1 minute read

Dionisio Pérez, 1871-1935

cursos de catas, juegos de aromas, etc.. yo muchas veces desde mi casa en Valladolid veo un globo aerostático recorriendo el cielo. Cuando pregunté de donde era y por qué pasaba tan a menudo, me dijeron que muchas bodegas lo contratan para ver los viñedos desde el aire y tener otra perspectiva.

Es verdad que algunas veces, la imagen de ciertas bodegas o instalaciones hoteleras bodegueras están asociadas al lujo y la exclusividad de lo caro, pero la oferta que existe es tan amplia y tan atractiva para mayores, jóvenes y pequeños, con el disfrute de la naturaleza con todo lo que eso conlleva y el conocer como es el proceso de hacer vino que merece la pena. Visitar una bodega es mucho más que un simple recorrido por sus instalaciones, por mucha historia y años que tenga. Es conocer una actividad que está muy presente en nuestras vidas, que forma parte de nuestra cultura y que da trabajo a muchísima gente. Por eso, entre el cambio climático, la bajada del consumo, la desafección de los jóvenes y otros problemas del sector, cualquier iniciativa que sirva para revitalizar y dar a conocer este mundo, bienvenida sea. La exigencia de una mayor calidad estará más presente y los amantes del buen vino lo agradeceremos.

Advertisement

This article is from: