El Grito del Sur Nº 92 Junio 2022 - Lenguaje inclusivo CABA

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Comuna 1 /3 /4

Periódico barrial

Constitución, Monserrat, San Cristobal, San Telmo, Parque Patricios y Barracas

Distribución gratuita 3.000 ejemplares mensuales Junio 2022 ISSN 2451-7178

Año - 09

Número 92

No culpen a la Plapla En 1966, María Elena Walsh inventó una letra: la Plapla, que bailaba por los renglones mientras que las autoridades querían enterrarla en una cajita. Similitudes y ¿diferencias? con la prohibición del lenguaje inclusivo. Pág. 6

Datos biométricos: la Policía porteña podría tener acceso al software

El “que se vayan todos” volvió a las marchas piqueteras

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02 · Sumario / Editorial

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Coca Cola vs. Cartoneros: una batalla desigual

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La Revolución de las Viejas y el pañuelo plateado ,

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Datos biométricos: la Policía porteña podría tener acceso al software

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El “que se vayan todos” volvió a las marchas piqueteras ,

Una Plapla cantante y patinadora

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La violencia de género en el fútbol

Editorial

El hambriento oficio de escribir N

i flores, ni saludos, ni bombones: salarios dignos. Esta pareciera ser la conclusión del informe que presentó el Sindicato de Prensa de Buenos Aires (SIPREBA) en el Auditorio de la Cámara de Diputados. Los números de la realidad asustan, pero también dan cuenta de la profunda crisis que vive el sector: 47% de las y los trabajadores de prensa viven con salarios por debajo de la línea de pobreza y este número asciende a 65% si se recorta en trabajadores y trabajadoras de prensa escrita. Pluriempleo, precarización y un bajísimo poder adquisitivo. La «En-

cuesta integral sobre la situación de les trabajadores de prensa» da cuenta del menoscabo de la calidad de vida de quienes trabajan en medios de comunicación. Para muestra, un botón: une de cada dos trabajadores de prensa debe sostener dos o más trabajos remunerados para completar su ingreso. El periodismo también opera como una refutación absoluta a la idea de meritocracia: mientras el 64,2% de los trabajadores de prensa de la Ciudad de Buenos Aires completó sus estudios de educación superior, un 26% afirma que en abril de 2022 cobró por debajo de

la línea de la pobreza, aún sumando la facturación de todos sus trabajos, sean o no en el rubro de prensa. «Una sociedad con un periodismo de baja calidad producto de la precarización laboral reciente la calidad democrática», señaló Francisco Rabini, secretario general del SiPreBa al momento de dar inicio al encuentro de presentación del informe. Desde el despacho del diputado nacional Pablo Carro se han presentado una serie de proyectos orientados al sector de la comunicación como el proyecto de Fomento de la Diversidad

y el Pluralismo, que pretende fortalecer a los medios populares y el sector audiovisual a partir de un gravamen a las plataformas como Facebook y Youtube. Hasta ahora y pese a los esfuerzos implicados, duerme el sueño de los justos en un cajón de la Cámara de Diputados.

El Grito del Sur- Fundado el 23 de sepiembre de 2012 en el natalicio de Mariano Moreno - Registro ISSN 2451-7178 - Director Propietario: Yair Cybel - Tirada 3.000 ejemplares - Registro de la Propiedad Intelectual 5295866 Junio 2022 - Número 92 - Domicilio legal: Camarones 1549 CABA - contacto: elgritodelsur@gmail.com Impreso en Editora del Plata S.R.L. - España 221, CP 2820 (Gualeguaychú, Entre Ríos) Registro de Medios Vecinales CABA - Se autoriza la reproducción del material publicado, citando la fuente.


#NoHayPlaneta B / Cartoneros

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Lobby contra la Ley de Envases

Coca Cola vs. Cartoneros: una batalla desigual La Federación de Cartoneros se movilizó a la puerta de la empresa de gaseosa para denunciar el lobby contra la aprobación de la Ley de Envases. "Coca Cola cuida sus intereses y su exorbitante ganancia sin importarle el daño social y ecológico", sentenciaron. Texto: Yair Cybel

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a Federación Argentina de Cartoneros, Carreros y Recicladores (FACCyR) se movilizó el jueves 2 de junio hasta la puerta de la empresa Coca Cola con el objetivo de reclamar contra el lobby que la multinacional de gaseosas lleva adelante contra la ley de envases. «Coca Cola está haciendo lobby para que la Ley de Envases no salga porque cuida sus intereses y su exorbitante ganancia sin importarle el daño social y ecológico que hacen. Ellos saben muy bien que las botellas no desaparecen por arte de magia», explicó a El Grito del Sur Jonatan Castillo, referente de la Federación de Cartoneros y presidente de la cooperativa Recicladores Unidos de Avellaneda. El proyecto de ley en cuestión tuvo dictamen de mayoría el año pasado en las comisiones de Presupuesto y Recursos Naturales y Conservación del Ambiente Humano de la Cámara de Diputados, pero finalmente no fue tratada. «Presentamos un proyecto para

que los envases tengan un destino claro y las empresas se hagan cargo de ese destino porque con los compañeros venimos recuperando esos envases gratis desde hace muchísimo tiempo», señaló Castillo, quien destacó la voluntad del sector cartonero de coordinar acciones con las empresas en pos de la defensa del ambiente y la mejora de sus condiciones de trabajo. Actualmente, el sector cartonero en nuestro país emplea entre 150 y 200 mil personas, según datos de la propia Federación, de los cuales 18 mil están organizados. Con el ingreso al Congreso de la diputada nacional Natalia Zaracho, quien trabajó durante años como cartonera, ahora buscan visibilizar los reclamos de un sector que supo construir su propio trabajo. «Que las empresas se hagan cargo de los envases que colocan en el mercado y su posterior reciclado», fue una de las consignas que aglutinó a las y los convocados. Según datos del CONICET, en nuestro país se producen 55 kg de plástico por persona al año. En Argentina se descartan 200.000 toneladas anuales de

envases PET y solo un 30 por ciento es recuperado. Si el gobierno nacional no aboca tiempo y recursos al reciclado vamos a estar muy complicados», agregó Castillo y destaca la labor social que realizan cartoneros y cartoneras. El aporte concreto no es menor: una botella PET arrojada a la basura tarda más de 150 años en degradarse y el 55 por ciento del material plástico que se reinserta en la industria

lo garantizan las y los cartoneros. «No solo se trata del reciclaje de la botella sino del beneficio para nuestra casa común», sentenció Castillo y, por último, enfatizó en la necesidad de que el gobierno nacional profundice las políticas públicas para un sector que, de trabajar en conjunto con el Estado, tendría un enorme potencial económico y con perspectiva ambiental.


