EJERCICIOS PERSONALES
DEL R.P. PABLO MA. GUZMÁN M.SP.S.
TOMO II
1940 A 1948
MÉXICO, D.F. 1
Santos Ejercicios Espirituales (1) Comenzados el 10 de Enero de 1941. Terminados el 19 de Enero de 1941 Chez les Ador. Perp. du S.S.S. Et du S.M. de G. Mixcoac, D.F.
Viernes – Enero 10 – 1941. (1) Primer día.- Entrada. Cada letra quiero que sea un acto de amor al Buen Dios que me ha concedido la inmensa dicha de hacer estos Ejercicios. Hoy, que es 3er. Aniversario de la muerte de N.V. Padre Fundador, después de haber ido a la Villa a visitar su tumba y encomendarle estos Ejercicios; después de haber pedido la bendición a la Santísima Virgen, vengo tranquilo, como en años anteriores, a pasar días de amor con Jesús. Necesito silencio: quiero ver cómo está Aquel Jesús que nació en mi alma de modo especial hace un año. ¿Cómo lo cuidé? ¿Cómo lo amé? – Quiero preparar mis trabajos para este nuevo año. Quiero más Dios; ansío conocerlo y amarlo. Comprendo que en primer lugar necesito purificarme, por eso pido perdón a Dios de mis faltas e infidelidades. Ofrezco la Sangre Divina de Jesús en expiación por medio de María. Encomiendo estos Ejercicios a la intercesión de mi amada h. Santa Teresita del N. Jesús, para que ella me coloque en el Corazón de María donde encontraré siempre a Jesús. Sí Teresita, acuérdate que tu misión no ha concluído, quiero ser Sacerdote como Dios me quiere. Te mando, en virtud de santa obediencia, como Sac. que soy, y con los derechos que creo tener, que me escuches y me cuides estos días especialmente, pues quiero en mi alma la paz de Dios, para poder escucharlo; quiero amarlo con pasión: quiero… tú lo sabes, quiero ser de veras como El me quiere. Exijo tu presencia; quiero, aunque no te vea, tener[1]te a mi lado. Pero ¿a qué exigirte tanto, si tú nunca me has faltado? En el año que ha pasado recibí muchas gracias, muchas almas. Todo esto me hace a veces tener tent. de miedo, se me figura que no voy a poder con tantas almas, etc. Mas no quiero dar entrada a esos pensamientos. Dios lo ha hecho todo por mí, Él lo seguirá haciendo. ¡Gloria a Dios Padre, gloria a Dios Hijo, gloria a Dios Espíritu Santo! ¡San Miguel! Cuídame y defiéndeme! ¡Así sea! 2
Sábado 11. 8 a.m. (2) Apliqué mi misa como todos los sábados para dar gracias a Dios por la elección de la Santísima Virgen como Madre del Hijo de Dios. A Ella le encomiendo estos días muy especialmente. Soy su Esclavo, el esclavo de Jesús en María. Todo lo mío le pertenece; y ahora que me siento más desprendido del mundo, quiero realizar mejor mi papel de esclavo. Mis intereses son los de Dios, mi ambición la gloria divina; mis grandes deseos, salvar almas. Pero en mi corta experiencia he visto qué difícil es poder tocar los corazones, y cómo el vicio y el pecado han hecho secar en muchos de ellos los sentimientos más rudimentarios. Parece que se han obcecado en el mal. Y en las almas que se llaman buenas, ¡cuántas pequeñas miserias que las detienen en su ascensión hacia Dios! La palabra del Sacerdote no es escuchada o se le desprecia. El espíritu mundano lo ha invadido todo. Ya se pregunta como decía San Pablo, “si alguno es encontrado fiel”. Mas por otra parte se advierte también la tendencia hacia Dios; las almas enamoradas de Dios no faltan; y hasta en medio del vicio se nota cierta tendencia a lo espiritual. Como Sacerdote, yo estoy obligado a buscar una solución a esos males. Y la solución se encuentra en [2] Dios. La obra de Redención y Santificación tiene que ser la obra de Dios; pero también la obra de nuestra cooperación con Dios. Como Sac. estoy obligado a cooperar con Dios. Voluntariamente he hecho de mi vida un instrumento de la gloria divina. Como Misionero del Espíritu Santo tengo obligación de realizar las Obras que nos han sido encomendadas. Debo hacerlo, quiero hacerlo y por eso vengo a sacar nuevas fuerza en estos Ejercicios a fin de ser mejor obrero de la Casa del Padre. Como Fundador de una pequeña Obra para la gloria de Dios, estoy obligado a mantener en ella el verdadero espíritu que la inspiró. En el seno de Dios encontraré siempre gracias y amor para ello. Dios no me ha faltado. No puede faltar porque es la Misericordia infinita; entonces debo pedir, debo amar, debo llenar mi alma de Dios para alimentar a mis h. y a mis almas. ¡Tengo sed de pureza y de almas puras! Las quiero para Dios; las quiero como un consuelo para mi alma. Levantaremos la bandera de la pureza para salvar al mundo. Levantaremos la bandera de la Cruz para sembrar pureza. ¡Señor, olvídate de mis pecados! y acordándote de tu gran Misericordia, ven a mi 3
alma y habla que tu Siervo escucha para obedecer! – Así sea. *** ¡Oh Espíritu Santo, amadísimo de mi alma!. Aquí está tu Misionero, pidiéndote una limosna de amor. ¡Ven! quiero la intimidad Contigo. Mucho he hablado de Ti a las almas; ahora te pido que hables Tú mucho a la mía. Necesito acumular gracias para combatir el espíritu del mal que inunda la tierra. ¡Ven, pues, Amado de mi alma, ven sin tardanza! No quiero temer, porque soy hijo Tuyo y Tú eres el Amor. El amor no teme, el amor confía. Yo quiero con[3]fiar, yo quiero la paz de mi alma como ambiente de mis combates y de mis victorias. ¡Señor! dáme la paz! Señor! que no tema! Espíritu Divino! Dime de nuevo que me amas, yo te lo he dicho tantas veces sin cansarme de ello. Quiero sentir tus arrullos; quiero sentirte en mi alma como en tu Nido de Amor. ¿Será ya la hora? Por los méritos de Cristo y los Dolores de María, perdóname y ven ya a realizar aquella unión tan deseada. ¡Oh Espíritu Santo! por obedecerte y darte gusto dejé el mundo. Ahora Tú eres mi Mundo, mi Cielo, mi Todo. Ámame! Pero con ese amor único con que puedes amar! ámame como Tú amas, sin arrepentimiento; ámame como a tu predilecto; ámame como a la obra de tu Amor Misericordioso. Quiero ser presa de Tu amor; quiero que mi alma sienta lo que ganó dejando los amores humanos por adquirir el tuyo. La desolación es habitual, por decirlo así, en mi alma; pero también Tú quieres dar a tus almas horas de Cielo. ¿Hago mal en pedirte unas de esas horas para mi alma tan atribulada? Haz lo que quieras, porque soy tuyo sin reservas. Quiero tu voluntad. Así sea! Resumen p.m. Estoy estudiando el espíritu de S. Teresita. Mucho bien hace a mi alma. Me gusta la profundidad de sus pensamientos desde chica. Mi alma ha sentido como un vacío en todo lo humano, en lo que pasa. Sólo en Dios, en la oración y en el trato con las almas de Dios, he encontrado satisfacciones profundas. Que ese espíritu de S. Teresita se infunda a miles de almas para gloria de Dios. Teniendo que tratar el Sac. tan íntimamente a Jesús y a las almas, cuántas 4
satisfacciones podría proporcionarles, con un espíritu de caridad y sencillez como el de Sta. Teresita. [4] Nuestra Congregación nos pide sencillez, pero como un fruto exquisito de la perfecta caridad. Mientras más pequeños seamos, dependeremos más de Dios. El ama la conversación con los pequeños. ¡Con cuánto gusto nos revelaría como su Padre, los grandes secretos de la vida divina, si fuéramos pequeñuelos y humildes! ¡Así quiero ser, oh Jesús mío! Así quiero que sean mis h. “Congrega nos de nationibus, ut confiteamur nomine Sancto Tuo, et gloriemur in laude tua”! Yo he pedido, en el altar sobre todo, esas almas a mi Padre Celestial; y por los méritos e intercesión de Jesús, confío en recibirlas. Ni obstará mi miseria, porque las pido a Dios y para Dios. Una vez que le dé todas las almas que me pida, sólo querré esconderme en el Seno de Dios. El me basta, El es mi Todo. Pero mientras se completa el número de los elegidos, de las almas que debo salvar, mi deber es buscarlas, pedirlas y cuidarlas. Dáme pues almas, oh Padre amado! Dame pureza para alimentarlas, dáme tu Espíritu para guiarlas, dáme tu amor para amarlas, dáme la Cruz de Cristo para morir en ella por su bien y por tu gloria. Así sea!
Domingo 12.- a.m. (5) Acabo de celebrar el Santo Sacrificio. He pedido mucho por estos Ejercicios. Quiero luz, quiero amor, quiero almas. ¡Qué raro! Siento el peso de las almas, y lejos de alejarme de ellas, deseo que aumente su número y su santidad. ¿Quién comprenderá la sed sacerdotal de almas? Teresita las pidió con vehemencia, pero ella misma fue un fruto escogido del celo Sacerdotal de Cristo. Hermosas cadenas de la vida espiritual que van uniendo las almas entre sí y con Dios. El primer eslabón se encuentra en Dios, el último será Dios mismo. ¡Señor! Te doy gracias por haberme dado Padres tan Santos. Un gran Sacerdote y una exquisita alma Sacerdotal. [5] Te doy gracias por mis h. que quieren consumirse en la caridad Sacerdotal. Te doy gracias en especial por Santa Teresita del N. Jesús. *** La Providencia de Dios por las almas se mide por el amor que les tiene. Cuánto cuidado tuvo Dios con Teresita, cómo la rodeó de almas que supieran cooperar a lo que El se proponía en aquella alma de elección. 5
Pero si admira la providencia de Dios con Teresita, también la correspondencia de ésta a la gracia, nos llena de admiración. ella.
Fue instrumento de la gloria divina, y siempre dió el tono que Dios quiso sacar de
Dios escogió al Sacerdote como instrumento de su gloria. ¿Podrá dudar alguien de la predilección divina por el Sacerdote? Y si lo ama así, multiplica los medios para salvarlo, santificarlo y glorificarlo. No tenemos pues excusa cuando dejamos sin realizar la obra de Dios en nosotros o en las almas que nos han sido encomendadas. El día de su Confirmación recibió S. Teresita gracias especiales de fortaleza para el dolor que muy pronto iba a aparecer con toda crudeza en su camino. El dolor por los suyos, pero también otro dolor más íntimo: el de la gloria divina, el de las almas! Comenzó entonces la parte más hermosa de su vida, porque reproducía la imagen de Cristo buscando y consiguiendo la gloria de su Padre. El Sacerdote recibe el día de su Ordenación todos los carismas y gracias necesarias para poder realizar su misión: la gloria del Padre y la salvación de las almas. Para esto tendrá que ser crucificado con Cristo, pero las gracias copiosísimas que le han sido dadas, lo harán triunfar en todos sentidos. El Sacrificio de Cristo es el único que vale, y ese Sacrificio es nuestro, sólo tenemos que unir nuestras pequeñeces a ese Sacrificio. ¡Qué consuelo, para [6] los que somos pobres de dolor! *** La misión de Sta. Teresita fue Sacerdotal.- Durante su viaje a Roma comprendió su vocación de alma Sacerdotal.- No hay en efecto, problema más importante que el problema Sacerdotal. Se espanta uno de los poderes que Dios le ha confiado al Sacerdote, y al ver que esos poderes y la dignidad más grande han sido puestos en vasos frágiles, cuánto empeño debemos poner en cuidarlos para que no se rompan ni empañen la transparencia que deben tener para mostrar Dios a las almas. Santo.
Se necesitan pléyades de almas santas para que sean el sostén del Sacerdocio
Ha sido una de mis más caras ilusiones, formar muchas de esas almas para que honren el Sacerdocio de Cristo. Que el Señor me lo conceda, por el amor que tiene a sus Sacerdotes. ***
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Lunes 13. (7) Sigo mis Ejercicios con el único deseo de darle a Dios todo lo que tengo, y de recibir lo que Él quiera darme. Si le he pedido almas, son para Él.- Todo lo que anhelo es para Él. Pedí v. esp. A.M. Fiat voluntas tua! *** Consideraciones sobre la Cruz íntima. Mucha unión y algo muy sentido. ¡Que el Espíritu Santo haga nuestras almas muy delicadas para poder consolar y compartir esos dolores! Sobre esto ni se puede hablar, ni escribir. Dios lo sabe, y basta… *** Oración de lucha * * * [7] Leí en N.M. tratando del vicio del ocultamiento: “Abajo ya la oscuridad y el ocultamiento, que envuelve hoy a la mayor parte del mundo en la traición infernal, por medio de la Masonería, de esas sociedades secretas de nefandos vicios, en que Satanás tiene su reinado. Se puebla el infierno, y no hay casi, quien piense en oponerse a la corriente impetuosa que desemboca en el abismo. “La Cruz es la luz que viene a ponerse enfrente de esas tinieblas y errores, la Cruz va a descargar sus rayos divinos sobre la Masonería y hacer guerra a Satanás derrocándolo del trono de su reinado. “Yo soy la luz del mundo, y el que siga mis huellas, mi Cruz, no andará en tinieblas. Yo soy Luz de Luz, la cual hago brillar especialmente en la Cruz del Apostolado. Mi corazón es la Aurora que ilumina a todo hombre, y el Espíritu Santo es el Sol esplendente de este mismo divino Corazón . “Que cesen las tinieblas de los errores y brille la luz de la Verdad por medio de la práctica sólida de las virtudes, las cuales traen consigo el reinado del dolor y de la Cruz. “Abajo los vicios y la oscuridad que los envuelve, y que triunfe la Cruz de mi Corazón, y con Ella Yo, Jesucristo, con el Padre y el Espíritu Santo”. Con grande sorpresa he leído estas cosas, pues yo que desde chico suspiré por combatir la Masonería, y que entré a la Congregación de Misioneros del Espíritu Santo precisamente porque leí en la “Breve Noticia” que combatiría la Masonería, no me imaginaba el modo. También oí decir a N.V.P. Fundador que por medio de la Familia del Espíritu Santo iba a combatir la Masonería. Y yo nada me explicaba hasta ahora. Ahora veo claro ya todo.- Para colmar mis deseos, Dios me confió la Dirección del Apostolado de la Cruz y de la Familia del Espíritu Santo. Es por el reinado de la Cruz y del Esp. Santo como combatiré y combatiremos 7
todos eficazmente la Masonería, como contrarrestaremos sus funestos resultados. Lanzaremos al campo del Apostolado “Almas luz”, [8] “almas pureza”, “almas sencillez” y ellas iluminarán el mundo con su doctrina y ejemplos. Ojalá todos los Misioneros y las Obras que hemos fundado con el espíritu de las Obras de la Cruz, se compenetren de esto y sepan pelear el buen combate. Hago un llamamiento especial a las M. Euc. de la Trinidad, para que siendo almas claras, puras, sencillas y crucificadas, contribuyan a la extirpación de los vicios y al pleno reinado de la Trinidad Santísima en el mundo. Que me ayuden a cumplir mis ideales y mis promesas de combatir la Masonería, por ese medio tan santo, tan sencillo y tan oculto a las miradas del mundo, pero tan eficaz.¡Hagamos reinar la Cruz, el Espíritu Santo! Que reine María, la Reina del Dolor y el mundo cambiará. Pongo de nuevo a mis hijas bajo la sombra y amparo de la Cruz del Apostolado. El porvenir está asegurado! Pueden ya preparar sus barquillas para hacerse a la mar. El mundo las espera; ellas conquistarán el mundo para Cristo. Siempre humildes, siempre unidas, siempre obedientes a la voz de la Iglesia; siempre cooperando con las demás Obras del Apostolado, sintiéndose de corazón más pequeñas aunque no las menos entusiastas; siempre cediendo en caso de dificultades; no alegando nunca derechos, sino cediendo por amor de la paz: siempre amables, siempre alegres, siempre optimistas, y en una palabra, siempre crucificadas. Padre mío, Félix de Jesús; Madre mía, Cruz de Jesús, Protector y Padre mío, Monseñor Ibarra, yo os invoco de corazón y pido de vosotros una bendición para mis empresas, para mis Misioneras, para todas las almas que cooperen conmigo a la grande misión que me ha sido encomendada: “el triunfo de las Obras de la Cruz”. Fiat! Fiat!
Martes 14.- Gran Aniversario del Nacimiento de las Obras de la Cruz (9) Ofrecí la Santa Misa en nombre de la Congregación en acción de gracias por todas las Obras, y pidiendo [9] gracias especiales para todos los que trabajan en ellas. Me ofrecí y ofrezco mis almas. *** En mi oración (3 h.) de la mañana, grandes sentimientos de humillación. Todo el gozo que ayer experimenté al descubrir lo de mi misión en el Ap. de la Cruz contra la Masonería, se convirtió en dolor profundo. Consideré mi carencia de aquel espíritu que deben tener los Apóstoles de la Cruz; la falta de espíritu de sacrificio; de grandes penitencias, etc. etc. y todo esto como aluvión sobre mi espíritu. Y yo sin saber qué decir ni qué pensar, sólo conforme con el beneplácito divino. Dispuesto a 8
hacerme a un lado cuando se me indique. Confieso que rectitud nunca me ha faltado. Ni Dios me ha faltado. El ha suplido mi ineptitud y por eso le viviré eternamente agradecido. En fin, será lo que Dios quiera. A mí me da igual vivir que morir. Soy cobarde, pero creo que con la ayuda de la gracia, daría mi vida por Dios en cualquier momento. No quiero por otra parte ser excéntrico y copiar literalmente lo que otras almas han hecho. Quiero dejar en libertad a Dios, que Él escoja las cruces que me convengan. Yo no quiero pedir otra cosa sino que cumpla en todo, su divina voluntad. Si mi Cruz es sentirme sin cruces, la acepto. En cuanto a las Obras que la obediencia me ha confiado, Dios sabe que las amo, y que estoy poniendo todo empeño en llevarlas lo mejor que pueda. Seguro que otros lo harían mejor, pero si Dios me eligió, Él me dará la gracia necesaria para llevarlas. Quiere valerse de lo pequeño para hacer resaltar más su poder. Cuando mi alma llena de gozo le decía ayer al Señor: “Señor esto (lo del Ap. y la Masonería) merece una Fiesta; merece almas, etc.” pensé luego, ¿cómo no le digo: esto merece cruces? Y quizá por ese deseo expresado tan imperfectamente, el Señor quiso dejar por varias horas a mi alma presa de la desolación y con [10] tentaciones de desaliento. Ahora que estoy escribiendo, mi alma se siente ya en paz. ¡Bendito sea el Señor que no permite que seamos tentados más allá de nuestras fuerzas!.. ***
Miércoles 15 (11) Desde anoche cambió el estado de mi alma. Ahora he visto cómo en la Santa Misa he encontrado siempre todo lo aquel necesito para mí y para las almas. ¡Qué fuerza tan grande da a nuestro Ministerio la celebración amorosa del Santo Sacrificio de la Misa! Es mina riquísima y que nunca se agota. Así se explica que a pesar de mi incapacidad natural, haya podido llevar adelante las empresas que me han encomendado. Durante mi Misa de hoy mucha unión con Dios, mucha confianza y entusiasmo para seguir luchando. Con estas consideraciones siento que va a aumentar mi deseo de celebrar la Misa como los Santos, en un grande respeto y amor. Que la Santísima Virgen esté siempre a mi lado para celebrarla, y que los Ángeles de la Guarda de aquellos Sacerdotes que más se hayan distinguido por su fervor en la celebración de la Misa, estén siempre en las mías. Especialmente invito a los de N.P. y N.M. 9
*** 9 a.m.- Hermosísima Meditación sobre el tema “Gloria Crucis”, citada por el P. Garrigou Lagrange. Grandes luces sobre la vocación de las Obras de la Cruz, etc. – Creo que será de mucha utilidad el traducirla. “Sic Deus dilexit mundum ut Filium suum Unigénitum daret.” “Dios amó al mundo hasta dar a su Hijo Único”. (Joan III-16). En el gran Misterio de la Encarnación, Misterio de amor inefable, hay un fondo impenetrable a la razón humana, hay un secreto que sólo Dios revela: el porqué de los dolores inmensos de la Pasión redentora. [11] Sí, ante la Imagen del Crucificado, cada alma cristiana puede decir: “Jesus Crucifixus, pignus amoris Patris mei” Jesús Crucificado, prenda del amor de mi Padre!” Ninguna es capaz de decir la razón que motivó el decreto de la Pasión y Muerte del Hijo de Dios: ese decreto es el Secreto del Amor divino. (No se trata aquí del motivo de la Encarnación, sino del motivo de los sufrimientos inmensos de la Pasión redentora, cuando el menor acto de amor del Salvador bastaría para rescatarnos). El exceso de la humillación, las indecibles ignominias a las que el Verbo Encarnado se sometió para obedecer a su Padre y por amor a los hombres, sus hermanos; esos excesos, este océano de sufrimientos, se adoran pero no se explican… hasta que el Señor mismo levantó el velo que cubre ese “Santo de los Santos”. Así pues, el misterio permanece misterio; pero, iluminada sobre el Secreto, el alma extasiada contempla las inefables hermosuras de la divina Obra Maestra: la gloria de la Cruz Redentora. Las palabras de la Sagrada Escritura: “Gloriam meam alteri non dabo. “No daré mi gloria a otro” (Isaías XLII, 8, XLVIII, 11) resumen lo que se ocultó en ese secreto de la Pasión y de la Muerte de Cristo Jesús, y contienen al mismo tiempo la maravillosa armonía de todas las Obras Divinas. Sí, desde toda la eternidad, Dios había querido la Encarnación del Verbo, su Hijo como Redentor del mundo y jefe de la humanidad rescatada. Así pues, la gracia (habitual) en Nuestro Señor Jesucristo, tiene por fin principal la más eminente unión que Dios puede conceder a una naturaleza criada, es decir, la unión hipostática, por la cual el Hijo de María, gozando desde el seno materno de la visión beatífica, podía afirmar: “El Padre y Yo somos una sola cosa”. Esta gracia fue dada a Jesucristo para el fin que lo hizo descender a la tierra, cuyo fin no es otro que la satisfacción que como jefe de su cuerpo místico, debía ofrecer al Dios tres veces Santo. Sin embargo, en razón de la dignidad infinita de la Persona del Verbo, una sola gota de la Sangre de N.S. Jesucristo hubiera podido bastar para rescatar mil [12] mundos si existieran. Así pues, no es la necesidad de rescatar la humanidad pecadora donde debemos buscar el motivo de los excesos de la Santísima Pasión y de la Santísima Muerte de Cristo. 10
Busquémosla más bien en los esplendores de la gloria de la Encarnación (o de la manifestación de la bondad radiante del Salvador), porque es allí donde la encontraremos. La gloria esencial de Dios, la gloria incomunicable y propia de la Adorable Trinidad, vino a ser, en el Misterio de la Encarnación, la porción magnífica de la Santa Humanidad de Jesús. Es el Águila de los Evangelistas quien lo dice en el prólogo de su Evangelio “Y el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros, y vimos su gloria, la gloria del Hijo único del Padre, lleno de gracia y de verdad”. (Joan. I-14) Los excesos de la Pasión y Muerte de N.S. Jesucristo fueron la compensación exigida por la Sabiduría divina, que todo lo hace con peso y medida, en cambio de la gloria inefable que gozaría eternamente el Hombre Dios. (Eso no quiere decir ciertamente que Jesús por su dolorosa Pasión haya merecido la Encarnación; el principio del mérito no puede ser merecido. Pero eso quiere decir, como se ha dicho antes, que Jesús mereció así la exaltación de su Nombre, como lo afirma con toda la Tradición Santo Tomás de Aquino). Sí; “gloriam meam alteri non dabo”, había dicho Yahvé por su Profeta, y esas palabras no fueron desmentidas, ni siquiera a favor del Verbo Encarnado, puesto que N.S. Jesucristo, por su Pasión y su Muerte, no sólo arrancó al dominio de Satanás y de la muerte al mundo entero, sino también conquistó para su Santísima Humanidad el derecho de ser entronizada en los tabernáculos eternos a la diestra del Padre. Fue a la necesidad de conquistar ese derecho, (lo que traía por derecho de nacimiento, lo tuvo también por derecho de conquista), a lo que Nuestro Señor hace alusión la tarde de la Resurrección cuando dijo a los discípulos de Emaús: “¡Oh hombres sin entendimiento, y cuyo corazón es tardo en creer todo lo que han dicho [13] los Profetas! ¿No era preciso que el Cristo sufriera esas cosas y que entrara así a su gloria? (Luc. XXIV, 25-26). En efecto, admirable, indecible, es la gloria de N.S. Jesucristo, puesto que es la gloria del Hijo Único del Padre y como tal, esta gloria excede a la capacidad de comprehensión del entendimiento humano y angélico: sólo Dios puede apreciarla plenamente, porque sólo El se conoce tanto como es conocible. Pero aunque esta gloria del Hijo Único sea indecible, un texto del Evangelio nos da un poco de luz a este respecto. Hélo aquí: “Ríos de agua viva correrán del pecho de aquél que cree en Mí, como dice la Escritura”. (Joan. VII, 38) Jesús lo decía a todos y en alta voz en la Fiesta de los Tabernáculos. Y el Evangelista S. Juan añade: “Dijo eso del Espíritu que debían recibir los que creyeran en Él”. Dar a las almas el Espíritu Santo, he ahí la gloria de Cristo resucitado, gloria única, inefable. Y el escritor sagrado prosigue diciendo: “Porque el Espíritu no había sido dado aún, porque Jesús no había sido glorificado todavía. (Ibid.) 11
El Espíritu Santo será dado en Pentecostés, cuando, por las humillaciones de la Pasión y de la muerte, el Señor Jesús entrará en su gloria, porque “el que se humilla será exaltado”. Y ¿quién se ha humillado nunca como el Pontífice de la Nueva Alianza, Cristo Nuestro Señor? También, en justicia, nadie ha sido ni será jamás exaltado como Él: “Cristo Jesús se humilló a Sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte y muerte de Cruz. Por lo que Dios Lo elevó soberanamente, y le dió un nombre que está sobre todo nombre, a fin de que al Nombre de Jesús se doble toda rodilla en los cielos, en la tierra y en los infiernos, y que toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, en la gloria del Padre.” (Filip. II. 8) O GLORIA CRUCIS! Y añade el R.P. Garrigou Lagrange: “Estas páginas [14] iluminan con claridad especial las humillaciones del Salvador, la noche oscura de su Pasión y también aquélla que deben atravesar los Santos. Se comprende mejor así lo que escribió S. Juan de la Cruz a este respecto, y los grandes sufrimientos reparadores que han tenido que llevar los grandes Siervos de Dios como S. Pablo de la Cruz. Se sabe que después de haber sido elevado, a la edad de 31 años, a la unión transformante, pasó 45 años de sufrimientos interiores continuos y de los más profundos, por la salvación de los pecadores. Está muy íntimamente configurado con Cristo Crucificado: la profundidad, la duración, la continuidad de sus sufrimientos, eran proporcionados al eterno peso de gloria “aeternum gloriae pondus”, según la expresión de S. Pablo, que debía llevar en el cielo.” (Ascética y Mística T. II. 182). *** Fue pues la gloria de Jesús darnos al Espíritu Santo. Por él conoceríamos al Jesús íntimo, por Él conoceríamos al Padre, predicado con tanto amor por Jesús. Espíritu del Padre y del Hijo, Su gloria era trasmitir, heredar su verdadero Espíritu a sus hijos. Ese espíritu que enseñaría al mundo a glorificar a su Padre, puesto que Jesús no buscaba su gloria sino la de Aquél que lo había enviado, la gloria de su Padre. Mas, buscando esa gloria, buscaba su misma gloria, porque eran inseparables. Además, si el Espíritu Santo era el Espíritu del Hijo, también era el Espíritu del Padre. Y si como Espíritu del Hijo, el Espíritu Santo haría que la humanidad entera en un “Abba Pater” lleno de ternura, glorificara al Padre, como Espíritu del Padre haría que el mundo entero en un “Fili mi” amorosísimo, glorificara al Hijo. Es el fruto exquisito del Sacrificio de Cristo: formar los glorificadores del Padre y sus propios glorificadores. 12
El día en que nosotros sepamos honrar a nuestro Padre que está en los Cielos, el día en que sepamos honrar al Divino Hijo; entonces habremos aprovechado per[15]fectamente el Don de Dones que es el Espíritu Santo, entonces habremos hecho eficacísima en nosotros la Sangre de Cristo ¡Qué grande, qué hermoso, qué divino es el Don de Dones, el Espíritu Santo! Don del Padre, Don del Hijo. El Hijo fue el gran Don del Padre, y el Espíritu Santo es Don de ese Don y Don del Padre; por eso tal vez se le llama Don de Dones. Se ve a la luz de estos estudios por qué las Obras encargadas de dar el Espíritu Santo al mundo, tenían que ser las Obras de la Cruz; por qué antes de darlo, debían recordar a la humanidad el valor de la Cruz, es decir, del Sacrificio de Cristo; por qué antes de inundar a las almas de la plenitud del Espíritu Santo, habrían de decir a cada una de ellas: purifícate, sacrifícate, para que siendo una sola cosa con Cristo, tengas su Espíritu, para que honres la memoria de Cristo, viviendo como Él para su Padre, siendo obediente hasta la muerte de Cruz a los deseos del Padre! Por eso N.V.P. Fundador, escogido por Dios para ser el Patriarca que hiciera conocer y amar al Espíritu Santo, tuvo como Espíritu al Espíritu de Jesús y se distinguió por su amor al Padre, Por eso N.M., instrumento de Dios para su gloria en las Obras de la Cruz, tuvo el Espíritu del Padre y se distinguió por su amor a Jesús, llamándole “FILI MI”. Por eso, de la inmensa generación de esos Padres tan Santos, surgirán las almas que habiendo heredado el espíritu doblado de ambos Padres, serán glorificadoras del Padre y del Hijo, así como también del Espíritu Santo, por cuya virtud obrarán esos prodigios que sólo la gracia puede obrar en esas almas, como los obró primero eminentemente en ellos. La misión del Espíritu Santo es glorificar al Padre y al Hijo que lo enviaron a este mundo. Y cuando nosotros, teniendo su Espíritu, formando un solo Espíritu con El, realicemos su fin, entonces seremos su gloria, su satisfacción y contento. Trabajando pues por la gloria del Espíritu Santo, estamos poniendo el broche de oro a la Obra redentora [16] y glorificadora de Cristo. Así lo hizo María. Por eso en el Cenáculo, Escuela de todo Apostolado y Fuente de gracia perenne, estuvo María, y así como en la Cruz fue Ella la más unida a Cristo, en el Cenáculo donde se iba a recibir la gloria de Cristo, le tocaba a María ser la primera en llenarse de aquel Espíritu nuevo, y después pasar a los que más cerca estuvieron de Jesús, sea en su Pasión externa o en la interna. ¡Y María es nuestra Madre! Somos herederos de sus gracias. ¡Qué estímulo y cuánto consuelo para los que somos tan pobres de amor y sacrificio! ¡Oh Espíritu Santo! gloria del Hijo y gloria del Padre! Ven a nosotros, enciende en nuestras almas el fuego que transforma al mundo. Sé nuestra fortaleza, nuestra luz, 13
nuestro consuelo! ¡Somos tuyos! ¡No nos dejes! Así sea! *** Siendo el don del Espíritu Santo el Fruto del Sacrificio de Cristo, ¡cómo deberíamos estimarlo! Siendo el Don de nuestro Redentor, ¡cómo deberíamos estimarlo! Siendo el Don de nuestro Redentor, ¡cómo deberíamos amarlo! Y si la obra del Espíritu Santo es llenarnos de su gracia para formar en nosotros a Cristo para la gloria del Padre, ¡cómo deberíamos estimar esta gracia! Para ser santos debemos pensar en esos fines tan altos. Más que arrastrarnos por los senderos bajos donde mora el pecado, debemos ver a lo alto, contemplar la hermosura de la virtud y llenarnos de entusiasmo así, para combatir el vicio, para declarar guerra a muerte al pecado. Almas de buena voluntad! El Espíritu Santo os llama para santificaros. Acudid a ese llamado, no tengáis miedo a la Cruz porque ya la endulzo el contacto de Cristo, porque el Espíritu Santo os transformará por completo. No dejéis los lugares vacíos, porque otras almas los ocuparán, y vosotras iréis por el mundo muriéndoos de hambre, sin vida espiritual o con una vida casi nula. Yo os prometo la alegría del Espíritu, el gozo de [17] Cristo, en el amor especial que nuestro Padre Celestial ha de brindaros, por vuestra fidelidad. No dejéis las armas que habéis tomado. Seguid adelante, porque Dios está con vosotras! Las que yo he llamado, las que llevan señales inequívocas de vocación divina, no os desalentéis. El camino es largo y pesado, pero lo endulza el amor. Seguidme, almas mías, almas que Dios me ha dado para llenarlas de sus dones, para realizar en ellas la gloria de Dios. Venid, venid, no vaciléis. Somos enviados de Dios, somos M. del E. S. y El nos dará para vosotras todo lo que necesitéis. Venid, h.v. y os prometo la victoria en nombre del Espíritu Santo y de María! Quiero que ninguno de los míos se pierda. Mis soldados, siempre valientes, siempre entusiastas. ¡Venid vírgenes del Señor! ¡Venid a consolarlo cerca de María y como Ella. Impedid con vuestras oraciones y sacrificios que el mundo hiera al Señor! Es vuestro esposo divino y debéis velar por su gloria. ¡Venid, todos h. muy amados! Yo os llamo en nombre de Dios, yo os amo en Dios, yo os ofrezco mi vida en Dios para que fundida con la vuestra, eternamente cante la gloria de Dios! Así sea. 14
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Jueves 16 (18) Y la gloria de la Cruz, es decir de la Pasión y Muerte de Cristo, se sigue teniendo todos los días en el Santo Sacrificio de la Misa. Se repite la humillación y se repite la gloria. Desde el altar se da todos los días al mundo el Espíritu Santo, la gloria del Padre y del Hijo. Y Jesús le da esa gloria como Sacerdote y Víctima, y el Sacerdote, en nombre de Jesús, es instrumento de esa gloria. ¡Qué grande es el Sacerdocio! ¡Qué grande es la Misa! ¿De qué extrañarnos si en la Misa se obran los [18] mayores milagros y los más estupendos prodigios? Todo el mundo debe girar en torno del altar, y éste no puede concebirse sin el Sacerdocio. Por eso lo principal es tener un Sacerdocio Santo, y que las almas se agrupen en torno de ese Sacerdocio y de su Sacrificio. Es el fin de las Obras Sacerdotales. Debe ser el fin de la A.C. Y cuando yo pienso que Dios me escogió como instrumento de su gloria en el Sacerdocio; que todos los días en mi Misa regalo al mundo la gloria divina y llevo al Cielo los perfumes del Calvario, cuando me siento lleno del poder divino, no puedo menos de confundirme y desear transformarme en gratitud. ¡Qué hermosa es la misión de las M. E. de la T.! Darse a Dios como hostias de acción de gracias, en nombre de la Hostia Divina y en su unión, por el Sacerdocio Eterno de Cristo y el participado por los Sacerdotes! Es decir, ser hostias de gratitud por la gloria divina, que eternamente ha dado y dará a Dios el Sacerdocio también eterno de Cristo! *** Y si la misión del M. del Esp. Santo es dar al mundo el Espíritu Santo, en ningún lugar como en el altar, en la Santa Misa, podrá conseguirlo. La Misa real y la Misa mística han de ser los grandes centros de apostolado del Espíritu Santo. El mundo entero debe vivir del altar y para el altar. Por eso al altar debemos llevar todo lo mejor, lo material y lo espiritual. *** He pedido mucho en la Santa Misa por mis Mis. que trabajan en Obras Sacerdotales como son las de A.C. y muy especialmente por las de los Colegios Rougier para el fomento de vocaciones eclesiásticas. Quiero que siembren el mundo de Colegios “Rougier” así deben llamarse siempre en memoria de N.V. y Santo Fundador, gran Patriarca de la gloria del Espíritu San[19]to y glorificador del Sacerdocio de Cristo. Ruego a mis hijas M.E. de la T. que no olviden nunca que su misión es SACERDOTAL y que deben abarcarla en toda su 15
extensión. Cualquier obra Sacerdotal debe merecer su apoyo y simpatía. Deben velar siempre por el honor y gloria del Sacerdocio, especialmente en su vida oculta de amor y sacrificio. Acompañar con ese amor sacrificado las vocaciones al Sacerdocio desde que nazcan hasta que entren al Cielo. Pedirán mucho por los Sacerdotes difuntos. *** Esos fines son sublimes, por eso N.V.P. Fundador con su mirada de Águila y su gran corazón Sacerdotal comprendió la Obra de las M.E. de la Tr. Por eso desde el Cielo las protege. Si millones de Obras nacieran con el mismo fin, deberíamos regocijarnos porque allí está el punto central de la salvación del mundo y de la gloria divina: la perfección del Sacerdocio! *** ¡Qué grande y hermosa contemplo la misión de n. H. de la +! La parte que Jesús se reservó para inmolarla por su Sacerdocio! Las “víctimas” por sus Hermanos Misioneros que deben perfumar los altares de la tierra! Su misión es la nuestra. Somos brazos de una misma Cruz +. Que el Señor nos bendiga! Que N. Padres nos llenen de su espíritu Sacerdotal! Todo lo que hagamos los Mis. del E.S. será como hecho por n. Hermanas. Por eso me lleno de regocijo al poder presentar en el Campo de la Iglesia una nueva Familia Religiosa, que tiene como Padres a n. mismos Padres (N.P. y N.M.), como Madres a esas Hostias Sacerdotales, mis H. de la Cruz; que llevan en las venas su misma Sangre, y que han de participar, así lo espero, de sus mismas gracias! Y ¿por qué dudarlo? Si ellas son movidas por el [20] Espíritu Santo, si buscan su gloria, y mis hijas y sus hijas vienen a ayudarles a extender su espíritu en el mundo. Vienen a infiltrar en todos los medios el espíritu de la Cruz. Si son hijas del Espíritu Santo, mis Hermanas no han de querer la esterilidad sino dar todos los frutos del Espíritu, multiplicarse en mil modos para llevar a todo el mundo los frutos riquísimos que el Señor quiso darles. Pido pues su apoyo, sus bendiciones, su simpatía, sus sacrificios para sus Misioneras, para que unidas todas en espíritu y en verdad, consigan la gloria de la Cruz, la gloria del Sacrificio de Cristo: “Dar al mundo en cada instante, un nuevo y perenne Pentecostés, al Espíritu Santo, para que lo santifique, para que lo transforme, para que en el tiempo y en la eternidad sea glorificado el Padre, el Hijo y el mismo Espíritu Santo”. Así sea! *** María no deja de cuidar los altares, no deja de cuidar al Sacerdocio.
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El primer altar fue María, el primer Sacerdote fue criado por María. Ella nunca falta en las Misas; lleva a ellas la grandeza de su sacrificio y la sublimidad de su amor. Lleva los sacrificios y el amor de sus “esclavos”, de sus hijos con alma Sacerdotal. María debe ser siempre la Madre del Sacerdote y la formadora de las almas Sacerdotales. ¡Pureza y Sacrificio! Ese será el lema de esas almas. ¡Pureza y Sacrificio! para comprar vocaciones de Sacerdotes Santos! ¡Oh María! toma en tu Corazón mi Sacerdocio, toma el de mis Hermanos, los Sac. de todo el mundo. Toma a mis h. - ¡Oh Madre! En Ti confiamos; que seamos dignos de ser ofrecidos en todos los altares de la tierra, con Cristo, a la gloria de la Trinidad Santísima! Así sea * * * [21] Es cierto que el Sacerdote, por el simple hecho de serlo, puede obrar en el altar esos estupendos prodigios (la gloria de Dios, dar al E. Santo, etc.) aunque, por desgracia, no estuviera con las disposiciones requeridas en cuanto a la pureza de su alma. Pero resulta en extremo triste y una grande ofensa al Amor de Dios para el Sac., que éste no entre en las miras de Jesús Sacerdote; que la transformación en Cristo sea momentánea en el altar y como inadvertida para el Sacerdote. Es preciso entrar de lleno en el espíritu de Jesús. Ser instrumento pero no insensible ni inconsciente. – Desear y vivir esa transformación en Cristo, teniendo el mismo modo de sentir y de pensar que Él. Y así como mezclamos la gotita de agua en el cáliz para que quede convertida en vino primero y después en la Preciosa Sangre, así debemos unir nuestros pequeños sacrificios, nuestro amor, nuestros deseos de glorificar al Padre; de dar al mundo al Espíritu Santo, etc. etc. y así ver transformados esos deseos y ese amor en la suprema realidad del Sacrificio de Cristo. *** Se ha dicho que Dios no niega nada a lo que le pide un Sacerdote en el Altar; pero cuando esa petición se confunde con el deseo de Cristo, cuando sólo se busca el cumplimiento de la voluntad divina, entonces nadie duda de la eficacia de la oración Sacerdotal. Y eso debiéramos pedir siempre: el cumplimiento de la voluntad divina. Por eso el Pater Noster debemos recitarlo con plena conciencia de su significado. Las almas muchas veces, piden cosas que no les convienen, y al no recibirlas, se sublevan contra la voluntad divina. 17
En el altar, cuando se usa el supremo poder de intercesión que al Sacerdote se le ha dado, nunca debe pedirse nada que no sea del beneplácito divino. Siempre debe darse gracias por las disposiciones divinas en la conducta de las almas; en una palabra, el altar es para buscar la gloria de Dios, no para satisfacer el capricho de los hombres. [22] Esto no quiere decir que el Sacerdote cambie las intenciones que se le encomienden, sobre todo en la aplicación primera de la Misa; pero me refiero a su sentir personal, a las súplicas suyas, intimas que en cada Misa debe hacer, ésas son las que deben concretarse a lo que sea la mayor gloria de Dios. ¡Qué hermoso es y cuánta gloria ha de reportar a Dios, el hecho de elevar diariamente millares de Hostias y de Cálices, pidiendo la gloria divina y la salvación de las almas! Somos Sacerdotes ante todo para Dios, debemos pues buscar su gloria. ¡Oh Espíritu Santo! transfórmanos en Cristo, no sólo a la hora de la Misa, sino siempre para buscar en todo la gloria del Padre! ASÍ SEA.
