EDICIÓN ANIVERSARIO
MUJER Y NO SOLO MUJER
Entrevista
Paula Maffía
Actualidad
Crónica de unas muertes anunciadas
Marzo/Abril 2013/ Nº 15 Buenos Aires-Argentina
Biografía
Violeta Parra
STAFF
Sumario
Coordinación Analía Daniela López/Valeria Tellechea Sofía Espul/Nadia Beherens
3. Editorial 4. Catherine Opie: Más allá de lo normal 6. Resistir para cambiar la historia 12. Crónica de unas muertes anunciadas 18. Efecto Abeja 22.Femicidios 26. El género también es varón 30.El derecho al aborto en campaña 34. Entrevista a Paula Maffía
Dirección Anahí Ayelén Más
Colaboradoras/es Especiales Miralys Sánchez Pupo (Cuba) Ileana Alamilla (Guatemala) Esteban Morales Gallardo (Chile) Natalia Tellechea (Nueva Zelandia) Vanessa Rivera de la Fuente (Chile) Zenaida Ferrer (Cuba) Ivis Acosta Ferrer (España) Charly Morales (Cuba) Magalí Daniela Pérez Riedel (Argentina) Daniel Os (Estados Unidos) Guido Fernández Parmo
Colaboradoras/es Ángela San Lorenzo/Daniela Dicipio Gabriela Guevara/Sebastián d’Albuquerque Mariana Ladino/Manuela Carballo del Río Mercedes Di Pasquo/Mónica Bermejo Vanina Nielsen/Susana Salina Camila Parodi/Vilma Ledesma Ilustraciones Inés Vergottini/ Anabel Saldaqui Florencia Ortega/ Paula Saldaqui Ivana Rinomo/Joan Alfaro Cabrera/ Pamela D’Auria/Luciana Sánchez Marcos Villalva Fotografía Marianela Anderson/Mariela Poggi Ar te de Tapa Florencia Ortega
Prensa y difusión María G. Gislon Diseño Gráfico OrbeDiseño Diseño WEB Acrosoma
Florencia Ortega
38. Sexualidad femenina a los sesenta 40. El Trabajo de las Mujeres Mexicanas, industria y Precarización Laboral 40.Luces efímeras, Día Internacional de la Mujer 44.Violeta Parra 46. El Deseo de Elfriede Jelinek: entre la explotación y dominación
51. El cerebro femenino 52.Homenaje a las mujeres desde un género musical 53. Te estaba esperando 54.Ruptura andaluza 62.Catarsis materna 64. Hacer el amor 65. Cautiva
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Editorial
Celebrar
A lo largo de estos 3 cortos años hemos crecido, equivocado, discutido, aprendido, reido mucho y sobre todo disfrutado de hacer esta revista. Conocimos personas maravillosas que tenemos el gusto que nos acompañen, así como a una familia y amigos que nos han bancado en este proyecto comunicacional sin fines de lucro, autogestivo y diverso que representa para nosotras Furias. Como siempre remarcamos que todo número implica un proceso nuevo de aprendizaje que vamos incorporando para mejorar día a día en cada publicación y que hace que nos mantengamos atentas a nuevas ideas, planteamientos y discusiones que se desatan en un mundo vertiginoso en cambios. Por eso hoy nos encuentran celebrando y con ganas de ir por más, con ganas de continuar el crecimiento de esta herramienta para la lucha de un mundo más justo y equitativo. Un especial agradecimiento a Casa Brandon, a Lisa y Jorgelina, Paula Maffia, Susy Shock, Gustavo Pecoraro, Cecilia Basílico, a Exit danza-teatro y a cada uno y una que aportó para que Revista Furias celebre y crezca día a día.
Registro de marca Furias. Mujer y no solo mujer Nº3044385 Web: www.revistafurias.com Mail:info@revistafurias.com
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T/Natalia Tellechea
ARTE
Catherine Opie: Más allá de
lo normal
La imagen se presenta cruda, cruel, perturbadora. Una mujer aparece sentada frente a la cámara, con una máscara de cuero negra, con agujas que atraviesan sus brazos, con el torso desnudo; sobre el pecho la palabra ‘pervert’ y la sangre roja. Esta mujer se presenta solemne, calma, posando para la cámara. La fotografía es un autorretrato, el de la artista Catherine Opie. Pervert (Pervert/ida), es el nombre de este autorretrato que Opie produce en los ‘90. Lejos de ser una pervertida, Catherine Opie es una de las más conocidas y respetadas fotógrafas contemporáneas; profesora universitaria, madre y lesbiana en una cruzada contra el estereotipo y el cliché.
Para Opie todos y todas tratamos de encontrar ese lugar al cual pertenecer, a veces es más fácil, a veces no. En los ‘90 Catherine y su cámara retrataban el mundo que la rodeaba. Esta es la época de sus retratos de la comunidad gay de Los Ángeles, su comunidad. Este mundo no se correspondía en absoluto con los estándares de normalidad esperados para una joven mujer. Catherine es lesbiana y
Autorretrato / Pervertida. 1994, c-print.
practica el sadomasoquismo. Así surge Pervertida, como respuesta a la retórica pregunta del lugar al cual la artista pertenece. Pervertida es la representación de la mirada del otro sobre la artista, sobre sus amigos, sobre su comunidad. Cutting (Cortando), es otro autorretrato de la misma serie en el cual se ve a la artista de espaldas a la cámara, sobre la piel, el corte, un dibujo infantil de una casa, una
nena y otra nena. Este dibujo hace ruido, este dibujo deja en evidencia el proceso de aprendizaje de lo que es normal, de lo que una familia normal debe ser. El corte en la piel, en ambos autorretratos duele, por lo menos para aquellos que deben negociar su lugar en el mundo fuera de lo convencional. Pero la artista no se victimiza, la artista revela, evidencia los procesos artificialmente naturalizados por los cuales se percibe al otro. No vemos dolor, lo asumimos; no vemos perversión, se entiende. El cliché se hace evidente, el proceso del estereotipo se cuestiona. El uso de la palabra cliché o estereotipo surge en el mundo de la imprenta y la fotografía en donde un modelo fijo es utilizado para la reproducción masiva. Prejuicio, pre-concepto, ideas comunes, imágenes cristalizadas, conjuntos de creencias; son algunos de los tantos significados del término estereotipo. En cualquier caso, esta pre-idea está siempre disponible para negociar y catalogar lo que no se puede comprender. Catherine Opie, cuestiona en su propia piel y
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Nota publicada en Furias Nº 10
Autorretrato / Cortando. 1993, c-print.
en su trabajo el modelo fijo de ser mujer, de ser lesbiana y madre. Diez años más tarde, más calma y conciliadora, Opie revisita su trabajo Pervertida y se responde con otro autorretrato; Nursing (Amamantando). En esta imagen la artista, ya sin la máscara, las agujas y la sangre (pero con la cicatriz en la piel) amamanta a su hijo Oliver. ¿Puede una pervertida ser madre? Ideas cristalizadas sobre perversión y maternidad entran en conflicto.
En el 2004, con un estilo más documental y cándido, Opie desarrolla su serie Domestic (Doméstico). A esta serie pertenece la imagen de Oliver in a tutu, el hijo de Catherine y su pareja aparece en un tutu rosa, con un collar y una corona. El contexto de la imagen contribuye a su percepción como un documento, un mo-
Autorretrato / Amamantando. 2004, c-print.
mento en el cual Oliver, jugando en su casa, es sorprendido por la cámara. Una cámara que ahora se enfoca en la cotidianeidad, en el día a día de la familia, de la comunidad de la artista. Sin embargo las preguntas siguen siendo las mismas, esta imagen grita en la cara de quien la ve los miedos y prejuicios que se proyectan sobre familias que rompen el modelo mamá-papá. En la conferencia de prensa durante la apertura de la retrospectiva que el museo Guggenheim de Nueva York organizó en el 2008 sobre la artista, un periodista pregunta por la situación de Oliver, Catherine responde “no se preocupen, ya pasó la etapa del tutu, ahora es Pokémon las 24 horas del día”. Las imágenes de Opie meditan sobre
Oliver in a tutu. 2004, c-print.
ideas de género, de identidad y pertenecer. Pertenecer a una comunidad. En una entrevista Catherine dice ‘creo que fotografiar a mi comunidad me ha permitido crear visibilidad en donde no había visibilidad”. Las fotografías de Catherine Opie, siguiendo la tradición del retrato y el documental, hacen visible un mundo que existe fuera de modelos únicos de reproducción masiva, un mundo de clichés y estereotipos, un mundo al cual muchos pertenecen. Más sobre Catherine Opie: http://web.guggenheim.org/exhibitions/exhibition_pages/opie/exhibition.html
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T/ Vanina Nielsen
ACTUALIDAD
RESiStiR PARA CAM “Mujeres que amamantan. Ávidas, ávidas. De ver sus renuevos que algún día… Algún día no se irán”. Bety Cariño, activista social (1973-2010)
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MBiAR LA hiStORiA Durante el Congreso de Estudios Poscoloniales y II Jornadas de Feminismo Poscolonial, realizado a fines de 2012 en Buenos Aires, mujeres y varones de distintos países se dieron cita con el objetivo de descolonizar el pensamiento. Allí, entre ponencias interesantes, hubo una que no sólo involucraba una cuestión meramente académica, sino también activismo social. Quien exponía lo hacía en un tono suave, con fuerza y convicción en cada palabra. La historia que presentaba no le resultaba ajena, ni lejana, por el contrario: activaba su memoria y removía sus heridas. Ella era Carmen Cariño Trujillo, una antropóloga mexicana, cuya investigación se basó en la situación de violencia política que vivió y vive la comunidad indígena Triqui del Estado de México, en Oaxaca, enfocándose especialmente en el rol que tuvieron y tienen las mujeres en esta lucha.
Carmen comenzó detallando la violencia que se vive en esa región donde miles de mujeres perdieron su vida en manos de paramilitares mexicanos y otras tantas tuvieron que desplazarse forzosamente ante las frecuentes agresiones, violaciones y asesinatos. Durante su ponencia, se encargó de subrayar el papel central de la mujer Triqui, que nada tiene de pasiva, ya que ha participado activamente en la lucha de sus pueblos, ya sea por trabajo, vivienda y educación para sus hijos. Sin embargo, pese a su presencia durante las movilizaciones, se las invisibiliza, menospreciando su capacidad de habla, calificándolas de “sucias”, “sumisas” y considerándolas víctimas de los hombres de su pueblo. Sobre su vínculo con la comunidad Triqui, explicó que existe una fuerte razón para solidarizarse con esta causa que va más allá de una investigación, ya que fue su hermana Bety Cariño
Trujillo quien, desde que Carmen era pequeña, le habló de lucha, injusticias y desplazamientos forzados. Ella, una activista social y defensora de los derechos humanos, que luchó junto a la comunidad Triqui para construir una región pacífica, fue una de las tantas mujeres asesinadas en manos de los paramilitares. Ese legado y también esa ausencia será, tal vez, el impulso para seguir de pie con fortaleza y activar la memoria por ella y por todas esas mujeres que lucharon junto a sus pueblos. Por eso, en charla exclusiva con Revista Furias, la antropóloga mexicana Carmen Cariño Trujillo, explicó el origen de esta historia y el rol de las mujeres Triquis, pilares económicos fundamentales en un territorio donde la represión, violaciones y masacres son moneda corriente y tratar de sobrevivir es casi habitual.
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ACTUALIDAD
Violencia, asesinatos y desplazamientos forzados. En el occidente de Oaxaca, México, habita una comunidad marcada por la lucha histórica, la resistencia y los desplazamientos forzados. Se trata del pueblo indígena Triqui, el cual ha sido y sigue siendo escenario de la violencia política. El despojo y la dominación son cotidianos para los habitantes de esta comunidad. Según explicó Carmen a Furias, desde el Gobierno local y Regional la violencia existente es vista como algo endémico al pueblo Triqui y la causa principal de sus desplazamientos forzados se debe a la violencia política generada en la región que se agudiza a partir de los años 70´, con la presencia del ejército mexicano encargado de reprimir a la organización indígena que allí se estaba gestando. En este contexto es que comenzaron a establecerse diferencias dentro de la misma comunidad. “Este desplazamiento está basado en ciclos importantes, el más fuerte fue en los 80´ cuando comenzaron a organizarse muy fuertemente. Entonces como pueblo indígena se enfrentan
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principalmente al ejército mexicano y a grupos de poder económicos y políticos en la región”, comenta Carmen. En los 90´se produce la crisis del café -que es su principal fuente de ingresopor lo que la comunidad necesita cubrir sus necesidades. Se crea una organización externa, también formada por Triquis, con la intención de hacer contrapeso a la organización interna: “Esta nueva organización es auspiciada por Gobiernos estatales y federales y busca presionar a la organización autónoma Triqui, generando una organización paralela y nuevos desplazamientos. Así, las mujeres tienen que abandonar sus comunidades”, explica. Fue en el 2008 que un grupo de comunidades Triquis declaran su autonomía y conforman el Municipio Autónomo de San Juan Copala, tomando como ejemplo el movimiento Zapatista y su movimiento de lucha, con el firme objetivo de construir su propio proceso y establecer un territorio de paz en la región, que intentara poner fin a la violencia, al menos esa fue la idea inicial… ¿Cuándo y cómo surge tu vínculo
con esta comunidad? -En 2010 se da un cerco paramilitar, resulta un nuevo desplazamiento y toman las mujeres un papel activo. En la última etapa de este proceso, es cuando me vinculo con la comunidad y voy a vivir allí un año. Tiene que ver con una posición política, con un activismo, además de mis estudios de maestría. Comencé a trabajar con el Municipio en un proyecto que llevaron a cabo principalmente jóvenes que llamaron “La voz que rompe el silencio”, una radio comunitaria que estuvo marcada también por la violencia. A partir de ese momento empiezo a solidarizarme y acompañarlos. Esta cercanía me ayudó a entender la violencia, develando que esos discursos que se han hecho desde el Gobierno habilitaron una violencia que no es real. No hay Triqui que no tenga un familiar que no haya sido asesinado, prácticamente todos tienen un familiar asesinado.
En tu investigación afirmas que el ejército mexicano “alimentó las diferencias entre la comunidad misma”, ¿Cuáles son las más destacadas diferencias?
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ACTUALIDAD -El ejército fue el rostro más sensible del Estado mexicano en la región, en los años 20 del siglo pasado. La región tenía una fuerte producción de café, porque el clima era propicio, había dinero, recursos y confrontaciones. El ejército lo que hace es llevar las armas
y una vez que la gente tenía dinero para comprarlas, se iba generando la lógica del negocio. Los problemas se fueron agudizando con la presencia de las armas, pero la región no es por naturaleza violenta. La violencia es impuesta, sigue siendo alimentada hasta
el día de hoy, habilitada desde el exterior y el Estado ha tenido un papel central.
