DEL INICIO DE LA PESCA INDUSTRIAL DE TÚNIDOS A LA CREACIÓN DE LA FUNDACIÓN
LOS INICIOS
La pesca comercial de túnidos venezolana se inicia con palangreros japoneses, de la zona del Océano Pacífico, y adquiere una alta significación en el Pacífico Oriental Tropical, después de la 2da Guerra Mundial Venezuela se incorpora en la actividad atunera a mediados de la década de los 50, se acondicionan algunas naves, y se inicia un proceso exploratorio y comercial con las operaciones de la nave BOSSO MARU, barco contratado por la empresa venezolana “Productos Mar” (actualmente AVECAISA).
En 1959, se constituye una empresa mixta venezolana-japonesa para la extracción de atunes en el área del Caribe y zonas adyacentes, conformada entre otras embarcaciones por los palangreros “SHOYO MARU” y “ALTAMAR III”. La captura anual es para la época, de aproximadamente 2000 toneladas, manteniéndose desde 1960 hasta 1968.
En 1975, se dan los primeros cambios importantes para la estructura de la flota atunera nacional, incorporándose algunos buques del tipo cañeros en la zona del Mar Caribe y Océano Atlántico; así como algunos cerqueros en el Océano Pacífico.
RÉGIMEN DE GESTIÓN DE LOS RECURSOS APROVECHADOS
Los túnidos son vistos como una unidad de organismos cuya forma y constitución anatómica, fuertemente hidrodinámica, los hace veloces nadadores y les permite recorrer extensas regiones del océano; desde las aguas bajo jurisdicción de una nación (zona marítima adyacente a la costa a hasta la zona económica exclusiva) y hasta las aguas no jurisdiccionales contiguas (Alta Mar o de otros países). Esta característica de ser recursos altamente migratorios y ampliamente distribuidos les impuso un carácter de recursos de libre acceso y propiedad común; por lo que debieron ser sometidos a un régimen convencional cooperativo de conservación y ordenación que rigiera la actividad pesquera sobre los mismos. Para ello fue necesario establecer acuerdos multilaterales que promovieran la conservación y el ordenamiento pesquero necesario para un aprovechamiento responsable y sostenible de los mismos. Estos acuerdos se fueron concretando progresivamente, siendo el más antiguo el denominado “Convención de 1949” y que dio origen a la Comisión Interamericana del Atún Tropical (CIAT) y que pasó a regir el aprovechamiento de estos recursos en el área denominada en lo sucesivo como Océano Pacífico Oriental (OPO).
Entre los objetivos de esta Comisión se establecía el estudio de los atunes y las poblaciones de peces que sostengan sus pesquerías, así como el monitoreo de las actividades pesqueras que se realicen, a los efectos de mantener y aumentar las poblaciones de atunes tal que se permita una pesca máxima constante. Todo ello basado en investigaciones científicas, la colaboración de las embarcaciones y de las personas dedicadas a esta clase de pesca que faenan en el Área del Acuerdo.
A pesar de haber iniciado actividades atuneras en 1959, no es hasta 1973 que Venezuela incursiona experimentalmente por primera vez con un buque atunero en el área del Océano Pacífico Oriental (OPO); siendo a partir 1975 que tenemos una presencia ininterrumpida en el Área del Acuerdo hasta el presente. La incorporación en esa zona pesquera, de algunas unidades atuneras del tipo cerco, generó una referencia real de la oportunidad para nuestro país; lo que permitió plantearse una participación más activa en el área y significó la garantía de contar con materia prima pescada por una flota de bandera venezolana para ser suministrada a la demanda nacional de la industria conservera y para consumo fresco.
A partir de 1979, se inicia un desarrollo sostenido de la actividad atunera, al definirse como válida la figura de arrendamiento con opción de compra de las unidades pesqueras; política que permitió incorporar en el corto y mediano plazo, barcos de gran calado para la pesca de atunes. Así mismo, otra política que se propulso fue la puesta en vigor de la Ley de Privilegios e Hipotecas Navales del año 1983 (Gaceta Oficial Nº 32820); la cual permitió dar en garantía hipotecaria las naves pesqueras, ya que anteriormente solo era permitido la prenda naval en grado once Estos dos cambios fueron fundamentales para la formación y consolidación de la flota atunera en el país; en virtud de la errada interpretación de la Ley de Navegación (Gaceta Oficial Nº 21.479) de 1944, que impedía operar en zonas de nuestra jurisdicción o en altamar con bandera distinta a la venezolana por considerar a los barcos pesqueros como de cabotaje. Estos cambios hacen más flexible las condiciones de operación al permitirse: arrendar, fletar o arrendar con opción de compra; ante la imposibilidad de adquirir unidades por la vía del financiamiento bancario. Los resultados de la política logran una consolidación de la flota en los años 86 al 87.
Hasta 1987, la participación de Venezuela en la zona del Océano Pacífico Oriental (OPO) fue muy activa y sostenida; con lo que se había adquirido el perfil de país atunero; con una de las flotas más importantes operando en la zona y a pesar de la condición de ser un país no ribereño de esa zona. Esta participación permitió la consolidación de los elementos técnicos para la captura, el procesamiento de atún y, además, lograr la preparación de personal para las distintas y complejas facetas del negocio del atún, apoyado por las instalaciones de recepción que garantizaban el negocio.
Para el año 1991, Venezuela se adhiere formalmente a la Comisión Interamericana del Atún Tropical (CIAT). Entre las motivaciones que llevaron al país a adherirse a esta Comisión estaba el interés de seguir participando en la pesquería de túnidos en el Área del Acuerdo y, lo más importante, ratificar un Derecho Histórico que le da a Venezuela el pescar en esa área no siendo país ribereño.