Viernes 17 (23) Van terminando los días de Ejercicios y siento en mi alma como un velo, aunque muy tenue, de tristeza. No quiero hacer caso de él porque me imagino que es producido por la falta del elemento sensible, de aquel amor de llama que, elevándose muy alto, nos da la impresión que es profundo. Precisamente el fruto de los Ejercicios debe ser el amor a la Cruz; enseñarse a luchar con entusiasmo con y sin los consuelos sensibles. Por otra parte, si siempre gozáramos de lo sensible, no podríamos trabajar eficazmente por la gloria de Dios. La tierra no es el Cielo; aquí debemos amar – sufriendo; allá será el amor sin dolor. ¿Qué importa no ver y no sentir, si nos hemos puesto en brazos de Dios; si tenemos una Madre que vela por nosotros? Por otra parte, Dios no nos niega los consuelos cuando son necesarios. Yo he sentido mi alma arrebatada por Dios, cuando se ha dignado darme luces sobre la Cruz, sobre el precio del Sacrificio de Cristo. He gozado mucho espiritualmente, aunque después venga el dolor, cuando contemplo mi pobreza de Cruz. Pero también aquí me ha vuelto a consolar el Señor, haciéndome ver la grandeza de mi Sacerdocio en la celebración de [23] la Santa Misa, y cómo allí pago todo con la Víctima Divina. Es cierto todo eso, pero la verdad es que uno experimenta el deseo de dar todo lo suyo, aunque nada valga, para unirlo a ese Sacrificio. El amor no está contento sin dar. Recíbeme pues, oh Víctima Divina, recibe la pequeñez de mi don, que encierra 18
sin embargo la grandeza de mi amor. Consúmeme en tu mismo Sacrificio; quiero ser Cuerpo de tu Cuerpo y Sangre de tu Sangre. - Quiero compartir tu gloria de dar el Espíritu Santo al mundo para la gloria del Padre. ¡Ah! Jesús mío, ¡cuánto goza mi alma con ese pensamiento! Sufrir para dar Amor al mundo; sufrir para dar Pureza al mundo; sufrir para dar Luz al mundo; sufrir para comunicar Fuego al mundo; sufrir para darle al Santificador al mundo; sufrir para que el mundo, movido de ese Espíritu sepa decir con ternura Tuya: “Abba Pater”. Sí, sí, todo eso hará nuestro dolor Sacerdotal si lo unimos al de Cristo, todo eso dará al dar al Espíritu Santo. Todo eso dará el dolor sobre naturalizado y unido al de Cristo como lo pide el Apostolado de la Cruz; el reinado pleno del Espíritu Santo, de Dios en las almas. Y después de eso, ¿tengo derecho a estar triste? ¿No sería una ofensa a las delicadezas de Jesús si yo admitiera esa tristeza? Y aunque tenga visos de justicia por originarla mi pobreza de sacrificio, debo desecharla porque trae un fondo de soberbia, de amor propio, ¿Qué importa sentirme pequeño y pobre, si El es mi Riqueza, si lo tengo a Él en el Altar? Pobre sería si no amara a Jesús, si no estuviera unido a Él, si el adarme de dolor de mi vida no lo mezclara en el Cáliz de mi Misa; pero cuando eso hago, no soy pobre, no, gracias a Dios. Soy rico con la misma riqueza de Jesús. Y por eso el Padre me ama, y el Espíritu Santo mora en mí. Por eso María ve en mí a su Hijo; por eso las almas me aman, por eso sienten que les doy a Jesús, por eso Dios me ha dado la fecundidad espiritual; por eso mi descendencia será numerosa como las [24] estrellas del cielo y las arenas del mar. ¡Qué el mundo sepa esto, que lo sepan mis hermanos en el Sacerdocio! Dios nos ama, nuestra Cruz es nuestra riqueza; y no importa que sea chica o grande; si la unimos a la de Cristo siempre será grande! Este es el gran Mensaje que los Misioneros del Espíritu Santo traen a la tierra. ¡Oh Cruz Santa, oh Cruz bendita del Apostolado, que vienes a iluminar la tierra con esa doctrina salvadora y santificadora, no te olvides de tu pequeño apóstol; te he amado con delirio; te pedí sin conocerte; te amé desde mi juventud; fuiste la ilusión de mi Noviciado. Fuiste mi martirio de deseo en mis años de estudios teológicos; fuiste mi grande anhelo en mis tres primeros años de Sacerdocio, y por fin fuiste mi gozo y mi martirio, cuando al darnos la Santa Sede tu glorioso Apostolado, me lo confió nuestro V.P. Fundador. Escuchaste mis ruegos, te movieron mis lágrimas; y viniste a descansar en mi alma! El demonio se puso furioso y desde entonces no ha dejado de combatirme; pero tú me has librado, tú has sido mi escudo y la fortaleza inexpugnable desde donde 19
combato. Por darte a conocer y llevarte pronto a todo el mundo, fundé con permiso de mi V.P. Fundador, una Congregación Misionera. Tú la haz cuidado, Tú la has bendecido y a tu sombra crece lozana, esperando desarrollar más tarde un pujante apostolado en tu honor. ¡Oh Cruz bendita! gracias por todo! Gracias! No permitas en mí el desaliento; ha sido el enemigo más temible. Quizá no me imaginaba cuando te pedía con tanto anhelo, que Contigo me habría de venir un mar de dolor; pero tampoco sabía las dulzuras de ese dolor, ni la grandeza del Espíritu Santo que con la Cruz me venía. ¡Siempre triunfa tu bondad, siempre triunfa tu Misericordia! ¡Bendito seas, Sacrificio de Cristo! ¡Bendita sea tu Cruz! Digamos siempre con la Iglesia: O CRUX AVE, SPES UNICA! Así sea. [25] Aquellas nubes de temor de otros días, han desaparecido por completo. – De nuevo la confianza y la fe en mi Sacerdocio han tomado posesión definitiva de mi alma. Dios me ha hecho Padre; ha dado a mi vida la fecundidad espiritual. Y ¿qué raro si entre mi descendencia se encuentran o se han de encontrar almas tan santas? ¿Acaso no se hace mío todos los días el Tesoro más grande que apareció en la tierra, cuando a mi voz encarna de nuevo el Verbo de la Vida en mis manos y en mi alma? Y si a Él en cierto modo puedo decirle: “Tú es Filius meus, ego hodie genui Te”, ¿cómo habría de extrañarme, de avergonzarme en llamar hijas a esas almas tan santas? Sí lo son, son hijas de mi Sacerdocio. Pero como este Sacerdocio guarda penas íntimas y dolores muy especiales, las almas que se engendren en ese dolor, en la Cruz Sacerdotal, serán especialmente santas. Tengo la pretensión, casi la certeza, de que algunas almas muy santas que ya no están en la tierra me fueron dadas como hijas aún antes de que yo naciera. Dios que todo lo ve en un solo punto presente, contempló mi Sacerdocio, mi sed de almas, mis ansias de pureza, mis grandes anhelos de gratitud; y para colmar mis deseos aun antes de mi vida, lanzó como estrellas refulgentes en el Cielo de la Iglesia a esas almas que son mías. Y ahora tengo la fe inquebrantable de seguir tachonando ese Cielo de la Iglesia con numerosas almas santas Dudar de ello, sería dudar de la grandeza de mi Sacrificio, es decir, de mi Misa, de la Víctima divina de mi Altar. 20
Con ella no me faltará nunca el alimento para esas almas. Además Dios quiso darme Padres muy santos; almas inflamadas en el amor divino y que han de brillar como soles en la Iglesia de Dios; soy por tanto heredero de su Espíritu y dueño de sus gracias. Ellos que supieron formar mi corazón en tan grandes deseos de santidad y de almas que glorifiquen a Dios, ellos digo, han de colmarlos, ahora que desde el Cielo son más fuertes que nunca porque están recibiendo [26] la corona de sus heroicas virtudes. ¡Oh! Si todos los Sacerdotes, nacidos en el Corazón Sacerdotal de Cristo y en el Corazón Inmaculado de María, tuviéramos fe en nuestro Sacerdocio, y supiéramos explotar nuestra herencia, seríamos los dueños del mundo y el terror de los demonios! Que el Espíritu Santo por medio de María nos alcance estas gracias en el Nuevo Pentecostés que nos espera, y así se renovará la faz de la tierra! Así sea *** Y para ti, Teresita tan amada, quiero hacer una mención especial. Has sido buena h. has cumplido con los sentimientos de tu noble corazón, inspirados acá en la tierra por el Espíritu Santo. ¡Muchas gracias! Contempla desde el Cielo, realizados tus más ardientes deseos. Contempla la legión de almas pequeñitas. Contémplalas a la luz de Dios, en toda su hermosura! Ellas son acreedoras a tus gracias, a tus cuidados solícitos de Madre y hermana. Cuídalas como a la niña de tus ojos para que sean siempre lo que deben. ¿Estás contenta? – Bendice con nosotros al Señor; da gracias en nombre nuestro; no dejes de seguirme protegiendo como hasta ahora! – En recompensa te daré un premio diariamente: te uniré a mi sacrificio de la Misa, y allí te pagaré todo y pagaré tus deudas, especialmente la de gratitud por tanto que recibiste. Ellas también darán gracias por ti. Sigue siempre a mi lado, y juntos luchemos por la gloria de Dios y la salvación de las almas.
Sábado 18. (27) La Misa por la Santísima Virgen, renovando o mis entregas y mis deseos de dar gloria a Dios.*** He visto una vez más en estos Ejercicios el poder del Sacerdocio. Pero también he meditado en la ruina [27] universal que puede causar la defección del S. – Son cosas que ni pueden expresar, pero que Dios deja entrever a algunas almas, especialmente a aquéllas que tienen fines Sacerdotales. Ese conocimiento despertó la vocación de Víctima Sacerdotal en Santa Teresita del Niño Jesús. 21
Ese conocimiento sigue multiplicando las almas que quieren consumirse a favor del Sacerdocio. Las almas, que conducidas por el Espíritu Santo, puedan sondear las intimidades del Corazón Sacerdotal de Cristo, encontrarán allí justificada la vocación de las almas víctimas; y lo mismo de aquéllas que quieren expiar, como la de aquellas otras que quieren agradecer en nombre de los Sac. Vayamos con entusiasmo al cumplimiento de esa vocación. En el Cielo sabremos las almas que salve, y sobre todo, el consuelo tan grande que haya dejado en el Corazón de Cristo. ¡Almas felices! ¡Nunca estará mejor empleado vuestro amor ni vuestros sacrificios! Mas yo debo callar y que hable por mí el Espíritu Santo a las almas; que Él diga en nombre de todo el Sacerdocio a las almas que se han inmolado por nosotros: MUCHAS GRACIAS y que ellas y nosotros se las demos siempre al Inspirador del más grande Sacrificio, al Espíritu Santo, y al Obediente y Santísimo Sacerdote, Cristo Jesús, que muriendo Crucificado, nos enseñó la única forma de agradecer, de redimir y de dejar satisfechos la justicia y el amor divinos. ¡Así sea! *** “La ingratitud es hija de la Infidelidad y del Orgullo y uno de los vicios o males que más lastiman a mi Amantísimo Corazón. Y sin embargo, el mundo espiritual se encuentra lleno de ella! – Es la ingratitud un monstruo en el corazón del hombre, un fenómeno que engendra el vicio y el pecado, y la esencia misma de Satanás, inoculada en las almas infieles. Satanás se compone, en su mayor parte, de Soberbia e Ingratitud, y trata de asimilar las almas con él mismo, comunicándoles su ponzoña y veneno. “La definición del pecado es la INGRATITUD; ella [28] es el baldón del género humano. Ella me hizo bajar del Cielo a la tierra, y morir afrentosamente en la Cruz, dejando ahí hasta la última gota de mi Sangre para expiarla. Ella desterró al hombre del Paraíso, derrocó al Ángel de su trono, y aún existe su germen en cada corazón… “El remedio contra la Ingratitud es la Cruz con mi Corazón Divino clavado en ella; El despertará a las almas muertas y adormecidas por los vicios, y las hará arrepentirse, llorar sus infidelidades y sacrificarse en mi honor. “Prodigios hará la Cruz con mi Corazón atrayendo y arrastrando a millones de corazones bajo su sombra bendita! Ella curará a las almas tibias y hará que renazca el fervor en los corazones ingratos. “Abajo Satanás con su negra Ingratitud y Perfidia, y que reine la Cruz, con el hermoso séquito de virtudes que la acompañan! “Se despertarán con ellas, almas intrépidas que se ofrecerán en sacrificio (víctima) para reparar las ingratitudes humanas, y renacerá el fervor en los corazones, se caerá el velo que cubre a Satanás con sus horribles y detestables vicios, y los espíritus se santificarán, y el Espíritu Santo tendrá entonces corazones puros en donde descansar”… Esa medit. De “Virtudes y Vicios”, me hizo mucha impresión. 22
Voy a contestar con almas agradecidas a esas quejas del Corazón Divino. Y termino mis días de Ejercicios, con mi alma llena de gratitud a Dios y a las almas que tanto han pedido por mí en estos días. El Señor les pagará todo. Y una vez más se elevarán mi Hostia y mi Cáliz a favor suyo. Gracias oh María, mi Madre amada! Tú has transmitido las gracias a mi alma; gracias Padres míos del Cielo! Gracias! Que la unión de oraciones haga la fuerza de nuestro apostolado. – Y ahora a luchar en el campo de las almas. – Mi confianza en Dios, en María y en la Víctima de mi Sacrificio. GLORIA PATRI ET FILIO ET SPIRITUI SANCTO! ET NUNC ET SEMPER! AMEN! [29]
Ejercicios Espirituales del 15 al 24 de diciembre de 1941 (30) Día 15 - Entrada. (30) Consagro estos Ejercicios a la Virgen Inmaculada, Madre de Dios y Madre nuestra; para que se digne presentarme como esclavo de amor a la Sabiduría Encarnada Jesucristo, y por Él y con El entrar en el Seno amoroso del Divino Padre, en la unidad del Espíritu Santo.*** Como en años anteriores, vengo a estos Ejercicios lleno de un santo entusiasmo, pues deseo conocer y amar más a Dios y a la Santísima Virgen. Lo espero todo del Espíritu Santo, ya que Él es todo amor y Misericordia. Lo espero de María mi Madre, ya que su intercesión estará siempre en mi favor. Que los Ángeles de la pureza me acompañen, y que siempre y en todo se haga la voluntad de Dios.
Día 16. (30) En la Santa Misa encomendé los Ejercicios. Digo con grandes deseos de conocer a Dios, de penetrar en el Misterio de la Encarnación. Me imagino la grande pureza de alma que se necesita para comprender un poco estas cosas. Son tan altas, que para poder comenzar su contemplación hay que hacerlo desde grandes alturas. Las cumbres de otra clase de contemplación sirven de primer escalón para esto: contemplar el Misterio de la Santísima Trinidad; la Encarnación; la Sabiduría Encarnada; María Virgen y Madre; la irradiación del Misterio en las almas; pureza que 23
les exige; sacrificios que exige; amor que comunica; fecundidad que comunica, etc. Etc. [30] Relacionándose íntimamente el Sac. de Cristo con su Encarnación, y siendo yo Sac., debo entrar con luz divina, la luz de mi Sacerdocio, a la contemplación de este Misterio. Si el Sac. no contempla estas cosas, ¿cómo puede apreciarlas y hacerlas apreciar? ¿Cómo puede comprender a las almas que viven ese Misterio? Por eso, con toda humildad de mi nada; pero con igual audacia que me da mi Sacerdocio, voy a ver de cara al Sol de la Divina Sabiduría; por el Verbo conoceré al Padre y por el Espíritu de Ambos me gozaré en el Misterio de la Trinidad. Por el Espíritu Santo conoceré a María, la Madre del V. E. Y por Ellos atraeré ese Verbo a mi alma. Entonces oiré del Verbo lo que su Padre es, en el Verbo veré a su Padre. ¡Oh mi Verbo, Palabra eterna de mi Padre, déjate sentir de mi alma, tengo sed de escucharte! ¡Ven! y quédate para siempre en mí. - Así sea. *** Las tres horas de adoración de la mañana, las pasé en la consideración de lo que es “la Sabiduría Eterna y Encarnada”, yendo de una a otra de las Divinas Personas y a María. Desear la Sabiduría Eterna, es desear al Unigénito del Padre, al que forma las delicias del Padre, al que formó las delicias de María, al que debiera formar las delicias de nuestras almas, espec. de las almas sacerdotales. Si no hubiéramos conocido sino la revelación del Misterio de la Santísima Trinidad, ¡cuánto hubiéramos admirado a Aquel Hijo Único que reproducía toda la Substancia del padre, que decía toda su hermosura, que provocó eternamente el Amor Infinito de ese Padre! Pero, ¡oh dicha nuestra! Esa Sabiduría, ese Verbo Eterno, quiso encarnar, venir a la tierra y decirnos El mismo lo que Su Padre Lo amaba, lo que Él amaba a Su Padre y cómo podríamos nosotros también amar y ser amados de ese Padre. [31] Pero… ¿hemos escuchado esa Voz que nos habla del Padre? ¿Hemos estudiado las palabras de Jesús? El ruido del mundo nos impide oír esa Palabra Eterna y Encarnada, pero el amor, el deseo de imitar a Jesús, de darle gloria, debiera hacernos triunfar siempre del mundo, y escuchar su Palabra. ¡Señor! Ayuda a mi debilidad, quiero oírte, quiero aprender de Ti toda verdad, quiero ser para Ti la imagen de tu Padre, y para los Tres el mismo Amor, la imagen del Espíritu Santo. 24
*** ¿Quién podrá comprender lo que es la Sabiduría Eterna? ¿Quién podrá comprender a Dios? Le conocemos parcialmente por sus obras, por sus atributos, etc., pero el conocimiento que así experimental que de Dios tenemos, sólo lo da el Espíritu Santo, es fruto de la unión con Dios. ¡Feliz el alma que posee esa Sabiduría! Que es gobernada por Ella y que encuentra su delicia en Ella! Pero que dependencia tan hermosa la que existe entre Jesús y el Sac.! El amor lo quiso hacer dependiente de nosotros en muchas cosas, especialmente en la oblación de su Sacrificio en el altar; en su formación en las almas. Y esa dependencia nos da poderes extraordinarios. El Sacerdote no debe temer a nadie y sí ser temido por todos los enemigos de Dios. Hasta cuándo abriremos los ojos para contemplar lo que Dios ha hecho en nosotros? Vivimos ordinariamente como aterrados por Satanás; se nos figura que vivimos por favor suyo, que él es el amo, que es invencible, y ¡qué cosa más falsa que ésa! Los Sacerdotes somos los dueños del mundo porque Dios lo ha puesto en nuestras manos. Si Dios permite la tentación, es sólo para darnos la victoria. El limitado es Satanás, no puede ir más allá de la permisión divina. Él vive en desgracia de Dios y por eso es débil; una alma en gracia posee a Dios y por eso aterra a Satanás Y si es cierto que a veces el demonio triunfa de la miseria humana; el poder de Dios siempre encuentra [32] el medio de recobrar la gloria. ¡Fuera todo temor! Vayamos con paso firme a la glorificación de la Trinidad Santísima y a la conquista de las almas! El mundo no conoce a Dios y por eso no le ama. Hagamos conocer a Dios para que sea amado!
Día 17 (33) Aumentan mis deseos de la unión con Dios.- No sé en qué consistirá, pero sin ideas propiamente nuevas, me parece conocer más y amar más a Dios Me he explicado mejor el proceso de la transformación en Cristo, de la posesión de la Sabiduría Eterna y Encarnada. 1ª - El Espíritu Santo, da a conocer, hace desear y enseña a amar al Verbo Divino. 2ª - Lo trae a la tierra, obrando el Misterio de la Encarnación. 3ª - Se va estrechándola unión que por analogía se compara al Matrimonio. 4ª - Los desposorios con el Verbo marcan la entrada a la vida íntima de unión 25
con Dios y preparan la transformación plena (en cuanto es posible). 5ª.- En el nuevo paso que ha de ser algo definitivo y en extremo solemne, aunque todavía preparando nuevos grados de unión, como expresión de la divina fecundidad que ha de producir, toma la parte activa el Espíritu Santo. En el Matrimonio espiritual aparece el Verbo; pero la unión se verifica especialmente con el Espíritu Santo ¿Por qué? Tal vez porque en esta etapa, aunque en distinto grado (o quizá en nueva etapa, ya que lleva un nombre especial e.m.), ha de verificarse el grado más alto de la transformación en Cristo y el Espíritu Santo no quiere dejar sola al alma, sino que se derrama en ella, la toma por su cuenta, y en estrecha cooperación con María, reproduce en forma misteriosa pero real el Misterio Divino de la Encarnación. Se tiene un reflejo de aquella unión personal del Verbo con la Naturaleza humana; de aquella unión única que se realizó en María con la Encarnación real del Verbo. [33] Siendo ésta la obra del Espíritu Santo y de María, han querido Ellos presidir y preparar esas uniones del Verbo con las almas que se enamoraron de la Divina Sabiduría, que renunciaron a las vanidades del mundo para buscar ese tesoro divino, que es el Hijo Eterno del Padre Celestial. *** Para poder atraer las miradas del Divino Verbo (la Sabiduría Eterna), es preciso hacer muchos méritos. Desde luego hay que vestirse con el traje de la divina pureza, manteniendo se en gracia; ofrecerle muchos sacrificios que le prueben nuestro amor, dejar todo por su amor; manifestarle nuestro amor; llamarlo con constancia y con paciencia; suplicar a la Santísima Virgen que interceda por nosotros; formar estrecha alianza de amor con el Espíritu Santo para que El pida en nosotros, con gemidos inenarrables esa gracia tan grande de que el Verbo de Dios acepte nuestro amor y ponga su morada en nuestra alma. Será siempre “Per Ipsum, et cum Ipso et in Ipso” como demos a Dios nuestro Padre Omnipotente, en la unidad de Espíritu Santo, todo honor y toda gloria. *** Si la criatura busca con amor al Divino Verbo, Él tiene más deseos de poseer a su criatura. “Sus delicias son estar con los hijos de los hombres”.- ¡Qué hermosa lucha de amor entre Dios y el hombre! Seguramente que si nuestro deseo de poseer a Dios es eficaz, no dejaremos de conseguirlo. Al Sacerdote le consta que fue elegido para una unión especial. Elección gratuita que debe hacerlo conmoverse de gratitud. Es el Sacerdote el encargado de hacer conocer el Amor de la Divina Sabiduría. Es pues mi vocación, hacer conocer y amar al Amor. Pero de modo especial, quiero prepararle almas que lo reciban con la ternura de María, con la ternura del Divino Padre 26
y con el amor del Espíritu Santo. ¿En dónde encontraré esas almas? Me las dará él [34] Espíritu Santo que tiene como misión glorificar al Verbo y al Padre en sus Santos; me las dará María, la Divina María, como la llama Grignion de Montfort, porque Ella las compró con su fidelidad a la gracia y con sus dolores de Madre. Serán pues, almas de la Trinidad y de María. Santo.
Adoradoras del Padre – Llenas de la Sabiduría del Hijo – y del Amor del Espíritu ***
Luchas contra el desaliento. – No somos nosotros, es Dios el que lo hará todo. La Palabra Eterna la que hablará en nosotros, la que moverá y conmoverá; la que hará prodigios, ahuyentando a los demonios, resucitando las almas y los cuerpos. Si nos sentimos pequeños, ¡mejor!, tendremos la plena seguridad que Dios lo hará todo. ***
Día 18 (35) He comenzado mis meditaciones más especialmente sobre el Verbo Encarnado. Sus hermosuras, etc. Grande impresión al pensar que en la Santa Misa trato tan íntimamente a ese Verbo Encarnado. *** Leyendo el libro que hasta ahora me ha servido de guía para mis meditaciones: “El Amor de la Sabiduría Eterna”, de Grignion de Montfort, llegué al tema que él sabe tratar tan bien, “el amor a la Cruz”, para alcanzar la Sabiduría, es decir para alcanzar a Jesús, su unión, su vida en nosotros. Es el Cap. XIV, “El triunfo de la Sabiduría Eterna en la Cruz y por la Cruz”. Dice así: “La Cruz es el más grande secreto y el más grande misterio de la Sabiduría”. (167) He aquí, según lo que yo creo, el más grande “secreto del Rey. – Sacramentum regis” (Tob,XII-7), el más [35] grande misterio de la Sabiduría Eterna, la Cruz. ¡Oh! Qué distintos son los pensamientos y los caminos de la Sabiduría Eterna, de aquéllos de los hombres, aun los más sabios! Este gran Dios quiere rescatar al mundo, arrojar y encadenar al demonio, cerrar el infierno y abrir el Cielo a los hombres, dar al Padre Eterno una gloria infinita. He ahí un gran deseo, una obra difícil y una grande empresa. ¿De qué medio se servirá esta Sabiduría, que alcanza por su conocimiento, de 27
un extremo al otro del universo y que lo dispone todo con suavidad y lo realiza con fortaleza? (Sap. VIII,1).- Tiene un brazo omnipotente; con un solo esfuerzo de su mano (tour de main),- puede destruir todo lo que le es contrario, y hacer todo lo que quiera; con una sola palabra de su boca puede aniquilar y criar; mas, ¿qué digo? No tiene sino querer para hacerlo todo. *** “El Amor de la Sabiduría Eterna, dando leyes a su Poder, fijó sus ojos en la Cruz, para que fuese el Instrumento de su Conquista, la amiga y esposa de Su Corazón”. (168) Pero su amor da leyes a su poder. Ella (la Sabiduría Eterna) quiere encarnarse para dar testimonio al hombre de su amistad; quiere descender Ella misma a la tierra para hacerlo subir al Cielo. ¡Qué así sea! Pero cuando esta Sabiduría Encarnada aparezca ¿ lo hará gloriosa y triunfante, acompañada de millones de ángeles, o al menos de millones de hombres escogidos y con esos ejércitos, ese brillo y esa Majestad, sin pobreza, sin infamia, sin humillaciones y debilidades, acabará con todos sus enemigos, ganará los corazones de los hombres con sus encantos, por sus atractivos y por sus grandes riquezas? Todo, menos eso. ¡Cosa admirable! Ella ve, entre los judíos un motivo de escándalo, y entre los paganos [36] un objeto de locura; ve un pedazo de madera vil y despreciable, con el que se confunde y se da suplicio a los más criminales y a los más desgraciados, llamado un suplicio (gibet), una potencia (potence) o una cruz. Es esta Cruz en la cual fija sus ojos; en ella pone sus complacencias; la prefiere entre todo lo que hay de grande y deslumbrador en el Cielo y en la tierra, para que sea el instrumento de sus conquistas y el ornato de su majestad, la riqueza y el placer de su imperio, la amiga y esposa de su Corazón. O altitudo Sapientiae (et scientiae) Dei… (Rom.XI,33) ¡Oh profundidad de la Sabiduría y de la Ciencia de Dios!” Su elección es sorprendente y sus designios incomprensibles! Pero su amor por esta Cruz es inefable!
y
juicios
sublimes
e
*** “La Sabiduría Encarnada amó la Cruz desde su infancia”. (169) La Sabiduría Encarnada amó la Cruz desde su infancia. Hanc amavi a juventute mea ( Sap, VIII, 2); apenas entró al mundo, cuando la recibió en el seno de su Madre, de las Manos del Padre Eterno, y la puso en medio de su Corazón para que dominara allí, diciendo: “Deus meus, volui et legem tuam in medio Cordis mei” (Ps. 39) Mi Dios, mi Padre, escogí esta Cruz estando en tu seno y la escojo en el seno de mi Madre; la amo con todas mis fuerzas y la pongo en medio de mi Corazón para que sea mi esposa y mi Señora. ***
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“(Ella) La buscó con ansia toda su vida, y se desposó con ella con amor inefable, y murió con gozo en sus brazos”. (170) Durante toda su vida la buscó con empeño. Si corría como ciervo sediento, de aldea en aldea y de ciudad en ciudad; si marchaba a paso de gigante hacia el Calvario; si hablaba con tanta frecuencia de sus sufrimientos y de [37] su muerte a sus Apóstoles y a sus discípulos, y aún a sus Profetas en su transfiguración; si exclamaba tan a menudo: “Desiderio, desideravi (Luc. XXII, 15)… He deseado con un deseo infinito…” todas sus carreras, todos sus apresuramientos, todas sus búsquedas, todos sus deseos tendían a la Cruz, y veía como el colmo de su gloria y su más grande fortuna, el morir en sus brazos. Se desposó con ella, con amor inefable, en su Encarnación; la llevó y buscó con un gozo indecible durante toda su vida que no fue sino una Cruz continua; y después de haber hecho muchos esfuerzos para ir a abrazarla y morir en ella en el Calvario: “Quomodo coarctor usque dum perficiatur”… (Luc XII, 50); Y ¿cómo es que estoy (empechée)? Y ¿qué es lo que detiene? Y ¿por qué no puedo abrazarte todavía, querida Cruz del Calvario? *** (171) En fin, llegó al colmo de sus deseos; se vio llena de oprobios; fue atada a la Cruz y murió con alegría, en los brazos de su querida amiga, como en su lecho de honor y de triunfo. *** ¿Se incorporó a la Cruz, que se hizo la compañera de su triunfo”. (172) No creáis que después de su muerte, para triunfar mejor, se haya desprendido de la Cruz y la haya rechazado. De tal manera se unió e incorporó a la Cruz, que no hay ángel ni hombre, ni criatura en el cielo o en la tierra, que la pueda separar de ella. Su lazo es indisoluble, su alianza eterna. Nunca la Cruz está sin Jesús. ni Jesús sin la Cruz. [38] Ella volvió por su muerte tan gloriosas las ignominias de la Cruz; la pobreza y desnudez tan rica, los dolores tan agradables, sus rigores tan encantadores, que la ha como divinizado toda y hecho adorable a los Ángeles y a los hombres, y ordena que todos sus súbditos la adoren con ella. No quiero que el honor de la adoración, aun relativa, sea dado a otras criaturas, por elevadas que sean, como su Santísima Madre; ese honor sólo es reservado y debido a su querida Cruz. Hará cesar en el gran día del juicio, todas las reliquias de los Santos, aun las 29
más respetables, pero para las de su Cruz, mandará a los primeros Serafines y Querubines que vayan al mundo a reunir los pedazos de la verdadera Cruz, que por su omnipotencia amorosa, se reunirán tan bien, que no formarán sino una Cruz, y la Cruz misma en la cual murió. Hará llevar en triunfo esta Cruz por los Ángeles, que le cantarán cánticos de alegría. Se hará preceder de esta Cruz, colocada sobre una nube, la más brillante que haya aparecido alguna vez; juzgará al mundo con ella y por ella. ¡Qué grande será entonces la alegría de los amigos de la Cruz, cuando la vean! Pero ¡qué grande será la desesperación de sus enemigos, quienes, no pudiendo soportar la vista de esta Cruz brillante y despidiendo rayos, gritarán a las montañas para que caigan sobre ellos y a los infiernos para que los devoren! *** “La Sabiduría quiere que la Cruz sea la señal, el carácter y el arma de los escogidos”. (173) La Sabiduría Eterna, mientras espera el gran día de su triunfo en el último juicio, quiere que la Cruz sea la señal, el carácter y el arma de todos sus escogidos. No recibe ningún hijo que no la tenga por carácter; [39] no recibe ningún discípulo que no la lleve en su frente, sin avergonzarse de ella, en su corazón sin rechazarla, y en sus espaldas sin arrastrarla o rechazarla. Exclama: “Si quis vult post me venire, ábneget semetipsum, tollat crucem suam et sequator me” (Math. XVI, 24.) “Si alguno quiere venir en pos de Mí, que se renuncie a sí mismo, que tome su cruz y que me siga.” No recibe a ningún soldado que no la tome como su arma para defenderse, para atacar, para derrocar y aplastar a todos sus enemigos; y les grita: “Confidente, Ego vinci mundum, in hoc signo vinces”… (Joan. XVI, 33). “Fiaos de Mí, soldados”… Yo soy vuestro Capitán, he triunfado de mis enemigos por la Cruz y vosotros lo haréis también por este signo. *** “Ha encerrado en ella sus más grandes tesoros que no revela sino a los pequeños y a los humildes.” (174) Ha encerrado Ella (La Sabiduría) tantos tesoros, gracias, vida y alegría en la Cruz, que no da el conocimiento de ella sino a sus predilectos. Descubre con frecuencia a sus amigos, como sus Apóstoles, todos sus demás secretos: “Omnia nota feci vobis” (Joan. XV, 15), pero no aquéllos de la Cruz, a menos que los hayan merecido por una fidelidad muy grande y por muy grandes trabajos. ¡Oh! Verdaderamente es necesario ser humilde, pequeño, mortificado, interior y despreciado del mundo, para conocer el Misterio de la Cruz, que es todavía hoy, no sólo entre los judíos y paganos, los turcos y los herejes, los sabios del mundo y los malos católicos; pero aún entre las personas que se llaman devotas, y muy devotas, un 30
sujeto de escándalo, un objeto de locura, de desprecio y de alejamiento; no en la especulación, porque nunca se ha hablado ni escrito como al presente de la belleza y de la excelencia de la Cruz; si no en la práctica, puesto que se teme, se queja, se excusa, se [40] huye cuando se trata de sufrir alguna cosa. “Confiteros tibi Pater, Domine (Rex) coeli et trece, quod abscondisti hace a sapiéntibusa et prudéntibus (hujus saéculi), et revelasti ea parvulis.” (Luc. X, 21). “Padre mío – dice un día esta Sabiduría Encarnada, en un transporte de gozo, al ver la hermosura de la Cruz – te doy gracias de que has ocultado a los sabios y a los prudentes del siglo los tesoros y las maravillas de mi Cruz, y de que los hayas revelado a los humildes y a los pequeños”. – *** “Ella (la Sab.) no hace gozar del misterio de la Cruz sino a sus grandes amigos que se lo piden”. (175) ¡Si el conocimiento del Misterio de la Cruz es una gracia tan especial, que es nada menos que la adquisición y la posesión real! Es un don que la Sabiduría Eterna no hace sino a sus más grandes amigos, y todavía después de muchas oraciones, deseos y súplicas. Por excelente que sea el don de la fe, por la que se agrada a Dios y se acerca a Él, por la que se vencen sus enemigos, y sin la cual necesariamente se condena, la Cruz es todavía un don mayor. S. Pedro, dice S. Juan Crisóstomo, es más feliz por estar en prisión por Jesucristo que por estar en el Tabor en medio de la gloria; es más glorioso llevando cadenas a sus pies que las llaves del paraíso en sus manos. S. Pablo estima como mayor gloria estar encadenado por su Salvador, que ser elevado al tercer cielo. Dios hacía una gracia mayor a los Apóstoles y a los Mártires dándoles su Cruz en sus humillaciones, pobrezas y tormentos más crueles, que dándoles el don de milagros y de convertir a todo el mundo. Todos aquéllos a quienes se ha comunicado la Sabiduría Eterna, han estado deseosísimos de la Cruz, y la han buscado y abrazado, y cuando se les presenta alguna ocasión de sufrir, exclaman del fondo del corazón como S. Andrés: “O bona Crux, tamdiu desiderata… oh buena Cruz, tan largo tiempo deseada”! * * * [41] “Seis principales razones que muestran cuán buena y preciosa es la Cruz”. (176) La Cruz es buena y preciosa por multitud de razones: 1ª.- Porque nos hace semejantes a Jesucristo.
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2ª.- Porque nos hace dignos hijos del Padre Eterno, dignos miembros de Jesucristo y dignos templos del Espíritu Santo. Dios Padre castiga a todos los hijos que recibe: son oráculos: “castigat omnen filium quem récipit”. (Heb. XII,6). Jesucristo no recibe por suyos sino a los que llevan su Cruz.- El Espíritu Santo talla y pule todas las piedras vivas de la Jerusalén Celestial, es decir, de los predestinados. 3ª.- La Cruz es buena porque ilumina el espíritu y le da más entendimiento que todos los libros del mundo: “qui non est tentatus quid scit? (Eccl. XXXIV,9). 4ª.- Porque es, cuando se la lleva bien, la causa, el alimento y el testimonio del amor.- Enciende el fuego del amor divino en el corazón, desprendiéndolo de las escrituras. – Mantiene y aumenta este amor, y como la madera es el combustible del fuego, la Cruz es el combustible del amor. Es el testimonio más cierto de que se ama a Dios.- De este testimonio se ha servido Dios para mostrarnos que nos ama; y es también el testimonio que Dios pide de nosotros para mostrarle que Lo amamos. 5ª.- La Cruz es buena porque es una fuente abundante de toda clase de dulzuras y consuelos, y porque produce el gozo la paz y la gracia en el alma. 6ª.- En fin, es buena, porque produce, para el que la lleva, un peso inmenso de gloria en el Cielo. *** “Si se supiera el precio de la Cruz, se harían Novenas para obtenerla”. (177) Si se conociera el precio de la Cruz, se mandaría hacer Novenas, como San Pedro de Alcántara, para obtener [42] este delicado pedazo de paraíso. Se diría con Santa Teresa: “Aut pati aut mori”…. (o sufrir o morir). O con Santa Magdalena de Pazzi: “Non mori, sed pati…” (No morir sino sufrir). No se pediría, con San Juan de la Cruz, sino la gracia de sufrir alguna cosa por El: “pati et contemni pro Te; sufrir y ser despreciado por Ti…” No se estima en el cielo, de las cosas de la tierra, más que la Cruz, decía este Bienaventurado a una Sierva de Dios después de su muerte. “Tengo cruces que son de tan grande precio, decía N.S. a uno de sus Siervos, que es todo lo que mi querida Madre, por todopoderosa que es, puede obtener de Mi para sus fieles siervos”. *** “El sabio del mundo, el hombre honrado del siglo no entiende este lenguaje”. (178) Sabios mundanos, hombres honestos del siglo, vosotros no entendéis este 32
lenguaje misterioso. Amáis demasiado los placeres, buscáis mucho vuestras comodidades, amáis demasiado los bienes de este mundo, teméis mucho los desprecios y las humillaciones, en una palabra, sois demasiado enemigos de la Cruz de Jesús. Estimáis y aun alabáis la Cruz, en general; pero no la vuestra, a la que huís cuanto podéis, o que no hacéis sino arrastrar a pesar vuestro, murmurando, impacientándoos, quejándoos. Me parece ver las vacas que mugiendo, arrastraban a pesar suyo el Arca de la Alianza, en la que estaba encerrado lo que hay de más precioso en el mundo: “pergientes et mugientes…” (I Reg. VI, 12) *** “El número de necios que llevan la Cruz a pesar suyo, es infinito. Los verdaderos discípulos de la Sabiduría se regocijan en sus pruebas.” (179)[43] El número de los necios y de los desgraciados es infinito; “Stultorum infinitus est numerus” (Eccl. I, 15) dice la Sabiduría, porque el número de los que no conocen el precio de la Cruz y la llevan a pesar suyo, es infinito. Pero vosotros, discípulos verdaderos de la Sabiduría Eterna, que habéis caído en muchas tentaciones y aflicciones, que sufrís por la justicia varias persecuciones, que sóis tratados como la escoria del mundo, consolaos, regocijaos, estremeceos de júbilo, porque la Cruz que lleváis es un don precioso que causaría envidia a los bienaventurados, si fuesen capaces de ello. Todo lo que hay de honor, de gloria y de virtud en Dios y en su Santo Espíritu, reposa sobre vosotros, porque vuestra recompensa es grande en los cielos y aun en la tierra, por las gracias espirituales que os alcanza. *** “Porque en este mundo no se encuentra la Sabiduría sino en la Cruz”. (180) Bebed, amigos de Jesucristo, bebed en su Cáliz de amargura y seréis cada vez más sus amigos; sufrid con El y seréis glorificados con Él; sufrid con paciencia y aun con gozo; todavía un poco de tiempo, y después una eternidad de dicha por un momento de pena! Desde que fue necesario que la Sabiduría Encarnada entrara en el cielo por la Cruz, es necesario entrar allí en pos de Él y por el mismo camino. Por cualquier lado de que volváis - dice la Imitación de Cristo,- encontraréis siempre la Cruz: o de un predestinado, si la tomáis como conviene, con paciencia y alegremente por amor de Dios; o de un réprobo, si la lleváis con impaciencia y a pesar de vos mismo, como tantos doblemente miserables, que se verán obligados a decir por 33
toda la eternidad en el infierno: “Ambulavimus vias difficiles “ (Sap, I, 7) “trabajamos y sufrimos en el mundo y al fin henos aquí condenados”… [44] La verdadera Sabiduría no se encuentra en la tierra ni en el corazón de los que viven a su antojo. De tal manera pone su mansión en la Cruz, que fuera de ella no la encontraréis en este mundo, y de tal manera se ha incorporado y unido a la Cruz, que se puede decir con verdad que la Sabiduría es la Cruz y que la Cruz es la Sabiduría. *** La impresión que ha quedado en mí después de meditar estas cosas, no podré decirla exactamente; pero por una parte me entusiasma, y por otra produce cierta depresión que tiene como base el sentirme tan lejos de vivir esa vida, y por lo mismo, sacando las consecuencias, ver la falta de solidez de mi vida espiritual y cómo soy de los que hablan muy bien de la Cruz pero no viven su espíritu. Seguiré luchando, y aunque sea a tiros y jalones, o a regañadientes como dice el Beato, quiero seguir pidiendo lo que no tengo, ya que en verdad deseo ardientemente poseer el espíritu de la Cruz que es el nuestro, y el único que puede unirme a Dios, objeto único de mi vida.
Día 19 (45) Hoy comencé a ver el medio supremo que G. de M pone para alcanzar la verdadera Sabiduría, y es el amor o verdadera devoción a María. He llegado por lo tanto al fondo de mis Ejercicios, ya que los he encaminado a estudiar más a María. Quiso Dios que para llegar a la perfección de este estudio, comenzara por estudiar la Divina Sabiduría, y así comprender mejor las grandezas de María, especialmente su Maternidad. Con amor nuevo, con alegría íntima, penetro pues a esa “Ciudad de Dios”, a esa Arca Santa, a esa “Concha preciosa”, a ese mundo desconocido que es María. También en esta materia encuentro en Grignion de Montfort un maestro consumado. Pero sabiendo que nada puede el hombre sin la gracia, y que es al Espíritu Santo a quien toca descubrir [45] el Secreto de María, lo invoco de corazón, y espero de su caridad, que me ilumine y encienda en el amor a María. *** 1.- María es la Madre de la Divina Sabiduría – y de sus dones. 2.- María es la dispensadora de todos los dones de Dios: “Es la voluntad de Dios que desde que le dió a su Hijo, recibamos todo por su mano, y no desciende ningún don celeste a la tierra que no pase por Ella como por un canal.
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De su plenitud hemos recibido todos, y si hay en nosotros alguna gracia, alguna esperanza de salvación, es un bien que nos viene de Dios por Ella. Es tan dueña de los dones de Dios, que da a quien quiere, cuanto quiere y de la manera que quiere, todas las gracias de Dios, todas las virtudes de Jesucristo y todos los dones del Espíritu Santo, todos los bienes de la naturaleza, de la gracia y de la gloria. Estas son las expresiones y los testimonios de los Santos Padres. Pero cualesquiera que sean los dones que nos haga esta Soberana y amable Princesa, no está contenta si no nos da la Sabiduría Encarnada, Jesús su Hijo; y Ella está siempre ocupada en buscar almas dignas de esa Sabiduría, a fin de dársela. 3.- María es el Trono de la Sabiduría. 4.- Sólo por María se puede obtener la Sabiduría. 5.- Para guardar segura y dignamente la divina Sabiduría, necesitamos “consagrarnos totalmente a María como sus esclavos”. Entonces Ella se dará a nosotros y hará lo que nosotros no podemos hacer. [46] ***
Día 20 (47) María.
He estado aplicando las Misas en acción de gracias por la Maternidad divina de Mis meditaciones sobre la Santísima Virgen. (Su Maternidad). ***
Me parece que para tratar el tema tan importante de la Maternidad divina de María es preciso hablar primero de la Paternidad Divina, ya que toda paternidad se deriva de aquella; luego hablar del Hijo Divino, para medir el alcance de la Maternidad Divina, y después aplicar toda esta doctrina al caso de María. Pero ¿qué luz sino la del Espíritu Santo que llenó de gracias a María, podrá guiarnos en estudios tan íntimos y profundos? Por eso pido esa luz humilde e insistentemente. Noción Paternidad Fuerza - Poder Cualidades Autoridad Ternura Noción Filiación Dependencia Cualidades Confianza Obediencia Con el Espíritu Santo 35
Recibió del Padre María –Madre Del Espíritu Santo
Poder Autoridad Ternura Todos los Dones para comprender y compartir la misión de Cristo. Prerrogativas. [47]
María – Madre
Corrió la suerte de su Hijo Llevó la misma Cruz Buscó la misma gloria
María – Madre
Se deshace en acciones de gracias a la Trinidad Santísima por su elección a la Maternidad Divina y quiere almas acción de gracias con Ella.
