LA FRONTERA DEL SILENCIO

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LA FRONTERA DEL SILENCIO

Autor: Graciela Giráldez

Portada realizada por la Artista plástica María Dolores Giráldez http://www.mdoloresgiraldez.com.ar/index.html

Copyright © 2012 – Graciela Giráldez Todos los derechos reservados

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Primera Edición Copyright © 2012 – Graciela Giráldez Todos los derechos reservados

Maquetación: Graciela Giráldez Edición: Lulu Enterprises, Inc. www.lulu.com Idioma Castellano

ISBN: 978-1-291-19239-1 Teruel, Noviembre del 2012

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Prólogo

Con este poemario los lectores viajan por los parajes profundos del alma. Es el nuevo amanecer de Graciela G. después de juntar letras precipitadas, noches alteradas mezcladas con imágenes de luz. Es la culminación de un trabajo de búsqueda, acompañado de espirales de colores, vibraciones y movimientos. Todo surge a partir de un silencio abandonado de palabras Son los primeros pasos en que se asoma la audacia, los sentimientos, la realidad de vivir y sentir el empuje de algo nuevo. Trabajo de búsqueda. Las ideas, palabras, letras, sudan vida. Es abrir el alma y volcarla al papel. Felicitaciones Graciela G. por esta obra poética que destila eso tan bello que es armonía.

Edy Marta Muscio

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LA FRONTERA DEL SILENCIO

Dedicado a mis seres queridos por ser y estar.

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Índice Desde el silencio… 13 -19

Abrazo del viento… 21 – 26

Sombras entre la tierra y el cielo… 27 – 32

Espejos del aire… 33 – 38

Por la frontera…39 -42

Más allá de los espacios del tiempo…43 -48

Sensaciones prohibidas… 49 -59

La frontera del silencio… 61 - 65

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Desde el silencio

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I

La inquietud ahoga

cuando el amor se insonoriza

porque la pasión

se desvía a un laberinto

donde rebota

como gránulo de ruido.

El amanecer te pinta

de santo o de demonio

y la alegría es óleo del pasado.

No hay recuerdos imborrables

sino abismos profundos.

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II

Descubrir el reflejo s贸rdido

en el n茅ctar del deseo.

Lamer su esencia,

-su poca esencia-

Repasar los trazos

que sus manos

dejaron sobre la piel

y encontrar en la lengua

sabor a sal.

Sabor que quema la garganta,

sabor que entrelaza la locura

a los cristales del alma.

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III ¿Quién detendrá el tiempo,

ahora

que han robado los relojes?

¿Quién contará los pasos,

ahora

que han borrado la huella?

¿Quién dibujará la vida,

ahora

que han llevado los colores?

¿Quién dará silencio,

ahora

que gritan las palabras?

¿Quién se acostará a mi lado,

abrirá las puertas,

ventilará los rincones?

¿Quién vendrá?… 17


IV

… ¿Y cómo despertaré?

Si la noche

se hunde en el pecho del alba

y ésta escapa de las caricias

de unos dedos huérfanos de luz.

¿Cómo despertaré?

Si nuestros nombres

se enredan en los sueños

delineando figuras.

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V

Se podría decir

que las nubes

son silencios vaporizados

que emanan de la piel.

Se podría decir

que el espacio que habita el aire

es una ráfaga,

que mueve esa esfera

que calla y perturba al silencio.

Se podría decir

que esa tormenta

es un espejismo del deseo

que se derrama sobre tu superficie.

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Abrazo del viento

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I He tenido en las manos

los pĂĄjaros del tiempo.

Que han prestado

sus alas al silencio,

que rompe el recuerdo,

que rompe el misterio de la noche

y ata al dĂ­a su simiente.

He tenido en las manos

el llanto del amor

que sucumbe

a la fuente de la vida

y en tu silencio calla.

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II Sin querer

descubrí que soy hija del viento

y que su soplo

es el perfume de mi piel.

Las alas que me han prestado

son reflejo de un deseo

que se hizo cenizas.

Cenizas que anidan

en mi alma de pájaro.

Quiero volar

y recorrer el silencio

que habita el mundo,

desmembrar

los latidos de la tierra

y saber

que en cada rincón estas tú. 24


Quiero volar,

abrir mis alas,

aferrarme al viento

y que él me entregue

a tu calor.

III Lo incompleto separa, aleja

y observa la costumbre de un amor

que estalla en su centro,

que me transforma en loba

haciéndome recorrer las calles

buscando tu guarida.

Veo el camino,

pedazos de cielo duermen en él.

Fuiste tú el que pasó antes

dejando jirones de ti.

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Señor del viento,

del mar,

de la tierra,

detén el tiempo en tus manos

y enmudece mis labios.

Mírame sin mirarme,

bésame sin besarme,

que soy cielo en tu cielo

y oasis en tu desierto.

