Más allá de reciclar Rodrigo Kambayashi
Si uno consulta la palabra Reciclar dentro de la Real Academia de la Lengua Española, esta señala: 1. tr. Someter un material usado a un proceso para que se pueda volver a utilizar. 4. tr. Tecnol. Someter repetidamente una materia a un mismo ciclo, para ampliar o incrementar los efectos de este. Bajo estas definiciones de la RAE, reciclar, implica darle especial importancia a la transición entre el final de la vida del material y su posible nuevo uso. Es decir, se concentra exclusivamente en el punto de transición. Definición representativa y actual pero limitante. Reciclar es una acción curativa que es parte de una solución una vez que el daño está hecho. Es un mal necesario y es justo eso lo que lo limita. Antes de argumentar por qué creo que reciclar es hasta cierto punto restrictivo, me gustaría explorar la interpretación cotidiana del reciclar en México.
Reciclar en México por antología ¿Qué significa reciclar en México? En nuestro país vivimos una dualidad adversa en este sentido. Raro en nuestra cultura. Somos expertos, pero al mismo tiempo, estamos en pañales. Me refiero a que somos expertos pues quién no ha escuchado la mítica grabación defeña de:
“…se compran, colchones, tambores, refrigeradores, estufas, lavadoras, microondas o algo de fierro viejo que venda…” La voz pertenece a una joven María del Mar Terrón, de hace ya algunos años y que ha sido entrevistada por varias personalidades. Este es uno de los más claros símbolos de que algo que puede ya no ser de utilidad para algunos, es la oportunidad de otros. El papá de María del Mar Terrón, aquel que la invitó a que hiciera la grabación, jugaba un papel clave en el reciclaje de materiales para ponerlos en el mercado nuevamente: Es la mediación necesaria entre una oferta y una demanda que de otra forma no se habrían cruzado. Esta fuerza laboral difícilmente valorada, juega un rol determinante en temas de reciclaje. Los llamados ropavejeros habilitaban este ejercicio de reciclaje dentro de una economía informal exenta de impuestos y formalidades, donde a estos artículos se les daba una manita de gato y se les revendía en los mercados del barrio los fines de semana. ¿Cuáles habrán sido las cifras oficiales de este mercado de reciclaje de enseres domésticos? ¿Cuántas toneladas de desechos evitaron llegar a los depósitos de basura cuando al mismo tiempo ayudaron a insertar de nuevo al mercado artículos mucho más baratos para ofrecer una mejor calidad de vida a aquellos que no podían permitirse pagar los precios de un artículo nuevo? Imposible cuantificarlo. ¿Qué tan osado sería creer que el impacto podría ser directamente proporcional a la extensión de sus medios de comunicación? ¿Por qué lidiar con basura está mal visto socialmente? Este gremio cuenta con toda mi admiración por su triple labor: Económica, Ambiental y Social.
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GANAR-GANAR mayo/junio 2019
Vicisitudes modernas de nuestro cotidiano Sin embargo, del otro lado estamos en pañales. Tenemos una clase mediera cada vez más consciente de la importancia del reciclaje, pero que casi siempre encuentra justificativos para no hacerlo de forma correcta:
“¿El camión de la basura mezcla todo tipos de basura, tons para qué separo?” Y a pesar de no tener completamente la razón, el empoderamiento que le da internet a cualquier persona, parece que lo habilita en calidad de experto para juzgar sus actos frente a un sistema que no funciona. El ciclo de la basura no termina en el camión, pero sí empieza en casa. Seguimos siendo parte de un problema incluso mayor: La falta de conciencia individual frente a un sistema lleno de carencias y donde solamente escogemos la opción más cómoda. Irónico cuando pasamos más de 20 horas a la semana en el coche, pero no nos gusta tener más de 2 botes de basura en casa. Hacemos esfuerzos más grandes por costumbre que por utilidad.