3 minute read

Editorial

La historia del movimiento LGTBI no comenzó en Stonewall. Es una historia de muchas historias, protagonizadas por un gran número de mujeres y hombres, la inmensa mayoría desconocidas y desconocidos, que lucharon por su dignidad, por su manera de ser, de querer ser y de amar. Las personas que fueron consecuentes con la defensa de su libertad y su dignidad se exponían a ser asesinadas o encarceladas, o a ser estigmatizadas o excluidas socialmente. En la mayoría de los países del planeta eso sigue ocurriendo. En aquellos otros en los que la base de su sistema político y de valores es el respeto a los derechos humanos, la situación de las personas LGTBI está evolucionado bajo la directriz de la igualdad ante la ley y la igualdad real y efectiva. Eso ha sido posible merced a la lucha, a la inteligencia y al buen hacer de miles lesbianas, gais, bisexuales, trans e intersex.

La construcción de la Memoria LGTBI es una de las tareas más importantes que debemos acometer. No solo para hacer justicia a esas y esos activistas y honrar su memoria. La Historia, sobre todo aquella parte que recoge la vulneración de derechos humanos de diferentes grupos humanos -de las mujeres, de la población afrodescendiente, de las personas LGTBI o de otras minorías-, debe ser uno de los pilares básicos de las sociedades democráticas, para que esas atrocidades no se repitan y para que la defensa activa de los derechos humanos tenga presente de modo permanente qué violaciones se produjeron en el pasado y qué colectivos son vulnerabilizados.

Advertisement

Algunas personas (la gran mayoría hombres, porque les era menos difícil destacar en las sociedades patriarcales) se han convertido en referentes históricos del movimiento LGTBI y del avance de los derechos humanos. Ulrichs, Hirschfeld o Harvey Milk están en la Historia y en la Memoria LGTBI, como lo están también, en el campo de la literatura y las artes -tan importante como la lucha política- Virginia Wolf, Oscar Wilde, García Lorca o Frida Kahlo.

En el Estado Español, los primeros vientos de libertad tras la atroz dictadura franquista hicieron aflorar algunos colectivos y referentes LGTBI, en un contexto social fuertemente

LGTBIfóbico, incluso en las filas de los partidos de izquierda. Fueron por ello, quienes los encarnaron, auténticos héroes y heroínas, y merecen ser reconocidos como personas que contribuyeron a que la democracia, que está necesariamente unida al respeto a los derechos humanos, se asentara en nuestro país; porque la democracia no es solo un sistema político, sino también un conjunto de valores sociales y culturales. Una de las paradojas más llamativas en un país en el que las primeras elecciones democráticas en más de cuatro décadas tuvieron lugar el 15 de junio de 1977 es que, once días más tarde, una manifestación de trans, gais, lesbianas y bisexuales que pedía libertad fue violentamente disuelta por la policía en Barcelona.

Los catalanes Armand de Fluviá y Jordi Petit fueron los primeros rostros visibles de un movimiento que echaba a andar de forma imparable. La hernaniarra Empar Pineda es otro referente de oro a la que tanto se debe. EHGAM y sus portavoces más conocidos, como Imanol Álvarez o Mikel Martín fueron pioneros en Euskadi. Cabe subrayar, asimismo, el trabajo y la lucha de los colectivos de lesbianas feministas.

En la década de los 90 nace una nueva generación de colectivos con nuevas ideas y propuestas, que complementan la lucha de las organizaciones veteranas. En Euskadi podemos destacar la aparición de Aldarte (Elena Olaortua y Lala Mujica), Gehitu (Amando Pavía, Koro del Santo, Iñigo Lamarca, Txaro Gómez, Mikel Elosegui, Montse González, Olga Alarcón, Joxean Zapirain, Txoni Parrón, Teresa Castro, Ramón San Sebastián y Joseba Errekalde). Errespetuz (Sarai Montes y Ares Piñeiro). Y, en el conjunto del Estado, la FELGTBI+, federación de cada vez más colectivos que adquiere, a finales de la citada década , bajo la dirección de Pedro Zerolo y Beatriz Gimeno, una fuerza y una proyección formidables, que contribuyen a darle un impulso decisivo a la aprobación de las leyes de igualdad. También Carla Antonelli, Mar Cambrollé, Kim Pérez y Marina Echebarria, en relación al colectivo trans. Y, por último, hemos comenzado a tener referentes Intersex, como Asmi Ananda, Gabriel J. Martín y Mer Gómez.

La lucha continúa, debe continuar, hasta conseguir la erradicación de la LGTBIfobia de la faz de la Tierra. La Memoria ha de ser un instrumento fundamental en esa lucha, que en su devenir histórico ha dado pasos hacia delante, pero también pasos atrás.

José Mª Torres (EHGAM) Olga Alarcón (GEHITU) Jordi ?¿ (FAGH) Jordi Petit (FAGH)

This article is from: