Grito del Sur Nº 46

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Periódico barrial

Distribución gratuita 3.000 ejemplares mensuales Agosto 2018 ISSN 2451-7178

Comuna 1 /3 /4

Constitución, Monserrat, San Cristobal, San Telmo, Parque Patricios y Barracas

Una voz, un derecho.

Año - 06

Número 46

elgritodelsur.com.ar /El Grito del Sur @grito_delsur elgritodelsur@gmail.com

Foto: Andrés Wittib ESPECIAL VILLA 31

Luces y sombras de la urbanización Desde El Grito del Sur buscamos dar pluralidad de voces al conflicto de un territorio que tiene historia propia e impronta de lucha y presentamos este especial para dar a conocer los principales desafíos y

limitaciones que conlleva la urbanización de la Villa 31 desde una perspectiva social, barrial, económica y educativa. Página 4

Vivienda

Educación

Barrios

Cuatro constructoras vinculadas al presidente y al jefe de Gobierno ganaron licitaciones millonarias para las obras de urbanización en la Villa 31.

Walter Larrea, delegado de UTE, denuncia que el proyecto de urbanización en la Villa 31 se da en medio de un recorte en las políticas educativas.

Tres referentes barriales opinan sobre las luces y sombras del ambicioso proyecto que impulsa el Gobierno de la Ciudad en la Villa 31.

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Contratapa

Negocios detrás Sin perspectiva de la urbanización educativa

Las miradas sobre el proyecto


02 | Sumario / Editorial

Índice

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02 | Editorial

Entre los escombros

06 | Vivienda

Macri y Larreta meten la cuchara

03 | Cultura

La esquina vaciada de cultura

07 | Educación

“Las escuelas en los barrios populares volvieron a ser comedores”

04 | Informe central: vivienda

Después del fuego, las cenizas

08 | Contratapa

Las voces de la villa Diseño gráfico: kunkacomunicacion@gmail.com

EL GRITO SOMOS

Aldana Mancilla Pais, Christopher Loyola, Sebastián Furlong, Yair Cybel, Matias Ferrari, Julián Valdez, Gabriela Perchante, Dalia Cybel, Oscar Flores Rivera, Rocío Tursi, Virginia Robles, Camilo Rumberger

Entre los escombros Redacción El Grito del Sur

No faltan las lentes, pero sí las miradas. La Villa 31 aloja un número aproximado de 38 mil personas y -sumado a la 31 bis- se estiman un total de 10.076 viviendas y 43.190 habitantes con servicios básicos precarios, calles sin asfaltar, un tendido eléctrico inseguro y escasas instituciones de salud y educación. Las ambulancias y bomberos no entran, o lo hacen con demoras, la policía libera la zona y, según los vecinos, el número de personas que debe recurrir a comedores comunitarios crece a diario. En las asambleas con los vecinos, los representantes del gobierno dan respuestas trilladas y conciliadoras, pero poco avanzan en las demandas. Sin embargo, la 31 es el plato fuerte del gobierno porteño para el 2019. En una campaña electoral con un fuerte re-

corte del presupuesto en obras públicas, el gobierno calculó un monto millonario para la urbanización del barrio. El 29 de junio se inauguró el primer cajero automático y McDonald’s ya anunció que abrirá un local. El Banco Interamericano de Desarrollo tendrá su gran oficina dentro de esta villa, donde controlará el uso de los US$ 150 millones que aportó al proyecto como parte de la Línea de Crédito Condicional para el “Programa de Integración Urbana y Equidad Educativa en la Ciudad”.

Desde El Grito del Sur buscamos dar pluralidad de voces al conflicto de un territorio que tiene historia propia e impronta de lucha y presentamos este Especial para dar a conocer los principales desafíos y limitaciones que conlleva la urbanización de la Villa 31 desde una perspectiva social, barrial, económica y educativa.

El Banco Interamericano de Desarrollo tendrá su gran oficina dentro de esta villa, donde controlará el uso de los US$ 150 millones que aportó al proyecto.

El Grito del Sur- Fundado el 23 de septiembre de 2012 en el natalicio de Mariano Moreno - Registro ISSN 2451-7178 - Director Propietario: Yair Cybel - Tirada 3.000 ejemplares - Registro de la Propiedad Intelectual 5295866 - Agosto 2018 - Número 46 - Domicilio legal: Camarones 1549 CABA - Contacto: elgritodelsur@gmail.com - Impreso en Avisar Impresiones Gráficas - Arnoldo 1380 Quilmes Oeste Registro de Medios Vecinales CABA - Se autoriza la reproducción del material publicado, citando la fuente.


Cultura | 03 A un año del cierre del Arte Cinema

La esquina vaciada de cultura Los vecinos y las vecinas del barrio de Constitución se encontraron nuevamente en un festival por la reapertura del cine Arte Cinema, cerrado en 2017 por decisión del INCAA. El tiempo pasa, pero las esperanzas de recuperar este espacio cultural no se pierden.

Redacción El Grito del Sur

La ausencia del Arte Cinema se siente con fuerza desde el 31 de julio de 2017, día en que cerró sus puertas. El final de la sala cinematográfica ubicada en el barrio de Constitución significó que una gran cantidad de vecinos y vecinas dejaron de acceder a la exhibición de películas nacionales a precios populares. El motivo de esta decisión respondió a los nuevos lineamientos políticos del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA), que decidió acabar con el convenio que tenía desde hacía varios años con los propietarios del cine. Un año entero sin el cine del barrio y una historia que no terminó allí. La asamblea que exige el regreso de este patrimonio cultural continuó reuniéndose incansablemente para encontrar soluciones al problema y elaborar nuevos planteos dirigidos a ciertos

funcionarios del gobierno nacional y de la ciudad de Buenos Aires. Hasta el momento, ni esa voluntad inquebrantable ni las miles de firmas presentadas ante el INCAA, como tampoco el pedido de la Dirección General de Acceso a la Justicia del Ministerio Público Fiscal al Ministerio de Cultura de la Nación, fueron suficientes para revertir una medida que continúa firme. En el marco del primer aniversario del cierre, alrededor de medio centenar de vecinos y vecinas del barrio de Constitución realizaron el pasado 4 de agosto un festival por la reapertura del Arte Cinema en la esquina de la calle Salta al 1600. El evento contó con la presencia del artista invitado Gabriel Torres, de MAPU y del grupo de Teatro Popular “Arte en Lucha”. En diálogo con El Grito del Sur, la activista María Eugenia Fernández Andés contó que, luego de varias promesas de reubicar el cine en otro lugar del barrio, “seguimos reclamando. No tenemos mucha

esperanza porque, si bien el vicepresidente del INCAA tiene una muy buena actitud de diálogo, después no puede cumplir nada de lo que dice que va a pasar. Había prometido la cinemateca acá en Salta 1900 y no cumplió. Vamos a seguir reclamando con notas porque merecemos tener un cine. La cultura es un derecho”. La referente de la asamblea cuestionó también que “el gobierno no quiere invertir en cultura, para ellos es un gasto. Eso lo tenemos en claro, como el hecho de que Constitución es una zona vulnerada que no le importa para nada ni al gobierno nacional ni al gobierno de la Ciudad”. “Tampoco Larreta nos dio ninguna respuesta. El contexto es muy desfavorable”, reconoció Fernández Andés. El edificio que albergó durante varios años al Arte Cinema se encuentra aún en venta y se mantiene deshabitado con las persianas bajas.


La historia detrás del último incendio en la Villa 31

Después del fuego, las cenizas Un mes después del incendio en la manzana 12 del barrio Cristo Obrero de la Villa 31, la subsecretaría de Integración Social y Urbana sigue dejando a su suerte a los tres hermanos que duermen a la intemperie y entre los escombros, pese a haber perdido a su madre en la tragedia. Crónica de una familia en resistencia.

Por Matías Ferrari

—¡No pude, Omar, no pude! No puede ser, no llegué, no pude. No la pude salvar, no pude. Lo primero que oyeron Omar y Hernán al llegar a la villa fueron los gritos de Rubén, el más grande de los tres hermanos. A Rubén se lo estaban llevando al hospital: tenía el cuerpo repleto de quemaduras. Pero antes les hizo saber, desde la camioneta del SAME, gritando por encima del ruido de las sirenas y el barullo y el desconcierto, que su madre no había sobrevivido al incendio, que él había intentado salvarla pero que no pudo. Frente a los ojos de Omar y Hernán ya no había más que un montón de cenizas y columnas de humo donde antes se levantaba su casa. Y alrededor, muchas caras de vecinos que hablaban y explicaban y de militantes que los abrazaban: —Las llamas llegaron a dos metros de altura, casi arde todo el barrio. —Los matafuegos no andaban y los bomberos tardaron una eternidad en llegar. —Rufalda murió. Y también, las caras de mucha gente desconocida, demasiada, que les impedía el paso. Las horas que siguieron al desastre fueron dantescas. Los dos hermanos menores pasaron la noche a la intemperie, entre las cenizas; el mayor, internado. Una ambulancia se llevó el cuerpo de Rufalda a las 3 de la mañana, doce horas después del incendio. Recién entonces Omar y Hernán pudieron ingresar al perímetro de lo que era su casa, en el vértice norte de la manzana 12 del barrio Cristo Obrero. La noche siguiente intentaron cobijarse del frío dentro del hall del complejo de viviendas a medio hacer que está detrás de las ruinas, a un cruce de calle distancia, pero la policía los desalojó. Volvieron entonces al mismo terreno

donde había yacido el cuerpo de su madre. Dos días de llovizna lo habían convertido en un lodazal. Varios vecinos ayudaron a juntar cartones para armar un piso provisorio sobre el barro. También juntaron chapas para montar una suerte de carpa precaria, donde duermen desde hace 20 días: Omar y Hernán, a este punto, ya estaban decididos a no abandonar el terreno, ambicionado por las autoridades de la Subsecretaría de Integración Social y Urbana. La “Sisu”, como se la conoce en el barrio, envió ese día dos asistentes sociales que les tomaron los datos, “como si no los tuvieran ya”, dice Omar, y eso fue casi todo lo que hicieron por ellos desde entonces. De no haber sido por una nota publicada por la Garganta Poderosa que se viralizó en las redes, la tragedia hubiera quedado encerrada en la villa y sus responsables no habrían sido señalados. Como las habladurías corren rápido, en la villa como en la vida toda, la nota también sirvió para esclarecer las cosas: el martes 9 de julio un incendio, originado posiblemente en la llama de una vela que tocó una tela, se cobró la vida de Rufalda Lescano, de 90 años, madre de tres hijos, viuda, que padecía esclerosis múltiple; el fuego fue ahogado por los vecinos de la villa,

porque los bomberos no pudieron ingresar sino 40 minutos después, cuando no quedaba nada en pie; de los dos camiones que ingresaron, uno sólo tenía agua; de los veinte matafuegos que prestaron vecinos relocalizados en nuevas viviendas funcionaron sólo tres; ningún funcionario porteño puso un pie en el terreno derruido, ni durante ni después de la tragedia; de no ser por los vecinos, los tres hijos de Rufalda hubieran sido abandonados a su suerte, sin nada ni nadie. Al día de hoy, los tres hermanos no tuvieron tiempo de velar a su madre. Se calientan con fogatas, cocinan en un anafe prestado y se bañan en las casas linderas. Sólo los dos mayores conservan su trabajo.

EL FUEGO “Fue a la hora de la siesta”, relata Hernán. “Rubén, que trabaja en seguridad de noche, era el único que estaba en casa: Omar y yo aprovechamos la tarde para llevar a una de nuestras pitbull a una veterinaria en barrio norte, porque creíamos que tenía moquillo. Tardamos una hora, una hora nomás. En la vuelta, caminando por Pueyrredón, vimos pasar a los bomberos. Pensamos: ´ojalá no sea en el barrio el incendio´. Y fue”.


Informe central / Vivienda | 05

Foto: Andrés Wittib

Lo que siguió, en el relato de Hernán, fue Rubén subido a la camioneta del SAME gritando que no había podido hacer nada, las cortinas de humo sobre la casa en ruinas, mucha gente del Gobierno y policías y tipos que no eran del barrio haciendo de barrera de contención para que nadie, ni ellos mismos, pasaran el perímetro de seguridad para acercarse y ver con sus ojos el cuerpo de Rufalda y si algo, todavía, podía ser salvado. Según declaró Rubén en su testimonio en la comisaría 15, el incendio es probable que haya sido iniciado por una vela prendida dentro de la casa, en el cuarto de Rufalda, que dormitaba la siesta con la tele encendida. Todo ardió muy rápido, intentó sacar a su madre, no pudo. Lo último que vio a otra de las pitbull subida sobre ella, como abrazándola. Las llamas recorrieron los 3 ambientes de la casa y el resto es historia sabida.