“La voz que rompe el silencio” Convivir con la comunidad le permitió, entre otras cosas, descubrir que son las mujeres quienes principalmente sostienen la economía en la región, como también el interés de los jóvenes por construir alternativas pacíficas muchas veces invisibilizadas, principalmente cuando se trata de la dualidad jóvenes- mujeres. Fueron justamente los jóvenes quienes llevaron a cabo el proyecto de radio comunitaria, el cual estuvo marcado por un contexto totalmente desfavorable desde sus primeras emisiones, que iba desde el vacío legal que niega el derecho de los pueblos indígenas a generar sus propios medios de comunicación, hasta el acoso, las amenazas y el asesinato de dos de sus locutoras. Contó Carmen que los paramilitares destruyeron la radio, y mientras disparaban contra las instalaciones gritaban que lo mismo les pasaría a sus integrantes si “siguen con su autonomía”. “Esos jóvenes tenían la esperanza de que era posible la construcción pasiva”, aunque reconoce que después
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“...esos discursos que se han hecho desde el Gobierno habilitaron una violencia que no es real. No hay triqui que no tenga un familiar que no haya sido asesinado.” del asesinato de las dos locutoras seguir trabajando, con un cerco militar, se volvió complicado. Hoy en día, esos jóvenes tuvieron que abandonar la comunidad pero continúan luchando desde otros espacios, con la esperanza de retornar a sus hogares: “varios se fueron a Estados Unidos, tienen sus proyectos de vida truncados y están lejos de su familia”, explica. En un territorio donde sus habitantes tienen los derechos totalmente vulnerados y en donde la propia vida pende de un hilo, pensar en Justicia no alivia cada pérdida que sufre este pueblo ya que prácticamente todos los asesinatos quedan impunes, al no existir averiguaciones y las denuncias son archivadas. Ante un marco legal vacío, surge la pregunta de si son los medios de comunicación los encargados de visibilizar y denunciar las situaciones de violencia que se vive en la región, sin embargo -afirma Carmen- “éstos reproducen y alimentan esta situación. El pueblo está en las primeras planas cuando se producen los asesinatos.
Sólo cuando se trata de muertes es noticia, pero no para desentrañar lo que hay detrás, el trasfondo de las cosas, el proceso, la lucha. No hay que contar sólo la historia inmediata, sino la larga historia”.
Silenciar a las subalternas “Las compañeras y compañeros no son para mí objetos” comenta Carmen al definir su relación con quienes forman parte de la comunidad Triqui. Ella se propuso reconstruir la historia de este pueblo, dando a conocer la lucha de mujeres que han sido silenciadas y menospreciadas por la misma comunidad. Estas mujeres se enfrentan a estructuras patriarcales que desde el interior buscan oprimirlas, argumentando: “¿Cómo una mujer va a poder hablar y tomar decisiones en la asamblea y frente a los líderes hombres?”. No ha sido un proceso sencillo, según explica, sin embargo ellas cuestionan el sistema que las considera incapaces de hablar, pensar, crear, soñar… En su investigación, Carmen afirma
que es fundamental recuperar las voces de estas mujeres a las que se les negó la posibilidad de hablar. Reconocerlas como sujetos implica considerarlas “como productoras de historia y a la vez atravesadas por ella” para repensar el pasado, presente y futuro desde la perspectiva de las subalternas. Sin embargo –explica-a pesar de que muchas veces han sido silenciadas, ellas participan y desestabilizan las estructuras de una comunidad fuertemente patriarcal. Pese al contexto adverso en el que prevalece la lucha de quien no cede ante el miedo, ellas siguen de pie resistiendo cada día, enfrentando injusticias, soportando el menosprecio de algunos y esquivando el horror con la valentía que se necesita para intentar construir otra historia. Algunas, desde lejos, miran con nostalgia aquella tierra que las vio nacer y recuerdan a sus muertos con esa herida que perdura. Mientras tanto, dirá Carmen: “Ellas ahí están dando batalla, yo aprendiendo junto a ellas…”.
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T/Susana Salina
ACTUALIDAD
tragedia de Once
Crónica de unas muertes anunciadas
María Ester vive junto a su familia en el barrio Matera de la localidad de Merlo, en una casa tipo americana, como la mayoría del lugar, rodeada por calles sin asfaltar. Trabaja como empleada doméstica y Carlos Bustamante, su esposo, es albañil. Tienen cuatro hijos: Pablo, Gustavo, Federico que tendría 20 años y Carlos. El domingo 19 de febrero de 2012 asistió junto a Fede, el penúltimo de sus hijos, al carnaval de la zona, se divirtieron mucho. Como en los corsos de su juventud, el regocijo pasaba, entre otras cosas, por esparcir la nieve artificial. Fede lo disfrutaba a pleno, y no se lo quería perder. La última noche de festejo decidió concurrir con Florencia, su amiga y encargada del local de ropa donde trabajaba, y Alan, otro amigo y compañero de trabajo. El carnaval finalizó y el fin de semana largo también. Acordaron quedarse a dormir en lo de Flor, en Merlo, porque así directamente, al día siguiente, salían los tres juntos rumbo a la tienda que quedaba en Once. El miércoles 22, la jornada laboral volvió a la normalidad. María Ester y Carlos, su hijo más chico, que también trabajaba con Fede en el local de ropa de Once, se dirigieron a la estación de Merlo para abordar el tren. Ya en el andén, Carlos visualizó a Fede que estaba con Flor y Alan, le avisó a su madre. La formación se estaba acercando y le gritaron “vamos Fede”, pero él les respondió
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que se iban hasta Moreno para tomar el tren más vacío y, por ahí, con algo de suerte lograban algún asiento libre. Carlos decidió no acompañarlos, y partió junto a su madre. María Ester bajó en Floresta, su hijo siguió. Estaba en la casa de su patrona cuando recibió un llamado preguntándole si estaba bien. En ese momento se enteró de la tragedia, pidió permiso para encender el televisor, no lo podía creer, la invadió la angustia. Inmediatamente llamó a Carlitos, él estaba bien, eso le dio un poco de respiro. Sólo le faltaba saber de Fede, no se pudo comunicar, nadie de su familia lograba hacerlo, comenzó la desesperación. Avisó en su trabajo que se retiraba porque quería ir a buscar a su hijo, que seguramente viajaba en ese tren. Logró tomar una formación que la dejó en Plaza Miserere, eran las diez de la mañana. Corrió al local de ropa donde estaba Carlitos, lo encontró llorando porque Fede nunca llegó al trabajo, Flor y Alan, tampoco. Intentó calmarlo: “no llores”, le dijo, “vamos a buscarlo que seguramente está lastimado y no puede hablar”.
El calvario había comenzado. Trató de ingresar por la parte donde sacaban a los heridos, no se lo permitieron, el resto estaba todo vallado. Convencida de que su hijo aún estaba allí, esperó la oportunidad para entrar, sólo quería ayudarlo a salir. En ese instante se encontró con Fátima, una amiga de Fede, que era gendarme, ella intentó tranquilizarla diciéndole que se iba a encargar de buscarlo. Mientas esperaba con desesperación, vio que trasladaban a las corridas en una camilla, a una mujer; la reconoció, era Flor, se la llevaron en helicóptero. Se alegró, sabía que el próximo en salir iba a ser su hijo. Esperó, estaba atenta al menor movimiento. Al rato retiraron a Alan, la remera roja que llevaba estaba empapada en sangre. Al fin, pensó, faltaba menos, sin dudas el siguiente en salir era Fede. Pasó el tiempo, y eso no sucedió. Tal vez, no alcanzó a verlo cuando se lo llevaron, reflexionó, esa era otra posibilidad. No perdió más tiempo y decidió recorrer los hospitales, aún no se explica cómo hizo para viajar de un nosocomio a otro. Mientras tanto, sus otros hijos, Pablo, el mayor, y Gustavo, el que le sigue,
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ACTUALIDAD
se trasladaban de un lugar a otro en moto, porque así hacían más rápido para la búsqueda.
“Fede era muy compañero, como Pablo que me cuenta todo. Las noches son aún más duras con su ausencia, llegaba de trabajar a las nueve y media, y yo lo esperaba con la comida, mientras charlábamos”.
Otros Fede María Ester logró llegar al Hospital Rivadavia, buscó en la lista de los heridos, no lo ubicó. Existía una razón, Fede no llevaba consigo el documento, la semana anterior le habían robado la cédula, junto a su billetera, y no quería que sucediera lo mismo con su D.N.I., sobretodo porque quería cambiar de trabajo. Hacía dos años que era empleado de la tienda “La Recova”, y no lo registraban. Estaba ilusionado con ir a retirar su analítico, para adjuntarlo a su currículum, había terminado la escuela secundaria mediante el COA. Todo estaba tan mal organizado, que
contribuía a desorientarla más. De pronto, a pesar de tanta oscuridad se iluminó, y recordó que en su cartera llevaba una imagen impresa de Fede. Le resultaba increíble que de sus cuatro hijos, sólo tenía su foto. Inmediatamente se acercó a mostrársela a los enfermeros y médicos, por si lo habían visto. Se aferró a ella y comenzó recorrer los pasillos, y a exhibirla a todo el mundo, en eso se cruzó con periodistas que estaban cubriendo el lugar, les pidió ayuda. Logró salir al aire, sus familiares de Bahía Blanca y Santiago del Estero, la vieron por televisión, consternados comenzaron a llamar a su casa. La imagen de Fede empezó a circular. Cuando salía del Ramos Mejía, luego de todo el periplo que se repetía en
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cada hospital, se acercó un señor y le informó que el chico de la foto estaba a su lado, y estaba bien, corrió atropelladamente hasta dar con el joven que sólo tenía un parecido. Posteriormente, sonó nuevamente su celular, eran los amigos de su hijo, que se sumaron a la búsqueda, y decían que lo habían visto en el Santojanni, recobró el aliento: <<¡Al fin, está bien!>>, pensó y se dirigió al lugar. Se trataba de otro joven similar a Fede.
La Morgue Desde las diez de la mañana hasta las once y media de la noche, María Ester deambuló de un sitio a otro, su celular se estaba quedando sin batería, resolvió regresar a su casa donde la esperaba su marido que había montado una guardia, por si recibía noticias de su hijo. Pablo y Gustavo, no cesaron su búsqueda, fueron al los hospitales Argerich y Tornú, al salir de este último, se perdieron. Aparecieron en la Avenida Federico Lacroze, se animaron y entraron a la morgue del Cementerio de la Chacarita, era alrededor de las cinco de la tarde. “Cada uno que ingresaba debía dar las características físicas de la persona que buscaba, y algún detalle
que facilitara su reconocimiento. A Fede lo debían rastrear entre los N.N. porque no tenía identificación, aunque muchos pasajeros que llevaban documento, lo perdieron cuando se produjo la colisión”, explicó Pablo. A medida que pasaba el tiempo iban llegando más familiares a la morgue, todos recibían contención psicológica y un formulario que se debía completar e informar el tipo de vínculo. Se montaron dos oficinas, una para los femeninos y otra para los masculinos, se armaron las filas. Comenzaron a llamar a cada uno, y al ingresar se les mostraba las fotos de los cuerpos. Eran, aproximadamente, las once de la noche cuando le tocó el turno a Pablo, enseguida pudo reconocer a Fede. En ese momento, María Ester estaba camino a su casa, y logró comunicarse con Pablo, le preguntó si lo habían encontrado, y pidió que no le mientan. “Anda a casa, mamá, que ya lo vamos a encontrar”, le dijo su hijo mayor. La crueldad sin límites En Chacarita le comunicaron a Pablo que pasaría entre 24 a 48 horas, hasta que pudiera retirar el cuerpo de su hermano. Regresó a su casa, quería estar con sus padres. A las cuatro de la ma-
“tenía sólo 19 años y muchos proyectos, no podía estar sin hacer nada, mientras preparaba las materias que adeudaba para finalizar la secundaria, se buscó un trabajo, era muy alegre”.
drugada sonó el teléfono, eran de la morgue, le avisaron que a partir de las siete de la mañana estaba autorizada la entrega. Se presentó, y comenzó todo una serie de trámites interminables. Una vez más tuvo que mirar las fotos, aunque éstas fueron tomadas desde adentro del vagón. Luego debió permanecer por cuatro horas en el container de contención: “era como un depósito donde nos dejaban y se olvidaban”, recordó Pablo. Tuvo que discutir con uno y otro, porque nadie se quería hacer cargo del sepelio. Les decían que los familiares debían pagar
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14.000 pesos, pero que luego esa suma se la iban a reintegrar. Era imposible reunir ese dinero, estalló de furia, se acercó a la señora que dirigía el operativo de la entrega de los cuerpos y le dijo: “nosotros y mi hermano no tenemos la culpa, él no quiso morir”, y ella le respondió que ellos tampoco tenían la culpa de que su hermano estuviera trabajando en negro. La solución que le daba, era que lo velaran en la cochería Paraná, que quedaba por Corrientes y Juan B. Justo, pero sólo por dos horas, porque había 20 casos más, y necesitaban el lugar. Todo parecía una gran locura, su madre estaba destrozada y no podía hacerla venir a Capital, además la mayoría de su familia estaban en Merlo. No aceptó, y le dijo de todo. Llamó desde su celular a la cochería, y luego comenzó a buscar una casa de sepelios por su zona de residencia, no fue fácil conseguir una que trabajara con Paraná, además en Merlo sólo hay 5 o 6 funerarias, y 9 muertos en la tragedia. Consiguió lugar en la más antigua, que aceptó hacer el servicio. Las cocherías y él llega-
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ron a un acuerdo: una trasladaba el cuerpo, la otra hacía el servicio y Pablo debió firmarles la factura en blanco. Los montos de los funerales oscilaban entre 9.000 a 30.000 pesos, pero eso no era significativo; lo más importante fue que a las once de la noche Fede y su hermano mayor llegaron, juntos, a Merlo. La familia sólo pudo recuperar la mochila vacía y el celular roto y sin la memoria. La billetera y las zapatillas nuevas, que había sacado a pagar en cuotas, desaparecieron, como si hubiera viajado desnudo. A la semana de la tragedia, el señor Carlos Bustamante, recibió en su casa la visita de gente de TBA, que estaban con un abogado. El objetivo era ofrecerle dinero a cambio de que firmara unos documentos, que le impidiera realizar algún tipo de reclamo. “Algunos familiares tuvieron que aceptar por necesidad, porque perdieron al único sostén que tenían”, aseveró Pablo.
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El 8 de febrero pasado, Andrada fue asesinado en la localidad de Ituzaingó, de cuatro disparos por la espalda. Mientras sus restos eran velados, dos desconocidos irrumpieron en su domicilio y amenazaron a parte de su familia. Leandro era un testigo clave en la causa que investiga la tragedia.
Los sobrevivientes Florencia y Alan, lograron sobrevivir, aunque la tragedia les dejó secuelas en sus piernas. Aquel fatídico día, en la estación de Moreno, consiguieron los penúltimos asientos del primer vagón, ambos se ubicaron en los dobles, y Fede en el individual. Cuando estaban llegando a Once, Florencia y Alan se levantaron, y vieron que su amigo aún estaba dormido. Ella lo tomó de la mano para despertarlo, un sacudón violento los condujo hacia adelante y hacia atrás, quedaron atrapados entre medio de los asientos y Fede, que estaba sentado, quedó aplastado. Por recomendación médica, los familiares y amigos, tardaron en contarles la verdad, su amigo no corrió con la misma suerte.
Las víctimas Actualmente, son 53 los fallecidos a causa de la fatalidad ocurrida en la estación de Once. Murieron 52 en forma directa, contando el bebé que llevaba en la panza Tatiana Lezcano, de 33 años, empleada del consulado de Bolivia y madre de tres nenas. Y uno en forma indirecta, que es el caso de Leandro Andrada, motorman que condujo la formación de la fatalidad, desde la estación de Moreno hasta Castelar, donde se la entregó a su compañero Marcos Córdoba, quien continuó con destino a Once.
Un deseo “Fede era muy compañero, como Pablo que me cuenta todo. Las noches son aún más duras con su ausencia, llegaba de trabajar a las nueve y media, y yo lo esperaba con la comida, mientras charlábamos. Me solía mostrar las fotos de sus amigas, y me preguntaba si alguna me gustaba. Insistí para que estudiara, terminó el bachiller y también tuvo el diploma de técnico electrónico. Tenía sólo 19 años y muchos proyectos, no podía estar sin hacer nada, mientras preparaba las materias que adeudaba para finalizar la secundaria, se buscó un trabajo, era muy alegre. Ojalá pudiera torcer su destino, y cambiarme por él, yo ya viví, tuve hijos, él recién empezaba. Lo que ocurrió en Once se pudo haber evitado, eso es lo peor, porque a nadie le importó nada, los funcionarios públicos que ganan sueldos importantes, no viajan en transporte público. En septiembre de 2011 sucedió otra tragedia en Flores, y también hubo muertos, todo siguió como si nada. Yo sigo tomando el tren, no se puede viajar, cada vez es peor. Muchas veces, creo ver a Fede, hay chicos que se le parecen, me acerco con la ilusión de despertar de una pesadilla, y cuando se dan vuelta, regreso a la cruel realidad. Sólo deseo que todos los responsables por lo sucedido en la estación de Once, paguen. Y no quiero esperar, como dijo la Presidenta, los años que tuvieron que esperar las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo para obtener justicia”, concluyó María Ester.