La dinámica de crecimiento de la flota atunera venezolana se mantuvo estable desde mediados de los noventa hasta la primera parte de los años 2000, posterior a lo cual la flota volvió a crecer (2001-2006) para luego detenerse y mostrar un retroceso sostenido; el cual inició con la transferencia de parte de la flota a Panamá (principalmente). Al presente, la flota se ve afectada por disminución del número de barcos pescando y aumento de los que permanecen en puerto por diversas causas. En el 2009, del total de barcos activos registrados, un 95,99% estuvieron pescando y 4,01% en puerto; es decir, teníamos 21 barcos pescando, con una capacidad activa de 29.403 m3 de 30.629 m3 registrados. En el periodo de 2010-2012 bajamos a un 76.56% pescando y aumentamos a 23,44% en puerto; es decir, bajamos a 17 barcos activos pescando con una capacidad promedio de 23.205 m3 de 30.308 m3 en el registro. En el periodo de 2013 a 2021, la proporción se ha mantenido en los alrededores de 79,64% pescando y un 20.36% en puerto, fluctuando la cantidad de barcos activos entre 12 a 15 y la capacidad activa promedio en 20.063 m3 de 28.956 m3 en el registro. En 2022, la proporción se ubicó en un 74,64% pescando y 25,36% en puerto; es decir, han operado 15 buques con una capacidad de 21.588 m3 de 28.924 m3 registradas. Más recientemente, la flota ha disminuido aún más en número por la pérdida total (hundimiento) de dos unidades, una incendiada y otra que fuera colisionada. VENEZUELA
Una de las modalidades de la pesca de cerco sacaba provecho de una asociación entre individuos adultos de atún Aleta Amarilla (Thunnus albacares) con manadas de delfines que iban en la superficie; lo cual fue utilizado como un posible indicador para la detección de los cardúmenes y proceder a enviar el helicóptero para la evaluación más precisa. Con el auge de esta modalidad de cerco, el incremento de la mortalidad incidental de delfines se incrementó ostensiblemente y propició que la Comisión Interamericana del Atún Tropical (CIAT), en 1976, incorporara a sus objetivos el mantener las poblaciones de delfines sobre niveles que garantice su supervivencia a perpetuidad y trabajar para disminuir la muerte incidental de los mismos en la pesquería. Éste antecedente abre la puerta a que posteriormente se firmara un acuerdo específico para el trato de esta materia específica, que se mencionará más adelante.
En 1979, La CIAT comienza el monitoreo a bordo de las actividades en las embarcaciones pesqueras atuneras, con personal calificado y entrenado, que son tradicionalmente conocidos como “Observadores Científicos a Bordo”. Ya para el año siguiente, los barcos cerqueros atuneros venezolanos que laboraban en el Área del Acuerdo comenzaron a colocar de forma voluntaria a estos observadores científicos en sus embarcaciones.
Durante una reunión especial de la CIAT, realizada en la ciudad de La Jolla (California - Estados Unidos) del 21 al 23 de Abril de 1992, se firma el Acuerdo para la Conservación de Delfines (denominado como Acuerdo de La Jolla - Apéndice 2 de la 50va Reunión de la CIAT); el cual tenía como finalidad la disminución gradual de la mortalidad incidental de delfines en las pesquerías de atunes del Océano Pacífico Oriental (OPO), estableciendo un Límite de Mortalidad de Delfines (LMD) anual a ser cumplido Esto propició que todos los barcos, con capacidad de acarreo superior a 400 toneladas en el Registro Regional de Buques y que faenen en el Área del Acuerdo, debían llevar un observador durante cada viaje de pesca (100% de observación). Venezuela se adhiere al acuerdo ese mismo año de la firma.
Este acuerdo es revisado y actualizado posteriormente, dando origen a un nuevo acuerdo multilateral jurídicamente vinculante denominado Acuerdo sobre el Programa Internacional para la Conservación de los Delfines (APICD), el cual entra en vigor en febrero de 1999. Con la entrada en vigor de este nuevo acuerdo, las Partes miembro son facultadas para tener su propios Programas Nacionales de Observadores hasta con un 50% de cobertura; ya que el otro 50% lo deberá llevar el Programa de Recolección de Datos y Bases de Datos de la CIAT.
Ante la posibilidad que abrió el APICD, a que las Partes miembros del acuerdo pudiesen llevar su propios programas nacionales de observadores a bordo, nace la Fundación para la Pesca Sostenida y Responsable de Túnidos (FUNDATUN), con el aval de la Asociación Venezolana de Armadores Atuneros (AVATÚN). La iniciativa permite diseñar un Programa de Monitoreo, utilizando las experiencias ganadas en sendas visitas a los programas llevados desde la sede principal de la CIAT (La Jolla - California - Estados Unidos) y de México (Ensenada - Baja California - México), para posteriormente establecer bajo un acuerdo firmado con el Organismo Nacional de la Ordenación Pesquera de la época, el Servicio Autónomo de los Recursos Pesqueros y Acuícolas (SARPA), el programa de monitoreo a bordo de las embarcaciones pesqueras de bandera venezolana que operan en el Área del Acuerdo, en conjunto con la CIAT-APICD, que pasará a denominarse Programa Nacional de Observadores de Venezuela (PNOV). Este programa conjunto fue presentado en la 22va Reunión y aprobado en la 23va Reunión del Panel Internacional de Revisión
(PIR) del APICD; siendo autorizado por la CIAT e iniciando actividades en enero del año siguiente (2000) Debido a la dinámica del funcionamiento que implica un programa de monitoreo de este tipo, era recomendable que fuese llevado por una institución independiente al Organismo Nacional de la Ordenación Pesquera; pues debe brindar las garantías necesarias para poder realizar el monitoreo los 365 días del año y ser un mecanismo ágil para brindar el apoyo necesario a un personal de observación que requiere rápidas respuestas a traslados, compensaciones económicas, así como eventualidades que se puedan presentar
LA Fundación para la Pesca Sostenida y Responsable de Túnidos (FUNDATUN)
Los facultades de tener su propios Programas Nacionales de Observadores que abrió el APICD preparó el camino para que un 22 de junio de 1999, con el aval de la Asociación Venezolana de Armadores Atuneros (AVATÚN), se decidiera la constitución de una fundación civil sin fines de lucro, con personalidad jurídica y patrimonio propio, con la capacidad de realizar todos los actos jurídicos que fuesen necesarios para el cabal cumplimiento del objeto de su creación. Ésta queda cabalmente registrada el 30 de Junio de 1999, al ser inscrita en la Oficina Subalterna de Registro Público del Municipio Chacao (actual Oficina Registro Público del Municipio Chacao), donde quedó anotada bajo el Nº 37, Tomo 18 del Protocolo Primero.
La Fundación nació orientada a contribuir y promover el desarrollo de la pesca sostenible y responsable en el país, desde una efectiva aplicación de criterios que han ido evolucionando en tal sentido. El propio logo de FUNDATUN reflejó los dos aspectos que, para la época en que nace la institución, eran los asuntos más importantes contenidos en las dos convenciones a las que pertenece el país y que le dieron origen; las cuales tenían que ver con la conservación de los delfines y el aprovechamiento sostenible de los túnidos. Desde el inicio, La Fundación se orientó a ser una organización de calidad y con trabajo en equipo; enmarcada en el proceso de transformación constante de la actividad pesquera, principalmente la atunera; con el compromiso y la responsabilidad de realizar una labor para la sostenibilidad de los recursos pesqueros, aplicando conocimientos y tecnologías de vanguardia. Su diseño del Programa Nacional de Observadores de Venezuela (PNOV), bandera institucional principal y también próximo a superar también las dos décadas y media, ha permitido trabajar para:
1. mantener el monitoreo del 100% de la flota venezolana que pesca en el Océano Pacífico Oriental (OPO), en conjunto con la CIAT;
2. preparar personal profesional para la tarea de la observación científica a bordo;
3. capacitar a capitanes y personal de marinería de las embarcaciones sobre las normas que rigen la actividad pesquera atunera en el Área del Acuerdo;
4. procesar la información de la observación a bordo y detectar los incumplimientos a las normas de cualquiera de las dos convenciones a las que pertenece el país en el OPO;
5. preparar los informes técnicos derivados de todos los aspectos que se detallan en la observación para ser remitidos a todas partes involucradas.
