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FRANCISCO URIA

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ALEJANDRO SOTO

ALEJANDRO SOTO

FRANCISCO URIA FERNANDEZ

Abogado del Estado excedente y actual socio responsable del sector financiero en España en KPMG

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AUTOR DE

LA PEQUEÑA LIBRERÍA DE STEFAN ZWEIG

Es tu primera novela, ¿qué te motivó a escribirla, cuando empezaste a trabajar en el libro? El episodio del paso de Stefan Zweig por Vigo en 1936, que ya conocía de El Mundo de Ayer, y que recordé hace unos meses al leer sus Diarios, recientemente publicados en castellano, me inspiraron la idea de mi novela. Un encuentro y una conversación con un librero en la librería ante la que sabemos que estuvo (lo contó en sus Diarios) y que en la realidad estaría seguramente cerrada.

¿Por que has decidido escribirlo ahora?, ¿parece guardar sin duda relación , la experiencia vital con de esta etapa extraña y dura de la pandemia? Empecé a escribir el libro en cuanto leí los Diarios de Zweig y me imaginé la historia de la librería. La pandemia y sus limitaciones me han dado algo de tiempo para hacerlo al no poder viajar, algo que hago a menudo por razones de trabajo y no cabe duda de que este contexto tan singular nos han hecho volver la vista sobre algo tan importante como los libros y la libertad, que son el tema central de mi libro. Quizá en otro contexto no hubiera sido posible bien porque no se me hubiera ocurrido la historia o bien porque no hubiera tenido el tiempo de escribirla. Vigo, es la referencia central del ambiente en que se desarrolla el libro, ¿hasta qué punto se trata de un libro autobiográfico? Todo libro, por lo que he podido descubrir en esta aventura, nueva para mi, es autobiográfico, hay algo de ti en todo lo que escribes pero no necesariamente habla sobre ti ni sobre tu historia real sino sobre lo que has leído, las personas a las que has conocido, las historias que te han contado, tus sueños y también tus miedos. En este libro hay algunas anécdotas familiares (tb de la familia de mi esposa, de ahí la dedicatoria) pero casi todo es ficción. La verdad es que no tengo ninguna conexión personal ni familiar con Vigo pero el caso es que Zweig desembarcó allí y no en Gijón, con la que si tengo cercanía familiar, así que la historia tenía forzosamente que transcurrir allí y yo le debía a Vigo, a los vigueses y a todos los lectores documentarme lo mejor posible para que la historia fuese real, aunque me he tomado algunas licencias respecto de la historia y también de los Diarios para poder construir mejor el relato. ¿Tu interés, digamos pasión por los libros, se la debes en buena medida a tu abuelo, o tu abuela y a tu madre, cómo afirmas en el libro? ¿O sencillamente al ambiente familiar de interés por la cultura a través de los libros, que viviste desde pequeño? Mi casa estaba llena de libros, muchos eran de mi madre y otros de mi padre. Había libros muy avanzados para su época y tuve la suerte y la libertad de poder leerlos muy joven. Uno de esos libros era la biografía de Fouche de Stefan Zweig. Ahí empezó mi conexión con el. Mi abuelo (el padre de mi madre) no era librero pero también era un gran lector. Ramon es un personaje ficticio pero tiene algo de mi abuelo y algo de otras personas que he conocido pero, sobre todo, es un homenaje muy sentido a los libreros que me han guiado toda mi vida en librerías de muchas ciudades.

Lo sucedido en la novela responde a un hecho histórico real. ¿Por qué piensas que Zweig escogería aquella librería, por su centralidad en Vigo, por la disposición de sus libros, por el reclamo de su estantería, por el librero y las primeras palabras de su conversación?

Zweig paseó unas horas por Vigo. Se cruzó con grupos de soldados y marineros en una ciudad que, tras terribles combates, era ya retaguardia en nuestra guerra civil, que apenas comenzaba. En su caminar, se encontró con una librería y describió su escaparate en sus Diarios. Unas cosas de lo que había allí le gustaron y otras (varias) no. Aquel 10 de agosto y en plena guerra civil la librería, cuyo nombre no menciono, estaría seguramente cerrada pero la ficción me ha dado la libertad de imaginar que estaba abierta y que el encuentro con Ramon pudo producirse. En la conversación he tratado de construir un personaje de Zweig que fuera creíble para sus lectores y que dice muchas frases y expresa ideas basadas en lo que publicó, sobre todo tras la Primera Guerra Mundial. Ramón es un personaje enteramente ficticio (no tengo ningún abuelo Ramon ni tampoco librero) y ahí he tenido más libertad.

