Suplemento Grado Cero noviembre

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gradocero Noviembre

S U P L E M E N T O

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L I T E R A T U R A

2018

Cristian Geisse: La voz del diablo

REPORTAJE LA FURIA DEL LIBRO Lorena Amaro, Arantxa Martínez y Ricardo Vivallo. ¶ Trinchera Literaria “Fanfiction” de Daniel Hidalgo. ¶ Perdidos leyendo traducciones Gonzalo Santelices y Héctor Figueroa. ¶ Reseñas “Cátedras paralelas” de Andrés Gallardo, “Cesto de trenzas” de Natalia Litvinova y “Cucarachas” de Andrés Torres Meza.

Financia:

Fondo Nacional de Fomento del Libro y la Lectura Convocatoria 2018 Región de Valparaíso


editorial

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grado cero

R ES EÑ A Cucarachas y otros cuentos Andrés Torres Meza La Maceta 53 páginas

Por Juan Francisco Urzúa

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a literatura independiente ha tenido que buscar formas creativas de sobrevivir, más cuando el medio tradicional de editoriales, ferias y distribuidoras le cerraron las puertas durante décadas. Hoy, producto del esfuerzo de actores/motores que han asumido el reto de generar nuevos espacios para la expresión literaria, se ha expandido la red de ferias, seminarios, talleres, diplomados y encuentros que tienen al libro como centro. Esto no ha sido casual, sino parte de la profesionalización de editores que han asumido la tarea de conducir proyectos con integridad, riesgo y coraje. También es debido al trabajo de diseñadores que se han encargado de repensar el objeto libro, tanto en su estética como en su economía, y el compromiso que han tenido los mismos escritores con involucrarse en todo el proceso del edición y publicación. Por sobre todo la asociatividad ha permitido que estos proyectos brillen como un conjunto, generando un nivel, un estándar que ha subido la vara de la producción independiente nacional: basta comparar los libros editados en los 90 v/s los publicados en la actualidad, y veremos una distancia kilométrica entre uno y otro. Hagamos el mismo ejercicio con las ferias y el resultado será aún más abismal. En este sentido, ofrecemos un reportaje sobre La Furia del libro, una de las más importantes ferias del libro independiente que se desarrollan en el país, y cuyo perfil se ha ampliado para recibir editoriales internacionales que se han esforzado por botar las fronteras geográficas, en pos de llevar su literatura hacia otras latitudes. En este esfuerzo, la edición de este año contempla mesas de “Diálogos Latinoamericanos” en colaboración con el Consejo Nacional del Libro y la Lectura, programa que propone una relectura colaborativa de la producción literaria en habla hispana. En Libres Creadores presentamos “Territorio en disputa” (Punto G, 2018) de Patricio Contreras, libro que se pregunta por el pueblo, cuando la opresión del capitalismo aliena incluso el territorio. En un tópico similar, pero adentrándose en el campo chileno, se propone “Hija de la lavandera” (Garceta, 2018) de Yeny Díaz Wentén, invitación a considerar cómo las tradiciones chocan contra el plan vital, más cuando

están llenas de sesgos patronales y temores producto del abuso. Para cerrar la sección destacamos el poemario “Beatriz” (Signos, 2017) de Victoria Herreros Schenke, que nos adentra crudamente en la relación con la madre, arquetipo freudiano que termina en las puertas de la muerte. La Trinchera Literaria de este mes está dedicada a “Fanfiction” (Estruendomudo, 2018), cuarto libro del ya consagrado Daniel Hidalgo, quien vuelve a la clave cuentos para mostrarnos una adolescencia desprotegida, cuyo devenir está estampado en la velocidad y las influencias pop que la rodean. Este número propone un pool de reseñas ampliado, donde reluce “Cesto de trenzas” (Edicola, 2018) de la bielorrusaargentina Natalia Litvinova, quien se dispone a trabajar la memoria y la reconstrucción genealógica de las relaciones entre las mujeres de su familia. Por otra parte reseñamos la novela “Cátedras paralelas” (Overol, 2018) de Andrés Gallardo, donde se relata el devenir de un académico antiheroico, que tras ser despedido debe buscar formas de reinventarse y sobrevivir. En la antítesis de los textos antes mencionados, y proponiendo una estética punkie escatológica, presentamos “Cucarachas y otros cuentos” (Maceta, 2018) de Andrés Torres Meza, cuyos relatos tienen olor a realismo sucio, tanto como imágenes paroxísmicas de la violencia cotidiana. Traemos, además, embutidos de ángel y bestia. Perdidos leyendo traducciones alimenta la figura del poeta chileno Gonzalo Santelices en contraste con Héctor Figueroa. Entrevistamos a Cristian Geisse, que desde Vicuña se propone como una de las voces más arriesgadas de la narrativa nacional, y entre poemarios apócrifos, drogas psiconáuticas y múltiples demonios, configura una obra cuya integridad temática y riesgo, la ha llevado a una masividad extraña para un escritor de provincia. El esfuerzo de los que día a día combaten la adversidad que condena el centralismo santiaguino, movilizándose por dinamizar la literatura generada en espacios invisibilizados -lejanos a los recursos y al acceso-, será el que seguirá manteniendo viva la literatura nacional, cada vez más política en su organización, íntegra en su edición y feroz en su hambre.

El realismo sucio –corriente literaria nacida en Estados Unidos en la década del 50 - permitió apropiarse de registros soeces, vulgares y más puramente objetivos del mundo que rodea a los personajes, enarbolando la sordidez connatural al devenir moderno sin tapujos ni restricciones. Esta forma narrativa entregó herramientas para acceder al más bajo fondo estético, donde la preocupación no estaba en acomodar las formas, sino en enfocarlas en su contexto real, por más escatológico que este fuese. Apropiándose de esta corriente con laxitud, Torres Meza propone “Cucarachas y otros cuentos”, libro que en tres relatos construye la idea de una sociedad castigadora, hiperviolenta y viciosa, no escatimando en imágenes cargadas de sordidez, donde los ejes del relato son la opresión y los excesos. El primer relato, “Primos”, muestra como la violencia doméstica es parte de la misma que permite el ambiente, el machismo: una mujer con los ojos morados llega a pedir amparo a su hermana, mientras los niños esperan ver La liga de la justicia, retrasada porque dos aviones han chocado contra unos edificios gringos. El lenguaje que conocerán desde ese momento será el del abuso, tanto sexual como los golpes que son la moneda de cambio por el silencio, mientras los adultos hacen vista gorda obnubilados por los problemas “mayores” que les demanda su malviviente devenir. El relato es crudo, rápido en su concisión, pero logra incluirnos de inmediato en el temple sucio y dramático que tendrá el libro. Lo sigue “El sueño de mamá”, donde el cariño materno contrasta con el trauma de llegar al colegio de monjas, institución aborrecible y ortodoxa, que más que educar busca adoctrinar el miedo y la culpa. “… sor Brígida se abalanzó rápido como una bestia sobre mí, tirando con furia una de mis orejas, arrojándome al suelo. Algunos de mis compañeros se echaron a llorar aterrorizados, pero al ver como crecía en mis pantalones una mancha de orina y mierda, comenzaron a reír. Sor Brígida aún con mi oreja en sus manos (serían años que pasaría castigándola, hasta que un día, la desagarraría haciéndome perder parte de la audición), me obligó a ponerme de pie. - Si le cuentas a tus padres, le sucederá lo mismo a tus compañeros. A mí y a Dios nada se nos escapa- me dijo exhibiéndome como un trofeo al curso.” Torres sabe disponer de manera sutil (algo extraño en este libro que roza lo escatológico) los momentos políticos que mueven a una década castigadora y opresiva como los ochentas, encarnizados en la historia personal de la madre quien debe callarse ante la desaparición de su marido, obligada a cambiar su destino junto a su hijo. El contexto no será explicado, generando un dispositivo que más bien permite enunciarlo, pero dará el peso necesario para que la historia alcance la tensión precisa permitiendo entender el desolador paisaje que propone el silencio, la mentira y el cinismo en que toda la sociedad está embebida. Cierra el libro el homónimo “Cucarachas”, historia punk protagonizada por una pareja decadente, donde una casa llena de insectos, el alcohol y las drogas serán el detonante de la violencia desmedida. Este es el cuento más largo y mejor logrado del libro, recordando por pasajes narrativas como las de Boris Vian o John Fante, aunque con un barroquismo latino que lo acerca más a la paupérrima realidad tercermundista. “Cucarachas y otros cuentos” sigue una herencia estética malsana, pero con oficio, ironía y buen ritmo narrativo, logra referenciar un contexto que por desventura es cotidiano y reconocible, exponiendo sin mordazas el modo en que la violencia ha traspasado las capas sociales para sentarse a la mesa junto a las apariencias, el arribismo y el exitismo, bases constitutivas del proyecto de familia capitalista.

s u ple m e n to g r a d o c e ro Director: Juan Francisco Urzúa | Editor general: Cristóbal Gaete | Diseño e ilustraciones: Harol Bustos | Fotografía: John Uberuaga Colaboraron en este número: Matías Ávalos, Priscilla Cajales, Hugo Herrera, Sebastián Labra y Daniel Tapia | Correcciones: Priscilla Cajales La tipografía del logotipo gc es Santiago, diseñada por Contrafonts.cl | CONTACTO: GRADOCEROLIBROS@GMAIL.COM


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reseñas

segundo comienzo, continuación:

Cesto de trenzas

Natalia Litvinova Edicola 59 páginas

Por Matías Ávalos

primer comienzo:

Las representaciones verbales -palabras- dotan de sentido a las no verbales -imágenes- dice más o menos Freud, en “La interpretación de los sueños”. Esa constatación nos sirvió como herramienta para pensar el mundo durante gran parte de los 118 años que nos separan de ella. Pero decir que, por estar sobrecargado de imágenes, nuestro mundo actual no tiene sentido, es una desmesura de nostalgia totalmente errada. En todo caso las imágenes fueron las que mejor se adecuaron a las condiciones materiales de la llamada era de la comunicación, que no es más que la victoria por afano del capitalismo sin ética. segundo comienzo:

“Cesto de trenzas” es el quinto libro de la poeta y traductora rusa Natalia Litvinova (1986). La diferencia que ubica el lingüista peruano Mario Montalbetti entre las versiones en ruso e inglés del poema “A polar explorer” de Joseph Brodsky (economía de monje en el original ruso, adjetivación explicativa en la posterior versión inglesa) no pasa en este libro; la autora logra en español esa contundencia de frase corta como hachazo bien dado. La atmosfera, la ética, los colores y olores nos llegan directo de un lugar que, intuimos, no queda cerca, es frío y “Las mujeres se agachan / y se enderezan / cada una a su ritmo, / como teclas / de un instrumento / que alguien aplasta / con los dedos. / Filas de mujeres / de falda / y botas de goma / desentierran / tubérculos. / Es la danza / para no morir / de hambre, / dicen y se ríen. /Las raíces chillan / cuando las separas / de la tierra.”

Los adjetivos, que no abundan y tal vez a su escasez se pueda atribuir el tono, no describen sino que nombran los estados de los sujetos. De la misma manera, las imágenes que en otras poesías están en función de los tropos, es decir de las figuras retóricas que se ponen en nombre de otra cosa, que quieren decir algo más, acá son acción, están en presente: “El caballo relincha / parado sobre las patas traseras. / Le pregunto a mamá / por qué apagaron las velas / y dieron vuelta los espejos, / responde / que en la tradición / eso se hace / para no molestar / a los muertos”. Ese caballo relincha en el momento en que la voz habla con su madre, no como ejemplo, no como metáfora, lo que me lleva a retomar el primer comienzo. primer comienzo, continuación:

“Cesto de trenzas” es el texto curatorial de las fotos que la autora no tomó en Bielorrusia, pero que trajo en el lugar donde en general hacen sus imágenes los fotógrafos (y, por su puesto, los poetas), antes que la cámara el ojo y antes que el ojo el alma, o esa forma más débil pero políticamente correcta de llamarla, la mente. En todos los poemas del libro hay anclada una fotografía, un punto de tensión que a diferencia de la foto, que somete al ojo con su fuerza centrífuga, desprende de manera centrípeta sentido, un ovillo de sentido en cada poema del que la poeta tira y quedan dispuestos en la página con formas de verso corto.

Hay algo de sujeto colectivo, lo que le pasa a la voz que escribe le pasa al pueblo; las maldiciones, el hambre, el peligro se sufre en comunidad a la vez que individualmente. En un poema, cuando la madre busca agua, se agacha frente al pozo, hace “caer la voz / y el pueblo la bebe”. En otro, un curandero le recomienda que busque en su almohada y queme lo que encuentre para curarse del mal de ojo, ella lo hace, esparce las cenizas en el cruce de los caminos y los cuatro vientos extienden su maldición sobre el pueblo. Tal vez el ambiente agrícola posibilita eso. Las mujeres, que trabajan juntas, comparten un saber colectivo, como en el final de la serie The Handmaid's Tale, en el que colectivamente salvan a una niña del fascismo radical; acá la salvación es la compañía y la precaución, salvarse depende de no confiar y “estar alerta / ante la belleza de los días”, el saber colectivo como consecuencia del trabajo, como en un poema donde una manada de osos baja hacia ella pero ella no tiene miedo, “desde hace siglos / hacemos nuestra ropa / con sus pieles”; una motosierra, post fetichización hollywoodense, es sinónimo de peligro, pero para el leñador no es más que su herramienta de trabajo.

La figura de la caza explica el fenómeno de los adjetivos, el de las metáforas, digamos su falta. En “Cesto de trenzas” hay cadáveres, y lo que diferencia a los humanos es su relación con ellos. Los hombres le dicen cena a algo que está todavía vivo, la autora aprende a aumentar la vigilancia para que no le pase lo mismo que a un cerdo que mataron y cocieron frente a ella. Sin embargo sale de caza con la madre, que se concentra y dispara: «Yo soy la presa / y el disparo / me libera, / dice.” Pero no es esa diferencia ética lo que explica la particularidad formal del libro, su sensación de realidad (y no de realismo). Son literalmente los cadáveres, las fotos de los cadáveres, el cerdo trozado frente a ella, la liebre colgando de un saco de cuero, los osos que serán pieles son las fotos que no necesitan figuras retóricas y que por estar vaciadas del sentido anticuado de las palabras, que dicen siempre lo mismo, pueden sobrevivir al tiempo.

S final:

El libro, que se suma al sólido y coherente catálogo de Edicola, da la sensación de haber atravesado una experiencia (cruzado un río, un bosque), hay algo físico que se queda pegado al cuerpo. En una entrevista aparecida en el anterior número de Grado Cero, el poeta César Cabello me dijo que en Chile no muchos saben nombrar el dolor, que la mayoría de nuestros jóvenes países fueron despojados de ese recuerdo del dolor que sintieron nuestros desaparecidos antepasados. Pienso que la autora lo logra, “un dolor antiguo / actúa en el organismo” de estos poemas. Quizás eso se nos pega, una experiencia en la cuál dolerse entre tanta compraventa de sedantes. Natalia Litvinova usa la estrategia de las imágenes para producir una poesía que nos sobrevivirá como sobrevive la sabiduría colectiva de los pueblos que no olvidan, porque como dice en alguna parte Malévich, incluso cuando venga el fin del mundo, lo último que quedará será la imagen del fin del mundo.


e reseñas

Cátedras paralelas Andrés Gallardo Overol 128 páginas

“Lo que me gusta de Chile es esa manera tan especial que tenemos de hablar los chilenos y que muchos creen que viene de los años de la dictadura, pero yo sé, porque viví aquí, que antes de eso también era así. El hecho de que los chilenos a veces son capaces de hablar sin usar ni verbo ni sujeto, o usan los verbos y el sujeto desplazado, lo que hace que hablen horas y no se sabe de qué. (…) Esa manera incierta de hablar, que hace que todos los chilenos hablen como en las obras de Samuel Beckett, es interesante (…) Todo chileno habla exclusivamente entre comillas (…) Se empieza una frase y se termina con puntos suspensivos, se empieza otra y otra y lo que pasa es que la gente está hablando con tres discursos paralelos, y pasan de uno a otro como en una fuga de Bach y no dicen nada. Y, entremedio de todo esto, dicen contradicciones y constantemente están metiendo chistes que lo anulan todo” (Raúl Ruiz, “Ruiz”, Pág. 201-202. Cursiva agregada)”.

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En una novela que hace del desvío y del trabajo velado del habla, y por ende de las relaciones sociales que en ella se advierten, un recurso central, no asoma como extraño comenzar su comentario indirectamente, mediante una cita. Extraída de una entrevista (es decir, palabra hablada), su autoría es de Raúl Ruiz, una de las figuras más discernibles que hizo del habla de los chilenos un problema estético, a partir del trabajo con varias de las operaciones descritas en el pasaje anterior: la sintaxis desplazada, la manera incierta de hablar, el hablar entre comillas o con puntos suspensivos, el anular o contradecir lo dicho mediante chistes o mediante el reducir la lengua a una pura redundancia, o finalmente, el generar varios discursos paralelos que circundan un habla que puede ser mayormente descrito por medio de figuras geométricas complejas, como el movimiento helicoidal o las curvas alabeadas. Varias de estas operaciones sobre la lengua se encuentran presentes y motivan las acciones de “Cátedras paralelas”, primera novela de Andrés Gallardo, publicada originalmente en 1985 y reeditada este año por Ediciones Overol. Algunas de las caracterizaciones que este habla helicoidal recibe en la novela son las de “plática sesgada”, el proferir “enunciados generalizadores que no comprometen mayormente”, “entonación monótona” o no “hablar derecho”, ya sea por incapacidad o por el mero gusto de hablar torcido, de torcer la lengua.

Por Hugo Herrera

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grado cero

Es este hablar helicoidal lo que moviliza las acciones de la novela, las cuales se asemejan así a una sátira paródica. Un profesor universitario de teoría literaria, Juan Pablo Rojas Cruchaga, más conocido como Rojitas o Rojascruchaga, es despedido de la universidad. Las razones no son esclarecidas del todo durante gran parte del relato, quedando desviado y entrampado su conocimiento en un circuito que incluye a la madre de la pretendiente de Rojitas, a profesores, al administrador, al director, al encargado y luego todo en reversa, relaciones por cierto posibilitadas por otros desvíos: familiares, amigos o simplemente conocidos en común. El despido, al fin y al cabo, se explica mediante otro desvío: como la interpretación mal intencionada de una paráfrasis realizada al interior de un ensayo publicado por Rojitas. Una paráfrasis -la que incluso explica el apodo de “Rojitas”- que es descontextualizada en un solapado marco referencial que alude a la dictadura y que al ser recontextualizada, tras atravesar una vez más el circuito antes descrito, permite el retorno del protagonista a la universidad. Previamente, en su forzado desvío existencial para sobrevivir, Rojitas había fundado un taller de semiótica para “patanes del mundillo de la cultura” y, tras su fracaso, había intentado revitalizar una vieja chacra familiar en Rinconada de Tromén.

El despliegue de la ironía en “Cátedras paralelas” se establece no tanto a la manera tradicional del funcionamiento irónico, esto es por medio de un contraste semántico, una superposición entre lo que se dice y lo que se significa, sino que sobre todo en la dinámica de enmascaramiento, de disimulo —de eironeia en su etimología griega que marca aquel contraste. Un aspecto clave en este entramado irónico es el narrador, caracterizado por la distancia con respecto a lo que cuenta, lo que hace aún más ridiculizante la evaluación peyorativa de las acciones y su correlato con la historia, el lenguaje y las relaciones sociales tendenciales de este territorio. No obstante, con las variaciones y desvíos de las condiciones históricas, y por ende de las condiciones de lectura, algunas convenciones sociales trabajadas por la novela han perdido efecto, como los chistes sexistas. Otras, por el contrario, parecen haber ganado potencia, como la sátira al mundo universitario, aquel ambiente en que “los pequeños odios, las pequeñas venganzas personales cuentan más que los grandes principios”.

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trinchera literaria

El texto se demuestra heterogéneo, propiciando que conviva la violencia con la nostalgia, e intenta subrayar que la importancia de un juicio no está en definir quiénes son los buenos o los malos taxativos, sino que reside en el ímpetu vital. Es claro el ejercicio desacralizador que pretende la simpleza del relato, que busca no enredarse en florituras cliché del lenguaje, sino que jugar con el registro cotidiano, real: la idea es completar la sencillez del horror, desmembrar cómo una situación puede ser terrible y jocosa a la vez. Como sistema, el libro se va montando en imágenes a la manera cinematográfica, donde se van intercalando escenas conducidas por una matriz dramática, incluso intervenidas por un soundtrack que invita a seguirlo escuchando punk o hits de moda que sintonizan sus protagonistas, y que nos hacen cómplices por proximidad en lo entrañable de reconocerse en los mismos gustos. Esta forma narrativa aliviana cuentos que a ratos pueden tornarse angustiantes, donde también destaca el ejercicio del montaje, que ordena el libro de manera tal que los registros se van intercalando como en un disco compilatorio: del abuso y desesperación, podemos pasar a punkies escuchando Ramones o adolecentes despreocupados carreteando en Las

Por Juan Francisco Urzúa

TRINCHERA

Fanfiction

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DANIEL HIDALGO ESTRUENDOMUDO 134 PÁGINAS

a fan ficción es un género en boga en tiempos Hidalgo donde las redes sociales y la hiperconectividad han logra tejer con habilidad permitido el acceso extenso a nuevos las dimensiones de los universos registros, ampliando el universo del que que utiliza como insumos, entremezclando la ficción del comic con la ciudad real, el humor gozaban los fans. Esta clase de literatura escrita por los fanáticos, busca generar a y la ironía, que muy a la manera de las histopartir de un referente famoso un subtex- rietas, consiguen generar la intertextualidad necesaria para comprender los guiños pop. En to con las mismas características -tanto este sentido prueba con semióticas como semánno resolver inmediataticas- produciendo en ese mente el relato, pisando contexto una ampliación, el freno en un punto arvariación o relectura de las bitrario donde las dudas historias que admiran. completan la narración Populares son las adapy dejando enunciado taciones de Star Trek, que algo que bien podría ser fueron publicados en los 70 la viñeta de continuará. descarnadamente consigue mostrar en fanzines como “SpokaEl texto tiene la gran la realidad al interior de un centro nalia”, zine de fama munfemenino del sename, donde la virtud de ir en contra dial entre los fanáticos del adolescencia –considerada como el de las tendencias nasci-fi; o las versiones no carecer, adolecer- es retratada en su rrativas actuales, que autorizadas de Harry Potmás paupérrimo abandono, devenir han conducido los reter, como “El Ocaso de los al que chicas de 13-14 años deciden latos hacia áreas más Altos Elfos” publicada por experienciales, donde hacer frente. Una de ellas tiene un hijo Francisca Solar, que alcanal que le impiden ver, y en el día de su la vivencia o lo autozó más de dos millones de cumpleaños acuerda fugarse: biográfico terminan construyendo una lecturas en internet por parte los seguidores anacrusa que hace difícil separar al “…hay una pistola en mi mano y que se negaban al final de la saga. Hoy en autor de la obra. Hidalgo se decide por apunto a alguien mientras lo atan. Tradía, la fan ficción se expresa como un fenóvolver a la ficción a secas, claramento de parecer intimidante y pienso en meno social, que incluso es llamada literate rodeada de referencias culturales mi postura, si debiera cambiarla o mantura colaborativa 2.0, permitiéndose no solo y sociales que darán la verosimilitud tenerla para no demostrar debilidad, si ampliar películas, sino que cualquier medio necesaria, pero confiando en que debiera sacarla de mi cintura y apoyar con una línea narrativa, sean comics, series, una realidad alterna, imaginada, a la otra con el gatillo. Al mismo tiempo libros y hasta videojuegos. pienso en no perder la actitud. Porque al puede lograr abarcar los mismos tóComprendiendo esta propuesta se dispopicos, incluso con una mayor gracia final pocas cosas deben proyectar más ne “Fanfiction”, segundo libro de cuentos del o dramatismo. Así, logra generar actitud que una adolecente apuntándote autor, y cuarto en su obra – tras “Barrio Miseun clímax totalmente antagónico con un arma justo al medio de la cabeza. ria 221” (Animita Cartonera, 2007) y los bullacon el cuento “Sirenas”, Yo ya me habría cagado y meado por todos dos “Canciones punk para señoritas autodesrelato que lados, y aun así sabría reconocer el detalle tructivas” (Das Kapital, 2011) y “Manual para de la imagen. -No te movai te dicen bastarrobar en el supermercado” (Hueders, 2015)-, do culeao- definitivamente tiene miedo” donde en el texto de entrada se propone la (fragmento de “Sirenas”). ampliación de la ficción por parte de un crítico de cine, que termina siendo protagonista de una supuesta épica heroica a la manera de las películas de las que escribe. “Corrí en dirección a la Alameda mientras el brazo mecánico gigante avanzaba bajo la tierra como un topo, destruyendo el cemento, abriendo una grieta que seguía mi carrera desenfrenada. Escapé lo más rápido que pude. Apareció una van negra, justo afuera del metro Los Héroes, donde la gente buscaba refugio entre ferreterías y sangucherías” (fragmento de “Alerta de spoiler”).

