RM Arte y Cultura Enero 2017

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E d i to r i a l : Lo m á s p r o f u n d o d e l h o m b r e e s s u p i e l

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V i v i r tat ua d o D e tat u a j e s y a lg o m á s

FUNDADOR Hugo Soto Crotta 1933-2002 DIRECTOR Marcelo Peruggia Canova COORDINADORA CORPORATIVA Mayte Vega Fernández Vega

Enero 2017

EDITORA Sandra Hussein

SRIA. DE DIRECCIÓN Caridad Ortiz

CORRECCIÓN Marxa de la Rosa Cinthya Mendoza

COMERCIALIZACIÓN Ann Karene del Pino

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DISEÑO GRÁFICO Dafne Martínez PORTADA Dafne Martínez PRODUCCIÓN Claudio Peruggia Canova Tomás López Santiago

www.percano.mx

RM, REVISTA MÉDICA DE ARTE Y CULTURA es una publicación mensual correspondiente al mes de Enero de 2017, impresa el 29 de Diciembre de 2016. Producida y comercializada por Grupo Percano de Editoras Asociadas, S.A. de C.V. Rafael Alducin No. 20, Col. Del Valle, C.P. 03100, México, D.F. Teléfono: 5575 96 41, Fax: 5575 54 11. Editor: Claudio Humberto Peruggia Canova. REVISTA MÉDICA se reserva todos los derechos, incluso los de traducción, conforme a la Unión Internacional del Derecho de Autor. Para todos los países signatarios de las Convenciones Panamericana e Internacional del Derecho de Autor, queda prohibida la reproducción total o parcial, por cualquier sistema sin autorización por escirto del editor. El contenido de los artículos es responsabilidad exclusiva de los autores y no refleja necesariamente el punto de vista de los editores. Autorizada por la Dirección General de Correos con permiso No. PP09-0227. Licitud de contenido 848 y licitud de título No. 1507. Reserva de Derechos al Uso Exclusivo del Título No. 04-2008-080417034700-102. Impresa en México por Compañía Impresora El Universal, Allende No. 176. Col. Guerrero. Impresa en papel Burgo R4. Distribuida por SEPOMEX y por MAC Comunicación e Imagen, S.A. de C.V. Miembro de la Cámara Nacional de la Industria Editorial con registro No. 2797. Tiraje: 21,500 ejemplares mensuales, circulación certificada por PKF México Williams y Cía, SC.


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“Lo más profundo del hombre es su piel”

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n el aspecto y la coloración del rostro suele reflejarse la buena o mala salud; depresión, agitación, cansancio o excitación pueden también identificarse con palideces, enrojecimientos, manchas, pero ¿podrá descifrarse a una persona mediante la lectura de los dibujos que Paul Valéry existan en su piel? Usarla como lienzo para pintar o grabar marcas tribales, sentimentales o religiosas, ha sido una constante desde la Antigüedad. El hombre, al buscar formas de expresión para mostrar lo que es o pretende ser, rasga su propia piel convirtiéndola en un documento que manifiesta creencias, compromisos, lazos que pretenden ser indisolubles. Existen rastros de esta práctica desde el Neolítico en Egipto, Nueva Zelanda y Japón, donde también se tornó refinada costumbre de la nobleza al ser usados como adorno por los emperadores. También ha oscilado entre la moda de altas esferas hasta código secreto de sectas, cofradías, bandas delictivas y grupos determinados. Llegó a Europa con los invasores nórdicos, de donde fue erradicada por el cristianismo que, sin embargo, la utilizó en los siglos XVII y XVIII con diseños religiosos. Arma de guerra para asustar al enemigo, talismán para prevenir enfermedades, símbolo tribal, mágico, de pertenencia, señal de triunfo, sistema de identificación, sinónimo de rebeldía, extravagancia de adinerados, entre tantas otras funciones, actualmente su técnica ha evolucionado y en los diseños se llegan a encontrar verdaderas obras de arte. Los invitamos a un recorrido por el mundo del tatuaje.

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TĂŠcnica tradicional del tatuaje tribal polinesio.

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H I STO R I A Y V A R I E D A D

Desde hace miles de años, los seres humanos han decorado sus cuerpos con pintura, tatuajes, escarificaciones y perforaciones que ostentan como símbolos religiosos, guerreros, rituales, o como simple adorno para aumentar, según la cultura a la que pertenezcan, su atractivo sexual.

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unque se ignora cómo fue descubierto y cómo comenzó a aplicarse el proceso de tatuar, se conocen ejemplos de éste que han llegado a nosotros a través de momias. Sobresale la de Oetzi, un hombre, posible chamán de la era neolítica, cuyos restos muy bien conservados se hallaron en 1991 entre los hielos eternos del Tirol. Antes que fuera descubierta la momia de este chamán-cazador, la persona tatuada más antigua que se conocía era la sacerdotisa egipcia Amunet, adoradora de Hathor, diosa del amor y la fertilidad, quien vivió en Tebas alrededor del año 2000 a.C. La piel de ambas momias está decorada con diseños simples, a base de patrones de puntos y rayas. El término “tatuaje”, con cierta variación en la pronunciación y deletreo (tatouage en francés, tatuaggio en italiano, tattoing o su mejor conocida contracción tattoo en inglés; tattowierer en alemán y tatuagem en portugués), ha sido adoptado en cada lengua europea. La palabra polinesia fue llevada a Europa por el capitán Cook, al regreso de su primer viaje (éstos fueron realizados entre 1766 y 1769) a los mares del sur, cuando navegó alrededor de las costas de Nueva Zelanda y Tahití. El capitán Cook describió sobre dicha práctica.

“Manchan sus cuerpos pinchando la piel con los instrumentos pequeños hechos del hueso, que estampan o mezclan el humo de una tuera (planta coloquíntida) aceitosa [...] En esta operación, que es llamada por los naturales “tattaw”, las hojas dejan una marca indeleble en la piel. Se realiza generalmente cuando tienen cerca de diez o doce años de la edad, y en diversas partes del cuerpo”. —James Cook—

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I t i n e r a r i o tat u a d o En un principio, la utilización del tatuaje estuvo vinculada de manera estrecha con el pensamiento mágico-religioso y la creencia en la vida ultraterrena, aunque, de manera simultánea, y con diferentes modalidades, también era usado para imprimir en los rostros y cuerpos de los guerreros un aspecto feroz que impresionara y asustara a los enemigos en los campos de batalla. Hacia el año 2000 a.C., el arte del tatuaje se había extendido a través de Asia meridional hasta llegar a China, al sur del río Yangtzé Kiang. Pero donde alcanzó una gran importancia fue en Japón, donde el pintar sobre la piel llegó a ser considerado como un arte divino y de ahí el detallado preciosismo de sus elaborados motivos. Se sabe que en 450 a.C. comenzó una migración que salió de la Polinesia y se extendió hacia muchas de las islas del océano Pacífico. Los antiguos polinesios y sus descendientes enseñaron la técnica del tatuaje a los habitantes de Nueva Zelanda, donde se perfeccionó y se desarrolló un nuevo estilo llamado Moko, en el cual se fusionaron y sintetizaron diversos patrones asociados con los rituales y la creencia religiosa en el poder del tatuaje. Respecto a las tierras europeas, los invasores nórdicos llevaron la costumbre de tatuarse a las islas británicas. Era el orgullo de estos guerreros, que portaban diseños complejos y artísticos; símbolos tribales de sus familias sobre la piel. Hoy en día, rastros de esta costumbre sobreviven entre algunas familias aristocráticas, en particular las pertenecientes a antiguos clanes escoceses. Es curioso ver cómo, aunque después proscribió el tatuaje, incluso la Iglesia católica, en los siglos XVII y XVIII, animó a sus miembros a tatuarse. En la actualidad algunos sacerdotes han seguido aquella costumbre, de manera que los diseños religiosos tatuados en el antebrazo o el pecho son considerados tradicionales entre los católicos eurasiáticos y de diversos pueblos búlgaros. Por supuesto que los antiguos piratas también se tatuaban, en su caso como signo de pertenencia a un grupo y como ostentación de valentía y 6

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rudeza. No usaban técnicas parecidas a las actuales, sino que punzaban sus carnes y luego cubrían el contorno del dibujo con pólvora. Después la quemaban. Las partículas resultantes de la explosión que se incrustaban en la piel formaban el resultado final: un diseño en color negruzco azuloso que comenzaba a lucir al sanar la quemadura. Era esto algo muy parecido a lo que suelen hacer los prisioneros de las cárceles, que en sus larguísimos ratos de ocio forzado llegan a cortarse con cualquier objeto y usan como pigmento hasta la tinta de bolígrafos. El tatuaje se identifica, aun hoy día, entre algunos sectores de las sociedades tanto occidentales como orientales como símbolo de la malvivencia, dado que fue muy practicado entre los marineros, trabajadores de la clase baja, delincuentes y convictos durante la primera parte del siglo XIX. Los miembros de las clases media y alta lo consideraban por debajo de su dignidad.