Durante una trayectoria ininterrumpida, que ya supera las dos décadas y media, los resultados exitosos no solo se han restringido únicamente a las actividades de la Observación a Bordo, sino que se han complementado con una amplia divulgación de las actividades y del conocimiento pesquero mediante un Programa de Difusión de Asuntos Pesqueros y Ambientales que, abanderado por la publicación de su Boletín COFA CONVIVENCIA PESQUERA y apalancados en las redes sociales, se ha proyectado en los últimos años con mucha fuerza ante la opinión nacional e internacional; que en el caso del Boletín se trata de una publicación técnico-divulgativa que ya supera los 24 años de publicación.
También se han brindado asesorías, tanto armadores atuneros como a organismos rectores nacionales e internacionales por igual; adicional a que se ha involucrado, con personal en cargos directivos de las comisiones o de sus órganos subsidiarios, y participado activamente, en defensa de los intereses del país y con visión de futuro, en reuniones tanto de la Comisión Interamericana del Atún Tropical (CIAT) y del Acuerdo sobre el Programa Internacional para la Conservación de los Delfines (APICD), así como en menor grado de la Comisión Internacional para la Conservación del Atún Atlántico (CICAA o ICCAT por sus siglas en ingles).
La Fundación también ha participado en diversos programas de investigaciones llevados adelante mediante acuerdo o convenios con universidades y otros organismos de investigación del país; ha realizado actividades de investigación oceanográfica y pesquera en el marco de las compensaciones hechas mediante la Ley Orgánica de Ciencia y Tecnología e Innovación (LOCTI2010) La constancia del trabajo realizado ha permitido ganar el reconocimiento y las relaciones establecidas con reconocidas organizaciones multilaterales de ordenación atunera y pesquera en general, como es el caso de las ya mencionadas comisiones a las que pertenece el país (CIAT - APICD - ICCAT) así como la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO)
En 2005, FUNDATUN se enorgullece de haber formado parte del Premio Margarita Lizárraga que la FAO otorgó al APICD en reconocimiento a sus “iniciativas exhaustivas, sostenibles y catalíticas” para la conservación de los recursos de las pesquerías atuneras del Océano Pacífico Oriental; las cuales incluía la implementación de los Programas Nacionales de Observación. El premio lleva el nombre de una excepcional mexicana de gran calidad humana y profesional, que fue quizás de las personas que mayor dedicación entregó al establecimiento de las normas para la pesca sostenible; siendo ella responsable meritoria del Código de Conducta para la Pesca Responsable y del cual deriva el nombre de la Fundación.
En La Fundación se sigue trabajando con el norte puesto en liderar el desarrollo de capacidades para la observación científica a bordo y preparar al talento profesional, ligado al sector pesquero, para tener un enfoque integral sobre los temas relacionados con la actividad pesquera, principalmente la atunera; así como trabajando en la difusión de todos esos conocimientos y de la actualidad de un sector tan dinámico como lo es el pesquero
EL ACTO PROTOCOLAR Y LA ENTREGA DE DISTINTIVOS EN EL XXV
ANIVERSARIO
Para la conmemoración del 25to Aniversario de la creación de la Fundación para la PescaSostenidayResponsabledeTúnidos (FUNDATUN) se efectuó un pequeño evento dedicado a celebrar el cuarto de siglo promoviendo el aprovechamiento sostenible y responsable del atún; así como también para resaltar su participación incansable en la conservación de las otras especies marinas asociadas a la captura del atún y en el desarrollo sostenible del sector atunero en Venezuela. Este acontecimiento tuvo lugar en la tarde del día 28 de junio en la Sala de Usos Múltiples de la Torre Libertador del Multicentro Empresarial del Este, ubicado en la Avenida Libertador frente al Centro Comercial Sambil, en el municipio Chacao (Caracas). Este evento especial estuvo orientado a bridar un mayor conocimiento del trabajo realizado por FUNDATUN y celebrar junto a amigos, conocidos, colaboradores y relacionados, los logros alcanzados en este largo andar; compartiendo también la visión para el futuro y la reafirmación del compromiso con la pesca sostenible. Los actos fueron presididos por los dos Directores Ejecutivos que ha tenido la organización, ante la imposibilidad de la asistencia de los representantes de la Junta Directiva de la institución; el director ejecutivo fundador y actual asesor, Dr. Carlos Giménez B., así como el actual director ejecutivo, Biol. Alvin Delgado M., quien recibió el relevo del testigo apenas el año pasado. Dentro de un reducido grupo de asistente se contó con la presencia de una variada representación de personalidades de diversos ámbitos relacionados al sector pesquero; como representantes de: el Organismo Nacional de Ordenación Pesquera, el organismo del ambiente, la principal autoridad monetaria y económica, de un Organismo de Financiamiento de las Naciones Unidas en el país, de Organizaciones No Gubernamentales ambientales, la comunicación, la academia y la ciencia pesquera del país.
Las palabras de apertura del evento estuvieron a cargo del Econ. Rubén Darío Baloa, quien fungió como anfitrión y moderador del evento a lo largo del desarrollo del mismo. Sus palabras iniciales estuvieron dirigidas a dar la bienvenida y agradecer a los asistentes, así como exponer el programa a ser cumplido para la realización del evento aniversario.
A continuación cedió la palabra al actual director ejecutivo, Biol. Alvin Delgado M., quien aparte de expresar su bienvenida y agradecimiento a los presentes, realizó un discurso enfocado en los logros alcanzados a través de los diversos programas y proyectos que realiza y realizó La Fundación; agradeciendo a los armadores y al Organismo Nacional de Ordenación Pesquera la confianza depositada en todos estos años para liderar y cumplir los objetivos por los cuales fue creada. En sus palabras también hace una reseña histórica de la pesca atunera industrial venezolana, los recursos que son aprovechados y el por qué nos convertimos en una potencia pesquera atunera en aguas del Océano Pacífico Oriental (OPO). En
su ponencia no solo evidencia las dificultades que fueron sorteadas, sino que adicionalmente se muestra optimista de cara al futuro del sector atunero basado en la potencialidades existentes y los fundamentales Derechos Históricos alcanzados.
