Periódico barrial Distribución gratuita 3.000 ejemplares mensuales Enero 2023
ISSN 2451-7178
Comuna 1 /3 /4
Constitución, Monserrat, San Cristobal, San Telmo, Parque Patricios y Barracas
Año - 10
Número 99
Otra mirada del Once
Once es un lugar de tránsito y casi nadie se detiene a ver el entorno. Sin embargo, eso es lo que hace la cuenta de Instagram @apologiadelonce: allí se toman imágenes del barrio, de los edificios y de la gente. Pág. 6
Piletas públicas, la huella antigua de una Buenos Aires sin torres de lujo
Los acusados frente al crimen de Báez Sosa
Pág. 8 Pág. 12
Foto: Télam
Piletas públicas, la huella antigua de una Buenos Aires sin torres de lujo
Un viaje en el tiempo: el Tramway histórico de la Ciudad
Perú: 45 muertos en un mes y el olor a sangre no llega a Lima
Ya son 45 los fallecidos en protestas, entre ellos seis menores de edad de entre 15 y 17 años. Todos los muertos son de las regiones más postergadas del interior del país. Será por eso que los medios de Lima, cómplices activos del golpe de Estado, hacen la vista gorda ante la masacre. La Cruz Roja, Amnistía Internacional, la propia CIDH, los presidentes de México, Colombia, Argentina y Bolivia se han sumado a las condenas a Boluarte. Pero la presidenta de facto no se da cuenta de haber recibido la advertencia.
El pasado 14 de diciembre, Boluarte declaró el Estado de Emergencia por el plazo de 30 días. Esta medida, además de restringir los derechos constitucionales relativos a la libertad de reunión y tránsito, también habilitó la intervención de la Policía Nacional del Perú y de las Fuerzas Armadas. La cacería ha sido sangrienta: las organizaciones sociales denuncian torturas, presencia de francotiradores, utilización de armamento no autorizado, entre otras violaciones a los Derechos Humanos.
La vicepresidenta (que recibió el
apoyo de Keiko Fujimori, el reconocimiento inicial del gobierno ¿progresista? de Chile y la legitimación del poder económico peruano) busca responsables con el viejo método del enemigo externo. Por eso le prohibió el ingreso al país al expresidente boliviano Evo Morales y denunció que las protestas están cooptadas por «terroristas». Además, evadió toda responsabilidad por la media centena de muertos.
Mientras tanto, las protestas populares no cesan. Hasta ahora la capital permanece impávida ante el caos
del interior. Una muestra cabal del peso del centralismo en los países de América Latina: a Manuel Merino -expresidente interino- le bastaron dos muertos limeños para ser depuesto. Boluarte ya lleva 45, pero más lejos de las cámaras de El Comercio y La República.
02 · Sumario / Editorial 03 08 12
Una demolición deja a treinta familias de la Villa 31 en situación de calle El ¿fin? del mandato del bronceado
silencio,
siempre en movimiento
Pacto de
pacto de caballeros Once
El Grito del Sur- Fundado el 23 de sepiembre de 2012 en el natalicio de Mariano Moreno - Registro ISSN 2451-7178 - Director Propietario: Yair Cybel - Tirada 3.000 ejemplares - Registro de la Propiedad Intelectual 5295866Enero 2023 - Número 99 - Domicilio legal: Camarones 1549 CABA - contacto: elgritodelsur@gmail.comImpreso en Editora del Plata S.R.L. - España 221, CP 2820 (Gualeguaychú, Entre Ríos) Registro de Medios Vecinales CABA - Se autoriza la reproducción del material publicado, citando la fuente. 04 Editorial 10 06
¿Error o intencionalidad?
demolición deja a
Ocurrió en medio de un operativo que llevaba adelante una empresa que realizaba trabajos para el Gobierno de la Ciudad. Las familias apuntan al Ejecutivo porteño y denuncian falta de respuestas.
Texto: El Grito del Sur
Operarios de una empresa contratada por el Gobierno de la Ciudad llevaban adelante un operativo de demolición en el marco de las obras de urbanización llevadas a cabo en un sector de la Villa 31 Bis, precisamente bajo la Autopista Arturo Illia. Allí se habría cometido «un error» en el operativo que generó que cediera una losa afectando una importante cantidad de viviendas, por lo que unos treinta vecinos y vecinas se vieron obligados a pasar las últimas dos noches en un galpón de Anses en medio de una alarmante falta de respuestas del GCBA.
«Demolieron una losa que no tendrían que haber demolido y cayó en el pasillo por el que transitamos. Justo mi sobrina estaba saliendo y se salvó de milagro pero en verdad todos estuvimos en peligro», contó a El Grito del Sur Juan Enciso, vecino del barrio hace ocho años y uno de los afectados.
Los problemas no terminaron allí: mientras la Policía y los Bomberos estaban en el lugar se produjo un cortocircuito que desató el incendio de la casa
de la Villa 31 en situación de calle
de una vecina junto a otras viviendas afectadas. «Estamos esperando una solución. El Gobierno porteño nos dijo que van a limpiar la entrada para que podamos ingresar a nuestras casas. ‘Son cosas que pasan’, esa fue su respuesta», señaló Enciso.
La espera se está haciendo larga y si bien les dieron un colchón para dormir en una sala, la disconformidad se torna absoluta. «Queremos nuestra casa y nuestra comodidad, estamos con chicos y hay personas enfermas. Tenemos miedo por el derrumbe de nuestros hogares», agregó el vecino. La planta baja, donde están asentadas las casas hacia arriba, se prendió fuego por lo que -según estiman- la resistencia de la construcción ya no será la misma. Además, varias de sus pertenencias quedaron debajo de los escombros.
A medida que transcurren las horas crecen las sospechas por una supuesta complicidad del Ejecutivo porteño. «No se sabe si esto fue a propósito, el tema del incendio fue raro porque ocurrió mientras los Bomberos revisaban la casa. La situación nos tomó por sorpresa, nos da mucha bronca e impotencia», concluyó Enciso.
Analía Dayoso, quien también vive en el lugar, relató a Página/12 por su parte que se enteró por los vecinos del derrumbe. “Nadie avisó del operativo que iban a hacer. Vine y me encontré con los escombros, tengo un hijo de 10 años que por suerte no estaba ahí. Dormí en una silla en la calle, nadie nos da una respuesta, todas mis cosas están ahí adentro”, lamentó.
“¿Dónde voy a dormir ahora? No tengo otro lugar. No voy a ir con mi hijo a un parador, sabiendo cómo funcionan. Además, mi hijo es asmático. No nos
solucionan nada. Yo perdí todo, hay otra señora a la que se le quemó todo. Nos dicen que no saben qué pasó, nadie se hace cargo de nada”, agregó Dayoso. Desde el Ministerio de Desarrollo Humano y Hábitat se acercaron al lugar cerca de 24 horas después del derrumbe e incendio, para dialogar con las vecinas y vecinos, quienes rechazan ser trasladados a paradores para personas en situación de calle y reclaman una solución urgente.
Ciudad de la furia / Villa 31 · 03
Una
treinta familias
Debates sobre el color de piel
El ¿fin? del mandato del bronceado
Cada vez más personas son conscientes de los daños que genera la exposición al sol, pero en Argentina cuesta resignar la piel bronceada. Breve historia de una práctica social.
Texto: Ludmila Ferrer
Corría la década de 1920 cuando la diseñadora francesa Coco Chanel estaba de vacaciones en el sur de Francia y, por accidente, se bronceó la piel del rostro. Pero al igual que sucedió con sus icónicas piezas, la titular de la maison logró en París convertir algo relacionado a las personas de la clase trabajadora -expuestos al sol por su trabajo en el campo- en una práctica aceptada para los ricos. Sin embargo, cada vez hay mayor concientización de los daños que se pueden generar a partir de la exposición al sol.
“Creo que un poco pasó de moda (la práctica de broncearse), pero al menos en Argentina hay personas que aunque se cuiden todo el año, esa semanita al sol no la sacrifican por nada”, dijo a El Grito del Sur Daniela López, licenciada en Instrumentación Quirúrgica, cosmetóloga profesional e influencer, más conocida como “Dadatina”.
Y agregó: “Hace poco se hizo viral una foto de una chica muy bronceada diciendo que ese era su objetivo para este verano y muchas de las respuestas que recibió fueron negativas. Me parece que hubo un gran cambio, que antes no hubiera habido gente objetándolo y que ahora se entienden las consecuencias de ese bronceado al sol”.
Lo mismo sucedió con la Scaloneta. En redes sociales se comentó acerca de la exposición al sol, un día de mucho calor, que tuvieron los jugadores en los festejos por el Mundial y Lionel Scaloni, al ser consultado por la prensa, admitió que tendrían que haberse puesto protector solar.
A nivel local, la moda de tener todo el cuerpo bronceado irrumpió con fuerza en la década de los ‘80, de la mano de la globalización -con productos televisivos como Miami Vice o Baywatch-, pero también de la posibilidad de la clase media de acceder a viajes a destinos con playa y que se profundizó aún más durante el uno-a-uno a principios de los ‘90.
“Esa fantasía de la playa, del viaje, viene de la mano del estrato social -señaló a este medio Alejandro Mamani, abogado y activista de Identidad Marrón-. Al querer ese cuerpo uniformemente bronceado aparecen las máquinas para broncear, esos cuerpos anaranjados. En esa industria del bronceado aparece el valor y el disvalor”.
Mamani explicó que las pieles marrones “aparecen con un disvalor, a pesar de tener ese color deseado en el verano”.
“Hay un tipo de disputa, esa piel vale menos que, por ejemplo, en Alemania, donde el deseo por un color de piel extraño funciona de otra forma”.
“Nosotros entendemos que la industria de la moda o de las cremas habilitan un blanqueamiento o anaranjamiento de la
piel. Ese ir y venir del bronceado forma parte del status quo de cómo está hecho el mundo. Está bien que los blancos se bronceen, pero es complejo que los racializados se aclaren. El aclaramiento es para una inserción social, mientras que el bronceado tiene un sentido de pertenencia, de mostrar que este verano me fui a Punta o a Miami”, agregó el integrante de Identidad Marrón.
La mayor concientización de los daños que genera la exposición solar causó también un aumento en las ventas de protector solar. “Las marcas están vendiendo protectores solares todo el año. Antes se vendían entre septiembre y febrero y en invierno no se conseguían”, apuntó López. Este aumento en la oferta para mantener el cuidado todo el año también viene acompañado por una mayor variedad en el producto. La cosmetóloga e influencer indicó que ahora no solo hay protectores especiales para el rostro, sino también “diferencias en el acabado, que puede ser luminoso, mate, con color”. “Ahora vemos que todas las marcas lanzan autobronceantes porque en Argentina las personas no quieren resignar ese bronceado”, añadió. Pero esto no necesariamente se repite en otros lugares del mundo. En la cosmética coreana, una de las más populares, los productos blanqueadores para lograr una “piel de porcelana” son tendencia. “Nosotros tomamos cosas del skincare coreano, como los pasos de la rutina, la doble limpieza del rostro o ciertos activos, pero por suerte no esa
práctica -afirmó López–. En los laboratorios de L’Oreal me mostraron los protectores solares para acá, que son fluidos, con fragancia, mientras que los que son para el mercado asiático te dejan la cara blanca. Y eso no es un error, es lo que quieren los consumidores. Son las diferencias entre las culturas”. Aún así, en Argentina todavía resta una mayor presencia estatal en considerar la protección solar un asunto de salud pública: el colectivo La Garganta Poderosa señaló las dificultades que tienen las personas de clases populares para acceder a la protección solar. En la Ciudad de Buenos Aires, Dadatina y la legisladora Ofelia Fernández presentaron en 2021 un proyecto para que el protector solar sea cubierto por prepagas y obras sociales que no fue tratado y ambas impulsoras fueron hostigadas en redes sociales. El año pasado en Santa Fe, el Laboratorio Industrial Farmacéutico se convirtió en el primero en el país en dedicarse a la producción pública del protector solar.
Varias famosas locales e internacionales se sumaron en los últimos años a esta tendencia y abrieron la puerta a un debate sobre los cánones de belleza actuales. Por estas tierras, Guillermina Valdés, Nacha Guevara y Andrea del Boca son algunas de las predicadoras de la no exposición solar. Fronteras afuera, Madonna, las actrices estadounidenses Nicole Kidman, Liv Tyler, Anne Hathaway, Gwyneth Paltrow, entre otras celebridades.
“Volví de Brasil, un lugar al que en
general se va a tomar sol por horas para volver bronceados/as, y me crucé con varias personas que me decían que estaba blanca”, contó Agustina en diálogo con Infobae. “Pareciera que si no estás bronceado no te fuiste de vacaciones, o te la pasaste adentro del hotel, o te tocaron días de lluvia. Quise explicar que también se puede volver ‘sin broncear’ por una decisión de salud y del cuidado de la piel, algo que habría que fomentar más con campañas de prevención”, pidió en Twitter, red que elige para escribir y problematizar sobre temas y hábitos sociales.
NUEVAS GENERACIONES, HÁBITOS NATURALES
“Sin dudas, las nuevas generaciones están adoptando hábitos naturales como por ejemplo una alimentación saludable, con menos ingesta de carnes y productos procesados, y en esa línea se suma el cuidado natural de la piel”, señaló a Infobae Cristina Pascutto, médica dermatóloga del Hospital de Clínicas y ex presidenta de la Sociedad Argentina de Dermatología (SAD).
“Esas generaciones crecieron junto a las campañas de concientización sobre los peligros de la exposición al sol sin tomar los recaudos necesarios. De a poco, los más grandes se van sumando porque van tomando conciencia de los daños que ocasiona en la piel”, concluyó.
04 · Silencio no es salud / Cuerpos
Enero 2023
· 05 Enero 2023
Una zona de la Ciudad que rara vez observamos
Once siempre en movimiento
En un barrio que no se presta para la observación detallada y detenida, la cuenta @ apologiadelonce ofrece otro rostro de la zona comercial por excelencia de la Ciudad. "Es el único barrio verdaderamente cosmopolita de Buenos Aires", afirma Mauro Carrano, creador de la cuenta.
Texto: Andrés Wittib
Foto: Télam
Difícil no dejarse llevar por el movimiento de Once. Quedarse parado no es una opción, ir desatento tampoco. Ya sea por la aglomeración, por cautela, por el omnipresente comercio o por las múltiples conexiones de tren, subte y colectivos, Once es un lugar de tránsito. Uno no pasea por el barrio (más allá de los paseos de compras), no
se detiene a ver el entorno y, en general, existe la convicción de que no hay mucho para apreciar.
Sin embargo eso es lo que hace Mauro Damián Carrano: deambula por las calles de Once, toma imágenes del barrio, de los edificios y de la gente y las sube a su cuenta de Instagram @apologiadelonce ofreciendo otra representación de una zona de la ciudad que siempre estamos transitando pero que rara vez observamos. Apología del Once muestra los detalles de un barrio
que creíamos conocer.
“La cuenta surge como una especie de rebeldía ante las respuestas que recibía cuando decía que vivía en Once.
El comentario más común es que te digan ‘es un quilombo’, o algo negativo. ‘Apología’ porque es literalmente un discurso encendido de defensa de algo o de alguien. En este caso del barrio. La idea siempre fue esa, yo me paro acá, arriba de la colina y empiezo a hablar bien de Once. Estoy defendiendo algo que se supone que está mal”, dice Mauro a El Grito del Sur.
Superpoblado de carteles, con comercios pegados uno al lado del otro a los que se les suma la venta ambulante y la infinidad de personas que vienen y van a diario, no es fácil vislumbrar el patrimonio arquitectónico del barrio, su variedad y contrastes. Pero no solo eso es lo que muestra Mauro sino que enfatiza en lo que sí suele estar a la vista, aunque no siempre con las mejores connotaciones: el barrio como una verdadera Babel cultural.
Un pasacalle del “Movimiento Boca Shalom”; bangladesíes festejando la Copa del Mundo, vendedores callejeros protegidos del sol con sombrillas playeras; edificios y fachadas históricas que pasan desapercibidas; vidrieras para quinceañeras y rollos de telas que invaden las veredas. This is Once, “en pleno centro, entre Barrio Norte, Obelisco, Caballito y Almagro. Es como un grano en el culo de la clase media”, describe Mauro.
En el orden de las cuentas que se enfocan en mostrar lo extraño dentro de lo cotidiano, lo errático y llamativo (siendo @thewalkingconurban una de las más reconocidas), Apología del Once hace lo suyo con una impronta más vivencial, casi sociológica, y rutilante, sin reparo de la prolijidad estética y compositiva de la fotografía pero con la riqueza del contenido y las referencias literarias y musicales que conectan con la imagen que abarcan a Arlt, Marechal y Borges pero también a Charly, María Elena Walsh y al Indio
06 · Ciudad de la furia / Fotografía
Solari, entre otrxs.
¿Qué es lo que ves en Once que te motivó a llevar adelante una “defensa” del barrio?
El único barrio verdaderamente cosmopolita de Buenos Aires es Once. Es el barrio más porteño, en el sentido de la palabra, porque tiene una inmigración en estado puro. Obviamente en las guías turísticas te venden como el barrio más cosmopolita a Palermo, con comida armenia, comida china, comida de lo que se te ocurra. Pero es como un cosmopolitismo más impostado digamos, la parte estética. En Once parece todo más honesto, en ese sentido. Los locales de comida peruana, los judíos religiosos que se cruzan con los indios, los senegaleses y los bangladesíes, que tomaron notoriedad ahora en el último tiempo pero están hace mucho. Lo que me gusta de Once también es la superación de la dicotomía entre lo porteño y lo conurbano. Todo se choca y se junta.
¿Por qué indicas que es “la marginalidad del centro, la centralidad de los márgenes”?
Yo soy de Moreno, cuando me mudé empecé a buscar la parte positiva, lo primero que encontré es la centralidad: estar cerca del Sarmiento, a cinco minutos del Obelisco, hacer cuatro cuadras y estar en la zona de facultades, etc. La centralidad de Once es indudable, pero también es la gente entrando, de Morón, Moreno, de barriadas profundas viniendo al centro. Son los márgenes que entran. Cuando yo llego a Once me siento como en casa, es el lugar más amigable para alguien que viene del conurbano. Sobre todo si no tenés el habitus de la clase media incorporada. Estar en Once para mí es
como una parte del conurbano, tomo el tren y estoy en casa. Es como un cordón umbilical que te lleva a la madre tierra.
“El único barrio verdaderamente cosmopolita de Buenos Aires es Once”
¿Cuál es el método que usas para retratar al barrio?
Voy haciendo un muestreo. El 90% de la gente que pasa por acá lo que te va a decir es que Once es un quilombo, que no se puede caminar. Trato de no hacer hincapié en eso porque es algo que está a la vista, no tiene sentido relatar algo que ya todo el mundo sabe. Me parece copado mezclar las fotos de la ciudad y los edificios con la de un mantero y un evangelista en la plaza, por ejemplo. Con el tiempo surgió una mirada más estética, la decadencia urbana como algo estético. Por otro lado, trato de no intervenir en las escenas, que en la cuenta quede plasmada la imagen tal cual lo viví yo en ese momento. En la mirada que fui construyendo durante todo este tiempo no estuve buscando lo exótico, estoy buscando lo que pasa todos los días en el barrio. La estética de la cuenta es de observación, interactúo muy poco, es lo que miro básicamente, trato de no forzar mucho.
