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Opinión

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OFELIA HERNÁNDEZ, GUARDIANA DE LA INOCUIDAD

LA GANADORA DEL PREMIO NACIONAL DE SALUD ANIMAL 2022, HABLÓ CON GIGANTE AGROALIMENTARIO SOBRE LA IMPORTANCIA DE VIGILAR LA CARNE QUE SE CONSUME EN EL PAÍS, YA SEA NACIONAL O IMPORTADA

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POR Carlos Yáñez

“Así como tenemos una policía y un ejército nacional, también tenemos una policía sanitaria y un ejército sanitario de muchos años; gente que tiene mucha experiencia. Todo lo que se ha certificado por nuestro país, tengan la confianza de que nos lo podemos comer”. Contundente. Sin medias tintas. Con toda seguridad.

Ofelia Flores Hernández, Médica Veterinaria Zootecnista con más de 30 años de experiencia y cargos muy importantes en distintas dependencias federales, cuenta a Gigante Agroalimentario su trayectoria y la relevancia que tiene su trabajo, el de sus colegas y las instancias certificadoras del país para garantizar que lo que llega a nuestros platos y rebasa nuestras fronteras cumple con las más altas normas de sanidad, inocuidad y calidad.

El trabajo de la Maestra Ofelia Hernández en el registro y determinación de residuos tóxicos en alimentos ha sido punta de lanza a nivel nacional e internacional al menos durante los últimos 20 años; esto se hizo tangible luego de que el pasado 7 de octubre recibió el Premio Nacional de Salud Animal 2022 designado por representantes de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural, la academia, de organizaciones gremiales y de la industria cárnica. La condecoración consistió en una medalla, diploma y gratificación económica.

“Soy Médica Veterinaria Zootecnista, egresé en 1985 de la Facultad de Veterinaria de la UNAM. Después hice una maestría en Ciencias Veterinarias en la misma facultad. Trabajé desde el 85 durante tres años en la Universidad, adscrita al departamento de parasitología de la Facultad de Veterinaria. Después me mudé a Morelos y ahí empecé a trabajar en la Secretaría de Agricultura, primero en el área de Investigación en el Instituto de Investigaciones Forestales y Agropecuarias”, narra la también Maestra.

Entre los principales aportes de Ofelia Hernández (aún a inicios de su carrera), fue la adopción de métodos de detección de algunos compuestos que no son deseables, como medicamentos veterinarios, plaguicidas e incluso contaminantes ambientales que pueden estar en las explotaciones pecuarias.

“Con esa experiencia y el roce técnico que tenía con la industria farmacéutica, en 2010 la Secretaría de Agricultura me invita a ocupar un cargo como directora en el Área de

Control y Registro de Medicamentos Veterinarios y Alimentos. Ahí estuve los últimos 10 años que trabajé en la Secretaría, hasta 2019. Además de llevar el registro de los productos, tenía la encomienda de participar en foros internacionales, sobre todo de armonización de cómo se permite el uso de estos medicamentos, también sobre el control de alimentos para animales y que éstos no fueran fuente de contaminación para los alimentos humanos”, añade.

También participó al menos en una docena de comités que generan Normas Oficiales Mexicanas. En la Secretaría de Agricultura, coordinó y desarrolló los documentos para generar certificaciones en “buenas prácticas” para la industria farmacéutica y para la industria que elabora alimentos para animales. Esos manuales están vigentes, con algunas actualizaciones, y sirven para que las empresas se certifiquen y puedan demostrar ante México y el mundo que sus productos cumplen los requisitos, son funcionales, efectivos y de calidad.

“Estamos en una etapa intermedia; aún hay mucho que hacer. Las buenas prácticas de manufactura en los países más desarrollados son obligatorias. Algunos de los países de la región latinoamericana ya las tienen como obligatorias también, pero es muy reciente. Países que tienen alto intercambio comercial y alto consumo de productos de origen animal, como Argentina, Brasil o Chile, ya las tienen implementadas.

AL DEJAR SALIR (CARNE) SIN INSPECCIÓN, PODEMOS SER CULPABLES DE MANDARLE UNA ENFERMEDAD AL MUNDO, ASÍ COMO SI NO CERTIFICAMOS LA ENTRADA, PODEMOS SER CUL- PABLES DE LO QUE PUEDA PASAR DENTRO DE NUESTRO PAÍS.

OFELIA FLORES HERNÁNDEZ MVZ ganadora del Premio Nacional de Salud Animal 2022.

“Aun cuando la industria ha respondido con bastante entusiasmo, tener una Norma Oficial Mexicana (NOM) da mucho más sustento jurídico. Desafortunadamente en México, el proceso de normalización, en el mejor de los casos, dura unos cuatro o cinco años”, lamenta Flores Hernández.

Ante la pregunta expresa, ¿de qué nos protege la inocuidad de la carne?, Ofelia Flores mencionó varios agentes patógenos que pueden comprometer la salud humana y que actualmente se vigilan para evitar distintos riesgos sanitarios. Aunque reconoce que existen situaciones que extraordinariamente pueden quedar fuera del control de la humanidad y son reacciones propias de la naturaleza.

“La principal preocupación son los microorganismos como parásitos, bacterias, virus que pueden enfermar a los animales y los productos que estos animales generan pueden transmitirse. También otros insumos que se utilizan en la producción animal son los medicamentos (para animales), que pueden ingresar al organismo del animal y si no son bien utilizados, pueden generar, expresarse y ser vehiculizados a través del huevo, la carne, la leche, la miel, las vísceras que consumimos y llegar al humano”, advierte.

Desde su punto de vista, el peligro es latente porque los hábitos de consumo van cambiando.” Somos cada vez más exigentes porque aprendemos más, pero hay enfermedades que no existían, que se generan como lo que acaba de suceder con el Covid y el pase de los murciélagos hacia el hombre. Esos son riesgos latentes que se generan por la propia naturaleza”, agrega.

Por último, la Maestra Ofelia lanza un mensaje al gobierno que encabeza el presidente Andrés Manuel López Obrador sobre la importancia de seguir los protocolos sanitarios y tener cerca a quienes son expertos en la materia.

“Ojalá nuestro Presidente se deje asesorar por los que sí saben porque son muchos años de trabajo. Ha sido mucho lo que se ha invertido, y no sólo en términos económicos, porque desarrollar conocimiento, enviar a los expertos y su preparación es una parte, pero desarrollar los esquemas de inspección y saber qué se debe de cuidar es la otra. Si no nos cuidamos no va a haber medicamentos que sirvan para detener un desastre”, concluye.

EL PREMIO

Es uno de los principales estímulos de la medicina veterinaria en México. “Qué honor recibirlo dentro de los 30 primeros de ese volumen de profesionistas que seguramente están haciendo algo a favor de la salud animal desde donde estén”, reconoce orgullosa la Maestra Ofelia.

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