¿Qué piensas que podrían tener en común el escritor y el librero, además de la pasión por la literatura? Sin lugar a dudas libros y libertad van muy unidos. Zweig había vivido el trauma de la quema de sus libros en Alemania, a la que había sentido como una auténtica patria. La prohibición de sus libros en Alemania y Austria le habían convertido en un apátrida literario y le habían dejado “atrapado” en un idioma en el que ya no podría ser leído. Ramon siente el temor ante el régimen que emerge de la guerra civil. Aunque el franquismo fue muy complejo y evolucionó mucho (incluida su relación con Zweig, llena de matices) aquellos primeros dias de guerra fueron terribles y también aquí se produjeron episodios de quema de libros. Por eso, libros y libertad son el doble eje de su conversación aunque la guerra civil española y la suerte de Europa son también elementos importantes. En el libro aparecen muchos personajes ilustres del mundo de la literatura, la ciencia o la música, o la política. De la literatura desde Rilke o Goethe a Machado o Lorca., o Juan Ramón. ¿Qué significado tienen esos u otros nombres en tu formación de escritor? ¿Cuáles son tus lecturas favoritas de tus años de juventud? Más que mis preferencias, he citado autores y libros que fueron importantes para Zweig y otros que tuvieron un valor simbólico en la guerra y en la postguerra en Europa y so- bre todo en España. He tratado de rendir un homenaje a muchos autores y libros que fueron perseguidos y prohibidos. Personalmente, no he sido un gran lector de poesía, aunque he tenido mis acercamientos. La novela y también la historia han sido mucho más importantes en mi formación como lector y también como escritor.

Volvamos al abuelo Ramón . Su nostalgia de otros tiempos es inescindible de la pérdida de su mujer “ la abuela”, qué significa ella en esta obra , qué significó para la librería? ¿Qué razón motivó que no estuviera ese día en el local?

He conocido a varios “Ramones” en mi vida. Hombres que añoran cada día a sus esposas perdidas. Pocas veces he visto un amor como ese. Su mujer era todo para Ramon, como las suyas lo eran para las personas que he conocido y que le han servido de modelo. Todos tienen algo en común: veían el mundo a través de ellas. Si ellas, se quedaron solos y también perdidos. En el libro, ella no está aquel 10 de agosto en la librería porque Ramon y ella aún no se conocen…pero para saber el resto hay que leer el libro. El mundo de ayer, ¿corresponde también en tu opinión al de entreguerras o se sitúa directamente en el desarrollo de la II Guerra Mundial y el horror del nazismo, y la persecución judía? El Mundo de Ayer son muchas cosas. Una Europa libre, en la que Zweig se movía sin pasaporte, y que se perdió con las guerras mundiales (y que la Unión a Europea nos ha devuelto, lo que hay que reconocerle), una comunidad intelectual europea, incluso global, que si se ha perdido, un mundo elitista (y también machista) que, sin duda, ha sido mejor dejar atrás, la tragedia de la comunidad judía (sin duda) y algo que todos sentimos a una determinada edad, cuando parientes y amigos comienzan a faltarnos, que “nuestro mundo” de alguna manera, también muere. Algo de todo eso está presente en El Mundo de Ayer que no deja de ser la larga carta de un suicida. El Mundo de Ayer es el mundo que conoció Zweig pero sigue interesando a millones de lectores en todo el mundo porque todos hemos tenido o tenemos esa sensación de que nuestro mundo, nuestras referencias, se mueren. ¿Siguen existiendo librerías antiguas que venden obras singulares? Afortunadamente, siguen existiendo librerías que venden libros antiguos y también nuevos. Que sobrevivan depende de nosotros, de los lectores, que superemos la comodidad de la compra por internet para vivir la emoción de la librería, el libro de papel y la recomendación del librero. Su futuro está en nuestras manos. De todos modos, soy optimista. Hace décadas que se habla del final del libro en papel y ahí sigue. ¿En qué coincides con el nieto de Ramón , en su caso, sobre las insuficiencias del mundo de hoy? ¿Qué nos falta? , o ... ¿qué nos sobra? En mucho. No oculto que me he servido de el para compartir algunas reflexiones personales aunque el (tampoco) sea yo. Creo que quienes hemos leído El Mundo de Ayer podemos caer en la tentación de sobrevalorar ese tiempo (no el Libro, que es una joya). Hay muchas cosas buenas en el mundo de hoy, como la posibilidad de acceso a la cultura y a los viajes (en mejores tiempos). Pero hay una lección imperecedera: la de que el mal existe y que la libertad no está garantizada. Hay cosas con las que no se debe frivolizar. ¿No piensas que tu novela , tiene un aire cinematográfico?

Creo que es cierto. Todo el episodio del paseo de Zweig por Vigo tiene ese aire cinematográfico que comentas (desde que desembarcó) y espero que mi relato también lo tenga. He escrito la historia “viéndola” mientras la escribía y espero que los lectores la vean también.

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