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T/Anahí Más
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Efecto Abeja
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En el campo la mujer realiza labores que aunque insisten en ser minimizados y desvalorizados hacen a la economía familiar. Aquellas mujeres se encuentran imposibilitadas al acceso a tener y ser dueña de esas tierras y a realizar labores sin quedar detrás de la imagen de un varón. Un fenómeno es que en la actualidad las mujeres comenzaron a vencer aquellas barreras que las excluía al trabajo de apicultoras, haciéndolo sin herramientas, ni ropa apropiada. Son mujeres que manejaban el tema a la perfección, que eran científicas, profesionales o que encontraron en esta actividad una salida laboral. hasta hace un tiempo estaban destinadas a mirar todo detrás del hombro de sus maridos y hoy deciden hacerse cargo de sus deseos y conformar una organización. isabel Cuevas presidenta de Asociación de Mujeres Apicultoras nos relata cómo fue el camino para llegar a organizarse y tratar de hacerse visibles dentro de una actividad que algunos creían que era solo para varones.
¿CÓMO COMENZASTE CON LA APICULTURA? Mis inicios en la apicultura fueron por una necesidad, ya que mi esposo estuvo internado durante varios meses y había que buscar un trabajo alternativo. En el hospital escuchábamos radio El Mundo un programa sobre apicultura, compré un libro y luego del alta comenzamos a poner en práctica lo escuchado y leído con la compra de cinco núcleos. Esto fue en el año 1986, en un principio no era tan allegada, siempre detrás de mi esposo, ya que él realizaba la actividad central. Por ese momento, es más, renegaba cada vez que la plata se destinaba a techos, alzas, pisos hasta que un día me pregunté: ¿cuál es el entusiasmo que tienen estos hombres que charlan horas sobre abejas? Así es como comencé a realizar cursos y a participar de lleno en la actividad en todas sus áreas.
¿POR QUÉ DECÍS QUE LA APICULTURA ES UNA ACTIVIDAD MACHISTA? Años atrás la apicultura era casi exclusivamente realizada por hombres. Em-
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ACTUALIDAD
pecé a capacitarme y aprovechaba mis viajes por todo el país buscando las floraciones para conocer a las mujeres que sabían la actividad apícola pero eran “esposa de, hija de…” eran un fantasma, invisible dentro de la actividad apícola. Siempre fui emprendedora y eso me llevó a plantear que la mujer podía realizar esta actividad. Existe una desigualdad de género real en el área apícola. La mayoría de las capacitaciones, exposiciones y charlas están realizadas exclusivamente para y por los hombres. Muchos llevan a sus mujeres pero ellas no participan directamente. Aunque hay muchas mujeres en el área científica, igualmente la mayoría de los
disertantes en los congresos son varones. Igualmente, tengo que ser realista, existen limitaciones, ya que un cajón pesa más de 50 kilos entre la miel y el cajón que es de algarrobo, en el interior es peor porque los terrenos son más tupidos, hay que caminar con la colmena entre los árboles. No digo que
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sea imposible pero es un trabajo muy duro, de hecho yo lo he hecho. Necesitaríamos otro tipo de infraestructura. ¿CÓMO FUE EL CAMINO HASTA SER RECONOCIDA COMO UNA MUJER APICULTORA? En La Rural se hizo el congreso de Apimondia -Federación Internacional de Asociaciones de Apicultura- donde vienen los mayores empresarios y personalidades que trabajan el tema. Llegar a Apimondia era un sueño, era imposible. Me presenté como empleada voluntaria y me asignaron a medios apícolas, tenía que leer 17 libros de los cuales 15 eran en otro idioma, éstos iban a ser premiados. Leí y traduje libro por libro con la ayuda de mi hijo. Por este gran interés me nombran presidenta del jurado. Yo para ese entonces ya había realizado un foro en Facebook que se llama Mujeres Apícolas, ya que es común que en las reuniones o espacios virtuales sobre apicultura se usen lenguaje obsceno y discriminatorio hacia las mujeres, nos tratan como intrusas. Se veía que era una necesidad conjunta por eso ese espacio es un éxito. Ese fue el disparador para que me ponga en contacto con mujeres que co-
nocía, para comenzar a crear una Asociación de Mujeres Apícolas a nivel nacional, sin tener todavía personería jurídica empezamos a trabajar unidas, hasta se votó la comisión. Por nuestro impulso conseguimos que SADA Asociación Argentina de Apicultorestrabaje conjuntamente con nosotras, en ese momento se nos cedió un espacio en la revista “La gaceta del colmenar” que es la publicación de apicultura por excelencia y a la vez somos una subcomisión dentro.
¿CUÁLES SON LOS EJES PRINCIPALES DE LA ASOCIACIÓN DE MUJERES APÍCOLAS? Nuestra idea es trabajar directamente con las mujeres que necesitan ayuda, difundir la apicultura y el consumo de miel, ya que en Europa 9 de cada 10 consume miel y en Argentina 1 de cada 10 teniendo la mejor miel del mundo. También queremos incentivar la actividad apícola ya que es una tarea que se está perdiendo, hay una brecha entre los apicultores viejos y algunos jóvenes hijos y nietos. Hoy no se contempla la apicultura como actividad. Es una gran salida laboral. Puede ser una actividad para aquellas mujeres que hoy no tiene ningún ingreso, puede ayudar a todos, el conocer las abejas te
cambian la vida, te hacen mejor persona.
¿EN QUÉ AFECTA LA SOJA A LA APICULTURA? ¿EN QUÉ ESTADO ESTÁ LA ACTIVIDAD? La soja es algo barato y rentable, y los apicultores salen a otras provincias a buscar floraciones, hoy con el precio de la miel y del gasoil es muy caro y muchas han dejado la actividad, vos ves cajones y cajones abandonados. Igualmente ante esta crisis se comenzó a ver las alternativas que dan las colmenas como el polen y la jalea real. Darwin decía que si las abejas desaparecen en cuatro años el mundo se acaba. Es una situación dramática lo que está pasando con la naturaleza. Revista Furias participó del primer encuentro de Mujeres Apícolas realizado en el Apiario Escuela La Gloria, pudimos participar para ver las instalaciones del lugar y charlar con varias apicultoras. Ahí se abrió camino a la conformación de un espacio de todas, un lugar donde contenerse y saber que no están solas en este difícil y solitario trabajo. Un encuentro que nos demostró que el trabajar con abejas les cambió la vida y nos fuimos maravilladas, llenas de historias que nos demostraron su amor por esta actividad.
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T/Sofía Espul
DOSSiER ESPECiAL: NOtAS ANiVERSARiO
femicidios Paula Saldaqui
Nota publicada en Furias Nº 4
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¿De qué hablamos cuando hablamos de femicidios?
Si estuvieron mirando noticieros, leyendo diarios o escuchando la radio en estos últimos tiempos, les resultará familiar el término “femicidio”, aunque no es de los más utilizados; en general el titular o la nota viene caratulado previamente como “Crimen pasional”, pero en esta oportunidad vamos a ahondar sobre el concepto de femicidio, y explicar no sólo qué es, sino justificar por qué es más apropiado presentar bajo este nombre los casos de asesinatos de mujeres. El femicidio es una de las formas más extremas de violencia hacia las mujeres. Es el asesinato cometido por un hombre que considera a la mujer como parte de su propiedad. La Asociación Civil sin fines de lucro “La Casa del Encuentro”, fundada en 2004, con el objetivo, entre otros, de trabajar contra toda forma de violencia hacia la mujer, define al femicidio como[1]: “La última instancia de un ciclo de violencia que comienza con celos, control, descalificación, humillación, insultos, seguido por el pedido de perdón. Ciclo que vuelve a repetirse, cada vez con mayor nivel de agresión.” El término femicidio es político, “es la denuncia a la naturalización de la sociedad hacia la violencia sexista”. El fin es acuñar un concepto que denuncie esta naturalización, que la saque a la
luz. La violencia sexista no forma parte del ámbito privado, la violencia hacia las mujeres es una cuestión social, de derechos humanos. El titular estos casos como “crímenes pasionales” los confiere al ámbito de lo privado, permite indagar la vida íntima de las víctimas para aclarar qué fue lo que impulsó al asesino a matarla. Esto es lo que convierte en noticia a estos casos. Presentado así, da lugar a inmiscuirse en la vida privada del otro y es eso lo que lo vuelve noticiable, no la muerte de una mujer en manos de un hombre, sino la curiosidad por conocer la vida de otros. Los justificativos que aparecen, si se enmarca el caso dentro del concepto de “crimen pasional” son: venganza, celos, pasión, amor, odio. Nunca aparecen las relaciones de poder, dominación, posesión. Los móviles del crimen son todos sustantivos que evocan o remiten a la vida privada, tapando concepciones instauradas socialmente, que son las que hacen que las víctimas en el 90% de los casos, sean mujeres. Los seres humanos poseemos cosas, objetos, no personas. Desde ahí surge el problema, la mujer es entendida no como un sujeto, sino un objeto; el crimen pasional tiene que ver con el poder que el hombre detenta sobre la mujer co-
sificada, convertida en una cosa, objetivada.
Cada 35 horas muere una mujer por violencia machista Actualmente el femicidio es ley y será responsabilidad del Estado Nacional contabilizar los datos de este flagelo. Sin embargo hasta el día de hoy no existen estas estadísticas oficiales sobre la cantidad de femicidios. Los datos más fidedignos en nuestro país los realiza la ONG La Casa del Encuentro a través de su Observatorio de Femicidios “Adriana Marisel Zambrano”. Los números se obtienen a través de los casos que aparecen en los medios de comunicación. Hace dos meses se presentó el último informe que daba cuenta que cada 35 horas en Argentina era asesinada una mujer por su condición de género. Ya son 1236 femicidios en últimos cinco años. ¡Ni una más! [1] Concepto tomado de la entrevista realizada por Raúl Arcomano, a Ada Rico y Fabián Túnez (Presidenta de La Casa del Encuentro y Directora de la Soc. Civil Adriana Marisel Zambrano); publicada en Miradas al Sur, en el mes de octubre 2010.
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DOSSiER ESPECiAL: NOtAS ANiVERSARiO
Entrevista a Ada Rico, Presidenta de la Casa del Encuentro
De la violencia se puede salir Eran las 18.30 hs. un rato antes de que la Organización La Casa del Encuentro finalice su horario de atención diaria. La entrada nada dice, es sólo una enorme puerta de madera y un timbre; al tocarlo la puerta se abre y una larga escalera es lo primero que aparece. Al comenzar a subirla vislumbré una cara al final de la larga hilera de escalones, cuando llegué a su encuentro me recibió con un abrazo fraternal, sin saber todavía quién era yo ni por qué iba. Ese abrazo venía de parte de Ada Rico, la Presidenta de La Casa del Encuentro, sin dudarlo entendí que si una mujer acudía allí en busca de contención estaban dispuestas a dársela, sin preguntar demasiado. Ada preside esta organización desde su fundación en el año 2004, junto con Fabiana Túnez y Marta Montesano. Trabajan todas las violencias, opresiones, abusos y discriminaciones que existen sobre las mujeres y niñas con el objetivo de cuestionar y transformar el sistema patriarcal, machista y sexista. ¿Cómo es el primer acercamiento con una mujer que acude a la Organización? ¿En qué estado las reciben? Al principio generalmente la mujer llama por teléfono, se “anima” a hacerlo y de acuerdo a esa conversación hacemos una evaluación, si está en una situación de emergencia, de urgencia, tratamos de contenerla mucho porque siempre pensamos que tal vez en ese llamado tengamos la posibilidad de salvarle la vida. Y luego darle una entrevista de acuerdo a la problemática que sea, porque puede consul-
tarte por cosas legales, pero siempre, aún en lo legal, hay un trasfondo para que la vea una psicóloga. Si una compañera viene directamente a la casa y toca el timbre, aquí siempre hay un equipo interdisciplinario, el CAOPI (Centro de Asistencia Orientación y Prevención Integral en Violencia Sexista), que está formado por voluntarias, para brindarle las herramientas para que pueda salir de esa situación de violencia. ¿Cuál es el canal de difusión principal? ¿Cómo se enteran las mujeres de que existe esta organización?
Las mujeres que vienen acá provienen de diferentes lugares, si alguna de nosotras hace una nota en la televisión sabemos que es un medio con mucha llegada, e inmediatamente empiezan a sonar los teléfonos. También si salimos en algún diario generalmente ponen nuestros números de contacto. Muchas veces las derivan de otras organizaciones, trabajamos mucho en los barrios, dejamos volantes. Desde el CAOPI la asistencia que damos es gratuita, eso va de boca en boca, además las mujeres atendidas aquí no tienen que tener domicilio en Capital para que las atendamos, porque hay lugares que por una cuestión de jurisdicción no las atienden. ¿Cuál es la respuesta que se lleva una mujer cuando sale de acá?
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Nosotras lo que tratamos de transmitirle siempre a una mujer que viene o que llama, es que de la violencia se puede salir, ese es el mensaje esperanzador, pero real, acercándose a alguna organización, a algún grupo que le dé las herramientas y los elementos para tomar conciencia. Ella piensa “está bien me pega, pero nacimos para eso”, no, hay que desnaturalizar la violencia. Nosotras no somos objetos de pertenencia de nadie, somos sujetas plenas de derecho; una vez que logramos que esas mujeres comprendan que nadie puede hacer lo que desee con su cuerpo, ése es el primer paso para salir. No va a poder sola, necesita ayuda terapéutica, orientación legal, organizaciones que estén acompañándolas en este tránsito, contención. Intentamos ir fortaleciéndolas para que ellas puedan salir de la situación, lograr los recursos, porque muchas de ellas no trabajan. Después de la denuncia, ahí empieza un proceso, y en ese proceso es donde hay que acompañarlas, para nosotras cada mujer que viene es única, no es un número más, por eso hacemos un seguimiento. A nivel jurídico, ¿consideras que existen falencias que permiten que se llegue al punto de producirse el asesinato de una mujer? Creemos que es necesario que existan políticas públicas que protejan a las mujeres. Cuando una mujer hace una denuncia y logra que su compañero sea excluido del hogar, no hay absolutamente nadie que controle que esa exclusión no sea violentada y si esa mujer tiene un teléfono y llama a la comisaría la vienen a buscar, ¿pero si no tiene un teléfono? Esa persona entra y asesina a esa mujer. La mayor cantidad de femicidios se dan en la etapa del divorcio o la separación, cuando él pierde su objeto de pertenencia, al perderla la asesina. Tendría que haber más políticas públicas integrales que protejan a las mujeres, alguna forma
de subsidios para que las mujeres una vez que lograron salir o estar en un refugio, puedan por lo menos los primeros tiempos sustentarse de alguna manera, establecerse en un trabajo. Hay diferentes organizaciones que vamos presionando para que la violencia hacia la mujer sea considerada como una cuestión política, social y de derechos humanos básicos; por supuesto hemos avanzado, pero falta mucho. Es difícil vencer el miedo, acudir a otro a pedir ayuda, más cuando la desvalorización es tan grande que creemos que nadie va a estar dispuesto a darnos una mano. Como dice Ada, “se puede”, las manos y los abrazos están extendidos.
