Comuna 1 /3 /4
Periódico barrial
Constitución, Monserrat, San Cristobal, San Telmo, Parque Patricios y Barracas
Distribución gratuita 3.000 ejemplares mensuales Abril 2021 ISSN 2451-7178
Año - 08
Número 78
Foto: Euge Neme
Lo que perdimos en el fuego Lago Puelo y El Hoyo fueron las ciudades de la Comarca Andina afectadas por una tragedia ambiental sin precedentes. Brigadistas, artesanos y vecinos de la zona contaron cómo siguen sus días en una crónica exclusiva desde el lugar de los hechos. Pág. 6
La presencialidad en las aulas pierde consensos
“Nosotras también estuvimos”
Pág. 4
Pág. 8
02 · Sumario / Editorial
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“Necesitamos sacar al alimento de la lógica de la oferta y la demanda” ,
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“Nosotras también estuvimos” ,
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La presencialidad en las aulas pierde consensos
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El peligro de no tener casa cuando “hay que quedarse en casa” ,
La mamá que no sale en la foto ,
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“El Monteagudo fue nuestra pequeña revolución”
La vida después del desastre
Editorial
La presencialidad en tiempos de cólera P
arecería que, tanto en Nación como en la Ciudad de Buenos Aires, hay una intención manifiesta en desviar la discusión sobre las clases presenciales, ya que pese a las diferencias en materia económica y política el ministro de la Nación Nicolás Trotta y su par de Ciudad Soledad Acuña coinciden en que las clases presenciales deben continuar. Ambos funcionarios alegan que las escuelas son lugares seguros y que “la evidencia nos confirma que no se producen contagios en las escuelas",
pero la “evidencia” en verdad confirma que los casos de COVID aumentaron en casi todas las jurisdicciones con el comienzo de las clases presenciales. Ninguno de los dos mandatarios puede negar que el crecimiento exponencial de casos en la Provincia de Buenos Aires y en la Ciudad, específicamente, ocurrió después del 17 de febrero. Ambos le atribuyen a las escuelas un extrapoder que roza con lo místico o con lo bíblico, y que la transforman en un lugar sagrado donde el virus no entra y tanto docentes como estudiantes
están protegidos bajo un manto bendito; pero hay preguntas que pueden resultar elementales, y que seguramente harán honor a la frase del gran dramaturgo y poeta alemán Bertolt Brecht que decía: “Qué tiempos serán los que vivimos, que hay que defender lo obvio”. ¿En qué cambia si un estudiante o docente se contagió fuera o dentro de la escuela? ¿Dónde se contagian quienes van a clases presenciales? ¿Se infectan en el supermercado? ¿En el almacén del barrio? ¿En alguno de los
medios de transporte que utilizan? Aunque la pregunta tendría que ser: ¿Importa dónde se contagian quienes van a las escuelas? Y la respuesta debería esbozar un no contundente. Lo que queda claro es que no hubo un plan de retorno seguro a las escuelas en medio de la pandemia, que no alcanza con implementar protocolos dentro de las escuelas cuando muchos de los infectados se producen en el mientras tanto.
El Grito del Sur- Fundado el 23 de sepiembre de 2012 en el natalicio de Mariano Moreno - Registro ISSN 2451-7178 - Director Propietario: Yair Cybel - Tirada 3.000 ejemplares - Registro de la Propiedad Intelectual 5295866 Abril 2021 - Número 78 - Domicilio legal: Camarones 1549 CABA - contacto: elgritodelsur@gmail.com Impreso en Editora del Plata S.R.L. - España 221, CP 2820 (Gualeguaychú, Entre Ríos) Registro de Medios Vecinales CABA - Se autoriza la reproducción del material publicado, citando la fuente.
Economía popular / UTT · 03
Agroecología a precios populares
“Necesitamos sacar al alimento de la lógica de la oferta y la demanda” Con una pobreza que llega al 42% y frente a la segunda ola de Covid, la Unión de Trabajadores y Trabajadoras de la Tierra (UTT) publicó una lista de 15 productos agroecológicos y cooperativos a precios accesibles.
Texto: Sibila Gálvez Sánchez Foto: Rocío Escobar
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a salida es colectiva. Bajo esa consigna, la Unión de Trabajadores y Trabajadoras de la Tierra (UTT) publicó una lista de 15 productos agroecológicos y cooperativos a precios accesibles, con el objetivo de acercar alimentos a la población en un contexto signado por la segunda ola de contagios por coronavirus y por el aumento de la pobreza. “Necesitamos sacar al alimento de la lógica de la oferta y la demanda y devolverle su función social”, expresó Juan Pablo Della Villa, uno de los voceros de la organización, en diálogo con El Grito del Sur. La nómina de “precios soberanos para una alimentación sana” que dio a conocer la UTT incluye lechuga a $70, zanahoria a $45, tomate a $80 y manzana roja a $145 por kilo, entre otras variedades de frutas, verduras, lácteos y secos, como fideos, yerba y aceite. Se espera que estos precios se mantengan, al menos, durante los próximos dos meses y los alimentos podrán
adquirirse en todos los nodos y puntos de venta que la organización tiene en algunos barrios porteños y en el Gran Buenos Aires, así como también en diferentes puntos del interior del país. La acción surgió luego de que el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC) informara, el pasado 31 de marzo, que el nivel de pobreza en la Argentina ascendió al 42 por ciento durante el segundo semestre del 2020, lo que representa a 19,4 millones de personas. “Mientras, el sector agroindustrial liquidó en marzo una cantidad de miles de millones de dólares por exportaciones, un récord absoluto de los últimos 18 años, parece el mundo del revés”, manifestó Rosalía Pellegrini, también vocera de la UTT, en el comunicado con el que dieron a conocer el listado de precios. “En este contexto de miseria y pobreza que trajo el gobierno neoliberal de (el ex presidente Mauricio) Macri y la pandemia, es cuando hay que avanzar hacia un nuevo sistema agroalimentario que garantice el derecho a la alimentación sana, segura y soberana a todos los argentinos y argentinas que pasan
hambre”, indicaron desde el gremio de pequeñas y pequeños productores. Más allá de su carácter solidario, la propuesta de la UTT visibiliza la situación de las miles de familias campesinas productoras de alimentos que se enfrentan a “una producción prácticamente dolarizada”, el aumento sustancial de los costos de los insumos, el crecimiento de la especulación sobre el valor de la tierra y “la falta de materialidad de las políticas públicas locales, que no avanzan en la trans-
formación del modelo hacia la agroecología”, subrayó Della Villa. En ese sentido, el vocero punteó los elementos fundamentales para llevar adelante esa transformación: “acceso a la tierra, créditos para aplicación de tecnología y capital de trabajo en esa tierra, y un método de transparencia de precios con construcción de mercados locales de cercanía”. “Hay que desconcentrar, en términos territoriales, permitir el acceso a la tierra de las familias pequeño-productoras y democratizar la cadena comercial”, resaltó.