RUFALDA, LA FAMILIA Y LA CASA Rufalda Lescano tenía 90 años. Vivía en la Villa 31 desde hacía cuarenta y uno. Nacida en Santiago del Estero, conoció a su marido y padre de sus tres hijos en Tucumán, donde

había conseguido trabajo como enfermera. Su marido era ferroviario del Belgrano Norte. A inicios de los 70, se mudan a Santa Fe y, más tarde, en plena dictadura, llegan a Buenos Aires. Su marido es reubicado para trabajar en la estación Saldías. Dejan a sus hijos en Santa Fe, levantan la casa en la villa, muy cerquita de la estación, en un terreno donado por la empresa que regenteaba los trenes, y los mandan a buscar tres años después, en el 82. La familia se establece en la villa en el amanecer del alfonsinismo.

los hermanos pasar las noches en el hotel familiar que el Gobierno tiene en la villa y uno de los departamentos en el complejo “Agrupadas”, justo enfrente del terreno, que la familia rechazó. La razón: la condición, a cambio de la “ayuda”, era abandonar el terreno y entregárselo a la Subsecretaría. “¿No se dan cuenta que ahí no entramos los tres?”, se pregunta Hernán, señalando el complejo de paredes de durlock, sin conexión de gas. “Además, hace 40 años que vivimos acá, esta es nuestra casa y no otra”, agrega.

Viuda y con el cuerpo cansado de años de trabajo y entrega a los suyos, Rufalda queda a cuidado de sus hijos, en especial del menor, Omar. Cobra una pensión y, además de la esclerosis, sufre de Alzheimer. “Sobre todo trataba de que no estuviera todo el día viendo tele. Como teníamos patio, salíamos a tomar mate para cambiar el aire. Había que recordarle todo el tiempo que ya había comido”, recuerda Omar.

La clave del acuerdo -del no acuerdo- radica precisamente en el terreno: la familia pidió materiales para poder levantar nuevamente la casa, dentro de los planes de urbanización que el Jefe de Gobierno, Horacio Rodríguez Larreta, promueve como una revolución. De forma elegante, los funcionarios Pro eludieron el reclamo. “No somos un corralón”, es la respuesta que dieron por lo bajo.

La casa la levantaron entre todos. Toda la familia fue, de a poco, montando su parte sobre la base de la prefabricada. Un metro de estructura de ladrillos y techos de madera. Tres cuartos, un living, un patio. Toda la familia trabaja y ve crecer el barrio a su alrededor.

En la traza de los perímetros de urbanización del barrio Cristo Obrero, el terreno de los hijos de Rufalda no figura: está justo por fuera del límite, es decir, está fuera de la órbita de intervención. Esa es la explicación, a priori, del abandono: su ubicación es estratégica. En un extremo del terreno se levanta el depósito de materiales de construcción de la empresa que ganó la licitación de las Agrupadas, Cunumí SA, de probados vínculos con el clan Macri y hasta con la financiación de la campaña de Cambiemos en 2015. Y en el otro, da justo con una de las esquinas que, en los planos de urbanización, está pensado como uno de los pasos más abiertos al barrio. Es, también, uno de los terrenos más amplios de una sola familia en toda la 31.

Rubén y Hernán trabajan en seguridad. Omar se recibe de ingeniero informático. Empieza a trabajar desde casa en el arreglo de computadoras y celulares de los vecinos. También arma las suyas y las vende por MercadoLibre. Perdió todas sus herramientas de trabajo en el incendio. Pese a cierto bienestar económico, el hacinamiento del barrio empieza a traerles problemas: la casa nunca tuvo desagüe y, como fue construida sobre un desnivel, siempre estuvieron al borde de inundarse.