Cierra las puertas

que no llevan a tu edén

porque camino y camino

y en el camino me pierdo.

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Sombras entre el cielo y la tierra

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I Se detiene en la piel

la humedad del recuerdo

y bailo ante un espejo

que no refleja la figura.

Destino mal acostumbrado

a que siempre sea tĂş

y solamente tĂş,

que yo no exista

ni en mi sombra.

Un modelo de nada

va soltando un hechura

que estalla en el espejo

abrazĂĄndose al recuerdo.

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II ÂżQuĂŠ vida tengo que vivir sin ti?

Sin ti

la niebla se transmuta

sobre mi piel en polvo.

Me cubre,

me confundo con la tierra,

quedando atrapada en su centro.

III De nada sirve la queja,

cuando sangran las horas

tras la espalda.

El horizonte

anida los pensamientos

y en el reloj,

la queja marca viejas horas 30


mientras muere el día

absorbido por la noche.

Palabras anudadas

golpean la ventana

de un mundo melancólico.

No sirve de nada la queja

cuando los nudos del delirio

rozan la conciencia.

IV La noche se viste de seda

y se lanza

a los brazos del desvarío.

¿Por qué se va,

por qué se aleja?

Coronada de reina

camina por la calle

y en su huella, 31


pedazos de silencios

laten acallando la mente.

¿Por qué se va,

por qué se aleja?

Lleva en su junta

enredado el deseo

y en las manos

los huecos del tiempo.

¿Por qué se va,

por qué se aleja?

y envuelve en la brisa

ese eco del sueño.

¿Por qué se va,

por qué se aleja?

dejando su sombra

entre el cielo

y la tierra. 32


Espejos de aire

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I En los espacios del tiempo

se esconden los temores

que en silencio me acosan

y rascan mi memoria.

Despegan esos fantasmas

que quiero olvidar.

Ellos se deshacen de esa esfera

que rodea mi figura

y se propagan por el cuarto.

Toman posesi贸n

hasta de la cama

que se convierte en humo

y se reflejan

en ese espejo que soy

cuando pienso en ti.

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Luego se transforman en niebla

y entumecen mi sangre.

Una molécula de rocío

hormiguea una película del alma

y se dilata en la locura

de que fuera tu mano

la que eriza el recuerdo.

Y me rindo al sueño,

envuelta en el deseo,

respirando el humo,

acurrucada en la cama

que guarda mis fantasías

y me lleva

a ese espacio del tiempo

donde fui feliz.

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II Vi nacer la noche en tus ojos

y comprendí

la soledad de la luna.

III Hoy entendí

por qué la noche

llora un canto de sirenas.

Por qué los pétalos del silencio

juegan

a enredarse con la sombra.

El aire huele a mar

y una luz te trae.

El recuerdo se solidifica

y la tierra absorbe

las lágrimas del cielo.

Hoy entendí 37


que no vivo la vida

sino que la vida

me vive a mí.

IV Dios de la locura,

del silencio,

dime por qué

no puedo alcanzar tu puerto.

Dime cuál es el misterio

que enreda tu quimera

al árbol de mi irrealidad.

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Por la frontera

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I Todo nace de la nada

y nada

nace de todo.

Soy un espectro

flotando en la noche

y sigo la luz de una estrella.

No me canso de buscar

un coraz贸n,

una mano,

un destino,

y vivo cuando lo encontrado

no se transforma en mi enemigo.

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II ¿Qué silencio me rodea?

Siento su energía

vibrar en mi interior.

Se detiene el tiempo

y la aurora me abraza.

Me recuesto en su falda.

Soy vela de un barco

que navega unida al mar.

La brisa de la mañana

lame mi piel

y me dejo llevar

donde el universo quiera.

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Mรกs allรก de los espacios del tiempo

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I Encontrar el amanecer

y guardar en los ojos

los colores del alba.

Impresionarse con su paz,

sorprenderse

transformando la soledad

en los espacios del tiempo.

Hablar con esa inmensidad

que hace fluir la vida

y que su lengua

abra nuestra mente,

revelรกndonos la pista

que nos acerca

al mundo sensorial

de los cuerpo.

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II Llenarse de ese azul,

encandilarse,

sentirse humedad del viento

y envolver esa elipse

en las sábanas de la madrugada.

Rescatar el perfume de tu risa

entre la mañana

y la quietud de Septiembre.

Y que el otoño empape la piel

cuando la aurora se pierda

en la ventana del cielo.

III Apoyo los sueños en esa pared

que divide el pasado

del presente.

Confío en tu mano

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que me transporta por un laberinto

donde la nada vuelve a ser todo.

La nada derriba al silencio

y hace que todo entre

en un ĂĄtomo de aire.

Nos adormecer la brisa

cuando la verdad invade tus ojos,

que esperan la llegada de mis labios

a tu sueĂąo salvaje.