Buscar y formar almas Derivaciones de la Maternidad que en cuanto sea posible Divina en María la imiten en su amor maternal, etc. ***
Día 21 (48) Lo que siento en mi Misa Nace Jesús todos los días en el Altar y nace en mis manos al pronunciar las palabras de la Consagración. Mis ojos lo miran como lo miraron los ojos de María en su Nacimiento temporal; como lo miró su Padre en el Nacimiento eterno, al engendrarlo. ¡Qué pura debe ser mi mirada! ¡Qué ardiente mi amor! Cuando nació Jesús, la Santísima Virgen lo ofreció inmediatamente como Víctima a su Padre y Ella se ofreció en su unión. Al nacer en mis manos en el Altar, nace precisamente para inmolarse – es la hora del Sacrificio – y a mí me toca ofrecerlo y ofrecerme a la gloria de su Padre. ¡Qué crucificado debe ser el Sacerdote! Su papel es siempre el de víctima con la Víctima. Y si ha de dar gloria a Dios y si ha de hacer el bien a las almas, es precisamente por su unión con Jesús Crucificado. Sólo siendo víctima podrá ser salvador de almas. [48] Cuando el Sacerdote desciende del altar, va envuelto en la luz del Espíritu Santo - Don inmenso de ese Sacrificio para la humanidad, pero especialmente para el Sacerdote que le permitió a Jesús renovar su inmolación del Calvario, con nueva gloria para su Padre, con nuevas efusiones del Espíritu Santo para el mundo. 36
¡Qué modestia tan grande debe tener el Sacerdote, y cómo debe guardar con esmero tantos tesoros que recibe en el Altar, y sólo sacarlos en bien de las almas! En las horas que transcurren entre una y otra Misa, el Sacerdote se da cuenta de las grandes miserias de la humanidad, de las grandes necesidades de las almas. Contempla cuadros de muerte y desolación, falta de amor, pecados… y con ansia suspira por la hora del Sacrificio, para lavar esos pecados, para reparar esas ingratitudes, para darles a las almas ese amor que les falta. ¡Qué misericordioso debe ser el corazón del Sacerdote! Pero también encuentra en el mundo almas sedientas de perfección, lirios purísimos que quieren perfumar la Casa de Dios; niños en los que despunta ya la vocación Sacerdotal, almas llamadas a la vida religiosa; almas que no recibieron esa vocación pero que suspiran por dar hijos santos, vocaciones Sacerdotales y religiosas a la Iglesia. Y entonces quisiera el Sacerdote que las horas volaran, que no hubiera ninguna interrupción en su Sacrificio, para llevarle a la Víctima Divina toda aquella floración de almas escogidas que unidas a su Sacrificio glorifiquen al Padre Celestial Y entonces el Sacerdote se deshace en acciones de gracias, derrama lágrimas de consuelo… las mismas que brotaron de los ojos divinos de Jesús cuando en el día de su Sacrificio contempló la gloria de su Padre en la santidad de las almas. Si el cáliz del Sacerdote contiene lágrimas amargas, arrancadas por la ingratitud humana, también encierra lágrimas de gozo, desde que Jesús quiso depositar en el cáliz de su perenne Sacrificio, la última lágrima brotó de sus ojos en la Cruz! ¡Qué feliz es el corazón del Sacerdote! Mas teniendo presentes estas cosas, sabe el Sacer[49]dote que sus lágrimas son las mismas de Jesús, y ya no teme derramarlas a raudales a lo largo de su camino el camino del Calvario que ahora existe entre el Altar y los campos de su apostolado – porque sabe que madurarán la mies y que aumentarán su contribución al Cáliz de su Sacrificio. ¡Qué fecundo es el dolor Sacerdotal! ¡Señor, mis lágrimas son muy pobres, porque es pobre el amor que las provoca; pero soy dueño de otras lágrimas que fueron las primeras que cayeron en el Cáliz de tu Corazón cuando comenzó a latir en Belén, y las últimas que se mezclaron con el agua lágrimas del alma - y la Sangre de tu Corazón en la Cruz: las lágrimas de María. ¿Las recuerdas? ¿Recuerdas lo que contenían, lo que encerraban? Amor ardiente, virginal, purísimo. Dolor nuevo en la tierra, incomprensible porque ya era dolor Tuyo. Pero también encerraban gozo, alegría sublime, porque contemplaban por primera vez tu Faz Divina, aquélla que nos habla de tu Padre, gozo que contempló en tu Cruz la Redención del mundo y la gloria de tu Padre! Esas lágrimas son mías, y las llevo y las llevaré al Cáliz de mi Sacrificio para que te digan mi amor. 37
También, Jesús mío, quisiste hacerme dueño de otras lágrimas, las últimas que derramaron los ojos de mi venerado y Santo Fundador, Félix de Jesús; fueron las lágrimas de un corazón sacerdotal que supo de tu Cruz y de su gloria. De tu Cruz porque fue víctima Contigo desde su cuna hasta la tumba; de la gloria de tu Cruz, porque fue lleno del Espíritu Santo, y con la luz divina de ese Espíritu comprendió el ideal de tu Sacerdocio y la razón de tu Sacrificio: “el amor y la gloria de tu Padre”; fueron lágrimas de alegría que coronaron una vida de amor y de dolor… Misa.
Nosotros, sus hijos, recogemos esas lágrimas para llevarlas al Cáliz de nuestra
Y aquella última que me tocó recoger y enjugar, recíbela, oh Jesús, como pago de lo bueno que has sido conmigo, y para que por ella me comuniques el verdadero espíritu de nuestro Santo Fundador. [50] ¡Qué feliz es el Sacerdote hijo de María! ¡Qué feliz es el Sacerdote que tiene como Padre a un Sacerdote Santo! Pero el Sacerdote es padre de las almas, y entre ellas encuentra muchas que lloran sus pecados y quieren borrarlos con sus lágrimas, tienen ansias de recuperar su blancura. En la Santa Misa, el Sacerdote deposita esas lágrimas en el Cáliz que contiene la Sangre Divina que borró los pecados del mundo; y tiene el consuelo de ver rehabilitadas a esas almas, de sentirlas nuevamente predilectas de Dios. Y al conmoverse hondamente su corazón de Padre contemplando la misericordia infinita que no se cansa de perdonar, eleva el Cáliz de Salud y al mismo tiempo que da gracias, lo derrama en el campo de las almas para que siga borrando los pecados del mundo. ¡Qué hermoso es el papel redentor del Sacerdote! Y en el gran número de almas que el Sacerdote contempla en su camino, hay muchas pobrecitas que no creen, que no esperan y que no han conocido el verdadero amor. Y las ve llorar, pero con desesperación, con la blasfemia en sus labios y el rencor en su pecho. También esas lágrimas las lleva al cáliz de su Misa para que conmuevan al Jesús Redentor y haga que encuentren en su camino un Sacerdote Santo que las lleve a Dios, que les enseñe a sufrir por amor, que les dé los consuelos divinos del Espíritu Santo. Del pecho Sacerdotal sale este grito que arranca seguras gracias para los que no creen y son también hijos de Dios: “Jesús Salvador de los hombres, sálvalos”! ¡Qué grande debe ser el corazón Sacerdotal para abarcar a todo el mundo! *** ¡Sí, sí, qué hermosa, qué grande y sublime es la vocación Sacerdotal! Más por lo 38
mismo ¡qué perseguida! ¡Qué odiada por los enemigos de Dios! Pero también ¡qué amada por las almas que de veras quieren la gloria divina! Demos a la Iglesia millones de Sacerdotes Santos; [51] multipliquemos los cálices que ofrezcan la Sangre Redentora de Cristo, y el mundo se salvará. Almas que me amáis, que Dios ha puesto en mi camino para hacerles el bien, dad gracias conmigo por mi Sacerdocio; dad gracias por todos los llamados a tan sublime vocación; dad gracias si, y os prometo incorporaros a la Hostia de mi sacrificio, y a mi cáliz de Salud, y allí transformaros en Cristo para que el Padre os ame y os pague como El sabe lo que por nosotros hicisteis. ¡Gracias! ¡Gracias!
Día 22 (52) ¡Cuánto ha gozado mi alma en la contemplación de las grandezas de María! Cuántos nuevos horizontes para su amor y predicación! Quiera el Espíritu Santo que ese germen depositado en mi alma, se desarrolle plenamente bajo el soplo divino de la gracia. *** Se ha discutido mucho sobre los motivos del silencio de los Evangelistas acerca de más detalles de la vida de María. Razones poderosas y como todas las divinas, deben existir; pero lo que yo me imagino es que quiso el Espíritu Santo alimentar el amor y la vida de los pueblos, manifestando a lo largo de los siglos las grandezas de María. Como base que todo lo explica, está la Maternidad divina de María. ¡Qué explosiones de gozo p.e. cuando la proclamación del Dogma de la Inmaculada! ¡Cuánto gozaremos cuando se proclame como Dogma la Asunción de María, su Mediación Universal, etc. etc.! Pero cuando se hayan predicado todas las grandezas de María, se acabará por decir en el exceso de la admiración: “Verdaderamente María era la Madre de Dios!” Y si por cada uno de los privilegios de María, qui[52]siéramos dar gracias sin fin a la Trinidad Santísima, ¿qué decir del privilegio que los encierra todos, el de su Maternidad divina? Por eso he sentido un gozo indecible al consagrar el naciente Instituto de Misioneras Eucarísticas de la Trinidad como hostia de acción de gracias por ese privilegio. Y estoy seguro que la misma ternura y gratitud de María hará que las almas llamadas a ese Instituto sean fieles a su vocación y que estarán adornadas con las virtudes de María, que ella misma les regalará. – Nacieron en el Corazón Inmaculado de la Madre de Dios, allí vivirán y allí morirán.
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Y si ellas saben ingeniarse amorosamente, ¡cuántos secretos descubrirán en ese Corazón Maternal de María! – Allí aprenderán a glorificar a la Trinidad Santísima; allí comprenderán los secretos del Corazón Sacerdotal de Cristo; allí aprenderán a sacrificarse por las almas! Entre las Misioneras florecerá el amor a María en todas sus formas. Ningún aspecto les será indiferente porque cuando han sido consagradas a honrar la Maternidad Divina, todas las gracias antecedentes y consiguientes a ese favor insigne, harán germinar en los jardines de la Trinidad, que son los jardines de María, las más variadas flores; violetas escondidas que honrarán la humildad de María; rosas de todos colores que encarnarán la caridad y el celo de María; las flores tal vez no clasificadas aún, que se regocijen por la Asunción de María; las que simbolicen la plenitud de la gracia en María; su Mediación Universal, etc. etc. Y de todas esas flores, combinando sus perfumes, un ramillete precioso que la Santísima Virgen presentará a la Trinidad Santísima, y al que pondrá en el centro una flor desconocida por su grandeza y hermosura, la flor de la gratitud a la Trinidad Adorable, y la que encarnará el ideal de las M.E. de la T.: “la glorificación especial a la Trinidad Santísima” por su propia excelencia y por los dos grandes medios que la humanidad tuvo para conocerla y amarla: el Sacerdocio de Cristo y la Maternidad divina de María. [53] La Maternidad divina que fue impugnada desde el principio del Cristianismo, fue proclamada en el Concilio de Éfeso (431). Más tarde se proclamó el dogma de su Concepción Inmaculada; pronto, esperamos, se declararán los dogmas que completen los privilegios de María. Y en todos se recordará y se tendrá por base la Maternidad divina. Cuando se proclamó el dogma de la Inmaculada, las apariciones de Nuestra Señora de Lourdes confirmaron tan consolador dogma. Once siglos después del Concilio de Éfeso, en 1531, otras Apariciones confirmaron aquel dogma: las apariciones de Nuestra Señora de Guadalupe en México. ¿No será justo que de México salgan los grandes devotos de María? ¿No será lo indicado que para formar el ramillete de gratitud universal por la Maternidad divina de María se tomen “Rosas del Tepeyac Mexicano?” Sólo esas rosas pueden hacer el prodigio de retratar fielmente a María en las almas. ¡Oh! qué grande es el porvenir de México! Y si la Virgencita de Lourdes ha proclamado la Concepción Inmaculada de María en todo el mundo, ¿no será justo que la Virgencita del Tepeyac proclame de igual modo su Maternidad Divina? Y si la Maternidad divina encierra los privilegios y los deberes de María, entre los que se contó el ser crucificada con Cristo, y si esta Maternidad la sintetiza la Santísima 40
Virgen de Guadalupe “Sábete hijo mío que Yo soy la Siempre Virgen María, madre del Verdadero Dios”; y si el nuevo Instituto de M.E. de la T. quiere honrar esa Maternidad, ¿no es lógico que la tenga como su advocación principal? Yo así lo creo, y espero que unánimemente lo aprueben ellas. * * * [54] M. E. T. SANTISIMA TRINIDAD PADRE Sac. C. Real Mist. Ac. Gr. A. Sac. Voc. A:C. Dif.
HIJO
ESPÍRITU SANTO
Matern. D. de M. Privil. Inm. Med. As. gl. Ac. grac.
Deberes Vic. con C. Co-Red. Buscar la gloria de C.
Día 23 (55) La última página de mis Ejercicios quiero que sea una alabanza a mi Madre Inmaculada, y una acción de gracias a la Trinidad Santísima. ¡Qué grande es María! ¡Qué Santa es María! Todo lo que la lengua humana pueda decir de ella, palidece ante la realidad. Sólo el Espíritu Santo ha podido alabarla dignamente. Por eso debemos recurrir a las Sagradas Escrituras para sacar las mejores alabanzas de María. Pues haciendo mías esas alabanzas, las ofrezco hoy en homenaje de admiración y agradecimiento a mi Madre Santísima, que es la Madre de Dios. Sí, te felicito Madre mía, eres feliz y todas las generaciones te llamarán dichosa porque guardaste la Palabra de Dios, no sólo haciendo su voluntad, sino llevándole en tu seno virginal, siendo la Madre del Verbo de la vida. – Y de tu felicidad participamos tus hijos, los pobres pecadores. Tu felicidad queremos que sea la nuestra, viviendo en gracia de Dios y sin ofenderlo. Gracias, oh Trinidad Santísima, por tantos privilegios con que adornaste a la Madre de tu Divino Hijo, que es también Madre nuestra! Que Ella te diga lo que nosotros no podemos, la gratitud que nace de una alma [55] inmaculada y de un Corazón Maternal que fue mártir por su inmenso dolor. Perdóname, oh Trinidad Santísima, el atrevimiento que he tenido al querer penetrar en las grandezas de mi Madre y en los secretos de tu amor para Ella! Si con todo esto no hubiera conseguido otra cosa sino darle una prueba de amor, me sentiría dichoso. 41
Pero no será eso todo. Yo sé qué buena es Ella. Yo sé que tú eres la Bondad y la Misericordia infinita. Yo sé que esa Bondad y Misericordia se va a inclinar hacia mí, primero para perdonarme mis grandes pecados, después para adornarme de la gracia, y luego para hacer ostentación de su poder en la pequeñez de su siervo. Es la seguridad que me hace feliz, la seguridad que me lleva de nuevo lleno de entusiasmo al campo de las almas escogidas, ya que has querido darme ese atractivo especial y ponerme en ese medio. Quiero recibir esta gracia como otra más añadida a la serie incontable que has concedido a nuestra Congregación de Misioneros del Espíritu Santo. Ella es mi Madre, y con gusto te regalo estos dones que en atención a ella he recibido. Concédeme, Señor, que así como he contemplado las grandezas de María mi Madre, pueda contemplar con mirada luminosa y pura las grandezas de esa otra Madre amorosa que me diste, la Congregación de los Misioneros del Espíritu Santo. – Es tu predilecta Congregación; es la Congregación de las grandes promesas de tu amor. La llenaste de dones para sus hijos; que yo los sepa recibir y los sepa aprovechar. ¡Que sea digno hijo de tan santa Madre! ¡Señor! Acuérdate de los méritos de Aquéllos que escogiste como piedras angulares de la Congregación, y que después de haberse santificado gozan, (así lo espero), de tu visión en el Cielo! También ellos fueron Padres Santos, cuyas virtudes debo imitar. Por el amor que les tienes, bendice más y más la Congregación. Que sea santa en sus miembros; que sea de veras un Semillero de Santos que te den gloria y salven las almas. [56] Yo entré a estos Ejercicios sediento de amor a María de conocerla más para hacerla amar más. Y yo sé que si no tuviera otros títulos para alcanzas esa gracia, me bastaría el pertenecer a esa Congregación Santa que Tú predestinaste para que de ella salieran los Apóstoles de María en los últimos tiempos. Yo reclamo la parte de herencia que me toca en esa misión sublime. Vendrán Misioneros más ilustrados; pero yo quisiera que ninguno me ganara en amor a María. Y ¿quién lo creyera? Mi pobreza, mi ignorancia, es mi riqueza, porque pediré al Espíritu Santo que sea El en mí quien mueva, y a la Palabra Eterna, a mi Adorado Verbo, que sea mi Palabra para ensalzar a mi Madre Inmaculada. Será la Pasión de Cristo mi tesoro para comprar esas gracias; y en cambio de todo, seré para ellos la gratitud personificada, que diga a todas las generaciones, y especialmente a mis hermanos en el Sacerdocio ¡cuán bueno es el Señor! Fiat - Fiat! * * * [57]
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Ejercicios espirituales del 18 al 27 de octubre de 1942 (58) Día 18. – entrada (58) Consagro estos Ejercicios a cada una de las Divinas Personas de la Santísima Trinidad, y los pongo bajo la protección de la Santísima Virgen María, Madre de Dios, y del Custodio y Padre Putativo del Hijo de Dios, el Castrismo Patriarca San José. Pido humildemente su ayuda a San Miguel. Invoco la ayuda y pido su bendición a N.V.P. Félix de Jesús, a N.M. Cruz de Jesús, a S.S. Pío X, Pío XI y al Card. Merry del Val. Quiero que sean días de Dios; quiero entrar en mayor intimidad con El; y darle a mi alma el alimento que necesita. Así sea!
Día 19.- Lunes (58) He comenzado mis meditaciones pasando las horas a los pies de Jesús Sacramentado. Al mismo tiempo que medito los temas sobre Dios, voy haciendo algunas consideraciones acerca de mi vida o de las almas. He encontrado mucha facilidad para ello, gracias a Dios. *** Como en años anteriores, quiero en este primer día, hacer una especie de balance espiritual desde los últimos Ejercicios. De aquellos salí con un grande amor a la Santísima Virgen y con grandes deseos de hacer conocer sus grandezas como Madre del Hijo de Dios. Procuraré cumplir esos propósitos; y tuve el consuelo de que las M.E. de la T. pusieran entre sus fines especiales, el de dar gracias a Dios por la elección de María a la Maternidad Divina. [58] Ha sido este año lleno de cruces y de consuelos. Pero el Espíritu Santo no me ha dejado de su mano. Gracias a Él, he podido llevar todo, aunque debo confesar que las cruces no las he llevado como debiera. Sin embargo, tal vez por mi buena voluntad, el Espíritu Santo no me las ha quitado, sino que sigue dándolas a mi alma. Llego a los presentes ejercicios con muchas penas en mi alma, y con grandes deseos de acercarme más a Dios. Quisiera entrar más en la vida de la Santísima Trinidad; conocer mejor a María y San José. Pero, como siempre, me abandono en manos de Dios, para que Él me lleve por donde quiera. Mi alma está atenta a su voluntad. Señor, ¿qué quieres que haga? Habla que tu siervo está atento para obedecer 43
*** Meditaciones muy hermosas sobre Dios. Sus atributos, etc. Y ese Dios es nuestro, somos sus hijos y estamos a su servicio. Pero si ese servicio nos honra, al mismo tiempo tiene grandes exigencias, especialmente de fidelidad en el cumplimiento de la voluntad divina. Debemos hacer lo que Dios quiere y como Él lo quiere, no lo que nosotros queremos o como nosotros queramos. A ello nos ayudaré mucho la intimidad con el Espíritu Santo, la rectitud de intención y la perseverancia en la oración. *** Oración intima con Jesús Eucaristía.
Día 20. – Martes (59) Meditación afectiva. Siento a veces como que me da miedo el porvenir, dadas las penas del pasado.No quiero sin embargo, dejarme llevar por esos sentimientos, antes bien, deseo entregarme completamente a Dios. [59] En realidad, debe serme indiferente una cosa u otra, si Dios la quiere. Debiera inclinarme siempre del lado de la cruz, pero no es así, y por eso juzgo que mi amor a Dios es todavía muy imperfecto.- Acepto las penas, a veces siento gusto en ellas; pero en general las paso como de prisa, queriendo que se acaben. *** He sentido una necesidad muy grande de pedir y trabajar por la unión entre nosotros. No basta una unión ficticia, creada por las circunstancias o por el interés, debemos tener unión en el Espíritu Santo, es decir, unión de amor divino, la unión de caridad y de perfecta caridad. En las Obras de Dios no hay que seguir la política mundana de las Instituciones humanas. Y ¿quién nos podrá unir así sino el Espíritu Santo? Aquél que une entre Sí al Padre y al Hijo y el que debe unir a la criatura con Dios? Muchas veces puede suceder que para que exista la unión, deban hacerse algunas aclaraciones que herirían la caridad; o que tal vez sin llegar a ello, no serían tenidas en cuenta por prejuicios existentes. Entonces creo que el remedio hay que dejarlo completamente en manos de Dios. El habla por el que calla, cuando el silencio tiene motivos de caridad. *** 44
En la oración de la tarde, continúe mis meditaciones sobre Dios; la unión con Él, la necesidad de amar la Cruz y de vivir una vida de fe. “Obediencia en la fe, creer sin ver ni sentir ninguna evidencia, ni pedirla” Y ¿cómo podrá ser esa vida? Por lo que a mí toca, teniendo en cuenta mi Sacerdocio debo creer lo que Jesús ha dicho en su Evangelio acerca del Sacerdocio; debo creer las enseñanzas de la Iglesia. Y según esa fe, debo creer en el amor infinito [60] de Dios para mi alma; en la gracia de estado; en la obligación que tengo de trabajar por mi propia santificación y por la de todo el mundo. Debo creer que seré crucificado con Cristo; que resucitaré con Cristo. Debo creer que sobre la Cruz de mi Sacerdocio se proyectará siempre la luz del Espíritu Santo, que ese Espíritu la hará fecunda, que ese Espíritu me llenará de fortaleza para poder sufrir, y de amor para poder crucificarme con Cristo por la gloria de su Padre y el bien de las almas. Debo creer que la Santísima Virgen no me abandonará, y que ser siempre el Ángel de mi Sacerdocio. Ante todo debo creer que como Sacerdote, me debo completamente a Dios y a las almas. Que como Sacerdote debo ser víctima inmolando todo mi ser a la gloria de Dios. Que debe morir mi yo para que lo reemplace el de Jesús. El debe vivir en mí, obrar en mí, amar en mí, sufrir en mí, darle gloria a su Padre en mí, difundir su Espíritu Santo en mí o desde mi ser; morir en mí, resucitar en mí y ser glorificado en mí. Omnia et in omnibus Christus! ***
Día 21. – Miércoles. (61) Pido humildemente a Dios que no retire de mí su gracia, y que no deje de darme ninguna de las gracias que me tenía preparadas para estos Ejercicios. *** No podría expresar en palabras lo mucho que ha gozado mi alma, al meditar las perfecciones divinas, la Vida de la Trinidad, etc. Y el grande deseo de santificarme y de santificar almas para que se ocupen de rendir a Dios ese homenaje [61] de alabanza que les es debido y que es lo único que 45
podemos ofrecerle, regocijándonos de que El sea Santo, Feliz, Bueno, etc. etc. Y sentirnos felices por su gloria que es también la nuestra. Al Espíritu Santo le toca preparar esas almas donde el Verbo Divino habite y diga lo que su Padre es; y darles ese amor con el cual deben ser amados el Padre, el Verbo y el mismo Espíritu Santo. María fue el Modelo de las almas glorificadoras de la Trinidad. En Ella habita el Verbo – fue su Madre – y le manifestó la grandeza del Padre, dándole la plenitud del Espíritu que de ambos procede. ¡Qué grande es María! ¡Qué Santa es María! ¡Qué feliz es María! ¡Qué buena es Marra! ¡Quo Madre es María!.. Y por todo eso ¡cómo desea comunicarnos su dicha, haciendo de cada uno de nosotros un contemplativo de las cosas divinas, un hombre de Dios! Alimentemos nuestra piedad en el Dogma y ser lo que debe ser: “el espíritu de adoración, de dependencia y de amor, la firme voluntad de todo bien, la marcha hacia el ideal.” *** “Oh Trinidad Santísima, no eres muda, tu vida no es sino un gran cántico en el que toda tu admiración mutua se expresa en alabanzas dignas de Ti. ¡Qué entusiasmo en esos ritmos deslumbradores (éclatants), en esas armonías penetrantes, en ese amor que encuentra acentos de un poder tal que traduce el infinito!” *** “Oh Trinidad eres un éxtasis eterno”!.. El éxtasis hace salir de sí. ¡Oh Padre, Tú sales de Ti mismo para pasar a Tu Hijo! ¡Oh Hijo! Tú sales de Ti mismo para mostrar (traduire) a Tu Padre.- Y este éxtasis eterno se continúa en tu Espíritu Santo, en el que vuestras aspiraciones reunidas comunican (jettent) [62] la divinidad toda entera. Pero en esas evoluciones eternas ¿no vas perfeccionándote cada vez más? El progreso no es acaso la ley común de todo ser? NO, esta ley no es la Tuya, porque el progreso supone el paso a un estado más perfecto, y Tú fuiste perfecto siempre. Entre nosotros, perfeccionarse es acercarse a su término, es hacerse más semejante a su ideal. ¡Oh Dios, aquél que está en el término, no podrá acercarse a él; aquél que es el ideal por esencia, encuentra que lo ha realizado siempre. ¡Oh Trinidad! Tú no progresas, pero te despliegas sin fin (déployer). ¡Oh Padre, oh Hijo, oh Espíritu Santo, ¡sed felices! ¡Sed bellos! ¡Sed grandes! Y armoniosos! ¡Sed vosotros mismos! Nada puedo daros; nada puedo desearos, os atribuyo todo lo que sois, y hago de 46
ello el gozo supremo de mi amor! (Les Sources de la Pieté).
Día 22. – Jueves (63) Mucha unión con Dios todo el día.
Día 23 – Viernes (63) Gracias a Dios persevera ese estado de unión con Dios. No podría describir el estado de mi alma; por eso prefiero pasarlo en silencio y gustarlo mientras el Señor me lo quiera conceder. (Confes.)
Día 24 – Sábado (63) Sigo pidiendo humildemente al Señor que me conceda el don de oración. Conocerlo y hacerlo conocer. Amarlo y hacerlo amar. – He pedido hoy especialmente esta gracia por int. de la Santísima Virgen. * * * [63] Hoy he hecho a N.S. un ofrecimiento que me parece era algo que me faltaba y que tal vez por resistencia a la gracia no lo había hecho. En los diversos Ejercicios pasados le ofrecí a Jesús actos de amor, mirada de amor, entregas de amor; me consagré como esclavo de amor por María, y sin embargo sentía que faltaba algo para quedar satisfecho. Creo que lo que hoy hice era lo que me faltaba. Consagrarme a Jesús Crucificado para correr su misma suerte. – Desear su Cruz, pedir la Cruz; en una palabra, atarme con una entrega definitiva a Jesús Crucificado. Esto ya lo había pensado; pero tenía miedo. He sido tan cobarde en las ocasiones que se me han presentado para sufrir; me han calado tanto ciertas penas, que me hacia como disimulado cuando sentía la necesidad de amar más la Cruz. Ahora lo he hecho, confiado en el mismo Jesús a quien me entrego; en la protección de María que siempre está al pie de la Cruz de Cristo y con las almas crucificadas, y de manera muy especial confío en el Espíritu Santo, de Quien espero gracia y fortaleza para cumplir mi entrega He hecho todo esto, no en un arranque de entusiasmo de ésos que a veces viene; no, lo he hecho con una grande serenidad, y con consciencia de lo que hacía. Hoy más que nunca, debo vivir mi lema: “Scío cui crédidi”, sé a quién he unido mi destino, sé para quién sufriré y por quién trabajaré; sé a quién le he confiado mi corazón. Que Dios N.S. me ayude a que todo sea una realidad y no uno de tantos ofrecimientos que se hacen para no cumplirse. 47
*** Ahora sí, Jesús mío, te felicito porque has conseguido tu deseo; ahora sí me felicito yo mismo porque he cumplido con un deber. Mi vida no será triste. “Hílarem datorem díligit Deus…” Dios ama al que se da con alegría – Así te diste Tú a tu Padre; así quiero darme. Mi vida llevará las dulzuras íntimas del Sacrificio amoroso; la alegría del Espíritu Santo. [64] Ahora será fecunda esa vida. Era lo que me hacía falta para alimentar a mis h., para llevar las Obras y las almas al punto querido por Dios. ¡Oh Jesús! Contempla tu imagen en mi alma. ¡Oh Padre! Contempla la Divina Faz de tu Hijo grabada en mi alma. ¡Oh Espíritu Santo! descansa en la Cruz de mi alma, y desde allí ilumina, consuela y difúndete por todas partes. ¡Oh María! Ya viviremos más unidos por lo que más une; la Cruz de Jesús. *** Y como un regalo para mis almas te pido, oh Jesús, que en memoria de este día las llenes de tu Espíritu y que todas y cada una lleguen a la meta de su ideal; que en todas te des gusto; que en todas seas glorificado; que todas desprecien el mundo y hagan que reine Dios en ellas; y que llenas de Dios lo irradien en el mundo para salvarlo. Así sea. Tlalpan, D.F. – En la Capilla de las H. del Esp. Santo. Entre 11 – y 12 a.m. del 24 de Oct. de 1942. *** Cuando Jesús iba a separarse de los Suyos, dejándoles la misión de conquistar el mundo: en aquella hora en la que El llegaba a la sublime expresión de su Amor para el hombre y en la que éste no comprendía ese amor, en que había de ser traicionado, abandonado y negado, les promete a los suyos un nuevo Consolador, Aquél que les ha de enseñar toda verdad… Y su promesa se cumplió como el Espíritu Santo y transformó a sus discípulos; los transformó en Cristo, y Cristo Crucificado. El hizo el prodigio. En el día de mi ofrecimiento a Jesús Crucificado, recurro a Ti, oh Espíritu Divino. A Ti, A Quien me he consagrado hace tanto tiempo, a Ti a Quien he tratado [65] de amar y hacerte amar; a Ti que siempre has sido para mi alma un Consuelo divino; a Ti con Quien he sellado aquella alianza de amor con vestigios de eternidad; a Ti Don del Padre y del Hijo, a Ti recurro para que me concedas ser fiel a mi ofrecimiento y poder transformarme en Jesús Crucificado. 48
Era preciso llegar a este punto para poder ser verdadero Misionero del Espíritu Santo y Apóstol de la Cruz. Para poder entender y predicar ese hermoso Espíritu del Apostolado de la Cruz, que santificará a tantas almas. De Ti lo espero todo. Yo nada puedo; pero en Tu Amor confió, en tu Gracia, en tu gran Misericordia. *** Recurro a Ti, Virgencita Madre. A Ti que tan buena has sido conmigo en todo tiempo. A Ti que tan fiel fuiste a la moción de la gracia, y en Quien pudo hacer el Espíritu Santo la Obra Maestra de su gracia para encarnar al Verbo; a Ti que como nadie reprodujiste a Jesús- Crucificado; a Ti recurro para que me ayudes a ser fiel, a no desdecirme. ¡Gracias! Una y mil veces, Madre mía! *** Invoco la protección de mi V.P. Félix de Jesús y de mi V. Madre Cruz de Jesús. Ellos tan enamorados de la Cruz y que quieren verse reproducidos en nosotros sus hijos; ellos no nos dejarán solos. ¡Bendígame Padre mío! ¡Bendígame Madre mía! Todos mis amigos del Cielo! Ayudadme a llevar la Cruz de Cristo, la Cruz íntima de su Corazón; para consolarlo y para alcanzar por este medio la gloria del Padre y la salvación de las almas. ASÍ SEA!
Día 25 (66) Fiesta de Cristo Rey. – En la Santa Misa hice mi entrega total a Jesús Crucificado. Deo gratias!
Día 26 (66) Todas mis med. En torno a la Entrega. [66]
Día 25 (67) Fiesta de Cristo Rey. En la Santa Misa hice mi entrega total a Jesús Crucificado, Deo gratias!
Día 26 (67) Todas mis meditaciones en torno a la Entrega. Fin de Ejercicios Propósitos de fidelidad – Confianza en Dios. DEO GRATIAS ¡ET MARIAE MATRI DEI! 49
* * * [67]
Ejercicios espirituales del 31 de Agosto al 14 de Septiembre – 1943 (68) En la Casa Noviciado de las Hijas del Espíritu Santo. Tlalpan, D.F.
Día 31.- Entrada (68) Con grandes deseos de aprovechar estos días, vengo a mis Ejercicios. Hace un año me ofrecí a Jesús Crucificado para ser una sola cosa con El. Procuré cumplirlo, pero la intensidad de la lucha ha dejado en mí una especie de agotamiento. Quiero rehacerme en estos días. Como siempre, me pongo a la disposición divina, abandonado completamente al divino beneplácito. Consagro estos Ejercicios al Espíritu Santo y al Corazón Inmaculado de María. ***
Septiembre 1º - Miércoles (68) Pasé el día meditando nuevamente el libro precioso de Grignon de Montfort “L’Amour de la Sagesse Eternelle”. Con facilidad logré entrar en oración, y quiero dejarme llevar suavemente de la corriente de la divina gracia.
Jueves 2 de septiembre (68) Grandes deseos de poseer a Jesús, la Sabiduría Eterna y Encarnada. Oración de deseo, dolorosa. Pido algo que no viene, que no siento, que casi ni puedo definir. Hace muchos años que lo pido y lo espero. Se refiere a la unión con Dios. A veces he creído que ya lo alcancé; pero el deseo se acrecienta y me siento más lejos. Sólo Dios lo sabe. Seguiré deseando, esperando y sufriendo. [68]
Viernes 3 (69) En la Santa Misa pedí una purificación total para lograr la plena posesión del Espíritu Santo, y para que entonces Jesús ya no se vaya nunca. He querido callar; pero tratando de anotar el estado de mi alma, debo decir de nuevo, o mejor como casi siempre, que se encuentra en una atmósfera de dolor. ¡Qué 50
rico ha sido en Cruz el presente año! Pero precisamente eso me da esperanzas de alcanzar lo que deseo. Tengo sed de amor divino; quiero una transformación plena en Dios. Quisiera que no me afectaran las cosas humanas; pero debiendo formar parte de mi Cruz, es necesario aceptarlas. Pero quiero llevar siempre a Dios en mi alma para vencer al mundo, para comunicarlo a las almas. ¡Oh sí! Lo espero con confianza, llegará el día en que Jesús esté tan contento en mi alma, que nunca se vaya. ¡Oh María, Madre de Dios y Madre mía! Ayúdame a conseguir esa gracia: que Dios esté siempre conmigo! *** Y juntamente con el amor a Dios crece el deseo de las almas. Deseo de santificarlas; de que le den mucha gloria a Dios. ¡Señor dame esas almas, y dame tu gracia y amor para santificarlas!
Sábado 4 (69) Con más instancia pedí en la Santa Misa la gracia de poseer al Verbo; de vivir en unión íntima con El, para gloria del Padre y del Espíritu Santo. Pedí la int. de María. Confío plenamente en esto. *** Después de haberme dado plenamente, por lo menos en un acto de sincera voluntad, creo que ya voy a recibir lo que deseo. [69] Necesito recibir, porque por más que yo dé, ¿qué vale lo mío? Necesito recibir, poseer lo divino; llevar la Sabiduría Eterna y Encarnada en mi alma. Que su luz me bañe; que su ciencia me llene; que su bondad se muestre a través de mi alma; que su poder obre prodigios; que su hermosura forme en mí las delicias del Padre Celestial; que su amor a María sea mi único amor para Ella; que con su presencia en mi alma permanezca siempre su Espíritu, que será mi Espíritu ¡Ven pues, oh Jesús! Ven a mi alma. Contigo lo podré todo; sin Ti nada. A Ti te toca dar, porque eres el Heredero Universal de tu Padre y nosotros Coherederos Tuyos. ¿Cómo voy a ser Sacerdote santo, sin Ti? ¿Cómo puedo ofrecer el Sacrificio, sin estar identificado Contigo? Muévete ya a compasión, ven a mí! 51
Por tu Padre, por María ¡Ven! ¡Ven! ***
Consagración y promesa (70) ¿Quién se consagra? - Un Sacerdote representante de Cristo; encargado de perpetuar el Sacrificio de la Cruz en el Altar; de dar el Espíritu Santo a las almas; de buscar en todo la gloria del Padre. - Un Sacerdote, que ama su vocación, que la agradece, que quiere hacerla producir el ciento por uno; que arde en deseos de transformarse en Cristo; Pero, que es muy pobre de virtudes, que no ama aún la Cruz como debe; que a veces teme a sus enemigos y se deja llevar de la tristeza. ¿A quién se consagra? - Al Sacerdote Eterno Cristo Jesús, Sabiduría Encarnada – Redentor Universal – Esplendor del Padre y figura de su Substancia. - A Jesús que ama a sus Sacerdotes como a la niña de sus ojos. [70] ¿Qué promete? - Con la gracia del Espíritu Santo, fidelidad en su servicio; trabajar con constancia y con amor en el campo de la Iglesia; tratar de adquirir el verdadero espíritu de los Misioneros del Espíritu Santo; difundirlo especialmente por medio de las obras de la Cruz; buscar en la fundación de las M:E: de la T. la mayor gloria de Dios; confesar que todo ha sido en ella la Obra de Dios; respetarla como Obra de Dios; amarla como Obra de Dios; sacrificarse por ella como Obra de Dios; procurar que sus miembros sean almas de Dios. - Promete también ser dócil, ayudado por Dios, en todo lo que la obediencia le mande o le indique; no temer a los enemigos de Dios; y permanecer siempre en el Corazón de Dios y en el de María implorando misericordia y dando gracias por su vocación de Sacerdote y Misionero del Espíritu Santo. *** Terminé el día con sentimientos de humillación al ver mi resistencia al sacrificio. Debiéramos amarlo, no por él sino por lo que nos da, es decir, a Jesús, la intimidad con Dios. Debiéramos amarlo porque nos aparta de mil peligros de perder a Dios. Debiéramos siempre ver en la Cruz a Jesús y a Jesús en la Cruz.
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Domingo 5 (71) Instancias en la Misa para sacar el fruto que debo de los Ejercicios.- El hablará por mí.
Lunes 6 (71) Seguí la Meditación sobre el mismo tema.- Comienzo la 2ª. Parte: La Verdadera devoción a María.- Casi todo el tiempo lo paso en la Capilla.- Misa E.S. [71]
Martes 7 (72) Misa E.S.- Pidiendo la comprensión del Secreto de María para alcanzar la posesión de la Sabiduría. Comencé la Meditación del Tratado de la V.D. a la Sma. V. de G. de M. – Desde la primera línea va abriendo un surco profundo en mi alma. Así es como yo deseaba que se hablara de María; así quisiera poder hablar de Ella.- Pero, dice el Beato, que eso no se puede sin un permiso y gracia especial de la Trinidad Santísima. Por eso comencé por pedir esa gracia especialmente en el Santo Sacrificio de la Misa, y después en la Oración. ¡Qué dicha! Conocer más a la Madre de Dios que es mi madre! A la Predilecta de la Trinidad Santísima! Con sumo respeto y amor trataré de entrar a ese Santuario sellado que es María.
Miércoles 8 – La natividad de María (72) (Profesión de Margarita Villaseñor) Misa por la Santísima Virgen. Mucho gozo interior por la Festividad de María.
Jueves 9 (72) 3ª. Misa al Espíritu Santo pidiendo las gracias más necesarias a mis Ejercicios para que sean lo que Dios quiere. Mi grande preocupación es que El esté contento. He seguido meditando el Trat. de la Verdadera devoción a la Santísima Virgen.Cada vez lo encuentro más sólido y más piadoso. (Recibí carta de C.O. y la contesté a fuerza S.V.)
Viernes 10 (72) Mucha unión a Dios todo el día.
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Sábado 11 (72) Procuraré interesarme más por la gloria de [72] Dios; más olvido propio.
Domingo 12.- Fiesta del Dulce Nombre de María. (73) Convencimiento de que no debo querer sentir las cosas espirituales, sino dejar en libertad a Dios para que El obre como convenga. Debo vivir de fe, porque es la vida que debemos enseñar. La revelación plena del Amor será el fruto de la eternidad.
Lunes 13 (73) Último día de Ejercicios.- Como el primer día. Quiero ponerme enteramente en manos de Dios. He renovado mi Consagración a la Santísima Virgen. Aunque no las sienta ni las vea, estoy seguro que el Señor ha llenado de gracias a mi alma en estos días y quiero agradecerlas inmensamente. Mi única ambición es que Él quede satisfecho. Por lo demás estoy tranquilo. ser.