La Casa del Encuentro recibe consultas de lunes a viernes de 15 a 19 hs. La sede está ubicada en Rivadavia 3917, CABA. También reciben consultas por teléfono: 4982- 2550, y poseen una línea de emergencia: 15 5938 4357.
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T/Valeria Tellechea
DOSSiER ESPECiAL: NOtAS ANiVERSARiO
EL GÉNERO TAM
Nota publicada en Furias Nº 5
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BIÉN ES VARÓN Cada vez que pensamos en cuestiones de género se nos viene a la cabeza, irremediablemente, la imagen de la mujer. Pues es lógico, ya que es quien ha comenzado con este arduo trabajo de pensar y discutir su lugar en las relaciones sociales. Relaciones que la relegaron históricamente dentro de un modelo encausado en la figura del varón. Los tiempos no dejaron de correr. Hoy asistimos a un sinfín de posibilidades que complejizan y enriquecen este debate, y dentro de este espectro un grupo de varones decidió sumarse al cambio. Luciano Fabbri, Mauro Amicone y Cristiàn Prieto pertenecen al Colectivo de Varones Antipatriarcales, un grupo que ha optado por cuestionar su papel hegemónico dentro de la sociedad, y a su modelo, que lo mantiene en vigencia. Desde el 2009, reunidos principalmente en La Plata, en el Centro Cultural Olga Vázquez, desarrollan actividades para buscar esa transformación tanto interna como, bien su nombre lo indica, colectiva.
esa forma del ‘ser macho’, no te sentís cómplice, y es ahí cuando comienza un proceso interno de repensarte.
¿LA IDEA DEL COLECTIVO ES REPENSAR Y ACOMPAÑAR ESE PROCESO? L: en primer lugar tiene que ver con pensar una relación dialéctica interna y un aporte hacia afuera. La idea es visibilizar un debate, salir a cuestionar la idea del varón como sujeto unívoco; el varón no es uno y para siempre, hay algo que hace a nuestra diversidad, a nuestros atravesamientos de género y clase que nos parece interesante discutirlos. Sabemos que esto permite otro debate, el cómo incluir a los varones en las cuestiones de género y el análisis del patriarcado como modelo de reproducción, aun sabiendo que hay muchas dificultades para que los varones decidan militar en contra de sus privilegios. C: estamos muy acostumbrados a tener el enemigo en frente, pero en las relaciones dentro de una agrupación se dan situaciones de discriminación que tienen que ser trabajadas. ¿CÓMO NACE EL COLECTIVO? Cuestionar y autocuestionarse. Muchas de nuestras organiCristiàn: desde el Colectivo, nos conocemos de otras expe- zaciones populares tienen un machismo arraigado y naturariencias de militancia anteriores, y compartimos estos inte- lizado. reses para organizarnos. La idea es poder repensar las diferentes masculinidades aunque, obviamente, el trabajo ¿CÓMO VEN EL MOMENTO HISTÓRICO EN ARempieza por nosotros mismos. GENTINA EN RELACIÓN AL DEBATE DE GÉLuciano: fue un proceso largo que comenzó con nuestras NERO? propias individualidades. El hecho de nacer varón en nues- L: nosotros somos resultado de ese momento, donde el detra sociedad determina la manera en que debemos pensar y bate de género es masivo. Los encuentros de mujeres, la actuar ante los demás. El problema es cuando no te identifica lucha por el matrimonio igualitario, el debate por el aborto,
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DOSSiER ESPECiAL: NOtAS ANiVERSARiO todo esto nos atraviesa. Por ejemplo, el matrimonio no era un eje para nosotros, pero cuando el debate puso en discusión un discurso normalizador y disciplinador de la sexualidad, y donde los sectores conservadores tomaban más protagonismo y se movilizaban, nosotros decidimos trabajar el eje del matrimonio, aun cuando quienes nos definimos como gays, homosexuales, putos, tenemos una postura crítica sobre el matrimonio como institución y la familia patriarcal. El debate nos hizo posicionarnos públicamente, y esto da cuenta un poco del escenario en el que estamos viviendo, con la ley de identidad de género como próximo punto de la agenda de la diversidad y con el inicio del debate sobre el aborto en el Congreso. Mauro: este momento tiene que ver con una lucha de muchísimos años y detona con un momento de muchos avances, más allá de estar de acuerdo o no, se genera una discusión social que abre un abanico muy interesante.
C: muchas compañeras feministas ortodoxas vieron con miedo que varones se organicen y tomen como bandera sus propias luchas, pero después, a medida que nos van conociendo, esas resistencias se desvanecen o cobran otros sentidos. L: la confianza se genera desde la práctica; para quien siempre ubicó al varón en el lugar de opresor, y no digo que no lo seamos, por el contrario, nos damos cuenta de esa triste realidad, pero es una sospecha inicial lógica; planteamos que no es solo un discurso políticamente correcto sino que hay una actitud consecuente. C: y después los varones por excelencia; creo que nosotros mismos, individualmente y como colectivo hemos tenido idas y vueltas porque es un proceso que obviamente genera resistencias. L: nos pasa todo el tiempo esta idea que entre varones se busca la complicidad machista, entonces frente a los ojos de algunos tipos vos sos un traidor. Pero las resistencias desde ¿SINTIERON ALGÚN TIPO DE RESISTENCIA PARA afuera nos fortalecen, aunque todavía hay resistencias desde CON EL COLECTIVO? adentro que nos debilitan. Creo que una de las cuentas pen-
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para las y los lectores de Furias
A. Meeks 1387-Temperley
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dientes como colectivo es poder apropiarnos más del espacio donde realmente lo personal se haga político y donde esas resistencias internas sean herramientas para construir política, y es ahí donde esas enseñanzas del feminismo no nos las podemos apropiar únicamente desde lo teórico sino que nos tienen que atravesar realmente, y en ese sentido es que tenemos un camino muy largo para recorrer. El nudo de resistencia es el asumirte realmente vulnerable.
¿CÓMO HACEN EN EL QUEHACER DIARIO, EN EL TRABAJO, EN LA CASA, CON LOS AMIGOS QUE NO PARTICIPAN DEL COLECTIVO? C: desde lo positivo, el hecho de hacerte visible, de que sepan quién sos, lo que haces, dónde militas, también genera un feedback de la gente que te rodea, compañeras que te dicen que actúes de alguna manera en el trabajo, o compañeros que me han demostrado que han tenido una reflexión en algún punto; pero desde lo negativo, desde el prejuicio, siempre existe esa exigencia del otro del deber ser, de pararte en un determinado lugar. Pero después es difícil, personalmente, sentirme desde este lugar de poder sobre otras u otros, esa reflexión me costó individual y cotidianamente, incluso con mi pareja, pero también tiene que ver con poder encontrarle el sentido a esta deconstrucción, ese momento de crisis individual necesario, de poder criticarse determinadas nociones de sentido común y de cómo actuaba antes de poder pensarlo, es ahí cuando uno encuentra una alternativa de no sentirse o reaccionar de determinada manera. M: en cierta forma visibilizarnos hace a la gente más permeable a discutir estos temas. Gente que no esperabas que te escuchara y con la que ahora podés tener una conversación interesante, sin importar si estamos de acuerdo o no, pero sin confrontar.
Y EN RELACIÓN AL LENGUAJE, ¿CREEN QUE HAY
UN PROCESO QUE AVANZA MÁS LENTO QUE EL RESTO DE LOS DEBATES EXISTENTES? C: en los lugares académicos el tema ya está mucho más trabajado, pero es toda una labor que tiene que ser realizada conscientemente porque es ‘lo que estamos diciendo’, y se nota, desde las cuestiones más cotidianas, es como se llama a las cosas, el nombrarnos y nombrar a los demás. Hasta que te llames Colectivo de Varones significa muchas cosas, y Antipatriarcales ya ni te cuento, porque ni saben lo que significa en general. L: y el que lo sabe lo considera una contradicción: ¿varones y antipatriarcales? Pero es cierto, en determinados espacios hay cuestiones políticamente correctas que se van naturalizando y ya hablamos de todos y todas, y se hace tan frecuente que hasta a veces pierde sentido; y en otros espacios donde te das cuenta hasta dónde molesta e incómoda que hables así, se ponen nerviosos, te preguntan por qué repetís; yo no estoy repitiendo, digo cosas distintas, digo ellas y digo ellos, digo todas y digo todos; pero como el oído está acostumbrado a un discurso androcéntrico, masculino, que no nombra a la mujer, que el hecho de nombrarla genera molestia, y ahí te das cuenta del poder de ese discurso. M: es el simbolismo de la palabra y el peso que tiene en el poder, que está tan naturalizado y se vuelve incómodo al oído. Y se complejiza mucho más cuando sabemos que no solamente tenemos que hablar en términos de varón y mujer, porque hay otras identidades también. L: es la necesidad de clasificar y definir que no sea ambigua, si ya no somos dos identidades, entonces ¿cuántas somos? ¿En qué se diferencian? Lo más dificultoso es aceptar que la identidad es una construcción singular, modificable, y que en última instancia quien tiene la última palabra es la propia persona para poder elegir ‘decirse’ quien es.
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T/ Anal铆a Daniela L贸pez
DOSSiER ESPECiAL: NOtAS ANiVERSARiO
Anabel Saldaqui
Nota publicada en Furias Nº 8
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EL DEREChO AL ABORtO en campaña Si hay un tema que despierta pasiones, polémicas, discusiones, reflexiones y otras yerbas, es el aborto. Es una realidad que atraviesa a la sociedad de manera inevitable, porque es cultural, es social, es económico, religioso, de salud pública, y sobre todo en un contexto de ampliación de derechos, es una cuestión política. Hay posturas muy sólidas de ambas partes de la “contienda” que muchas veces hace imposible un diálogo constructivo. Pero si consideramos que según el último censo hay más de 40 millones de argentinxs, e imaginamos que lo que piensan en Ushuaia no es lo mismo que lo que piensan en la Quiaca, llegar a un consenso sobre este tema es tan difícil como querer borrarlo del mapa. Lo que sí se puede lograr es la sanción de una Ley de interrupción voluntaria del embarazo; una Ley con estas características lo que provocaría, con el tiempo y con su debida aplicación, sería cambiar el espectro simbólico en el cual la sociedad se mueve. Nunca es lo mismo algo
reglamentado y aprobado por Ley que aquello que se maneja en los márgenes de la clandestinidad. Aunque hoy el hecho punitivo que implica un aborto no sirve para evitar su ejecución y en los hechos hay muy pocos casos judicializados por la realización de un aborto, esto no quita que no se encuentra penalizado, exceptuando los casos contemplados en el Art. 86 del Código Penal. A pesar de idas, vueltas y algún que otro encuentro, el aborto es una realidad tangible, y como realidad problemática que incluye la pérdida de cientos de mujeres y la vulneración de sus derechos, la sociedad representada por el Estado debe y se debe un debate profundo sobre el aborto. Estela Díaz, coordinadora del Centro de Estudios Mujeres y Trabajo (CEMyT) e integrante de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito, respondió a Revista Furias algunas preguntas que ayudarán a dilucidar de qué se habla cuando se habla de legalización y despenalización del aborto y desmitificar algunos de los ar-
Cifras*: Según el informe del Estado de la Población Mundial (UNFPA, 2009), la tasa de mortalidad materna en Argentina alcanza los 77 casos de 100 mil bebés nacidos vivos. El 11% de las mujeres latinoamericanas que mueren por causas relacionadas al embarazo fallecen como consecuencia de un aborto clandestino. En Argentina esa cifra es más del doble: el 25% de la mortalidad materna es atribuida a las interrupciones mal realizadas. 55.000 mujeres por año se internan en los hospitales públicos por las consecuencias de abortos mal realizados. *Datos proporcionados por la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (APDH). Asociación Civil Status Consultivo Especial ante el ECOSOC de la ONU
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DOSSiER ESPECiAL: NOtAS ANiVERSARiO gumentos comunmente esgrimidos por los denominados grupos “provida”.
¿En qué se basa y cuál es el objetivo de la Campaña? La Campaña por el Derecho al Aborto es una amplia alianza social y política que se conformó hace más de seis años con el objetivo de producir un cambio social respecto al debate del aborto, con el fin de posibilitar un cambio legislativo. Nuestro objetivo fundamental es la plena vigencia de los derechos sexuales y reproductivos en la Argentina. Por esta razón es que definimos como lema de campaña, entendiéndolo como una propuesta integral: Educación sexual para decidir, anticonceptivos para no abortar y aborto legal para no morir. Este es un debate de derechos humanos, ya que el propio cuerpo es el primer territorio de ciudadanía. Por esto la lucha por el derecho a decidir de las mujeres tiene que ver con el reconocimiento de la plena autonomía, de libertad de las mujeres y el ejercicio de una ciudadanía plena.
ción internacional, nacional, estadísticas, etc. Hasta esa fecha la mayoría de los países tenían legalizado el aborto hasta la semana 12, luego se sancionó la Ley española que es hasta las 14 semanas. También se ha comprobado donde el aborto es legal que mucho más del 90% de los mismos se realizan antes del primer trimestre. No obstante ello existen las causales, El Art. 1° del proyecto presentado por la Cam- como en el actual código penal (peligro para la vida y la salud y la violapaña establece que toda mujer tiene derecho a ción), que no tienen límite de tiempo. decidir la interrupción de su embarazo durante las primeras 12 semanas, ¿en qué se basan para Hay posturas que sostienen que el aborto atenta contra la vida del embrión o feto, ¿cuál es su respuesta? plantear este artículo? El proyecto de la Campaña supone no sólo la lega- En el debate del aborto existen derechos en tensión, entre el embrión o feto lización, esto significa que sea atendido el aborto (según el tiempo de gestación) y el derecho de la mujer que se encuentra voluntario en hospitales públicos y obras sociales, frente a un embarazo inoportuno, no deseado, que no puede seguir adelante. sino también la despenalización, planteamos la eli- En este sentido, según la posición que se asuma, hay una diferencia resminación de los artículos que penalizan el aborto, pecto a qué se prioriza en esta tensión. Nuestro ordenamiento jurídico en las salvo que sea producido contra la voluntad de la excepciones que permite el aborto y, sobre todo, en la práctica de las mumujer. El proyecto lo elaboramos entre el año 2005 jeres en relación a los embarazos no deseados, prioriza el derecho de la y 2007 de manera participativa y con debates en mujer, que no es potencial, sino una persona con una historia, una biogratodo el país. Para ello comparamos con la legisla- fía y circunstancias que la llevan a considerar que no puede continuar esa
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gestación. Por el contrario, la operación que hacen los grupos que se oponen al derecho al aborto, es transformar el valor de la vida del embrión o feto en un valor absoluto. A tal punto que lo priorizan así corra riesgo la vida de la mujer. Como fue el caso de Ana María Acevedo, en Santa Fe, que le negaron tratamiento oncológico para proteger el embarazo, provocando que ella finalmente muera desgarrada de dolor y el feto también. No hay valores absolutos en ningún orden social. Nuestras leyes reconocen una progresividad en el valor de la vida, que supone gradaciones, hay incluso situaciones que se consideran atenuantes e incluso excusantes de punición en atentados contra la vida. Por esta razón debemos poder leer qué está ocultando esta operación ideológica y política de intentar darle valor absoluto a la vida de un embrión. Así como leer de dónde provienen estos discursos y en qué lugar reconocen los derechos humanos de las mujeres. Otro postulado que se esgrime es el síndrome post aborto, ¿en qué consistiría y que veracidad existe al respecto? No se puede desligar la supuesta experiencia traumática del aborto del contexto de ilegalidad e inseguridad al que se accede. Las experiencias de las mujeres suelen ser diferentes, así como distintas las motivaciones para abortar, más bien hay registros de secuelas graves
frente a los casos de forzamiento a la continuidad de un embarazo no deseado. No hay datos fehacientes que permitan comparar la salud mental de las mujeres previo y postaborto, por lo tanto esos “casos de SPA”, se presentan sin referencia a la situación previa de la mujer. Llama la atención que no se contempla la existencia de un síndrome post violación, ni de un síndrome post abuso sexual infantil, ni un síndrome post violencia conyugal. En este sentido hay que observar que las definiciones y descripción del SPA, no proviene de las instituciones científicas internacionales reconocidas, sino de instituciones ligadas a grupos confesionales (católicas la mayoría); por lo que parece más bien un catálogo de condenas y deseos contra las mujeres que interrumpen un embarazo que datos científicos.
