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Leo Classen en el primer triángulo rosa, por Carlos Valdivia Biedma
100 LEO CLASSEN EL PRIMER TRIÁNGULO ROSA
Hace ahora casi 4 años, el madrileño centro de exposiciones de Canal hospedaba una increíble y cautivadora exposición sobre Auschwitz. El recorrido lo culminaba una infografía sobre el número de civiles asesinados por la Alemania nazi entre 1933 y 1945: 6.000.000 judíos, 5.700.00 soviéticos, 1.800.000 polacos, 312.000 serbios, 250.000 personas con discapacidad, 208.000 gitanos, 70.000 criminales reincidentes y “asociales”, 1.900 testigos de Jehová y «varios miles» de homosexuales. Ese último dato, vago y falto de exactitud, nos llamó la atención a mis amigos y a mí. Tanto que contactamos con el centro para saber a qué se debía. Desde la organización se nos indicó que éramos bienvenidos a enviarles bibliografía o referencias por correo electrónico al respecto. Durante las últimas décadas han surgido estudios históricos que han tratado, entre otros asuntos, de fijar ese número, aunque este tema resulta marginal comparado con los estudios centrados en otros grupos perseguidos por el nazismo. La cifra oscila entre “varios miles”, 5.000, 15.000 y 200.000 hasta 1.000.000 de víctimas homosexuales varones durante el Holocausto.
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El destino de la mayoría de estos presos incluía la castración, la esterilización, la tortura, los experimentos médicos o servir en la guerra antes de ser asesinados e incinerados. La esterilización y la castración se llegaron a aplicar incluso a los homosexuales que no acababan en un campo de concentración debido a la idea de que su condición no podía reconducirse y la única solución posible era castrarlos o esterilizarlos. Desde 1810, el Código Napoleónico había despenalizado las relaciones entre personas del mismo sexo. Sin embargo, tras la anexión de Prusia, se extendió a todo el Imperio alemán el Código Penal prusiano, en el que se incluía el famoso artículo 175, según el cual «la fornicación contra natura realizada entre hombres o de personas con animales se castigará con pena de cárcel; también se podrán retirar los derechos civiles».
En los primeros meses de la dictadura nazi, Hitler ya dejó clara su postura frente a la homosexualidad prohibiendo las organizaciones de homosexuales. El motivo era que el nazismo consideraba a los homosexuales —sobre todo a los varones— una de las causas de la decadencia de Alemania junto con judíos, gitanos, testigos de Jehová, epilépticos, comunistas, etc. El 26 de octubre de 1936 Himmler creó dentro de la Gestapo la Oficina Central del Reich para Combatir el Aborto y la Homosexualidad. Poco a poco, los oficiales nazis fueron elaborando las infames “listas rosas”, con las que “purgaron” las ciudades y pueblos de toda Alemania, obligando a los detenidos a firmar una declaración de homosexualidad bajo tortura y chantajes. Después eran enviados a prisiones y a los campos de concentración, de donde raramente salían vivos. Al principio se comenzó identificándolos con un triángulo verde (criminales) o rojo (presos políticos), pero más tarde se estableció el triángulo rosa, que alcanzó el grado de metonimia para designar a estos presos junto con el término “los 175”, en referencia al artículo del Código Penal prusiano; también se llegaron a utilizar para dicho fin una banda azul, un brazalete amarillo con la letra A impresa (de Arschficker, ‘follaculos’), lunares o puntos negros en la ropa.
A pesar de la masacre y las duras condiciones de los campos, hubo algunos triángulos rosas que consiguieron sobrevivir a los campos de concentración y que, años más tarde, pusieron sus vivencias por escrito. Hasta el momento habían sido tres: Josef Kohout en 1972, Pierre Seel en 1994 y Rudolf Brazda en 2010. Ahora, una década después del último testimonio, añadimos a esta breve lista el nombre de Leo Classen, inédito hasta el momento tanto en alemán como en español u otras lenguas y que supone el testimonio más antiguo conocido escrito por un superviviente homosexual de un campo de concentración nazi, pues sus artículos se publicaron entre 1954 y 1955.
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Unos meses después de visitar la exposición que menciono al principio de este apartado, me llegó a través de un amigo un enlace a la Wikipedia sobre un tal Leo Classen. En esta entrada, solo se incluía un breve texto en inglés, con un par de referencias a unos textos que habría escrito en los 50 en una revista alemana. A partir de ahí, comencé a tirar del hilo. Tras comprobar que no había ninguna publicación con esos artículos ni con información sobre Leo Classen, contacté con la Biblioteca de Hamburgo (ciudad donde se editaba la revista), que me respondió afirmativamente: tenían los documentos y me podían enviar una copia de los siete artículos. Gracias a ellos pude recopilar cierta información sobre Leo Classen: nació el 26 de junio de 1906 en una familia socialdemócrata. Se formó en Medicina y probablemente ejerció como tal hasta que en 1941, a los 35 años de edad, ingresó en el campo de concentración de Sachsenhausen-Oranienburg, ubicado en la región de Brandemburgo (Alemania). Nueve años después de su liberación, probablemente en 1945, fecha en la que termina su diario y se libera el campo, escribió una serie de artículos que publicó a lo largo de todo un año en la revista de temática homófila Humanitas, Monatszeitschrift für Menschlichkeit und Kultur (‘Humanitas, revista mensual para la humanidad y la cultura’). Al leerlos, supe inmediatamente que esos textos poseían un enorme valor histórico y quién mejor que la editorial Egales, pionera en ensayo LGTB en español, para darle forma de libro y publicarlo en enero de 2021, bajo el título de Y Leo Classen habló. Con ello, tanto la editorial como yo, esperamos aportar un granito de arena en la reconstrucción y conservación de la memoria histórica homosexual. Recordar para no olvidar.
Carlos Valdivia Biedma (Priego de Córdoba, 1993)
Editor, ilustrador, traductor y escritor. Se graduó en Traducción e Interpretación por la Universidad de Córdoba, y cursó un máster de Traducción Literaria por la Universidad Complutense de Madrid. A la vez que realizaba estos estudios, comenzaba a desarrollar una latente faceta artística, bajo el pseudónimo artístico Aplatie, término francés que hace referencia a los fondos lisos de la mayoría de sus obras, de estilo minimalista y neopop. Son temas recurrentes en sus retratos la cultura pop española y extranjera, la religión, lo queer y el lenguaje del cómic. Recientemente ha publicado Veneno, de Adra a las estrellas, una biografía ilustrada (junio 2021), Un año sin nombre (marzo 2021), Y Leo Classenhabló, primer testimonio de un triángulo rosa (enero 2021).
Nota de la redacción de Gehitu Magazine: Leo Classen publicó entre 1954 y 1955 una serie de artículos en la revista Humanitas sobre su paso por el campo de concentración de Sachsenhausen-Oranienburg. Estos textos han permanecido inéditos hasta el momento tanto en alemán como en español u otras lenguas. Supone el testimonio más antiguo conocido escrito por un superviviente gay de un campo de concentración nazi. «El pan y la muerte fueron dos de los pilares de nuestra existencia allí. No teníamos nada más a lo que agarrarnos. Lo que había fuera, lo que una vez habíamos llamado vida, quedaba lejos, muy lejos, no como el olor de la sangre y la putrefacción, de la agonía y la maldad que nos rodeaban allí, donde nos arrastrábamos bajo la corona de espinas con huesos estridentes de una mañana gris a otra, y nunca más se hizo la luz…».