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ENTREVISTA A MANUEL MUÑIZ

Global Square entrevista a Manuel Muñiz Villa, abogado español, académico y profesor de relaciones internacionales, actual Provost de la Universidad IE y decano de su Escuela de Asuntos Públicos y Globales, ex secretario de Estado de la España Global, y uno de los mayores expertos en diplomacia económica y tecnológica.

• Manuel Muñiz is the Provost IE University and Dean of IE School of Global and Public Affairs. In these capacities, he is responsible for the university’s international expansion through strategic alliances and for research and teaching in Public Policy, Global Affairs and Economics. Manuel Muñiz served as State Secretary (Vice Minister) at the Spanish Ministry of Foreign Affairs (2020-2021). In this role, he was responsible for the ministry’s Strategy and Foresight Unit, the Economic Diplomacy Team, and the Communications Department. He coordinated Spain’s 2021–2024 Foreign Policy Strategy, and led the work on the National Strategy on Technology and Global Order.

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Previously, Manuel Muñiz was Director of the Program on Transatlantic Relations at Harvard University’s Weatherhead Center for International Affairs, and Fellow at Harvard University’s Belfer Center for Science and International Affairs, where he was one of the promoters of the Project on Europe and the Transatlantic Relationship. He holds a DPhil (PhD) in International Relations from the University of Oxford, a Master in Public Administration from Harvard University, a Master in Financial Markets from the Instituto de Estudios Bursatiles in Madrid, and a Bachelor in Law from Universidad Complutense de Madrid.

por Nicolás Pérez López-Ibor

Usted está al frente de la escuela de asuntos globales de una prestigiosa Universidad Española, ¿Cómo ve en este sentido el papel de la juventud en el escenario internacional? ¿Existe una mayor preocupación por los desafíos globales que las generaciones previas? ¿Llegarán a liderar los cambios necesarios o será demasiado tarde?

Veo una generación de gente joven muy comprometida con los retos globales, sobre todo en la lucha contra el cambio climático. Es una generación más global que las anteriores, que ha viajado más, conectado más con gente de otras geografías y culturas, y por lo general mejor formada. Mi gran esperanza sobre el futuro emana de estar en contacto con esas personas jóvenes. Los veo capaces de todo lo que se propongan.

Cierto es que van a necesitar habilidad, conocimiento y tesón para atender los retos que van a heredar. El mundo es más volátil que antes y más complejo.

Ante este escenario de tensión en Europa, con Rusia queriendo incorporar definitivamente el territorio ucraniano ocupado, ¿Está la Unión Europea ante su mayor desafío de cara al futuro? ¿Dependerá de su capacidad de reacción su continuidad?

No creo que la invasión rusa de Ucrania sea el mayor desafío al que se enfrenta la Unión Europea. Es, sin lugar a duda, un gran desafío, pero se está enfrentando con determinación y coherencia. De hecho, la UE ha respondido de una manera que no se esperaban en el Kremlin. Con claridad diplomática, con dureza en el ámbito de las sanciones económicas y enviando apoyo financiero a Ucrania, así como ayuda militar. Europa ha demostrado en esta crisis que existe y que tiene claros sus valores y principios. Gracias a esa determinación estamos viendo todos los días como Rusia fracasa en sus objetivos ilegítimos. Y eso son muy buenas noticias para todos.

“EL MAYOR RETO AL QUE SE ENFRENTA EUROPA ES LA FRACTURA INTERNA QUE VIVIMOS EN NUESTROS PAÍSES”

El mayor reto al que se enfrenta Europa es, desde mi punto de vista, la fractura interna que vivimos en nuestros países. Las crecientes brechas sociales que están llevando a una creciente polarización y fractura política. Ese proceso está llevando al ascenso de fuerzas populistas y en instancias abiertamente antieuropeístas. Por lo tanto, o sanamos esas brechas sociales o el proyecto europeo vivirá en una permanente fragilidad.

¿Son las sanciones económicas la mejor vía para parar la guerra? ¿Qué otras vías económicas podrían utilizarse?