Hay quienes sostienen que si el aborto fuera legal las mujeres lo van a utilizar como un método anticonceptivo... Es justamente todo lo contrario. En los países donde el aborto es legal, donde hay educación sexual integral y acceso a métodos anticonceptivos, hay muchos menos abortos que en los países donde está penalizado. Pero el acceso debe ser integral a políticas de prevención, a recursos y luego a abortos legales y por lo tanto seguros.
¿Qué posibilidades cree que tiene una ley que despenalice y legalice el aborto? Pensamos que cada vez más este debate es ineludible. Por más maniobras que intenten los grupos conservadores, en un contexto que discute ampliación de derechos, no puede seguir eludiendo el debate del aborto, que supone un grave problema de salud pública, los derechos de las mujeres, la no discriminación y también la justicia social.
¿Qué desea expresar a quienes todavía no han tomado una postura al respecto? En el caso de los legisladores y legisladoras les diría que ellos y ellas han sido elegidos y elegidas para actuar de acuerdo al interés común y no a sus convicciones personales, que son totalmente legítimas para decisiones personales, pero no para hacerse cargo de responder a problemáticas sociales, de interés público que requieren de respuestas del Estado. También diría que es fundamental fortalecer el Estado Laico, en el sentido de la única garantía democrática de convivencia en pluralidad y respeto por las diferencias. Por último diría que la legalización del aborto no obliga a nadie a practicarlo, por el contrario su ilegalidad condena a las mujeres de los sectores populares a poner en riesgo su vida y su salud, a todas a la clandestinidad y además sigue subalternizando a las mujeres, forzándolas al ejercicio de una ciudadanía recortada.
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T/Nadia Beherens
MÚSiCA Entrevista a Paula Maffía
Paula canta con el cuerpo y busca con su alma. Paula tiene dos bandas. Paula, compone, dibuja y vive en el barrio de La Boca. Paula es música desde los 15 años y brinda talleres de canto. Paula encuentra lo que con su alma busca: “Si hay algo que le quiero agradecer a la humanidad entera es el boca en boca, cada vez que alguien me dice ‘me habló de vos un amigo y vine a escucharte’ me invade una bola de nieve de amor.” Paula aquí nos cuenta sobre su arte, su música y su aprendizaje en el escenario.
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Paula Maffía brinda sus talleres de canto en Casa Brandon. Su banda de cabecera, La Cosa Mostra, mezcla ritmos que van desde el swing al punk, y la podés escuchar acá: http://lacosamostra.bandcamp.com/; Las taradas, la orquestina femenina que reinterpreta composiciones de los años ‘40 y ‘50 de la que forma parte, se puede escuchar en este link: http://lastaradas.bandcamp.com/. invitamos a curosear en el mundo Maffía en su completísimo blog: http://paulamaffia.blogspot.com.ar/
¿QUÉ ES LO QUE MÁS TE MOTIVA DE UN PROCESO CREATIVO? Saber que este proceso me da la capacidad y posibilidad de convertir y transformar. Ya sea un sentimiento feo en uno de logro o triunfo (lograr una buena canción de un corazón roto es algo sensacional) o bien convertir algo externo y observado en algo entrañable. En este sentido, la música me permite apropiarme de lo que quiero. ¿POR QUÉ EL INTERÉS EN FUSIONAR TODO UN ABANICO DE GÉNEROS? Fusiono géneros y disciplinas, porque el arte es un punto de vista que se puede aplicar a las relaciones humanas, a todo lo observable o percibible, a la vida entera. Estancarme en un estilo o en un ámbito sería reducir mis posibilidades y yo busco siempre expandirme.
CON LAS TARADAS SE TE ABRIÓ UN NUEVO ESCENARIO Y ES UNO DE LOS GRUPOS MÁS RENOMBRADOS EN LA ESCENA EMERGENTE. ¿PORQUÉ PENSÁS QUE OCURRE ESTE FENÓMENO? Es extraño, confieso, después de años de trabajar como autora, tener tanto renombre en una banda donde somos todas intérpretes y arregladoras. Me hace darme cuenta que, por lo menos en este momento de la escena actual, la gente gusta mucho de ver una banda y divertirse y no tanto de escuchar lo que un autor quiera decir. No digo con esto que el público sea cerrado, pero es evidente que la gente busca una distracción lo cual me parece genial. Creo que esto habla de que la gente se siente cansada de muchas cosas y busca en la música un consuelo inmediato. Saber que la música, mi música, tiene este efecto balsámico, es algo muy potente.
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MÚSiCA
¿CUÁL ES LA SITUACIÓN DE TUS DOS BANDAS EN LA ACTUALIDAD? La Cosa Mostra está teniendo un etapa mimosa e intrusiva ahora, estamos en una búsqueda para dejar de repetirnos, ver si podemos seguir creciendo sin ahogarnos. Con Las Taradas, gracias al éxito que tenemos “sin querer”, es decir, con esfuerzo de todas nosotras las integrantes pero con buena respuesta del público, todo se hace cuesta abajo, es muy divertido.
ESTÁS EN LA CARRERA DE ANTROPOLOGÍA ACTUALMENTE ¿CÓMO ES HACER MÚSICA Y ACADEMIA A LA VEZ? ¿ES UNA ESPECIE DE DESDOBLAMIENTO O ES PARTE DE SER COHERENTE CON EL SER ARTISTA Y SU OBRA? Para mí la Antropología tiene el mismo método que el arte: echar luz sobre algo, externo o interno y poder ponerlo en palabras: interpretar. Es, al igual que el arte, una disciplina ambiciosa que pretende abarcarlo todo. Esto me encanta. A diferencia de muchos artistas, me formé más en disciplinas humanísticas que en una ca-
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PRÓXiMAS FEChAS: Miércoles 17/4 a las 21hs, Paula Maffía se presenta junto a María Ezquiaga en La Oreja Negra - (Uriarte 1271 - $30 anticipadas) // Viernes 10/5 a las 22hs con La Cosa Mostra en el Festipulenta, en el Zaguán Sur (Moreno 2320) // Domingo 12/5 - 21hs - Paula Maffia en el Mercadito de Arte en Ladran Sancho (Guardia Vieja 3811). rrera musical estricta. Prefiero ir armando una currícula según lo que voy necesitando en el momento, ya sea en la facultad o con mis estudios de música. De esta manera la carrera pasa períodos colgada y otros en los que me dedico más. Mi prioridad es que todo lo que incorporo (libros, música, películas, encuentros, estímulos de todo tipo) puedan ser vertidos en mi producción.
CUANDO TE POSÁS SOBRE UN ESCENARIO, TU CUERPO ACOMPAÑA TU VOZ, HAY UNA SENSUALIDAD MUY PRESENTE, TU FEMINIDAD ESTÁ EXALTADA. ¿ESTO TIENE QUE VER CON UN ESPÍRITU PROVOCADOR? ¿QUÉ PENSÁS ACERCA DE ESO? CURTIR EL PUNKROCK DE ADOLESCENTE ¿PODRÍAMOS DECIR QUE TUVO QUE VER CON UNA LIBERACIÓN DEL CUERPO? El escenario es un lugar muy permisivo a diferencia de lo que cree la mayoría de la gente, que es un lugar
donde cunde el pánico. Siempre fui muy insegura especialmente de mi cuerpo. En parte porque siempre fui muy grandota y no es fácil llevar un cuerpo que se hace notar. Tenía todos los complejos que tienen todas las nenas prepúberes y algunos me costaron mucho de quitar. Reinterpretar mi cuerpo como un lugar de poder, de seducción, convertir todo “lo que sobraba” en “voluptuosidad” fue muy liberador. El primer lugar donde sentí libertad es en el escenario porque es un lugar donde la realidad se rompe. Mucho tiempo después racionalicé que quería llevar esta desinhibición a otros ámbitos de mi vida. Lo bueno de estos lugares desestructurantes, como el escenario, es que uno tiene manera de aprender cosas muy fundamentales que a veces no llegan justamente a través del entendimiento, sino que se cuelan a través del inconsciente, de lo simbólico de la emocionalidad, como quieras llamarlo. El punk rock sin duda fue un acelerador de este proceso por ser música tan efervescente, invasiva, agitante.
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T/Mariana Ladino
SEXUALIDAD
Sexualidad femenina en los sesenta
Década paradigmática en numerosos aspectos: el giro político que dio Estados Unidos con el presidente Kennedy, el papel de los jóvenes en contra de la guerra de Vietnam, la liberación de las minorías y las luchas emancipadoras, etc. Pero si hoy hablamos de género y del papel femenino en la sociedad actual, mirar hacia el pasado nos orienta por demás a la hora de pensar sobre el aspecto sexual en la mujer. ¿Qué hay de la liberación y del erotismo en la década del 60? La sexualidad femenina de este período se extiende a un terreno que no es arbitrariamente el de la procreación sino el del placer, la aparición de la pastilla anticonceptiva devela este hecho. La mujer debió descubrir el placer, investigarlo, experimentarlo y aprenderlo. De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud, la sexualidad es un aspecto clave en la vida de las mujeres y los varones, que incluye un amplio espectro de aristas: “(…) el sexo, las identidades y los papeles de
género, el erotismo, el placer, la intimidad, la reproducción y la orientación sexual”. El quiebre, el estallido que se produce en aquellos tiempos nos hace reflexionar que para que haya sucedido esto, algo se rompió, el confort de la sociedad moderna y propia de la clase media ya tenía varios años, pero ¿qué hacía infeliz a esa mujer de mitad del siglo XX que ya no calló más, que sentía que debía quebrar con lo que estaba impuesto? Hanif Kureishi, en Ocho Brazos Para Abrazarte habla de la importancia de los Beatles y de la cultura de masas como trasfondo escénico de la época. Cantan los fabulosos cuatro: “Miércoles a las cinco de la madrugada, justo al amanecer. Ella cierra en silencio la puerta de su habitación, dejando una nota con la esperanza de que lo explique todo, baja a la cocina estrujando su pañuelo, gira con cuidado la llave de la puerta trasera, sale afuera, es libre”. Es que la nena se fue a ser libre, a ex-
perimentar el placer que no conoce, a encontrarse con un tipo. Es que son los sesenta y la mujer explora nuevos sentimientos que le habían sido negados, ella debía ser portadora de esa moral blanca y de clase media. De familia patriarcal, donde el padre domina, protege, asfixia. Ella debía conocer a su compañero ejemplar y casarse, ser de otro hombre y forjar una familia católica y de bien. No se discute lo que papá dice, ella no se revela, debe ser dama de su hogar. Sin embargo, la joven de She’s leaving home escapa al mandato, al sesgo conservador que la atrapa. Y por fin descubre y no hace más que descubrir. Surge la noción de placer que explotó de una vez. Eso que se muestra en los gritos desmesurados de aquellas fanáticas de Los Beatles, un erotismo exacerbado, que ya no calla, la histeria como puro reflejo de la cultura de masas, ya que esta es la que hace público al placer. Pero también como signo de rebeldía, de romper con lo establecido previamente, con las normas
Nota publicada en Furias Nº 6
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y preceptos conservadores. Porque el placer era signo del instinto y eso no era algo bueno, debía ser acallado, reprimido, no debía emerger en la mujer y por supuesto, era pecado. Desde el mundo antiguo la sexualidad femenina fue propiedad de la maternidad, mientras que era el hombre el que podía conseguir el placer por sí mismo, subyugado puramente por los preceptos católicos. El recorrido es largo y arduo hasta que se arriba a los sesenta y trae consigo los intentos por la emancipación femenina, lucha que perdura en el mundo actual, posmoderno. Sin embargo, la importancia radica en que en ese momento tuvo lugar y no en otro, ahora el protagonista es el cuerpo, con su materia viva y plena. Lejos de creer que ya no hay nada que reclamar y que se haya llegado a la liberación plena, si hacemos un salto irreverente y despiadado hacia el mundo actual, nos encontramos con el hedonismo y su empoderamiento del placer como objetivo único. Entonces, tendremos otras cuestiones a las cuales atender: el sexo como mercancía, la mujer como objeto y su respectiva cosificación en los medios, entre otros planteos inmediatos. Mientras, a mano tendremos a los Beatles y su expresión eterna y dulce, que nos hace recordar que hubo una chica que se fue, y pudo ser libre alguna vez. Inés Vergottini
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T/Esteban MoralesGallardo
INTERNACIONALES
El trabajo de las Mujeres Mexicanas, industria y Precarización Laboral (Primera parte)
Durante el contexto de armando del actual estado neoliberal, a principio de los 70’s con las estrategias de crecimiento hacia afuera, muchas empresas estadounidenses, a partir de las restricciones que establecía la transición de su Estado hacia su actual modelo, establecieron sus industrias en países cercanos sobre todo, en México y Centroamérica. Esta nueva lógica de apertura fronteriza de las Empresas, que sustentó el actual proceso de transnacionalización, afecta en gran medida a una gran cantidad de trabajadores en las que las mujeres han tenido una particular participación. En este sentido, las denominadas “Maquilas” hacen referencia a aquellas personas que venden su fuerza de trabajo en la industria. Al respecto, llama poderosamente la atención que en México más de un millón de personas trabajaría en este sector de la economía el cual convive con condiciones precarias de trabajo, con escasos derechos y con innumerables violaciones de derechos. Al respecto, el rol que juega el gobierno Mexicano en relación con esta industria no hace más que legitimar esta apertura argumentando, brevemente, que sería una solución a la falta de empleo en el país demostrando su precariedad de intervención en el sector privado. Asimismo, el Estado sólo ha facilitado la incorporación de esta industria en diferentes lugares del país, como por ejemplo Guanajuato, Tijuana, Ecatepec (en el Estado de México) entre otras, expandiendo formas de precarización del trabajo a gran escala.
Incorporación de la Mujer en la Industria Una de las particularidades de esta industria es la inserción de las mujeres en la cadena de montaje, suelen no tener experiencia laboral previa y de procedencia mayoritariamente rural o de sitios altamente marginados. Asimismo, se les considera ideales debido a su pasividad en un trabajo muy repetitivo. Este tipo de trabajo, implica no sólo la alta alienación de las mujeres que se incorporan a éste sino que, por sobre todo, es una modalidad que mantiene el status quo, los bajos salarios y las brechas entre los países, “desarrollados” o no. La presencia de la mujer en esta industria ha dado cabida a muchas críticas respecto a esta incorporación tan precaria al trabajo remunerado. Las dificultades laborales con las que se ven interpeladas diariamente dan pie a una particular crítica al rol del Estado como promotor de este tipo de Empresas foráneas en México, siendo una prueba más de que en la inclusión Neoliberal de los países latinoamericanos se potencian las desigualdades entre los sectores más desposeídos versus ese par de personas que contemplan, desde el alto del aparador industrial, cómo, durante horas, estas mujeres venden su dignidad por migajas. Y no son sólo esos hechos los que son indignantes. Según algunos artículos académicos, esta participación de las mujeres en el mercado del trabajo industrial magulla su dignidad dado que, según algunos de estos estudios, muchas son víctimas no sólo de la precarización laboral, sino que inclusive son objeto de viola-
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Joan Alfaro Cabrera
ción. Sin ir más lejos, su despojo de dignidad ha sido tal que, incluso aquellas que están embarazadas son despedidas de sus trabajos. Situación particularmente vergonzosa, preocupante y, por sobre todo, tan indignante que dan ganas de llorar.