El dintel de Yaxchilán conmemora el sacrificio hecho por la reina maya Xoc, quien perforó ritualmente su lengua y pasó una cuerda con espinas a través de ella.


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P r i m e r e s t u d i o “ o f i c i a l” d e l tat u a j e Aunque en América había existido desde siglos atrás, el tatuaje sólo tuvo eco masivo durante la Guerra Civil de Estados Unidos. Por aquella época, las ferias y exhibiciones circenses mostraban como gran atracción personajes tatuados. Al igual que en Europa, este tipo de decoración corporal tuvo gran eco (moda, elitismo, excentricidad, ¿quién lo sabe?) entre los personajes de alcurnia. Uno de los primeros tatuadores profesionales de Norteamérica fue C.H.Fellowes, aunque se considera que el primer estudio de dicha práctica fue abierto en 1870 en Nueva York por Martin Hildebrandt, inmigrante alemán. Su mayor competencia fue Samuel O´Reilly, quien inventó la máquina eléctrica de tatuar en 1891, la cual se difundió ampliamente, ya que la patentó y la ofreció a la venta junto con los pigmentos, diseños y otros suministros necesarios; esta máquina se inspiró en una maquinaria inventada por Thomas Alva Edison. Vale mencionar que la mayoría de las imágenes tradicionales de Estados Unidos de América se originaron en los diseños de Lew Alberts, que fueron los predominantes en cuanto a temas patrióticos, sentimentales y religiosos durante más de medio siglo. Por su parte, Charles Wagner introdujo muchas innovaciones; entre otras,

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fue el primer americano que practicó con éxito el tatuaje cosmético, marcó perros y caballos como medio de identificación y experimentó con métodos químicos para remover los diseños. Alrededor del año 1900 existían ya estudios de tatuaje en casi todas las ciudades importantes del planeta. Hoy en día, es famoso en el mundo de esta práctica el nombre de Sailor Jerry Collins (1911-1973), personaje del folclore estadounidense que, durante la década de 1920, organizaba excursiones de navegación por los Grandes Lagos y al mismo tiempo tatuaba. Durante un breve tiempo, Collins operó un establecimiento en la calle South State de Chicago y luego se fue a radicar a Honolulu, Hawai. En la década de 1960, los dibujos en el cuerpo fueron denominador común de las bandas de motociclistas (al estilo de las que el cine inmortalizó en la película Nacidos para perder) de Estados Unidos. Este signo de rebeldía fue adoptado luego por los más jóvenes, particularmente los amantes del Rock and Roll. Para finales de los años setenta y principios de los ochenta, el uso del tatuaje se difundió todavía más, con el nacimiento del movimiento hippie, una cultura alternativa que consideraba este arte como una forma de extravagancia. A partir de los años ochenta, bajo el impulso de los movimientos

La sala de tatuajes Legendary August “Cap” Coleman en Norfolk, Virginia 1936. Foto de William T. Radcliffe.


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punk, heavy, rocker y de otras nuevas tendencias, Tradición mundial los jóvenes empezaron de nuevo, con renovado En el antiguo Egipto la práctica de esta decoración brío, a interesarse por él. corporal estaba relacionada con el lado erótico, Desde entonces, tanto el desarrollo tecnológi- emocional y sensual de la vida; en aquel tiempo co como la flexibilización de los criterios sociales los diseños eran lineales, gruesos y de color negro, fueron haciendo que esta práctica se convirtiera semejantes a los diseños “tribales” (se llama así, en en algo cada vez más común. Así el tatuaje dejó la jerga del oficio, a las interpretaciones contempode ser una forma marginal de identificación que ráneas de diseños étnicos) de la actualidad. Se cree se hacía en antros clandestinos para pasar a reali- que el proceso del tatuaje era mucho más elaborado zarse en establecimientos más o menos glamoro- que en la actualidad, pues hacerse uno constituía sos de los centros de las grandes ciudades, a plena todo un ritual y suponía que el individuo iba a reciluz del día, sujeto a reglamentaciones legales y birlo tenía que prepararse mental y espiritualmente, bajo estrictas normas de higiene y seguridad. así como demostrar valentía y madurez. También el tatuaje que practicaron las culturas Aunque de alguna forma sigue conservando parte de su carga ritual y simbólica, el tatuarse se ha incaicas estuvo caracterizado por diseños gruesos convertido, en la actualidad en una nueva forma y abstractos, parecidos a los tribales actuales. En de seguir las reglas y vaivenes de la moda, de tal muchas culturas americanas las figuras de aniforma que no resulta extraño males fueron frecuentes y encontrar alguno pequeño estuvieron asociadas tradiSamuel O´Reilly (un simple corazoncito, una cionalmente con la magia, los tótems y el deseo de la flor o mariposa, una inicial, inventó la máquina persona tatuada de idenalgún muñequito cursi) en eléctrica de tatuar la anatomía de muchas jotificarse con el espíritu del en 1891, la patentó y animal que llevaba sobre vencitas “de buena familia”. Ahora veamos en mayor desu piel. la ofreció a la venta talle, por regiones, más de la Aunque grupos como los junto con pigmentos, aztecas y los hopis no lo usahistoria del tatuaje. diseños y otros ban de manera generalizasuministros da —en América del Norte se asoció con prácticas religiosas y mágicas—; era parte del rito simbólico del pasaje a la pubertad y una marca única que permitiría que el alma superara los obstáculos en su camino a la muerte. Además muchas tribus practicaban el tatuaje terapéutico, que se aplicaba durante una compleja ceremonia acompañada por canciones y danzas, mediante las cuales se suponía que quedaban exorcizados los espíritus malignos. Mención aparte merecen los guerreros mayas, quienes se pintaban la cara y el cuerpo con varios colores, para espantar a sus enemigos. De igual forma se grababan en el cuerpo figuras de animales y eran considerados tanto más valientes cuanto más marcas ostentaban, incluso se dice que se burlaban

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de los que no las tenían. Un guerrero joven comenzaba con una o dos figuras, y por cada nueva víctima que hacía en la guerra, solicitaba a sus superiores un nuevo dibujo. Por su parte las mujeres de esta cultura se tatuaban el cuerpo hasta la cintura, a excepción de los senos y la cara, pero a la gente del pueblo no se le permitía hacerlo. Respecto a los nativos de América Central, éstos plasmaban en sus cuerpos las imágenes de sus dioses y los guerreros conmemoraban sus victorias en batalla por medio de dibujos alusivos. Por desgracia, los únicos registros precolombinos al respecto se encuentran sólo en esculturas, donde los tatuajes son representados por líneas grabadas en los cuerpos de figuras humanas. En América del Sur, además de Los primeros los incas, que se tatuaban la cara y el tatuajes cumplieron cuerpo, los indígenas del Mato Grosso, Amazonia, Paraguay, Uruguay también una doble optaban por otras decoraciones corpofunción: expresar rales como por ejemplo: la pintura, la el pensamiento deformación intencional de la cabeza (de la misma manera que lo hacían los mágico-religioso y mayas), las perforaciones de orejas y dar un aspecto feroz fosas nasales, así como la depilación. que impresionara Algunas de las características de eny asustara a los tre estos grupos étnicos son las siguientes: Los tobas-pilagáes de Formosa, enemigos Chaco y Santa Fe, además de tatuarse, se pintaban una raya negra de oreja a oreja, pasando por el labio superior, para asustar al enemigo. Los mepenes o avipones, de la misma zona, se ponían cruces en la frente o mejillas y líneas desde los ojos a las orejas, además sobre la nariz, el pecho o los brazos. Para ello se pinchaban con una espina muy aguda, ennegreciendo luego la herida con cenizas calientes para que las marcas resultaran indelebles. Estos aborígenes fueron llamados “frentones” por los conquistadores españoles, debido a que se depilaban cabeza, cejas y pestañas. Entre los guaraníes del Litoral, las mujeres se tatuaban en el rostro determinado tipo de líneas que indicaban que eran vírgenes o núbiles. Los matacos de Formosa y el Chaco Salteño, se tatuaban con diseños geométricos y se pintaban la cara como manifestación de su estado afectivo; para ellos el negro era duelo, el rojo alegría y el blanco, pie de guerra. LA PIEL COMO LIENZO

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El lejano oriente Los chinos consideraban al cuerpo como algo precioso. Entre ellos la gente común no se tatuaba, pero sí quienes pertenecían a bandas criminales; por lo mismo, los tatuajes comenzaron a utilizarse para marcar a los delincuentes, asumiendo entonces la función de signo discriminatorio. En 1368, durante la última dinastía Ming, grupos étnicos cuyas localidades eran invadidas de manera constante adoptaron la costumbre de tatuar a sus mujeres en la cara a partir de los 12 años, con el fin de hacerlas menos atractivas para el enemigo. Con el tiempo dicha costumbre se transformó en tradición y se convirtió en un símbolo con el cual se mostraba haber alcanzado la madurez sexual. De tal manera, las mujeres Drug se marcaban entre las cejas y alrededor de la boca dibujos tribales, mientras que las Dai no sólo lo hacían entre las cejas, sino también en la espalda, brazos y manos; decoraban sobre su piel, de manera frecuente, una flor octogonal. Los hombres, por su parte, solían ponerse tigres y dragones, como símbolo de bravura y valentía. En Japón el arte del tatuaje, en su variante ornamental, llegó a tal nivel de exquisita belleza que en el siglo VI fue adoptado por los mismos emperadores y a partir de ahí se popularizó. Las geishas se tatuaban el cuerpo para indicar su rango y adornaban sus manos con signos alusivos a su amante; si lo cambiaban, también tenían que cambiar estos signos. La técnica para realizar los tatuajes japoneses tradicionales ha sido, desde hace siglos, a mano alzada, es decir, las agujas se montan en un bastoncito de madera que el artista utiliza de forma transversal sobre la piel. Un dato curioso es que los bomberos tuvieron mucha importancia en la historia del tatuaje en aquel país. La anécdota va como sigue: alrededor de 1657, un gran incendio arrasó el distrito de Edo (que sobrevive en la actualidad con el nombre moderno de Tokio) y gran parte de los barrios bajos que lo circundaban. En la catástrofe murieron más de cien mil personas y la ciudad tuvo que ser reconstruida casi por completo. A consecuencia de dicho siniestro, y para prevenir que se repitiera algo similar en el futuro, surgió un bien adiestrado cuerpo de bomberos, quienes

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dieron en vestir ropas de colores muy vivos y brillantes, decoradas con figuras de dragones para simbolizar poder y protección. Los más veteranos comenzaron a implantar la costumbre de tatuarse los dragones como medallas, representando poder, fuerza, valor y en honor del dios del trueno. En otra vertiente el Horinomi, técnica japonesa, fue usado para marcar a los esclavos y criminales (el tatuaje en sitios difíciles de ocultar, como la cara o brazos era un marcado símbolo de restricción social, pues con él se marcaba y humillaba a las personas), en tanto que grupos marginales lo usaban en la clandestinidad. Para el siglo XVIII, el tatuaje tuvo gran auge y nueva popularidad como práctica en varias expresiones artísticas, entre las que destacó la literatura. Esto no duró mucho debido a la apertura del Japón hacia el mundo occidental, razón por la que el emperador Matsuhito, en 1842, no sólo prohibió que se llevara a cabo la práctica de “pintar” el cuerpo, sino que mandó destruir todos los laboratorios y maquinarias para ejercer dicho oficio, pues no quería que los extranjeros inversionistas consideraran a los nipones como unos “salvajes”; obvio, este emperador ignoraba que el tatuaje no era privativo de su cultura. Pero ésta no fue la única razón por la que el tatuaje enfrentó el rechazo social, ya que la filosofía confucionista señalaba que el cuerpo debía mantenerse justo como fue recibido al nacer. Más tarde, paradójicamente, ciertos personajes, como los nietos de la Reina Victoria de Inglaterra, el he-

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redero del trono ruso Nicolás II y algunos otros dignatarios europeos, viajaron hasta Japón para hacerse practicar estos peculiares adornos. Ante esta situación el emperador decidió entonces permitir la apertura de “laboratorios de piel”, con la condición de que en la puerta de los negocios debía colocarse un rótulo que dijera: “Sólo para extranjeros”. Por otro lado, los tatuadores nipones salieron al mundo y fueron maestros de maestros. Poco después dicha práctica se convirtió en símbolo de temor, ya que los miembros de la Yakuza (mafia japonesa) se marcaban para reconocerse entre ellos, para señalar jerarquías dentro de su organización, demostrar valor (cubrirse de tatuajes es en verdad doloroso), ostentar su pertenencia y lealtad al grupo (ya que en esa época eran para siempre) y, en el aspecto mágico, para protegerse de sus enemigos. Este uso se fijó tanto en el grupo, que los conceptos de tatuaje y mafia nipona se han convertido en inseparables. Existen fotografías de yakuzas con casi todo el cuerpo tatuado, aunque es difícil ver los diseños que decoran sus pieles en público, ya que éstos les delatan. No obstante, suelen ir semidesnudos o desnudos en sus locales y sitios que consideran seguros, con el objetivo de mostrar su rango. Para terminar con Japón: en la época moderna hubo quienes vendieron su piel tatuada, o la de un pariente difunto, para que fuera exhibida como una muestra de la grandiosidad artística del tatuaje; hace unos cuantos años, la última piel de éstas fue vendida en alrededor de 50 mil dólares.


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Tat u a j e s e xót i c o s Otros diseños proverbiales en el universo del tatuaje son los polinesios. Se ignora cuándo comenzó esta costumbre en aquellas islas, pero se cree que debe haber llegado desde China, India y Japón. Se sabe, en cambio, que los maoríes arribaron a Nueva Zelanda en el siglo XIV y que gran parte de los aborígenes de Australia, Nueva Zelanda, Polinesia y Micronesia decoraban su piel con escarificaciones y tatuajes. Estos diseños se caracterizaron por la finura y riqueza de sus formas, así como por una variada paleta de colores. En Nueva Zelanda, el estilo Moko de los maoríes era un tatuaje tribal que identificaba a cada individuo y señalaba el estatus que ocupaba dentro de su grupo, de tal manera que cada quien que llevara uno era una persona única e inconfundible; cuanto más complicado el diseño del tatuaje, mayor el ascenso en la escala social. Los antiguos maoríes se marcaban de la cabeza a los pies. El proceso comenzaba a los ocho años y era lento y doloroso. Además, los dibujos debían ser retocados durante toda la vida. Fácil es comprender que, en la Polinesia y Micronesia, los tatuadores tenían mucho prestigio. Los diseños del Moko eran muy variados, pues incluían dibujos antropomorfos (figuras humanas), zoomorfos (diversos animales e insectos), fitomorfos (plantas), así como dibujos geométricos (líneas rectas, curvas, puntos, triángulos, óvalos, cuadrados, círculos).Para hacerlos se usaba un trozo de madera con un diente de tiburón en la punta; tal instrumento se apoyaba sobre la piel y era golpeado rítmicamente con otro palo de madera mientras la piel era tensada por un ayudante. La punta se mojaba en la tintura, elaborada a base de jugo vegetal con cenizas de una nuez oleaginosa. En el aspecto mágico-religioso, los maoríes creían que en las espirales tatuadas en su cuerpo podían atrapar la energía cósmica. Además eran considerados como un salvoconducto para distraer a la hechicera de la muerte, impidiendo que ésta se interpusiese en el ascenso del alma hacia la inmortalidad. Dicen los mitos de este pueblo que, si el difunto no tenía tatuajes protectores la hechicera le comería los globos oculares, por lo tanto el alma 16

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En la región polinesia, el tatuaje tribal tiene múltiples usos: da identidad a cada individuo, señala el rango social (según la complejidad del diseño) y hasta protege en el más allá.


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quedaría ciega y no podría hallar el camino a la erótico-sexual. Cada parte del cuerpo tenía un inmortalidad. Por eso, si alguien llegaba a morir “voltaje” expresado en los diseños, por decirlo así: las mujeres se hacían tatuar los dedos de sin marcas maoríes tatuaban el cadáver. Si seguimos en el mapa de lo exótico, Borneo las manos y las orejas con finísimos diseños, es uno de los pocos lugares donde se sigue prac- pero sobre la vulva llevaban símbolos obsceticando la forma tradicional del tatuaje tribal y el nos. Los hombres se tatuaban todo el cuerpo, piercing como hace miles de años; éstos recuerdan incluyendo la nariz, los párpados, la lengua y el cuero cabelludo. Además, el arte de Bali y Java, y los inspara ellos la piel tatuada era trumentos son similares a los Muchas tribus una armadura de protección usados en Polinesia. Aquí los hombres se tatuaban a tem- practicaban el tatuaje física y espiritual. Curiosaprana edad, sobre todo con terapéutico, que se mente, cuando uno de estos fines ornamentales, aunque moría sus mujeres le aplicaba durante una hombres no faltaban las aplicaciones quitaban la piel, ya que se creía mágicas como la practicada compleja ceremonia que al guardián del paraíso le por los Kayan, que llevaban desagradaban los tatuajes. Ya acompañada por en la muñeca una marca que canciones y danzas despojado de sus decoracioimpedía que su alma escapase nes el cuerpo volvía al estado para exorcizar los de pureza, como si fuese un de su cuerpo cuando estaban espíritus malignos recién nacido; entonces podía enfermos; además sus tatuajes eran considerados como antorser sepultado en tierra sagrada chas que iluminaban el camino al paraíso. y su espíritu podía elevarse al paraíso. En cuanto a los birmanos, se hacían poner diEn la actualidad distintos pueblos que se tabujos de animales reales o imaginarios, así como tuaban con función de casta aún usan esta práctidiseños en círculos y espirales. Completaban su ca con tales fines; entre otros pueden mencionardecoración corporal pintándose las piernas de se: bereberes, beduinos, los ya citados maoríes y azul y el tronco y los brazos de rojo con el objeto algunos grupos étnicos que habitan en remotos de inmunizarse contra las heridas y tener suerte lugares en China. El tatuaje ornamental, en la actualidad sigue en el amor. siendo muy extendido entre las mujeres de MaPara los nativos de las Islas Marquesas, un cuerpo sin tatuar era “un cuerpo estúpido”, ya rruecos, sobre todo en la frente, la barbilla, las que este adorno tenía un profundo significado manos y los tobillos.