Deseaba oír la voz de Dios y me rodeó un silencio divino que penetró todo mi
Pero en ese silencio descubrí a Dios y ¿lo diré? También lo sentí. Por eso es cierto que en Dios todo habla, hasta sus silencios. En medio de ese silencio sentí amor y dolor. Mi alma estaba envuelta en una atmósfera de amor doloroso, y como ese ambiente fue el de Jesús a su paso por la tierra, quiere perpetuarlo en sus Sacerdotes. Por eso se hace violencia cuando nos ve sufrir, queriendo consolarnos; por eso aparenta callar cuando quisiera derramarse como un torrente de voces divinas en el alma; no quiere turbar ese silencio; no quiere que desaparezca ese ambiente de amordoloroso. Lo más que hace es dejar que algunas lágrimas den salida al dolor, recibiendo en cambio consuelos divinos. Pero también exige ese sacrificio y siega la fuente de las lágrimas. [73] Además no quiere que esas lágrimas vayan a manifestar falta de resignación o conformidad con el querer Divino Nos quiere alegres en el dar como en el recibir. Y si el dolor es una gracia, no se debe recibir con lágrimas, a menos que sean de 54
agradecimiento. No llores pues, alma mía! Sigue dando tu dolor con alegría. Y espera… no será mucho, porque Jesús no resiste esa clase de amor y no quiere esperar al Cielo para corresponderlo. Cualquier día, en la hora quizá más oscura, aparecerá ese Sol de Amor y lo alegrará todo. Entre tanto, sigue tu camino de fe, de esperanza y de amor. Te lleva María en su Corazón, ¿qué más quieres? ¡Señor! quiero tu Misericordia, tu perdón y tu amor! * * * [74]
Escrito en San Luis Potosí (75) Enero13 de 1944, 10.45 p.m. Con una emoción indecible, espero el día feliz que ya está por comenzar. No sé cómo prepararme a recibirlo. Fui esta tarde a Jesús María a visitar la amada Cruz del Apostolado. ¡Cuánto pedí y cuánto espero de esa Cruz! Y ahora mi corazón se siente como envuelto en amor de gratitud. Las cosas del mundo se quedan lejos, y sólo revive el pensamiento de aquel día feliz, 14 de Enero de 1894. Quiero dar mucho; pero recibir también mucho para poder dar. Corazón Divino, clavado en la Cruz por salvarnos! Recibe mis grandes deseos de glorificarte. Penetra a mi corazón y oye cómo late emocionado por Ti. ¡Palomita amada, Espíritu de Amor! Te felicito por tu bondad y misericordia. ¡Cuántos corazones has herido de amor! Tu amor me tenía presente aquel día glorioso. Veniste para ser y hacer mi felicidad ¡Espíritu de Amor, en Ti confió! ¡Oh María, Madre de Dios y Madre mía! Tú que sabes tanto de estas cosas; ayúdame, prepárame, dame tu Corazón! * 55
Ahora quiero preparar algo para el Sermón de mañana en el Oasis. ¡Oh Espíritu Santo! Habla Tú por mí y en mí! ¡Madre mía, Ayúdame! N.P., N.M., M.I. ayúdenme. * [75]
“CONFITEMINI DOMINO QUONIAM BONUM, QUONIAM IN AETERNUM MISERICORDIA EIUS!..” (76) 1.- Venimos a celebrar el 50 aniv. de un Nacimiento; el n. de las Obras de la + Todo Nac. es una gracia, porque la vida nos permite conocer y amar a Dios. 2.- Pero la vida de las Obras es Cruz preciosa ¿Qué son las Obras? La primera Obra de la Cruz fue el Apostolado. La segunda las Religiosas, el Oasís, etc. 3.- El E.S. en las Obras de la Cruz El S.C. en las Obras María en las Obras 4.- El corazón del hombre en las Obras Lo que Jesús pidió… Lo que las Obras le han dado N.M. N.P. M.I. Los desconocidos -Las Obras de la Cruz son canales por donde se derramó la gracia en el mundo. -Por ellas se conocerá y amará al E. Santo -Y al Corazón de Cristo -Se salvarán y se santificarán muchas almas. *** [76]
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Ejercicios Espirituales (77 a) Del 16 al 28 de mayo de 1944
Día 16 – Martes. (77 a) Consagro los presentes EJERCICIOS a cada una de las Divinas Personas de la Santísima Trinidad, en mis grandes deseos de intimidad con Ellas. Los consagro a la Santísima Virgen, Madre de Dios y Madre Nuestra, para que desde su Corazón pueda ofrecer constantemente a mi Verbo Encarnado y ofrecerme en su unión para que el Divino Padre encuentre sus complacencias. Quiero abandonarme completamente a la acción divina del Espíritu Santo. ***
Día 17.- Miércoles. (77 a) Llego a estos Ejercicios que celebro en el Año Jubilar de Oro de las Obras de la Cruz, trayendo en mi alma el único deseo de ofrecerme con Cristo a la gloria del Padre. Hace 25 años que la Congregación me abrió sus puertas, y me recibió con cariño de Madre. No tengo para ella sino motivos de amor y gratitud. Si la Congregación me amó como Madre, yo sentí y he sentido cada vez más para ella un ardiente amor filial. Le he consagrado mis fuerzas y en la pequeñez de mi ser he querido que para ella sea todo. Sólo Dios sabe si lo he logrado. Lo cierto es que El recibe nuestra buena voluntad, y por eso me siento tranquilo. *** Vengo a estos Ejercicios con un grande entusiasmo para prepararme al gran día de Pentecostés, a nuestro [77 a] Capítulo General, y a la celebración de mis Bodas de plata de Misionero del Espíritu Santo. Tengo sed de unión con Dios; quisiera penetrar más en el espíritu de las Obras de la Cruz. ¡Quiera el Espíritu Santo, por los méritos de la Cruz de Cristo, y por los de María, derramarse en mi alma que tanto lo quiere amar y hacer amar! *** ¡Habla Señor, que tu siervo escucha! Recibe, oh Padre, en cada latido de mi corazón el ofrecimiento de tu Verbo a 57
quien me uno en todo para que encuentres en El tus complacencias. Nos ofrecemos por manos de María, envueltos en el amor del Espíritu Santo, a tu dulcísima Mirada! *** He tomado el tema de mis meditaciones de “La Croix de Jesús”, por Chardon, O.P. - Libro profundo que estudia el Misterio de la Cruz. Grandes deseos de simplificarme en Cristo. ¡Oh! Qué hermosa es esa vida de simplificación en Cristo! Como decía Monseñor Gay: “Ser sencillamente otros Jesús”. Serlo en cuanto a su ideal, a su modo de sentir y de pensar. En su amor al Padre y a las almas, muy especialmente a sus Sacerdotes. En su amor a la Cruz; en su amor al Espíritu Santo y a María. Feliz pérdida la que tenemos cuando lo dejamos todo por entregarnos completamente a Él. *** Procuraré con la gracia de Dios hacer una síntesis de mi vida espiritual en los 25 años que llevo de vida Religiosa. En el primer año de mi Noviciado, deseoso de encontrar “el camino corto” para mi santificación, y lo que Dios quisiera de mi vida, procuré indagarlo y pe[77 b]dirlo humildemente en unos Ejercicios Espirituales que hicimos. Como a los tres días comencé a ver con claridad cuál era ese camino y cuál la misión que debía desempeñar al recorrerlo. “Ser Apóstol del Espíritu Santo”, ser, como escribí entonces, “el judío errante del Espíritu Santo” para hacerlo amar, y yo mismo consagrarme a su amor apasionado. Comuniqué a nuestro Venerado Padre Fundador el resultado de mis averiguaciones, y él me dijo que lo aprobaba todo. Desde entonces, con un fuego especial, comencé a hablar del Espíritu Santo. Nuestro V.P. Fundador no desaprovechaba ninguna ocasión para alentarme y no solo verbalmente, sino por escrito me aseguró que ésa era mi Misión. Mucho pedí a la Santísima Virgen que me ayudara, ya que el Espíritu Santo me había dado para Ella un grande amor desde los primeros años de mi vida. Durante el Noviciado me limité a la oración y la acción que podía ejercer en torno mío y por la correspondencia. Cuando profesé, al ser destinado a la Escuela Apostólica, comencé a llevar la 58
correspondencia y a encargarme del pequeño Boletín de la Familia del Espíritu Santo. Dos años más tarde, al ser ordenado Sacerdote, y con fecha 8 de diciembre, recibí de N.V.P. Félix el Nombramiento de Sub-Director General de la Familia del Espíritu Santo. Siendo ya Sacerdote y teniendo más medios de acción, comencé a desarrollar un apostolado más intenso; predicación, confesionario, prensa, y de una manera especial el Santo Sacrifico de la Misa. *** El amor al Espíritu Santo fue encendiendo en mi alma un amor nuevo para el Verbo Encarnado. Desde que era Novicio, por gracia de N.P. Félix, pude leer n.M, y sentí un atractivo muy grande por todo lo relacionado con el Apostolado de la Cruz. Dios sabe cuántas oraciones hice y como sufrí mientras se llegaba el día de hacer algo por esa amada Obra. [77 c] El Espíritu Santo me preparaba con el “Martirio del deseo”. Tuve que esperar varios años, pues no fue sino hasta 1926, cuando la Santa Sede confió a la Congregación de M. del Espíritu Santo la Dirección General del Apostolado, cuando n.V.P. Fundador me nombró Sub-Director General de esa Obra. La persecución religiosa que ese año comenzaba con más intensidad, impedía desarrollar un apostolado intenso. Sin embargo Dios me ayudó y pude fundar varios Centros en plena persecución. Mucho gocé al fundar especialmente el de S. Luis Potosí, cuna del mismo Apostolado. Con la ayuda decidida del Excmo. Sr. Dr. D. Miguel de la Mora, y contando con el apoyo general de los miembros de la Familia del Espíritu Santo, logramos un gran triunfo para el Apost. el 2 de Sept. de 1929 en que se fundó en la Iglesia Catedral. Teniendo que estudiar el Espíritu del Apostolado, encontré un alimento muy sólido para mi alma al meditar sobre el “Misterio de la Cruz”, sobre los dolores internos del Corazón de Jesús, relacionado todo con el amor y la devoción al Espíritu Santo. *** A esa etapa siguió otra que se caracterizó por el amor al Divino Padre. Fue ésta un resultado lógico del estudio del Corazón de Cristo; fue el fruto del Sacrificio de Cristo aplicado a mi alma como lo había de ser al mundo entero: “dar por su Sacrificio el Espíritu Santo al mundo para que clamara ABBA, PATER”. Desde entonces busco con pasión la gloria del Padre. *** Pero no quiso el Espíritu Santo olvidar en mi alma a Aquella que me había 59
llevado a Él, y comencé a vivir una vida de amor nuevo y más ilustrado para la Santísima Virgen. * * * [78] Recorrí ese camino; pero sin dejar nunca, como fondo de mi vida que todo lo ilumina y sostiene, el amor al Espíritu Santo. *** En la pequeña Obra de las M.E. de la T. que con permiso especial de mi V.P. Fundador ayudé a fundar, procuré comprimir todo ese espíritu que animó y ha animado mi vida. Fue un medio entre otros muchos que Dios me proporcionó para darle gracias por mi vocación Sacerdotal y Misionera. Será, así lo espero, un medio precioso para extender las Obras que me ha confiado la Obediencia. ***
Día 18.-Jueves de la Ascensión. (79) El misterio de este día llena de júbilo el alma. Era justo que el Verbo llevara a la Casa de su Padre aquella Humanidad Santísima que le sirvió para glorificarlo. Es justo que todos los que nos sentimos felices a causa de la Redención de Cristo, alabemos delante de su Padre, a tan buen Hijo. ¡Oh Padre amadísimo! Mira con tu mirada de Paternal ternura al Hijo que tanta gloria te dió y que te hizo amar sobre la tierra. El nos habló de tu bondad; pero ante todo nos mostró sensiblemente con sus ejemplos y en su vida lo que era. “Felipe, el que me ve a Mí, ve a mi Padre”… Eso dijo Jesús; y en realidad mostró lo que era: tu Imagen, tu Palabra, tu Hijo. Recibe en nombre nuestro la alabanza que de tu Hijo y su Hijo te hará la Santísima Virgen. Y para ser lo que debemos, esperamos el Don sublime de tu Espíritu, gran Promesa de tu Hijo. Que El nos transforme; que El nos divinice; que por El lleguemos a pronunciar debidamente tu Nombre, oh amadísimo Padre! [79]
Día 19.- Viernes. (80) El Concepto de Cruz no es únicamente de dolor sino también de gozo. Más aún el 1º está subordinado al 2º porque se ha dicho: “Proposito sibi gaudio, sustinuit crucem” (Hebr. XII-2). 60
¿Cuál gozo? – El de cumplir la voluntad de su Padre que lo quería Crucificar; el de ver la gloria de su Padre en esa Cruz, cuando, muriendo en ella, encendiera en el mundo aquel fuego que había venido a traer a la tierra y que era el Espíritu Santo. Consumado el Sacrificio, Cristo desde la Cruz comunicó ese Espíritu, encendió ese fuego, y fue entonces cuando las almas descubriendo el secreto de la Cruz, se arrojaron en los brazos de Cristo para clamar con Él, ABBA! PATER! *** Jesús veía en la Cruz el Don de su Padre y la salvación del mundo. No la amaba formalmente como Cruz sino como “voluntad de su Padre”; la gran Cruz para Jesús fue “la voluntad de su Padre”. Cumpliéndola sufría; pero ante todo gozaba. Quitar a la Cruz el concepto del gozo, es empequeñecerla, es cerrar a millares de almas la puerta a la santidad, que por la Cruz se alcanza. Ese gozo le vino a la Cruz de Cristo del amor que Este tenía a su Padre y que era el mismo Espíritu Santo. Por eso el Espíritu Santo preside y domina la Cruz. Está entre los dos brazos: “Amor y dolor” para unirlos. Desde que Jesús murió en la Cruz, toda Cruz comunica al Espíritu Santo y toda gracia del Espíritu Santo exige Cruz. La Cruz de Cristo debe ser nuestra Cruz; por eso nos enseña a decir: Padre… “hágase tu voluntad así en la tierra como en el cielo”. Para que sea exacta la expresión de que la Cruz debe ser nuestra vida, es preciso que abarque totalmente la voluntad de Dios. No dejó de estar Cristo en la Cruz cuando fue transfigurado en el Tabor, ni cuando escuchó la Palabra del [80] Padre en el Jordán, antes bien la perfeccionaba cumpliendo la voluntad de su Padre. Sin embargo, como esa voluntad quería crucificarlo en el dolor y era el requisito para la glorificación del Padre, y el precio de la participación excepcional en la gloria del Padre por parte de la Humanidad Santísima de Cristo, cuando Este escuchó aquellas palabras de su Padre: “…Et clarificavi et iterum clarificabo”… (Joan. XII-28), comenzó a hablar de su Cruz, no para distraer su corazón de aquella alabanza y poder sufrir más, sino como una contestación inmediata que exigió su amor siempre pendiente de la gloria de su Padre. Dijo Jesús: “Y cuando Yo sea exaltado en la Cruz, lo atraeré todo hacia Mí”. Y bien podía añadir, “para llevarlo hacia Ti”… “Entonces cumpliré mi Misión y contemplaré tu gloria”. Y ante ese gozo inenarrable de la gloria de su Padre, Jesús suspiraba por la hora 61
de su Crucifixión. Y no queriendo adelantar la manifestación de la gloria por lo que a Cristo se refería, prohibió a los suyos en el Tabor que hablaran de aquella visión hasta que El hubiera resucitado, hasta que el Espíritu Santo fuera dado. *** Más ¿no será acaso la idea de la Cruz ante todo idea de dolor? Me parece que sí, si se considera lo que podríamos llamar la materia; pero no en cuanto a la forma, que era la gloria divina, el ardiente amor con que la buscaba y el gozo de verla realizada (por su Cruz). Cruz.
Son dos ideas que no pueden separarse sin peligro de oscurecer el Misterio de la No hay Cruz sin gloria, ni gloria sin Cruz. Ni amor sin dolor, ni dolor sin amor.
Por eso al aparecer providencialmente las Obras de la Cruz, muestran en la Cruz al Corazón Divino clavado por amor en ella. Y el Espíritu Santo, Inspirador de ese Sacrificio y gloria del mismo, al unir por la Cruz el cielo con la tierra, dando así millones de hijos adoptivos al Padre, realizó el ideal de Jesús: “Y que el amor con que me amaste esté en ellos”. [81] Ese Amor estaba ya en el Corazón de los hombres, ya podían unirse a Cristo como perfectos adoradores del Padre, y clamar con acento dulcísimo, arrancado por la Pasión de Cristo al Amor del Espíritu Santo: ¡Abba! ¡Pater! *** La forma más perfecta del dolor de Cristo, la que causó en El dolores indecibles, que se comparan a los del infierno, fue la que se llama “su Cruz íntima”, es decir, la desolación, el desamparo en que vivió toda su vida. Desolación causada por la “Ausencia” de su Padre, desamparo de ese mismo Padre, objeto de toda su ternura. Hubo otros grandes motivos para esa Cruz íntima, como el pecado, las traiciones de los suyos, etc.; pero todos los relacionaba con Aquel Padre a quien tanto amaba y de quien se sentía abandonado… Esos dolores sólo pudo soportarlos en vista de que ésa era la “voluntad de su Padre, y el precio de su gloria”. Y desde su atribulado Corazón y su alma desolada, entonaba el Cántico perenne de su acción de gracias por aquella Cruz que aceptaba y amaba con toda la ternura de su ser. Jesús mejor que nadie sabía lo que dice el Espíritu Santo: “hílarem datorem díligit Deus”… “Dios ama al que da con alegría” y así dió siempre El.
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Todo lo sacrificó a la voluntad de su Padre: el dolor de su Madre, y cuanto fue preciso cuando se trató de defender esa voluntad. *** Más después del triunfo de Cristo en la Cruz, cuando comunicó su Espíritu al mundo y pudieron multiplicarse los Adoradores del Padre, sin dejar de tener en vista la gloria y el amor de su Padre, Jesús desde el cielo nos pide “Consuelos”. Pero ¿de qué naturaleza serán los consuelos? [82] Es ante todo el consuelo de compartir su Cruz, de seguir glorificando al Padre por la aceptación de su divina voluntad, aunque ella nos sumerja en un mar de dolor .El consuelo de nuestra gratitud, de nuestro amor, etc. Quiere que lo imitemos. Para eso nos dió su Espíritu. Jesús.
Eso hizo María en su larga soledad de 25 años después de la Ascensión de
Ya lo había hecho en su vida entera, pero en ese tiempo que siguió a la Ascensión, se abrieron todas las compuertas del dolor íntimo. Esos dolores glorificaron al Padre, y por ellos el Espíritu Santo se derramó nuevamente en el mundo, y muy en especial en las almas Sacerdotales. Ellos darán a la Iglesia millares de Sacerdotes Santos que sigan inmolando a la divina Víctima para la gloria del Padre. ¡Bendigamos y compartamos esos dolores!
Día 20.- Sábado (83) A veces el alma quiere arredrarse ante la perspectiva del dolor, pero si recurrimos a la consideración de que todo se sufre por amor, viene desde luego la conformidad y después el deseo ardiente que bajo la acción del Espíritu Santo se puede convertir en pasión por participar en la Cruz de Cristo. Sufrir por sufrir nadie lo comprende. Jesús vino a inmolarse para demostrarnos el amor que Dios nos tiene, nosotros aceptamos el dolor para probarle a Dios el amor que le tenemos. Hay que verlo todo bajo el aspecto del amor. Por mi parte ya tengo hecha mi entrega.- Me he dado a Jesús para que El haga de mí lo que quiera. No tengo que preocuparme por el presente ni por el porvenir. Todo le corresponde a Dios. Scio cui credidi! – * * * [83]
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Al meditar en los excesos de la Pasión de Cristo motivados por el amor de Dios al hombre, se encendió de nuevo con más fuerza en mi alma aquel sentimiento de gratitud para el Verbo Encarnado, para Quien nos lo dió y por Quien se realizó la Encarnación: el Espíritu Santo y María. (A Quo, Per Quem, In Quo…) El Verbo vino a dar testimonio del amor del Padre para el mundo, es la piedra angular del Monumento que habla al mundo de ese amor. Y será también la piedra angular del Monumento que el mundo levante en agradecimiento a la Trinidad Beatísima. Per Ipsum, et cum Ipso et in Ipso, est tibi Deo Patri Omnipotenti, in unitate Spíritus Sancti, omnis honor et gloria!. Lo es sobre todo en el Altar donde se nos da para ofrecerse y unirnos en su oblación a la gloria del Padre. Y el monte donde estará edificado ese Monumento será María. María mons María fons. - ¡Fuente que transmite las aguas puras de la gracia al mundo! ¡Fuente que recoge las lágrimas del amor agradecido de sus hijos para llevarlas en el Cáliz de su Corazón Inmaculado, hasta el seno de la Trinidad Beatísima! *** Ofrecí a la Trinidad Santísima como un humilde adorno de ese Monumento, el Instituto de las M.E. de la T. – Procuraré que sea grato a sus divinos ojos, hermoseándolo con la plenitud de la gracia del Espíritu Santo. Que Dios reciba los grandes deseos que tengo de glorificarlo, no únicamente en nombre propio sino de todo el mundo, y en especial de mis hermanos en el Sacerdocio. Y todavía más, en nombre de la Madre de Dios y Madre Nuestra, la siempre Virgen Marga. ¡Qué santas deben ser las almas que adornen ese Monumento, donde se ofrecerá siempre el Sacrificio! ¡Dámelas, oh Señor!… * * * [84]
Día 21. – Domingo (85) A medida que se acerca el Gran Día de Pentecostés, quisiera entrar en un silencio más profundo para apreciar hasta el menor movimiento de la gracia. Quiero pedir, y pido, como ayer en la tarde que tanto me emocioné con lo que dejé escrito, pero luego recuerdo que El es mi oración, y mi deseo y mi Todo. Siento la necesidad de simplificarme en su deseo, en su divino beneplácito. En la Santa Misa volví a perderme en mi Verbo para ofrecerme con Él al Padre.64
Y haciéndolo, siento que cumplo con todo: gratitud, adoración reparación e imploración. Jesús dijo que se alegraría nuestro corazón cuando recibiéramos al Espíritu Santo. Y yo siendo ese gozo, quiero sentirlo más. ¡Ven Espíritu Santo! Ven a tu pequeño Misionero que ha consagrado su vida a “amarte y hacerte amar”. ¡Ven, Promesa de mi Jesús! ¡Ven Promesa del Padre! ¡Ven a transformarme en Cristo para que también en mí se complazca mi Padre Celestial! ¡Ven a darme ese amor apasionado por María tu Esposa Inmaculada! Quiero con Ella y por tu acción formar en las almas a Jesús. ¡Ven Espíritu Santo a darme la generosidad que me falta! ¡Ven a quitar los temores de mi alma! ¡Ven a darme tu paz para comunicarla a otras almas! ¡Ven Espíritu Santo, a convertirme en un Ángel de pureza y en serafín de amor en el Altar! ¡Ven especialmente a modelarme como Tú me quieres! Todos mis deseos los someto al Tuyo. ¡Ven poséeme para siempre! Amén. *** Mi alma ha entrado en una grande paz, encontrando más fácil mantenerme en la unión con Dios. Grande confianza de que El gobierna todo con suma Sabiduría y que a nosotros sólo nos toca ser hijos sumisos. * * * [85] Dios siempre ha asistido a la Iglesia en sus necesidades. Su Providencia que abarca hasta los más pequeños detalles en la vida del hombre, se hace especialmente delicada cuando se trata de la Iglesia. En la actualidad puede decirse que el mundo se ha vuelto contra Dios y contra su Iglesia. Pero la Providencia aparece en medio de tanta malicia, anunciando ya con frutos preciosos el Reinado del Espíritu Santo. Este Reinado comienza por iluminar los entendimientos y por encender los corazones. Arguye al mundo de pecado, proclama la justicia divina, y al hacerlo, establece automáticamente el juicio de los hombres. No hay que buscar muchos remedios, el remedio es único: “que el Espíritu glorifique la Cruz Redentora. Allí está todo El error quedará desenmascarado cuando brille la luz del Espíritu Santo. El sensualismo recibirá el golpe de muerte cuando se glorifique el Sacrificio, la Cruz de Cristo. 65
Y éste es el programa providencial de las Obras de la Cruz. ¿Cómo no deshacernos en acciones de gracias por haberlas mandado Dios al mundo? ¿Cómo no conmovernos al haber sido llamados a trabajar en ellas? Extender las obras de la +, es apresurar el triunfo de la Iglesia, el reinado de Dios en las almas. ***
Día 22. – Lunes (86) Quiero entrar en un silencio interior más grande. Pido a mi Madre Santísima sus propios sentimientos en aquellos días memorables en que se preparaba en el Cenáculo a recibir al Espíritu Santo.- Quiero sentirme envuelto en su silencio, en su pureza, en su amor. ¡Ángeles Custodios de María! Ángeles de la Pureza, venid conmigo, cuidad de mí en estos días para que [86] pueda mantenerme en los sentimientos de vuestra Celestial Reina, en aquellos días de Pentecostés. ¡Santos Apóstoles y Discípulos del Señor! interceded por mí para que pueda recibir dignamente la gracia del Espíritu Santo. *** Gracias a Dios, durante las horas que he pasado en oración, mi alma ha permanecido en esa paz deseada. – He hablado con toda sencillez y sinceridad a mi Jesús. He pedido muchas veces al Divino Padre que por su Verbo y por María me dé su Espíritu Santo. *** Terminé el día en paz, aunque a última hora el d. quiso revolverme. *** Hoy en la noche me trajeron una carta del Rvmo. P. General, que dice: México, D.F., Mayo 20 de 1944. R.P. Pablo Guzmán, M.Sp.S. Mixcoac, D.F. Muy querido Padre Pablo: Le agradezco en el alma las líneas tan llenas de caridad y delicadeza que me mandó el día de ayer. Uno mi acción de gracias a la suya, reconociendo que la amable Providencia de Dios nos ha visto con grande misericordia en estos seis años de nuestro gobierno en el Instituto. 66
No tiene que agradecerme gran cosa que digamos, no he hecho sino lo que era de mi obligación, y con muchas deficiencias y lagunas. Me da mucho consuelo saber que Ud. está haciendo [87] ejercicios con grande fervor, eso atraerá muchas gracias sobre el Capítulo General que está a la puerta. Yo también quisiera hacer otro tanto, pero los mil trabajos que traigo encima no me dejan. A ver pasando el Capítulo. Sé que también el P. Tomás va a practicar los Santos Ejercicios en estos días. Yo también le estoy muy agradecido por el respaldo constante que me ha dado y por la adhesión tan llena de caridad y buen espíritu que me ha manifestado. Nuestro Padre Fundador desde el Cielo tiene que bendecir la unión de nuestras almas. Tengamos confianza para el porvenir: él está con nosotros. Lo bendigo de todo corazón y nuevamente me encomiendo a sus oraciones. Mil gracias! Suyo afmo. Hermano y servidor en J.C. Edmundo Iturbide, M.Sp.S. Sup. Gen. --Esta carta que no esperaba, me da mucha paz al sentir en la bendición de mi Superior, la de Dios. ---
Día 23.- Martes (88) Comencé el día celebrando con todo el fervor posible la Santa Misa, para encomendar allí mis necesidades. Es el lugar donde venzo fácilmente a Satanás. Se ha encarnizado en molestarme, pero yo acudo a mi Gran Sacrificio y de allí saco fuerzas, luz y amor.Nada menos que la plenitud del Espíritu Santo que a partir del día de la Muerte de Jesús en el Calvario, no deja de derramarse en el mundo desde el altar que perpetúa su Sacrificio. Invoqué el auxilio de María y de S. Miguel que tan bueno ha sido siempre conmigo. Me ordené en su Fiesta, ¿cómo me ha de olvidar? Lucho por lo que él defiende: “La gloria de Dios”, ¿cómo no me ha de proteger? [88] Dios.
Voy de nuevo a la oración, a que Dios hable a mi alma y a que mi alma le hable a *** Pasé mi día en una unión simple con Dios. – Oración de mirada que al exterior 67
nada dice, pero que es la mejor forma de expresar la multitud y la profundidad de sentimientos. Me siento muy unido a la voluntad de Dios, lo mismo en los sucesos privados que públicos. Veo más y más la necesidad de que reine el Espíritu Santo en el mundo y especialmente en los Sacerdotes y en las almas consagradas a Dios. Veo en suma la necesidad de que se multipliquen los Santos para que hagan reinar la voluntad de Dios en el mundo, como reina en ellos mismos, para que comuniquen amor de Dios; para que defiendan y hablen a favor de las almas; para que se ofrezcan como víctimas; para que sean difusores del buen olor de Cristo. Y si esto se desea para todas las almas, cuánto no será para desearse tratándose de los Sacerdotes, ya que ellos por propia vocación están destinados a ser “la luz del mundo” y la “sal de la tierra”; ya que a ellos se les ha confiado el gobierno de las almas; ya que el mismo Jesús se ha puesto en sus manos para que lo ofrezcan en el altar a favor del mundo y para la gloria del Padre. De la santidad del Sacerdote depende la de otras muchas almas. Quienes aspiren pues a la santidad, deben pedirla en primer lugar para los Sacerdotes, y en especial para aquél o aquéllos de los que dependa su propia santificación Por eso el Espíritu Santo el día de Pentecostés, primero llenó a sus Sacerdotes y por ellos encendió en el mundo el fuego de su amor. Hagamos un ideal de nuestra vida el conquistar millares de Sacerdotes Santos, alcanzándoles la gracia de vivir con el Espíritu Santo en un perenne Pentecostés. * * * [89]
Día 24 Miércoles (90) Renové en la Santa Misa la entrega total a Jesús por María. Pedí con mucho interés la venida del Espíritu Santo a mi alma. ¡Padre, glorifica mi Sacerdocio, en una grande efusión del Espíritu Santo, para que mi Sacerdocio te glorifique a Ti! *** Por la mañana me mantuve en una unión constante con Jesús. He sentido cómo me ha envuelto en el cerco de la divinidad para defenderme del otro. *** En estas páginas de Jesús por M. Martínez, encuentro la confirmación a lo que escribí al principio; dice M.M.: “Pasión del alma por la voluntad del Padre”. 68
“Para que el alma sea Jesús, necesita cumplir así, amar así la voluntad del Padre, tener esa pasión divina de Jesús. “Yo hago siempre todo lo que le agrada”, debe decir con verdad, como Jesús; todo, porque ni uno solo de sus actos ni uno solo de sus instantes ha de ser otra cosa que el cumplimiento fidelísimo de la voluntad del Padre. El alma no debe ya ser dueña de sí misma, se ha enajenado, como Jesús, entregándose a la voluntad del Padre como dichosa esclava de amor. Debe pues aceptar y amar todo, todo lo que el Padre disponga de ella: gozo o dolor, desolación o consuelo, silencio o palabra, actividad o inacción. Debe vivir siempre en paz, siempre feliz, porque debe hacer la voluntad del Padre. Siempre, sin interrupción, sin deficiencias, sin alternativas, sin restricciones, en cuanto lo permita la flaqueza humana. Su vida, como la de Jesús, debe ser un poema viviente a la voluntad del Padre Celestial. Como Jesús debe cumplir la voluntad del Padre, plegándose dócilmente al modo que El determine y realizando con amorosa fidelidad todos los pormenores que El señale. Debe levantar, como Jesús, sus ojos al Padre para adivinar su pensamiento, para descubrir su voluntad, de manera que su vida no sea sino un eco fiel de esa voluntad adorada. [90] Y ha de hacer todo lo que el Padre quiera, porque El lo quiere; más que por ser un deber de la criatura, más que por ser tan sabia y tan amorosa y tan útil esa voluntad, debe cumplirla precisamente por ser la voluntad del Padre, porque El lo quiere, porque lo complace. En el fondo nuestro amor tiene dos actos fundamentales: complacernos en el bien esencial de Dios y complacernos en el cumplimiento de su voluntad. Por tanto el alma debe tener dos gozos fundamentales (pues el gozo es la satisfacción del amor): el gozo esencial de Dios, que participa ya imperfectamente por la gracia y participará plena y eternamente por la gloria, y el gozo amorosísimo de que se cumpla la voluntad de Dios. Esa voluntad, que es su gozo, será también su martirio; no solamente porque cuanto sufre lo sufre por adherirse a esa voluntad, sino porque muchas veces debe ser su sacrificador íntimo la voluntad divina. Y no solamente debe aceptar, amar y adorar la voluntad del Padre por lo que a ella misma, se refiere directamente, sino que tiene que aceptarla, adorarla y amarla, por lo que mira a todos los seres queridos, aceptando todos los dolores y todos los sacrificios de ella; y al pensar que alguno pudiera condenarse, sentirá en lo íntimo de su alma la participación de la agonía de Jesús y clamará al Padre, diciéndole: “si es posible, pase de mí este cáliz; pero no se haga mi voluntad sino la tuya”. Y esta aceptación plena y amorosa de la voluntad del Padre pone al alma en estado de víctima, expuesta y dispuesta a todo lo que el Padre quisiera; y también en estado de Sacerdocio místico, sacrificando a esta voluntad a Jesús que vive en su alma, a sí misma y a todos los seres queridos. 69
Para glorificar como Jesús al Padre, hay que amar y cumplir su voluntad hasta el Sacrificio, hasta la Cruz. Para salvar a las almas, hay que hacer exactamente lo mismo. Toda inmolación, todo sacrificio, toda Cruz es el cumplimiento perfecto de la voluntad del Padre. Esa voluntad es pues un martirio y un gozo, un Cal[91]vario y un Cielo; porque lleva todos los dolores y produce todas las alegrías. La verdadera felicidad de la Tierra consiste en realizar con alegría celestial la voluntad del Padre que martiriza e inmola. Esta alegría de cumplir la voluntad del Padre es la santa, la inefable, la divina alegría de la Cruz. La Cruz es la suprema realización de la voluntad del Padre, por eso es el supremo martirio y el gozo supremo. La pasión de cumplir la voluntad del Padre clavó a Jesús en la Cruz, y El puso en ella siempre el secreto del dolor y el secreto de la alegría, fundidos en el amor Sacerdotal de su Corazón divino. Todas las almas sacerdotales deben tener la misma pasión de Jesús y esta pasión ha de clavarlas en la Cruz, en donde hallarán el dolor y la alegría en el amor. Me parece que el remedio a las grandes necesidades actuales está en que se predique la doctrina de la Cruz, o sea el Evangelio. Las desviaciones han venido por la corrupción de costumbres, (falta de espíritu de sacrificio) y por la soberbia, (falta de mortificación) cosas que remedia la Cruz de Cristo con su espíritu de pureza, de abnegación y de grande caridad. Los errores dogmáticos han nacido de la corrupción del corazón o de la soberbia. No falta luz. La Iglesia ha refutado victoriosamente las objeciones de la herejía en todos tiempos. La Síntesis teológica de Santo Tomás de Aquino, ha proporcionado una fuente siempre viva de verdad y de luz para todos los que de veras las busquen. Lo que más se necesita es vivir la doctrina de Cristo; almas pequeñitas que con humildad busquen la imitación de Jesús, en el amor a su Padre Celestial; que sepan hacer uso del Tesoro inmenso que tienen en el Sacrificio de Cristo; que ofreciéndolo sin cesar, alcancen para ellas y para el mundo la gracia del Espíritu Santo. Ya basta de vana y falsa sabiduría; que reine en cambio la Sabiduría Encarnada, Jesucristo; y que reine por su Cruz (altísima sabiduría por la que rescató al mundo y dió gloria a su Padre). El dominio del mundo espiritual no será de los sa[92]bios según la carne, sino de los santos. El mundo está hastiado de tanta falsa doctrina, y quiere ver vivida la única verdadera que es la de Jesucristo. Con razón N.V.P. Fundador, hablando de los M. del E. Santo, decía, “más que ‘es un sabio’, quiero que se diga del Misionero, ‘es un santo’”.
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No por esto rechazaba la verdadera ciencia; pero abría la puerta grande de la altísima sabiduría, que es la contemplación de Dios, y en El la razón de todas las cosas. Ojalá que todos los Misioneros realicemos el ideal de N.P. que no era otro ciertamente, sino el ideal de Cristo! *** A la cabeza de esas almas que buscan la Sabiduría divina, irá siempre la Santísima Virgen: “Sedes Sapientiae”. Ella se identificó con la Sabiduría Eterna y Encarnada, Jesucristo: por eso María ha sido la conquistadora de corazones y el martillo de la herejía. La Cruz de Jesús fue la Cruz de María; despiden ambas una misma luz, difunden un mismo amor: la luz y el amor del Espíritu Santo. ***
Día 25.- Jueves (93) He procurado mantener la unión tendida. – Por la mañana salí a Consejo, y se vino el Rvmo. P. General a comer conmigo. Hablamos largo. *** En mi oración y meditación me ha dominado el pensamiento de que el problema del mal del mundo, en su mayor parte, debe ser resuelto por el Sacerdocio. Las grandes desgracias para la Cristiandad han coincidido con deficiencias en esa parte escogida Cuando Cristo se manifiesta a través de sus Sacerdotes, las almas lo aman y renace la vida espiritual. Pidamos sin cesar que el Espíritu de Dios reine en [93] los corazones Sacerdotales, para que de ellos pase el fuego a todas las almas. *** En el presente Pentecostés, que será especialmente grande para las Obras de la Cruz por celebrar sus Bodas de Oro, pediré como gracia extraordinaria una efusión muy grande del Espíritu Santo en toda la Iglesia, y en especial en los Sacerdotes. Que la Santísima Virgen de Guadalupe nos alcance favor tan grande. ***
Día 26. – Viernes (94) Fiesta de S. Felipe Neri.- Hace muchos años que me encomiendo a este Santo antes de celebrar mi Misa para que me alcance celebrarla como los Santos, como él la celebraba. 71
Dí gracias en la Misa por los favores que este Santo recibió. *** ¡Oh! qué hermosa es la Santa Misa! Hermosa como la Hermosura Infinita que se ofrece en ella a las miradas del Padre. Preciosa, como el Tesoro Infinito que en ella se ofrece. Tesoro que suple las miserias humanas. – Fuego que llena los corazones que sintiendo aspiraciones infinitas, no encuentran en ellos sino miseria. Ese fuego se comunica a quienes lo quieren, a quienes lo aprecian. ¡Oh fuego Sagrado de mi Víctima Divina, enciende mi corazón Sacerdotal. ¿Cuándo apreciaremos la Santa Misa? - ¿Cuándo nos daremos cuenta de la fuerza divina que ese Sacrificio imprime a nuestro Sacerdocio? *** Todo eso es la Misa; pero exige estimación, buena voluntad, en quienes desean cooperar activamente en [94] ella a la gloria del Padre. Para el que no ama, ni cree, todo es una escena sin sentido. ¡Qué tristeza tendrán en la última hora, quienes sabiendo que tuvieron a su alcance un Tesoro Divino, no lo quisieron aprovechar! *** Luz del Espíritu Santo que vendrás a mi alma, lléname en el Altar. Fuego del Espíritu Santo que encenderás mi alma, abrásame en el Altar. Gracia del Espíritu Santo, que hermosearás mi alma, hermoséala en el Altar. Dones del Espíritu Santo que recibirá mi alma, venid a mi alma en el Altar. Altar.
Temor de Dios, que nos hace apreciar el tesoro divino del amor, lléname en el
Don de Piedad, por el que mi alma se sentirá hija amante y amada del Padre Celestial, que yo te sienta en el Altar. Don de Consejo, que me orientará y me permitirá orientar a otros a Dios, lléname en el Altar. Don de Fortaleza, indispensable a mi alma para resistir las manifestaciones del amor y no medir sus exigencias en el campo del dolor; úngeme en el Altar. Don de Ciencia, por el que me desprenderé de todo lo que no sea Dios, a fin de poder llevarlo a Él; don precioso que me descubrirás la gloria de la Cruz, lléname en el Altar. Don de Entendimiento, por el que penetraré las cosas divinas; lléname en el 72
Altar. Don de Sabiduría, por el que gustaré las dulzuras de Dios, viendo en El la razón de cuanto existe; lléname en el Altar. Mirada amorosísima del Padre, envuélveme en el Altar. Ternura delicada de mi Padre, que yo te sienta en el Altar. Fecundidad divina que mi divino Padre comunica a mi alma, que yo te reciba en el Altar. Espíritu de mi Padre por el que tendré entrañas de [95] Padre para mi Verbo Encarnado, que yo te sienta en el Altar. Espíritu del Hijo, por el que sienta en mi alma su ternura para el Padre; lléname en el Altar. Amor tiernísimo de Jesús para sus Sacerdotes; quiero sentirte en el Altar. Cruz íntima de Cristo, en la que los Sacerdotes tenemos parte activa; quiero sentirte en el Altar. Confidencias de Cristo para sus Sacerdotes; quiero recibirlas en el Altar. Lágrimas divinas de Jesús, arrancadas por la ingratitud humana; quiero enjugarlas en el Altar. Lágrimas divinas de Jesús, derramadas al sentir glorificado a su Padre; quiero provocarlas en el Altar. Cruz de Jesús en la que el Padre recibió todo honor y toda gloria, quiero recibirte en el Altar. Amor purísimo de María para mi alma; quiero sentirte en el Altar. Pureza de María, en la que envuelves especialmente a tus Sacerdotes; lléname en el Altar. Sentimientos maternales de María, por los que se identificó con Cristo; llenadme en el Altar. Dolores de Soledad de María, reproducción de los dolores íntimos de Cristo; que yo os participe en el Altar. Muerte de amor de María, consecuencia de la contemplación de la gloria de su Cruz; que yo te tenga en el Altar. Y que en el Altar comience a participar de aquella gloria especial que Dios tiene reservada para los Sacerdotes que en todo se unieron a la Obra del Sacerdote Eterno, Cristo Jesús, en la glorificación suprema del Padre Celestial. Amén. *** 73
Gracias a Dios, pasé este día muy unido a Él, y en una paz muy grande. ¿Serán ya las brisas de Pentecostés? ¿Llegará éste como suave brisa o como fuerte huracán? ¿Pasará tal vez sin ser sentido; pero después dejando los efectos en el alma? Que sea como El quiera! [96] Pero siempre se realizará la palabra de Cristo: “Gaudebit cor vestrum”; sí nuestros corazones se regocijan con el gozo más puro que es el que viene precisamente del Espíritu Santo. Veni! Veni! ***
Día 27 – sábado. - Vigilia de Pentecostés (97) En la Santa Misa le dije a N.S. que le repetía todo lo que escribí ayer respecto a la Santa Misa Y espero confiado que el Señor oirá mi oración, y que me conceda de veras santificar mi vida en el altar, para distribuir después los frutos en el campo de las almas. *** Muy movida mi alma por el Espíritu Santo. Lo siento muy en mí. Quiero hacer aquí una confesión que creo de justicia, y es la exquisita providencia del Espíritu Santo para mi vida y mis empresas. Me pasmo cómo pasando desapercibido para los hombres, sin embargo, casi obligados por las circunstancias me tengan presente. He, casi luchado, con voluntades que debieran ayudarme, y que por permisión divina no lo han hecho; pero que en el momento necesario, Dios inclina en mi favor. Digo esto, no porque yo en lo personal me crea con derechos, sino como representante de Obras que la obediencia me ha confiado, y en las que va de por medio la gloria de Dios. ¡Cuántas veces sintiéndome casi abandonado, me vuelvo con mi humillación a Dios, y es entonces cuando interviene el Espíritu Santo! Sea pues para Dios mi inmensa gratitud. Que El perdone mis faltas y deficiencias en su servicio; y que El recoja el fruto que haya podido conseguir. Ahora voy tranquilo hacia delante. Me he entregado completamente a mi Jesús como su [97] esclavo de Amor por medio de María. Él dispondrá de mí como quiera. Mi porvenir es Suyo. *** ¡Oh Espíritu Santo! sigue siendo el Faro de mi vida. En Ti confío! 74
No dejes que mi alma se deje llevar del desaliento cuando me parezca ver alguna injusticia por parte de los hombres. Que comprenda yo que no lo es, porque muy justo es que yo sufra, que sea humillado, etc. Debo sufrir puesto que quiero ser colaborador con Cristo en la Obra Redentora; debo ser humillado para castigar mi soberbia, cuando me he levantado con los dones de Dios, cuando he aceptado para mí alabanzas que sólo a Dios corresponden. – Debo ser humillado para adquirir esa virtud que Jesús y María tanto aman: La humildad. *** Levanta tu mirada a Dios, alma mía, no te detengas en las cosas que pasan Que Dios tenga misericordia de ti, que Dios te conserve en su amor, y eso te basta. Oh María, soy esclavo Tuyo, soy tu hijo, guárdame en tu Corazón Inmaculado, pues desde El quiero estar ofreciendo sin cesar el Divino Verbo Encarnado, y ofreciéndome en su unión a la gloria del Padre, para que se complazca en El, y por El y en El, también en mí, ya que es mi suprema aspiración: agradar, como Jesús y como Tu, oh Madre, a mi amadísimo Padre Celestial! *** Terminé mis Ejercicios pasando la noche con Jesús Sacramentado. ¡Gracias Señor! * * * [98]
Ejercicios espirituales en el Santuario de San Miguel del Milagro. Abril 2 – 9 / 1945 (99) Lunes 2. (99) Una grande fuerza interior me trae a este Venerado Santuario dedicado al Príncipe de la Milicia Angélica, San Miguel Necesito el apoyo de los Ángeles en la Misión Sacerdotal que Dios me ha conferido. Quiero respirar en la paz de este Santuario el perfume de la pureza; quiero recordar el Celo de los Ángeles que no cesan de amar y servir a Dios; que siempre dóciles caminan por todas partes al menor soplo del Espíritu Santo. Así quisiera volar yo: pero siento sobre mi alma el peso de mi miseria, y el de la persecución tenaz de los enemigos de Dios. Quiero reafirmar mi fe en la victoria viviendo esas palabras que recuerdan el triunfo de San Miguel y sus Ángeles: “Quis ut Deus?” Quién como Dios? Oh amado Arcángel y Ardiente Serafín! Vengo desde aquella tierra bendita escogida por Dios para Cuna de las Obras de la Cruz, a pasar unos días de retiro en 75
este lugar santo que tú escogiste para tus apariciones, mostrando el gran poder que Dios te ha dado en orden a su gloria. Quiero renovar la Consagración que de este Año te hice; quiero sentir tu protección; y especialmente quiero irme de aquí lleno de aquel amor seráfico que tú tienes para Dios. Vengo a encomendarte las Obras de la Cruz para que se desarrollen con aquella intensidad y pureza que Dios quiere. Y ya que la obediencia confirmó mi cargo en el Apostolado de la Cruz, quiero encomendártelo especialmente y que me ayudes para hacerlo triunfar en todo el mundo. Vengo a poner de nuevo bajo tu protección a las M. E. de la T. para que sean lo que Dios quiere. ¡Cuídalas! y acércales los elementos necesarios para su desarrollo. [99] Ellas te aman mucho. Aquí las viste bajo tu manto antes de comenzar la fundación; aquí las has visto varias veces después. ¡Que pronto las veas en torno de tu altar, ofreciendo el Sacrificio de la Misa como acción de gracias por su aprobación en Roma. Te prometo de nuevo que con el beneplácito divino, ellas cuidarán más tarde de tu Santuario y tratarán de hacer el bien a las almas de estos lugares. Todo te lo encomiendo. Y ahora especialmente mi alma para sumergirla en Dios. ¡Tengo sed de Dios, de pureza, de luz! Quiero elevar con Jesús mis ojos al Divino Padre, y contemplar su Faz divina, y perderme en su Seno amorosísimo. En mí se unirán mis almas y todo lo que Dios me ha dado. Ayúdame a prepararme para la Gran Fiesta de la Encarnación (9 de abril por este año). Tú que eres servidor y esclavo amoroso de María, muéstrala a mi alma. La contemplaré con la mirada de Jesús! Como ese Divino Hijo a esa Divina Madre!… Quiero que me traigas a S. Gabriel y a todos los Ángeles de María. ¡Todo por Dios y para su gloria! AMÉN.