Casi todas las publicaciones van acompañadas de textos de canciones, libros, películas o cultura general. ¿Por qué te interesa la combinación?
En realidad es al revés, no busco el texto adecuado para una foto sino la foto que se adecua a un texto. Cuando
leo o escucho música subrayo o likeo lo que me gusta y después la intertextualidad aparece sola. Entonces no es algo que me lleve mucho tiempo porque los elementos ya están ahí, son mis consumos culturales y mis imágenes del barrio. Es la forma en la que yo veo Once, son mis recortes, y en la cuenta los comparto. De alguna forma uso esas referencias para operar sobre la representación del barrio que tienen los demás.
Es un barrio en el que muchas de las cosas pasan en la calle. ¿Qué sucedió durante el Mundial?
Lo que más me llamó la atención de los festejos del Mundial es que fue ver a una parte del mundo festejando junto a Argentina, porque los senegaleses estaban con la remera de Argentina, los chinos festejaban, igual que los bangladesíes que sacaban banderas larguísimas atadas una al lado de la otra y hacían caravana hasta el Obelisco. Me da orgullo. Muchas veces publico fotos de algún inmigrante con el preámbulo de la Constitución porque me emociona un poco que la gente elija este país y elija esta ciudad y el barrio donde yo vivo para venir a vivir. Había una fraternidad universal abrazándose, dándole las gracias a la gente de Bangladesh.
En las últimas semanas se vieron conflictos entre un grupo de vecinos y algunos vendedores callejeros. ¿Cómo se vive eso en el barrio?
Es un eterno retorno. Desde mi punto de vista hay un arreglo de la comisaría con alguna pequeña o gran mafia que regentea. La última gran batalla que hubo en Once fue cuando se concretó el traspaso de la Policía Federal a la Policía de la Ciudad. Cada vez que
cambian el comisario hay como una pequeña batalla que en definitiva es para renegociar el canon. Es cierto que si estás en Castelli y Mitre es imposible caminar. Es medio difícil tomar una postura. Es una lucha de pobre contra pobre y quien saca ganancia es el comisario o alguien del Gobierno de la Ciudad.
“La gente está muy afincada, al que tiene negocio no la sacas de Once”
¿Para dónde te parece que va el barrio?
Yo creo que va a seguir igual. En Buenos Aires hay un gran avance inmobiliario y en Once ya tenemos edificios bajo esa impronta, los “Altos de Moreno” o cosas así. Pero en estas condiciones es ingentrificable el barrio. La gente está muy afincada, al que tiene negocio no la sacas de Once. Hay un sentimiento de pertenencia muy grande en el barrio de parte de la gente que comercia. Es una zona 100% comercial, para cambiar eso tiene que haber una intervención del Estado muy fuerte que no va a haber.
Larreta promueve la limpieza de “ranchadas” de gente en situación de calle
«Limpieza e Higienización de Espacios Públicos por Asentamientos Precarios». Tal es la categoría que el Ministerio de Espacio Público de la Ciudad sugiere dentro de su menú de opciones en la pestaña Limpieza y Recolección de su página web. Traducido al criollo, el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires incentiva la denuncia vecinal contra personas que vivan en situación de calle con el objetivo de expulsar a esta población vulnerable e «higienizar» la zona.
Es por ello que la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación, junto a otros organismos, presentó en julio pasado una acción de amparo colectivo contra el gobierno de Horacio Rodríguez Larreta. Ahora, el Juzgado en lo Contencioso, Administrativo y Tributario Nº20 deberá resolver sobre la causa que cuenta
con una serie de videos y material fílmico probatorio que evidencia la forma en la que se materializa esta política de persecución a gente en situación de calle.
El mecanismo no es novedoso y entre quienes siguen la problemática es harto conocido desde hace tiempo: Espacio Público llega al lugar, confisca colchones, destruye pertenencias y expulsa a las personas que duermen en la ranchada.
Luego rocían con agua el lugar para evitar que las personas vuelvan a instalarse. La novedad consiste en la oficialización de este mecanismo en la página del GCBA, una invitación a la denuncia y la vulneración de derechos.
En el amparo presentado por la Secretaría de DD.HH. consta que el GCBA garantiza un mecanismo organizado de expulsión y violación
de los derechos de las personas en calle, «quienes son arbitrariamente despojadas de sus pertenencias sin ninguna legalidad, hostigadas, denigradas y amenazadas por funcionarios y funcionarias públicos para que abandonen las calles de la Ciudad».
La denuncia incluye once ejemplos de casos donde Espacio Público intervino con el mismo modus operandi e intima al Gobierno de la Ciudad para que deje de violentar los derechos del colectivo de personas en calle. Consultados para esta nota, desde el GCBA señalan que no es «denunciarlos para desalojarlos» sino una opción para que una cuadrilla de Espacio Público higienice los lugares donde han habido ranchadas.
Las imágenes se repiten en distintas latitudes: Congreso, Barracas, la
recova del Once, algunas calles del Microcentro porteño. Las organizaciones que trabajan con esta población (que alcanza un universo de más de 7 mil personas en la CABA) reconocen que siempre existió esta metodología pero que hasta el momento nunca se había hecho pública. Agregan que la represión no es potestad de CABA y que en otras provincias se repite la misma situación.
Desde la organización Proyecto 7 consideran que esta situación podría cambiar con la implementación del Renacalle, un registro similar al Renabap (Registro Nacional de Barrios Populares) pero que busca censar y construir estadística en torno a la gente en situación de calle.
Ciudad de la furia / Fotografía · 07
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Postales del pasado porteño
Piletas públicas, la huella antigua de una Buenos Aires plebeya sin torres de lujo
Una gigantesca piscina donde hoy funciona Aeroparque, lugar de esplendor durante el primer peronismo, y una pileta de natación en Retiro frente a la estación del ferrocarril. En medio del calor veraniego, recuerdos de una Buenos Aires cuya fisonomía cambió (para peor) en las últimas décadas.
Texto: Sebastián Furlong
¿S e imaginan salir de Aeroparque y cruzarse con un piletón de más de ocho cuadras de largo? ¿O llegar a Retiro en tren y ver una gigantesca pileta pública? Paisajes que hoy son inimaginables en la Ciudad de la Furia formaron parte de la arquitectura urbana del siglo pasado y concibieron una forma sustentable de pensar el esparcimiento y la recreación en las grandes metrópolis.