04 · Ciudad de la furia / Espionaje

¿Posibles “listas negras”?

Datos biométricos: la Policía porteña podría tener acceso al software La primera audiencia tras la ratificación del juez Gallardo al frente de la causa tuvo como protagonista a un empleado de la empresa que desarrolló el software para el supuesto espionaje de millones de personas. Habló de "listas negras" y admitió que el Ejecutivo tuvo un usuario cabecera con acceso a la base de datos. Texto: Matías Ferrari

E l Gobierno porteño pegó el faltazo este lunes 7 de junio a la audiencia

convocada por el juez Andrés Gallardo en el marco de la causa que investiga la supuesta utilización irregular de datos biométricos de millones de personas a través del sistema de reconocimiento facial de prófugos. Sólo se presentó a declarar un representante de la empresa concesionaria del servicio, Danaide SA, en calidad de testigo, que admitió que el software funciona a base de “listas negras” que le provee el Ministerio de Seguridad de la Ciudad, que además, dijo, tiene creado un usuario dentro del sistema con acceso a toda la información, dato que podría comprometer a futuro precisamente a los funcionarios ausentes. “El Gobierno de la Ciudad carga en nuestra base de datos una foto e información asociada a esa foto. Luego se contrasta esa información que llega con el video de las cámaras de seguridad. Se analiza entonces cada cuadro de las cámaras, en busca de un rostro, que la mayoría de las veces aparece muy pequeño. Y se contrasta para ver si está en la lista negra. Si no está, se descarta, sin ser almacenada. Sino, se emite una alerta al sistema de monitoreo en video que utiliza el Gobierno y se envía una alerta a una aplicación que utiliza la policía en la calle. Luego esa información se almacena en otra base de datos”, precisó el testigo, Emiliano Carlos Schmidt, informático de Danaide que desarrolló el software para la Ciudad, durante el testimonio al que tuvo acceso El Grito del Sur. La mención a la existencia de “listas negras” llamó la atención del juez, que repreguntó sobre el asunto. El empleado contestó que así se le llama en la jerga interna al listado de personas que busca la Policía de la Ciudad a través del sistema y que disparan las “alarmas” cuando coinciden con las capturas de las cámaras de vigilancia desparramadas por toda la Ciudad. Esas declaraciones, entre otras precisiones que brindó el testigo, llamaron la atención incluso de las organizaciones sociales y civiles que iniciaron la denuncia ante la sospecha de que el Gobierno porteño podría haber utilizado los datos biométricos de millones de personas y no sólo de prófugos perseguidos por la Justicia, para lo que en teoría fue implementado el sistema. La del lunes fue la primera audiencia luego de que la Cámara de Apelaciones en lo Contencioso Administrativo porteña Nº1 desestimara la recusación formulada por el Ejecutivo de la Ciudad –la parte demandada– y ratificara a

Gallardo al frente de la causa. Además de Schmidt, estaban citados la coordinadora del Plan Integral de Videovigilancia del Ministerio de Justicia y Seguridad, Cecilia Inés Amigo, y el subsecretario de Tecnología e Informática de esa misma cartera, Gastón Navarro. La excusa para no asistir fue que no estuvieron notificados, pese a que la citación corría desde el lunes anterior. La investigación que sigue el juez pretende establecer si el Gobierno porteño utilizó el sistema de reconocimiento facial de prófugos para espiar y seguir a determinadas figuras públicas. La base de la sospecha es que el Ministerio de Seguridad habría solicitado al Renaper los datos biométricos de unas siete millones de personas, lo que excede por mucho (por muchos millones) a los 40.000 prófugos cuyo rostro figura en la base de Consulta Nacional de Rebeldías y Capturas (Conarc). El Ministerio de Justicia y Seguridad de la Ciudad tiene un convenio firmado con cada uno de esos organismos para realizar ese trabajo, pero se habría excedido largamente en su objetivo original. Según la información que ya consta en la causa, se le solicitó información al Renaper sobre dirigentes como Cristina Kirchner, Alberto Fernández, Estela de Carlotto, Sergio Massa, Patricia Bullrich y un largo etcétera. En el listado también figuran empresarios de fuste y periodistas. El caso tomó enseguida calor político

cuando la ahora ex titular de la AFI, Cristina Caamaño, declaró que «es espionaje y es delictivo». “Saber con quién te reunís, adónde vas, con quién estás. Por eso han hecho lo que hicieron en la AFI y ahora salta esto en la Ciudad de Buenos Aires», dijo. La Ciudad contestó que se trataba de una causa política y apuntó contra Gallardo, como casi siempre en estos casos. Danaide había sido denunciada públicamente por Cristina Kirchner en noviembre de 2018. Aquella vez, había publicado en Twitter que estaban colocando dos cámaras y un domo frente a su departamento en Recoleta. Cuando fueron captados infraganti, los autores se identificaron como empleados de Danaide. El Jefe de Gobierno porteño contrató igualmente a la empresa para el sistema de reconocimiento facial. Fue por adjudicación directa, por más de un millón de dólares. El contrato tuvo además dos adendas, una en 2020 y otra en 2021, por 19 y 21 millones de pesos respectivamente. Uno de los tramos más importantes de la declaración del testigo evidencia hasta qué punto el Gobierno porteño tiene acceso al software que desarrolló la empresa. Si bien Schmidt dijo que se trata de un “sistema cerrado” y que la Policía de la Ciudad “solo recibe las alertas”, también admitió que el Ejecutivo tiene un usuario cabecera creado con acceso a la base de datos a nombre

de Mariano Córdoba, jefe del área de Investigación y Desarrollo de la Policía de la Ciudad. Córdoba fue jefe de Informática del departamento de Personal de la Armada Argentina entre 2001 y 2008. “Me preguntaba y me pedía información sobre la API”, dijo. Schmidt también reveló que se trabaja con unas “30 mil cámaras aproximadamente”, y contestó afirmativamente a la pregunta de si pueden ser utilizadas para otros fines distintos al del sistema de reconocimiento, también a través de otros software. Hubo una sola pregunta que no contestó: dijo que prácticamente todo el desarrollo lo realizó Danaide, salvo el motor de reconocimiento, que fue importado y cuyo código es uno de los ejes de la denuncia, dado que está rodeado de todo tipo de suspicacias respecto a la posible “discriminación” en la que podría incurrir, dado que se las entrena en el reconocimiento de rostros “morochos” o asociados al sentido común estigmatizante sobre el delito. El empleado se excusó en el contrato de confidencialidad con la empresa. Se espera que haya novedades respecto de la pericia informática sobre las computadoras secuestradas por el juez durante los allanamientos llevados a cabo en abril al Ministerio de Justicia y Seguridad y en el Centro de Monitoreo Urbano. Mientras tanto, el «servicio» sigue suspendido mediante una cautelar.