Martes 3. (100) De nuevo encuentro en “L’ amour de la Sagesse Eternelle,” de Grignion1 de Montfort, alimento muy sólido y precioso para mis Ejercicios.
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Por error le falta una I al nombre de Grignion dice “Grignon”
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Ese Verbo a Quien Tú glorificaste, amado S. Miguel, es el mismo que yo amo y quiero glorificar. El todo lo merece, porque todo es suyo. Pero quiere que nuestro amor le conquiste el de otras almas. Por eso quiero ser como tú, serafín por el amor y ángel de pureza para moverme al menor soplo del Espíritu Santo. Estrechemos nuestra alianza de Amor y Apostolado. Quiero almas donde el Verbo more como en trono de amor; almas que imitando a María sientan para ese Verbo ternura maternal; almas en fin, que lo amen con el amor mismo de su Padre: con el Espíritu Santo. [100] *** ¡Ven, oh Espíritu de Amor, ven a crear almas de fuego, corazones puros para que se dibuje en ellos la imagen del Verbo y digan como El y canten como Tú la gloria del Padre. *** ¡Oh Padre amadísimo! No esperes más, rompe el velo de los corazones, vence la miseria humana y dale a tu amado Hijo aquellas almas en las que te contemple y lo contemples! Vuelvo a pedirte con mayor apremio lo que te pedí en la Oración de Fuego de 1933. Después de 12 años son ya una hermosa realidad aquellas almas. No digo con esto que antes no hubieran existido otras, pero me refiero a las que yo te pedí, a esa nueva legión que será tu gloria. ¡Triunfó tu poder y tu amor en esas almas pequeñitas! ¡Que siga triunfando, pues quiero que llenen el mundo! Como a pequeñitas y tuyas no las desampares. Verdad es que Tú como Padre, y el mejor Padre, nunca desamparas; pero te digo que las sigas amando con predilección; que las defiendas de sus enemigos y que les des amigos en cada uno de los bienaventurados y muy especialmente en los Ángeles. ¡Oh Padre! si has encontrado complacencia en mis esfuerzos Sacerdotales para glorificarte, dame más almas y santifica más las que me has dado. No puedo desear menos para Ti, para tu Hijo adorado y para el Santo Espíritu. Por el amor que me tienes y les tienes, hazles el regalo de María, para que la amen y la hagan amar; para que Ella las ame y las guarde en su Inmaculado Corazón. *** Y Tú, oh Virgen, Madre a Quien tanto amo, oye mis súplicas y llévalas en Tu Corazón hasta el de Dios! ¡Madre mía! quiero almas, quiero hijas santas! Todas para Dios y las almas. Dámelas pues eres la Dueña de las almas. Escógelas Tú, quiero recibirlas de tus manos. ¡Gracias por ello, oh Madre! AMÉN. [101]
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Miércoles 4. (102) Quisiera tener la pureza misma de María para atraer al Verbo a mi alma. Pero ¿cómo tenerlo si El mismo no se inclina misericordiosamente hacia mí? Dame pues tu Espíritu para que El me prepare a recibirte en mi alma, oh Verbo Divino, Encarnado por mi amor! Dámelo, oh Padre, y entonces sabré amarte como Tú quieres ser amado. ¿Qué puedo hacer sino desear y pedir? Mis deseos son ardientes, profundos, como Él lo sabe. Mis peticiones son confiadas e instantes. ¿Se negará a venir? ¿Cómo dudar que quiera venir si para eso nos crió? Soy pecador, pero el lavó con su Sangre Divina mis pecados. Todos los días en la Misa lo recuerdo cuando en mis manos lo presento al pueblo diciendo: “he aquí el Cordero de Dios; he aquí el que borra los pecados del mundo”. Además soy Sacerdote, y debo tenerlo para poder comunicarlo. El será mi Voz, El será mi Amor; El será mi Todo. ¡Oh Verbo! Ven, ven! ¡Oh Sabiduría Eterna, poséeme y que yo te posea! Amén. Amén! *** Al sentir mi alma su debilidad y las grandes dificultades que en toda obra buena se encuentran, me lleno de paz y confianza al pensar que todo es posible a Dios y que al venir precisamente a buscar la ayuda de los Ángeles, todo lo venceremos, y Dios triunfará en el mundo como triunfó en el Cielo. *** Es el Cielo el que nos atrae, por eso debemos orar, ponernos en comunicación con él. Y la hora de la gracia vendrá con el Don riquísimo de la Sabiduría Eterna y Encarnada, y cuando nuestra alma esté enjoyada en ese Sol de Amor, cuando nos transformemos en Cristo, nues[102]tra vida será toda en Dios y para Dios.
Jueves 5. (103) Mi alma permanece envuelta en los perfumes de la Encarnación. Pero ¿quién podrá expresar con palabras esos sentimientos del alma? Y si hubiera una palabra poderosa para expresarlos, ¿quién los podría comprender? El silencio se impone en estas circunstancias. Un silencio que es veneración, amor y alabanza. El día en que vivamos íntimamente unidos al Divino Verbo, la Palabra del Padre, entonces podremos expresar estos sentimientos; y el día en que seamos poseídos por 78
el Espíritu Santo, entonces comprenderemos los secretos inefables de ese Misterio de Amor que fue la Encarnación del Verbo. Feliz María que pudo comprender estas cosas, ya que el Verbo estaba en Ella y la llenó el Espíritu Santo. Pero ¿quién comprenderá a María? - Por eso guarda silencio y sólo se manifiesta a las almas que, poseídas por el Espíritu Santo, se transforma en Cristo. ¡Ven Espíritu Santo! Ven y únenos al Verbo, en la unión perfecta de tu Amor! *** María escuchó al Verbo y lo llevó en su alma. María lo comprendió. Por eso es llamada Sede de la Sabiduría. Por eso María habló poco; estaba tan ocupada en escuchar a su Verbo y en contestar a su Verbo! ¡Divina conversación que alentada por el Espíritu Santo formó las delicias del Padre y salvó a la Humanidad! *** Si alguien en el mundo quiere penetrar en los secretos de esa altísima conversación, necesita entrar en la Unidad de la Trinidad. *** Y estas almas privilegiadas que tal cosa lograron, también sintieron la necesidad de callar para mejor [103] gustarla. Por eso S. José fue el Santo del silencio; por eso las almas contemplativas callan. Y aun para glorificar estos misterios, no se atreven a hablar ellas; le dejan el lugar a la palabra Eterna; y ruegan al divino Espíritu que El los prepare para saber escucharla. Sin embargo, en apariencia son ellas las que hablan, predican, etc., pero en realidad es Dios quien habla en ellas. *** ¡Oh Jesús mío! Si tanto me amaste que quisiste morir y sufrir tan cruelmente por mí, ¿por qué tu amor me ha de negar los frutos de tu pasión, dándome la gracia del Espíritu Santo, para con ellas conocerte, con ella amarte, con ella servirte generosamente y con ella morir por Ti? ¡Oh sí! Levántate de tu postración alma mía, levanta tu espíritu y contempla el amor de que has sido objeto. ¿Cómo puede morir el alma que es fruto de tanto amor y de tan grande Sacrificio? ¡Jesús! Verbo Encarnado! Creo en tu Amor! Creo en el gran milagro que tu amor debe realizar en mí, y como en mí en todos los que crean en tu amor. Creo que tu amor me hará santo. Creo que tu amor me ha de purificar, creo que tu amor me dará muchas almas para decirles Quién eres y cómo eres! *** 79
¡Oh Padre Celestial amadísimo! Soy conquista de tu Divino Hijo; soy ¡qué dicha! testigo del amor que te tuvo al morir por mí para que fuera tu hijo de adopción. Quiero ser testigo del amor que Tú le tienes, enseñando al mundo lo que me enseñará el Espíritu Santo, Testigo eterno de vuestro mutuo amor. ¡Padre! Padre! Mira en mi alma la imagen de tu Hijo, mira en mi alma el amor de tu Hijo; mira en mi alma la herencia de tu Hijo. Derrite por tu Espíritu el hielo de mi corazón y de los corazones de tantos hombres en la tierra! Por la Pasión de Cristo manda tu Espíritu a renovar la faz de la tierra! [104] ¡Oh Espíritu Santo, fruto en mi alma de la Pasión de Cristo, enséñame a amar, enséñame a sufrir! Dame tu unción para mover las alma; Dame muchas almas y muy perfectas! ¡Espíritu de Amor, doblemente mío, porque como Dios me perteneces, y mío también porque fuiste el Don del Padre y del Hijo para mi alma! Como mío que eres, quiero poseerte; no quiero que me dejes ni un momento. Haz en mí tu obra. Como Amor debes amar; como Amor Infinito eres perfecto. Ámame! Consúmeme! Consúmeme en mí todo lo que no te agrade. ¡Oh Amor Santificante, santifícame! Poséeme y que yo te posea. Por la Pasión de Cristo, por las lágrimas y Pasión de María, ámame mucho! Transfórmame! Quiero que seas mi Amor para Dios, para María, para las almas! Amén! Amén!
Viernes 6. (105) Lleno de confusión debo confesar que no siento aún por la Cruz aquel amor que le han tenido los Santos, el que debiera tenerle yo por mi vocación. Tengo miedo al dolor, me resisto a cierta clase de cruces; no me atrevo a pedirlas. ¿Qué puedo hacer así? ¿Cómo querer ser otro Cristo? Mas por fortuna, también esta dificultad la resolvió tu Sacrificio, oh Jesús! Ya que recibiendo por él al Espíritu Santo, encontramos en Él el único medio para amar la Cruz. *** ¡Oh Espíritu Santo, ven a renovarme, ven a hacerme amar la Cruz. Haz Tú el prodigio ya que Tú eres quien me ha de transformar en Cristo. *** Yo no tengo nada que alegar en mi favor sino tu Misericordia, por eso quiero ser como la personificación de la gratitud. * * * [105] He meditado en las excelencias de San Miguel, y mi alma se llena de un gozo indecible.
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¿Por qué me sentiré tan feliz con las perfecciones de este serafín, como aseguran muchos escritores que lo es? Serafín y Príncipe de ellos, permanece ante la Trinidad Beatísima cantando el Santo, Santo, Santo. Y como Arcángel mueve todos los espíritus Angélicos a la mayor gloria de Dios. Y él mismo se pone a disposición de la Reina de los Ángeles, alabando su grandeza y dignidad como Madre de Dios. El Celo de San Miguel evitó en el Cielo el día de la prueba, más pecados que los que pudieran cometerse en millones de mundos; ya que fue incontable el número de Ángeles que por él permanecieron fieles a Dios. Y como su celo no se agotó sino crece, ¡Cómo se empeñará en evitar pecados en el mundo! ¡Oh buen Ángel! ¡Ven en nuestra ayuda! Queremos salvar muchas almas; queremos llenar el mundo de pureza angélica, por el parecido con la tuya y por ser fruto en gran parte de la intercesión angélica. No quiero retirarme de tu Santuario sin que me ciñas con el cíngulo de tu pureza Angélica; sin que me incendies con tu amor Seráfico; sin que me comuniques tu celo por la gloria de Dios. Te lo pido en nombre del Dios Tres veces Santo en cuya presencia permaneces por dicha tuya. Te lo pido en nombre de la Sabiduría Eterna Encarnada, Jesucristo, Causa de tu inmensa gloria y de tu señalado triunfo. Te lo pido en nombre de tu Reina que es mi Madre, la Gran Madre de Dios, María Santísima! Tú, su primer gran Esclavo de Amor; tú, su Fiel Servidor; tú, su Ángel consentido, no puedes dejar de oírme. A eso he venido de tan lejos. Me trajo el amor que te tengo; me trajo la esperanza cierta de tu protección. ¿Verdad que no me iré de aquí sin tu protección especial? Tú sabes lo que son las Obras de la Cruz y la parte que me ha tocado en ellas; tú sabes lo que es a los ojos de Dios el Instituto de M. E. de la T. Tú sabes todo lo que Dios quiere de mí, ¿podrás dejarme [106] solo? - Mira por fin, que es un Sacerdote el que te pide. Mira que en mí te piden millares de Sacerdotes, pues a todos los envuelvo en mis súplicas y en mis gracias. Contéstame, como sabes. QUIS UT DEUS? Quién como Dios? Si tú buscas su gloria, bendito seas y cuenta con mi ayuda! - Amén. Amén.
Sábado 7.- Día de la Santísima Virgen. (107) El Gran Medio para poseer y conservar la Sabiduría Eterna y Encarnada – Jesucristo – La Misa por Ella. ¡Qué grande es María! Los Ángeles todos están a su servicio. Su Pureza es más que Angélica. Su amor más que seráfico. Su Ciencia más que querúbica. Su Celo está sobre todo el que tiene los Ángeles y bienaventurados. Su Caridad sólo es sobre pasada por la Caridad Infinita de Dios.
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¡Qué hermosa es María! Su belleza toda divina y sobrenatural, como convenía a la Madre del Verbo Encarnado! María es la Madre de Dios y también es mi Madre. Herédame tu Celo, tu pureza; pero sobre todo tu grande Caridad; tu amor más que seráfico. Todo es para Jesús; todo para realizar su obra Redentora; todo para glorificar al Divino Padre. ¡Oh María! Ten compasión de mí y no me dejes caer en la tentación del desaliento; no permitas que entre en mí la presunción. Hazme sencillo como Tú, lo mismo en los triunfos que en las pruebas. Que me olvide de mí para pensar sólo en Dios. ¡Oh Madre! renuevo con mucho amor mi Consagración total a Jesús por tu medio. Escóndeme en tu Corazón; en el lugar que he escogido para poner el Altar de mi Sacrificio. Desde allí ofreceré mi Víctima al Divino Padre. Allí celebraré mi Misa perenne! ¡Oh Reina de los Ángeles! bendice mi alianza de amor con ellos y en especial con su Príncipe San Miguel. Si todo es para Dios, no me niegues nada de lo que te pido. Al contrario, como buena Madre, dame más para dar más. [107] Levanta al sacerdocio de la postración a que han querido someterlo sus enemigos. Con perfidia diabólica, Satanás ha querido perdernos, o por lo menos hacer mínima nuestra acción. ¡Oh Madre de Jesús Sacerdote! Por El, por su Sacerdocio Eterno, llénanos de optimismo en la lucha. Quiero una estrecha alianza entre los Ángeles del Cielo, encabezados por San Miguel y los Ángeles de la tierra que debemos ser los Sacerdotes. Tú como reina de ellos y como Madre nuestra, bendice esta alianza y que sus resultados no se hagan esperar. ¡Madre mía! te consagro una vez más las obras de la Cruz; te pido por N. Rvmo. P. Superior General. Te doy gracias por haberle conservado la vida y te ruego que lo llenes de luz, de gracia y amor. Te consagro nuevamente porque me gozo en ello, a las M.E. de la T., tus esclavitas de amor, flores de gratitud por tu Maternidad Divina en los Jardines de la Trinidad. Te consagro cuanto soy y cuanto tengo. Recíbelo, oh Madre, y deja en mi alma la plenitud del Espíritu Santo, para amar en El, servir en El, y ser glorificado en El. Amén. Amén. *** A pesar de que casi todas mis notas de ejercicio son de deseo y petición, quiero que mi alma permanezca en una disposición de completo abandono a la voluntad de 82
Dios. Creo que es la forma más perfecta de practicar el sacrificio. Sigue dominando en mí aquella impresión del Jueves Santo que se tradujo en mantenerme como en una mirada amorosa en la presencia de Dios. Mirada que escruta la voluntad divina para cumplirla; pero siempre es un fondo de amor humilde.
Domingo 8. (108) Hoy me iré de este Santuario con mi alma llena de esperanzas por un porvenir de más gloria para Dios. [108] Si Dios está con nosotros, ¡quién podrá algo contra nosotros! Pero hay que luchar con entusiasmo. La lucha demostrará nuestro amor a Dios y el interés por las almas. Sepultado en el corazón de María quiero transformarme en Cristo. Llenaré mi alma del Espíritu Santo, al ofrecer constantemente el Verbo al Divino Padre; al celebrar la Santa Misa. Es cierto que tenemos muchos enemigos, pero son más nuestros amigos, y más poderosos porque Dios está con ellos. Con nosotros está María, están los Ángeles y los Santos que tanto se interesan por la gloria de Dios. Nuestros enemigos son muchos pero débiles, porque Dios no está con ellos. Y si hacen destrozos en nuestras filas, es por culpa nuestra, porque no nos defendemos; porque no hacemos uso de las armas poderosas que Dios nos ha dado; porque no explotamos la pasión y muerte de Cristo; la intersección de María y de los Santos. “Envía Señor tu Espíritu y todo será creado, y se renovará la faz de la tierra.” Ese Espíritu vendrá cuando lo llamemos, y se nos dará en la medida de nuestros deseos. Será El quién aplicando los méritos de Cristo, lo renovará todo en el amor divino. Entonces, lejos de lamentarnos inútilmente, pongamos manos a la obra, ofrezcamos al Verbo; llamemos al Espíritu Santo; pidamos la protección de María y de sus Ángeles, y luchemos en el campo que Dios nos haya asignado. El no faltará ciertamente, y por lo mismo la victoria será nuestra. Amén. Amén.
Lunes 9. La Encarnación del Verbo (109) Salida de ejercicios.- la Encarnación del Verbo: Misterio de esperanza – Misterio de amor - Misterio de humildad. – Cambio radical en el mundo después de este Misterio. El Verbo – María – Las almas. * * * [109]
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Resumen de mis Ejercicios Espirituales (110) Celebrados en la Semana de Pascua (1-9 abril de 1945) en el Santuario de San Miguel del Milagro, Tlax. y complementados en S. Luis Potosí (17 y 18 de abril) Hacía mucho tiempo que deseaba hacer mis Ejercicios espirituales en el Venerado Santuario de San Miguel, donde tantas gracias ha recibido mi alma siempre que lo visito. Quiso Dios N. S. que este año fuera el destinado para realizar mi deseo. Terminados mis trabajos de Semana Santa, salí el mismo Domingo de Pascua para S. Miguel. Llegué a México el lunes y después de comer, salí a S. Miguel. Al llegar mi alma se sentía un tanto desolada, o quizás con las impresiones y resultados de cuaresma, el cuerpo se sentía fatigado. Inmediatamente que llegué, me puse bajo el manto de la milagrosa imagen y le encomendé a S. Miguel aquellos Ejercicios. El cuerpo seguía cansado; pero el alma se abría fácilmente al calor de la meditación y de la oración. ¡Cuántas cosas han transcurrido desde los últimos Ejercicios en Mixcoac. El dolor que vislumbré en ellos, vino abundante a mi alma. Ni sé cómo pude resistir. O mejor dicho, sí sé, pues la gracia divina se comunica en abundancia cuando se sufre por amor de Dios. Las páginas de mi vida en este año guardarán ese secreto de dolor que nadie podrá ver ni conocer. Pero como siempre, ese dolor no me apartó de Dios, pues al contrario, comenzó una vida de más intimidad con El. – Seguramente no he sabido corresponder a tantas gracias, pero no obstante eso, puedo asegurar que mi alma se siente en Dios, y que la soledad a donde me llevó mi Cruz, ha sido para mí el medio de estar más cerca de Dios. ¿Cómo podré agradecer semejantes gracias? La obediencia me destinó como Superior a la casa de S. Luis Potosí. Después de 8 años, volví a ella, [110] pues me tocó ser uno de los fundadores en 1936. Y hoy como entonces, sentí aquí el fuego ardiente del corazón de Cristo y la acción dulce y arrolladora del Espíritu Santo. Llegué y sin ruido, como quien sigue en una ocupación comenzada, entré en mi Misterio. Dios ha querido que nada interrumpa mi unión con El.- He dedicado mis tiempos libres en su mayor parte a la oración y no me canso, antes bien sigue en aumento mi 84
deseo de la unión con Dios. He recibido varias veces la vista de mi Rvmo. P. Sup. General, y Dios ha querido que siempre deje grandes consuelos en mi alma. La distancia nos separó; pero en espíritu seguimos unidos, con grandes deseos de glorificar a Dios. Fui a verlo a Monterrey durante su enfermedad grave (Febrero-Marzo de 1945). Dios lo salvó milagrosamente, pues la enfermedad era mortal. No me cansaré de dar gracias a Dios por ese favor. Seguramente esa enfermedad lo acercó más a Dios y lo irá acercando más a la realización de aquel modelo que nos fue dado para imitarlo, es decir, nuestro venerado Padre Fundador. ¡Qué hermosa es la rectitud! ¡Qué hermoso el buscar sólo a Dios! En esta página de mis relaciones con mis superiores, y en especial con el Rvmo. P. Sup. Gen. actual, tendría que hacer una hermosa apología del espíritu de fe y de los grandes prodigios que obra la obediencia sacrificada. Pero también éste será un secreto que sólo Dios sabrá. Tuve el consuelo de que confirmara mi nombramiento como Subdirector General de los Apostolados. Digo que es consuelo porque siempre he considerado como una gracia inmensa para mí, el trabajar en ellos acá en S. Luis, ofrecí con gusto el sacrificio a favor de las mismas obras, pero el confirmarme en ellos, mi alegría fue muy grande. ¡Amo tanto a las obras de la Cruz! [111]
Quiero consignar aquí la hermosa carta en que confirma mis nombramientos.
Carta del Rvmo. P. Edmundo Iturbide a Nuestro Padre, marzo 14, 1945 (112) S. Luis Potosí, S.L.P. 14 de Marzo de 1945. R.P. Pablo Guzmán, M.Sp.S. Presente. Muy amado Padre Pablo: Lo saludo con todo el grande afecto que en Jesús le tengo, y por la presente quiero manifestarle mi sincera gratitud por los muchos e inapreciable servicios que a nuestra Congregación a prestado y por ende a todas las Obras de la Cruz, al consagrar lo mejor de sus fuerzas, durante tantos años, a la propagación del Apostolado de la Cruz y del Apostolado del Espíritu Santo. Estoy seguro que nuestro Padre Fundador lo protege de manera muy especial y le alcanza gracias abundantes para que, lejos de arredrarse por las dificultades de la obra de Dios, crezca su entusiasmo por la propagación de dichos Apostolados. 85
Yo lo bendigo con toda mi alma, y le ruego siga trabajando a mi lado como SubDirector General de las Asociaciones antes dichas. Que el espíritu de nuestro Padre Fundador informe más y más la vida de todos los Misioneros del Espíritu Santo, y que ese amor al Rvmo. P. Félix de Jesús Rougier nos siga uniendo a lo largo de nuestro camino sobre la tierra. Suyo afmo. hermano y servidor en J.C. Edmundo Iturbide M. Sp. S. Sup. Gen. (firmando) [112] *** El tema de mis ejercicios fue el Misterio de la Encarnación. Pedí mucho la unión con el Verbo, y la protección de los Ángeles, especialmente de S. Miguel. Pedí ser ceñido con el cíngulo de la pureza angélica; traspasado por el dardo del amor seráfico (de S. Miguel); y la rapidez y perfección de la acción angélica. ¿Qué conseguí? El tiempo lo dirá. Mi confianza en S. Miguel es muy grande. Encomendé mucho a S. Miguel las Obras de la + y muy especialmente el naciente Inst. de M.E. de la T. que espera, de un momento a otro la voz de Roma que manifestará su beneplácito (así lo esperamos), para seguir adelante. - ¡Que sea lo que Dios quiera y todo para su gloría! Las M. hicieron una campaña de oraciones “adelantando la acción de gracias” y pudieron ofrecer ya para el 9 de Abril (Fiesta este año de la Encarnación), 75,000 Magníficas. Tomaron parte todas las ramas de esa Obra. ¡Recibe oh Señor, esa hermosa plegaria agradecida, que en unión de María, Madre y Virgen, te ofrecen mis h., deseosas de glorificarte, y de consolar a María agradeciendo en el tiempo y en la eternidad su Maternidad Divina! [113]
Santos Ejercicios del 5 al 14 de abril de 1946 (114) Consagro con inmenso amor agradecido los presentes Ejercicios a la Santísima Trinidad, a la Gran Madre de Dios, la Santísima Virgen de la Encarnación; al glorioso S. José, y al Arcángel S. Miguel en representación de todos los Ángeles. A mis amados Santos Protectores, los que conozco y los ocultos; a las almas gloriosas y a las que desde el Purgatorio me han alcanzado gracias; a todos consagro un recuerdo de amor agradecido. ***
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Abril 5. - Entrada. (114) Quiero que los presentes Ejercicios me sirvan como preparación a mis próximas Bodas de Plata de Profesión Religiosa. – Las gracias tan grandes que he recibido, en especial la Erección Canónica del Instituto de M.E. de la S.T., verificada el 25 de Marzo pasado, me tienen anonadado. He suplicado a Jesús que El supla mis deficiencias y las de mis h., para que la Trinidad Santísima quede complacida con n. acciones de gracias. Pero voy a cumplir 25 años de Profeso en mi amada Congregación de Misioneros del Espíritu Santo. ¡Cuántas gracias y cuántos recuerdos! Al comenzar mis Ejercicios en presencia de Jesús Euc. le dije: “Aquí vengo como hace 25 años ¡como hace 27, cuando era Novicio!” Después de tantos años, las gracias no se pueden contar; pero sí las quisiera agradecer. Mi amor será mi gratitud, y quiero arrojarme en el Seno del Amor Infinito. Quiero en estos días vivir la intimidad con Dios, con María y con los Santos. Pero ¿cómo hacerlo, sin la gracia extraordinaria [114] del Espíritu Santo? Por eso de nuevo recurro a Ti, oh Espíritu Divino! Ven, invade mi alma. Ven, hazla hermosa con tu divina hermosura; ven, pues quiero cautivar a mi Trinidad Adorable. Tú que has sido mi Compañero fiel; Tú que hace 27 años cautivaste mi corazón y recibiste las primicias de mi apostolado; Tú que al Ungirme Sacerdote me consagraste también tu Misionero; Tú a Quien nunca olvido, ¡Ven! te llamo con ardor; ven, irrumpe en mi alma. Haz de ella un desierto si necesito silencio; haz de ella un Trono de Sabiduría si necesito la comprensión de lo divino; haz de ella una lira divina que pulsada por Ti, desgrane divinas melodías que glorifiquen a Dios; haz de ella un abismo profundo que atesore gracias que glorifiquen a Dios; haz de ella por tu divina fecundidad, una alma Madre que nunca se canse de dar. Pero ¿qué necesidad tengo de decirte lo que haz de hacer en mi alma? Si Tú eres su guía, si ella te pertenece por completo? ¡Ven, pues, y haz en ella Tu divina Voluntad! Me gozaré como siempre en contemplar tu Obra; en admirar tu poder. ¡Ven! Amor mío, ven, que tengo sed de poseerte! Quiero renovar mi alianza de amor eterno Contigo. Quiero conocer más a Dios; quiero conocer más a María. ¡Oh Espíritu de Amor, en Ti confío! *** Y Tú, Virgencita de la Encarnación, Compendio de gracia y hermosura, déjame contemplar tu Alma Inmaculada. Quiero ver a Dios en Ella y amarlo en Ella. 87
¡Madre de Dios y Madre mía, por el gozo de Tu nuevo Instituto de M. déjame entrar a tu alma! ¡Cuídame, ayúdame! Manda a S. Miguel y a S. Gabriel que me acompañen; manda a los Ángeles de la Pureza. Lo que quieras, ¡eres tan Madre! *** Mi buen Ángel Custodio, te amo y te agradezco lo que has hecho por mí. Quiero pedir para Ti gracias especiales que aumenten tu gloria accidental. [115] Perdóname mis olvidos; y da gracias conmigo por tanto que tú sabes! Amén. ***
Sábado 6. (116) Con verdadera sed de unión con Dios he comenzado mis Ejercicios. Si tengo grandes deudas, el modo de pagarlas es entrar en sociedad con Dios. Ese intercambio de vidas me hace riquísimo, pues me da nada menos que la vida divina. Realiza esta verdad, es todo el secreto de la santidad. El alma que vive esta vida es gobernada por el Espíritu de Dios y tiene como norma el cumplimiento de la divina voluntad. Las misiones que Dios asigne al alma, pueden variar, desde las más deslumbrantes hasta las más ocultas; pero el alma es igualmente feliz al realizarlas porque se siente instrumento de Dios en ambos casos y su dicha está en amar y servir a Dios. Pero cuando se piensa un poco siquiera, en esa Bondad divina que nos ha querido santificar, formando un mismo Espíritu con Dios, no se encuentran palabras suficientes para dar gracias y glorificar a Dios. Por eso quiero escoger almas que desde el tiempo en este mundo “alaben a Dios” y glorifiquen a “nuestro Padre Celestial”. Almas que sean extensión del alma de Cristo y de María. Dios las exige; Jesús las conquistó; a mí me toca escogerlas y formar de ellas una Legión que no cese de ofrecer a la Trinidad Santísima, adoraciones y acciones de gracias; y entonces esas adoraciones y acciones de gracias serán “reparadoras” y sin que pidan propiamente, recibirán cuanto sea necesario. Lo que ellas piden es el Reino de Dios, y al sentirse llenas del Espíritu Divino y al ver que éste reina en el mundo, renovarán sus acciones de gracias. [116]
Domingo 7. (117) Me parece ir entrando más en Dios. Mi alma ha sido campo de operaciones divinas. Desde niño ví cómo Dios triunfaba en mi alma de sus enemigos. ¡Qué providencia! Y sobre todo, cuánto amor! Que es también providencia. 88
Durante aquellas horas que pasaba en un rincón del Sagrario de la Parroquia de M., cuántas gracias recibí sin comprender entonces. Yo lo buscaba porque mi corazón me lo pedía. Sin fijarme que otros lo hicieran o lo dejaran de hacer, sin preocuparme por ser visto. Era una vida que se abría al calor del Sagrario y para el Sagrario. La Santa Misa me atraía y mucho me complacía en ayudarla. - No pensaba entonces en el futuro, solamente me dedicaba a amar. Pero Jesús si veía mi futuro. Había resuelto en su infinita bondad llamarme al Sacerdocio y a la vida Religiosa en una Congregación Eucarística. Y por eso quiso mantenerme cerca del altar. Y luego regalarme su cruz. También al dolor se abrió mi alma desde los primeros años. Pero desde entonces el Espíritu Santo me dió su Fortaleza y me enseñó a refugiarme en los brazos de Jesús. Y todo eso sin que nadie me hablara de la Cruz, sino como un don gratuito de Aquél que me había escogido para ser su Sacerdote. Y de veras que así he sentido toda mi vida mi Sacerdocio: “como todo de Jesús”. Pensé más tarde ser Sacerdote para El, para darle muchas almas, para conquistar muchos Santos. Y El me oyó, y nunca me ha dejado solo. Pone en mi alma los deseos que quiere ver realizados. Aparece el deseo, sigue la súplica y luego viene el don. Y esto en lo poco y en lo mucho. ¡Qué grande es el amor de Jesús para sus Sacerdotes, y qué fuerza tan grande ha dado a su poder de intercesión! Pasaron los años y otro rinconcito me proporcionó horas muy íntimas de amor con mi Jesús Eucaristía. Fue el de mi Noviciado en La Fama 3, de Tlalpan, D. F. [117] A veces un rincón de la Capilla, otras un rincón del Camerín; a veces la Capillita de la Encarnación… ¡Qué días aquéllos tan llenos de Dios! Días de amor primaveral; pero ya matizados con mucho dolor. ¡Noviciado de Oasis ciertamente! Vino después el apostolado con sus penas y alegrías. Pero en medio de todo, siempre ha sido el altar mi campo favorito. Viajes, impresiones, reproches o alabanzas, todo se olvida allí y sólo aparece Jesús enseñando, consolando, quizá reprochando pero siempre amoroso. Allí me enseñó el amor a su Divino Padre; allí se desarrolló mi amor al Espíritu Santo; allí comprendí algo más los privilegios de María y en especial su divina Maternidad. ¡Cuántas luces en esas horas de adoración a Jesús Sacramentado! Ninguna preparación mejor para predicar la palabra de Dios. 89
La idea y detalle de la fundación de las M.E. de la S.T. también nació en el Altar. Pero ¿quién podrá expresar todo lo que es para el Sacerdote la vida Eucarística? Son secretos de Dios y para Dios. Por eso en estos Ejercicios lo único que busco es la unión con Dios. De ella depende mi gratitud y cuanto deba a Dios y a las almas.
Lunes 8. (118) En la Santa Misa concentro todas mis aspiraciones. Es la hora de Dios por excelencia. Jesús Sacerdote se ofrece nuevamente a su Divino Padre y Este lo contempla con infinita ternura y complacencia. Y el Sacerdote siente pasar por su alma esas corrientes divinas; se siente él mismo como centro de esa lucha de amor entre las Divinas Personas. Se siente muy cerca de María; dentro de su Corazón Inmaculado. En esa hora los dos Corazones se unen como nunca para ofrecer al Hijo amado como Víctima. Sus labios se sincronizan para decir: “Este es mi Cuerpo; Esta es mi Sangre”; sus almas reciben juntas la efusión extraordinaria del Espíritu Santo. [118] Y sintiéndose amados y poderosos, vuelven sus ojos al Divino Padre para pedirle que por su Verbo (añadiendo el Sacerdote, “y por María”) mande ese Espíritu al mundo para que lo transforme y divinice. Y ¿qué podrá negar el Divino Padre en esa hora? Por eso la llamo la hora de las grandes conquistas, la hora de Dios. Y yo pobrecito pecador, que sin mérito de mi parte fui llamado a la sublime vocación del Sacerdocio, encuentro en la Misa mi grande consuelo porque allí recibo como un fruto del Sacrificio de Cristo, cuanto me pide mi misión Sacerdotal. Allí sobre todo, siento mi dependencia de Cristo Sacerdote y Víctima. Y su Sacrificio es mío, y sus méritos son míos por bondad suya. ¿Qué podrá negarme, si me admitió a su divina filiación; si quiso compartir conmigo la dicha de tener a su Padre por mi Padre? ¡Ah! cuando se piensa en eso, todo temor cesa. Vengan pues las almas, que se multipliquen por millares, que para todas me dará gracias con qué alimentarlas mi buen Padre Celestial. Mis miserias desaparecen todas a la hora del Santo Sacrificio. La Sangre de Jesús me lava y me adorna. ¡Qué hermosa debe ser el alma del Sacerdote a la hora de celebrar la Santa Misa! A lo largo del día vienen solamente los corolarios de la Misa. La luz intensísima del Sacrificio de la Misa se va percibiendo después con mayor suavidad y adaptada a las necesidades del Sacerdote: luz para su alma, luz para otros; poder divino de atracción para que las almas se acerquen. Encuentra y reconoce a los nuevos hijos. Se goza en esos encuentros con la 90
alegría del Espíritu santo. Encuentra la Cruz de Cristo en mil formas, y la lleva con amor para depositarla al día siguiente en el Cáliz de su Sacrificio. ¡Qué cierto es que en el Sacerdote es Jesús quien pasa de nuevo por la tierra haciendo el bien! ¡Señor, multiplica tus Sacerdotes según tu Corazón! [119] *** Ofrecí solemnemente a Jesús dar testimonio de Él, contando para ello con la gracia del Espíritu Santo. Vivir para El; ser gobernado por su Espíritu; reproducir como El al Padre; y todo desde el Corazón Inmaculado de María. *** Tuve impresiones profundas al considerar en el Misterio de la Encarnación el amor de Jesús para su Divino Padre. Eso me ha conmovido mucho, especialmente en estos últimos años de mi vida. Y resolví con más decisión ser Jesús para el Padre, y ser el Padre para Jesús. – Así lo hizo María. En mi misión Sacerdotal de buscar “Adoradores del Padre”, tengo el medio precioso para vivir esa vida íntima de Jesús.
Martes 9. (120) Comencé este día celebrando con todo el amor y recogimiento posible el Santo Sacrificio de la Misa. Purificación – Unión – Luz – Amor, todo viene de allí. Y yo quiero ver mi alma y las Obras a la luz de Dios, y envolverlas en ese ambiente de pureza que nace de la Cruz de Cristo. ¡Espíritu de Amor, en Tí confío! *** Mis meditaciones sobre la Encarnación, muy hermosas. Pondré algo: MARÍA ...“¿Y María? Este es otro punto de la desdicha de Satanás. El vislumbró, reflejada en el entendimiento de la Trinidad, a esta Creatura perfectísima, más que angélica, y no pudo sufrir esas perfecciones en una esfera inferior a la suya. “Desde entonces, antes que existiera María, le juró guerra y odio eterno; mas como el poder de Dios es infinito, Ella misma fue su maldición en el Paraíso; [120] Ella que apareció en el momento del pecado como redentora esperanza, dada por el mismo Dios; fue en el tiempo su martirio aplastándolo con su inmaculada blancura. “María fue el medio creado eternamente en el entendimiento divino para que el Verbo se hiciera carne. Ella iba a darme su Sangre y su vida, y éste ha sido para Satanás el broche de oro de su humillación. 91
“¡Mira qué amor tan mal entendido trajo a Satanás a la obcecación y fue que amó con soberbia, dos polos que no pueden juntarse, y al instante pereció. Me quería amar a su modo, a su capricho, y servirme a su voluntad: no rindió su juicio y se perdió para siempre. “Siendo María en cierto modo la causa de su envidia y de su orgullo, haciéndosele humillante mi abajamiento en la Encarnación, con ese mismo odio perdió a Eva, pues la venganza es la substancia de su Ser. “Mira qué amor a Mí tan mal entendido; ¡y de esto hay tanto! “Cometió Satanás la infamia del Paraíso; pero el poder y la Omnipotencia Mía siempre lo aplastarán. “Y vino María, (decía el Señor complaciéndose) y el Verbo se hizo Carne en seguida. -¿Cómo en seguida, mi Jesús? ¿Pues qué no vivió algunos años la Santísima Virgen desde su Nacimiento hasta la Encarnación? -Para tí hay existencia, para Dios todo es preexistente, en El no hay tiempo. Ya María era desde toda la eternidad el encanto de la Trinidad misma; ya era su delicia, su ideal realizado al concebirla, porque así son las cosas de Dios, que al preconcebirlas, son realizadas. “Ya María era la Reina de los Ángeles y de la pureza de los Ángeles; era bella con la belleza de un Dios, virgen con la fecunda virginidad de la Trinidad; criatura sin mancha y perfectísima, alma preservada ya en el Seno del Padre, que jamás sería contaminada, ni aun tocada con la sombra del pecado. “Era ya desde aquella eternidad Hija, Esposa y Madre, recreándose las tres Divinas Personas en aquella Obra perfectísima, que maravillaría al Cielo y a la [121] tierra en todos los siglos. ¡Qué grande es María en sus múltiples perfecciones y sobre todo en la Encarnación Virginal del Verbo que desde la eternidad la preparó! Enamorada la Trinidad de esa criatura incomparable, por eso el Verbo se hizo Carne, Él la preparó con todas las gracias y primores del Espíritu Santo, con la abundancia de Dios, tanto para hacerla su templo vivo, cuanto para dar en la cabeza a Satanás su perdurable enemigo”. *** Y yo sentía en mi alma un gozo inmenso de haberle dado a la Santísima Virgen el instituto de las M. E. de la S. T. para ayudarle a dar gracias por su maternidad divina, fuente de tanto favor y hermosura. Y al mismo tiempo deseando que esas Misioneras se formen en una grande perfección y que se distingan por su amor a María. ¡Que Ella las guarde en su Purísimo Corazón! y las defienda en todo tiempo de sus enemigos! 92
*** ¡Qué consuelo pensar que estamos al servicio de Dios y de tan Grande Señora! Y que Ella es Madre de Dios y Madre nuestra!
Miércoles 10. (122) Con la grande fe que Dios me ha dado para el Santo Sacrificio de la Misa, procuro celebrarla con todo amor y respeto, con la seguridad que de allí he de sacar cuanto necesite. De mí nada tengo; soy débil ¿qué podría hacer que agradara a Dios? El d. ha querido perseguirme también en el altar; pero no le hago caso; me escondo en mi Hostia, me amparo con María, a quien siempre invito para que me acompañe en la S. Misa. Cuando viene el ataque, pienso que no puede dañarme porque me sepulté en Dios y contra El nadie [122] puede. Es uno de los grandes provechos de la transformación en Cristo, que cuando nos quieran tentar lo encuentren a Él. También me siento en el Corazón Inmaculado de María: allí he querido poner mi mansión habitual; es mi templo desde donde ofrezco al Verbo, donde recibo la mirada del Padre y la gracia renovada del Espíritu Santo. Y allí no entra al d., ni puede nada. Sus voces necias se pierden en el vacío, y se vuelven contra él para decirle: calla criatura desgraciada, no quieras manchar lo que Cristo purificó; respeta su sangre; reconoce la grandeza y humildad de María la Madre del Verbo Encarnado; deja en paz a sus esclavos de amor. Y de d. Tiene que alejarse confundido, repitiendo aquellas palabras que en el cielo dieron el triunfo a S. Miguel: “Quis ut Deus?” ¿Quién como Dios? Y yo también, aunque indigno, pero elegido por Dios para ser sacerdote, quiero mandarte nuevamente S., que no turbes la serenidad de mi alma, ni quieras estorbar la obra de Dios. Retírate y deja que mi alma siga en paz, recibiendo las gracias de Dios para ella y para otras muchas. “Quis ut deus?”… *** ¡Adelante alma mía! No eres tú sino Cristo quien remedió y salva a las almas. No es un favor que se le hace a Cristo, es su conquista es su gloria. Cuando hayas consumado tu carrera en este mundo, di: “Siervo inútil he sido” y acógete a la Misericordia de tu divino salvador: pero en la lucha no temas, eres soldado de Cristo y de María; eres Sac. de Dios. ¡Adelante! que todavía te falta mucho camino por andar. Se abre una grande puerta a tu celo sacerdotal, aunque abundan los enemigos; pero no temas, la cruz los 93
hará huír a todos y sobre el campo de su derrota aparecerá la luz divina del Espíritu Santo y aparecerán las flores de pureza y santidad que llenan el mundo de las almas. [123] OMNIA ET IN OMNIBUS CHRISTUS!... ***
Jueves 11. (124) Comienzo este día con mis grandes deseos de alcanzar la intimidad con Dios, “como hijos carísimos”, según dice S. Pablo. de Él.
Pero en este campo sobre todo, no puedo nada por mí mismo, y lo espero todo Loquere Domine!… *** Día de unión con Dios y María. Día Eucarístico y de María.
Viernes de Dolores, 12. (124) Pongo este día en el corazón de mi madre dolorosa y pido por su intercesión fidelidad a todas las gracias que Dios me quiera conceder este día. *** Consagración. (Hist. la P.) “Las palabras de la Consagración son palabras creadoras, afirmativas e imperativas; éste es el sello de Dios, de la Divinidad, de la Palabra eterna, el que quiso mi amor llagar al Iglesia. “Son palabras creadoras, porque en un instante con su poder, convierten las substancias sacramentales en mi mismo Cuerpo y en mi Sangre. En cierto sentido me dan el Ser, haciéndome encarnar nuevamente. mil?