NI UNA CHAPA “Ni siquiera un volquete para sacar las cosas. Ni baños químicos. Nada. La primera noche pedimos colchones y nos dieron frazadas, no colchones. Tuvimos que pedirlos a los vecinos. Así nos trata la gente del Gobierno”. A Hernán le tiembla toda la cara cuando habla de cada una de las puertas del Gobierno que tocó y lo que finalmente consiguió: “Si no hubiese sido por los vecinos, estaríamos durmiendo en el pasillo o a la intemperie”. Por iniciativa de la Mesa de Urbanización del barrio, que nuclea a todas las organizaciones que activan en el territorio, la Defensoría del Pueblo porteña intervino y logró mediar en una reunión entre funcionarios encargados de la urbanización y la familia. Hubo un acta de acuerdo: la Subsecretaría apenas se comprometió a limpiar el terreno, nivelarlo y aportar ayuda en los trámites legales por la muerte de Rufalda. Ofreció a

Por eso, la permanencia de los tres hermanos en su terreno es el inicio de una guerra fría con el Gobierno, que bajó la orden de no entregar “ni una chapa” a la familia, a fin de desgastarlos y lograr que finalmente cedan al frío, el dolor y la intemperie y terminen firmando el papel de su retiro del lugar. Ninguno está dispuesto a hacerlo y, en medio de los escombros, los días pasan en una resistencia que tiene mucho de dignidad y también de desesperación. En febrero, el gobierno porteño emprendió otro camino: a través de un decreto, ordenó el desalojo administrativo de una de las viviendas de la misma manzana, lo que provocó una reacción en cadena de los vecinos e incluso de muchos de los trabajadores de la Subsecretaría que más tarde decidió despedir. Las topadoras pasaron por encima de las casas, recordando otras épocas en la historia del barrio. “De acá no nos vamos a ir”, dice Hernán, y camina hacia el pasillo que lo deposita hacia una de las calles internas del barrio, de donde saldrá para hacer otro trámite más.


06 | Vivienda ¿Quiénes están detrás de la urbanización en la Villa 31?

Macri y Larreta meten la cuchara Cuatro constructoras vinculadas a la familia del presidente y del jefe de Gobierno ganaron licitaciones millonarias para las obras de urbanización en la Villa 31. Éstas serán financiadas por un crédito del BID y otro de la CAF que, en buena parte, pagarán los vecinos del barrio.

Redacción El Grito del Sur

En abril de 2017 llegó el anuncio: desde el playón de la Villa 31, posaron para la foto el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, el presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), Luis Alberto Moreno, el entonces ministro de Finanzas de la Nación, Luis Caputo (hoy al frente del Banco Central) y el secretario de Integración Social y Urbana de la Ciudad, Diego Fernández. El BID daba el visto bueno para el financiamiento, por más de 300 millones de dólares, de las obras de “integración” de la Villa 31. A esta última se le sumaría un crédito de la Corporación Andina de Fomento (CAF) que supera los diez dígitos. Se trata de las constructoras Supercemento SA, Bricons SA, Cunumí SA y Sudamericana SA. La primera ganó la licitación de la nueva traza de la Illia, que según el propio Rodríguez Larreta le costará a las arcas porteñas 1700 millones de pesos. La obra, prevista para octubre de este año, fue postergada porque, según el Ejecutivo porteño, la prioridad en cuanto a grandes obras viales en la Ciudad la tiene el Paseo del Bajo. De todas formas, todo el proyecto de urbanización de la 31 está atado a la modificación de la traza. De esa obra dependen desde la oficina/ puente que albergará las oficinas del BID para América Latina hasta la reubicación de cientos de familias que hoy viven debajo de la autopista. Supercemento fue fundada por Tonino Macri, el tío del Presidente. Tonino es el Padre de Jorge Macri, actual intendente de Vicente López. Según reveló Luis Barrionuevo, fue