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06 · Educar es combatir / Lenguaje inclusivo

María Elena Walsh y el lenguaje inclusivo

Una Plapla cantan

Cuentopos fue lanzado como disco de vinilo en 1968. En la contratapa, figura el dibujo de esa letra rara, inusual, revolucionaria. ¿Qué paralelo podemos hacer entre La Plapla que María Elena creó en 1966 y la e inclusiva que el Gobierno de la Ciudad quiere prohibir?

Texto: Gabriela Saidón

H

abía una vez una letra caminadora, patinadora, saltarina. Una letra que jugaba a la rayuela. Se llamaba La Plapla y la inventó María Elena Walsh (1930-2011), la escritora y compositora que marcó y sigue marcando a generaciones de argentines. En el cuento “La Plapla”, incluido en el libro Cuentopos de Gulubú, publicado por primera vez en 1966 (hoy se consigue en una edición de Alfaguara), a Felipito Tacatún, un chico “un poco miope”, la coprotagonista se le aparece en su cuaderno, desplazándose por los renglones. “Felipito no lo podía creer, y sin embargo era cierto: la letra, como una araña de tinta, patinaba muy contenta por la página. Felipito se puso otro par de anteojos para mirarla mejor. Cuando la hubo mirado bien, cerró el cuaderno asustado y oyó una vocecita que decía: –¡Ay!

Volvió a abrir el cuaderno valientemente y se puso otro par de anteojos, y ya van tres. Pegando la nariz al papel preguntó: –¿Quién es usted, señorita? Y la letra caminadora contestó: –Soy una Plapla. –¿Una Plapla? – preguntó Felipito asustadísimo –¿Qué es eso? –¿No acabo de decirte? Una Plapla soy yo. –Pero la maestra nunca me dijo que existiera una letra llamada Plapla, y mucho menos que caminara por el cuaderno. –Ahora ya lo sabes. Has escrito una Plapla. –¿Y qué hago con la Plapla? –Mirarla. –Sí, la estoy mirando pero ¿y después? –Después, nada.” La letra que el mismo Felipito crea, le dice que no tiene nada que hacer con ella. Pero Felipito, entusiasmado y orgulloso, corre a mostrarle el cuaderno a la maestra, que primero cree que

se volvió loco. Hasta que ella también la ve. No solo la maestra, el colegio entero desfila para verla: “Tan grande fue el bochinche y la falta de estudio, que desde ese día la Plapla no figura en el Abecedario. Cada vez que un chico, por casualidad, igual que Felipito, escribe una Plapla cantante y patinadora la maestra la guarda en una cajita y cuida muy bien de que nadie se entere. Qué le vamos a hacer, así es la vida. Las letras no han sido hechas para bailar, sino para quedarse quietas una al lado de la otra, ¿no?” Como para ubicar a la autora de El reino del revés en contexto y puesta en valor, vale lo que el escritor argentino Lepoldo Brizuela le dijo a la periodista Julieta Roffo en una entrevista en Revista Ñ el 31 de enero de 2010: “Lo escrito por María Elena configura la obra más importante de todos los tiempos en su género, comparable a la Alicia en el país de las maravillas de Lewis Carroll o a Pinocho. Una obra que revolucionó la manera en que se entendía la relación entre poesía e infancia”. Cuentopos fue lanzado como disco de vinilo en 1968. En la contratapa, figura el dibujo de esa letra rara, inusual, revolucionaria. Tiene cara y pies. La voz de María Elena, que narra los cuentos, se vuelve triste cuando lee el final del cuento: esa letra que se salió de caja termina encerrada cada vez que un chico la (re)crea. ¿Les suena? ¿Qué paralelo podemos hacer entre La Plapla que María

Elena creó en 1966 y la e inclusiva que ahora el Ministerio de Educación del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires quiere prohibir a través de una resolución apolillada? Esa letra que se sale de la fila asignada para “invadir” otros espacios en las palabras. Una letra que es descubierta por un chico con una discapacidad visual, que no se queda quieta y en su movimiento sacude los cimientos de una lengua, la que usan las nuevas generaciones, y desde ahí nos enseñan que hay Plaplas, que están vivas, que volvieron y que decidieron salir de sus cajitas. La resolución prohibitiva del 09 de junio de 2022 establece que “los/as docentes en los establecimientos educativos de los niveles inicial, primario y secundario y sus modalidades, de gestión estatal y privada, deberán desarrollar las actividades de enseñanza y realizar las comunicaciones institucionales de conformidad con las reglas del idioma español, sus normas gramaticales y los lineamientos oficiales para su enseñanza”. Y emiten, como “evidencia” del daño de la letra e inclusiva, su escasa inclusividad y el bajo rendimiento en las evaluaciones a alumnes de instituciones educativas porteñas. Voces de adultes que acompañan a esta nueva Plapla se hacen escuchar desde esas otras academias (ni la Real, ni la Argentina de Letras que esgrimen como criterio de autoridad las autoridades porteñas) y desde el ancho mundo de trabajadorxs docentes y de