No se trató de un fenómeno aislado: allá por finales de la década de 1930, el propio Adolf Hitler construyó una ciudad de vacaciones para obreros que incluía teatro, cine y piscinas además de un estacionamiento que podía albergar hasta cinco mil vehículos. De acuerdo con Fernando Bercovich en esta nota de Cenital, “la pileta es y fue un signo de status (…) El consumo de agua para piletas privadas empezó a ser un problema ambiental en varias metrópolis del mundo. Las áreas urbanas se expanden desmesuradamente a causa, entre otras, de familias en búsqueda de ese esparcimiento en casas quintas o barrios privados, bajo lo que el urbanista Alfredo Garay llama «el paradigma de la casa con jardín»”.
En Argentina, quien implementó con fuerza la idea de abrir el ocio a los sectores populares fue Juan Domingo Perón. El general y tres veces presidente no sólo construyó conjuntos habitacionales sino también piletas de dimensiones olímpicas como la que continúa funcionando en el Polideportivo Manuel Dorrego (barrio de Mataderos). Eran tiempos en los que todavía podía disfrutarse en el verano de un chapuzón en el balneario público de Costanera Sur -donde ahora se encuentra la Reserva Ecológica-, dado que el Río de la Plata no había alcanzado los niveles actuales de contaminación y la Capital Federal aún no le daba tanto la espalda al río. Tampoco existía como opción un espacio concesionado como Parque Norte, que permite refrescarse en el agua pero a costa de pagar una cuantiosa entrada.
Repasemos la historia de las dos famosas piletas públicas que brillaron a lo lejos (pero no tan lejos en el tiempo) para alegría de las y los porteños:
UN GRAN ESPEJO DE AGUA JUNTO A AEROPARQUE
En lo que fue un proyecto de desarrollo de la costa norte, ideado y
concretado durante el primer peronismo, entre la prolongación de las avenidas Dorrego y La Pampa se pensó originalmente en una pileta de 1500 metros de largo por 100/200 de ancho, apta para la práctica de deportes náuticos y un edificio principal destinado a vestuarios y confitería. Finalmente, la pileta que se construyó medía 840 x 80 metros y tenía una profundidad promedio de 1,20 metros.
La paradoja es que ésta se ubicaba donde funciona ahora el Aeroparque Metropolitano Jorge Newbery. Sus defensores plantean que allí les trabajadores y les más humildes -junto a sus familias- podían disfrutar en forma totalmente gratuita de un complejo con todas las comodidades. En cambio, sus detractores recuerdan que -apenas habilitada- el piso de la gran piscina se quebró y todos los esfuerzos por corregir la fractura resultaron infructuosos.
Según registra el Archivo General de la Nación (AGN), a finales de la década del cincuenta la pileta dejó de funcionar. Dado que el Aeroparque requería ampliar su espacio, en abril de 1959 la Secretaría de Aeronáutica cerró el aeropuerto para hacer una serie de trabajos que incluían la prolongación de la pista unos 600 metros hacia el norte, la construcción de calles de rodaje, reparación de pavimentos y la puesta en marcha de una nueva terminal. Finalmente se adaptó el antiguo edificio del balneario sur rematándolo con una torre de control sobre la parte más alta.
LA PILETA DE RETIRO
En pleno barrio de Retiro también había una pileta de natación. Estaba ubicada sobre la actual Plaza Canadá, frente a la estación del Ferrocarril San Martín (entonces Pacífico). Fue inaugurada en el año 1938 y su conformación responde al sistema lineal de espacios verdes desde Plaza San Martín hacia el río, cada vez más lejos conforme avanzaban los rellenos.
Según consta en la edición del diario La Nación del 20 de noviembre de 1938, el natatorio se construyó por iniciativa de la Comisión Permanente de Fiestas Populares -entidad municipal encargada de la gestión del ocio y que se ocupaba de los festejos del Carnaval- y contaba con capacidad para 500 bañistas, una profundidad que iba desde los 80 centímetros hasta los 3 metros, trampolín y una fuente, además de un moderno sistema de renovación de agua.
En este hilo de Twitter de @brezhneviano se plantea que “no hay constancia de cuánto tiempo estuvo abierta al público. En la vista aérea de 1940 se la ve todavía en funcionamiento. En la foto panorámica de 1944 el edificio de los vestuarios parece haber desaparecido. Más tarde es difícil encontrar nuevas referencias al natatorio”.
A pesar de la desaparición de la pileta, su huella siguió en Plaza Canadá por mucho tiempo. En la vista aérea de 1978 se verifica que todavía existía el perímetro del natatorio, mientras que ya en 1989 -aunque había sido parquizado con parterres- su contorno seguía las mismas líneas.
PELIGRO DE CIERRE
Actualmente, el Gobierno de la Ciudad cuenta con 11 polideportivos que permiten disfrutar de las piletas públicas durante el verano en Buenos Aires. Sin embargo, se vislumbra la posibilidad de un ajuste que deje sin piscinas a muchas personas: el año pasado, docentes denunciaron que Horacio Rodríguez Larreta cerró los natatorios de los Polideportivos Pomar, Parque Patricios, Álvarez Thomas, Bernasconi y otros. De esta forma miles de pibas y pibes de dichos establecimientos no pudieron cumplir con el Plan Natación, que establece que “todos los alumnos de 1ero a 7mo grado de todas las escuelas públicas de la Ciudad aprendan y practiquen la disciplina”.
Lo que debería ser un derecho urbano lamentablemente se convirtió en una posibilidad cada vez más remota para las grandes mayorías. El camino es inverso al que se debería cumplir: de las viejas piletas públicas de Nuñez a la actualidad de Parque Norte hay un claro testimonio de ello. Este espacio de recreación fue concesionado en 1981 por el brigadier Osvaldo Cacciatore y en los 90 traspasado al Sindicato de Comercio de Capital Federal, que hoy sigue usufructuando más de 30 hectáreas en la Ciudad. Todo un signo de que la Buenos Aires plebeya, la de los piletones gigantescos, ya no está y que las torres copan el paisaje limitando cada vez más los espacios verdes (sin fines de lucro).
08 · Ciudad de la furia / Espacio público
Enero 2023
· 09 Enero 2023
Un paseo para todos
Un viaje en el tiempo: el Tramway Histórico de la Ciudad
Desde 1980 funciona en el barrio de Caballito el Tramway Histórico gracias a la labor de la Asociación de Amigos del Tranvía. Crónica de un viaje por el pasado, el presente y el futuro del transporte porteño.
