Gentleman México num 67 JUNIO

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giado de los cambios sociales, políticos y económicos que se fueron produciendo en la capital, sintonizándolos con sus propios planes. Cuando Louis Vuitton abrió su propio negocio en 1854, en la Rue Neuve-des-Capucines, había perfeccionado tanto su oficio que disponía de una visión propia que le diferenciaba de la competencia. Desde el principio, se declaró un “empaquetador” de modas: la década de 1850 era aún una época de vestidos opulentos, crinolinas y faldas anchas, que requerían contenedores ingeniosos y manos hábiles para empacar y transportar. Louis Vuitton proporcionó ambos, pero mientras tanto repensó el baúl tradicional para hacerlo más ligero y resistente. Frente a las crepusculares costumbres indumentarias y viajeras de la época, Vuitton se dio cuenta rápidamente de que un baúl sería siempre más práctico y eficiente que los diseños clásicos de cajas y embalajes. Para la confección de sus baúles eligió una tela cubierta con pintura al óleo, un material de cobertura impermeable y ligero pero duradero. A medida que los fabricantes rivales comenzaron a copiar sus innovaciones, optó por diseños cada vez más complejos, pasando de la tela gris a otra con rayas de colores, y más tarde a un diseño a cuadros hasta hoy conocido como Damier. En 1896, su hijo mayor, Georges-Louis, creó el Monogram en honor a su difunto padre. Había nacido un icono perdurable, revolucionario. Con sus iniciales entrelazadas y un círculo de cuatro pétalos encerrados en un diamante cóncavo, esta firma se convirtió instantáneamente en un símbolo universal de la modernidad y en uno de los primeros ejercicios de una marca de lujo, de una cultura global que estaba naciendo.

Sobre estas líneas, de izquierda a derecha y de arriba abajo: Secreter de consulta médica diseñado por Damien Hirst para celebrar el 150 aniversario de la Cruz Roja, en 2009; caja de juegos especial para ajedrez y backgammon; y caja de acuarelas también perteneciente a los proyectos creados en beneficio de la Cruz Roja para celebrar su aniversario, realizado por Patrick-Louis Vuitton.

De ayer a hoy

Patrón de las Artes, la renovación de la casa llevada a cabo por Georges-Louis Vuitton a fines del siglo XIX se basó en la colaboración con maestros locales del Art Nouveau (que aportaron vidrieras, decoraciones de las paredes y muebles), y así se mantiene hoy en día, cuando el hogar familiar (es preciso recordar que tras su construcción en 1854, la familia Vuitton ocupó el piso superior sobre los talleres artesanales, y allí habitó durante décadas)mantiene la sensación mágica de un lugar que ha sido testigo de la vida y el trabajo de grandes artesanos y mentes brillantes, renovadoras de la tradición desde la creatividad. 41

JUNIO 2020


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