Educar es combatir / Lenguaje inclusivo · 07

nte y patinadora la palabra. El Colectivo de trabajadoras y trabajadores de la Unidad de Evaluación Integral de la Calidad y Equidad Educativa (UEICEE) del Ministerio de Educación del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires se expresó a través de un comunicado en el que muestra preocupación y se declara en estado de alerta, aclara que no se le ha convocado en su función evaluadora, y señala: “Rechazamos la resolución que desestimula y acota el uso del lenguaje inclusivo en las escuelas, desconociendo el estado del debate actual sobre esta temática”. El Círculo de Análisis del Lenguaje en Uso (CALU) del Instituto de Lingüística de la Facultad de Filosofía y Letras (UBA), integrado por Julia Zullo, Gilda Zukerfeld, Alana Venturini, Federico Testoni, Alejandro Raiter, Maite Martínez Romagosa, Lucía Polanco, Daniela Ianinni, Gabriel Hernández, Lucía Hellín, Rocío Flax y Lucía Couso, firmaron una dura crítica a la medida inconsulta del gobierno porteño, en la que aclaran: “Desde nuestro lugar

como docentes, lingüistas, investigadores y usuaries del lenguaje nos vemos en la obligación de alertar que la verdadera deformación está en la utilización de la gramática con el fin de perseguir hablantes: una gramática es una descripción de un estado de la lengua, no una ley”. En tanto, un documento elaborado y firmado por escritorxs como Julián López, Sergio Olguín, Claudia Piñeiro, Guillermo Martinez, Marcelo Figueras, María Inés Krimer, Débora Mundani, Enzo Maqueira, Julia Magistratti, Claudia Aboaf y otrxs, concluye: “Que el lenguaje nos incluya y nos nombre a todes, a todas, a todxs, a todos, en las aulas, en todas las reparticiones oficiales, es la manera que ganamos en y como comunidad. La riqueza de nuestra lengua nos permite expresarnos de muchas maneras. El lenguaje inclusivo es una de ellas. Nadie está obligado a usarlo si no lo considera adecuado. Prohibirlo es absolutamente inaceptable”. Que La Plapla siga bailando le desea

la escritora Gloria Peirano, autora de Miramar (Alfaguara) y docente de Morfología y Sintaxis de la Licenciatura de Artes de Escritura de la Universidad Nacional de las Artes (UNA), en su posteo en Facebook: “Prohibir la vida propia y política de la lengua desde el Estado es un acto de peligrosa estupidez. El festival no termina, ni por lejos, con prohibiciones. El festival sintáctico, digo, que hace temblar, que corroe, que corrompe, que subvierte, que reinventa toda una categoría morfológica: la de género. El festival sintáctico nos atañe a todxs en la arena política que es todo lenguaje y nada tiene que ver con las reglas, pero todo tiene que ver con esta hermosa cita de Henri Meschonnic: ‘Pisoteo la Sintaxis porque debe ser pisoteada. Es uva. Ustedes entienden». Por más uvas, entonces. Por más pies descalzos, felizmente descalzxs sobre ellas, en el esplendor irrenunciable del baile’.” La Plapla, la e inclusiva, son letras que se salen de caja y bailan el baile de los tiempos que corren. Pero también

pueden leerse como salidas del closet: lo que reclamaron quienes hacia 2017 empezaron a usar la e fue el derecho de hablar(se) y escribir(se) desde una identidad de género autopercibida. Por eso, cuando el Ministerio de Educación porteño pretende suprimir a esta Plapla, volverla a guardar en una caja, no solo avala una discriminación identitaria sino que desvía su función: educar, formar docentes, pero también, como lo señaló Isabella Spatolla desde el Centro de Estudiantes del colegio Mariano Acosta en una entrevista por canal IP, se distrae de entregar las viandas que escasean, de asegurar el funcionamiento de las calderas, de mejorar el estado edilicio de los colegios. “Con hambre no podemos estudiar, con lenguaje inclusivo sí, siempre respetando a les compañeres”, dijo Isabella. No es la e inclusiva la que daña (cómo una letra podría dañar). Es la mala distribución del presupuesto educativo. Por eso: no culpen a La Plapla. No la prohíban ni la encierren. Déjenla bailar.

“Queremos que las escuelas sigan siendo territorios libres de lenguaje” Texto: Sebastián Furlong

E

l Ministerio de Educación porteño, a cargo de Soledad Acuña, resolvió prohibir el uso del lenguaje inclusivo en todas las escuelas de gestión estatal y privada. La medida -publicada en el Boletín Oficial el jueves 9- abarca los niveles inicial, primario y secundario, así como sus diferentes modalidades, y busca limitar el uso del lenguaje a «las reglas gramaticales existentes». «Larreta y Acuña están en una carrera electoral desesperada por parecerse a Milei y Patricia Bullrich, entonces toman medidas que buscan disciplinar, castigar y excluir», dijo a El Grito del Sur Matías Zalduendo, secretario de Derechos Humanos de UTE-CTERA. El Ejecutivo de Horacio Rodríguez Larreta justificó esta decisión a partir de los resultados de las evaluaciones FEPBA (Finalización de Estudios Primarios de la Ciudad de Buenos Aires) y TESBA (Tercer año de Estudios Secundarios de la

Ciudad de Buenos Aires), donde la comprensión lectora apareció como una de las principales debilidades. De esa forma, el GCBA estableció que «los docentes deberán desarrollar las actividades de enseñanza y realizar las comunicaciones institucionales de conformidad con las reglas del idioma español, sus normas gramaticales y los lineamientos oficiales para su enseñanza». «La nueva norma se basa en la premisa de que la lengua española brinda diversas opciones para comunicarse de manera inclusiva sin necesidad de tergiversarla, ni de agregar mayor complejidad a la comprensión y fluidez lectora», agregaron. La flamante prohibición aplica a los contenidos que las y los docentes dictan en clase, al material que se le entrega a estudiantes y a documentos oficiales de los establecimientos educativos. «Ellos dicen que el lenguaje inclusivo genera obstáculos o confusión en los procesos de alfabetización, pero

no hay fundamentos para plantear esto. Al contrario, el lenguaje inclusivo brinda la posibilidad de debatir y reflexionar tal como lo indica el diseño curricular. La escuela es un ambiente y un espacio democratizador que no se puede silenciar. Queremos que las escuelas sigan siendo territorios libres de lenguaje», señaló Zalduendo. Desde UTE agregaron en un comunicado oficial que “esta decisión que encabeza la ministra Soledad Acuña muestra nuevamente las intenciones de amedrentar a les docentes e instituciones que construyen espacios de inclusión y respeto a todas las identidades, a su vez que despliega nuevas formas de violencia hacia aquellas infancias y juventudes que no se reconocen en el masculino o el femenino como constitutivo de su identidad”. El Gobierno de la Ciudad también fundamentó esta medida a partir de los dictados de la Real Academia Española (RAE), que en los últimos años se ha manifestado en contra del lenguaje inclusivo y del uso de