Le continuó en la palabra el director ejecutivo fundador, Dr Carlos Giménez B., quien en su discurso se enfoca en brindar el conocimiento conceptual básico en el que se fundamentó la necesidad de creación de las comisiones internacionales pesqueras que hoy rigen los recursos transzonales y altamente migratorios. De igual manera, resalta la importancia económica, comercial, ecológica y alimentaria de la actividad pesquera en Venezuela, así como los retos para solventar los impactos desde y hacia la realización de esta actividad. Cierra su alocución brindado un reconocimiento a todos los que hicieron y hacen posible la continuación de la idea con la que se creó La Fundación; tanto a nivel de las instituciones como de las personas que han acompañado este viaje.
Posterior a los discursos, le correspondió al Econ. Rubén Darío Baloa dirigir, a nombre de la Junta Directiva de la institución, la entrega de placas conmemorativas al personal con una antigüedad igual o superior a 20 de servicio. La primera de las placas de reconocimiento le correspondió al TSU. Noel Romero, por sus 20 años brindado conocimiento y soporte técnico-científico a La Fundación desde la oficina del Programa Nacional de Observadores de Venezuela (PNOV) en Cumaná. Seguidamente le correspondió anunciar el reconocimiento al Dr. Carlos Giménez B. e invitó al actual Director Ejecutivo de FUNDATUN para que le rindiera el respectivo homenaje a su larga trayectoria a cargo de La Fundación con unas sentidas palabras de respeto y admiración. Para cerrar el segmento de reconocimiento a los años de trayectoria, correspondió hacer la entrega de su placa de reconocimiento al Biol. Alvin Delgado, para lo cual se invitó al director ejecutivo fundador, Dr. Carlos Giménez B. para entregársela. Ambos directivos tienen la más dilata trayectoria dentro de la institución, pues son del personal fundador y que puso en funcionamiento esta iniciativa que ahora cumple los 25 años de existencia.
Al cierre de la parte formal de evento, el Econ. Baloa invitó a todos los presente a compartir un brindis por el respectivo aniversario de la institución, compartir con los homenajeados en la velada, participar de un pequeño refrigerio y socializar en las áreas abiertas de la sala de usos múltiples. En estas áreas se estuvo proyectando un video alusivo al trabajo de la observación a bordo, del trabajo de Las Comisiones a las que pertenece el país y que rigen la gestión de los recursos atuneros y las especies relacionadas. De igual menar se contó con dos pendones que resumen la información presentadas y un tríptico donde se resalta la participación del Acuerdo sobre el Programa Internacional para la Conservación de los Delfines APICD) en la conservación de los delfines y otras especies asociadas a las pesquerías de cerco atunero con delfines”. Para finalizar esta breve reseña del evento aniversario, se recupera Ramón Antonio Lozada Saavedra, gran amigo de esta casa y como un homenaje en la distancia por su disposición a colaborar siempre con el sector pesquero nacional, quien señalo en su alocución conmemorativa del X Aniversario de FUNDATUN que “Las personas festejan cumpleaños como tiempo de vida, mientras las instituciones celebran años de servicio. Las primeras tienen el sagrado derecho humano a existir, pero las segundas sólo pueden permanecer en tanto y en cuanto sean útiles; vivirán si y sólo si comulgan con su razón social, y si ésta es plausible. Por eso el ser humano quiere trascender su entidad biológica y parecerse a sus mejores hechuras; las instituciones capaces de generar el bien común”
PALABRAS DEL DIRECTOR
EJECUTIVO
, BIÓL. ALVIN DELGADO, CON
MOTIVO DEL 25 ANIVERSARIO
Buenas tardes a todos los presentes, primero que todo quiero agradecerles el que hoy nos acompañen en esta fecha tan importante para la FundaciónparalaPesca Sostenida y Responsable de Túnidos (FUNDATUN) pues celebramos 25 años de vida, durante los cuales hemos navegado en aguas tranquilas y otras veces tumultuosas; pero con el “Capitán” Carlos Giménez B. siempre arribamos a puerto seguro. Han sido 25 años de grandes logros, pues todos los proyectos iniciados se han mantenido o concluido con éxito, adicional a ser reconocidos en Venezuela y fuera de nuestras fronteras. Proyectos liderados por sus buques insignias como son: el Programa Nacional de Observadores de Venezuela (PNOV), que ha tenido una trayectoria intachable y es considerado uno de los mejores; el Programa de Difusión de Asuntos Pesqueros y Ambientales con la revista COFA CONVIVENCIA PESQUERA, atreviéndome a señalar que es la única revista de divulgación pesquera que se ha mantenido en el tiempo, que en los últimos años se ha publicado mensualmente, y la cual es un faro de la actividad pesquera nacional; y por el Programa de Seguimiento Pesquero, el cual ha llevado el pulso indicador de los precios de los productos pesqueros en la ciudad de Caracas durante largo tiempo y el cual últimamente ha cobrado mucha relevancia.
El año pasado correspondió realizar el cambio de mando de la flota, a la que espero poder mantener navegando y seguir cosechando logros; esperando poder seguir contando con la orientación y consejos del “Capitán” Giménez por muchos años más, por sus conocimientos y experiencia Esta organización se debe a que nuestros Armadores se empeñaron y crearon FUNDATUN, la cual ha cumplido con los objetivos por la cual fue creada, al Organismo Nacional de Ordenación Pesquera del momento, quienes confiaron la operatividad del programa de observación a esta institución, y a las Organizaciones Regionales de Ordenación Pesquera del Océano Pacífico Oriental (OPO), la Comisión Interamericana del Atún Tropical (CIAT) y el Acuerdo sobre el Programa Internacional para la Conservación de los Delfines (APICD), quienes nos brindaron el apoyo inicial de crecimiento con sus experiencia y quienes dictan las pautas para el cabal monitoreo de la actividad pesquera atunera y de las especies relacionadas. Sin duda se trabajará en mantener el espíritu de trabajo en conjunto para seguir cosechando logros y éxitos. Para concluir esta breve introducción aprovecho para saludar a las máximas autoridades de La Fundación encabezadas por su Presidente, el Sr. Salvador Natoli, su Vicepresidente, el Sr. Doménico Pinto, y su Director, el Sr. Francisco Ortisi; quienes, aunque no nos han podido acompañar hoy, sé que nos seguirán apoyando en todos los programas y emprendimientos que realice La Fundación; con el respeto siempre brindado a las actuaciones apegadas a lo institucional que se han realizado.
RESEÑA DE LA HISTORIA DE LA PESCA ATUNERA VENEZOLANA
Ya entrando en la materia, quisiera iniciar haciendo una breve reseña de la historia de la pesca del atún en Venezuela, para poder comprender el porqué de la creación de FUNDATUN; sabiendo que luego el Exdirector Ejecutivo y ahora asesor, “Capitán” Giménez, disertará sobre la actividad pesquera venezolana y el rol que ha jugado La Fundación en la pesca sostenible y responsable.
Cuando comencé mi carrera en la Universidad de Oriente (UDO) leí, en alguna de las abundantes referencias bibliográficas que tocaba revisar, que el atún era pescado por algunas tribus indígenas venezolanas; sin embargo no explicaba si era una tradición propia o fue influenciada por los conquistadores, ya que en Europa la pesca y procesamiento de atún se realiza desde épocas muy remotas. Indicios de que el atún era capturado en la prehistoria hay en el arte rupestre hallado en cuevas, adicional a que hay bastante evidencia que era capturado por los egipcios y posteriormente por los romanos, griegos y fenicios; estos últimos desarrollaron una gran pesquería en su época y se tienen los primeros indicios de su preparación para conservarlo en salmuera y ahumado. Una de las pesquerías más desarrollada fue la asociada al uso de las Almadrabas, arte de pesca fijo de redes para capturar gran cantidad de atunes que se acercaban a la costa, entraban a ensenadas y bahías durante sus migraciones en busca de alimento; aun cuando también se utilizaron redes y se usaron cañas con anzuelos para capturarlos. Pese a la breve referencia histórica, me centraré en hablarles de la pesca de atunes tropicales en nuestro país. Lamentablemente en los documentos revisados, sobre la actividad atunera venezolana en sus inicios, no hay claras referencias o buenas estadísticas de esa pesca en Venezuela; solo se puede verificar que es a mediados de los años 40 que al parecer se comienza a llevar ciertas estadísticas y se tiene registro de embarcaciones dedicadas a la pesca de atún, sin especificar qué tipo desde el año 1942. Entre esa fecha y el año 1953, alternativamente, se registraron entre una y dos embarcaciones por año. En 1954 operaron tres y desde ese momento comienzan los registros más precisos de la pesca de túnidos hasta la fecha. En este año se le permitió al buque palangrero japones BOSSO MARU realizar pesca exploratoria y, posteriormente, en 1959 se permitió la pesca a una segunda embarcación de nombre “SHOYO MARU”. Como resultado de esas experiencias se conforma una empresa venezolana-japonesa en ese mismo año y, en 1961, incorporan una tercera embarcación palangrera más grande, el “ALTAMAR III” de 150 toneladas Todas estas embarcaciones pescaban principalmente atunes Aleta Amarilla (Rabil) y Albacora (Atún Blanco).
En 1972 se emitió permiso para realizar pesca exploratoria al buque cerquero de bandera española “ALBACORA DOS”, de capacidad de bodega de 600 toneladas, el cual pescaba en asociación con dos buques cañeros de madera (maciceras) el “ERREÑEZUBI” y el “GURECITA”. La captura obtenida en el primer viaje fue muy buena y llamó la atención por lo menos de ocho cerqueros extranjeros. Estos buques cerqueros pescaron asociados con buques cañeros que utilizaban carnada viva, la cual tenía como función mantener el atún comiendo cerca y en la superficie mientras el cerquero largaba la red alrededor del mismo. Una vez completado el cerco, cuando subía las primeras anillas de la relinga de la red subía al cerquero, el cañero salía pasando sobre los corchos sin problemas; ya que tenía la propela protegida para evitar el enmallamiento con la red.
En las dos décadas siguientes continuó el crecimiento de esta pesquería, alcanzando el mayor número de embarcaciones registradas en 1996 con 27 cerqueros, 17 cañeros y 141 palangreros. Las embarcaciones palangreras posteriormente comenzaron a decrecer hasta mediados de los años dos mil; posteriormente, a partir de mediados de 2010, comenzó un nuevo auge y es la pesquería atunera predominante al día de hoy. En cuanto a los cañeros comenzaron a declinar a partir del 2008 y actualmente no está operando ninguna embarcación. En el caso de los cerqueros, también comenzaron a declinar en número y la mayor parte se fue a operar al Pacífico Oriental Tropical con algunas campañas en el Mar Caribe. Actualmente solo está pescando una embarcación en la zona del Mar Caribe y Océano Atlántico, el “AMAZONAS”, y está pensando irse al Océano Pacífico por las bajas capturas que ha reportado en las últimas campañas.
Ahora toca hacer una referencia más específica a la pesca venezolana en el Océano Pacífico, donde somos un País No Ribereño. A mediados del año 1973, la empresa pesquera de los hermanos CANNAVO adquirió un
cerquero atunero de 298 metros3 de capacidad de bodega llamado “LAS AVES” para operar en el Pacífico; el cual dio buenos resultados en esa primera campaña de exploración. Lamentablemente, iniciando el primer viaje de pesca en el año 1974, se hundió en aguas del Océano Pacífico En el año 1975 se incorpora a la flota venezolana la embarcación “LUCILLE” , de 1.089 metros3 de capacidad de bodega, perteneciente a la empresa VENATUN; cuyos accionistas, los hermanos Manuel y Bernardo Elduayen Lasarte, ya tenían experiencia en la pesca atunera esa área. Posteriormente se fueron incorporando más embarcaciones cada año En 1980 teníamos 5 embarcaciones con capacidad acumulada de 5.622 metros3 En 1988 se alcanzó el máximo de 26 embarcaciones de la flota, con una capacidad acumulada de 29.685 metros3. El número de embarcaciones en la flota tuvo muchas fluctuaciones entre ese año y el 2005; año en el que regresamos a tener el máximo de 26, pero ahora operando con una capacidad acumulada de 33.389 metros3. En el período posterior y hasta 2013, la cifra de embarcaciones fluctuó entre 22 y 18 barcos, con una capacidad acumulada de unos 29.000 metros3. Es importante resaltar que durante el periodo de 2013 al 2023 solo han operado entre 15 y 12 embarcaciones, el resto han estado inoperativas por diferentes causas.
RESEÑA SOBRE LOS RECURSOS APROVECHADOS POR LA PESCA ATUNERA VENEZOLANA
En las áreas del Océano Atlántico y Mar Caribe la pesca industrial de atún se centró inicialmente en la captura de los atunes Albacora (Atún Blanco) y Aleta Amarilla (Rabil); posteriormente, a los objetivos de captura se incorporaron el atún Patudo (Ojo Gordo), el Barrilete (Listado) y finalmente el atún Aleta Negra. Las mayores capturas en el área del Caribe-Atlántico, desde que comenzó la pesquería, se registraron en el año 1983, con 45.588 toneladas; registrando luego amplias fluctuaciones, hasta que en 1994 se registró un repunte al capturar 36.007 toneladas. Posteriormente, y pese a alcanzar un repunte de 30.428 toneladas en 2001, la tendencia general de las capturas fue de continuo declive; hasta situarse en 3.740 toneladas en el 2022. Los artes de pesca principalmente empleados son la caña, el palangre o el cerco; siendo en este último caso empleado en las modalidades de capturas sobre “cardúmenes puros” de atún, ayudándose o no con cañeros, y sobre “cardúmenes asociados a” tiburones ballena o sobre ballenas.