Técnica tradicional del tatuaje tribal polinesio.

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Simbolismo Cada cultura, en cada época, le ha otorgado diversos significados, por lo que relacionarlos todos sería incluso tedioso. He aquí algunos de los más importantes, en los que coinciden muchos pueblos del mundo:

• Mágico-religioso Quizá el más difundido, su uso es llamar la atención de los dioses y recibir de ellos protección física y espiritual en el tránsito entre la vida y la muerte • Ritual Existen en diversas pruebas de iniciación, aplicar un tatuaje era un ritual mediante el cual el iniciado pasaba de un estado a otro, por ejemplo de niño a púber o adulto, o de uno más de la tribu a guerrero. Una vez terminado el ritual y tatuado el individuo, era aceptado por su grupo en su nuevo estatus, o se identificaba con las potencias celestiales. • Identitario También conocido como marca tribal que sirve para identificar a una etnia determinada y es un símbolo de integración social, como el Moko maorí, los hindúes, birmanos, las tribus árabes y los nativos de Borneo que, por cierto, es uno de los pocos lugares donde se sigue practicando el tatuaje tribal tradicional. Dentro de las sociedades se distingue otro tipo de tatuaje que implica distinción social y respeto: se utilizaba para identificar al individuo como tal y para señalar su estatus dentro de su grupo. En esta rama cabrían los tatuajes gremiales empleados por marineros, sastres, músicos, albañiles, mineros, panaderos, carpinteros, pescadores y pastores, entre otros, para significar su pertenencia a un oficio determinado. Cabe mencionar aquí, además del Moko, los tatuajes nobiliarios (sólo los podían llevar los nobles y tenían significado de rango, heráldico y de jerarquía; podían ser un escudo o blasón, un estandarte, una espada, a veces alguna imagen religiosa, etc.) y los que llevaban los miembros de las casas reales, por ejemplo una flor de lis o una corona. • Erótico Es el utilizado para aumentar el atractivo erótico al resaltar los atributos sexuales para seducir y llamar la atención; es el caso de las prostitutas árabes, se tatuaban flores o cruces en las mejillas y en los brazos para atraer a sus clientes. También usado en India, las Islas Marquesas y, en la actualidad, ha cobrado nuevo aire.

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• De protección Una usanza occidental es tatuarse la imagen de un ser querido que ha fallecido, una cruz u otro símbolo alusivo a la muerte, como una forma de invocar la protección del alma del difunto. .

TIPOS DE TATUAJES Tatuar es, para decirlo de la manera más sencilla, grabar dibujos sobre la piel humana y colorearlos con diferentes sustancias. Para ello se emplean diversas técnicas, pero las más comunes son por puntura, escarificación o quemadura. Para lograr

• Ornamental El tatuaje ornamental como su nombre lo dice, tiene como único fin la decoración y el adorno del cuerpo. Resaltan en esta rama los realizados en China, India y Japón y algunos occidentales actuales.

tales fines se han utilizado instrumentos que van desde rústicas agujas hechas con huesitos afilados o espinas de pescado, pasando por dientes de tiburón, pequeñas conchas de moluscos, caparazones de tortuga, piedras de pedernal y fragmentos de metales, hasta sofisticado instrumental eléctrico.

• Pertenencia Tatuar a las personas fue, en diferentes épocas, equivalente a marcarlas como propiedad de alguien, señalando la dependencia, servidumbre y esclavitud hacia su amo. Esto se usó en la antigua Grecia y en Roma. Asimismo, se castigaba a los acusados de sacrilegio tatuándolos.

Las motivaciones para tatuarse suelen tener una intención dual: por un lado, quien lleva tatuajes quiere diferenciarse de los demás con una marca única y propia que lo distinga, pero al mismo tiempo desea identificarse. Es importante mencionar que dentro de un grupo donde todos sus integrantes están tatuados, hacerlo signi-

• Ornamental Discriminatorio Un empleo poco grato de este arte acostumbrado en Roma, Japón y China pues servía para señalar a los delincuentes. En los campos de exterminio nazis de la Segunda Guerra Mundial los prisioneros fueron tatuados con un doble objetivo: por un lado su identificación, pero por el otro la humillación, pues la ley judía prohibía las marcas en el cuerpo.

fica pertenecer al grupo. Por lo anterior, dicha práctica tiene connotaciones sociológicas, antropológicas y psicológicas y, por lo mismo, ha estado ligado a la evolución social y cultural de la humanidad. Los diseños de los tatuajes pueden ser sencillos, con figuras geométricas o complicados con dibujos muy elaborados, con muchos

• Intimidación Por supuesto, están también las decoraciones corporales que se hacían los guerreros de diferentes pueblos ya fuera para amedrentar a sus enemigos (como los celtas, pictos y mayas) o para celebrar sus triunfos en batalla. Es el caso de los aborígenes de Sumatra, América Central, el Matto Grosso y los esquimales, que se hacían tatuajes o escarificaciones después de haber matado a un enemigo.

detalles, algunos de ellos verdaderas obras de arte, como los japoneses. Para hacer los tatuajes monocromáticos tradicionalmente se han usado pigmentos a base de carbón, negro de humo, pólvora, tinta china, los cuales resultan en dibujos de color negro azulado. Para realizar los policromáticos se emplean pigmentos de variados colores obtenidos de plantas y minerales. El tatuaje en color alcanzó gran desarrollo entre chinos, indios, japoneses, así como entre los maoríes de Nueva Zelanda. LA PIEL COMO LIENZO


E l tat u a j e t r i b a l El concepto “tribal”, que se refería de manera exclusiva a las características propias de determinada tribu, ha evolucionado en cuestiones de tatuaje, pasando de ser utilizado para diferenciar clanes y clases sociales, hasta occidentalizarse y convertirse fuerza y energía (además, por la sensibilidad de en una rama de este arte puramente estética. De la zona, es probable que duela mucho). Otra de tal manera, el moderno tatuaje tribal es aquel que las partes más lucidoras, ideal para los tribales lleva diseños fuertes y sensuales, por lo general grandes, aunque pocos se atreven a llenarla con en color negro y que se puede practicar en varias un tatuaje, es la parte alta de la espalda, debido a la forma de mariposa que propartes del cuerpo, sobresavoca la estructura del músculo liendo las que se enlistan a El tatuarse se trapezoidal. Quien lo haga, pocontinuación: Los hombros ha convertido son una de las zonas más drá hacerse una verdadera obra actualmente en una de arte de gran tamaño, aunque elegidas para ser tatuadas, la mayor parte de los que se hacen ya sea para este estilo u otro nueva moda, y en tatuar, particularmente las mujecualquiera; a la decoración algunos sectores en esta área se le llama en res, optan por diseños pequeños de jóvenes es casi jerga técnica “manga” y pude en la zona del omóplato, lo cual obligatorio abarcar desde pocos centímuchos tatuadores consideran un metros por encima del codo, desperdicio. hasta el brazo completo llegando al hombro. Tanto En cuanto a la cabeza, la mayoría se realizan de manera visual como psicológica, los tatuajes en alrededor y por detrás de la oreja, ya que no todo esta zona se usan para producir la impresión de el mundo está dispuesto a rasurarse para lucir su fuerza o poder. También son usuales los diseños decoración. En cualquier caso, se dice que quieen forma de brazaletes, que se pueden llevar alre- nes lo hacen denotan rabia y fuerza e, incluso, un dedor del bíceps, en la parte superior o inferior de toque de rebeldía. En esta parte del cuerpo los la articulación del codo, en las muñecas, e incluso tatuajes son dolorosos y poco populares, debido en los tobillos o muslos. el efecto social que provocan en quienes los ven. Por ser una zona grande, alargada y en contiHay quienes prefieren, en esta modalidad, tatuarse la zona baja de la espalda, pues “une” la nuo movimiento, los tribales en las piernas refleparte inferior del cuerpo con la superior y, por el jan fuerza, vitalidad, dinamismo y agresividad. otro, aseguran quienes gustan de estos decorados Los expertos recomiendan para esta parte del corporales, la zona resulta muy sensual. La opción cuerpo diseños grandes, que ocupe gran parte para los “valientes” es la espalda por completo, al de la extremidad. Otras variantes del estilo triestilo de los antiguos samurais. Y en este caso, bal son los tatuajes circulares. Aunque pueden los tatuadores recomiendan que el motivo ocupe practicarse en cualquier parte, hay dos zonas en efecto la totalidad de la espalda, pues de otra claves que potencian su valor estético y erótico: manera se rompe la armonía y puede resultar an- el ombligo y los pezones. Y ya que se habla de tiestético. Quienes estén pensando en optar por erotismo, al igual que la zona baja de la espalda, un tribal a lo largo de la columna vertebral, deben el bajo vientre es considerado una zona muy sensaber que dicho estilo da sensación de agresivi- sual; un tatuaje (que suelen hacerse pequeños) dad por asemejarse a la forma de una serpiente, aquí será poco visible, excepto en momentos de aunque hay quienes consideran que proyecta intimidad.