uno de los principales aportantes de la campaña presidencial de 1989 de Carlos Menem. Hoy, Supercemento es la segunda constructora con mayores contratos con el Estado, por un total de 6.051 millones de pesos. Un 25 por ciento de ese total se lo lleva con la modificación de la Autopista Illia. Los principales directivos de la empresa están bajo la mira del juez Sebastián Casanello dentro de la causa Odebrecht por supuesto tráfico de influencias para la licitación de las obras en AYSA durante la gestión de Cristina Kirchner. Sudamericana SA, por su parte, ganó la licitación por 1177 millones de pesos para construir un complejo de 812 viviendas sociales dentro de la villa, sobre las tierras que pertenecían a YPF. Hacia allí serán relocalizadas, si al GCBA le sale todo bien, las familias que hoy viven bajo la autopista. Sudamericana es propiedad del empresario chileno Rudi Boggiano, quien tiene contratos firmados con Rodríguez Larreta a través del Foro de Desarrollo Urbano de la Ciudad. Sudamericana ya había logrado hacerse con las obras para la Villa Olímpica que albergará a miles de jóvenes para los JJOO de la juventud que organiza la Ciudad, por un monto total de 194 mil millones de pesos. Otro posible escándalo en puerta puede darse en el sector Cristo Obrero. En esa zona del barrio se están construyendo viviendas “container” -de ahí su peculiar nombre, “Contaneira”- de muy bajo presupuesto y muy criticadas por los vecinos. Un informe del Observatorio por el Derecho a la Ciudad afirma que están construidas bajo la moda-

lidad “steel framing”. “Los solados son todos de cemento alisado, inclusive los balcones, y éstos últimos escurren libremente por medio de un sistema de canaleta longitudinal que corre paralelo al borde exterior. En síntesis, es una construcción rápida, en seco, sin revestimientos, y que reduce gastos en terminaciones e instalaciones”, describe el informe. La licitación para esa obra, por 136 millones de pesos, la ganó la constructora Cunumí SA. Por su trayectoria -viene de ganar un acumulado de licitaciones de casi 180 millones de pesos en tres años sólo en el partido de Vicente López- parece una descendiente de Supercemento. Según reveló el diario Perfil, el encargado de la contabilidad de la empresa es Angel Guidoccio, ligado a Daniel Angelici. Otra de las empresas que hará trabajos en Cristo Obrero es Bricons SA. Su titular es Mario Ángel Raspagliesi, y con él viene una curiosidad no menor en medio de las denuncias de aportantes truchos a la campaña de Cambiemos. Raspagliesi donó medio millón de pesos (en regla) a la campaña de 2015. En el medio, están los vecinos. A principios de año, un grupo decidió cortar las vías del tren en denuncia por lo que consideran una “relocalización compulsiva” en viviendas con fallas en el sistema eléctrico, grietas que se abren en los techos y las paredes a poco de estrenarse, e inundaciones.


Educación | 07 La educación en el sur de la Ciudad

“Las escuelas en los barrios populares volvieron a ser comedores” Los vecinos y las vecinas de la Villa 31 denuncian el abandono del Estado y afirman que el proyecto de urbanización que busca llevar adelante el Gobierno de la Ciudad no tiene una perspectiva educativa. La visión de Walter Larrea, docente y delegado de la Unión de Trabajadores de la Educación (UTE).

Por Christopher Loyola

que no entienden la realidad de las escuelas que están en las villas de la Ciudad.

En medio de un conflicto abierto entre los vecinos y las vecinas del barrio con el gobierno de Horacio Rodríguez Larreta, la comunidad educativa también alza su voz y pelea para ser escuchada. Walter Larrea, delegado de la Unión de Trabajadores de la Educación (UTE), dialogó con El Grito del Sur sobre el estado actual de las escuelas de la Villa 31 y el proyecto educativo del gobierno dentro de la urbanización. Galpones, aulas ‘container’, chicos y chicas sin escuela, y un vacío cada vez más grande viene cosechando enormes críticas al Ejecutivo porteño.

¿Cómo afecta la urbanización del barrio en términos educativos?

¿Cuál es la situación actual de la educación en la Villa 31?