-Pero si toda la Sangre la derramas en una Misa, ¿qué te queda para las otras
- Me queda la misma, no sangre creada o renovada, sino la misma que recibí de María y la del Calvario: la misma que desde toda la eternidad existía en el en[124]tendimiento divino, rescatando al hombre del pecado y del infierno. “Este en un poder de las palabras creadoras de la Consagración: poder esencial y Omnipotente que crea, no otro cuerpo y otra sangre, sino el mismo Cuerpo y Sangre 94
mía, y esto en millones de veces, sin cambiar ni las palabras que tienen el poder, ni la Víctima que soy Yo. “Son palabras afirmativas, porque las pronuncia un Dios, no un hombre solamente; salen los labios de un hombre, no sólo, diré, como divinizando, sino en esos sublimes instantes la Divinidad misma, con todo su poder y su verdad. “Dios es la Verdad eterna y en El no puede existir ni sombra ni falsedad; lo que Él dice, lo que Él afirma, ciertísimo es, y la menor duda, sería un pecado contra la fe, contra Dios mismo. “Dios es Palabra eterna y lo que de Él sale, se debe creer y adorar con todo rendimiento de juicio y corazón. “Son palabras imperativas; en estas palabras de la Consagración, Dios-Hombre manda y ordena; no suplica, no deja al hombre libertad de escoger; “El que quiera venir en pos de Mí”. “El que quiera ser mi discípulo”… etc., sino que con todo el poder de su Divinidad, unió el imperio con la acción creadora, y manda al hombre que coma aquella Víctima, y que deba toda su sangre, no un pedazo de Víctima y un poca de Sangre, sino TODA ENTERA, la cual se encuentra en cualquiera de las especies Sacramentales. Y esa víctima expiatoria, divina y humana, se encuentra en cada Misa, y constantemente manda esto mismo en las palabras santísimas de la Consagración. “Y ¿por qué manda esto? Siempre con un fin de caridad; porque no podría mandar de otro modo. “En mi infinita bondad mando al hombre ser feliz. Le mando que me coma porque los ardores que me consumen de estar cerca de él, unido a Él, para hacerlo dichoso, me consumen. Quiero participarle más perfecciones divinas2 y humanas, comunicarle santidad, y esto me saca como fuera de Mí, porque locura es ese amor infinito del Dios Hombre para con el hombre. [125] Y ¿se aprecia y estima este favor entre los fieles y sacerdotes constituidos con ese poder creador del mismo, para obrar en su favor y en el de otros, el más asombroso e infinito acto de caridad? Y las almas escuchan hace siglos y siglos que coman ese Cuerpo, que beban esa Sangre, y ¡cuán pocas y contadas son las que esto hacen! Si supieran lo que ganan recibiéndome no sólo por amor sino aun por el interés que les reporta mi unión, comulgaría el mundo entero diariamente; y en la eternidad, entiende que es uno de los mayores tormentos el no haberse aprovechado de ese tesoro eucarístico”. *** En todas mis meditaciones de este día se encendió más y más el deseo de la unión, íntima, indisoluble con mi Verbo, y ser todo del Padre en el Espíritu Santo. Pedí por María Dolorosa esa gracia.
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El original en papel dice “divina” en lugar de “divinas” de acuerdo a los escritos de la Sra. Armida.
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Sábado 13.- Último día de ejercicios. (126) Santa Misa. Creo haber recibido en esta Misa la confirmación de muchas gracias en mi alma. Siento que he sido llevado por el Espíritu de Dios, y espero seguir conducido por El a lo largo de mi vida espiritual. Todo esto deja a mi alma en paz y con grandes deseos de buscar en todo la gloria de Dios. ¡Madre mía! Ayúdame a cantar mi Magnificat, que quiero sea el Tuyo, ya que los motivos son en gran parte los mismos: la Humildad Encarnada que se dignó bajar hasta nosotros para unirse con unión indisoluble, dejándonos así revestidos de su hermosura. ¡Era lo que yo quería! Era lo que deseaba cuando le pedía al Espíritu Santo que hiciera hermosa mi alma para cautivar al Padre. La Hermosura infinita vive (por su Caridad infinita) en nuestra alma, y es Ella la que atrae la Mira[126]da del Padre, la que lo llena de Complacencia. Y por Ella también en nosotros se complace. ¡Qué ventura! Magnificat anima mea Dominum! *** Y termino mis Ejercicios espirituales en esos sentimientos de gratitud y con grandes deseos de darle gloria a Dios. ¡Espíritu de Amor! En Ti confío! María! Te amo, ayúdame a dar gloria a Dios! Fiat! Fiat! [127]
Carta que escribió Nuestro Padre durante sus Ejercicios de 1946 a la Maestra de Novicias de las M.E.SS.T. (128) R.M. María de la Encarnación San Ángel, D.F. Muy amada hija en Cristo: Quiero obsequiar sus deseos de escribirle algo que norme su vida como Maestra de Novicias. Que el Espíritu Santo se digne iluminarme. El cargo que la obediencia le ha confiado, es de suma importancia, ya que se trata de formar en el Espíritu propio del Instituto a las futuras Misioneras. El noviciado es el tiempo y lugar de la selección y de la primera formación. Conservar y perfeccionar lo bueno, apartar los elementos que no convengan por cualquier motivo. 96
Hacer amar la vocación, imprimir en las almas aquel entusiasmo que ha de llevarlas a las grandes conquistas, comenzando por ellas mismas. Y ¿cómo conseguir todo esto? La cosa parece muy complicada y no puede ser más sencilla: Vivir en continua unión con Dios. Cultivar la vida de INTIMIDAD con el Espíritu Santo. ¡Esto! Amarlo, consultarlo, pedirle luz y ser muy fiel a todas sus inspiraciones. Llevar todos los días a la Santa Misa las necesidades de sus almas, y pedir allí que por los méritos de Cristo se derrame en abundancia la gracia del Espíritu Santo sobre las mismas. Formar desde el principio a esas almas en un grande amor a María, la Virgencita de la Encarnación. Lo demás vendrá como consecuencia divina. El Espíritu Santo y María irán formando a Jesús en esas almas; y luego, como hermosa aurora del día de su perfección, nacerá en ellas el [128] amor al Divino Padre, amor sano, fuerte, puro, entusiasta, confiado, audaz, como fue el de Cristo, como debe ser el de las Misioneras Eucarísticas de la Santísima Trinidad. Pero para buscar a Dios y para gustarlo, se necesita ser almas de oración. Hay que fomentar mucho ese espíritu de oración. Todo con suavidad, pero con constancia. Ya el mismo Espíritu Santo les irá dando el gusto interior por la oración. Enseñar a esas almas que la vida de sacrificio es indispensable para mantener el fervor de la vida espiritual. “Dime cuál es tu mortificación y te diré cuál es tu oración”... Hay que hacer amar la Cruz, pero todo con discreción, para no adelantarse a la gracia. Si el alma es noble, sabrá responder y corresponder a la gracia. Si Ud. se da toda a Dios, El cuidará de lo suyo. En lugar de inquietarse, ame, pero mucho y en el Espíritu Santo. Además, recuerde que todos los días en la Santa Misa, la ofrezco con todas esas almas y les comunico la gracia del Espíritu Santo que allí se recibe a raudales. Mucha confianza, amada hija, ya que representa a Dios cerca de esas almas. EL LO HARÁ TODO. Y por ahora termino, deseando una vez más que el Espíritu Santo por María la llene de su gracia. Afmo. Padre en Cristo Pablo María Guzmán, M. Sp. S: (firmado) [129]
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Ejercicios Espirituales en el Oasis de N.H. de San Luis Potosí, del 28 de Marzo al 6 de Abril de 1947 (130) Entrada. - Marzo 28 Viernes de Dolores. (130) Hace 10 años hice en esta misma Casa mis Santos Ejercicios. En estos 10 años, ¡cuántas cosas han pasado en el mundo y en mi alma! Dios Nuestro Señor me llevó a México en aquel año (1937) para concederme pasar los últimos meses cerca de N.V.P. Fundador. En este tiempo tan corto, pude entrar más y más en el alma de N.P. y creo que él en la mía. alma.
Sus últimas palabras y consejos han quedado profundamente grabados en mi
¡Qué gracia tan grande! Contemplar el fin de una vida tan santa, y tan preciosa sobre todo para nosotros sus hijos. Sus bendiciones, sus promesas y también las mías. Entre ellas cuento una que me parece abarcarlas todas; le prometí solemnemente continuar su misión de glorificar al Divino Padre. Siempre he creído que las lágrimas más conmovedoras de Jesús fueron las derramadas en silencio al contemplar la gloria de su Padre a través de aquellas almas que serían sus consuelos y su gloria por el amor que tendrían a su Divino Padre. Y N.V.P. Félix fue la imagen de Jesús Glorificador del Padre. Casi sin temor de equivocarme creo que el último pensamiento, la última mirada y el último acto de amor de N.P. en su vida, fue para el Divino Padre. Y yo tuve la dicha inmensa de enjugar su última lágrima. Esa lágrima que, como la de Jesús, ya no fue de dolor sino de gozo, al contemplar consumada [130] su obra, y ver cómo su Sacrificio tendría una recompensa indecible en la gloria del Padre! La última lágrima, fruto del último aliento, del último acto de amor y dolor; la recogí, y con ella la preciosa herencia de N.P. y antes que suya, de Jesús y de María: la herencia del amor al Padre! Y ahora vengo por primera vez a hacer mis Ejercicios dentro del Corazón del Padre! Digo por primera vez, no porque antes me haya sentido fuera de Él, sino porque al comenzar este Nuevo Año, hice una Consagración y un acto de amor y abandono absoluto a mi Divino Padre. Allí en su seno vivo muy especialmente, y todo lo contemplo a través de su mirada, y todo lo amo con su amor. Tengo pues un gozo inmenso del que no me han sacado tantas penas que he 98
tenido; y ese gozo se aumenta al venir a Ejercicios porque sé en Quién he creído, sé a Quién he confiado mi único tesoro que es mi vida. Ahora quiero abandonarme a la Providencia de su Amor. Mi alma viene profundamente herida y con sed de pureza, con sed de Dios. Quiero perderme en Dios. Quiero ver en mi Padre todas las cosas. Ya no hay secretos para mí, porque me le entregué por completo. Sin embargo El sabe la hora de manifestarlos a mi alma. ¡Aquí estamos, oh Padre! Tú en mí y yo en Ti. Mírame para poder mirarte; ámame para poder amarte; dame tu Espíritu para dar testimonio de tu amor a tu Divino Hijo, a María y a las almas, y para ver en Ti lo que Ellos te dan y el amor que te tienen! ¡Oh María! Mi Madre amadísima, en el Seno del Padre te contemplo, toda transformada en Cristo; toda hermosa, amante y amada de la Trinidad Santísima! Ahora no te esconderás a mi mirada, y al contemplarte en Dios, te amaré más y seré más amado de Ti, porque descubriendo tus secretos de amor divino, entraré en una vida de intimidad Contigo; podrás hablarme [131] y podré hablarte, y bajo la mirada del Padre y de Jesús, el Espíritu Santo fundirá mi pobre alma en la Tuya y juntos cantaremos la gloria de nuestro Padre Celestial! A la Trinidad Adorable! A la Gran Madre de Dios, María Santísima, a mis Santos Protectores, San José, San Pablo y San Pedro (lo quiero invocar especialmente como Jefe de la Iglesia a la que consagro mi vida), Santa Teresita, Grignion3 de Montfort, y Santa Inés, encomiendo estos Ejercicios. ***
1er. día - Sábado - Marzo 29. (132) La gran sabiduría del hombre debe adherirse a Dios4 y desprenderse del mundo. Se dice que esto cuesta mucho, pero si consideramos la hermosura, el poder y la misericordia divinas, entonces todo cambia. Es difícil dejar una cosa que nos gusta cuando no se nos ofrece otra mejor. Cuando esto pasa hacemos el cambio sin vacilar. Cuando Dios nos pide que dejemos el mundo del pecado, que en todo miente, hasta en sus placeres, nos ofrece en cambio la posesión de su amor que encierra toda dulzura. Si el mundo conociera a Dios, seguramente que Lo amaría. Dios es Espíritu y sólo el hombre espiritual puede conocerlo y amarlo. Por eso
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El original impreso dice: “Gringon” en lugar de “Grignion”
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El original impreso dice “debe ser adherirse a Dios” en lugar de “debe adherirse a Dios”
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necesitamos tanto ser transformados de carnales y materiales en espirituales. Esa transformación es la Obra de la gracia, y se activa en la comunicación con Dios. – El espiritual quiere vivir en esa comunicación constante por medio de la oración. El Espíritu Santo viene en su ayuda y lo envuelve en esa atmósfera divina donde todo habla de Dios, porque todo se contempla a través de Dios. Es la mirada sencilla del que ha purificado su alma. La dicha eterna consistirá en la contemplación de Dios. [132] No puede pues ser fastidioso en este mundo lo que hace feliz en el otro. Mas, ¿cómo hacer para lograr esa unión, ya que el mundo quiere atarnos a él con cadenas tan gruesas? Mí”.
Jesús dijo un día: …“y cuando Yo sea exaltado (en la Cruz), todo lo atraeré hacia Para sufrir esa atracción es preciso volver los ojos a la Cruz.
¡Jesús Crucificado! He allí el secreto de nuestra liberación del mundo. Su Sacrificio habla a favor nuestro: su poder confunde a Satanás. De la Cruz viene la gracia del Espíritu Santo. Y ese Espíritu nos hace fuertes, nos da el gusto por lo divino; nos enseña el lenguaje del Cielo. Para triunfar, necesitamos ofrecer constantemente a Jesús Crucificado como Víctima al Divino Padre, y unirnos en esa oblación. ¡Cruz de Jesús! Fuente de luz y de verdad, Fuente de Amor y de pureza! ¡bendita seas! *** La fuerza arrolladora de Jesús Crucificado; el gran atractivo que ejerce en las almas, todo está orientado a la gloria del Divino Padre. Cuando Jesús atrae a las almas, las lleva al seno del Padre para que encuentren su descanso y la paz. ¡Oh Jesús! atráeme fuertemente; llévame al Seno del Padre, y haz que aun en este mundo gustemos esa dicha que será nuestro Cielo. Dame tu poder divino de atracción para conquistar almas y llevarlas a tu Padre. Si tu + atrae, ¿no sufriste ante todo por la gloria de tu Padre? Pues yo reclamo ese poder especial de tu Sacrificio para atraer las almas hacia el Divino Padre. Acuérdate, oh Jesús, que ésa es la Misión que me has encomendado, la que bendijo y llenó de gozo a n. V. P. Fundador. Pero si el atractivo de la + se ejerce por el Espíritu Santo, yo quiero estar lleno de 100
ese Espíritu. Tendré que hablar de Él para que lo conozcan y lo [133] aprecien. Y cuando lo gusten, bendecirán, oh Jesús, tu divino Sacrificio. Entonces te conocerán como eres, porque sin ese Espíritu nadie te conocerá, y menos aun podrá dar testimonio tuyo, en el martirio que le sea asignado. Tú oh Espíritu Santo, que en cooperación con María realizaste el Misterio Divino de la Encarnación, Tú que llevaste a Jesús a la Cruz y que en ella regalaste a María con la hermosura divina que ninguna criatura ha tenido; sigue tu obra de amor, sigue en unión de María formando a Jesús en las almas, para que descubran los secretos de la Paternidad divina. *** Espíritu Divino, aquí tienes de nuevo a tu Misionero llamándote con gemidos inenarrables porque son Tuyos. Por tu infinita bondad he permanecido fiel a tu amor. No sé cuánto falte para consumar mi carrera; pero ahora que voy sintiendo ya el agotamiento físico, quiero entrar en una actividad intensísima; pero actividad de amor y de dolor. Esa actividad estará dirigida por Ti. - Tú sabes, oh Espíritu de Amor, el gran compromiso que he contraído con Jesús: formarle los glorificadores de su Divino Padre; aquéllos que lo amarán en espíritu y en verdad. ¿Cómo podría yo conseguirlo sin Ti? - ¿Dónde encontrar esas almas en un mundo tan grande y donde lo bueno se mezcla con lo malo? Solo Tú puedes hacerlo, atrayendo esas almas hacia mí. Por eso necesito que Tú vivas en mí; pero como lo quieres, en grande intimidad; contento, como viviste en Jesús, cuyas veces hago, “pro Christo legatione fungimur”. Así no me engañará el mundo y podré descubrir ya muy cerca de mí esas almas que Jesús conquistó para su Padre y que Tú has de llevar a una santidad tan grande. [134] Nuestro Padre Fundador me dijo que debía yo ser apóstol Tuyo, y quiero serlo; pero por eso mismo lo seré del Padre y del Hijo; lo seré de María. Tú eres su Espíritu y María fue la Obra Maestra de tu poder entre las puras criaturas. Por eso quise formar un núcleo de almas “Adoradoras del Padre”, que vivieran la vida Trinitaria; pero animadas por Ti. Más… ¿qué te digo, si Tú lo sabes todo? Quiero sin embargo escribir porque mi escritura es oración, y porque quiero dejarla en herencia a esas almas que busco para el Divino Padre. 101
Cuando yo muera les seguirá hablando mi palabra escrita, y yo quiero hablar siempre y en todas las lenguas para repetir la palabra de Jesús, que buscó la gloria del Padre y almas que Lo amaran. *** Acabo de leer un folleto que narra la vida de una joven española de la provincia de Guipúzcoa y muerta en S. Sebastián el 7 de julio de 1943. Alma muy hermosa que formó parte de la “Alianza de Jesús en María”, en la Sección de hermanitas víctimas. Se ofreció como víctima por el triunfo de la pureza de las almas blancas del Sacerdocio. Se llama Ana María Garmendia. Murió a los 20 años. (Su vida. Ediciones A.J.M. Zapatería 75. Vitoria. España) Con el nombre de “Lirios trasplantados” han publicado: Fiat! (Carmen Castro Lozano) del Centro Local de Rentería. – Como Teresita, (M. de los Dolores Pinedo Aguirre) del Centro Local de Vitoria, y ¿Puedo ser Santa? (Ana María Garmendia), por El Esclavito. He dado gracias a Dios por haber creado tan bella alma y a ella le encomendé la fundación de mis Misioneras en España, especialmente las de Vizcaya, donde la Obra encontrará almas preciosas que realicen su ideal: “Acción moderada, oración intensa y sacrificio heroico”. [135] *** Al leer vidas como ésta, se renueva en mi alma aquel deseo tan ardiente de darle a Jesús para su Padre amado, almas–lirios, almas seráficas, como Él las quiere y las pide. Que el Espíritu Santo, Fuente de toda Pureza, la comunique a esas almas por medio de la Cruz y las guarde siempre puras y sin mancha. Virgencita de la Encarnación, Madre del lirio Divino trasplantado de la gloria a la tierra para cautivado a su Divino Padre y para embelesarte a Ti, Virgencita Inmaculada, dame almas puras; quiero una generación santa. Almas que entren con sencillez en ese cerco de pureza divina en que se encierra la vida íntima de Dios allá en el Cielo; en que se encerró la vida de Jesús, de S. José y tu propia vida en Nazaret. *** Y no puedo seguir adelante sin consignar una vez más el gran poder que Dios ha dado al Sacerdote para conseguir esas almas. El es el jardinero especial; él es el Padre que escoge los hijos más hermosos para consagrarlos exclusivamente a Dios. Poder de su Sacrificio en el Altar, poder de la Sangre purísima de Cristo que ofrece diariamente a la hora de la Misa, poder de su oración que se confunde en el altar 102
con la de Cristo; poder de amor para con la Santísima Virgen, que ve en el Sac. a su Jesús Crucificado, en el Altar de su Sacrificio. ¡Alma Santísima de Cristo! ¡Alma Inmaculada de María! Almas Lirios para gloria del Padre, interceded por mí, para que el Espíritu Santo me transforme y divinice; para ser conquistador de las almas más puras, aquéllas que debo ofrecer al Divino Padre! ¡Corazón desamparado de María! ¡Haz que crezca en pureza en pureza el alma mía! * * * [136]
Domingo 30. – 2° día (137) ¡Oh Padre amadísimo! Aquí me tienes en este nuevo día de amor para Ti. No quiero hablar, quiero en un silencio profundo escuchar la voz de tu Verbo; sentir tu Mirada y recibir tu Amor. Te ofrezco sin cesar a tu Verbo como Víctima, por las manos purísimas de María, y yo no ofrezco en su unión. ¿Qué más puedo darte? En ese Don te doy todo mi amor y cuanto tengo. Loquere Domine!... *** Pasando por mí la idea de si habría sido fiel al espíritu de mi Congregación y de las obras de la +, sentí en mi alma una grande confianza, y me dije: “Como el camino que he recorrido me ha llevado al seno amorosísimo del Padre, creo que ese camino ha sido bueno. – Como los hijos espirituales que Dios me ha dado, llaman sin cesar al Padre y buscan sólo su gloria, creo que esos hijos son legítimos y que traen todas las bendiciones del Cielo”. Y mi alma se sentía de veras como en el Cielo, como acariciada por la mirada amorosísima del Padre. *** ¿Cómo dudar ahora de que los caminos de mi vida sean rectos? ¡Si no me muevo sino por la voluntad del Divino Padre, si El es el Dueño absoluto de mi vida! Si en algo o en mucho equivoqué mi pasado, poderoso en mi Padre para remediar mis errores, que por otra parte habrán sido involuntarios porque nunca recuerdo haber hecho una cosa de importancia creyendo que era contraria a la voluntad de Dios. Seguramente por eso Dios salió en mi ayuda y enderezó mis caminos.
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Considero como una gracia este sentimiento de mi alma, pues necesito caminar con absoluta confianza en [137] Dios. No quiero que el Cielo de mi Amor al divino Padre sea empañado por ninguna nube. en mí.
Es mi fuerza, mi grande estímulo, saber que vivo en el Padre y que el Padre vive
En el Cielo de mi Amor al Padre sólo se cierne el Espíritu Santo, pero El une, El transforma, El me enseña los secretos del Corazón del Hijo y me permite decir con dulzura como infinita: “Abba, Pater”!... El me permite percibir el amor del Padre a su Divino Hijo, y oír como si lo dijera a mi alma: “Hijo mío”! En ese Cielo de mi Amor al Padre, sólo brilla una Estrella que es María, pero Ella, lejos de impedirme la contemplación tranquila de mi Padre, baña mi alma con su Candor, ilumina mi vista y con suavidad incomparable me enseña el secreto de mi felicidad y de la complacencia de mi Divino Padre, diciéndole siempre como Ella: “Ecce, Fiat”!… ¡Oh alma mía! gusta las cosas del Cielo, y alegra el destierro de las almas participándoles de la dulzura que se encuentra en la unión con Dios. Conversatio nostra in coelis est!... *** Y respecto a lo hecho por las Obras de la +, quiero decir una vez más que las he amado y las amo con pasión. Pero asegurar lo que por ellas haya hecho o dejado de hacer, no puedo decirlo. Es el secreto de Dios. Me abandono en la misericordia de Dios. Pido perdón de corazón por mis negligencias en el servicio de las Obras, y le agradezco en gran manera lo que por Ellas me haya permitido hacer. Si yo he amado y amo a las Obras de la +, el testimonio lo darán mis hijos espirituales. Si ellos aman y trabajan por las Obras, me sentiré feliz por comprobar que fui comprendido, ya que si mi vida la debo a las Obras, mis hijos espirituales, extensión de mi vida, también se deberán a las Obras. Y hecha esta aclaración, no volveré sobre ese tema porque sería dudar de mi sinceridad y ciertamente [138] lo que he dicho es la verdad de lo que siento, que será la materia de mi juicio ante Dios. ***
Lunes 31. - 3° día (139) Para hacer bien a las almas, necesitamos estar unidos a Dios. Predicamos la unión en la caridad; pero esa unión se exige ante todo al Sacerdote.
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El debe estar unido con Dios y con todos los demás Sacerdotes. Debemos unirnos no sólo como medio de protección, de defensa o de propio interés, sino ante todo debemos unirnos para hacer la Obra de Jesús-Sacerdote. Debemos unirnos para apoyarnos mutuamente, para alentarnos, para comunicarnos las luces de nuestra oración, los frutos de nuestro trabajo y también los secretos de nuestras penas. Y ¿cuál fue la Obra de Jesús Sacerdote? Ofrecerse en Sacrificio como Víctima en la Cruz para glorificar a su Padre y salvar a las almas. Eso debe hacer el Sacerdote: ofrecerse en Sacrificio para la gloria del Padre y la salvación de las almas. Pero es indudable que el Sacrificio voluntario sólo lo realizó el amor. De Jesús se dice: “oblatus est quia Ipse voluit”, se ofreció porque quiso, por amor. Grandes sacrificios piden grande amor, y el Sacrificio Supremo exige amor supremo. Así amó Jesús a su Padre y a las almas. Así debiera amar el Sacerdote. Por eso a nadie se le obliga a ser Sacerdote. Por eso Jesús exigió ante todo amor a San Pedro. Por eso a nadie se atrevería a escalar un altar sin haber sido llamado. Esa vocación trae gracias, y sobre todo trae amor; pero amor divino, amor supremo que llevará siempre al Sacerdote hacia la Cruz. No es raro que el Sacerdote se sacrifique por las almas, y que en esto imite a su Maestro; pero ¿pasa lo mismo en lo que se refiere a la gloria del Padre, al amor del Padre? [139] En nuestros sacrificios y en el Gran Sacrificio del Altar, ¿tenemos presente ante todo a nuestro Divino Padre? Cuando decimos: “Suscipe Sacte Pater”… Cuando en silencio profundo ofrecemos la Divina Víctima, ¿contemplamos más allá de lo que perciben los sentidos, a nuestro Padre Celestial? ¿Se conmueven nuestras almas, como el Alma Santísima de Cristo, al encontrarse en hora tan solemne en presencia del Divino Padre, y contemplar su gloria y ver cómo descienden a raudales las gracias al campo de las almas? Si no lo hacemos, si esto no pasa, es preciso hacerlo, es necesario que se realice. Para ello es necesario unirnos, con unión voluntaria, y tener una grande humildad para convertirnos todos en discípulos y aprender lo que mutuamente nos 105
enseñemos, en recibir y comunicar con sencillez nuestra experiencia mística. Es preciso enfocar todas nuestras actividades de amor, de oración y de sacrificio, a estudiar el corazón de Jesús-Sacerdote. Y estudiarlo a la luz del Espíritu Santo, y amarlo en el Espíritu Santo, y sacrificarnos con la ayuda del Espíritu Santo. ¿Cómo ser Sacerdote sin amar al Padre? ¿Cómo ser Padres de las almas sin cultivar ese amor al Divino Padre de donde se deriva toda Paternidad, sobre todo la Sacerdotal? Jesús dijo: “El que me ve a Mí ve a mi Padre”, y también quiere ser llamado Padre de las almas, porque en realidad lo es: como Creador, como Redentor; como la Imagen perfecta de su Padre. Sólo en el trato íntimo con nuestro Padre Celestial aprenderemos el amor a las almas; sólo así sabremos ser Padres. *** El Corazón de Jesús Sacerdote es la Escuela por excelencia donde se aprende el amor al Padre. [140] Allí donde el amor y el dolor consumen la Víctima más preciosa que hayan contemplado los tiempos. El amor que inmola al Sacerdote... la inmolación que constituye al Sacerdote. Omnis Sacerdos… ut offerat Sacrificium… Ese Corazón Divino de Jesús Sacerdote es el que estudian las Obras de la +. Es el Corazón de la Cruz del Apostolado y del Apostolado de la + Es el Jesús de los Misioneros del Espíritu Santo, de las Religiosas de la +, de la Alianza, de la Liga Apostólica. Es el Corazón de todos los que han recibido es espíritu de la Cruz. Ese Corazón es el que pide amor sacrificado para la gloria del Padre. Ese Corazón es el que nos manda su Espíritu para atarnos a su Cruz. Ese Corazón es el Campo inmenso donde se mueven las Obras de la +. Ese Corazón es el Cielo inmenso donde el Padre mora; el Templo del Espíritu Santo; el descanso de las almas! *** Del amor al Padre se deriva en Jesús su amor a las almas. Son la obra de su Padre, son el don de su Padre, son seres destinados a la 106
gloria de su Padre. Por eso las amó hasta la +, por eso el Sacerdocio y la Eucaristía; por eso tantas Obras que trabajan en salvar y santificar a las almas. Pero el celo del Sacerdote se multiplicaría como al infinito si como Jesús viera en las almas a su Padre; si deveras fuera Padre para ellas; si como Jesús se crucificara por ellas para llevarlas al Padre. *** A eso vino el Verbo a este mundo, a darle hijos adoptivos a su Padre. Y quiere que sean hijos como El [141] y en El, por eso quiere tan perfectas a las almas, por eso quiere a sus Sacerdotes como los primeros hijos del Padre, adoradores y glorificadores suyos. Entonces sentirían con Jesús y como Jesús la gloria del Padre y el amor a las almas. ¡Oh Jesús, haznos dignos de ser llamados “Sacerdotes Hijos del Divino Padre! Y como Tú, buscar su gloria y buscarle almas, y formarle Adoradores en espíritu y en verdad! *** ¡Qué hermoso sería que todos los Sacerdotes del mundo comprendieran el espíritu de la + y lo enseñaran! Todo lo que antecede, es el espíritu de la + y del Corazón Sacerdotal de Cristo. Con razón ha dicho el Señor que el Apostolado de la + hará mucho bien, siendo escuela de perfección. Leí en Bossuet: “La Ciencia de + hace cristianos; la predicación de la + produce Apóstoles”. Y también: “La Cruz no es solamente el Santuario de un Pontífice y el Altar de una Víctima, sino la Cátedra de un Maestro y el trono de un legislador”. San Pablo decía: “No quiero saber otra cosa sino a Jesucristo y a Jesucristo Crucificado”. Allí está toda la Ciencia, la más alta Sabiduría. El compendio de su Amor al Padre y a las almas. De la + viene el Espíritu Santo, y con sus Dones prepara la mansión pura y santa para que habite en ella la Sabiduría Eterna y Encarnada, Jesucristo. La + fue la vida de María, por eso reprodujo como nadie la vida de Cristo. ¡Oh Jesús! Atráenos desde tu Cruz a la Cruz; pon cadenas de amor indestructibles para que nunca nos apartemos de Ti.- La + y el E. S. salvarán al mundo y lo harán santo y feliz. *** 107
Quiero agradecerte una vez más, oh Jesús mío, el que me hayas escogido para la Cruz, como encargado de tu Apostolado de la +. Yo he sido un simple instrumento que, habiendo he[142]cho tan poco, aprendí tanto y fui tan bien recompensado. De tu + y de tu Corazón he sacado la doctrina para las almas. De tu + nacieron mis almas. En tu + encontré al Espíritu Santo. En tu + encontré a María. En la + encontré tu secreto de glorificación al Padre. “Factus est obediens usque ad mortem, mortem autem crucis”. En tu + quiero encontrar el perdón para mí y para todos aquéllos que, llamados por ti a trabajar en el Apostolado, no hemos sabido hacerlo debidamente. ¡Oh Jesús! hoy como hace más de 25 años, vuelvo a pedirte el triunfo del Apostolado! “Jesús, Salvador de los Hombres, sálvalos! Sálvalos por la + del Ap. y por el Ap. de la +”… *** Recordando en estos días la guerra tan grande que el demonio ha hecho al Apostolado desde el principio y todo lo que yo he podido comprobar, le pido a Dios de corazón que NO permita ningún daño al Ap., que deslinde los campos y que triunfe su divina voluntad. *** Leí una página muy hermosa en la historia de la vocación de N.V.P. Félix. Dice así:… “Tengo el gusto, la dicha de que esa alma (P. Félix) corresponde sin cesar a la gracia: veo claro cómo el Espíritu Santo la empuja y ella aprovecha ese viento divino que tiene por fin clavarlo en la Cruz. “Yo comprendo la lucha que lleva dentro de sí: veo en esa alma un remedo de lo que pasó en S. Pablo. Así, pronto, pronto, “Señor, ¿qué quieres que haga?”… “Yo he visto nacer esa vocación de fuego, y cómo germina y crece dentro de ese Corazón, y comprendo su desazón interior… y veo claro que no está en su Cen[143]tro, porque sus aspiraciones son más elevadas, y está llamado a una muy alta perfección… “Yo veo que hace tiempo el Espíritu Santo viene preparando ese Corazón, y madurándolo y afinándolo para que perciba los finísimos toques de la gracia. “Yo sé que sobre su cabeza se ciernen muy grandes favores… inmensas gracias, y veo a esa alma anhelante… con hambre de conocer la Obra de la Cruz que 108
tan hondamente lo ha herido”. (N.M. Marzo 1903) *** Mucho gozó mi alma por tener un Padre tan santo. *** “Lo que es Mío se realiza infaliblemente… todo lo de los hombres pasa, mas mi Palabra no pasará”.
Martes 1° de abril - 4° día (144) Comienzo este día con mi alma completamente pacificada. Mi confianza en Dios es absoluta, y por eso descanso en el poder divino. Todo será en mí como una creación que manifieste ese poder, Dios pues, creará en mí un corazón nuevo según el Suyo. Dios me dará todas las gracias (creación divina de amor) para cumplir su Divina Voluntad. La obra que yo haga será la Obra de Dios, y por eso para El siempre todo honor y toda gloria, y para mí la obligación de vivir en continua acción de gracias por haberme querido tomar como la “nada” de la que El sacó su gloria, manifestando su poder creador y su bondad difusiva, comunicada en abundancia sobre todo en el campo de las almas. En estas circunstancias, nada debemos temer, y únicamente debemos averiguar cuál es la voluntad de Dios para cumplirla en su nombre. [144] *** Meditando en rasgos hermosísimos y heroicos en la vida de N.P. y N.M., he pensado en que ¿cómo no hemos de llevar grandes gracias en n. alma y a las almas, cuando son el fruto de aquel amor doloroso? Pero antes que del amor – doloroso de N.P. recibamos el fruto del grande amor de Jesús para su Divino Padre; amor que selló con su muerte preciosa, con lágrimas y sangre. Por eso debemos dar fruto, uniendo nuestro granito de arena; pero ¡con cuánto amor y con cuánta generosidad debemos hacerlo! *** La sencillez “La sencillez consiste en el alejamiento de toda doblez, hipocresía o falsedad; pero esto no se consigue sino con la limpieza de alma, el apartamiento mundanal y una 109
muy íntima comunicación Conmigo. “Consiste la sencillez en la verdad: y a medida que esta Verdad esplendorosa y deslumbrante se posesiona del alma y la calienta y la embebe, crece en ella la sencillez. Esta virtud es un reflejo de mi misma Luz, de sus rayos mismos, del mismo Verbo hecho carne…” “La sencillez reside en el alma; pero es tan luminosa, que sus irradiaciones se comunican a todo el ser de la creatura, a sus potencias y sentidos, a sus movimientos, pensamientos y corazón. Esa alma no puede recordar, pensar y sentir sino con sencillez, pero esto no quiere decir que el alma sencilla no se penetre o se aperciba de lo torcido, o de las malas acciones; antes las ve y las toca con más claridad; pero sin contaminarse, sin faltar a la caridad, pues éste es uno de los secretos de la virtud celestial de la Sencillez, que pone al nivel de la caridad lo que ve o siente, con el juicio que se forma y ni se mancha ni se desdora, siguiendo purísima su camino”. “El alma sencilla también ve, oye, huele, gusta y toca con sencillez, es decir, con limpieza, con pureza; porque la sencillez no se arrastra por la tierra, sino [145] que anda muy alto, y nada se le pega de ella. De suerte que consiste la sencillez, en un ver y sentir y pensar con inocencia y candor, con caridad y pureza, aunque no con obscuridad, y así obrando”. “Es muy limpia la sencillez y no se deja contaminar ni con la peste y corrupción de la malicia, ni con el fango de la mentira, ni con la tierra de la doblez; ella vuela muy por encima de estas de estas cosas, sin ensuciar sus alas”. “A las almas sencillas es a las que Yo más amo: y ¿sabes por qué? Porque son siempre las más puras; porque con la Sencillez llevan envueltas infinidad de virtudes”. “Otro secreto de la sencillez consiste en que adivina, huele y siente el contacto de lo menos puro, de lo que no es recto, de lo torcido o falso; ella tan pura, se lastima, no puede rozarse con lo fingido, con las conveniencias sociales, con ese mundo de falsedades mutuas”. En el orden espiritual más alto, la Sencillez es indispensable para el trato Conmigo… para las comunicaciones de mis gracias… para la unión en cualquier forma”. “A ninguna alma que no sea sencilla, que no lleve en su seno este reflejo de la Verdad, que esto es la Sencillez, la subo Yo al familiar y santo, santísimo trato Conmigo”. “Necesaria es de todo punto la sencillez para Conmigo, en una alma que quiera emprender el camino de la oración”. “Pero otra cosa, nadie es sencillo, ni puede serlo, si no es humilde; es la sencillez hija de la humildad, y ningún soberbio es sencillo”. “Yo penetro hasta el fondo de las almas… y descorro todos los velos, toco la doblez de los corazones, hasta para Conmigo, y esto abunda… Pero cuando una alma 110
me engaña, aunque a veces sin completa malicia por la costumbre de la doblez que lleva consigo, o por esa atmósfera de falsedad que se ha acostumbrado a respirar en el mundo, ella misma, digo, lleva sin saberlo, el estorbo más grande para la oración. Ese [146] estorbo de la falsedad que aleja la sencillez, me impide, y mientras exista, Yo no me abajaré a esa alma que me busca entre tantas tinieblas… ella no tendrá la luz hasta que busque, halle y practique la sencillez.” “En este punto deben fijarse los Directores. Cuando una alma no puede tener oración, y le sea imposible el trato interior Conmigo, esa alma, generalmente, lleva consigo el estorbo de la doblez para con ella misma, para con el Director y para Conmigo. “Hay entonces que arrancar de muy hondo, las raíces de la falsedad, hasta en las virtudes mismas: hay que profundizar hasta donde está el mal, haciéndoles ver con plena luz del Espíritu Santo y sin empacho, la llaga, para que la toquen y la curen cauterizándola.” “Si son humildes, esas almas se curarán, echándolas el Director a andar, por el camino de la sencillez; pero este mal generalmente si está arraigado, no se cura: Satanás sin duda ha echado muy profundas las raíces y cuida de los suyos con desvelo especial”. “Los Directores entonces, deben obligar con prudencia a las almas a una suma claridad de conciencia, y de palabras, concisas, claras y humillantes en sus confesiones. “No deben dejarlas paliar los pecados mismos, que esto es muy común, aun en las almas espirituales y religiosas.” “Con la asiduidad de parte del Director, y con buena voluntad de parte del alma dirigida, llegará poco a poco la hermosa virtud de la sencillez a tocar al alma, disponiéndola para grandes gracias.” *** ¡Qué hermosa virtud! Con razón Jesús la quiere como característica de los Misioneros del Espíritu Santo! ¡Señor! que todos la llevemos como rico tesoro! ¡Oh María, Modelo de humildad y sencillez, guarda esa virtud en todos los Oasis! Y que la demos en herencia a nuestras almas, y se transmita de generación en generación… * * * [147] Leyendo y recordando tantas cosas divinas a favor de nuestra congregación y de las almas, he sentido revivir también en mí un amor que ya nació grande y que ha ido desarrollándose en los años que llevo en la congregación.
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Sí, esté es mi mundo, esta es mi atmósfera preferida: vivir en la intimidad con Jesús y por El y con El amar al Espíritu Santo y al Divino Padre. – Esos amores que unifican el Espíritu Santo son mi vida. Pero no sólo revive aquel amor, sino que nace a cada momento otro nuevo, más puro, más delicado, más intenso. No se equivoco Jesús cuando anuncio mucho antes de que naciéramos, que en n. congregación se le amaría con delirio, que sería n. Hermano Mayor, y que siendo El el Sol, nosotros seríamos los Rayos y de ese Sol para iluminar, calentar y fundir a las almas en ese molde Jesús, para la gloria del Padre. Quiero en esta ocasión agradecer a Jesús en nombre de todos mis hermanos, el amor que nos tiene. Quiero en especial agradecerle lo que ha hecho con mi alma pequeñita. Pero oh Jesús, ahora no estoy solo, Tú me has dado hijos espirituales y ellos están identificados conmigo. Sus corazones laten como el mío y por eso siento que mi corazón se hace más y más grande. Allí encierra los tesoros de mis hijos. Amor de humildad, amor puro, amor purificado, amor cándido, amor seráfico, amor sacrificado, amor…; pero para qué sigo si Tú lo conoces todo porque íntegro ha pasado a tu Divino Corazón para ser ofrecido en tu unión al Divino Padre? Te felicito una vez más por tus Oasis, te felicito por los hijos que nos has dado, ¡Se parecen tanto a Ti! ¡Son tan consentidos de tu Padre! ¡Los ama tanto el Espíritu Santo! ¡Son tan amantes y tan amados de María! Cuando los toma en sus brazos Ella te contempla en ellos, y como a Ti, los ofrece como víctimas al Divino Padre. Son la alegría de tu Corazón y la complacencia de [148] de tu Padre! – Ellos alegran también mi vida por que se que te consuelan…! Y entre ellos me tocó la dicha de darte los más amados… goza con ellos Jesús mío, sé glorificado en ellos! ¿Qué paternidad natural podrá dar alegrías semejantes, y engendrar hijos tan bellos? ¡Oh Jesús! déjame desahogar mi alma, pues quiero hacer el elogio de la pureza y de tu amor; quiero hacer honor al amor que le tienes a tu Padre y a las almas, que te recuerdan a tu Padre, que son para tu Padre. Quiero sentir cerca de Ti, una vez más la dicha de ser Sacerdote, de ser Misionero del Espíritu Santo, de ser Padre de aquellas almas…
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Síguelas amando mucho, ya que tu amor es sin arrepentimiento; que las amen quienes a Ti amen, y esto sólo por tu gloria, no porque ellas necesiten amor fuera del divino que es su vida. ¡Oh Jesús! y también ámame a mí; pero mucho, mucho, como Tú sabes amar a quien se desvive por la gloria de tu Padre; por la gloria de tu Madre Santísima; por darte gusto por extender el Reinado del Espíritu Santo y de la Cruz. Ámame porque tu amor es mi vida y mi vida es la de otras muchas almas! Ámame para que el Padre me ame; para parecerme más a Ti, para que mis h. sean una fiel imitación Tuya! Ámame para que María me lleve siempre en sus brazos y en su Corazón! ¡Oh Jesús, ven a mi alma, poséela, transfórmala divinízala! ¡Oh Jesús! Ven! Ven! *** (En estas palabras de N.M. Marzo 25/1912, encuentro como la síntesis de mi vocación) Dice así: “Oh hija mía! el Verbo quiere reinar en los corazones, quiere darse a conocer; pero nadie lo conoce si no es por el Espíritu Santo! – Mi Padre se interesa vivamente por este conocimiento en las almas… Mi Padre quiere glorificarme y dar testimonio del Verbo con el Espíritu Santo, y Yo quiero a mi vez que se [149] conozca al Padre, que se le dé toda la primacía que tiene en la Trinidad, por más que ahí sean iguales las tres Personas Divinas. “El mundo de hunde por falta de fe, es decir ,por falta de luz divina por la cual se conoce al Verbo; pero nadie conoce a ese Verbo que soy Yo, si no es por el Padre, y al Padre si no es por el Espíritu Santo. “Vivo entre los hombres y aun transformo a las Sacerdotes en Mí, y éstos ni me estudian, ni se preocupan por inquirirme, por conocerme. El Espíritu Santo opera por los Pastores, obrando por su conducto, y sin embargo, queda para muchos desconocido y hasta olvidado. – La Trinidad es indispensable para cada acto en la Iglesia, y se le utiliza sin pensar sus bondades, sin internarse a estudiar las Personas Divinas que la componen, con el pretexto de la alteza de este Misterio que se aclararía sin duda para muchas almas, si con humildad y amoroso interés suspiraran por la Verdad. “Hija mía: a los Sacerdotes de la Cruz está reservado el despertar esa sed de conocimiento sobrenatural de las Personas Divinas.- Todavía en la serie de los siglos se repite esta triste verdad: que el Verbo vino a los suyos y éstos no le recibieron… Se sigue la corriente, se obra por rutina, se utiliza, repito, a la Trinidad Santísima en cada acto, en cada Sacramento sin pensar lo que vale, sin agradecer sus beneficios, sin procurar su conocimiento por la oración, y sin enseñar a los fieles lo que cada alma debe a estas tres Divinas Personas. 113
“La Iglesia está fundada, sostenida y fecundizada por la Trinidad, y muchos de sus miembros olvidan a esa Trinidad.- Y ¿por dónde se viene al conocimiento de la Trinidad? Por el Camino del Verbo humanado, el cual desemboca, diré en el Padre y cuyo único Guía es el Espíritu Santo. “Se necesita el renacimiento de ese Esplendor del Padre en las almas, las irradiaciones del Espíritu Santo en los corazones y el reinado de la Cruz, en la cual el Verbo Humanado voluntariamente se sacrificó. [150] “El Sacerdocio tiene indispensablemente que reaccionar por el Espíritu Santo produciéndose el Verbo en cada alma, encarnando en cada corazón, con esas irradiaciones que transforman y divinizan…” ***
Miércoles 2 de abril. – 5º día. (151) Santo!