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V I V I R TAT U A D O

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os tatuajes están estrechamente ligados a la transnacionalización de las culturas urbanas que se da en las principales ciudades del mundo; a partir de ellos se construyen significados locales que están relacionados con ciertas identidades de grupo, reivindicaciones de las culturas de resistencia, estilos de vida, y redefiniciones de la estética corporal y los usos del cuerpo por parte de algunos jóvenes contemporáneos. En un amplio artículo titulado Los usos públicos del cuerpo alterado en jóvenes urbanos mexicanos, publicado en la revista Polis (número 11) de la Universidad Bolivariana, Chile, Alfredo Nateras Domínguez, investigador de la Universidad Autónoma Metropolitana, plantel Iztapalapa, y coordinador general del diplomado Culturas Juveniles-Teoría e Investigación, refiere que: “el uso social de espacios semipúblicos y públicos (estudios establecidos, exposiciones de tatuajes, tianguis callejeros) donde se hacen visibles estas expresiones culturales de la alteración corporal, también se resignifican como manifestación y práctica alterna o de ‘contracorriente’… el cuerpo es usado como espacio o territorio de la decisión de sí, en el entendido de que con él se puede hacer lo que venga en gana”. Pero, es curioso, señala, “las categorías de lo erótico, la sexualidad y sus prácticas asociadas a la alteración de los cuerpos juveniles urbanos, dieron poca información conforme a lo que se esperaba de ellas. Además son demasiado complejas y difíciles de trabajar, ya que aluden a aspectos que en lo social todavía se ven como un tabú y además están ancladas en la vida privada de los sujetos”. LA PIEL COMO LIENZO

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Según la investigación de Nateras Domínguez, la trayectoria del tatuaje en nuestro país comenzó en Tijuana, desplazándose a Monterrey, Guadalajara y de ahí a la Ciudad de México. Al principio “la oferta cultural fue artesanal, es decir, aprendizaje por oficio, trasmitido de generación en generación de los más grandes a los más jóvenes, hasta que a través del transcurrir de los años se fue profesionalizando, lo cual ayudó a la creación de una incipiente industria cultural de la alteración y decoración de los cuerpos, dominada por la industria vigorosa e importante de Estados Unidos de América… siempre había otro que enseñaba, o dicho de otra forma, siempre había alguien con quién aprender. Esto propició el establecimiento de una red informal y subterránea de tatuadores, quienes empezaron a identificarse como tales al mismo tiempo que tatuaban a otras personas fuera de su grupo de pertenencia… se estaba creando la demanda y los públicos usuarios y así, de manera paulatina, a través de los años, se fue profesionalizando”. Los primeros grupos juveniles urbanos que abiertamente y sin concesiones utilizaron el cuerpo tatuado y perforado en los espacios semipúblicos y públicos de las principales ciudades mexicanas, para interpelar y protestar contra la sociedad excluyente, fueron, según señala el investigador: los pachucos, los chicanos y los cholillos; después les siguieron los punks, los chavos banda y los heavy metaleros, hasta llegar a los darketos, góticos y vampiros, los hip-hoperos, los graffiteros, los skatos y los skey. Respecto a las perforaciones corporales, dice Nateras Domínguez que “la trayectoria es a la inversa, va de lo público a lo privado hasta instalarse en lo íntimo y de igual manera es una construcción sociocultural... A mediados de la década de los 80’s, en particular el movimiento anarcopunk, usa perforaciones en el rostro como una forma de protesta social… utilizando artefactos (como) navajas de rasurar, seguros, candados y puntas de metal”. Después —agrega— aparecen las perforaciones en la boca y debajo de los labios (el llamado bezote); enseguida, más en el caso de los hombres, se lleva en definitiva de lo público a lo privado, en tanto se ubica en los pezones. De ahí se mueve hacía el ombligo, más en el caso de las mujeres. El siguiente desplazamiento es de lo privado a lo íntimo, cuando aparecen las perforaciones en los genitales, tanto en hombres como en mujeres jóvenes. Finalmente, señala que en nuestro país llama la atención la poca cantidad de mujeres en el ámbito de la expresión artística corporal (tanto en la oferta, es decir como tatuadoras o perforadoras, como en la demanda), en contraposición con la gran presencia de hombres. “Esto no sucede en países como Estados Unidos o los europeos… Dicho lo anterior, tranquilamente se podría afirmar que la práctica de la alteración y decoración corporal en nuestro país, es un asunto muy de hombres y masculinizado, sin negar la presencia que han tenido y siguen teniendo (en los últimos años se ha incrementado la cantidad de mujeres que deciden tatuarse) las jóvenes en este ámbito de la oferta y la demanda cultural”.

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SU CUIDADO Una vez realizado, un tatuaje

L a d e c i s i ó n d e a lt e r a r e l c u e r p o Independientemente del motivo que para ello se tenga, hacerse un tatuaje u otro tipo de decoración corporal permanente es una cuestión para pensarse muy bien: debe tomarse en cuenta que es algo que se llevará en el cuerpo durante un tiempo más o menos largo, o por el resto de la vida. Por otra parte, si se ha tomado la decisión, resulta fundamental acudir a sitios seguros, higiénicos y atendidos por profesionales, a fin de evitar riesgos de infecciones (no sólo de la piel, sino contagios de hepatitis B, tuberculosis, sífilis, malaria y sida) y otros resultados desagradables. También se debe estar consciente de que tatuarse duele siempre (sobre todo si la parte a tratar está cercana a un hueso), aunque el umbral de dolor es diferente en cada persona. Según los conocedores, las condiciones de higiene que debe de tener el establecimiento de tatuajes son las siguientes: estar bien iluminada para que el tatuador vea lo que hace; las superficies del área de trabajo deben ser blancas o de tonos muy claros, para que la suciedad se detecte muy fácil; todos los artículos que se emplean para el trabajo deben desinfectarse de un cliente a otro, las agujas deben ser desechables y desecharse después de cada uso, condición que no debe saltarse bajo ningún concepto; una vez fuera de su envoltura sanitaria, no deben ponerse en superficies no esterilizadas, ni sobre la mesa o el suelo. Si esto sucede, insista en que se abra un nuevo paquete. El tatuador o perforador debe lavarse las manos antes de ponerse los guantes, de preferencia con una solución antiséptica. En el local debe existir un lavabo separado del que se usa para el baño. Los recipientes de tinta deben desecharse y no se debe verter de nuevo en la botella la tinta sobrante.

requiere de cuidados especiales, por supuesto esto incluye la limpieza, desinfección e hidratación. Para obtener los mejores resultados, los profesionales recomiendan lo siguiente: • Quien vaya a tatuarse, perforarse o escarificarse no debe tomar alcohol 24 horas antes de la sesión; por su parte, el tatuador tendrá que hacer al cliente una prueba de alergia al pigmento al menos con 24 horas de anticipación. • Si se desea que el tatuaje cicatrice rápido y bien, no debe retirarse la gasa o apósito con que se cubre tras el proceso antes de 12 horas. Pasado ese tiempo ha de lavarse de forma cuidadosa la zona con agua templada y un jabón hipoalergénico, secando con toalla suave sin rascar ni frotar, y aplicar a continuación alguna pomada cicatrizante. El periodo varía según la piel de la persona y los cuidados que se le den, pero por lo general tarda unos diez días, aunque la hipersensibilidad del área tratada se mantiene durante más tiempo. Deben pasar por lo menos dos meses antes de exponer un tatuaje al sol. Otras cosas que se deben evitar son el agua de mar, el vapor de la ducha, baños muy prolongados, ropas ajustadas, sudar, poca higiene y por supuesto, rascarse. • El tatuaje y los piercings están definitivamente vedados para personas que tengan alguno de los siguientes padecimientos: hemofílicos; quienes lleven marcapasos o padezcan enfermedades cardiacas; epilépticos; alérgicos a los pigmentos, enfermos crónicos de los riñones y quienes tengan hongos o herpes en la zona que se quiere tratar.

