| Primavera Udaberria Spring 2022
44 LA BUENA VIDA / BIZITZA GOZATU / THE GOOD LIFE
El túnel de Ogarrio, el hombre que soñaba con un pueblo de plata
Vascos en América, capítulo 3 Vicente Irizar nació en Elgoibar el 9 de marzo de 1834, perdió a sus padres antes de cumplir los doce años y, al ver que escaseaba la herencia de su familia —antiguos fabricantes de acero—, decidió ir a México en busca de nuevas oportunidades.
Fotografías de David Quintas y textos de Martín Ibarrola.
C
on sólo 16 años, subió a bordo de la fragata de vela Providence y tardó 46 días en llegar a un país asolado por el cólera. La enfermedad a punto estuvo de matarlo y, mientras se recuperaba en San Luis de Potosí, conoció a Santos Sainz de la Maza, un opulento hacendado cántabro que regentaba varias minas de plata en la región. ‘Don Santos’ le ofreció un puesto de trabajo en un solitario pueblo llamado Real del Catorce y Vicente accedió sin dudarlo. Tendría entonces una complexión parecida a la que conserva en las fotos: un hombre alto y delgado, de nariz afilada, manos grandes y mirada avispada. El guipuzcoano no tardó en
convertirse en el apoderado de Don Santos y aprender el negocio minero. La doctora en Derecho y escritora María Elena Yrizar aún conserva las memorias de su abuelo, que cuentan una historia de sangre y plata. La población del Real del Catorce pasó a mediados del siglo XIX de ocho mil habitantes a veinte mil. “Las borracheras eran fenomenales y las peleas a puñaladas en medio de la calle estaban a la orden del día”, rememoraba Vicente. Vivió allí la guerra de tres años de Benito Juárez, conoció la invasión francesa y sufrió innumerables levantamientos armados. Fue un época en la que, como apuntó Octavio Paz, se