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Deseo y resistencia (1977-2007) Treinta años de movilización lesbiana en el Estado Español. Entrevista a Gracia Trujillo, por Paula Jiménez de Jubera

DESEO Y RESISTENCIA (19772007). TREINTA AÑOS DE MOVILIZACIÓN LESBIANA EN EL ESTADO ESPAÑOL

" Es un término que designa a las «mujeres» (biológicas y no biológicas) que comparten el hecho de no ser heterosexuales; múltiples cuerpos, deseos, prácticas sexuales. Lipstick lesbians, feministas lesbianas, lesbianas queer, trans, relaciones buth-femme y un largo etcétera. De ahí que utilice el entrecomillado “lesbiana”: para señalar que es una etiqueta simplificadora de esa diversidad pero que todavía necesitamos para nombrarnos, para que nos vean, para decir aquí estamos. O para utilizarla estratégicamente, cuando nos convenga, cuando nos apetezca, cuando sea inteligente. “Lesbiana” tampoco refleja todas las negociaciones, conflictos y decisiones que están detrás de este término; estos conflictos son, precisamente, el centro de interés de este libro".

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Así presenta Gracia Trujillo el término “lesbiana” al que acompañamos durante la lectura del libro. Concretamente abarca la movilización lesbiana durante los treinta años próximos al franquismo. Nos guía por los avances y cambios que se fueron llevando a cabo en los 70, 80, 90… a través de rescatar nombres de asociaciones, colectivos y activistas inolvidables para poder reconstruir ese gran eslabón de la Historia de este país que parece haber sido enterrado.

Traslada al centro un debate político que siempre se ha dejado en la periferia, pues lo protagonizan mujeres que eran discriminadas tanto por su género como por su orientación sexual. De ahí la necesidad de aliarse y luchar en conjunto con otras organizaciones, lo que no estuvo exento de polémica: en los años 80 se unieron a las mujeres heterosexuales feministas por la lucha de género, pero terminaron siendo excluidas por estas mismas, al igual que lo fueron por los hombres gais en los setenta y en los colectivos mixtos de los noventa. Marginadas entre los marginados y silenciadas entre los silenciados la

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lucha era doble. Al priorizar una alianza u otra terminaban escogiendo entre sus objetivos políticos y teniendo que renunciar a otros. Y hablamos de político porque si el propio sujeto y su identidad se están cuestionando por ser opuestos a la norma, mostrar quiénes somos es política. Reivindicarnos se convierte en relevante y necesario. Al fin y al cabo, lo que podemos sacar de este recorrido histórico y las luchas con las que se enfrentaba el movimiento, es que si tenemos que luchar para ser libres es porque las normas y valores existentes no abarcan todas las identidades. Porque un estudio de una historiadora y socióloga, que es fruto de ardua investigación, puede hacernos sentir como pasivos espectadores, pero busca lo contrario. El recorrido que presenta Gracia Trujillo termina en 2007, pero realmente continúa a día de hoy. Nos da a conocer el pasado para no olvidar el origen de todo lo construido hasta ahora, pero nos anima a seguir construyendo y deconstruyendo para ser parte de los cambios que quedan por llegar en el presente y en el futuro.

Y con todo esto, la misma Gracia Trujillo nos ha concedido el placer de poder hablar con ella sobre las cuestiones que más nos han llamado la atención de su obra.

Lo primero que destaco del libro es la explicación de que el término lesbiana no recoge la diversidad de significados asociados a esa palabra, ¿podrías explicar esto brevemente?

Es difícil, por no decir imposible, que una palabra recoja todas las diferentes maneras de ser y estar lesbiana. ¿Quién o quiénes definen qué es una lesbiana? Hay mujeres que siempre han sido lesbianas, otras que devienen lesbianas, otras que

Gracia Trujillo

no se encuentran muy a gusto con la categoría lesbiana, y/o prefieren utilizar otros términos... y tenemos que ver también de qué contexto hablamos, de qué momento histórico, etc. En fin, que utilizamos esta palabra, o también bollera, más en clave queer/cuir, pero la diversidad de situaciones, experiencias, identidades, subjetividades, corporalidades, desbordan el término. Además, tenemos que considerar que la identidad sexual también está atravesada por otras cuestiones como la clase, la raza, la etnia, la edad, la identidad de género, la capacidad, el lugar de residencia... que van a hacer que vivamos nuestra sexualidad de una manera u otra (o que no podamos vivirla libremente). Gloria Anzaldúa escribió que, siendo lesbiana, siempre se sintió la "outsider", incluso dentro de la propia comunidad lesbiana, por ser pobre y mestiza. Tenemos que estar atentas a quiénes se quedan fuera de las categorías, de las redes, de los espacios…, a que las etiquetas identitarias como "lesbiana" nunca excluyan, todo lo contrario. Máxime cuando seguimos necesitando las identidades para movilizarnos, para nombrarnos, visibilizarnos, etc.

Por otra parte, mencionas las diferencias de la movilización lesbiana en el Estado español y en otros países como Estados Unidos, ¿qué diferencias destacas entre ambos recorridos? ¿Qué fue particular

en el caso de la movilización en España?

Si comparamos el caso del Estado español y el de Estados Unidos hay elementos comunes (por ejemplo, la importancia de las lesbianas en el movimiento feminista, en términos numéricos, y también de discurso, organización, etc.), y otros diferentes (aquí no hemos tenido, hasta estos últimos años, reacciones y comportamientos tránsfobos por un sector del feminismo, por mencionar uno de ellos). La comparación con Norteamérica y el ámbito anglosajón en general es casi inevitable porque la movilización feminista y lesbiana, y todas sus aportaciones teóricas, han sido y son realmente importantes. Pero no podemos perder de vista la cuestión geopolítica; en este sentido es fundamental mirar a otros lugares también, como todo el cono sur, de donde podemos aprender infinidad de cosas en términos de teorías y prácticas políticas feministas, lesbianas, queer, transfeministas, etc.

Durante el proceso que recorriste al escribir la obra, ¿destacarías alguna lección que hayas aprendido al investigar sobre el recorrido histórico en este tema? ¿Algo que te haya sorprendido?

Aprendí muchas cosas no solo sobre el tema de mi tesis en sí (el movimiento de lesbianas en el Estado español desde los 70 en adelante), sino de metodología (cómo investigar este tema sin archivos, o contando con unos muy precarios). Me sorprendió que muchas de las activistas a las que entrevisté llevan o llevaban un montón de años en la militancia, haciendo mil cosas, y no las había entrevistado antes nadie. Esto me pareció impresionante. Y otra cosa que me sorprendió muy gratamente fue su generosidad, no solo por el tiempo que me dedicaron en las entrevistas que les hice, sino porque varias de ellas me dejaron consultar sus archivos personales, todos los materiales, de diferentes tipos, que tenían en sus casas.

Gloria Anzaldúa

Y, para terminar, de cara al futuro, ¿qué ves que urge o queda todavía muy pendiente en la lucha?

Quedan muchas cosas, pero también es mucho lo recorrido ya colectivamente. Es importante que no olvidemos esto, entre otras cosas porque nos anima a continuar dando la batalla en este contexto político tan complicado que tenemos, con una ultraderecha que, tristemente, va tomando posiciones no solo a nivel local sino global. Que tengamos muy presente que juntas, juntes, somos poderosas. Quedan todavía muchos prejuicios, estereotipos y violencias (sistémicas, institucionales, sociales) a las que nos enfrentamos por tener una sexualidad, una identidad de género, una expresión o una corporalidad distinta a lo marcado por la cis- heteronorma. Mucho que seguir trabajando en el ámbito educativo, en incorporar la mirada interseccional en nuestras luchas, en la prevención del VIH-SIDA, contra la precariedad laboral, en la conquista de nuestros derechos y libertades, en la defensa de nuestros afectos, vidas sexuales, espacios, familias… Ojalá consiguiéramos pronto eso que demandaron en el primer Orgullo les activistes: "Queremos que nos dejen en paz". Siempre fue una de mis pancartas favoritas.

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