Desregulación del trabajo femenino en la industria y sus consecuencias Las condiciones de trabajo de estas mujeres es, como se ha recalcado es tanto precaria, indignante, preocupante, como también desafiante. Con la pseudo modernización de nuestros países se ven atropellados los derechos de estas trabajadoras, lo cual implica que, sin dudas, hay que cambiar los procesos productivos que se llevan a cabo en la región. La flexibilidad laboral que las vulnera, ve afectada su calidad de vida y su dignidad, perpetuando su situación. Al respecto, creo que, como sociedad tenemos que tener nuestros ojos abiertos ante los diversos atropellos que las grandes corporaciones producen en las mujeres en las
industrias. Al respecto, como se ha reiterado en muchas oportunidades, la organización de las trabajadoras es fundamental para transformar estas condiciones laborales. Peticiones como salud, trato igualitario y sueldo digno son elementales para performar la dignidad de cualquier tipo de trabajador. Ante gobiernos cada vez más indolentes, la participación es elemental para acercar la brecha entre discurso y práctica de las personas que reflexionamos a diario sobre el tema de igualdad y, aún, no hacemos nada al respecto. Como un extranjero más en México, me llama poderosamente la atención como todos estos procesos, con sus matices, se han reproducido a gran escala. En la búsqueda de un cambio, es preciso retomar la solidaridad y cambiar esa visión individualista que, si bien busca imponerse, en un país como éste no veo que tenga la batalla ganada. Armándonos de conciencia, es posible cambiar las cosas, denunciando sin bajar los brazos y, por sobre todo, ayudar a la igualdad de género en el mundo del trabajo pues, sin duda, ya son parte del mundo del trabajo desde hace ya mucho tiempo Fuente: http://www.aibr.org/antropologia/01v03/articulos/010302.pdf
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T/Ileana Alamilla
INTERNACIONALES-GUATEMALA
Luces efímeras, Día internacional de la Mujer En el Día Internacional de la Mujer se dedican programas, se abren espacios en los medios, algunos obsequian flores, chocolates, abrazos, besos y palabras cariñosas. Se publican análisis y estudios, se emiten comunicados; hay divulgación de las demandas de las mujeres organizadas, se realizan marchas y otras actividades para conmemorar tan “importante día”. Por cierto, hemos confirmado que es el 8 de marzo y el 25 de noviembre cuando se habla de la mujer como ser humano y no como objeto sexual o publicidad. Esos homenajes y referencias, para algunas personas son molestos; para otras, indiferentes; para las mayorías son desconocidos. Basta recordar que de los más de siete millones y medio de personas que viven en situación de pobreza en Guatemala y 2.2 en pobreza extrema, el 75% son mujeres, que diariamente enfrentan la vida en soledad, sin todo ese aspaviento, -perdón por la incorrección política- con que les dedican “ese día”, pues les sirve de muy poco.
Los campos pagados, los discursos vacíos llenos de lugares comunes, las palabras que se lleva el viento, deberían traducirse en acciones efectivas para acercarnos a un escenario menos desigual y con más equidad. Lo que ansiamos las mujeres es vivir una vida con dignidad, pero no sólo para quienes hemos tenido oportunidades, sino para las mayorías, que han carecido de ellas. El Índice Global de Brecha de Género 2012 que analizó 135 países ubicó a Guatemala en el puesto 116, convirtiéndonos en la nación latinoamericana más atrasada en la materia, comparada con Zambia, Etiopía, Mauritania y Argelia. Mensajes con contenido serían aquellos que, reconociendo la discriminación de género, anunciaran acciones efectivas para erradicarla. Que quienes tienen en su poder la toma de decisiones actuaran para evitar que las diferencias se conviertan en desigualdades. Que los legisladores se comprometan a superar las contradic-
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Guatemala es el país con menos equidad salarial de género en América Latina.
ciones que contiene la armazón legal que reproduce las relaciones de poder y armonicen sus normas con los principios constitucionales que proclaman la igualdad. Que le den una miradita al Código Civil, donde persiste la visión machista incompatible con dicha igualdad. La OIT señaló que el acoso sexual en el trabajo influye directamente en las posibilidades de empleo y en el ambiente laboral, produciendo efectos psicológicos negativos en las víctimas. Cuando se les pregunta a las mujeres qué desearían en ese ámbito, responden que quisieran tener derecho a un ámbito laboral libre de violencia física, psicológica o sexual. Pero también
quieren un salario justo e igualdad de derechos en las condiciones de trabajo, ascensos, oportunidades y capacitación. Guatemala es el país con menos equidad salarial de género en América Latina. Las mujeres ganan un salario promedio 26% menor que los hombres y trabajan, en promedio, 5.5 horas más, tanto en actividades remuneradas como no remuneradas, estas últimas tan regateadas como ignoradas por el Estado, la sociedad y la familia. El 90% de tareas domésticas recae en una persona: la mujer. Tenemos derechos vulnerados. Luciana Sánchez
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Violeta T/Camila Parodi
BIOGRAFÍA
Parra Entró Violeta Parrón. Violetando la guitarra, guitarreando el guitarrón. Entró la Violeta Parra. Pablo Neruda
Fue en un febrero de hace 46 años que la jardinera ya aburrida de lo cotidiano elegía ir a regar y perfumar sus penas desde los altos cielos. Como todo en su vida, hasta para su muerte, Violeta, protagonista de sus días, soberana de sus elecciones, como pocas en esa época del mundo con mujeres guardadas y silenciadas… Entraba la Viola, rompiendo lo normal con sus palabras decididas, expresadas con su voz auténtica, como si ésta surgiera de la tierra misma. Te pienso y no sé cómo escribirte, entre llantos, quejas y risas indeterminados que desgarran ritmos establecidos y explicaciones académicas. Me alejo de definirte si es que es eso lo que
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tengo que hacer si no más que sentirte, donde seguro te encuentro. En palabras, susurros, telas, colores, gritos, alegrías, entramados y penas que atraviesan por todas las dimensiones y sensaciones, y ahí estás Violeta Parra, bienvenida. Cantora del canto libre reconocido por mineros, niñxs, cocineras, bailarines y campesinos. Es el canto del pueblo chileno con sus rebeldías y dolores, canto puro que surge y resuena desde su propio útero, el de una de mujer que decidió dejar su vida de ama de casa, de actuar papeles secundarios, para hacerse cargo de sus sensaciones, movilizaciones y luchas propias. Entre búsquedas y creaciones demostró que una canción, un tapiz, una poesía con contenido social son obras de arte si dejan ver la dignidad del pueblo, manifestando que la felicidad plena solo es posible si sujetos y sujetas son autónomos y libres. Costurera apasionada, entre parche y parche arremeda opuestos de placeres y dolores en un mismo tejido, que nos deja un arte simultáneo de vitalidades y mortalidades, antagónico como los efectos de las hierbas a veces sanadoras, otras tantas recias que crecen al pie
de la cordillera dándole un aroma fresco a todo el Chile. Antagónico como las casitas de Valparaíso que unen colores y miserias en un mismo paisaje. Antagónico como el mestizaje que mezcla la sangre de la resistencia con la de la conquista. Antagónico como cada oído que la escucha para sanar, alegrar o enojar. Recopiladora que, a través de sus palabras, pasiones y esperanzas crea puentes entre los presentes y futuros de los pueblos, que lleva versos de las montañas y trae ritmos del mar para que se escuchen en un mismo lugar, que como toda mujer, es conocedora y trabajadora del oficio más antiguo: el cuidado de las palabras y la historia de los pueblos, es decir que lleva en ella conservación de la vida misma. Cocinera de la diversidad que con un poquito de locuras y otro tanto de empeño preparó en su olla de arrebatos el plato más sabroso y calentito del folklore para las guáticas hambrientas de los populáricos, de la cual aún seguimos alimentándonos. Y así entró La Violeta Parra llena de esos olores y sabores, pero también de luchas, pasiones y rebeliones para no salir más de nuestros corazones…
“Escribe como quieras, usa los ritmos que te salgan, prueba instrumentos diversos, siéntate en el piano, destruye la métrica, grita en vez de cantar, sopla la guitarra y tañe la corneta. La canción es un pájaro sin plan de vuelo que jamás volará en línea recta. Odia las matemáticas ama los remolinos." Violeta Parra. Le he contestádico yo al preguntónico: cuando la guática pide comídica pone al cristiánico firme y guerrérico por sus poróticos y sus cebóllicas. No hay regimiéntico que los deténguica, si tienen hámbrica los populáricos. Mazúrquica modérnica Canción de Violeta Parra
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T/Guido Fernández Parmo
BIBLIOTECA DE LAS FURIAS
El Deseo de Elfriede Jelinek: entre la explotación y dominación Realizaremos una lectura de la última novela de la escritora sueca Elfriede Jelinek El Deseo y la tomaremos como excusa para pensar ciertos temas vinculados a la problemática de género. A partir del texto, vamos a pensar las relaciones que existen entre la explotación y la dominación, la división de la sociedad en clases y los distintos ejercicios del poder. Esto quiere decir pensar dos dimensiones distintas presentes en nuestra interpretación acerca de la mujer en la sociedad capitalista: por un lado, la explotación remite a la explotación capitalista, a la explotación económica de una sociedad que la divide en dos grandes clases tradicionalmente propuestas como la burguesía y el proletariado o los trabajadores. Desde esta perspectiva, no aparecen las relaciones de género. Pero por otro lado, pensaremos a la dominación, que remite directamente a la dominación masculina de nuestra cultura presente prácticamente en todas las sociedades, es decir, en sociedades no capitalistas también. Esta dimensión es la que ubica a hombres y mujeres en los extremos de una relación de poder: el hombre que ejerce su poder sobre la mujer para alcanzar la dominación. La novela de Jelinek entrecruza estas dos dimensiones, incluso extendiéndolas todavía más allá a una dimensión natural y animal. Jelinek realiza una operación discursiva que
hace que la historia aparezca como en un caleidoscopio, es decir, como una gran composición de fragmentos que se reflejan y desdoblan unos en otros: objetos, órganos sexuales, plantas, personas, cosas, autos, esquíes, máquinas, etc.: se trata de una composición en donde el narrador parece estar observando los acontecimientos como por detrás de un vidrio repartido. La novela transcurre en un pueblo de Austria, hay un director de una fábrica de papel y una esposa que mucho no tiene para hacer en su vida doméstica. Un pueblo que vive de la explotación y de las migajas del director. El director, atemorizado por los peligros del sida se fija de nuevo en su esposa para satisfacer sus deseos desenfrenados, tan desmesurados como la misma explotación que ejerce sobre sus empleados. En el familiar contexto doméstico, y frente a los ojos de un niño siempre inconforme y exigente asiduo de regalos siempre nuevos, se suceden escenas que mezclan la obscenidad con la violencia. La mujer terminará ella misma buscando fuera del hogar una nueva relación sexual, que no tardará en reproducir la de su marido. Sexualidad y política Vamos a deconstruir el caleidoscopio propuesto por la novela. Por empezar por algún lado, resaltemos la dimensión de la explotación y, con ello, ponemos los supuestos teóricos-conceptuales de nuestra interpretación. El director encarna, casi al
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Paula Saldaqui
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BIBLIOTECA DE LAS FURIAS modo de un tipo social, el rol del burgués. Pasados más de doscientos años, nos empecinamos en mantener un sistema económico que lo único que sabe producir a ciencia cierta es pobreza. La sociedad capitalista es un tipo de sociedad que, en términos de Deleuze y Guattari, no inventa ningún código social nuevo. Si entendemos que un código es la cualificación de un flujo indeterminado mediante un sistema de cortes, podemos entender a las sociedades en función de sus códigos. Ahora bien, todo código implica una producción, a su vez, de otro flujo: la máquina biológica que, ante el flujo de células, separa las vivas de las no-vivas, y produce hacia otro polo un flujo de cabello que será cortado por otra máquina. El flujo es lo indeterminado, lo innombrable, lo dionisíaco, flujo indiferenciado que se manifiesta en determinaciones particulares como las máscaras de Dioniso. La particularidad del capitalismo es que es una máquina social que, a diferencia del resto de las antiguas sociedades que buscaban codificar o cualificar los flujos, persigue la des-codificación, tiene como objetivo no la determinación de un modo social sino el “incremento incesante del capital”, el flujo mismo del Capital. Para poder incrementar incesantemente al Capital es preciso barrer todos los límites y obstáculos, todo debe convertirse en mercancía que valore al Capital: una zapatilla, una remera del Che Guevara, un aguayo andino, etc. Lo que antes era una parte constitutiva de una sociedad determinada, ahora debe ser sólo el medio que permite extraer ganancia. Esto es la descodificación que provoca el capitalismo que sólo se sirve de esas formas cualificadas como medio para extraer ganancia. La explotación, de esta manera, no hace otra cosa que posarse sobre antiguos códigos, o formaciones del poder, para extraer
el flujo abstracto de capital. En términos de Marx, se trata de la diferenciación entre la cualificación del valor de uso y la cuantificación del valor de cambio. El director explota a sus empleados y explota a su mujer: existe una continuidad entre un vínculo y otro: la mujer es, culturalmente, la que mantiene al hombre, la que aporta su valoración: ella es la encargada de la reproducción de los nuevos hombres burgueses del futuro: “A veces la mujer no está satisfecha con esas máculas que pesan sobre su vida: madre e hijo. El hijo el vivo retrato del padre, un chico único, pero se deja fotografiar. Sigue los pasos del padre, para poder también él llegar a ser un hombre. Y el padre le presiona de tal modo con el violín, que le salen espumarajos de la boca. La mujer responde con su vida de que todo vaya bien, y se sientan bien juntos. A través de esta mujer, el marido se ha proyectado hacia la eternidad. Esta mujer es de la mujer familia posible, y se ha proyectado en su hijo”. Las relaciones de explotación invaden así las relaciones familiares. Los vínculos familiares se trastocan en vínculos de clase: el capitalismo, de esta manera, desconoce los códigos, aunque se sirva de ellos para la acumulación abstracta. La explotación tiende sus tentáculos a toda la vida, material, espiritual y natural, de los hombres. Naturaleza y sexualidad, mercado y producción, se encuentran entremezclados en la vida de estos habitantes. Pero cuando la explotación se posa sobre la sexualidad y sobre las mujeres, se apropia de la dominación. Si suspendemos por un momento a la dimensión económica, la dominación aparece como el vínculo que se cierne sobre los seres humanos. El hombre domina a la mujer, como los adultos dominan a los niños. La dominación masculina del director no sabe graduar su violencia cuando se trata de su mujer. La mano dura, entrenada en la explotación, hace malabares en la dominación. La dominación masculina parte de cierta antigua división del
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trabajo en donde las mujeres se vieron confinadas al dispositivo familiar y del hogar, a cierta arquitectura en el ejercicio del poder que al momento en que la excluye produce la propia justificación de la exclusión, es decir, produce a la mujer como el ser que debe ser excluido. La violencia de la exclusión de los medios de producción. Las mujeres son las primeras en sufrir la explotación capitalista. Sin embargo, esta tesis acerca de la dominación masculina no nos satisface del todo. No porque no exista, necio sería sostener una cosa así. No nos satisface porque a la luz de la lógica del capitalismo, la explotación no reconoce códigos: el capitalismo no es por naturaleza machista. Pensar en una cosa así sería pensar que el capitalismo funciona a través de un código como el que determina hombres y mujeres como seres humanos distintos. Sin embargo, este código es más antiguo que el propio capitalismo que sólo se aprovecha de él, como de otros códigos (blanco-negro, cristiano-indígena, joven-adulto, etc.). En su esencia al capitalismo poco le importa que sean los hombres quienes están a cargo de la explotación, lo único que quiere es que esta tenga como resultado la constante e incansable acumulación de capital. De esta forma, la dominación no puede entenderse sin la explotación, y viceversa. El caso es que la mujer es dominada, se ejerce sobre ella un tipo de poder que la produce como ese ser inferior y sin privilegios. Se llega a un punto en donde no sabemos qué estamos observando, de qué estamos hablando: de una mujer, de una mercancía, de un producto, de una eyaculación sexual, de dominación, de explotación. La dominación que explota, la explotación que explota dominando. ¿Cuál es el valor, entonces, de la lucha por eliminar la dominación masculina? O podríamos preguntar,