¡Cuántos secretos de amor y fecundidad encierra la devoción y amor al Espíritu De veras que es devoción de luz y amor.
Amor!
Por eso sólo El descubre la hermosura del Verbo, del Verbo Luz, del Verbo
Por eso sólo el Espíritu Santo nos introduce en los secretos divinos del Amor al Padre, Amor de incomparable ternura y fecundidad; Amor que engendró al Verbo: Amor de donde procedió el mismo Espíritu Santo! Tan necesario era poseer ese Espíritu, que Jesús no vaciló en Crucificarse para que el mundo lo recibiera. Pero ese Espíritu pide recipientes vacíos, almas puras. Y Jesús purificó al mundo con su Sangre, lo sigue purificando con su Eucaristía! Purifica a las almas en la Penitencia, y todo para que reciban al Espíritu Santo. Jesús nos descubrió los secretos de su amor al Padre; nos habló con fuego del Espíritu Santo; pero quiso que fuera el Espíritu Santo quien descubriera al mundo los secretos de su Corazón; que diera testimonio Suyo. Quiso que ese Cuadro divino y hermosísimo que en la eternidad representa el Amor del Padre para el Hijo y de éste para su Padre, lo descubriera en el mundo el Espíritu Santo; el Testigo de aquella vida de Amor en la Trinidad. Por eso el Espíritu Santo obró la Encarnación; por eso el Espíritu Santo formó a María, toda Pura; por eso el Espíritu Santo prepara la morada del Verbo en almas que lo reciban en la Eucaristía y en otras que lo lleven para siempre, haciéndole sentir el Amor tierno de su Padre a través de esas almas. La grande glorificación del Verbo, corresponde al [151] Espíritu Santo; pero lo 114
hará cuando lleve las almas hacía el Padre. En el Seno del Padre se consumará todo honor y toda gloria. Allí el E. Santo iluminará el Misterio de la Trinidad, allí hará ver a las almas felices que lo logren, el grande secreto de glorificación del Verbo, que no es otro sino el Amor infinito de su Padre. Y ese Amor es El, el Espíritu Santo. ¿Qué mejor Testigo? *** ¡Vive en mi alma, oh Espíritu de Amor, vive allí glorificando al Padre en su Hijo y al Hijo en su Padre! Vive allí mostrando tu propia gloria que consiste en ser el Dios–Amor, en proceder del Padre y del Hijo, en el éxtasis eterno de Amor que los une. Ven a las almas sacerdotales ya que ellas deben ser luz; ya que por ellas quieres Tú realizar en este mundo la gloria de la Trinidad Santísima! *** ¡Oh Espíritu Santo! hoy como en mi primer año de Noviciado, te prometo ser tu Apóstol; pero ahora con más precisión, quiero decirte que lo seré sobre todo para hacerte amar de los Sacerdotes y de las almas escogidas. Qué se reproduzca la escena del Cenáculo! Que vengas a eses corazones Sacerdotales para que ellos incendien el mundo con tu Amor. Pero que te reciban como los Apóstoles, por medio de María! Que de Ella pase el Fuego divino a sus almas. Así su Amor llevará siempre el perfume de María; que es perfume del Divino Padre, perfume del Verbo, perfume elaborado en el Corazón de María por el Espíritu Santo. Ven oh Espíritu Santo! Elabora en nuestro corazón Sacerdotal el perfume divino que esparcido por el mundo ha de llevarlo a Dios; y ha de darle el lugar que le corresponde a la divina Pureza! * * * [152] “Quiero almas que mediten este Misterio (de la Encarnación) y que lo hagan suyo, y que vivan perdidas en él por la gratitud y la correspondencia; pero necesitan luz y esta luz sólo puede venirles por el Espíritu Santo”. (N.M.) “Vendrán esos Apóstoles del Espíritu Santo a TRAER LA LUZ A LAS ALMAS Y HECERLES CONOCER AL VERBO DIVINO Y ENCARNADO EN MI HUMANIDAD, humillado hasta el infinito por el hombre, buscando corazones que amen a Dios y agradezcan el beneficio de la Redención, cuyo medio Santísimo fue el Verbo…” (N.M.) *** 115
Oración muy íntima con Jesús, renovando mis entregas y dejándole a Él la solución de los problemas que más interesan a su gloria. *** “…Deben honorar al Corazón de María más allá de mi Pasión y Muerte, en sus martirios de Soledad, que fueron los más crueles para Ella y los más copiosos en gracias para los hombre. Que esa etapa de su preciosa vida no es honrada, y que a las Obras de la Cruz, por mis altos fines… y a ellos (M. del C. de María) por ser su divisa y deber, les toca darlos a conocer y hacerlos apreciar y amar. Que se apresuren a predicar con los M. del E. S. esa vida oculta de María después de mi Ascensión, en la que su Purísimo Corazón fue triturado por los acerbos dolores de mi recuerdo y de la ingratitud humana. Su Corazón se representa con rosas; pero debajo están las espinas. Rosas que significan las gracias para sus hijos; pero compradas con dolores como infinitos, con lagrimas y martirios que sólo Yo ví y medí su tamaño. Y es que una Madre, y más María, las espinas y los dolores los esconde para Ella, y las rosas y las caricias, y no los sacrificios, es lo que enseña a sus amados hijos. Para estos últimos tiempos, destinados al reinado del Espíritu Santo, y triunfo final de la Iglesia, [153] estaba reservado el honrar los Martirios de Soledad de María, su Esposa amadísima, Martirios en que sólo la virtud y fortaleza de este Divino Espíritu pudo sostenerla con vida. Vivió como milagrosamente María y sólo para comprar las gracias que su Maternidad exigía para la humanidad. Vivió para dar testimonio de Mí, en mi Humanidad, como el Espíritu Santo la dió en mi Divinidad. Vivió como para ser el instrumento material del Espíritu Santo en la Naciente Iglesia, como El era el divino y espiritual. Vivió para dar el primer alimento a esa Iglesia única, verdadera, y merecer en el Cielo los títulos de Consoladora, Amparo, Refugio de sus hijos. Esa etapa de la vida de María es casi ignorada, siendo para su Corazón el Manantial de la amargura, la quinta esencia del Martirio, el depuramiento de su amor. Y para el mundo la fuente inagotable de las gracias y la vida de las misericordias. Al pie de la Cruz nacieron sus hijos: mi muerte les dió la vida en el Corazón de María; pero Ella antes de morir, debía en la tierra, manifestar esa Maternidad, comprando con los crueles dolores de mi ausencia, las infinitas gracias presentes y futuras para sus hijos. La Aureola especial de Madre de la Humanidad, la conquistó María con sus dolores de Soledad después de mi muerte. Y ¿acaso el mundo conoce, aprecia y agradece esto? 116
Pero ha llegado el tiempo de que los hijos sean hijos y estimen ese corazón destrozado con los martirios más finos y sensibles, para hacerlos felices.” *** “Muchos santos han anunciado un nuevo impulso de amor a María y de mayor conocimiento de sus virtudes para los últimos tiempos, y gracia muy grande de predilección es que Yo haya escogido a las Obras de la Cruz, a los Misioneros del Espíritu Santo sobre todos, con ese fin”. * * * [154] ¡Oh Espíritu Santo en Ti confío, para cumplir esa misión sublime! Quiero ser instrumento dócil de tu amor y de tu poder para glorificar a María, honrando y dando a conocer sus Dolores de Soledad. Te encomiendo a mis M. y a las M. H. de la S. de M., ya que ellas quieren y deben honrar a María en su Soledad.
Jueves Santo 3 de Abril – 6° Día (155) C. S. J. S. P. ¡DÍA DEL AMOR! Día Eucarístico – Sacerdotal; día del Divino Padre; día del Espíritu Santo; día de María!… En este día nos dijo Jesús: “Ya no os llamaré siervos sino amigos, porque os he revelado todos los secretos de mi Corazón”. Es pues, el día de las confidencias de Jesús para sus Sacerdotes; ojalá lo fuera también de nuestras confidencias para Jesús. Mi confidencia para Ti, oh Jesús mío, Sacerdote del Padre, te la voy a descubrir aunque todo lo sabes. Deseo ardientemente que todos los Sacerdotes nos transformemos en Ti, y vivamos para Ti. Pero Tú dijiste: “Ego vivo propter Patrem” viviste por el Padre y para el Padre; para El tu Amor, tu inmolación; por El tu celo por las almas; por El tu amor ardiente y divino para tu Santísima Madre. ¡Qué ideal para el Sacerdote! ¡Vivir como Jesús para el Padre! Nuestra Misa, el Gran Sacrificio de Jesús – Sac., al que unimos el nuestro5, para el Divino Padre.
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El original impreso presenta un acento que no es correcto, dice: “nuestro”, en lugar de “nuestro”.
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Nuestra Plegaria siempre al Padre en nombre de su Divino Hijo, en la unidad el Espíritu Santo. Nuestro celo Sacerdotal animado por el deseo ardiente de la gloria del Padre. Nuestro amor a María trasunto del amor al Padre. Nuestro amor a las almas, reflejo del amor del Divino Padre. Nuestro descanso, en manos del Divino Padre. [155] Nuestro dolor, consolado por las complacencias del Divino Padre. Nuestra muerte, en manos del Divino Padre ¡Qué modelo más acabado de Sacerdote del Divino Padre, como lo fue Jesús! *** ¿Será esto difícil? ¿Serán fantasías? Para contestar a estas preguntas, sólo cabe recordar aquellas palabras: “Pro Christo legatione fungimur”. Somos representantes de Jesús, nuestro Sacerdocio debe ser el Suyo, con todas sus modalidades. Y la eficacia de la Consagración Sac. realiza en nosotros todo el Sacerdocio de Jesús. Tenemos pues, el carácter Sacerdotal y las gracias Sacerdotales. Y la gracia por excelencia debe ser el practicar nuestro Sac. como Jesús. Y Jesús fue el Sacerdote del Padre. Si alguno no entiende esto, debe estudiarlo y meditarlo, sobre todo en el Evangelio y en los Santos Padres y Doctores de la Iglesia. Difícil no es, si consideramos las gracias de estado; pero puede serlo por causa de nuestra miseria, por falta de celo y de amor, por no querer utilizar nuestros tesoros Sacerdotales. Y precisamente para remediar esto se necesita predicar, y sobre todo orar y sacrificarse en favor de los Sacerdotes, para que el Espíritu Santo los ilumine, los abrace en el fuego de su Amor. Que el Espíritu Santo reviva en nosotros aquel entusiasmo de nuestra ordenación Sacerdotal. El Sacrificio del Sac. y el de las almas Sac. unido al Sacrificio de Cristo, alcanzará esta gracia. ¡Almas víctimas en favor del Sacerdocio, pedid sencillamente que seamos otros Jesús – Sacerdote del Padre! Esto supone la transformación en Cristo, obra del Espíritu Santo y de María; esto supone la comprensión del secreto más íntimo del Corazón Sac. de Cristo: “el amor a su Padre” y por Él el amor a las almas. 118
Si toda una vida Sacerdotal se empleara para con[156]seguir esto, ¡feliz vida! Si una alma víctima-Sacerdotal lograra esta gracia para un solo Sacerdote ¡qué gloria para Dios! Habría conseguido una victoria de consecuencias incalculables. ¡Qué vida tan bien sacrificada! ¡Oh María! Madre de Jesús Sacerdote y Víctima, en tu Corazón Sacerdotal deposito mis deseos! ¡Bendícelos! “No quiero que tan sólo busques el darme gloria en el dolor, en las penitencias, en las penas íntimas, en todo lo interno y externo que traiga en su seno cruz, sino también en todas tus acciones, alegrías, satisfacciones y consuelos, afocándolo todo a darme gloria. “Verás cómo vas descubriendo en esta nueva etapa de tu vida espiritual, un nuevo matiz de especial amor con que todas las obras se perfuman enviando al cielo con su aroma divino, el de tu Jesús que en ti glorifica al Padre… “Pero no sólo quiero y pido de ti este nuevo paso de perfección, sino también de las Congregaciones. Las quiero con esta orientación espléndida, con esta profunda sustancia: la gloria de mi Padre. “Sobre todo en ciertas almas de estas amadas Congregaciones, debe brillar como estrella de primera magnitud, este viso santísimo: la gloria de mi Padre. “Pero, ¿cuáles son, Señor, esas ciertas almas? “Todas, en general, deben empapar sus actos en este oro divino; pero más las transformadas en Mí; más las pocas que reciban la gracia de la e.m.; ésas serán especialmente llevadas a esta altura, saturadas por esta sustancia, orientadas a este fin: la gloria de mi Padre, ante todo y sobre todo.” (N.M. 1935) *** Después de grandes penas interiores, mi alma como que resucitó al leer esa hermosa página de n.m. Creo que es la palabra que esperaba hoy del Cielo. [157] Este día ha sido siempre el de las Confidencias. Y yo esperaba algo que confirmara la moción de mi alma hacia el Padre, como un resumen de todas mis aspiraciones y como el cumplimiento de la voluntad divina, y en esas palabras de Jesús lo encuentro todo. Sí, Jesús mío! Yo doy testimonio de la verdad de tus promesas. Mi alma se ha perfumado con el amor del Padre; mi alma se ha transformado con su mirada; en el seno del Padre he encontrado la paz, y me he puesto a salvo de los ataques de mis enemigos. Ya lo has visto en esta mañana de Amor, cómo el demonio no pudo hacerme perder la paz; me defendió el amor de mi Padre, y me enardecieron tus palabras. 119
¡Oh sí! mi camino es cierto y seguro porque es el que Tú quieres, el que Tú recorriste. Ahora, oh Jesús, trátame con el amor y la confianza de tus h. predilectos; sigue mostrando a mi alma los secretos de tu amor al Padre! ¡Oh Jesús! Creo en tu amor, a pesar de todo lo que yo conozco de miserable en mí y de lo más que no conozco. Pero tu amor no se me ha dado por méritos, sino por pura Bondad, por pura Misericordia. Mi nada pregonará tu grandeza; tu amor a mi alma Sacerdotal animará a otras muchas. Por eso hablo, por eso escribo. Sí! Sí! a cada quien lo suyo. A TI, todo honor y toda gloria; a mí el deber eterno de darte gracias. Eso deben hacer también mis hijas espirituales, unirse a mi acción de gracias, por mí y por todos los Sacerdotes, hasta el fin de los tiempos, y en la eternidad…! FIAT. FIAT. *** Preciosa oración tomada de la Octava de la Fiesta de La Vida interior de N.S.; en el Propio de S. Sulpicio, y que propongo a todos los Adoradores del Padre, como muy propia para comenzar las Adoraciones. [158] “Deus, qui pleníssimum religionis Spíritum Filio tuo dedisti, ut te perfecte in spíritu et veritate pro ómnibus adoraret, concede, quaesumus, ut in Ipso et per Ipsum, te in spíritu et veritate adoremus, sicque fiat Unigenitus tuus ille in omnibus Majestatis tuae unicus et perfectus adorator”. “Oh Dios, que diste a tu Hijo el acabado espíritu de religión, para que te adorara perfectamente por todos en espíritu y en verdad; concédenos, te lo pedimos, que por El y en El te adoremos en espíritu y en verdad, y sea así tu Unigénito el único y perfecto Adorador de tu Majestad”. ***
Viernes Santo - 4 de abril. – 7° día (159) “DÍA DEL DOLOR!” O CRUX, AVE. SPES UNICA! Siendo este día el más grande para las Obras de la +, y en general para el mundo, quiero pasarlo en un gran respeto y silencio interior. Puedo decir que hoy es mi día, porque todo me impulsa hacia la +.- Mi pobreza espiritual, mi debilidad, mi cobardía, por un lado, y por otro, mis grandes deseos de la gloria de Dios, la vocación sublime que he recibido, la necesidad que tengo de poseer plenamente al Espíritu Santo para ser “otro Jesús”, Sacerdote y Víctima del Padre, mi 120
ardiente deseo de ser adorador del Padre en espíritu y en verdad; y mis grandes deseos de consolar a María en su Soledad, etc. etc., todo eso me impulsa a la + porque allí lo encontraré todo. ¡Sí, oh Cruz, oh Sacrificio de Cristo, tú eres mi única esperanza! ¡Oh Padre amadísimo! contémplame en este día la pie de la +, y envuélveme en la mirada de complacencia en que envolviste a tu Divino Hijo Crucificado. *** Leyendo algunas notas de mis Ejercicios, precisamente hechos aquí, hace 10 años, me he convencido más y [159] más de la rectitud que nos guió al fundar, con aprobación y bendición, y presencia personal de N.V.P. Félix, el Inst. de M.E. de la S.T. Creo pues, sinceramente, que esa Obra trae desde su cuna las bendiciones del Cielo. Quiere ser hija adicta, formada en el espíritu de las Obras de la + y para servir a las Obras como humilde y fiel cooperadora. ¿Será tiempo perdido, el poco que relativamente he consagrado a esa Obra? Espero en Dios que NO. - La Iglesia ha aprobado ya el Instituto, y la Obra no sólo pareció buena en Roma, sino que según se lo comunicaron a Monseñor Márquez algunos Consultores, les había dado luces para casos análogos que se les habían presentado. Digo esto para que se vea la seriedad de esa Obra y para que NO se le niegue nunca el apoyo que necesita de las Obras de la +, y muy especialmente de los Misioneros del Espíritu Santo. Además, media para ello un deseo expreso de N. V. P. Fundador. Puedo asegurar con juramento que 10 días antes de morir, y hablándome de las Misioneras Euc. de la S. Trinidad, me dijo N.V.P. Félix: “Yo siempre he apoyado esa Obra, y debemos apoyarla no sólo porque es buena, sino porque es de uno de los nuestros6”. Pueden contarse ya por centenares las Jóvenes de A.C. que han pasado por manos de las Misioneras, y puedo asegurar que han dejado en esas almas el amor a las Obras de +. Y lo que podrán hacer al extenderse por todo el mundo, en el plan que la Iglesia ha aprobado… ¿Merecerá todo esto, siquiera nuestra simpatía? ¡Que los deseos de N.V.P. se realicen, y que todos apoyemos a quienes tratan de ayudarnos y de hacer el bien en el inmenso campo de la Iglesia!
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El original impreso tiene un acento que no es correcto, dice “nuéstros” en lugar de “nuestros”
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Gracias a Dios, grandes son los favores que nuestra Congregación ha hecho a las Misioneras. Los reconocen y los agradecen, y lo único que deseamos es que esa ayuda se perpetúe a través de los siglos; y todo a la mayor gloria de Dios. * * * [160] Prediqué a N. H. las 7 Palabras. Todo en el espíritu de las Obras que es precisamente el de la Cruz. *** A las 3 p.m. repetí varias veces la petición que me vino al corazón: Jesús! acuérdate de mí cuando estés con tu Padre! Dile cuánto lo amo y cuánto quiero hacerlo amar! Jesús! pide por los Adoradores de tu Padre! ***
Sábado Santo. – 5 de abril. – 8° día (161) Pensando en María Sola, en la exquisita ternura con que la cuidó San Juan, he sentido deseos inmensos de complacerla, de acompañarla y de hacerla amar. Me he encomendado de veras al Discípulo amado. Amado con predilección porque Jesús le dió sus dones más preciosos: su Cruz, su Madre y su Corazón. ¡Cómo hubiera hablado S. Juan de María y de María en su Soledad! Aquella mirada de águila del hijo de la luz y la pureza, que contempló la hermosura del Verbo, que sintió y comprendió las palpitaciones del Corazón de Jesús; él ¿qué nos descubriría en el Corazón doloroso y desamparado de María? – Comprendió y compadeció. Por eso S. Juan fue más que mártir; llevó en su alma la Pasión íntima de su Maestro y de su Madre. Pero, ¿será justo que la tierra se vea privada de esas gracias que hubiera traído al mundo la predicación acerca de María de un S. Juan o de un San Pablo? Ellos mismos no lo aceptarán. Entonces deben alcanzar del Cielo la gracia de transmitir su espíritu a otras almas para que en todos los tiempos se alabe a María y se pregone su hermosura divina. Ya hemos visto aparecer esos grandes devotos de María desde los primeros siglos de la Iglesia. [161]
Pero no deben faltar, y por el contrario deben aumentar en número y en amor.
Quiera el Espíritu Santo que nuestra pequeñita Congregación de Misioneros sea una fuente inagotable de Apóstoles de María, hasta que se consumen los tiempos.
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Dios lo puede hacer y lo quiere hacer. Llenémonos pues de santo júbilo porque María será más y más conocida, más y más amada, sobre todo en su vida oculta y dolorosa que siguió por 25 años a la Ascensión de Jesús al Cielo. Y si los M. del E. S. por voluntad de Dios deben cantar las glorias de María, quiero y pido ese honor para los primeros, ya que nuestra Cuna fue mecida por María y fuimos los primeros en conocer el secreto de sus Dolores de Soledad. ¡Oh Madre! quiero que Tú misma seas mi intercesora ante tu Divino Hijo para alcanzar esta gracia. ¡Oh Madre! Por tu Soledad desamparada, concédeme la gracia de conocerte y hacerte amar. Pero con un amor nuevo y con un fuego nuevo. El amor y el fuego que el Espíritu Santo ha querido traer al mundo en estos tiempos por medio de la Obras de la + Sí, ¡oh Madre! con esa luz divina del Espíritu Santo quiero contemplarte, con ese fuego divino quiero amarte y hacerte amar! ¡Para Dios no hay imposibles! El que hizo de los Apóstoles sus grandes Santos, puede también darnos su Espíritu y entonces, no nosotros sino El en nosotros realizará si es necesario para la gloria divina, prodigios mayores que los realizados por los Apóstoles. Entonces podremos decir como S. Juan: Puedo beber tu Cáliz; recibido a María como Madre; comprendo los latidos de tu Corazón! Entonces podremos decir con S. Pablo: “Todo lo puedo en Aquél que me conforta”, y “Por la gracia de Dios soy lo que soy”… Entonces como él, nos gloriaremos en nuestra pequeñez en nuestra debilidad, para que brille la virtud de Cristo: para ensalzar la gloria de Jesús Crucificado. [162] Expectans, expectavi… *** Nuestro Señor le reveló a Sor Josefa Menéndez, Religiosa del S.C., que la Santísima Virgen vivió 72 año; que murió al comenzar el 72° año de su vida. ***
Domingo de resurrección! 6 de abril. (163) Salida de Ejercicios: Canté la Misa y dí una plática a N.H. 123
En las Misas de hoy, dí gracias muy especiales a N.S. por haberme permitido hacer estos Ejercicios de tanta trascendencia para mi vida espiritual y para otras muchas. No puedo decir más. Dios ve mi corazón. Para terminar, ofrezco el Divino Verbo Encarnado por medio de María, como Víctima de acción de gracias al Divino Padre; y le pido que por El, siga mirándome con ojos de Misericordia! – ASÍ SEA. * * * [163]
Ejercicios Espirituales en el Oasis de N.H. San Luis Potosí, del 19 al 28 de marzo 1948 (164) Viernes 19 – Entrada. (164) Con la sencillez del hijo que va a la Casa de su Padre; con el amor filial que se sabe deseado; con inmensos deseos de entrar más en Dios para conocer su voluntad; con un caudal de dolores íntimos que quieren consolar y ser consolados; con la dicha inmensa de sentirme “viviendo en el Corazón Purísima de María”; con un grande acto de amor y confianza en mi Adorado Espíritu Divino, comienzo los presentes Ejercicios. Más que hablar quiero escuchar; tengo sed de oír la voz de mi Padre; ese Padre a Quien he consagrado mi vida en Cristo. Quiero remontarme por encima de las miserias humanas, a esas regiones de paz donde todo el ambiente es divino. Pero sobre todo, quiero conocer la voluntad de Dios respecto a mi vida, a mi sacerdocio, a mis almas. Quisiera conocer y vivir mejor el espíritu de mi Congregación; quisiera gracias de unión y caridad que realizaran en nosotros el “sint unum” de Jesús. Y para conseguirlo, quisiera que en todos nosotros viviera el Espíritu Santo, lazo de unión entre las almas y Dios y entre ellas mismas. Quiero amar más en Dios a mis Hermanos, compañeros de ideales y de luchas; compañeros en gracias del Cielo; almas tan amadas de Dios. Quiero que Dios me perdone todas mis faltas de caridad para con ellos; quiero ponerme a sus pies para pedirles que me bendigan y que me ayuden a ser lo que Jesús quiere de nosotros. Quiero ofrecerles mis oraciones para ayudarlos [164] en sus empresas, en sus luchas, en sus penas y ayudarles a dar gracias por sus triunfos y por el amor que Dios les tiene.
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Y ¿cómo olvidar a mis Padres del Cielo; a mis Santos Fundadores, a los grandes amigos de las Obras de la Cruz? A ellos me encomiendo, especialmente en estos días de amor y de luz. De nuestro Padre espero su amor al Divino Padre; de n. M. su amor al Verbo; de M. Ib. su amor al Espíritu Santo. Y de todos su amor a María. Pero no quiero olvidar que también soy Padre, que Dios me ha dado almas y que algunas de ellas ya están – así lo esperamos - en el Cielo. A mi amada h. M. Inés del C. Euc., a mis H. de la +; a mis H. todos del Cielo encomiendo estos Ejercicios. Sean ya una preparación para mis Bodas de Plata Sacerdotales. Pater! Clarífica filium tuum! Pater! Clarífica Sacerdotium meum ut et ipsum claríficet Te! = Fiat = Fiat = ¡Oh Padre! por tu Verbo y por María, dame tu Espíritu Santo! ¡Espíritu de Amor, en Ti confío! Irruat super me Spíritus Domini!! ***
Sábado 20 - Primer día. (165) El alma descansa cuando se encuentra sumergida en Dios. No necesita hablar, porque Dios la conoce. Habla sin embargo su impotencia, para mover en su favor la Omnipotencia divina; habla su ignorancia, moviendo la Sabiduría Infinita para remediarla; habla el deseo ardiente del alma que quiere ser santa; y Dios colma esos deseos Dios no puede vernos sin amarnos con amor de Misericordia. [165] Ese ambiente divino hace la felicidad del alma. Restaña heridas y hace vislumbrar horizontes desconocidos. En ellos se contempla la gloria de Dios por caminos que desconciertan la humana sabiduría. ¡Qué necesaria es la fe, para adherirnos a Dios y formar un solo Espíritu con El! Ese es el Espíritu que da la vida y que se enfrenta a la carne que para nada sirve sino para sometérsele amorosamente. Pero, querer que al carne prevalezca sobre el Espíritu, es locura; querer que la carne extinga el Espíritu es necedad. Y eso es lo que quiere el mundo enemigo de Dios. Vuelve contra Dios lo que Él hizo como medio de salvación; tuerce el fin y corrompe los medios. Como resultado de 125
todo eso, se tiene el caos en el mundo y en las almas. Urge pues una “renovación” “regeneración espiritual”. Esa es la obra de la gracia; ésa la Misión del Espíritu Santo. Por eso la Iglesia lo llama: “Veni et renovabis!” Ven y renovarás... *** ¡Ven! sí, oh Espíritu de Amor, ven a mi alma para renovarla! Crea en mí un corazón nuevo, según el Corazón de Jesús. Siembra en mi alma la semilla de la gloria que es la gracia y regándola con los méritos de Cristo, haz que germine y produzca frutos de santidad. *** En presencia de mi Jesús Sacramentado y releyendo n.m., hoy como hace 29 años que comencé a meditarlas, mi alma se llena de emoción. – Le he dicho a mi Jesús: “Mira estos ojos que contemplan con tanto amor, son los mismos de hace 29 años; pero ahora transformados por el dolor. Han derramado muchas lágrimas; pero siempre por tu amor. Los deseos – algunos – de aquel tiempo, se han con[166]vertido en realidades.Mi mirada no está sola. Le diste la fecundidad de lo divino, porque siempre miró en Dios y para Dios, y otros muchos ojos Iluminados por el Espíritu Santo y reproduciendo la mirada del Divino Padre, te contemplan, oh Jesús, con infinita ternura. Quisiera saber que estás contento, no por haberte dado lo que Tú pides y mereces, sino por nuestra buena voluntad. Corresponde a mis miradas, quiero perderme en el Cielo de tus ojos donde se refleja la imagen de tu Divino Padre. Más, ¿qué digo? Si no sólo me miras, sino que me has regalado tus ojos para mirar al Padre. ¡Triunfaste, oh Jesús, en la miseria de tu pobre siervo! Ábreme nuevas rutas en el campo de tu Iglesia; quiero llevar por todas partes el calor de tu Corazón y la dulzura de tu mirada. Quiero darle nuevos adoradores a tu Divino Padre; quiero una gloria inmensa y desconocida para la Trinidad Beatísima y para tu Madre Inmaculada. Que no se pierdan mis hijos; que no vuelvan atrás; que sean muy fieles en la lucha y en el triunfo. Son tuyos, oh Jesús! y nadie te quitará lo que te dió tu Padre. Allí están mis esperanzas; son mis representantes. ¡Santifícalos y multiplícalos! *** 126
- …Y hoy como entonces, me llena de entusiasmo la idea de extender el Reinado del Espíritu Santo. ¿Qué has hecho, oh Espíritu Divino con aquel Novicio que un día te ofreció “amarte y hacerte amar” y ser tu “judío errante” para predicarte en todo el mundo? ¡Oh! gracias, una y mil veces, oh Espíritu de Amor. Creo firmemente que aceptaste mi ofrecimiento, pues me abriste caminos y me diste almas. México, Cuba, Roma, recibieron las primicias de [167] ese apostolado.- Después han venido los años de ocultamiento; pero no creo que tu amor haya rechazado mis ardientes deseos de darte gloria. El fuego se acumula para estallar con mayor fuerza. Y espero esa explosión de amor en el campo de las almas. Oh Espíritu Divino! qué hermosa misión me has participado: “darle adoradores al Divino Padre, como El los busca y Jesús se los quiere dar ‘en espíritu y en verdad’”. Esa es la corona más hermosa de una vocación Sacerdotal. Multiplicar a Jesús en las almas para la gloria del Padre. Esa es tu obra en unión de María, oh Espíritu Divino! Esa es tu obra y es tu gloria, y la de aquéllos que queremos ser tus apóstoles. ¡Que viva y reine el Espíritu Santo, y que el mundo entero le sea consagrado! ***
Domingo 21.- Segundo día (168) “Los caminos de Dios no son los caminos de los hombres”. ¡Señor! yo quiero ir siempre por tus caminos aunque a veces se desconcierta la humana naturaleza. Ir por los caminos de Dios, quiere decir, ser conducidos por el Espíritu Santo, Espíritu de Verdad. *** gloria!
¡Qué bueno es de Dios y cómo se conmueve con nuestros deseos de darle
Después de 29 años de Vida Religiosa en que mucho he deseado darle almas que amen a Dios, tengo el consuelo de pensar que son ya varios los Sagrarios y las Capillas donde se le adora Expuesto y se le da el amor que Él quiere. ¡Que se multipliquen por millares en el mundo entero! – Capillas, Iglesias preciosas, con almas más bellas, adorando a Jesús y dando gloria a la Trinidad [168] Beatísima! ¿Quién podía conseguir eso sino Dios? Y Dios, a favor de quién obraría esos 127
prodigios, sino de sus Sacerdotes tan amados? Lo diré una y mil veces a mis Hermanos en el Sacerdocio, y todos llenos de gratitud y entusiasmo daremos un impulso nuevo a la Iglesia Santa para glorificarla en sus santos. ¡Espíritu de Amor, en Ti confío! *** Hermosas meditaciones acerca del Espíritu Santo, en sus relaciones con el Verbo. Doctrina preciosa de la gracia. ***
Lunes 22.- Tercer día. (169) Más que de escribir, siento necesidad de orar. Así lo he hecho y así lo haré, mientras El no me mueva de otro modo. Las almas necesitan gracias, y ésas se conquistan en la oración. ¡Se ha escrito tanto! ¡Se ha leído tanto! Pero sólo la gracia mueve los corazones. *** “Alianza de Amor, quiere decir “Unión en muy perfecta caridad”. *** Verbo divino – Amorem spiranti; Verbo Divino et Incarnato, per Crucem Amorem danti; Verbo Incarnato Patrem Celestem ostendenti Quam libentíssime Humanum Genus dicat. * * * [169]
Martes 23.- Cuarto día. (170) Grandes deseos de dar gusto a Dios, haciendo en todo y siempre su divina voluntad. *** Quizá parezcan idealismos vanos o niñerías muchas de las cosas que he acostumbrado escribir en mis Ejercicios; pero en el fondo, es algo muy serio que va en la sustancia mismas del alma. ¡Cuántas cosas he recibido a lo largo de la vida, y especialmente de mi vida religiosa! 128
El inmenso acervo de doctrina y de gracias que Dios quiso dar a las Obras de la Cruz, han sin conocidas y en gran parte han pasado por mi alma. Sabiendo los deseos de Jesús; oyendo a través de otra alma el acento conmovedor de las palabras de Jesús; conociendo sus planes de glorificación para su Divino Padre, para el Espíritu Santo y María, puedo asegurar que mi alma se ha criado en un ambiente de Cielo. Por eso he sido optimista a pesar de todo. Por eso ante la amenaza de ruina universal, ha dicho siempre: “nos salvaremos”… Creo en el poder divino; creo en la fuerza arrolladora del Amor de Dios; creo en los méritos infinitos de la Pasión de Cristo. Y entre los muchos secretos que he sabido en mi vida Religiosa y Misionera, se cuenta uno muy grande: el amor apasionado de Jesús por sus Sacerdotes. Y yo he creído en ese amor. Por eso con fe ciega me he lanzado a las grandes empresas, diciendo las palabras de S. Pablo: “Scio cui credidi”. Y como he visto realizarse todas las promesas de Jesús, me siento lleno de confianza para triunfar de todo, comenzando por mis propias flaquezas. Y esas como paradojas de la vida: lágrimas y gozo; señales de abatimiento y fuego devorador; sentimientos profundos de miseria y conciencia del amor de predilección para el alma, todo indica que vivimos en [170] el campo de la lucha, y que Dios nos hace el grande favor de hacernos palpar nuestra miseria, y de hacernos sentir la grandeza de su poder y se amor. Parece infantil que yo diga: “quiero salvar al mundo”, “quiero darle millones de almas santas a Dios”, “quiero consolar al Corazón de Cristo”, “quiero consolar al Corazón de María”, y sin embargo esos deseos más que infantiles, son divinos porque Dios los inspiras y Dios permite que los realicemos. Con razón decía S. Pablo: “Omnia possum in eo qui me confortat!” También las palabras tiernas de amor parecerán niñerías, y en parte lo son si tenemos en cuenta que el amor nos hace como niños. Los padres conversan como niños con sus hijos. Siempre que se ama en verdad, se prescinde de formulismos y se habla el lenguaje sincero de la infancia, que por tratarse de algo divino, se llama “espiritual”. Ese lenguaje chocará únicamente a los que no sepan amar. ¿Por qué hablando con Dios habíamos de emplear modos que nunca queremos usar en los amores puros de la tierra? ¡Ojalá supiéramos ser siempre sencillos! Con ellos se complace Dios en hablar: “Cum simplicibus sermocinatu”. *** 129
Miércoles 24.- Quinto día. (171) N. Historia: “Vendrán esos Apóstoles del Espíritu Santo a traer la luz a las almas y a hacerlas conocer al Verbo Divino + Encarnado en mi Humanidad, humillado hasta el infinito por la salvación del hombre, buscando corazones que amen a Dios y agradezcan el beneficio de la Redención, cuyo medio santísimo fue el Verbo, esa Persona Divina que tan generosamente se prestó no a sufrir, porque el Verbo no puede sufrir, pero sí tomar un cuerpo humano, el MIO, para unirse a él para siempre. [171] “Esta Humanidad Sacratísima, padeció y expió, sublimando a la carne humana más arriba que a todos los espíritus celestiales, porque la sustancia humana del hombre, estará eternamente unida a la Divinidad en la Persona Divina del Verbo.” *** Y al meditar nuevamente las palabras tan ardientes de Jesús acerca del Espíritu Santo: cómo El es el que ha de salvar al mundo, glorificando a la Trinidad Santísima, destruyendo errores, haciendo reinar la Cruz, dando testimonio de Cristo, etc., etc., revive y crece el deseo de dar a conocer al Espíritu Santo, de saborear, muy especialmente entre Sacerdotes, los frutos exquisitos de su amor. Ese deseo nació con mi Sacerdocio. Ese anhelo se ha agigantado en el Altar. Como la gloria de la Cruz de Cristo, de su Sacrificio, fue dar el Espíritu Santo al mundo, allí en el Altar – nuevo Calvario – se recibe y se da como en ninguna parte ese Espíritu de Amor. Por eso tengo una fe inmensa de poder realizar mis deseos. El Espíritu Santo lo hará todo. – El hará en nosotros ostentación de su poder. Esto no es bordar en el vació; esto no es dar palos al aire; esto es dar gloria a Dios y mostrar la fuerza del Sacrificio de Cristo. Es la gloria del Verbo que espira al Amor; la gloria del Verbo que nos da a su Amor; la gloria del Verbo que por el Amor – Espíritu Santo – dará a su Padre los Adoradores que El quiere. Todo el plan de la Redención lo iluminará el Espíritu Santo. Y lo hermoso para nosotros, los Sacerdotes, es que por nuestro medió dará ese testimonio. Seremos instrumentos amorosos en manos del Espíritu Santo. NADA nos negará – porque esa Causa – la de Cristo, LO MERECE TODO. Que no se espante ni se extrañe el mundo si en [172] esta gran Cruzada que emprende el Espíritu Santo por medio – principalmente – de sus Sacerdotes, pone al servicio de éstos sus más preciosos dones y sus más extraordinarios carismas. Es el triunfo pleno de la Iglesia; es la exaltación suprema de la Cruz. Almas todas que queréis la gloria de Dios, venid a enrolaros en el Ejército blanco 130
del Espíritu Santo. ***
Jueves Santo – Sexto día (25 de marzo) (173) DÍA DEL AMOR – DÍA SACERDOTAL Al despedirse Jesús de sus discípulos, para animarlos en la grande obra que les iba a encomendar, les hace promesas preciosas, “estar con ellos hasta la consumación de los siglos”, la venida de Espíritu Santo; el gran poder de realizar lo que El mismo y aún cosas mayores, en su nombre. En verdad nada ha faltado al cumplimiento de las promesas de Jesús. – Lo tenemos con nosotros. Todos los días nos encontramos con El en el Altar: Allí nos bendice, nos participa su poder divino; nos escucha y se da nuevamente a cada uno de sus Sacerdotes. Allí nos reviste, nos inunda en su divinidad y así nos hace fuertes contra los demonios y contra todo mal. Tenemos la ayuda; pero es preciso emplearla en todo, para cumplir la voluntad del Divino Padre. Esa voluntad quiere configurarnos a Cristo; quiere crucificarnos para darle gloria. – Por eso los abandonos que aún siendo aparentes, hacen sufrir; por eso el cansancio, el dolor de todas sus formas. cesar.
El Sacerdote debe ser víctima, es su vocación; y para ello recibe gracias sin
NO, no es que el amor muera cuando se sepulta bajo las cenizas del desamparo no es que haya muerto el celo cuando gustan en secreto aparentes derrotas. No! No! es Jesús–Sacerdote que en sus representantes va subiendo a la cumbre del Calvario. NO es que falte amor al Sacerdote y protección [173] del Cielo, cuando Dios permite la tentación, cuando vive horas de Getsemaní, NO, NO, es la hora transitoria del poder de las tinieblas que se abate sobre el Sacerdote para conformarlo más a Jesús, y para levantarse de allí con nuevas fuerzas para escalar su Calvario. Si Jesús calla, lo hace por amor; si habla, es también por amor. *** ¡Oh Jesús! yo debo decirte una palabra en éste “Nuestro día Sacerdotal”. Esa palabra es de acción de gracias porque en mis 25 años de Sacerdocio has realizado plenamente tus promesas de aquel Jueves Santo y las de toda tu vida entre nosotros. ¡Gracias una y mil veces! También quiero hacerte un don y renovarte una promesa. 131
El don es mi alma y todo mi ser; es Tuyo y sin reserva. La promesa es la de formarte los Adoradores del Padre, como El y Tú los quieren. De mi entrega y mi promesa responden el Espíritu Santo y María; o en otras palabras responderás Tú mismo, pues Ellos te formarán en mi alma, y Tú en mí serás el “Apóstol del Padre”. Siendo otro Jesús haré lo que Tú hiciste para tu Padre. Sobre todo renovaré tu Sacrificio en cada Misa que celebre. ¿Qué más puedo ofrecerte en este día Eucarístico Sacerdotal? Si hubiera algo mejor, te lo ofrecería. Pero siempre que vuelvo mis ojos hacia Ti para sorprender a la luz del Espíritu Santo y de María qué es lo que más te complazca, no encuentro otra cosa, sino tu amor apasionado por tu Padre. Eres el mismo Jesús que habitó entre nosotros. En el Cielo sigues siendo el Sacerdote del Padre. gloria.