Texto: Ludmila Ferrer
Son las diez de la mañana de un domingo, el sol ya pega fuerte en un día en el que se pronostican máximas por arriba de los 30 grados. En la esquina de Emilio Mitre y José Bonifacio, en pleno barrio de Caballito, un grupo de personas se refugia bajo la sombra de un árbol a la espera de subirse a pasear en tranvía, mientras Gustavo y Raúl,
integrantes de la Asociación de Amigos del Tranvía (AAT), cuentan la historia del medio de transporte que comenzó a funcionar en la Ciudad de Buenos Aires en 1863. “Y si tienen alguna duda, le preguntan a este pechito tranviario argentino”, dice Raúl.
“Soy Raúl Bernater y soy el socio número 536 de la Asociación de Amigos del Tranvía -cuenta a El Grito del Sur-. Llegué acá hace siete años porque cuando yo era chiquito, mi abuelo me
llevaba a pasear en tranvía. Íbamos hasta Villa Devoto, a la estación del tren San Martín, para ver pasar los trenes. Esa era nuestra diversión. Pero ya el paseo en tranvía era una aventura también porque, al vivir en Paternal, el tranvía tenía que subir el puente de la avenida San Martín y eso era como ir a la montaña rusa”.
Ordenados por Raúl y Gustavo, los pasajeros hacen fila para subir al tranvía y, mientras esperan o apenas ponen un pie arriba, se sacan una foto. El coche es color crema por fuera y el interior de madera, con detalles en las ventanas y asientos mullidos color marrón y pertenecía a la Compañía de Tranvías Anglo Argentina, que fue la de mayor presencia en la Ciudad. El guarda pica los boletos con rayas diagonales celestes y blancas que dicen “Recuerdo del Tramway Histórico de Bs.As.” y tienen el logo de la Asociación. No queda un solo lugar libre y segundos después de que los últimos en subir se acomodan en la parte delantera, suenan las cam-
panas y empieza el viaje. “Los primeros tranvías empezaron a funcionar en 1863, esos eran a tracción animal, y el último que circuló en la Ciudad fue en febrero de 1963. Es decir que Buenos Aires tuvo una historia con el tranvía que duró cien años -dice a este medio Ernesto Falzone, integrante de la comisión directiva de la AAT y encargado del área de comunicación-. En diciembre de 1897 se inauguró la primera línea de tranvía eléctrico de la Ciudad que unía Plaza de Mayo con Flores. El recorrido iba por el sur y no por Rivadavia, como muchos pueden pensar, por el miedo y el escepticismo de los porteños que pensaban que se iban a electrocutar o a ser arrollados por una máquina que andaba a la ‘endiablada’ velocidad de 30 kilómetros por hora”.
Según Ernesto, el tranvía fue “el gran poblador que hizo de Buenos Aires una ciudad” porque conectó el centro económico con lo que en ese momento eran pueblos, como Flores, y alentó a
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las personas que llegaban a la capital a comprar las tierras loteadas que había al paso del tranvía. “La red fue creciendo de tal modo que llegó a tener 850 kilómetros de vía, aproximadamente cien líneas y más de 4 mil vehículos funcionando, algunos con recorridos muy largos. Por ejemplo, en 1905, la cervecería Quilmes instaló su línea de tranvía que iba de Quilmes a Buenos Aires”, explica.
“Los primeros tranvías empezaron a funcionar en 1863, esos eran a tracción animal, y el último que circuló en la Ciudad fue en febrero de 1963”.
El apogeo del tranvía duró hasta la década del ‘20. Uno de los primeros azotes que sufrió fue la firma del infame pacto Roca-Runciman en 1933. “Eso permitió que se hiciera la ley de coordinación del transporte, que creó una empresa mixta que era la Corporación de Transporte, en la que tenían que integrarse obligatoriamente todas las compañías de transporte. Eso fue un fiasco por la ingobernabilidad de una empresa tan grande y tan variada”, agrega Ernesto. Luego de la Segunda Guerra Mundial, la red de tranvía ya no creció más y se desarrolló el lobby automotor hasta que en 1961 se decidió sacar progresivamente los tranvías. El último funcionó hasta febrero de 1963. Años después, en 1976, un grupo de aficionados por el tranvía creó la ATT. “Uno de los aspectos que se buscaba
trabajar era la historia del tranvía y el otro tenía que ver con la posibilidad de que se volvieran a usar los tranvías con un enfoque moderno -señala Ernesto-. Con la crisis del petróleo en 1972, en Europa se volvió al tranvía porque era un medio de transporte que no necesitaba del petróleo. Los aficionados de acá sabían eso. Otro de los objetivos era tener un museo. Las instalaciones de Caballito eran las únicas que habían quedado y se buscó poner un tranvía para que funcionara los fines de semana”. Después de una búsqueda intensa, dieron con un coche en Oporto, Portugal, que pudieron traer e inaugurar en 1980 y hoy es Monumento Histórico Nacional. La flota actual tiene nueve unidades en funcionamiento y la décima se incorporará en abril de este año.
Ernesto asegura que el Tranvía Histórico fue un éxito desde el principio, pero que gracias a la irrupción de las redes sociales se popularizó aún más y todos los fines de semana hay extensas filas de porteños y turistas nacionales e internacionales que esperan para hacer el paseo gratuito y que recorre la traza que va por Emilio Mitre, Rivadavia, Hortiguera y Directorio.
Gabriel e Indianara son de Brasil y viven en Argentina hace siete meses. Los dos están sentados en uno de los primeros asientos del coche y van acompañados de la madre de Gabriel, que está de visita, y Lili, la perra de la pareja. “El tranvía lo conocimos por Instagram, pero hoy es la tercera vez que venimos”, cuenta Indianara.
“Yo casi me hice socio -confiesa Gabriel-. Pero no tengo el tiempo para de-
dicarle. Yo hago mi parte y divulgo los paseos. Siempre que conozco a alguien que viene a Buenos Aires le recomiendo que venga a conocer el tranvía”. La pareja tiene una cuenta de Instagram, @kombi_margarida, a través de la que buscan mostrar el lado B de Buenos Aires para que los turistas brasileños conozcan lugares por fuera del circuito tradicional.
Al mando del coche va Pedro Taisa. Vestido con zapatos y pantalón negros, camisa blanca y anteojos estilo aviador, se da vuelta y comenta: “Capaz que no le contamos a nadie que es el primer día que manejo”. Y aunque la AAT entrena a los socios que quieran aprender a conducir, lo de Pedro es una broma. Tiene 72 años y lleva 40 manejando. “Pero aprendí a los nueve años -aclara-. A los nueve años, en Rosario, me robé un tranvía”.