IV Esto no es casualidad,

es plenitud de vida.

La primera luz de septiembre

juega con mis sentidos.

Mientras el cielo

sangra su primera llama.

Enamorada de ti 47


de la vida,

del cielo,

del silencio

que nace y muere

en la conjugaci贸n del deseo.

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Sensaciones prohibidas

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I

Me desvestĂ­ de mi piel

para ti,

que amaneces en mis brazos.

Absorbo tu silencio

y muero en tus labios.

Me convierto en ave

y beso tu mar profundo y sereno.

Mi cuerpo respira tu cuerpo

mientras el deseo crece en el aire.

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II

Todo era tan cristalino.

Las miradas insistentes,

deseosas,

buscaban los cuerpos.

Un haz de luz

separaba su aliento del mĂ­o,

cuando las manos

comenzaban a reptar

por los muslos.

Nuestra piel se cristalizaba

con el murmullo de los dedos.

No podĂ­amos pensar,

ni movernos. 52


La respiración anudada al pecho

desvanecía el instinto de escapar.

Sabíamos buscar

y nos encontrábamos

en los suburbios de las sábanas

donde no importa el tiempo,

ni los engaños

que el despecho

haya permitido.

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III

Tenía miedo de salir,

que el sol

me diera en la cara.

Tenía miedo

de que su rayo

penetrara en mis entrañas

y reflejara esa sensación

que había vivido.

Sus ojos

lunas embrujadas,

iluminaban mi cuerpo.

Mostraban el camino

hasta el seno del placer.

Su lengua,

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víbora enroscada en la piel,

derramó el veneno

de un amor prohibido.

Susurraba el reloj

cada hora,

cada delirio,

cada locura

y la mañana

traía el humo de un adiós

lleno de sensaciones.

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IV

Aroma que emerge

y se pierde

en la inmensidad del mundo.

Soy espuma que besa tu cuerpo

recostado en la arena

y gaviota que enreda el aire.

Escondite perfecto donde te refugias

cuando tu beso

se derrama en el laberinto

de mi boca.

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V

Te dibujaste en el aire,

huracán atrevido

y penetraste en mi edén.

Alimentó tu vuelo

los misterios del crepúsculo

y entre nubes

detuviste el tiempo de tu poema.

Me sumergí en el néctar

de tu cáliz

y bebí gota a gota

tu agua sagrada.

Dios del cielo,

del alba,

fanal de mis ojos,

descansa anclado en mi puerto.

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VI

Llévame donde nadie llegue,

donde el silencio

se extravía en un gemido.

Donde no haya pasado

y todo sea presente.

No importa el futuro,

el futuro está en tus ojos.

Dios de mi cuerpo,

abrázame sin tocarme

y llévame

sin decirme donde vamos,

porque hoy vi nacer el día

en un rincón de la tierra

y el mundo

estaba en tus manos.

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VII El alma se abre al vuelo

de una paloma

que suavemente

borra cada molécula del recuerdo.

Dios del viento

envuélveme con tus alas,

derrama esa esencia

que me convierte en nada.

Lame mis dedos

y déjame brotar

desde las cenizas de tu fuego,

aferrando mis raíces a tu orbe.

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La frontera del silencio

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I

Hoy algo pasa en el cielo.

El sol no ha querido salir

y la lluvia

besa cada partĂ­cula

del aire que respiro.

Algo pasa en el cielo.

Ahora se desprende

de la tormenta

y aferra la luz a su funda.

-Me imita-

que arranquĂŠ de mi piel

la soledad

para poder estar contigo.

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II En la frontera del silencio

queda el pañuelo con momentos

que algún día

volveré a rememorar.

La bala del “tal vez”

hizo justicia,

con el nombre que arrancó de cuajo

toda mi perfecta rectitud.

Dejó en su destello

un “tal vez” más justificado

que se adueño de mi boca,

como un sueño

que no revive al pasado

sino que lleva al futuro.

En la frontera del silencio, 64


hoy se entierra la desdicha

y se refleja en el pecho de la vida

el agradecimiento a Dios

por habernos encontrado.

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La poesía es: "Algo eterno, el esplendor de la vida"

Graciela Giráldez nació en Buenas Aires Argentina, el 8 de julio de 1969. Comenzó a escribir con temprana edad relatos y poesía que acompañaban sus estudios de guitarra, solfeo. Cursó en la escuela Literaria del Sur talleres de relato breve y Poesía. Es miembro de la Asociación Aragonesa de Escritores (AAE) y también de Asociación Literaria Poyesis e integrante del Grupo Literario Palabras Indiscretas (GLPI) donde es vicedirectora y coordinadora general de la Revista Literaria Palabras Indiscretas. Ocupa su tiempo en labores administrativas haciéndolo compatible con su pasión por la escritura, la lectura y la música. Vive en España desde 2001.

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