04 · Ciudad de la furia / Educar es combatir
En medio de la segunda ola
La presencialidad en las aulas pierde consensos El rechazo a la presencialidad en medio del crecimiento de casos llega desde gremios que simpatizan con el gobierno de Larreta hasta integrantes del Frente de Todos.
Texto: Martín Suárez
A nte la insistencia del Ministro de Educación de la Nación, Nicolás Trotta
y de su par de Ciudad, Soledad Acuña, de continuar con las clases presenciales en medio del avance desmesurado de la segunda ola, distintas voces reclaman el regreso a la virtualidad. Esto incluye a integrantes del Frente de Todos hasta gremios docentes que simpatizan con el oficialismo porteño, que ya manifestaron la necesidad de cerrar las escuelas. “Los consensos construidos con las 24 jurisdicciones implican priorizar la presencialidad cuidada en las aulas. El estricto cumplimiento de los protocolos vigentes permite un regreso alternado y seguro”, sentenció el pasado 13 de abril en su cuenta de Twitter el ministro Nicolás Trotta. Cabe destacar que cada jurisdicción presenta una realidad epidemiológica distinta entre sí, dado que el panorama no es igual en La Rioja que en la Ciudad de Buenos Aires. Tanto el Ejecutivo nacional como el Gobierno porteño sostienen desde una supuesta evidencia científica que el lugar físico de las escuelas no resulta un foco de contagios. Para ello se basan en cifras de relevamientos que hicieron durante el primer mes de las presenciales. En un informe, realizado a partir de datos obtenidos de la plataforma “Cuidar Escuelas”, aseguran que los testeos se realizaron en 5.926 edificios escolares, donde asisten 1.429.190 estudiantes y 214.850 docentes y personal auxiliar. Según la cartera que dirige Trotta, los contagios son muy bajos: sobre el total de estudiantes a nivel nacional representa un 0.12 % y un 0,79 % del cuerpo de directivos, docentes y auxiliares. El rechazo a la presencialidad en este contexto de pandemia es creciente. CAMYP, uno de los gremios docentes de la Ciudad de Buenos Aires y simpatizante con las políticas del oficialismo porteño, llamó a un paro total de actividades en el distrito para el miércoles 14, que se suma al paro convocado por UTE y Ademys, los dos gremios más combativos de la Ciudad. El gremio mayoritario UTE informó que «arriba de 1.500 docentes han sido detectados como casos positivos de COVID. Relevamos las escuelas, le enviamos por escrito todo al Gobierno de la Ciudad y no hay respuesta. El cierre de escuelas implica que se ayude económicamente a familias que van a tener que cuidar a sus hijos. Pedimos que se suspenda la presencialidad y que haya inversión educativa». Paula Galignana, secreta-
ria de comunicación de UTE, dijo en declaraciones a El Destape Radio que «si alguien se contagió en el transporte público o adentro de la escuela es lo mismo. Los chicos y los docentes no se teletransportan adentro de las burbujas. Hay docentes y auxiliares fallecidos por COVID». También se adhirió al pedido de retorno a la virtualidad el gremio nacional CTERA, que hasta el momento se había mantenido al margen de la situación. «Ante el aumento de la circulación comunitaria del virus y de las nuevas cepas, la CTERA solicita al Ministerio de Educación de la Nación y Ministerios Provinciales Educativos la suspensión temporal de la presencialidad en aquellas localidades, departamentos o distritos donde el aumento de casos ha sido exponencial en los últimos 14 días», expresó en un comunicado. El pedido de la vuelta a la virtualidad y la suspensión de las clases presenciales no sólo viene de los gremios docentes. Varios integrantes del Frente de Todos reclaman lo mismo. “Ante al avance de contagios y saturación del sistema: 1. Clases virtuales, 2. Teletrabajo obligatorio, 3. Mayor frecuencia en el transporte público, sólo para trabajadores presenciales, 4. Control estricto de protocolos en establecimientos con trabajo presencial”, publicó en sus re-
des la diputada nacional del Frente de Todos, Fernanda Vallejos. Y suma más actividades que podrían suspenderse como culturales, recreativas, gastronómicas, vuelos desde y hacia el exterior; que se dé prioridad en la vacunación de trabajadores críticos (transporte, camioneros); y el ingreso de emergencia para trabajadores desocupados, informales, vulnerables. En el mismo sentido, la vicepresidenta de la Comisión de Educación de la Legislatura, Lorena Pokoik, posteó: “La tendencia en la suba de casos es grave. Aunque la presencialidad es irremplazable, ya es momento de volver a la virtualidad. Estamos en un contexto excepcional que se vive pocas veces en 100 o más años”, y remata: “#CierrenLasEscuelas para volver a cuidar a toda la sociedad”. Tanto Nación como Ciudad desoyen estos reclamos y obligaron a los gremios docentes a realizar un paro de 24 horas en el distrito más afectado por los contagios. El pedido de poner mayores restricciones también llegó en voz de las y los expertos. El jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, encabezó un encuentro con el comité de expertos asesores del Gobierno nacional por el incremento de los contagios. Durante la reunión, los especialistas se mostraron «preocupados por el comportamiento
social» y pidieron medidas más restrictivas de circulación en el AMBA y en las grandes ciudades del país. Los 22 expertos coincidieron en que la segunda ola «no es más de lo mismo» y que el escenario «no es igual» al del 2020 porque las nuevas variantes «hicieron estragos» en todos los países, al punto de que la consideraron como si fuera «casi una nueva pandemia». En ese sentido, solicitaron «mayores controles y «restricciones en reuniones presenciales» y pidieron analizar «medidas de cierre por poco tiempo, con principio y final». ¿Cuándo será el momento propicio para volver a la virtualidad? Es la pregunta que sobresale y lo que más preocupa a las familias de la comunidad educativa, docentes y gran parte de la sociedad, que son conscientes que el incremento de contagios de forma exponencial comenzó de la mano de las clases presenciales.