“Siempre que conozco a alguien que viene a Buenos Aires le recomiendo que venga a conocer el tranvía”
Pedro cuenta que su abuela lo llevaba a pasear en tranvía y que a él le gustaba mirar cómo trabajaba el conductor, que así se dio cuenta de cómo se tenía que manejar el vehículo. “Y un día se ve que el hombre estaba apurado por ir al baño y se bajó un momento. Lo manejé por una cuadra, con el tipo corriendo atrás, porque ahí estaba la parada en la que terminaba la línea 2. En la puerta de la casa de mi abuela
estaba mi mamá. ¿Te podés imaginar? De los 35 escalones que había hasta el primer piso no toqué ninguno, subí volando. Así fue que arranqué”, se ríe. Los pasajeros saludan a Pedro y bajan del tranvía. En la esquina ya hay otro grupo listo para subir que está comprando recuerdos -tazas, pins, llaveros, rompecabezas, libros, entre otros objetos- que la Asociación vende para solventarse ya que, aclaran, no reciben ningún subsidio. En el lugar también funciona la biblioteca popular Federico Lacroze, que reabre en febrero.
“La Asociación es una institución sin fines de lucro abierta a todos los que quieran sumarse, sin distinción de género, edad ni condición social. Así que todos los que quieran participar pueden acercarse”, afirma Ernesto. Ya hay un nutrido grupo de jóvenes que esa misma mañana hacen prácticas para aprender a conducir el tranvía. Y aunque el paseo puede vivirse como un viaje en el tiempo, Ernesto asegura que el tranvía también forma parte del sistema de transporte presente y futuro. “No hay que pensar solo en Buenos Aires. Acá las autoridades no tienen interés en fomentar. La red de subte no se amplió, la del premetro no se terminó. Mendoza dio el puntapié y desde hace diez años que funciona el Metrotranvía en la ciudad. Llega hasta al aeropuerto, incorporó 40 coches y sigue creciendo -dice-. Pensamos que ese va a ser el gran ejemplo que lleve a que el sistema sea adoptado en otras ciudades del país”.
Expo SOMOS: historieta, diversidad, federalismo y memoria
Hasta el 5 de febrero se puede visitar la expo SOMOS. Un recorrido laberíntico por varias decenas de obras artísticas que reflejan nuevas miradas sobre las identidades de género y las diversidades sexuales.
Texto: Demian Urdin
H
acia mediados de 2022, la Casa Nacional del Bicentenario anunció la apertura de la segunda convocatoria «SOMOS, de ilustraciones e historietas sobre diversidad sexual e identidades de género». La iniciativa, con acompañamiento del suplemento Soy de Página/12, logró la participación de artistas de todos los rincones del país, superando incluso el número de trabajos enviados en su primera edición.
Durante 2020, en plena cuarentena por COVID-19, se realizó la primera edición del concurso. Aquella funcionó como un doble homenaje. En primer lugar, como celebración del décimo aniversario de la aprobación de la ley 26.618 de Matrimonio Igualitario. En segundo lugar, como memoria activa al recuperar el nombre de la revista del Frente de
Liberación Homosexual, que llevó su mismo nombre y que fue publicada entre 1973 y 1976. La publicación alcanzó los ocho números, durante los años que estuvo en la calle. Sus últimas ediciones fueron creadas y lanzadas en la clandestinidad, ante el inminente golpe represivo que finalmente sucedió.
En esta segunda edición, cuya convocatoria tuvo lugar durante 2022, se festejaron los diez años de la ley 26.743 de Identidad de Género, un marco legal transformador para la sociedad argentina. Esta ley es la pionera a nivel mundial, ya que no patologiza las identidades trans, permitiendo acceder al cambio registral por medio de un trámite administrativo. No hay necesidad de acreditar pericias médicas, intervenciones quirúrgicas o tratamientos hormonales. Además, este marco reconoce el derecho a la salud integral de todas las personas. Gracias a la
ley sancionada el 9 de mayo de 2012, 12.655 personas modificaron su DNI durante la primera década con la ley en práctica.
Entre el 23 de mayo y el 31 de julio se presentaron a SOMOS, segunda edición 623 trabajos de artistas de todo el país. Ilustraciones, dibujos digitales, dibujos analógicos y posts digitales, historietas, comics, mangas, collages y fanzines fueron las formas de expresión elegidas por sus participantes para visibilizar la diversidad sexual y las identidades de género. Además, la convocatoria alentaba una perspectiva federal, invitando a que realizadores de todo el país se sumen a ella.
Entre las más de seiscientas obras, tres fueron las premiadas:
El potente dibujo bordado con hilos de algodón sobre lienzo crudo, titulado «El amor no sabe de cuerpos», de Ariel Argüello, de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires;
La historieta a tres tintas «El chispazo», dibujada a lápiz y combinada con técnicas digitales, creada por Arianne Sodero Calvet, en el guión, y Angie Cornejo, en el dibujo, de la localidad bonaerense de Vicente López.
La historieta fromada por blancos y negros realizada digitalmente por Carladetal, de Ciudad Autónoma de Buenos Aires, titulada «No soy quién pensás».
A estos tres trabajos ganadores se sumaron otras 42 obras para conformar la muestra de esta segunda edición. La selección de les ganadores, así como la curaduría de la muestra, corrió por cuenta de les jurades del certamen: Gustavo Blázquez, en representación del Ministerio de Cultura de la Nación, Diego Trerotola, de parte del suplemento Soy, y Jules Mamone (Femimutancia), Andrea Nogueira Pasut y Giovi Novello como referentes del arte gráfico.