Cruces, dando un tono ecléctico, que más que desordenar, entrega una experiencia de lectura que por sobre todo entretiene. Creo que el libro funciona de manera transversal, donde el que busca complejidad argumental la encuentra, pero también quien busca diversión y liviandad termina obteniéndola. Creo que eso lo logra la multiplicidad de voces que conviven en la propuesta, variedad que demuestran el buen momento del autor, quien arriesga el lugar seguro que había ganado con los relatos punketas a los que nos tenía acostumbrado, para pasearse por registros poco comunes, hasta pueriles (en cuentos como “Las Cruces”), y que con oficio maniobra para no caer en la obviedad de los discursos remascados. El tema de la adolescencia sigue siendo el lugar donde Hidalgo se siente cómodo, y creo que funcionan sus personajes porque como jóvenes viven el paroxismo irresponsable que mueve polarmente sus actos, reflejo del desenfreno social que los obliga a estar en el centro de una violencia que no eligieron, consecuencia de un mundo enturbiado, sucio y derruido. Intentan domar con las pocas herramientas que han intuido, la vida injusta que funciona como excusa perfecta para la evasión y el desenfreno. Hidalgo sabe traducirlos, reflejarlos, quizás por su condición de profesor, cierto superpoder transita estas vidas incompletas, savia nueva, que con una narrativa potente como las agitadas hormonas, nos propone emborracharnos del más puro sentimiento púber.


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La voz del diablo

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grado cero

Uno de los primeros rasgos críticos que se destacan en la obra de Cristian Geisse es su oralidad, que viene efectivamente con él. Se lo lee como se lo escucha, afirmado en un bar, oscilante, donde sus palabras son el movimiento. Por Cristóbal Gaete

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los editores independientes está bueno para mandarlos a buscar la muerte. Se demoran más que la chucha. No siempre ha sido así, pero yo lo entendí sobre todo en mis primeras experiencias. Había una demora cuando uno recién estaba entrando en el sistema, a mí me nunca me llegó a desesperar, pero daba la impresión de que en cualquier momento se caía el proyecto. Y yo he publicado harto en independientes, pagando y sin pagar. Ni menciones en la entrevista “Calabriadas”, huevón maricón; contigo Perro de puerto, Inubicalistas, Altazor, Cinosargo, Bordelibre y Hebra. Han sido experiencias súper positivas, uno veía escritores detrás de los editores, gente que estaba interviniendo de una manera no necesariamente precaria, a veces bien combativa y con dificultades el campo literario y cultural; en cada editor hay una posición sobre el sistema. Por otra parte eran los únicos que se arriesgaban conmigo, nadie me conocía, había algunos que se arriesgaron porque pagué, pero fue la minoría.

¿Dónde estás Fernando Navarro? Por Daniel Tapia

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a obra literaria de Cristian Fernando Geisse Navarro (Vicuña, 1977) es múltiple y diversa, así como también sólida e intrincada. Su trabajo como investigador y compilador de la obra de Alfonso Alcalde, responsable del nuevo aire en la valoración de la escritura de este autor, siempre le dejó la vara alta. Ha creado máscaras y seudónimos para publicar sus libros de poemas, incursionando en el panorama literario del neoapócrifo, en los que ejecuta intertextualidades entre realidades literarias paralelas. Hasta la aparición de Ricardo Nixon School (Emecé, 2016), sus obras narrativas fueron publicadas por pequeñas editoriales en escasos

tirajes con la equivalente distribución. Así el panorama, sus libros difíciles de encontrar adquirieron un valor agregado entre los lectores y fueron circulando de mano en mano. “Calabriadas” (El Espejo de Tinta, 2003), es su primera y obviamente renegada publicación. Es un conjunto de poemas que ya esboza el inicio de su aventura temática y estilística. La publicación fue producto de un concurso convocado por esta editorial estudiantil ligada a la pUcv, donde ganó el premio. En el título ya se infiere la importancia que tendrá el tema del alcohol en la obra de Geisse: una calabriada es una mezcla de vinos tinto y blanco. Los poemas se titulan “Advertencias del escanciador”, “¿Qué sacas con llorar?”, “Salmo 666”, “Que el que llore sepa”. Varias veces escuché que reunirá los 150 ejemplares y los quemará. “¿Has visto un dios morir?” (Perro de Puerto, 2009), fue resultado del esfuerzo de esta microeditorial que incluyó el título en una colección de libros en pequeño formato. Manufacturado en una fotocopiadora de Avenida

Argentina con la complicidad de amigos, el librito tuvo una gran acogida en Valparaíso a pesar del tiraje de un poco más de 100 ejemplares. Fue leído y difundido en diarios y de mano en mano. Distribuido en la también pequeña librería Crisol o en Lagar. No era para menos: el cuento impactaba a cada lector que tenía. Era un perfecto producto, mezcla de la remecida rítmica de la narrativa de Geisse, y los temas que aborda el cuento: desde la extinción del pueblo diaguita hasta la tan inevitable deserción estudiantil, y atravesando todo eso, oscuras sicologías, violencia, drogas, alcoholismo y alucinaciones, la aparición del diablo, ese diablo que nos enseñan a ver desde chicos. Y desde ahí la pobreza y la depredación del capitalismo. Dejando fluir el esfuerzo con Perro de Puerto, aparece “En el regazo de Belcebú” (2011), colección de 6 cuentos que da inicio al proyecto de ese libro de 18 relatos consagrados a narrar zonas oscuras de personajes contrariados pero de refulgente belleza, y que ha aparecido finalmente como “Pobres diablos”

(Emecé, 2018). “En el regazo…” incluye el subterráneamente exitoso “¿Has visto un dios morir?”, además de “El Cachúo” o “El duende”. Un cuento excluido de esta última edición y que se puede leer en la de la editorial porteña es “Nefilim”, relato que narra la historia de Ignacio, un niño nacido una noche extraña y con una mágica conexión con el fuego. Ya tendremos noticias de ese cuento. Buscando una mejor distribución para su obra, publica “El infierno de los payasos” (Altazor, 2013). Es la segunda entrega de 6 cuentos que siguen la temática de los personajes y sus demonios. Se incluyen las desventuras de profesores y retrata con un realismo irónico, descarnado y alucinante, la realidad de quienes eligen la educación como campo laboral. “Ricardo Nixon Shcool” es una versión en novela del último cuento, “La hora del quiltro”, donde el personaje se llama Navarro, lo que es un claro guiño a su experiencia biográfica en Valparaíso. En sus tierras natales, se publica una compilación de 3 cuentos: “Ñache” (Bordelibre


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e n t r e v i sta

Sobre los apócrifos, alguien tendría que ofrecerme a ordenar esa parte de mi obra, pero no hay nadie que quiera hacerlo porque no está mi nombre ahí. Me han llegado a decir tú ya tenís un nombre y tenís que dejar de hacer el proyecto de la forma que lo estás haciendo; me parece horrible. Yo tengo dos libros en preparación en la misma línea. Hice un taller y salió la raja, con muy buenas ideas, es un formato que permite crear cánones alternativos, deslizar críticas sobre cómo funciona la cosa, al mismo tiempo dar una percepción sobre de qué manera está viva la literatura, practicar esto de la realidad ficción de manera reflexiva, porque te apoyas en paratextos. En algún momento, en algún programa de literatura creativa, o reuniéndome en un laboratorio con personas específicas, se podría hacer un esfuerzo coordinado que incluyera crítica apócrifa, entrevistas apócrifas, genealogías si tú querís, hasta cierto punto intervenir desde un punto de vista insólito; todo un mundo literario apócrifo en lo que llamo el descuartizamiento del autor, porque se hace colectivamente. Hubo escasos textos críticos de esos libros que hice, pero fueron cómplices, entendieron el proyecto, jugaron en la misma sintonía. Me interesa que escribir no sea una carga, que ayude hasta donde se pueda, ahora yo entendí que lo más seguro es que no llegue a vivir de esto quizá nunca, cada vez he tenido más posibilidades económicas alrededor de esto, pero nunca al punto de que me ha permitido sobrevivir. Igual he recibido harta ayuda y tiempo, mientras más tenga mejor, pero siempre he tenido que mantener un trabajo alternativo que me permita tener cierta dignidad, para que no anden preocupados de ti, que tú mismo no andes pasando rabia, que no andís a la pecha, que después no haya que hacerte una colecta para que te compren el ataúd. Hay grandes próceres que han estado en esa situación, pero no es lo que me gustaría para mí. ¿A vos te gustaría? A mí me gusta tener compromisos serios de trabajo, soy capaz de responderlos en la mayoría de los casos, tener un plazo y tener un compromiso real. Soy, en ese sentido, cumplidor, me ayuda a sentarme a trabajar y estoy pidiendo hace rato algo o alguien que me ponga en esa situación. Aparecen cosas. Lo malo de los Fondos del libro es que no está ese huevón ahí

diciéndote cumple, a mí me gustaría algo que me diera todavía más constancia. No me imaginaba que iba a llegar hasta aquí. Yo tengo rasgos de personalidad de lo que llamo el síndrome del impostor, de una persona que siente que le dicen cosas y piensa que no corresponden necesariamente a lo que está haciendo realmente. No tiene que ver con interpretaciones, sino con creer en esto. A pesar de que hay muchas cosas que me confirman que quizá voy bien encaminado, no termino por convencerme, pero creo que se va acercando el momento: “Nunca es suficiente hasta que es más que suficiente”, dice Blake. Busco no saber nada, no estoy en las redes sociales, me sorprende cuando la gente me dice que tengo seguidores, me parece raro. Me parece saludable no creerme el cuento de esa manera. Todavía quizá sea bueno pensar que no hay nada parecido a un camino, a una consolidación, para seguir trabajando fuerte, también es bueno saber qué está ocurriendo para que no haya frustración. Porque un rato hubo frustración, yo me sentí como Alfonso Alcalde en mayo -estoy seguro que en mayo le daba la cuestión: nadie me quiere, nadie me lee y he gastado mi vida en esto-, en un momento llegué a sentirlo con tanta intensidad que casi dejo todo botado. Yo no estaba consiguiendo nada. No había críticas positivas, nunca me invitaban a alguna parte, me estaba costando sobrevivir. Como dice Mario Verdugo, a veces esto funciona en medio de una incertidumbre total. Aun cuando triunfís y tengas un relativo éxito, eso no quiere decir que tu obra sea necesariamente buena. Y aun cuando nadie te pesque y estís trabajando de una forma subterránea y apenas percibida, en una de esas estai haciendo una obra realmente buena. Puede ser que el mismo campo cultural necesite de vos y te convertís en un pararrayo de ciertas perspectivas. Yo odiaría pensar que se recoge lo mío para tratar de diferenciarlo de lo que a ellos no les gusta, como una alternativa; no lo hago para contraponerme a ellos, en los escritores jóvenes sucede, sucede que los campos culturales los necesitan, de repente los ensalzan y llega un momento en que los dejan a la deriva, y el tipo de repente se creyó el cuento. En Vicuña me puedo sentir cómodo, porque yo soy de allá, nací allá, me críe

Había una demora cuando uno recién estaba entrando en el sistema, a mí nunca me llegó a desesperar, pero daba la impresión de que en cualquier momento se caía el proyecto. Y yo he publicado harto en independientes, pagando y sin pagar.