la «E». «Más allá de los caprichos de un funcionario, no hay posibilidad de volver atrás con lo que se ha ganado con la movilización de las disidencias y el movimiento de mujeres. Esto no tiene punto de retorno e incluso va en un sentido contrario de leyes como la ESI», planteó a este medio Jorge Adaro, secretario adjunto de Ademys. En una conferencia de prensa Larreta y Acuña defendieron la prohibición del lenguaje inclusivo y aseguraron que esta medida no es una «caza de brujas» sobre docentes, sino que «regula la actividad docente en el ejercicio de su rol frente al aula». «El gobierno porteño no puede sancionar a todo el mundo y por todos los motivos. Hay un exceso de unilateralidad, no hay diálogo ni atención a las diferentes miradas. Creo que apuntan más a lo discursivo para contener a un sector de sus votantes, es otra bravuconada que no vamos a permitir», concluyó Adaro.


08 · Feminismo / Derechos Humanos

Junio 2022

El reclamo de políticas anti-edadistas

La Revolución de las Viejas y el pañuelo plateado ¿Qué es La Revolución de las Viejas? ¿Qué pasa con el acceso al trabajo después de los 50 años? El Grito del Sur habló con Cristina Oroño, psicóloga de 67 años e integrante de La Revolución de las Viejas sobre esto y mucho más. Texto: Dalia Cybel

L

a Revolución de las Viejas es un movimiento que nace en el año 2020 con el objetivo de pensar las vejeces y las problemáticas de las mujeres de más de 50 años desde un enfoque transfeminista y de derechos humanos. Su finalidad principal es la promoción del antiedadismo, la perspectiva de género y el buen vivir, es decir que se proponen terminar con la discriminación por edad y erradicar el viejismo, ese conjunto de prejuicios, estereotipos y discriminaciones que se aplican a los adultos mayores exclusivamente en función de su edad. En un principio, La Revolución de las Viejas surgió a partir de la entonces diputada y actual vocera presidencial Gabriela Cerruti, quien subió un video a sus redes sociales reflexionando sobre esta etapa de la vida. Pronto el material se viralizó y fueron cientas las que lo compartieron, identificadas con los mandatos y los tabúes que pesan sobre las mujeres de más de cinco décadas, pero también agradecidas con la posibilidad de reivindicar los beneficios de la experiencia acumulada. “El primer encuentro fue en enero del 2020. Éramos 300 mujeres con mucha efervescencia. A partir de allí empezamos a reunirnos en las plazas de distintos puntos del país hasta que nos agarró la pandemia y seguimos por las redes sociales, teniendo en cuenta la particularidad de la región y las necesidades”, asegura Cristina Oroño, psicóloga de 67 años e integrante de La Revolución de las Viejas. Entre las diferentes iniciativas que encararon desde LRDLV, está un proyecto de ley contra todas las formas de discriminación por edad. La ley se propone sancionar la discriminación por edad, promover el empleo de adultes mayores, transversalizar la política pública con perspectiva antiedadista -instando al Estado a implementar acciones positivas- y promover la representación positiva de las personas mayores en los medios. “Es un derecho que ya está consagrado en la Convención Constitucional de Protección a los Adultos Mayores del año 2006 y como todo derecho hay que militarlo. Faltan políticas que cuiden a los adultos mayores. Hay muchas mujeres que tienen más de cincuenta y todavía pueden estar en el campo productivo pero se enfrentan a barreras que se lo impiden”, cuenta Oroño, integrante de la agrupación que propone un modelo de cuidados para adultos mayores que deje de infantilizarlos y tutelarlos, apostando a su autonomía y contribuyendo a integrarlos socialmente. Además de articular con el Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad y marchar juntas el 8M, en 2020 las viejas -que se identifican con un pañuelo de color plateado y se reivin-

dican antineoliberales y anticoloniales- organizaron su primer encuentro nacional en Chapadmalal. Del mismo participaron 700 mujeres que se encontraron para discutir temas en común, compartir experiencias y pensar soluciones. Entre sus conclusiones se propusieron desarrollar una serie de viviendas colaborativas y alquileres sociales que puedan suplir las carencias habitacionales y proveer un lugar donde envejecer de conjunto. En Argentina, el envejecimiento de la población -lejos de ser un problema distante- es una realidad: el 15 por ciento de la población son personas mayores de 60 años y en 2050 se calcula que una de cada 6 personas tendrá más de 65 años. De esta franja etaria, un 57 por ciento de las personas son mujeres y, aunque sean más longevas, no significa que tengan una mejor calidad de vida. Al contrario, muchas veces deben enfrentarse a las consecuencias de los prejuicios que vienen cargando durante toda su vida, por ejemplo la brecha económica o la responsabilidad de los cuidados. Por eso la diferencia del 27 por ciento en la remuneración laboral que separa a mujeres de varones cae como un yugo en la edad jubilatoria. “La brecha salarial no es una cuestión de edad, pero la edad dificulta el acceso al empleo. En las vejeces se incrementa la poca posibilidad de acceder al empleo y si se logra es un empleo mal pago o en la informalidad. Imaginate que la franja de 18 a 21 no accede al trabajo y está en la plenitud de la vida, multiplicalo por 100 cuando se trata de mujeres adultas”, reflexiona Cristina. Respecto a los femicidios, según

datos del Observatorio de Femicidios “Adriana Marisel Zambrano”, que dirige La Casa del Encuentro, del 2015 al 2022, 205 mujeres mayores de 60 años fueron asesinadas en nuestro país por el solo hecho de ser mujeres. LA SEXUALIDAD DE LAS VIEJAS El último 28 de mayo, Día de la Higiene Menstrual, La Revolución de las Viejas junto con la organización “No pausa” lanzaron en redes sociales la campaña “Menopausia fuera del placard” para visibilizar la menopausia, los cambios hormonales y la sexualidad en la última etapa de la vida. “El tabú que aún pesa sobre ella no hace más que obstaculizar nuestros derechos a acceder a información y estrategias para atravesar este periodo de la vida con plenitud”, denunciaron. Sobre la campaña, la activista cuenta: “Queremos sacar a la menopausia de la categoría de enfermedad, del aislamiento y de la vergüenza por no ser reproductiva, porque todo eso tiene que ver con los estereotipos de mujer madre. Esto inevitablemente mella la autoestima y traba otras formas de pensar la sexualidad. La menopausia es el fin del ciclo y el comienzo de otro, no es el final de la vida”, refiere. Recientemente se estrenó el corto documental de Violeta Tapia “Viejas que hierven”, donde cinco mujeres mayores hablan de sexualidad abiertamente. Por su parte, Esther Diaz es otra gran exponente al momento de dar la conversación sobre sexo y pornografía en la tercera edad. Es que desde La Revolución de las Viejas bregan por