Alquileres / Coronavirus · 05
Se agrava el problema de la vivienda
El peligro de no tener casa cuando “hay que quedarse en casa” Luego de la caída del decreto 320/20, el Gobierno creó un Protocolo de Alerta Temprana de Desalojos. Sin embargo, especialistas advierten que no soluciona el problema y que sólo es válido para quienes tienen sus contratos de alquiler registrados en AFIP. Texto: Ludmila Ferrer
D
espués de que terminara la vigencia del decreto de necesidad y urgencia que prohibía los desalojos en el contexto de la emergencia sanitaria, el Gobierno nacional formalizó la creación del Protocolo Nacional de Alerta Temprana de Desalojos de Vivienda Única y Familiar en Regímenes de Alquileres Formales. La medida, publicada en el Boletín Oficial, propone relevar la situación de aquelles inquilines que tengan sus contratos de alquiler inscriptos en AFIP y la firma de convenios con distintas entidades gubernamentales para evitar desalojos y que familias de todo el país se queden en la calle. “Lo que confirma el protocolo es que tomaron la decisión sin conocer la situación de los inquilinos y las inquilinas en la Argentina porque tendrían que haber pedido la información antes de tomar la decisión”, dijo Gervasio Muñoz, presidente de la Federación de Inquilinos Nacional (FIN). En diálogo con El Grito del Sur, la abogada Guillermina Greco, integrante del programa de Derecho a la Ciudad de la Asociación Civil por la Igualdad y la Justicia (ACIJ), explicó que el nuevo protocolo “no modifica demasiado” la situación de les inquilines. “El protocolo propone algunos lineamientos para relevar la situación de los inquilinos, ver cómo están compuestas sus familias, algunos criterios para priorizar las respuestas”, afirmó. De acuerdo al texto de la Resolución 5/2021, la Secretaría de Desarrollo Territorial dependiente del Ministerio de Desarrollo Territorial y Hábitat es la encargada de hacer el relevo de los datos de los locatarios y sus familias, el plazo del contrato, el precio del alquiler y sus actualizaciones, las condiciones del inmueble, las deudas y en qué estados se encuentran los procesos de desalojo, entre otras cosas. Sin embargo, el protocolo sólo afecta a aquellos que tengan el contrato de alquiler registrado en AFIP y eso sólo cabe para quienes firmaron dichos contratos después de la sanción de la Ley Nacional de Alquileres en junio de 2020. “Esto lo identificamos como un problema. La realidad es que como no son muchos los contratos que están registrados en la AFIP, no tenemos números oficiales y tampoco hay datos de cuántos son los contratos de alquiler que existen en el país, ni de los registrados ni de los no registrados -sostuvo Greco-. Una parte importante de la nueva Ley de Alquileres es que obliga a
registrar los contratos y eso justamente tendría que permitir empezar a contar con datos fidedignos de cuántos (inquilinos) existen y en qué condiciones”. Según datos relevados por Inquilinos Agrupados, actualmente hay 2.400.000 inquilines endeudades; 1.249.500 hogares no pudieron pagar el alquiler de enero o lo pagaron parcialmente y 300.000 acumulan deuda de 5 meses o más. Y esto, sumado al fin de la prohibición de los desalojos, coloca en una posición vulnerable a las familias que no tienen una vivienda propia. “No se ha creado un sistema de contención para evitar algo que está sucediendo y encima en plena segunda ola cuando la ONU recomienda suspender desalojos en todo el mundo, cuando Estados Unidos suspendió hasta junio los desalojos, cuando es una política mundial esto de quedate en casa, si tenés una casa donde quedarte”, criticó Muñoz durante una entrevista que brindó al canal C5N. Asimismo, el Gobierno habilitó un aumento en el precio de los alquileres -que estaba congelado desde el inicio de la emergencia sanitaria- y se registraron incrementos que superaron la inflación de 2020: los aumentos más
bajos se registraron en Recoleta con un promedio de 40,4 por ciento, mientras que los más altos fueron en Flores con 66,6 por ciento, seguido por Monserrat y Núñez, ambos con un promedio de 63,2 por ciento. “La respuesta al decreto (de congelamiento de los precios de los alquileres y suspensión de los desalojos) fue un golpe de mercado muy fuerte en un país que tiene la vivienda dolarizada y el precio del alquiler completamente desregulado”, apuntó Muñoz y recordó que la nueva Ley de Alquileres “no regula el precio, regula la actualización”, que debería ser anual y regirse por la inflación y los aumentos salariales. El nuevo protocolo prevé, también, la suscripción a convenios de colaboración y asistencia con el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos; el Ministerio Público de la Defensa; el Poder Judicial de la Nación y/o de las Provincias; la AFIP; el Consejo Nacional de Coordinación de Políticas Sociales; el Ministerio de Desarrollo Social de la Nación; las Unidades Ejecutoras de Programas de Viviendas Nacionales, Provinciales, Municipales y de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y asociaciones y/u organizaciones de la
sociedad civil. “Se habla de algunos acuerdos y convenios que se van a celebrar entre distintas áreas del Estado para poder dar respuesta a los problemas de los inquilinos. Pero es eso, dar lineamientos y sentar parámetros, (el protocolo) no brinda una solución concreta general para todos los inquilinos ni algo que modifique per se la situación en la que se encuentran”, señaló la abogada de ACIJ. La Asociación publicó una guía sobre los desalojos en la que recuerda que “un desalojo sin orden judicial es ilegal”, que se debe notificar a las personas afectadas con un “plazo suficiente y razonable” y “ofrecer asistencia jurídica”, entre otras cosas. “Los derechos valen para todos, por más que el protocolo no se ocupe de los contratos no registrados -afirmó Greco-. La obligatoriedad de las mediaciones, los procedimientos judiciales, el acceso a la defensa pública son cosas que no se pierden o no se hacen porque los contratos no estén registrados, sino que son derechos que las personas tienen”.
06 · #NoHayPlanetaB / Comarca Andina
El fuego arrasó con más de 500 casas
La vida despué
Las zonas afectadas en Lago Puelo y el Hoyo, un mes después, siguen sin luz ni agua. Más allá de quienes perdieron todo, casa incluida, hay cientos de personas y familias a las que el fuego les quitó años de trabajo. Crónica exclusiva.