Para el caso del Océano Pacífico, las capturas de atunes por parte de nuestra flota son principalmente dirigidas al atún Aleta Amarilla. En cuanto a los volúmenes de capturas de esta especie de atún, desde 1991 al 2005 fuimos el segundo país con las mayores capturas, después de México, con capturas que oscilaron entre las 42.000 a más de 120.000; volumen de captura alcanzado en el año 2002. Posteriormente, las capturas han ido fluctuando a la baja y, en 2023, capturamos un total de 29.944 toneladas; lo que representa el 3,6% de la captura total en el Océano Pacífico Oriental (OPO) y el valor más bajo en porcentaje de captura desde 1981, que fue 3,9%. En cuanto a los métodos de pesca usados en esta área, solo pescamos con buques cerqueros y se utilizan tres métodos “sobre cardúmenes puros” de atún, “sobre objetos flotantes” (los cuales pueden ser naturales o artificiales, denominados plantados) o “asociado con delfines”; siendo este último el que realiza principalmente nuestra flota. En este punto, muchos se preguntan ¿qué tienen que ver los delfines en esa pesquería de cerco?... y es que, a finales de los años cincuenta, los pescadores de atún de Estados Unidos se percataron que los atunes adultos de Aleta Amarilla estaban asociados a unos tipos de manadas de delfines; lo cual facilitaba su ubicación y persecución para capturarlos que el equivalente de pescar “sobre cardúmenes puros”, en los que muchas veces los ejemplares se sumergían más profundo y aparecían fuera de la red.
Al principio de la implementación de este método “asociado con delfines”, la mortalidad incidental de los delfines atrapados en el cerco con los atunes fue muy grande; hablándose de mortalidades que alcanzaban entre doscientos mil a cuatrocientos mil delfines al año. Un trabajo inicial conjunto de pescadores, armadores y científicos permitió desarrollar modificaciones en la red y la implementación de la denominada “maniobra de retroceso”, que junto a métodos de rescate permitió que los delfines fueran liberados y se fuera disminuyendo la mortalidad. Pero es a partir de la entrada en vigor de un Acuerdo para la Conservación de Delfines (Acuerdo de La Jolla) para efectivamente reducir la mortalidad de delfines, posteriormente sustituido por el Acuerdo sobre el Programa Internacional para la Conservación de los Delfines (APICD), que se contrajo la mortalidad a niveles inferiores a los 1.000 delfines al año; un nivel de mortalidad incidental que se determinó que no afectaba las poblaciones de delfines involucrados.
Esto nos lleva a un punto poco resaltado de nuestra flota y es que, desde el principio de esta iniciativa, se viene participando inicialmente de forma voluntaria con el incipiente Programa de Observadores de la CIAT, luego con una cobertura del 33% desde 1983 y, posteriormente, con una cobertura de 100% desde 1993; la cual exigua el Acuerdo de La Jolla y que se formalizó aún más con la entrada en vigor del APICD
Mucho grupos ambientalistas, que en un pasado no estaba de acuerdo con esta pesquería de cerco “asociada con delfines”, ahora la avalan; primero por la efectiva reducción significativa de la mortalidad incidental de delfines y por qué la gran mayoría de los atunes capturados ya han llegado a su edad reproductiva, adicional a que las capturas de “especies no objetivo” son sumamente bajas. Eso permitió catalogar esta pesquería de atunes “asociada con delfines” como la más ecológicamente más sustentable; sentando el precedente para que las iniciativas del APICD, en apoyo al Código de Conducta para la Pesca Responsable y donde se enmarcaban los Programa de Observadores, recibieran en 1985 el Premio Margarita Lizárraga, el mayor reconocimiento a la pesca responsable de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO)
Sin embargo, en la actualidad, las pesquerías de cerco atunero “asociadas a plantados” están capturando grandes cantidades de atunes juveniles de Aleta Amarilla y Patudo, adicional a grandes capturas de “especies no objetivo” (tiburones, dorados, rayas entre otros); muchos de los cuales no son aprovechados comercialmente y muchos desechados. Esta pesquería, cuyo principal objetivo de captura es el atún Barrilete, ha incrementado sus capturas a un nivel tal que esté año pueden duplicar las capturas de esta especie reportadas en 2023, las cuales fueron récord en ese año para el Océano Pacífico Oriental, e inclusive existe la posibilidad que ocurra un nuevo récord en los lances sobre plantados (incremento del esfuerzo pesquero). Por otro lado, han disminuido las capturas de Aleta Amarilla y Patudo, habiendo mucha incertidumbre que sea por el impacto de esta pesquería en la disminución de esas especies; al capturar sus juveniles. Esta problemática debería acopiar un mayor interés de estudio para ser resuelta, sobre todo por el auge del esfuerzo pesquero que está monopolizando en comparación con las otras.
Al país poseer 3.726 kilómetros de costas que colindan con el Océano Atlántico y Mar Caribe, entre costa continental y las 311 islas en nuestras aguas jurisdiccionales, es lógico que existiera una vocación hacia el mar que se convirtió en tradición pesquera Adicionalmente, el establecimiento de una industria de procesamiento pesquero dirigida hacia conserva y harina ¿POR QUÉ NOS CONVERTIMOS EN UNA POTENCIA ATUNERA?
que inicia desde 1938 con la instalación de las plantas de la Compañía Anónima Industrial de Pesca (CAIP) y de “Alimentos Margarita” (actualmente perteneciente a Empresas Polar), a las cuales le siguen la de “Productos Mar” en 1948 (actualmente AVECAISA) y “La Gaviota” (actualmente es la empresa estatal “La Gaviota conservas alimenticias”) en 1950, permitió potenciar aún más esa vocación; que aunque inicialmente estaban dirigidas al procesamiento de la sardina, no les fue difícil ampliarse a incorporar la línea para procesar atún. A ello se debe sumar también el hecho de ser un país productor de petróleo, brindando una ventaja competitiva importante en el precio de combustibles y lubricantes. La visión comercial también promovía al estar más cerca de los grandes centros de consumo de atún, como eran los Estados Unidos y Europa. Igualmente se sumaba el hecho que existían las infraestructuras para reparar barcos, equipos y redes; adicional a que un Organismo Nacional de Ordenación Pesquera con visión de esa potencialidad, dio los pasos adecuados para permitir la creación, incorporación y consolidación de una flota de altura necesaria al promover la Ley de Privilegios e Hipotecas Navales, establecer la norma 60:40, que permitía exportar el 60% y dejar el 40% para la transformación y consumo nacional, entre otras. Pero lo más importante fue que algunos empresarios, de origen italiano y español principalmente, vieron la pesquería atunera como un negocio rentable y apostaron al mismo, convirtiendo a Venezuela en un “País
Atunero
Se formó una tormenta perfecta, pero en positivo, donde se conjuraron todos estos elementos y nació una prospera industria, la del atún, y convirtieron a Venezuela en: (a) el primer país con capturas de túnidos del Océano Atlántico Centro-Occidental y el Mar Caribe, (b) la segunda potencia en capturas de atún Aleta Amarilla en el Océano Pacífico Oriental (OPO), (c) en un país altamente productor de conservas de atún y (d) uno de los países con mayor consumo de atún al fresco per cápita de la región. Adicionalmente nos ha dado el Derecho Histórico a poder pescar en un océano del cual no somos ribereño.