¿cuál es valor de luchar por los derechos de los indígenas (sus derechos, no los nuestros que creemos que también son los de ellos), por los de los negros, de los homosexuales, etc.? ¿Tiene sentido una liberación de la dominación sin una liberación de la explotación? Estamos convencidos que la respuesta es negativa. Sin embargo, no es sino a partir de esas formas concretas y determinadas de la dominación que se puede empezar el doble proceso de liberación. No se lucha contra la explotación capitalista desde alguna identidad universal y abstracta. Uno nunca se reconoce en nociones universales como los trabajadores, las mujeres, los negros. Una es una mujer, un negro, un trabajador. Es más, uno/a es una mujer-negra-trabajadora concreta y particular. Desde esa particularidad o localidad se parte para hacer saltar la explotación y, con ella, la dominación. La mujer, como cualquier otra forma de identidad particular, es la base a partir de la cual se puede luchar contra lo único universal en esta sociedad: la explotación capitalista. Allí radica el valor de las luchas de las mujeres: en que desde su identidad particular es una rampa para alcanzar lo universal ya que uno siempre se encuentra en coordenadas locales. Una de ellas puede ser la de las mujeres. No hay que pensar que las luchas son luchas distintas, paralelas, porque la vida material se encuentra siempre mezclada: cuando uno lucha, lucha a partir de la dominación particular sufrida contra la explotación de todos. Dejamos que Foucault, en su entrevista con Deleuze, concluya: “desde el momento en que se lucha contra la explotación, es el proletariado quien no sólo conduce la lucha sino que además define los blancos, los métodos, los lugares y los instrumentos de lucha; aliarse al proletariado es unirse a él en sus posiciones, su ideología, es retomar los motivos de su combate. Es fundirse. Pero si se lucha contra el poder, entonces todos aquellos sobre los que se ejerce el poder como abuso,
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BIBLIOTECA DE LAS FURIAS todos aquellos que lo reconocen como intolerable, pueden comprometerse en la lucha allí donde se encuentran y a partir de su actividad (o pasividad) propia [...] Como aliados, ciertamente, del proletariado ya que, si el poder se ejerce tal como se ejerce, es ciertamente para mantener la explotación capitalista [Y más adelante, Deleuze agrega:] Y no se puede tocar un punto cualquiera de aplicación sin encontrarse enfrentado a este conjunto difuso que desde ese momento se estará forzado a intentar reventar, a partir de la más pequeña reivindicación. Toda defensa o ataque revolucionario parciales se ensamblan así con la lucha obrera.” Sexualidad y naturaleza Una segunda invasión del deseo es la de la naturaleza. La propia naturaleza se encuentra mezclada con el deseo, sólo que ella pierde sus características científicas y se vuelve una nueva superficie de registro para las diferenciales relaciones de poder que atraviesan a la sexualidad y a la sociedad. Por otro lado, también ella es la gran productora de mercancías, la proveedora de las materias primas para consumir, la proveedora de las superficies para realizar los deportes, etc. La sociedad capitalista en su conjunto, la dominación y la explotación, también deglute a la naturaleza, la capitaliza, en el sentido en que Sartre decía que el hombre humanizaba a la naturaleza. Gerti se cansa de la rutinaria violencia del marido y busca fuera de su hogar una nueva relación. En un centro de esquí, ella conoce a un joven, futuro político del partido popular austríaco. Se trata de todo lo que su marido ya no puede darle, al menos aparentemente y en un principio. El joven también se siente atraído por esta mujer madura, elegante, y se reconoce en la naturaleza en los animales de presa, en los hombres
que explotan industrialmente. La naturaleza deja de ser el criterio y el referente para medir a la sexualidad ya que ella misma se encuentra en un mismo plano con respecto a lo social, a lo sexual y a lo político. Naturaleza y sociedad, naturaleza y humanidad, naturaleza y cultura ya no se oponen. El proceso es en donde lo natural, lo social, lo político y lo sexual se unen y confunden. El conocimiento científico sobre la naturaleza ya es una forma de humanizarla. Lo natural está tan fundido con lo social como la explotación con la dominación. De esta forma, lo que vemos es que el propio deseo es, como dicen Deleuze y Guttari, inseparable de lo social. El deseo mismo es el que se juega en la relación del director con la mujer, pero también, como se ve en la novela, el que se juega en la relación del director con sus empleados. El monstruo sexual aquí es un monstruo político y el perverso, el desviado, el raro, vienen a ser figuras que resisten las envestidas de la represión social. La enfermedad, así, se vuelve política ya que el deseo, que tendría ciertas características normales-naturales, se ha vuelto social y político. La desnaturalización del deseo implica por lo tanto una caída de la enfermedad o de la desviación. Se trata sólo de juegos de fuerzas arbitrarios en donde el concepto de deseo normal o de sexualidad normal está enfrentado al de sociedad normal, al de costumbres normales. Lo natural se ha vuelto social, así como lo social se ha vuelto natural en su identificación en el concepto de proceso. Bibliografía Deleuze, D.-Guattari, F. El anti-edipo , Paidós, Barcelona, 1995 Jelinek, E. El Deseo, Destino, Buenos Aires, 2004
T/ Ángela San Lorenzo
BIBLIOTECA DE LAS FURIAS
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El cerebro femenino “El cerebro femenino” escrito por la doctora en medicina y neuropsiquiatra, Louann Brizendine, es una guía, investigación y una demostración científica de las diferencias que existen entre el cerebro masculino y el femenino, y cómo la estructura cerebral determina el cómo piensan las mujeres, la comunicación, el deseo y cómo aman. Aunque, plantea Louann, “todo cerebro empieza como cerebro femenino” hasta la octava semana de gestación ya que si se produce un exceso de testosterona se transforma en un cerebro masculino, en tanto que esto provoca la disminución del centro de comunicación, reduce el córtex de la audición y duplica el tamaño la parte del cere-
bro que procesa el sexo. En su investigación nos confirma que más del 99% del código genético de los varones y las mujeres es exactamente el mismo, se comparte, entre treinta mil genes que hay en el genoma humano y solo existe este 1% que hace la diferencia. “Pero esa diferencia de porcentaje influye en cualquier pequeña célula de nuestro cuerpo, desde los nervios que registran placer y sufrimiento, hasta las neuronas que transmiten percepción, pensamientos sentimientos y emociones”, explica. Un libro en el que podemos descubrir que aquello que creíamos coincidencias entre algunas de nuestras pares está científicamente compro-
bado y relatado por Louann de forma accesible y para nada tediosa. No estaría mal ejercitar ese universo tan intricado como lo es el de nuestro cerebro.
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T/Miralys Sánchez Pupo
RELATO
Nota publicada en Furias Nº 5
homenaje a las mujeres desde un género musical
La denominación de las mujeres de la capital cubana se extendió bajo el término de Habaneras, ahora convertido en un género musical que las elogió desde sus inicios. Esa denominación quedó plasmada para siempre en la historia en un constante ir y venir entre Cuba y Europa. La ocasión se presentó en el escenario del café conocido como La Lonja, en 1841, que las colocó como portadoras de la belleza y la admiración que hacia ella sentían quienes llegaron alguna vez a Cuba en el siglo XIX. Se escuchó por vez primera su canto, sobre los decibeles de una contradanza que fue acompañada con versos. Aquella fue la constancia bautismal por la cual había nacido La habanera, género musical propio del país, y que después se conoció como una revelación informativa que apareció en
las páginas del periódico La Prensa, bajo su primer título: El amor en el baile. La habanera nació escrita para voz y piano según cierto esquema rítmico, que en general se usaban en las piezas musicales de contradanzas en el país. Apocopadas por la denominación de danzas habaneras, brillaron con luz propia en el ámbito universal y lograron ser conocidas desde entonces hasta la actualidad como simplemente Habaneras.
Nota publicada en Furias Nº 2
T/Daniel Os
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RELATO
te estaba esperando –Acérquese jovencita -le dije con la misma austeridad jocosa que siempre recibe con una sonrisa corta pero genuina-. Te estaba esperando.
Paula saldaqui
La acerqué con fuerza contra mí, la miré a los ojos y antes que los de ella y los míos se empañaran le dije cuánto la quería. Se lo volví a decir y aunque ya me lo había escuchado mil veces, le gustó oírmelo. Se quedó callada al principio, le dio pudor pero se le leía en la mirada lo que estaba sintiendo. Después se animó, me abrazó fuerte y también me dijo que me quería. A veces, nos quedamos ratos largos sin decirnos nada y por romper el silencio, por temor a que el otro no lo esté disfrutando como uno, nos hacemos bromas. Nos matamos de risa… nos gusta reírnos de cosas absurdas, el otro día se hizo pasar por la dueña de una pastelería que me contrataba para atender su local. Por más de una hora estuvimos inventando sabores imposibles de dulces y condiciones ridículas de trabajo. Caminamos un rato de la mano y me preguntó porqué le dije que la estaba esperando. Tiene la habilidad de transitar de un tema a otro con suave brusquedad, como cambiando de canal y adaptándose de la carcajada de una comedia a la seriedad de una confesión en una fracción de segundo. –Cuando un hombre de a pie recurre al cielo para que se cumpla su anhelo es por-
que ya agotó sus recursos terrenales para conseguirlos -le confesé-. Y pedí que vinieras, porque te busqué con el alma y te esperé mucho tiempo… y ahora que te tengo no puedo más que disfrutar tu encanto, tu dulzura, tu magia, tu belleza. Me dijo que también la hago feliz y sentí un cosquilleo frío que recorrió mi espalda y debilitó mis brazos y mis piernas. Creo que notó mi lagrimeo y fingió distraerse con el ruido de la calle para no avergonzarme. Cuando me quité los lentes oscuros que no se correspondían con el sol desfalleciente del atardecer, la vanidad me dictó más preguntas… quise escuchar de su voz qué la
hace feliz de mí, induciéndola al absurdo de admitir y explicar la felicidad. –Cómo me cuidás, cómo me divertís –desenvolvió sin titubear como si hubiera estado esperando mi pregunta.Bajamos del auto y anduvimos unos metros hasta la pastelería. No se parecía a la de nuestra charla surrealista… eligió la torta de queso, decidió qué decoración agregarle y volvimos a casa a hundirle las nueve velitas. –Tenés el don de hacer feliz a los que te rodean, mi linda… te merecés un muy feliz cumpleaños.
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T/Zenaida Ferrer
RELATO
Ruptura
andaluza
Ahora que vive mejor, más cómoda, desahogada y tiene su propia familia, con un hijo que adora, Tanta se ha vuelto más huraña, hipersensible y hasta parece sufrir de algo parecido al “delirio de persecución”. Está paranoica y de tan linda, jovial, desenfadada y atrevida, se ha ido convirtiendo en una mujer peleona, desajustada, siempre cobrándole cuentas a las gentes por lo que vivió o dejó de vivir, por sus fracasos y despechos, por el corte despiadado del cordón umbilical que la ataba a su vida anterior. Su acento es más castizo que el de cualquier andaluza nativa, porque no quiere que reconozcan su origen y por ello, Alvarito, su hijo pequeño, pueda ser menospreciado. De manera que habla, piensa y se comporta como una auténtica hija de esa tierra, y quien la conoció antes en Cuba, no puede identificarla con su española máscara. Cerró el capítulo cubano y no se da licencia ni para intercambiar el más mínimo saludo con personas que pertenecieron a su pasado: atrás quedaron hermanos, sobrinos, amigas y amigos, y cuando murió su madre, se fracturó para siempre el nexo que la ataba medianamente a la isla caribeña. “¿Su historia? Sí, no es una novela rosa precisamente y condiciona su manera actual de ser desconfiada y rencorosa, pero debía tener un límite”, evoca Dulce. … Apenas tenía 16 años cuando su madre, casada en segundas nupcias, con dos hijos varones y ella del primer enlace, y un bebé pequeño del segundo, la
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sacó de la casa por no entenderse con el padrastro. Afuera era como la misma jungla, y Tanta, en su adolescencia florecida, estaba desvalida. Su novio, de igual edad, la recogió y llevó a su hogar, donde una mujer inteligente y comprensiva la asumió como hija propia, la ayudó en los estudios y luego le consiguió su primer empleo. El romance de los dos jovenzuelos fue idilio tenaz de descubrimientos pasionales y juramentos de amor eterno. Luego, un día, él se marchó a estudiar una carrera universitaria por cinco años a un país muy lejano. Ella quedó varada, triste, ausente. Ya no encajaba en el ambiente familiar de él y se fue a vivir sola, en un cuartito, donde rumiaba sus penas. “No digo que pasó hambre, pero el alimento no abundaba, y casi siempre estaba sin dinero y sin afectos cercanos, con excepción de algunas amistades, entre las que me cuento”, cavila Dulce. Cuando regresó su amor, ambos trata-
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ron de revivir la pasión y la ternura y hasta firmaron los papeles de matrimonio, pero no funcionó y retornó el ambiente de desamor y desencuentros, de carencias materiales y afectivas y Tanta se iba aislando cada vez y se enquistaba en sí misma. Aparecieron entonces nuevas “amigas” que vivían a costa de una profesión tan anciana como la vida misma: vendían al mejor postor su juventud y su cuerpo. Un día, toda bien vestida y hermosa, le dijo a Dulce: “Tengo un novio español, es empresario y está muy enamorado de mí”. Empezó a vestir y calzar prendas de marca, usaba perfumes caros y siempre tenía dólares en la cartera. Ayudaba a su madre y hermanos con esas dádivas y sonreía en espera de trámites de sus documentos para emigrar con su “amado”. –“Nos casaremos y me llevará con él”, y ya soñaba con otra geografía y hacía planes para su futuro promisorio. Pero, de pronto, andaba nuevamente taciturna. –“¿Qué pasa? ¿Dónde está el príncipe azul encantado?”, indagó Dulce. –“Se fue y no va a volver. Me confesó que es casado y que ya se estaba complicando mucho conmigo”. Sobrevinieron muchos días de lágrimas y desencanto, y no porque hubiese estado muy enamorada, sino por las ilusiones perdidas. Así las cosas una de las amigas de turno le prometió mostrar su foto a españoles que conocería próximamente porque viajaría al viejo continente. -“Te voy a conseguir un novio español”, le aseguró. Y efectivamente, al poco tiempo la llamó desde Madrid para darle la buena nueva: -“Alístate y prepara tu equipaje con
ropa de playa, que un gallego que conocí quiere ser tu novio. Él te buscará la semana próxima para llevarte a pasar unos días en Varadero, adonde viajará acompañado por sus hijos, que están locos por conocer a la futura novia cubana.” Todo parecía un sueño. Tanta estaba flamante hasta conocer al novio: 70 años, calvicie pronunciada, abdomen prominente y sonrisa de sátiro, pero le confesó a Dulce, –“fue muy galante conmigo, incluso en la habitación que compartimos”. El anciano novio, y los presuntos hija e hijo la aprobaron de inmediato, se mostraron amables y le hicieron promesas de una vida dulce y sin miserias cuando estuviera junto a ellos en España. Aun así, de Varadero regresó Tanta con un rictus permanente en las comisuras de los labios y una arruga de preocupación surcando su frente. Corría el año 1997 y Cuba se asfixiaba por múltiples carencias materiales. Pero ella tenía dólares y pronto emigraría. ¡Se sacó la lotería!, decían algunos, pero Dulce no compartía esa euforia. En el mes de julio viajó hacia su nueva vida. Iba de rojo vestida, toda iluminada y nerviosa. Se despidió de la madre, de hermanos y de contados amigos. -“Escribiré, no se preocupen. Voy a ser feliz”, sentenció a su partida. Pasaron meses de silencio total, y una mañana, el cartero llamó a la puerta de la casa de Dulce y le entregó una carta. Era de Tanta, ¡qué alegría! Con manos temblorosas, rasgó el sobre y se enfrascó en la lectura de una larguísima misiva, cargada de anécdotas. Ahora estoy bien. Así que cuando recibas esta carta no te asustes. Quiero que la leas y la rompas y no le comentes a
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nadie su contenido. Te escribo porque ¡necesito desahogarme!”. Era como un grito de la amiga lejana. Llegué a Madrid un hermoso mediodía veraniego. En Barajas cambié a un vuelo doméstico y en una hora y tanto estaba en el aeropuerto de Málaga. Allí me esperaba mi novio, solícito y perfumado. Me pidió los documentos y se encargó del equipaje. En un moderno auto de su propiedad nos trasladamos a Marbella, transitando por una carretera que va bordeando la costa, allí mismo donde empieza la famosa Costa del Sol que siempre se menciona en las novelitas de Corín Tellado, ¿recuerdas? De veras que es preciosa y yo sentía que mi corazón se ensanchaba y miraba a mi pareja y ya no lo encontraba tan viejo y arrugado. Me sentía feliz.