una sexualidad extendida que abarque todas las edades y una ESI que quite del centro la función reproductiva, combatiendo la idea de que no puede haber placer después de la edad fértil. “Yo veo cómo con esta ola feminista se está poniendo en valor el goce en sí, con lo que implica la masturbación, la sexualidad más allá del coito y muchas cosas que también tienen que ver con la menopausia. Con las viejas organizamos talleres de ESI para desmontar los mitos y estereotipos que nos atraviesan. Son cosas que nos marcan, por más recursos para pensarnos que tengamos, por solo vivir en una sociedad patriarcal”, expresa la psicóloga. Para finalizar, Cristina habla en nombre de LRDLV de un tema que aún se susurra en reuniones familiares y pasillos de trabajo y tiene que ver con decidir el fin de nuestra existencia. Como viejas saben que la muerte está más presente que nunca y apuestan por que llegue con la mayor dignidad posible. La eutanasia, que se está comenzando a ser discutida en nuestro país, aparece entonces como una opción frente a la degradación física, reivindicando la posibilidad de decidir sobre el propio cuerpo en todo momento. “Lo que queremos alentar es el derecho a decidir la muerte para dejar de pensarlo como algo trágico, noción que está muy enquistada en la sociedad. No queremos prolongar una vida haciendo las veces de un vegetal. Hay todo un aparato y un sistema que se niega a aceptar que queremos elegir tanto sobre nuestra vida como nuestra muerte”, concluye.


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10 · Política / Bloque Unidad Piquetera

20 años después

El “que se vayan todos” volvió a las marchas piqueteras

Desde el polo opuesto a la ultraderecha, una de las organizaciones de la Unidad Piquetera se animó a desempolvar aquella consigna del 2001, una vieja novedad. Viaje al interior del MTR-Votamos Luchar y a su base en el barrio Sarmiento, donde la izquierda crece "a pura necesidad".

Texto: Laura Vales

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n las marchas de los movimientos sociales, después de 20 años, volvieron a aparecer pancartas con la frase “Que se Vayan Todos”. Las llevan agrupaciones no partidarias, como el MTR Votamos Luchar, a las protestas de la Unidad Piquetera. Ubicados en el polo opuesto a la provocación antipolítica de Javier Milei, sus militantes sienten que es momento de desempolvar la consigna emblema del 2001: la imprimieron como gigantografía, QSVT, para ponerla en el lugar más visible, la cabecera de las movilizaciones. Esta nota es pura curiosidad: ¿quiénes son y -sobre todo- qué está pasando en estas agrupaciones? Dos respon-

sables de la mesa nacional del Votamos Luchar y dos vecinas, integrantes de base, van a hablar con XXX de lo nuevo: de militar en la izquierda y en los asentamientos mientras crece la intención de voto de la extrema derecha. De los insultos xenófobos que escuchan en las marchas. De su lógica de acumulación y de las dificultades para llenar la olla. Muy pronto, en la conversación se verá asomar lo viejo de lo nuevo: la tensión de las agrupaciones territoriales con los intendentes del PJ está otra vez a la vista. — Estamos en barrio Sarmiento, ubicado detrás de la feria de La Salada. Acá las calles son de tierra y están rellenas con escombros, señal de los esfuerzos de los vecinos por hacer habitables, en

lo que pueden, estas cuadras pegadas al Riachuelo. También las casas, sin revocar pero sólidas, lo muestran. En todo lo demás, el barrio tiene las carencias de los asentamientos del conurbano: no hay cloacas, el agua potable no llega al interior de las viviendas y al borde de la calle corre un zanjón de aguas servidas que la municipalidad se demora en limpiar. Detrás del portón de entrada, un grupo de mujeres amasa junto a un horno de barro. Cuando esté listo el pan, van a salir a venderlo casa por casa. Un segundo grupo de mujeres escribe, sentadas a lo largo de una larga mesa. Parece que estuvieran estudiando, pero no: “Somos la cuadrilla administrativa”, explican. Y agregan que en este mismo local existe una cuadrilla de albañilería, que al no acceder a convenios para el mejoramiento urbano, por ahora trabaja cuando los propios vecinos pueden comprar materiales y mejorar sus viviendas. —Entré al movimiento por ne-ce-sidad—, dice Rossana Reynoso. Es la delegada de estas manzanas. Nacida en Jujuy, vino a los 16 al Gran Buenos Aires, donde crió a sus dos chicos trabajando por hora, limpiando casas. Entró a la organización hace siete años, “en el último año del gobierno

de Cristina”. Lo primero que llama la atención es que en este MTR, el Votamos Luchar, no quedan militantes del 2001, con la excepción de una de sus fundadoras, Elsa Saldusky, que vive en Mar del Plata. Hubo un recambio, y hoy los que salen a la calle son de otra camada. Ejemplos: Daniela Calarco empezó a militar porque vivía en un barrio fumigado, hace seis o siete años. Darío Barberán, de 19 años, viene de una familia de clase media. En el secundario militó en su centro de estudiantes: las protestas callejeras lo vincularon a esta organización. Claudia Rivera es otra vecina que, como Rossana, la delegada, se acercó buscando ayuda para uno de sus chicos, que tiene un retraso madurativo. También ella cría a sus hijos sola. Entró al MTR hace apenas tres años. -¿Por qué decidieron volver marchar con el Que se vayan todos? —Porque esa frase, que resonó tanto en 2001 en las calles de todo el país, habla de la necesidad del cambio social. Es claro que entonces no lo conseguimos: lamentablemente, en aquel momento no hubo la fuerza suficiente para lograrlo-, dice Daniela Calarco.