Texto: Matías Ferrari Foto: Euge Neme
U
na extensión de bosque nativo de catorce mil hectáreas, el equivalente a tres cuartas partes de la superficie de la Ciudad de Buenos Aires, se redujo en
unas pocas horas a un cementerio de carbón y ceniza. En el Paralelo 42 de la Comarca Andina, un mes después de iniciado el incendio que casi la devora por completo, sus habitantes –los empleados públicos, los comerciantes, los artesanos, los artistas, los docentes y hasta las autoridades– todavía balbucean al intentar describir lo que vieron con sus propios ojos. La bola de viento
y fuego atravesó los cerros a las cuatro de la tarde, arrasó con más de 500 casas, se cobró tres vidas y se detuvo –se apaciguó– de madrugada. No hubo mucho más que hacer que rezar para que llueva o llamar a los familiares y amigos para chequear que estuvieran a salvo o directamente echarse a correr escapando de las llamas, según el caso. “Una tormenta de fuego”, “un infierno dantesco”, “un viento atroz que echaba nafta y se llevaba puesto todo”, “las peores horas de mi vida”, “un escenario de guerra, como si estuviesen bombardeando”, dicen cuando se les pregunta por lo que vivieron ese día. –En mis 19 años de servicio nunca me había enfrentado a una situación tan extrema –dice la voz raspada de Diego Vargas, brigadista del Servicio Nacional de Manejo del Fuego (SNMF).
–Las ráfagas de viento, supimos después, superaron los 100 kilómetros por hora, y por momentos era tal la temperatura que hasta se derretían las lámparas de vidrio de los postes. El fuego no se podía combatir y se escuchaban explosiones cada vez que prendía en una casa o un auto. No quedó nada. Nuestra única posibilidad en el medio de tanta destrucción fue ir de casa en casa, como podíamos, auxiliando a la gente que escapaba con sus chicos y sus cosas–. Vargas y sus compañeros del SNMF intentaban combatir el fuego a la altura del paraje Las Golondrinas cuando pudieron ver las llamas de otro de los focos sobre el Cerro Radal, a mitad de camino entre la ruta nacional 40 y Lago Puelo. Fueron inmediatamente hacia allá: la casa que Alan, uno de los briga-
#NoHayPlanetaB / Comarca Andina · 07
és del desastre distas más nuevos, de 22 años, había empezado a levantar en ese mismo lugar apenas 9 meses antes, podría estar a esa altura envuelta en llamas, con su esposa adentro. Llegaron a tiempo de salvarla, pero para la casa (y para los perros) ya era tarde. Así estuvieron, de una emergencia a otra, sin noción del tiempo, hasta que cayeron agotados. El concejal de Lago Puelo Sam Gangemi hizo ese mismo recorrido durante toda la tarde, pero a la inversa. Salió del pueblo en una de las 4×4 de la municipalidad con la idea de adentrarse en algunos de los caminos de tierra del cerro por si encontraba gente huyendo del fuego. Hasta que el calor, cada vez más abrasivo, lo hizo detenerse y volver. “Por un momento pareció que las llamas derretían la camioneta con nosotros adentro”, dice. Con su teléfono llegó a grabar uno de los videos que más tarde se viralizaron en las redes y en los medios, que muestran el fuego de noche iluminando la ruta. Sobre ese camino Gangemi fue y vino también durante las semanas siguientes, para realizar el primer relevamiento que el intendente local, Augusto Sánchez, del Frente de Todos, le entregó en mano al presidente Alberto Fernández y al ministro del Interior, Wado de Pedro. Ese primer informe se quedó corto: contaba 250 casas arruinadas, y hoy se sabe que son más de 500, contando también al municipio de El Hoyo. Las pérdidas materiales son todavía inestimables. En vidas, fueron tres: Sixto Garcés, de 50 años, del paraje conocido como “Buenos Aires Chico”, cerca de El Maitén; María Briones, de 51 años, de Lago Puelo; y José Luis Rivero, de 68 años, de Las Golondrinas. Para la reconstrucción total del bosque nativo habrá que esperar unos 80 años: es lo que tarda el Ciprés de la Cordillera, especie autóctona, en alcanzar la estatura de su madurez.
..... . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . En mis 19 años de servicio nunca me había enfrentado a una situación tan extrema –dice la voz raspada de Diego Vargas, brigadista del Servicio Nacional de Manejo del Fuego (SNMF).
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El martes 9 de marzo se esperaban lluvias. Al mediodía el termómetro tocó los 35 grados, la tierra estaba seca y crujiente y el viento soplaba a más de 70 kilómetros por hora. Las primeras
gotas cayeron del cielo recién pasada la medianoche, cuando los cerros ya ardían iluminados por las llamas, y las cenizas y los pedazos carbonizados de madera volaban prendidos por el aire, como granadas. A las cuatro y media de la tarde, Daniela escuchó la alarma. Era un foco de incendio en Las Golondrinas. Volvió a la base que tiene Bosques Nacionales, sobre la Ruta 40. “A esa hora teníamos una guardia mínima, porque la mayoría de nuestro personal estaba en El Maitén, a 40 minutos de distancia, combatiendo otro incendio iniciado días antes, que persistía. Lo primero que pensé desde el puesto de vigilancia era que el fuego se iba a quedar en la montaña. Pero enseguida me di cuenta que no”, dice. Según la investigación que llevó adelante la Policía de Chubut, el primero de los focos, en Las Golondrinas, se desató alrededor de las tres de la tarde a partir de un cortocircuito generado por el contacto de una rama con el tendido eléctrico, precario. Hubo un segundo, originado dos horas después, a las 17hs, en Cerro Radal, y un tercero a las 19, en Cholila. La presencia de varios focos simultáneos genera dudas hasta hoy acerca de una supuesta intencionalidad, que se vieron reforzadas por las declaraciones del ministro de Ambiente, Juan Cabandié, que sacó esa misma conclusión al visitar la zona pocos días después del desastre. El problema es que hasta ahora, el fiscal a cargo de la investigación no tiene una hipótesis concreta y, un mes después del desastre, los damnificados y el resto de los pobladores no tienen una explicación oficial sobre lo que pasó. Peritos de la Superintendencia de Bomberos y División Siniestros de la Policía Federal, enviados por Nación, concluyeron que el incendio no fue intencional, porque no encontraron indicios en ese sentido. Pero no mucho más. Los especialistas en la materia – entre ellos, el investigador del Conicet Guillermo Defossé– coinciden en que la sequía que afectó a la zona durante el verano, sumada a las altas temperaturas que persistían incluso de noche, más la entrada en la zona de un frente frío de aire proveniente del Pacífico, generaron un combo ideal para la proliferación de una tragedia de tal magnitud. Estaba todo dado: pudo haber sido un corto del tendido eléctrico, un rayo, o un uso indebido –o adrede– del fuego por parte de un particular, y el resultado hubiese sido parecido, o el mismo. Para colmo, un informe del año 2013 de las investigadoras del Conicet
Melisa Blackhall y Jorgelina Franzese llega a la conclusión que el reemplazo de bosque nativo por pinos contribuye a los incendios, a partir del estudio de una zona particularmente inflamable, Puerto Patriada, situada a apenas 14 kilómetros de la zona del desastre. Los pinos fueron introducidos en la comarca en la época de la dictadura. “Hay que penalizar la destrucción de bosques ya. Los gobiernos provinciales y nacional deben poner todos los recursos disponibles para frenar este ecocidio e investigar las causas de tantos focos simultáneos. Los incendios forestales se repiten todos los años y se agravan por el cambio climático. Los bosques se encuentran cada vez más amenazados por las quemas provocadas por fenómenos naturales y la actividad humana, ya sea por negligencia o de manera intencional. Las multas no sirven”, dijo el director de la campaña de Bosques de Greenpeace, Hernán Giardini. Según esa organización, ya se perdieron en lo que va del año 30 mil hectáreas de bosques contando todos los incendios ocurridos en Chubut y Río Negro.