Sabemos que las sanciones económicas rara vez cambian el comportamiento de un país en el corto plazo. Por lo tanto, no son sustitutivas de otras medidas, como la ayuda militar o la ayuda financiera a corto plazo a los aliados. Pero también sabemos que las sanciones, cuando están bien diseñadas, dañan el desarrollo económico de aquellos países sobre los que se imponen. En el caso de Rusia, el paquete de sanciones impuesto es tan significativo que no cabe la menor duda de que va a cambiar la senda de desarrollo del país. Es indudable que Rusia tendrá, como consecuencia de las sanciones, una economía menor, menos innovadora y menos competitiva. Y eso va a alterar su capacidad para proyectar poder a medio plazo.

“SI NO EXISTIERAN LAS NACIONES UNIDAS NOS VERÍAMOS OBLIGADOS A INVENTARLAS CON URGENCIA”

Al margen de las sanciones formales que imponen los estados hay que tener en cuenta que ser objeto de un paquete sancionador ahuyenta la inversión internacional. En Rusia se han dado dos impactos económicos relevantes desde el inicio de la guerra. El primero como consecuencia de las sanciones de la UE, EEUU y otros. El segundo por el éxodo de empresas occidentales de Rusia. Este segundo fenómeno, que en muchos casos no venía impuesto por las propias sanciones sino que era una respuesta al creciente riesgo reputacional de operar en Rusia, va a tener consecuencias significativas para la economía Rusa. Esta ya suponiendo una pérdida de talento y de innovación inmensa.

Si las Naciones Unidas nacieron para evitar una nueva guerra, y una y otra vez constatamos su impotencia ¿queda en evidencia la necesidad de una reforma de la gobernanza global? ¿Qué sería necesario incluir en una próxima versión de un orden liberal basado en normas?

Las Naciones Unidas evita muchas guerras y logra contener otras. Cualquiera que conozca el efecto de las misiones de paz de NNUU podrá confirmar que la mera presencia de cascos azules salva vidas en múltiples lugares del mundo.

Los programas de desarrollo, a su vez, garantizan estabilidad y paz en países con gran fragilidad económica e institucional. Todo esto para indicar que si no existieran las Naciones Unidas nos veríamos obligados a inventarlas con cierta urgencia.

El problema se da cuando el agresor es un miembro permanente del Consejo de Seguridad, como es el caso de Rusia. Ahí se produce un bloqueo del Consejo que es el órgano encargado de garantizar la paz internacional. Se han buscado formulas innovadoras en el caso de Rusia como llevar votaciones a la Asamblea General, donde esta ha sido condenada por sus acciones sin paliativos. Pero son derrotas estéticas sin fuerza vinculante en si mismas.

En un escenario ideal se retiraría la capacidad de veto de los grandes poderes en el Consejo de Seguridad. Eso haría que el sistema tuviese fuerza vinculante también para ellos en casos de guerra y paz. Pero como todo el mundo que lea esta entrevista puede entender: a los grandes poderes no les gusta ceder soberanía y someterse al juicio del mundo por mayoría simple.

En general, el mundo parece encontrarse ante un momento de retroceso de los grandes impulsos globales, tras la pandemia y ahora con la guerra todo parece estancado, ¿existe cierto miedo a la globalización?, ¿es cada vez más lejano el papel de las instituciones multilaterales? ¿es cada vez más fuerte el papel del Estado?

—Creo que vamos a entrar en un ciclo distinto en economía global. Vamos a dejar atrás la época de integración radical que hemos vivido los últimos treinta años y vamos a ser mucho más selectivos en cuanto a nuestros socios económicos y comerciales. Las empresas occidentales están empezando a reevaluar su huella internacional con el ánimo de no repetir los errores de sobreexposición cometidos en Rusia. Esto implica un cierto decoupling o desmantelamiento de partes de la globalización anterior. El escenario de decoupling no es el ideal desde un punto de vista estrictamente económico. Es muy inflacionista, por ejemplo. Pero creo que es hacia el que vamos.

Tras la pandemia muchos estados autoritarios aprovecharon para ejercer mayor control sobre sus ciudadanos, ¿Cuáles son los riegos más fuertes que enfrentan las democracias a nivel global? ¿Es cierto, como algunos piensan, que los regímenes autoritarios son más eficaces que las democracias para enfrentar los riesgos y amenazas tanto en el interior de las sociedades, como a escala global?

