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El Violeta, por Juan Sepúlveda Sanchis
En la época franquista, cualquier homosexual era llamado despectivamente violeta. Pero eso era lo de menos; los gais eran perseguidos, apaleados, obligados a delatar a otros compañeros gais, forzados a "curarse" o encarcelados.
Nos situamos en los años cincuenta. Bruno, un joven de dieciocho años, tímido y algo retraído, camina por las calles del casco viejo de Valencia. Son calles húmedas, con pobre iluminación y difíciles para huir durante una redada policial.
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Bruno ya es consciente de que es homosexual. Incluso se lo ha confesado a su tía, la persona que lo ha criado y que más quiere. Pero sigue con el miedo en el cuerpo, la reacción de una ama de casa nacida en la posguerra y con poca educación ha sido de alarma. La tía Julia no sabe cómo gestionar la noticia. ¿Qué puede hacer ella?
Bruno desconoce la ley pero sabe que eso de ser homosexual en España no es legal. Por ese motivo lleva una doble vida. En su rutina diurna trabaja en la tienda de turrones de su tía, una tienda donde solo se asoma la España de bien diseñada por el dictador. Y por la noches, como esta noche en particular, va a algún lugar donde sabe que la oscuridad permite a los gais encontrarse por medio de miradas, señas y gestos. Esta noche Bruno se va al cine Ruzafa, un lugar donde se producen encuentros fortuitos y que la policía secreta vigila de cerca.
Quizá Bruno repetirá un encuentro confuso y miedoso, como de costumbre. O se le helará el cuerpo pensando que alguien lo ha descubierto. Tendrá que fingir, no bajar la guardia y estar en constante alerta. Trata de repetirse que él es un chico de bien que solo va a ver una película. Alguien que trabaja y va a gastar su jornal en el cine. No quiere líos. Pero teme que los líos le encuentren a él y ese discurso de niño bien no se lo trague la policía.
Bruno es un chico lleno de amor sin libertad para amar. Y eso es lo que nos va a transmitir este cómic. Pero también veremos las consecuencias de la represión: hombres que se casan con mujeres a las que no aman y familias rotas.
Franco tiene un único modelo de familia. Un modelo donde el diferente será encarcelado o en ocasiones, como nos descubre el cómic, llevado a un campo de concentración y molido a palos.
El cómic nos sitúa en una época donde la hipocresía campa a sus anchas. Policías homosexuales que aprovechan su poder para abusar de otros homosexuales. Jueces implacables y poderosos que vulneran los derechos de los más pobres. Y un largo etcétera de abusos de poder.
La primera vez que me pregunté qué fue del colectivo LGTBI durante el franquismo fue en los años noventa. Por aquel entonces la antigua televisión valenciana emitió el documental llamado Sentenciados sin juicio. Una producción de KBEZA LÍQUIDA donde expresos sociales narraban el terror que pasaron en las cárceles valencianas. Fueron condenados por jueces que aplicaban la Ley de Peligrosidad y Rehabilitación Social. Una ley que encarcelaba hasta cinco años a todo aquel que fuera considerado peligroso moralmente por el régimen.
En el documental, Antonio Ruiz, Rampova y otros expresos hablaban de ese infierno como un lugar donde la única salida era el suicidio. Sus palabras me impactaron. Era desgarrador y al mismo tiempo sorprendente que no hubiera escuchado nada de aquello durante el bachillerato.
Hoy en día algo ha cambiado en ese aspecto. Algunos profesores cuentan con el libro Memoria y viñetas, donde está incluido un capítulo acerca de El Violeta y otros cómics que acercan a los estudiantes a la realidad del franquismo.
Muchos lectores jóvenes y no tan jóvenes se sorprenden al descubrir la situación de España en aquellos años. Dan por hecho las libertades que disfrutan. Pero para que se ganasen esas libertades corrió la sangre. Muchos héroes arriesgaron y dieron su vida por la causa. Esos héroes que al fin y al cabo eran personas normales tratando de vivir su vida son los que se homenajean en El Violeta. Para que no se olvide a los inconformistas que hicieron frente al régimen con valentía.
Después de que ese documental me marcase, estuve años investigando al respecto. Consulté archivos policiales, libros, artículos y todo tipo de materiales que pude encontrar. Fui creando una historia y me entrevisté con Antonio Ruiz, presidente de los expresos sociales, quien me hizo entender mejor lo que allí ocurrió. Y me dio una perspectiva real lejos de lo que podría haberse convertido en un thriller escrito por alguien que no vivió aquello.
El Violeta se inspira en muchas historias reales. Como la de Antonio Ruiz, que confesó a su madre su homosexualidad y ésta se lo contó a una monja que a su vez lo denunció.
O la de Octavio García. Octavio nació en las Palmas de Gran Canaria, estudió como muchos jóvenes en la capital grancanaria y continuó sus estudios en Los Salesianos. Pero cuando alcanzó la edad de 22 años fue detenido tras aplicarle la Ley de Vagos y Maleantes, la Ley precedente a la de Peligrosidad y Rehabilitación Social. Tuvo que cumplir condena en la
infame Colonia Agrícola de Tefía. Un centro penitenciario llamado agrícola para enmascarar lo que era un campo de concentración donde se llevaba a homosexuales y a presos comunes para obligarlos a hacer trabajos forzados. Un lugar donde recibían castigos, pasaban hambre y donde la dirección del centro majorero determinaba las condiciones del centro. Hubo temporadas de mucha dureza y otras temporadas donde la dirección suprimió los castigos y no permitió que se pasara hambre.
Gracias a los testimonios de Octavio o Juan Curbelo conocemos lo que allí ocurrió. La colonia recluyó entre 300 y 350 reclusos donde los condenados por homosexualidad eran minoría. La mayor parte de homosexuales del archipiélago canario fueron recluidos
en Tenerife, La Palma y Gran Canaria. En la península, la Ley de Vagos y Maleantes o la Ley de Peligrosidad Social llevaron a la cárcel a miles de presos.
Juan Sepúlveda Sanchis
(Valencia, 1982) es guionista, editor e ingeniero informático de profesión. El Violeta es su primera novela gráfica, una historia que denuncia los abusos sufridos por los homosexuales en la atmósfera de la época franquista. Es autor de Las seis caras de un dado, el cortometraje Lily Polanski y Diario de un español por el mundo, el primer libro de una serie cómica de diarios de viaje. Más recientemente, junto con Juan Luis Rincón, publica Juan Latino (2021), dentro de la colección Biografías en Viñetas de Cascaborra Ediciones (Barcelona).