allá, parte de la realidad más cruda, profunda y brillante la conocí allá, pero nunca mi intención fue quedarme para siempre y a veces me siento medio encerrado. No es porque lo halle penca, es porque el trabajo que hago lo haría desde cualquier lugar. Está esa mezcla, un refugio, también una prisión. Está ahí una parte importante de mi mundo, pero me da susto que ese sea todo mi mundo, y me agrada vivir allá, pero al mismo tiempo quisiera que nadie me leyera allá, que nadie me viera como un escritor. Uno tiene que escribir de lo que conoce, recomienda Chejov; Vicuña no es lo único que conozco, pero hay experiencias profundas, con las que tengo más sintonía. Estoy tratando de hacer novelas. Quiero variar, experimentar, jugar con formas, estructuras, sigo trabajando en que lo que escriba no sea difícil de leer. Comprendí en “Catechi” que la fragmentación podía ser más amable con los lectores, menos agotadora. Era originalmente una larga oración, sin puntos ni comas; deformando llegué a esto. El fragmento breve de cierta forma da agilidad y vuelve menos pesado el acercamiento al texto, sobre todo para que los jóvenes puedan acercarse con mayor facilidad. No estoy desesperado buscando lectores, pero espero que se entienda. Una de las estrategias es escribir

Ediciones, 2015) que incluye los ya publicados “¿Has visto…” y “Marambio”, además de “El gallo negro”, un inquietante cuento inédito; los 3 unidos por el hilo conductor del ñache, una droga inventada en la narrativa de Geisse, que no se sabe bien de qué deriva pero sí que hay sangre de cabras que comen yerba loca de por medio, y que permite tener alucinaciones grupales, un aspecto importante a la hora de entender cómo se concibe colectivamente el universo de lo demoníaco en la obra del autor. Los personajes de estos cuentos interactúan de una historia a otra, por lo que se lee muy bien como unidad. Hasta aquí, el panorama de lo que Geisse ha reconocido públicamente de su autoría. Es principalmente su obra narrativa, en la que se siente más cómodo y asumido. Su obra poética, en cambio, a excepción de ese primer libro que es “Calabriadas”, está publicada a través de seudónimos y heterónimos y es también una historia en sí misma: Geisse ha construido un universo paralelo para darla a conocer. Imbricándolas igual y peligrosamente a la biografía

y a la realidad. La temática de sus poemas es esencialmente la misma que la de sus cuentos, dejando libres todas sus entelequias y gólems. “Los hijos suicidas de Gabriela Mistral. Antología poética de jóvenes del Valle del Elqui” (Ediciones Incubicalistas, 2010), es su primer intento por fundar esta otra realidad en la que se sustenta su poética. El antologador es un profesor ficticio llamado Leonidas Lamm, quien reúne esta muestra de poemas desde Alemania, pero termina suicidándose. El testimonio lo toma Fernando Navarro Geisse, considerado en la antología, quien escribe un epílogo explicando lo sucedido. Así, esta antología es realmente una novela, y todos los poetas incluidos son gólems del mismo Geisse. A través de H.H. Ochoa, publica “El pequeño odioso. Antología de poetas precoces chilenos” (Altazor, 2012). En esta nueva antología, Geisse ocupa la labor de compilador que él mismo se impuso para otro ejercicio de ficción. En este libro es donde se menciona el neoapócrifo y cómo actúa este en la literatura produciendo

equívocos y confusiones, mezclando realidad y ficción. Los poemas seleccionados fueron escritos por personas designadas especialmente a su petición. Hay varios detectives que tienen pistas para develar quiénes estuvieron tras este juego y cuáles eran las intenciones de Geisse en este nuevo peldaño en su obra. Fernando Navarro Geisse es responsable de la aparición de “Los nortes que hay en el norte. Antología de poetas nortinos” (Cinosargo, 2014). Nueva compilación de heterónimos con poemas en verso y prosa y hasta dibujos. Es la segunda entrega que se vincula con la marginación del discurso de provincia, la precariedad en la que viven los poetas y lo difícil que es producir algo bello desde ahí. “Tres poemas” (Hebra Editorial, 2015), es el último libro de esta saga. Enunciado como siempre con vertiginosa vitalidad, es la insistencia hacia una poesía joven, entusiasta, enrabiada quizá, que nos muestra en sus libros anteriores. Aparece nuevamente su impronta mistraleana, de la cual es justo heredero, y lo enlaza con otra

de sus obsesiones: Juan Miguel Godoy, Yin Yin, es antologado en “Tres poemas”, donde por primera vez es resucitado como personaje, inventando poemas de su autoría. La inclusión del cuento “¿Estás ahí, Yin?” en reemplazo de “Nefilim” en “Pobres diablos” es una muestra más de la importancia que tiene el hijo de Gabriela Mistral para este autor. Los libros publicados de este escritor vicuñense, tanto los de autoría reconocida como los que no la tienen, configuran un universo único en el panorama de la literatura chilena actual. La consistencia de su trabajo no podía llegar sino a la propagación y lectura de su obra. Una obra que siempre va más allá de sí misma buscando intersticios que la hagan temblar. Como uno de sus tantos otros, Ignacio Recabarren, un anciano de 93 años que desde la comuna de Renca escribe como un adolescente: “Frente al espejo no te verás en ese rostro exhausto / que se burla de ti del otro lado / donde se halla tu yo verdadero. // Qué más da.” ¿Dónde estás Cristian Geisse?


e n t r e v i sta

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grado cero

Catechi

Cristian Geisse Montacerdos 133 páginas Por Priscilla Cajales

un libro que a uno le habría gustado leer, no siempre se consigue. Hay ciertos libros densos a los que a mí personalmente me cuesta acceder, disfruto mucho cuando encuentro libros que no son simplones, me atrapan, me llevan y me hacen desear estar leyendo. Hasta Faulkner, ¿has leído algunas partes donde él es gracioso? Es súper ambivalente, porque hay partes donde uno no entiende nada, pero hay partes donde estás disfrutando. Fiódor Dostoyevsky y Walt Whitman valoraban muchísimo la literatura popular de sus épocas, ellos no necesariamente producían ese tipo de literatura pero encontraron recursos allí, que hacen de sus textos también disfrutables. Dostoyevsky no fue un gran experimentador formal, pero la profundidad con que se acercó a la realidad es de máxima intensidad; he vuelto a leer hace algunos años atrás “Los demonios”, que fue un libro que durante la adolescencia me pegó una patada gigante y ahora lo hallé medio pechoño, contrapone desnudo un punto de vista sin sentirlo propio, solo para que dialogue con otro con una honestidad brutal, media suicida. Intensidad, es algo que puede ser destacado. Gabriela Mistral es la que dice que el arte no soporta la mentira, y a veces uno detecta de forma casi inmediata cuando hay verdad en algunas propuestas, eso tarde o temprano trae recompensas. Los poemas son para eunucos, jajaja. Me dan ganas de desarrollar proyectos poéticos. A mí me pasa con la poesía que yo puedo entrar en un trance de trabajo y pasar horas hueviando, y con la prosa no, me cuesta, me tortura; para avanzar tengo que esperar a tener un montón de material, decir “acá hay algo” para comenzar a trabajarlo. Con la poesía es lo contrario, yo puedo avanzar rápidamente, llegar a ese bloque antes. Ese placer me acerca a veces a querer escribir poesía, pero sin mucho convencimiento; de todas formas tengo ahí unos proyectos, y volvería a realizar

un libro colectivo. Y si esto prospera, se me ocurren tantas cosas. No he podido terminar una novela. Todas esas antologías apócrifas son novelas, esta es la de es un viejo de 86 años que hace traducciones de canciones de la misma forma que Alcalde hace sus traducciones libres, este viejo se enamora de una forma desesperada porque la mujer es mucho menor. El libro parte con un suicidio, el compilador es Fernando Navarro Geisse, y no he podido terminarlo, tengo todos los poemas hechos. Publiqué con una transnacional para conocer el sistema de adentro, lo escuchaba en las entrevistas no más, fue un poco eso. Lo que pasa es que con las editoriales independientes es un público cautivo, específico, son lectores dedicados, con cierta formación. Yo creo que con Emecé el público se amplía un poco. Lo de los Pueblos Abandonados estaba en el aire, varias personas lo intentaron hacer con resultados distintos. Marcelo Mellado y Óscar Barrientos lo articularon, nosotros trabajábamos desde la provincia, también Mario Verdugo y Daniel Rojas Pachas. Yo intervengo menos en los campos culturales, no me gusta hacer encuentros, es poco productivo, riesgoso, pero bien urdido se abren posibilidades, como lo que pasó en los Pueblos Abandonados. Todos se acuerdan de las muertes que ha producido el alcohol, nadie se acuerda de todas las vidas que ha producido el alcohol. Hay cosas que no conocería, espacios a los que nunca hubiera ingresado, gente que no hubiera conocido, a la que nunca me hubiera atrevido a hablar y una literatura a la que nunca hubiera llegado si no fuera por el alcohol. En la relación del alcohol y la literatura, me quedo con la tradición del carnaval: Rabelais, Petronio, Henry Miller, una relación sana y vital, que no necesariamente los hunde sino que los exalta.

Todos se acuerdan de las muertes que ha producido el alcohol, nadie se acuerda de todas las vidas que ha producido el alcohol. Hay cosas que no conocería, espacios a los que nunca hubiera ingresado, gente que no hubiera conocido, a la que nunca me hubiera atrevido a hablar y una literatura a la que nunca hubiera llegado si no fuera por el alcohol.

Oscuros son los caminos que unieron en el comienzo de la historia al hombre y al perro, un trato misterioso en que el can decide acercarse a este solitario y extraño ser y ofrecerle compañía. Lo leímos resguardando el Hades provisto de tres cabezas monstruosas en los más antiguos mitos griegos, y encarnando la memoria en el fiel Argos, al reconocer a Ulises en sus primeros momentos en Ítaca. Lo salvaje y lo indomable haciendo un trato con el que debe recurrir a herramientas para lograr su permanencia en el mundo y soslayar sus debilidades. Esta unión monstruosa viene otra vez a ser protagonista en “Catechi”, segunda novela de Cristian Geisse, a manera de ritual o conjuro. Se trata de una novela construida a partir de breves relatos que encadenan la vida del protagonista y su perro Catechi: “El Catechi soy yo, yo soy el Catechi” es la frase inicial y un pie forzado que se repite a lo largo de la historia. Y es que se trata precisamente de develar el misterio que hizo indisoluble esta unión de estos dos quiltros que viven rondando la zona de Coquimbo. Catechi peregrina entre un patio pequeño al que está atado por mal portado, y la enfermedad que lo tiene a punto de estirar la pata. Es guía en un oscuro camino por los antros en los que la pasta base y el alcohol nos dibujan la historia, y en donde una gárgola humana toma el lugar del Can Cervero como guardia del lugar en donde viven los endemoniados de la ciudad: “Todos jóvenes y perdidos, acostumbrados a la oscuridad. Están flacos y perdidos, acostumbrados a la oscuridad. Están flacos y grises, muy consumidos. Hay mujeres de ojos redondos y muy abiertos, de mejillas chupadas y granos en la piel. Hay muchachos oscuros, patilludos, con el destino fracturado, extraviados del camino. Hay viejos que solo parecen viejos porque la pasta base consume años que no pasan, acelera el tiempo avejenta encaneciendo y arrugando”. El tiempo aparece como un tema central al unir este pacto entre el hombre y el Catechi a los miles de pactos repetidos desde el inicio de la historia, que también es el inicio de la literatura. Los millones de rostros que como una maldición reencarnan al hombre y al perro, un error cometido desde la memoria, pero también como el destino y sobretodo, como una búsqueda que no tiene etimología ni lógica alguna, que solo se nombra a sí misma. Geisse se aventura en esta historia a un ejercicio intertextual que no se le había visto antes, introduce fragmentos o alusiones de Virginia Wolf, Fernando Vallejo, Homero, Dante, entre otros, quienes aparecen invitados a ser parte de la jauría de los que unieron sus historias a la vida de ilustres perros. Riesgo que contribuye a visualizar esos mil rostros que hacen eco en la literatura como un ejercicio no individual sino retrospectivo. El ritmo y el tono de este relato se mantiene afilado y tenso hasta la mitad del texto, imposible sacar los ojos de encima de estos dos que se debaten entre la metafísica y las pilsen, sin embargo, a partir de ahí pierde músculo y se vuelve repetitiva y fofa. Pareciera que el autor tiene los dedos afilados para una estructura más cercana al cuento que a la novela, que al Catechi se le dieron más páginas que las que él mismo quería contar.