Por último, no hay intención en esta disertación de explicar por qué hemos dejado de ser una potencia atunera; sino evidenciar todos los elementos para volver a ser de nuevo un país con una gran industria atunera Tenemos: la vocación; infraestructuras que van desde centros de reparación, instalaciones para almacenamiento en frio, procesamiento y comercialización; producción de combustibles; una flota aún relevante y, lo más importante, empresarios que nunca han dejado de creer que este es un buen negocio, que apostarían de nuevo para que Venezuela y en especial el estado Sucre vuelvan a tener el sitial en este negocio que por muchos años sustentamos. Hagámoslo una realidad.
Alvin Delgado M. Director Ejecutivo de FUNDATUN
Caracas, 25 de junio de 2024
PALABRAS DEL DIRECTOR E
JECUTIVO
FUNDADOR, DR. CARLOS
GIMÉNEZ, CON MOTIVO DEL 25 ANIVERSARIO
Reitero la bienvenida expresada por las autoridades de la Fundación para la Pesca Sostenida y Responsable de Túnidos (FUNDATUN) a los distinguidos participantes de este acto conmemorativo del 25to Aniversario de la creación de La Fundación Entre los presentes hay representatividad de autoridades oficiales, gremios, academia y representantes de las distintas actividades del sector de la pesca y acuicultura; lo que nos anima a seguir trabajando por nuestro país en el área que estamos cada día más comprometidos.
Mi exposición en enfocará en TRES (3) aspectos que estimo son fundamentales: el primero de ellos es la conceptualización del marco en que se basa la actividad pesquera en general; el segundo, es la caracterización de la actividad pesquera y acuícola desde el punto de vista de la importancia económica, comercial y alimentaria; y el tercero, es el relativo a hacer una breve descripción de la participación de FUNDATUN en aquellos aspectos que han contribuido y siguen contribuyendo a la práctica y consolidación del ejercicio de una pesca sostenible y responsable; sin dejar de lado aquellas cuestiones que han servido de base para su desarrollo.
CONCEPTUALIZACIÓN DEL MARCO EN QUE SE BASA LA ACTIVIDAD PESQUERA EN GENERAL
Me voy a permitir hacer referencia a dos grandes figuras de la pesca en el escenario mundial. La primera de ellas es el sabio benedictino Pedro Joseph García Balboa, personaje de origen español y mejor conocido como el Padre Sarmiento, quien en el siglo XVIII extiende en consideraciones lingüísticas sobre voces relacionadas con el mundo de los túnidos, su carácter nómada y el carácter también nómada de los tunantes, los pescadores de túnidos, señalando lo siguiente: “Y si, por imitación de los atunes, no se formaron las vozes tuno, tunante y tunar de la voz atún o de el thunnus latino, no se puede negar que los vagabundos y tunantes son unos atunes de tierra, sin patria fixa, sin domicilio constante y conocido…”. La otra figura fue el Dr. Francisco López Capont, un profesor de la Universidad Santiago de Compostela, quien se empeñó en trasmitir su experiencia a todos los niveles. Tuvimos la suerte de tenerlo en Venezuela como asesor de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y fueron muchas sus oportunas recomendaciones en materia de industrialización del pescado
Importante es también definir, en este punto, lo relativo a la situación de algunos países en relación con el Derecho del Mar. Países como Estados Unidos, Perú, Venezuela y otros, no son Parte firmante del Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar (CONVEMAR- Acuerdo de Montego Bay) de 1982, que está en vigor desde comienzo de la década de los noventa; sin embargo, es bueno aclarar que Venezuela, a finales de los sesenta, adoptó los textos oficiosos con fines de negociación relativos a delimitación de áreas marinas y submarinas, así como en aspectos pesqueros. Ello explica el por qué Estados Unidos y Venezuela delimitaron las áreas marinas entre Puerto Rico y nuestro país; al igual que lo hemos hecho con otros países del área Caribe-Atlántico. Por otra parte, Venezuela se ha incorporado a las convenciones pesqueras que le han generado Derechos Históricos en áreas del Altamar (patrimonio común de la humanidad), tanto en la zona del Pacífico Oriental Tropical como Caribe-Atlántico. Es importante destacar que Venezuela no le era factible la firma del Acuerdo de Montego Bay (Jamaica) de 1982 porque aún tiene pendiente aspectos a definir en la zona jurisdiccional marítima de Guyana (en reclamación por nuestro país) y también en la parte occidental de Castillete en Cabo Chichivacoa (Península de la Goajira); controversia que fuera manejada en su
oportunidad por los ministros plenipotenciarios, el secretario de Hacienda y Relaciones Exteriores de Venezuela
Santos Michelena y el secretario de Interiores y Relaciones Exteriores de Nueva Granada (actual Colombia) Lino de Pombo, que culminaron con el llamado “Acuerdo Pombo-Michelena” de 1833 y que no fuera ratificado por el Congreso de Venezuela.
De las expresiones del Padre Sarmiento se derivan conceptos muy importantes para tomarlos en consideración, relacionados a la características de ser recursos altamente migratorios y ampliamente distribuidos (transzonales) con un carácter de recursos de libre acceso y propiedad común, y los cuales determinan que se requiera un enfoque coordinado en el manejo de la explotación comercial de estos recursos pesqueros, dentro de unos parámetros de sostenibilidad y con apego a normas responsables de cada uno de los entes o países participantes en su pesquería. En el caso particular de lo que se denomina frecuentemente como ATÚN, por ser un conjunto de especies altamente migratorias y ampliamente distribuidas, ningún país se puede atribuir que sus aguas poseen atún; sino que, por el contrario, por sus aguas pasa el atún. Esto ha determinado la creación de Organizaciones Regionales de Ordenación Pesquera atuneras, también llamadas OROP´s atuneras, como mecanismo para establecer compromisos de los Miembros en su aprovechamiento responsable y sostenido; en el entendido que hay las Partes, que involucra aquellos países u organizaciones signatarios de las convenciones internacionales jurídicamente vinculantes para el manejo de las pesquerías, y las No Partes Cooperantes, que son aquellos que pueden asumir voluntariamente las normas señaladas en las mismas y adoptan sus procedimientos para el manejo responsable de la explotación de recursos pesqueros.