Política / Bloque Unidad Piquetera A Rossana la eligieron delegada casi enseguida. Es la primera en llegar al local, para abrirlo y la última que se va, para cerrar el portón. Organiza las asambleas y, obviamente, ataja cada problema que llega para golpear el portón. Se la ve cansada, pero dice que aguanta “porque al estar acá se me abrió la cabeza de por qué luchar, cuáles son mis objetivos…porque por más que trabajaba por hora, no me alcanzaba nunca”. Conoció a Darío en la pandemia, cuando en diciembre del 2020, con otras 9 organizaciones, hicieron un acampe en el Puente La Noria que mantuvieron hasta tres horas antes de la Navidad, en reclamo de alimentos, obra pública para mejorar los barrios y trabajo para las cooperativas. Son los tres reclamos que siguen sosteniendo hasta hoy, en un plan de lucha. -¿Qué pasa en el barrio con el crecimiento de la derecha, de figuras como Milei? -Al barrio no lo pisan. Ni se acercandice, tajante, Daniela. Para Rossana, el cambio en el clima se nota sobre todo en la CABA: “En las marchas, en la calle veo más bardeo. Nos dicen cosas como andá negro sucio, o bolita de mierda, o andate a tu país. Hay más ninguneo y más maltrato. Pero acá no: nos conocemos entre vecinos”. -Aparece mucha discriminación hacia los compañeros que son paraguayos o bolivianos- apunta Daniela.

-La derecha crece pero nosotros también -, aclara Darío. -La derecha acumula rápido porque ya tiene el poder económico- agregan en la rueda – porque les habilitan los medios, porque tienen manejo en las redes. Pero a barrios como éste llegan solamente a través de Internet. Aunque obviamente, esa influencia no se mantiene virtual. -Claro que nos preocupa, porque las organizaciones como las nuestras somos para la derecha el primer enemigo. Si escuchás los discursos de Milei, prácticamente dice ‘hay que eliminarlos a todos’. Nos preocupa pero no nos detiene. La tarea nuestra es seguir acumulando poder. Es una izquierda que siente que acumula. Y que lo hace por el motor de la más pura necesidad. -¿Qué es acumular en el MTR? “La construcción es convencer a otro vecino que tenemos un lugar de lucha para él. Vienen a la olla, y nuestra función es hacer junto a esos compañeros un camino de formación». El MTR viene siendo parte de movidas que no dejan un carril libre. Por ejemplo, con un frente de 9 organizaciones meses atrás entraron al hall del municipio que conduce Martín Insaurralde, lo que les valió ser acusados de violentos y antidemocráticos. Claudia asegura que fue la única manera de que la intendencia empezara a mandarles alimentos para el comedor. —Durante la pandemia sostuvimos el

comedor comprando todos los insumos nosotros, con lo que nos dejaba la venta del pan. Después de esa toma accedieron a mandarnos alimentos, aunque sólo de los secos: fideos, harina, aceite. Mucha polenta y garbanzo. Claudia acaba de volver de una reunión con Desarrollo Social municipal. Llegó enojada porque a su pedido de leche y carne, para incluir proteínas, la funcionaria que los atendió le respondió que los garbanzos “están en el listado de una buena nutrición”. —Por supuesto que le aceptamos todos los garbanzos que nos den, y toda la polenta que manden… pero mandame también leche para prepararla! Le estamos poniendo polenta al pan, hacemos postre de polenta con canela y limón y en la vianda va polenta… pero no nos mandan ni leche y a veces ni tomate para una salsa. — La cuadrilla de pan ya sacó los bollos del horno y los prepara para la venta. Los comercializan a cien pesos los ocho panes. Y una parte de la ganancia va para comprar carne y verdura.. Cuenta Rossana que su MTR creció “porque en la pandemia se vio mucha necesidad, vino más gente por la olla. Y este año, cuando todo aumentó, se sumaron más otra vez, porque el dinero no le alcanza a nadie”. Hoy, en su cabildo -que reúne a varios barrios- son 700 compañeros y compañeras. Cerrada la inscripción al Potenciar Trabajo, la decisión de salir a la calle

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parece a todos más fácil de tomar. También están discutiendo con la municipalidad que destine parte de las obras de mejoramiento de la escuela cercana, y del tendido de la red de agua potable, a las cuadrillas de construcción. “Nos contestaron que las obras de la escuela ya están licitadas con una empresa constructora”. Con las obras de agua potable, van y vienen con el pedido de trabajo, desde la municipalidad a Aysa y de Aysa de vuelta a la municipalidad. —Entramos por necesidad y a medida que vas caminando pateando el barrio, en la lucha… te olvidas de por qué entraste -se despide Claudia-. Es por la satisfacción de saber que hay compañeros con los que salir a reclamar. La nota va terminando porque tiene que entrar al secundario nocturno. Para los demás también es tarde: a cada cual lo esperan en su casa. Rossana cierra el portón. Por ahora en el local no vive nadie, pero están proyectando la construcción de un primer piso para armar un polo productivo, y entonces seguramente tendrá que quedarse algún compañero, para cuidar las máquinas. ¿Qué máquinas? Las que consigan. “Salgan con cuidado, no vayan a caerse nadie en el zanjón”; recomienda Daniela. Afuera ya oscurece. Por el camino de vuelta, el olor de los líquidos estancados en su fondo nos acompañan por largo rato.


12 · Fútbol / Violencia de género

Cómo entender desde adentro la problemática

La violencia de género en el fútbol ¿Qué deben hacer las instituciones cuando sus ídolos son acusados de ejercer violencia hacia las mujeres? Esta pregunta no tiene una respuesta única, pero es importante tener en cuenta algunas cuestiones antes de esbozar conclusiones. Texto: Julia Hang

