacionales muy importantes (Atlas Copco, Tenaris, Exal Argentina), y al día de hoy tengo un puesto de mucha responsabilidad en Cervecería Quilmes, del grupo AB-InBev. Terminando mi último año de licenciatura y reflexionando un poco sobre lo que pasé todos estos años, creo que mis estudios fueron muy importantes para introducirme en el mundo laboral, pero lo que realmente hizo la diferencia y me puso un paso enfrente de los demás, fue ser parte de la Fundación. Germinare es una familia. A medida que uno cre-
ce, automáticamente se van generando nuevas redes, nuevos vínculos, nuevos contactos, y de todo éso hay que aprovechar al máximo todas las puertas que se van abriendo. Deseo y trabajo día a día para motivar a otras personas, ser un referente para que vean con sus propios ojos que sí se puede, que todos podemos alcanzar las metas que nos propongamos, la clave está en aprovechar cada una de las oportunidades que nos da la vida con la mejor voluntad y con gran esfuerzo. Ojalá Germinare nunca deje de existir, y al contrario, siga creciendo y expandiéndose por todo el mundo. Todos los que somos parte de Germinare somos responsables de generar eso, los becarios y sus familias, coordinadores y autoridades de la fundación, colegios, universidades, empresas y padrinos. A los colegios y empresas que hace 16 años no pierden la esperanza de generarles un mundo mejor a chicos que realmente lo necesitan y están dispuestos a darlo todo por alcanzarlo, les doy las gracias. Pero no un simple “gracias”, como si fuera agradeciendo un favor. Este es un “gracias” de lo más profundo del corazón, un “gracias” muy fuerte gritado por muchas bocas, con distintas voces, un “gracias” que trae impregnadas distintas experiencias y sueños, un “gracias” eterno. Hace 16 años aportan recursos para que Germinare siga desarrollándose, hace 16 años son un ejemplo a seguir. Hoy les digo que ojalá algún día pueda estar a su par, porque en un futuro sueño con poder ayudar, como ustedes, a que otros chicos puedan cumplir sus sueños”. 49
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Fernando Schvintt 51
FUNDACIÓN GERMINARE Darwin 1489, Ciudad de Buenos Aires (11) 4777-2539 / 4777-1631 www.germinare.org.ar 52
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