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libres creadores

LA HIJA DE LA LAVANDERA –YENY DÍAZ WENTÉN –GARCETA–62 PÁGINAS. la capital Por acá nadie entra a tu casa sin ser invitado muchacho y no me gusta esta casa porque no es mía. He dejado el río pajarita lavandera escuchen mi silencio torres calles he callado de silbo me hice muda bien mudita por Huérfanos, muda tan muda caudal en verano se ha silenciado la lavandera de tanto extrañar al río. Por acá nadie entra a tu casa sin ser invitado muchacho y por el río paseaban libres las ánimas de los hombres, no me gusta esta casa porque no es mía, pero yo te he invitado por esos ojos del color han conversado conmigo sabiéndose desconocidos y yo he tenido miedo tan alto te he mirado. Las mujeres como mi madre tienen miedo de mirar a los hombres elegantes de ojos vidriosos yo no, porque tienen la misma mugre que lavé tantas veces en la artesa. Me has dicho que llegué triste y pequeña a esta casa yo a estas alturas no sé... ¡Nadie entra a tu casa sin ser invitado! ¡y esta no es mi casa! Pero te he dejado entrar abriendo los brazos para agrietar el aliento de mis ojos que gustan mirar los tuyos, yo no he sido invitada a esta casa porque no es mía y no me importa yo te quiero tocar tu gesto abrazar adentrarte a esta casa que soy yo que yo te tengo y que también es nada. invierno Es invierno y voy rumbo a derrumbarme a la capital a vivir de amor y a mesa servida dijo la criada que abrió la puerta. ¿Qué hace una lavandera con un señorito? ¿Qué hace la capital con la champurria? Es invierno y acá la lavaza se hace más perversa, el barro se pega a los faldones de las señoras opulentas y fregar mantas de Castilla es partirse los dedos. Nadie se apiada de las señoritas pobres, menos de las lavanderas. He visto parir a las muchachas del pueblo y morir como vinieron, con los ojos velados, miserable tela que les lanza la muerte. ¡Qué pobre! ¡qué miseria es ser mujer por estos tiempos! ¡qué miseria es ser mujer en todos los tiempos! Y yo que creo poco en Dios, llevo mi caldero hirviendo por el diablo y por ser india, lavandera y champurria la muy insolente pensaran algunos. Me da igual hay señoras locas en Cristo prefiero ser pobre, un río y del peumo ¡oh su olor hervido! Así huele ser libre a peumo de invierno y achira de verano. Peumo perenne como el corazón de las otras que partieron al gemido eterno de los pobres. He lavado sábanas paridas de damas y de las ancianas las camas de orín la sangre y el orín son miserables y pobres, todos somos iguales, aunque algunas más iguales que otras no sé... pienso en este peumo y en el invierno y en las achiras que se llevó mi verano. Voy rumbo a derrumbarme a la capital a vivir de amor y a mesa servida dijo la criada que abrió la puerta. ¿Qué hace una lavandera con un señorito? ¿Qué hace la capital con la champurria?

Las señoras madres del señorito no pueden creer qué locura ¡qué esquizofrenia! traer pobreza a esta casa traer lavaza y humo a la salita de estar olor a fuego de peumo a invierno sin flor “¿cómo traen amor a esta casa?”, “¡amor que no conocemos!” ¿cómo se ama a una lavandera, cómo se ama al río? Voy rumbo a derrumbarme a la capital a vivir de amor y a mesa servida dijo la criada que abrió la puerta. ¿Qué hace una lavandera con un señorito? ¿Qué hace la capital con la champurria? el arranque Que ultrajo uste’ me ha ponío de poncho hija y maleta en la puerta de una casa sin fondo sin patio sáquenlo a golpes al martirio deste corazón que se quema de la pena de no ser amor que se espera. Su corazón darle a los zorros pa’ que muera el deseo enamorado del encanto de su palabra me trajo lejo, lejo. Ha cerrado uste’ la luz lucecita que le tenía dónde anduviera ahorita acompañado de la tragedia de no tenerte me vuela el cielo rojo y amanece con tu muerte tocando la casa vacía. Verte perdido y lento como si un cuchillo atravesara tu flaco pescuezo sufre la soledad más soleada del campo que tengo yo acá sin tu sombra sin tu peso. De tus manos olvidar la fuerza del golpe y de su cuerpo la dulzura del parto que olvidar el canto que te tuve y el paisaje de sol hermano ese ofrecí un día para ti esposo con intención clemente. Olvidar esposo las canciones de arrullo para ponerme a dormir suave mi soplo mi palomito adorado timador que Dios no te mire al partir nunca más y no te reciban tus parientes más allá del agua que nos separa de la vida y vacía sin usted mi querido. las costureras Las costureras cosieron un vestido de saco para la mujer sola ¡ha llegado al pueblo! ¡ha volvido enmarañada y cochina inmunda! ¡y loca sí loca véanla! las costureras siguieron su labor de remendar el corazón despellejado la vistieron con sacos de trigos muertos de avenas secas no hay lavanda que perfume este vestido majestuoso. Las costureras lanzaron a la mujer a la calle y la abrazaron los perros vagos los vagos de las esquinas y la mujer pensó ¿qué vestido llevo conmigo? ¿qué pena tengo conmigo? la vergüenza de ser sola... que vergüenza este vestido que de pena estoy vestida. Mírenme todos es estar vestida de angustia es estar vestida de miseria.

sobre

la

autora

Los Ángeles, 1983. Profesora de Educación Básica, participó de las antologías “Lautaro esquina Mendoza” (Centro Cultural Víctor Jara, 2000), “Aperitivo” (Grupo Concepciones de la Universidad de Concepción, 2008) y “Escritores en el zaguán” (La Tregua, 2016). A su primer poemario "Exhumaciones" (Camino del Ciego, 2010), le sigue “Animitas” (Gramaje, 2015).


libres creadores

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TERRITORIOS EN DISPUTA–PATRICIO CONTRERAS–PUNTO G–30 PÁGINAS.

grado cero

sobre

el

autor

Santiago, 1989.Licenciado en Literatura en la Universidad Diego Portales. Editor de Anagénesis. Publicó “Calle abierta” (Balmaceda Arte Joven Ediciones, 2016). Realiza talleres literarios en Santiago y Valparaíso. “Territorios en disputa” se manufacturó artesanalmente en Concón.

prisión voluntaria

La alienación medida en horas trabajadas en labores cumplidas o no cumplidas o en cuánto eres capaz de aguantar La contradicción de trabajar mientras la mayoría de tus colegas están en paro y la soledad de reinar en un espacio vacío donde te dedicas a conversar con los perros sabiendo que ellos sólo escuchan ladridos Cuidado: ¿Estás seguro que eres tú el que le tira migas a las palomas? ¿No será todo lo contrario?

padre hurtado

I Aquí las ratas comen gatos los gatos comen hambre y el hambre come personas Aquí el futuro es esquivo como esos niños que se esconden en el laberinto de escaleras que hay entre un block y el otro Aquí en verano hay piscinas de plástico en plazas y pasajes angostos donde niños y niñas chapotean con sus pupilas chispeantes Aquí esos mismos pequeñitos te apuntan tonteando con sus manos en lo que bien podría ser –según tu criterio o su imaginación– una cámara fotográfica o una pistola II Una mamita lleva a su hijo sobre un carro de supermercado El niño duerme sobre bolsas de basura llenas de escombros hallazgos / pequeños tesoros Al parecer sueña con un cojín de plumas ladrillos de porro o quizá con el auto de algún futbolista La mamita lo mira fijo mientras arrastra el carro no sé si desmintiéndolo o queriendo soñar lo mismo

nieve en puente alto

III

¿Alguna vez te tiraste en bolsas de plástico a través de la nieve / desfiladero abajo? En esta esquina dos niños jugando con pistolas de fogueo puede ser una premonición

IV En el muro de madera que está detrás del paradero de la esquina de Creta con Mauvidanche dice: no + pasta base Ese mismo muro separa a la población de un condominio actualmente en construcción Entre la población y el condominio hay un potrero gigante usado como basural de ocasión y zona de juegos improvisada para niños y niñas de la pobla Subiendo por Mauvidanche hace unos minutos asaltaron al camión del gas Al ver todo esto el Padre Hurtado se preguntaría: ¿Qué haría Cristo en mi lugar? Yo me pregunto de qué serviría hacerse esa pregunta en este caserío que lleva su nombre

¿Alguna vez te prometieron que la felicidad tenía que parecerse a eso? ¿Lo creíste? ¿Entendiste el discurso oculto que hay detrás de ello? Si es así para qué vamos a explicar lo que es conciencia de clase No perdamos tiempo en eso Avancemos a otro punto

territorio en disputa

La ilusión de volver a casa en la 204 o la 205 mientras la gente se va bajando y llego prácticamente solo a la última parada: la muni o el consultorio puntos rojos sobre el mapa de Puente Alto zonas de muertes y engaños donde olvidamos lo que alguna vez fue este lugar: uno de los sitios donde se planeó el ajusticiamiento de Pinochet en 1986 no las sedes camufladas del Opus Dei no la repartija y el cohecho del siglo xxi no las secuelas de la erradicación forzosa sino el resentimiento contra los culpables contra los canutos / el sueño clasemediero y todo lo que lleva a esta clase obrera a darle a su dignidad un valor de cambio en el marco de este desastre vergonzoso donde la derrota se asoma entre migajas La metáfora lamentable de volver a casa ver a tu propia clase prestarse para eso y marchar hacia ese fracaso cotidiano que es nacer / comprar y desaparecer en unas calles que no te pertenecen pero que igual pagas y sustentas Volver a casa puede ser esa contradicción cerrar los ojos / pisar las plazas de tierra tomar aire y abrirlos otra vez para jugar con tu viejo y con tu vieja a que la pobreza no existe y que el mundo todavía es un territorio en disputa dentro de esta guerra a muerte que pretendemos ganar


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BEATRIZ– VICTORIA HERREROS SCHENKE–SIGNOS –58 PÁGINAS.

libres creadores

sobre

la

autora

Santiago, 1988. Gana el primer lugar de los Juegos Florales de Poesía Mil Tambores de Valparaíso el año 2016, ciudad donde también colaboró con la revista “Puerto Poético”. Ha participado de las antologías “Usurpaestado” (Conunhueno, 2016), “Inframundo” (La Gorra, 2017), en la antología dominicana “Muñecas” (Rosa Fucsia, 2017), y en la compilación rumana “Vertebral” (Horizont Literar Contemporan / Signos, 2017). “Beatriz” es su primer poemario.

eco

moira

Y mi madre tenía los ojos azules del cielo, criaba hortensias, y plantaba niños, bien enraizados de porvenir, que a veces se nos vienen más encima, que abajo, sus manos eran retoños, y sus palabras brotes y hojas secas, que nos regaban las vértebras, para crecer derechos y estoicos, como un árbol milenario, viendo envejecer los años. A mi madre la llamaron Moira, y la bautizaron su nacimiento con la muerte, que no era la propia, pero se le encadenó umbilicalmente a las entrañas, como un nudo ciego, aguardando ahí mismo a la última que de ellas saliera. Por eso, ese día, sus ojos se azularon más que nunca, y más que siempre aquel en que buscó con la mirada, allá arriba lejos, a la menor de las hijas, a pesar de haberla alzado desde un infinito amniótico, y sostenerla entre sus brazos, quieta, callada, absorta. Desde entonces, se detuvo el futuro, ése, del que tanto nos hablaron la tierra se torna placenta que no nutre, los árboles no son más que frenéticos esqueletos, y mi madre tiene los ojos más azules que el cielo.