.. .. .. .. .. .. .. .. ............... El fiscal a cargo de la investigación no tiene una hipótesis concreta y, un mes después del desastre, los damnificados y el resto de los pobladores no tienen una explicación oficial sobre lo que pasó.
. .. .. .. .. .. .. .. ................ Cuando Daniela divisó desde la base de Bosques que las llamas avanzaban, chequeó el monitor: el fuego estaba rodeándola. “Empecé a gritar por el comunicador, desesperada. No me acuerdo cómo ni qué dije específicamente, pero imploraba a mis compañeros que estaban en El Maitén que se vengan rápido, ya, que el incendio ahora el nuestro”, recuerda. Cuando la situación se volvió incontrolable, salió disparada de la base, a la que vio un rato después abrazada por el fuego mientras se alejaba hacia El Hoyo por la 40. “Mechi”, como conocen todos en Lago Puelo a María de las Mercedes, anfitriona de la Biblioteca Popular, sintió el ruido de las sirenas y salió a la calle. Vio a la gente correr sin dirección, sin entender. Vio el fuego a lo alto y respiró humo. Al principio no supo qué hacer, pero enseguida recordó que una compañera suya de la biblioteca
vivía en El Radal. Su amiga perdió todo –casa, coche, mascotas, taller, todo lo construido en años–, pero se salvó, y sus hijos también. Se ocupó de asistirla y encontrarle un lugar, y entendió que desde ese momento a ella le tocaba, como bibliotecaria, encargarse de que los niños de las familias arrasadas sufrieran lo menos posible. “Estamos recolectando juguetes y libros. Todo el espacio está a disposición: es uno de los pocos que tiene internet todo el día y por el generador que conseguimos, también luz. Reconstruir el bosque llevará varias generaciones, nosotros ya no lo vamos a ver como antes, pero ahora hay que trabajar para que ellos crezcan bien”.
Podés leer la nota completa en:
www.elgritodelsur.com.ar
08 · Feminismo / Malvinas
Las enfermeras en la Guerra de Malvinas
“Nosotras también estuvimos” El documental dirigido por Federico Strifezzo acompaña a Alicia Reynoso, Stella Morales y Ana Masitto a Comodoro Rivadavia, donde las tres se desempeñaron como enfermeras de la Fuerza Aérea durante la Guerra de Malvinas.
Texto: Ludmila Ferrer
T
res mujeres caminan por el pastizal donde en abril de 1982 se ubicó el Hospital Reubicable de Comodoro Rivadavia, lugar en que el personal de salud de la Fuerza Aérea atendió a los heridos de la Guerra de Malvinas. “Quiero ver si queda algo del refugio”, dice una de las mujeres, todas ellas vistiendo uniformes verdes y borcegos negros. 37 años después, el refugio seguía ahí y Alicia Reynoso, Stella Maris Morales y Ana Masitto no lo pueden creer. “Nosotras también estuvimos”, el film dirigido por Federico Strifezzo, narra la historia de estas tres mujeres (de un total de catorce) que se desempeñaron como enfermeras en el Conflicto del Atlántico Sur y se estrenó en el 39° aniversario de la recuperación de las islas. “Para nosotras era un sueño volver a ver el refugio. Cuando hablábamos antes de viajar no se nos cruzó que iba a estar ahí, incluso Alicia, que siguió en la Fuerza Aérea, había preguntado y le dijeron que no quedaba nada. Nos pusimos a caminar y fue Ana la que dijo ‘allá hay un montículo’. Fue muy shockeante”, dice Stella Morales a El Grito del Sur. El refugio es un agujero en la tierra con techo de durmientes cubierto por pasto donde, cuenta Morales, entraban paradas. Durante la guerra, existía el rumor de que los británicos iban a atacar Comodoro Rivadavia, de modo que cada tanto debían salir corriendo hasta el refugio -con las luces de toda la ciudad chubutense apagadas por seguridad- y esperar. “Decían que
había submarinos. Nunca vimos nada”, dicen en la película y se sorprenden al encontrar el calentador de agua enterrado ahí. Stella nació en Villa María, Córdoba. “Yo soy la más chica de cinco hermanos y dijeron que me tenía que quedar al lado de mi mamá, que estaba internada en el hospital con el fémur fracturado en tres partes -relata en diálogo con este medio-. Ella estaba muy bien mentalmente, entonces para que no me aburriera me decía ‘¿por qué no vas a leerle a esa señora que está sola?’, ‘¿por qué no ayudás a la enfermera a doblar las gasas?’. Tuve la práctica antes de haber estudiado”. Uno de los médicos le sugirió que estudiara enfermería y a Stella -y a su mamá- le gustó la idea. Una vez recibida, empezó a trabajar en sanatorios de la zona, hasta que sus amigas la convencieron de anotarse en la Fuerza Aérea, que ofrecía la posibilidad de un buen pasar económico. Stella viajó a Buenos Aires y tuvo cuatro meses de instrucción militar. Inicialmente la destinaron a Córdoba, pero decidió quedarse en Capital Federal, donde también vivía una de sus hermanas. Era 1981. “Cuando llega la guerra, Alicia (Reynoso), que era la Jefa de Enfermería, tuvo la misión de elegir a las cuatro primeras enfermeras que iban a acompañarla al sur. Yo sentí mucho orgullo por esa elección, era un orgullo ir a atender a los heridos y me sentía preparada”, Una vez en Comodoro, las enfermeras participaron del armado del Hospital Reubicable y, a partir del 1° de mayo -fecha en la que empezó el
combate-, comenzaron a atender a los heridos que eran trasladados al continente. “Apenas nos veían, nos pedían si les podíamos avisar a sus madres, a sus familias que estaban bien -cuenta Stella-. Fue un trabajo que no cesaba porque los heridos podían llegar en cualquier momento y teníamos que estar preparadas. Al principio dormíamos vestidas en las camillas y apenas nos sacábamos los borcegos”, dice Stella. En el documental se ve a Alicia, Stella y Ana mirándose en la tapa de Radiolandia y otras revistas de la época que mostraban fotos de las enfermeras de la guerra y, como no las dejaban hablar con la prensa, los reportajes tienen datos erróneos como, por ejemplo, afirmar que todas eran porteñas. “También decían que fuimos como voluntarias, no fue así. ¿Por qué no podíamos hablar? No lo sé, supongo que para tener poder sobre nosotras -afirma Stella-. (Los jefes militares) tienen esa idea de que son superiores a los demás porque tienen unas tiras en el uniforme. Eso nos marcó muchísimo, en especial cuando terminó la guerra”. Al igual que en el resto de los veteranos, el proceso de desmalvinización golpeó a las enfermeras. “Yo volví al hospital (militar) y era como si no hubiera pasado nada, el silencio se podía cortar con una tijera. Las otras enfermeras a veces me decían en voz baja, como si fuera un secreto ‘te vimos en las revistas’. A través de los años se convirtió en una llaga porque no se podía hablar, tratás de no recordar”, sostiene Stella.