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l abordaje de las violencias con motivos de género en los clubes argentinos es un tema de agenda pública. Hoy se discute algo que hasta hace años parecía impensado: ¿qué deben hacer las instituciones cuando sus ídolos son acusados de ejercer violencia hacia las mujeres? Esta pregunta no tiene una respuesta única, dado que la problemática de la violencia con motivos de género no tiene una causa única. Es importante tener en cuenta algunas cuestiones antes de esbozar algunas respuestas. En primer lugar, los clubes argentinos son asociaciones civiles sin fines de lucro, que deben generar un bien común para sus afiliados y un beneficio para la comunidad en general. Esto es lo que se conoce como su función social, sobre la cual se monta la demanda social que les exige hacer algo frente a las violencias con motivos de género. Desde esta perspectiva, los clubes tienen responsabilidades civiles y, por lo tanto, deben comprometerse en la lucha por la erradicación de las violencias. Por esto, las soluciones a la violencia de género aplicadas en clubes de otros países no son fácilmente trasladables a nuestros clubes. La segunda cuestión a considerar es el lugar que tiene el fútbol masculino en la cultura popular argentina. El fútbol es parte de nuestra identidad nacional, los jugadores de fútbol son héroes nacionales en los cuales nos vemos reflejados y cuestionar a nuestros ídolos implica cuestionarnos a nosotros mismos. Además, lo que acontece en torno al fútbol impacta en todos los ámbitos de la vida: la economía, la política, la cultura, las ideas. La tradición que estudió al fútbol desde las ciencias sociales partió de un consenso: mirando al fútbol, podemos entender la sociedad. Pero también, mirando al fútbol, podemos entender al fútbol. Esto quiere decir que el fútbol produce sus propias lógicas, y, por lo tanto, sus propias violencias. En Argentina el fútbol masculino se estructura sobre una lógica del aguante, que implica tener coraje, poner el cuerpo, no correr frente a los combates, exponer el cuerpo al dolor y tolerarlo. El aguante es una categoría que opera entre varones que demuestran su virilidad, y jerarquiza a aquellos que lo poseen, los machos, frente a quienes no, los putos. Algunos sentidos de estas valoraciones en torno a las masculinidades se comparten con el resto de una sociedad que espera que los varones sean viriles, fuertes, que no tengan miedo, que provean y protejan a otros grupos sobre quienes ejercen poder. Pero en el fútbol, estas

valoraciones adquieren una dinámica propia y son compartidas tanto por jugadores, para quienes tener aguante se asocia a ser un buen jugador, como entre los hinchas, gran parte del periodismo y las dirigencias. La antropóloga Rita Segato denomina a estos ideales de género que pesan sobre los varones “mandato de masculinidad”, unas cargas enormes que presionan y empujan socioculturalmente a los varones a pensar, sentir y actuar en función de estas ideas. Las formas de ser varón pueden estar vinculadas con la puesta en práctica de distintas violencias y el deporte es un espacio donde muchas de éstas se reproducen. Cuando se tilda al rival de puto, o se insulta a un jugador otorgándole características femeninas, se naturaliza la subordinación de otras identidades de género, lo que contribuye a generar un contexto en el cual estas violencias son legítimas. En el fútbol se producen construcciones de género sobre varones que deben aguantársela no solo en la cancha, sino en la vida. Para abordar las violencias es preciso entonces trabajar sobre las masculinidades y desarmar los mitos que las sostienen para poder imaginar nuevas formas de vivir el fútbol desacopladas de estas ideas. La tercera cuestión a considerar es que las violencias en los clubes de fútbol no son un problema nuevo. La antropóloga Carmen Rial, a raíz de la condena por violación al jugador brasileño Robinho y su abordaje por parte de los medios de comunicación, rastreó otros casos donde jugadores brasileños habían sido acusados de violación. Recuerda el caso de cuatro futbolistas del club Gremio de Porto Alegre que en 1987 fueron acusados de violar a una niña de 13 años en Suiza, y que en su regreso al país fueron recibidos en el aeropuerto como héroes. La prensa acusó a la víctima de “exagerar” lo que había sido una “pequeña travesura” por parte de los futbolistas, además de culpabilizar a ésta por haber ido a provocar a los jugadores. A pesar de encontrar operaciones similares en algunos de los casos que han tomado relevancia pública en los últimos años en nuestro país, la censura moral sobre este tipo de hechos es hoy muchísimo mayor. Una de las transformaciones que trajo aparejado el #NiUnaMenos fue una ampliación del concepto de violencia al caracterizar de este modo prácticas que antes eran aceptables, como por ejemplo el acoso callejero al que antes conocíamos como “piropo”. Además, la violencia con motivos de género deja de considerarse como un tema de la vida privada, sino que es entendida como un problema social y que por lo tanto es la obligación del club abordarlo.

Sin embargo, no todos los actores del mundo del fútbol comprenden lo mismo por “violencia de género”. Algunos dirigentes de los clubes difieren, y es común escuchar en sus declaraciones públicas que hay que separar lo que sucede en la vida privada de lo que sucede en la cancha. ¿Es posible establecer puentes de diálogo entre actores que entienden la problemática de modo tan diverso? Sí, si trabajamos por visibilizar las violencias que tienen lugar en los clubes a partir de posibles puntos de contacto. La pasión por nuestros clubes y el derecho a habitarlos sin sufrir violencia puede ser un punto desde el cual comenzar a conversar. ¿Qué lugar tienen en esta problemática las comisiones de género? Estos espacios se vuelven actores políticos claves en el abordaje de las violencias, y como tales disputan poder, a la par que negocian con otros actores institucionales. En muchos clubes lograron sancionar e implementar protocolos institucionales de actuación ante situaciones de violencias de género y/o discriminación. Cuando escuchamos que los protocolos no sirven porque no pudieron dar la respuesta que deseamos ante alguna situación, como en el caso Villa, se invisibiliza que son una herramienta muy importante que permiten a la institución actuar rápidamente ante situaciones de violencias en base a los principios fundamentales de confidencialidad y no revictimización. Hoy, ante una situación de violencia, la víctima tiene donde acudir y ser escuchada de modo respetuoso. Llegar a la redacción de un protocolo

es el resultado de un proceso de reflexión, sensibilización y capacitación en los clubes, y es un punto de llegada de discusiones institucionales que antes no se daban y que ahora están instaladas en los clubes. Las respuestas a la problemática de la violencia de género en el fútbol deben construirse desde el fútbol y no hacia él: esto implica involucrar a todos los actores que son parte de los clubes: dirigentes, entrenadores, hinchas, deportistas y sus familias, socios y socias, trabajadores y comisiones de género. No hay un club más violento que otro. Los clubes deben destinar recursos que acompañen el compromiso en la lucha contra la violencia, y desnaturalizar que su abordaje compete únicamente a las mujeres. En este camino los varones tienen mucho que decir y aportar.


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