Soy un firme creyente en la democracia como forma de gobierno. Creo que produce ciudadanos m á s completos y m á s responsables. Los regímenes autoritarios disminuyen a sus ciudadanos, los infantilizan, los hacen vivir con miedo y los abusan. Por lo tanto, si el debate es sobre “input legitimacy”: honestamente no creo que haya nada defendible en los regímenes autoritarios o dictatoriales.

Pero es que, además, las dictaduras tienen serios problemas de “output”. Son sistemas más rígidos, no escuchan a sus ciudadanos y tienden a tomar peores decisiones. Este es el motivo por el tienen a fracasar como sistemas políticos. No creo que la tecnología haya aun cambiado esta dinámica. Al ser las democracias más transparentes parecen más imperfectas y más frágiles pero la realidad es que son mucho más resilientes.

En el vínculo Atlántico, ¿Es posible una relación armoniosa entre la OTAN y una Comunidad Europea de Defensa robusta? ¿Cómo ve los resultados de la Brújula Estratégica de la UE y el Concepto 2030 de la OTAN que salió de la Cumbre de Madrid?

Sí. La OTAN y la Política Exterior y de Seguridad Común (PESC) son dos caras de la misma moneda. Se puede, y se debe, construir un pilar europeo fuerte dentro de la OTAN. Siempre he pensado que el solapamiento de valores e intereses estratégicos entre Europa y EEUU es muy amplio. Ese es el suelo sobre el que se debe construir la OTAN. Ahora bien, Europa tiene después distintitos intereses o intereses de distinta intensidad a EEUU; sobre todo en su vecindario. Y eso va a exigir autonomía para llevar a cabo operaciones de seguridad propias. De hecho, la UE ya las lleva a cabo. El único problema es que son aún menores en escala y rara vez de naturaleza militar, o con uso de la fuerza. La Brújula Estratégica nos indica que ese tipo de operaciones van a ser probablemente más comunes a futuro y que por lo tanto la PESC va a necesitar más herramientas y margen de actuación.

“AL SER LAS DEMOCRACIAS MÁS TRANSPARENTES PARECEN MÁS IMPERFECTAS Y MÁS FRÁGILES, PERO LA REALIDAD ES QUE SON MUCHO MÁS RESILIENTES”

Parece que muchos indicadores económicos adelantan previsiones de una posible recesión el próximo año, ¿tiene la Unión Europea capacidad de hacer frente a una nueva crisis cuando apenas está resolviendo los daños de la pandemia?

Mi opinión es que la Unión Europea ha enfrentado con mucho éxito las últimas dos grandes crisis que ha vivido. Primero la de la Covid19 donde fue un actor clave en la respuesta económica, a través de los fondos Next Generation, y después la crisis de Ucrania, con una respuesta diplomática, económica y militar ejemplar. No me cabe la menor duda de que si entramos en recesión, la Unión Europea, el mercado único, y los múltiples resortes que tiene la Comisión serán de enorme ayuda para los Estados Miembro. Honestamente, no sé qué sería de los países europeos si tuvieran que enfrentarse a estos retos solos. Durante la pandemia de la Covid 19 lo viví en primera persona y desde un cargo público. Sin Europa no habríamos tenido los niveles de actividad turística que tuvimos en el 2020 y 2021, una cuestión esencial para España, no habríamos tenido acceso a vacunas de manera tan temprana, y no habríamos dispuesto, como disponemos ahora de más de 140.000 millones de Euros para reconstruir nuestra economía.

Por último, cómo ve el debate sobre la seguridad energética. Muchos analistas consideran necesario frenar la transición hacia las energías renovables y ponen en duda la consecución de los objetivos en la lucha contra el cambio climático. ¿Cuál es su opinión al respecto? —Creo que hay que acelerar la transición. Que eso no solo nos acerca al cumplimiento de los objetivos de la agenda de lucha contra el cambio climático, sino que además nos otorga mayor autonomía estratégica. La dependencia del gas o el crudo ruso o del de oriente medio no parece una estrategia muy sensata a medio plazo. En Europa tenemos una energía en abundancia y es la renovable. Por supuesto, vamos a tener que asegurar el suministro de ciertos materiales esenciales para la transición energética pero prefiero enfrentar ese reto que el de la importancia de combustibles fósiles que además de complejo es absolutamente dañino para el medio ambiente.

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