Recién en 2014, Alicia la llama por teléfono y le propone juntarse en su casa en Entre Ríos. “Yo sentía que no tenía el poder sola de decir que hubo mujeres en la guerra, sentía que me iban a tirar con tomates -recuerda-. Ver a Alicia y a Ana fue como abrir una puerta, sentimos que podíamos contar lo que nos pasó de otra manera, era hablar con alguien que entendía la magnitud de esos sentimientos”. Federico Strifezzo contactó al grupo de enfermeras -Stella y Ana ya retiradas de la fuerza- y las entrevistó durante cuatro años hasta que en 2019 lograron viajar a Comodoro para filmar. Ahí, cuenta Stella, estaban con los micrófonos puestos todo el tiempo. “Todo es natural, sin guión, así como va saliendo”, sostiene y en el film se nota. Todas hablan entre ellas y los espectadores son testigos de una charla de amigas que se sientan a recordar, a buscar indicios del lugar donde estuvieron y que no habían vuelto a pisar hasta ese momento. La película se estrenó este 1° de abril en Comodoro Rivadavia, donde Alicia, Stella y Ana pudieron participar y reivindicaron -una vez más- el rol que fueron a cumplir ellas y las otras once enfermeras durante el conflicto bélico. “En el documental queda claro que hay que seguir luchando, levantando la voz y peleando por nuestros derechos. Algunos veteranos no nos quieren, algunas mujeres tampoco. Pero ir (a Comodoro) y poner una placa significó mucho para nosotras. Somos seres humanos con los mismos derechos que los demás”, concluye Stella.
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10 · Feminismo / Trabajo doméstico
Trabajadoras de casas particulares
La mamá que no sale en la foto
Texto: Jazmín Gauna
En el Día de las Trabajadoras de Casas Particulares Flo Mamaní, activista del colectivo antirracista Identidad Marrón e hija de una empleada doméstica, habló con El Grito del Sur sobre las luchas del sector y el lugar que ocupan en el feminismo.
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esde 2013, el 3 de abril se celebra en Argentina el Día del Personal de Casas Particulares, en conmemoración a la fecha en la que se sancionó la Ley 26.844 que beneficia a 1,2 millones de empleadas domésticas, de las cuales cabe resaltar que alrededor del 87% no está regularizada. La legislación da a las trabajadoras una serie de derechos laborales como ART, vacaciones, retención de una cuota sindical a través de la AFIP, pago
por cuenta a sueldo, la prohibición de que trabajen menores de 16 años y la obligación de que si se emplea a jóvenes tienen que estudiar, indemnización por despido sin causa, una jornada limitada, licencia por maternidad, etc. A pesar de los avances legislativos, la situación no ha variado y continúa la negación de sus derechos laborales, la violencia y la indiferencia. El empleo doméstico sigue siendo cuna de abusos que se incrementan en contexto de pandemia. En diálogo con El Grito del Sur, Flo Mamaní, activista del colectivo anti-
Feminismo / Trabajo doméstico · 11 rracista Identidad Marrón e hija de empleada doméstica, comenta sobre la situación de la ley: “Si bien es muy buena e indudablemente es una conquista histórica, hay que tener en cuenta que una gran parte de las trabajadoras de casas particulares no tienen la escolaridad terminada ni los conocimientos necesarios para acceder a la información y comprender sus derechos. Mi mamá, por ejemplo, no terminó la primaria y trabaja como empleada desde los 16 años, lo que le dificultó muchísimo poder acceder a la información sobre la ley. Poco a poco y a medida que pasa el tiempo, va aprendiendo más sobre el tema y entiende que es necesario exigir lo que le corresponde y no agachar la cabeza. Pero también pasa que por ahí por más que reclames esos derechos laborales, los empleadores – muchos incluso habiéndose recibido en abogacía y carreras de esa índole – se hacen los que desconocen las leyes o mienten que se las olvidan. Entonces la falla no está en la ley, sino en que la información no llega. Algunas trabajan en zonas muy precarias que dificultan el traslado a las asesorías, otras no saben leer, y muchas ni siquiera tienen tiempo de informarse sobre esto. La comunicación tiene que cambiar y el Estado tiene que contextualizar las situaciones de las trabajadoras y darles herramientas a la hora de defenderse, porque sino queda todo en el empleador, que entiende sobre leyes pero no las cumple”. El empleo doméstico es muchas veces una de las limitadas posibilidades que tienen las mujeres pobres al no contar con conocimientos académicos previos. De 2012 a 2018, según datos del Ministerio de Trabajo de la Nación, se pasó de 250.000 empleos domésticos registrados a 517.000, sumando que se estima un 57% de empleadas domésticas que se encuentran en negro. En las provincias más vulnerables como La Rioja y Santiago del Estero, la informalidad es del 98%. Mientras que en provincias que exhiben salarios más altos el número es menor, como Córdoba (64%) y Chubut (56%). ¿AMOR O EXPLOTACIÓN? Entre algunas de las tantas cosas que viven las trabajadoras de casas particulares, podemos mencionar primero la explotación laboral disfrazada de favor. Generalmente, por más que el trabajo que tengan sea de “niñera”, se las afecta para muchas otras tareas del hogar que deben realizar con una sonrisa infaltable. En este sentido, Flo cuenta: “Las empleadas suelen criar a les hijes de sus patronas, y eso hace que muchos de ellos y ellas crezcan viendo a la trabajadora del hogar como si fuese otra mamá. Pero es una mamá extraña porque no aparece en las fotos ni en el ámbito público de esos niñes y, a veces, cuando crecen se olvidan de ese rol tan importante que tuvo esa mujer en sus vidas. A raíz de esto surge la violencia o explotación disfrazada de cariño, porque ¿cómo haces para reclamarle tus derechos laborales a esa persona que tanto te quiere y que viste crecer? Y ahí nace la culpa y el silencio que no te permite exigir nada para no quedar
como ‘una desagradecida’. Si bien hay muchas familias buenas, es inevitable que la explotación esté presente en algún momento, porque el patrón o la patrona están en un lugar de poder y de privilegio; por ende, siempre van a estar arriba”.