Hoy, he escuchado nuevamente tus pasos ligeros, sin materia un eco lejano, apenas audible, la remembranza misma de los que no están. Hazme el favor de no andar reverberándote en las esquinas, la muerte nos mira con un solo ojo, la noche se oscurece a discreción, la resonancia lábil del que no quiere partir, es cosa de otros muertos. Quizás, después de todo, el sonido que encuentra su rechazo en el muro de concreto sea yo, y me cuelo por los espacios mal terminados, que de esos tengo tantos, tantos, que en la suma de mis partes, y en el orden final, no alcanzo a distinguir lo que resulta, porque aún no aprendo a ser lo que soy. Hazme el favor de no andar reverberándote en las esquinas, mi memoria nunca ha sido frágil, el pasado existe porque lo recuerdo, a cada segundo que pasa, me desprendo de un cadáver de mi misma, cada uno más descompuesto que el anterior la vida es una batalla constante contra la putrefacción pero a todos se nos acaban los cuerpos que vamos diseminando por ahí, y el último que queda, se entierra.

grito

Proferimos la perturbación del aire, la noche grazna malos augurios, un huelco sobrevuela en círculos describiendo parábolas rapaces, contigo entre los dientes, somos carroña a medio depredar, cuerpos curtidos en cicatrices, como papeles blancos en la piel, prueba irrefutable del desesperado intento por conservarnos. Le cantamos agonía, a las horas previas a tu desenlace, los globos oculares orbitan en las cuencas vacías del cráneo, no terminamos nunca de sacarnos los ojos, somos ciegos, ciegos que gritan, gritan y siguen gritando, muertos de impotencia, pues no existe mejor manera de gritar.

esquizofrenia

Y ahí vamos por la calle, cada quien con su propia esquizofrenia, señalando direcciones en sentidos opuestos, atrás, atrás, adelante, pasado, futuro, inciertos. Aveces, mi locura ocurre, cuando todas las que me habitan, y yo, pensamos que tu paso fue efímero, que podría ser mentira, y que cabe la no tan remota posibilidad, que después de todo, no venga nada, ni siquiera Dios se salva del fin. Y perdóname si no te llevo flores, es que últimamente no me permito convertirme en espectro, los cementerios son ciudades fantasmagóricas, donde el alma en pena es uno. Pero mi esquizofrenia consiste en verte después de cada vigilia y en narrarte la vida después de ti, porque no me puedo olvidar de tu primer llanto, todavía no termino de darte las buenas noches, y no sabes cómo envidio al último que escuchó tu risa, y cómo lo compadezco.

exilio

Te llamé por tu nombre. te busqué en la que eras, te nombré por la que falta, te pensé ausente te observé inmóvil, te peiné niña, y te trencé cadáver, las hebras se me desprendían de los dedos, los dedos se me anudaban, nunca más los reconocí, me supe sin esqueleto, una estructura muerta, posada en los alambrados junto a los zorzales de la tarde. Tú y yo fuimos unas, ahora somos otras, ninguna regresó.


r e p o rta j e

Más allá del negocio editorial

Desde el año 2009 La Furia del libro se ha consolidado como una de las ferias más importantes del libro independiente en el país, y en su XII versión busca congregar a cerca de 150 editoriales –40 de ellas internacionales- con la vocación de disponer de las últimas novedades literarias a precios razonables, encontrar proyectos editoriales de escasa circulación en los canales tradicionales y relacionarse directamente con editores, autores e ilustradores. la furia histórica a feria nace bajo la idea de Galo Ghigliotto, en busca de la reivindicación del mundo editorial -que de manera independiente se organizaba en la primera década del 2000- evidenciando el rapto que sufría el libro por parte de una industria transnacional despiadada, que no dejaba espacio más que para los que podían pagar por él. La crítica de este colectivo apuntaba hacia el iva que debe pagar el libro como cualquier otro objeto de consumo (19%), a diferencia de países como Uruguay, Argentina, Perú y Brasil, que habían levantado dicha barrera arancelaria para fomentar la lectura. Pero el único problema no era los impuestos, sino que se conjugaba la falta de interés estatal por el libro, la escaza gestión de ferias que albergaran la edición independiente, el sobreprecio desmedido de las cadenas editoriales y los altos costos por participar en las ferias organizadas por la Cámara Chilena del Libro, que hasta ese momento eran las únicas alternativas para mostrar la producción editorial. Problemática que hasta el día de hoy no se ha resuelto del todo, pero que ha avanzado en la gestión autónoma de ferias independientes, regionales y autosustentadas.

FURIADELLIBRO

Por Juan Francisco Urzúa

12

L

grado cero

En junio del año 2009 se desarrollaría la primera Furia en el Centro Cultural Villavicencio 323, y en diciembre el mismo año la 2° en el Galpón 9 de Chucre Manzur, ambas con éxito en convocatoria. El siguiente año llegarían al Centro Cultural Gabriela Mistral (Gam), donde tuvieron un record de asistencia de cerca de 9000 personas, que aparte de poder comprar libros de escasa circulación en librerías, tuvieron la oportunidad de presenciar talleres, lanzamientos, cuentacuentos, mesas de conversación y lecturas de importantes autores nacionales. Desde este momento La Furia no ha parado de impactar con su programación de actividades, cambiando la locación entre el Museo de Arte Contemporáneo del Parque Forestal, el Parque Balmaceda, hasta llegar a su ubicación definitiva en el Gam desde el 2013, cuando también se decide realizarla una vez por año. La evolución de esta feria ha sido exponencial, ya que en 9 años han pasado de contar con 18 editoriales y 300 asistentes, a congregar cerca de 150 editoriales –chilenas y extranjeras- y más de 25.000 visitantes en 4 días de actividades. Estas cifras son gracias al esfuerzo organizado de los editores, convencidos de que los libros deben ser comprendidos como bien cultural más que como productos del mercado. xii versión Este año, La Furia se realizará entre el 13 y 16 de diciembre en el Centro Cultural Gabriela Mistral (Gam), bajo el lema #LaFuriaYaViene, que recuerda el slogan de la campaña del No, a 30 años del plebiscito. Esto no es casual, ya que se busca relevar el derecho a manifestarse y elegir con libertad, como fundamentales herramientas de expresión ciudadana. Desde hace tres años La Furia viene desarrollando pabellones temáticos: por un lado, en la Plaza de la imagen se concentran editoriales dedicadas a narrativa gráfica, fanzine, cómic, literatura infantil, fotografía, artes visuales y poesía visual, como lo son Amanuta, Cuadernísimo, Grafito, Loquita cartonera y Tropismo; mientras que en la Plaza de las Letras se encontrará narrativa, poesía, ensayo, crónica y ciencias sociales, con editoriales como Tajamar, Mundana, Pez espiral, Catálogo, Moneda, Quimantú, entre otras. Entre las presentaciones de editoriales nacionales, destacan el lanzamiento por parte de Calabaza del Diablo de “Bitácora”, último poemario de la poeta y gestora Gladys González; la editorial Pequeño Dios presentara “The price

of Love” del consagrado poeta Claudio Bertoni, además de su serie popular a $2.000 pesos con poetas como Braulio Arenas, Teresa Wilms Montt y Rubén Darío; Cuadro de Tiza exhibirá “Poemas franceses” de Alejandra Pizarnik, 13 poemas traducidos por Patricio Ferrari, escritos entre 1962 y 1963, y que se han mantenido hasta ahora inéditos en Latinoamérica; Alquimia presentará su libro de extractos de setenta y dos entrevistas a Pedro Lemebel “No tengo amigos, tengo amores”, ampliación hacia un Lemebel más crítico y teórico; por su parte La pollera expondrá “Thimor” de Manuel Astica Fuentes, novela publicada en 1932, que es considerada la primera novela utópica chilena.

Presentación de libros en la Plaza de la imagen, La Furia del libro 2017.

Entrevista a los editores Guido Arroyo y Eric Schierloh en el programa Cultura Viva de Radio Usach que se emite en vivo desde La Furia del libro.


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Cuentacuentos infantiles en sala de conferencias del GAM en el marco de La Furia del libro.

Plaza de las letras, La Furia del libro 2017.

Presentación del libro “Morir por la dulce patria mía” de Roberto Castillo (Laurel Editores) presentado por Raúl Zurita .

Grado Cero recomienda 2018 Miércoles 12 20.45hrs Exhibición del documental “Carta a un padre”, comentada Sala K (Providencia) por el autor. Edgardo Cozarinsky viaja siguiendo los pasos de la familia de su padre, para rastrear la existencia de una comunidad judía fundada a fines del siglo xix en Entre Ríos, Argentina.

Jueves 13 16.30hrs Mapa Literario: lectura cruzaEscenario da entre escritores chilenos (Andrea Jeftanovic, Natalia Berbelagua y Ricardo Elias) y argentinos (Jimena Rodríguez, Yair Magrino y Clara Anich). Organiza: Grupo Alejandría (Argentina). 20.00hrs Lectura poética: Elvira HernánEscenario dez Premio Iberoamericano Pablo Neruda 2018. principal Presenta: Magda Sepúlveda

Viernes 14 16.00hrs Presentación Ediciones Litost. Escenario Modera: Nicolás López-Pérez. Recitan: Rodrigo Gómez y Paula Ilabaca.

19.00hrs Lanzamiento de “Manija” de J.P. Sala C2 Zooey. Organiza: La Pollera. 20.00hrs Lanzamiento de “Panaderos” de Nicolás Meneses. Organiza: Sala C1 Hueders. Presentación de “Carta al padre” Sala C2 de Daniel Link. Organiza: Alquimia. Escenario Lectura del ensayo-poema “Palestina, por ejemplo” de Lina Meruane. Organiza: Libros del Cardo.

Sábado 15 17.00hrs Lectura autores colección Postal Escenario Japonesa: Gaspar Peñaloza y Juan Pablo Rodríguez. Organiza: apaRte Lanzamiento “Prontos, listos, Sala C2 ya” de Inés Bortagaray, Libros del Laurel. Presentado por Paz Balmaceda. 18.00hrs Lanzamiento “Mal de época”, de María Sonia Cristoff. Participan: Sala C2 Alejandra Costamagna, Gonzalo Maier y Damián Tabarovsky (Mardulce, Argentina). Organiza: Laurel 20.00hrs Presentación del libro “Crónica Escenario del sufragio femenino en Chile” de Diamela Eltit. Participan: Pamela Jiles, Gladys González. Organiza: Libros del Cardo.

Domingo 16 14.00hrs Lanzamiento poemario “La materia del sueño” de Francisca Santibáñez Marambio. Organiza: Cerrojo. 17.00hrs Lanzamiento de “La madre de Eva” de Silvia Ferreri. Sala C2 Organiza: Edicola. 19.00hrs Lanzamiento “Las Durmientes”, primer título de la colección de Sala C1 narrativa infantil y juvenil, Organiza: Libros del Pez Espiral.

talleres Como parte del programa, se dictaran interesantes talleres –muchos de ellos con la participación de autores internacionales- que requieren inscripción previa en actividades@lafuriadellibro.com, entre los que destacan: Weye: Taller que busca la concientización y problematización respecto de contextos de marginación, en base a sesiones expositivas, análisis de textos literarios, lectura y análisis de textos de creación personal. 19 a 21.30hrs. BiblioGAM, jueves 13, viernes 14 y sábado 15

Sesión 1: Furia y sexualidades: “Quiltras”. Arelis Uribe. “Reinos”. Romina Reyes. Sesión 2: Furia de clase y raza: “Mis Documentos”. Alejandro Zambra. “Terriers”. Constanza Gutiérrez. “Río herido”. Daniela Catrileo. Sesión 3: Furia de género Equipo Weye: “La comunidad del azote”. Valporno. Natalia Berbelagua. Arquitectura de los Li10 a 14hrs Plaza Zócalo GAM, bros – “Pliegues y pop up's” por Flávia Bomfim sábado 15 (Brasil). El taller dará la posibilidad para que los proyectos editoriales utilicen principios de ingeniería de papel y pop-ups. 11 a 13.30hrs Taller-Encuentro, por Plaza Zócalo GAM, Fernando Colmán, Nordomingo 16 ma Flores Allende (Paraguay) y Úrsula Starke (Chile). Se desarrollará una presentación breve de la escena local de producción editorial de Paraguay, posteriormente se realizará una actividad de escritura a partir de una consigna previamente definida. Finalmente, se sortearán compendios de textos y libros.