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¡ A tat u a r s e h a d i c h o ! Lo primero que se hace es esterilizar los instrumentos y enseres; ello se realiza en un autoclave. Tanto agujas, como punteros, guantes, toallitas limpiadoras y depósitos para pigmentos deben ser estériles. En la mesa del tatuador debe haber líquidos antisépticos y alcohol, así como instrumentos para rasurar, a fin de limpiar la piel antes del procedimiento. Para hidratar la zona y paliar las molestias, se usa vaselina médica que se aplica con espátulas de madera. Para limpiar la piel mientras se tatúa y que el tatuador vea bien las líneas, se emplean atomizadores. Parte importante del mantenimiento de los instrumentos es guardarlos en lugares secos, en recipientes cerrados, luego de haberlos limpiado de forma escrupulosa, para evitar agentes infecciosos. Los cables conectores de la máquina de tatuar deben protegerse para que no contaminen los productos y herramientas. Ya limpia la piel se fija en ella un transfer (como una calca) que contiene el dibujo deseado; si se coloca mal, el dibujo posterior quedará mal y arruinará el tatuaje. A continuación, el tatuador prepara la máquina con las agujas, punteros y los pigmentos. Debe asegurarse que sean estériles y que la máquina esté perfectamente limpia. A veces, antes de empezar su labor, se aplica una capa de vaselina con una espátula de madera. Las primeras líneas del dibujo son las que más duelen ya que la piel está sensible y el cliente viene, por lo general, muy nervioso. Luego se acostumbra la piel y ya no duele tanto, es una sensación perfectamente soportable. Al terminar el delineado se hace el sombreado, que duele menos. Después se aplican los colores, desde el más oscuro al más claro. Para terminar se limpia el tatuaje con agua y jabón neutro, se pulveriza con alcohol y se aplica crema cicatrizante. El último paso es vendar la zona para evitar el roce con la ropa y la exposición al sol.

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Y s i s e a r r e p i e n t e … ¿ c ó m o r e m o v e r lo s ? El tatuador hace agujeros en la piel y deposita pigmentos en ellos a cierta profundidad. Por eso los tatuajes son permanentes. Aunque pueden ser casi eliminados con determinados tratamientos, siempre queda alguna marca. Dependiendo del tamaño y antigüedad del trabajo, así como de su color e intensidad, será el método para removerlo. Por ejemplo, en una marca de muchos años, desgastada por la acción del tiempo, pueden utilizarse métodos alternativos y más económicos que el láser. Los procedimientos habituales para remover se enlistan a continuación:

1. Hacer un nuevo tatuaje A veces es posible hacer uno que cubra o transforme al anterior con un diseño más elaborado. Este procedimiento se conoce como cover up, es decir cobertura. Realizar un buen trabajo en esta modalidad no es sencillo; los expertos opinan que tampoco es válido cubrir con enormes manchas negras todo el desaguisado anterior, porque ello no haría más que empeorar la situación: la más pequeña herida que haya tenido el antiguo tatuaje, resaltará en medio de una masa sólida de tinta negra (como suelen ser los diseños de algunos tribales), dando como resultado algo grotesco. El tatuaje nuevo podría terminar viéndose oscuro y sucio, siguiendo el clásico dicho de que a veces el remedio resulta peor que la enfermedad. 2. Escisión o excisión Esta técnica elimina los pigmentos, pero en la mayoría de los casos deja marcas, por lo que “borrar” un tatuaje puede requerir varios tratamientos. Es recomendable sólo para tatuajes pequeños y se practica con anestesia local. Consiste, como su nombre lo dice, en hacer un corte quirúrgico de la parte tatuada y sacarlo, primero del centro y luego de los lados. Para cerrar la herida provocada se acercan los bordes, se cauteriza para evitar el sangrado y se sutura. En tatuajes de mayor tamaño a veces se necesita sacar piel de otras partes del cuerpo para reponer el tejido afectado. 3. Dermoabrasión Se rocía el tatuaje con una solución que congela el área y luego, mediante la acción de un instrumento abrasivo rotatorio, se hace que la piel se descame. Se aplica una venda luego del tratamiento. Casi siempre esta técnica elimina parte del tatuaje y puede dejar problemas de manchas o diferente tono en la piel; asociada a ella está la salabrasión, un procedimiento muy antiguo que, con menor frecuencia, se sigue utilizando. Se usa anestesia local y se realiza aplicando agua mezclada con sal de mesa. Se aplica con aparato similar al usado para la dermabrasión para frotar fuertemente el tatuaje, y cuando la zona se torna roja se cubre con una venda.

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DE ALERGIAS

4.Rayo láser rubí Se recomienda para personas con piel clara y se requieren varios tratamientos. La efectividad de este método es variable, pero funciona mejor si los tatuajes tienen colores oscuros. Es poco efectivo con el rojo y naranja. Su aplicación duele: hay quienes dicen que resulta parecido a lo que se sentiría si de pronto (en el consabido “ligazo”) nos soltaran una banda elástica en la piel, otros más refieren la sensación como una especie de shock eléctrico que se siente interiormente hasta el músculo muy semejante al dolor que se siente al tatuarse. Se pueden aplicar cremas anestésicas dos horas antes para disminuir la molestia. El costo se calcula por inyección; cuanto más grande el área tatuada se requieren más inyecciones y, por lo tanto, el costo es mayor. Puede tomar de seis a diez sesiones sacar un dibujo y se estiman de cuatro a seis semanas de descanso entre una sesión y otra para que la piel se recupere. Se recomienda no exponerse al sol durante el tratamiento e incluso unos meses después para que el tono de la piel vuelva mas rápidamente a la normalidad. Existe otro tipo de láser, el YAG, que se prefiere para pieles más oscuras, pero no trabaja bien con tintas verdes o azules, ya que su luz es de espectro verde. Otra peculiaridad es que causa un ligero sangrado. El tratamiento con láser no afecta el crecimiento del pelo. Algunas veces puede llegar a formarse una costra similar a la que se crea luego de tatuarse, pero poco después se cae. Posterior al tratamiento el área queda un poco levantada, pero vuelve a la normalidad en una semana. Lo más sencillo de remover son los delineados, luego los trabajos en negro o gris; en cambio, los tatuajes en que se usaron colores verde, azul, naranja y rojo presentan algunas dificultades para su remoción. Entre más antiguo el tatuaje, más fácil será sacarlo, pues está más “gastado”. Si alguien se tatuó y se arrepintió, tendrá que esperar por lo menos cuatro semanas antes de removerlo. También se pueden “tratar de borrar” zonas específicas de un tatuaje, por ejemplo nombres o líneas detalladas. Si bien el láser es el método más confiable, lo mejor es estar totalmente seguros de que se desea un tatuaje, para evitar los futuros arrepentimientos y sus complicaciones. Los tatuadores recomiendan comenzar por un decorado pequeño, en un lugar discreto, a manera de prueba, antes de decidirse por algo más visible.

por la Dra. Mónica Alvarado, dermatóloga y dermato-oncóloga

Las reacciones alérgicas producidas por tatuajes presentan baja incidencia, excepto por ciertos pigmentos con colorantes rojos y verdes. Este tipo de reacciones pueden ser inducidas tanto por marcas permanentes como temporales; un ejemplo de estos últimos son las dermatitis por contacto causadas por el pigmento llamado henna, que son probablemente las más frecuentes. Aquellas personas que son alérgicas a ciertos metales pueden también reaccionar ante pigmentos metálicos, por lo que algunos técnicos dedicados a la aplicación de tatuajes recomiendan una aplicación previa denominada “prueba del parche”, con el fin de descartar la posible reacción antes de realizar un tatuaje. Otro tipo de respuesta a los pigmentos introducidos en la piel es la formación de “granulomas a cuerpo extraño”. Ésta es excepcional pero, de presentarse, crea serios problemas en el área afectada que pueden durar mucho tiempo en resolverse, dejando marcas residuales importantes. El tiempo que tarda en presentarse una reacción alérgica a un tatuaje varía, depende de cada individuo, de la capacidad alergénica de cada pigmento y de la cantidad en la que fue aplicado. El cuadro clínico característico de la dermatitis por contacto alérgico incluye eritema, edema, prurito y salida de exudado seroso a través de la piel en una primera etapa; de forma posterior formación de costras, liquenificación del área y si no se atiende de manera adecuada puede dejar cicatriz. No debemos olvidar la alergia al látex, más frecuente de lo que pensamos, por lo que en estos casos el tatuador deberá usar guantes sin esta sustancia. Existe también el riesgo, aunque muy bajo, de choque anafiláctico al momento de la aplicación de los pigmentos, esta reacción es grave y requiere manejo médico inmediato.


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Tatuaje de Henna Mehendi en manos de novia.