. . . . .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. . De 2012 a 2018, según datos del Ministerio de Trabajo de la Nación, se pasó de 250.000 empleos domésticos registrados a 517.000.
. . . . .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. . Si bien el cariño y la amistad entre empleador y empleada muchas veces es real, esto no garantiza que el vinculo no sea desparejo y opresivo. Muchas veces las trabajadoras se vuelven víctimas de negaciones de derechos por parte de quienes, según dicen, forman parte de su familia, y ahí entra en juego la manipulación emocional. Porque si bien los pagos a tiempo y los aportes son una obligación, a veces se sienten como un favor. LA SITUACIÓN EN CONTEXTO DE PANDEMIA “Sobrevivir a la cuarentena para las empleadas domésticas fue una cuestión de suerte, porque dependían de qué tan buenx era su empleador o empleadora” -expresa Flo- “Al tener desconocimiento de sus derechos, no tener obra social o no saber dónde asesorarse, todo se precarizó. Muchas -inclusive al inicio de la pandemiafueron obligadas a quedarse en la casa de sus patrones, expuestas a todo tipo de riesgo porque a veces por ejemplo, venía algún familiar del patrón de Europa y no se cuidaba para nada, y no les preocupaba porque podían ir a un hospital privado y listo, mientras que esa empleada si se enfermaba tenía que ir a un hospital público y exponerse el doble”. De todo esto, Flo rescata que se pudo visibilizar la situación gracias a las redes sociales que alertaban sobre la explotación que estaban sufriendo las trabajadoras de casas particulares. Un claro caso es el del empresario Gustavo Cardinali, quien llevaba a su empleada doméstica en el baúl; el de Nicole Neumann, quien le pidió a su empleada que permaneciera encerrada en una habitación hasta realizarse el testeo luego de que perdiera el olfato y el inolvidable caso de Catherine Fulop, paseándose por su jardín y subiendo historias a Instagram con su empleada. “Era mejor quedarte por acá con nosotras, estamos tranquilos”, le dice a su empleada Juana, la cuál contesta tímidamente: “no sé si era mejor”. EL MOVIMIENTO FEMINISTA Y LA .....LUCHA DE LAS TRABAJADORAS DOMÉSTICAS El empleo doméstico viene de la mano de la división sexual del trabajo, como todo trabajo de cuidado, pero al mismo tiempo tiene que ver con la manera en que se inserta en el capitalismo, con las características de todo
trabajo feminizado: desvalorizado social y económicamente. Las trabajadoras de casas particulares permitieron a las mujeres de clase media escapar de algunas opresiones al desvincularse de las tareas de cuidado, lo que repercutió en que muchas veces el empoderamiento femenino sea un eslabón más en la precariedad y la feminización de la pobreza.
. .. .. .. .. .. .. .. ................ Muchas -inclusive al inicio de la pandemia- fueron obligadas a quedarse en la casa de sus patrones, expuestas a todo tipo de riesgo.
. .. .. .. .. .. .. .. ................ Charlando sobre la movilización del 8M y el rol de las empleadas en esta fecha, Flo comenta: “Si bien a veces pienso que el movimiento feminista tiene una deuda con las trabajadoras de casas particulares, tengo muy presente que es la nueva ola del feminismo que está trayendo el debate y los cambios en la situación de las mismas. Incluso sé que en cuarentena quienes más les pagaron – y a veces las únicas- a las empleadas y que respetaron sus derechos fueron las mujeres jóvenes y feministas. Por otra parte, me parece necesario seguir alentando a discutir esta problemática dentro del movimiento, porque muchas veces el feminismo se queda solamente en una
clase social a la que no todes accedemos y que no vive las problemáticas que atraviesan las clases populares, como el racismo estructural y el odio de clase, y al final quedamos en un solo discurso cuando hay miles de historias para contar”, expresa. “No podemos seguir fomentando y avalando un feminismo clasista y académico. Cuando desde Identidad Marrón participamos de la marcha y levantamos los carteles que decían ‘Pagar los aportes de las empleadas domésticas también es sororidad’, muchas se enojaban y nos decían que no mezclemos las cosas, siendo que en realidad no son cosas distintas. Las trabajadoras de casas particulares también son mujeres que están atravesadas por el patriarcado y por otras violencias estructurales que van de la mano con eso. Muchas incluso se consideran feministas, pero no pueden ir a las movilizaciones. Por eso nosotras como hijas y compañeras levantamos su bandera”, agrega Flo. La lucha de las empleadas domésticas sigue presente, y nos invita a unir las voces de todes para seguir reclamando por todo lo que les falta. Es primordial que el Estado junto a las nuevas generaciones, trabajen en hacer llegar las herramientas educativas y comunicacionales necesarias a todes, para que los derechos no sean moneda corriente solo en los sectores que más tienen.