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En la Casa Nacional del Bicentenario
Pacto de silencio, pacto de caballeros
Texto: Antonella Morello
Hace décadas, cuando dos o más hombres llegaban a un acuerdo al conversar negociaciones e intereses que no implicaran papeleo de por medio, estrechaban sus manos y la palabra era tomada como el compromiso de lealtad suficiente para asumir la responsabilidad de esa alianza. Esto se conoció como «pacto de caballeros». Podríamos analizar por qué estas alianzas sucedían únicamente entre varones, pero consideremos que la fundamentación de este concepto se remonta a años donde las mujeres no eran partícipes del mundo más allá de las tareas del hogar (la famosa división social del trabajo). La importancia de este concepto radica en ese contexto y en la herencia masculina: pues “no es de un hombre” incumplir esa promesa. La filósofa y escritora española, Celia Amorós, define el término “pacto masculino” o “pacto de hombres” basándose en la complicidad entre varones que pertenecen a diferentes estratos sociales, donde “los une el ser varones que encarnan valores de masculinidad que son hegemónicos” y que cuando se establecen “provocan una circunstancia de subordinación”. Esas coincidencias garantizan una protección mutua y de valores y códigos compartidos, y al mismo tiempo son pactos –dirá la ensayista– porque se cierran entre pares o iguales. Desde ese mensaje enviado por Enzo Comelli, ni él ni los demás imputados, Máximo Thomsen, Ciro Pertossi, Matías Benicelli, Blas Cinalli, Lucas Pertossi, Ayrton Viollaz y Luciano Pertossi, habían hablado ante la Justicia durante los últimos tres años desde la fecha del homicidio en los que permanecieron detenidos en el penal de Melchor Romero. Sin embargo, algunos tomaron la palabra en las últimas audiencias del juicio para marcar su posición lejos del cuerpo de Fernando, otros aún permanecen sin hablar pero ninguno respondió preguntas ni de la fiscalía, ni de la parte acusatoria (por la familia de Fernando). Su postura se conoció como pacto de silencio.
¿Existe algún tipo de relación entre el pacto de caballeros y el pacto de silencio que trazaron los rugbiers? ¿El pacto de silencio de los rugbiers es, de alguna forma, un pacto de caballeros? ¿Cómo opera el pacto de silencio en este caso?
“Si con pacto de caballeros nos referimos a esas dinámicas que llevan a no cuestionar la reproducción de estas violencias y desigualdades, sí podríamos analizar ciertas analogías entre ese pacto de silencio y un pacto de caballeros”, analiza Luciano
Fabbri, pensador y activista orientado en masculinidades, y secretario de Formación y Capacitación para la Igualdad del Ministerio de Género y Diversidades de la provincia de Santa Fe, en diálogo con El Grito del Sur
PRESO(S) DE SUS PALABRAS
El silencio del opresor provoca tanto miedo de quien es vulnerado así como garantiza su impunidad. Frente a esto, Fabbri realiza una diferenciación: “una cosa es el silencio en las prácticas entre varones y otra es el silencio como una estrategia penal”. Aunque en el caso de los rugbiers, su silencio y su pacto (por el accionar en grupo) radica en ambas.
“La dinámica de socialización de la masculinidad no es una dinámica aislada o individual, sino colectiva y grupal, y de algún modo opera un mandato de no cuestionar las prácticas de los congéneres y mucho menos si están asociadas al ejercicio de una masculinidad viril o patriarcal”, menciona Fabbri. “De algún modo cuando existen voces que cuestionan ciertas prácticas machistas hacia el interior de un grupo de varones, corren el riesgo de volverse los destinatarios de esas prácticas violentas, ser el chivo expiatorio, ser expulsados o perder el grupo de pertenencia. Eso de algún modo explica cuáles son algunos de los compromisos afectivos que llevan a los varones a elegir, con mayor o menor conciencia, el silencio al cuestionamiento porque ese cuestionamiento es leído en clave de traición por el propio grupo”, añade.
“Cuando decimos ejercicio de la violencia hay que contrastar una violen-
cia celebrada por este grupo porque forma parte de los cánones del grupo, y contrastarla con una mirada adultocéntrica donde la violencia es considerada mala”, aporta a este medio el abogado Lucas Crisafulli, especialista en criminología y en Derechos Humanos.
La diferencia entre el pacto de caballeros y el de los rugbiers es la cuestión generacional. Entonces, ¿cómo opera esto en cuanto a la construcción de estas y de nuevas masculinidades? Crisafulli responde cómo la violencia entre varones es constitutiva a la idea de masculinidad, sobre todo en el paso entre la niñez y la adultez. Hay determinadas sociedades y Estados que tienen ritos para este paso y uno de esos ritos es la violencia celebrada.
“Si no logramos comprender cómo entre determinados jóvenes varones el ejercicio de la violencia es el pasaporte de ingreso a un grupo, donde forman parte de una cofradía de varones cis heterosexuales, es muy difícil desarticularlo. Cuando uno escucha los audios y ve las conversaciones posteriores que tuvieron los rugbiers, nota que celebraban ese ejercicio de la violencia porque en un determinado grupo es constitutivo de su subjetividad”, complementa. A ello se suma la socialización en común de estos jóvenes: quienes además de que muchos eran compañeros de colegio y otros también de rugby, mantienen vínculos familiares de por medio.
“CHICOS DE SU EDAD”
Cuando Graciela Sosa, la madre de Fernando, declaró en el juicio dijo: «No comprendo, y nunca aceptaré,
cómo chicos de la edad de Fer le hayan hecho esto. Lo atacaron por la espalda, lo tiraron por el piso. Le reventaron la cabeza, ese cuerpito que yo tuve nueves meses en mi panza».
Para intentar entender o darle un abordaje a una idea tan inconcebible y que a la vez sucede, como lo es que personas que “pueden ser buenos hijos y estudiantes en determinadas situaciones pueden cometer estos actos monstruosos”, en términos de Crisafulli, el abogado cita al sociólogo Zygmunt Bauman: “Qué seguro y cómodo, acogedor y amistoso parecería el mundo si los monstruos y solo los monstruos perpetraran actos monstruosos”.
Con ello, se refería a cómo cuestiones propias de la psicopatía -la falta de empatía o emocionalidad frente a actos tan límites como asesinar a una persona e incluso transferirle la responsabilidad de ello, como si “lo mereciera”-, son construidas en una determinada cotidianidad y contexto social.
“Me parece interesante que podamos ver cómo construimos un Nunca Más frente a estos hechos en los que se produce la muerte. Qué interesante que estos jóvenes hubieran tenido talleres en su club o en la escuela donde pudieran haber discutido el rol de la masculinidad, y desmontado que el ejercicio de la violencia es una cuestión de reconocimiento. Una reflexión previa frente a estos hechos, posterior no se puede reflexionar nada”, finaliza el abogado capacitado en derechos humanos.
12 · Masculinidades /
Fernando Báez Sosa
A tres años del homicidio de Fernando Báez Sosa, los ocho rugbiers imputados fueron llevados a juicio. El activista Luciano Fabbri y el abogado Lucas Crisafulli intentan abordar la construcción de las masculinidades y el dolor en situaciones irreparables.
El crimen de Fernando Báez Sosa