Lo que prima hoy en día en las escuelas es la ausencia del Estado: no existe la infraestructura necesaria y no hay políticas que tiendan a contener a los chicos y las chicas que llegan a la escuela pública. En los últimos años el gobierno porteño ha endurecido el recorte en las políticas educativas y los sectores populares son quienes más han sufrido las consecuencias. Se cancelaron proyectos pedagógicos y educativos como el programa de cine o las clases de guaraní que llevábamos adelante, y frente a nuestros reclamos continúan haciendo oídos sordos. En febrero de este año se dispuso que los y las estudiantes de sexto y séptimo grado ya no tendrían la posibilidad de viajar en un micro escolar, medida pensada para quienes deben realizar un largo viaje desde su casa hasta la escuela. Gracias a la movilización de la comunidad educativa se logró revertir esta medida, pero está claro

Hasta el año pasado contábamos con el jardín N° 6 DE 5, la primaria N° 25 DE 1 y la secundaria N° 6 DE 1, todos ellos demolidos a fines del 2017 de manera totalmente inconsulta para construir el Polo Educativo en dicho terreno. Actualmente la secundaria y una parte del jardín siguen funcionando en aulas modulares -más conocidas como aulas container-, mientras que la primaria y la otra parte del jardín fueron trasladadas a un galpón ubicado en el otro extremo del barrio que no cuenta con los requerimientos básicos para funcionar como escuela: no tiene ventilación, patio, ni entrada de luz solar. El Polo Educativo es un reclamo histórico de la comunidad educativa que pensamos para mejorar las condiciones edilicias y aumentar la matrícula, y no tiene nada que ver con la propuesta del gobierno. Ese proyecto no es el que pensamos los y las docentes junto a estudiantes, padres y madres, están llevando a cabo un proyecto propio y el principal problema es que lo hacen de espaldas a la comunidad educativa. Los chicos por ejemplo pidieron un natatorio y eso hoy no está contemplado, no pudimos opinar siquiera sobre el tamaño de las ventanas. No existe un proyecto educativo pensado con la comunidad, pareciera que su única propuesta es mudar el Ministerio de Educación al barrio.

¿Cómo se vive la falta de vacantes? ¿Hay otras instituciones educativas? Entre los tres niveles suman una matrícula de 800 estudiantes, y si bien no hay un

dato certero respecto del número de niños, niñas y adolescentes que no encuentran un lugar en la escuela pública, aunque sabemos que la mayor demanda se encuentra entre los chicos y las chicas de 45 días a 5 años. A pesar de que la Constitución de la Ciudad obliga al gobierno a garantizar el derecho a la educación, sigue sin darse respuesta a este reclamo que, año a año, cobra mayor magnitud. Frente a esta situación, son las organizaciones del barrio las que van construyendo y ofreciendo alternativas para suplir las falencias del sistema educativo que nos proponen Acuña y Larreta. Existen desde hace algunos años el Profesorado Popular Dorita Acosta, espacio fundado por El Hormiguero, que lleva el nombre de una compañera desaparecida, y el Bachillerato Popular Casa Abierta, coordinado por La Territorial, el Bachillerato Popular Alberto Chejolan, una primaria para adultos y otro Bachillerato Populares coordinado por La Poderosa. Ambos espacios dieron la pelea también por su reconocimiento hasta el que el Gobierno de la Ciudad finalmente se los concedió.

¿Cuál es la situación casi tres años después de la asunción de Horacio Rodríguez Larreta en la Ciudad y de Mauricio Macri en la Nación? Las escuelas en los barrios populares, a diferencia de otros barrios, se volvieron a convertir en comedores, vivimos una realidad totalmente diferente. Y en este contexto es una locura que se haya sacado el pan de las escuelas con la excusa de buscar una ‘dieta saludable’, cuando vemos además que se les sigue dando guiso, arroz y polenta. Es una medida sin pies ni cabeza.


08 | Contratapa Testimonios en primera persona

Las voces de la villa

Tres referentes barriales, tres miradas sobre la urbanización. Luces y sombras del ambicioso proyecto que impulsa el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires en la Villa 31 de Retiro.

Redacción El Grito del Sur

TEÓFILO TAPIA (Referente histórico Villa 31) “La Villa 31 va a cumplir 100 años y ahora viene un gobierno de derecha, el que menos pensábamos y quiere urbanizar. Si cumplen, nosotros vamos a apoyar, lo haga quien lo haga. Yo soy peronista, apoyamos todos los gobiernos populares. Cristina vino dos veces a la villa: una como senadora y otra como presidenta. Tenía mayoría en el Congreso y le pedimos que se votara la posesión de tierras de la Villa 31 y no lo hizo. ¿Qué podemos decir nosotros como peronistas? Yo no soy macrista, apoyamos esta propuesta porque nos va a sacar de la marginalidad: van a poner el Polo Educativo, vamos a poder ir a la Universidad y hasta tener legisladores. No hay ni un diputado de la Villa 31, la más combativa de todas. Cuando vino el gobierno de Horacio Larreta y nos propuso urbanizar, nosotros nos acercamos. Ahí es cuando empezamos a coincidir, ellos nos decían que no tenían una propuesta cerrada y querían realizar lo que se había votado en el dictamen de Legislatura. Antes, desde los ´70, con Perón existía el planteo del 15% (NdR: Porcentaje del salario mínimo destinado al pago de créditos inmobiliarios). Esta vez se aprobó el 20% del sueldo más bajo. El tema es que ellos proponen el 20% del grupo familiar y nosotros sostenemos que tiene que ser de uno solo de los integrantes de la familia. El GCBA dice que aquellos que no pueden pagar van a recibir un subsidio y luego van a generar trabajo. Nosotros no estamos en desacuerdo con eso. Nosotros tenemos el derecho de posesión, pero no

somos dueños porque no tenemos escritura. Cuando paguemos la cuota, en 20 años, ahí si vamos a ser dueños. Nosotros no queremos que sea un barrio de ricos, sino que integren a todos: a los que no tienen trabajo, o al cartonero, para que no tengan que irse el día de mañana. Y que los que estén arriba no se acuerden de nosotros sólo cuando tienen que llenar micros”.

NILDA FERNÁNDEZ (Centro de la Mujer - Barrio Carlos Mugica) “Cuando tuvimos más información de lo que sucedía con el dictamen comenzamos a movernos, a hacer mesas técnicas, a volantear y a comentarle a los vecinos lo que estaba pasando. Visibilizamos muchos de los atropellos. Vamos a ver que sucede el 10 de agosto, que es la fecha en la que buscan transformar en ley el dictamen. Nosotros exigimos que respeten nuestro derecho a la tierra. Con los vecinos hicimos un abrazo cordial y estamos trabajando en la mesa para que se prorrogue el dictamen. Queremos que pongan las propuestas de los vecinos: no a la privatización del espacio aéreo, una cuota fija respecto al valor del metro cuadrado, fija y accesible, y no de acuerdo al sueldo. Pedimos una cuota que sea igualitaria para todos. Me extraña que haya sectores de compañeros militantes, peronistas, que siempre estuvieron con los vecinos pero que ahora están muy cercanos al Gobierno. El Gobierno tiene mucho interés en la villa porque nuestras tierras valen mucho y quieren hacer negocios acá. Yo creo que está difícil que nos

quedemos en esta tierra, quieren negociar con el barrio para decir que nos dieron una oportunidad y no nos quisieron sacar. Pero muchos de nosotros no podemos pagar la vivienda, por eso están haciendo esto. Tienen una justificación para la sociedad, pero si no podés pagar ellos se encargan de echarte. Estamos con una gran incertidumbre, uno está muy desconcertado y esto parece una bomba de tiempo. El barrio está cada vez peor, las calles se inundan y la gente está eufórica. Espero que esto no termine con compañeros violentados ni con violencia”.

GRACIELA DUARTE (Movimiento Popular La Dignidad) “Nosotros tenemos muchas críticas, ya que éste es un proyecto sin participación de los vecinos. Nuestra disconformidad viene dada porque en el nuevo dictamen no existen instancias reales de participación donde se refleje la voz de los que vivimos en el barrio. Por eso presentamos una propuesta de borrador alternativa, para acoplar a la de la Secretaría de Integración Urbana. Proponemos que exista una radicación dentro del barrio y que haya condiciones más accesibles para pagar la tierra: no puede haber una tasa mayor al 15% del sueldo mínimo y la jubilación destinado al pago de las viviendas. Actualmente están tasando en $15.000 el valor del metro cuadrado, el suelo y el aéreo, y esto expulsará a mucha gente que hoy vive acá. Creemos que la tarea más importante es impulsar asambleas con vecinos comunes y no solamente con referentes, que puedan participar activamente de las decisiones”.


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