¿QUÉ DICE LA LEY 26.844? Esta nueva ley creó la Comisión Nacional de Trabajo en Casas Particulares, un órgano tripartito -con representantes del Estado, sindicatos y empleadorxs- que fija la escala de salarios mínimos, entre otras cuestiones. Y, además, estableció la regulación de la jornada laboral, vacaciones pagas, aguinaldo, licencias -entre ellas
por maternidad, pensemos que se trata de un gremio feminizado-, indemnización por despido sin causa, pago de horas extras, recibo de sueldo, entre otras. También las trabajadoras que están registradas pueden acceder a una obra social, tener aportes jubilatorios y contar con aseguradora de riesgos del trabajo en caso de
12 · Horacio Ávila / Situación de calle
Horacio Ávila
“El Monteagudo fue nuestra pequeña revolución” El centro Monteagudo para personas en situación de calle está de festejo: cumplen 10 años de autogestión. De ese aniversario y de la situación de pobreza en el país habló Horacio Ávila con El Grito del Sur.
Texto: Matías Ferrari Foto: Andrés Wittib El Centro de Integración Monteagudo, donde “te abrazan con el corazón”, como dice la letra de Fito Páez, cumple diez años de autogestión. En Parque Patricios, a pocas cuadras de la sede del Gobierno porteño, unos 200 varones comparten a diario mucho más que un techo en común: se organizan para mantener el espacio, debaten en asamblea cómo hacerlo, se ocupan de asistir a quienes llegan por primera vez y muchas veces salen de vuelta a la calle, pero sosteniendo una bandera. Esa que dice que “la calle no es un lugar para vivir”, una frase que recorrió el mundo: todos los años llegan colectivos y organizaciones vinculadas a la problemática desde Estados Unidos, Brasil, Chile, México o España para conocer esta experiencia única, y replicarla. “El Monteagudo fue y es nuestra pequeña gran revolución”, dice Horacio Ávila, referente de Proyecto 7, la organización compuesta por personas en situación de calle que autogestiona el centro. En diálogo con El Grito del Sur, Ávila repasa una década “de contradicciones” en la que se cruzan la organización popular y su relación con los distintos gobiernos, y exige que el Congreso sancione el proyecto de ley nacional para la protección de los sin techo, que comenzó a discutirse en comisiones a comienzos de abril. ¿Qué balance haces de los primeros diez años del Monteagudo? En principio siento una alegría un tanto contradictoria. El Monteagudo no debería existir, cada compañero debería tener su vivienda y sus condiciones de vida resueltas, pero por otro lado estos centros existen y es una realidad, y siempre va a ser mejor que los manejen nuestros compañeros que vienen de la calle. ¿Qué cosas cambiaron desde que les dieron las llaves? Creo que abrimos un camino, que demostramos que las personas en situación de calle podíamos refundar un espacio como el Monteagudo y llevarlo adelante mejor que el Estado. Al principio nos decían que estábamos locos; ahora cada vez que viene una autoridad se queda asombrada del respeto con el que se los trata. Fundamentalmente el cambio se dio en la actitud de la gente: cuando llegamos había como miedo a que te dejasen afuera, ahora las reglas de convivencia las construimos entre todos. En las primeras asambleas nadie entendía nada (risas), creían que se armaban para cagarnos a pedos. Pero con el tiempo, con años de compartir comidas, mates y experien-
cias, conseguimos que la gente en calle quiera venir al Monteagudo, lo contrario a lo que sucede con muchos otros “paradores”. Se podría pensar que el proceso surgió de un repollo, como se dice, pero Proyecto 7 había nacido en 2008, varios años antes. ¿Autogestionar espacios como el Monteagudo fue parte de una estrategia? Bueno, nosotros veníamos de haber ganado la ley para personas en situación de calle de la Ciudad en 2010, de organizarnos más fuertemente y de hacer un “frazadazo” masivo que unió banderas políticas que nunca se habían unido. Pero cuando aparece la posibilidad del Monteagudo estábamos solos. Creo que a partir de esos años logramos que muchas organizaciones que antes no le prestaban atención a la gente en calle finalmente entendieran que teníamos la capacidad de organizarnos y hacer lo que hicimos, obvio que con nuestras fallas o errores, pero siempre luchando. Por eso siempre digo, como tituló la Revista 23 en una nota sobre Monteagudo hace unos años, que fue nuestra pequeña gran revolución. Nadie se había animado a hacer algo así antes, y lo que significó en términos de dignidad de la gente en calle terminó siendo un mensaje muy fuerte hacia afuera. Hubo un caso reciente, el de M, cuya mamá, Estela, llevaba precisamente diez años en la calle. Boyando un poco, sí, pero es cier-
to. El Gobierno de la Ciudad dijo que conocía su situación y su ranchada y había entrado en contacto con ella siete veces. ¿Y qué hicieron? M nació en un hospital público. ¿Dónde estuvo el Estado desde entonces? Ahora va a estar institucionalizada, y es probable que no vuelva a estar en contacto con su mamá, que ya perdió otros hijos de la misma forma. Hay un proyecto de ley, redactado por varias organizaciones como Proyecto 7, para que el Gobierno nacional se ocupe de la problemática. ¿Estamos cerca de verlo convertido en ley? La ley nacional es absolutamente necesaria porque sino lo que va a venir más allá de la pandemia es un montón de gente muriéndose en pleno invierno. Estamos avanzando en los consensos necesarios, pero diría que falta sacar la grieta también de este tema y que todos los espacios políticos se hagan cargo del problema y resuelvan cómo avanzar. La ley sería un paso enorme: plantea hacer centros de contención (que hoy sólo hay en la Ciudad) en todo el país. Representaría una fuerte decisión política, porque también debería haber una gran inversión del Estado. Nosotros estamos a disposición para que se apruebe: no puede ser que haya familias que llevan tres generaciones en la calle. Eso es responsabilidad de todo el sistema político. Hay discusiones en torno a la ley que no están
cerradas. Pero sigue habiendo diálogo. Para nosotros sería un sueño, como lo fue conquistar la ley en la Ciudad. El invierno pasado había mucho miedo sobre cómo impactaría la primera ola del COVID en las personas en situación de calle; sin embargo, por suerte, los peores temores no se confirmaron. ¿Qué pasa con la segunda ola? Hay más preocupación por esta segunda ola que por la primera. No voy a mentir, pensamos que el año pasado la íbamos a pasar mucho peor, murieron sólo 2 personas en calle por COVID, aunque debo decir que no únicamente por la pandemia, sino por enfermedades previas complicadas. Que hubo contagios los hubo, trabajamos sin descanso en cumplir los protocolos y aislar a los compañeros de la mejor forma, en permanente coordinación con Salud. La conclusión, pasado un año, es que resulta mucho mejor que los compañeros estén adentro y no afuera: acá, como en el Monteagudo, los cuidamos, por eso estamos insistiendo a los grupos solidarios que lo hagan también este año.