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Editores viviendo la Furia

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sta feria/Furia no sería posible sin sus editores, que desde distintos lugares de Chile confían en los lineamientos, tanto políticos como estéticos, de una iniciativa que cada vez gana más fuerza, demostrando que la asociatividad puede construir un espacio pluralista para todos los que disfrutan la literatura. En sus experiencias se traduce la importancia de contar con instancias que sigan preocupadas del libro por sobre cualquier otro eje que proponga la industria.

y que sobre todo van interesadas en editoriales independientes, de hecho muy rara vez te encuentras gente que anda buscando de grandes consorcios, todo el mundo sabe que es una feria de editoriales pequeñas. ¿Cuáles son las novedades que presentará Kindberg en esta edición de La Furia? Este año presentaremos la novela “Kintsugi” de María José Navia, que debería estar publicada en diciembre, a la vez que promocionaremos el libro de Sergio Chejfec que sacamos en mayo.

grado cero

¿Es en estos criterios donde se nota un discurso más político de la feria? Yo creo que sí, o sea por lo que sé la historia que tienen parte como una respuesta a filsa, y lo bueno que tiene es que se ha mantenido ese espíritu de agrupar y apoyar a las editoriales más pequeñas. Darle cabida a las propuestas nuevas es una opción totalmente política, que va centrada en el libro y en el trabajo de las editoriales más que en una cuestión mercantil, no es vender por vender. Se propone una suerte de asociatividad entre las editoriales, que muchas veces es producto del roce de estar en el mismo espacio durante días ¿Cómo ha sido esta experiencia para ustedes? Estuvimos un tiempo en la Cooperativa Agrupación Editores de la Furia (cef), pero últimamente nos encontramos un poco alejados de las actividades. Para nosotros en La Furia ha sido muy importante eso, el conocer gente de otras editoriales, establecer vínculos, también conocer el trabajo que están haciendo. Esta es la gran gracia que tiene, que es un espacio donde se puede

Aranxa Martínez

Esta editorial, nacida el 2015 en Valparaíso, ha publicado libros de editora Enrique Vila-Matas, Kindberg Sergio Chejfec, Fernando Mena, entre otros títulos, caracterizándose por ediciones que siguen una estética procurada por Sebastián Paublo y Renato Órdenes. ¿Por qué decidieron participar de La Furia del libro? Porque era el único espacio que había para editoriales independientes, y tan pequeñas como Kindberg, de hecho la primera vez que fuimos, el año 2015, solo teníamos publicado un título. Económicamente, por el valor del stand, también cuadraba. ¿Cuál crees tú que es el sello diferenciador entre La Furia y otras ferias en las que participan? Creo principalmente porque está dirigida solo a editoriales independientes, pequeñas, y también existe el plus que son los mismos editores los que están vendiendo los libros, por lo que la cercanía que se da con el público, con los lectores, no se da en otras ferias. Además hay una onda de camaradería entre los editores, que redunda en un ambiente más relajado, más cercano. Esto nos sirvió para empezar a conocer a otras editoriales, porque estando en Valparaíso uno queda un poco al margen de lo que se hace en otros lados. ¿Les ha servido esta feria para visibilizar su catálogo? Si, demasiado, estamos muy agradecidos de La Furia; que exista ese espacio para llegar a Santiago con una editorial de región que tiene poca difusión, que no tiene presupuesto para ese ítem, que todo es en base a redes sociales y el boca a boca, la feria ayuda mucho a darse a conocer. El público puede ver que estás haciendo, que estás sacando, lo cual de otra manera es complicado. Aparte en las ferias es donde más se vende, creo que es la realidad de la mayoría de las editoriales, porque es la instancia de contar con un montón de lectores en un tiempo reducido, cuando en una librería esto es más a largo plazo y depende de la voluntad del librero. ¿Y cómo reacciona el público de La Furia? El público es distinto, en especial con la filsa, porque partiendo en esa feria debes pagar una entrada, lo cual segrega a la gente que puede ir. En cambio a La Furia puedes ir cualquier día, a cualquier hora, sin invitación. También la ubicación ayuda a que llegue otro tipo de público, gente más joven

Público visitante de La Furia del libro 2017.

Ricardo Vivallo

Proyecto editorial independiente y autogestionado que desde el año editor 2015 publica libros de Tadeys poesía y narrativa, destacando por contar con un catálogo donde resalta el interés por la poesía latinoamericana. Entre sus títulos más renombrados se encuentra la reedición de “Valporno” de Natalia Berbelagua, el poemario “Siguiente vitalidad” de Natalia Litvinova y la reciente publicación de “Caminar” de Henry David Thoreau. ¿Qué los motivó a formar parte de La Furia? El año 2016 participamos por primera vez, antes había ido como lector, y siempre me pareció la feria más atractiva en cuanto a títulos, ofertas y actividades. Entonces cuando empezamos con la editorial era uno de los objetivos principales estar en La Furia Lo que me llama la atención es su curatoría, el criterio que agrupa las editoriales, que todas compartan más o menos un mismo espíritu, el cual no sé si decirle independiente, pero si más autónomo. Un criterio más literario y menos mercantil. La Furia ha propuesto un modelo de gestión muy diferente al que planteaba filsa. ¿Esta alternativa los ha ayudado a visibilizar su proyecto? Sí, totalmente. Para una editorial pequeña como la nuestra que está empezando, el hecho de acceder a una feria con el público que tiene La Furia -a un costo bastante exequible- es una oportunidad invaluable de mostrar los libros, a diferencia de otras ferias que como editorial pequeña nos son imposibles.

compartir mucho entre la gente que está haciendo lo mismo que uno. Ese espíritu se siente y se nota. ¿Y cómo ves el público de la feria? Me da la impresión que el público de La Furia va más a la segura, como que conoce a lo que va, y es porque coincide mucho que la gente que va está más metida en el ambiente literario, escritores, críticos, pero igual se mezcla de todo. La ubicación de la feria también permite que mucha gente que va pasando se pueda dar una vuelta. Si bien puede ser un público más específico, también es bastante heterogéneo. ¿Cuáles son las novedades que presentará Tadeys en la edición de este año de La Furia? Presentamos dos novedades, por una parte “Bádminton” del poeta méxicano Luis Eduardo García, y “Enuilli” de George Millard, el cual es un poemario ilustrado basado en un videojuego.

Lorena Amaro crítica literaria

“Las ferias son tremenda vitrina para que uno pueda tomarle la temperatura a lo que se está publicando en Chile”

Doctora en Filosofía, ha desarrollado múltiples proyectos de investigación relacionados con los registros autobiográficos. Desarrolla la crítica literaria desde la revista Santiago y ha publicado en diversos medios como 60watts, Grifo e Intemperie. ¿Qué importancia crees que tiene La Furia en la promoción y visibilización de la literatura independiente nacional?

Creo que la existencia de la feria ha visibilizado un trabajo que se viene haciendo desde comienzos del 2000, cuando empiezan estas editoriales a tomar algún espacio en el ámbito de la edición en Chile. Es evidente el aporte que pueden hacer de cara que son proyectos editoriales que se sostienen casi como una curatoría, en que los editores buscan comunicar, transmitir a nuevos lectores escrituras que talvez no tendrían un lugar en las grandes transnacionales. Las grandes apuestas por nuevos autores han venido de las editoriales independientes o autogestionadas, y finalmente una feria como esta sirve para llegar a mas lectores con precios bastante razonables, poder hacer circular ideas y formatos que no estarían presentes en el panorama nacional si no existieran. ¿Crees que la visión que ha tenido La Furia acerca del rol editorial y las políticas públicas ha contribuido a cambios en la cultura del libro? No sé si en las políticas públicas, no soy experta en ese tema. Creo sí que lo que ha pasado este año con la feria [filsa] va a tener que repercutir, y va a tener que reformularse como la han estado haciendo, va a tener que cambiar, ya que este año el modelo que tenían entró en crisis. Pero sí, efectivamente las editoriales tienen un trabajo con un sentido social, hay proyectos como Cuadro de Tiza que sacan plaquettes de poesía, y encuentro muy interesante que se hayan decidido a sacar ensayos, textos crítico teóricos de acceso fácil en término económico y de muy buena calidad. Demuestran un cuidado, delicadeza, amor por el libro y por el tema de la lectura que ellos están poniendo a su trabajo, que me imagino muchas veces sin grandes ganancias. Muchas de ellas están en eso, sacando un proyecto político cultural importante. ¿Piensas que las ferias son la solución a la falta de espacios y distribución para la edición independiente? No sé si es una solución, es una posibilidad, un camino. De hecho ahora, aparte de esta feria, se hizo una que se llama Voltaje que es sobre el tema de la circulación del libro en el ámbito de las mujeres, y están invitadas una serie de editoras, críticas, escritoras, en el mavi. Son espacios para exhibir, para mostrar el trabajo, pero no sé si resuelven el problema de distribución del libro, porque sabemos que libro en Chile está sobre todo radicado en Santiago. En Valparaíso también hay una feria del libro independiente, ahí se mueve mucho más el tema, y la gente que trabaja en Valparaíso lo hace con una conciencia muy grande del conocimiento que hay en Santiago de lo que hacen, con cierto fastidio por lo mismo, y tienen toda la razón en eso. Finalmente estas ferias pueden ayudar a establecer unos puentes, pero eso no resuelve para nada un problema que es de carácter nacional. ¿Cómo influye La Furia en tu trabajo como crítica? Muchas veces las ferias convocan a los críticos, a los académicos para que participen, sobre todo los últimos años, pero más que una instancia para tener figuración pública, yo creo que el tema es que son muy útiles a los que hacen crítica para ponerse al día, para poder ver qué se está publicando, todo reunido en un mismo lugar. Son muchísimas editoriales, de todos los tamaños posibles, con todos los proyectos posibles; las ferias son tremenda vitrina para que uno pueda tomarle la temperatura a lo que se está publicando en Chile, y poder llevarse un buen botín de lectura.


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Radiografía a la Furia Por Sebastián Labra

editorial sexto piso

madriguera editores

edgardo cozarinsky

castellanos moya

inés bortagaray

Textos literarios, filosóficos, reflexiones contemporáneas y obras gráficas e ilustradas. Cuentan con 6 colecciones: clásicos, Narrativa, Ensayo, Ilustrados, Niños y Crónica. Creada el 2002 por Eduardo Rabasa y su hermano Diego en México, su editorial posee más de 350 títulos y entre lo más destacado hallamos a “Apegos Feroces” de Vivian Gornick, traducido por Daniel Ramos Sánchez, que fue catalogado por el New York Times como uno de los libros de ficción que marcaron el 2017. Su relación con Chile es estrecha: Rafael López, uno de los creadores de la editorial Hueders, fue también parte del equipo fundador de esta editorial.

Directo desde tierras peruanas aterriza esta editorial que incluye en su catálogo desde comics hasta grandes antologías que circularon en nuestro país como “El Futuro no es nuestro”, compilado por Diego Trelles Paz, donde aparece la autora chilena Lina Meruane, ganadora el 2012 el Premio Sor Juana Inés de la Cruz. El buen ojo en su selección caracteriza a esta editorial.

El escritor y cineasta llega a la Furia tras haber ganado a principios de noviembre el V Premio Hispanoamericano de Cuento Gabriel García Márquez en Colombia con “En el último trago, nos vamos”. Un escritor tardío que a partir de los 60 años no ha parado de producir libros y películas. En esta visita el autor promocionará su último libro de cuentos “Huérfanos” (Lecturas Ediciones). Priscilla Cajales, crítica de este mismo suplemento, lo configura en lo más alto: “Cozarinsky es diestro, logra perfilar personajes y atmósferas sin recargar la medida. Su lenguaje es impecable, sus imágenes contundentes. Dueño de una mirada que raya en la crueldad y una moral no facilista, este libro nos invita al lado oscuro de las emociones”.

El 2014 el autor salvadoreño ganó el Premio Iberoamericano de Narrativa Manuel Rojas entregado por el otrora Consejo de las Cultura y las Artes. En su primera novela “La diáspora” contó las experiencias de intelectuales de El Salvador exiliados a causa de la Guerra Civil, ganando el Premio nacional de la Novela de la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas. Miembro imprescindible de antologías de su región, Castellanos promocionará “Cuaderno de Tokio” (Hueders, 2015), publicación de experiencias en Japón, mezclado con un ensayo sobre Kenzaburo Oé: “Diario de emociones oscuras, de preguntas, deseos y demonios”, apuntó Andrés Gómez Bravo, crítico de sección Culto de La Tercera.

La uruguaya guionista participará de la Furia para presentar la tercera reedición de su libro “Prontos listos, ya” por la editorial Libros del Laurel, en el que cuenta la historia de una hija del medio en una familia uruguaya promedio que viaja a la costa divagando gracias a su niñez y el encierro. Catalina García, en The Clinic, cataloga a este libro en el mundo de la intimidad: “lo que más me gustó del libro fue lo feliz que me hizo sentir, en toda la visceralidad y simplicidad que un comentario así implica. La narración de Inés Bortagaray, o de la protagonista, es transportadora e íntimamente entrañable; divertida, inteligente, nostálgica”.

