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Pandemia y gestión del cambio
PANDEMIA Y GESTIÓN del cambio Por el Lic. Andrés Germán Perez Ruffa Licenciado en Administración Especialista en Dirección Estratégica de Recursos Humanos y en Docencia Universitaria. Docente-investigador y consultor. Contacto: apruffa@untref.edu.ar
Si habitualmente estamos pensando en qué está por venir, en medio de este contexto ya no sabemos qué más puede venir. ¿Porqué? Porque como muchos momentos en la historia, este es un año que dio un giro a nuestras vidas y nuestra manera de ver, sentir, pensar, esperar, soñar. Si antes pensábamos que la complejidad del día a día en las organizaciones (que están formadas por personas que ven, sienten, piensan, esperan y sueñan, entre otras cosas) nos tenía al borde de un “ataque de nervios”, ahora estamos colgados de los nervios, que están electrificados y a punto de hacer cortocircuito. En cada ámbito, en cada sector, en cada industria o servicio, el shock ha tenido distintas consecuencias: desde organizaciones que fallecen hasta otras que nacen por las necesidades actuales. Las que desaparecieron, la mayoría de las veces, generan un costo para la sociedad, para nuestras familias y amistades, y las que siguen en pie buscan maneras de sujetarse, de mirar hacia adelante y pensar cómo seguir, de ser necesario transformándose, mutando, buscando la adaptación. Los profesionales en ciencias económicas, en mi caso particular desde la perspectiva “deformada” de un licenciado en administración, pensamos en términos de organizaciones que perduran y en cómo gestionar cambios para que día a día se logre más eficiencia en el logro de los objetivos. Pasado a la realidad, eso significa que uno de nuestros trabajos es guiar el funcionamiento de la organización (o ayudar a guiarlo) de dónde está hoy a dónde quiere llegar mañana, de la mejor manera posible… pero ¿qué pasa cuando el cambio es abrupto, inesperado, nos acorrala la tormenta y no nos permite ver más allá? ¿Qué sucede cuando la decisión tiene que ser ya y la reacción en este preciso momento? No nos quedan opciones, tenemos que gestionar el cambio.
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¿EN QUÉ DEBERÍAMOS TENER EL FOCO? ¡Buenísimo! ¡Era lo que esperaba leer! ¡Con eso solucionamos todos nuestros problemas, era eso! Claramente sería ingenuo pensar que en un breve escrito podríamos encontrar la solución a esta situación, pero sí podemos tomarnos unos minutos para pensar qué cuestiones deberíamos tener en cuenta internamente para navegar en el medio de la tormenta: • Comunicar, comunicar, comunicar… y ah, sí… comunicar. Crear espacios para charlar (hablar y escuchar) con las personas que forman parte de la organización en donde estamos, para dónde queremos ir, qué objetivos buscamos, qué compromiso necesitamos, cuál es el es-
fuerzo requerido y tomar retroalimentación, escuchar sus opiniones e inquietudes para tomar decisiones. • Trabajar con la gente, no sólo dando órdenes, sino haciéndola participar de las decisiones, escuchando lo que les pasa y sienten, pero para eso, es necesario tener un grado de apertura que requiere maduración como responsables de la organización. • Definir claramente los procesos, si previo a la pandemia eran fundamentales para asegurarnos una mínima variabilidad en el desempeño y en la calidad de los resultados, en este momento no se pueden dejar de lado porque incluye una serie de riesgos sanitarios, como para sumarle complejidad a las operaciones y las actividades. • Capacitar a los miembros no sólo en su tarea, que vamos a tomar como base que eso lo hacemos, sino en el uso de nuevas tecnologías, de procedimientos que estamos explorando y, en algunos casos, en nuevas técnicas de liderazgo atravesadas por la distancia y el aislamiento. • Motivar generando el compromiso necesario para que cada función se cumpla de la manera adecuada, para soportar el estrés y velar por la salud, sobre todo mental, de las personas que forman parte de la organización.
¿CÓMO TRADUCIR EL RELATO EN ACCIONES? Acá llegamos al punto de la lectura donde tenemos que pararnos a pensar qué acciones concretas podemos realizar en nuestras organizaciones que nos permitan llegar a la orilla del otro lado del mar, superar la tempestad: • Aceptar las tecnologías e incorporarlas en los procesos de trabajo, esto implica no sólo dejarnos llevar por las modas o la urgencia, sino buscar herramientas que nos permitan comunicarnos correctamente, que tengan una congruencia con las características específicas de la organización. Es un proceso de identificación, evaluación (pruebas por fuera del flujo de trabajo) y decisión que no puede hacerse intuitivamente. • Realizar reuniones de trabajo para coordinar acciones que tengan metas claras, con un plan de trabajo con tiempos limitados por tema y reglas con un moderador que ordene y organice el encuentro. • Preparar a las personas para la utilización de las nuevas herramientas tecnológicas, diseñar jornadas con el equipo de trabajo y ver las mejores prácticas asociadas a las mismas. • Brindar soporte tanto en lo técnico, que las personas tengan las herramientas y los canales de ayuda por cualquier suceso o inconveniente, como en lo emocional, que en el caso del trabajo remoto implica una mezcla de la vida laboral con la personal. • Reforzar la relación con los miembros de la organización a través de reuniones personales o de dinámicas de equipo para incrementar el compromiso y elevar la moral en tiempos de pandemia. • Y, por último, con tanto peso como los puntos anteriores, preparar a los colaboradores que tienen personal a cargo para liderar en este momento, revisar en conjunto los objetivos de las distintas áreas y redefinirlos de acuerdo con la situación actual.