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Qué reflexiones de fondo se obtuvieron?
Al identificar las vivencias de quienes participaron y fueron protagonistas en el desarrollo del proyecto Montajes ÁGORA 2021, se identificó que por medio de este se buscó el fortalecimiento del movimiento comunitario de cuentería en la ciudad con la realización de talleres de formación que corresponden a la continuación de un proceso formativo amplio, que se ha venido efectuando desde las ediciones anteriores de ÁGORA Festival de Cuentos y Cuenteros de Bogotá.
De tal forma, al reconocer los antecedentes de la realización de Montajes ÁGORA las narrativas que surgieron de quienes fueron participantes de las distintas secciones (Laboratorio de Narración Oral, Cuentos de Barrios y del Festival de cierre), se identificaron las siguientes reflexiones colectivas sobre las categorías de análisis:
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● Montajes artísticos. Cada participante generó aspectos distintivos a su propio montaje esto hizo que se diferenciara uno de otro. Se reconoce la incorporación de estrategias artísticas que si bien pudieron comprenderse como “arriesgadas” posibilitaron llamar la atención del público y disfrutar el mismo ejercicio de narrar. Entre los elementos considerados por las y los participantes que son parte fundamental del proceso de coproducción, se identificó la selección del vestuario sirviendo las texturas y los colores como aspectos decisorios que pueden alimentar o debilitar la obra. Bajo esta perspectiva también se consideraron las luces como un elemento central, pues si bien “no son la escenografía”, son claves en el diseño de los ambientes que busca crear la cuentera o cuentero, desde su narrativa.
En el proceso de creación de montajes artísticos se identificó que las enseñanzas y recomendaciones sobre las herramientas del proceso de luz, plano de zonas, uso de las gamas de colores y utilización de efectos (humo), sonidos o música especial, aportaron en la estructuración de los montajes seleccionados y desarrollo de los mismos. Se llamó la atención acerca del papel que desempeñan quienes son técnicos escénicos, pues asesoran y acompañan la narración desde la creatividad del proceso de luces y del ritmo escénico; así mismo se destacó el rol del director escénico, que “se dedica a que los actores construyan de forma adecuada sus personajes, luego trabaja con los actores sobre los ejercicios por los que llega a construir de forma adecuada el personaje”, es decir, son quienes “dan herramientas para que el cuento se convierta en un ser”.
Entre los ejercicios prácticos, se reflejó por parte de las y los participantes la creación de sus propias bitácoras como directores escénicos, en donde consignaron los elementos más importantes que necesitaban para los montajes, considerándose “un ejercicio crítico lo que está haciendo el narrador”.
● Narración oral. Se comprendió que “el oficio de contar historias” es una herencia de nuestros antepasados y por lo tanto una práctica cultural
que si bien actualmente no contempla el fuego como un elemento central y no connota la narración a partir de un “carácter mítico o ritual”, si insiste en la noción de que la realidad está construida a través del lenguaje.
Hablar de la narración oral, conllevó a discutir acerca de tradición oral, al ser una práctica cultural que se conserva en familia [...] todo esto se hace bajo el ejercicio de la memoria, para que de generación en generación se mantenga esa esencia”. Es importante contar cuentos en siglo XXI por tradición ya que “es una manifestación artística”, y porque “la narración es una herramienta para explotar la imaginación, para recordar… con la primera infancia es una herramienta muy útil para que exista una huella de la importancia de contar cuentos”. Así mismo, la narración oral aporta en los espacios educativos ya que “narrar en tercera persona es como el que tiene el conocimiento de todo”.
Por otro lado, también se indicó que “es importante la narración oral por el entretenimiento”. Frente a ello se señala que el carácter actual de la narración oral se ha transformado ya que “solo se esperan carcajadas sin seguir un texto y una narrativa que alimente, de forma que se establezca el universo que se tiene para contar”. Sin embargo, a través del proyecto de Montaje ÁGORA se buscó el verdadero sentido de la cuentería, al por ejemplo instruir en que la narración oral tiene tres tiempos: los del público, los del narrador, y los del comentarista., por ende la importancia de tener un buen manejo de los tiempos dado que es clave que el “imaginario del público se mueva cuando contamos la historia, que el público salga de su cotidianidad y que se sienta conmovido por la narración, más allá si está el discurso social o demás”. Bajo esta mirada, se destacó que la estructura de la narración no debe notarse ya que “el público no puede ver las costuras”, sino que más bien “se debe hacer que el relato genere un universo mágico”. El texto es una estructura y los ejercicios son las capas que van conformando la narrativa, entre esos ejercicios se encuentran: “actividades de voz, el lenguaje no verbal, las partes del texto, la respiración, el tono, el traje que se usa, entre otros”. Hay que entrenar el cuerpo de la voz y “saber cómo empezar y como terminar la obra”.
“Si se tiene bien tejida la estructura, no va a haber tantas falencias en la narración y esto permitirá ir puliendo el ejercicio de hacer conciencia sobre la importancia de este trabajo que da calidad al cuentero”. De acuerdo con lo compartido, los elementos para lograr una puesta escena son: (i) nuestro cuerpo como narrador oral; (ii) mi cuerpo se complementa con el vestuario que yo uso; (iii) la postura del cuerpo; (iv) la palabra, (v) el manejo de la palabra. Con relación a los elementos descritos, es “importante indagar la temática de nuestro cuento, se debe disfrutar la función olvidando el texto de memoria” y “debe tener elementos en los cuales sea osado16, debe serlo de verdad”, pues es necesario que “la narración sea visceral”
● Narrador/a oral. “El objetivo del cuentero es que las personas se sientan movidas emocionales y toquen la conciencia colectiva”, “es hacer que el público viva el universo en el que está narrando el cuentero”. Y en algunas circunstancias “se expresan las cosas que en algún momento quisiéramos expresar y que no se hace por temor a ser señalados”, por lo que se comprendió que el solo acto de contar, en un acto político, donde “las historias resurgen como el medio de los narradores orales” y “no se está por un show mediático sino por el proceso de transformar”.
A diferencia del teatro, en donde quien actúa “intenta reflejar realidades reiterando el mensaje que busca dar la obra.”, en la narración oral “los narradores escriben con imágenes y vamos guiando con las palabras, así que nosotros debemos hacer sentir al espectador el mensaje que uno quiere dar, sin obligarlo a pensar o sentir algo en específico”. Es importante aclarar que al público no se le dice “lo que tiene que vivir”, por ende la importancia de “tener cuidado con lo que se va a interpretar”.
También se resaltó que no se trata de domar públicos sino de ver “¿cómo puedo batallar con las circunstancias?”, ya que la batalla es “¿cómo construyo el universo imaginario que a mí me interesa?”.
A quien relata desde el comienzo de la narración le debe interesar tener cuidado y alimentar el proceso de construcción de la narración, generando una atmósfera del cuento. Se destaca así la importancia de ser disciplinado/a “subiendo el nivel, teniendo la dedicación
del personaje, sabiendo contar y representar lo que se quiere dar a conocer; así mismo la pertinencia de formarse en muchos aspectos al ser narrador/a para tener herramientas de: “música, lectura, voz, corporal, detalles, respiración”. Lo anterior permite estar preparado/a para las situaciones en que la improvisación sea necesaria, porque esta “genera procesos a nivel cognitivo que garantiza un desenvolvimiento asertivo en el desarrollo de la presentación”, teniendo en cuenta que “lo que se improvisa no es el texto, lo que se improvisa es la relación con el público”.
Bajo esta mirada, desde la antropología “se trabaja con una memoria del cuerpo para que el trabajo del acto sea mucho más depurado. En la medida que el actor maneja su cuerpo y es capaz de proponer actitudes y posturas que enriquecen al teatro, fortalece su desarrollo escénico”. “Los cuenteros somos con nuestro cuerpo en escena, de ahí la consciencia de manejar el cuerpo en escena, si yo voy a hacer una narración oral, esta será mucho más enriquecida si yo conozco mi cuerpo”. Al entrenar el cuerpo debe haber un registro de movimientos que tengan una expresión contundente.
Así mismo se reconoció que la “gente debe estar en capacidad de escuchar al cuentero, ya que el ejercicio no solo está en el que emite sino en el que escucha”. Y que también, se debe fortalecer el interés de escuchar al otro, entre el mismo gremio de narradores al fomentar “cómo se tocan con las narraciones”.
El secreto del “buen narrador” radica en el hecho de dejarse tocar por la narración oral, al tener presente las características propias de dicción, postura y mirada: “Jaime Escobar Púrpura tiene una narración triste, Primo Rojas una narración alegre que piensa, Morales experimenta el asco; así se tiene en cuenta cómo se construye la narración para llegar al público y como yo transmito eso y cómo yo causo un impacto en el otro”. En definitiva “es importante que el público vea en escena todo lo que queremos que sienta”, Algo clave es el empleo de palabras que lleven a la concurrencia a la imagen y a que disfrute lo compartido, sin que haya que “darle todo masticado, pero si darle una línea de base con la cual interactuar”.
Cabe mencionar la necesidad de hacer montajes “sin dejar de ser el narrador, sin perder el sentido de los cuentos”; se debe tener presente los prejuicios en que se cae al momento de narrar: “no es necesario mostrar todo lo que se puede hacer en un momento, es necesario modularlo, repartirlo, evitar esos procesos de estigmas sociales que no son necesarios”,
En la actualidad, hay quienes viven de la narración oral al comprender el arte de contar como “un caso de disciplina y de fe”.