D e c o r a c i o n e s d e q u i ta y p o n Por fortuna, para los inquietos que no quieren so- jar con una solución de limón y azúcar durante luciones radicales existen otras opciones, incluso el proceso de secado; esto ayudará a que la piel tatuajes de fantasía a manera de calcomanía que absorba la sustancia y obtenga un color más ospueden durar, según se cuiden, entre cuatro días curo y duradero. Al día siguiente se arranca cuiday una semana, y pueden remodosamente la pasta, para revelar verse con alcohol. Pero éstos el diseño, el cual habrá quedado El Mehandi es son más bien “juguetes”. Haen un tono marrón y ocre, de tono el nombre de la blando de decoraciones cordesde el claro al oscuro. Cabe aclatécnica de tatuado porales serias, entran aquí los rar que en los trabajos con henna tatuajes temporales hechos no se usan agujas, no se perfora temporal creada con henna, de larga tradición. la piel, y por lo tanto no duele ni en la India, en la A este arte decorativo corporal quedan marcas o cicatrices. cual se emplea se le conoce como Mehandi, Son temporales y duran entre como pigmento el una y dos semanas, dependiendo palabra del hindi que designa el proceso de teñir con henna la extracto de la planta de qué tanto contacto con el agua piel. Para obtener el tinte, las tenga quien lo porta, qué jabón de henna. Duran hojas de la planta que lo proutilice para lavarse, su tipo de piel entre una y dos duce son molidas finamente, y el área en que se hizo el decohasta reducirlas a polvo, el cual rado. El tiempo de aplicación de semanas se filtra varias veces para desla henna depende del diseño. Una pués ser mezclado con aceite, de lo cual resulta vez que se coloca la pasta hay que dejarla puesta una pasta que se aplicada para teñir la epidermis. durante más o menos cinco horas y después no Cuando se ha terminado el proceso se debe remo- se puede lavar la parte del cuerpo donde se haya

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aplicado en las siguientes ocho horas para que dure más el tatuaje. Quizá la desventaja más grande de hacerse este tipo de decoraciones es que se necesita mucho tiempo. Actualmente se ofrece un pigmento conocido como “henna negra” o “henna de colores”, que nada tiene que ver con el Mehandi, que se realiza exclusivamente tiñendo la piel con la planta de la henna, cuyo polvo se mezcla sólo con extractos y esencias 100% naturales. Los productos de otros colores, aunque los etiqueten como henna, no son naturales y por lo mismo podrían llegar a ser tóxicos. Tradicionalmente, los Mehandi han sido usados en bodas y otras celebraciones por varias culturas del Oriente Medio. La henna también se usa para teñir el pelo, al cual da un tono bronceado rojizo. Hay tres tipos principales de diseños propios de esta técnica: en primer lugar están los africanos, que se caracterizan por ser grandes, de formas geométricas y líneas gruesas. Son tal vez los más fáciles de hacer. En África la henna se usa para celebraciones especiales y se cree que ponérsela atrae la buena suerte. Sigue la modalidad árabe o del Oriente Medio, en la cual los diseños también son grandes y de líneas gruesas, pero más sutiles y elaborados que los africanos. Por lo general usan motivos florales. Por último está la del sur de Asia (India, Pakistán, Bangladesh, Bhutan y el Tíbet), cuyos diseños son muy refinados y de líneas muy finas, al grado de que parecen un delicado encaje aplicado sobre la piel. En la cultura occidental contemporánea la henna suele usarse para hacer tatuajes temporales para lucir en la playa, en partes anatómicas como las pantorrillas, el ombligo, los brazos, los hombros, los muslos y

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Preferencias radicales En el extremo contrario, hay un tipo de decoración corporal que para muchos resulta más radical que el tatuaje: se trata de las escarificaciones (término derivado de la palabra inglesa scar, cicatriz) o cicatrices resaltadas. Éstas provienen de diferentes culturas de los continentes africano y australiano y pueden describirse, a grandes rasgos, como la práctica de cortes en la piel, con un objeto punzante o, en la cultura occidental moderna, con un bisturí, para obtener la cicatriz deseada. Esta práctica tiene sus raíces en los antiguos ritos de paso tribales en los que, para ascender de niños a hombres, los varones se sometían a una sangrienta ceremonia durante la cual eran sometidos a diferentes tipos de cortes que formaban figuras en la piel. Con este fin se usaban diferentes objetos cortantes a manera de cuchillo y las heridas se empapaban con vinagre y sal, o se les aplicaban sustancias como carbón o mostaza en polvo, para lograr que se formasen cicatrices queloides (es decir, abultadas) con diferente volumen y color. Hoy en día, para simplificar el procedimiento de este tipo de decoraciones, algunos utilizan injertos de “chipotes” que se colocan bajo la piel con técnicas quirúrgicas. Integrantes Mursi muestran escarificaciones en pecho y brazos.

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Retrato de una mujer India Rajasthan con tatuaje de henna y piercing en nariz.

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D E TAT U A J E S Y A LG O M Á S Si bien el tatuaje y otras decoraciones corporales son entre las prácticas sociales y expresiones culturales más antiguas de la humanidad, en la época moderna, en particular en los espacios urbanos, cobran nuevos sentidos, sobre todo ligados a estrategias de identificación.

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n la Biblia se mencionan las perforacio- de cronistas, los cuales nos hablan de cómo, pornes de nariz y orejas: en Génesis 24:22, la qué, cuando, quién y a quiénes se las realizaban. sirvienta de Abraham dio un anillo nasal Así, se sabe que los guerreros acostumbraban y brazaletes a Rebeca. En Deuteronomio hacerse escarificaciones sobre la piel de la cara, 15:12-17, se habla de la perforación en las ore- brazos o piernas al regreso de una batalla, y que jas como marca de esclavitud. Por otra parte, la quizá por motivos ornamentales practicaron la perforación en la nariz ha sido común en India perforación o distensión del lóbulo de la oreja, desde el siglo XVI. del tabique de la nariz o del labio inferior, para hacer pasar por los orificios diversos La perforación temporal en la lentipos de adornos, entre los que se cuengua, practicada con púas de maguey, se utilizó como forma ritual por los tan canutillos metálicos que sostenían plumas multicolores. La aplicación aztecas y mayas, que así ofrecían su sangre a sus dioses. Cabe recordar de pintura corporal, tatuajes, escaque la imagen del dios Xochipirificaciones, perforación o distenlli está cubierta por tatuajes con sión del lóbulo de las orejas y de motivos florales. La mayor parte los labios, puede observarse en de las civilizaciones de América figurillas de arcilla procedentes llevaron joyería incrustada en las de todas las culturas que en México nos precedieron en orejas, labios y narices, para lo cual se hacían las perforaciones y expanel tiempo. siones de orificios respectivos. Sobresalen las deformacioXochipilli, señor de las flores, muestra tatuajes Otras prácticas de alteraciones nes corporales que practicaron alrededor de sus cuerpos. los antiguos mayas, las cuales estaanatómicas en el México Prehispánico constan en evidencias arqueológicas como sellos ban revestidas de diversos significados y servían de cerámica, figurillas, cráneos, dientes y relatos para separar lo ritual de lo pagano. En esta civili-

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zación fueron costumbre las conocidas deformaciones craneanas, las ornamentaciones dentales, a base limado e incrustaciones; tatuajes, escarificaciones y cicatrices, que en el llamado Periodo Clásico distinguían a los miembros de las altas jerarquías. Un dato relacionado con las modificaciones corporales como signo de identidad es el hecho de que entre los mayas se distinguen de forma básica dos tipos de deformación del cráneo: la tabular oblicua y la tabular erecta; la primera fue común entre las esferas de los altos dignatarios, pues producía un aplastamiento que hacía que el cráneo se asemejara al de los jaguares, considerados animales sagrados y distintivo de la nobleza. Para el resto de la sociedad, la forma craneal que se obtenía con las deformaciones intencionales practicadas desde la más tierna infancia estaba emparentada con la de las mazorcas, puesto que los mayas se concebían a sí mismos como los hombres de maíz. En jeroglíficos que datan del año 709 d.C., figura el Jaguar Protector durante un rito de sangre en el que su esposa principal, la señora Xoc, arrodillada ante él, tira de una cuerda que pasa por una perforación a través de su lengua, a la cual se le han insertado espinas. Si pasamos a otras latitudes, sir James Frazer, en su célebre Rama dorada, relata cómo los habitantes del Punjab, al norte de la India, se tatuaban a sí mismos porque creían que al morir, el alma, “ese pequeño hombre o mujer” que habita el cuerpo, se iba al cielo ostentando los tatuajes que lo adornaron en vida, los cuales servían como una especie de salvoconductos para sobrepasar los peligros del tránsito del alma. Respecto al anillado corporal o piercing, técnica que consiste en colocar pendientes u otro tipo de adornos en diferentes zonas del cuerpo como nariz, labios y cejas, por ejemplo, aunque su origen es difícil de establecer, diversas sociedades lo han practicado como parte de sus costumbres. En Roma, los centuriones llevaban aros en los pezones como muestra de virilidad y coraje; entre las mujeres de la alta sociedad victoriana, el piercing era empleado para realzar el volumen de sus pezones; en la India, la nariz

Figura-silbato de mujer maya que muestra deformación del cráneo. Archivo digital de las colecciones del Museo Nacional de Antropología.

de las mujeres se perfora desde que son pequeñas; actualmente se debe a la tradición de que las abuelas deben anillar a sus nietas antes del matrimonio, aunque de origen este rito se hacía como signo de sumisión y devoción de la mujer hacia su marido. En algunas tribus de África las mujeres solteras, cuando se comprometen en matrimonio, agrandan su labio inferior perforándolo e insertando algún objeto en él. En la época de la Inquisición, algunas comunidades religiosas, como la Orden de los Carmelitas de la Santa Faz, usaron el anillado en los genitales como método para preservar la castidad y como instrumento de expiación de culpas.