En llegando a su casa, me mostró la vivienda y me dijo que pasara a la alcoba y me bañara y que luego comeríamos, y me dejó sola en el cuarto que compartiríamos a partir de entonces. Me halagó que no se mostrara desesperado por el sexo y tomé como una cortesía la bata de baño que dejó sobre la cama. -¿Tus hijos? –No están ni vendrán hoy, fue su escueta respuesta que me dejó sorprendida. Al rato retornó a la habitación e hicimos el amor a su manera, con mucha maña para compensar su poca erección, y entonces sí sentí su olor a viejo, a sudor agrio bajo el perfume, a persona insana… mientras fingía un orgasmo ostentoso, me preguntaba ¿qué hago aquí?, ¿quién es este hombre?, ¿cómo llegué tan lejos? Y en cuanto me dejó sola lloré largo rato hasta quedarme dormida. Ni ese día ni los siguientes vinieron sus hijos ni me dio mi maleta y documentos, siempre alegaba : –“joder, ya tendremos tiempo para paseos y modas”, y me pedía envolverme en batas de felpa, de seda, de franela, que dejaba sobre la cama a manera de regalos. Pasaba muchas horas en soledad pues
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cada día salía desde el amanecer, y aunque nunca faltó el alimento en la mesa, tampoco tuve acceso a quien cocinaba, pues la puerta de la cocina permanecía cerrada. A mi reclamo por tal encierro, aflojaba el rostro, y mimoso me prodigaba caricias y sonrisas, diciendo “hija mía de mi corazón, es que tengo miedo que tanta belleza sea contemplada por otros ojos. Vale, te estoy preparando una gran sorpresa y viajarás y verás mucho mundo”. Así prometía. Al tercer día, casi anocheciendo, ya alarmada por sentirme presa en el sentido literal de la palabra, oí voces en la cocina y acerqué el oído a la puerta que la dividía del comedor. Era la “cocinera” parlando con otra mujer: –“Es el colmo, me trae a esta cubana hija de la gran puta, la instala en nuestro cuarto y me obliga a servirla sin dejarme ver, hasta que aparezca el tipo del negocio que se la llevará”. Caí en estado de desesperación, grité, pateé la puerta, y al no lograr respuesta, me fui al cuarto en busca de un escape y caí desmayada. Cuando desperté y lo sentí llegar, fingí dormir. A la mañana siguiente, en cuanto se marchó, decidí jugarme todas las cartas con la mujer que supuse era su esposa: la llamé a gritos, aduciendo sentirme enferma y cuando acudió, (una mujer de más de 60 años, algo huraña y con miedo en sus ojos, que con el dedo índice sobre sus labios me conminaba a callar), le pedí por sus hijos que me dejara marchar. -¿Hijos?, yo nunca he tenido hijos, aseguró. Y yo insistiendo: -“Por dios, por todas las vírgenes y santos, por lo que más usted quiera, ayúdeme a irme ahora mismo” -“No puedo, si lo hago, él me mata”, fue su ácida respuesta. Traté de contarle de mí, que nunca supe de su existencia, que no quería dañarla ni ofenderla, pero ella comenzó a em-
pujarme hacia el cuarto y trataba de poner su mano sobre mi boca para que callara. Al fin, le di un golpe con una silla y la tiré al piso y salí corriendo hacia la cocina y de ahí escapé por la puerta del fondo. Corrí cuadras y cuadras sin mirar hacia atrás, sin ver la gente que pasaba por mi lado, corrí innumerables calles y de pronto vi una casa con la puerta abierta y entré como una tromba. Una señora canosa gritó ante mi presencia y yo me puse de rodillas abriendo mi bata para que viera que no tenía arma ni ningún objeto para agredirla y clamando que me escuchara antes de llamar a alguien o a la policía. Por mi acento y fisonomía sabía que era extranjera, pero dijo sentirse aliviada de que no fuera árabe. Me señaló una silla y mantuvo en alto un búcaro de cristal que había tomado para defenderse en caso necesario. Le di detalles de mi viaje y motivos, y de mi escapada al conocer accidentalmente que había caído en una trampa de comercio de mujeres, y le pedí que me dejara, al menos, hacer una llamada por teléfono y no me entregara a la policía pues carecía de documentos. Siempre desconfiada, pero con mucha solidaridad en su mirada, me permitió llamar y lo hice a mi anterior novio, el de Madrid, quien al escucharme se mostró muy alarmado y me recordó que no tenía ningún compromiso conmigo. Le pedí calma y que me escuchara y al final, me prometió ayuda y habló con la dueña de la vivienda que yo había tomado por asalto, quien le respondió que me acogería hasta el día siguiente: -“solo 24 horas y le pasaré sus gastos, ¿eh?”. Cuando al día siguiente mi ex novio llegó, me abalancé llorando hacia él, conmocionado a ojos vista, pero frío y manteniendo distancia: - “Te traje ropa y zapatos para que estés
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presentable al llevarte a la policía”. Me horroricé enseguida, pero de manera tajante cortó mis emociones y protestas: “No tengo mucho tiempo y aquí las cosas se hacen como yo digo. Iremos primero a la casa de este tránsfuga a recoger tus pertenencias y documentos. Quédate en el auto y no hables con nadie”, fueron sus precisas instrucciones. Temblando esperé agazapada en el carro, cuando retornó colérico y bravucón, con mi pasaporte y maleta. Quise besarlo y abrazarlo, pero me distanció con energía. -“Tienes dos caminos: te regresas de inmediato a Cuba o te llevo a la policía y te acoges como refugiada, pero sin invo-
lucrarme”. Decidí quedarme. Había vendido y regalado en Cuba hasta la última de mis pertenencias, no tenía casa ni muebles, ¿mi familia? ¿a dónde regresar? ¿a qué? Me dio algo de dinero y me dejó justo frente a una comisaría. Se marchó enseguida sin siquiera voltear la cabeza ni querer saber qué iba a ser de mí. En la policía no conté mi historia real, ¿para qué? Me vería envuelta en juicios y asuntos legales, dije simplemente que había llegado invitada por amigos que luego me dieron la espalda y quería quedarme en el país. Deambulé de una a otra oficinas llenando planillas, respondiendo las mismas y
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muchas preguntas, y al final me pusieron en una fila de inmigrantes que serían llevados a un motel de refugiados. Había gente de todo tipo y nacionalidades, árabes, africanos, europeas de los antiguos países socialistas, algún que otro latino con cara y porte de narcotraficantes, y esta cubana esmirriada y temblorosa con más deseos de llorar que de continuar su aventura. Para hacerte corto el cuento, en la noche huí del motel por miedo a los otros extranjeros y llegué a un hotelito modesto, pero muy limpio, pagué y, por primera vez desde que salí de La Habana, dormí de un tirón hasta la mañana, en que salí y recorrí calles y más calles hasta entrar en un local donde un cartel solicitaba una ayudante de cocina. Resultó una especie de casa de huéspedes, bien alejada del centro de la ciudad. Los dueños estuvieron de acuerdo en que trabajara por casa y comida, así que empecé de inmediato a pelar patatas y especies, a fregar suelos y losa, y a traer canastos del mercado más cercano, sin tener la obligación de contar mis penas. Justo allí se hospedaba un hombre solo unos años mayor que yo, muy callado y poco comunicativo, pero sí atento y caballeroso. Julio es su nombre y, aunque trabajaba en algo militar, siempre andaba vestido de civil. Estaba atravesando malos momentos por un controversial divorcio, y la dueña del negocio, muy en su papel de celestina, trataba de meterlo por mis ojos y viceversa. Pasados unos días, me sinceré con Julio y le conté lo ocurrido. Prometió ayudarme, y en un mes más, me sacó de la pensión y me llevó a su apartamento ubicado dentro de un recinto militar. Me cuidó de tal manera que terminamos casándonos en la primera oportunidad, también
como garantía de obtener mis papeles de residencia y luego de ciudadanía. Así que ahora estoy bien, Julio me ama y yo lo respeto y le estoy agradecida. Me siento segura y respaldada. Ya luego te cuento más… Por favor, no olvides deshacerte de esta carta. Así le contó su amiga Tanta, nombre que le puso su hija menor, al no saber pronunciar el verdadero. Varios años después Dulce viajó a España, la llamó y Tanta le pidió que fuera a visitarla. Alvarito había crecido y ella se refugiaba en él con demasiada entrega. A Julio lo marginaba y cuando conversaban, le espetaba que él no era parte de su pasado y no tenía derecho a ser amigo de su amiga, ni siquiera podía llamarle Tanta. Le contó de encontronazos con la madre y familia de su esposo, “todos quieren hacerme daño a mí y al niño”, decía, y ya, ostentosamente hablando con acento andaluz, muy pegada a los vale, ve a que te den por culo, y otros comodines que los españoles usan con soltura y desenfado, se alejaba de su propia manera de ser. Aun así, la abrazó muy fuerte, llorando, y le contó una andanada de pormenores de su nueva andaluza vida. Ahora preparaba detalles obsesivos para que Alvarito tomara la comunión con el mejor traje en venta en la ciudad; le pagaba una escuela privada, y ella no se permitía (ni siquiera admitir en el diálogo entre amigas) una vacilación en la manera de hacer y de decir: tono, dicción, gracejo español, todo perfecto. Cuando se despidieron, prometió escribirle a Dulce nuevamente, y lo hizo por correo electrónico durante los primeros meses. Luego fue un prolongado silencio. Otra vez, llegó la nada. Nunca más un mensaje, ni una fotico, ni la más mínima señal de vida. Dulce envejece y añora saber de su amiga. Solo una frase le viene a su mente: a esta cubana se la tragó Andalucía.
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T/Daniela Dicipio (*)
RELATO
Catarsis materna
Parece que no, pero si, dejas de sentir lo que es estar sola en el baño para compartir lo que nunca pensabas hacerlo, ir al baño y que te miren. La sensación de que algún día en la vida podés estar sola desaparece como programa de bajo rating y tocás el límite de lo infinito al ver esa pequeña carita por primera vez. Aunque estés tirada como vaca vieja, toda hinchada y con olor a parturienta te sentís la best, la famosa number one de las mujeres, porque fuiste mamá y lo único que te molesta es el llanto de los familiares, por el simple hecho de que para vos es la fiesta de tu vida y no querés que nada moje el momento único. El ser madre no es sólo sinónimo de estrías, tetas por el pupo, remeras manchadas, sueño acumulado, desorden en la casa y sexo cuando se pueda.
No, no, es mucho más telenovelero que eso… Es volverte pelotuda con cada detalle nuevo, es querer sacarle la foto cuando sonríe, es fijarse si respira cuando duerme, es querer tirarte al piso antes de que se caiga, es pasarle la Hipoglós ante el mínimo colorete en el cachete, es querer crear hábitos cuando renegaste de ellos, es pedir en los deseos de tu cumpleaños ya no lo típico de salud, amor y dinero, solo decís que mis hijos sean felices y no les pase nada. Lo que renegamos de la negatividad de nuestros padres, lo hacemos idéntico, tenemos que protegerlo y por lo tanto, avisar dónde, cuándo y cómo de las circunstancias se torna primordial. Sentimos miedo y ganas de ser la magna presencia protectora de ese ser. Las madres dejamos de sentir dolores para sentirlos
Nota publicada en Furias Nº 9
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todos juntos, porque parecés el mejor equeco del mundo, vas con la criatura, el bolso, tu cartera y el paragüitas en el bondi, después dejas el cochecito para ir con el bolso, tu cartera, la criatura y los juegos que quiera llevar y así pereces el pulpo Paúl pero sin predicciones. Pasás a convivir eternamente con el dolor de cintura y cervical. Pero ningún vómito, cagada, pichin en la cara o macana que se manden, va a opacar la sensación de sentirse plena. Somos todas las clonaciones posibles, somos amas de casa, laburamos, estudiamos, somos esposas, hijas, hermanas, nietas, sobrinas, amigas y por sobre todo, Mamás. Mamás somos todas y todos, están las mamás que no pueden llevar en su vientre a su hijo, las mamás de los hermanos porque no queda otra, las de vocación, las que cuidan a cada pibe que no tienen las mismas oportunidades y los papás que cumplen ese rol. Nada es mas contenedor que saber que hay una mamá cerca que te da un abrazo y te dice que todo va a estar bien. Sentirse mamá es un viaje a la luna, es un amor que no debería llamarse así porque lo supera, nadie dice que es fácil, pero ser madre te lleva querer ser la mejor mamá del mundo. (*) Colaboradora de Revista Furias, periodista, estudiante y mamá de Cata.
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POESÍA
hacer el amor Por Sebastián d'Albuquerque hacer el amor, hacer la mirada, hacer la noche, hacer un par de sueños y hacer la cama, hacer el despabilarse, hacer la ducha, hacer el vestirse, hacer el volver al cuarto pateando la ropa del hacer el amor hecho en la noche antes de hacer la mirada y después de haber hecho el revolear la ropa; para hacer la mirada un instante y hacer la mirada a un lado. Así después hacer otra vez un hacer. hacer el desayuno y desayunar el hacer de unos planes; hacer de unos programas, que es otro hacer para hacer un plan de huída. Gente haciendo el hacer, hicieron en mí el hacer de aprender a hacer el hacer. Y ahora que quiero amarte, ahora que quiero deshacernos, me acuerdo que yo sólo sé hacer de cuenta el amor. imagen: Marcos Villalva
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Cautivada
Por Gabriela Guevara Encontré tu alma habitando en un cuerpo frágil agazapada tras tu sonrisa se escondía, al tiempo que gritaba tras los barrotes de tu mirada mis ojos se aferraron a ese grito y ya no logro pensar sin escucharte inconscientemente quede cautiva en tu mirada, que robó mi alma en la distancia hoy estoy con mi cuerpo coexistiendo mientras mi sombra te recorre, te busca, te siente te desea tus labios se transformaron en mi mayor ambición tus mano en objeto de mi devoción y tus ojos en los culpables de mi perdición.
imagen: Anabel Saldaqui