“Es muy difícil decir la verdad, aunque uno se lo proponga. La memoria olvida más de lo que recuerda. Y el mismo impulso autobiográfico empieza por convertir en personaje de ficción a quien escribe yo. Acaso se termina diciendo una verdad profunda, escondida, más allá de los hechos”

“Mire, yo creo que la literatura, como yo la asumo, es una forma de conocimiento que te permite penetrar a otros niveles en la mente, en las emociones, en la forma de relacionarse del ser humano, y que precisamente por ello adquiere un carácter subversivo”

“En 2005 abrió sucursal en España y desde entonces han ocupado un lugar muy concreto dentro del mundo del libro, pues Sexto Piso es sinónimo de calidad”

“En Madriguera trabajamos con el lema: ediciones hechas para ser amadas. Y es algo que a mí me gusta mucho del libro, que el formato sea el adecuado para que la lectura sea una experiencia rica” Silvia María González, creadora de la editorial.

El País, España.

ediciones corregidor Fundada por Manuel Pampin en 1971 ha publicado libros de cultura popular, literatura y ciencias sociales escasos en el mercado. Un ejemplo es “La hora de la estrella”, de la autora brasileña Clarice Lispector originalmente publicada en 1977, justo poco antes de su fallecimiento. Otro autor sin mucha difusión fue el argentino Macedonio Fernández. Es considerada una editorial especializada en libros sobre la historia del tango. Entre sus más destacados autores encontramos al excelso Juan Carlos Onetti, hoy en día hallas sus “Cuentos Completos” por esta editorial en librerías chilenas.

“47 años de recorrido, un catálogo de unos 3 mil títulos y surcos fundamentales en los caminos de la literatura, la historia, la cultura argentina: son algunas de las señales, de las marcas, de los trabajos que pueden leerse en una mirada sobre la editorial Corregidor” La Nación, Argentina.

Invitados internacionales Una de las novedades de este año que se realizara una versión de Diálogos Latinoamericanos en conjunto con el Ministerio de las Culturas, la idea es reflexionar en torno a la literatura junto a la diversidad de los autores. Aquí te dejamos una reseña de cada uno y su pie literario en Chile:

Edgardo Cozarinsky, en entrevista con La Tercera.

maría sonia cristoff

esteban mayorga

La reconocida intelectual y crítica argentina Beatriz Sarlo reconoció su novela “Inclúyanme afuera” (Mardulce), como “el libro del 2014”. Esta vez la escritora, graduada en Letras en la Universidad de Buenos Aires, presentará su último libro “Mal de Amor” editado por Libros del Laurel. Edgard Scott, crítico literario de La Nación de Argentina, lo describe de la siguiente manera: “los incomprendidos, los que quedan afuera del catálogo decorativo de cada siglo, son escritos en esta novela con un estilo un poco burlón y ligero que también define nuestro tiempo”.

El escritor ecuatoriano (1977) llega a Chile a lanzar su último libro “Vita Frunis” por Cuneta Ediciones. En el diario La Hora consignaron lo siguiente sobre la publicación que lo trae esta vez a tierras nacionales: “su primera novela con la que recibió el Premio Nacional Pablo Palacio en 2009, es una obra que lo consagró como un imprescindible de la narrativa ecuatoriana actual… Es así como la fluida narración se desborda en sí misma con la velocidad de lo desconcertante, y el lector se verá avasallado por la voz narrativa”. Imperdible.

“Su escritura es de una rara y muy disfrutable especie: une la pasión íntima de narrar con la reflexión cruda sobre la ridiculez del mundo, borra los límites entre la ficción, la crónica, y el ensayo, avanza a través de la sorpresa y el aprendizaje constante…” Marcela Fuentealba, fundadora de Hueders, en Revista Paula.

“Nicanor Parra dice que el primer paso de una obra maestra, o de alguien que escribe bien, es pasar totalmente desapercibido. Es lo peor endiosar a alguien muy joven, porque condiciona el resto de su obra. No tiene nada que ver con lo que hacemos. Escribir es algo supersolitario” Esteban Mayorga, en entrevista con el Telegrafo.com

horacio castellanos

Horacio Castellanos Moya, en entrevista con La Nación.

damián tabarovsky El escritor argentino combina el humor con la erudición, a través de los años parte de sus obras han sido traducidas al francés, alemán, entre otros idiomas. En Chile está disponible “Escritos de un insomne” (Alquimia) y “Literatura de izquierda” (La Calabaza del Diablo). Sobre este último, el reconocido prosista Martín Kohan dice: “lo que plantea Tabarovsky es otra cosa, un corte entre el pensamiento conservador, que toma esa derrota como un triunfo, y el afán de una literatura radical, que se escribe desde esa misma derrota, a pesar de esa derrota y en contra de esa derrota”.

“La literatura está en crisis porque la cultura es la crisis. No es que está en crisis porque pasa algo exterior a ella. La literatura, como a mí me interesa, pone en cuestión otros discursos, entonces hace de las crisis su pasatiempo favorito” Damián Tabarosky, en entrevista con Página/12.

“Uno cuando es niño habita todo, habita los libros, con una intensidad, un candor, una inocencia y una convicción, que para mí son muy valiosos como material para pensar cualquier relato” Inés Bortagaray, en entrevista con Guia50.com.uy

selva almada Escritora nacida en Entre Ríos, Argentina, su primera novela “El Viento que arrasa” (Mar dulce, 2013) causó una buena recepción en la crítica argentina al retratar una especie de Romeo y Julieta en versión homosexual entre dos chicos; en Chile fue reeditada el año pasado por Montacerdos. Isaac Rosa, en el suplemento español Babelia, la refirió así: “El viento que arrasa no es un ejercicio de estilo, al contrario: es una obra madura, con un manejo hábil del registro oral y una sensorialidad descriptiva alejada de aquel minimalismo expresivo tan corriente en los últimos años”. Una de las voces narrativas jóvenes latinoamericanas que sí o sí hay que leer.

“El trabajo de la escritura te lleva a que aparezcan cosas nuevas y cambios en los personajes... No tengo mucha conciencia de lo que van a hacer los personajes antes de escribir” Selva Almada, en entrevista con El Ciudadano.


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PERDIDOS LEYENDO TRADUCCIONES

Gonzalo Santelices (1961-1997) y Héctor Figueroa (1969)

U

Por Cristóbal Gaete

n chileno transplantado en España ve un aviso seductor que decora el inicio de “Vida de un vendedor de fotocopias” (Lecturas, 2018), la primera edición chilena de Gonzalo Santelices. Un aviso seductor, un llamado; es así como el alter ego de Céline en “Viaje al fin de la noche”, Bardamu, se une al ejército francés para la Primera Guerra Mundial. Tras la caída del muro de Berlín ya no hay guerras sino hombres capaces o incapaces de llevar el pan a casa o extraer plusvalía de los demás. Cuántos de nosotros hemos visto en un poste o en un aviso en el diario la promesa, ya no de un futuro, si no la de llenar la olla sin mirar el calendario que se estira cada mes. La figura del alter ego en tiempos de autoficción desatada es solo tolerable a partir de la verdad adherida. Verdadero es el anacronismo tecnológico, un hombre que golpea puertas. Nosotros no vendemos fotocopias, las vamos a buscar cerca. Los inevitables lazos de lectura, la necesidad de leer el mismo poema o escribirlo entre todos sin apellido, me llevó a Héctor Figueroa. Recorto un texto de Claudio Gaete sobre “Groggy” (Esperpentia, 2002): “...la capacidad de Figueroa de hablar de la precariedad sin llorar, sin manipular al lector por medio de la autoconmiseración fetiche…”. Es sin llorar para ambos, pensando libremente, claro; sería más correcto seguir las ideas en los paratextos de la edición de Santelices y hacer eco de la diáspora, de las esquirlas de la explosión chilena cayendo en distintas partes del mapa. En lugar de eso, pienso en un equivalente, en un inxiliado en la casa materna, un ciudadano chileno hecho para el fracaso en el tiempo del jaguar. El “chico” Figueroa, sombra de otros poetas que llegaron a primera línea tras su instalación en los noventa, quizá la última década para llegar a algún lugar en la poesía actual. La “elección” es solitaria entre las posibilidades de sueldos mínimos o relativos, trabajos para sacar la vuelta entre medidores o fotocopias. Ese vacío reducido es donde se escribe, y el que rebota en las páginas. La evasión se duplica en privado, llegando al oxímoron: Santelices invita al silencio hablando de la familia. Figueroa no escribe para instalarse, de hecho, su escritura es entre los litros que lo alejan de cualquier proyecto:

Fue sólo entonces cuando ante mi vida se alzó la siguiente divisa: “Dignifíquese, hágase vendedor. Progresará su autoestima. El cielo bajará a sus días. La vida pretérita será un mal susto.” Y hacia tan temprana Ítaca guié mis pasos. De “Vida”, Gonzalo Santelices

cualquier provincia chilena, en nuestra pérdida de su literatura. Cualquier provincia es también un borde de Santiago, donde Figueroa ve pasearse a los poetas snob mientras apenas se gana los porotos. Sin siquiera ganar un concurso, como recuerda en la entrevista que le da al escritor David Bustos: “…porque en algún momento yo también me puse a mandar a cuanto concurso había, y más encima volví a vivir en la casa de mi madre, prometiéndole el cielo y la tierra si me ganaba algún concurso, bueno, aún vivo con mi ¡amá! y lamentablemente no me he ganado ningún concurso, no al menos de esos que te permiten estar tranquilito aunque sea por un año. Estoy cagao”.

“¿…? despertar de pie y borracho –situación repetitiva ad absurdum– como desperdicio que arrojó la ola antes del alba, pato y confuso, alrededor de una garita de micros en los márgenes delincuentes de esta ciudad asfixiada… (Tratar de hacer un poema objetivista acerca de la orfandad de los etílicos en las garitas de micro. Averiguar bien qué chucha es un poema objetivista.)” (“Período de seca”) Quién no ha estado allí que tire la primera piedra. Desde la cortina del bar que separa la ebriedad del proyecto, escribimos a Figueroa, temiendo perder nuestras cosas, invitados al zoológico alcohólico de la literatura. Si la vida es un bar, Figueroa elige poner el cuerpo a la degradación en lugar de observarla, ese vicio castigado hasta por los narradores sociales. Porque contra la lógica del carnaval, el alcohol es golpe demoledor a nuestra alquimia mestiza.

Recortar el epígrafe de Rilke elegido por Santelices nos alumbra para dónde va la micro: “Si su vida cotidiana le parece pobre, no se queje de ella; quéjese de usted mismo, dígase que no es bastante poeta como para conjurar sus riquezas”. Las referencias en ambos son claves, como William Carlos Williams para Figueroa, en la que reconoce cierta confusión; no sabe qué es el objetivismo, pero lo utiliza y lo ensucia con su entorno. Ambos logran captar muchas cosas más que a sí mismos gracias a vaciarse hacia el exterior; aparecen entonces las fantasías de un dentista o de una peluquera, seres ajenos para la alta poesía. Niall Binns, en el extenso prólogo de “Vida…” homologa a Santelices con “Sensini”, ese cuento de Bolaño (que homenajea de paso al gran narrador Antonio Di Benedetto) acerca de concursos literarios pequeños donde Santelices consiguió sus victorias en las provincias españolas (¿dónde cresta está Jaén?). Ser parte de la diáspora se revela entonces como ser parte de

Cagao como uno. Leo a Santelices y Figueroa preocupado por esta edad donde “los días corren como caballos sobre las colinas”, al decir de otro borracho insigne, Charles Bukowski. Ya me siento como Figueroa: “un peso welter de treinta y cuatro años que/ ha perdido todos sus combates, / generalmente por K.o.”. No es joven Santelices al tocar el vientre de su esposa nuevamente embarazada, no es joven Figueroa en su set de trabajos por el sueldo mínimo. Hemos perdido esa juventud y dar cuenta de ello tiene un valor al cual no sé qué adjetivo atribuirle. Vivimos frente a determinadas intensidades deliberadamente fallidas que suceden, como ampliar el rango de mujeres que nos atraen hacia arriba o despertar con una erección del inconsciente hacia otra que la que nos acompaña cotidianamente. Sé, sí, a trasluz, que Santelices y Figueroa son dos caras de la moneda que no parecen tan distintas, ambos rotos en el pacto social al extremo, uno impactado en un choque que le quita la vida y otro impactado por la vida que se esconde indefinidamente. Ambos podrían dar paso a materiales antológicos imposibles, la poesía de los atropellados hispanoamericanos –como el intenso Carlos Oliva en Perú- y la tradición de la poesía chica chilena, pequeños notables que siempre destacan en la multitud. Es, sobre todo, poesía que nos abandona, “porque no llegar es también el cumplimiento de un Destino”, como escribirá para siempre el nadaísta colombiano Gonzalo Arango.


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