● Narrar en Bogotá. Se identificó que el arte de narración oral en Colombia conlleva a hablar de las realidades diversas del país. En específico se hizo énfasis en la importancia de visibilizar la memoria sociopolítica como un acto de resistencia y de dignificación hacia las víctimas del conflicto armado interno, al reconocer que desde las historias se contribuye a no olvidar lo sucedido, entendiendo que muchas de las historias pueden ser literarias, escuchadas, leídas. y vividas: “la narración oral se convierte en un detonante de memoria en relación al recuerdo, de alguna manera el recuerdo es la lucha de las familias que han sido víctimas de ese conflicto”.
Según lo compartido por quienes participaron, el arte de la cuentería podría generar efectos psicoterapéuticos al entender que “el arte atraviesa esas historias que nos llegan como individuos”, “la narración es un medio de catarsis, de expresar el dolor”, y la escena es un espacio terapéutico al posibilitar desde el arte teatral “un espejo de lo que es uno”: “el teatro sostiene
un espejo y muestra la realidad, por eso es común encontrar obras o narraciones que hablan del conflicto armado en Colombia; nosotros como narradores instalamos un espejo y cada quien le da la interpretación que le quiere dar”.
Lo anterior enriquece la escena de la narración bogotana, ya que aunque se comparte el contexto cultural, social, económico y político, cada narrador/a tiene un estilo propio, que ha sido explorado personalmente, porque si hay algo valioso en la cuentería es la autenticidad, también comprendida como “un acto de resistencia” al reconocer que “las historias viajan a través de la red social”, y permiten la perduración de la memoria de la persona hablante y de los territorios.
● Experiencia formativa. Esta categoría saca en claro que el proyecto Montajes ÁGORA 2021, hace parte de un proceso amplio que se ha venido tejiendo con anterioridad y ha tenido como objetivo fortalecer la narración oral en Bogotá. El proyecto se relacionó con los diferentes componentes al hacer énfasis en el sentido profesional de la creación y coproducción de montajes, y en la visibilización del arte de la narración oral desde la sabiduría popular de la gente.
El resultado de estos dos énfasis se compartió en el marco del Festival, esto permitió hacer un cierre simbólico y llamativo del proceso artístico y pedagógico desarrollado durante el proyecto. Entre las experiencias formativas se identificó el principio de autonomía por parte de quienes participaron, para la conformación de sus grupos de trabajo, selección del cuento y de los elementos escénicos que permitirían la realización del montaje y la narración.
También se demostró la capacidad de escucha por parte de quienes fueron partícipes, al socializar colectivamente sus avances y desde allí incorporar las recomendaciones hechas entre sí mismos y las retroalimentaciones por parte de las y los talleristas y el director del proyecto: “hay que salir de la comodidad en la que se encuentran para un nivel de entrega más allá”.
Entre los aprendizajes compartidos se identificó lo relacionado con la historia y sentido de la narración oral en Colombia, los componentes de
Cuentero Mauricio Corredor Fotografía archivo festival ÁGORA
un cuento, la construcción de personajes desde la palabra, manejo corporal, ejercicios de respiración y movimiento, herramientas del proceso de luz, plano de zonas, gamas de colores y utilización de efectos (humo), sonidos o música especial. Así mismo, entre las lecturas sugeridas y vídeos estuvo el libro “El Elogio del olvido” de David Rieff, “¿Cómo contar cuentos?” de Daniel Mato, oratoria griega, “La tradición oral” de Jan Vansina, “La fábrica de historias” de Jerome Brunner, “El arte de contar cuentos” de Sara Cone Bryant, la “Red internacional de cuentacuentos”, la película de Tim Burton “El gran pez”, el vídeo “Historias de la guerra, el odio y el perdón: lugar de submemoria17”, y las canciones de Lila Downs.
El intercambio y fortalecimiento de saberes se produjo de forma virtual y presencial, debido a la situación de emergencia sanitaria COVID-19, en Bogotá. “El proceso presencial permitió el reconocimiento e interacción entre las y los participantes, lo cual hizo que se fortalecieran lazos en el marco de la retroalimentación entre los montajes, garantizando el objetivo del Laboratorio de intercambio de ideas y conocimientos previos”.
Entre los temas de interés que fueron abordados en los componentes del Laboratorio de Narración Oral y los talleres de Cuentos de Barrios, se identificaron las siguientes preguntas por parte de quienes participaron: “¿Cómo hacer que la esencia del cuento genere enlace con el público?” “¿Cómo hacer que una historia que es buena gane al contar? “¿Cómo bajar la voz y como bajar los cuentos?” “¿Cómo logro transmitir la emoción y no el conocimiento?” “¿Cómo traerlos al enigma que se quiere mostrar? “¿Cuál es la diferencia entre el monólogo y la narración?” “¿Cuál es la diferencia entre el soliloquio y la narración?”.
Finalmente, se manifestó “la necesidad del conocimiento del ejercicio de contar, hemos estado buscando un acercamiento al oficio de la narración en diferentes espacios escénicos, lo cual fue proyectado en cada uno de los montajes desde el conocimiento y motivación de la narración”. Se expresó que “hay una búsqueda en el cual se puede transitar teniendo un aporte más fuerte desde ÁGORA”.