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De forma independiente a los usos religiosos, mágicos o rituales que vienen desde épocas ancestrales, la decoración corporal ha sido, y es más que nada hoy en día, una distinción que envuelve la piel como signo de identidad. Entre las modificaciones corporales contemporáneas prevalecen las perforaciones y los tipos de tatuajes que proporcionan a quien los luce identidad, autonomía y libertad para expresar la exaltación de un ideal, de un afecto, o conllevan el espíritu de rebeldía y denuncia; y en muchas ocasiones crean en los individuos que forman parte de determinados grupos el sentido de pertenencia a los mismos y, al mismo tiempo, los diferencian en la sociedad. De tal manera, en el ámbito del tatuaje y las decoraciones corporales como signos de identidad se manifiesta el poder del cuerpo como espacio y coyuntura entre el ayer, el mañana y el siempre, revelándose como territorio íntimo o público. La piel se torna en un escenario privilegiado para la expresión individual o colectiva. Los medios de comunicación juegan un papel fundamental en la promoción de este tipo de acciones. Ver a los artistas de la farándula llevando tatuajes o piercings acaba por hacer creer a la gente que esto es no sólo normal, sino símbolo de estatus. Desde la más tierna edad, los niños se familiarizan con esta costumbre; hay caramelos que incluyen un tatuaje que se borra a los pocos días; cuando estuvo en pleno la fiebre de los Pokemon y los Dragon Ball se vendían a los niños tatuajes con las figuras de dichos personajes. Que a nadie extrañe entonces que las niñas de doce años pugnen para que sus padres les permitan tatuarse o perforarse, o terminen haciéndolo a escondidas. Otras manifestaciones más extremas, como el piercing y las automutilaciones, además de permitir un ajuste de las estéticas antiguas y modernas, responden al deseo de romper con lo establecido.

Mujer Mursi con expansión en el labio. Los Mursi son un grupo étnico que habita en el suroeste de Etiopía.

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Tribus urbanas En 1976, el movimiento punk escandalizó a la puritana Inglaterra. Además de su ideología, impresiona su aspecto: llevan ropa rota o manchada y modifican sus cuerpos ostensiblemente: usan peinados en forma de cresta o cuernos, usan maquillaje estrambótico y se adornan con cadenas; utilizan el tatuaje de forma indiscriminada, cubriendo la totalidad de los brazos o lugares inusitados (rostro, cuello, cráneo); reintroducen, empleando para ello objetos “urbanos” (alfileres de seguridad, clavos, anillos de diversos materiales), las perforaciones corporales propias de civilizaciones primitivas; incluso acuden a las autolaceraciones. Gracias a ese cuerpo transgresor, el punk es convertido por los medios de comunicación que ellos execran, en un símbolo de decadencia. Treinta años después, las usanzas punks son un elemento de la moda. Modelos famosas, deportistas campeones, estrellas de la canción y del espectáculo rivalizan en cuanto a la originalidad de sus tatuajes y piercings. En los países industrializados, los adolescentes exhiben ombligos adornados y joyas en la lengua, cejas, pezones y ombligos, pretendiendo con ello ser “modernos”, ignorando quizá que sólo conjugan técnicas tradicionales de modificación del cuerpo empleadas por culturas no occidentales con fines religiosos, estéticos o de identidad. La tribu tradicional es ahora urbana. De manera paradójica, occidente retoma como signo de alta civilización lo que en tiempos pasados consideró como rasgo de “salvajismo”, incluyendo las automutilaciones, las marcas a fuego, las cicatrices, el estiramiento de orejas y labios, los implantes transdérmicos (inserción de cuerpos extraños bajo la piel). En esta última vertiente, opinan los especialistas, las tribus urbanas y sus costumbres po-

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Los punks buscan agredir desde su apariencia a la sociedad que los restringe y rechaza; de ahí sus peinados, maquillaje estrambótico, estoperoles, tatuajes y piercings

drían constituir algo así como la cristalización de tensiones, encrucijadas y ansiedades por las que atraviesan los jóvenes contemporáneos. Son la expresión de una crisis de sentido de la vida a la cual la modernidad ha arrojado a los seres humanos, pero también constituyen la manifestación de una disidencia cultural o una “resistencia” ante una sociedad desencantada por la globalización, la masificación y la inercia que caracteriza la vida en las urbes hipertrofiadas de fin de milenio, donde todo parece correr en función del éxito personal y el consumismo alienante. Frente a dicho proceso, las tribus urbanas se constituyen, para muchos, en la única instancia para “sentirse vivos” a través de intensificar las experiencias e insertarse en la afectividad colectiva, establecer contacto humano pero, sobre todo, para encontrar una manera alternativa (ya que la “normal” les es negada por la sociedad misma y las circunstancias que a su alrededor ha creado) de construir identidad y de potenciar una imagen social. Los punks y los skins son las tribus paradigmáticas que reflejan las características de este tipo de agrupaciones; para transgredir las reglas instituidas por la sociedad, los modernos tribales se apropian de toda una variedad de símbolos y “máscaras”, de conductas irreverentes y extremas con las cuales gritan su actitud de resistencia ante una sociedad cuyas normas rechazan. De allí que, como acto de protesta, de provocación o tan solo para “marcar la diferencia”, acudan a las diferentes maneras de alterar su apariencia corporal. Algunos de los adeptos a estas modificaciones del cuerpo sostienen que el hecho de soportar

de manera voluntaria las pruebas corporales a que se sometían las sociedades primitivas permitiría revivir una suerte de experiencia de iniciación olvidada por las sociedades industriales, recuperar una suerte de pureza original. Pero estas corrientes son muy minoritarias entre los millones de adeptos de la ornamentación corporal. En su inmensa mayoría, éstos responden sólo al afán de ser reconocidos por los demás y, acaso, al deseo de impugnar las normas y los valores establecidos, estandarte de las tribus urbanas. Estos “clanes” (góticos, punk, darketos, skinheads o neonazis, raperos, grafiteros, hip-hoperos, skatos, entre otros) son pandillas o grupos, sobre todo de jóvenes, que se reúnen en torno a modas, intereses, filosofías y lugares comunes. Por lo general, cada una tiene música y vestimenta que la caracteriza. Tienen también un denominador común: la rebeldía y la marginación social.

LA PIEL COMO LIENZO

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B o dy a rt De manera paradójica, aunque muchas de estos grupos reprueban a la sociedad de consumo, sus usos se han vuelto moda y se han sumado a ella. Lo que al principio fueron manifestaciones marginales, ahora se han difundido e incluso han generado movimientos como el del body art (arte en el cuerpo o con el cuerpo) que, con diferentes denominaciones, existe en todas las grandes ciudades del mundo. Esta corriente ha trascendido el tatuaje o las simples perforaciones e incluye el hacerse cicatrices con bisturí (escarificaciones), dilatarse orificios en las orejas o labios, meterse trozos de acero y objetos de plástico bajo la piel, marcarse con hierros al rojo vivo (brandings) y hasta colgarse de ganchos cual si de reses se tratase, o practicar sangrientas mutilaciones: para muchos, es “arte” llevar el cuerpo humano a los límites de lo racional. Por ejemplo, partirse la lengua (y hasta el pene) para hacerla bífida o insertarse cuernos. Incluso hay quienes se han deformado intencionalmente el cráneo, las manos, los brazos y los pies. El body art comenzó en la década de 1970, cuando “artistas” como Herman Nitsch y Gunter Bruss presentaban espectáculos de automutilación, utilizando incluso como recurso el sacrificio público de animales. Por aquella época, Cris Burden se crucificó en el techo de su auto y Bob Flannagan, conocido sadomasoquista del ambiente porno, murió durante una de sus funciones que incluía el corte y posterior clavado de sus genitales en un pedazo de madera. Se ha caído en extremos grotescos y destructivos: desde hace más de una década, el sudafricano Bruce Louden, se ha venido cortando partes de su cuerpo, las cuales desparrama por galerías de todo el mundo. Su actuación más audaz fue en Durban, Inglaterra, y consistió en cortarse la lengua (que luego fue exhibida en el Independent Art Space de Londres y en la London Gallery en la primavera de 1996), y documentar la escena en una película.

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