Por eso te ofrezco lo mismo: tratar de imitarte en tu amor al Padre, buscando su
Y esa herencia gloriosa quiero dejarla a todas [174] mis almas. Sin temor de engañarme, creo que será el gusto más grande que le demos a Jesús. En el cielo gozaremos eternamente esta verdad. ¡Seamos, con Jesús, todos para el Padre! FIAT! FIAT! ***
Viernes Santo. – Séptimo día. – (26 de marzo) (175) El día del Dolor; pero también el Día del Triunfo. La Redención consumada; la gloria del Padre asegurada! Un nuevo Espíritu alienta desde este día en el mundo. ¡Gracias, oh Jesús, por tu Sacrificio! Prediqué a n. H. las 7 Palabras y el Pésame. ***
Sábado Santo. – Octavo día (27 de marzo) (175) El alma siente resucitar con Cristo y comienzan a gustarse los dulces frutos de la Pasión de Cristo. 132
El Espíritu Santo comienza su reinado en las almas, y todo parece alegrarse como en los comienzos de la Primavera. Ayer fue un día agobiador; materialmente parece que No puede resistirse más. Es la participación en el gran Misterio de la Cruz. Hoy comienza el triunfo. ¡Qué hermoso es vivir la vida de la Iglesia en sus Misterios! Hoy es el último día de mis Ejercicios. Me he abandonado completamente en manos del Espíritu Santo. Yo y cuanto me pertenece por voluntad divina, me entrego por completo a la dirección sabia y amorosa del Espíritu Santo. ¡Que El guíe, y yo le seguiré! *** Mi Misa como todos los sábados, obsequio a la San[175]tísima Virgen para agradecer su Maternidad Divina. – En su Purísimo Corazón confirmo mi morada y en ese Cenáculo de Amor–doloroso esperaré la venida del Espíritu Santo cuantas veces quiera visitarme. ¡Corazón Desamparado de María, haz que crezca en pureza el alma mía! *** (N.M.) “Sin ser Misionero lo harás de varios modos por medio de los Sacerdotes de la + (M. del E.S.),- Yo iré al frente de ellos, bendiciendo y fecundando sus trabajos. Yo sembraré para que ellos recojan, glorificando a mi Padre Celestial” (Agosto 6/912). (N.M.) “Yo enseño a las almas en un instante, lo que ingenios elevados ignoran... Ofréceme, ofréceme, desempeña con toda la pureza y el amor de tu alma ese oficio santo en favor del mundo; ese oficio sacerdotal, el más noble, y el que encierra la sublimidad del Sacerdocio”. (id.) (N.M. Id 1913) – “Amar a la perfección, y amar con al amor del Padre al Verbo, es decir, por el Espíritu Santo, es la más alta perfección. ...“El Espíritu Santo produce todo santo amor en el Cielo y en la tierra; pero este modo de amar con El mismo es el modo de amar perfecto. Te voy a poner una comparación; es como si amaras tú con un rayo de sol, y como si amara otro con el sol mismo, con todo su calor, potencia y fuego. “Así es este amor con el Espíritu Santo que se ama con toda la fuerza de la Divinidad, con toda la voluntad de amarse un Dios Altísimo, que es infinito. Con un amor aquilatado en millones de grados: afinado, delicado, purificado de toda escoria humana; con un amor no sólo divinizado, sino DIVINO; [176] “Ama el alma con toda la potencia de la Divinidad misma, y esto no tiene 133
comparación ni hay palabras para explicarlo en el lenguaje humano. - Cuando esta gracia de amar con el Espíritu Santo llega el alma de su plenitud, entonces como que queda fundida en el amor, transformada en el amor; pero esta plenitud se espera sólo en el Cielo con fuerza de gloria, con fortaleza divina, porque con un toque siquiera de ese amor en la tierra, la criatura moriría... “¡Ay, si comprendieran el Don de Dios que es el Espíritu Santo! ¡Si las almas Lo amaran, se le consagraran y no le resistieran y le abrieran los brazos entregándose por completo, harían entonces de su vida un Cielo! “¡Como se disminuirán los pecados; cómo crecería la vida espiritual y mística; cómo se operaría un cambio en el mundo, cómo crecería mi Viña, y cómo mis Pastores y mis Obreros se transformarían en Apóstoles, en Mártires, en Santos por el Espíritu Santo! “Ansío su reinado en el mundo, y ha llegado el tiempo de que El se manifieste, de que así sea!” *** Y con tan consoladoras impresiones, con tan santas promesas y esperanzas, termino mis Ejercicios. Como Víctima de acción de gracias, ofrezco a mi Verbo y en su unión lo hago yo. ¡Gracias! Oh Dios mío, Trinidad Adorable! ¡Gracias! Oh María mi buena Madre! ¡Gracias a todos mis Protectores! * * * [177]
Ejercicios Espirituales del15 al 24 de septiembre del Año Jubilar Sacerdotal 1948. (178) En la casa de la, cruz, de San Luis Potosí.
Día15 – (Miércoles) Entrada (178) Consagro estos Ejercicios que hago como preparación a mis Bodas de plata de Sacerdocio, al Corazón Divino de Jesús Sacerdote; a la Virgencita de la Encarnación; al gran Protector de mi Sacerdocio el Arcángel San Miguel; a Santa Teresita del Niño Jesús y a todos mis amados Protectores del Cielo. Todo para la gloria del Padre, con Cristo, en la unidad del Espíritu Santo. No sé aún definir qué sentimientos dominan en mi alma, al llegar a mis 25 años de Sacerdocio. Siento necesidad de expiación; pero creo que domina el sentimiento de gratitud. 134
Hablaré de corazón a corazón. Necesito que el Cielo hable... ***
Jueves 16 – Segundo Día. (178) Si cada día que pasa está lleno de gracias y bendiciones divinas, que en gran parte desconocemos, ¿qué decir de 25 años de vida Sacerdotal? Recorriendo los Ejercicios Espirituales de cada año, vemos esas gracias. Confundido, pero lleno de confianza, gozaré estos días con el recuerdo de las gracias Sacerdotales y procuraré ofrecer la Víctima Divina del Altar para expiar todas las faltas de correspondencia a la gracia, a la vocación Sacerdotal. * * * [178]
Viernes 17 – Tercer Día. (179) Estoy como embobado, sintiendo muchas cosas sin poderlas o tal vez sin quererlas expresar. Sería necesario reconstruir en el papel toda una vida y eso en imposible. Lo que quiero expresar es que después de 25 años de Sacerdocio, lejos de perder la fe en él, se ha aumentado más y más. He comprobado en todos los órdenes la verdad de las promesas divinas al Sacerdocio. En los triunfos, en las horas dulces y en las horas amargas, he sentido la fuerza incontrastable del Sacerdocio. ¿Cómo hubiera podido hacer tantas cosas sin la gracia del Sacerdocio? Y ¿cómo hubiera podido sufrir tanto sin la fuerza del Sacerdocio? ¿Quién ha alegrado mi vida si no es mi Sacerdocio? Encontré lo que buscaba: la paz de mi alma; el medio de hacer cosas grandes para gloria de Dios. Encontré la fecundidad para mi alma. He sentido las dulzuras inefables de la paternidad espiritual. Dios.
He gozado dándole almas a Dios; pero más he gozado en el amor mismo de
He gozado consolando a las almas; pero más he gozado con el solo pensamiento de dar un consuelo al Corazón de Jesús y al Corazón de María. Y si he sufrido mucho, ha sido por las ofensas a Dios; por el mal de las mismas almas. Desde que soy sacerdote creo haberme olvidado de mí mismo. Lo dejé todo por 135
Dios y lo encontré todo en Dios. Mis miserias me hacen sufrir porque pueden ofender a Dios; pero me han hecho gustar la Misericordia divina. Confieso que Dios no me ha faltado en nada; y esto quisiera pregonarlo en todo el mundo, para que se entusiasmen todos los llamados por Dios a la sublime vocación Sacerdotal. Somos víctimas; pero rodeadas de amor divino; renunciamos a la tierra pero se nos da el cielo. Nuestro poder -dado por Cristo- es manifiesto en el Cielo, en la tierra, en el Purgatorio y en el infierno. [179] ¿Quién puede algo contra un Sacerdote fiel a su vocación? ¿Qué puede impedir el cumplimiento de su misión? Lo que parecía sueños de niño son ahora felices realidades. Una sola Misa haría la felicidad plena del Sacerdote. Pero... ¿cómo expresar esos secretos de amor entre el corazón Sacerdotal y el Corazón de Cristo? Y si alguien me preguntara cuál es el gozo más grande en mi alma al llegar a mis 25 años de Sacerdote, le diría con toda la sinceridad de mi palabra Sacerdotal, que ese gozo me lo da el encontrar mi corazón identificado con el de Jesús, sobre todo en su amor al Padre; en trabajar por formar los Adoradores del Padre que Jesús anuncio a la Samaritana. Gozo en sentirme amado de mi Padre; bajo la mirada de mi Padre; haciendo en todo su voluntad. El otro gozo inmenso consiste en sentir en mi alma un amor nuevo e intenso para María, la gran Madre de Dios. En hacerla amar y en agradecer su Maternidad Divina. Goza al verme rodeado de almas que han sentido conmigo y que son la hermosa realidad de mis anhelos sacerdotales. Y lo que pido en esta fecha memorable, ¿qué es?: Perfeccionar mi transformación en Cristo para amar más al Divino Padre, para amar más a María. Y para todo eso, que mi alma se llene del Espíritu Santo. A Él, Director de mi alma desde niño; a Él, el grande Amor de mi vida, a Quien no olvido nunca y a Quien envuelvo en mi mismo amor para el Padre y para el Hijo; a El consagro mi alma una vez más y le confío plenamente mi vida. Siendo su apóstol, es como realizaré mi ideal de glorificación a la Trinidad 136
Santísima y a María. El ha estado en todas las alegrías y penas de mi vida, y siempre como el Gran Consolador. Al acercarme más a la Cruz de Cristo, con el correr [180] de los años, gusté más la dulzura del Espíritu Santo, y comprendí más la grandeza del Don inefable de ese Espíritu, fruto exquisito del Sacrificio de Cristo. *** Y con todo esto, vuelvo mis ojos al pasado y bendigo a Dios. Pero sobre todo miro hacia delante. Contemplo el grande campo de las almas y las necesidades de la Iglesia, y me preparo con entusiasmo para dar el gran asalto a la fortaleza del mal. Si algo he podido hacer por la Iglesia, es mucho más lo que falta. Sólo el día de mi muerte podré decir que terminó la lucha por la Causa de Dios. Cuanto reciba, cuanto Dios quiera darme por su delicada Bondad, cuanto me dé por intersección de María y de tantas almas que piden por mí, especialmente mis amados Fundadores, Félix de Jesús y N.M., todo quiero emplearlo en la gloria de Dios intensificando mi vida interior y mi apostolado. Que estas gracias se comuniquen abundantemente a mis hijos espirituales y a las almas todas que colaboran conmigo. Lleven una bendición especial mis h. Misioneras que con grande entusiasmo y fe en Dios, se lanzan a la conquista del mundo pagano. Y que su esfuerzo perfeccione la vida de Instituto y atraiga muchas y santas vocaciones a la Obra. En resumen, lo que pido es amor a Dios y para Dios, y almas, pero muchas, muchas para que canten la gloria a Dios. Amén! *** ¡Qué delicada de manifiesta la acción del Espíritu Santo en el alma! Cuando se quiere tener fervor sensible, no siempre se puede; pero a veces sin esperarlo se deja sentir el efecto Espíritu Santo, dando luz y un conocimiento sabroso de las cosas de Dios; llena de alegría espiritual al alma y parece que todo el ser se traslada a otras regiones donde sólo se ama y se siente a Dios. [181] Lo mismo me ha pasado hoy al meditar en la Maternidad Divina de María. Eso claramente no está en nosotros tenerlo o dejarlo de tener. Es la acción del Espíritu Santo, glorificando a María, y dando eso conocimiento quasi experimental de sus grandezas, de su hermosura y de su amor. ***
Sábado 18 – Cuarto día. (182) Meditando la hermosa obra del R.P. Petitot: “Un Renacimiento espiritual”, he admirado una vez más la doctrina y la vida de Santa Teresita del Niño Jesús.
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El secreto de su santidad consistió en hacer con mucho amor a Dios las cosas más pequeñas; en hacerlo todo con sencillez. Me parece a mí que tratándose del Sacerdocio, hay que seguir normas especiales. El Sacerdote por su oficio, debe tratar con toda clase de personas, es objeto de las persecuciones de los malos y del amor de los buenos. Si nunca apareciera en alguna formas la señal de su misión aprobada por el Cielo; si nunca apareciera el grande amor del Sacerdote para Dios y de Dios para el Sacerdote, los malos de aferrarían en sus errores y los buenos carecerían del más poderoso estímulo para llevarlos al amor heroico hacia Dios, como ciertamente sucede cuando ven en sus Sacerdotes la práctica de ese amor que se les pide. No quiero decir que aparezca siempre de Sacerdote en ambiente extraordinario, pues mucho edifica el cumplimiento sencillo del deber, y también es estímulo ver cómo lucha el Sacerdote contra todos los enemigos; pero creo que aún en esos casos debe aparecer el hombre sobrenatural. Y conviene que palpen los hombres que Dios está con el Sacerdote y que realmente está investido de poderes extraordinarios y divinos que si no aparecen siempre, sí existen y pueden ser utilizados cuando convenga a la gloria de Dios. Para mí el ideal del Sacerdote fue N.V. P. Funda[182]dor Félix de Jesús. Si preguntamos, ¿fue un hombre extraordinario? tendremos que confesar que sí, no sólo porque todo lo hizo con un amor extraordinario, y aun por ciertas gracias de oración, etc., sino por la sencillez con que lo hizo y lo sufrió todo. Nada revelaba en él a un hombre vulgar aun entre el medio piadoso; siempre apareció “el hombre de Dios”, el Sacerdote que hablaba de Dios o con Dios, y que realmente comunicaba amor a Dios, o por lo menos respeto a lo de Dios en aquéllos que llevaban una vida quizá de pecado. Por su medio Dios realizó verdaderos prodigios; pero esto lejos de sentar mal a su espiritualidad, la hacía más notable y ciertamente llevaba más las almas a Dios. Porque hay el instinto divino en las almas para comprender que siendo el Sacerdote "otro Cristo", debe manifestar ese poder ante los hombres. Quería que hiciéramos nuestras adoraciones delante de los fieles para que no crean que el Sacerdote no hace oración. *** Al leer N.M., y saborear una vez más las ardientes palabras de Jesús; al recordar sus deseos y ver cumplidas ya muchas de las que en otro tiempo fueron promesas, siento inflamarse mi corazón y ardo en deseos de complacer a Jesús siendo un Misionero como El nos quiere. Por eso decía yo al principio de estos Ejercicios que sería muy feliz si supiera que Jesús, el Jesús de los M. del E. S., está contento con su hijo. 138
Han pasado ya 29 años de mi vida en la Congregación, y desde el primer momento me sentí entusiasmado por mi vocación. Los Manuscritos me enardecían y aun hoy siento aquel fuego y espero que más intenso. Jesús ha sido fiel a sus promesas, pero ¿yo? – Que Él me perdone mis infidelidades y faltas de correspondencia y que mostrándose una vez más el Jesús Misericordia de los Oasis me estreche contra su Corazón y me siga contando entre sus hijitos predilectos. [183] Creo que mi misión no ha terminado. Al contrario, siento que ahora empieza en su parte más hermosa y más intensa. Estas Bodas confirman la unión de mi alma con Dios, y me dan derechos para con El; pero me imponen graves obligaciones. Ahora voy a vivir más intensamente mi vocación en favor de los Sacerdotes. Jesús me ha dado para ellos su Amor, y quiero consumirme por servirlos, por ayudarlos a dar gracias por su santa vocación. ¿Cómo será esto? Es el secreto de Dios. Pero siento que mi vida en adelante tendrá más el color Sacerdotal. Todo hasta el presente ha preparado este nuevo aspecto de mi vida. He formado almas Sacerdotales que se gozan en ofrecerse como víctimas por los Sacerdotes, que se ofrecen por ellos en "acción de gracias"; tengo el apoyo de mi Congregación y el de mis Hnas. de la Cruz; nada falta para presumir una época llena de bendiciones para los Sacerdotes de todo el mundo. Que N.V.P. Félix y N.M. me ayuden desde el Cielo, y que no dé un paso sin esas bendiciones y la de quien los representa aquí en la tierra. ***
Domingo 19. - Quinto día. (184) Hoy me habló por teléfono el Rvmo. P. Gral. para decirme que no se había podido conseguir la Basílica para el 29 por los preparativos para las Bodas del Excmo. Sr. Martínez. De corazón ofrecí y uní inmediatamente esta pena a la Cruz de Jesús, y que todo sea como Dios quiera. Dondequiera que celebre estará Ella conmigo. Me dijo el Rvmo. P. que la Misa sería en San Felipe a las 9 a.m. * * * [184] ¿Cómo hacer para que el mundo entero vuelva sus ojos a Cristo Redentor y oiga su voz y comprenda su amor? 139
Pasan los años y el mundo parece empeñado en desconocer a su Padre y Redentor. Luego, más de medio mundo pagano o infiel. Corazones que debían conocer y amar con amor agradecido a su Redentor; pero que no tienen quién se los dé a conocer. Urge que el mundo fiel se purifique y que todo él se vuelva hacia el mundo infiel para convertirlo. Oraciones, sacrificios, auxilios materiales y muchos, muchos Misioneros Este prodigio sólo Dios puede hacerlo. Debe ser el fruto del Sacrificio de Cristo; y por eso, ante, todo hay que pedir: "Rogad al Señor del Campo que mande operarios a su mies". Pero pedir con empeño, ofreciendo a Jesús como Víctima y ofreciéndose en su unión. Hacer violencia amorosa al Corazón de Jesús Sacerdote por medio del Corazón de María. ¡Allí toda la esperanza! Y desde luego ponernos en acción cada uno según sus fuerzas. Con la bendición de Dios, ese esfuerzo será fecundo. Digamos una y mil veces: ¡Jesús Salvador de los hombres, sálvalos!
Lunes 20. - Sexto día (185) Mi alma se ha sentido como metida en Dios. La oración muy quieta. Meditaciones hermosas sobre temas de la Encarnación. Pero ¡cuánta humillación y vergüenza al ver mi poco amor a la Cruz! He pedido esa gracia de amor a la + por los méritos del Verbo Encarnado y por el amor que me tiene. En cuanto a agradecer ese Misterio, gracias a Dios ha sido uno de los temas preferidos de mi alma casi desde los principios de mi Sacerdocio. La Fundación de las Misioneras Eucarísticas de la Santísima Trinidad tiene que ver mucho con esos anhelos [185] de gratitud al Verbo Encarnado; a Quien nos lo dió y al que obró la Encarnación. Por eso el amor inmenso en ese Instituto a la Virgen de la Encarnación (la gran Madre de Dios), Santuario donde fue ungido el Sacerdote Eterno Cristo Jesús Pero, en todo eso no veo sino gracias gratuitas; porque yo ¿qué podría hacer para merecerlo? Si, como decía N. M., todo lo que no sea infierno es un favor para mí. ¡Lo he merecido tantas veces! Esas gracias para mi alma estaban encerradas en mi vocación al Sacerdocio. Después de eso, todo se explica. 140
De allí mis grandes deseos de agradecer el don de Sacerdocio en mí y en todos los Sacerdotes del mundo. Eso he predicado y enseñado sobre todo a mis hijas, las M.E.SS.T. *** "La castidad es la humildad del cuerpo; la pureza es la humildad del alma". *** (N M) H.) "Para Satanás el infierno es menos castigo que la Encarnación del Verbo; éste es el Misterio que más odia porque aplasta su soberbia y le duele más que mil infiernos. El pecó ensoberbeciéndose; él hizo pecar al hombre por la soberbia, y una humillación sin medida, no en él mismo sino en lo que más había amado, en Dios mismo, en la Persona Divina del Verbo, vino a aplastarlo. “Satanás en su entendimiento angélico había vislumbrado esta Encarnación, y de ahí el origen de su pecado. El no serviría al Verbo hecho Carne; pero el Verbo hecho Carne, vendría a ponerse como a sus pies, a mendigar el amor de la criatura, a vencerlo con las más humillantes armas, perdonando y enseñando a perdo[186]nar despreciando honores y riquezas, poniendo el mundo bajo sus pies, y abriendo los brazos en una Cruz, no al pecado sino a los pecadores, expiando sus crímenes con dolor. "De ahí la guerra, la constante lucha entre los dos partidos, y la mayor corona para los vencedores. Siempre en Dios, un fin de caridad." - Señor, permíteme que te interrumpa. ¿Que los Ángeles supieron de la redención? ¿Que esto no lo ocultaste en tu entendimiento eterno? - Mira, hay secretos de Dios transparentes y sin velos para los Ángeles, y éste fue uno. - ¿Qué debieran haber hecho? - Lo que hicieron los que no se rebelaron, lo que debían hacer siempre ante las disposiciones divinas, todas las criaturas, inclinarse y adorar! "Ellos se ensoberbecieron, tuvieron voluntad libre y pecaron; pero con un pecado espantoso de entendimiento; pecaron contra la sumisión a los secretos divinos, contra el Ser que los había hecho felices; pecado de ingratitud, de soberbia, de rebeldía, y desde ese mismo instante, penan y penan, digo, más que por el mismo castigo, por los misterios efectuados de la Redención, que son su tormento. "Por esto es el hambre de Satanás de quitarme gloria, por borrar la imagen de la Trinidad en las almas por el pecado, por llenarlas de vicios, y con sus engaños y astucias, perderlas, por pisar en ellas mi Sangre Redentora que lo carcome, por destruir 141
mis méritos en el hombre, con su insaciable sed de eterna venganza! "Por eso el Verbo hecho Carne es el tormento de Satanás y de los suyos, es el mayor bofetón, su más grande aplastamiento". MARIA (N.M.) "¡Y María! Este es otro punto de la desdicha de Satanás. El vislumbró, reflejada en el entendimiento de la Trinidad, a esta Criatura perfectísima, más que angélica, y no pudo sufrir esas perfecciones en una esfera inferior a la suya. Desde entonces, antes [187] de que existiera María, le juró guerra y odio eterno; mas como el poder de Dios es infinito, Ella misma fue su maldición en el Paraíso, Ella que apareció en el momento del pecado como la redentora esperanza, dada por el mismo Dios; fue en el tiempo su martirio7, aplastándolo con su inmaculada blancura. “María fue el medio creado eternamente en el entendimiento divino para que el Verbo se hiciera carne. "Ella iba a darme su sangre y su vida y esto ha sido para Satanás el broche de oro de su humillación. "Mira qué amor tan mal entendido trajo a Satanás a la obcecación, y fue que me amó con soberbia, dos polos que no pueden juntarse, y al instante pereció. Me quería amar a su modo, a su capricho, y servirme, a su voluntad; no rindió su juicio y se perdió para siempre. "Siendo María, en cierto sentido, la causa de su envidia y de su orgullo, haciéndosele humillante mi abajamiento en la Encarnación, con ese mismo odio perdió a Eva, pues la venganza es la substancia de su ser. Mira qué amor a Mí tan mal entendido, repito, y ¡de esto hay tanto! “Cometió Satanás la infamia del Paraíso; pero el poder y la Omnipotencia Mía, siempre lo aplastarán. "Y vino María, (decía el Señor como complaciéndose) y el Verbo se hizo Carne en seguida. - ¿Cómo en seguida, mi Jesús? Pues qué no vivió algunos años la Santísima Virgen desde su Nacimiento hasta la Encarnación? - Para tí hay existencia, para Dios todo es pre-existente, en El no hay tiempo. Ya María era desde toda la eternidad, el encanto de la Trinidad misma; ya era su delicia, su ideal realizado al concebirlo, porque así son las cosas de Dios, que al preconcebirlas son realizadas. Ya María era la Reina de los Ángeles, de la pureza de los Ángeles; era bella con la belleza de un Dios, Virgen, con la fecunda virginidad de la Trinidad: criatura sin mancha y [188] perfectísima, alma preservada ya en el Seno del Padre, que jamás sería contaminada ni aun tocada con la sombra del pecado!
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En el original impreso dice “martiririo” en lugar de “martirio”
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"Era ya desde aquella eternidad, Hija, Esposa y Madre, recreándose las tres Divinas Personas en aquella obra perfectísima que maravillaría al Cielo y a la tierra en todos los siglos. “¡Qué grande es María en sus múltiples perfecciones, y sobre todo en la Encarnación Virginal del Verbo que desde la eternidad la preparó. Enamorada la Trinidad de esa criatura incomparable, por eso el Verbo se hizo Carne. El la preparó con todas las gracias y primores del Espíritu Santo, con la abundancia de un Dios, tanto para hacerla su templo vivo, como para darle en la cabeza a Satanás, su perdurable enemigo." ***
Martes 21.- Séptimo día. (189) He pensado durante mi oración, que todo lo que en vida haya podido hacer de bueno, ha sido por Dios y para Dios, y por lo mismo quisiera que le diera mucha gloria a Dios en el tiempo y en la eternidad. Y cuando se haya consumado el tiempo para la Humanidad, quisiera recoger toda esa gloria divina y ofrecérsela una vez más a Dios, convirtiéndolo todo en amor de gratitud. No quisiera dar ni un paso que no fuera para gloria de Dios, ni escribir una letra sin ese fin. Pero reconociendo el origen del bien en mi alma y en el mundo, no quiero enterrarlo sino que, como corresponde a su Autor, haga un fruto divino. ¡Que Dios bendiga mis deseos! *** Hay dos corrientes de ideas en el campo espiritual respecto a la conquista del mundo de las almas. Unos que dan la preferencia a lo que se llama vida activa y otros a la llamada contemplativa. El mundo necesita de ambas cosas: acción y [189] contemplación (u oración). Por eso dice Santo Tomás que la forma de vida Religiosa que concilia la vida contemplativa y la vida activa en una síntesis armoniosa, es la más perfecta. "Del mismo modo, escribe el Santo, que es más perfecto el iluminar a los otros, que el poseer la luz sólo para sí, es más perfecto el comunicar a otros las verdades contempladas, que el contemplarlas solamente. (Suma Teol. 2a., 2ae 188 Art. 6) En otro pasaje también muy importante y sugestivo, expone el Santo cómo un cierto grado de vida activa, lejos de dificultar la contemplación, la facilita, porque mitiga nuestros naturales apetitos, es decir, nuestros incoercibles deseos de ejercitar nuestras 143
facultades sensibles y mentales. El ideal para mí es lanzar contemplativos al apostolado, según el deseo expresado en una ocasión por Pío X. La vida puramente activa estaría condenada al fracaso. Es necesario unir las dos cosas para realizar la conquista del mundo espiritual. Admiro el papel del contemplativo; pero comprendo la necesidad de que almas contemplativas se lancen al apostolado. ¿Quién más contemplativo que San Pablo? Y entre nosotros ¡qué hermoso ejemplo nos dejó nuestro Santo Fundador Félix de Jesús, un hombre de mucha acción, pero ante todo un gran contemplativo! Con Misioneros así, en ambos sexos, se apresuraría la conquista del mundo para Cristo. Ojalá que no sólo en la terminología, sino en realidad desapareciera esa denominación de "vida activa y contemplativa", para dar lugar a la que parece indicada, o sea “vida mixta y vida contemplativa" Si alguien debe ser contemplativo es el encargado de prender el fuego divino en las almas, o sea el Misionero, lo mismo en el púlpito que en la cáte[190]dra o junto al lecho de dolor de los enfermos. Su misión fundamental es ganar las almas para el Cielo y eso sólo irradiando lo divino podrá conseguirlo, es decir, viviendo en íntima unión con Dios, siendo pues un contemplativo. *** La vida mixta la exige y la pide con ardor el contemplativo. El quiere que haya almas que prediquen, que enseñen, que lleven a Dios, y por ellas se inmola y aun se ofrece como Víctima. (Ejemplo Santa Teresita). Con esos auxilios y con su vida propia de unión con Dios, ¡cuánto bien están llamados a hacer todos los obreros de la viña del Señor! ***
Miércoles 22 - Octavo día. (191) Cristo. María.
Hace 25 años que me desposé con la Iglesia, al ser consagrado Sacerdote de Fue una unión bendecida y realizada por el Espíritu Santo en presencia de
Esa unión, por misericordia de Dios, no ha sido estéril. Llevamos en el alma la fecundidad divina del Sacerdocio.
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Aunque indigno, pero en atención a ese Sacerdocio, Dios me ha dado una numerosa familia espiritual y siento en mi alma el germen de innumerables vidas que nacerán a su tiempo para gloria de Dios. amor.
Ha sido una lucha de amor. Dios me da almas y yo se las devuelvo llenas de
¿Cómo puede dudar de su fecundidad Sacerdotal, quien realiza el prodigio diario en el Altar, de consagrar el Cuerpo y la Sangre de Cristo? ¿Cómo puede ser estéril un alma Sacerdotal que diariamente es envuelta en el Altar por el fuego y la gracia del Espíritu Santo? [191] ¿Cómo no transformarse un alma Sacerdotal que todos los días comparte con Jesús, en el Altar de su Sacrificio, la mirada del Divino Padre? ¿Cómo no llevar la fecundidad de la pureza quien ofrece la Víctima Inmaculada por manos de María, la Reina de la Pureza? ¡Oh! qué grande es el alma Sacerdotal! ¡Cómo debiera vivir en una continua acción de gracias por su elección gratuita! Pero sí todo eso lo realiza el Sacerdote en fuerza de su consagración Sacerdotal, ¿qué decir cuando se añade el amor intenso del Sacerdote, que se goza en el desempeño de su misión Sacerdotal? ¿Qué decir cuando el Sacerdote emplea toda su fuerza de amor para unirla al Amor de Su Víctima Divina; y toda la grandeza de su dolor para unirla al Sacrificio de su Víctima? ¿Cuando de dos hostias se hace una; cuando de dos sacrificios se hace uno; cuando de dos amores se hace uno: cuando es Jesús-Hostia, Jesús-Víctima, JesúsAmor, quien se ofrece al Divino Padre, y nosotros perdidos en El? ¿Qué decir cuando el Sacerdote no se arrepiente de su entrega y la renueva diariamente en el Altar? ¡Qué no hará Dios por un servidor, que aunque pobre y pequeño, le ha sido fiel? Y si acaso este siervo ha sido infiel, ¿qué no hará el Corazón de Cristo para reconquistar la fidelidad de quien no quiere prescindir para la gloría de su Padre? *** ¡Señor! Si te he sido fiel, ¡bendito seas! Pero si por desgracia y dada mi miseria te he sido infiel en poco o en mucho, aquí me tienes dispuesto a enmendar mi vida, y a reconquistar el lugar de los fieles. Déjame perderme en tus brazos y en tu Corazón, para sentir una vez más la dicha de mi Sacerdocio, y para que mis almas gocen conmigo y reciban todas [192] las gracias que por mi culpa hubieran quedado detenidas para ellas. El jubileo es tiempo de perdón y de gracias.
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Perdóname pues a mí y a todos los que amo; y derrama la abundancia de tus gracias para asegurar nuestra perseverancia en tu amor y en tu servicio. Amén. ***
Jueves 23.- Noveno y último día. (193) alma.
En este último día he vuelto a sentir el influjo decisivo del Espíritu Santo en mi
Descanso tanto con el pensamiento de que El dirige mi alma, que El ha inspirado todos los actos de mi vida! Y sabiendo que El lleva el timón de mi vida, se contempla sin temores vanos el porvenir. Será lo que ha sido el pasado, el cumplimiento del beneplácito divino en mi alma, y por su medio en otras muchas. Quisiera aquí deshacerme en acciones de gracias para la Trinidad Beatísima y para la Virgen Inmaculada; pero ¿cómo expresar esas cosas? Vale que Dios todo lo penetra y El sabe cuáles son los sentimientos de mi alma. Hoy, como en aquellos años que comenzaba mi vida religiosa, repetiré: "quiero ser el heraldo de las misericordias divinas"; quiero ser el "judío errante del Amor al Espíritu Santo". Y hoy lo digo con la convicción de cosas que ya se vivieron y que además fueron bendecidas por la obediencia, por aquel varón santo, a quien tenemos la dicha de llamar "Nuestro Padre". El me lanzó por esos caminos, él confirmó los movimientos del Espíritu Santo en mi alma; él pasó fuego de su corazón al mío. En una palabra, él fue para mí el verdadero "Padre de mi alma". No fue solamente un Superior, fue “el hombre de Dios" que comprendió los designios divinos sobre mi alma. [193] ¡Que desde el cielo siga bendiciendo mis trabajos y señalándome los caminos de Dios para mi alma! *** Termino mis Ejercicios con mi alma impregna de esa paz, de ese amor que deja siempre el trato íntimo con Jesús. Santo.
He vislumbrado algo más de mi hermosa vocación como Misionero del Espíritu
He recordado algo de lo mucho que Jesús pide y espera de nosotros, y entusiasmado con sus promesas y queriéndolo complacer en todo, voy de nuevo al campo de las almas para cultivárselas a la Trinidad Santísima. 146
Quisiera una unión estrecha con Jesús; que El me mueva, que El viva en mí. Me he acostumbrado tanto a su trato en la oración, que deseo prolongarla en todas partes. Gozo los minutos fugaces de mi Misa; pero quiero seguirlo inmolando en el altar de mi alma para la gloria del Padre. Quiero comulgarlo; pero con comunión que duré siempre. Quiero llevarlo a todas partes, quiero recibir y que reciba constantemente mis consuelos. Quiero darle almas que Lo amen mucho y que Lo hagan amar a costa de su vida. Quiero almas que comulguen diariamente y que comprendan los secretos de amor y de dolor del Corazón Divino de Jesús. Pero ¿cómo seguir? si los deseos son como infinitos...! Todos ellos los deposito en el Purísimo Corazón de María, para que Ella los ofrezca al de su Divino Hijo. * * * [194] Más no quiero terminar estas notas sin consagrar un recuerdo de amor agradecido a n. V. y Santa Madre, Cruz de Jesús (C.A.) Estos días ha pasado su alma por mi alma. Nos comprendemos y ardemos en un mismo amor. Soy su hijo en el espíritu, comprado con lágrimas y sangre; soy hijo de sus esperanzas para la gloria de Dios. Recuerdo aún la emoción que produjeron en mí aquellas palabras que me dijo un día a raíz de conocerme: "yo espero mucho de usted"... Y he vivido con el deseo de cumplir sus esperanzas, confiado en su poderosa intercesión allá en el Cielo. No hay una sola Misa donde no la recuerde, donde no me encomiende a su protección al mismo tiempo que a la de N.V.P. Félix. Ella sabe cuánto en Dios la amo y cómo quiero hacerla feliz trabajando sin cesar por el desarrollo de las Obras de la Cruz. En el Cielo me comprende y sabe cuáles han sido mis planes para la gloria de Dios. ¡Oh Jesús! por amor a esa alma que tanto te amó y sufrió por Ti, por respeto a su memoria, perdóname mis negligencias en el servicio de las Obras de la + y ayúdame a ser un verdadero Apóstol de esas Obras nacidas en tu Corazón. Que mis regalos de Boda sean todos para Ti; para darte más almas y para extender por todo el mundo las Obras de la Cruz. *** Recibe la buena voluntad de mis hijas las Misioneras Eucarísticas de la Santísima Trinidad. Ellas gozan considerándose como hijas pequeñitas, pero muy amadas y amantes de las. Obras de la Cruz. 147
Bendice su júbilo al llevar la primera Cruz [195] del Apostolado que se plantará en tierra de Misiones Extranjeras. Que esa Cruz sea su protección y que con ella arrojen los demonios de los lugares y de las almas y establezcan el Reinado del Espíritu Santo. Que esa Cruz sea su Fortaleza y en fin, que esa Cruz sea su gloria y su consuelo. Quiero que en ellas me veas a mí ya que me las diste para saciar mi sed de apostolado, mi sed de almas que me ayudaran a cumplir la misión que tengo en el seno de mi amada Congregación. Cruz.
Que pase a ellas, como tanto te he pedido, el amor que tienes a tus hijos de la
¡Virgen de la Encarnación! Bendícelas, cuídalas y cultiva las flores de santidad que Tú quieres para gloria de la Trinidad Santísima! FIAT! FIAT! *** FIN DEL SEGUNDO TOMO [196]
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ÍNDICE NOTA: el número dentro del paréntesis, corresponde a la página del libro original impreso; el número en el extremo derecho, corresponde a la página del libro capturado en la computadora. SANTOS EJERCICIOS ESPIRITUALES (1) .............................................................................. 2 VIERNES – ENERO 10 – 1941. (1) .................................................................................. 2 SÁBADO 11. 8 A.M. (2) .................................................................................................. 3 DOMINGO 12.- A.M. (5) .................................................................................................. 5 LUNES 13. (7) ............................................................................................................... 7 MARTES 14.- GRAN ANIVERSARIO DEL NACIMIENTO DE LAS OBRAS DE LA CRUZ (9) ............................................................................................................................... 8 MIÉRCOLES 15 (11) ...................................................................................................... 9 JUEVES 16 (18) .......................................................................................................... 15 VIERNES 17 (23) ......................................................................................................... 18 SÁBADO 18. (27) ........................................................................................................ 21 EJERCICIOS ESPIRITUALES DEL 15 AL 24 DE DICIEMBRE DE 1941 (30) ......................... 23 DÍA 15 - ENTRADA. (30)............................................................................................... 23 DÍA 16. (30)................................................................................................................ 23 DÍA 17 (33)................................................................................................................. 25 DÍA 18 (35)................................................................................................................. 27 DÍA 19 (45)................................................................................................................. 34 DÍA 20 (47)................................................................................................................. 35 DÍA 21 (48)................................................................................................................. 36 DÍA 22 (52)................................................................................................................. 39 DÍA 23 (55)................................................................................................................. 41 EJERCICIOS ESPIRITUALES DEL 18 AL 27 DE OCTUBRE DE 1942 (58) ........................... 43 DÍA 18. – ENTRADA (58) .............................................................................................. 43 DÍA 19.- LUNES (58).................................................................................................... 43 DÍA 20. – MARTES (59) ............................................................................................... 44 DÍA 21. – MIÉRCOLES. (61) ......................................................................................... 45 DÍA 22. – JUEVES (63) ................................................................................................ 47 DÍA 23 – VIERNES (63) ................................................................................................ 47 DÍA 24 – SÁBADO (63)................................................................................................. 47 DÍA 25 (66)................................................................................................................. 49 DÍA 26 (66)................................................................................................................. 49 DÍA 25 (67)................................................................................................................. 49 DÍA 26 (67)................................................................................................................. 49 EJERCICIOS ESPIRITUALES DEL 31 DE AGOSTO AL 14 DE SEPTIEMBRE – 1943 (68)........................................................................................................................................... 50 DÍA 31.- ENTRADA (68) ............................................................................................... 50 SEPTIEMBRE 1º - MIÉRCOLES (68) ............................................................................... 50 JUEVES 2 DE SEPTIEMBRE (68) .................................................................................... 50 VIERNES 3 (69) ........................................................................................................... 50 SÁBADO 4 (69) ........................................................................................................... 51 CONSAGRACIÓN Y PROMESA (70) ................................................................................ 52 DOMINGO 5 (71) ......................................................................................................... 53 LUNES 6 (71) .............................................................................................................. 53 MARTES 7 (72) ........................................................................................................... 53
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MIÉRCOLES 8 – LA NATIVIDAD DE MARÍA (72) ............................................................... 53 JUEVES 9 (72) ............................................................................................................ 53 VIERNES 10 (72) ......................................................................................................... 53 SÁBADO 11 (72) ......................................................................................................... 54 DOMINGO 12.- FIESTA DEL DULCE NOMBRE DE MARÍA. (73) ......................................... 54 LUNES 13 (73) ............................................................................................................ 54 ESCRITO EN SAN LUIS POTOSÍ (75) .................................................................................... 55 “CONFITEMINI DOMINO QUONIAM BONUM, QUONIAM IN AETERNUM MISERICORDIA EIUS!..” (76) ................................................................................................. 56 EJERCICIOS ESPIRITUALES (77 A) ...................................................................................... 57 DÍA 16 – MARTES. (77 A) ............................................................................................. 57 DÍA 17.- MIÉRCOLES. (77 A) ........................................................................................ 57 DÍA 18.-JUEVES DE LA ASCENSIÓN. (79) ...................................................................... 60 DÍA 19.- VIERNES. (80)................................................................................................ 60 DÍA 20.- SÁBADO (83) ................................................................................................. 63 DÍA 21. – DOMINGO (85) ............................................................................................. 64 DÍA 22. – LUNES (86) .................................................................................................. 66 DÍA 23.- MARTES (88) ................................................................................................. 67 DÍA 24 MIÉRCOLES (90) .............................................................................................. 68 DÍA 25.- JUEVES (93) .................................................................................................. 71 DÍA 26. – VIERNES (94) ............................................................................................... 71 DÍA 27 – SÁBADO. - VIGILIA DE PENTECOSTÉS (97) ....................................................... 74 EJERCICIOS ESPIRITUALES EN EL SANTUARIO DE SAN MIGUEL DEL MILAGRO. ABRIL 2 – 9 / 1945 (99) ........................................................................................................... 75 LUNES 2. (99) ............................................................................................................. 75 MARTES 3. (100) ........................................................................................................ 76 MIÉRCOLES 4. (102) ................................................................................................... 78 JUEVES 5. (103) ......................................................................................................... 78 VIERNES 6. (105) ........................................................................................................ 80 SÁBADO 7.- DÍA DE LA SANTÍSIMA VIRGEN. (107) .......................................................... 81 DOMINGO 8. (108) ...................................................................................................... 83 LUNES 9. LA ENCARNACIÓN DEL VERBO (109) .............................................................. 83 RESUMEN DE MIS EJERCICIOS ESPIRITUALES (110) ........................................................ 84 CARTA DEL RVMO. P. EDMUNDO ITURBIDE A NUESTRO PADRE, MARZO 14, 1945 (112) ......................................................................................................................... 85 SANTOS EJERCICIOS DEL 5 AL 14 DE ABRIL DE 1946 (114) ............................................. 86 ABRIL 5. - ENTRADA. (114) .......................................................................................... 87 SÁBADO 6. (116) ........................................................................................................ 88 DOMINGO 7. (117) ...................................................................................................... 88 LUNES 8. (118) ........................................................................................................... 90 MARTES 9. (120) ........................................................................................................ 91 MIÉRCOLES 10. (122) ................................................................................................. 93 JUEVES 11. (124) ....................................................................................................... 94 VIERNES DE DOLORES, 12. (124)................................................................................. 94 SÁBADO 13.- ÚLTIMO DÍA DE EJERCICIOS. (126)............................................................ 96 CARTA QUE ESCRIBIÓ NUESTRO PADRE DURANTE SUS EJERCICIOS DE 1946 A LA MAESTRA DE NOVICIAS DE LAS M.E.SS.T. (128).......................................................... 96 EJERCICIOS ESPIRITUALES EN EL OASIS DE N.H. DE SAN LUIS POTOSÍ, DEL 28 DE MARZO AL 6 DE ABRIL DE 1947 (130) ............................................................................ 98
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ENTRADA. - MARZO 28 VIERNES DE DOLORES. (130) .................................................... 98 1ER. DÍA - SÁBADO - MARZO 29. (132) ......................................................................... 99 DOMINGO 30. – 2°DÍA (137) ...................................................................................... 103 LUNES 31. - 3°DÍA (139) ........................................................................................... 104 MARTES 1°DE ABRIL - 4°DÍA (144) ............................................................................ 109 MIÉRCOLES 2 DE ABRIL. – 5º DÍA. (151) ...................................................................... 114 JUEVES SANTO 3 DE ABRIL – 6°DÍA (155) .................................................................. 117 VIERNES SANTO - 4 DE ABRIL. – 7°DÍA (159) .............................................................. 120 SÁBADO SANTO. – 5 DE ABRIL. – 8°DÍA (161) ............................................................. 122 DOMINGO DE RESURRECCIÓN! 6 DE ABRIL. (163) ........................................................ 123 EJERCICIOS ESPIRITUALES EN EL OASIS DE N.H. SAN LUIS POTOSÍ, DEL 19 AL 28 DE MARZO 1948 (164) ..................................................................................................... 124 VIERNES 19 – ENTRADA. (164) .................................................................................. 124 SÁBADO 20 - PRIMER DÍA. (165) ................................................................................ 125 DOMINGO 21.- SEGUNDO DÍA (168) ............................................................................ 127 LUNES 22.- TERCER DÍA. (169) .................................................................................. 128 MARTES 23.- CUARTO DÍA. (170) ............................................................................... 128 MIÉRCOLES 24.- QUINTO DÍA. (171) ........................................................................... 130 JUEVES SANTO – SEXTO DÍA (25 DE MARZO) (173) ..................................................... 131 VIERNES SANTO. – SÉPTIMO DÍA. – (26 DE MARZO) (175) ............................................ 132 SÁBADO SANTO. – OCTAVO DÍA (27 DE MARZO) (175) ................................................. 132 EJERCICIOS ESPIRITUALES DEL15 AL 24 DE SEPTIEMBRE DEL AÑO JUBILAR SACERDOTAL 1948. (178) ................................................................................................... 134 DÍA15 – (MIÉRCOLES) ENTRADA (178) ....................................................................... 134 JUEVES 16 – SEGUNDO DÍA. (178) ............................................................................. 135 VIERNES 17 – TERCER DÍA. (179) .............................................................................. 135 SÁBADO 18 – CUARTO DÍA. (182)............................................................................... 137 DOMINGO 19. - QUINTO DÍA. (184) ............................................................................. 139 LUNES 20. - SEXTO DÍA (185) .................................................................................... 140 MARTES 21.- SÉPTIMO DÍA. (189) .............................................................................. 143 MIÉRCOLES 22 - OCTAVO DÍA. (191) .......................................................................... 144 JUEVES 23.- NOVENO Y ÚLTIMO DÍA. (193) ................................................................. 146 ÍNDICE ................................................................................................................................... 149
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