CARACTERIZACIÓN DE LA PESCA DESDE LA IMPORTANCIA ECONÓMICA, COMERCIAL, ECOLÓGICA Y ALIMENTARIA
La actividad pesquera se puede ejercer en distintos escenarios según su finalidad: pesca científica, pesca deportiva y pesca comercial; que incluye la pesca de subsistencia. Todos los tipos de pesquerías deben ejercerse bajo un marco de responsabilidad, particularmente la pesca comercial; la cual en un escenario económico se puede caracterizar por ser de subsistencia, de pequeña escala (pesca artesanal) y la denominada industrial.
A pesar de que los artes de pesca y sus métodos de uso pueden ir dirigidos a la obtención de una especie determinada, también pueden capturar tallas juveniles “no comerciales” de la misma y otras especies denominadas como “acompañantes” , con o sin valor comercial; por lo que, dependiendo el grado de acompañamiento incidental de esas tallas y especies, deben formar parte de un marco regulatorio integral, por cuestiones de responsabilidad. La responsabilidad y sostenibilidad de la actividad pesquera también pasa por entender el impacto de la misma en los ecosistemas, del que no escapa ninguna actividad humana; impactos a los cuales se suman los más recientes aspectos relacionados al “Cambio Climático” y la contaminación del medio marino, que también afectan negativamente la producción pesquera. En tal sentido, los marco regulatorios regionales de ordenamiento pesquero de recursos transzonales y altamente migratorios han integrado un “enfoque ecosistémico” de la actividad en la actualidad de su trabajo.
No podemos desestimar la evolución, tanto operativa como productiva, del sector atunero basada en acertadas políticas de apoyo a la actividad, que en su momento permitieron la formación y consolidación de la flota pesquera atunera de bandera nacional; en este caso cabe destacar la validación de la figura de arrendamiento
con opción de compra de las unidades pesqueras y la posterior Ley de Privilegios e Hipotecas Navales del año 1983 (Gaceta Oficial Nº 32820), que permitió dar en garantía hipotecaria las naves pesqueras. Esta evolución y desarrollo de la actividad atunera también se fundamentó en elementos estratégicos de la plataforma industrial y logística existente; la cual facilitó el establecimiento de una actividad integral de producción de conserva y harina de pescado; la cual acompañó a otros factores del campo alimentario como la proporción de materia prima pesquera derivada que la conectó con en el sistema de producción de Alimentos Balanceados para Animales (ABA).
LA PARTICIPACIÓN DE FUNDATUN EN EL EJERCICIO DE UNA PESCA SOSTENIBLE Y RESPONSABLE
Corresponde
en este punto hacer un ejercicio de justo reconocimiento de quienes actuaron en este proceso de desempeño de FUNDATUN en estos 25 años de existencia. Quiero hacer mención de aquellos Armadores, Ministros, Directores Generales de Pesca que ya estaban estimulados por las claras normas de sostenibilidad que venía practicándose desde 1980 con los programas de la Comisión Interamericana del Atún Tropical (CIAT) y el posterior Acuerdo para la Conservación de Delfines (Acuerdo de La Jolla); que luego pasó a una situación de mayor formalidad con el Acuerdo sobre el Programa Internacional para la Conservación de los Delfines (APICD, concordante institucional con la CIAT). De igual manera, con las obligaciones derivadas de la Comisión Internacional para la Conservación del Atún Atlántico (CICAA, mejor conocida por sus siglas en inglés como ICCAT) En este punto de debe reconocer la conformidad del entonces Ministro Juan de Jesús Montilla y del Director General del SARPA Ricardo Molinet; así mismo, la iniciativa emprendida desde el propio sector atunero nacional de la mano de Francisco Ortisi, José María Bengoa, Inocente Natoli, Giovanni Ombra, Carmelina de Natoli, Manuel de La Iglesia, Manuel Elduayen, Doménico Pinto, Helio Cannavó; junto a los oportunos apoyos de Domingo Maza Zabala, Eduardo Oropeza Castillo, Guillermo García Ponce, Dr. Pablo Mandazén Soto (Hermano Ginés), Kaldone Nweihed, Luis Henrique Nuñez, Pedro Pablo Aguilar. Por otra parte, el gran apoyo desde la dirección técnica de la CIAT, en aquel momento en manos del Dr. Robin Allen; persona que nos alentó a presentar a La Fundación en la reunión celebrada en San José de Costa Rica, una vez que se había firmado el convenio entre el SARPA y FUNDATUN. Esa presentación institucional, seguida de la preparación técnica científica de biólogos pesqueros, permitió que La Fundación se colocara en posición de no solo realizar los “cursos para observadores científicos a bordo” sino también los “cursos para actualización de capitanes”, contando en un inicio con el apoyo del personal técnico-científico de la CIAT. Así mismo, desde el inicio se contó con un personal calificado con demostrada eficiencia y responsabilidad, como fueron los biólogos Alvin Delgado, Noel Romero y Julio Martínez; con la colaboración institucional de la Universidad de Oriente (UDO) mediante la firma del convenio con la rectora en ejercicio, Dra. Veridiana González, en el año 2000 y con el del Instituto de Zoología y Ecología Tropical (IZET) de la Universidad Central de Venezuela (UCV). Se haría muy extenso hacer un listado de las personas y profesionales a las que agradecerles, que han pasado o han colaborado, a lo largo de este dilatado viaje de FUNDATUN en sus dos décadas y media; sin embargo resaltaré la importante participación de profesionales como el Biól Luis Briceño, los Econ Rubén Darío Baloa y Neira Soto, así como destacar el empeño siempre manifiesto del Biól Abelardo A. Riera F., y de un personal de apoyo demostradamente eficiente.
FUNDATUN también se ha involucrado en programas de soporte al conocimiento pesquero como el programa de apoyo sardinero, así como en un programa de hidroacústica y ecointegración; también ha fomentado la divulgación del conocimiento en materia pesquera a través de la publicación Boletín COFA CONVIVENCIA PESQUERA, para cuya creación se contó con el interés y soporte técnico de Carlos Agudo Freites.
MUCHAS GRACIAS.
Carlos E. Giménez B. Director Ejecutivo fundador y actual Asesor de FUNDATUN
Caracas, 25 de junio de 2024
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